El camino equivocado

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GRATITUD
22 de diciembre de 2012
El camino equivocado
D
E JOVEN, m i vida parecía no
tener alegría ni esperanza. Para
mí, la vida carecía de color. Todo era gris. Y es que no tenía a nadie a
quien acudir para que enjugara mis lágrimas, o para que me diera ánimo en
los momentos de desconsuelo.
Cieno día, alguien me preguntó si me
gustaría recibir estudios bíblicos. El curso se llamaba La fe de Jesús. Fue una experiencia maravillosa que me hizo entender muchas cosas. Mi vida comenzó a
cambiar, a tener sentido, y mi expectativa del futuro se hizo prometedora.
Un tiempo después, estaba conduciendo mi bicicleta en dirección contraria
al tráfico cuando, de repente, sentí un
fuerte impacto. En ese momento pensé
que mi vida había llegado a su fin. Pero
Dios tenía un plan para mí.
Mientras estaba en el hospital, reflexioné en lo que me había ocurrido y recordé que iba en sentido contrario al
tráfico. Conecté esa circunstancia con
mi vida y me di cuenta de que cualquier ruta que vaya en sentido contrario al camino que Dios indica no puede
conducir a nada bueno.
Me entregué a Jesús, y el triste y gris
panorama de mi vida se iluminó de éxitos y alegrías. Mi desaliento se transformó en felicidad, y hoy me regocijo
de ser un siervo de Dios.
© Recursos Escuela Sabática
César Parejo
Colombia
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