la democracia y sus exigencias

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LA DEMOCRACIA
Y SUS EXIGENCIAS
Luis Armando González
Material de estudio
Construyendo Cultura Política Democrática
La Democracia y sus Exigencias
Material de estudio
Editado por:
Iniciativa Social para la Democracia
Revisión:
Ramón Villalta, Director Ejecutivo
Contenido:
Luis Armando González*
Diseño y Diagramación:
Aurora Cubías
Esta publicación ha sido posible
Gracias al apoyo de
Actión Solidarité Tiers Monde
ASTM de Luxemburgo
En el marco del Proyecto
“Democracia, Transparencia y Participación
Ciudadana en la Asociación de Municipios
Los Nonualcos”.
1ª Edición
Septiembre 2009
Se imprimieron 1200 ejemplares.
* Investigador, Colaborador de ISD
Contenido
Presentación
I.
Democracia
II.
Cultura Política Democrática
III.
Estado democrático de derecho
IV.
Gobernabilidad democrática y
sociedad civil
1
2
Presentación
Hablar de democracia en nuestro tiempo no es una tarea fácil, sobre todo cuando la
población cree que un sistema como ese no le beneficia y cuando una cultura autoritaria,
dominante en nuestro medio desde hace décadas, se niega a desaparecer y por el
contrario se fortalece a través de prácticas de exclusión e intolerancia que tanto los/as
gobernantes como los/as gobernados/as reproducen en el diario actuar.
ISD tiene como horizonte de trabajo la construcción de una sociedad en donde prevalezca
la cultura política de la democracia, una sociedad en donde los/as gobernantes ejerzan
un “buen gobierno” y los/as gobernados/as sean “buenos/as ciudadanos/as”, en donde
los/as representantes o servidores/as públicos/as administren con eficiencia y eficacia
a las instituciones y los recursos, llevando servicios y beneficios a la colectividad,
trabajando por el bien común.
En ese marco, su esfuerzo fundamental es el de formar a los/as líderes y lideresas para
que rompan con el esquema de que la política es un espacio exclusivo de los políticos,
que es algo “sucio” y lo mejor es estar alejado/a, que lo “normal” lo constituyen aquellas
prácticas autoritarias en el ejercicio del poder en donde el nepotismo, la corrupción,
la imposición y la exclusión es lo que se debe esperar de todo/a aquel o aquella que
pasa de candidato/a a gobernante.
Por esta razón, promueve procesos de análisis, fomenta el debate y la formación política
sobre la democracia como sistema de gobierno, como forma de vida y sobre todo como
cultura política, acompañándola con material en versión popular para que sea
comprensible y accesible para todo/a aquel o aquella que desee adquirir más
conocimiento sobre este tema.
En esta ocasión presenta un material para el estudio y aunque no parece tener diseño
popular es socialmente más enriquecedor y representa el reto de profundizar en una
concepción distinta de la democracia, haciendo que todos/as, aún con menores niveles
de formación académica, tengan la oportunidad de aprender y entonces definir hacia
dónde se encuentra su horizonte de trabajo. Pretende apoyar el desarrollo del
conocimiento en especial para los excluidos y autoexcluidos de la política y de la vida
pública (la ciudadanía), pero también para aquellos y aquellas que habiendo llegado
al ejercicio de gobierno requieran ser servidores/as públicos/as con vocación democrática.
Agradecemos a Luis Armando González, colaborador de ISD y hombre comprometido
con el desarrollo de la cultura política democrática al igual que nosotros, por el desarrollo
del contenido del presente material y a Actión Solidarité Tiers Monde de Luxemburgo
por el apoyo financiero para el impulso de nuestros programas de educación y en
particular de este material.
Lic. Ramón Villalta
Director Ejecutivo
ISD
3
4
I. Democracia
Mis apuntes aquí:
De la democracia se ha hablado y escrito mucho. De
forma resumida, recogeremos a continuación diferentes
aspectos relacionados con la misma, centrándonos en
sus orígenes, definición, el significado de la
democratización, para terminar con una valoración
crítica de la democracia.
1. Orígenes
La palabra “democracia” es una palabra ciertamente antigua:
fue usada por los griegos en el siglo V antes de Cristo y proviene
de las dos raíces demos que significa “pueblo” y kratos que
significa “poder”. Es decir, democracia quiere decir “poder del
pueblo” o “poder de la mayoría”. Para los griegos, lo opuesto
a la democracia es, por un lado, la aristocracia (“poder de unos
pocos”) y, por otro lado, la monarquía (“poder de uno solo”).
Junto con la palabra, los griegos inventaron también un tipo
particular de práctica democrática: las Asambleas, en las cuales
un consejo de ciudadanos griegos (hombres) tomaba las
decisiones más importantes de la polis o ciudad; por ejemplo,
decisiones judiciales, de tributación y militares. Esas decisiones
eran tomadas por decisión de la mayoría, una vez discutidos y
debatidos los argumentos en pro y en contra de las mismas.
Se puede decir con toda propiedad que la democracia es un
invento griego1. Sin embargo, desde los griegos del siglo V antes
de Cristo y el momento actual hay un enorme lapso de tiempo
en el cual han pasado muchas cosas en la historia de la
humanidad. En buena parte de ese lapso de tiempo
–prácticamente, desde la caída del imperio romano (siglos VI y
VII después de Cristo) hasta el declive de la Edad Media (siglos
XV-XVI después de Cristo) la democracia desapareció del horizonte
del ejercicio político. Sólo comenzó a resurgir con los inicios de
la edad moderna (siglos XVII-XVIII) y poco a poco se
1.- La democracia como forma de gobierno ha evolucionado y se ha transformado desde su primera concreción en la antigua Grecia hasta
sus concreciones actuales. Lo mismo ha sucedido con las teorías y las ideas democráticas. Ni qué decir tiene que ni como forma de gobierno
ni como teoría política la democracia ha sido un fenómeno permanente en la historia de occidente, desde la antigüedad helénica hasta nuestros
días. Ver F. Rodríguez Adrados, Historia de la democracia. De Solón a nuestros días. Madrid, Teorema, 1997; F. Requejo Coll, Las democracias.
Democracia antigua, democracia liberal y Estado de bienestar. Barcelona, Ariel, 1994; A. Touraine, ¿Qué es la democracia? Madrid, Teorema,
1994
5
Mis apuntes aquí:
príncipes (contra las monarquías), para terminar por convertirse
en un régimen político, a partir del siglo XIX. El siglo XX fue el
siglo de la democracia, no tanto por su éxito generalizado sino
porque fue el régimen que se contrapuso como la gran
alternativa a otros que se consideraban desacreditados. Fue
en la primera mitad del siglo XX que el líder británico Winston
Churchill dijo que la democracia era el régimen político menos
malo de todos los existentes; pensaba en el fascismo, en el
nazismo y el totalitarismo.
Ya más cerca de nosotros –a finales de los años ochenta—la
democracia cobró una fuerza inusitada. Se convirtió en la meta
de una gran mayoría de sociedades en el mundo. Junto con
ello, se dedicaron muchas energías para entender no sólo su
evolución, sino también sus dimensiones y requisitos. A la par
de ello, se avanzó en la comprensión teórica de la democracia,
sobre la cual se han elaborado importantes definiciones que
se han convertido en un requisito imprescindible para su
conocimiento y promoción.
2. Definición
Así, en un primer momento, la democracia puede definirse
como un modo de organizar y dirigir la sociedad desde el Estado,
que se caracteriza no sólo por el recambio periódico de unos
gobernantes que representan a los gobernados —mediante
elecciones—, sino por la defensa de los intereses de las mayorías,
el respeto por las minorías, la tolerancia, el pluralismo ideológico
y político, y la resistencia al despotismo. La democracia es,
pues, un régimen político donde los ciudadanos no sólo
participan voluntariamente de su gobierno, sino que ejercen
algún tipo de control sobre las acciones del poder político;
ello quiere decir que la autoridad pública es limitada y que
se reconoce un área relativamente amplia de libertad privada.
En la esfera privada, amplios espacios de la vida personal se
dejan a la elección de cada cual; en la esfera pública, la
ciudadanía —directa o indirectamente— determina las políticas
de gobierno.
Juan Linz lo expresa de este modo: "nuestro criterio para definir
una democracia puede resumirse diciendo que es la libertad
legal para formular y proponer alternativas políticas con
derechos concomitantes de libertad de asociación, libertad de
expresión y otras libertades básicas de la persona;
6
competencia libre y no violenta entre líderes con una revalidación
periódica de su derecho para gobernar; inclusión de todos los
cargos políticos efectivos en el proceso democrático, y medidas
para la participación de todos los miembros de la comunidad
política, cualquiera que fueran las preferencias políticas.
Prácticamente esto significa libertad para crear partidos políticos
y para realizar elecciones libres y honestas a intervalos regulares,
sin excluir ningún cargo político efectivo de la responsabilidad
directa o indirecta ante el electorado"2.
Mis apuntes aquí:
Por su parte, Ramón Folch lo dice de esta manera: “la democracia
garantiza la prevalencia de los criterios frente a oligocracias y
al despotismo, pero también asegura el derecho a la discrepancia
minoritaria, porque dista tanto de someterse al totalitarismo
como de reducirse a una grosera y simple dictadura de la
mayoría. La democracia es el respeto hacia los demás,
correspondido por el respeto que recibe uno de los demás3.”.
A su vez, Folch apunta algo importante y que con frecuencia se
pierde de vista: que la democracia es un modo posible que
tienen los seres humanos, todos ellos con potencialidades de
que ameritan igual respeto, de organizar su vida, puesto que
en ella se asume que los individuos poseen facultades morales
y racionales, libertad y derechos, poder y capacidad de compartir
la gobernabilidad equitativamente. Es decir, la democracia es
una forma de vida que, en cuanto tal, trata de conciliar, como
quiere Fernando Savater, libertad y seguridad: "libertad para
emprenderlo todo, pues el individuo es supremo y no reconoce
otro límite para sus ambiciones más que el de su fuerza o
capacidad; pero seguridad que garantice algunas de las ventajas
protectoras que aseguraba el viejo Padre muerto y mitigue un
tanto el permanente temor en el que su desaparición ha
instalado para siempre a los hombres libres" 4.
La democracia, en este sentido, es primordialmente un
procedimiento, un método. ¿Para qué? Para evitar que el poder
estatal se concentre en pocas manos y sea usado
despóticamente. Pero no es sólo un procedimiento, pues también
pretende alentar la participación ciudadana en los
2.- J. J. Linz, La quiebra de las democracias. Madrid, Alianza, 1993, p. 17
3.- R. Folch. Diccionario de socioecología. Barcelona, Planeta 1999 pp94-95.
4.- F. Savater, "Libertad y seguridad en una sociedad democrática". En Perdonadme, ortodoxos. Madrid, Alianza, 1986, pp. 218-219
7
Mis apuntes aquí:
asuntos públicos. Distintas formas de democracia participativa,
(en la cual las decisiones se toman a partir de la discusión y
acuerdo entre todos los afectados) se derivan de esta dimensión
de la democracia. También se derivan de ella distintas formas
de democracia directa (en la cual la ejecución de las decisiones
tomadas involucra a todos los afectados). Sin embargo, ni la
democracia directa ni la democracia participativa pueden
reemplazar a la democracia como procedimiento ni pueden
reemplazar el carácter representativo de la misma. Y ello en
virtud de la dificultad de hacerlas operativas en sociedades
nacionales o transnacionales. Si todos y todas participaran
directamente en todo estas sociedades se paralizarían.
No obstante lo anterior, no se quiere decir aquí que la democracia
sea ajena a la participación directa de los ciudadanos y
ciudadanas. Al contrario, la democracia exige, a medida que se
desarrolla y se arraiga en las sociedades, mayores niveles de
participación social. Por eso cuando se habla de democracia
no se dice “Democracia participativa”: la participación es una
exigencia intrínseca de la democracia –al igual que lo son la
deliberación, el debate, el disenso y la representación-. Todo
ello está englobado en el termino democracia. Y es eso lo que
trasluce en estas palabras de Alain Touraine, cuando escribe,
en su libro ¿Qué es la democracia?, que “las reglas de
procedimiento no son más que medios al servicio de fines nunca
alcanzados, pero que deben dar su sentido a las actividades
políticas: impedir la arbitrariedad y el secreto, responder a las
demandas de la mayoría, garantizar la participación de la mayor
cantidad posible de personas en la vida pública… No podemos
contentarnos con una democracia de deliberación; necesitamos
una democracia de liberación”5..
3. Democratización
Ningún país alcanza la democracia plena. A los que más se
acercan al ideal democrático se les llama poliarquía, es decir,
regímenes políticos que cumplen con los requisitos básicos de
la democracia:
a) cargos electivos para el control de las decisiones políticas;
b) elecciones libres, periódicas e imparciales;
c) sufragio inclusivo;
5.- A. Touraine, ¿Qué es la democracia? México, FCE, 2006, p. 19-20.
8
d) derecho a ocupar cargos públicos en el gobierno;
e) libertad de expresión;
f) existencia y protección por ley de variedad de fuentes
de información; y
g) derecho a constituir asociaciones u organizaciones
autónomas, partidos políticos y grupos de intereses.
Mis apuntes aquí:
Ahora bien, dicho lo anterior, hay que preguntarse cómo
es que una sociedad llega a convertirse en una poliarquía
cuando está lejos de serlo. Según los especialistas, se llega
a este estadio mediante la democratización. Esta última
constituye un proceso de transformación política, mediante
el cual se crean ordenamientos democráticos en sociedades
en donde éstos no habían echado raíces o donde habían
sido abolidos por la fuerza. La democratización consiste,
entonces, en el proceso de transición de un régimen no
democrático a otro que sí lo es, ya sea por la vía de recuperar
instituciones y prácticas democráticas que habían existido
p re v i a m e nte o p o r l a c rea c i ó n d e a l g o n u e vo .
Tales ordenamientos democráticos no pueden ser
construidos de una vez e inmediatamente; se trata de un
proceso de largo aliento, en cuyo avance se debe pasar por
distintas etapas. Para el caso de la democratización
latinoamericana los especialistas establecieron como un
primer paso en la democratización la transición democrática
que, consiste en lo fundamental, según Guillermo O´Donnell,
en un “intervalo que se extiende entre un régimen político
y otro”, siendo delimitada por un lado por el inicio del
proceso de disolución del viejo régimen –esto es, el régimen
autoritario—, a través de la implantación de un ejercicio
democrático básico: elecciones competitivas, el pluralismo
partidario y separación de poderes, etc. (liberalización)
como por el establecimiento, en este caso, de alguna forma
de democracia.
Una vez agotada la transición –obtenidas las garantías
democráticas básicas y establecido su sostén institucional
mínimo (afianzamiento del mecanismo electoral, pluralismo
ideológico y político, libertad de expresión, asociación y
reunión)— se estaría en condiciones de pasar a la siguiente
etapa: la consolidación democrática, es decir, el ejercicio
pleno de los derechos civiles y políticos de los ciudadanos,
sostenido por un sólido tejido institucional y una cultura
política anclada en valores democráticos.
9
Mis apuntes aquí:
Ciertamente, no se trata de un proceso lineal e inexorable, en
tanto que las amenazas de “reversión autoritaria” siempre están
presentes, incluso en la etapa de la consolidación. Como señala
Rita Giacalone, siguiendo a Adam Przeworski, “aunque en la
transición hacia la democracia se creen instituciones nuevas o
se reactualicen otras existentes, dotadas de nuevo contenido,
se trata, sin embargo, de una transacción contingente y no de
un compromiso sustantivo (…). No existen garantías de que el
proceso no pueda revertirse más adelante, aunque resulta obvio
que cuando la nueva configuración institucional alcanza el nivel
más alto –el de la constitución— la garantía para impedir que
ciertos intereses entren a la palestra política, o para que los que
controlaban este escenario previamente queden relegados, es
mayor”6.
En la misma línea, Giacalone trae a cuenta dos de las más
significativas conclusiones a las que llegó en su momento
Przeworski: “1) la caída de un régimen autoritario no garantiza
que el que le siga sea más democrático y 2) la transición hacia
la democracia puede hacerse a costa de mantener intactas las
relaciones económicas existentes”7.
La discusión anterior se inspiró en los procesos de
democratización en los cuales no había una situación de
enfrentamiento militar abierto, es decir, donde los regímenes
autoritarios gozaban de un clima de relativa estabilidad. A
Centroamérica llegó el desafío de la democratización en el marco
de una aguda conflictividad militar. El desafío de la transición
democrática se hizo presente con su exigencia de implantar los
mecanismos básicos de la democracia para superar el legado
autoritario, pero para que esos mecanismos fueran en verdad
expresión de una democratización real había que terminar por
la vía negociada con la conflictividad militar, la cual tenía una
dimensión regional y otra local. Es decir, la pacificación se
convirtió en una condición imprescindible para la
democratización.
En Centroamérica, la primera fase de la democratización –la
transición— fue simultánea con la pacificación; más aún,
dependió fuertemente de ella, al punto que sólo se pudo avanzar
en ella cuando la paz fue conquistada. Dicho de otra
6.- Giacalone, R., “Transición política y constitución: una revisión de América Latina”. En Mariñez Navarro, F., Ciencia política: nuevos contextos,
nuevos desafíos. México, Noriega, 2001, p. 121
7.- Ibid., p. 121
10
manera, en Centroamérica, la pacificación fue la condición
esencial para la transición –que sólo se pudo completar
cuando finalizaron los conflictos armados que se suscitaron
desde finales de los años setenta y a lo largo de la década
de los ochenta.
Mis apuntes aquí:
4. Valoración critica
Hay que decir que la democracia no lo es todo en la vida
de los seres humanos. Un poeta, el mexicano Octavio Paz,
hace una importante crítica a la democracia que no hay
que dejar de lado. Paz reflexiona sobre el fundamento de
la democracia, sobre su razón de ser. Para él, ese
fundamento es "la creencia en la capacidad de los
ciudadanos para decidir, con libertad y responsabilidad,
sobre los asuntos públicos"8. La libertad y la responsabilidad
de los ciudadanos son el requisito básico no sólo para
enriquecer la discusión de los asuntos públicos, sino también
para que aquéllos ejerzan y defiendan sus derechos políticos
fundamentales.
Obviamente, cuando la libertad y la responsabilidad
ciudadanas desfallecen, la democracia se ve fuertemente
socavada. Precisamente, algo de eso vislumbra el poeta
mexicano en las democracias modernas, en las cuales la
política tiende a convertirse en una "rama de la industria
del entretenimiento" y la libertad de expresión amenaza
con convertirse en "un instrumento de domesticación
intelectual, moral y política"9.
En su opinión, la expresión más palpable de este
desfallecimiento de la democracia moderna es la
transformación del debate público en "una ceremonia y un
espectáculo"10, así como la "masificación" de los ciudadanos,
es decir, "el conformismo, la vulgaridad de sus pasiones, la
uniformidad de sus gustos, ideas y convicciones" 11. Según
Paz, "la masificación (...) de los ciudadanos y la
transformación del debate público en espectáculo son
rasgos que degradan a las democracias modernas. Denunciar
esos males es defender a la verdadera democracia" 12 .
8.- O. Paz Ibíd., p. 61
9.- Ibid., p. 62
10.- Ibíd
11.- Ibíd
12.- Ibíd
11
Mis apuntes aquí:
I. Cultura política democrática
Cada vez cobra más fuerza la idea de que para que la
democracia se consolide no basta con que los
ciudadanos y las ciudadanas asistan regularmente a
las urnas o que las instituciones funcionen como es
debido, sino que se requiere un componente
“subjetivo”, que tiene que ver con las creencias, los
valores, las preferencias y los hábitos de los miembros
de una sociedad. Este componente subjetivo es
moldeado por la cultura en general, pero también de
manera particular –cuando tiene que ver con valores,
creencias y hábitos políticos— por la cultura política.
Hay distintos tipos de cultura política (monárquica,
fascista, nazista, totalitaria), pero la que es clave para
la democracia es la cultura política democrática. En su
libro La tercera vía 13 , Anthony Giddens sugiere
diferentes requisitos que debería tener un sistema
político para amparar una cultura política democrática.
1. Requisitos político-institucionales para una cultura
política democrática
a) Un proceso de descentralización del Estado, en el que se
devuelva poder hacia abajo y se atribuya poder hacia arriba.
Aquí es pertinente traer a cuenta la tesis de Alain Touraine
acerca de doble papel del Estado, que por un lado unifica las
sociedad de arriba hacia abajo, encuadrando la organización
social en el sistema político; y, por otro, asegura el ascenso de
los problemas y los conflictos de la organización social hacia el
sistema político. "El Estado es el recurso, no el amo" 14 .
b) Además, el Estado debería elevar su eficiencia administrativa
para conservar o recobrar legitimidad, lo cual pasa
necesariamente por el fortalecimiento del entramado
institucional que lo sostiene. El gobierno podría establecer un
contacto más directo con los ciudadanos, y éstos con el gobierno,
mediante “los experimentos de democracia”:
A. Giddens, La tercera vía…, pp. 90-120
A. Touraine.Producción de la sociedad....p 175
12
democracia local directa, jurados ciudadanos, por ejemplo, los
cuales no sustituirían a los mecanismos de voto normales en
el poder local y central, pero se podrían convertir en un
complemento perdurable de ellos. De lo que se trata es
Mis apuntes aquí:
de combinar creativamente participación con
representación , lo cual, por lo general, es siempre
problemático. Según Dahl, se está ante un dilema democrático
fundamental; él lo formula así: "cuando menor sea una unidad
democrática, tanto mayor será el potencial de la participación
ciudadana y tanto menor la necesidad de que los ciudadanos
deleguen las decisiones políticas en representantes. Cuanto
mayor sea la unidad, tanto mayor será la capacidad de éstos
para lidiar con los problemas importantes de los ciudadanos
y tanto mayor será la necesidad de que los ciudadanos deleguen
decisiones a sus representantes"15.
c) Otro de los requisitos es la promoción de la sociedad civil.
Ésta y el Estado deberían actuar asociados, cada uno para
ayudar, pero también para controlar, la acción del otro. Lo cual
no significa que el Estado deba estar en todas partes, puesto
que de ello se seguirían no sólo un crecimiento
desproporcionado de la burocracia estatal —con los costos
económicos que ello supone para la sociedad—, sino también
el riesgo de que los burócratas quieran controlarlo todo,
imponiendo la racionalidad que rige en el ámbito estatal en
otras esferas de la vida humana regidas por una racionalidad
distinta. En su momento, Jürgen Habermas llamó la atención
sobre los peligros de lo que él percibió como un proceso de
"colonización" del mundo de la vida por la "racionalidad
instrumental" o "estratégica"16.
d) Por último, y puesto que la familia es una institución básica
de la sociedad, la democratización de la familia es un requisito
clave para lograr una cultura política democrática. La familia
se debería democratizar en formas que sugirieran la pauta de
los procesos de democracia pública. La democracia en la esfera
pública implica igualdad formal, derechos individuales, la
discusión pública de cuestiones sin violencia y una autoridad
más apoyada en la negociación que asentada en la tradición.
Por su parte, la familia democratizada –en el horizonte de una
15.-R. Dahl, Democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid, Taurus, 1999, p. 128
16.-Ver J. Habermas, Conocimiento e interés. Madrid, Taurus, 1982; J. Habermas, Problemas de legitimación el capitalismo tardío. Buenos Aires,
Amorrortu, 1991
13
Mis apuntes aquí:
cultura política democrática- implicaría equidad, respeto mutuo,
autonomía, toma de decisiones mediante la comunicación y
ausencia de violencia. Democratizar la familia supone hacerse
cargo de lo que Giddens llama su "cara oculta": los abusos
sexuales de tipo incestuoso y la violencia doméstica17. El siguiente
paso consiste en "hallar un equilibrio entre las libertades
individuales que todos valoramos en nuestra vida individual y
la necesidad de establecer relaciones estables y duraderas con
otras personas"18.
Así pues, teniendo como trasfondo los requisitos apuntados
—que no agotan ni mucho menos lo que se requiere para
construir un ordenamiento político democrático—, se puede
decir que un régimen democrático no descansa en el poder
irrevocable de un Jefe ni en el poder de un líder o una coalición
civil-militar ni el poder absoluto de una institución. En cambio,
un régimen democrático exige tanto la participación ciudadana
como la discusión y la crítica públicas. Es decir, la democracia
supone la presencia ciudadana en el espacio público 19: el espacio
donde se examinan, se valoran y critican los problemas sociopolíticos y donde se proponen alternativas razonables de solución
a los mismos, que sean aceptables para la mayoría, pero que
tomen en consideración los intereses de la minoría.
¿Qué es lo que anima a los ciudadanos a participar en la discusión
y solución de los asuntos públicos? ¿Qué es lo que permite que
los ciudadanos acepten los mecanismos democráticos para la
resolución de sus problemas? Como hemos apuntado al principio
de este artículo, la respuesta a esta interrogante es doble: por
un lado, la confianza en las instituciones; y, por otro, el rechazo
a las soluciones de fuerza para resolver los problemas de la
sociedad. Ambos aspectos, la confianza institucional y el rechazo
de la fuerza, se nutren de un conjunto de valores, normas y
prácticas sociales que son favorables a la democracia como
forma de vida. En su conjunto, esos valores, normas y prácticas
constituyen los ingredientes necesarios para construir una
cultura política democrática. ¿Cuáles son sus rasgos básicos?
17.-A. Giddens, Sociología. Madrid, Alianza, 1999, p. 215
18.- Ibíd., p. 225
19.- Ver H. R. Solís Gadea, "Cultura política y expansión del espacio público en una época de transición". En C. Barba Solano et. al, Transiciones
a la democracia… pp. 59-74.
14
2. Componentes básicos de una cultura política
democrática
Mis apuntes aquí:
a) Confianza en las instituciones, en el entendido de que en
las mismas se limita la discrecionalidad individual y grupal, y
que sus funciones son ejecutadas por quienes tienen la
obligación de responder ante la sociedad por sus aciertos y
errores. La contrapartida negativa de ello es la desconfianza
institucional, origen de los más variados rechazos ciudadanos
a los procedimientos democráticos. Ahora bien, las instituciones
generan confianza en la medida que responden con eficacia y
transparencia a las demandas ciudadanas. Allí donde faltan esa
eficacia y transparencia no sólo es presumible detectar serias
debilidades en el entramado institucional, sino también un
malestar social bien arraigado, predispuesto a explotar
públicamente.
b) Valoración positiva de la crítica pública, lo cual descansa
en la convicción de que los humanos propenden a equivocarse
—sobre todos quienes ocupan cargos públicos—, siendo
necesidades imperiosas la vigilancia permanentemente de su
desempeño y el examen crítico de sus decisiones. En una
sociedad democrática el individuo debe tener la
mayor libertad posible de hablar, actuar y decidir.
Esta libertad permite que una sociedad sea más inventiva,
productiva, moral e interesante que otra en la que la conciencia,
el discurso y la acción son ordenadas por una autoridad superior.
Por otra parte, la libertad se basa en las limitaciones y las
capacidades de las personas; parte del reconocimiento de que
todos se pueden equivocar y que, por tanto, no hay nada en
su discurso que pueda ser tomado como una verdad definitiva,
es decir, indiscutible y no sujeto a revisión. Asimismo, ningún
individuo o grupo puede considerarse (o ser considerado) como
poseedor de la verdad, sabiduría o habilidad plenas para mandar
y hacerse obedecer irrestrictamente.
c) Disposición a participar en los asuntos públicos, bajo el
supuesto de que la buena marcha de la sociedad es algo que
compete a cada uno de los ciudadanos. Esto se sostiene en la
idea de que últimamente el poder político reside en todos y
cada uno de los ciudadanos —soberanía popular. Dicho de otro
modo: los humanos no nacen sujetos a ninguna autoridad
humana superior, sino que nacen con la capacidad y el poder
15
Mis apuntes aquí:
para participar y ejercitar su autoridad final en las decisiones
políticas.
Obviamente, allí donde no se ha interiorizado esa convicción,
las resistencias ciudadanas a participar en los asuntos públicos
serán mayores, con lo cual la democracia, aunque haya
cristalizado en su dimensión de ordenamiento político, verá
sensiblemente disminuidos sus alcances como forma de vida.
Como dice Jürgen Habermas, los espacios públicos liberales
"hacen valer la autoridad de un público que toma postura ante
las cuestiones que fuere… quienes actúan en el escenario deben
su influencia al asentimiento de una galería acostumbrada a
criticar y ejercitada en la crítica" 20.
d) Respeto a las leyes, pues se reconoce que éstas son la mejor
garantía contra la prepotencia y la arbitrariedad. Un ciudadano
ideal en una democracia también ideal acepta el imperio de la
ley no porque ésta exprese lo mejor de sus intereses y
aspiraciones como individuo, sino porque, aun con sus
limitaciones intrínsecas, es uno de los mejores instrumentos
para normar las complejas relaciones humanas. Y una de las
ventajas de la ley proviene justamente de que por su
universalidad puede ser ampliamente compartida (y entendida)
por todos. La ley es, pues, un rasero; una medida a la cual todos
los ciudadanos, si quieren vivir en relativa paz y tranquilidad,
deben sujetarse.
Los ciudadanos deben saberla limitada, pero también perfectible,
es decir, modificable por procedimientos también regidos por
la ley. Deben saberla manipulable, por intereses económicos y
políticos, y con fallas en su interpretación y aplicación. Sin
embargo, deben tener la convicción de que es mejor la existencia
de una mala ley a la ausencia de cualquier criterio normativo
de la convivencia social, que pondría a cada uno a expensas del
vecino. En fin, UN CIUDADANO EN UNA DEMOCRACIA, SI HA
INTERIORIZADO LA IMPORTANCIA DE LA LEY , NO DEBERÍA
PROCLAMAR QUE LA LEY ESTÁ HECHA PARA VIOLARSE, SINO TODO
LO CONTRARIO , PUESTO QUE SABE DE LAS CONSECUENCIAS
PRÁCTICAS QUE SE SEGUIRÍAN DEL IMPERIO DE TAL PREDISPOSICIÓN:
ver violentados sus derechos
20.-J. Habermas, Más allá del Estado nacional.., pp. 155-156
16
permanentemente por quienes consideran que tal o cual ley
en particular —o el conjunto del orden legal— no expresa sus
intereses y aspiraciones 21 . De paso, aceptar el imperio de las
leyes, así como su perfectibilidad, supone aceptar que no hay
una democracia acabada, es decir, que la democracia también
es mejorable, "que tiene mecanismos autocorrectivos —no
todos ellos codificados legalmente— que pueden irla purificando
de sus abusos"22.
Mis apuntes aquí:
e) Rechazo de la violencia estatal y privada. Esta actitud no
sólo favorece la resolución pacífica de los conflictos, sino que
es una salvaguarda contra las pretensiones autocráticas de
quienes llegan a controlar una parte del poder político. Se
rechaza la violencia estatal porque no se quiere ser víctima de
los abusos a los que puede conducir la misma, una vez que se
haya desencadenado. Eso no quiere decir que no se reconozca
al Estado como monopolizador de la fuerza ni que no se acepte
que, bajo determinadas circunstancias, esa fuerza deba ser
utilizada. Pero un ciudadano que ha asumido los valores
democráticos no aplaude el uso de la fuerza por el Estado ni
ve con buenos ojos el monopolio que de aquélla hace este
último. Se rechaza la violencia privada porque nada es más
peligroso para la convivencia social que el que haya individuos
o grupos disponiendo de la vida y los bienes de otros a su libre
voluntad.
f) Tolerancia: "virtud pública [que] no forma parte de las reglas
del juego político, sino de su trasfondo cultural… Distinta de
las reglas del juego real de la política, la tolerancia puede
considerarse como un principio que alimenta los ideales
colectivos de la vida democrática, y, a su vez, crece en el ejercicio
de las prácticas de este forma vida" 23. La tolerancia supone la
aceptación de las ideas y preferencias —ideológicas, artísticas,
religiosas, sexuales, etc. — de los otros, no como una concesión,
sino como una aceptación de lo relativo de las propias opciones
y valores. Fernando Savater, en su libro Misterios Gozosos, lo
dice en forma radical: "la tolerancia es el reconocimiento del
derecho a no creer: a no creer en la religión establecida, en la
21.-Por lo demás, aun en el ordenamiento jurídico más perfecto, siempre habría alguien (o varios) que no sentiría plenamente representados
sus intereses. La razón es simple: la ley iguala a desiguales no sólo en bienes materiales, sino en inteligencia, habilidades y talento. De modo
que quienes piensan que la ley está hecha para violarse, siempre encontrarán alguna justificación para ello, por anodina que sea
22.-F. Savater, Sobre vivir. Barcelona, Ariel, 1994, p. 80
23.- F. Salmerón, "La filosofía y la tolerancia". En A. Sánchez Vázquez (Ed.), El mundo de la violencia…, p. 210
24.- F. Savater, Misterios gozosos. Madrid, Espasa Calpe, 1995, p. 31
17
Mis apuntes aquí:
O en otra formulación: "vivir en una democracia moderna quiere
decir convivir con costumbres y comportamientos que uno
desaprueba" 25. Por su parte, la tolerancia democrática arranca
del pluralismo social e ideológico, y en él debe ejercerse, puesto
que, como señala Savater en otro de sus escritos, vivir en
democracia “equivale a coexistir con lo que no nos gusta, con
lo que consideramos erróneo o mezquino, con lo que nos
repugna o no conseguimos entender… Lo característico de vivir
en democracia es sentir impaciencia y desasosiego; encontrar
en lo común un amparo genérico, pero poco consuelo gregario
para las inquietudes privadas. De modo que la tentación de
identificarse con algo simple y vigoroso, que expulse las
incertidumbres y disidencias, es constante… En tal situación la
tolerancia no es una edificante aspiración personal sino una
actitud política que debe ser convenientemente instituida" 26.
Para Fernando Salmerón, la tolerancia tiene su anclaje en una
"disposición para la persuasión", que supone, "frente a las
posibilidades de la coacción o de la mera aceptación pasiva de
una situación que se piensa pasajera, un acto permanente de
confianza en la razón para dirimir las controversias entre los
hombres" 27.
g) Espíritu de moderación que lleva a evitar —incluso a sentir
pavor por— las posiciones extremas a nivel ideológico y político,
lo cual no quiere decir que no se acepten tanto la diversidad y
el conflicto como algo inevitable en la sociedad. El hecho de
que los seres humanos sean únicos, individuales y libres, crea
una multiplicidad y un desacuerdo de ideas e intereses, puesto
que las personas tratan de traducir sus fines en políticas públicas
y sus ambiciones en dominación. Pero eso no quiere decir que
deban buscarse siempre las soluciones extremas o que esas
soluciones sean las mejores. Sólo ese espíritu de moderación
puede permitir la conciliación de las opiniones y opciones que
se ventilan tanto en tanto en la esfera pública como en la privada;
sólo ese espíritu de moderación puede ayudar a ese estilo de
convivencia civilizada soñado por la democracia, en el cual la
mayoría respeta a la minoría, que esta última acepte las
decisiones de la primera, habida cuenta de que lo que está en
juego son los derechos inalienables de los individuos. Dicho de
otra forma, el espíritu de moderación supone una cierta
templanza hedonista,
25.- F. Savater, Política para Amador. Barcelona, Ariel, 1991, p. 211 [subrayado del autor]
26.- F. Savater, Libre mente. Madrid, Espasa Calpe, 1995, pp. 28-29 [subrayado del autor]
27.- F. Salmerón, "La filosofía y la tolerancia". En A. Sánchez Vázquez (Ed.), El mundo de la violencia…, p. 202
18
alimentada de dos fuentes: "gustos sencillos y una mente
compleja. Lo contrario de lo que vemos a nuestro alrededor,
donde abundan las personas sumamente sofisticadas en cuanto
a sus caprichos, que todo lo quieren más abundante, más
duradero, más frío, más caliente o con más prestaciones
electrónicas, y de una simplicidad casi reptiliana en lo tocante
a sus ideas: bueno/malo, amigo/enemigo, blanco/negro… Se
trastoca el lugar donde debe exigirse la robusta sensibilidad y
el de la sensibilidad matizada" 28.
Mis apuntes aquí:
h) Aceptación de la libertad como un bien irrenunciable, aun
con sus riesgos e incertidumbres, por encima de cualquier
despotismo, por más seguridades que ofrezca. La cultura política
democrática es inconcebible sin la idea de que la gente puede
regular sus vidas, compartir la gobernabilidad, discutir
racionalmente, elegir sabiamente y disfrutar y mejorar la
condición humana. No se trata de cualquier libertad sino de
aquella que, por un lado, permite al individuo ser dueño de sí
mismo ("libertad positiva") y, por otro, no permite que otros
hombres impidan al individuo tomar sus propias decisiones
("libertad negativa"). Sobre la primera, Isaiah Berlin dice lo
siguiente: "el sentido 'positivo' de la palabra 'libertad' se deriva
del deseo por parte del individuo de ser su propio dueño…
Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que
decidan por mí; dirigirme a mí mismo y no ser dirigido por la
naturaleza o por otros hombres como si fuera una cosa, un
animal o un esclavo incapaz de representar un papel humano;
es decir, concebir fines y medios propios y ser capaz de
realizarlos"29. Mientras que, para Berlin, libertad negativa
"quiere decir para mí que otros no se interpongan en mi
actividad. Cuanto más extenso sea el ámbito de esta ausencia
de interposición, más amplia es mi li bertad" 3 0 .
i) Convencimiento de los ciudadanos de ser, como individuos,
sujetos con derechos inalienables, es decir, de derechos que
nadie —líder, partido o autoridad— puede violentar. Este
convencimiento se nutre no sólo de una tradición de
pensamiento político, que se remonta a autores como Benjamin
Constant, Alexis de Tocqueville o John Stuart Mill y a la tradición
liberal a la que pertenecen, sino del acervo cultural de la
modernidad. Casi nadie se atreve a poner en cuestión dos
Ver F. Savater, "Templanza". En F. Savater, Diccionario filosófico. Barcelona, Planeta, 1995, p. 391
I. Berlin, Cuatro ensayos sobre la libertad. Madrid, Alianza, 1996, p. 201
Ibíd., p. 193
19
Mis apuntes aquí:
de los mejores legados de la tradición liberal: "primero, que
solamente los derechos y no el poder, pueden ser considerados
como absolutos, de manera que todos los hombres, cualquiera
que sea el poder que les gobierne, tienen el derecho absoluto
de negarse a comportarse de una manera que no es humana,
y segundo, que hay fronteras, no trazadas artificialmente, dentro
de las cuales los hombres deben ser inviolables". En la medida
que los ciudadanos caen en la cuenta de la existencia de esas
fronteras y están dispuestos a defenderlas ante las embestidas
del poder, en esa medida la cultura política democrática logra
que uno de sus pilares fundamentales eche raíces. Como dice
Pedro Schwartz en sus nuevos ensayos liberales, "una sociedad
liberal debe organizarse de tal manera que la intimidad de los
individuos, sus personales derechos de propiedad y los contratos
que voluntariamente suscriban con otros no puedan ser
invadidos o anulados por la violencia"31.
j) Decisión por elección. En el marco de una cultura política
democrática, debe aceptarse que las últimas decisiones para
resolver conflictos políticos, se den por medio de elecciones. Si
el poder político reside en última instancia en cada persona,
igualmente libre que otra, entonces debe aceptarse que la
decisión preferida por el mayor número posible de ciudadanos
sea implementada. Ello no obsta para que no se reconozcan
ciertos límites de lo que la mayoría puede hacer. No puede
oprimir a la minoría, no puede expropiar sus propiedades,
reducir su ciudadanía o impedirle que pueda convertirse, a su
vez, en mayoría. Está claro que hay derechos de la minoría que
no sólo deben ser escuchados, sino también ser garantizados
institucionalmente. Dicho de otro modo: la mayoría tiene la
obligación de respetar y asegurar los derechos de la minoría,
pero la minoría tiene la obligación de respetar el derecho de la
mayoría a gobernar.
k) Desconfianza ante cualquier propuesta redentora social o
política, pues se tiene la certeza de que los salvadores —líderes
individuales o partidos—, amparados en su cruzada redentora,
pueden terminar por someter a su voluntad los derechos
fundamentales de los ciudadanos. Esa desconfianza, más que
de formulaciones teóricas, se alimenta de experiencias sociopolíticas concretas: movimientos
31.- P. Schwartz, Nuevos ensayos liberales. Madrid, Espasa Calpe, 1998, pp. 18-19
20
insurgentes de izquierda, dictaduras militares de derecha, regímenes totalitarios…. Todas esas
experiencias socio-políticas fueron legitimadas por propuestas de salvación histórica. Todas ellas
se tradujeron en muerte y destrucción: campos de concentración, deportaciones masivas, cámaras
de gas, purgas, ajusticiamientos. Ninguna trajo la salvación prometida. Así pues, hay motivos más
que suficientes para esa desconfianza, la cual es más que saludable: es imprescindible para no
depositar en manos de nadie el destino de cada uno, en cuya forja todos debemos participar.
En resumen, la cultura política democrática se nutre de, al menos, los siguientes elementos:
confianza en las instituciones, valoración positiva de la crítica pública, disposición a participar,
rechazo de la violencia estatal y privada, tolerancia, un espíritu de moderación, aceptación de la
libertad, convencimiento de los ciudadanos de ser, como individuos, sujetos con derechos
inalienables, decisión por elección y desconfianza ante cualquier propuesta redentora social o
política. En palabras de Robert Dahl, "las perspectivas de una democracia estable en un país se
ven potenciadas si sus ciudadanos y sus líderes defienden con fuerza las ideas, valores y prácticas
democráticas. El apoyo más fiable se produce cuando esos valores y predisposiciones están
arraigados en la cultura de un país y se transmiten, en gran parte, de una generación otra. En
otras palabras, si el país posee una cultura política democrática"32. Lo cual quiere decir que es
difícil que haya una democracia sin demócratas: ciudadanos educados en la palabra pública y en
la conciencia de su valor.
Mis apuntes aquí:
32.- Dahl, La democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid, Taurus, 1999, p. 178
21
Mis apuntes aquí:
I. Estado democrático de
derecho
Ya hemos discutido el tema de la democracia. Ahora
abordaremos el tema: Estado democrático de derecho.
Y para ello hay que preguntarse ¿qué se entiende por
Estado y por derecho? Esto será desarrollado a
continuación, para luego tocar el asunto de la relación
entre Estado, democracia y derecho.
1. Estado de derecho
En una aproximación muy general, por Estado se puede entender
al sistema de instituciones desde las que se organiza, dirige y
controla a una sociedad determinada. En esta perspectiva,
Estado no es igual a gobierno, en tanto que este último sería
la concreción de una forma específica de administrar las
instituciones estatales. Por su parte, el derecho hace referencia
a un sistema de normas jurídicas que regula las relaciones entre
los individuos en cuanto a sus deberes (obligaciones) y
privilegios: es decir, regula las relaciones jurídicas entre
individuos sujetos de derecho. ¿De dónde deriva el deber?, se
pregunta Norberto Bobbio, y responde: "no puede derivar sino
de una norma, que ordena o prohíbe. En esencia, el derecho
no es sino el reflejo subjetivo de una norma imperativa (positiva
o negativa). La relación jurídica, como relación de derechodeber, presupone siempre dos reglas de conducta de las cuales
la primera atribuye un poder y la segunda un deber" 33 .
Asimismo, ambos términos —Estado y derecho— se vinculan
estrechamente en lo que se conoce como "Estado de derecho".
¿Cómo es que se articulan ambos aspectos en el Estado de
derecho? Dicho de otro modo, ¿qué, pues, es el Estado de
derecho?
Las modernas concepciones del Estado de derecho —a la
manera de los planteamientos de autores como Noberto Bobbio,
Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino— consideran
N. Bobbio, Teoría general del derecho. Madrid, Debate, 1991, p. 30.
22
que el Estado sólo puede ser de derecho cuando está fundado
en un ordenamiento jurídico que garantiza un ejercicio del poder
que atiende a principios de carácter universal, sin consideraciones
ni concesiones particulares de ninguna naturaleza. Asimismo,
en un Estado de derecho, la universalidad de las leyes —en su
concepción y aplicación— corre pareja con una separación de
poderes garantizada por la ley y concretada en una
institucionalidad determinada en la que aquélla toma cuerpo.
Los autores citados, en su Diccionario de política34., sistematizan
de este modo la estructura del Estado de derecho:
Mis apuntes aquí:
“1) Estructura formal del sistema jurídico, o sea garantía de las
libertades fundamentales a través de la ley general abstracta
aplicada por jueces independientes.
2) Estructura material del sistema jurídico: libertad de
competencia en el mercado, reconocida en el intercambio
entre sujetos propietarios.
3) Estructura social del sistema jurídico: la cuestión social y las
políticas reformistas de integración de la clase trabajadora.
4) Estructura política del sistema jurídico: separación y
distribución del poder" 35..
Un Estado de derecho —articulado a partir de un sistema de
normas jurídicas en las que establecen los derechos y obligaciones
de los ciudadanos y donde se sanciona la separación de
poderes— está concebido para evitar la arbitrariedad, la
discrecionalidad y el abuso del poder, antes que nadie por el
mismo Estado. En palabras de Spinoza: "si el Estado no estuviese
sujeto a alguna de las leyes o reglas gracias a las cuales es lo
que es, no sería realidad natural, sino una quimera"36. O, como
dice Norberto Bobbio, "en cuanto los gobernadores abusan
menos de su poder gobiernan dentro de los límites de la razón
y así pueden contar con el consenso de sus súbditos" 37.
34.-N. Bobbio, N. Matteucci y G. Pasquino, Diccionario de política. México, Siglo XXI, 1998.
35.- N. Bobbio, N. Matteucci y G. Pasquino, Diccionario de política. México, Siglo XXI, 1998.
36.- B. Spinoza, Tractatus politicus, cap. IV, p. 206.
37.- N. Bobbio, M. Bovero, Sociedad y Estado en la filosofía moderna. México, FCE, 1986, p. 98.
23
Mis apuntes aquí:
Así pues, un Estado de derecho es un Estado que hace leyes y
se rige por leyes; ante el Estado, los individuos no son más que
sujetos de derecho, es decir, sujetos iguales ante la ley, con los
mismos privilegios y obligaciones jurídicas. Su principal fuente
de legimitimidad estriba en que, fundado en el derecho natural
—en la lex naturalis—, se ha dotado de un cuerpo jurídico
positivo, en el que se superan las limitaciones del primero y se
responde a las variadas circunstancias humanas y sociales. Su
principal opuesto es el Estado de facto, es decir, el Estado fundado
en la fuerza, la arbitrariedad y el abuso del poder, que en cuanto
tal se acerca más a la situación de violencia y de guerra de todos
contra todos en que vivió el hombre antes del contrato social
que a la civilización en la que debe imponerse la razón, cuya
mejor expresión —en la tradición del derecho natural— es la
ley.
2. El Estado democrático de derecho: su fundamento
en los derechos humanos
¿Cómo se avanza hacia un Estado democrático de derecho?
¿Qué papel deben jugar en el mismo los derechos humanos?
Primero hay que recordar lo que ya se dijo sobre la democracia:
es una forma de gobierno —un régimen político— que se
caracteriza por la separación de poderes, el pluralismo ideológico
y político, la competencia electoral y la participación ciudadana
en los asuntos públicos. Obviamente, no todos los países que
inscriben en el marco de democracia cumplen a cabalidad con
los requisitos señalados; más aún, hay autores que sostienen
que esos requisitos son algo ideal y que las sociedades concretas
sólo pueden aproximarse a ese ideal: son las llamadas poliarquías,
es decir, las democracias representativas modernas con sufragio
universal 38. Como quiera que sea, la democracia puede ser vista
como un conjunto de procedimientos cuyo objetivo es evitar la
concentración abusiva del poder en una o pocas manos, el
despotismo y la arbitrariedad en la toma de decisiones políticas.
La democracia, en este sentido, es coherente con un Estado de
derecho, es decir, con un Estado que no sólo está regulado por
la ley, sino que es un defensor irrestricto de la
Cfr. R. Dahl, La democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid, Taurus, 1999, pp. 99 y ss.
24
misma. La formulación más estricta de la unidad de ambos
aspectos es, precisamente, "Estado democrático de derecho".
Mis apuntes aquí:
¿Van siempre unidos la democracia y el Estado de derecho? No
necesariamente. Por ejemplo, en la ex URSS había una especie
de Estado de derecho, pero con una ausencia casi total de
democracia en el sentido que se ha definido antes. Es decir,
puede haber Estado de derecho sin democracia. Lo contrario
es más difícil en la práctica: las democracias modernas más
consolidadas están sostenidas por unos sólidos Estados de
derecho sin los cuales serían sumamente endebles. En otras
palabras, aunque Estado de derecho y democracia no son lo
mismo, la complementariedad y fortalecimiento recíproco entre
ambos no deja lugar a dudas.
Ahora bien, ¿qué se puede decir de los derechos humanos en
el marco de lo que se ha discutido hasta ahora? Antes que nada,
que la democracia como conjunto de procedimientos regulados
por la ley para evitar el despotismo y el abuso del poder deja
de lado aspectos cruciales de la vida humana que están más
allá del campo específicamente político: la dignidad propia y
ajena, las limitaciones económicas, la supervivencia material,
las limitaciones para acceder a lo mínimo para llevar una vida
decente y decorosa.... Es decir, deja de lado ese ámbito de la
realidad social que se identifica como el ámbito de los "derechos
humanos".
No es fácil dar una definición de derechos humanos, pero no
cabe duda que el término se refiere al conjunto de atribuciones
—materiales, sociales, culturales, económicas y políticas— de
las que los hombres deben gozar en razón de su humanidad.
Los derechos humanos apuntan a lo que se le debe al hombre
por su humanidad: eso que se le debe al hombre por humano
es su "derecho humano": el derecho a la vida, a la seguridad,
al bienestar, al respeto y a la dignidad.
Hasta hace muy poco, se consideraba que esos derechos
humanos eran algo extrínseco a la democracia, esto es, que
ésta tenía poco que ver con la marginación económica, la
dignidad y la integridad de los ciudadanos. Poco a poco, se ha
ido aceptando que la democracia no se sostiene ni mucho
menos se legitima ahí donde los derechos humanos no son
garantizados positivamente o, peor aun, donde son violentados
por ordenamientos socio-económicos excluyentes e injustos.
Dicho de otra forma, lentamente se ha caído en la cuenta de
25
que no basta con garantizar los derechos civiles y políticos —algo que hasta hace poco le bastó
a la democracia—, puesto que hay otros derechos —por ejemplo los derechos económicos y
sociales— que también deben serlo, si lo que se pretende es edificar sociedades estables, prósperas
y justas. De algún modo, Robert Dahl se hace cargo de esta problemática cuando señala que si
bien es cierto que "la relación entre la democracia moderna y las economías de mercado tiene
ventajas para ambas, no podemos ignorar un coste importante que la economía de mercado
impone a la democracia. Al crear desigualdades, la economía de mercado puede disminuir también
las posibilidades de alcanzar una igualdad política plena entre los ciudadanos de un país democrático"
Cfr. R. Dahl, La democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid, Taurus, 1999, pp. 99 y ss..
El reto, entonces, es articular democracia y derechos humanos, de forma tal que surja una forma
de gobierno que no sólo se cuide del despotismo y de los abusos de poder, sino del bienestar y
de la dignidad de sus ciudadanos, considerando ese bienestar y esa dignidad como derechos
inalienables suyos. Hasta el día de hoy, unas pocas sociedades han ensayado ese camino; las más
—sociedades tercermundistas en su mayoría—, siguen insertas en un esquema que separa a la
democracia de los derechos humanos, es decir, en un esquema en el cual la primera es un asunto
de los políticos (y de los ciudadanos como electores) y los segundos un asunto del mercado (que
hará valer los derechos de aquellos que tengan algo que vender o algo que comprar).
Mis apuntes aquí:
Cfr. R. Dahl, La democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid, Taurus, 1999, pp. 99 y ss.
26
IV. Gobernabilidad democrática
y sociedad civil
Mis apuntes aquí:
Finalizamos este documento abordando –a modo de
conclusión—dos temas centrales en la discusión sobre
la democracia: el de la gobernabilidad democrática y el
de los desafíos de la sociedad civil en un proceso de
democratización. Nuestro marco de referencia es,
indudablemente, El Salvador.
El tema de la "gobernalidad" no es tan nuevo como parecieran
creer quienes desde los años noventa han insistido una y otra
vez en una inminente "crisis de gobernabilidad" en América
Latina. Como recuerdan Diego Achard y Manuel Flores, el
problema de la gobernabilidad surgió, en la década de los años
setenta, como un problema de "sobrecarga" de demandas que
afectaba a Estados Unidos, Europa y Japón.
"Sea porque no se atiende el cúmulo de demandas o porque se
atienden artificialmente en un principio hasta que lo permiten
la falta de competitividad, el endeudamiento y la inflación—, lo
cierto es que la limitación estatal para resolver el problema
determina una pérdida de confianza pública en la capacidad del
Estado; una eventual y consecuente crisis de legitimidad del
mismo, que en situaciones extremas se sostenía que podía derivar
en una crisis de democracia (en 1975) y, desde ya, en una crisis
política manifestada en el desencanto, la apatía y la malaise --el
Estado de malestar-- ciudadanas respecto de los actores políticos
y el propio Estado. El argumento anterior no sugiere… que la
democracia genere en sí misma la ingobernabilidad, sino
simplemente que ella estimula demandas por encima del nivel
que puede absorber el tamaño del excedente económico y que,
en consecuencia, la propia democracia debe producir mecanismos
de gobernabi lidad para manejar el problema". 4 0
Así pues, el problema de la gobernabilidad tiene que ver, en sus
orígenes, con la capacidad de los Estados europeos, de Estados
Unidos y Japón gestionar unas demandas sociales estimuladas
por la democracia y que excedían las posibilidades económicas
40.- Achard, D., Flores, M., Gobernabilidad: un reportaje de América Latina. México, FCE, 1997, p. 29.
27
Mis apuntes aquí:
de esas sociedades. Cuando no se pueden gestionar esas
demandas se desemboca en la ingobernabilidad.
En los años setenta y ochenta, la discusión gobernabilidadingobernabilidad se hace presente en América Latina.
Obviamente, se trataba de un contexto social, económico y
político distinto al que había visto nacer aquel debate. "Al
trasladarse al espacio latinoamericano sostienen Achard y
Flores, el problema es bien diferente, y ya no se puede hablar
de una crisis de la democracia por exceso de la misma, sino
que debemos situarnos en un proceso de construcción
democrática. No se trata de una sobredemanda que ponga en
peligro la democracia, sino de una subdemanda que apuesta
a la democracia para poder crecer, lo que hace mucho más
dramáticos los pendientes por satisfacer"41.
Las transiciones a la democracia, a finales de los años ochenta,
y después las consolidaciones democráticas, a lo largo de los
años noventa, hicieron que el tema de la gobernabilidadingobernabilidad pasara al primer plano de la discusión sociopolítica. De este modo, en la América Latina de los años noventa
"el problema de pronosticar la ingobernabilidad las catástrofes
por venir se transformó, en cierto modo, en el problema de
explicar y domeñar la gobernabilidad"42.
En Salvador también se ha hecho presente el debate en torno
a la gobernabilidad y la ingobernabilidad. Incluso en la
actualidad, cuando son tan graves los problemas sociales y
económicos en el país, diversos analistas se preguntan
insistentemente si no se estará arribando a una situación de
ingobernabilidad. Haciendo eco de esa preocupación, a
continuación se proponen once tesis acerca de la gobernabilidad
en El Salvador, con la finalidad de dar pistas para la comprensión
del proceso político salvadoreño en la actualidad.
41.- Ibíd., p. 30.
42.- Ibíd., p. 31.
28
TESIS
1
En el tema de la gobernabilidad, lo que se juega
es la capacidad del sistema institucional de una
sociedad para procesar las demandas de los
ciudadanos, de modo que éstas se expresen y
canalicen al interior del sistema de instituciones
vigente, y no al margen del mismo.
2
Una sociedad es gobernable cuando las demandas
sociales —en toda la diversidad que las
caracteriza— encuentran cauce en las instituciones
vigentes. Es decir, cuando éstas hacen eco de
aquellas demandas, las asimilan y les dan una
respuesta oportuna.
3
4
5
6
MIS APUNTES
La gobernabilidad democrática se sostiene en tres
ejes: las instituciones del Estado, el sistema político
y la sociedad civil organizada. En esta tríada de
instancias, el sistema político tiene como una de
sus principales funciones el ser intermediario entre
las demandas sociales y las instancias estatales
encargadas de darles respuesta.
Cuando el sistema político falla en su función de
intermediación y las instituciones del Estado se
muestran incapaces de atender las demandas de
la sociedad, esta última busca cauces ajenos a la
institucionalidad vigente para hallarles respuesta.
Cuando la sociedad se sitúa al borde de la legalidad
para expresar sus demandas, se está a las puertas
de la ingobernabilidad.
Sociológicamente, una situación de
ingobernabilidad se genera cuando la sociedad
desborda, con sus demandas, la capacidad estatal
para atenderlas y darles respuesta. Los síntomas
de que una situación de esta naturaleza se ha
generado son, por un lado, las movilizaciones
sociales violentas, la anarquía y el desorden social;
por otro, la paralización gubernamental, la
improvisación y las medidas de hecho.
En una situación de ingobernabilidad se genera
una pérdida de confianza pública en la capacidad
del Estado para resolver los problemas sociales,
así como una crisis de legitimidad del mismo, en
tanto que deja de cumplir sus tareas
fundamentales de cara a mantener el orden social
y garantizar la seguridad y bienestar ciudadanos.
29
TESIS
7
8
9
10
11
MIS APUNTES
El Salvador vivió una intensa crisis de gobernabilidad
a lo largo de la década de los años setenta, la cual se
volvió más dramática a finales de esa década. En
aquellos años, la violencia, el caos y el desorden
marcaron el carácter de la vida política social y
económica.
Después de la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992,
se logró una importante estabilidad política. Sin
embargo, la amenaza de una situación de
ingobernabilidad ha estado presente desde el fin de
la guerra civil.
La amenaza de la ingobernabilidad tiene que ver, por
un lado, con la indiscutible fragilidad institucional
que impide al Estado responder a demandas sociales
urgentes, en materia de seguridad social, empleo,
salud, vivienda y educación. Por otro lado, con la
creciente desconfianza ciudadana en el desempeño
político y con la apuesta de muchos salvadoreños por
mecanismos extra legales y extra institucionales para
resolver sus necesidades más urgentes.
Decir que El Salvador vive en la actualidad una
amenaza de gobernabilidad es algo sobre lo que se
tiene que debatir más a fondo. Sin embargo, ello no
obsta para reconocer que los temores de una situación
de ingobernabilidad son reales y que no asumir esos
temores con toda seriedad puede impedir tomar las
decisiones pertinentes para evitar una situación de
crisis de gobernabilidad.
Hoy por hoy, un país puede ser gobernable de una
forma democrática o de una forma autoritaria. En El
Salvador debe trabajarse por una gobernabilidad
democrática, es decir, por una gobernabilidad en la
que el sistema político sea un intermediario efectivo
entre el Estado y la sociedad, y en la que tengan una
plena vigencia la separación de poderes y el respeto
irrestricto a las leyes, a la dignidad humana y a la
justicia.
En definitiva, en El Salvador, como en el resto de países latinoamericanos, el problema de la
gobernabilidad se inserta en un contexto más amplio, caracterizado por la exclusión social, la
pobreza y el deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de la población. No es fácil
gobernar democráticamente unas sociedades en las que las mayorías están fuera de los circuitos
de producción y consumo; tampoco es fácil crear unas instituciones sólidas ahí donde las urgencias
de la sociedad están orientadas hacia la sobrevivencia.
30
Sobran quienes sostienen que, mientras persistan la pobreza
y la marginalidad, las sociedades latinoamericanas ni van
a ser gobernables democráticamente ni van a poder contar
con entramados institucionales firmes. Es posible que
quienes opinan de esta forma estén en lo cierto. Pero, de
todos modos, no es del todo descabellado pensar que unas
instituciones débiles y unos gobiernos autoritarios, lejos
de aligerar la carga de la pobreza y la exclusión, la hacen
más pesada para las víctimas de siempre. De lo que se
trata, entonces, es de construir una sociedad más justa y
equitativa, pero también una sociedad en la que no tengan
cabida los abusos de poder y la exclusión política. Una
lucha es complemento de la otra. La conquista de una
gobernabilidad democrática es sólo el primer paso en la
ardua tarea por construir una sociedad más justa y solidaria,
en la que las lacerantes desigualdades socioeconómicas
prevalecientes en la actualidad sean superadas.
Mis apuntes aquí:
Ya es tiempo que en El Salvador los responsables de tomar
las decisiones políticas más relevantes entiendan que, como
señala el sociólogo boliviano Fernando Calderón, “si no
hay capacidad política para procesar conflictos, no hay
gobernabilidad democrática. Si no hay capacidad de
gerencia política, no hay gobernabilidad probable. Si no
hay democracia, si no hay manejo de medios, si no hay
inteligencia, eficacia, si no hay estructura de alianzas, no
hay gobernabilidad”.
Por supuesto que para asegurar una gobernabilidad
democrática se requiere la participación de los ciudadanos
y ciudadanas. O dicho de otro modo, ¿cuáles son los
desafíos de la sociedad civil salvadoreña de cara al
fortalecimiento de la gobernabilidad democrática?
Pues bien, la capacidad que pueda tener la sociedad civil
en El Salvador para sumarse a la gobernabilidad democrática
depende, indudablemente, de su fortaleza organizativa,
pero también depende del modo como se haya determinado
y asumido la propia identidad. Y en esto parece que falta
mucho camino por recorrer, sobre todo porque muchos de
los nexos establecidos entre las dirigencias políticas y las
dirigencias de las organizaciones de la sociedad civil son
más duros de lo que, a primera vista, pudiera parecer.
31
Mis apuntes aquí:
En el fortalecimiento de la sociedad civil –y en el
protagonismo que esta pueda o no tener— ha jugado
siempre un papel importante la clase media del país. La
clase media ha sido uno de los sectores desde el que se han
articulado proyectos políticos y sociales importantes para
la configuración sociopolítica de El Salvador. Ahora bien,
este sector es uno de los que, en estos momentos, parece
relegado a esferas privadas de socialización sin tener una
presencia fuerte en los distintos movimientos sociales. Al
contrario, la tendencia es que la clase media –una de las
más afectadas por la situación económica actual busca otros
espacios para satisfacer sus necesidades. Esos otros espacios
pueden ser desde la búsqueda de otros horizontes saliendo
del país 43 hasta el retiro de la esfera pública abandonando
proyectos colectivos para realizar proyectos individuales
desde el ámbito privado.
Así, la sociedad civil salvadoreña, en los últimos 20 años,
se ha conformado por procesos inacabados de democracia.
A nivel teórico, la vigencia de un orden democrático supone
la subordinación de la sociedad política a la civil. La
coyuntura de transición que vive actualmente el país es
propicia para que la sociedad civil vaya ganando los espacios
y el protagonismo que en el futuro le permitan ser el eje
fundamental del orden democrático en El Salvador. Este
proceso exige que cada actor social y político vaya a lo suyo,
sin pretender manipular ni subordinar o ser manipulado y
subordinado por otro. Aquí cabe señalar la enorme
responsabilidad a los actores de izquierda, cuya pretensión
de hacerse siempre de aliados orgánicos y subordinados sin
importar la desnaturalización de las funciones de los mismos
t i e n e q u e s e r s u p e rad a d e u n a vez p o r to d as .
A partir de lo dicho, se presentan diez recomendaciones
para posibilitar un proyecto plausible de sociedad civil,
necesaria para dar forma a la consolidación democrática
que a nivel de discurso se ha buscado pero no ha sido posible
concretar:
Un hecho significativo al respecto fue la situación de los salvadoreños que viajaron a Suecia con supuestas promesas de residencia. Este tema
ha sido reflexionado en González, L.A. "Clase media y cambio social". ECA, No. 639-640, enero-febrero de 2002, p. 114-118.
32
RECOMENDACIONES
MIS APUNTES
En primer lugar se propone elevar sus niveles de
organización, de modo que los diversos grupos
sociales puedan expresar sus demandas y
necesidades. No sólo la organización.
En segundo lugar se debería procurar elevar sus
niveles de participación, de modo que la defensa
de los derechos de los diversos grupos sociales sea
algo activa y no pasiva.
Un tercer elemento sería fortalecer sus liderazgos,
de forma que aquellos más capaces,
comprometidos y honestos asuman las tareas de
dirección de las organizaciones.
Como cuarto elemento se debería diseñar
mecanismos de renovación de los liderazgos, de
forma que los viejos líderes no se enquisten en sus
cargos.
Un quinto elemento es el establecimiento de
mecanismos de capacitación permanente de líderes
y miembros de base, con el objetivo de no
desfasarse y de estar al día con los nuevos
conocimientos que van surgiendo.
Como sexto elemento se propone establecer
vínculos (puentes) entre las diversas organizaciones
de la sociedad civil, de modo que se puedan realizar
tareas conjuntas.
Una séptima recomendación sería la defensa de
su autonomía, es decir, no subordinar a las
organizaciones de la sociedad civil a proyectos
políticos o ideológicos, pues ello iría en contra de
su naturaleza.
Un octavo elemento sería fomentar al interior de
cada organización la tolerancia y el respeto entre
sus miembros.
Como noveno elemento se plantea el rechazar de
la corrupción y los malos manejos de los recursos
y bienes de la organización.
Como décima y última recomendación se propone
asumir como bandera la profundización de la
democracia, para lo cual es necesaria la organización
y participación de la sociedad civil.
33
Glosario
Por orden de aparición, algunas se han descrito según el diccionario, otras de acuerdo al contexto
en que el autor ha dado uso de la palabra.
Palabra
Régimen
Inusitada
Despotismo
Esfera pública
Esfera privada
Derechos concomitantes
Prevalencia
Oligocracias
Disenso
Poliarquías
Disolución
Implantación
Inexorable
Contingente
Sustantivo
Degradar
Fascista
Nazista
34
Significado e interpretación
Sistema político por el que se rige una nación
No usado, desacostumbrado
Abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas
Espacio en el que todo es visto por todos/as
Espacio en el que todo es visto por uno/a solo/a, por la familia. Que es particular.
Derechos que se tienen y que se complementan con otros
En este caso quiere decir que garantiza se prioricen los criterios, que valgan
Poder de las oligarquías
No ajustarse al sentir o parecer de alguien. No estar de acuerdo
Gobierno de muchos
En este caso se refiere al desaparecimiento o que se empieza a deshacer el
antiguo régimen
Establecer y poner en ejecución nuevas doctrinas, instituciones, prácticas o
costumbres
Que no se puede evitar
Que puede suceder o no
Importante, fundamental, esencial
Que desgastan, que rebajan
Que se apega al fascismo, una doctrina irracional, con racismo extremo,
antihumanista y totalitarista
Las principales características del régimen nazi fueron:
- Régimen totalitario: Se suprimieron derechos y libertades individuales. Se
pusieron a merced del las empresas y los sindicatos obreros. Todas las actividades
de los ciudadanos eran vigiladas y coordinadas por la policía, al tiempo que toda
oposición era oprimida.
- Militarización del país: En Alemania esto se vivió con gran regocijo por parte
de una gran mayoría de la población, dado que los hombres mas viejos habían
participado en la Primera Guerra Mundial y a los mas jóvenes se les había
inculcado un profundo sentimiento de venganza y revanchismo hacia quienes
los habían humillado luego de perder la guerra.
- Racismo: Se sostenía que la raza aria o indoeuropea era la única raza superior
por proceder de antiguos griegos, romanos y germanos y que era de total urgencia
limpiarla de toda sangre no aria, en especial de la de los judíos.
- Imperialismo: Los nazis ordenaron armar a la población, establecieron el servicio
militar obligatorio, anexaron al territorio alemán toda la cuenca del Ruhr (que
había sido cedida al control de Francia) y los territorios nacionales de Austria y
Checoslovaquia. Cuando Alemania continuó con su plan de anexiones al invadir
Polonia, se desató la Segunda Guerra Mundial, el primero de septiembre de
1939
Palabra
Totalitaria
Legitimidad
Dilema
Burocracia
Racionalidad
Estratégica
Trasfondo
Discrecionalidad
Presumible
Convicción
Propenden
Interiorizar
Asentimiento
Intrínseca
Rasero
Predisposición
Autocrática
Significado e interpretación
Que se apega al totalitarismo que es un régimen político en el que se ejerce fuerte
intervención en todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad
de los poderes estatales en manos de un grupo o partido que no permite la
actuación de otros partidos.
En este caso se refiere a respaldo ciudadano
Problema que puede resolverse mediante dos soluciones
Influencia excesiva de los funcionarios en los asuntos públicos.
Capacidad humana que permite pensar, evaluar y actuar de acuerdo a ciertos
principios de optimidad y , para satisfacer algún objetivo o finalidad. Usando la ,
el ser humano intenta elegir para conseguir los mayores beneficios, de forma "",
desde las variadas limitaciones del , y las limitaciones de acción sobre el entorno
Visión amplia, de futuro, de largo plazo.
Aquello que está o parece estar más allá del fondo visible de una cosa o detrás
de la apariencia o intención de una acción humana
Que toma decisiones bajo procedimientos que no siempre están reglamentados
porque su autoridad así lo permite
Que se presume, que se espera
Convencimiento, algo en lo que se cree profundamente
Se inclinan por naturaleza, por afición o por otro motivo, hacia algo en particular.
Incorporar a la propia manera de ser, de pensar y de sentir, ideas o acciones ajenas.
Llevar al interior de uno.
Aceptación de algo
En este caso se refiere a propias, parte de su esencia
Herramienta que sirve para rasar medidas, medir con rigurosa igualdad
Disponer el ánimo hacia algo a hacia una persona de forma anticipada
Que aplica la autocracia, es decir, que aplica un sistema de gobierno en el cual la
voluntad de una sola persona es la suprema ley
Monopolizador
Que acapara algo de forma exclusiva.
Desasosiego
Falta de sosiego, de tranquilidad.
Genérico
Común, general a todos
Gregario
En el texto significaría el consuelo de un grupo de personas que se asocian y
trabajan juntos por un objetivo común
Coacción
Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo
"Dirimir las controversias"
Definir, llegar a acuerdos entre opiniones contrapuestas entre personas o grupos
Pavor
Temor mayor, espanto
Conciliación
Ponerse de acuerdo entre varios, entre personas que tienen diferentes opiniones
35
Palabra
Inalienable
Palabra
Que no se puede trasladar o transmitir a alguien
Se refiere a una moderación que provee de placer como si ese fuera el fin último
Templanza hedonista
de la vida, como una moderación exagerada
Reptiliana
En este caso hace referencia a muy cercana al suelo, muy bajo
Trastocar
Perturbar, afectar en lo profundo
Inconcebible
Que no se puede comprender o aceptar de ninguna forma
Que se interpone, en este caso se refiere a lo que se ubica entre lo que se desea
Interposición
y la persona que lo desea.
Acervo
Conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o herencia
Reside
En este caso quiere decir "si el poder político está establecido en cada persona"
Obsta
Impedir, oponerse, contradecir
Insurgente
Sublevado, levantado
Concreción
Concretar, realizar
Imperativa
Que impera, exigente
Quimera
Algo que puede presentarse como posible o verdadero pero no lo es
Irrestricto
Ilimitado
Endeble
Débil, flojo, que tiene poca resistencia
Extrínseco
Externo
Insertas
Dentro, introducido
Inminente
Que amenaza o está por suceder pronto
Excedente
Sobrante
Tesis
Opinión que se fundamenta en razonamientos de alguien sobre algo,
Sociológicamente
Quiere decir: tomando en cuenta la estructura y el funcionamiento de la sociedad
Anarquía
Ausencia del poder público, desorden
Entramado
En este caso se refiere a redes institucionales, conjunto de instituciones que se
cruzan entre sí.
Lacerante
Que produce intenso sufrimiento
Enquistar
En el texto hace referencia a que los líderes no se apeguen a su cargo, a que no
crean que deben estar siempre en él.
36
Personajes
Citados
(En orden de aparición)
Personaje
Winston Churchil
Personaje
(1874-1965), político y escritor británico, primer ministro (1940-1945; 1951-1955) y premio
Nóbel de Literatura, una de las figuras más importantes del siglo XX, no sólo en su país,
conocido principalmente por el valor transmitido en su primer mandato gubernamental
durante la II Guerra Mundial.
Juan Linz
(1926- ), sociólogo español de origen alemán, estudió la política española contemporánea.
Profesor de ciencia política en la Universidad de Yale. Sus trabajos más conocidos tratan
de los regímenes totalitarios y autoritarios, la quiebra de las democracias las transiciones
a regímenes democráticos
Ramón Folch
(1946- ), Es doctor en y titular de la Cátedra de Metatecnia Ambiental y Socioecología
del ', así como profesor de botánica en la . También ha dirigido los servicios ambientales
de la Diputación de Barcelona y la . Ha participado de diferentes acciones con la , entre
las cuales ha sido consultor en gestión ambiental.
Fernando Savater
Alain Touraine
Rita Giacalone
Adam Przeworski
(1947- ), filósofo y escritor español. Nació en San Sebastián y desde muy temprana edad
manifestó su inquietud en el ámbito de las letras y el pensamiento. Es catedrático de
Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Se le concedió el Premio Fernando
Abril Martorell por su defensa y difusión de la libertad, la tolerancia y los derechos
humanos.
(1925-) sociólogo francés. Es famoso por desarrollar el término . Su trabajo se basa en
la sociología de «acción» y cree que la sociedad forma su futuro a través de mecanismos
estructurales y de sus propias luchas sociales. Ha estado interesado a lo largo de su carrera
en los , estudiando y escribiendo sobre muchos, especialmente en y (donde observó el
nacimiento de , por lo que publicó Solidaridad: Análisis de un movimiento social ()).
(1936- ) destacado politólogo argentino. Entres su aportes a la ciencia política se destacan
sus trabajos sobre el Estado burocrático-autoritario y sobre la teoría de la democracia y
las características de los procesos de transición a la democracia, a través del desarrollo
de conceptos como rendición de cuentas horizontal, democracia micro y democracia
delegativa.
Profesora titular de Historia Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela). Autora, entre otras publicaciones, de Los
empresarios frente al Grupo de Los Tres (Nueva Sociedad, 1999)
(1940- ) Profesor de ciencia política de la Universidad de Nueva York y miembro del consejo
científico del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March.
Anthony Giddens
(1938- ) sociólogo británico, reconocido `por su teoría de la estructuración y su mirada
holística (integración total) de las sociedades modernas. Adquirió gran reconocimiento
por su intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la TERCERA
VIA.
Robert Dahl
(1915- ), profesor emérito de ciencia política en la universidad de YALE. En la actualidad
es uno de los politólogos norteamericanos más destacados.
Jürgen Habermas
(1929- ), filósofo y teórico social alemán. Desde 1981 su análisis se ha orientado hacia la
fundamentación de la ética discursiva, la defensa de la democracia deliberativa y de los
principios del Estado de derecho.
Fernando Salmerón
(1925-1997) filósofo mexicano. En su obra se revela un interés por la filosofía analítica,
cuyos métodos aplica a la ética y a la filosofía de la educación. Salmerón señalaba la
importancia de la función crítica de la filosofía, expresada adecuadamente en algunos
métodos de análisis de la tradición analítica, pero, asimismo, destaca la relevancia del
concepto de sabiduría en la tradición filosófica
Isaiah Berlin
(1909-1997), filósofo británico, destacado por sus estudios acerca de la historia del
pensamiento. Filósofo británico, destacado por sus estudios acerca de la historia del
pensamiento
37
Palabra
Inalienable
Palabra
Que no se puede trasladar o transmitir a alguien
Se refiere a una moderación que provee de placer como si ese fuera el fin último
Templanza hedonista
de la vida, como una moderación exagerada
Reptiliana
En este caso hace referencia a muy cercana al suelo, muy bajo
Trastocar
Perturbar, afectar en lo profundo
Inconcebible
Que no se puede comprender o aceptar de ninguna forma
Que se interpone, en este caso se refiere a lo que se ubica entre lo que se desea
Interposición
y la persona que lo desea.
Acervo
Conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o herencia
Reside
En este caso quiere decir "si el poder político está establecido en cada persona"
Obsta
Impedir, oponerse, contradecir
Insurgente
Sublevado, levantado
Concreción
Concretar, realizar
Imperativa
Que impera, exigente
Quimera
Algo que puede presentarse como posible o verdadero pero no lo es
Irrestricto
Ilimitado
Endeble
Débil, flojo, que tiene poca resistencia
Extrínseco
Externo
Insertas
Dentro, introducido
Inminente
Que amenaza o está por suceder pronto
Excedente
Sobrante
Tesis
Opinión que se fundamenta en razonamientos de alguien sobre algo,
Sociológicamente
Quiere decir: tomando en cuenta la estructura y el funcionamiento de la sociedad
Anarquía
Ausencia del poder público, desorden
Entramado
En este caso se refiere a redes institucionales, conjunto de instituciones que se
cruzan entre sí.
Lacerante
Que produce intenso sufrimiento
Enquistar
En el texto hace referencia a que los líderes no se apeguen a su cargo, a que no
crean que deben estar siempre en él.
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Personajes
Citados
(En orden de aparición)
Personaje
Winston Churchil
Personaje
(1874-1965), político y escritor británico, primer ministro (1940-1945; 1951-1955) y premio
Nóbel de Literatura, una de las figuras más importantes del siglo XX, no sólo en su país,
conocido principalmente por el valor transmitido en su primer mandato gubernamental
durante la II Guerra Mundial.
Juan Linz
(1926- ), sociólogo español de origen alemán, estudió la política española contemporánea.
Profesor de ciencia política en la Universidad de Yale. Sus trabajos más conocidos tratan
de los regímenes totalitarios y autoritarios, la quiebra de las democracias las transiciones
a regímenes democráticos
Ramón Folch
(1946- ), Es doctor en y titular de la Cátedra de Metatecnia Ambiental y Socioecología
del ', así como profesor de botánica en la . También ha dirigido los servicios ambientales
de la Diputación de Barcelona y la . Ha participado de diferentes acciones con la , entre
las cuales ha sido consultor en gestión ambiental.
Fernando Savater
Alain Touraine
Rita Giacalone
Adam Przeworski
(1947- ), filósofo y escritor español. Nació en San Sebastián y desde muy temprana edad
manifestó su inquietud en el ámbito de las letras y el pensamiento. Es catedrático de
Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Se le concedió el Premio Fernando
Abril Martorell por su defensa y difusión de la libertad, la tolerancia y los derechos
humanos.
(1925-) sociólogo francés. Es famoso por desarrollar el término . Su trabajo se basa en
la sociología de «acción» y cree que la sociedad forma su futuro a través de mecanismos
estructurales y de sus propias luchas sociales. Ha estado interesado a lo largo de su carrera
en los , estudiando y escribiendo sobre muchos, especialmente en y (donde observó el
nacimiento de , por lo que publicó Solidaridad: Análisis de un movimiento social ()).
(1936- ) destacado politólogo argentino. Entres su aportes a la ciencia política se destacan
sus trabajos sobre el Estado burocrático-autoritario y sobre la teoría de la democracia y
las características de los procesos de transición a la democracia, a través del desarrollo
de conceptos como rendición de cuentas horizontal, democracia micro y democracia
delegativa.
Profesora titular de Historia Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela). Autora, entre otras publicaciones, de Los
empresarios frente al Grupo de Los Tres (Nueva Sociedad, 1999)
(1940- ) Profesor de ciencia política de la Universidad de Nueva York y miembro del consejo
científico del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March.
Anthony Giddens
(1938- ) sociólogo británico, reconocido `por su teoría de la estructuración y su mirada
holística (integración total) de las sociedades modernas. Adquirió gran reconocimiento
por su intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la TERCERA
VIA.
Robert Dahl
(1915- ), profesor emérito de ciencia política en la universidad de YALE. En la actualidad
es uno de los politólogos norteamericanos más destacados.
Jürgen Habermas
(1929- ), filósofo y teórico social alemán. Desde 1981 su análisis se ha orientado hacia la
fundamentación de la ética discursiva, la defensa de la democracia deliberativa y de los
principios del Estado de derecho.
Fernando Salmerón
(1925-1997) filósofo mexicano. En su obra se revela un interés por la filosofía analítica,
cuyos métodos aplica a la ética y a la filosofía de la educación. Salmerón señalaba la
importancia de la función crítica de la filosofía, expresada adecuadamente en algunos
métodos de análisis de la tradición analítica, pero, asimismo, destaca la relevancia del
concepto de sabiduría en la tradición filosófica
Isaiah Berlin
(1909-1997), filósofo británico, destacado por sus estudios acerca de la historia del
pensamiento. Filósofo británico, destacado por sus estudios acerca de la historia del
pensamiento
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Personaje
Personaje
Benjamin Constant
(1767-1830), escritor y figura política francesa, que contribuyó al desarrollo del romanticismo
y al de la novela psicológica.
Alexis de Tocqueville
(1802-1859) pensador, jurista, político e historiador francés, uno de los más importantes
ideólogos del liberalismo. Consideraba como un hecho fundamental y trascendente la
tendencia de las sociedades modernas hacia la igualdad de condiciones entre las personas.
John Stuart Mill
(1806-1873), filósofo y economista británico; su obra causó gran impacto en el pensamiento
británico del siglo XIX, no sólo en filosofía y economía sino también en las áreas de ciencia
política, lógica y ética. En economía política, Mill defendió aquellas prácticas que creía
más acordes con la libertad individual, y recalcó que la libertad podía estar amenazada
tanto por la desigualdad social como por la tiranía política
Pedro Schwartz
Pedro Schwartz, economista, politólogo, consultor de empresas, formador de opinión,
tiene una larga trayectoria de defensor de la libertad individual, la democracia política,
y la libre competencia económica
Norberto Bobbio
(1909-2004), filósofo y jurista italiano. Tanto en sus enseñanzas como en sus muchas
obras, tales como Política y cultura (Política y cultura, 1955), Da Hobbes a Marx (De
Hobbes a Marx, 1965) y ¿Qué socialismo? (1977), Bobbio analizó las ventajas y desventajas
del liberalismo y del socialismo, tratando de mostrar que quienes defienden ambas
ideologías basan sus actividades en el respeto al orden constitucional y en el rechazo a
los métodos antidemocráticos, incluyendo, como es obvio, el análisis y la crítica de la
corrupción que ha caracterizado la vida política italiana de las últimas décadas, así como
del terrorismo, al que se opuso con energía durante las décadas de 1960 y 1970.
Nicola Matteucci
(1926-2006) Politólogo italiano, fundador de la revista Il Mulino y de la editorial homónima
y del Instituto Carlo Cattaneo. Es uno de los mayores teóricos del constitucionalismo en
. Ha sido profesor ordinario de Filosofía moral en la . Fue un notorio investigador de la
historia, la ciencia y la filosofía política, materias sobre las que publicó múltiples artículos
y obras. Dirigió, junto con del Diccionario de política (1982).
Gianfranco Pasquino
(1942- ) . Actualmente es profesor titular de la y profesor adjunto en el "Bologna Center"
de la de . Estudió Ciencia Política en la , donde fue alumno de , y se especializó en bajo
la guía de en la .
Spinoza
Baruch Spinoza (1632-1677), filósofo y teólogo holandés, considerado como el exponente
más completo del panteísmo (doctrina que identifica el universo con Dios) durante la
edad moderna.
Diego Achard
Nació en Montevideo en 1951. Estudió derecho en Uruguay y ciencias políticas en México
y Argentina.
Manuel Flores
Nació en Montevideo en 1950. Se graduó como profesor de Letras en 1979 y fue profesor
de literatura española moderna en la Universidad Católica.
Fernando Calderón
30
(1809-1845), escritor mexicano, cultivó el drama y la poesía romántica, estilo que ayudó
a difundir en su país. Nació en Guadalajara, Jalisco. Estudió Derecho y Humanidades en
la universidad de esa ciudad. Sus inquietudes políticas lo llevaron a combatir al dictador
Antonio López de Santa Anna y a sufrir persecuciones. Ocupó numerosos cargos públicos.
LA DEMOCRACIA
Y SUS EXIGENCIAS
Luis Armando González
Iniciativa Social para la Democracia
Urbanización Satélite, Pje. Venus, Casa No. 23
San Salvador.
Tel: 2284-9726
Fax: 2274-6182
Web:
www.isd.org.sv
Correo Electrónico:
[email protected]
Este material ha sido
elaborado gracias al
apoyo de Acción de
Solidaridad con el
Tercer Mundo
ASTM de Luxemburgo
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