Ambientes colaborativos en danza-educación: movimiento, recreación, convivencia. Buenas tardes, agradezco esta presentación, soy una tallerista que en el intento de mirar la danza con ojos de pedagoga, se va enamorando, cada vez más, del potencial educativo danza. Y mi propósito, en esta oportunidad de charlar con ustedes, es compartir un punto de vista pedagógico y didáctico de la danza. Para entrar en sintonía recordemos las ideas de Rudolf Laban sobre ese potencial educativo de la danza: «La danza es una actividad en la cual el nacimiento y el florecimiento espontáneo de los esfuerzos se preservan hasta la edad adulta y, en verdad, cuando se los alienta adecuadamente, duran toda la vida» R. Laban Hoy sabemos que la danza propicia el desarrollo de las inteligencias múltiples, el sentido crítico y la visión estética. La práctica dancística ayuda a reforzar la identidad corporal, a integrar las capacidades de expresión verbal y no verbal, a desarrollar habilidades de comunicación que nos permiten interactuar con fluidez y asertividad en la vida cotidiana, a nivel personal, familiar y profesional. El aprendizaje de la danza en la educación básica, promueve la participación de niños y jóvenes en el desarrollo cultural y artístico de su comunidad. Aprender a participar en el proceso creativo de la danza, constituye una experiencia educativa que alimenta capacidades y valores propios de la actividad grupal, del dinamismo cultural y de la disciplina artística. Las experiencias de aprendizaje dancístico son, por tanto, espacios para el desarrollo personal y social, que contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida de los participantes, incluidos las y los alumnos, sus familias y la comunidad que les rodea. Reconocer el potencial educativo de la danza, nos permite comprender su importancia en todos los niveles de la educación formal y no formal; y nos hace partícipes en el propósito de extender sus beneficios hacia públicos más amplios: danza para personas con capacidades diferentes, adultos mayores, personas en situación de calle o reclusión... Visualizamos la posibilidad de recurrir a la danza para atender necesidades de inclusión social, para sanar heridas psicológicas causadas por la violencia y ayudar en la restitución del tejido social. Gracias a Laban, sabemos que el potencial educativo de la danza se hace realidad, sólo cuando la danza logra provocar la exp er ien ci a e sté ti ca en cada estudiante, lo que Laban llama el “encanto del movimiento”; y que este encanto del movimiento, se explaya y trasciende, cuando se vive el placer de bailar en grupo, esto es en palabras de Laban, la “alegría del movimiento”. De este modo, Laban vislumbra en la alegría y en el encanto del movimiento, un camino hacia la danza educativa, la danza como experiencia de aprendizaje y desarrollo humano. La danza como experiencia de recreación y de convivencia, en su sentido más profundo. No podemos negar el vínculo entre danza, educación, recreación y convivencia. Sin embargo, los intentos de generar la alegría del movimiento en el salón de clases, no siempre dan fruto. Frecuentemente encontramos inhibiciones y bloqueos en nuestros alumnos y en nosotros mismos; por otro lado, se dan situaciones en que la experiencia dancística se dirige al rendimiento, sustituyendo la convivencia por la competencia. Y a esto le agregamos la lamentable pérdida de habilidades sociales, que cada vez con más frecuencia, vemos en nuestros niños y jóvenes: niños que crecen, aprenden y juegan en solitario, ensimismados en los videojuegos; adolescentes que evitan mirarse a los ojos en sus conversaciones; adultos que no saben disfrutar de un abrazo, ni siquiera de un apretón de manos; maestras y maestros de danza que ponen en duda la conveniencia del compañerismo en el salón de clases. Laban traza la ruta para comprender que: el encanto y la alegría del movimiento, no brotan del talento innato, son lo gr o s en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Entonces.. ¿Qué necesi tamos par a a prender a compartir la al egría del movimiento? ¿para disfrutar en grupo del encanto del movimiento? Quiero aportar mis ideas sobre este tema, centrándome en la perspectiva de la docencia. En mi trabajo como docente, maestra de danza, he intentado propiciar el encuentro de mis alumnos con la alegría y el encanto del movimiento, y he descubierto mi mejor área de oportunidad en la construcción del ambiente de aprendizaje. Al cabo de mis años dando clases, voy investigando, vivenciando y sistematizando herramientas metodológicas, que en mi experiencia, son el corazón y la columna vertebral del ambiente creativo y colaborativo, me refiero al método de proyectos, al planeamiento didáctico participativo, las técnicas grupales, la comunicación verbal y no verbal, y la relación pedagógica. Estaremos charlando entonces sobre estas herramientas docentes, sobre los beneficios del aprendizaje colaborativo en la danza y en la vida, sobre la importancia del ambiente de aprendizaje, y sobre el papel fundamental del docente en la construcción del ambiente creativo y colaborativo. Y comenzaremos ampliando el concepto de Danza-educación. Ivana de Siqueira refiere que, actualmente, la educación y las artes se conciben como dos campos distintos pero estrechamente relacionados. Son campos de saber que se enraízan en la totalidad del ser humano y que se desarrollan de manera conjunta, complementándose a través de sus similitudes y retroalimentándose desde sus diferencias. De Siqueira emplea el término arte-educación para caracterizar una diversidad de aplicaciones del arte que vinculan la producción artística con programas educativos, de seguridad, y de desarrollo sociocultural. De ahí, acuñamos el término Danza-Educación, para referirnos a actividades y proyectos dancísticos que generan experiencias relacionadas con el aprendizaje, la salud, la recuperación de espacios públicos, el intercambio cultural y la inclusión social. Son oportunidades para que cada persona descubra, desarrolle y valore el potencial dancístico, en sí mismo y en los otros. Las propuestas en Danza-Educación enfatizan la afinidad entre el desarrollo dancístico y el desarrollo integral y armónico. La interacción con la danza propicia el desarrollo de habilidades biopsicosociales, como son: Sensibilidad (habilidad de experimentar y reconocer una amplia gama de sensaciones y emociones; basarse en los sentimientos, poner atención a los matices, dando significado emotivo a las cualidades que captamos a través de los sentidos). Percepción (habilidad de construir un punto de vista propio, conjugando la sensaciones por un lado, y por el otro, los conceptos, creencias, valores y tradiciones; a través de la percepción vinculamos forma y contenido). Propiocepción (habilidad de sentir y coordinar la posición y el rango de movimiento en función del equilibrio, el ritmo y la plasticidad). Expresión (habilidad de imaginar y realizar posibilidades creativas a partir de la corporeidad, como resultado de los proceso de sensibilización, concienciación, experimentación y entrenamiento en las técnicas dancísticas). Creatividad (habilidad de generar ideas, establecer propósitos, explorar posibilidades, aprovechar oportunidades y combinar recursos con apertura, originalidad, fluidez y flexibilidad). Y comprensión de los contextos culturales (habilidad de entender y apreciar con sentido crítico la diversidad y la interculturalidad dancística, teniendo en cuenta las condiciones técnicas, estéticas y socioculturales que hacen surgir las distintas maneras de vivir la danza). La Danza-educación concibe el desarrollo de estas habilidades como un proceso vitalicio y flexible, vinculado a la formación de cada persona y a la cultura. En la educación básica, el desarrollo dancístico se va concretando a través de cuatro ejes temáticos: concienciación, expresión, contextualización y apreciación. Estos ejes de aprendizaje corresponden a cuatro vías de accesos a la experiencia dancística: la danza como experiencia corporal desde la concienciación, la danza como experiencia creativa desde la expresión, la danza como experiencia estética desde la apreciación, y la danza como experiencia cultural desde la contextualización. o Concienciación (El aprendizaje dancístico como experiencia corporal). Este eje organiza contenidos que contribuyen al desarrollo del autoconocimiento, la autoestima, el cuidado de sí mismo, la vivencia de la corporeidad y la construcción de las posibilidades de movimiento y expresión; favoreciendo la autonomía, la confianza, el respeto, la desinhibición, la autenticidad y la espontaneidad. o Expresión (El aprendizaje dancístico como experiencia creativa). Organiza contenidos que contribuyen al desarrollo de habilidades para interpretar, imaginar y crear, como resultado de los proceso de sensibilización, concienciación, experimentación y entrenamiento en las técnicas dancísticas. o Apreciación (El aprendizaje dancístico como experiencia estética). Contenidos que facilitan la apropiación de los lenguajes dancísticos; la composición y la autovaloración de secuencias de movimiento y danzas propias; así como la formación de opiniones razonadas, desarrollando el pensamiento crítico, la apertura, el respeto y la valoración de la diversidad y la interculturalidad dancística, teniendo en cuenta las condiciones técnicas, estéticas y socioculturales que hacen surgir las distintas maneras de vivir la danza. o Contextualización (El aprendizaje dancístico como experiencia cultural). Contenidos que ayudan a comprender el vínculo de la danza con otras artes; con el entorno ecológico, cultural e histórico; que apoyan la investigación y la valoración del patrimonio dancístico, y forman habilidades y actitudes para alcanzar una comprensión e identificación con otros , a través de la danza. Los principios teóricos que sustentan esta visión del desarrollo y el aprendizaje dancísticos son: El aprendizaje significativo de Rogers. La concepción humanista del aprendizaje significativo, enfatiza los siguientes rasgos: el aprendizaje significativo involucra a la persona total, tanto en lo afectivo como en lo cognitivo; es autoiniciado, la decisión de involucrarse en el proceso de aprendizaje es interna, aunque los estímulos provengan del exterior; es penetrante, genera cambios en el comportamiento, en las actitudes, incluso en la personalidad; y es autoevaluado, la persona que aprende es la única que puede saber con certeza si el aprendizaje logrado satisface sus necesidades o si llena sus expectativas. Este aprendizaje es fruto de la experiencia, más bien dicho, del esfuerzo realizado para comprender la propia experiencia. Aprender de la experiencia en danza significa aprender a partir de procesos creativos: explorar, experimentar, improvisar, jugar, inventar, diseñar, organizar, gestionar... Desde esta postura, aprender danza es reconocerse y recrearse en el movimiento. El constructivismo de Vigotsky. o El contenido de aprendizaje incluye tanto habilidades intelectuales y sociales, como actitudes y valores. o Las relaciones entre iguales son fundamentales para aprender. Laban propone los coros de movimiento para experimentar con las calidades, en estos coros se hacían improvisaciones, y también composiciones, que incluían correcciones entre compañeros, así se evitaban las repeticiones mecánicas y se promovía la reflexión y el intercambio. La teoría sociocultural de Vigotsky explica que la cultura le ayuda al niño a realizar sus potencialidades de desarrollo, le ayuda a aprender. El niño que participa en un intercambio cultural, se transforma, de tal manera que su participación en futuros intercambios será, necesariamente, diferente. El lenguaje, la actividad y la comunicación, son los medios que hacen posible la apropiación del bagaje cultural. Por eso, la intervención de las personas que rodean al niño es fundamental para su desarrollo. La existencia en sociedad, vivir y compartir con otros, es fuente y condición del desarrollo humano. En este sentido, el constructivismo de Vigotsky establece dos principios clave para el aprendizaje colaborativo: 1. Que la tarea que hoy se realiza con la ayuda de una persona más experta, en un futuro se realizará con autonomía. Y 2. Que esa autonomía se obtiene precisamente como producto de la ayuda recibida. o El profesor es un mediador del aprendizaje. Mediador es la persona que al relacionarse con otras favorece el aprendizaje porque propicia el paso de un estado inicial de no saber, no poder o no ser, a otro cualitativamente distinto de saber, hacer y ser. El docente mediador genera en los estudiantes avances que no sucederían espontáneamente. En el constructivismo de Vigotsky, el proceso de mediación se da en la interacción cara a cara y se caracteriza por la intencionalidad y la reciprocidad. El lugar del mediador no está frente al grupo como líder, ni tampoco dentro del grupo como un compañero más, sino junto al grupo, creando las condiciones óptimas, para que cada estudiante se desenvuelva de manera cada vez más plena. Para lograrlo, el mediador debe ir adecuando el tipo de ayuda que presta, tomando en cuenta el nivel, el estilo y el ritmo de aprendizaje de cada persona. Esta adecuación no consiste en una simplificación o fragmentación de la tarea, sino en un “andamiaje experto”, esto es: retos superables y ayudas justas en el momento oportuno. Por todo esto, los mediadores son personas en las que el alumno confía, con las que el alumno comparte experiencias significativas que le ayudan a apropiarse de nuevos conocimientos. o En consecuencia, el docente mediador educa propiciando el contacto con el bagaje cultural y promoviendo la comunicación y la colaboración grupal. Desde esta perspectiva: aprender danza es recrear el movimiento danzado, haciéndonos partícipes de la cultura dancística mediante el diálogo, la convivencia y la pertenencia. Cabe subrayar que esta forma de aprendizaje no sofoca la individualidad, al contrario, la nutre. Cada estudiante aporta su forma personal de moverse, y la diversidad de movimientos dentro del grupo, permite que cada individuo se haga cada vez más consciente de sí mismo. Y la Teoría de las inteligencias múltiples de Gardner El aprendizaje significativo en artes implica: Relacionar el pensamiento crítico y el pensamiento creativo, abordando las cuatro actividades que hacen las personas en relación con el arte: crearlo, apreciar sus cualidades, ubicarlo en la cultura y en la historia, opinar. De acuerdo con Gardner, la educación artística no busca formar “pequeños expertos”, sino desarrollar el pensamiento artístico como un modo de conocer… de construir conocimiento. En esta línea, entendemos la danza como un campo de conocimiento que integra habilidades y destrezas, tanto como conceptos, valores y actitudes. El aprendizaje dancístico debe propiciar la conexión entre habilidades bio-psico-sociales, se trata de sentir, pensar, imaginar, hacer, crear y comunicar en torno a la danza. Aquí la idea es que: el aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, se den manera integrada y armónica. A partir de estos fundamentos, entendemos la experiencia dancística de aprendizaje como un proceso complejo. Aprender danza implica: sentipensar, crear y comunicar, en interacción con la danza. Entonces, al hablar de DanzaEducación hablamos de experiencias de aprendizaje holístico y significativo. Este tipo de aprendizaje se nutre en ambientes creativos y colaborativos. Definimos el ambiente de aprendizaje como: la suma de factores externos e internos, objetivos y subjetivos, que influyen en el proceso. Incluyendo el entorno, que hace referencia a las condiciones objetivas: materiales, ropa de trabajo, mobiliario, infraestructura; y la situación didáctica, que hace referencia a la organización y la disciplina: número de participantes, reglamentos, horarios, currículum... En cuya construcción hay una ética de cuidado, atención y previsión que (además de la planeación, la organización y la administración de recursos), se interesa por las relaciones maestro-alumno, alumno-alumno y maestro-maestro. Algunas condiciones que caracterizan los ambientes creativos y colaborativos son: o En cuanto a condiciones materiales: seguridad física, amplitud de espacios, posibilidades de trabajo individual o en equipo, disponibilidad de materiales… o En condiciones organizativas: flexibilidad de horarios, movilidad, flujo de información, eficiencia administrativa… o Y en cuanto a condiciones psicológicas: seguridad emocional, respeto, apertura, aceptación, confianza, curiosidad, búsqueda, vitalidad, diálogo, orientación, apoyo, libertad de acción y de expresión. Relaciones interpersonales que trascienden las diferencias de género, status socioeconómico, discapacidad o cualquier otra diferencia que se presente. En estos ambientes hay también tiempos establecidos y objetivos por lograr. Se espera que alumnos y maestros utilicen los materiales educativos con responsabilidad, que participen atentamente en las actividades y que contribuyan al bienestar personal y social de todos los involucrados. Al mismo tiempo se busca que cada participante esté cómodo en su grupo, que sepa qué hacer y qué valor tiene lo que cada uno hace. Los participantes tienen presentes las normas porque han contribuido a su elaboración. Entonces la disciplina es una situación natural. Habrá caos, lágrimas y risas; pero serán el caos, las lágrimas y las risas de la gente que convive y crea. En u n a p al ab r a : h ab r á v id a . Sabemos que más allá del salón de clases, existen factores externos como el contexto socioeconómico, la cultura y las políticas culturales, las reformas educativas, los conflictos laborales… y que esas condiciones también influyen en la situación de enseñanza-aprendizaje. Sabemos que, además de los contenidos explícitos o manifiestos, existen contenidos implícitos y ocultos, que se esparcen con “el ejemplo” o se transmiten por medio del tono de voz, del gesto, de la mirada, de la distancia corporal y del contacto físico. A fin de cuentas, el ambiente de aprendizaje es una combinación de factores internos, externos, explícitos, implícitos y ocultos. Pero debemos confiar en que una práctica docente reflexiva y autocrítica, nos permite tomar conciencia de las condiciones materiales, organizativas y psicológicas que prevalecen en nuestras clases. Una práctica creativa nos conduce a mejorar nuestros ambientes de aprendizaje. Cada clase es una oportunidad para reconocer necesidades, identificar conflictos, explorar posibilidades, descubrir alternativas y elaborar nuevas propuestas. Clase a clase, alumnos y maestros hacemos que la práctica dancística se perfile como experiencia efímera o significativa, humanista o tecnocrática, colaborativa o competitiva, educativa o antieducativa. En este contexto la labor del docente es fundamental. El docente es mediador, asesor y guía en la construcción del ambiente de aprendizaje. El programa dia (desarrollo de inteligencias a través del arte), propone cinco principios o tareas para esta labor docente: o Orientar: preparar el ambiente físico y mental, reducir la ansiedad, la incertidumbre, la timidez; ubicarnos en el propósito de la actividad y centrar la atención; sensibilizar, despertar curiosidad e interés; relacionar la nueva actividad con conocimientos previos; dar un panorama general e indicaciones claras… o Motivar: fortalecer la autoestima y la seguridad, incentivar el interés y el deseo de participar, reforzar la autonomía alentando, reconociendo los logros, transmitiendo entusiasmo y energía… o Generar: tomar la iniciativa en la realización de una actividad o en el desarrollo de una dinámica, formulando preguntas, presentando ideas clave, sugiriendo actividades, pausando, propiciando la observación, la reflexión, la imaginación, el diálogo… o Rescatar: intervenir, sin alterar el curso y el ritmo de la actividad, para organizar las ideas, elaborarlas, profundizarlas y aprovecharlas; pidiendo que se definan y se compartan, parafraseando, retomando… o Cerrar y trascender: concluir la clase propiciando la reflexión sobre la experiencia, cerciorarse de que la temática haya sido comprendida; revisar y resaltar los puntos substanciales; facilitar la transferencia del aprendizaje utilizando lo que surgió de la puesta en común para que los alumnos enriquezcan otros aspectos de su vida. Para llevar a cabo sus tareas de enseñanza, asesoría y acompañamiento, el docente debe contar con herramientas pedagógicas y didácticas. Las herramientas que sugerimos para la creación de ambientes colaborativos en danza son: o o o o o Método de proyectos. Planeamiento didáctico participativo. Técnicas grupales de desinhibición, integración, creatividad… Comunicación verbal y no verbal. Y, la relación pedagógica (de la que emanan todos los elementos de esta lista). Vamos a describir estas herramientas a grandes rasgos: Un proyecto de aprendizaje es un conjunto de actividades relacionadas, ordenadas y delimitadas, que el estudiante diseña y desarrolla, con el propósito de crear o recrear algo que tendrá aplicación en el mundo real, más allá del aula. Este método implica la participación activa de las y los estudiantes en la planificación, la implementación, la ejecución y la evaluación de sus proyectos. A través de este proceso los estudiantes van aprendiendo a relacionar los conocimientos, las acciones y los productos, como parte de un mismo proceso. El método de proyectos fue introducido en el ámbito pedagógico por Kilpatrick en 1918, siguiendo la línea pragmática de J. Dewey. La idea original es recrear la vida cotidiana, ya que “todas las acciones del hombre no son otra cosa que realizaciones de proyectos, el ser humano vive proyectando continuamente”. En consecuencia, los proyectos de aprendizaje deben surgir de una necesidad sentida por el estudiante, o bien, del planteamiento de un problema observado en su entorno de vida. En el campo de la educación artística, Gardner señala que los proyectos propician la integración entre el ejercicio de la percepción, la contextualización y la apreciación, por tanto contribuyen al desarrollo de las habilidades cognitivas, creativas y técnicas. Los proyectos colaborativos trascienden la dimensión personal, involucran a todo el equipo o grupo, independientemente de que la idea inicial surja de una sola persona. Son procesos creativos que se desarrollan en torno a un propósito común. De manera que implican decisiones, responsabilidades, trabajo y beneficios compartidos. El proyecto de aprendizaje puede llevarse a cabo en cuatro etapas: planificación, desarrollo, resultados y evaluación. En cada etapa los estudiantes deben participar de manera activa. comunicación de La participación de las y los estudiantes en la planificación de sus proyectos, siembra un sentimiento de profunda implicación, que les anima a comprometerse y entregarse hasta el final. Además, los proyectos serán valorados y tomados en serio por los padres y el público en general, en la medida en que sean creados por los propios alumnos, sólo así serán significativos para ellos, para su familia y su comunidad. La presentación de resultados, en este caso coreografías, clases muestra, videodanzas, festivales… no es lo único ni lo más importante dentro del proyecto, pero sí es un elemento que vincula el trabajo grupal con la vida cultural de la comunidad; es una oportunidad de interactuar con el público y con otros grupos. Y esto es parte importante de la experiencia de aprendizaje. Al pensar en el proceso coreográfico, proponernos que sean proyectos: o o o o o como proyecto de aprendizaje y experiencia educativa, debemos Abiertos, incluyentes y accesibles. Tendientes al trabajo interdisciplinario. Basados en la experimentación y la investigación. Promotores de la creatividad. Y, Generadores de diálogo… Dado que en la planificación del proyecto colaboran las y los alumnos, y junto a ellos el docente o los docentes. Para organizar las aportaciones de cada uno, proponemos la estrategia del planeamiento didáctico participativo. El planeamiento didáctico incluye tres momentos: elaboración, que consiste en formular, expresar y organizar las ideas; diseño, que se trata de describir y secuenciar las actividades, y programación, que se ocupa de contabilizar el tiempo, ubicar los espacios y prever los recursos, para distribuir las actividades en horas-clase, tomando en cuenta el funcionamiento administrativo de la Institución. El diseño y la programación sobrepasan las capacidades de los niños y el nivel de responsabilidad que pueden asumir los adolescentes. Por tanto, son tareas que corresponden al docente. El docente colabora con el grupo como un asesor técnico y un gestor del proceso creativo. Así, el grupo de alumnos participa activamente en la elaboración de las ideas, y el equipo docente sistematiza los pasos a seguir para hacer realidad esas ideas de los alumnos. Esta estrategia ayuda a generar un equilibrio entre la participación estudiantes y docentes; dando movimiento, espacio y voz a las ideas de los alumnos, y aprovechando la experiencia de los maestros. La elaboración de las ideas se puede facilitar con algunas preguntas clave: ¿Qué queremos?, ¿Qué tenemos? ¿Qué podemos hacer con lo que tenemos para lograr lo que queremos? ¿Qué pasará cuando lo hagamos? Preguntas que hasta los niños pequeños pueden responder y registrar con dibujos… Continuando en el ánimo de abrir espacios de participación, es esencial que nos adentremos en dinámicas que propicien la colaboración de todo el grupo en la recreación del movimiento. Aquí entran las técnicas grupales para facilitar la desinhibición, el autoconocimiento y autovaloración, sensibilidad, sentido lúdico, imaginación, creatividad, experimentación y apropiación de técnicas o estrategias corporales… En este punto es importante hacer algunas anotaciones sobre el aprendizaje grupal. Un grupo de aprendizaje es mucho más que la suma de sus integrantes. Las características de un grupo de aprendizaje son: objetivos comunes (sentido de participación en los mismos propósitos), conciencia de grupo (los integrantes tienen una percepción colectiva de unidad, se identifican unos con otros, tienen un sentido de pertenencia entre sí), estructura interna (hay una distribución de roles y un código de convivencia reconocidos por todos), permanencia (el grupo se mantiene integrado durante un tiempo acordado), y organicidad (el grupo desarrolla habilidad para actuar como equipo, poco a poco se convierte en una “totalidad dinámica” que se mantiene unida gracias a un equilibrio interno, de este modo el grupo llega a tener un funcionamiento sistémico, a comportarse como un organismo). La conformación de un verdadero grupo de aprendizaje es un camino muy complejo en el que todos los participantes tienen que realizar esfuerzos para entenderse. Esto implica una actividad permanente de negociación en la que, inevitablemente, hay cesión de intereses y expectativas de todos. Los estudios sobre aprendizaje grupal explican que la conformación de un grupo de aprendizaje es un proceso que atraviesa tres momentos: pretarea, tarea y proyecto. o En los primeros encuentros o pretarea: la participación depende de intereses individuales y no grupales, las personas se presentan más vinculadas a otros grupos y a otras experiencias pasadas, que al momento y al grupo presentes, tienden a confundir los objetivos y las indicaciones, buscan pretextos para no entrar en la tarea… y es que la simple propuesta de interacción y de cambio de roles representa una amenaza de romper con lo sabido, y naturalmente esto provoca ansiedades y bloqueos. En este momento el docente debe esforzarse en el encuadre, en la comunicación y en las pautas de trabajo, más que en el cumplimiento de los objetivos. o Para entrar en la tarea: Es necesario que uno a uno o en subgrupos, se vayan d e c i d ie n d o a in t e n t a r , así empiezan a conocerse, se van definiendo roles, comienzan a surgir liderazgos y a asumirse responsabilidades. En este momento el docente puede comenzar a plantear objetivos y metas. o El proyecto: Surge cuando se ha logrado una pertenencia sólida, un compromiso auténtico que se ve reflejado en acuerdos. En este momento el grupo es capaz de planificar sus propósitos y seguir su propio plan de manera coordinada. Según Pichón-Riviére, autor de la teoría de los grupos operativos, la “regla de oro” es respetar el emergente del grupo, es decir, trabajar con lo que el grupo puede asimilar y elaborar en cada momento, no forzar el paso por los momentos grupales, avanzar gradualmente a través de retos superables. Todo esto se hace a través de la comunicación verbal y no verbal sistema energético en el trabajo grupal. El proceso educativo es un proceso comunicativo. Educar y comunicar en las artes es una invitación a: «Jugar con el sonido a través del color, con el color a través del movimiento, con el movimiento a partir de la forma, con la forma a partir del ritmo… Y todo vivenciado y articulado desde la propia experiencia». La danza nos permite utilizar todos los canales de comunicación: o Kinestésico-táctil: el tacto nos envuelve y nos cubre de sensaciones, el tacto es generador del reflejo de bienestar. Si desarrollamos las habilidades de tocar, mejoraremos la calidad de nuestra enseñanza. La destreza en el tacto hace que uno sepa tocar con la voz, la mirada y la actitud. Usemos la comunicación kinestésico-táctil con gestos, movimientos, desplazamientos, distancias, acercamientos, contactos visuales, palmadas, abrazos… apoyos y contactos corporales sobre el piso, junto a la pared, frente a la barra, con la utilería, el vestuario… y todo tipo de objetos (colchones, pelotas, telas, cintas, aros, globos...). o Visual: estamos diseñados para mirarnos a la cara. La mirada y la expresión facial son el primer mensaje visual, a la expresión facial podemos añadir el uso imágenes, fotografías, videos, visitas a museos, presentaciones en vivo… o Auditivo: la voz del maestro es un instrumento inigualable: primero por su calidez y segundo por su expresividad… o Olfativo y gustativo: los olores y los sabores generan vínculos y emociones, su sólo recuerdo puede reavivarlos. o Palabra hablada y escrita: explicaciones, conversaciones, textos, poemas, canciones… Y con esto, llegamos a la relación pedagógica. La relación maestro-alumno es la síntesis de las dimensiones de la práctica docente (como persona, como parte de una institución educativa, como miembro de una comunidad, ciudadano, educador, artista…). Por lo tanto, en la manera que el docente elige para relacionarse con sus alumnos se ven reflejadas las relaciones del maestro: consigo mismo, con sus colegas y compañeros, con la institución, con la comunidad, con la pedagogía y la didáctica, con la cultura y con la danza. La r e l ac ión p e d a gó g ica es e l co r a zó n d e l am b ie n te d e ap r en d iz aj e , es una conexión con la experiencia que cada alumno percibe, guarda y recuerda de modo distinto y personal. Una buena relación pedagógica sirve de base para la mediación. El énfasis no estará puesto en el maestro ni en el alumno, sino en la relación, en la comunicación interpersonal, teniendo presente que si los apegos desplazan la autoridad del maestro, el proceso se demeritará; y si el autoritarismo se impone, el aprendizaje será mecánico. Aquí tenemos algunos tips para mejorar nuestra relaciones pedagógicas: o o o o o Cultivar el respeto, la empatía, la escucha activa, la asertividad y la congruencia; Abrirse a la comunicación interpersonal y al conocimiento mutuo; Promover la participación de las y los alumnos y dejarse sorprender por sus propuestas; Compartir los proyectos, las responsabilidades y las normas de la clase; Animar la colaboración y el compañerismo entre todos. Estas herramientas se complementan entre sí a manera de espiral: en el centro y en la base se cimienta la relación pedagógica, que se nutre con la comunicación verbal y no verbal y se afina con las técnicas grupales, para generar la participación de estudiantes y docentes en la planificación, y una verdadera colaboración de todos en el proyecto coreográfico. Desde mi experiencia en la sistematización de estas herramientas, puedo afirmar que con los proyectos de aprendizaje grupal se produce un despertar de energías latentes que sensibilizan, vivifican y forman, para la vida en comunidad. Verdaderamente, el aprendizaje colaborativo es una pieza clave para la construcción de comunidad. Sin embargo, las pautas de comportamiento que implica este tipo de aprendizaje, se oponen a los hábitos aprendidos en la sociedad de consumo. Por tanto, es necesario transitar del hábito y de la rutina, hacia la posibilidad. Sobre la marcha se van transformando las condiciones existentes… nos vamos transformando en conjunto de manera gradual. Transformar significa ir más allá de la forma actual, pero a partir de ella. En nuestro caso, significa pasar de una organización tradicionalmente cerrada y estática, a una abierta y dinámica; pasar de la especialización a la interdisciplina, del control a la flexibilidad, del elitismo a la apertura, del consumismo a la creatividad, del individualismo al compañerismo, de la competición a la colaboración… Para terminar quiero decirles que mi viaje por este camino me ha conducido a la formación de docentes en danza. Para orientarme en esta labor, recurro a la convicción de que la profesionalización docente nos convierte en agentes de cambio, en educadores con iniciativa propia y con influencia decisiva en la creación de condiciones óptimas para el aprendizaje. Mi trabajo es procurar, por medio de la pedagogía, que la formación de docentes en danza comunique el valor de la alegría y el encanto del movimiento , para que los estudiantes y futuros maestros, desarrollen un enfoque constructivo y lúdico de la corporeidad, de la danza y de sus procesos de enseñanza-aprendizaje; para que sepan reconocer, apreciar y cultivar el potencial dancístico en sí mismos y en los otros; para que entre todos imaginemos, construyamos y compartamos nuevas posibilidades de interacción dancística, que hagan más significativo el aprendizaje de la danza y más gratificante su enseñanza. Muchas gracias por su atención.