el tlc con la ue: igual o peor que con eu-marzo-02-2009

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EL TLC CON LA UE: IGUAL O PEOR QUE CON EU
Jorge Enrique Robledo
Senador del Polo Democratico Alternativo
febrero de 2009
Los gobiernos de Colombia y la Unión Europea adelantan conversaciones
para suscribir un tratado de libre comercio. Son muchas las razones que
indican que los colombianos, por lo menos casi todos, sufriremos pérdidas
iguales o peores que las que se pactaron en el Tratado de Libre Comercio
(TLC) con Estados Unidos, un acuerdo leonino que afortunadamente no ha
sido ratificado por el Congreso estadounidense, porque las mayorías del
Partido Demócrata, y el propio gobierno de Barack Obama, consideran
insuficientes las explicaciones y acciones del gobierno del presidente Álvaro
Uribe en relación con los asesinatos de sindicalistas -49 en 2008, 25% más
que en 2007, que confirman a Colombia como el país más peligroso en el
mundo para los líderes sindicales-, las escandalosas violaciones de los
derechos humanos por parte de miembros del ejército y las relaciones de
numerosos y altos dirigentes políticos partidarios del gobierno con las
organizaciones paramilitares.
La Unión Europea pretende aumentar los tiempos de las patentes que
generan monopolios y precios mayores, por encima de las normas de la
OMC y de lo conseguido por los norteamericanos en el TLC con Colombia,
cuyos mayores costos de las medicinas para los colombianos fueron
inicialmente calculados en mil millones de dólares al año por la Organización
Panamericana de la Salud. Y también se propone que Colombia acepte algo
que no ha logrado el capital trasnacional en Europa ni en ningún país del
mundo: penas de cárcel para cualquier violación de los derechos de
propiedad intelectual. Si el TLC Colombia-Estados Unidos es un acuerdo
OMC-plus, el que quiere la Unión Europea puede denominarse OMC-plusplus.
Con todo descaro, el ministro colombiano de Comercio, Luis Guillermo Plata,
confesó que "ya tiene unas líneas rojas en esta negociación (con la Unión
Europea), que no son otras que las que están en el TLC con Estados Unidos,
y Colombia no irá más allá en esta materia". Con voceros de Colombia como
este no debe sorprender que hayan acordado tramitar el acuerdo en apenas
cuatro meses y que, como también ocurrió con los norteamericanos, los
textos se elaboren a las escondidas y sin tener en cuenta las opiniones de
las organizaciones de los trabajadores, los campesinos y los indígenas.
Tal y como hizo Estados Unidos con su TLC, la Unión Europea también
impuso negociar país por país de la región andina, de manera que la CAN, el
proyecto de integración entre los países de la subregión, quedará todavía
más convertido en letra muerta. Que la Unión Europea no llame Tratado de
Libre Comercio (TLC) a su tratado sino Acuerdo Comercial, significa apenas
un cambio de nombre calculado para confundir a los millones de
colombianos que rechazan el TLC con Estados Unidos.
Como ocurre con Estados Unidos, las diferencias económicas entre Colombia
y la Unión Europea son abismales. Por ejemplo, su Producto Interno Bruto
es 80 veces mayor que el colombiano y sus subsidios agrícolas llegan a 70
mil millones de dólares al año. Luego la igualdad entre las partes que
consagrará el TLC lo que santifica es una enorme desigualdad. El Tratado
les concederá a las trasnacionales de la Unión Europea el privilegio de poder
venir al país a tomarse las grandes empresas, los recursos naturales y el
mercado interno de manera gratuita, es decir, sin que pueda cobrárseles
por esa prerrogativa más de lo que se les exija a los colombianos. Y los
males que se derivan de los capitales que entran y salen de Colombia a su
antojo, los daños al medio ambiente y las peores condiciones laborales
también hacen parte de los costos del negocio que desean los inversionistas
europeos.
Escandaliza que cuando se confirma la culpa del "libre comercio" en la que
seguramente será la peor crisis de la historia del capitalismo, los gobiernos
de la Unión Europea y Colombia insistan en profundizar esa política. Así
confirman que quienes gobiernan en las dos partes están dispuestos a llevar
los sufrimientos de sus pueblos a niveles inimaginables.
Es obvio que la Unión Europea, conocedora de lo mucho que necesita Álvaro
Uribe de un TLC con ella para lucirlo como una absolución moral y política
ante Washington, sabrá cobrarse dicha absolución en mayores gabelas para
sus trasnacionales, incluso hasta el punto de superar lo que consiguió
Estados Unidos en su TLC con Colombia.
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