Fusilado por García de Cortázar

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Agosto de 2014
Fusilado por García de Cortázar
Desde siempre unos cartógrafos han copiado a otros. Hoy en día, no obstante,
existe un marco legal de defensa de los derechos de autor, así como un mecanismo
académico muy sencillo para reconocer la paternidad intelectual: citar la fuente de
información.
Parece extraño que todo un catedrático de Historia contemporánea de la
Universidad de Deusto, Fernando García de Cortázar, ignore una norma de
conducta tan básica en la labor historiográfica: citar la fuente de información.
Me refiero concretamente a su Atlas de historia de España (Planeta, 2005;
Espasa-Calpe, 2007 y 2012), cuyos mapas carecen de la menor referencia sobre la
procedencia de la información que se reproduce.
En mi caso, encuentro inequívocamente fusilados1 dos mapas míos, procedentes en
última instancia de mi tesis doctoral.
1) Pág. 399 “Divisiones administrativas de José I (1810)” esta información se ha
obtenido del mapa de la pág. 72 de mi libro Geografía política de la España
constitucional (1996) publicado por el Centro de Estudios Constitucionales.
Existen otros mapas de la división prefectural afrancesada, pero esta versión es
la de mi tesis, que introduce notables variaciones respecto de los mapas que se
derivan del publicado por Amando Melón en 1952.
1
Diccionario RAE, Fusilar: Plagiar, copiar trozos o ideas de un original sin citar el nombre del autor.
2) Pág. 408, “La división provincial de 1833”, el mapa incluye las rectificaciones de
límites posteriores al decreto de Javier de Burgos; esta información se ha
obtenido, o bien de un artículo mío en Treballs de la Societat Catalana de
Geografia (1990), o bien del mapa de la pág. 157 de mi libro Geografía política
de la España constitucional (1996) publicado por el Centro de Estudios
Constitucionales, introduciendo un par de modificaciones de disimulo (un
recurso clásico de los cartógrafos).
Cabe señalar que el mapa de la pág. 400, “La división provincial de las Cortes de
Cádiz (1813-1814)”, no es una copia del mío, sino del publicado con
anterioridad por Eduardo Garrigós Picó2. El título adoptado es confuso, por
cuanto las Cortes de Cádiz no aprobaron ninguna división provincial (sí lo
hicieron las Cortes en 1822, pero sorprendentemente el mapa de la misma no
se incluye en el atlas); en realidad, tal como se explica en la leyenda, se trata
del proyecto elaborado por Felip Bauzà. Como es habitual se ha introducido
algún retoque, en este caso superponiendo (restando legibilidad al conjunto)
las modificaciones propuestas por Miguel de Lastarria (no por “Last”, como se
dice en la leyenda, tanto en la vieja como en la nueva edición, supuestamente
corregida y ampliada).
2
“Organización territorial a fines del Antiguo Régimen”, en M. Artola (dir.), La economía española al
final del Antiguo Régimen. Instituciones, p. 3-105, Alianza-Banco de España, Madrid, 1982.
El libro explica quiénes han sido los coordinadores de la realización de los mapas de
este atlas (V. Hurtado y J. M. Casals), pero esto no exime en absoluto a García de
Cortázar de responsabilidad. Él es quien firma el libro y quien acepta poner su nombre
a una obra que no tiene bibliografía ni cita en modo alguno las fuentes de información
empleadas. Y para más recochineo la editorial se permite indicar en los créditos de la
obra que “Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente sin el previo
permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados”. ¡Y todos los derechos de
paternidad intelectual de los verdaderos autores pisoteados y menospreciados!
Como geógrafo, uno no se opone en absoluto a que le citen, e incluso a que saquen
partido de su trabajo de investigación; es legítimo en las obras de divulgación. El
mismo coordinador de la cartografía en la obra firmada por Cortázar, Víctor Hurtado,
me cita con suficiente corrección y rigor científico en el Atles d’història de Catalunya
de Edicions 62, Barcelona, 1995. Pero lo que no es admisible es que el trabajo ajeno se
vampirice y manipule sin reconocer que un atlas de este tipo sólo es posible mediante
la acumulación de infinidad de investigaciones particulares, y que es inabordable por
una sola persona.
Señor García de Cortázar, no se cuelgue medallas que no le corresponden, y sea
más riguroso, cuando menos citando las fuentes de información.
Jesús Burgueño
Universitat de Lleida
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