PODER Y DISCIPLINA EN LA SOCIEDAD MODERNA Y EN LA SOCIEDAD POSMODERNA María Isabel Jácome RESUMEN El presente trabajo trata sobre la disciplina para poder entender el comportamiento de las sociedades emergentes o posmodernas. Las disciplinas son reglas o normativas que la sociedad o el mismo individuo establecen, de acuerdo al ambiente en donde se desenvuelvan. Se pretende reflexionar sobre la Postmodernidad como un cambio de estética o de percepción de la realidad, como una forma de concebir o de pensar la realidad y la sensibilidad. Entre lo moderno y lo postmoderno no hay diferencias sino relaciones; es decir, uno se deriva del otro y esas relaciones dependen de la dinámica social de la época. En la Postmodernidad las relaciones entre los individuos y su sensibilidad serían anormales; en la Postmodernidad no existe lo racional sino lo emocional. La clave de la legitimación de lo postmoderno se da por lo comunicacional; de esta forma se dan las relaciones de poder con las posibilidades de negociar en cada interacción comunicativa. Palabras claves: disciplina, Modernidad, Postmodernidad, sociedad, poder. Este trabajo pretende discernir sobre la disciplina, como comprensión del funcionamiento de las sociedades modernas, en contraste con la estética como forma de entender el comportamiento de las sociedades emergentes o posmodernas. La disciplina puede ser vista desde una perspectiva axiológica, para ser utilizada en el logro de fines normativamente contra-puestos y en contextos que son éticamente incompatibles entre sí. Para Foucault, el poder disciplinario se expresa con las mismas técnicas, en situaciones sociales diferentes, como son las cárceles, las escuelas, los hospitales y los manicomios. La sociedad disciplinaria para Foucault se va instaurar en el siglo xix, como mecanismo de control, a través de una reforma psicológica y moral de las actitudes y del comportamiento de los individuos (Foucault, Miche1,1972). Bajo estas premisas de control, instaurados por medios de dispositivos disciplinarios, la sociedad moderna va establecer una ética o normatividad en el colectivo, situación que se refleja en la penalidad del siglo xix; los individuos no van a ser castigados de acuerdo a lo que hacen, por el contrario, por lo que potencialmente puedan hacer, o están dispuestos a hacer, es así que el individuo debe ser considerado por sus virtudes y no por sus actos. En las sociedades industriales la disciplina moldea al imaginario colectivo, y permite el desarrollo de las grandes industrias o empresas económicas, se legitima la ética a través de un sujeto obediente, y las organizaciones mecánicas instauraron los mecanismos o dispositivos necesarios para internalizar estos valores. Para analizar los mecanismos de inserción de la disciplina en las sociedades modernas como formas de control y de regulación social, en contraste con el comportamiento estético de las sociedades posmodernas, quisiera comenzar describiendo a la sociedad moderna con la ayuda del dios griego Apolo. Estas imágenes me dan las referencias o claves de lo moderno. Apolo está relacionado con todo lo que significa ley y orden. Representa al espíritu helénico civilizado y armonioso, la preferencia griega por lo inteligible, determinado y medible como opuesto a lo fantástico, vago y sin forma, Apolo es luz (Toro, 1992, p.14). Esta idea concuerda con la apreciación de Maffesoli (1990) en el libro, El Tiempo de las Tribus, cuando se refiere a Michel Foucault como el analista más lúcido de la construcción moderna de lo social, y de la cual Baudrillard sospechó de esa claridad, y relacionó el análisis de Foucault con la visión apolínea de la polis. Lo moderno, o la sociedad moderna, impuso el mundo del orden desde afuera, lo normativo como constructor de la forma, lo que predomina es la luz que irradia el borde de los límites, de la moderación y el rigor de la autoridad. Foucault tuvo la visión de este mundo y sabiamente la retrató. Continúo con las imágenes reseñadas por Bernardo Toro Himiob (1992), en el libro Apolo y Dioniso..., cuando escribe: Apolo es luz y sol permanente, enceguece de tanta luz y quema, porque las flechas hieren de lejos y su lejanía mata; es la objetividad fría y distante de la ciencia. Apolo no se involucra, no participa, visión apolínea de la conciencia masculina que evoca objetividad pura y claridad científica, alterando lo que ve, ve lo que cree y prueba sus creencias con lo que ve. Para la sociedad moderna el proceso de socialización, de reproducción del orden social representaba moldear conductas, instaurar dispositivos disciplinarios al interior de las organizaciones que legitimasen ese orden, y le diesen sentido de realidad, y cual realidad, la que dictase el esquema axiológico de obediencia a la autoridad y de virtuosidad necesarias al orden social y sobre todo al desarrollo productivo de las sociedades industriales. Por esto, para Michel Foucault, la idea de Poder como ejercicio, se confunde con la práctica y la normalización del mismo, viene de lo bajo, es decir, no hay principio de relaciones de Poder como una oposición binaria y global entre los dominantes y los dominados; o lo que es lo mismo, dualidad que repercute en lo alto y en lo bajo, sobre los grupos más restringidos y en las profundidades del cuerpo social. Más bien es necesario suponer que las relaciones de fuerza múltiple que se forman y juegan en los aparatos de producción, las familias, los grupos restringidos, las instituciones sirven de control y de soporte en la homogenización de conductas del tejido social (García, Alejandro, 1999, p. 170). Para Frank López (1995), la transformación del tejido social de Occidente se dio a imagen y semejanza de la institución militar, imponiéndose así la propia morfología organizativa del ámbito militar, en cuanto a la ética de obediencia, racionalidad formal, tipología del sujeto disciplinado y el discurso físico de lo real, o lo que es lo mismo, el discurso científico. Otro aspecto importante a destacar dentro del orden de ideas señalado anteriormente, en cuanto al poder disciplinario, la sociedad moderna, el desarrollo industrial y la reproducción del este tejido social, es el papel que juega la tecnología en la configuración de este tipo de sociedad. Para Mires (1996), en la Modernidad desaparece nuestra individualidad, devorada a sí misma y con ello a nosotros, por obra de la máquina. Ahora quisiera pasar a las imágenes de Dioniso dios Griego, para retomar las claves de lo posmoderno. Para los estudiosos, este dios ejerce complejas emociones a cualquiera que se aproxime a él, puede ser por simpatía o repulsión hostil, dada las diferentes y complejas expresiones asociadas a sus mitos. Es el dios sufriente y agónico, contrastante por excelencia, va y viene, y siempre está en movimiento, es vida en perpetuo cambio y renovación (Toro, 1992, p. 20). La idea de Posmodernidad se plantea como una categoría difícil de discernir dada las diferentes perspectivas inter y de transdisciplinaridad que se conjugan en este concepto. Para algunos autores representa un quiebre, crisis, cambio de paradigma o un nuevo orden. Este trabajo pretende reflexionar sobre la posmodernidad como un cambio de estética, o de percepción de la realidad, como una forma de concebir o de pensar la realidad y la sensibilidad. Entre lo moderno y lo posmoderno no hay un contraste de opuestos, hay emergencias de estructuras arquetipales, como es el caso del poder que emergen inmanentemente de acuerdo a la dinámica de cada época. Lo posmoderno sería emergencia atípica, de relaciones entre los individuos y su sensibilidad. Analizar los cambios o referentes de esta nueva época, desde la perspectiva de un nuevo orden, o, mejor dicho, de cómo se genera o se instala esta socialidad, retomando las palabras de Maffesoli, (1990), asistimos a la sustitución de un social racionalizado, por una socialidad de predominio empático. Para poder entender el sentido de realidad construido, hay que olfatear lo vívido, en todos los ámbitos, lo económico, especialmente la tecnología, que está configurando un nuevo sujeto, la familia, y una lógica organizacional distinta. El sujeto moderno se legitimaba en las organizaciones a través de la obediencia, lo ético determinada su conducta y su relación de poder, en cambio para la nueva lógica organizacional, la clave de legitimación de lo posmoderno, viene por lo comunicacional, así se dan las relaciones de poder con las posibilidades de negociar en cada interacción comunicativa. Una de las características de las sociedades emergentes es la desaparición de los mecanismos de control disciplinarios modernos, y tal vez uno dé los grandes interrogantes es en cuanto a cómo se instauran los nuevos mecanismos de control, estando esta nueva sociedad compuesta de mecanismos de interacción. Me gustaría describir cómo es el contexto donde se dan estas interacciones que regulan a esta nueva sociedad. En este orden posmoderno hay una lectura de la tecnología a través de la microelectrónica, revelando así el contexto cultural actual. Según Mires (1996), el desarrollo de la microelectrónica incide en el modo de observar y de vivir la realidad misma, de la misma manera que la máquina de vapor no sólo surgió de un contexto social, sino que además ayudó a configurar ese contexto, disciplinando los cuerpos y las mentes al ritmo de sus pesados y ensordecedores movimientos. El modo de producción maquinal caracterizado por la hegemonía de la gran industria no ha desaparecido, y continuará existiendo durante mucho tiempo, pero coexistiendo y siendo penetrado por los mecanismos microelectrónicos en los sistemas de producción y de trabajo. Esta caracterización de lo posmoderno, tanto desde el nivel de la tecnología, como de la comunicación, y de la ausencia de identidad bien definida, de consistencia, de debilidad en el plano intelectual y moral. La incapacidad de juzgar, dada la inexistencia de criterios que pudieran afirmar como fundados y universales. La prevalencia por lo estético y el hedonismo, una asentada tendencia al disfrute. Identificándose así lo posmoderno con lo artificial, banal y construcción de un sentido de la realidad efímero, cargado de un nuevo sentido de socialidad, donde lo ético desdibuja los grandes metarrelatos, para dar cabida a una estética-ética de lo vívido. Otro aspecto importante en la redefinición de este nuevo contexto, es la perspectiva de análisis: sólo la observación de la vida cotidiana puede suministrar los materiales necesarios para inventar, o establecer los conceptos que permitan una nueva lectura de esta realidad. El sentido de realidad social es racional en un contexto moderno, en un contexto posmoderno es emocional, y en estos contextos es importante resaltar los significados que da Maffesoli, por ejemplo, socialidad frente a sociedad. En esta nueva significación, el individuo que representa identidades en una sociedad, pasa a ser persona en una socialidad. Así, el individuo tiene una identidad y la persona se identifica con un rol. Este autor opone el concepto cerrado de identidad, a la noción abierta de identificación. De este modo el individuo se encierra en su identidad, y la persona se identifica con sus simultáneas máscaras sin agotarse en ninguna de ellas. Estos nuevos significados de lo colectivo están refiriendo a nuevas posibilidades de orden y normatividad, dentro de un contexto posmoderno que no se agota en dispositivos disciplinarios como en los tiempos modernos. Me pregunto si en estas múltiples redefiniciones del sentido de realidad, lo normativo se instala ahí y ejerce un control difuso, efímero y dinámico, pero control al fin y al cabo. No pretendo con este trabajo dar una respuesta a esta interrogante, en cuanto a las formas de control y a los mecanismos o dispositivos disciplinarios en tiempos posmodernos, pero sí acercarme a la idea de la comunicación y de la nueva lógica organizacional, como elementos de regulación social. Me gustaría reforzar esta inquietud citando a un autor como Habermas (1989), quién desarrolla precisamente la idea de sujetos capaces de lenguaje y de acción, como punto de reflexión del agotamiento del paradigma del sujeto - objeto, como filosofía de la conciencia, apara contrarrestar, con el paradigma del entendimiento intersubjetivo de acción comunicativa. Para el paradigma del entendimiento intersubjetivo, lo fundamental es la actitud realizativa de los participantes en la interacción que coordinan los planes de acción sobre el mundo, por esto el sentido de realidad se produce a través de la interacción y del juego de los roles y de las negociaciones de los participantes. Habermas explica está acción a través del acto de hablar por el ego, el alter toma postura frente a este acto, ambos establecen una relación interpersonal. Ésta viene dada por el sistema de perspectivas recíprocamente entrelazadas de hablantes, oyentes, asistentes, actuales no implicados. Para Habermas entre la posición extramundana del yo trascendental y la intramundana del yo empírico, no es posible una mediación. La reflexión sobre si mismo, emprendido desde la perspectiva del participante, escapa a la objetivación, que es inevitable desde la perspectiva del observador. Bajo la mirada de una tercera persona, ya sea dirigida hacia fuera o hacia dentro, todo se congela en objeto; en cambio, la primera persona, que en actitud realizativa se vuelve sobre sí misma, desde el ángulo de mira de la segunda, puede reconstruir. Esta reconstrucción viene del saber reflexivamente objetualizado, es decir, de la autoconciencia. Para Habermas, lo que antes competía a la filosofía trascendental, es decir, el análisis intuitivo de la autoconciencia, pasa ahora a la jurisdicción del círculo de ciencias reconstructivas, que desde la perspectiva de los participantes en discursos e interacciones tratan de hacer explícito el saber de reglas (Habermas, Jürgen, 1989, p. 355). Este análisis de Habermas concuerda con la posición de los sujetos en la nueva lógica organizacional, todo pasa por la acción comunicativa, lo que me lleva a pensar que el contraste entre los mecanismos de control disciplinarios modernos se derivó desde la perspectiva de un sujeto pasivo que actuaba mecánicamente, legitimado en su acción de estímulo, para una respuesta predecible, y este sujeto en condiciones posmodernas, que debe legitimarse en cuanto tenga múltiple posibilidades de reflexionar y de pensarse así mismo en cada acción y construcción de sentido de realidad por medio de la percepción del otro y del juego de las negociaciones. Uno de los rasgos característicos de lo posmoderno es la comunicación, por las posibilidades de transformación y de deconstrucción de la sociedad, de las relaciones humanas, ya sea a través del espacio y de la socialidad, como lo establece Maffesoli (1990), cuando expresa que las tribus puntúan el espacio, a partir del sentimiento de pertenencia, en función de una ética específica y en el cuadro de una red de comunicación. Otra manera de caracterizar a lo posmoderno es contraponer la proxemia, contacto táctil, frente a la lejanía de la visión óptica de la modernidad. ¿Y cómo se establece este contacto? A través de un ajuste afectual a posteriori que de una regulación racional a priori. Este análisis de lo posmoderno a partir de la proxemia, está revelando la importancia de la estética, como forma de redefinir el sentido de socialidad a cada instante en lo cotidiano, en la sombra de la ciudad, en el espacio-tiempo, y en la nueva lógica organizacional, tanto en la estructura, organicidad, como en la percepción del otro, empatía en la interacción. Así lo posmoderno no se detiene en la posibilidad de construir futuro, sino en las múltiples acciones de ir y venir, como vida y muerte, que corresponden a una misma moneda con dos caras. Las regulaciones sociales se agotan y surgen a cada momento, y se transmiten precisamente a través de la sensibilidad, de la emoción y de la proximidad. Este nuevo contexto necesita una aproximación metodológica diferente al enfoque del pensamiento científico, en el cual no existe la posibilidad de vincular al individuo en sus motivaciones diarias, o experiencias con el sentido de realidad. Por contraste, la sociología cualitativa introduce postulados totalmente diferentes. Introduce al individuo en sus intenciones diarias, motivaciones y experiencias para construir el sentido de realidad. Este hecho lo demuestra los estudios realizados por Robert Park, Ernesto Burgess, William Thomas y George Herbert Mead, quienes se caracterizaron por la resistencia hacia la teoría globalizante y su preferencia declarada por el conocimiento práctico, directo, y la observación directa de las comunicaciones (Schwaartz y Jacobs,1984). Dentro del enfoque de la sociología cualitativa o sociología del interior, hay autores que se han destacado como George Simmel, Erving Goffman y Alfred Schutz. La sociología goffmaniana es una sociología de recuperación del material de la vida cotidiana, de los escenarios descuidados por los estudios macro-sociológicos. Goffman centra su interés en la estructura de la interacción, en cuanto unidad fundamental de la vida social: Sus aportes están dados por el estudio de las formas en que se organiza la experiencia de la vida cotidiana, de las secuencias de acciones a los episodios de conversación informal; y al intento de individualizar, la unidad analítica más provechosa para estudiar los flujos de conversación, donde clara-mente se mezclan comunicaciones verbales en sentido propio y movimientos no verbales, elementos que difícilmente se pueden hacer entrar en un análisis lingüístico de las conversaciones mismas (Wolf, 1988, p. 23). Este autor señala que la física de los lugares públicos no es sólo de comportamientos sino de conciencia y de atención. En los lugares públicos se da un orden social muy básico, una serie de normas que gobiernan el manejo que un individuo hace de sí mismo, durante y en virtud de su presencia física entre otros, como el control que debe tener una persona de sus expresiones faciales. La gente perturbada, a menudo se encuentra con que no puede poner una cara que vaya de acuerdo con las circunstancias. Según el análisis de Goffman, la gente normal se las arregla en tales situaciones, para hacer públicamente visibles sus buenas razones, para hacer o ver algo, a quién debe ver y cuando deben ver, a dónde van y por qué se dirigen allá. Incluso el encuentro más fugaz de dos pares de ojos, podría constituir un delicado ritual social, rígidamente controlado por normas sociales, y cuidadosamente administradas. El estudio de Goffman corresponde al ámbito de la ontología, es decir, indaga sobre el ser, como conocimiento de la vida cotidiana o de la interacción de persona a persona. Este aprendizaje consiste en verla y conocerla, tal como se presenta a nuestro alcance, haciéndonos la pregunta: ¿qué sucede?, ya que según los métodos ordinarios de la ciencia social, serían de poca ayuda para dar una respuesta así, dado que primeramente preguntarían, cuándo, dónde, o por qué sucede algo (Schwartz, 1984, p. 248). El objetivo que persigue este autor con la indagación sobre la vida cotidiana, es conocer la estructura social, de los actos más insignificantes de nuestro diario vivir, y así conocer las reglas que regulan estos eventos y dan sentido de realidad. Goffman ha cartografiado algunas zonas de la vida cotidiana, para justificar el estudio de la vida práctica que no ha sido estudiado: 1. La presentación del yo, las técnicas por las cuales los individuos y los grupos proyectan imágenes de sí mismo, de sus acciones a otros. 2. Una sociología de las ocasiones, las reglas, definiciones y contingencias, que rigen la conducta mutua de las personas cuando están copresentes o de persona a persona en un medio ambiente físico común. 3. La interacción estratégica, aquellos aspectos y tipos de interacción que son parecidos a juegos y que incluyen jugadores, ganar, estrategias y otros elementos parecidos. 4. Trabajo facial, una línea concertada de acciones verbales y no verbales, por medio de las cuales un individuo expresa su evaluación de una situación, de aquellos que están dentro de ella especialmente de él mismo. 5. Estigmas, el manejo de etiquetas y características que deterioran la identidad individual (Schwartz,1984, p. 249). Es evidente que tanto para el contexto de la sociedad en general, como en las organizaciones, es necesario estudiarlas bajo un enfoque cualitativo para que den cuenta de lo que ocurre en la realidad; si no utilizamos un método cualitativo, no podemos construir un objeto de estudio que nos muestre las interacciones, lo simbólico y lo comunicacional, como elementos dinámicos y propios de esta era. Quiero concluir este trabajo planteando ciertos interrogantes: el primero de ellos sobre el contexto latinoamericano. Éste no presenta procesos tan evidentes de cambios o de quiebres de paradigmas como las sociedades industrializadas, pero en nuestras sociedades lo estético se impone a lo ético, como mecanismo de regulación o de control social, desde siempre; es decir, nuestro colectivo tiene pocas referencias de lo disciplinario, impera más el sentido de proxemia, descrito por Maffesoli, que se mueve por la emoción y por la construcción de normas y valores referentes a los grupos de inserción social, más que por el criterio de valores universales propios de la Modernidad. Mi segunda reflexión: entre lo moderno y lo posmoderno hay un juego de sombras, nooposición, ni contrastes; pareciera que los elementos regulatorios de esta nueva sociedad están surgiendo de lo inmanente, o latente del mundo moderno, y ahora esta nueva sociedad construye en su propia dinámica aspectos laten-tes y sombríos que son las claves de lo que vendrá. POWER AND DISCIPLINE IN MODERN SOCIETY AND IN POST-MODERN SOCIETY By Maria Isabel Jacome SUMMARY lt treats of discipline as an approach for understanding the behaviour of the emerging or postmodern societies. Disciplines are precepts or regulations established by societies or the individual himself according to the environment. It reflects on Post-modernism as a change in aesthetics or in the perception or reality; as a way of conceiving or thinking reality and sensibility. There are not differences but relationships between what is modern and post-modern. That means, one derives from the other, and these relationships depend on the social dynamic of the time. Within Post-modernism, the relationship between individuals and their sensibility would be abnormal. Within Post-modernism that which is rational does not exist, but that which is emotional. The key of Post-modern legitimation is given by communication. That way, power relationships are given with possibilities of negotiating in each communicative interaction. KEY WORDS: discipline, Modernism, Post-modernism, society, power. POUVOIR ET DISCIPLINE DANS LA SOCIÉTÉ MODERNE ETDANS LA SOCIÉTÉ POSTMODERNE María Isabel Jácome RÉSUMÉ I1 s'agit de la discipline comme un moyen pour comprendre le comportement des sociétés émergentes ou postmodernes. Les discipli-nes sont des régles ou des normes que la société ou bien 1'individu établit selon le milieu oú il se trouve. L'article se veut une réflexion sur la Postmodernité comme un changement d'esthétique ou de perception de la réalité, comme une forme de concevoir ou de penser la réalité et la sensibilité. I1 n'existe pas de différences entre ce qui est moderne et ce qui est postmoderne mais des relations. Car 1'un se dérive de l'autre et ces relations dépendent de la dynamique sociale de 1'époque. La Postmodernité consisterait dans le rapport anormal entre les individus et leur sensibilité. Dans la Postmodernité, le rationnel n'existe pas mais 1'émotionnel; la clé de la légitimation du postmoderne est donnée par le communicationnel. Ainsi, les relations de pouvoir se présentent ave( les possibilités de négocier á chaque interaction communicative. MOTS CLÉ: discipline, Modernité, Postmodernité, société, pouvoir. BIBLIOGRAFÍA BALBIER, E., DELEUZE, G., Y OTROS, (1990). MICHEL FOUCAULT FILÓSOFO. EDITORIAL GEDISA, BARCELONA, ESPAÑA. CEJAS, MAGDA, JACOME, MARÍA ISABEL, (1998). "LA INTERRELACIÓN ENTRE INDIVIDUOS, GRUPOS Y ORGANIZACIONES".UNIVERSIDAD DE CARABOBO, VALENCIA, VENEZUELA. COLOM, ANTONI J., MELICH., JOAN-CARLES,(1997). DESPUÉS VELA MODERNIDAD. EDITORIAL PAIDOS, BARCELONA, ESPAÑA. FOUCAULT, MICHEL, (1972). LA VERDAD Y LAS FORMAS JURÍDICAS. EDITORIAL GEDISA, MÉXICO. GARCIA, ALEJANDRO,(1999). "LA VIDA COMO UNA OBRA DE ARTE, LA ÉTICA DE MICHEL FOUCAULT". ZONA TORRIDA, (32), PP. 170- 186. GIDDENS, A., TURNER, JONATHAN Y OTROS, (1998). LA TEORÍA SOCIAL HOY. 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