Las trece colonias de América.

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Las trece colonias de América.
Las Trece Colonias británicas de la costa atlántica de Norteamérica protagonizaron a fines
del siglo XVIII la primera insurrección colonial contra la metrópoli, Gran Bretaña.
Las colonias tenían una población de un millón y medio de personas aproximadamente,
de gran diversidad y alto nivel cultural, constituida por inmigrantes procedentes de
Inglaterra y de otros países europeos que en su mayoría eran pobres, disidentes
religiosos y políticos o delincuentes.
La economía de las colonias estaba basada en la agricultura. En el norte abundaban las
pequeñas granjas de cereales, hortalizas y ganadería; las colonias del sur tenían
plantaciones de cultivos destinados a la exportación - tabaco, azúcar, arroz- trabajadas
por numerosos esclavos negros importados de África.
La actividad comercial era muy importante. Debido al monopolio comercial de Gran
Bretaña, que se reservaba la exportación de todos los productos coloniales de interés
económico y estratégico, las colonias sólo podían comerciar con ésta y en barcos
británicos, lo que perjudicaba a los comerciantes americanos, que efectuaban un intenso
comercio ilegal para burlar las normas. A cambio Inglaterra les protegía de sus enemigos.
La sociedad era esencialmente rural, más igualitaria en el Norte y más aristocrática en el
Sur, aunque predominaba en general una amplia clase media. Los núcleos urbanos eran
pocos y de reducido tamaño, destacando Boston, Nueva York o Filadelfia. En ellos vivía
una burguesía ilustrada, de elevada formación intelectual, animada por las ideas de
libertad e igualdad que llegaban de Europa.
Políticamente, los colonos eran súbditos del rey inglés. Cada colonia estaba regida por un
Gobernador, nombrado por la metrópoli, asesorado por un consejo. Una Asamblea,
elegida por los colonos mediante sufragio restringido y formada por la minoría más
destacada, poseía ciertas funciones legislativas, como la aprobación de nuevos
impuestos.
Inicio de la revolución.
La rebelión de las Trece Colonias americanas contra Gran Bretaña fue debida a la
defensa de sus intereses perjudicados por la política colonial de Jorge III.
El gobierno británico tras su triunfo en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) debida a
rivalidades coloniales con Francia y España, decidió imponer a los colonos nuevas tasas
e impuestos directos (sobre el papel sellado o timbre y el azúcar) para sufragar los gastos
ocasionados por la guerra, ya que las colonias eran las principales beneficiarias de la
misma.
Los disgustados comerciantes y gentes ilustradas rechazaron estas leyes que no habían
votado, ya que no tenían representantes en el Parlamento de Londres, ni tampoco habían
sido aprobadas por las Asambleas coloniales. En 1765 manifestaron su desacuerdo con
motines y negándose a importar mercancías inglesas, logrando suprimir la ley del timbre.
En 1767 el Parlamento estableció gravámenes sobre el papel, plomo, vidrio y té. La
burguesía colonial recurrió de nuevo al boicot y todos los impuestos fueron abolidos
menos el que gravaba el té.
En 1773 protestaron porque el Gobierno había concedido a la Compañía de las Indias
Orientales el monopolio de la venta del té. En el puerto de Boston (Massachussets) unos
desconocidos disfrazados de indios lanzaron al mar el cargamento de té de los barcos de
la Compañía. Es el episodio llamado Motín de Boston. Los ingleses respondieron en 1774
cerrando el puerto y con medidas de castigo contra los habitantes de la colonia de
Massachussets, lo que dio origen a nuevas revueltas y al inicio de la guerra.
La Guerra de Independencia (1775-1783)
Las medidas de castigo inglesas provocaron un movimiento de solidaridad entre las trece
colonias, cuyos representantes celebraron un Primer Congreso Continental en Filadelfia
que proclamó su lealtad al rey pero decretó un boicot total al comercio inglés. Al tiempo se
iniciaban los preparativos militares. Un pequeño enfrentamiento con las tropas inglesas en
Concord en abril de 1775 fue el comienzo de la rebelión armada. Los colonos sitiaron
Boston, base de las tropas reales.
El Segundo Congreso Continental de representantes de las colonias, reunidos en
Filadelfia, nombró a George Washington general en jefe del ejército rebelde que obligó a
los ingleses a evacuar Boston.
El 4 de julio de 1776 el Congreso redactó la Declaración de Independencia de Estados
Unidos de América, cuyo preámbulo fue escrito por Thomas Jefferson. Dicha declaración
expresaba los principios que impulsaban su revuelta: el derecho de todos a la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad y el deber de los gobernantes de respetar los
«derechos inalienables» del pueblo. « Sostenemos como evidentes por sí mismas estas
verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador
de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la Vida, la Libertad y la búsqueda
de la Felicidad. Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres, los
gobiernos derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que
cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el
pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde
en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las
mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. »
La guerra fue larga. Inglaterra creyó que bastaría con el bloqueo de los puertos
norteamericanos para someter a las colonias. Su ejército estaba compuesto
mayoritariamente por mercenarios alemanes, inadaptados al terreno. Los patriotas por su
parte estaban desorganizados y sin recursos, sus tropas estaban compuestas de
voluntarios.
En 1777 liberaron las colonias del norte. Benjamín Franklin, famoso científico ilustrado,
fue nombrado embajador de Estados Unidos y mandado a París para conseguir aliados.
Francia y España entraron en la guerra para perjudicar a su rival, Inglaterra. Los
insurgentes recibieron ayuda en forma de material de guerra, empréstitos y voluntarios
europeos, como Lafayette. Holanda, aunque se mantuvo neutral, también aportó armas y
material naval.
En el sur el ejército inglés fue derrotado (19 de octubre de 1781) por las tropas
americanas de George Washington, primer presidente de los Estados Unidos de América,
con lo que finalizó la guerra.
En el Tratado de París de 1783, Inglaterra reconoció la independencia de Estados Unidos
y les concedió territorios entre los Apalaches y el Mississipi. España recuperó la Florida.
Las trece colonias, convertidas en Estados, reformaron su sistema de gobierno ya durante
la guerra, que las dejó sumidas en una desastrosa situación económica con una elevada
inflación y cargadas de deudas. En un primer momento, celosas de su soberanía,
acordaron organizarse en una Confederación con un Congreso que las coordinaba con
capacidad legislativa pero no ejecutiva. Esta fórmula no resultó afortunada. En 1787 se
reunió un Congreso de representantes de todos los Estados en Filadelfia para revisar la
Confederación. Los congresistas estaban divididos entre los partidarios de un gobierno
federal fuerte (federalistas), como Alexander Hamilton y John Adams y los que pedían
mayor autonomía para los Estados (republicanos), como Thomas Jefferson. Finalmente
se llegó a un compromiso entre ambas posturas.
El Congreso redactará en 1787 la primera Constitución escrita de la historia que cambiará
el sistema político del país.
El nuevo Estado tendría una estructura federal. Cada Estado tenía su propio gobierno,
que podía tomar decisiones en determinados asuntos (policía, salud, enseñanza,
justicia…) y por encima de ellos estaba un gobierno federal fuerte, responsable de la
política exterior, defensa, comercio, impuestos y moneda del país.
El texto constitucional establecía una forma de gobierno republicana y aseguraba la
separación y el equilibrio de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial). El poder ejecutivo
quedó en manos del Presidente con amplios poderes. Su mandato duraba cuatro años
siendo elegido por los compromisarios de cada Estado. George Washington fue elegido
primer presidente de los Estados Unidos de América.
El poder legislativo residía en el Congreso, dividido en dos cámaras:
1. La Cámara de Representantes, elegidos por sufragio directo cada dos años en que
cada Estado tendría un número de representantes proporcional al de su población
2. El Senado, en que cada Estado tendría dos representantes.
El poder judicial residía en el Tribunal Supremo formado por nueve miembros nombrados
por el presidente. La Constitución fue ratificada en 1788 y se completaba con una
Declaración de Derechos que garantizaba la libertad de religión, de prensa, de expresión,
de reunión, de petición y el derecho a ser juzgado por un jurado. Asimismo nadie podía
ser privado de su vida, de su libertad o de su propiedad, sin un procedimiento judicial
adecuado. La esclavitud no fue abolida en los Estados del Sur.
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