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pseer el favor de Dios, y de poder por
consiguiente esperar de él nracias particulares ea esta vida 6 en la otra.
8' Placeres de la I>eneuobncia : sor1
aquellos de que podemos gozar ccansideranda la felicidad de las personas qxe ainamos, y pueden tambieii llamarse placeres
de sinzpaiia í> placeres de afecciones sociales. La fuerza de ellos es mas 6 iídncii ,
' expansiva ; porque pucden concentmrsér~ -,
en u n pequeho círculo, 6 estenderse 6 la
iiurrianidad entera. La benevolencia se
aplica 5 los animales, cuyas especies 6
cuy os iridividuos amamos, y las senales dc
su bienestar nos afectan agradablemente.
g0 Placeres de la rnaleyolencin :son los
que resultan dela vista 6 de la idea de las
penas que sufren algunos entes que no
amamos, sean hombres, sean animales, y
pueden llamarse tambieri placeres de b s
pasiones irascibles, de la antipatia b &
Ins afecciones an~i-sociales.
lo. Cuando aplicamos las facultades de
nuestro espíritu á adquirir nuevas ideas, '
y clescubrimos 6 creernos descubrir algui
nas verdades interesantes en las ciencias
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morales O físicas, el placer que de esto
nos resulta puede llamarse p b c e r de Zct
inteligencia. Los que se lian aplicado d estudios abstractos concebircín con facilidad
el rapto de gozo de Arquímedes despues
de haber hallado la solucion de un problema difícil.
11. Cuando hemos gozado de tal ó tal
placer, y aun en ciertos casos ,cuando hemos padecido tal 6 tal pena, nos gusta el
acordarnos de ellos exactamente segun su
Órden, sin alterar sus circunstancias ; y
estos soii los pZaceres de la memoria, que
son tan variados como los recuerdos, que
soii ohjeto de ellos.
12. Pero algunas veces la memoiia nos
sugiere la idea de cierlos placeres que disponemos y arreglamos en u n órden diferente segun nuestros deseos, y acompañamos de las circunstar.cias mas agradables,
que han llamado nuestra ateiicion mas
fuertemente, ya en nuestra phpia vida,
ya en la vida de otros hombres, y estos son
losplaceres de l a imaginaciorz. El pintor
que copia al natural represeiila las operacioiies de la memoria, y el que toma gru-
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posapul y allri y los junta y combina 5
su gusto representa la imaginacion. Las
ideas nuevas e11 las artes y en las ciencias,
los descubrimientos que interesan la curiosidad, son placeres de la imagii~acion,
que vé extenderse el campo de sus goces.
i 3. La idea de u n placer futuro acompaiiada de la creencia de gozar de él, constituye el placer de lu esperanza.
*f.<
14.Placeres de nsociacion :tal objet5'
no puede causar por sí mismo placer alguno; pero si se liga ó asocia en el eiltendimiento con algun objeto agradable, se
hace participaute de esta cualidad. De-este
modo los diversos incidentes de u n j~&&:-,~ o
de azar, cumdo nada se juega, pioducenuv~*
un cierto placer por su asociacio~icou el
placer de garlar.
15. En fiii, hay placeres que se fundan
sobre penas. Cuando se 11a padecido, la
cesacion Ó la dirniiiucioil del dolor es un
y ri veces muy vivo. Estos placeres pueden llamarse placeres &l alivio 6
de l a curaciom, y son susceptibles dc la
n~isfnavariedad que las peuas.
Estos son los materiales de todos nuese
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tros goces, que se rambinan , se unen y se
modifican de mil maneras; de suerte que
es menester un poco de ejercicio y de
atencion para distinguir, y separar en u n
placer complejo, todos los placeres sirnples que son los elementos de él.
El placer que nos causa la vista del
campo se compone de diferentes placeres
de los sentidos, de la irnaginacion y de la
simpaiía. La variedad de los objetos, las
flores, los colores, las bellas formas dqlos
árboles, las mezclas de la sombra y de la
luz alegran la vista : el canto de los pijaros, el mormullo de las fuentes, e1 ruido
ligero que hace el viento en las hojas recrean cl oido :el aire embaIsamado con los
perfumes de una vejetacion fresca producen en el olfato sensaciones agradables, al
mismo tiempo que su pureza y su ligereza
hacen inas rspida la circulacion de la sangre, y mas f&il el ejercicio. La imaginacion y la benevolencia concurren á hermosenr esta escena, presentbndoiios ideas de
riqueza, de abundancia y de fertilidad. La
iliocencia y la felicidad de los paj&iillos
cle los rebaríos y de los animales doinfsti-
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. -I
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k
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c06, contrasta agradableniente con el recuerdo dc las fatigas y agitaciones de
iiuestra vida. Atribuimos & los habitantes
del campo iodo cl placer que nosotros gozainos con la novedad de estos objetos; y
en fin, el recciriocimieiito al Ente supremo
que miramos como autor de todos estos
bienes, aurnentu nuestra confi
tra dmiiacion.
SECCION 11.
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.
Penas simpl&.
i0 Penas c
hprivacion: ckresponden.áJ"
un placer cualquiera, cuya auB+dcita un sentimiento de pesar, y tiene tres
modificaciones principales : i a Si se desea
u n cierto placer, si el temor de no lograrlo
es mayor que la esperaiiza de conseguirlo,
la pena que de esto resulta se llama p e n a
$e &seo, ó deseo no satisfecho :2" Si se
213 esperado fuertemente gozar de este
placer, y de repente ha sido destruida
esta esperanza, cs ta p-ivacion es una pena
& esperanza burlada, ó en una palabra,
de chasco. 31 Si se lia gozado de un bien,
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ó se Iia contado firmemeate sobre la posesion de él, que viene (i ser lo iiiisnio, y
estc bien se pierde, el sentiiiiiento que de
esto resulta se llama pesadumbre Opesar.
Por l o que Iiace (í aquella laiiguidee del
alma, que sc caracteriza con el nombre de
tkdio Ófastidio , es unn,peim de privacion
que no tiene relacien con un objeto determinado, sino coi1 la ausencia de toda seiisacion agradable.
a0 Penas de los sentihs :son cle nueve
especies :las de la hambre y de l a sed :
las delgusto, del ov&o y del tacto, producidas por la aplicacion de sustancias
que excitan sensaciones desagradables; las
del oido y de la vista, producidas por
sonidos ó imigeiias que hieren estos órga110s independientemente de toda asociücion; el exceso del frio Ó del calor ( á no
ser que se quiera referir esta pena al tacto), las enfermedades de todo género, y
en fin la fatiga, sea del espíritu ó sea del
cuerpo.
Penas de torpeza ó de falta de Astreza :S m las que & veces se padecen en
tentaiivas infructuosas, 6 esfuerzos difí-
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ciles, para aplicar 8 sus diferentes usos todas las especies de Iierrauiientas 6 insti-uinentos de los placeres, í> cle l a s ixecesidades.
4' Penas de h.e n e m i s ~ a d:soíi las que
u n hombre siente cuando se cree .objeto de
*
.. .,
l a inalevolcncia de tal, ó tales indkvi&s
b
,
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e n particu1ar7 y por coiisiguieiiie e ~ $ & + = ~ + ~
l el odio de ellos , de
to ti allgiin n ~ n por
cualquiera modo que sea.
5' Penas de una mala reprctacion :soii
aquellas que un hombre sie8tc cusmlo se
cree actualmente objeto de la inalevoleiicia, 6 del desprecio de las gentes que l e
rodean, S expuesto 8 seilo : estas puc den tambieli llainarsc perlas del desho~cor,
penas de la' sancion popula~:
6' Pen~zsde Za deyocion :resiilian del
temor de Iialwr ofeiiclido a l Skr supremo
y de ser castigado por él en la vida presente, ó.en una vida fiilura : si estos temores se tieneti por bien fundados, se llamaii &%ores ~aligiosos,y si se juzgan
infundados, se llamari temores supersticiosos.
7' Penas de h bmevo~encia:son las
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qne smti~nose11 ver sufrir, Ó en pensar
que sufren, 6 nuestros semejantes, 6 aigunos animales. Las emocioiies de la compasion liaren correr n~iestraslágrimas por
los males de oi,ros como por los nuestros.
Estas penas pueden Ilamarse igualmente
penas de simpatia, 6 penas cle las afecciones sociales.
¿iO Penas & fa mnuzlevolencia : son el
dolor que se siente al pensar en la felicidad de las personas que se aborrecen; y se
las puede llamar tambienpenas de antipatia,ópenas de afecciones anti-sociales.
gO lo0 i i0 Las penas de la memoria,
las de la imagimcion ,y Zas del miedo ,
son extiactaniente el reverso y la parte
opuesta de los placeres de este nombre.
Cuando una misma causa produce muchas de estas penas siniples~,se las mira
como una sola pena compleja. Así el des- '
tierro, la prision, la coiifiscacion, son otras
tantas penas complejas, que puede11 descomponerse segun este catálogo de las penas simples.
Si el trabajode componer estos catrílogos
es cir.ido,eiirecompensade esto es utilísimo;
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porque toa0 el sistema de la moral, y todo el sistema de la legislacion ,se fundan
sobre esta base Única, e l conocimiento de
Zas p e m s y de los place~es, y este es el
priilcipio de todas las ideas claras :pues
cuando se bnbla de vicios y virtudes, de
acciones inocentes 6 cilminales ,de sistema
remuneratorio 6 penal, i de qué se trata?
de penas y de placeres y no dc otra cosa.
E n moral 6 en legislacion, u n razonamiento que no puede traducirse por estas
voces seilcillaspena yplacer, es un razonamiento obscuro y sofístico de que nada
puede sacarse.
Si quieres, por ejemplo, estudiar l a materia de los delitos, que es el grande &jeto que domina toda la legislacion, este
estudio no será mas en el fondo que una
comparacion ,u n c6lculo de placeres y penas : considerar& el c r i m n 6 el mal de
ciertas acciones, esto es, las penas que+-sultan de ellas á tales 6 tales individuos
el motivo del delincuente, esto es, el
atractivo de cierto placer que le ha inducido Q cometerle : el povecho del delito ;
esto es, la adquisicion de algun placer que
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Ira sido coi~secueuciade 61 : el castigo Zegal que debe imponerse, esto es iilgiinit
de aquellas mismas penas i que debe sujetarse al delincuente. Esta teoría de las
penas y de los placeres es pues el fuiidamento de toda la ciencia.
Cuanto nias se exanlinan estos dos cat&
logos , mas se lialla en ellos la materia
primera de lx reflexion.
Desde luego veo que los placeres y las
penas se pueden dividir eii dos clases :
p?meres y perms -ielativm cí otro :placeres y penas puramente personales. Los
placeres cle l a benevolencia y innlevolencin comporieii la primera clase, y todos
los otros pertenecen B la segunda.
Luego observo que liay muchas especies de placeres sin Iiaber penas correspondientes d ellos : lo los placeres & kz
novedad: la vista de objetos iiuevos es
una fuente de placeres, pero la siriple
auseiicia dc ellos no se hace sentir como
zina pena :'2 los placeres &G amor: la
privacion de ellos iio acarrea penas positivas, cuando no 'hay deseo engaííado 6 burlado : algunos temperaili_eiitos podrá11 pa-
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decer por esta prfvacion; pero en general
la contineuQa es una disposicion al placer,
que nada es ménos que u n estado penoso :
3'10s placeres cte la riqueza y & la adquisiczon :tampoco tienen penas correspondicntcs,cuaiido no hay esperanza e q a ríada 6 burlada ;porque, aunque adquirir
es siempre u n seiltiinieiito agradable, l a
simple no adquisicion no se siente como
una pena : 4' los placeres del poder están
en el mismo caso : su posesion es u n bien,
pero su simple ausencia no es u n mal, y
solamente puede hacerse sentir ~orn~,tal.,~
por alguna circunstancia particuli$; co- ,'
mo la privacioii 6 la esperan& ,emig&ada
6 burlada.
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1
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.
COMENTARIO. y'
*U
li -
Las diviqioncs analíticas de los pxkceres y de
las penas,quc eil_este capítulo nos pr&&t%eni
tham como completas y muy importante~,?it?ncn para mi tres defectos : i .O que no todas son
rxactas : 2 . O que no todas pueden ser iitiles en
la ciencia prictica de la Ic~islacion: 5.' quc
son fastidiosas. Beiitliam mismo me dispensa de
la nccesidacl de probar cstc íiltimo clcfecio,
confcsindolo ingrnuamrn~r, y por otra partc
cunlqiiicra Iector lo sentirá.
.
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Solamente puede darse ei nombre de placer
y de pena á percepci&es interesantes que nos
afectan agradable 6 desagradablemente, y cuya
continuacion Ó cesacion deseamos. Estas percepciones pueden ser, ó simples que no pueden
ser descompuestas en otras, y que por esta rason qodrian igualrnenle llamarse elementales ;
y coniplejas que son las que componiéndose d e
muclios laceres ó de muchas penas, ó de placcres mezclados w n penas , pueden analizarse
y reducirse á sus elementos. Esta priiaera division de Bentham no me parece bastante real
y exacta j porque la difcrencia entre los placeres complejos y simples ( y lo mismo que se
diga de los placeres se aplicará á las penas )
está únicameirte en el diferente sonido de las
voces, y es nada mas que nominal. E l placer
cornplcjo no es en realidad otra cosa que la
reunion 6 el conjunto de muclios placeres simples que afectan al nlismo tiempo muchas facultades de un individuo ;¿, pues por qué hacer
de esta rennion un placer distinto de los (placeres simples que la componen ? ¿ no sería nias
claro y sencillo, y mas conforme 6 las reglas
del analisis ,que con tanta razon recomienda
Bentham ,el dejar estos placeres separados, que
no agruparlos y confundirlos ? Primero es menester componer el placer complejo ; y luego
para conocerlo es necesario descomponerlo en
sus elementos : y no podia escusarse la primera operacion? Bcntham ha compuesto un 8 6
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nero, cuyas cspccies DO ha podido seiialar,
dindolcs nombres distintos ,del genero ; ó por
ciecirlo mejor, h a hecho un géncro sin especies.
2 Cómo podrá caracterizarse y noinbrarsc el
placer coinplejo que prodncc una pieza de
teatro , la vista del campo, u n paseo concurrido, iina revista, etc. etc.? A cada uno de
estos placeres con~plejosno puede darse otro
nombre ni otro carácter que el del género. No
sucede así en el placer simple : cada uua de las
especies de este género tiene un caracter y u n
nonlbre que la distingue de las otras especies.
El talento de Bentham era demasiado penetrante para no prcsentír esta dificultad, y piensa disolverla, diciendo que no toda agrega,eion de placeres simples es lo que él llama
placer complejo, sino solamente la agrcgacioii
de muchos placeres simples que son producidos por la accion de una niisma causa ; pero
yo temo. mucho que cl placer coinplej&explicado así, no sca un producto puro de Ibiiiq+ A .
giuacion de mi autor. A lo m d n ~ sen los '&&,c-"*'
ejemplos que nos presenta del placer complejo,
yo no veo mas que muchos placeres simples,
producidos por causas muy diversas, aunque
todas concurran á un mismo tiempo.
En el teatro,por ejemplo, el placer que viene
de la música 2 puede dccirse producido por la
accion de la causa misma que produce el placer
que viene de la belleza de las decoracioiie6
dc la cxcelcncia dc los versos de la pieza, y
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dc la clcclainacion de los actores 7 El plxccr que
al ver el campo sentiinos por la idea dc la inocencia, paz y felicidad cpc disfrutan sus liabitantes i podrh decirse producido por la misma
causa que el pljcer qne nos liacen sentír el
canto de un riiisefior 9 de un gilgoero ,la vista
dc un arroyuelo, dc un verde bosque, ti de
un prado alfombrado ron yerbas frescas y odoriferantes ? no por cierto, á no ser que se quiera
tambien imaginar una cansa compleja compuesta de muchas cansas simples ; lo que convertiria en una verdadera nlgaiavía la tcoría
de los placercs y dc las pepas, q;r, por lo
mismo que cs importantísiina, debe snnplificarse
cuanto sea t~osible. Las penas srrin tambim
coino los placcfes , complejas ti siinplcs , y podrá decirse que el r¿o que siiirre la pena de la
picota, de los azotcs ,. y de la inarca , sufre
una sola pena coinplcja ; purs todas las pcrcepciones desagradables que le afectan, son producidas por la accion de una sola causa : cl
verdugo.
Todo placer es placer clc los sentidos; pucs
el placer no es ii1a.s que una sensacion agradable cuya duracioii deseamos ,como toda pena
es pena de los scntidos, pues que no es mas
que una sensacion desagradable que huimos ,y
cuya cesacion dese~n:os ; y así como cl bicn
moral no cs bicn ( copio h ini autor ) ,sino por
si1 tciidwcia :í p d u c i r Sienes físicos, y el
mal moral 1-m cs mal ,sino PW SU tcmiencia á
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p i ~ ' Q C k mnlcs fisicos ;las penaq y plxeres que
se l h a n dcl alma, no ser.ín penas y placercs
sino por su tcndeilcia iprodueir penas y placeres dc los scntidos. Esto es evideritc ; pero, en
el uso comun ,ha prevalecido el llamar placeres
de los scntidos ií las percrpcioiles que afectan
inmediata y tlircctamcntc los órganos ó f,iciiltades extcriorrs del hombre que S? llaman sentidos, y no hay :nativo para apai%pse de este
uso. En horabuena, pies que l?$ filacercs de
los sentidos, en la acepcion volga~clela voz ,
compongan la primera clase dc &v@ceressinlplcs ; pcro r l pldccr de la salud ¿ no. se+
mds bien, segun la doctrina de Bentham , ail
placer coinplcjo que un placer simple? A lo
in&iiosno puede ncgarsc que la salud es una especie dc scnsacion universal ,agradable ,compuesta de muchas sensaciones partic~ilarcsde la
misma catoraleza ; y si en realidad no cs ti11
placrr coiiipkjo y distinto do los placeres de los
sentidos, como rodria pensarse, es ciertamente
el fuiidaincmto de tcdos los placercs de que solo
irnpcrfectamcntü pucdc gozarse cuando falta la
salud.
No estoy bien seguro de que lo que Bentliam
llama placer de l a esperanza sea un verdadero
placer, y si lo es, no es á lo ménos uii placcr
puro ,pues está nec~sariainentcmczclado con la
inrpieiud y el temor que causa la posibilidad
de no llegar J conseguir lo que se cspera ;y á
mas la esperanza c s k i siempre acompaikla del
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,I'
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+.
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deseo de
un placer futuro, y cl deseo
siempre es en si mismo una pena, porque nos
forma una necesidad de cuya satisfnccion resulta el placer. Cuanto más vivo Sra el deseo,
tanto mas fuerte será la necesidad, y tanto mas
dolorosa la pena.
Bentham ha olvidado en su catálogo de los
placeres , los del amor, que debian , sin embargo, ocupar en él un lugar muy distinguido,
aunque no fuera mas que por la grande influencia que ejercen sobre la conducta de los hombres, y que por consiguiente deben tener en
la legislacion. Tal vez se vió embarazado para
clasificarlos en uno de los miembros de su division del placer en simple y complejo ; y lid
aquí uno dc los inconvenientes cle la mauía d e
dividir y subdividir demasiado, acaso por hacer ostentacion dc talento analítico. Los placeres del amor serin simples ó complejos, ,j qué
importa esto? Ellos no son ménos unos verdaderos placeres de los sentidos, que influyen
mucho en las acciones humanas, y aun hay
quien crea, que para gozar de ellos ha dado
la naturaleza a l hombre un sentido particular,
que algunos metafísicos llaman el sentido del
amor ;y en realidad i qué filósofo será bastante osado para asegurar que el hombre no tiene
nias que cinco sentidos? Dcspues habla el autor como de paso de los placeres del amor en
el cat,ilogo de las pcnas ; pdro esto no hace que
cl catálogo de los placeres sea inexacto, é iii-
d
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f-
( 93
coinpleto ; falta incscusahle cn un autor quc
afirma, quc en su catálogo cle los placeres están
comprendidos todos los inaterialeS de nuestros
goces.
L
Los placeres dc la memoria no h a d p g a ,
clase distinta de los otros placeres ;pues no son
otra cosa que eslos mismos placeres recordados '
de que gozamos como si fueran presentes, y aun
6 veces con mas intension ; porque alguna vez
cl recuerdo de una sensacion agradable nos
causa mas placer qne nos causó la sensacion
misma, ó porque esta fué acompañada de alguna pena que no acompaña al recuerdo, ó porque la imaginaeion hace mas grande y vivo el
placer de lo que fud en realidad. Dc los placeres de la memoria, puede decirse poco mas ó
indnos lo que se dice de los placeres de la novedad, de que Benthani no se ha atrevldo á hacer
una clase aparte ;y lo mismo se aplica exaetamente d los placeres de la iinaginaeion, que
1x6 son mas que recuerdos de placeres pasados,
refinados, abultados y hermoseados por la magia de la iinaginaeion.
E l descubrimiento de una nueva verdad causa
6 un sabio un placer real y presente, y no sé
por qué confunde Bentliam este placer en l a
clase de los de la iinaginacion, que ninguna
parte tiene en 61 : nada hay rccfinado, nada
exagerado , nada hermoseado eii este placer ;
todo es real y verdadero. Cuanto mas útil sea
la verdad nuevainente descubierta, tanto mas
,
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grande serü el placer que cause el dcsciibrimicnto ;pero tampoco en esto tiene parte alguna
la imaginacion.
Conviene advertir que los placeres contenidos en este catdogo , no son placeres para todos
los hombres, y en ac~ucllospara quienes lo son,
no son igualmente vivos ;porque csto depcndc
de la conforinacion de cada individuo , de sn
edncacion, de sus hdbitos, de sus opiniones,
del grado de su sensibilidad y cle otras muchas
circunstancias. Hay hombres de un carácter tan
desgraciado qne son ahsolutamentc insensibles
á los placeres purísimos dc la amistad y de la
benevolencia ;y otros, por el contrario ,de u n
corazon tan bueno, que ignoran los placeres
de la rnalevolcncia, aunque la malevolencia
pucda producir placeres ;y para un ateista son
nulos los placeres dc la devocion.
,
SECCION 11.
Penas simples.
LA division de las penas es igual L la
de los placeres en sentido contrario; y como Bentliam divjc%ólos placeres en simples y complej&, del mismo modo ha
debido difiiair las perlas, aunque 1x0 nos
presenta ejcniplo alnuno de una pena coma.
pleja. Seguq sus principios, pena simple
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( 9s
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se15 la que no puede ciescompoiierse en
rnuclias, y conipleja la que sc compone
dc inuclias peiiüs simplcs , b dc penas y.
l'lücercs producidas por la accion deziiiia
misma causa; pcio esta division tiene los
mismos defectos que hemos notado eil la
divisiori de los placeres.
Ilablando Ben tham en los números CJ ,
l o y i i de las penas de la inem~&,&~
imagiiiacion y del tcmor, se mltentn ¿%
decirnos que estas penas son cxactamcnte
el reverso de los placeres del mismo noiiibrc. Por lo que hace al temor, entiendo
perfectamente que puede ser el reverso del
placer, no de este nombre, pues no Iiay
placer de temor, sino del placer de la esperanza; y que como este resulta de la
idea de iin placer futuro, acompaiiada de la
creencia de gozar de él, la pena de temor
es producida por la idea de perder un placer presente ,6 de no gozar de un placer
futuro ; pero las penüs de la memoria y de
la imaginacion no son exactamente el yeverso de los placeres de este nombre. El
placer de la memoria es el que resulta del
recuerdo agradable de un placer de que
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,
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liemos gozado; pero e l recuerdo de una pana que hemos padecido, no siempre nos
causa una pena, y aun 5 veces nos causa
un placer vivísimo :recorcL7ntia malomm
jzlcun(&ssimcs. Es verdad que alsuna vez
sucede que el reciierdo de l a pena pasada.
produce una pena actual, principalmeute
s i la pena pasada Iia dejado consecuencias
desagradables' y permanentes; pero mas
frecuentemente el recuerdo de la pena pasada produce u n placer que u n dolor, y
lo mismo sucede en las penas de la imsginacion ;porque los placeres y penas de la
imaginacion son los placeres y penas de la
memoria con alguna modificacion.
Despues de haber dado nuestro autor
una division general de las penas y placeres en relativos á otros y personales ,
(cuyos nombres bastan para explicar la
diferencia ) termiua este capítulo con la
observacion que hay muchas especies de
placeres que no tienen penas correspondientes ;lo que me parece falso, porque si
el placer es el i-esultado de una necesitad
satisfecha, no puede existir sin que la necesidad exista, y como esta puede no sa-
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,
tisfacerse ,la misma necesidad que es causa del placer, debe serlo de una pena
contraria cuando no se satisface. Los placeres de la novedad, dice, no tienen penas
correspondientes ; porque aunque l a vista
de objetos nuevos, es una fuente de placeres, la ausencia da ellos no nos wusa pena .
alguna; pero prescindiendo de que el mismo
,'
Bentham nos ha dicho que estos pl-res
no forman una clase diferente, y no son mas
que una circunstancia que aumenta finerza
y viveza zí los placeres de los seli tiaes Bpn
-M ,,zOTA
i quien no ha experimentado por sí mis-*
mo, que la presencia eterna de los mismos objetos abate el alma, y pone nuestras
facultades en u11 estado de estupor y?aiiguiclez , que hace á veces insoportable la
vida? Cuando los mismos objetos se aplicaii sin cesar A nuestros sentidos, su presencia nos llega á importunar, y nos ckusa
aquella pena horrible llamada tidio íifastidio, que no consiste en la privarion de
un objeto particular, sino en la ausencia
de toda sensacion agradable..La monotonía
produce ordinariamente el tédio, y si no
pucde negarse que esle sea una pena, debe
TOMO1.
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( 96
ser una pena correspondienle al placer de
la novedad.
Los placeres del amor de que habla aquí
Bentliani por la primera vez, despues de
haberlos omitido en u n catjlogo de placeres que nos d j por completo, tampoco en
su dictSmen tienen penas carrespoiidieiites; pero tambien se equivoca en esto, y
las personas que por estado, por vanidad
6 por otro motivo viven en una continencia perpetua, podrian convencernos de lo
coiitrario, si quisieran decir con ingenuidad lo que pasa por ellas. El amor es una
necesidad : la iiaturaleza la ha dado a l
hombre psra que propague y ~ e r p eúe
t su
especie, y una iiecesidad ijo satisfeclia ,
siempre es una pena, como la satisfaccion
i
indide ella es u n placer. H a l ~ r algunos
viduos que, por una coiistitucion física
extraordinaria, sean insensibles 5 la pri, vacioii de los placeres del amor; pem
tambien los hay insensibles 6 irrs privaciones de los placeres de la amistad, de la
reputacim, dc la benevolencia, y no por
esto deja Bentham de colocar entre las
penas las privaciones de estos placeres :
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>
13s reglas generales se forman por lo que
ordinariamente sucede. y las excepciones ,
lejos de destruirlas, las confirman.
Si la posesion de las riquezas es un
bien, la piivacion de ellas es iiecessriamente un I I ; ¿~y c h o podi4 no ser u n
mal la carencia de medios propios para
conseguir la felicidad ? Digo lo mismo de
la privacion del poder, y así los placeres
de la riqueza y del poder tainbien tieiien
sus peiias correspondientes. L a privacioii
de la riqueza y del poder, ser& sin duda
ménos dolmosa para el que nunca ha goeaclo de es tos bienes ,que para el que h a
estado en posesion de ellos : l a pena ser&
ménos fuerte, pero no dejar& dc ser pena:
podrA ser que, para algunos individuos
privilegiados, ni aun sea pena ;pero algunas excepciones muy raras no estorban que
sea cierta la regla general.
Hemos visto que los catiilogos que acabamos de examinar, están muy lejos de
ser tan completos y exactos,-tende
su autor: veamos ahora si'8ñ l$ci&&de
e"
la legislacion ,son tandi'files como qmere
hacerlo creer.
:'a7
,
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,
'
(
100
)
Todo el sistema de la inoml, todo e1
sistema de la lqislacion eskí fuiidado, dice, sobre esta base única : el conocimiento
de las penas y de los placeres, ¿de qué se '
tia ta cuando se habla de vicios y de virtudes, de accioms inocentes y criminales?
de placeres y de penas y nada mas, y el
estudio de la materia de los delitos, que
domina la legislacion , no es en el fondo
otra cosa que un cilculo de penas y placeres Se coilsidera 9 dcliio G el mal de
ciertas acciones, es decir, las penas que resultan de ellas á estos b 10s otros ii-idivicluos :el motivo del delincuente, es decir,
el atractivo de cierta especie de placer, que
le ha inducido 6 cometerle : el provecho
del delito, es decir, la adquisicion de alguri
placer que ha sido consecuencia de él :elcastigo ,es decir, la pena que debe imponerse
al culpado; con que esta teoría de las penas
y de los placeres es el fundamento de toda
la ciencia. Expliquémonos.
Para estudiar con prove&o In legislacion , es ilecesmio , sin duda , conocer
hasta cierto pnnto la teoría de los placeres y de las penas y sus difereiicias, piin-
.
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'
t
(
lo1
cipalineiite aquellas que se toman de los
sujetos, que afectan y de la naturaleza ,
intension y extension del placer y de la
pena, porque sin apreciar la naturaleza,
intension y extension del mal que producd u n delito, mal se le podrk aplicar
una péna análoga y proporcionada á él, y este es el punto mas interesante en la legislacion penal. Por esto me parecen iinportantísimas las divisiones de los bienes
y de los males, contenidas en los dos capitulos siguientes, y sobre todo en el capítulo Si, de las que hablarémos en su lugar; pero estoy muy lejos de dar la misma
importancia á los cat6logos que acabo de
examiiiar ;porque, i qué partido p o d d sacar el legislador de l a teoría demasiado
analítica de los placeres ? Todos ellos, á
excepcion de los que se llaman de los
seritidos ,consisten en sensaciones, 5 sentimientos interiores que no están bajo l a
jurisdiccion de la ley, y cuando mas ,:POclrd el legislador disponer de aquel placer,
que consiste en la cesacion ó diminucion
del dolor, y que Bentham llama placer de
alivio; porque la ley puede procurar este
9"
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,
"
(
lo2
placer 5 u n delincuente, haciendo cesar ó
minorando la pena crónica que se le haya
impuesto. Puede tambien privar de los
placeres de los sentidos, aplicando penas
contrarias á ellos : pero todo esto pueden
hacerlo, y lo han hecho, con efecto, los
legisladores sin conocer los catálogos refinados de los placeres y de las penas; y sus
grandks errores no han venido de esta ignorancia, sino de falsos principios <de intereses personales contrarios al interes público.
Aun e s ménos necesario, si puede serlo, el catálogo de las penas : el legislador
par&,si quiere, sancionar sus leyes con
penas de los sentidos; pero las otras, que
consisten en sensaciones dolorosasinternas,
están fuera del alcance de la ley; y auiique pudiera aplicarlas, no seria justo que
lo hiciese; porque supongamos que u n hombre haya delinquido por gozar del placer
de la benevolencia, que naoe de considerar
la felicidad de las personas que amamos,
¿sería justo que para castigar este delito se
impusiese al delincuente l a pena contraria
a1 placer de la bei~evoleiicia,castigai1doi las
pe1sonas amadas por el delincuente, para
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Y
-.
i
L
( 103 )
que sufriese en ellas un dolor contrarío al
placer que le liabia movido A delinquir ?
Y pues que Bentham gusta de comparar
l a legislacioii á la mediciua, y el cuerpo
político al natural, podriamos decir que
así como la anatomía animal ha Iieclio
muchos descubrimientos laboriosos de y ~ c
hasta hoy el arte de curar no ha podido
sacar algun partido, y que solo son iiitcresantes para la curiosidad, la anatomíd
moral del corazon Eiumano, que él 110s presenta disecando con el mayor escrúpulo
los placeres y las peuas, es muy curiosa,
muy sábia, trabajada con mucho ingenio ,
con mucha fatiga y con mucha meditacion; pero que nada es mas qiie esto./La
anatomía natural que ensena en graode la
organieacioii del cuerpo animal, y dcmuestra las partes capaces de enfermar y de
sanar, y cuyas funciones se conocen , es
sin duda indispensable en el estudio de
la medicina; pero aun esperamos e l fruto
de aquella discccion fina y delZcaila de
parteci.llas ap8nas perceptibles con u n microscopio; que no se sabe el papel que
liaceii en la economía aaimril, y aun SD c-
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-
f
( 104 1
ignora si son susceptibles de enfermar y de
ser curadas ; es muy de temer que nunca lo sep6mos. Lo mismo puede decirse de
la anatomía moral y de las disecciones
finísimas de los placeres y de las penas
que acabnmos de leer.
CAPITULO VII.
D e las penas y de los placereswnsiderudos como sanciones.
ENla voluntad solo se puede influir por
a l p i motivo, y quien dice motivo dice
pena ó placer. Un ente á quien no pudiercíinos causar ni pena ni placer, seria perfectamentc independiente de nosotros.
La pena ó el placer que se aplica á la
observancia de una ley, constituye lo que
llarnamos la sancion de esta ley. Las leyes
de u n estado no son leyes en otro, porque no tienen eii él sancion ni fuerza obligatoria,
Los bienes y los males pueden dividirse
en cuatro clases. '
1" Físicos. -2
'
Morales.
3" Políticos. - '
4 Reli,.OSOS. S.
Se pueden por consiguiente d i s h g u i r c w -
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( 205 )
tro sai~cioiies,considerando estos bienes y
estos males bajo el carácter de pena j. de reconipensci anejas á ciertasreglasdeco6ducta.
1' Las penas y los placeres que
sentirse 6 esperarse en el curso ordiiiar%*de la natnraleza , obrando por ella misma
sin iiiterveiicion de los Eiombres, coinpoJ
~ i e nla sancion física 6 natural.
a' Las penas ó los placeres que se pueó esperar de parte de los homd e sentir
~
bres en virtud de su amistad 6 de su
odio, de su estimacion ó de su desprecio,
en una palabra de su clisposiciori expontánea respecto 5 nosotros, componen la
sancion moral, que puede tambien llamarse sanchn popular, sancion de la
opinion pziblica, sancion d e l honor, sansi011
de las penas y de los placeres de
simpatía (').
3' Las penas ó los placeres que se pueden sentir ó esperar de parte de los magistrados, eii vir~ud-de-lasleyes,,componen
la sancion politica ,que puede igualmente
llamarse sancion legal.
i*&sl.u
il
(1) Podrian considemiss las penas y los placeres de simpdtm como fu;niando una saneion dislinla.
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( 106 1
4' Las penas y los placeres que se pueden sentir 6 esperar,en virtud de las amenazas y de las promesas de la rcligion ,
componen la sancion religiosa.
Supongamos que el fuego destiuye la
casa de un hombre : si esto sucede por
impi-udencia suya, será una pena que se
derive de la sancion natural : si por d m
sentencia de juez, ser4 una pena de la sancion política : si por la malevoleiicia de sus
vecinos, seri una pena de la sancioii popular; y en fin si se supone que es u n acto
inmediato de la divinidad ofendida, será
uno pena de la sancion religiosa, I haldando vuJgarmente ,un juicio de Dios.
Por este ejemplo se vé que las mismas
penas en especie pertenecen á todas las
sanciones, y que la diferencia solamente
consiste en las circunstancias que las producen.
Esta clasificacion ser& utilísima en el
curso de esta obra; es una nomendatura
f4cil y uniforme, absolutameiite necesaria
para distinguir y caracterizar con una denomii~acioiipropia las diversas especies de
poderes morales, de palancas intelectuales
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1
a
*
4
que coiistituyen la,mecánica del corazoii
humano.
Estas cuatro sanciones no obran sobre
todos los hombres del mismo modo, ni con
el mismo grado de fuerza; son á veces rivales, á veces aliadas, y á veces enemigas : cuando están de acuerdo obran con
una fuerza irresistible ;cuando se combaten deben debilitarse reciprocamente ; y
cuando son rivales, deben producir iilcertidumbres y contradicciones eii la conducta
de lo's hombres.
Se pueden imaginar cuatro cuerpos de
lcycs que correspolidieran á estas cuatro
sanciones; y todo estarici en el mas alto
grado de perfeccion posible, si estos cuatro cuerpos de leyes no formáran mas que
u110 solo; pero eslamos aun i n ~ ~lejos
y de
esto, aunque 110 sea imposible llegar á conseguirlo. Entretanto el legislador iiuncci
debe olvidar, que solo dispone inmediataineote de la sancion política. Los otros
tres poderes serán necesarianiente.sus rivales b sus aliados, sus antasonistas E
sus ministros, y si los olvida e11 sus cálculos, se hallad engaíiado en sus resulta-
'
<-*
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(
/
108
)
dos ;pero si los hace concul-iii d sus miras,
tendrá una fuerza inmensa. Solamente
bajo el estaudarte de la utilidad puede
esperarse reunirlos.
L a sancion natural es la sola que obra
siempre, 12 sola que obra por sí misma ,
l a sola inmutable el1 sus priiicipales caractéres; ella es la que atrae A sí insensil~leinente á todas las otras, la que corrige sus
extravios, y la que produce toda l a uniformidad que liay en los sentimieiitos y
en los juicios de los hombres. La sancioii
popular y la sancion religiosa son inas mÓviblcs ,mas muclables ,mas dependientes
de los caprichos del espíritu Iiu~nano.La
fuerza ae l a sancion popular es mas igual,
mas continua, inas pausada y mas constantemente couforme al principio de la
utilidad; la fuerza de la sancion religjosa
es mas desigual, mas variable segun los
tiempos y los individuos, mas sujeki á errores peligrosos :se debilita e s cl reposo,
y recobra toda s u energic~cn la oposiciori.
La sancion políiica,es superior ;í estas
dos bajo ciertos respetos : obra con una
fuerza mas igual sobre todos los hombres :
,
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1
( 109
es mas clara y terminante en sus preceptos :es mas segura y mas ejemplar en sus
operaciones, y en fin, es mas susceptible
de ser perfeccionada. Cada progPeso que
hace influye inmediatamente sobre el progreso de las otras dos : pero solo abraza
acciones de cierta especie :no tiene. basy i: ,
tante poder sobre la conducta piivada dt.'
los individuos, y solamente puede proceder sobre pruebas que muchas veces es
imposible obtener, y ademas puede evitarse por el secreto, la fuerza, ó la mana.
Así pues, sea que se examine en estas diferentes sanciones lo que hacen b lo que
no pueden hacer, siempre se vé la necesitad de no desephar alguna y de servirse
de todas, diriguiéndolas al mismo objeto :
son como unos imanes, cuya virtud se
disminuye presentándolos unos á otros por
sus polos contranos, al paso que se aixmenta mucho uniéndolos por los polos
amigos.
Puede observarse de paso que lo2+&Qzmas en que mas han discordadoj ~ % o ~ n = ~
bres ,no se han fundado maq@e sobre lac-; ;
*referencia exclusiva que &a
dado á 14
TOMO
1.
-
j9
1
k
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C
110
>
una 6 á la otra de estas sanciones. Cada
una de ellas ha tenido sus partidarios que
han procurado exaltarla sobre las otras; y
cada una ha tenido sus enemigos que han
trabajado por degradarla, mostrar su parte
flaca: exponer sus errores y poilderar todos los males que ha producido sin hacer
mencion de sus buenos efectos. Esta es la
verdadera teoría de aquellas paradojas
que elevan, ya á la naturaleza contra la
sociedad, ya á la política contra la religion, ya á la religion contra la naturaleza
'
y' el gobierno, y así en lo demas.
Cualquiera de estas sanciones es susceptible de error, esto es, de alguna aplicacioii contraria al principio de la utilidad;
pero siguiendo la nomenclat,ura que se
acaba de explicar, es muy fácil indicar
con una sola palabra donde está el mal.
Asf ,por ejemplo, el oprobio que del suplicio de un delincuente resalta sobre su
familia inocente, es un error de la sancion
popular : el delito de la usura, esto es, de
un interés mayor que el interés legal, es
'un error de la sancioir política : la heregía
y la magia son errores de la saticion reli-
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,,
r
k
+
(
111
1
giosa, y ciertas simpatías 6 antipatías son
errores de la sancion natural. El primer
gérmen de la enfermedad está en una de
estas sanciones, de la cual se cxtiende
ordinariamente á las otras, y en todos los
casos es muy importante haber desoubierfo
el orígen del mal ántes de elegir y aplicar
el remedio (').
COMENTARIO.
-
&qt@tp
La parte de la ley que aplica una
placer á cierta accion ordenada ó prohibici,i,'s
llama sancion , porque esti destinada á hacer
santa y respetable la ley, y la palabra sancion
(1) -4lgunoa extraiiarán que a l hablar de Ids aancmneo
de la moral no se haga mencion de la conciencia. La
raun poderosa que tengo para no servirme de esta denominacion, es que esvaga y c o n f ~ a Enla
.
significacion mas
comun , esta voz expresa ó la reunion de las cuatro sanciones , 6 la preeminencia de la sancion religiosa ; peroservirse de una sola palabra para significar cuatro especia
de poderes morales muy ditinlos, y a veces opuestos, es
condenarse a disputas interminables.
En la moral piáctica y sentimental se amtumbra pei
sonalizar la concicncia :eUa Ordena, prohibe, recompensa,
castiga, se dispierla ,se extingue, elc. ; pero en la lengua
filoshfica se deben desechar estas expresiones figuradas, y
substituir los t6rminos propios, es decir, b expresion delas
penas y da lw placeree que n a m de tal 6 tal san~ion.
-
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(
112
1
podría tomarse por una abreviacion de la palabra santzjkacion, Si la sancioii no es necesaria
d la ley, y basta que esta mande 6 prohiba
como algunos piensan, á lo ménos no puede
negarse, que una ley sin parte sanciona1 será
una ley manca, incompleta y sin la perfeccion
que podría tener. El legislador que quiere que
e1 hombre obre de un cierto modo, debe presentarle algun motivo que le incline á obrar mas
bien de una manera que de otra : pues el hombre no puede determinarse ni á obrar en general, ni á obrar de iln modo particular sin
aigun motivo, esto es, sin algun placer que
espera, 6 sin alguna pena que teme. Yo creo
pues que una ley sin sanciou no es una verdadera ley, y por esto el obispo Cumberland
trabajó tanto por buscar la sancion natural, de
las que llama leyes de la naturaleza, que quiere
sean unas leyes verdadéras, perfectas y completas. En efecto si estas leyes existieran, tales
deberían ser : pues que el legislador que se
supone autor de ellas, no podia dejar su obra
imperfecta.
Aquí Bentham es tan sólido como claro ;sus
divisiones de los bienes y males, y de las sanciones que se fundan en ellos, son muy sencillas
é inteligibles ,y puede sacarse de ellas un gran
partido en k legislacion. Solamente no puedo
entender cdmo un escritor que combate con
tanta energía la existencia de la ley de la naturaleza, puede admitir una sancion natural
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r
L.
1
( 113
que es una parte de la ley. Las penas y h
placeres, dice nuestro autor, que m hombre
puede sentir ó esperar en el curso ordinario de
la naturaleza, obrando por si misma, y sin intqvencion de los hombres, componen la sancion
física 6 natural ; pero esta sancion ,digo yo,
consiste en la aplicacion de aquellos bienes y
males z i .ciertas acciones, y como el legislador
humano no puede hacer esta aplicacion ,porque no puede disponer de los bienes y males
naturales, produciéndolos cuando quiera, resta
que solo puede aplicarlos el autor de la ley natural. Si hay pues una 3ancion natural, hay
una ley natural : esta proposicion me pare? rigorosamente demostrada.
- ,u
El ejemplo de que Bentham se sirve para&=
dicar la sancion natural confirma mi modo de
pensar. Se ha quemado la casa de un hombre :
si esto ha sucedido por imprudencia suya, es
una pena que viene de la sancion natural. Esto
dice Bentham ,pero yo pregunto : L quien impone esta pena, suponiendo que una imprudencia deba castigarse como un delito? No ciertamente el legislador humano ,que ninguna
parte ha tenido en la quema de la casa: luego
e l legislador natural, y hé aqui la ley natural.
Yo pienso pues que las sanciones deben reducirse d la moral 6. popular, Q la política y A la
religiosa, y que la natural debe desterrarse con
la ley de que necesarir-mente deberia ser parte.
Si la casa se ha quemado por malevolencia de
&::
10%
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i
-
t
(
114
)
los vccinos , esta cs una pena dc la sancioii
pop~la.r::: Una pena:: pero una pena supone
un delito, y aquel á quien sus vecinos queman
la casa por pura malevolencia, ningun delito
ha cometido ;¿ y á qué ley perteneeeria la sancion de que se deribase esta pena? porque en
fin, toda sancion es parte de una ley. Cuando
se habla de tribunal de la opinion pública, de
juicios del público, de sentencias del pueblo
sin apelacion , y de sancion popular, se usa
ciertamente de un lenguage figurado ; y si en
algun caso puede decirse que la opinion pública
sanciona la ley, es cuando reprueba y condena
las mismas acciones reprobadas y condenadas
por la ley ,-y retira su estimacion a l hombre
castigado legalmente ;ó cuando repueba y condena acciones ciertamente nocivas d la sociedad,
y sobre las cuales sin embargo nada ha determinado la ley ; pero aun en estos casos no se
hablará con propiedad ;porque en el primero,
la pena viene realmente de la sancion política,
y no de la sancion popular ; y en el segundo,
pues que no hay ley que castigue la accion reprobada por la opinion pública, no puede haber sancion ,ni por consiguiente pena propiamente dicha. Tal vez convendria á la claridad
y d la exactitud el peservar el nombre de sancion & la sancion politica,la Única que contiene
bienes y males que estén d la disposicion del
legislador, y llamar & las otras simplemente
poderes morales, que el legislador debe cono-
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'
-
(
115
)
cer para no contrariarlos, y smvirse de e i h
como auxiliares. Todo lo que nuestro autor dice
sobre las combinaciones de estos poderes y su- n
modo de obrar en ellas, es excelente y deeuma
importancia.
2- :
Al ver lo que nuestro autor ha e s c d o sobre
la excelencia de la saneion natural, parece que
ella es la sola siempre justa j perd por otra
parte, cuando vemos prosperar A
y miserable al liombre justo : c
que los hielos , los granizo5 é innnd
destruyen indiferentemente las cosechas d d uno
y del otro : euando vemos que el rayo abrasa
del mismo modo la casa de un Sócrates, y la
de un Anito : cuando vcmos que las calamidades naturales de toda especie no respetan la
inocencia mas que el crímen, no podemos poner
gran confianza en la sancion natural, ni elogiar
pomposamente la justicia invariable de la naturaleza. Por lo demas, todo lo que aquí d i e ~
Bentham sobre este punto ,necesita una cxplicacion que 61 no dri, ni yo puedo dar, porque
no lo entiendo ;pero entiendo bien y esto basta,
que la llamada saneion natural e una quimera,
si lo cs la ley natural.
Todas estas sanciones, dice nuestro autor,
son susceptibles de error, pero yo no comprcndo cómo la,sancion natural, cn e1 caso dc existir,
podría errar ;porque el mal, ó Ia pciia sicmpre
seria una coi~secucncianatural y nec~sariade
la accion prohibida, y cn cstc caso, el error
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.
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a
1
,
'
(
116
es inconcebible ;y asi es qne Benthani que nos
presenta ejemplos de los errores de las otras
especies de sanciones, ninguno nos da de un
error de la sancion natiiral, Pongamos nuestra
confianza en la sancion política, y los actos que
esta no puede abrazar, abandonémoslos al interés individual bien entendido. No hay otro
remedio : los hombres preferir& muchas veces
su interks personal al interb general de la sociedad j t pero todos los delincuentes no lo hacen
así ti pesar de las cuatro sanciones? El legislador que haga todo lo que puede hacerse para
que el interés individual se halle en el interés
público, y que estos intereses obren de acuerdo , habrá desempeiiada completamente su
obligacion.
CAPITULO VIII.
PROCURAR
placeres, y evitar penas, es e l
único objeto que debe proponerse el legislador; con que es necesario que conozca bien
e l valor de los placeres y de las penas. Placeres y penas son los Únicos instrumentos
de que h a de seiyírse, y por consiguiente
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(
1
117
debe haber estudiado bien la fuerza de
ellos.
Si se examina el valor de un placer
considerado en sí mismo y con relacion á
un solo individuo, se verá que depenije
de cuatro circunstancias.
i0 Su imtensidad
.
,*
2 O Su duracion.
3' Su certeza.
1,
4 O Su proximidad.
El valor de una pena depe
mismas circunstancias.
Pero en materias de penas y de placeres
no basta examinar su valor como si fueran aislados k independientes : pues las
penas y los placeres pueden tener consecuencias que sean otras penas y otros placeres ;y así cuando se trata de calcular la
tendencia de u n acto de que resulta una
pena ó un placer inmediato, es necesario
comprender en la estimacion otras dos circuns tancias.
..
*_1
b
,
5O Su fecandidad.
6 O Su pureza.
~ l á c efec&do.
r
-E l que tiene la suerte
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..
( 113
>
de ser seguido de placeres3el rmisrrio género.
Pena fecundn. -La que tiene la suerte
de ser seguida de penas del mismo género.
Placerpuro.- El que no tiene la suerte
6 el azar de producir penas.
Pena pura.
La que no tiene la suerte Ó azar de producir placeres.
Cuando se trata de hacer esta estimacion con respecto á una coleccioii de individuos ,es necesario afiadir otra circunstancia.
yo La extenswn, es decir, el número
de personas que deben hallarse afectadas
por este placer 6 por esta pena.
Si se quiere apreciar bien una accion ,
deben seguirse punto por punto las operaciones que se acaban de indicar. Estos son
los elementos del cLlciilo moral, y con ellos viene iser la legislacion una operncion
de aritmética. M a l que se impone, es el
gasto; bien que se hace nacer de este mal,
es el recibo. Las reglas de este cálculo son
las mismas que las de otro cualquiera.
Esta es una marclia lenta, pero segura,
en vcz de que lo que se llama sentimienta
*
-
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'
.
I
i
,-
r
l
es una percepcioii pronta, pero muy espuesta á fallar. Por lo demas, no se trata
de repetir este d l c d o 5 cada oca-~ionque
se ofrece; pero cuando uno se haxamiliarizado con este modo de proceder
quirido la exactitud de razonami
resulta de él, compara la suma del bien y
del mal con tanta prontitud que no se
advierten todos los grados del razonamiento, y se hacen operaciones aritméticas, sin
pensarenell&hte método analítico v u e h e
h ser necesario cuando se presenta alagula
operacion nueva 6 complicada, ó cuando se
trata de aclarar un punto dudoso, 6 de enseEiar,Ó demostrar ciertas verdades á los que
no las conocian. Hasta ahora no se habia
expuesto con claridad esta teoría del cjlculo
moral; pero siempre se ha seguido en la
práctica, á lo m h o s en todos los casos en
que los hombres han tenido ideas claras de
su iiiterés, i qué es lo que hace el valor de
una tierra, por ejemplo? ¿ no es la suma
de los placeres que se pueden sacar de ella 7 Y este valor, ¿ no w r i a segun la duracion mas ó ménos larga por la que puede asegurarse el uso, segun la proximidad
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3&+i"
-
( 120 )
6 distancia de la kpoca en qae debe entrarse en el goce, y segun l a certidumbre
6 incertidumbre de la posesion ?
Los errores en la conducta moral de los
hombres, ó en la legislacion,siempre nacen
de haberse olvidado, desconocido, 6 apreciado mal, en los cálculos de los bienes y
de los males, alguna de estas circunstancias.
COMENTARIO.
E l método de calcular que en este capitulo
nos enseña Bentliam, para apreciar d estimar las
penas y los placeres, es exactisimo, y nada
puede añadirse á lo quc dice sobre las circunstancias que constituyen el valor de un placer
ó de una pena. Esta teoría puede ser utilisima en la legislacioii penal, para proporcionar
la pena al delito, y contrabalancear el placer
de este con el dolor de aqudla, que es en lo
que consiste casi toda l a ciencia del legislador,
Yo me guardare! de imitar aquí el ejemplode
los mas de los comentadores que, en vez de
explicarlo, oscurecen un t e ~ t opoid el furor de
camentar lo que no necesita ser comentado,
p de ostentar una ciencia y erudicion inútil,
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I
CAPITULO IX.
De
.
Ins circunstancias que in$?@k wbre
la sensibilidad.
' \,dJ
No toda causa de placer dá á
S'
mismo placer, iii toda causa de
todos el mismo dolor; en esto consiste
la diferencia de sensibilidad. Esta diferencia está en el grado 6 en la especie : en
el grado, cuando la irnpresion de una misma causa sobre muchos individuos es uniforme,pei 3 desigual : en la especie, cuando la misma causa hace experirneiitar á
muchos individuos sensaciones opuestas.
Esta diferencia en la sensibilidad depende de ciertas circunstancias que influyen en el estado físico 6 moral de los
individuos, y que si se mudaran producirian una mudanza análoga en su
modo de sentir. Esta es una verdad experimental, porque las cosas no nos afectan del mismo modo en el estado de eiifermedad que en el de salud, en la indigencia
que en la abundancia, en la infancia que
en la vejez ; pero una idea tan general no
.
es bastante,^ es necesario entrar mas proTOMO
1.
11
©Biblioteca Nacional de Colombia
fuildaixente en la analisis del corazon humano. Lyonet escribib u n tomo eri 4' sobre
la anatomía de una oruga; pero la moral
iio ha tenido Iiasta ahora un investigador
tan paciente y tan filósofo. A mí &falta
el valor para imitarle, y creo que haré
bastante si abro uri nuevo camino, y doy
un método mas seguro ti los que quieran
trabajar en la materia.
iOLa base de todo es el temperamento
6 la constitucion original : entieiidb en
esto, aquella dispos'icion radical y primitivn con que cada uno nace, y que depende
de la organizacion física y de la naturaleza
del espíritu (').
( 1 ) Aunque muchos filósofos no reconocen mas que una
sustancia, y miran esta division como puramente nominal,
6 lo m h o s no podrán dejar de concedernos que si el es&
ritu es una parte del cuerpo, es una parte de una naluraleza bien diferente de las otras. Las alleraciones c0nside-l
rables del merpo afectan álos sentidos, y no los afectan las
mayores alkraciones del espíritu. De una semejanza de
organizacion no se puede inferir una semejanza intelectual. Es verdad que las emociones del merpo se miran
como indicaciones probablee de lo gue pasa en el alma ;
pero la consecuencia falla muchas veces ;porque i cuAntos
hombres hay que pueden revestirse de todas las aparencia6
de la sensibilidad y nada sienten ! Cromwel, aquel Iiombre
inaccesible á la cumpasion , derramaba mando queria
torrentes de Idgrimas.
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r
l
P
Peso auiique esta coiistitucioii .radical
sea el fundamento de todo lo demris, este
fuiidamento está tan oculto, que e6 muy
difícil llegar hasta él, y separar t~ que
pestenece en la sensibilidad á esta c
a
de lo que pertenece f todas las otras.
Dejémos á los fisiologistas el distinguir
estos temperamentos, se,&r las niezclas
de ellos, y seiíalar sus efectos. Estas tierras no esthi hasta hoy bastante conocidas
para que el moralista, ó el legislador se
atreva fijarse en ellas.
2'' La salud que casi no p e d e definirse sino negativamente; porque es la ausencia de todas las smsaciones de dolor 6
de incomodidad, cuyo primer lugar se
puede seEdar en alguna partc del cuerpo.
En cuanto A la sensibilidad en general, se
observa que el hombre enfermo es méiios
sensible á la influencia de las causas de
placer, y mas A Ias causas de dolor que en
estado de salud.
?+' La fuerza. Aunque ligada á la salud, la fuerza es una circunstaiicia aparte : pues que un hombre p e d e ser debil
eii la proprcion de las fuerzas niedim de
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~
la especie sin estar enfermo. El grado de
fuerza puede medirse con bastante exactitud por el peso que se puede levantar, y
por otras pruebas. La debilidad es á veces
u n término negativo, que expresa la falta
de fuerza; y á veces u n término relalivo,
que significa que un iiidividuo es ménos
fuerte que otro con .quien se le compara.
4' Las imperfeccione~corporah. Entiendo en esto, alguna deformidad notable,
6 l a privacion de a*n miembro b de alguna facultad de que en general gozari ias
personas bien organizadas. Sus efectos
particulares sobre- la sensibilidad dependen del género de imperfeccion; y d efecto general es disminuir mas 6 menos las
impresiones agradables, y agravar las impresiones dolorosas.
5' El grado de luces. Se entiende por
esto,los conocimientos 6 las ideas que posee u n individuo, esto es, los conocimientos y las ideas interesantes, las que son de
tal naturaleza, que pueden influir sobre su
felicidad y la de los otros. E l hombre saSto es el que posee muchas ideas intere-
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saiites; el Egrsomnte es el que posee pocas
y de pequeiia importancia.
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6" La fuerza de las facultades inteZectuales. El grado de facilidad para recordar
las ideas adquiridas, ó para a
nuevas, constituye la fuerza d
gencia. Diferentes cualidades del espíiltu
pueden compreheiiderse en este articulo,
cuales son la exactitud de la memoria, la
capacidad de la atencion, la claridad del
descernimiento, la vivacidad de la imaginacion ,etc.
7' La firmeza áe alma. Se atribuye
esta cualidad iun hombre, cuando le afectan ménos los placeres y penas inmediatas
que algunas grandes penas, ó algunos
grandes placeres inciertos y distantes.
Cuando Turena, seducido por los ruegos
de una múger, la descubrió el secreto del
estado, le faltó firmeza de alma; los júvenes Lacedemonios que se dejaban despedazar á azotes en el altar de Diana sin
quejarse, probaban que el temor de la
vergüenza y la esperanza de la gloria tenían sobre ellos mas imperio, que el dolor
actual mas agudo.
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8' La perseueramia. Esta di~cunstan-
cia tiene relacion al tiempoi durante el
cual un motivo dado obra sobre la voluiitad con una fuerza continua. Se dice de un
hombre que no tiene perseverancia, cuando el motivo que le hacia obrar pierde toda su fuerza, sin que se pueda atribuir
esta mudanza á alguii suceso exterior, 6
5 alguna razon que haya debido debilitarle; ó cuando es susceptible de ceder
alternativamente á una gran variedad de
motivos. Así es como los riiiios se apasionan y se cansan pronto de sus juguetes.
g0 La propenswn a?e Eas indinuciones :Las ideas que nos formamos de antemano de un placer 6 de una pena ,
influyen mucho sobre el modo con que
somos afectados, cuando llegamos á sentir
este placer 6 esta pena. El efecto no corresponde siempre á la esperaiiza; pero corresponde las mas veces. El precio de la
posesion de una múger no puede estimarse
por la belleza de ella, sino por la pasion
de su amante. Conocidas las inclinaciones
de un liombre se pueden calcular con una
especie de certeza Ias penas b los placeres
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que un acaecimiento dado le cama (').
lo. Las nociones de hnor,-Se llama
i
honor la sensibilidad i las pe&s y á los
placeres, que se deriban de 13 &$.%as +!
los otros hombres, esto es, de su es&rd*
cion G de su desprecio. Las ideas de honor
varían mucho en los pueblos y en los
individuos; y así es necesario distinguir
primeramente la fuerza de este motivo, y
despues su direccion.
i 1 . Las nociones de religion. Bien sabido es hasta que punto pueden las ideas
religiosas alterar 6 mejorar el sistema en- ,
tero de la sensibilidad. Los mas grandes
efectos de una reli,@n se ven en la época
de su iiacimiento: pueblos humanos se han
hecho sanguinarios :pueblos pusiljnimes
se han hecho intrépidos :naciones esclavas
han recobrado su libertad : hombres salvages han recibido el yugo de la civilizacion :y en una palabra, no hay causa alguna que haya producido efectos tan pron(1) Las cuatro circunstancias siguientes no s m mas que
unas subdivisiones de este articulo :pues son las inclinaciones, L a pasiones, consideradas con relacion & ciertos
placeres y B cier!as penes determinidas.
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tos y extraordinarios sobre los bombees
como la religion. En cuanto á los sesgos
particulares que la religion puede dar á
los iiidividuos,ellos son diversísirnos.
12. Los sentimientos de simpatia. Lhmo simpatia á la disposicion que nos hace
hallar un placer en la felicidad de los otros
skres sensibles y compadec6rnos de sus penas. Si esta disposicion se aplica á un solo
individuo, se llama amistad :si se aplica á
personas que padecen, se la dá el nombre de
&tima 6 de contpasiort : si abraza una
clase subordinada de individuos constituye lo que se llama esprlritu de cuerpo 6
espíritu de partido :si comprende á toda
una nacion, es espíritu público b patriotismo; y si se extiende á todos los hombres,
se llama humanidad.
Pero la especie de simpatía que hace el
primer papel en la vida ordinaria, es la
que fija el afecto en individuos determinadas que pueden sefíalarse, como padres,
hijos, marido, múger amigos íntimos, y
su efecto ge-neral es aumentar la sensibilidad así en las penas mmo en los placeres.
Elyo adquiere mas extension ,deja de "ser
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soliiario y se hace colectivo :el hombre
vive doble, por decirlo así, en si mismo y
en las personas que ama, y aun no es imposible que se ame mas en los otros qk
sí mismo, que sea ménos sensible
sucesos que le tocan por su efecto inmediato sobre él, que por su impresion sobre
las persoiias que ama, y que experimente ;
por ejemplo, que la parte mas amarga de
una afliccioii es el dolor que debe causar á
los individuos que le interesan, y que lo
mas agradable h e una dicha personal es el
placer que le causa el que deben sentir sus
amigos. Tal es el fenómeno de la simpatía.
Los sentimientos recibidos y correspondidos se aumentan por esta comunicaciori ,
como unos vidrios dispuestos de modo que
se e n ~ i e nmutuamente los rayos de luz :
los reunen en un foco comrin ,y producen
por sus reflejos recíprocos un mxyor grado de calor. La fuerza de estas simpatías
es una deslas causas que han hecho que los
legisladores prefieran para el gobierno los
hombres casados á los celibatarios ,y..los
padres de familia ó los que iio tieneti hijos,
porque Ia ley tiene mas imperio sobre
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)
aquellos que puede alcanzar en una esfera
nias extendida; y por otra parte, interesados en la felicidad de los que deben sobrevivirles ,reunen en su pensamiento lo
presente á lo venidero; en vez de que los
hombres libres de los mismos vínculos
solamente tienen interés en una posesion
vitalicia.
Debe observarse sobre la simpatía pro'ducida por relaciones de parentesco, que
eUa puede obrar independientemente de
todo afecto. El honor adquirido por el padre se extiende al hijo; la infamia del hijo
recae sobre el padre, y así los miembros
de una familia, aunque desunidos en intereses y e11 inclinaciones,tienen una sensibilidad comun en todo lo que toca al honor
de cada imo de ellos.
i 3. Las antipatías :son lo contrario de
todos los sentimientos expansivos y afectuosos de que acabamos de hablar; pero
hay fuentes de simpatía naturales y mistantes , que se hallan en todas partes, en
todos tiempos y en todas circuilstancias;
en vez de que las antipatías no son mas
que amidentales y por consiguiente pasa-
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fieras; y así es que vaiian segun los tieinpos, los lugares, los sucesos, y las personas,
como que nada tienen fijo y deterniinado.
Sin embargo estos dos principios se corsesponden á veces y se ayudan rnutuamspte :
la humanidad puede hacernos o&ioso$9&;,,>$
hombres inliumanos : la amistad nos inclina á aborrecer á los enemigos de nuestros amigos, y la antipatía misma suele
ser una causa de union entre dos personas
que tienen un enemigo comun.
i 4. La Gocura 6 desarreglo de la razon.
Las imperfecciones de la razon pueden reducirse 3 la ignorancia, la debilidad, la
irritabilidad, la inconstancia; pero lo
que se llama docura es un grado extraordinario de imperfeccion, tan evidente para
todo el mundo como el defecto corporal
mas manifiesto; y no solamente produce
las imperfecciones referidas hasta el mas
alto punto, sino que dá tambien á las inclinacionesuna tendencia absurda y peligrosa.
La sensibilidad del maniatico es excesiva en un cierto punto, al paso que es
nula en otros : parece que tiene una desconfianza sx~esiva,una malignidad pcr"
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34s)
judicial, una cesacion de todo sentimiento
de benevolencia : no se respeta 5 sí inismo, ni respeta á los otros : desprecia las
consideraciones y miramientos : no es insensible al temor y al buen tratg : se le
sujeta por la firmeza, y se le amansa por
la dulzura; pero su espíritu casi no se extiende á lo futuro, y solamente puede
obrarse sobre él por hedios inmediatos.
i 5. Las circunstanciaspecuniar& : se
componen de la suma total de los medios,
comparada con la suma total de las mces&dos.
Los medios comprenden, i0 la propiedad que se posee independientemente del
trabajo; '2 las ganancias ó provechos resultantes del trabajo; 3"los socorros pecuniarios que pueden esperarse gratuitamente de sus parientes ó amigos.
Las necesidades dependen de cuatro circunstancias iQ los hábitos de gastar : mas
allj de estos hábitos está lo superfluo; mas
ac6 están las privaciones : la mayor parte
dR nuestros deseos solamente existen por
el recuerdo de algun goce anterior; z0 las
personas que las leyes 6 la opinion encar-
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I
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!
I
gan 5 un hombre, hijos, parientes pobres,
criados viejos; 3' algunas necesidades imprevistas : una cierla suma puede tener
mas valor en un momento que en otro;
por ejemplo, cuando es necesaria para seguir un pleyto importante, 6 hacer un
viage de que depende la suerte de una familia; 4O las especiativas de una ganancia, de una liereiicia , etc. Es evidente
que las esperanzas de riqueza son, en proporcion de su fuerza ;verdaderas necesidades, y que la pérdida de ellas puede
afectarnos casi tanto como la de una propiedad de que hayámos estado en pose-.
sion.
SECCION 11.
.x
Circunstancias secun&rias que zhfl
sobre la sensibilidad.
"
Los autores que han querido dar razon
de las diferencias que Iiay en la sensibilidad, las han atribuido 8 ciertas circunstancias de que aun no hemos hecho mencion. Estas circunstriilcias son el sexo, la
TOMO1.
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+
,
edad, el rango la educacion ,las ocupaciones habituales ,el clima, la raza, el gobierno y la religion ,cosas todas muy visibles,
muy fkciles de observar, y muy cómodas
para explicar los diversos fenómenos de la
sensibilidad; pero que sin embargo no son
mas que circunstancias secundarias :quiero decir, que no dan razon por sí mismas,
y que es necesario explicarlas por las circunstancias primeras que s6 hallan representadas y reunidas en ellas : pues cada
una de las circunstancias secundarias contiene en sí muchas circunstancias primeras. Así cuando se habla de la influencia
del sexo sobre la sensibilidad, es para recordar con una sola palabra las circunstancias primeras de fuerza, de instruccion ,de firmeza de alma, de perseverancia, de ideas de honor, de sentimientos,
de simpatía, etc. ¿Se trata de la influencia
del rango? Por esta voz se entiende un
cierto co~~junto
de circunstancias primeras,
como el grado de coilocimientos,las ideas
de honor, los vínculos de familia, las ocupaciones habituales , las circurístancias
pecuniarias. Lo mismo sucedc en todas las
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1
.
otras, y cada una de estas circunstancias
secundaiias puede traducirse por un cierto
número de las primeras. Esta distiucion ,
aunque esencial, no liabia sido aun ana':,4,
lizada: pasémos á un examen mas por
~
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menor.
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i O E2 seso. La sensibilidad de 1as"EiW--'
geres parece mayor que la de los hombres,
sn salud es mas delicada, y generalmente
soninferiores en la fuewa del cuerpo, en
el grado, d- instruccion , en las facultades
intelectuales y en la firmeza de alrna. La
sensibilidad moral y religiosa es nias viva, las simpatías y las antiptías tienen
mas imperio en ellas; pero el honor de la
rnúger coiisiste plincjpalmente en l a castidad y el pudor, y el del hombre en el
valor y la probidad : la religiou de la mú,
ger declina mas fácilmente en la supersticion, esto es, en pricticas mínuci6sas : el
afecto 6 sus hijos por toda la vida, y 6
los niilos eh general e11 sus primeros anos
es mas fuerte. Las múgeres son mas compasivas por los desgraciados que ven padecer, y toman interés en ellos por los
cuidados mismos que les prestan; pero su
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( '36 1
benevolencia estQ reducida un círculo
mas estreclio, y es ménos dirigida por el
principio de la utilidad :es muy raro que
abracen en su afecto el bien de su pais en
general, y aun ménos el de la humai~idad;
y el ititeiés rnisnio que toman en un par.tido, viene casi sienipre de alguna siinpatía personal : sus afectos y sus antipatías
dependen mucho del capricho y de la iniagiilacion, en vez de que el hombre f&ra
mas al interés personal b Q la utilidad
pública : sus ocupaciones habituales del
género divertido son nias pacíficas y sedentarias ; y el resultado general es que
la múger vale mas para la familia, y el
hombre es mas propio para los negocios
de estado : la economía doméstica estrí
mejor puesta eii las manos de la nlúger,
y la administracion priiicipal en las del
hombre.
'2 La edad. Cada perioao de la vida
obra diferentemente sobre 13 sensibilidad;
pero es tanto mas difícil dar razon de esto, cuanto los límites de las diversas edades varia11 segun los individuos, y auii
son muy arbitrarios, y coi1 respecto á to-
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,
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dos; y así 110 pueden decirse sino cosas
-vagas y generales sobre la infancia, l a
adolescencia, la juventud, la madurez, la
declinacion y la vejez, consider6ndolas
como divisiones de la vida ~iurnani:%u@
difesenles ímpeifeccioiies del espíritu d e
que acabamos de hablar, son tan pálpables
en la infancia, que es claro que esta edad
pide una proteccion vigilatite y continua.
Las pasiones de la adolesceilcia y de la
p"rnera juventud son prontas y vivas;
pero poco dirigidas por el principio de la
prudencia, y es preciso que el legislador
prcscrve iesta edad contra los extravíos
A que la arrastrarian la falta de experiencia y la vivacidad de las pasiones. La decrepitud es en muclias cosas la vuelta 5
las iinperfecciones de la infaiicia.
3O El rango. Esta circunsiaiicia de-.
pende de tal modo por sus efectos de la
constitucion política de los estados, que es
casi imposible sentar sobre ella proposicion alguna que sea universalmer~teverdadera. Solamente puede decirse en general,
que la suma de la sensibilidad es ninyor
eii L s clases superiores que en las irife12"
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