MIGUEL DE UNAMUNO Vida:

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MIGUEL DE UNAMUNO
Vida:
Nació el 29 de septiembre de 1864 en Bilbao. Hijo de Salomé de Jugo y de Félix de Unamuno, un
comerciante que había hecho fortuna en México. Unamuno fue el tercero de seis hermanos y su padre murió
cuando él tenía cinco años. En 1884, al acabar sus estudios universitarios de Filosofía y Letras en Madrid,
vuelve a Bilbao. Después, en 1891, obtiene la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca (de la que fue
rector desde 1901). Se traslada con su mujer allí, ciudad con la que se le sigue identificando.
Entonces empieza a escribir artículos favorables al socialismo y siempre con un espíritu crítico. En el año
1897 Unamuno entra en una profunda crisis espiritual que le hace abandonar sus ideales socialistas y
humanistas. Se trata de una angustia de sentido religioso, porque, de pronto, le empiezan a obsesionar temas
como la muerte, la posible supervivencia del hombre o la existencia de Dios. Todo el resto de su vida girará
en torno a la fe cristiana y las dudas que le plantea. En el año 1914 es obligado a dimitir de su cargo
académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII. En 1924, disconforme con la dictadura del general
Primo de Rivera desde 1923, es desterrado a la isla canaria de Fuerteventura y cesado de su cátedra
universitaria. Escapa a París en un velero francés. Se niega a aceptar el indulto ofrecido y acaba trasladándose
a Hendaya (frontera vasco−francesa) hasta que, caída la dictadura en 1930, vuelve triunfal a Salamanca y a su
Universidad. El destierro tiene un carácter de protesta personal contra la dictadura, porque Unamuno no tenía
compromiso político con ningún partido. En 1936 el alzamiento militar es inicialmente aceptado por
Unamuno, ya jubilado, pero muy poco después tiene un choque clamoroso en un acto público universitario
con el general Millán Astray. Poco después fallece hablando coléricamente contra los nuevos poderes, sentado
en la camilla donde solía trabajar, el último día de 1936.
Ensayo:
El género que mejor refleja la personalidad contradictoria y atormentada de Unamuno. Los ensayos tratan
todas sus preocupaciones personales.
En torno al casticismo (1895): ensayos publicados en la revista La España Moderna que le darían fama y
prestigio. Unamuno analiza la historia y el ser de España, criticando el casticismo. Defiende la europeización
y expone su teoría de la intrahistoria, es decir, la historia de los millones de hombres sin historia, los hombres
normales y anónimos que son los que hacen la verdadera historia de un país.
Vida de don Quijote y Sancho (1905): es un apasionado comentario del Quijote. Se trata de un libro con el
estilo del Unamuno articulista: agitado, gritador, saltando de paradoja en paradoja y utilizando juegos de
palabras. Para Unamuno significa un desahogo personal anticervantino. El Quijote es propuesto como símbolo
del espíritu idealista español frente al racionalismo europeo.
Después de sus Recuerdos de niñez y mocedad (1908), reúne un grupo de artículos bajo el título Mi religión y
otros ensayos (1907−1909), en que se define mediante contrastes verbales.
Por tierras de Portugal y España (1911) y Andanzas y visiones españolas: artículos de viajes que muestran
una gran atención al paisaje y a su interpretación analizando la forma de vida de esos países.
En 1912 Contra esto y aquello reúne otros artículos variados.
En 1913 edita un conjunto unitario de ensayos publicados por separado: Del sentimiento trágico de la vida. Es
el libro más importante en su prosa de ideas. Agitada y vehemente, esta obra ahonda en lo que valdría la pena
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creer según Unamuno frente a las angustias de muerte del hombre. Desarrolla los temas que le preocuparon
siempre: la inmortalidad, el conflicto entre fe y razón,Dios, el destino personal del hombre y el sentimiento
trágico.
La agonía del cristianismo (1925): especie de versión para franceses de Del sentimiento trágico de la vida que
escribió desterrado en Francia y que apareció en España en 1931. Explica su personal concepción de la vida
religiosa como agonía, como lucha, como una permanente actitud de duda y desasosiego.
Novela:
El género novelístico le sirve de marco para expresar sus preocupaciones existenciales y filosóficas. Las
novelas de Unamuno pretenden ser un relato esencial de un conflicto de conciencia. Se eliminan o reducen las
referencias al ambiente y se simplifica al máximo la acción externa, centrándose en la interioridad del
personaje y sus problemas íntimos.
El año 1897 aparece Paz en la guerra, una novela sobre sus recuerdos de Bilbao en tono realista tradicional y
un poco convencional.
Entre la abundante producción de artículos de esos años, Unamuno vuelve al género novelístico en un nuevo
tono, sarcástico y casi humorístico con la obra Amor y pedagogía (1902). Aquí ya ha encontrado su estilo de
narrador conciso, sin ambientes ni caracterizaciones, concentrado en tensos diálogos y situaciones críticas.
Ridiculiza una pedagogía y una concepción del hombre pretendidamente científicas y deshumanizadas.
Unamuno cada vez se siente más interesado por la narrativa y en 1914 publica Niebla, que subtitula nivola
para que no se la juzgue como novela. Trata de la identidad de un personaje, Augusto Pérez, que tiene
problemas existenciales y de identidad y que se quiere rebelar contra su autor.
Mucho más humana es su siguiente novela: Abel Sánchez (1917), que es un estudio sobre lo que Unamuno
llamaba el pecado original español, es decir la envidia. Centrada en los sentimientos de odio y envidia entre
dos amigos. Un nuevo Abel mata a un nuevo Caín (en la novela Joaquín) a fuerza de ser mejor que él.
Después de siete volúmenes de Ensayos (1918), aparecen Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), Dos
madres, El marqués de Lumbria y Nada menos que todo un hombre. Pero es en 1921 cuando se publica La tía
Tula, que gira en torno al sentimiento de maternidad y ensalza la mayor virtud de la mujer según Unamuno: la
sororidad, es decir el hacer de madre a unos sobrinos.
San Manuel Bueno, mártir (1931) es el verdadero testamento espiritual de Unamuno. En sólo unas treinta
páginas, presenta a un santo sacerdote de pueblo, atormentado por su falta de fe en la vida eterna. El incrédulo
indiano local comprende su secreto: en realidad el sacerdote no cree y toda su vida de santidad y predicación
la lleva por pura compasión hacia el pueblo, al que quiere consolar. Esto se explica desde el punto de vista de
la hermana de ese indiano, que acaba compartiendo el secreto de los dos pero sin abandonar su propia fe. Es
en esta obra donde Unamuno entreve, al fin, la vanidad de toda su larga agonía en torno a la fe y la
incredulidad.
Poesía:
Para Unamuno poesía y prosa son dos modos distintos de pensar, incluso de vivir y creer. Al escribir en verso
el racionalismo y el egoísmo que le estorban la fe parecen disminuir, y más todavía si es soneto. La poesía de
Unamuno, quizá mejor aligerada de tanta extensión discursiva, queda como la base de toda su obra y la más
rica expresión de su personalidad.
En 1907, a sus 43 años aparece Poesías, donde la poesía adopta una forma poco habitual. Después de
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oponerse al modernismo de Rubén Darío, Unamuno aprendería mucho de éste. Fue precisamente Rubén Darío
el único que le supo apreciar enseguida como poeta. Éste diría en un artículo que la chocante forma de los
versos de Unamuno era una de las manifestaciones de su inconfundible individualidad, que en él se veía la
necesidad que urge al alma del verdadero poeta de expresarse rítmicamente, de decir sus pensares y
sentimientos de modo musical. Poesías consiste sobre todo en largos poemas meditativos, discursivos, casi
como prosa versificada. Al final hay un grupo de sonetos.
Precisamente sonetos, 128 escritos en menos de cinco meses, forman el Rosario de sonetos líricos (1911), que
es su mejor libro poético. También es importante El Cristo de Velázquez (1913−1920), que contiene más de
2500 endecasílabos blancos desarrollando símbolos y conceptos. Además, aparte de un buen número de
poemas no editados, Unamuno sitúa una docena dentro de sus Andanzas y visiones españolas (1922).
Después, en edición privada, publica Rimas de dentro (1923). En 1934 lanza Teresa (rimas de un poeta
desconocido, presentadas... por M. de U.). Todos los poemas de este libro tiene una tonalidad inspirada en
Bécquer.
Su peripecia del destierro es el tema de un libro de más de cien sonetos, muchos de ellos acompañados de un
breve comentario en prosa: De Fuerteventura a París (1925). Algunos de esos sonetos son anecdóticos y
personales, otros son contemplativos y meditativos. En 1927−28 compone su Romancero del destierro, que él
caracteriza como Actualidad política. Y en ella, historia viva, y en la historia, poesía, o sea, creación.
Desde entonces hasta su muerte Unamuno va componiendo su Cancionero. Diario poético, un total de 1755
poesías, generalmente breves. Tres días antes de su muerte escribe el soneto que lo cerraría.
Teatro:
El teatro de Unamuno no obtuvo tan buenos resultados como el verso y la narrativa, pues la densidad de ideas
no va acompañada de la necesaria fluidez escénica. Se trata de un teatro intelectual y de ideas más que de
acción dramática. La acción externa, muy escasa, se supedita siempre al conflicto interior vivido por los
personajes. Unamuno plantea en sus obras teatrales sus inquietudes espirituales y filosóficas sobre el sentido
de la vida humana, el problema de la identidad y la personalidad, etc. Sus obras más importantes son: Fedra
(1918), modernización del mito clásico griego y El otro (1932), centrado en el problema de la personalidad.
Escribió otras obras como Raquel encadenada (1921), Medea (1933), El hermano Juan (estrenada en 1954),
etc.
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