LA RAÍZ DEL PROBLEMA POR QUÉ PECAMOS Y CÓMO PODEMOS SUPERARLO La ignorancia de la ley Introducción La ignorancia es atractiva porque motiva la irresponsabilidad y nos hace creer que somos libres de la ley. Sin embargo, la ley siempre será transgredida por los ignorantes de ella, y toda transgresión merecerá un castigo. Lo mismo se puede aplicar a la ley de Dios (1 Cor. 9:21; Gal. 6:2). La ignorancia no es pretexto para la transgresión. Necesitamos saber de qué somos responsables La ignorancia no es una ventaja: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Os. 4:6). Si uno no conoce la ley no podrá guardarla, ni podrá evitar transgredirla. Todos los responsables serán juzgados, sin importar si eran ignorantes o no. El pecado de los ignorantes consiste en que “no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tes. 2:10). Debemos sustituir la ignorancia por conocimiento La ignorancia es un pretexto inútil: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia” (1 Ped. 1:14). El remedio para la ignorancia es el conocimiento: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” (Os. 4:6). Dios nos manda que entendamos su voluntad y espera que lo hagamos: “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Ef. 5:17; cf. 2 Ped. 2:12). “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” (Sal. 119:130). “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre” (Stgo. 3:13). Conclusión La ignorancia de la ley de Dios conduce al pecado, y es un pecado en sí. Debemos reemplazar la ignorancia por el conocimiento de la palabra de Dios. *** Por Josué Hernández www.JosueEvangelista.com 1