"Si Hay algún Universitario que sepa sentirse Orgulloso de su Alma

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"Si Hay algún Universitario que deba sentirse Orgulloso de su Alma Mater, ese es el
Herediano".
Entrevista realizada al doctor Eduardo Barriga Calle, integrante de la III Promoción de
Medicina Alberto Hurtado, Docente del Departamento Académico de Medicina, realizó su
Postgrado en el Washington Hospital Center (1967-1968) y en los Hospitales de la
Universidad de Tennessee en Memphis (1968-1972) de EE.UU., actualmente trabaja en la
Clínica Ricardo Palma como Gastroenterólogo Titular.
¿Cuáles fueron sus motivaciones para estudiar medicina?
Mis motivaciones para ser médico empiezan en tercero de media al estudiar anatomía y
fisiología humanas, curso que inclinó mi vocación casi definitivamente, a pesar que en mi
familia no había médicos, yo era el mayor de mis hermanos y tenía padre ingeniero, además
mi madre reforzaba mi inclinación, la que no se desvaneció, a pesar que sabíamos, (en ese
año, 1957) que al ingresar a San Marcos no podríamos estudiar ese año por una huelga que
se arrastraba por varios años y que los alumnos de primero de pre-médicas tendrían que
recién cursar el año y los cachimbos tenían que esperar un año. Cosas que pasaban en San
Marcos. Parece increíble, pero así fue.
¿Puede señalarnos algunas vivencias de su vida universitaria?
Vivencias universitarias es una de las cosas que más tengo, pero las principales obviamente,
fueron los líos que tuvimos en San Fernando en 1960 y 61, cuando cursaba el primer y
segundo año de Medicina, que llevaron a la renuncia masiva del profesorado (más de 90%),
la subsiguiente creación de la Universidad Peruana de Ciencias Médicas y Biológicas
(UPCH años después) en setiembre de 1961 y la iniciación de clases en la nueva, flamante
y esperanzadora universidad el año siguiente.
En los dos años en San Fernando nos enfrentamos a dos huelgas de tres meses cada año, las
que estuvieron salpicadas de numerosos incidentes, entre los que nos oponíamos a la huelga
y la mayoría que la apoyaba. Esto, con toda la euforia y pasión que la juventud pone en las
causas que considera justas y por las cuales pelea. Las noticias de lo que ocurría en San
Fernando ocupaban los diarios casi todos los días.
Los meses que pasamos entre la renuncia del profesorado y la apertura de Cayetano
Heredia y que tuvimos que pasar en San Fernando para terminar el año, fueron difíciles
para los que habíamos sido “la oposición” estudiantil a los dictados de la Federación
Universitaria de San Marcos (FUSM) y su Centro de Estudiantes de Medicina (CEM).
En Mayo del 62, iniciamos nuestro tercer año un grupo de 58 alumnos, que provenían de
dos fuentes, la gran mayoría de San Fernando donde habíamos respaldado a nuestros
profesores en jornadas tensas, difíciles y de enfrentamiento hasta físico y otro grupo que
hizo traslado de otras universidades tanto de Arequipa y Trujillo, como del extranjero; de
Argentina, España, y Venezuela, entre otros países.
Muchos más recuerdos podría contar sobre esa época pre-herediana, pero creo que si bien
son interesantes e históricos, ocuparían casi todo el espacio de que disponemos y tal vez en
otra oportunidad podamos dedicarnos a relatar lo acontecido en esos 2 años. Las vivencias
ocurridas ya en Cayetano Heredia podemos dejarlas para las siguientes preguntas.
¿Qué participación tuvo en la fundación de la AEMCH y la creación de los símbolos
de nuestra universidad?
Al pasarnos a la nueva Universidad, los alumnos decidimos que era necesario estar
organizados y un poco por rebeldía ante los Centros y Federaciones de estudiantes que era
el modo clásico de llamar a los organismos estudiantiles en todo el Perú, optamos por un
nombre que indicara además unión, estar y ser concurrentes a un mismo fin y así decidimos
que asociación era el mejor nombre. Se eligieron dos comisiones, una de organización que
era la encargada de buscar un ambiente físico, crear los símbolos y de ser posibles un
himno y una bandera que nos identificara, nos uniera, nos asociara y que tenía un delegado
por cada uno de los cinco años de medicina más el de los recién ingresados "cachimbos" o
sea primero de pre-médicas. Recordemos que ese primer año no hubo en Cayetano Heredia
ni segundo de pre-médicas ni sexto año o internado. Así, eran seis delegados y entre ellos
eligieron a su presidente, cargo que recayó en un compañero de año: Miguel Malpartida,
lamentablemente desaparecido tempranamente en un accidente aéreo a poco de graduarse
de médico. El otro comité fue el de Estatutos, que se conformó de la misma manera y
donde tuve el honor de ser elegido Presidente.
Meses después, el Estatuto aprobado por la comisión fue ratificado en Asamblea de cada
año y así a poco mas de un año, se eligió por todo el alumnado a la Primera Junta Directiva
de la Asociación de Estudiantes de Medicina Cayetano Heredia (AEMCH). De esa manera
me tocó ser el primer presidente y el primer representante estudiantil en los Consejos de
Facultad y Universitario de nuestra Universidad.
El Comité de organización, realizó un concurso para crear el emblema de la Universidad y
luego de un concurso entre todo el alumnado se optó por una C y una H enlazadas con el
caduceo característico de la medicina, en el medio de estas letras. Este emblema fue
aprobado como oficial por el Consejo Universitario a mi petición y se usó un buen tiempo
en las comunicaciones universitarias. En algún momento y por razones que ignoro, se dejó
de usar y ahora solo lo he visto en el respaldar de los asientos del Consejo Universitario.
La historia de la creación del Himno ya es bastante conocida, pues se ha publicado varias
veces y solo mencionaré que la música la hizo el conocido Piero Solari y la letra la
compusimos en la casa del doctor Alberto Sabogal un grupo de alumnos entre los que
estaban los hermanos Patricio y Jorge Sabogal, Carlos Siverio, Miguel Malpartida, Enrique
Cipriani, Genaro Herrera y el que habla, sobre la base de una cuarteta original de una de las
hijas del doctor Alberto Hurtado y en la que modificamos una palabra que no nos pareció y
a la que agregamos otra estrofa y un coro, quedando tal como está ahora.
La primera publicación que se realizó en nuestra Universidad, fue hecha por esa Junta
Directiva al fin de su mandato, bajo la Dirección del Vocal de Prensa y Propaganda: Renato
Alarcón y que se llamó Revista de la Asociación de Estudiantes de Medicina Cayetano
Heredia, contenía mas de 100 páginas y algunas fotografías. Hasta hacen unos años estaba
en nuestra Biblioteca, pero últimamente ha desaparecido; el tiraje fue de mil ejemplares que
se agotaron rápidamente y ya no tuvimos los fondos para sacar más.
En esos primeros años, había un entusiasmo contagiante y muchas ganas de hacer algo
diferente a como habíamos vivido el ambiente universitario en otras universidades, donde
la política partidaria se había entronizado y corroído las bases mismas de la convivencia y
las estructuras universitarias, tanto en el ámbito docente como estudiantil, con frecuentes
paralizaciones, huelgas y marchas que a los únicos que perjudican son al mismo alumnado.
Se hacían charlas de interés general, se presentó hasta dos obras de teatro, una de ellas la
conocida Collacocha de Solari Swayne.
¿Algunos comentarios sobre su experiencia profesional y docente?
Desde mi regreso de EE.UU., luego de mi entrenamiento y especialización, he realizado
docencia en nuestra universidad, al inicio como profesor a medio tiempo y después como
horario e incluso he sido miembro de la Asamblea Universitaria y del Comité Directivo del
Departamento de Medicina, además ayudé en la administración del doctor Roger GuerraGarcía en la Oficina de Promoción Económica y en la Gerencia de la Asociación Civil
Cayetano Heredia, o sea que mis vínculos han sido siempre estrechos con mi Alma Mater,
me hubiera gustado participar más en ella y ayudar más aún con lo poco que hubiera podido
aportar, pero las cosas no se dieron como uno quisiera, ahora ya estoy con más de 30 años
de docencia y ya mis pasos por el campus no tienen el sabor de camaradería que teníamos
los fundadores: profesores, alumnos y trabajadores, empeñados en una tarea que parecía
imposible de llevar a cabo, dadas las circunstancias del entorno nacional en que se inició.
Este cambio es comprensible y lo entiendo.
La Universidad ha crecido, como tenía que ser, el profesorado es mas heterogéneo
naturalmente, el alumnado en su mayor parte no tiene idea de cómo se formó Cayetano
Heredia y probablemente pasa igual con muchos de los profesores jóvenes y los
trabajadores probablemente ven este lugar solo como su centro de trabajo y nada más.
Creo que los fundadores, profesores y alumnos, descuidamos un poco el mantener el
Espíritu Herediano más vivo, unos por las labores de dirección de la Universidad, que
fueron muy duras en los primeros 10 a 15 años, tal vez más y los otros empeñados en salir
adelante profesionalmente. Ese Espíritu existe y sale a relucir de tanto en tanto y es
reconfortante ver cuando eso sucede. Si hay algún universitario que deba sentirse
orgullosos de su Alma Mater, ese es el Herediano. Creo que ninguna universidad en el
mundo tiene la historia que nosotros tenemos.
Profesionalmente solo puedo decir que me siento contento con tener pacientes leales y que
todavía me permiten seguir trabajando casi 10 horas diarias en mi especialidad y más aún
con tener un hijo médico, herediano, con la misma especialidad que la mía y que está
además, superando largamente a su progenitor.
¿Qué piensa de la UPCH y de su futuro?
Creo haber contestado en parte esta pregunta con lo dicho anteriormente y habiendo llegado
a más de cuarenta años, totalmente posicionada en el ambiente universitario nacional, el
futuro hay que mirarlo positivamente, teniendo en cuenta que no se puede dormir sobre sus
laureles, la competencia ahora es grande y yo creo que hay que trazar políticas de largo
plazo, que abarquen 3 a 4 períodos de la administración rectoral, que sean “políticas de
estado” a ser llevadas a cabo por quienquiera salga elegido coyunturalmente Rector. En el
campo general, creo que el número de profesores a tiempo completo, así como los de
dedicación exclusiva tienen que ampliarse en todas las facultades y en la de Medicina es
IMPERATIVO pensar en el Hospital Docente propio, lástima que hace años no se
comprendiera esto y no se continuara el plan (que estaba ya hasta con planos) para
concretarlo; seguir solo con el actual Hospital Cayetano Heredia (que es del MINSA), es
tener un problema constante que no podemos solucionar, al menos mientras las políticas de
salud de los diferentes gobiernos de turno no tengan coherencia, aparte que el actual está
obsoleto, es insuficiente e inadecuado para docencia. Un Hospital Universitario Docente
debe ser la “vitrina” para la tecnología de punta y ser el primero en tener “lo último”. El
gran problema de la Facultad de Medicina de nuestra Universidad es no tener un hospital
propio o al menos entregado en concesión por 20, 30 años o más, sin interferencias de
ningún tipo de terceros (Ministerio, Seguridad Social, etc....) La docencia médica se traba y
se perjudica si no se tiene el control de un hospital docente. Esta debe ser la gran tarea que
deben enfrentar la Facultad de Medicina y la Universidad. Es difícil, pero más lo fue el
crear una universidad y echarla a andar en los sesentas... y se logró: La UPCH.
¿Qué consejos les daría a los jóvenes estudiantes?
El primero, lo que es una verdad de Perogrullo, que estudien bastante. Lo segundo, que no
se dejen absorber completamente por esto, que miren a su alrededor, que miren a la
universidad que los acoge, que la conozcan bien, que luchen por ella y que vean luego el
entorno social y nacional que requiere del concurso de todos nosotros. Cayetano Heredia
que fue tratada de “elitista” por sus detractores en sus inicios, fue sin embargo la primera en
salir a hacer actividad social en las comunidades indígenas (recordar los programas
estudiantiles de Kuyo Chico y Kuyo Grande, llevados a cabo a los 2 a 3 años de la
fundación), en establecer el internado rural, en salir a la selva para el curso de Medicina
Tropical, en atender en las postas médicas del cono norte, en aplicar las tarifas de pensiones
escalonadas según la capacidad de pago de los estudiantes. Todo esto de “elitista” no tiene
nada. En lo que sí somos elitistas es en querer que nuestros estudiantes al egresar sean la
elite intelectual y profesional del país, en otras palabras querer la excelencia.
Gracias doctor Eduardo Barriga por su colaboración, por su tiempo y por relatarnos
sus vivencias.
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