LA FABRICA DE VOTOS: UNA EXPLORACION ESTADISTICA DE LAS PREFERENCIAS ELECTORALES DOMINICANAS Rolando M. Guzmán, Ph.D Grupo de Consultoría Pareto Resumen Este artículo estudia cuantitativamente el comportamiento electoral dominicano en las últimas décadas, centrando su atención en la influencia de las dimensiones temporal, espacial y económica. Específicamente, el análisis procura responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es la influencia del gasto público sobre las preferencias electorales dominicanas? ¿Cuál es la influencia de las condiciones económicas globales, tales como tasa de inflación y crecimiento del PIB? ¿Existen patrones distinguibles de correlación temporal o espacial? ¿Son las votaciones provinciales determinadas por intereses regionales o intereses individuales de las provincias? ¿Cómo han evolucionado esos aspectos a lo largo del tiempo? ¿Son tales influencias distintas para los distintos partidos? Para tal fin, se utiliza un panel de datos con los resultados provinciales de las elecciones presidenciales en el período 1966-2004, así como informaciones detalladas sobre la asignación provincial del gasto público durante el subperíodo 1986-2004. En la dimensión temporal, se estima las tendencias de largo plazo en los porcentajes de votos de los principales partidos, bajo el supuesto teórico de que el patrón histórico continúe predominando en el futuro. En la dimensión espacial, se identifica la existencia de tres conglomerados o clusters, definidos como conjuntos de provincias con patrones electorales semejantes a lo largo del tiempo. La configuración de los clusters evidencia un alto grado de autocorrelación espacial -en el sentido de que las provincias tienden a votar de forma semejante a sus vecinas- pero tal efecto ha tendido a diluirse, lo que sugiere que progresivamente las provincias tienden a votar sobre la base de preferencias o intereses individuales. En la dimensión económica, se muestra una asociación negativa entre la tasa de inflación y el porcentaje de votos obtenido por el partido de gobierno, junto a una asociación positiva de este último con el crecimiento del PIB y el nivel de inversión pública provincial. Las conclusiones del artículo son obviamente derivadas de la experiencia histórica, por lo cual una pregunta pertinente es si las mismas continuarían siendo válidas de cara al futuro. Esto es especialmente pertinente tras el fallecimiento de los líderes tradicionales de los principales partidos. Una alternativa posible es que las fuerzas socio-económicas tradicionalmente encarnadas en los líderes desaparecidos continúen latentes, y eventualmente revivan en torno a otros liderazgos. Otra alternativa es que la actual coyuntura represente un punto de inflexión, dando lugar a una nueva dinámica histórica tras la cual el espectro político adopte formas imprevisibles. El predominio de una tendencia u otra pertenece al futuro. 1 LA FABRICA DE VOTOS: UNA EXPLORACION ESTADISTICA DE LAS PREFERENCIAS ELECTORALES DOMINICANAS Rolando M. Guzmán♣ Borrador para Discusión. No citar sin permiso I. INTRODUCCION Por casi medio siglo, la realización de elecciones presidenciales ha sido un evento regular en el escenario político dominicano. En consecuencia, aunque los comicios han sido algunas veces objeto de cuestionamiento, el mecanismo electoral se ha consolidado de forma progresiva, hasta convertirse en el instrumento por excelencia para la búsqueda del poder político. El éxito de ese proceso se evidencia en que, en la última década, tres partidos rivales se han sucedido uno al otro en la administración de los asuntos públicos. En principio, los resultados electorales son reflejos numéricos de motivaciones sociales subyacentes que no son directamente observables, por lo cual la investigación de sus patrones cuantitativos podría constituir una aproximación valiosa a la realidad social dominicana. La literatura local sobre el tema, sin embargo, es casi inexistente, lo que talvez obedece a dos razones principales. Por un lado, los resultados de las elecciones son frecuentemente percibidos como determinados por eventos coyunturales, cuyo impacto no puede ser cuantificado de forma sistemática. Por otro lado, las preferencias electorales son otras veces percibidas como la manifestación de fuerzas sociales profundas, cuya esencia no podría ni siquiera ser aproximada a partir de variables cuantitativas. Si bien por razones opuestas, las dos razones indicadas constituyen un freno a la investigación estadística del tema electoral. El presente estudio parte de una premisa distinta, que considera las elecciones como un proceso sometido a reglas estadísticas regulares, aunque complejas, mediante el cual un conjunto de individuos (candidatos y partidos políticos) invierte recursos (publicidad, prebendas o, si se está en el gobierno, gasto público) para generar un determinado producto (votos). Desde esa perspectiva, los resultados electorales pueden ser relacionados con sus factores determinantes, en la misma forma en que una función de producción permite cuantificar la relación entre los insumos y el producto de una unidad productiva cualquiera –incorporando en la forma de residuos los innumerables factores fortuitos que moldean dicha relación en un momento dado. ♣ R. M. Guzmán es Director Ejecutivo e Investigador Principal del Grupo de Consultoría Pareto. Edificio Empresarial GAPO, c/e Luis F. Thomén 110, Suite 205, Santo Domingo. Email para correspondencia: [email protected]. 2 La efectividad de los partidos para “producir” votos tiene una dimensión espacial (puesto que los matices socio-cultural son distintos en las distintas regiones), y una dimensión temporal (dada la evolución de factores ideológicos y sociales que modifican la identificación del electorado con determinadas propuestas en un momento específico del tiempo). Los resultados electorales tienen también una dimensión económica, en la medida en que los votantes sean sensibles a condiciones del entorno, tales como inflación, desempleo y condiciones generales de vida. El objetivo del presente artículo es analizar estadísticamente la influencia de esos factores en el contexto dominicano, a partir de los resultados electorales en la etapa post dictadura trujillista. Para tal fin, el estudio utiliza un panel de datos con los resultados provinciales de las elecciones presidenciales realizadas en el periodo 1966-2004, así como informaciones detalladas sobre la asignación provincial del gasto público durante el subperíodo 1986-2004. Específicamente, nos proponemos responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es la influencia del gasto público sobre las preferencias electorales dominicanas? ¿Cuál es la influencia de las condiciones económicas globales, tales como tasa de inflación y crecimiento del PIB? ¿Son tales influencias distintas para los distintos partidos? ¿Existen patrones espaciales distinguibles en las preferencias electorales? ¿Existen patrones distinguibles de correlación temporal? ¿Son las votaciones provinciales determinadas por intereses regionales o intereses individuales de las provincias? ¿Cómo ha evolucionado ese aspecto a lo largo del tiempo? La exposición procede de la siguiente forma. La primera sección describe brevemente el contexto histórico. La segunda sección aborda la dimensión temporal de las preferencias electorales, a través de una medición del grado de autocorrelación o persistencia en los resultados de elecciones consecutivas. La tercera sección aborda la dimensión geográfica, presentando medidas del grado de correlación espacial en los resultados electorales provinciales. Esa sección también realiza un análisis de conglomerados (clusters) para agrupar las provincias en conjuntos relativamente homogéneos, según sus patrones de votación en los procesos considerados. La cuarta sección analiza la influencia de factores económicos, centrando su atención en la tasa de inflación, crecimiento del PIB y gasto público. Por último, la quinta sección estima un modelo econométrico que combina los factores antes mencionados, e intenta separar los efectos individuales de cada uno. Por la naturaleza del estudio, algunos tecnicismos estadísticos son inevitables, pero estos pueden ser ignorados sin pérdida de continuidad. II. EL CONTEXTO HISTORICO La vida política dominicana ha sido tradicionalmente tumultuosa. Tras la declaración de Independencia, en 1844, la actividad política del siglo XIX se caracterizó por la lucha entre caudillos que se disputaron el poder a través de una larga secuencia de revoluciones. En los primeros años, el poder osciló entre Pedro Santana y Buenaventura Báez (quien ejerció la presidencia en seis ocasiones). Tras la desaparición de esos líderes, el péndulo se movió progresivamente hacia el grupo congregado en torno a Gregorio Luperón, cuyo prestigio adquirido en las luchas restauradoras (1861-1865) le permitió aglutinar un grupo de pensamiento liberal del cual saldría una gran parte de las 3 figuras que ejercieron el poder entre 1876 y 1886. A partir de ese último año, un disidente de esas filas, Ulises Heureaux, gobernó de forma dictatorial hasta su asesinato en 1899. Existe un amplio consenso en torno a que el siglo XIX dio lugar a grupos políticos notables (comenzando por la propia sociedad La Trinitaria, que orquestó el levantamiento independentista), pero tales grupos no pueden ser considerados como “partidos” en la concepción moderna. Es decir, esas agrupaciones tenían un carácter personalista, girando en torno a una figura carismática, pero carecían de los principios programáticos, estructura y normativa necesarios para sobrevivir por sí mismas, al margen del líder. Es en ese sentido que, si bien es costumbre referirse a algunas de esas agrupaciones decimonónicas como “partidos,” la dinámica de esas agrupaciones no se correspondía realmente con la nomenclatura actual del concepto1. No obstante, el país conoció desde temprano diversas formas de “procesos electorales”. Durante la ocupación haitiana previa a la Independencia, por ejemplo, fueron establecidos los Colegios Electorales, mediante los cuales se escogían los representantes de la parte Este de la isla ante la Asamblea de Puerto Príncipe. Posteriormente, en 1888, se estableció el voto directo, aunque este sólo permitía elegir entre individuos, y no entre agrupaciones. La presentación de candidaturas de partidos fue permitida un cuarto de siglo más tarde, mediante una reforma electoral de 1914. Estos cambios en la normativa electoral reflejaban cambios en la estructura política del país, a medida que se debilitaban los caudillos regionales y comenzaba a sentirse la influencia de los Estados Unidos como un modelo institucional. Así, aunque el estilo personalista continuaba siendo la norma, ya a principios de siglo XX se observaba la búsqueda incipiente de nuevos esquemas y un cierto grado de organización en las agrupaciones predominantes –tales como el denominado partido de los bolos (dirigido por el Presidente Juan Isidro Jimenes) y el partido de los coludos (dirigido por el Presidente Horacio Vásquez). De hecho, en una comunicación fechada en 1915, el propio Vásquez esbozó un programa político para su movimiento, incluyendo enunciados sobre la necesidad de evitar el tráfico de influencia y el establecimiento definitivo de un gobierno civil2. La invasión norteamericana (1916-1924) afianzó la orientación hacia un esquema de partidos. Fue en ese contexto que se aprobó, en 1923, una normativa que contemplaba el establecimiento de una Junta Central Electoral como organismo rector de los procesos electorales y consideraba a los partidos políticos como la unidad central de la actividad política. Sin embargo, el proceso fue drásticamente abortado con el intento del Presidente Vásquez por prolongar por dos años su período electoral iniciado tras las elecciones de 1924, lo que dio lugar a un golpe de estado y a la posterior elección en 1930 de Rafael Leonidas Trujillo, quien instauró una dictadura de treinta y un años. 1 2 Justo Duarte (1998). Idem. 4 Tras el asesinato de Trujillo en 1961, un breve período de inestabilidad (que incluyó una golpe de estado y una guerra civil) fue seguido por la realización de elecciones en 1966, resultando triunfador el Partido Reformista --actualmente denominado Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Como ilustrado en el Mapa 1, el triunfo de esa agrupación se extendió por casi todo el país, exceptuando algunas provincias del suroeste y otras alrededor de la ciudad capital. Las condiciones externas favorables y una política de cuantiosas inversiones públicas impulsaron una fase económica expansiva en los años siguientes, pero el ambiente político fue nublado por un alto grado de violencia. En ese contexto, el principal partido de oposición se abstuvo de participar en las elecciones del 1970 y 1974, aunque la legitimidad legal del proceso fue garantizada por la participación de otros partidos minoritarios afines al partido de gobierno. En 1978, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) obtuvo el triunfo en un certamen electoral en el cual la discusión de aspectos políticos, tales como derechos humanos y libertades civiles, probablemente eclipsó el impacto de las condiciones económicas relativamente favorables. El triunfo del PRD fue garantizado por su predominio en el triángulo Peravia-Santiago-Samaná, así como en las provincias del Este, en tanto el PRSC predominó en las provincias fronterizas. El PRD volvió a triunfar en 1982, dominando de forma amplia en casi todo el país, con la excepción de la zona fronteriza y Samaná. El PRSC retornó al poder en 1986, triunfando en todas las provincias con la excepción de San Pedro de Macorís, La Romana, Sánchez Ramírez y La Independencia. Ese triunfo del PRSC fue en gran parte impulsado por una crisis económica sin precedentes en los años previos. Curiosamente, la política económica expansiva implementada por el gobierno electo generó un brote inflacionario de proporciones mayúsculas y una contracción del PIB en los últimos años del cuatrienio presidencial. No obstante, en un proceso electoral sometido a cuestionamiento, el partido de gobierno fue reelecto en las elecciones del 1990. El PRSC volvió nuevamente a imponerse en 1994, pero los alegatos opositores de fraude electoral generaron una crisis política que sólo terminó con un pacto mediante el cual se acordó la realización de nuevas elecciones en 1996 y se prohibió la presentación del Presidente Balaguer como candidato. En esas elecciones, el PRSC se mostró debilitado por pugnas internas que implicaron un limitado apoyo de las estructuras del partido a su propio candidato. En cambio, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) exhibió fuerzas en el centro-norte del país y en la zona Este, mientras el PRD dominó en el resto del territorio. En esas circunstancias, una unión PLD y PRSC en una segunda vuelta permitió por primera vez el ascenso al poder del PLD. El gobierno del PLD (1996-2000) impulsó una fase económica expansiva donde se combinó un alto crecimiento del PIB con una baja inflación. A pesar de esto, el partido de gobierno fue ampliamente derrotado en el 2000 por el PRD, que obtuvo el mayor porcentaje de votos en todas las provincias, exceptuando La Romana. A su vez, condiciones económicas adversas y pugnas internas determinaron una derrota del partido 5 de gobierno (PRD) en el 2004, cuando el PLD retornó al poder con un porcentaje de votación sin precedentes en el período considerado. TABLA 1: DESCRIPCION GENERAL PROCESOS ELECTORALES DOMINICANOS (1966-2004) Año de elección Partido Ganador Partido en Gobierno 1966 PRSC Gobierno Provincional 1970 PRSC PRSC 1970 PRSC PRSC 1974 PRSC PRSC 1978 PRD PRSC 1982 PRD PRD 1986 PRSC PRD 1990 PRSC PRSC 1994 PRSC PRSC 1996 PLD PRSC 2000 PRD PLD 2004 PLD PRD Mapa 1: Resultados electorales provinciales (1966-2004) Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1978 Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1966 PRD PRD PRSC PRSC Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1986 Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1982 PRD PRD PRSC PRSC PLD Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. 6 Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1990 Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1994 PRSC PRD PLD PRSC Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 1996 – Primera vuelta Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 2000 PRD PRSC PRD PLD PLD Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. Resultados electorales provinciales según partido de mayor votación 2004 PRD PLD Se refiere a la votación original de los partidos, sin la adición de los votos aliados. III. PATRONES TEMPORALES EN LAS PREFERENCIAS ELECTORALES Iniciaremos el análisis estadístico escudriñando los patrones de comportamiento de los resultados electorales a lo largo del tiempo. Una primera aproximación es dada por la 7 Figura 1, donde se presenta la evolución de la distribución de los votos válidos a lo largo del período 1966-20043. A primera vista, se perciben tres elementos destacables: (i) el porcentaje de votación del PRD fluctúa alrededor de un valor promedio relativamente fijo; (ii) el porcentaje de votación del PLD crece progresivamente, mientras que el porcentaje del PRSC disminuye de forma persistente; y (iii) no se aprecia una tendencia persistente en el porcentaje de apoyo a los demás partidos. Porcentajes Figura 1: Evolución distribucion de votos válidos (1966-2004) 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1966 1978 1982 1986 1990 1994 1996 2000 2004 Año de elección PRD PRSC PLD Otros Un punto de especial interés es determinar el grado de autocorrelación temporal en los resultados electorales de cada partido –es decir, en qué medida el porcentaje de votos logrado por un partido en una elección dada está relacionado con el porcentaje logrado en la elección previa. Esa asociación es importante por dos razones. En primer lugar, la asociación temporal del porcentaje de votos de un partido constituye una medida concreta de la “dureza” de su base de votantes; en segundo lugar, la asociación temporal en el porcentaje de votos de un partido determina el porcentaje de votos hacia el cual dicho partido tendería en el largo plazo si la evolución temporal del voto fuese la realización de un proceso estocástico estable. Una dificultad es que el número de elecciones es relativamente pequeño, por lo cual es difícil estimar una relación temporal de esa naturaleza, aún suponiendo que la misma exista. Sin embargo, si se adopta el supuesto de que las reglas de comportamiento temporales son semejantes para las distintas provincias, el número de observaciones disponibles puede ser aumentado mediante el uso de datos provinciales en vez de resultados nacionales agregados. En ese sentido, las Figuras 2(a)-(c) usan los resultados provinciales en las elecciones realizadas entre 1982 y 2004 para ilustrar la relación entre los resultados de cada uno de los partidos en elecciones consecutivas. En cada una de estas gráficas, un punto representa la combinación del porcentaje de votos obtenido por el 3 El gráfico excluye las elecciones de 1970 y 1974, en las cuales el partido de gobierno (PRSC) concurrió sin oposición significativa tras la abstención del principal partido de oposición (PRD). 8 partido en cuestión en una provincia y elección determinada (eje horizontal) y el porcentaje de votos obtenido por el mismo partido en la misma provincia pero en la elección siguiente (eje vertical). A su vez, la Figura 2(d) combina todas las observaciones en un gráfico único, independientemente del partido al cual correspondan4. Figura 2(b): Porcentaje de votación PRSC como función de votación previa (1982-2004) 70 60 50 40 30 20 10 0 0 10 20 30 40 50 60 70 80 Votación en elección siguiente Votación en elección siguiente Figura 2(a): Porcentaje de votacion PRD como función de votación previa (1982-2004) 60 50 40 30 20 10 0 0 Votación en una elección dada 10 20 30 40 50 60 70 80 Votación en una elección dada Figura 2(d): Porcentaje de votación de cada partido como función de votación previa (1982-2004) Figura 2( c): Porcentaje de votación PLD como función de votación previa (1982-2004) Votación en elección siguiente Votación en elección siguiente 70 60 50 40 30 20 10 0 80 70 60 50 40 30 20 10 0 0 0 10 20 30 40 50 60 10 20 30 40 50 60 Votación en una elección dada Votacion en una elección dada Las figuras encima incorporan también líneas de tendencia que representan el patrón de asociación predominante entre el porcentaje de votos obtenido en una elección y el porcentaje de votos obtenido en el proceso electoral siguiente. Se observa claramente que, para todos los casos, tal relación es positiva, lo que significa que si en un proceso electoral una provincia dada otorga un porcentaje de votos relativamente alto a un determinado partido, esto es generalmente seguido por un porcentaje de votos relativamente alto para ese mismo partido en las elecciones siguientes. En otras palabras, existe un grado significativo de autocorrelación temporal en las preferencias electorales de las distintas provincias. Ese grado de persistencia del porcentaje de votos, sin embargo, no parece ser igual para los distintos partidos. Esto último se infiere de las diferencias en las inclinaciones de las líneas de tendencia y de los valores en la Tabla 2, donde se presentan los resultados de estimar la expresión: 4 En la presentación de variables según partidos, los datos son generalmente ordenados según la antigüedad de los partidos: PRD, PRSC, PLD. 9 70 80 Vi, t+1 = C + b Vi,t + ei.t, donde Vi,t+1 Vi,t i = {PRD, PRSC, PLD} es la votación recibida por el partido i en las elecciones de un período t, y es la votación obtenida por dicho partido en la elección siguiente. El parámetro b representa el grado de asociación entre los resultados del partido en cuestión en elecciones consecutivas, y et es una perturbación aleatoria. La Tabla 2 muestra que: (i) la pendiente de la relación entre Vi,t y Vi,t+1 parece ser distinta según el partido, siendo menor para el PRD y mayor para el PRSC, en tanto que el PLD se encuentra en un punto medio; y (ii) el grado de perturbación aleatoria alrededor de la relación normal, dado por la varianza de et, es mayor para el PLD y menor para el PRD, con el PRSC en un punto medio. TABLA 2: ESTIMACION DEL GRADO DE ASOCIACION EN RESULTADOS ELECCIONES CONSECUTIVAS, SEGUN PARTIDO BASADO EN RESULTADOS PROVINCIALES (1982-2004) Parámetros/Partidos PRD PRSC PLD C 26.9 9.6 17.2 b 0.28 0.58 0.39 Porcentaje de votación hacia el cual converge 37.2% 23.0% 28.0% Varianza de e(t) 66.0 128.0 184.0 Varianza alrededor votación de convergencia 71.5 194.2 217.3 La expresión Vt+1 = C + b Vt + et define un proceso estocástico estacionario para todas los partidos. Una de las características de esos procesos es que, a medida que pasa el tiempo, sus valores tienden a acercarse a un cierto valor promedio, fluctuando alrededor de él con una varianza fija5. En otras palabras, aunque el porcentaje de votos de un partido para las distintas elecciones sea obviamente variable a lo largo del tiempo, sus variaciones tienden a situarse alrededor de un valor promedio, que por tanto puede ser considerado como el valor de convergencia de largo plazo. En nuestro caso, si las reglas de comportamiento temporal estimadas para el período histórico observado persistieran por un largo período, esto implicaría que los partidos tenderían a estabilizarse alrededor de los valores en la tercera fila de la Tabla 2: 37% para el PRD, 28% para el PLD y 23% en el caso del PRSC, como se muestra en la Figura 3. El grado de fluctuación alrededor del porcentaje de convergencia es también distinto para los distintos partidos. En ese sentido, mientras menor es el parámetro de pendiente (b), más estable es el comportamiento de la variable, pues desviaciones extremas en una elección no tienden a repetirse en las elecciones siguientes, tendiéndose más bien a 5 Heurísticamente, un proceso estocástico es una secuencia de variables aleatorias. Un proceso es estacionario si, en el largo plazo, tiende a fluctuar alrededor de un valor medio fijo, con una varianza dada. Una familia importante de procesos son los denominados procesos autoregresivos, en los cuales el valor de la variable en un período t depende de su valor en los períodos previos, t-1, t-2, etc. En particular, una familia de procesos autoregresivos de frecuente aparición empírica es aquella formada por los AR(1), que evolucionan según la expresión V(t+1) = C + bV(t) + e(t), donde e(t) es un choque coyuntural con una media igual a 0. Puede ser demostrado que el comportamiento de una variable que evolucione según esta regla tiende progresivamente al comportamiento de una variable con media C/(1-b) y varianza var(e)/(1-b2). 10 acercarse rápidamente al valor de convergencia. Específicamente, como indicado en la nota 5, la varianza alrededor del valor de convergencia es dada por la expresión [var(e) / (1-b2)], donde var(e) es la varianza de la perturbación aleatoria et. En el caso del PRSC, tanto el alto valor de var(e) como el alto valor del coeficiente b hacen que el porcentaje de votos de ese partido tienda a ser más volátil que el porcentaje de votos obtenido por los otros dos partidos. En el caso del PRD, a su vez, los valores bajos de la varianza de las perturbaciones coyunturales y del coeficiente b hace que el porcentaje de votos de ese partido tienda a desviarse poco de su valor de convergencia. Esto da un sentido estadístico concreto a la afirmación de que el voto del PRD ha tendido a ser más “duro” que el de los demás, seguido por el PLD y luego por el PRSC. Figura 3: Porcentaje de votación estimado como función de porcentaje en elección anterior, y determinación valor medio de convergencia, según partido (1982-2004) 37% Porcentaje en Votación siguiente 60.0 50.0 28% 40.0 30.0 20.0 23% 10.0 0.0 -10.00.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0 Porcentaje en una elección PLD PRD PRSC 45 grados Por supuesto, las conclusiones previas son basadas en un comportamiento histórico. Una pregunta relevante es si la muerte reciente de los líderes históricos de los tres principales partidos, el fraccionamiento del PRSC y PRD y el fortalecimiento electoral del PLD corresponden a un quiebre estructural en la dinámica electoral dominicana, en cuyo caso los patrones observados hasta el momento serían reflejos de una estructura sociopolítica ya inexistente. Sobre el particular, es posible conjeturar que las fuerzas socioeconómicas que fueron tradicionalmente encarnadas en los líderes desaparecidos continúan latentes, y eventualmente se aglutinarán en torno a otros liderazgos. En esa concepción, los líderes desaparecen, pero las fuerzas sociales simplemente evolucionan, y la observación del patrón histórico representa por consiguiente un insumo importante para entender las tendencias futuras6. 6 En ese contexto, el debilitamiento de algunos partidos y fortalecimiento de otros no representaría una desviación de las tendencias de largo plazo, sino más bien una continuación de las mismas. 11 IV. PATRONES GEOGRAFICOS EN LAS PREFERENCIAS ELECTORALES ¿En qué medida es el voto de las provincias determinado por intereses regionales? ¿En qué medida dicho voto depende de intereses individuales? El grado de asociación en los resultados electorales de provincias vecinas constituye una medida del grado de homogeneidad de los intereses y preferencias de las mismas, partiendo del supuesto de que los resultados electorales son en gran parte un reflejo de tales intereses. Es por eso que un segundo elemento de interés en nuestra investigación es indagar en qué medida el patrón de votación de una provincia está relacionado con el patrón observado en las provincias vecinas. Asimismo, es nuestro interés conocer si esa relación ha tendido a variar a lo largo del tiempo. En lenguaje técnico, el grado de asociación entre el valor de una variable en una unidad geográfica y su valor en otras unidades geográficas es generalmente conocido como “autocorrelación espacial”. Una forma de medir el grado de autocorrelación espacial es dada por el denominado índice de Moran, el cual mide la asociación entre una provincia y las provincias contiguas o colindantes7. En nuestro caso, un alto valor del índice de Moran indicaría una alta correlación en los patrones de votación de las provincias colindantes, de modo que el partido de mayor votación en una provincia es generalmente el que ha obtenido mayor votación en las provincias vecinas. Esto sugeriría la preeminencia de intereses regionales, más que intereses provinciales específicos. Por el contrario, un bajo valor del índice de Moran sugeriría que las provincias tienden a votar sobre la base de preferencias propias, no muy relacionadas con las preferencias de aquellas provincias circundantes. La Tabla 3 presenta la evolución del coeficiente de Moran (multiplicado por 100) para los porcentajes de votos provinciales obtenidos por los distintos partidos a lo largo de las distintas elecciones, lo que también es representado gráficamente en la Figura 4. Se observa que, en general, el nivel de autocorrelación (dado por el valor absoluto del coeficiente) parece tender a bajar, lo que significa que cada vez más las provincias votan en función de intereses y preferencias individuales, más que regionales. En particular, el grado de autocorrelación se debilitó de forma notable para el PRD a lo largo de todo el período considerado, y para el PRSC en el 2004. Para el PLD, sin embargo, la asociación interprovincial de sus votos se ha mantenido relativamente constante. 7 Al igual que el coeficiente de correlación común, el índice de Moran adopta valores en el intervalo [-1, 1]. Puede mostrarse que el índice de Moran normalizado sigue una distribución normal con media 0 y varianza 1, por lo cual sus resultados empíricos pueden usarse para someter a prueba la hipótesis de existencia de autocorrelación espacial. La referencia clásica en la literatura de autocorrelación espacial es Cliff y Ord (1981). Anselin (1988) es también una lectura instructiva. En el contexto latinoamericano, existe una creciente literatura, iniciada en Reis y Guzmán (1992) y resumida en Andersen et al. (2003), donde se utiliza el concepto de autocorrelación espacial para estudiar el desforestamiento de la selva amazónica. 12 Figura 4: Evolución Coeficiente de Autocorrelación Espacial (Moran) de resultados electorales, según partido (1966-2004) 50.0 40.0 Moran 30.0 20.0 10.0 0.0 -10.01966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002 -20.0 Año de elección PRD PRSC PLD TABLA 3: EVOLUCION INDICE DE AUTOCORRELACION ESPACIAL EN PORCENTAJE DE VOTOS, SEGUN PARTIDO (1966-2004) Coeficiente de Moran PRD PRSC PLD Elecciones 1966 41.3 41.1 1978 27.9 31.1 1982 38.6 26.4 1986 27.5 9.4 1990 14.5 21.3 1994 7.7 -1.6 1996 7.5 39.9 2000 -10.2 1.7 2004 19.4 -9.3 -1.5 17.9 21.1 30.0 9.6 38.3 12.6 16.1 El mismo mensaje emerge de forma gráfica al contrastar los resultados de una provincia con los resultados de sus provincias vecinas, definiendo esas últimas como aquellas provincias que colindan geográficamente con la provincia considerada. Esto se representa en la Figura 5(a)-(f), donde se muestra la relación para algunos años ilustrativos. El eje vertical de esas gráficas indica el porcentaje promedio obtenido por un partido en una provincia, en tanto el eje horizontal representa el porcentaje de votos obtenido en las provincias vecinas. En general, se observa que la asociación es positiva: mientras mayor es el porcentaje de votos promedio de las provincias vecinas, mayor el porcentaje de votos de la provincia en cuestión. No obstante, puede ser mostrado que para las primeras elecciones existe una fuerte asociación positiva, mientras que en los torneos electorales más recientes se presenta una asociación más débil, llegando a ser negativa para el PRD y el PRSC en el año 2000. Para el PLD, sin embargo, la asociación es siempre positiva. Combinado con la evolución del índice de Moran, antes presentado, 13 esto sugiere de forma definitiva un mayor grado de cohesión geográfica en la votación obtenida por esa última agrupación, en comparación con los demás partidos. Figura 5(b): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PRD - 2000) Figura 5(a): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PRD - 1966) 60 70 Porcentaje de votos por provincia Porcentaje de votos por provincia 80 60 50 40 30 20 10 0 55 50 45 40 35 30 20 25 30 35 40 45 50 55 60 37 38 39 40 % de votos Linea 45 grados 41 42 43 44 45 46 47 Porcentaje PRD en provincias vecinas Porcentaje PRD en provincias vecinas % de votos Tendencia Figura 5(c): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PRSC - 1966) Linea 45 grados Tendencia Figura 5(d): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PRSC - 2000) 40 75 Porcentaje de votos por provincia Porcentaje de votos por provincia 85 65 55 45 35 25 15 35 30 25 20 15 10 35 40 45 50 55 60 65 70 75 14 16 18 Porcentaje PRSC en provincias vecinas % de votos Linea 45 grados Tendencia % de votos Figura 5(e): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PLD - 1982) 30 20 22 24 26 28 30 Porcentaje PRSC en provincias vecinas Linea 45 grados Tendencia Figura 5(f): Porcentaje de votos en cada provincia vs porcentaje votación en provincias vecinas (PLD - 2000) Porcentaje de votos por provincia Porcentaje de votos por provincia 48 25 20 15 10 5 0 43 38 33 28 23 18 13 2 4 6 8 10 12 14 16 18 18 20 22 % de votos Linea 45 grados Tendencia 24 26 28 30 32 34 Porcentaje PLD en provincias vecinas Porcentaje PLD en provincias vecinas % de votos Linea 45 grados Tendencia 14 36 38 Por otra parte, el análisis precedente se basa en el concepto de vecindad geográfica, considerando como “vecinas” a aquellas provincias territorialmente contiguas. Para nuestros fines, sin embargo, es también importante indagar la posibilidad de “vecindades” no territoriales: esto es, homogeneidad entre provincias que no son geográficamente vecinas, pero que tienen comportamientos similares en función de otras características. Por ejemplo, las provincias turísticas podrían tener intereses comunes y exhibir por tanto patrones de votación semejantes, aunque estén geográficamente distantes. En términos estadísticos, tales provincias constituirían un “cluster” o “conglomerado”; es decir, un conjunto de provincias que se comportan de forma similar entre sí, pero que muestran diferencias notables con respecto a las demás8. En ese sentido, un análisis de los diez procesos electorales entre 1966 y 2004 permite identificar tres “clusters” o “conglomerados” de provincias, cuyo comportamiento electoral es resumido en las Figuras 6 y 7. Las provincias en el primer cluster son aquellas provincias que en las primeras elecciones (hasta 1982) votaron por el PRD en mayor proporción que las demás provincias, pero que a partir de 1986 otorgaron a ese partido un porcentaje igual o inferior al que le otorgó el resto del país -al tiempo que pasaban a votar por el PLD en mayor proporción que las provincias restantes. Esas provincias podrían ser denominadas como “perredeistas desilusionadas”. El segundo cluster esta formado por provincias moderadas, las cuales tienden a fluctuar entre los extremos representados por los otros clusters. Así, en la Figura 6 puede notarse que el porcentaje de votos del PRD y del PRSC en estas provincias tiende a estar en el medio de los respectivos porcentajes obtenidos por esos partidos en los demás clusters 1 y 3. Por consiguiente, es razonable denominar el cluster 2 como “provincias moderadas o promedio”. El tercer cluster contiene un grupo de provincias que persistentemente ha votado por el PRSC en mayor proporción que las demás provincias, por lo cual podrían ser denominadas “reformistas persistentes”9. En 1966, por ejemplo, el PRSC obtuvo cerca de 67% de los votos en las provincias del cluster 3, mientras que sólo obtuvo 28.8% en el cluster 1 y 60.4% en el cluster 2. Similarmente, en el 2004 el PRSC obtuvo 10.8% de los votos de las provincias en el cluster 3, mientras que sólo obtuvo 6.4% en el cluster 1 y 9.5% en el cluster 2. Es interesante destacar que, contrario a la posibilidad antes planteada, la representación gráfica de los conglomerados revela una clara asociación geográfica: las provincias en el cluster 1 (“Perredeístas Desilusionadas”) se agrupa alrededor del Distrito Nacional, aquellas en el cluster 3 (“Reformistas Persistentes”) se agrupan en la zona fronteriza, con la excepción de Samaná, en tanto que las provincias en el cluster 2 (“Moderadas o Promedio”) se encuentran en el centro del país y en la parte Este. Este patrón geográfico 8 Los clusters fueron identificados aplicando el procedimiento de k-medias, en SPSS, a la base de datos con los porcentajes de votos de cada partido político. 9 Esto no significa que el porcentaje de votos del PRSC en esas provincias sea mayor que el porcentaje de los demás partidos, sino que el porcentaje de votos del PRSC en ellas es mayor que el porcentaje del PRSC en las demás provincias. 15 refleja el alto grado de correlación espacial que existió en los primeros procesos electorales considerados, pero también sugiere que el nivel de autocorrelación espacial en los resultados electorales es todavía alto a pesar de haberse debilitado a lo largo del tiempo. Mapa 2: Clasificación de las provincias en clusters según comportamiento electoral (1966-2004) Símbolos Símbolos Perredeistas desilusionadas Moderadas Reformistas persistentes Figura 6: Evolución de la distribucion de votos según conglomerado de provincias (1966-2004) clusters 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 100% 80% % 60% 40% 20% PRD PR PLD 20 04 20 00 19 96 19 94 19 90 19 86 19 82 19 78 19 66 0% OTROS 16 Figura 7(a): Evolución porcentaje de votos PRD según cluster (1966-2004) 70.0 60.0 % 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 1966 1978 1982 1986 CLUSTER 1 1990 1994 CLUSTER 2 1996 2000 2004 CLUSTER 3 Figura 7(b): Evolución porcentaje de votos PRSC según cluster (1966-2004) 80.0 70.0 60.0 % 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 1966 1978 1982 1986 CLUSTER 1 1990 1994 CLUSTER 2 1996 2000 2004 CLUSTER 3 Figura 7( c): volución porcentaje de votos PLD según cluster (1966-2004) 60.0 50.0 % 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 1966 1978 1982 CLUSTER 1 1986 1990 1994 CLUSTER 2 1996 2000 2004 CLUSTER 3 17 V. PATRONES ECONOMICOS EN PREFERENCIAS ELECTORALES En las secciones precedentes, analizamos la influencia de factores temporales y espaciales sobre los resultados electorales. Esos factores pueden ser considerados inerciales, puesto que los mismos reflejan realidades históricas o territoriales que no dependen de las acciones concretas de los partidos políticos. Un paso necesario, por lo tanto, es incorporar al análisis la influencia de variables económicas cuyos valores sí dependen (o son considerados depender) de las acciones del gobierno. La gran importancia atribuida en el debate público al crecimiento del PIB, la tasa de inflación y el gasto del gobierno torna natural que nuestro análisis se centre en la posible influencia de las mismas sobre el porcentaje de votos del partido de gobierno. Dos acotaciones resultan necesarias. En primer lugar, dado que las variables económicas consideradas están generalmente correlacionadas entre sí, la asociación simple entre una de ellas y el porcentaje de votos del partido oficial podría ser engañosa. Por ejemplo, si se observa que la votación a favor del partido de gobierno tiende a ser mayor cuando se aumenta el gasto público, eso no necesariamente significa que el gasto público ha inducido una mayor votación: por el contrario, si el gasto público tiende a elevarse en los períodos de fuerte crecimiento del PIB, entonces es posible que la asociación positiva entre gasto público y los votos oficiales sea en realidad un reflejo de la influencia sobre dichos votos del crecimiento del PIB. Es por eso que los resultados en esta sección son simplemente sugestivos, pero no pueden ser considerados como evidencia de causalidad. En todo caso, es natural esperar que el crecimiento del PIB y el gasto público estarán positivamente asociados con el porcentaje de votos del partido en el gobierno, en tanto la inflación tendrá una asociación negativa con el mismo. En segundo lugar, es probable que la sensibilidad del voto oficial con respecto a las variables económicas sea distinta según el partido en el poder, en la medida en que las expectativas de la población con respecto a esos aspectos dependan de qué partido esté administrando el gobierno. Asi, por ejemplo, un brote inflacionario podría perjudicar más severamente la imagen de un partido de gobierno conservador cuya prédica enfatice la necesidad de estabilidad económica, que la imagen de un partido de gobierno de trayectoria populista. Esto hace conveniente analizar separadamente la asociación entre las distintas variables y los resultados electorales según el partido en el gobierno. Habiendo dicho esto, la Figura 8(a) muestra la asociación entre la tasa de inflación anual en distintos años electorales (o en los años previos a las elecciones) y el porcentaje de votos del partido de gobierno en las distintas provincias del país, para los años 1978, 1990, 1994 y 1996 -en los cuales el partido reformista ejercía el poder-, en tanto la Figura 8(b) presenta igual relación para los años 1982, 1986 y 2004 -en los cuales se tenían administraciones perredeistas al momento de los comicios10. En ambos casos, la línea a trazos ilustra la tendencia predominante en los datos, aunque esta, obviamente, no tiene significancia estadística dado el bajo número de observaciones. Se observa que, al 10 Un análisis grafico similar no resulta posible para el PLD, puesto que esta agrupación sólo ha sido gobierno en un proceso electoral. 18 considerar los gobiernos del PRD, la asociación entre la tasa de inflación y el promedio del porcentaje de votos del partido de gobierno en las distintas provincias es negativa: la votación oficial desciende grandemente en el año de más alta inflación (2004), en comparación con los niveles de votación en los años 1982 y 1986. No obstante, la asociación parece ser prácticamente nula en los gobiernos del PRSC, lo que sugeriría que el electorado no ha sido altamente sensible a la presencia de inflación en los gobiernos de ese partido. Por supuesto, esa conclusión está influenciada por el hecho de que en el año 1996 el porcentaje de votos reformista fue disminuido por factores coyunturales, dada la imposibilidad de postulación de su líder histórico y la ausencia de unidad en torno al candidato del partido11. Si se excluye ese año peculiar, la relación negativa entre la tasa de inflación y el porcentaje de votos del partido en el gobierno se hace evidente para los gobiernos de los dos partidos. Figura 8(a): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRD) vs Tasa de inflacion en ano de elecciones (1982-2004) 1986 60 80 1978 2004 1982 70 Porcentaje de votos por provincias Porcentaje de votos por provincias 70 Figura 8(b): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRSC) vs Tasa de inflacion en ano de elecciones (1978-2004) 50 40 ` 30 20 1990 1996 50 40 30 20 10 10 0 0 -10 1994 60 0 10 20 30 Tasa de inflacion 40 50 60 -10 0 10 20 30 40 50 60 70 Tasa de inflacion Un resultado semejante se encuentra al contrastar el porcentaje de votos del gobierno con el crecimiento de la actividad económica durante el año electoral o en los años inmediatamente precedentes. Esto es representado en las Figuras 9(a)-(b), que representan la asociación entre las tasas de crecimiento del PIB y los porcentajes de votos logrados por el candidato oficial en las distintas provincias del país, separando los datos según el partido en el poder al momento de las elecciones. En este caso, se observa nuevamente que la asociación es relativamente fuerte (y positiva) para el PRD y débil para el PRSC. Esto último es nuevamente un reflejo de la anomalía del 1996, en el cual el porcentaje de votos oficiales fue relativamente bajo a pesar de que en los años previos a las elecciones se experimentó una expansión vigorosa, con tasa de crecimiento del PIB cercana a 7%. 11 Este hecho excepcional probablemente influyó para que en 1996 (con inflación de 3.91%) el porcentaje de votos oficial fuese inferior al de 1990 (cuando la inflación fue cercana al 80%). 19 80 90 Figura 9(b): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRSC) vs Tasa de cecimiento del PIB en anos de elecciones (1978-2004) Figura 9(a): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRD) vs Tasa de crecimiento del PIB en ano de elecciones (1982-2004) 70 80 Porcentaje de votos por provincias Porcentaje de votos por provincias 1982 60 1986 2004 50 40 30 20 10 0 -2 -1 0 1 2 Tasa de crecimiento pib 3 4 1978 70 1990 1994 60 1996 50 40 30 20 10 0 -10 -8 -6 -4 -2 0 2 4 6 Tasa de crecimiento pib En lo que respecta a la influencia electoral del gasto público, el análisis se facilita por la disponibilidad de información sobre la inversión provincial del gobierno a partir del año 1986, a diferencia del crecimiento del PIB y la tasa de inflación para los cuales solo existen datos agregados a nivel nacional. Esto permite analizar la asociación entre gasto público y el resultado electoral en cada proceso electoral (para lo cual las distintas provincias proveen 30 observaciones), en vez de limitarnos al análisis de las series de tiempo. Una ventaja adicional es que en este caso es posile analizar la experiencia proporcionada en el gobierno del PLD, que debió ser ignorado en el análisis precedente por tener una única observación. La Figura 10(a) muestra los resultados electorales y el gasto de inversión pública para todos los periodos 1990-200412. Cada punto en la figura representa la combinación de un nivel de gasto per capita en una provincia (promediado para los dos años previos a las elecciones) y el porcentaje de votación otorgado por esa misma provincia al partido de gobierno. Por ejemplo, el punto indicado con una X corresponde a la provincia de Santiago Rodríguez en el año 2000, cuando el gobierno del PLD invirtió más de RD$9,000 per cápita en los años previos a las elecciones (a precios del 2003) y obtuvo alrededor de 27% de los votos. La línea recta representa el tipo de asociación entre las variables. En general, tal asociación aparenta ser positiva -mayor inversión pública está correlacionada con mayor porcentaje de votos- pero relativamente débil. De hecho, los niveles de gastos extremos están generalmente asociados con porcentajes de votaciones apenas 3 puntos porcentuales por encima del porcentaje de votos correspondientes a niveles de gasto per cápita real promedio. Pero ese resultado global esconde diferencias notables entre los distintos partidos. 12 Los datos de inversión pública per cápita son computados a partir de informaciones de la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRES), y sólo están disponibles a partir del 1986. Las cifras ignoran el gasto clasificado como “municipios diversos”, que corresponde a la inversión que no puede ser imputada a ninguna provincia específica. 20 8 10 De hecho, es posible mostrar que la asociación entre la inversión pública per cápita y el porcentaje de votos (aproximada heurísticamente por la inclinación de la línea de regresión lineal) es debilitada por un comportamiento anómalo en el gobierno del PRD (2004), cuando curiosamente se produjo una asociación negativa entre el gasto de inversión provincial per cápita y el porcentaje de votos del gobierno13. ¿Qué podría dar sentido a tal anomalía? Una posibilidad es que el gobierno de ese año haya decidido invertir más recursos en los lugares donde se sentía electoralmente más débil. Otra posibilidad es que la inversión realizado haya sido de muy pobre calidad. Figura 10(a): Porcentaje de votos partido en gobierno vs gasto de inversion publica per capita precios 2003 (1986-2004) Figura 10(b): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRD) vs gasto de inversion publica per capita precios 2003 (2004) Porcentaje de votos por provincias Porcentaje de votos por provincias 60 50 40 30 20 X 10 0 -10 990 1990 2990 3990 4990 5990 6990 7990 8990 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 -10.00 490.00 Figura 10(c): Porcentaje de votos partido en gobierno (PRSC) vs gasto de inversion publica per capita precios 2003 (1986-2004) Porcentaje de votos por provincias Porcentaje de votos por provincias 50 40 30 20 10 1990 2990 3990 4990 5990 6990 7990 Gasto de inversion publica per capita real 1,990.00 2,490.00 2,990.00 Figura 10(d): Porcentaje de votos partido en gobierno (PLD) vs gasto de inversion publica per capita precios 2003 (2000) 60 990 1,490.00 Gasto de inversion publica per capita real Gasto de inversion publica per capita real 0 -10 990.00 9990 8990 9990 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 -10 990 1,990 2,990 3,990 4,990 5,990 6,990 7,990 Gasto de inversion publica per capita real 13 O sea, las provincias que recibieron mayor inversión otorgaron un porcentaje de votos menor al promedio Un caso ilustrativo es el Distrito Nacional, donde invirtió uno de los mayores montos per cápita de ese año (RD$ 2049 a precios del 2003), pero obtuvo uno de los porcentajes de votos más bajos (27%). 21 8,990 9,990 VI. UN MODELO ECONOMETRICO DE PREFERENCIAS ELECTORALES El análisis anterior ilustró gráficamente la asociación entre el porcentaje de votos del gobierno y algunas variables económicas seleccionadas. Como antes indicado, sin embargo, la simple correlación de variables no permite estimar la influencia específica de los distintos factores, por lo cual es ahora conveniente un abordaje más formal que incorpore todas las variables de forma simultánea. Nuestra intención final es estimar una relación entre el porcentaje de votos logrados por el partido de gobierno en una provincia dada y las variables que potencialmente inciden sobre tal porcentaje, ya sea económicas (como el nível de gasto público, la tasa de crecimiento del PIB y la tasa de inflación), geográficas (el conglomerado al cual la provincia pertenece) y temporales (el porcentaje de votos obtenido por dicho partido en el proceso electoral anterior). Puesto que las tasas de inflación y de crecimiento del PIB no son computadas a nivel provincial, esto constituye una seria limitación de la data disponible. En adición, variables explicativas clave, como serían el gasto de inversión publicitaria de cada partido en las distintas provincias y a nivel nacional, no están disponibles. Estas limitaciones hacen evidente que será realmente imposible realizar una estimación precisa de las relaciones planteadas, y que en vez de un punto de llegada, la estimación a seguir debe ser vista como un punto de partida en la exploración de este terreno. Un inicio natural es considerar un modelo logístico en el cual la probabilidad de que un individuo vote por el partido de gobierno en una elección dada puede ser escrito como: Pi = 1/(1+e-βZ) donde Z es el vector de variables relevantes que supondremos depende de la provincia a la cual pertenezca el votante, y β es un vector de parámetros. Por consiguiente, puede también escribirse: Pi /(1- Pi ) = eβ Z, que equivale a: log (Pi /(1- Pi )) = β Z, Esta expresión se refiere a un individuo, pero el porcentaje de votos obtenido por el partido de gobierno en una provincia puede ser pensado como el resultado de observar varias veces el fenómeno para un dado valor de Z. Luego, dado que el número de votantes es “grande” en sentido estadístico, la probabilidad de que un individuo de una provincia vote por el partido de gobierno puede ser aproximada por la expresión: Piest = n/N, 22 donde n es el número de votos a favor del partido de gobierno y N el número total de votos validos en la provincia dada. En tal caso, la expresión ln(Pi /(1- Pi )) = β Z puede aproximarse a través de la regresión lineal: ln(Piest /(1- Piest)) j = β Zj + uj donde u sigue una distribución normal con media 0 y varianza N P (1-P), en tanto el subíndice representa las provincias. Puede ser mostrado que la perturbación estocástica uj es heterocedástica, por lo cual el modelo planetado no puede ser eficientemente estimado mediante Mínimos Cuadrados Ordinarios (Ordinary Least Squeares), pero sí por Mínimos Cuadrados Ponderados (Weighted Least Squares). El factor de ponderación para la observación correspondiente a la j-ésima provincia puede ser computado como: Wj=(N Piest (1- Piest)) j La Tabla 4 presenta los resultados de tres versiones del modelo esbozado. En todos los casos, la variable dependiente es el porcentaje de votos del partido de gobierno, cualquiera que este sea en un momento dado (PRD, PRSC o PLD). La regresión es estimada mediante datos provinciales. La data abarca los procesos electorales de 1990 en adelante, puesto que no se tiene información sobre el gasto público provincial para los procesos previos. La versión en Modelo I intenta capturar las posibles diferencias asociadas con el cluster al cual una provincia pertenece, incorporando un conjunto de variables dummies. Así, por ejemplo, la variable dummy DPRDSEG2 adopta un valor de 1 cuando se trate de una provincia del segmento 2 y el partido en el gobierno sea el PRD, pero vale 0 en cualquier otro caso; la variable dummy DPRSEG3 adopta un valor de 1 cuando se trate de una provincia del segmento 3 y el partido en el gobierno sea el PRSC; y así sucesivamente. Para evitar multicolinealidad, las provincias del segmento 2 cuando el partido de gobierno es el PRD son tomadas como la base con respecto a la cual se contrastan las demás situaciones. La especificación en Modelo I también incorpora el impacto sobre el porcentaje de votos en una provincia dada del porcentaje de votos obtenido en la misma provincia en la elección anterior. En ese sentido, se incorpora nuevamente la posible influencia de los clusters o conglomerados de provincias, de modo que la interacción del porcentaje anterior de votos y las variables dummies descritas en el párrafo anterior. Por último, las variables INFULTIMODOS, PIBCRECULTIMO y GASPCPRE2003 representan la tasa de inflación anual promedio del año de elección y el año anterior, la tasa de crecimiento del PIB en el año de elección y el gasto de inversión pública per cápita a precios del 2003 23 realizado por el gobierno en la provincia en los dos últimos años previos a las elecciones14. Los resultados de esta versión indican que las variables asociadas con los clusters no son estadísticamente significativas, mientras la tasa de inflación, tasa de crecimiento del PIB y el gasto de inversión pública sí lo son. Sin embargo, aunque la tasa de inflación y el gasto de inversión aparecen con el signo esperado, el coeficiente del PIB resulta negativo. Esto sugiere que, en general, la especificación del modelo podría ser mejorada. Tabla 4: ESTIMACION MODELO ECONOMETRICO DE PORCENTAJE DE VOTOS PARTIDO GOBIERNO Modelo I Modelo II Modelo III Variable Coeficiente t-Statistic P-value Coeficiente t-Statistic P-value Coeficiente t-Statistic P-value CONSTANTE 1.68 4.40 0.00 1.5866 25.95882 0 2.03799 27.36549 0 0.07 0.13 0.90 (0.09) (4.24) 0.00 DPRDSEG1 0.03 0.06 0.95 0.14 2.78 0.01 DPRDSEG3 DPRSEG1 0.16 0.38 0.70 (0.59) (17.76) 0.00 (0.31) (0.79) 0.43 (0.51) (16.34) 0.00 DPRSEG2 DPRSEG3 (0.34) (0.78) 0.44 (0.43) (8.94) 0.00 (0.85) (1.83) 0.07 0.04 1.21 0.23 DPLDSEG1 DPLDSEG2 0.32 0.82 0.42 (0.04) (1.36) 0.18 0.06 0.09 0.93 0.15 2.13 0.03 DPLDSEG3 PORCENTAJE DE VOTOS ELECCION ANTERIOR 0.01 1.06 0.29 0.01 5.94 0.00 0.00 2.67 0.01 DPRDSEG1*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR (0.00) (0.31) 0.76 (0.00) (4.67) 0.00 DPRDSEG3*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR 0.00 0.20 0.84 0.00 2.96 0.00 DPRSEG1*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR (0.02) (2.07) 0.04 (0.01) (17.71) 0.00 DPRSEG2*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR (0.00) (0.48) 0.63 (0.01) (16.04) 0.00 DPRSEG3*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR (0.00) (0.15) 0.88 (0.01) (7.81) 0.00 DPLDSEG1*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR 0.02 1.90 0.06 0.00 1.87 0.06 DPLDSEG2*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR (0.01) (1.00) 0.32 (0.00) (1.18) 0.24 DPLDSEG3*PORCENTAJE VOTOS ELECCCION ANTERIOR 0.00 0.24 0.81 0.01 3.42 0.00 INFULTIMODOS (0.06) (25.86) 0.00 (0.06) (31.54) 0.00 (0.06) (31.36) 0.00 PIBCRECULTIMO (0.28) (26.38) 0.00 (0.28) (32.48) 0.00 (0.30) (32.19) 0.00 GASPCPRE2003 0.0000167 2.56 0.01 0.0000050 0.79 0.43 0.0000087 1.35 0.18 Weighted Statistics R-squared Adjusted R-squared S.E. of regression Sum squared resid Log likelihood Durbin-Watson stat F-statistic 0.99 0.98 0.08 0.91 170.12 1.86 120.11 0.98 0.98 0.09 1.11 155.02 1.79 171.76 0.98 0.98 0.09 1.12 154.26 1.76 Unweighted Statistics R-squared 0.70 Adjusted R-squared 0.66 0.13 S.E. of regression 1.43 Durbin-Watson stat DiSEGj = 1 si el partido de gobierno ies y la provincia pertenece al conglomerado j ; 0 en caso contrario. 0.64 0.61 0.14 1.33 0.65 0.62 0.14 1.31 La alternativa en el Modelo II excluye el efecto de “nivel” de las variables dummies correspondientes a los clusters/partido, pero preserva la interacción de esas variables con el porcentaje de votos en la elección previa. Además, se preserva las variables económicas relativas a la tasa de inflación, crecimiento del PIB y gasto de inversión pública. En este caso, la mayoría de las variables incorporadas resultan estadísticamente significativas. Nuevamente, los impactos de la inflación y del gasto público tienen los signos esperados, mientras que la asociación entre el porcentaje de votos y la tasa del crecimiento del PIB es negativa -contradiciendo la presunción más común. El gasto público no es significativo a niveles convencionales de significación. Finalmente, la versión en el Modelo III incorpora el efecto de nivel de las variables dummies correspondientes a los clusters/partidos, pero ignora el impacto de esas variables sobre el coeficiente del porcentaje de votos de la elección anterior. Los resultados para las variables económicas inflación, PIB y gasto público son semejantes en magnitud y signo a los obtenidos en la versión II. 14 Los resultados son invariables ante el uso de medidas alternativas para esas variables, como serían la inflación del año de elección o la tasa de crecimiento del PIB en los dos últimos años, etc. 24 El hecho de que la tasa de crecimiento del PIB aparezca con signo negativo en todas las estimaciones es probablemente un accidente estadístico causado por el porcentaje de votos relativamente bajo logrado por el PLD en el año 2000, cuando la tasa de crecimiento del PIB fue sin embargo sumamente alta. Esto es interpretado erróneamente por el modelo como un impacto negativo del PIB sobre el porcentaje de votos del gobierno. La intuición señala que en presencia de mayor volumen de datos (incluyendo, en particular, datos correspondientes a otro momento en el cual el PLD haya sido gobierno), la asociación negativa espuria entre PIB y porcentaje gubernamental de votos probablemente desaparecería. En resumen, la estimación econométrica sugiere un cierto impacto de las variables económicas sobre los resultados electorales, pero las limitaciones de la data impiden una estimación precisa. Avances en la dirección correcta requieren, como elemento mínimo, la inclusión de variables que aproximen la actividad económica y el gasto publicitario de cada partido a nivel de cada provincia. VII. CONCLUSIONES Este artículo ha estudiado desde una perspectiva estadística los resultados de las elecciones presidenciales dominicanas en el período 1966-2004. El análisis ha centrado su atención en la influencia separada de tres dimensiones (temporal, espacial y económica), las cuales son luego combinadas a través de un modelo econométrico exploratorio. En la dimensión temporal, se ha mostrado que, si las reglas de evolución estimadas para el período histórico persistieran en el largo plazo, el porcentaje de votos del PRD tendería a fluctuar alrededor de 37%, el porcentaje del PLD alrededor de 28% y el PRSC alrededor de 23%. Asimismo, se ha mostrado que el grado de fluctuación alrededor del porcentaje de convergencia es distinto para los diferentes partidos, con el porcentaje de votos del PRSC siendo más volátil que el porcentaje obtenido por los otros dos partidos. En la dimensión espacial, el estudio del comportamiento electoral de las distintas provincias ha permitido identificar tres conglomerados o clusters diferenciados. El primer cluster está formado por las provincias consideradas “perredeistas desilusionadas”, que hasta 1982 votaron por el PRD en mayor proporción que las demás provincias, pero que a partir de 1986 otorgaron a ese partido un porcentaje inferior al que le otorgó el resto del país. El segundo cluster esta formado por provincias moderadas, las cuales tienden a fluctuar entre los extremos representados por los otros clusters. Por último, el tercer cluster contiene un grupo de provincias que persistentemente ha votado por el PRSC en mayor proporción que las demás provincias, por lo cual podrían ser denominadas “reformistas persistentes”. La localización geográfica de los clusters evidencia un alto grado de autocorrelación espacial, en el sentido de que el comportamiento electoral de una provincia está altamente correlacionado con el de las provincias colindantes. Sin embargo, el grado de autocorrelación espacial ha tendido a debilitarse a lo largo del tiempo, lo que sugiere que progresivamente las provincias tienden a votar sobre la base de preferencias o intereses individuales, más que regionales. 25 Finalmente, en la dimensión económica, el análisis ha identificado heurísticamente una asociación negativa entre la tasa de inflación sobre el porcentaje de votos obtenido por el partido de gobierno, junto a una asociación positiva de esta última con el crecimiento del PIB y el nivel de inversión pública provincial. En el año 2004, sin embargo, se presenta la aparente anomalía de una asociación negativa entre el gasto de inversión provincial per cápita y el porcentaje de votos del gobierno. En ese sentido, varias hipótesis son planteadas, incluyendo la posibilidad de que el gobierno de turno en ese entonces (PRD) haya tendido a invertir más recursos precisamente en los lugares donde se sentía electoralmente más débil, que la inversión realizada haya sido de muy pobre calidad o que la relación entre el gasto y la votación oficial haya sido obscurecida por la ausencia de información sobre otras variables –como, por ejemplo, el gasto en publicidad. Los ingredientes anteriores fueron posteriormente combinados en un análisis econométrico. La estimación econométrica apunta hacia la hipótesis de un cierto impacto de las variables económicas sobre los resultados electorales, pero las limitaciones de la data impiden una estimación precisa. Por consiguiente, se postula la necesidad de incorporar al análisis informaciones clave que en la actualidad no están disponibles. Estas conclusiones son obviamente derivadas de la experiencia histórica, por lo cual una pregunta relevante es si sus bases objetivas continúan siendo válidas. Esto es aún más relevante en virtud de la desaparición de los líderes tradicionales de las tres principales agrupaciones políticas. Sobre el particular, es posible conjeturar que las fuerzas socioeconómicas que fueron tradicionalmente encarnadas en los líderes desaparecidos continúan latentes, y eventualmente se aglutinarán en torno a otros liderazgos. En esa concepción, los líderes desaparecen pero las fuerzas sociales que los sustentaron simplemente evolucionan, y la observación del patrón histórico representa por consiguiente un insumo importante para entender las tendencias futuras. Por otra parte, es también posible argumentar que la coyuntura actual representa un punto de inflexión con respecto al pasado, del cual surgirá una dinámica política radicalmente distinta, en la cual las fuerzas sociales se aglutinarán de forma imprevisible en torno a nuevos liderazgos. Infelizmente, la respuesta a esta disyuntiva se encuentra en un futuro al que todavía no tenemos acceso. Propongo retomar la discusión dentro de treinta años. VIII. BIBLIOGRAFIA Andersen, Lykke E., Clive W. J. Granger, Eustaquio J. Reis, Diana Weinhold, Sven Wunder (2003). The Dynamics of Deforestation and Economic Growth in the Brazilian Amazon. Cambridge University Press. Cambridge USA. Anselin, Luc (1988). Spatial Econometrics: methods and models. Kluwer Academic Publishers. Cliff, A. D y J. K. Ord (1981). Spatial Processes: models and applications. Pion Limited. London. 26 Jiménez Polanco, Jacqueline (1999). Los Partidos Políticos en la República Dominicana. Editora Centenario. Santo Domingo. D.N. Justo Duarte, Amaury (1998). Partidos Políticos en la Sociedad Dominicana (18441998). Editora Universitaria – UASD. Santo Domingo. D.N. Reis, Eustaquio J. y Rolando M. Guzmán (1992). An Econometric Model of Amazon Deforestation. Instituto de Pesquisa Economica Aplicada (IPEA). Documento para Discussao 165. Rio de Janeiro. 27