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NUM. 49.
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Pag. '20-1
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EL T í o TREMENDA?
o
DEL
LOS
CRÍTICOS
MALECÓN.
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Tremenda. V J ' u é e s e s t o ?
Se nos viene usté solo ?
Y el amigo ?
Custoña. Se najó por fin esta mañana.
Tremenda. Voto á bríos que nos ha perdió !
Conq»e
hoy que lo aguardábamos con impacencia, nos ha pegao
esta tostaa ! Y cómo ha sio ese repentón tan inopinao ?
Castaña. Se encontró la coyuntura de un asiento en
un coche de posta , y se largaron con su correspondiente
escolta.
Epidemia. Algunos realitos le costará el viage !
Castaña. Puf! Lo mesmo son paa mi tocayo cien
doblones , que un cigarro paa mi. Hereó este invierno
pasaomas de cincuenta mil pesos en dinerito á toca texa.
Tremenda. Caspita!
Castaña. Fortuna que tienen algunas criatur^as en este
mundo : un ricachote de su pueblo dio en protegerlo por
una especie de manía j y toito su caudal , que es un poquillo grande , se lo ha dexao á puerta cerraa. Pero lo
mas particular del asunto es que el solterón del viejo tiene parientes muy cercanos, y de ningunito ha jecho caso : no tengo mas que icirle á usté, sino que tiene un
hermano naa menos que piendo limosna.
Tremenda. Basta., tío Velez : no quiero oír mas en
el particular. Al cielo clama esa injusticia , y ya jace
muacho tiempo que tengo eterminao dirigirle á Maaueii-
so»
lio una carta pas que se empeñe con su amo á ver como podia tratarse de remediar este mal , y establecerse
una ley , por la que se mandase que los hermanos sean
hereeros forzosos. Es cosa violentísima, que tenfendo un
hombre rico hermanos probes , haya de dexar su caudal
á un qualquiera extraño. Acuerdóme ahora de que entre
las munchas causas que concurren al atraso y despoblación de España j una de ellas es la falta de esta ley , sigun el dictamen de ua-escritor ( Navarrete Conservac. de
Minarq. Disc. XII. ) Ley que , aunque no está determinaa , por lo menos está muy indicada por otra divina.
Refiere el citao autor un pasage , que lo he visto en su
original , y está fielmente copiao; tal es que habiendo
muerto Salfaad, preguntó Moisés al Señor lo que debia
hacer de su caudal, y le fué respondido en general, que
quando muriese alguno, fuesen sus hereeros los hijos; no
teniéndolos, sus hijas; y por falta de estas los hermanos. El raesmo Aristóteles advirtió que era conveniente
que las herencias pasasen á los parientes por el derecho
de sangre , y no se convirtiesen en donaciones libres. Y
SI se quisiera argüir sobre que esto coarta la liberta con
que el hombre puede disponer de lo suyo , podria á lo
menos distinguirse entre los bienes adquiridos» ó que procedan de herencia paterna y materna , y de los que particularmente se habia él aumentao por su industria ó por
otros títulos. Tuviera sobre estos aquella liberta , si se
quisiera ; mas no sobre los otros, que precisamente ha«
bían de pasar á sus hermanos , no teniendo hijos. Esto
es mirando el asunto solo por el lao del perjuicio causao
á los mesmos parientes, quando se posponen á un extraño j porque si ce atiende á que munchas veces ese extraño es una persona indina, y un hombre de ningún mérit o , ¿ adonde sube entonces de punto la necesiaa de aquella ley ? Ni aun quando el caudal se destinase á obras
pias, tendría.razón paa cohonestarse el perjuicio de los
parientes^ dice el autor que he referió; lo priaero^porque
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la cariaa bien ordenaa clama por la propia saog*e;y lo següado, porque no dexa de llevar bastante roña esta aparente
caritativa conducta; y en efeuto g como podré yo creer
que solo impulsao de cariaa y amor al necesitao, dexa
uno sus bienes á una obra pía, tieniendo hermanos y parientes probes ? ¿ Conque vas; á remediar a Jos estrañ o s , y consientes que los propios perezcan ? ¿Vas )t
proteger al vecino, y permites que tu casa se venga
abaxo? ¿A quien engañarán estos hombres con sus do«
naciones piadosas ? Yo por lo menos^ no creeré jamss
que obran bien, y diré que su intención no es muy sana. Antes que yo, lo sintió de esta manera el hermano Séneca , quando escribió, que semejante gente á lo
que aspiraba era a poner un título pomposo y, magnifico en su sepulcro. Su atnbrcíofi de f^ma Jos lleva mas
allá de esta vida, y aunque entonces de nada Jes sirve:;
sin embargo mas quieren un epitafio retumbante, que dejar sus bienes á sus parientes; viniendo h suceder con
esta toniura, que los propios lloran, y los extraños brincan y saltan de contento.
La mesma naturaleza está gritando en favor de esta ley , y clamando por su establecimiento. Quando vemos , ¡ ojaJa no con tanta'freqüencia! a unos probes
hombres llenos de miseria 9 y arrastrando trabajos por
esas calles, k vista, ciencia, y paciencia de sus hermanos ricos; ó á vista, ciencia, y paciencia de otro tumbón que se r e g a l a , triunfa y gasta con el caudal de
aquel mesmo hermano ¿ no es cierto que nos causa esto una sensación y lastima natural, y que sin poer sugetarnos, solemos echar mil pestes contra el tal hermanito ! No solemos prorrumpir : ¡ que dolor ! Qnal anda este infeliz, tiniendo un hermano rico ; ó habiendo
tenío un hermano bien poeroso, con cuyo caudal se
está ahora regalando \in extraño, que triunfa, se divierte y gasta sm consieracion a este acreedor de mejor
derecho ! £ s pues iaáuáeib]», que por la citaa ley es-
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tá clamando la mesma naturaleza; qn« esta €s opinión
de los hombres mas sabios, y que bastantemente indicaa está en la ley divina. Ni es nuevo tampoco e^te
pensamiento. En las Cortes de Mairi de año ds 1534
se pidió esta ley; se ponderó altamente su ntiiiaa y necesiaa j y sino salió al momento, fué por una de las
razones que han entorpercío las mas de las veces nuestra marcha k la mayor feliciaa. Ahora tenemos otro
mundo; y la voz de la Nación es enérgica, fuerte,
eficaz , y poerosa.
Castaña. \ Ojala que se tocara esta materia, de cuya utiliaa soy testigo ! Procure usté. Maestro, no echar
la especie en olvio, sino recomenderseia muncho á nuestro amigo Manuel.
Tremenda. ¡ No le igo a usté, que en el mesmo correo de hoy vá andando la carta !
Cascaron. Anque sea un disparate, no quiero llevarme en el buche un reparo que se rae ofrece. El hermano que no tiene hereeros forzosos ¿ no podrá mientras viva repartir su caudal como quisiere? ¿Pues por*
qué no podrá disponer lo mesmo en su testamento, que
es una volunta que pasa mas allá del sepulcro ? Si
estando vivo reparte á estraños su caudal, no podrá
quexarse el hermano; luego tampoco podrá hacerlo >
quando está viva su volunta en su disposición.
Tremenda. Me arguye usté con la mesma qüestion.
El hermano rico que mientras vive reparte su caudal , sin socorrer a su hermano probé, jace mal; y
paa que no lo jaga peor en su muerte , paa eso
se quiere la ley. Esta, si la hubiera, no deberia llamarse ley contra la veluntá, sino ley que arregla U
volunta a lo justo.
SEVILLA :
IMPRENTA DE PADRINO : AÑO 1814.
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