El círculo eterno (El Ouroboros) - AMORC

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El círculo eterno (El Ouroboros)
Por Alberto I. LaCava, Ph.D., F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Una historia popular nos cuenta que el químico alemán Augusto Kekulé soñó con “una
serpiente que se muerde la cola”, y que este sueño inspiró su descubrimiento de la
estructura anular de la molécula del benceno 1. Este ejemplo es citado frecuentemente
en los libros de texto de Química, en especial como una introducción a la Química
Orgánica. También se cita a menudo como un ejemplo de los poderes creativos de la
mente y de los mecanismos simbólicos de la creatividad mental2.
Quisiera en este artículo considerar un tema relacionado a la serpiente que se muerde
la cola, que es ignorado frecuentemente en todas las versiones de la historia popular de
Kekulé. La discusión nos llevará lejos de la historia de la química y de las teorías
modernas de la creatividad, nos llevará quizás a considerar teorías muy antiguas sobre
la Creación del Universo.
Si Kekulé pensó que su sueño de la serpiente mordiéndose la cola era original, se
equivocó de pleno. La figura que iluminó en su subconsciencia la estructura del
benceno, ha sido conocida por lo menos por un par de miles de años. Él puede haber
visto el símbolo de la serpiente mordiéndose la cola durante sus estudios de la historia
de la química, desde que este símbolo fue usado muy frecuentemente en la Alquimia
Medieval y el Renacimiento. Los griegos le dieron un nombre a fines del primer siglo de
nuestra era: el “Ouroboros”.
El Ouroboros, usualmente mostrado como una víbora, dragón o serpiente mordiéndose
su propia cola, simboliza varios conceptos filosóficos y leyes naturales. Primero,
sugiere un círculo, una línea curva que fascinaba las mentes de los antiguos. El círculo
no tiene principio ni tiene fin, es una trayectoria infinita, que se mueve sobre sí misma
perpetuamente.
En la naturaleza, su movimiento circular genera la curva sinusoidal, la forma básica
detrás del análisis armónico, las vibraciones electromagnéticas y las armonías de la
música. El movimiento circular del Ouroboros sugiere la Ley de los Ciclos como se
presenta misteriosamente en toda la naturaleza; los ciclos del día y la noche, las
estaciones; los periodos de la vida humana, la encarnación y la muerte, los ciclos de la
historia y de la economía y hasta el ascenso y caída de las civilizaciones de la historia.
Para algunos de los filósofos griegos que le dieron su nombre, el Ouroboros y su
contenido representan el Caos primordial a partir del cual nuestro Universo fue
creado. Representa la sustancia, la “Materia Prima” de la Creación. En los mitos de
creación de la antigua Babilonia, la relación entre el Ouroboros y la creación son aún
más claros: Marduk, el Gran Dios Guerrero, mata a su madre Tiamat, la Gran Diosa
Madre, cuyo cuerpo es el de una gran serpiente o dragón. Él luego utiliza las partes, la
sustancia de ese cuerpo terrible, fuerte y poderoso, para crear el Universo. Ella se
convierte, en los hechos, en la “Prima Materia” que el dios usa en la Creación.
El Caos, que tiene forma circular o esférica de acuerdo a las ideas de los antiguos, es un
principio desordenado donde las fuerzas opuestas se encuentran en conflicto, perpetua
batalla y lucha continua. Sin embargo, el Caos es una unidad y está completo, porque en
Él todo está contenido. No le falta ninguna parte, ya que Él contiene toda la sustancia y
la energía del Universo, aunque los opuestos estén en eterno conflicto. El problema
comienza cuando nos damos cuenta que para poder crear, las fuerzas opuestas en el
estado de Caos, deben ser divididas y puestas en orden.
El Universo no puede ser creado a menos que el Dragón, que aquí representa al estado
de Caos, sea sacrificado y sus partes sean usadas como la sustancia para la creación de
cada planeta, de cada estrella, de cada constelación. La idea de que el Caos debe ser
dividido no es solamente una consecuencia del pensamiento filosófico griego, esta idea
fue dada también por Moisés en su historia de la creación citada en el Génesis.
Comenzando con un “Caos sin forma”, la creación comienza con la separación de la Luz
de la Oscuridad, el Agua de la Tierra, etc.
Un dragón mordiéndose la cola representa los dos principios: la forma circular del
Caos, y la sustancia representada por el cuerpo del dragón. La serpiente o el dragón
mordiéndose su propia cola se convierte en el símbolo de la “Materia Prima” para el
alquimista, una sustancia básica de la cual toda la materia se crea, por evolución, ellos
razonaban, a través de procesos naturales. Los alquimistas debían primero encontrar
esta “Materia Prima”, para poder comenzar La Gran Obra de producir la Piedra
Filosofal.
Las serpientes y los dragones aparecen en la mayoría de las historias y mitos de la
creación. La historia Bíblica de Moisés hace jugar a la serpiente un papel importante en
la creación de la civilización humana en el plano material (atrae a Adán y Eva que se
encuentran en el jardín del Edén y los seduce a encarnar en el plano material). Los
dragones y las serpientes no tienen mucha suerte en los mitos populares y los cuentos
de hadas. El dragón debe sacrificarse, debe morir, para que el trabajo importante
pueda ser realizado (el trabajo de Creación o División del Caos como se discutió más
arriba). Esto aparece, por ejemplo en el mito de Jason y los Argonautas. El dragón es el
guardián del Vellocino de Oro en Colchis, y debe ser derrotado y muerto para lograr la
posesión de la valiosa piel mágica.
Es posible que la idea del sacrificio del Dragón haya dado principio a la idea de la
asociación del Dragón y la Serpiente con la imagen del Cristo en la Cristiandad. Esta
idea, naciendo de los primitivos Griegos cristianos (y con posible influencia de los
Gnósticos paganos) ha sido discutida extensamente por Carl Jung en su libro
“Psicología y Alquimia”. Símbolos tales como el Dragón, la Serpiente, el Cristo y la
Piedra Filosofal, se usan alternativamente como símbolos equivalentes en muchos
tratados alquímicos.
Aún la afirmación “Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin”, sugiere al Ouroboros,
con el principio y el fin unidos en la eterna paradoja del dragón que come su propia
sustancia para generar eternamente la misma sustancia nuevamente. La discusión de
muchas teorías acerca del comienzo y el fin del Universo Material, comienza con las
ideas generadas por la contemplación del Ouroboros: ¿Tiene el Universo un Fin unido a
un Nuevo Principio? y ¿Sigue el Universo un Gran Latido de Expansión seguido de una
Compresión?
¿La misma Paradoja alquímica del Dragón que se come a sí mismo y crece de su propia
sustancia, no sugiere la Ley Universal de la Conservación de la Materia y la Energía?,
¿No es así como vemos a la Naturaleza y la Cadena de la Vida, la llamada Cadena
Alimentaria? y ¿No es ésta como un Gran Dragón, donde la Cabeza se come a la Cola,
eternamente perpetuando la misma materia, que es reciclada de ser a ser, de una a otra
especie?
Como se puede apreciar, el símbolo del Ouroboros se usaba para representar un vasto
número de principios cósmicos e ideas religiosas en el pasado. Y aún puede que le
revele a usted, personalmente, muchísimas leyes más en sus propias meditaciones
personales sobre este Símbolo Inmortal.
El Símbolo del Dragón que se Muerde la Cola es altamente poderoso en el lenguaje
interno de la Siquis humana. Un símbolo Hermético de una época antigua donde los
misterios de la naturaleza no se expresaban con ecuaciones diferenciales ni álgebra
tensorial difíciles que se aprenden en abstracto en salones de clase de las Grandes
Universidades.
Se representaban simplemente a través del infinito misterio de un Dragón que se
muerde la cola.
Referencias Bibliográficas
1
La Cava, A., “Dreams and Scientific Discovery”, (“Sueños y Descubrimiento
Científico”). The Rosicrucian Digest, October 1986, pp. 16- 18.
Jung, Carl G., “Man and His Symbols”, (El Hombre y sus Símbolos). Doubleday and Co.,
New York, 1982.
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