Guía Nú - Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

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Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Facultad de Ciencias Básicas y Matemáticas – Instituto de Biología
Laboratorio de Antropología Física y Anatomía Humana
OSTEOLOGÍA CABEZA ÓSEA
Guía Número 5 - Osteología cabeza ósea
Objetivo: Reconocer los huesos que conforman la cabeza ósea por región, huesos de
cara y cráneo, e identificar la anatomía de superficie de las piezas revisadas
Actividades:
- Leer la guía
- Ubicar huesos que conforman el macizo facial y el cráneo en modelos
- Trabajar con programa A.D.A.M
- Identificar en variadas vistas los huesos que participan, vista superior, inferior, lateral,
anterior, posterior, superior de base
- Identificar con que huesos articula cada uno de ellos
- Ubicar suturas
- Identificar orbita ocular y su composición, cavidad nasal, cavidad bucal
- Identificar anatomía de superficie de los hueso revisados
LA CABEZA
La cabeza descansa sobre la extremidad superior de la columna vertebral, la cual, debido a
sus modificaciones especiales, le permite libertad de movimientos. Esta versatilidad de
movimientos de la cabeza aumenta la eficacia de los órganos de los sentidos especiales, tales
como los ojos, los oídos y la nariz, que se alojan dentro de los huesos de la cabeza que los
protege. La cabeza forma la cavidad del cráneo, que aloja y protege esta gloria mayor de la
evolución de los vertebrados, el cerebro humano. Desde el punto de vista embriológico,
morfológico y fisiológico, la cabeza es una estructura doble. Desde el punto de vista
embriológico se compone de dos juegos de huesos: una parte externa bóveda que se desarrolla
dentro de la piel, y una parte interna base del cráneo que se forma a partir del cartílago,
intramembranosa y endocondral. A medida que el desarrollo sigue su curso, éstas se unen tan
íntimamente que pierden su identidad y forman un todo unificado, el neurocráneo.
Morfológicamente, un juego de huesos de la cabeza, los del neurocráneo, rodean el extremo
cerebral del tubo neural. El otro juego encierra el extremo superior del sistema digestivo, el
esplancnocráneo. Fisiológicamente, los huesos de la cabeza no sólo sirven para sostén y
protección, sino que gracias a los movimientos libres de la mandíbula contribuyen a la
masticación y al habla.
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Clasificación de los huesos de la cabeza
Con fines descriptivos y para un aprendizaje organizado, los huesos de la cabeza se pueden
dividir en dos grupos: los huesos del cráneo y los huesos de la cara.
Huesos del cráneo (8) Huesos únicos: frontal - occipital - etmoidal
- esfenoidal
Huesos pares: temporales - parietales
Huesos de la cara (14) Huesos únicos: mandíbula - vómer
Huesos pares: maxila – cigomáticos - nasales lagrimales - palatinos - conchas nasales inferiores
Además de los 22 huesos que se mencionan, hay huesecillos en la cavidad del oído
medio de cada hueso temporal, el martillo, el yunque, y el estribo. Hay también un
hueso hioides en la base de la lengua que, por derecho propio, pertenece a los huesos
de la cabeza. Con éstos, el número total de huesos de la cabeza asciende a 29.
Descripción general
Los huesos del cráneo y de la cara están unidos por articulaciones fibrosas que no
permiten ningún movimiento, con excepción de la mandíbula. La mandíbula forma
con el hueso temporal una articulación sinovial, libremente móvil, que le permite
desempeñar las funciones de masticación, habla, y otras acciones relacionadas. Las
articulaciones fibrosas de los huesos de la cabeza son principalmente del tipo de
sutura, con superficies o bordes articulares entrecruzados, sobrepuestos o contiguos.
Suturas de la bóveda del cráneo. La bóveda del cráneo muestra claramente algunas de
las suturas, a saber, la sutura coronal, que une el hueso frontal con el parietal; la sutura
sagital, entre los dos huesos parietales; y la sutura lambdoidea, entre los huesos
parietales y el occipital. Hacia los lados, los parietales se unen con el hueso temporal
en la sutura escamosa.
Fontanelas. En el cráneo del recién nacido hay áreas membranosas, las fontanelas, que
persisten en los puntos de unión de las suturas antes mencionadas. Cabe recordar que
los huesos de la bóveda del cráneo son huesos de formación intramembranosa y que
las fontanelas son membranas fibrosas en las cuales aún no se realiza la osificación.
Tampoco los dos huesos frontales se han unido todavía en la línea media, y allí se
puede ver, en una etapa algo ulterior, una sutura frontal (metópica) que en el adulto
está ya unida y obliterada. Entre los huesos parietales y frontal, en la línea media del
cráneo, se encuentra la fontanela más grande, la fontanela anterior. Esta se usa como
punto de referencia en el diagnóstico obstétrico. Cierra aproximadamente a los 18
meses de edad. La fontanela posterior se halla en la línea media, donde se encuentran
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las suturas lambdoidea y sagital. Cierra uno o dos meses después del nacimiento. Hay
también dos pares de fontanelas laterales:
1) las fontanelas esfenoidales o anterolaterales, que se encuentran en la unión de los
huesos parietal, frontal, esfenoidal y temporal
2) las fontanelas mastoideas o posterolaterales, que se hallan en la unión de los huesos
occipital, parietal y temporal. Estas fontanelas y las membranas fibrosas que persisten
entre los huesos de la bóveda del cráneo facilitan el proceso del alumbramiento debido
a que permiten que los huesos monten uno sobre otro para acomodarse al tamaño del
conducto del parto. A lo largo de las suturas aparecen a veces pequeños huesos de
localización irregular; reciben el nombre de huesos suturales o wormianos.
Entre los huesos de la cara y en la base del cráneo aparecen otras muchas suturas, y por lo
general los huesos que las forman les dan su nombre.
Vista anterior
Esta vista muestra los huesos que se encuentran debajo de la frente y de la cara. Las
características más notables son las órbitas (cavidades orbitarias) que alojan a los ojos;
la cavidad nasal donde se encuentra la nariz; y las mandíbulas, que señalan la entrada
al tubo digestivo y sostienen los dientes.
La escama del hueso frontal o lámina vertical, se encuentra inferior a la frente y
forma la parte anterior de la bóveda del cráneo. Desciende gradualmente hacia
anterior desde la sutura coronal y luego se inclina bruscamente hacia inferior. A cada
lado de la línea media se abulta ligeramente para formar las eminencias frontales.
Inferior de cada eminencia, un borde aplanado, el arco superciliar, forma una curva
transversa sobre el hueso, aproximadamente a nivel de la ceja. Entre las eminencias
frontales y los arcos superciliares hay una zona aplanada, la glabela, que se extiende
hacia inferior hasta donde el hueso frontal y el hueso nasal se articulan. El hueso
frontal se hace más grueso inferior a los arcos superciliares y se curva hacia posterior
en los bordes supraorbitarios formando la porción orbital u horizontal que constituye
el techo de la órbita y parte del piso de la cavidad del cráneo. En el borde
supraorbitario hay una incisura o agujero para el paso de los nervios y vasos
sanguíneos supraorbitarios, son la incisura o agujero supraorbitario. Los senos
frontales se encuentran medialmente debajo de los arcos superciliares y vierten en las
cavidades nasales.
La órbita aloja el bulbo del ojo o globo ocular, y los músculos, nervios y vasos
sanguíneos asociados con éste, lo mismo que nervios y vasos sanguíneos que pasan
hacia la cara. La órbita tiene forma piramidal con el vértice apuntando hacia medial.
La base de la pirámide forma la parte abierta de la órbita. Como se indicó antes, su
borde superior está formado por el borde supraorbitario del hueso frontal. El borde
medial de la órbita está constituido, en su mayor parte, por el proceso frontal de la
maxila, mientras que su borde inferior lo está por el cuerpo de ésta y por una parte del
hueso cigomático. El cigomático constituye también la mayor parte del borde lateral
de la órbita. La pared medial de la órbita está formada por el proceso frontal del
maxilar, el hueso lagrimal y la lámina orbitaria del etmoides.
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El techo está formado por la cara orbital del hueso frontal; el piso lo constituyen la
maxila y el cigomático; y la pared lateral, el cigomático y hacia posterior el ala mayor
del hueso esfenoidal.
A lo largo del piso de la órbita y hacia el vértice, entre la maxila y el ala mayor del
hueso esfenoidal, hay una hendidura irregular, la fisura orbital inferior, que durante la
vida da paso a los nervios y vasos sanguí-neos hacia las estructuras profundas de la
cara, en la fosa infratemporal. En el vértice de la órbita se observa el agujero y
conducto óptico, por el cual pasan el nervio óptico y la arteria oftálmica de la cavidad
craneal a la órbita. A un lado del conducto óptico se encuentra la fisura orbital
superior que da paso a los nervios óculomotor, troclear, la división oftálmica del
trigémino y el abductor, una rama de la arteria meníngea media y las venas oftálmicas
de la órbita.
El hueso lagrimal, situado en la parte anterior de la pared medial de la órbita, es el
hueso más pequeño de la cara. Se le reconoce más fácilmente por un borde vertical, la
cresta lagrimal posterior, que divide su superficie lateral en dos áreas. Hacia anterior
de la cresta hay un canal que se reúne con un canal similar en la superficie posterior
del proceso frontal del maxilar para formar el surco lagrimal, que contiene el saco
lacrimal, y parte del conducto lagrimonasal que vierte en la pared lateral de la fosa
nasal.
La fosa nasal tiene forma triangular. Sus límites están formados por los dos huesos
nasales en la parte superior y por la maxila en las partes lateral e inferior. Al unirse los
huesos nasales integran el puente de la nariz. En su parte interna, la fosa se encuentra
dividida en dos cavidades por la lámina perpendicular del etmoides y por el vómer.
Estos constituyen el tabique o septo nasal óseo que en una persona viva se continúa
hacia anterior con el tabique o septo nasal cartilaginoso que da flexibilidad a la nariz
externa.
Las fosas nasales se encuentran además subdivididas internamente por la concha
nasal inferior, parecida a un estante que se proyecta en la parte medial de las paredes
óseas laterales de las fosas. Las conchas nasales media y superior, que son parte de la
masa lateral del etmoides, subdividen aún más las fosas nasales y aumentan
superficie a las paredes y cavidades nasales. El etmoides, gracias a su lámina cribosa,
forma el techo de las fosas nasales y transmite los nervios olfatorios a la cavidad del
cráneo a través de sus agujeros. Las partes horizontales de los huesos palatinos y los
procesos palatinos de la maxila forman el piso de las fosas nasales, mientras que las
partes verticales de los huesos palatinos contribuyen a formar sus paredes laterales
La maxila tiene dentro de su cuerpo grandes senos, los senos maxilares. Estos
comunican con la cavidad nasal. Los maxilares sostienen también a los dientes en los
alvéolos en sus procesos alveolares. Inferior a la orbita se encuentra el agujero
infraorbitario para el paso de los vasos y nervios infraorbitarios. El proceso cigomático
se proyecta lateralmente desde el cuerpo de la maxila hasta reunirse con el hueso
cigomático.
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La mandíbula, que es independiente y libremente
movil, completa el esqueleto de la cara. Por medio de
la única articulación sinovial de la cabeza se articula con el hueso temporal formando
la articulación temporomandibular. Consta de un cuerpo en forma de herradura que se
curva hacia posterior, y de ramas que se elevan verticalmente a cada lado para
articularse con el cráneo. El cuerpo tiene un proceso alveolar en la parte superior con
16 alvéolos para alojar a los dientes inferiores. El borde inferior del cuerpo está
redondeado y sostiene las estructuras musculomembranosas que forman el piso de la
boca. Las dos mitades de la mandíbula se desarrollan por separado y se unen en la
línea media anterior para formar la sínfisis mental o mandibular. Un agujero mental se
forma de cada lado de la sínfisis para dar paso a los nervios y vasos mentales. A ambos
lados de la sínfisis hay una depresión para la glándula salival sublingual, la fosa
sublingual, y hacia posterior de ésta y extendiéndose hasta el ramo hay una fosa
submandibular para la glándula salival del mismo nombre. Un borde prominente, la
línea milohioidea, se extiende hacia superior y hacia atrás desde cerca de la sínfisis
hasta la rama de la mandíbula. Aproximadamente en el centro del lado medial de la
rama se encuentra el agujero mandibular, que da paso a los nervios y vasos dentales
inferiores (alveolares) hacia la parte interna de la mandíbula. Hacia anterior y encima
del agujero hay una proyección ósea, la língula de la mandíbula.
Vista lateral.
El estudio de esta cara del cráneo permite una revisión de los huesos de la cara
anterior vistos de perfil y hace más clara la relación entre ellos. El hueso frontal se
observa como parte de la bóveda del cráneo. Articula, en la sutura coronal, con los
huesos parietales, con el ala mayor del esfenoides y, por su proceso cigomático, con el
proceso frontal del hueso cigomático. Como ya se describió antes, el hueso
cigomático, a su vez articula con el proceso cigomático de la maxila en su parte
anterior y forma parte del borde y de la pared lateral de la órbita. Hacia posterior, por
su proceso temporal, articula con un proceso largo del hueso temporal, el proceso
cigomático. Todas estas estructuras juntas forman el arco cigomático que pasa por
encima de una zona hundida de la superficie lateral del cráneo, la fosa temporal. La
fosa temporal aloja el músculo temporal, un músculo importante de la mandíbula.
Esta vista permite observar mejor la relación del cuerpo de la mandíbula con la rama
en el ángulo de la misma. El lado superior de la rama tiene dos procesos; el proceso
coronoideo delgado y triangular, y el proceso condilar grueso hacia posterior. Estos
están marcadamente separados uno de otro por la incisura mandibular. La cabeza del
proceso condilar se adapta de manera transversa en la fosa mandibular del hueso
temporal para formar la articulación temporomandibular. Esta articulación contiene
un disco articular y tiene una membrana sinovial que forma cavidades separadas de
cada lado del disco. Una cápsula articular laxa, común, fibrosa, encierra toda la
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articulación, y el ligamento temporomandibular da
sostén adicional y fuerza en las superficies anterior y
lateral. El abrir y cerrar las mandíbulas es principalmente un movimiento de bisagra;
la cabeza de la mandíbula se mueve sobre la superficie inferior cóncava del disco
articular. Cuando la mandíbula hace protrusión, el disco y la cabeza de la mandíbula
se mueven juntos sobre la eminencia articular que se encuentra frente a la fosa
mandibular. Cuando se mueve hacia posterior (retracción), el disco y la cabeza de la
mandíbula regresan hacia posterior dentro de la fosa mandibular. En los movimientos
laterales, el disco y la cabeza se mueven como una unidad a través de la fosa
mandibular. Al masticar, morder y desmenuzar se pueden combinar todos los
movimientos antes mencionados.
Los demás huesos de la cara lateral del cráneo son el parietal, el temporal y el
occipital.
Obsérvese la línea temporal superior que se eleva desde el proceso cigomático del
hueso frontal, se curva hacia atrás sobre el lado de los huesos frontal y parietal, y luego
regresa hacia adelante a lo largo de la cresta supramastoidea hasta la base del proceso
cigomático. Hay una línea temporal inferior paralela a ésta y menos notable. Hacia
abajo de las líneas temporales se puede observar la sutura escamosa, que articula la
porción escamosa del hueso temporal con el parietal.
La fosa temporal, es poco profunda en su parte posterior, pero se ahonda hacia la
parte anterior para alcanzar su punto más profundo detrás del proceso frontal del
hueso cigomático. Aloja el músculo temporal que se inserta sobre el proceso
coronoideo de la mandíbula y, cuando se contrae, eleva la mandíbula para cerrar la
boca.
La otra parte del hueso temporal que se observa en esta vista lateral es el área
auditivo-mastoidea. El meato acústico externo es un orificio bastante visible que
conduce a la cavidad del oído medio. Se encuentra justo posterior a la fosa mandibular.
El proceso estiloideo es una proyección larga y delgada que se origina por dentro de la
lámina timpánica y se dirige hacia anterior y hacia inferior; sirve para insertar algunos
músculos de la lengua, la faringe y el cuello. Hacia posterior del meato se encuentra el
proceso mastoideo grande, triangular y romo. Su parte interna es hueca, ya que
contiene las células mastoideas llenas de aire, y comunica con la cavidad del oído
medio. En el lado posterior de la cara lateral se observa la confluencia de las suturas
escamosas, lambdoideas y el hueso occipital. Esta última se aprecia mejor cuando se
estudia la base del cráneo.
La base del cráneo.
Es más fácil observar la base del cráneo si se quita la mandíbula. Cuando se
estudia por esta cara, tiene un contorno ovalado. Hacia anterior se ve la maxila con
los dientes dentro de su alvéolo. Dentro de la línea en forma de herradura constituida
por los dientes se encuentra el paladar duro, que se compone del proceso palatino
horizontal de la maxila y de la parte horizontal de los huesos palatinos. Hacia
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adelante y en la línea media se halla la fosa incisiva;
hacia atrás, el paladar duro constituye parte del borde
de las coanas o nares internas. El vómer divide las coanas en porciones derecha e
izquierda y forma una parte del septo óseo de la nariz. El cuerpo del esfenoides y su
lámina medial del proceso pterigoideo completan las paredes de las coanas. A un lado
de la lámina medial del proceso pterigoideo se encuentra la fosa pterigoidea, que
tiene en su borde lateral la lámina lateral del proceso pterigoideo. La fosa
infratemporal está situada entre la lámina lateral del proceso pterigoideo y el arco
cigomático y durante la vida contiene los músculos de la masticación. A un lado y
encima de la fosa infratemporal se encuentra la fosa temporal. El ala mayor del
esfenoides se extiende hacia un lado y por encima para formar parte de la pared de la
fosa temporal y de la órbita. Posteriormente, el cuerpo del esfenoides se articula con
el cuerpo del hueso occipital. En las personas vivas el área entre las coanas y frente al
hueso occipital está ocupada por la faringe.
Lateralmente, se observan los huesos esfenoides y occipital que se articulan con el
hueso temporal. Se pueden ver la fosa mandibular en la base del proceso cigomático
y, frente a éste, la eminencia articular. La porción escamosa del temporal se estudia
mejor en la vista lateral del cráneo, pero la porción petrosa penetra medialmente entre
el esfenoides y el hueso occipital. Es el hueso más duro del cuerpo y aloja las partes
principales del oído. Una espina larga y fina, el proceso estiloideo, se proyecta hacia
inferior a partir de la porción petrosa del temporal; con frecuencia está roto en los
cráneos preparados. Posterior y lateral al proceso estiloideo se encuentra la porción
mastoidea del temporal con su proceso mastoideo que contiene las células
mastoideas neumáticas.
El hueso occipital forma la parte más posterior de la base del cráneo. A partir de su
articulación con el esfenoides se extiende hacia posterior y lateralmente, se articula
con las porciones petrosas y mastoideas de los huesos temporales. Tiene una abertura
grande, el agujero magno, a través del cual el tallo cerebral pasa para continuarse con
la médula espinal. A cada lado del borde anterior del agujero magno se en-cuentran
los dos grandes cóndilos occipitales. Desde el agujero magno el hueso occipital forma
una curva hacia superior, primero gradual y después bruscamente, articulándose con
los huesos parietales a lo largo de la sutura lambdoidea, como antes se mencionó. En
su parte medial esta porción tiene una cresta occipital externa que termina en su parte
superior en la protuberancia occipital externa. La superficie externa del hueso
occipital presenta varias líneas nucales.
La cavidad del cráneo
La superficie interna de la bóveda del cráneo es cóncava en todas direcciones y
lleva marcas que refle-jan las estructuras de la superficie del cerebro. El seno sagital
superior deja una canal a lo largo de la línea media. Las arterias meníngeas medias
dejan su impresión al seguir un curso ascendente cruzando los huesos parietales.
También se pueden ver las huellas de vasos menores, lo mismo que de las suturas
coronal y sagital.
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Al observar el piso de la cavidad del cráneo se aprecian
tres grandes fosas dispuestas como escalones. El
escalón superior, la fosa anterior del cráneo, aloja los grandes lóbulos frontales del
cerebro y se encuentra por encima de las órbitas. El escalón central, la fosa craneal
media, recibe los lóbulos temporales del cerebro. El escalón inferior, la fosa craneal
posterior, contiene durante la vida la médula oblongada y el cerebelo. Las marcas en
las paredes en cada una de estas fosas reflejan la forma del cerebro y los vasos
sanguíneos que durante la vida se apoyaron contra estas paredes.
Las paredes de la fosa anterior del cráneo constan principalmente del hueso frontal,
y las láminas orbitales constituyen gran parte del piso de la fosa anterior. Entre las
láminas orbitales, y adaptándose dentro de la inci-sura etmoidea del hueso frontal, se
encuentra la lámina cribosa del etmoides. Estas láminas están perforadas por
numerosos agujeros que dan paso a las ramitas del nervio olfatorio que provienen de
las cavidades olfatorias. Entre los huecos de las láminas cribosas se levanta una
proyección aguda hacia superior, la crista galli, que sirve como punto de inserción para
la duramadre del cerebro.
En la línea media de la pared vertical anterior de la fosa anterior del cráneo se
encuentra una cresta frontal aguda que proporciona un punto de inserción a la hoz o
falce del cerebro, una membrana dural que está entre los hemisferios cerebrales
derecho e izquierdo.
La parte posterior del piso de la fosa anterior del cráneo y su borde posterior agudo
están formados por el cuerpo y las alas menores del hueso esfenoides. A cada lado de
la línea media este borde del esfenoides se proyecta hacia posterior, y hace saliente
sobre la fosa media del cráneo constituyendo los procesos clinoideos anteriores. Los
canales ópticos que dan paso a los nervios ópticos emergen por inferior de estos
procesos. Llevan al surco quiasmático donde se realiza un cruce parcial de los nervios
ópticos.
La fosa anterior del cráneo termina bruscamente en su borde posterior. Hacia
posteroinferior se encuentra la fosa media del cráneo. La porción medial de la fosa
media del cráneo está formada por el hueso esfenoidal que sobresale. Este recibe el
nombre de silla turca. En su superficie superior hay una fosa profunda llamada fosa
hipofisiaria (pituitaria) que durante la vida aloja a la hipófisis o glándula pituitaria. La
fosa hipofisiaria tiene como limite anterior el tubérculo de la silla, desde el borde
posterior de la cual se proyectan los pequeños procesos clinoideos medios. La pared
posterior de la fosa es el dorso de la silla, que tiene procesos clinoideos posteriores.
La parte medial de la fosa se hunde hacia los lados formando profundas copas que
tienen como límite anterior las alas mayores del esfenoides, como límite lateral la
porción escamosa del hueso temporal y como límite posterior la porción petrosa del
temporal. En el piso y las paredes de la fosa media del cráneo se encuentran cinco
agujeros importantes. Hacia anterior, en el centro e inferior de los procesos clinoideos
anteriores, se encuentran las fisuras orbitales superiores, por las que pasan los nervios
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óculomotor (III), troclear (IV), la división oftálmica
del trigémino (V) y el abductor (VI) hacia las órbitas. Inferior de las fisuras orbitales se
hallan los agujeros redondos por los que pasan los nervios maxilares (V) y hacia
posterior y a un lado de éstos, los agujeros ovales para el paso del nervio mandibular
(V). Los últimos agujeros de esta hilera son los pequeños agujeros espinosos por los
que pasan las arterias meníngeas medias y las ramas recurrentes de los nervios
mandibulares. Entre estas hileras de agujeros y a cada lado de la silla turca están los
surcos carotideos poco profundos e inferior de éstos, los agujeros rasgados que dan
paso a las arterias carótidas internas y a los senos cavernosos.
La fosa posterior del cráneo es la más grande y profunda de las tres. Su parte anterior
está limitada por el dorso de la silla del hueso esfenoidal, la base del occipital y las
porciones petrosas de los huesos temporales. Las porciones mastoideas de los
temporales, los ángulos mastoideos de los parietales, forman el límite lateral de la fosa,
mientras que el hueso occipital completa su pared posterior. El agujero magno ocupa
la porción central del piso de la fosa, desde su borde posterior la cresta occipital interna
se extiende a lo largo de la línea media del hueso occipital y en ella se inserta la falce
del cerebro. En el extremo de la cresta occipital se encuentra la protuberancia occipital
interna. En las paredes de la fosa posterior del cerebro es fácil observar los surcos para
los senos venosos. El surco de los senos occipitales sigue la cresta occipital interna. En
la protuberancia occipital interna se reúnen los surcos de los senos occipitales,
sagitales y transversos. Los senos transversos se dirigen lateralmente desde la
protuberancia y luego hacia inferior y hacia el centro para terminar en los agujeros
yugulares que se encuentran entre la base del hueso occipital y la porción petrosa del
temporal. Se puede ver cómo los agujeros mastoideos y los canales condilares penetran
en la parte inferior de los surcos de los senos transversos. En la parte posterior y lateral
se observa una gran abertura que es el meato acústico externo, que da paso al nervio
facial y vestibulococlear y las arterias auditivas.
El hueso hiodes se sitúa sobre la laringe y estás suspendido desde la punta de los
procesos estilhiodeos. En el se insertan varios músculos de las regiones de la lengua, el
cuello y la faringe.
El hueso hioides es un hueso impar, medio, simétrico, ubicado en el adulto, a la altura
de la tercera y cuarta vértebra cervical. Forma parte del complejo hiogloso-faríngeo,
prestando inserción a estructuras provenientes de la faringe, la mandíbula y el cráneo.
Macroscópicamente tiene la forma de U y es convexo por anterior y cóncavo por
posterior, formado esencialmente por cinco partes: El cuerpo y cuatro prolongaciones
laterales, dos a cada lado, los cuernos mayores y menores.
El hueso hioides deriva de los cartílagos del 2° arco faríngeo por mecanismos de
osificación endocondral, formando desde la parte media, los cuernos menores y la
parte superior del cuerpo hioidal; del 3° arco faríngeo se forma el resto del cuerpo y los
cuernos mayores
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Se insertan en el hueso hioides trece músculos que se
agrupan en supra e infrahioídeos. El primer grupo
desciende la mandíbula por contracción debiendo estar fijado por el grupo infrahioídeo
en una actividad isométrica
Una de las características del hueso hiodes es la de la movilidad que ha sido sugerida
como respuesta fisiológica a los requerimientos funcionales de deglución, respiración y
fonoarticulación señala que la postura erecta de la cabeza debe ser balanceada por la
columna vertebral, atribuyéndose a una equivalente tensión de los músculos anteriores
y posteriores relacionados a la articulación atlantooccipital. El hueso hioides juega un
rol importante y activo en la realización de este delicado balance postural.
Por otra parte el hueso hioides, presta inserción a la fascia de la faringe, relacionando
al músculo digástrico para el aumento de la dimensión anteroposterior de la orofaringe
durante la deglución, mientras el vientre posterior de dicho músculo y el músculo
estilohioídeo actúan previniendo la regurgitación de los alimentos
También participa el hueso hioides en la mantención de la vía aérea, provocando la
tensión de la fáscia cervical, disminuyendo la succión interna de las partes blandas
impidiendo la compresión de grandes vasos y los pulmones en su parte apical.
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