REFLEXIONES SOBRE EL PROYECTO ABASCAL El proyecto incluye una serie de artículos que son altamente lesivos para el sindicalismo mexicano y los trabajadores en general. Artículos que tampoco favorecen la creación de empleos ni la modernización laboral. Todo parece indicar que no se ha hecho una lectura cuidadosa de los textos, confiando en que se trata de un acuerdo entre los sectores productivos. La verdad es que no existió un proceso de negociación, sino que, un grupo de abogados del sector empresarial cercanos a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social decidieron su contenido final. I En materia colectiva son de destacarse cinco artículos: 920, 387, 923, 893 A, 893 C; a través de los cuales, se deja sin posibilidad alguna el ejercicio de derecho de huelga cuando tiene por objeto la firma de un contrato colectivo de trabajo, así como la oportunidad de que los trabajadores decidan la organización sindical de su preferencia por la vía de un cambio de titularidad contractual. Los artículos 920, 387 y 923 conviene analizarlos integralmente. En el 920 fracción IV impone nuevas condiciones en la ley para dar trámite a este tipo de emplazamientos a huelga, al exigir que estos hayan cumplido con los requisitos del artículo 387. En este último artículo, se establecen dos nuevos requisitos que son imposibles de cumplir en la práctica, el primero de ellos obliga a que la solicitud de firma del contrato colectivo deba ser firmada por la mayoría de los trabajadores. En la práctica, los trabajadores no accederían jamás a firmar de su puño y letra esta solicitud ante el temor de perder el empleo, por esta razón son los sindicatos, los que plantean el emplazamiento sin la necesidad de anexar las firmas de los trabajadores. El segundo requisito, consistente en la necesidad de desahogar previamente un trámite administrativo que deberá concluir con una certificación favorable a los trabajadores para que sea admitida su demanda. Esta alta previa lleva consigo otra serie de requisitos que en la cotidianidad se exigen. Al final la autoridad registradora decide discrecionalmente. Esta autoridad es la Secretaria del Trabajo y Previsión Social en materia federal y las Juntas de Conciliación y Arbitraje cuando se trata de materia local. Basta consultar a cualquier sindicalista litigante para confirmar la gran dificultad para cumplir con estos requisitos. Seria impensable que el tribunal compuesto por los futuros afectados por la huelga dieran la autorización para este emplazamiento. Admitir estos artículos significa nulificar este derecho. Por lo que se refiere a los reclamos de titularidad de contrato colectivo, es necesario analizar los artículos 893 A y 893 C. El tema de la titularidad es fundamental, si tomamos en cuenta que en la práctica es el patrón quien escoge al sindicato para firmar con este el contrato colectivo de trabajo, desde el inicio de la fuente laboral. El proyecto impone los mismos requisitos de firma previa por parte de los trabajadores y autorización previa de la autoridad registradora para dar tramite a la demanda de titularidad. Obviamente también en este caso estos requisitos son insalvables. En la practica, los trabajadores no están dispuestos ha arriesgarse firmando documentos en que se demanda a su patrón y al sindicato inicialmente titular del contrato colectivo de trabajo. Sindicato que normalmente ha sido escogido por el patrón para representar a sus trabajadores. El artículo 893 C plantea otro absurdo, consistente en que: no se admitirá una demanda de titularidad de contrato colectivo de trabajo mientras exista otra en trámite. Si bien, la propuesta se presenta con la intención de evitar acumulaciones de juicios la misma significa condenar a los trabajadores que quieren un cambio a una espera de varios años. Peor aún, significaría un atractivo para las empresas promover que los demanden para vacunarse de un reclamo legítimo, mas aún si sabemos que todo proceso de organización sindical implica un trabajo previo del que suele enterarse el patrón En pocas palabras, con las reformas se deja sin efecto la posibilidad de la firma de contrato colectivo por la vía de la huelga o de un cambio de titularidad, solo quedaría la decisión patronal que seria intocable. Esta consecuencia, tendría varios efectos para el sindicalismo mexicano en general y obviamente afecta a las centrales obreras mas importantes. Para sustentar el proyecto, se sostiene que hay muchos sindicatos fantasmas que formulan emplazamientos de huelga sin tener trabajadores poniendo en riesgo, sobre a todo a las pequeñas fuentes laborales, para supuestamente impedir esta viciosa conducta, se imponen estos requisitos previos. Se afirma que solo sindicatos auténticos previamente autorizados con la voluntad de los trabajadores y la certificación de la autoridad registradora estarán actuando en estos procesos de emplazamientos de huelga y de cambio de titularidad. Esta afirmación es parcialmente falsa, en primer lugar porque se deja a salvo que el patrón firme contrato colectivo con el sindicato de su elección fortaleciendo el contratismo de protección. No se legitima el proceso de manera integral dejando a salvo el derecho patronal de decidir que sindicato debe de representar a los trabajadores. Por otro lado, el riesgo de que se cancele el espacio jurídico para resolver las controversias de titularidad de contratos colectivos puede provocar que los trabajadores acudan a situaciones de hecho o a realizar actividades sindicales de manera clandestina. II La formulación contenida en el artículo 59, relativo a la posibilidad de distribuir la ampliación de la jornada laboral, puede tener graves consecuencias para los trabajadores al generar jornadas extenuantes. Por otro lado, es un medio para evitar el pago de tiempo extra, ingreso del cual viven buena parte de los trabajadores por los bajos salarios que se pagan. La ampliación de jornada en los términos planteadas en el proyecto contraviene la fracción I del artículo 123 constitucional apartado “A” que señala expresamente: “la duración de la jornada máxima será de ocho horas”. Por otro lado, se trata de una reforma innecesaria, en virtud de que en aquellos procesos laborales que requieren de jornada acumulada se regula mediante la contratación colectiva y muchos de ellos son trabajadores sujetos al régimen de trabajo especial. El texto vigente de la Ley ya prevé cierta flexibilidad al establecer: “los trabajadores y el patrón podrán repartir las horas de trabajo, a fin de permitir a los primeros el reposo del sábado en la tarde o cualquier modalidad equivalente.” El texto contenido en el artículo 59 del proyecto es sumamente vago al no precisar los límites de la ampliación horaria. Al establecer que los que los trabajadores gozaran de reposo varios días a la semana lleva implícito que el patrón distribuirá jornadas mas allá de una semana. Por otro lado, el mismo artículo hace referencia a un programa de acumulación mensual, con una referencia absurda a la fracción XXVII del apartado “A” del artículo 123 constitucional, cuyo texto hace referencia a la prohibición de las jornadas inhumanas. En otras palabras, lo que establece este artículo es que el patrón podrá ampliar las jornadas con la imprecisa prohibición de que no sean jornadas inhumanas. En este artículo es manifiesta la falta de claridad y mala fe en que incurrieron los autores del texto. En efecto, señala como justificación de la reforma la necesidad de permitir a los trabajadores reposos acumulados, cuando la verdadera intención es facilitar la ampliación de jornada. No es atendible el argumento de que es una exigencia de la competencia internacional, en virtud de que en otros países estos procesos de ampliación de jornada son pactados bilateralmente con las organizaciones sindicales. En este caso, se trata de reglas de carácter individual en las que no existe capacidad de defensa del trabajador viéndose obligado a allanarse a las exigencias laborales si desea conservar su trabajo. III El proyecto afecta el carácter protector de la ley laboral en varios temas. De manera enunciativa referimos las siguientes: a) En el artículo 184 se modifican reglas relativas a la carga de la prueba que tiene el patrón en los juicios laborales en temas que son esenciales. Por ejemplo, en materia de jornada de trabajo la carga de la prueba se limita a 9 horas extras semanales. Absurdamente se señala que si el patrón requiere más tiempo extra deberá documentarlo por escrito. O sea, en esta hipótesis la carga de la prueba sería del trabajador. Es ingenuo pensar que el patrón le hará entrega de tal escrito. Al final de este artículo se incluye un párrafo nuevo que cambia radicalmente los criterios protectores vigentes al establecer que los patrones podrán probar sus dichos por diversos medios ya no con los documentos que señala la ley. Lo curioso de este párrafo es que se redacta mañosamente para encubrir su intención al señalar que la perdida de documentos no releva al patrón de probar su dicho “por otros medios”. b) En materia de despido se acude nuevamente al mecanismo de poner frases que cambian radicalmente el sentido de las normas. Al final del artículo 47 se adiciona una frase que señala “salvo prueba en contrario”. El señalamiento es aparentemente inocuo, sin embargo, lo que significa es que si el patrón no cumple con el procedimiento de aviso que hasta hoy es motivo de despido injustificado, basta que pruebe las causas del despido para que el incumplimiento en la notificación no tenga consecuencias. En otras palabras, se cancela los avances que nuestra legislación tuvo en materia de despido de la ley del 70 a la fecha. Esta práctica de engañar con frases es muy común en el proceso y esta orientada a esconder las verdaderas intenciones de los cambios. c) En el artículo 35 se crean nuevas figuras de la relación laboral en cuanto a su duración al establecer que las relaciones de trabajo pueden ser “para obra o tiempo determinado, por temporada, de capacitación inicial o por tiempo indeterminado”. Este es un error grave, independientemente de si se contemplan o no los contratos laborales que sugiere el proyecto. La existencia de nuevos contratos son en todo caso modalidades de la relación por tiempo determinado, pero no una tipologia nueva de las relaciones de trabajo. El asunto no es menor porque cambia radicalmente toda nuestra estructura legal en materia de las relaciones laborales de trabajo. En esta materia en el articulo 39 se adiciona la frase “con la misma naturaleza”. Otra vez se hace evidente la mala fe de los redactores, ya que parece una aclaración inocua pero es fundamental, toda vez que hace referencia a la hipótesis de un contrato temporal que al vencer su termino se considera prorrogado por el tiempo que dure dicha circunstancia. Al interpretarse la reforma a contrario sensu traería consigo la imposibilidad de probar si se trata o no de la misma naturaleza de trabajo, por lo que no se generará la prorroga. d) En materia de ingreso de personal se modifican las reglas en materia de preferencia que pueden tener una gran importancia en el futuro próximo cuando la Suprema Corte declare la inconstitucionalidad de la cláusula de exclusión (hoy existen tres tesis en el mismo sentido). El proyecto suprime la preferencia de los trabajadores que hayan servido previamente al empleador y cambia la jerarquía en la preferencia que actualmente tienen los trabajadores sindicalizados respecto a quienes no lo están. De manera complementaria cuando se trata de cubrimiento de vacantes el proyecto modifica los criterios de ascenso con un enfoque claramente empresarial al señalar que tendrán preferencia quien haya sido “capacitado por la empresa”. Esta reforma es diferente al discurso planteado para defenderla en el sentido de que se pretende otorgar mas peso a la capacidad que a la antigüedad. e) Se contemplan nuevas causas para cancelar el registro sindical por motivos que quedan a criterio de la autoridad administrativa y que contravienen el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo en materia de la libertad sindical. En esta materia se involucran nuevos conceptos relacionados con la legitimación y radio de acción de los sindicatos que en la práctica se utilizan para impedir el ejercicio de los derechos colectivos. Consideramos que no se ha realizado un análisis adecuado sobre la trascendencia de estos y otros cambios por lo que de aprobarse además del golpe que significaría al sindicalismo mexicano de por si sumamente debilitado se afectaría gravemente el carácter protector de nuestra ley.