Qué debemos dejar de hacer?

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Porras Martín P - EDITORIAL
EDITORIAL
¿Qué debemos dejar de hacer?
Porras Martín P
Presidenta SAMFyC
Es curioso cómo en muchas ocasiones a uno le
rondan por la cabeza ideas que no sabe expresar
o de las que, lo que es más importante, tiene
dudas de si no serán un disparate. Y de repente
esa idea la lee o escucha en boca de otros, ya perfectamente expresada, perfectamente definida.
Esto es lo que me pasó cuando leí en la literatura
inglesa todo lo relacionado con “the art of doing
nothing” y las recomendaciones “do not do” de
las guía NICE; que en “román paladino” no es
otra cosa sino el “arte de no hacer nada” y “qué
no hacer de lo que veníamos haciendo”.
En los últimos años, en la medicina en general
y en la medicina de familia en particular, hemos
ido añadiendo tareas a nuestro trabajo, tanto
en el área de la prevención y promoción de la
salud como en el diagnóstico y tratamiento de
las enfermedades, ya sea de manera individual
como colectiva. Hacemos educación para la salud
individual y en grupos; deshabituación del tabaco; controlamos la anticoagulación oral; ponemos
DIUs, y ahora también implantes anticonceptivos; seguimos el embarazo, vemos a los pacientes
en su domicilio, hacemos cuidados paliativos y
también ecografías, y así un largo etcétera de técnicas, procedimientos e intervenciones diversas.
En este camino que hemos seguido hay indudables aciertos, con los que hemos mejorado la
salud de la población y hemos aumentado la
gratificación del trabajo que realizamos. Pero
en estos momentos, tal vez precipitado por la
situación de crisis que vivimos, hemos comenzado a reflexionar y a preguntarnos si tal vez
hemos dejado de hacer cosas importantes, porque otras nos han ocupado nuestro tiempo, o si
tenemos que seguir añadiendo más tareas. En
resumen ¿debemos podar un poco algunas ramas
superfluas que hemos añadido sin que aporten
verdadero valor para poder realizar realmente
lo importante, de manera especial aquello que
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nos es especialmente propio y que sólo nosotros
como médicos de familia ofrecemos?
Evidentemente no tengo las respuestas y no es
el objetivo de este editorial darlas. Pero sí que
la crisis nos puede servir de oportunidad para
redefinir qué es lo que tenemos que hacer y qué
podemos dar a la sociedad a la que atendemos.
¿Qué tenemos que dejar de hacer en las consultas?
Desde hace años, por ejemplo, las guías NICE
indican recomendaciones sobre determinadas
actividades que ya no debemos hacer pero que
nuestro sistema sanitario nos pide que hagamos;
actividades de muy dudosa efectividad y que se
siguen propiciando. Como sociedad científica, y de
manera especial cada grupo de trabajo, debemos
iniciar una línea que defina qué es lo que es realmente importante y qué tenemos que dejar de hacer.
Siguiendo esta línea “de dejar de hacer”, un problema que nos preocupa es la burocracia en las
consultas de los médicos de familia. Diversos estudios reflejan que las tareas administrativas son una
asignatura pendiente de la Atención Primaria, y son
estas tareas un motivo importante de insatisfacción
para los médicos de familia. En una consulta con un
tiempo limitado, la sobrecarga de burocracia consume un tiempo que va en detrimento de la correcta
atención clínica. En otras comunidades autónomas
se han realizado algunas iniciativas junto con los
servicios de salud para disminuirla, con resultados
dispares. En nuestra comunidad, aunque hubo un
intento hace años y se realizó un documento para
disminuir la burocracia en la consulta, no llegó a
salir a la luz y no se han implementado las medidas
necesarias para que se produzcan cambios.
Próximamente saldrán a la luz nuestras propuestas como sociedad científica, que se enmarcan en
un plano general, pero también son necesarias
actuaciones en cada uno de nuestros lugares
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Med fam Andal Vol. 13, Nº. 3, diciembre 2012
de trabajo. Porque hay áreas de mejora que nos
deben ser dadas, pero otras que dependen más
de medidas organizativas e incluso modelos
de gestión global de los centros que podemos
implementar de manera autónoma.
Porque la mejora de la atención que prestamos,
nuestra propia satisfacción personal y nuestro
compromiso con nuestro trabajo muchas veces
están en pequeñas cosas que nos hacen acudir
cada día a nuestras consultas.
Fe de erratas:
En la sección COMUNICACIÓN ORAL, del volumen 12, número 2, suplemento 1 (página 84), en
la comunicación CONOCIMIENTOS Y ACTITUDES DE LOS PROFESIONALES SANITARIOS
SOBRE LOS DOCUMENTOS DE VOLUNTADES ANTICIPADAS, los apellidos de la cuarta autora están errados, siendo lo correcto: Valverde Bolívar F, Jiménez Rodríguez J, Huertas Hernández
F, Molina Reyes NMª, Gómez Calero A, Fajardo Contreras M.
En la sección COMUNICACIÓN ORAL, del volumen 12, número 2, suplemento 1 (página 84), en
la comunicación CONOCIMIENTOS Y ACTITUDES DE LOS PROFESIONALES SANITARIOS
SOBRE LOS DOCUMENTOS DE VOLUNTADES ANTICIPADAS, la filiación del quinto autor está
errada, siendo lo correcto: Valverde Bolívar F, Jiménez Rodríguez J, Huertas Hernández F, Molina
Reyes NMª, Gómez Calero A(*), Fajardo Contreras M.
(*) Técnico en Emergencias Sanitarias.
En la sección COMUNICACIÓN ORAL, del volumen 12, número 2, suplemento 1 (página 121), en
la comunicación GRADO DE CONTROL DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL UTILIZANDO SUCESIVAS MEDICIONES, los apellidos del primer autor están errados, siendo lo correcto: Velázquez
Giménez de Cisneros G, Raya Martinez A, Romero Jimenez M, Pedregal Gonzalez M.
En la sección COMUNICACIÓN ORAL, del volumen 12, número 2, suplemento 1 (página 127), en
la comunicación PERFIL DE LOS ACCIDENTES POR MORDEDURA DE ANIMAL ATENDIDOS
EN UN SERVICIO DE URGENCIAS HOSPITALARIAS, la secuencia de los autores está errada,
siendo lo correcto: Fernandez-Prada M, Alonso Morales MªF, Cabrera Castro N, Vargas Martínez J,
Corma Gómez A.
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