El consumo energético asociado a las TIC ya la Electrónica

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Desenfreno en el consumo energético
Néstor González Brasero
A Fondo
El consumo energético asociado a las TIC y a la Electrónica de Consumo (EC) quizás no sea en la
actualidad demasiado grande en comparación con otras partidas de la factura energética, y por tanto no
debería suponer ningún problema, dado que como se ha visto, la presión sobre los fabricantes (incluso la
autoimpuesta a través de acuerdos voluntarios) está funcionando correctamente. Sin embargo, todo esto
parece no ser suficiente ya que su tendencia es claramente creciente. Si no se hace algo, para 2050 el
consumo energético de las TIC se multiplicará por cinco sobre el que había en 2005 y el uso de energía
por la EC lo hará por seis.
Este crecimiento de la demanda requiere por tanto mejoras en la eficiencia energética pero también la
superación de una serie de barreras que dificultan la consecución de los objetivos, y que se describen de
forma resumida en los siguientes apartados.
Políticas de Compra en las empresas
A menudo, en las empresas la función de compras y la función de mantenimiento de las instalaciones (los
responsables de la factura de la luz y el agua) están separadas. Esto ha hecho que, en general, la eficiencia
energética no haya sido tradicionalmente uno de los criterios de compra de equipamientos TIC y el
resultado es que los proveedores no han tenido ningún incentivo especial a la hora de facilitar equipos
energéticamente más eficientes. Esta situación está cambiando a mejor, aunque debería hacerse un
esfuerzo en todos los sectores industriales y en todas las organizaciones públicas y privadas, por adoptar
la eficiencia energética como un criterio más, de compra.
Efectos colaterales
Algunas regulaciones, en principio inmunes al tema energético, tienen unos efectos colaterales que
incentivan gratuitamente el uso de las TIC y consecuentemente impactan en el consumo energético. Por
ejemplo, la implantación de la ley Sarbanes Oxley y MIFID requieren que los datos relativos a los
servicios financieros queden almacenados y accesibles instantáneamente durante un número determinado
de años, lo que aumenta significativamente los requisitos de energía en el Centro de Proceso de Datos
donde reside dicha información por el hecho de tener que ser archivados en “servidores activos” a largo
plazo.
Ese tipo de efectos coolaterales no se restringen sólo al área regulatoria. Se han dado casos en que algunas
organizaciones que apagaban sus equipos informáticos durante la noche eran penalizados
económicamente por su compañía de suministro eléctrico por el pico de demanda que suponían todos los
equipos encendiéndose a la vez cada mañana. Como consecuencia, se les cobraba más dinero por
consumir menos energía.
El Comportamiento de compra de los Usuarios
El comportamiento de los usuarios es clave en la optimización del consumo energético de los
equipamientos TIC y los productos de Electrónica de Consumo (EC). Primero, en el momento de la
compra, y segundo, en el uso que hagan de estos dispositivos.
Los usuarios podrían ser la principal fuerza motora de la innovación y el desarrollo de productos más
eficientes energéticamente, dado que son los clientes los que “tiran” del mercado con sus decisiones de
compra sobre los distintos productos y servicios. Los fabricantes responden, y hasta cierto punto, tratan de
adelantarse a la demanda. Si la Eficiencia Energética fuera un criterio fundamental de la demanda (a la
hora de la compra), entonces también sería la primera preocupación de fabricantes y operadoras TIC.
Según un informe de LEK Consulting, más de la mitad de los consumidores se interesan por la
información medioambiental de los productos que compran y casi la mitad cambiarían a marcas con
menor Huella de Carbono. Sin embargo, este patrón de compra aún no es evidente en la mayoría de los
mercados.
Figura: Fuente: ELEADER
Los compradores en Reino Unido muestran interés por las características medioambientales de los
productos que compran.
Los Usuarios en las Empresas
La mayoría de los equipos informáticos disponen de funciones para la gestión del consumo energético,
pero la evidencia sugiere que los usuarios simplemente no los conocen o no se molestan en activar estas
opciones.
Según un estudio reciente, el 53% de los ordenadores tienen la capacidad de activar el modo de
“hibernación” pero sólo un 3% de ellos lo usa. El 86% de los ordenadores permite activar el modo de
standby, pero sólo se usa en el 22% de ellos. Por último, el 100% de los ordenadores pueden apagar el
disco duro en momentos de inactividad, pero sólo el 22% de ellos tenía esta opción activada. En muchos
casos, el fabricante había activado por defecto estas características que posteriormente habían sido
anuladas por el departamento de TI de la organización o por los propios usuarios.
Otro estudio de la Fundación Nacional para la Energía en Reino Unido estableció que al 87% de los
empleados nunca se les ha pedido que apagaran su ordenador al finalizar su jornada laboral, de manera
que 1,7 millones de PCs se dejan encendidos habitualmente en Reino Unido durante la noche y el fin de
semana, desperdiciando 1.500 millones de KWh de electricidad al año, equivalente a 700.000 toneladas
de CO2.
Puede parecer un gesto pequeño, el de apagar el ordenador cada día, antes de irnos a casa, pero
multiplicado por el número de empleados de la compañía, supone un importante alivio para el
medioambiente.
Los Usuarios Domésticos
En general, los consumidores no buscan reemplazar su equipo por otro de características similares cuando
realizan una compra, sino que tratan de aprovechar el rápido desarrollo de nuevas funciones y comprar
productos cada vez mejores, más sofisticados y con mayor rendimiento. Cuando se compra una televisión
nueva, lo normal es que se quiera sustituir por otra de mayor tamaño, mejor definición y mejor sonido. El
problema es que el consumo energético suele ir asociado, por ejemplo, al tamaño de la pantalla.
Es cierto que el mismo televisor cada vez consume menos energía, pero la demanda de televisores cada
vez más complejos hace que a menudo los requisitos de energía aumenten más deprisa que los ahorros
por eficiencia energética obtenidos por el fabricante.
Los cambios en los hábitos de consumo y en las tendencias demográficas también están teniendo su
efecto en el consumo energético de los productos tecnológicos. Hay un aumento importante en la venta de
equipos de entretenimiento para niños, que han pasado a tener una influencia en las ventas 6 veces mayor
que la que tenían en 1950. Otra tendencia relevante apunta a la creación de unidades familiares cada vez
más pequeñas, cada una con su propio juego de dispositivos digitales donde se incrementará el gasto en
entretenimiento y en dispositivos que ahorren trabajo, reduciéndose además la sensibilidad hacia el
ahorro.
Un estudio reciente de Forrester en los EE.UU. descubrió que solo el 12% de los adultos pagaría más por
productos de Electrónica de Consumo que fueran respetuosos con el medioambiente. Un 41% estaba
concienciado con el cambio climático, pero no creían que debieran pagar más por productos ecológicos. Y
un 47% no tenía ninguna preocupación en particular acerca del medioambiente o del cambio climático.
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oficina'
Autor: Néstor González Brasero de Telefonica SA
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