Monográfico Salud mental en atención primaria Actualización del tratamiento del trastorno bipolar Jose Manuel Goikolea y Marc Valentí Psiquiatras. Programa Trastorno Bipolar. Departament de Neurociències. Hospital Clínic. Barcelona. España. El trastorno bipolar, antes “enfermedad maníaco-depresiva”, es un trastorno de la regulación del humor, crónico, fásico y recurrente, que se caracteriza por la alternancia de episodios de exaltación, denominados “manías” o “hipomanías”, con episodios depresivos, además de períodos de estabilidad o asintomáticos. Se trata de una enfermedad de etiopatogenia compleja, pero indudablemente biológica, con un importante componente genético. Los estudios epidemiológicos hallan prevalencias de alrededor de entre el 1 y el 1,5% para el trastorno bipolar tipo I. La prevalencia del trastorno bipolar tipo II es más discutida y puede variar desde el 1 hasta cerca del 3 o 4% según los estudios1. Clínica y diagnóstico El trastorno bipolar se expresa en episodios de diversos tipos, que a su vez se combinan a lo largo del curso de formas distintas para dar lugar a subtipos de trastorno bipolar. Además, con frecuencia presenta comorbilidad con otras enfermedades, especialmente trastornos por consumo de sustancias, trastornos de ansiedad y trastornos de la personalidad. Episodios Manía La manía está caracterizada por un estado de ánimo eufórico, aunque en ocasiones puede dominar la irritabilidad. Cognitivamente, el paciente maníaco presenta una autoestima elevada y cogniciones megalomaníacas. El curso del pensamiento es rápido y acelerado, distraíble, al igual que el habla, también acelerada, lo que lleva a un discurso difícil de seguir que en grado extremo llega a ser ininteligible (fuga de ideas). Disminuyen los requerimientos de sueño y la conducta suele ser hiperactiva y desinhibida, con gastos excesivos y gran impulsividad. La manía más grave produce una alteración grave del funcionamiento, que suele precisar una hospitalización. En la mitad de los casos se acompaña de síntomas psicóticos, es decir, delirios y/o alucinaciones. Los delirios suelen ser de grandeza, religiosos y sexuales, pero también pueden ser incongruentes con el estado de ánimo (de perjuicio o paranoides), lo que puede provocar su confusión con otros trastornos que cursan con psicosis, como la esquizofrenia. Hipomanía La hipomanía es una forma leve de manía en la que existe un cambio apreciable en el funcionamiento de la persona, pero sin un deterioro importante del mismo. Por ello, la hospitalización JANO EXTRA DE OCTUBRE DE 2008. N.º 1.714 13Mono7530actualiz.indd 1 . www.jano.es 31 28/10/2008 18:03:16 Monográfico Actualización del tratamiento del trastorno bipolar J.M. Goikolea y M. Valentí Salud mental en atención primaria Tabla I. Subtipos de trastorno bipolar según el DSM-IV Trastorno bipolar I Al menos un episodio maníaco o mixto Los episodios de depresión mayor son habituales pero no imprescindibles Trastorno bipolar II Al menos un episodio hipomaníaco (duración > 3 días) y al menos un episodio de depresión mayor Sin episodios maníacos ni mixtos Trastorno ciclotímico Episodios hipomaníacos y depresivos leves durante > 2 años Sin depresión mayor ni manía Tomada de American Psychiatric Association2. o los síntomas psicóticos comportan una gravedad incompatible con la hipomanía que conlleva el diagnóstico directo de manía. Puede ser difícil de diferenciar de un estado de alegría normal. La labilidad emocional, una cierta irritabilidad, el abuso de sustancias como el alcohol, la relación temporal con una depresión, o una ligera reducción del sueño son pistas que pueden guiar al facultativo en su diagnóstico. Estados mixtos En los estados mixtos aparecen de manera simultánea síntomas de ambos polos, es decir, tanto maníacos como depresivos. Las clasificaciones actuales exigen el cumplimiento de criterios, tanto de episodio maníaco como de depresivo al mismo tiempo para diagnosticar un episodio mixto. Los estados mixtos abarcan más allá de esta restrictiva definición, incluyendo la manía mixta (criterios de episodio maníaco más algún síntoma depresivo), o la “depresión mixta” (depresión mayor y algún síntoma maníaco, como irritabilidad o taquipsiquia). Depresión bipolar La depresión bipolar es clínicamente indistinguible de la unipolar. No hay ningún síntoma específico que diferencie ambos cuadros. Sin embargo, algunas características pueden ser más indicativas de depresión bipolar que de unipolar. Por ejemplo, las formas depresivas más graves, como la depresión psicótica y la melancolía, sobre todo en pacientes jóvenes. También la depresión atípica, que cursa con hipersomnia, hiperfagia y astenia marcada, es más frecuente en pacientes con trastorno bipolar tipo II. Clasificación diagnóstica El diagnóstico es clínico y se basa en la identificación de los episodios afectivos descritos, en función de los cuales se diagnostican varios subtipos de trastorno bipolar2 (tabla I). Trastorno bipolar tipo I Su diagnóstico requiere la presencia de al menos un episodio de manía o mixto. No es imprescindible la presencia de episodios depresivos, aunque se dan en la gran mayoría de los pacientes, de hecho, con mayor frecuencia que los maníacos. Trastorno bipolar tipo II Se diagnostica por la presencia de al menos un episodio depresivo mayor y un episodio hipomaníaco, sin episodios ma32 JANO EXTRA DE OCTUBRE DE 2008. N.º 1.714 13Mono7530actualiz.indd 2 . níacos ni mixtos. Estos pacientes suelen consultar en las fases depresivas y, además, la hipomanía puede ser sutil, por lo que no es raro que sean diagnosticados erróneamente de depresión unipolar. Aunque comporta menos hospitalizaciones y síntomas psicóticos que los de tipo I, presentan un curso más crónico con más síntomas subsindrómicos, más episodios, y mayor tasa de suicidio, por lo que no debe ser considerado una forma leve de trastorno bipolar3. Ciclotimia El trastorno ciclotímico se diagnostica por la presencia de numerosos episodios tanto hipomaníacos como depresivos leves (no cumplen criterios de depresión mayor) durante un período mayor de 2 años. Puede ser una forma de inicio que devenga en un trastorno bipolar más grave con el curso del tiempo. Tratamiento El manejo del trastorno bipolar implica un alto grado de complejidad por lo que el seguimiento de estos pacientes debe realizarse en las unidades de salud mental, e idóneamente, en unidades específicas de trastornos afectivos o bipolares. La base del tratamiento del trastorno bipolar es inexcusablemente la farmacoterapia. Tratamiento farmacológico Manía aguda y episodios mixtos El tratamiento farmacológico de los episodios maníacos se basa en los estabilizantes “clásicos” que incluirían el litio y antiepilépticos como el valproato, la carbamacepina y la oxcarbacepina, y, por otro lado, en los antipsicóticos, siendo preferente el uso de los antipsicóticos atípicos. Las guías clínicas recomiendan el uso de un fármaco de uno de estos 2 grupos en el caso de manías leves, y el tratamiento combinado con un estabilizante (preferentemente litio o valproato) y un antipsicótico atípico cuando se trata de una manía moderada o grave4-6. En estos casos, el tratamiento se suele realizar en el marco hospitalario para asegurar el cumplimiento y prevenir conductas de riesgo (fig. 1). El litio, el ácido valproico y la carbamacepina tienen una eficacia antimaníaca demostrada. Las guías suelen relegar a la carbamacepina a la segunda línea de tratamiento por su mayor toxicidad. La oxcarbacepina, con menor evidencia científica, también es un fármaco de segunda línea. Son fármacos con poco efecto sedante, por lo que suelen precisar la asociación con fármacos tranquilizantes. Su prescripción se puede continuar en el mantenimiento posterior. En ocasiones, se puede optar por el tratamiento combinado con dos estabilizantes clásicos, en función de la historia previa del paciente. Los antipsicóticos, fármacos antagonistas dopaminérgicos, tienen efecto antimaníaco. La mayor parte de los antipsicóticos atípicos (aripiprazol, olanzapina, quetiapina, risperidona, ziprasidona) disponen en la actualidad de la indicación para la manía aguda. Son de elección los antipsicóticos atípicos frente a los clásicos (haloperidol) por su mejor tolerabilidad a corto plazo, y, en particular, porque comportan un menor riesgo de virajes depresivos. Además, olanzapina, y, en menor grado aripiprazol y quetiapina, también han demostrado eficacia en el tratamiento de mantenimiento, y pueden mantenerse una vez remitido el episodio maníaco. www.jano.es 28/10/2008 18:03:16 El tratamiento de los episodios mixtos sigue las mismas directrices que el de los maníacos. Aunque haya síntomas depresivos, no se deben utilizar antidepresivos, que suelen agravar el cuadro. La respuesta al litio es peor en estos casos, pero el valproato, la carbamacepina y los antipsicóticos atípicos siguen siendo eficaces. En el caso de manías resistentes a los tratamientos de primera línea, se puede optar por un antipsicótico clásico como el haloperidol, o bien por el más atípico, la clozapina. Depresión bipolar El tratamiento de la depresión bipolar es la parte más difícil y polémica del manejo de la enfermedad bipolar, sobre todo con relación al uso de antidepresivos. Se han descrito diversos riesgos asociados al uso de éstos: virajes (switch) a la manía o a estados mixtos, acortamiento de ciclos e incremento de la frecuencia de episodios, y ciclación rápida. Sin embargo, los estudios no acaban de confirmar esta asociación, ni tampoco han confirmado totalmente su eficacia7. Con este panorama, parece sensato utilizar de entrada otras alternativas terapéuticas y, si se prescriben deben ir siempre combinados con un estabilizante para minimizar los riesgos. Las guías clínicas recomiendan el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o bien de bupropión como primera línea, por el menor riesgo de viraje. Los antidepresivos con acción noradrenérgi- Figura 1. Algoritmo de tratamiento del episodio maníaco o mixto. 1.ª LÍNEA ca (reboxetina, o los duales venlafaxina y duloxetina) pueden aportar un plus de eficacia en pacientes en los que predomina la apatía y la anergia, pero a la vez pueden conllevar mayor riesgo de viraje. Los antidepresivos tricíclicos no parecen más eficaces, y podrían comportar más riesgos, por lo que se reservan para casos específicos. Aunque el tiempo de mantenimiento de los antidepresivos es aún motivo de debate, estos fármacos no deben formar parte del régimen de mantenimiento de un paciente estabilizado. El litio sigue siendo tratamiento de primera línea para la depresión bipolar, avalado por numerosos estudios y por una amplia experiencia clínica. Las guías clínicas también sitúan la lamotrigina en la primera línea de tratamiento, aunque su eficacia parece modesta en los episodios agudos. Valproato, con dos pequeños estudios doble-ciego controlados con placebo, se mantiene en la segunda línea4-6. Recientemente, algunos antipsicóticos atípicos, lejos de ser depresógenos, han demostrado eficacia en la depresión bipolar. Es el caso de olanzapina, que demostró una cierta acción antidepresiva, en un estudio en el que la combinación de olanzapina y fluoxetina fue el tratamiento más eficaz8. Además, quetiapina ha demostrado una contundente acción antidepresiva en varios estudios, constituyendo en la actualidad una de las primeras opciones terapéuticas9 (fig. 2). Tratamiento de mantenimiento Los eutimizantes o estabilizantes son fármacos que, además de ser eficaces en los episodios, previenen las recurrencias del Figura 2. LEVE: MONOTERAPIA AoB MODERADO/SEVERO: TRATAMIENTO COMBINADO A+B Algoritmo de tratamiento del episodio depresivo. 1.ª LÍNEA Litio Lamotrigina Quetiapina B A Estabilizantes “clásicos” Sales de litio Ácido valproico Antipsicóticos atípicos Aripiprazol Olanzapina Quetiapina Risperidona Ziprasidona 2.ª LÍNEA Combinar fármacos de 1ª línea ISRS o bupropion ( + estabilizante) Olanzapina Valproato 2.ª LÍNEA Añadir o sustituir con: Otras combinaciones de fármacos de 1.ª línea Carbamacepina Oxcarbacepina Otros antipsicóticos: Clozapina Haloperidol Clorpromacina Otros TEC Sales de litio 3.ª LÍNEA Otros AD (+ estabilizantes) AD duales Venlafaxina Duloxetina AD noradrenégicos Reboxetina AD dopaminérgicos Pramipexol AD Tricíclicos IMAO Moclobemida TEC (1.ª línea en episodios severos) Ácido valproico TEC: terapia electroconvulsiva. AD: antidepresivos; IMAO: inhibidores de la monoaminooxidasa; ISRS: inhibidores selectivos receptación de serotomina; TEC: terapia electroconvulsiva. JANO EXTRA DE OCTUBRE DE 2008. N.º 1.714 13Mono7530actualiz.indd 3 . www.jano.es 33 28/10/2008 18:03:16 Monográfico Actualización del tratamiento del trastorno bipolar J.M. Goikolea y M. Valentí Salud mental en atención primaria trastorno bipolar. De todos ellos, el litio sigue siendo la primera línea de tratamiento, con una eficacia bien establecida. El litio reduce la frecuencia, gravedad y duración de los episodios maníacos, y, en menor medida, de los depresivos. Es además el único fármaco que ha demostrado acción antisuicida específica en el trastorno bipolar. El valproato, aun sin tanta evidencia como el litio, es también un fármaco de primera línea para el mantenimiento. Los predictores de respuesta apuntan a un perfil diferencial: manía mixta o disfórica, comorbilidad psiquiátrica, alteraciones orgánicas, etc. La carbamacepina y la oxcarbacepina, con un menor grado de aval científico, quedan como alternativas para la segunda línea de tratamiento4-6. La lamotrigina tiene un perfil de acción diferencial: es eficaz en la prevención de los episodios depresivos, pero no de los maníacos. Por ello, se utiliza como tratamiento coadyuvante a otros fármacos de perfil antimaníaco10. La olanzapina tiene la indicación para el tratamiento de mantenimiento del trastorno bipolar tipo I, en pacientes respondedores en un episodio de manía. Previene especialmente los episodios maníacos, pero también dispone de cierta acción profiláctica sobre las recurrencias depresivas, similar a la del litio11. Aripiprazol cuenta con un estudio de mantenimiento en el que demuestra acción profiláctica sobre los episodios maníacos, aunque no sobre los depresivos. Recientes estudios, aún pendientes de publicación, han hallado una acción profiláctica de la quetiapina, tanto sobre los episodios maníacos como sobre los depresivos. A excepción de pacientes que han presentado episodios de extrema gravedad, el tratamiento de matenimiento se inicia en monoterapia. Si se han producido recurrencias en monoterapia, se recomienda pasar a tratamiento combinado4-6. En casos resistentes, las opciones pasan por combinar varios fármacos o asociar clozapina (fig. 3). Figura 3. Algoritmo de tratamiento de mantenimiento. 1.ª LÍNEA Litio Olanzapina Valproato Lamotrigina (en combinación) 2.ª LÍNEA Combinaciones de fármacos de 1.ª línea Carbamacepina Oxcarbacepina Aripiprazol Quetiapina 3.ª LÍNEA Clozapina Otros antipsicóticos TEC mantenimiento TEC: terapia electroconvulsiva. 34 JANO EXTRA DE OCTUBRE DE 2008. N.º 1.714 13Mono7530actualiz.indd 4 . Tratamiento no farmacológico Terapia electroconvulsiva La terapia electroconvulsiva (TEC) es probablemente el tratamiento más eficaz para los episodios agudos, tanto maníacos como depresivos. Por la complejidad que requiere, y, en ocasiones, por estigmas poco científicos, se suele reservar para situaciones especiales, como los cuadros más graves (depresión psicótica, catatonía, manía confusa), los resistentes o aquellos en los que puede estar contraindicado el uso de psicofármacos, como puede ser a veces el primer trimestre del embarazo. La TEC de mantenimiento está menos estudiada, pero puede ser una alternativa en pacientes con ciclación continua que no respondan a los tratamientos farmacológicos de combinación. Psicoterapia Aunque la farmacoterapia es la piedra angular del tratamiento, la psicoterapia tiene un papel adyuvante de gran importancia. El tratamiento psicoterapéutico adecuado prolonga los períodos de estabilidad, puede tratar algunos síntomas leves, así como algunas enfermedades comórbidas, y mejora la aceptación de la enfermedad, el cumplimiento terapéutico y el pronóstico de la enfermedad. De entre los distintos abordajes, la psicoeducación, la psicoterapia cognitivo-conductual, y la terapia familiar son los que han demostrado eficacia. J Bibliografía 1. Merikangas KR, Akiskal HS, Angst J, Greenberg PE, Hirschfeld RM, Petukhova M, et al. Lifetime and 12-month prevalence of bipolar spectrum disorder in the National Comorbidity Survey replication. Arch Gen Psychiatry. 2007;64:543-52. 2. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 4th ed. Washington: APA; 1994. 3. Vieta E, Suppes T. Bipolar II disorder: arguments for and against a distinct diagnostic entity. Bipolar Disord. 2008;10(1 Pt 2):163-78. 4. American Psychiatric Association. Practice guideline for the treatment of patients with bipolar disorder (revision). Am J Psychiatry. 2002;159 4 Suppl:1-50. 5. 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