La economía que se mueve en la frontera con Venezuela

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ECONOMÍA
Domingo 24 de Julio de 2016 - 12:00am
La economía que se mueve en la frontera con Venezuela
Foto: EFE
La apertura de la frontera abre la posibilidad de incrementar el comercio en estas zonas de Colombia.
POR:
ALIANZA EL HERALDO Y UNIVERSIDAD DEL NORTE
De restablecerse las relaciones comerciales en las zonas fronterizas, el comercio se
dinamizaría del lado colombiano, aunque existen riesgos por la subida de la inflación.
El fin de semana pasado, unos 88.684 ciudadanos venezolanos cruzaron la frontera en busca
de alimentos, artículos de higiene personal, medicamentos y otros productos que no se
consiguen en su país. La movilización masiva se produjo tras la reapertura de la frontera, que
ha estado cerrada desde hace 11 meses.
Esta corta reapertura fue la oportunidad para muchos de proveerse de alimentos y
medicamentos de primera necesidad, debido al desabastecimiento que ha presentado el país
vecino los últimos dos años. Para Colombia, el cierre de la frontera ha dejado ganadores y
perdedores, en medio de una inflación alta y la caída en los flujos de mercancías por los más
de 40 días de paro camionero.
De acuerdo con cifras oficiales, el índice de escasez del banco central de Venezuela, que
mide el porcentaje de mercancías que no están disponibles en las tiendas, llegó a un máximo
histórico de 28%. Actualmente, los productos que más demandan los venezolanos son de
básica necesidad: arroz, harina, azúcar, aceite, mayonesa, papel higiénico y otros artículos de
uso personal, que hasta agosto de 2015 podían comprar en las zonas fronterizas.
Para Luis Trejos, profesor de Ciencia Política de Uninorte, el problema venezolano viene
desde inicios de esta década y se agravó en la administración Maduro, entre otras cosas por
el problema de la tasa cambiaría y la restricción de divisas. “También porque el Estado
venezolano nunca logró construir y controlar una eficiente red logística de distribución de
alimentos y productos de primera necesidad y no haber perseguido ni desmantelado las
mafias que operan al interior de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, dedicadas al contrabando
de alimentos y gasolina”, agrega.
En este sentido, el cierre de la frontera frenó en parte el contrabando desde Venezuela de
combustible, alimentos, artículos de limpieza y tocador y medicinas. Particularmente, en zonas
fronterizas como la de Cúcuta-San Cristóbal, el desabastecimiento fue más prominente,
golpeado por los controles que mantienen los precios artificialmente bajos en Venezuela, que
junto con las diferencias de tipo de cambio fomentan el contrabando. Incluso, se estima que
40% de los alimentos enviados al estado del Tachira acaban de contrabando en Colombia.
El desabastecimiento tiene un mayor trasfondo. De acuerdo con William Baca, profesor del
IEEC de Uninorte, el principal problema surge en el detenimiento de su aparato productivo.
“Primero, por la voluntad del sector privado de no producir, dado las bajas expectativas en
materia de ganancias; y segundo, Venezuela y su régimen actual al promover expropiaciones
irresponsables solo causó mayor malestar”, dice.
Los efectos en Colombia
En el último año, Colombia viene presentando una disminución en el comercio minorista. En
mayo de 2016, según cifras del Dane, las ventas del comercio minorista disminuyeron 0,5%
respecto al mismo mes de 2015. Las líneas que más han caído son las de vehículos
automotores y motocicletas; productos de aseo personal, cosméticos y perfumería;
electrodomésticos, muebles para el hogar y equipo de informática y telecomunicaciones para
uso personal o doméstico; y calzado, artículos de cuero y sucedáneos del cuero
La apertura de la frontera abre la posibilidad a incrementos del comercio en estas zonas. De
acuerdo con Fenalco, con el paso de más de 130.000 venezolanos que llegaron a abastecerse
en Cúcuta durante el fin de semana pasado, el comercio local triplicó sus ventas. La entidad
estimó que cada comprador realizó, en promedio, compras de $40.000 colombianos, y se
calcula que las ventas del sector comercial durante el fin de semana se incrementaron en
$5.000 millones.
Pese a esto, las compras masivas no siempre dejaron aspectos positivos. Dejaron a la zona
sin reservas de productos como azúcar, harinas de todo tipo, granos y aceite; alimentos que
ya venían registrando pocas existencias por causa del paro camionero. Además, en el caso
hipotético de una apertura total, es posible que se presenten incrementos en los precios
asociados a la mayor demanda.
El cierre de la frontera ha afectado en las ciudades fronterizas colombianas especialmente en
materia de precios, donde algunos productos se dispararon. Cúcuta pasó de ser la ciudad con
la inflación más baja de Colombia a tener la más alta; de acuerdo con la cámara de comercio
de esa ciudad, el acumulado para junio de 2016 era ya de 6,83%.
Para Baca, la reapertura no debe ser total. Se debe hablar de aperturas estratégicas, donde la
inflación de ciertos precios no afecte la canasta familiar. “Las ciudades fronterizas seguirán
atrayendo migrantes en la medida que se observe que hay oferta de productos. Se
beneficiarán los comerciantes que dispongan de esos productos demandados. Los afectados
pueden ser todos en la medida en que la inflación en Colombia siga aumentando. Sea por
efectos climáticos, del paro camionero o la simple especulación”, explica Baca.
Venezuela sigue igual
Si bien para la Cancillería colombiana la apertura de la frontera se realizó con fines
humanitarios para contribuir con la disminución de escasez del vecino país, en la medida en
que no se realicen cambios permanentes, no habrá un impacto verdadero. “La apertura de la
frontera con fines humanitarios, no cambia en nada la situación de desabastecimiento en
Venezuela, ya que solo beneficia a algunos habitantes de los estados fronterizos cuyo poder
adquisitivo es bajo, teniendo en cuenta la devaluación del bolívar con respecto al peso
colombiano. Los más beneficiados son los pequeños y medianos comerciantes colombianos”,
señala el profesor de Ciencia Política, Luis Trejos.
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