Las cajas populares en peligro de desaparecer

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U Gaceta
n i v e r s i t a r i a
REPORTAJE
Las cajas populares
en peligro de desaparecer
Las “cajas populares” que desaparecieron eran organizaciones de personas, en su mayoria exbancarios
La nueva ley que podría entrar en vigencia el próximo año, pone muchas
trabas a las cajas populares, entre ellas: deberán pagar el IVA por ahorrar,
impuesto que antes no existía para este renglón, lo que elevará sus costos
de operación y deberán incrementar sus tasas de interés,
en detrimento de los socios.
Eva Loera
Las cajas populares están en peligro de desaparecer, lo que
afectaría la ya maltrecha economía de las clases media baja
y baja de México, ante la entrada en vigor de la nueva Ley
de ahorro y crédito popular, en 2003.
Al parecer atrás de la aprobación de la mencionada ley
están los intereses de los banqueros extranjeros, que ven en
las cooperativas financieras un poderoso enemigo a vencer
en la batalla por ganar mercados, así como a las exigencias
del Banco Mundial.
La nueva ley de ahorro y crédito fue aprobada a raíz de
que quebraron las supuestas cajas populares, como la de El
sol y Puerto Vallarta, las cuales en realidad no lo eran, ya
que cobraban altos intereses por los préstamos otorgados y
también por los ahorros depositados.
Una caja popular es una sociedad de personas,
conformada para satisfacer necesidades comunes. El fin de
ésta es que los integrantes se ayuden mutuamente por medio
del ahorro y préstamo mutuos.
Ley general de sociedades cooperativas, que entró en
vigor en 1994 y aún está vigente, establece que la dirección,
administración y vigilancia interna de estas sociedades debe
recaer en una asamblea general, un consejo de vigilancia,
uno de administración y demás comisiones autorizadas.
Una asamblea general está conformada por ahorradores
ADRIANA GONZÁLEZ
Miembros de diversas cajas populares del estado y alumnos del diplomado en cajas populares
que imparte la Universidad de Guadalajara, señalaron que la quiebra de las seudocajas,
en manos de exbanqueros, no tiene nada que ver con las cajas populares, las cuales
han sido el eje de apoyo para bastantes changarros.
de las cajas populares, que a diferencia de los bancos, son
socios de la cooperativa.
Una de las características de una caja de ahorro consiste
en que tiene un gobierno democrático, cuya ley absoluta es
la asamblea general. Si no celebra asambleas, estará
infringiendo la Ley general de sociedades cooperativas,
explicó Salvador Gómez Márquez, gerente de la cooperativa
El parque.
“Las cajas populares que tronaron eran organizaciones
de personas, en su mayoría exbancarios, que vieron un
atractivo negocio en el dinero que éstas manejaban. Sus fines
eran lucrativos”, coincidieron en señalar miembros de
diversas cajas populares del estado, quienes son alumnos
del diplomado en cajas populares que imparte la
Universidad de Guadalajara.
Estas no cumplían con los requisitos que marca la ley.
No celebraban asambleas ni había organismos de dirección.
Tenían total libertad para manejarse. Eran cooperativas de
inversión, no de crédito. La Secretaría de Hacienda pudo
investigarlas y descubrir a tiempo las irregularidades que
en éstas había, pero no lo hizo.
“Dudo que esas seudocooperativas tuvieran siquiera
estatutos. El gobierno federal no puede argumentar que
desconocía tales irregularidades, porque para sacar el
permiso y poder operar necesitaban hacer un trámite ante
la Secretaría de Relaciones Exteriores y después darse de
alta en Hacienda”, dijo Miguel Díaz García, supervisor
interno del consejo de administración de la caja popular
Libertad San Pablo.
“Que no culpen a las cajas populares de la quiebra de las
seudocajas. Nosotros trabajamos siguiendo los principios y
valores cooperativos. Que no digan que somos iguales”.
Cajas populares como la San Pablo, que tiene 27 mil
miembros; Cihualpilli, con 13,500; Atemajac, con 38 mil; El
parque, con 11,738; San Miguel de Meza, con 60 mil y San
Rafael, con 40 mil, no quebraron porque siguen los principios
de toda cooperativa financiera.
En ellas los socios deben más a la caja, que la caja a los
socios, dijo Miguel Ángel Esqueda, gerente general de la caja
popular Atemajac.
No era necesario crear una nueva ley para arreglar el
problema de las seudocajas populares. Bastaba con aplicar
la Ley general de sociedades cooperativas, y con base en
ella formular un reglamento, lo que no hicieron, coinciden
algunos entrevistados.
LAS CAJAS POPULARES AMINORAN LA POBREZA
EN MÉXICO
En la república mexicana hay alrededor de 650 cajas
populares de ahorro, 85 de ellas en Jalisco, a las cuales acuden
alrededor de 400 mil personas a solicitar créditos. En la zona
metropolitana de Guadalajara existen cerca de 40.
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Jalisco se caracteriza por ser una de las entidades
federativas con mayor número de cooperativas de ahorro y
crédito en el país.
Las cooperativas en el estado han sido el eje en el que se
apoyan muchos microempresarios para poder constituir y
consolidar sus negocios. Éstas promueven el crecimiento y
fortalecimiento de las micro y pequeñas empresas mexicanas,
afirmó Ernesto Montiel Cázares, presidente de la
Confederación Nacional Cooperativa de Actividades
Diversas de la República Mexicana, entrevistado por Gaceta
Universitaria durante el Foro de consultas operativas
realizado en el paraninfo Enrique Díaz de León, de la
Universidad de Guadalajara.
Las cajas populares dan créditos agropecuarios. Muchos
ejidatarios y campesinos los solicitan para comprar
fertilizantes y semillas.
“En el caso de la caja Cristóbal Colón, ubicada en Autlán
Jalisco, casi la totalidad de los créditos están orientados a la
pequeña industria”, indicó Carmen Tapia, gerente general
de la misma.
“Las cajas populares se ocupan de financiar a los
changarros. Si éstas desaparecieran, ya no podrían prestar a
mucha gente que quiere, por ejemplo, comprar un taxi o una
casita. Entonces tendríamos un problema social tremendo”,
reconoció Carlos Hernández, coordinador de Cooperativas
y capacitación para el trabajo, del ayuntamiento de Zapopan.
“Hay una distancia enorme entre los bancos y las cajas
de ahorro popular. En el banco el ahorrador es cliente, en la
caja popular, socio. La diferencia entre los intereses que
cobran ambas instituciones, son abismales, pues mientras
que en las cajas populares oscilan entre el 2 y 3 por ciento
mensual, en los bancos son del 7 al 8 por ciento mensual”,
explicó Rodolfo Cárdenas Suárez, gerente general de la caja
popular Cihualpilli.
A diferencia de los bancos, los intereses sirven para
prestar servicios a los socios. “Del 24 por ciento de interés
que cobramos al año por préstamos, pagamos un interés a
los ahorradores del 5 al 7 por ciento. El 18 por ciento restante,
una parte sirve para pagar servicios de luz, agua y teléfono
de la caja, además del sueldo del personal que llega a trabajar
en ésta, y otra es utilizada en pagar protección al asociado,
como el pago del préstamo y duplicación del ahorro en caso
de fallecimiento del socio. La caja popular solo se queda con
1 o 2 por ciento de los intereses cobrados para el
fortalecimiento de su patrimonio institucional”, detalló
Salvador Gómez, de la caja popular El parque.
Algunas hasta servicios médicos ofrecen y cuentan con
clínicas para tal cometido, de manera que los socios que no
cuentan con seguro social, pueden acudir a éstas, agregó
Miguel Ángel Esqueda.
“Algo muy injusto de la nueva ley es que nos quieren
limitar al ahorro y préstamo. Hay cajas populares donde,
además se imparten cursos de computación y de cómo usar
los servicios de internet a los socios”, aseveró Miguel Fierro
Fuentes, vicepresidente del consejo administrativo de la caja
popular Cristóbal Colón.
“La nueva ley que entrará en vigor en el 2003 solo nos
limita al ahorro y crédito. Ya no vamos a poder beneficiar a
nuestros socios con otros servicios”.
COMO A LOS PEORES DELINCUENTES
Para obtener un crédito en una sociedad cooperativa, no es
necesario realizar complicados trámites. Basta que el
interesado haga una solicitud de ingreso, que cubra una parte
social, que ahorre durante tres meses seguidos, después de
lo cual puede solicitar un préstamo por el doble o triple de
lo que tiene ahorrado, según la política de la caja popular.
Debe presentar uno o dos avales, según el monto del
préstamo y cuenta con un año o dos para pagarlo.
La nueva ley considera que será motivo de sanción
REPORTAJE
ADRIANA GONZÁLEZ
❖ 7 de octubre de 2002
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Para obtener un crédito en estas cooperativas, no es necesario realizar complicados trámites
Jalisco es una de las entidades con mayor número de cooperativas, pues de
las 650 cajas populares de ahorro que hay en el país, 85 son del estado, a
las cuales acuden cerca de 400 mil personas a solicitar créditos
otorgar un crédito a una persona que no compruebe su
solvencia.
“Qué pasaría si siguiéramos al pie de la letra dicha
disposición: dejaríamos de ayudar a muchos socios que no
tienen cómo comprobar sus ingresos. Por ejemplo, el 70 por
ciento de los socios que conforman las cajas populares son amas
de casa, quienes dependen en gran parte del ingreso del
cónyuge, pero que piden préstamos para comprar joyería o
ropa para venderla y poder contribuir al sustento familiar. Ellas
no tienen cómo comprobar su solvencia”, afirmó Rodolfo
Cárdenas Suárez, gerente general de la caja popular Cihualpilli.
“La nueva ley obligará a las cajas populares a elevar sus
costos de operación. Por lo tanto, deberán incrementar sus tasas
de interés, en detrimento de los socios. Los intereses tendrán
que ser casi igualados a los de la banca, además de que pagarán
el IVA por ahorrar, impuesto que antes no existía para este
renglón. Por lo tanto, planean que muchos socios deserten”,
coincidieron en afirmar algunos de los entrevistados.
El que sale ganando es el gobierno, ya que antes no
contaba con el Banseri, el banco popular, en el que todas las
cooperativas de ahorro y crédito tendrán que depositar los
ahorros de sus socios.
“La nueva ley compara a las sociedades anónimas con las
cooperativas. Mete en un mismo saco al gato y al ratón”, señaló
Primitivo Madrigal, profesor investigador del Centro
Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
“Bajo esas circunstancias, de entrar en vigor en el 2003
dicha ley, dudo que las cajas populares puedan subsistir más
de cinco años”, aseguró Miguel Ángel Esqueda.
Al respecto coincidió Ernesto Montiel al indicar que las
cooperativas con la nueva ley estarán más vigiladas que los
bancos y que aquellos que cometieron el fraude del Fobaproa.
DETRÁS DE TODO ESTÁN LOS BANQUEROS
La sospecha habita en algunos miembros de las cajas
populares. Ven a los bancos como los contrincantes voraces
que los quieren sacar del mercado. Incluso algunos señalan
que la quiebra de las seudocajas populares fue una artimaña
del gobierno para poder crear una nueva ley en sintonía con
los intereses de la banca extranjera.
El 89 por ciento de la banca mexicana está en manos de
extranjeros, por lo que resulta lógico para muchos socios de
las cajas populares, que quieran expandir su mercado hacia
la clase media baja y baja mexicana.
“Es un mito la creencia de que la gente pobre no ahorra.
Hay millones de mexicanos cada vez más pobres que son
un nicho de mercado disputado por los bancos extranjeros”,
señala Primitivo Madrigal.
El académico agregó que es preocupante que la banca
voraz vislumbre a las cajas populares como un adversario.
Ante esta situación es factible que banqueros extranjeros
que adquirieron bancos nacionales, hayan puesto como
condición al gobierno que regulara las cajas populares, de
tal manera que los socios desertaran y se conviertan en
clientes de los bancos.
“Aparte de los banqueros extranjeros, hay que tomar en
cuenta que el Banco Mundial ha fijado a este país políticas
para la realización de actividades financieras. Existe un
control de las grandes instituciones para que nosotros nomás
nos quedemos con cierto sector de mercado y ya no sigamos
creciendo”, aseveró Ernesto Montiel.
Para algunos cooperativistas resulta coincidente que, por
ejemplo, algunos bancos prometan premios a los
ahorradores, como refrigeradores o autos, entre otros.
“Con este tipo de ofertas nosotros no podemos competir”.
Las cajas populares no escapan a los efectos de la
globalización, afectándolas. Esto no es exclusivo de
México, sino un fenómeno producto de un cambio
estructural. Antes el estado era de corte paternalista.
Ahora se ha convertido en un regulador y administrador
de la sociedad y tiene que supeditarse a las políticas de
los grandes grupos financieros del ámbito internacional,
concluyó Montiel Cázares.❖
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