PUNTEO PARA UNA INTRODUCCIÓN. 1.-El ideario del FA se apoya en dos grandes vertientes. Una, la democracia política y social de Artigas y su concepción americanista, de patria grande asentada en una federación capaz de conciliar la unidad sudamericana con la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. La otra, la libertad, la igualdad, la justicia y la solidaridad como valores que inspiraron las grandes revoluciones de la época moderna. 2.-Ese ideario, y los valores esenciales señalados, han cimentado el proceso de construcción ideológica y programática del FA desde sus inicios hasta nuestros días, con jalones como los documentos fundacionales del 71’, los del 84’ a la salida de la dictadura, los emanados del IV Congreso, “Tota Quinteros”, en 2001, el documento aprobado en 2003, en la perspectiva de alcanzar el gobierno nacional, como realmente ocurrió un año después, acerca del “Relacionamiento Fuerza política, Gobierno, Organizaciones de la sociedad civil”, y el actual proceso de actualización ideológica y programática que incluye, entre otros, la propuesta presentada por Tabaré Vázquez en 2011, el documento sobre la estrategia para la etapa, aprobado también en 2011 por el Plenario Nacional, así como el Borrador de Programa presentado en nuestro último Congreso, “Hugo Cores”, en 2013, por la Comisión Nacional de Programa. 3.-Este proceso de construcción de una ideología común cumple dos objetivos: nutrir la elaboración programática así como la estrategia para la labor política del FA, tanto desde la oposición como desde el gobierno; y consolidar al FA en su doble carácter de coalición y movimiento, reafirmando su carácter permanente y su presencia como síntesis del proceso histórico de acumulación de fuerzas del movimiento popular a lo largo del siglo XX, cuando hiciera eclosión la profunda crisis económica, social, política e institucional de la república, así como su condición de herramienta apta para hacer frente a la misma. 4.-El porqué de la necesaria actualización ideológica. La vida es más rica que la teoría, y los procesos que configuran la historia de la humanidad generan a menudo fenómenos no previstos, originales, en torno a los cuales es necesario reflexionar, y a la luz de los cuales, y con el imprescindible espíritu crítico, se hace 1 necesario examinar la ideología y la práctica política con la cual los seres humanos procuran protagonizar los cambios. 5.-Los cambios en el Uruguay debemos examinarlos, como fuerza política, referidos tanto a la base material como a su repercusión en la conciencia social. La percepción de los cambios en el imaginario popular, el papel de los medios masivos de comunicación en la construcción de ese imaginario, y la necesidad de abordar de manera conciente la batalla cultural democrática contra una hegemonía así construída, conforma un eje principal en nuestra construcción ideológica. 6.-La política económica desarrollada en estos 10 años por los gobiernos del FA estuvo y está fundamentada en el crecimiento con inclusión, a diferencia de la teoría del derrame aplicada por gobiernos anteriores de orientación neoliberal en períodos de relativo crecimiento económico. Es este cambio fundamental, al que debe sumarse el esfuerzo por la activación de la sociedad civil y el estímulo para el pleno ejercicio de las libertades democráticas, y no el puro efecto del “viento de cola”, el que explica el cambio en el estado de ánimo del pueblo uruguayo, y la confianza que cada vez más deposita en el FA. Es la deliberada política de atención sistemática a los cientos de miles de compatriotas arrojados por la crisis y las políticas excluyentes anteriores a la pobreza y la indigencia y que la creación de fuentes de trabajo, junto a la atención de sus más urgentes necesidades, unido a la universalización de la atención a la salud, el incremento sostenido de la matrícula escolar, media y superior, y el esfuerzo por la erradicación de la vivienda insalubre, ha llevado a niveles mínimos la indigencia en el país y reducido sustancialmente la pobreza extrema. 7.-El Uruguay y los uruguayos no habitan una nube. Ocupan un lugar, pequeño desde luego, pero lugar al fin, en el planeta Tierra, que alguna vez alguien llamó, tal vez en un exceso de optimismo, la “Casa Común”, y no son, por tanto, ajenos a los complejos problemas de las sociedades contemporáneas, en los que conviven expectativas y amenazas, avances científicos y tecnológicos y profundas desigualdades sociales, vidrieras deslumbrantes y millones de refugiados corridos por las guerras y el hambre. 8.-Mientras tanto el modo de producción actual se caracteriza por el llamado proceso de “financiarización”, generado por el fenómeno de 2 descenso de la tasa de beneficio del capital invertido en los procesos productivos, y la tendencia al retiro de buena parte de esos capitales del área productiva y su traslado al sistema financiero, bancos y fondos de inversión, incluidos los llamados de riesgo, y aún fondos buitres, en espera de mayores beneficios. El remedio que los Estados más poderosos han encontrado para contrarrestar tal tendencia y activar el crecimiento económico son las llamadas “inyecciones de liquidez”, con vistas a fomentar el consumo y reducir los stocks acumulados de mercancías. Se genera así un doble problema: el económico, en el que la abismal diferencia entre el crecimiento de los activos financieros respecto al crecimiento del PBI mundial, que conduce al agravamiento de la crisis; y el cultural, el fomento del consumismo, la oferta de créditos fáciles, y la exacerbación del individualismo. 9.-Esto hace que el cambio cultural, librado al mero reflejo de los cambios que se vienen produciendo en la base material de las sociedades tan interrelacionadas entre sí, contenga, junto a los elementos positivos enunciados, los rasgos negativos opuestos a los valores de la igualdad, la justicia y la solidaridad propias de la sociedad que nos proponemos construir. La exacerbación del individualismo conduce, como con tristeza lo estamos percibiendo en nuestro propio país, al debilitamiento de la convivencia ciudadana, a la pérdida del sentimiento de pertenencia a la colectividad, y a las peores formas de la violencia, la violencia en el ámbito familiar, la violencia de género, la violencia en el deporte, en el tránsito, en fin, a la pérdida del sentimiento de la solidaridad y de la hermandad entre los hombres. 10.-El siglo XXI está registrando, al igual que entre nosotros, cambios revolucionarios en la región. Luego de las décadas infames de las dictaduras, luego de las décadas perdidas de retroceso económico de los gobiernos neoliberales, la lucha de los pueblos hermanos, como el nuestro, posibilitó la conquista de la democracia y el acceso al poder de gobiernos de izquierda y progresistas, de raíz popular, cuyas políticas de rescate de las riquezas naturales y de justicia social han hecho de la región una región de paz, de desarrollo y de construcción de alternativas al subdesarrollo y la dependencia de siglos de dominación imperialista. Se hace necesario intercambiar experiencias, conocernos mejor, y consolidar un bloque latinoamericano que se transforme en un actor importante en la defensa de la paz, el medio ambiente, la soberanía 3 y el principio de la autodeterminación de las naciones, así como la solución negociada de los conflictos internacionales. 11.-Por último, si no queremos que este esfuerzo de nuestra fuerza política por la puesta a punto de su perfil ideológico se frustre, es imprescindible el consenso. Debe ser así porque a todos nos involucra. Debe ser así si queremos que el documento que finalmente aprobemos sea asumido por todos con entusiasmo y no termine en el olvido. El consenso no necesariamente implica la unanimidad. Implica, eso sí, el esfuerzo por la participación de todos, por aproximar los puntos de vista diferentes, de tal manera que los matices que subsistan sean aceptables para todos. Al fin de cuentas esa búsqueda tenaz del consenso enriquece el pensamiento colectivo. Es difícil, nos va a demandar mucho esfuerzo. Pero no hay otro camino. De nada valdrían brillantes textos si pusieran en cuestión la unidad, esa unidad en la diversidad que nos caracteriza y que es la fuente de nuestra fuerza. Como de nada valdrían brillantes textos que no fueran el resultado de la reflexión y el debate participativo de los frenteamplistas en todas las esferas de su militancia. 4