s tu dio Es u m e nt oc os y Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes Abelardo Delgado Pacheco Garrigues (Madrid) capítulo XIX D El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes 1. Trascendencia de la nueva estructura del IRPF Como no podía ser de otro modo, el IRPF resultante de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, descansa en la distinción clásica entre personas residentes y no residentes, de suerte que las primeras quedan sujetas al impuesto por su renta mundial, es decir, tanto por la renta de fuente española como por aquella de fuente extranjera, sin perjuicio de la aplicación de los métodos para evitar la doble imposición previstos en nuestra legislación doméstica o en un Convenio para Evitar la Doble Imposición (CDI) que sea de aplicación. Por el contrario, las personas no residentes, así como las entidades que tampoco residan fiscalmente en España, quedan sujetas al Impuesto sobre la Renta de no Residentes (IRNR) y por ello tributan en España sólo por su renta de fuente española, tal y como resulte de los criterios de sujeción del artículo 13 del Texto Refundido del IRNR (TRIRNR) y del CDI que, en su caso, resulte de aplicación. Sin embargo, la última reforma del IRPF incorpora ya una novedad decisiva cuando ahonda en la división del impuesto, de acuerdo con un modelo claramente dual. En mi opinión, esta concepción dual del IRPF viene de lejos. No parece justo achacar a esta reforma un trato de favor para las rentas del capital, olvidando que ya con anterioridad las ganancias patrimoniales quedaban excluidas de la tarifa del impuesto y sujetas a un tipo proporcional que, últimamente, había quedado fijado en el 15 por 100. La calificación como ganancias patrimoniales, de las rentas procedentes del reembolso o transmisión de participaciones en fondos de inversión, extendía de hecho ese régimen a todas las rentas del capital susceptibles de obtenerse a través de estas instituciones de inversión colectiva, sin perjuicio además del papel de otras 351 Analistas Económicos de Andalucía instituciones de este tipo como las SICAV. En suma, el régimen fiscal había encauzado el ahorro hacia esas instituciones y generalizado la aplicación del tipo proporcional, aplicable a la entonces llamada parte especial de la base liquidable. El legislador de 2006 ha tratado en realidad de avanzar en el camino de la neutralidad en el tratamiento fiscal de las rentas del ahorro. Si antes la llamada rentabilidad financiero-fiscal quedaba condicionada por el régimen fiscal aplicable a cada forma o producto de inversión, según la calificación de la renta, se trataría ahora de otorgar el mismo régimen fiscal a todas las rentas del ahorro, dando así mayor transparencia a los mercados financieros. Cualquier renta del ahorro, queda sujeta al tipo del 18 por 100, ya se trate de dividendos, intereses, rentas procedentes de seguros de vida y operaciones de capitalización o verdaderas ganancias patrimoniales. Sin embargo, la neutralidad fiscal plena no va a lograrse, sobre todo en la medida en la cual, por una parte, las rentas procedentes de instituciones de inversión colectiva mantienen el régimen especifico previsto en el artículo 94 de la Ley del IRPF, que permite sobre todo diferir la tributación, y, por otra, las rentas calificadas como rendimientos del capital inmobiliario quedan fuera de la renta del ahorro y formando parte de la llamada renta general. En efecto, de acuerdo con los artículos 44 a 46 de la Ley del IRPF, las rentas del contribuyente se clasifican bien como renta general o bien como renta del ahorro. Son rentas del ahorro los rendimientos del capital mobiliario, salvo los mixtos previstos en el artículo 25.4 de la Ley del IRPF, así como las ganancias y pérdidas patrimoniales que procedan de la transmisión de elementos patrimoniales. Se suprime así la distinción entre ganancias patrimoniales a corto y a largo plazo, si bien esta distinción mantiene ciertos e importantes efectos en el seno del Impuesto sobre el Patrimonio a los efectos del límite conjunto de ambos tributos. Las demás rentas serán renta general, terreno en el que como hemos dicho quedan los rendimientos del capital inmobiliario. 352 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes La llamada renta del ahorro, comprende, pues, cuatro conceptos clásicos en el terreno de la rentabilidad de los productos financieros. En primer lugar, son renta del ahorro los dividendos, cuya tributación se simplifica transformándose radicalmente. Tras la reforma, el dividendo bruto queda sujeto al tipo del 18 por 100, sin aplicación posterior de la deducción para evitar la doble imposición sobre dividendos ni consideración alguna en el IRPF a la tributación previa de esa renta en la sociedad que ha distribuido los dividendos. Como es sabido, dos son seguramente las razones de esta opción del legislador. Por una parte, el legislador se ha fijado en los dividendos procedentes de inversiones financieras y ha compartido la idea de que en estos casos el inversor prescinde de la tributación societaria anterior, atendiendo a la rentabilidad por dividendos de su inversión. Por supuesto, esta visión no es correcta en el caso de sociedades cerradas o inversiones no financieras, pero en estos supuestos la reducción del tipo del Impuesto sobre Sociedades, unida al tipo proporcional de la renta del ahorro, da lugar a una tributación global normalmente por debajo de la que resultaría de aplicar la tarifa del impuesto a unas rentas que, desde una perspectiva económica, son rentas mixtas principalmente procedentes de una actividad económica. Por otra parte, el legislador español, como luego veremos, remedia de esta manera el problema de los dividendos de fuente extranjera, terreno en el cual el Derecho comunitario exigiría la ausencia de cualquier discriminación en el trato fiscal de los dividendos atendiendo a la residencia de la sociedad que los distribuye. En todo caso, nos hallamos ante una renta del ahorro y en ningún caso es aplicable la deducción para evitar la doble imposición. En segundo lugar, la renta del ahorro comprende los intereses, tan ampliamente definidos como aparecen en el artículo 25 de la Ley del IRPF. Sólo hay que recordar que no son renta del ahorro, por disposición expresa del artículo 46, a), los rendimientos de este tipo procedentes de entidades vinculadas. Junto a ellos, y en tercer lugar, son renta del ahorro los rendimientos procedentes de operaciones de seguro y capitalización. En aras de la 353 Analistas Económicos de Andalucía neutralidad, estas operaciones de seguro pierden su tradicional régimen específico, sin perjuicio de las normas transitorias que se establecen para contratos de seguro celebrados con anterioridad al 20 de enero de 2006. Por último, la renta del ahorro incluye las ganancias y pérdidas patrimoniales, sin que a estos efectos la ley distinga entre ganancias o pérdidas a corto o a largo plazo. El único matiz, importante, es que aquellas han de proceder de la transmisión de elementos patrimoniales, lo que lleva a la renta general las ganancias derivadas del juego y tal vez otras sin que sea hoy una cuestión clara cuáles puedan ser sobre todo en el terreno de los productos financieros. 2. Significado de la reforma para las rentas del ahorro de fuente extranjera Si la reforma del IRPF en 2006 ha afectado principalmente a las ahora clasificadas como rentas del ahorro, desde una perspectiva internacional han sido, pues, esas mismas rentas del ahorro, cuando son de fuente extranjera, las más afectadas por la reforma. Como ya hemos tenido ocasión de anticipar, la reforma asume la conveniencia de una mayor neutralidad en el tratamiento fiscal de las rentas del ahorro. En particular, el legislador español opta por equiparar los dividendos a cualquier otra renta del ahorro, para, de esta manera, tratar igualmente a los dividendos con independencia de su fuente, sean pues distribuidos por una entidad residente o no residente. En suma, tras la reforma, todas las rentas del ahorro son tratadas, en principio, igualmente, cuando son percibidas por una persona física residente. Tales rentas, como rentas del ahorro, se integran en la base liquidable del ahorro y son gravadas al 18 por 100. Este principio ni siquiera se excepciona para las rentas del ahorro procedentes de paraísos fiscales o territorios de nula tributación o sin un efectivo intercambio de información. Ahora bien, este principio sí ofrece algunos matices o salvedades. 354 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes Un primer matiz viene dado por el peculiar sistema de retención que se conserva para los rendimientos del capital mobiliario y las ganancias patrimoniales sujetas a retención. Así, el artículo 76 del Reglamento del IRPF, aprobado por Real Decreto 439/2007, de 30 de marzo, dispone que están obligadas a retener las entidades depositarias meramente pagadoras de estas rentas sujetas a retención, cuando sean depositarias de valores extranjeros propiedad de residentes en territorio español o tengan a su cargo la gestión de cobro de las rentas derivadas de dichos valores, siempre que tales rentas no hayan soportado retención previa en España. El mismo artículo 76, en su apartado 2, dispone que, en particular, este deber alcanza, a las siguientes personas o entidades: a) En el caso de instituciones de inversión colectiva domiciliadas en el extranjero, a las entidades comercializadoras o los intermediarios facultados para la comercialización de las acciones o participaciones de aquellas y, subsidiariamente, a la entidad o entidades encargadas de la colocación o distribución de los valores entre los potenciales suscriptores, cuando efectúen el reembolso. b) En el caso de gestoras que operen en régimen de libre prestación de servicios, al representante designado de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 55.7 y la disposición adicional segunda de la Ley 35/2003, de 4 de noviembre, de Instituciones de Inversión Colectiva. c) En el supuesto de operaciones realizadas en España por entidades aseguradoras que operen en régimen de libre prestación de servicios, deberá practicar la retención o ingreso a cuenta el representante designado de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 86.1 del Texto Refundido de la Ley de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados. d) Finalmente, en el caso de operaciones realizadas por fondos de pensiones domiciliados en otro Estado miembro de la Unión 355 Analistas Económicos de Andalucía Europea, deberá practicar la retención o ingreso a cuenta el representante que hayan designado conforme al párrafo cuarto del artículo 99.2 de la Ley del Impuesto. En consecuencia, la perseguida neutralidad fiscal en el tratamiento de las rentas del ahorro, no impide, actualmente, que esas rentas, cuando son de fuente extranjera, puedan verse sometidas a una doble retención. Por un lado, esa renta puede estar sujeta a retención en el Estado de la fuente, al ser percibida por una persona no residente. Por otro, esa renta, sobre su importe bruto, puede ser sometida a imposición en España, en sede del depositario pagador, de haberlo. Luego, el perceptor residente en España, podrá recuperar, en su caso, el impuesto extranjero a través de la deducción para evitar la doble imposición internacional, prevista en el artículo 80 de la Ley del Impuesto y, por otra parte, el pago a cuenta del IRPF, como tal pago a cuenta, minorado de la cuota líquida como la propia deducción anterior. Por supuesto, en última instancia, el tratamiento en el IRPF de una renta de fuente extranjera no puede diferir del correspondiente a una renta del ahorro de fuente española, pero, en términos financieros sí puede existir una cierta diferencia, siendo menor la renta neta inicialmente percibida. En todo caso, conviene recordar que el legislador español en 2006 ha reaccionado ante las exigencias del TJCE sobre el tratamiento de los dividendos de fuente extranjera. Máximo exponente de esta doctrina del TJCE había sido la Sentencia de 7 de septiembre de 2004, en el caso Manninen, reiterada recientemente por la de 6 de marzo de 2007, en el caso Wienand Meilicke. Como dice el fallo de esta última Sentencia, el Derecho comunitario se opone a una normativa fiscal en virtud de la cual, cuando una sociedad de capital reparte dividendos, el accionista sujeto pasivo en un Estado miembro por obligación personal obtiene un crédito fiscal, calculado en función del tipo impositivo de los beneficios distribuidos en concepto de impuesto sobre sociedades, si la sociedad que los distribuye está establecida en el mismo Estado miembro, pero no si 356 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes dicha sociedad está establecida en otro Estado miembro. Recordemos que a efectos de socios sujetos al Impuesto sobre Sociedades, esta doctrina de equiparación del trato dado a los dividendos es la misma, como ha puesto de manifiesto, aunque sea desde la perspectiva del Estado de la sociedad que reparte los dividendos, la Sentencia de 14 de diciembre de 2006, en el caso Denkavit Internacional BV/Denkavit France SARL. De esta manera, ante la perspectiva de tener que reconocer una deducción o mecanismo para paliar la doble imposición, en el caso de dividendos distribuidos por sociedades europeas, el legislador español ha preferido eliminar del IRPF cualquier instrumento de integración IRPF-Impuesto sobre Sociedades, optando por tratar a todos los dividendos como una renta del ahorro, sin más especialidad. Por supuesto, esta opción legislativa ha abierto el debate acerca de si no se rompe así el equilibrio entre financiación propia y ajena de las entidades, con una preferencia por la financiación ajena, que genera unos intereses deducibles en el impuesto sobre sociedades del pagador y sujetos igualmente al tipo proporcional del 18 por 100. Sin que sea posible que nos extendamos aquí acerca de esta cuestión, sí hemos de decir que ese equilibrio depende de otros factores, sobre todo en el caso de sociedades cotizadas, en las cuales el accionista participa con una expectativa no sólo de dividendos sino de revalorización de la propia acción, revalorización inviable en el caso de valores representativos de la cesión de capitales. Por otro lado, en el caso de sociedades cerradas, donde la objeción sería más cierta, no debemos olvidar que el artículo 46 de la Ley del Impuesto impide considerar como renta del ahorro los intereses derivados de la cesión de capitales a favor de entidades vinculadas. 3. Cuatro casos especiales de rentas del ahorro/rentas generales Un primer supuesto en el cual el esquema resultante de la nueva Ley del IRPF presenta algunas peculiaridades es el del tratamiento de las aportaciones, contribuciones o prestaciones vinculadas a planes de 357 Analistas Económicos de Andalucía pensiones, siempre desde esta perspectiva de las rentas de fuente extranjera. Inicialmente, la ley del impuesto reservaba el tratamiento propio de los planes de pensiones a los regulados por la ley española. De nuevo, exigencias del Derecho comunitario han obligado al legislador a ampliar esta previsión, extendiéndola a los planes de pensiones de empleo, armonizados por la directiva 2003/41/CE, de 3 de junio de 2003. Las contribuciones de las empresas promotoras a estos planes, así como las aportaciones de los partícipes y las prestaciones quedan sujetas al mismo régimen fiscal que en el caso de planes de pensiones españoles, régimen basado en la idea de diferir la tributación hasta el momento de ocurrir la contingencia correspondiente con percepción de las prestaciones que correspondan. No obstante, esta previsión deja fuera otros planes de pensiones europeos o no, cuya tributación por otra parte no se contempla en la Ley del impuesto. Lógicamente, este tratamiento fiscal debe construirse atendiendo a la naturaleza económica de la figura. Rechazada la reducción de la base imponible como consecuencia de estas contribuciones o aportaciones, esas contribuciones constituirán una renta del trabajo en especie para el perceptor, tributando las prestaciones, en su momento, por la diferencia entre lo percibido y el importe de las contribuciones o aportaciones realizadas, atendiendo a la forma de esas prestaciones según se trate de un capital o de una renta vitalicia o temporal. Un caso semejante es el de los seguros de vida. Como ya hemos anticipado, el seguro de vida pierde sus especialidades fiscales con la reforma. De acuerdo con el artículo 25.3 de la Ley del impuesto, en relación con el 46 de la misma Ley, los rendimientos de estos seguros u operaciones de capitalización constituyen una renta del ahorro, sujeta al impuesto sin reducción alguna. Cuando se perciba un capital, el rendimiento será igual a la diferencia entre la suma recibida y las primas pagadas. Cuando se obtenga una renta vitalicia o temporal, inmediata o diferida, habrán de aplicarse las reglas y porcentajes previstos en el propio artículo 25 de la Ley del impuesto. 358 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes Como contrapartida a la pérdida de sus especialidades fiscales, el legislador crea para el sector asegurador un producto fiscal nuevo, denominado Planes Individuales de Ahorro Sistemático, regulado por la disposición adicional tercera de la Ley del impuesto. En el caso de un PIAS, los primas anuales de este seguro de vida pueden ascender a 8.000 euros, sin reducción alguna, consistiendo el beneficio fiscal en la exención de la rentabilidad obtenida, sin que la duración del contrato pueda ser inferior a diez años ni las primas pagadas exceder de 240.000 euros. Al término del contrato, deberá constituirse una renta vitalicia, no tributando la rentabilidad acumulada hasta ese momento, aunque sí la que se genere después mientras se satisfaga esa renta. Desde la perspectiva internacional que nos importa, la Ley del impuesto sólo asimila a los seguros de vida, sujetos a la ley española, los celebrados por entidades aseguradoras que operen en régimen de libre prestación de servicios. Sin embargo, en el caso de seguros de vida concertados por una persona residente y sujetos a una ley distinta de la española, su régimen fiscal deberá ser el que corresponda a la naturaleza jurídica y económica de la operación. A nuestro juicio, ante operaciones idénticas o análogas a un seguro de vida u operación de capitalización, deberá gravarse la capacidad económica puesta de manifiesto por el contribuyente, con arreglo al mismo régimen previsto para esas operaciones en el artículo 25 de la Ley del impuesto, con la consiguiente calificación de estas rentas como rentas del ahorro, aunque sean de fuente extranjera. Un supuesto atípico y extraño lo encontramos fuera de la Ley del IRPF, en la propia del Impuesto sobre Sociedades, cuando regula el régimen especial de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE). La Ley 35/2006 ha modificado el artículo 118 del TRLIS para establecer que en el caso de dividendos procedentes de una ETVE y percibidos por una persona física residente, se considerarán renta general con la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición internacional, en los términos previstos en la Ley del IRPF, 359 Analistas Económicos de Andalucía respecto de los impuestos pagados en el extranjero por la ETVE y que correspondan a las rentas que hayan contribuido a la formación de los beneficios distribuidos. A nuestro juicio, esta exclusión de los dividendos de una ETVE del campo de la renta del ahorro carece de una justificación clara y suficiente. Podría pensarse que nos hallamos ante una consecuencia del deseo del legislador de no ver a una persona física residente como socio o accionista de una ETVE. No obstante, los dividendos directamente procedentes de las entidades participadas por la ETVE serían renta del ahorro en sede de las personas físicas socios o accionistas de ésta última, por lo que al menos es discutible que el legislador español impida de este modo la presencia de una persona física en esa ETVE, cuando, por otro lado, reconoce a las entidades que sean socios o accionistas de aquella el derecho a la deducción por doble imposición de dividendos del artículo 30 del TRLIS, sin negar la condición de renta del ahorro a los dividendos que repartan luego estas sociedades residentes. Por último, abandonado el terreno de la renta del ahorro, otra paradoja del IRPF, anterior a esta última reforma, se produce en relación con las rentas procedentes de actividades económicas. Como es sabido, en el ámbito del Impuesto sobre Sociedades, de acuerdo con el artículo 22 del TRLIS, las rentas procedentes de un establecimiento permanente situado en el extranjero están exentas. Sin embargo, la Ley del IRPF no contempla una exención equivalente. De esta forma, en el caso de una persona física con un establecimiento permanente localizado fuera de España, la renta atribuida a este establecimiento tributará en el IRPF como rendimiento de una actividad económica y consiguientemente como renta general, sin exención alguna, sin perjuicio, como siempre, de la aplicación de la deducción por doble imposición internacional. Siendo clara la norma, no lo es tanto su razón de ser. El sistema fiscal español parece perseguir la mayor uniformidad posible en la tributación de 360 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes las rentas empresariales, sean obtenidas por una entidad o por una persona física. Ello es así al menos en cuanto a las reglas para la determinación del beneficio gravable o para la aplicación de las deducciones propias de una actividad empresarial, terreno en el cual la Ley del IRPF se remite prácticamente en bloque a las normas del Impuesto sobre Sociedades. Por ello, no es clara la razón por la cual la renta obtenida en el extranjero por una persona física no goza de la misma exención, como renta de fuente extranjera, de la que gozaría si esa renta se obtuviera a través de una sociedad o entidad sujeta al Impuesto sobre Sociedades. 4. El artículo 7. p) de la Ley del IRPF Desde la perspectiva internacional o del tratamiento de las rentas de fuente extranjera en el IRPF, destacan dos normas: la exención contemplada en el artículo 7, p), relativa a determinados rendimientos del trabajo, por trabajos desarrollados en el extranjero, y el régimen especial para trabajadores desplazados, previsto en el artículo 93. En cuanto a la primera de estas normas, el artículo 7, p) de la Ley del IRPF dispone una exención para los rendimientos del trabajo por trabajos efectivamente realizados en el extranjero, si bien sujeta esta exención a una serie de requisitos que han rodeado de incertidumbre su aplicación y posiblemente han contribuido a la intrascendencia práctica de la misma. En síntesis, estos requisitos son tres: a) En primer lugar, los rendimientos exentos han de retribuir un trabajo materialmente realizado en el extranjero, no sólo para el extranjero, y para una empresa o entidad no residente en España o un establecimiento permanente radicado en el extranjero. En el caso de servicios transfronterizos entre empresas vinculadas o de un mismo grupo, añade la Ley, deberán cumplirse las previsiones del régimen de operaciones vinculadas, de acuerdo con el artículo 16 del TRLIS. El artículo 6 del Reglamento del impuesto ha 361 Analistas Económicos de Andalucía precisado que, además, se entenderá que ha existido esta prestación de servicios a un tercero cuando, de acuerdo con ese mismo artículo 16 del TRLIS, haya existido un servicio intragrupo, porque el citado servicio a un entidad vinculada produce o podría producir una ventaja o utilidad a la entidad destinataria. b) En segundo lugar, el territorio donde se realizan los servicios debe contar con un impuesto de naturaleza idéntica o análoga al IRPF y no ser un país o territorio considerado un paraíso fiscal. Este requisito se entiende cumplido cuando el país o territorio en el que se realicen los trabajos tenga suscrito con España un convenio para evitar la doble imposición que contenga cláusula de intercambio de información. c) Finalmente la exención esta limitada cuantitativamente a 60.100 euros anuales. El artículo 6 del Reglamento del impuesto especifica que, para este cálculo, deberán tomarse en consideración los días en los que efectivamente el trabajador ha estado desplazado y las retribuciones correspondientes a esos días, repartiendo proporcionalmente las retribuciones totales, sin perjuicio de considerar también las retribuciones específicas correspondientes a esos trabajos. Con estos requisitos por medio, la exención del artículo 7, p) de la Ley del impuesto aparece dotada de una naturaleza híbrida. Nos hallamos ante una exención en el IRPF, para rendimientos del trabajo, sujeta a unos requisitos que parecen atender a condiciones más propias de la empresa empleadora que del propio trabajador teóricamente beneficiario de la exención. En particular, los problemas de aplicación han surgido con la exigencia de que el trabajo se preste en el marco de una prestación transnacional de servicios, inclusive entre empresas vinculadas. La exención no depende sólo del desplazamiento del trabajador al extranjero. Dos trabajadores igualmente desplazados, inclusive por una misma empresa, pueden hallarse en una 362 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes situación distinta, en la medida en la cual uno se desplace simplemente en tareas de supervisión o control y el otro lo haga para incorporarse a una prestación de servicios o una obra de su empleador en beneficio de un tercero sea este o no una empresa vinculada. Desde esta perspectiva, la referencia a la valoración de los servicios entre empresas vinculadas, de acuerdo con el artículo 16 del TRLIS, debe entenderse más como una consecuencia de la existencia de ese servicio intragrupo que como un requisito adicional, pues existiendo ese servicio, deberán aplicarse hoy las reglas del artículo 16, sin que su incorrecta aplicación deba suponer que se cuestione la exención de un trabajador en su IRPF. Esta concepción de la exención se hallaba ya presente en diversas consultas de la DGT, desde una primera de 30 de diciembre de 2003 (nº de consulta 2572-03). Ya en esta consulta primera se centraba la exención en el marco de una prestación de servicios transnacional y se admitía que esa prestación podría tener lugar en el seno de un grupo internacional de empresas, siempre que hubiera una empresa del grupo verdaderamente beneficiaria de ese servicio. Esta doctrina se ha reiterado luego en consultas como las de 5 de agosto de 2005 (0244-05) y de 30 de septiembre de 2005 (V1944-05), o más recientemente la de 27 de septiembre de 2006 (V1931-06). De acuerdo además con esta misma doctrina, esta exención no alcanza a todos los rendimientos del trabajo, sino únicamente a aquellos rendimientos que sean consecuencia de una verdadera prestación de trabajo personal en régimen de dependencia. En consecuencia, a juicio de la Administración, tampoco pueden acogerse a la exención otras rentas calificadas como rendimientos del trabajo en el artículo 17 de la Ley del impuesto y, en particular, las retribuciones de administraciones o consejeros de una entidad no residente. Por último, mas allá de los servicios transnacionales, la literalidad de la Ley, al exigir que el trabajo se preste para una entidad no residente o establecimiento permanente localizado en el extranjero, ha permitido 363 Analistas Económicos de Andalucía que se aplique la exención a trabajos desarrollados en el extranjero en el marco de una relación laboral directamente concertada con una entidad no residente. 5. Tratamiento de las rentas de trabajadores desplazados a España Con efectos desde el 1 de enero de 2004, el ordenamiento español cuenta con un régimen aplicable a los trabajadores desplazados a España, en la medida en la cual adquieren la residencia fiscal española como consecuencia de su relación laboral. La reforma de 2006 ha convertido este tratamiento en el llamado régimen especial para trabajadores desplazados, al que la Ley del impuesto dedica su artículo 93. De acuerdo con este precepto, son tres los requisitos esenciales que debe cumplir un trabajador desplazado para poder acogerse a este régimen opcional: a) En primer lugar, la persona que se desplace ha debido ser no residente en España durante los diez años anteriores a su desplazamiento a territorio español. b) Además, el desplazamiento ha de producirse como consecuencia de un contrato de trabajo. No nos hallamos ante un régimen para desplazados en general a España o para quienes adquieren la residencia fiscal española, sino un régimen para trabajadores que se desplazan, bien por razón de un nuevo empleo o bien como consecuencia de una carta de desplazamiento de su empleador. La Ley del impuesto añade que el desplazado no puede obtener rentas que, si se tratase de un no residente, se calificarían como obtenidas por medio de un establecimiento permanente situado en territorio español. c) Finalmente, el trabajador desplazado ha de desarrollar su trabajo en España. Puede prestar parte de sus trabajos en el extranjero, 364 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes pero las retribuciones correspondientes a esos trabajos no pueden exceder del 15 por 100 de las retribuciones totales; o del 30 por 100, si esos trabajos en el extranjero son consecuencia de funciones asumidas en otra empresa del grupo. Cuando no sea posible acreditar qué parte de la retribución total corresponde a esos trabajos, se prorrateará la retribución total atendiendo a los días durante los cuales el trabajador desplazado a España ha estado a su vez desplazado en el extranjero para realizar ese trabajo que puede perjudicar a la aplicación del régimen especial. Junto a estos tres requisitos cruciales, el artículo 93 de la Ley del impuesto exige que el trabajador sea contratado por una empresa española, es decir, por una persona o entidad residente o por un establecimiento permanente en España, o bien sea desplazado efectivamente a España bien en una prestación transnacional de servicios a favor de una empresa española o bien en virtud de una carta de desplazamiento en el marco de las correspondientes relaciones entre compañías del grupo. El régimen tiene un contenido relativamente sencillo. Durante el periodo impositivo en que se efectúe el cambio de residencia y durante los cinco siguientes, el trabajador puede optar por ser tratado como un no residente a los efectos de la imposición personal sobre la renta y del Impuesto sobre el Patrimonio, sin perder por ello su condición de persona realmente residente desde el punto de vista fiscal en España. Ello supone que ese trabajador tributará únicamente por su renta de fuente española, al tipo que corresponda en el Impuesto sobre la Renta de No Residentes, tipo que para las rentas del trabajo es del 24 por 100. Asimismo, el desplazado no tributará por su renta de fuente extranjera ni por su patrimonio exterior, habiendo olvidado el legislador la importancia que en determinados casos puede tener el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, a cuyos efectos esa persona es residente en España. 365 Analistas Económicos de Andalucía Nos hallamos pues ante un régimen especial que representa un intento del legislador fiscal de instrumentar una medida que engarza con las propias de una política de inmigración. De acuerdo con los antecedentes y el contenido de la norma, más en concreto, lo que pretende el régimen es incentivar el desplazamiento a España de trabajadores cualificados atrayéndoles con una tributación reducida durante un determinado periodo de tiempo. El tipo del 24 por 100 resulta atractivo para trabajadores con rentas que tributan por encima de ese tipo medio en el IRPF. La aplicación de este régimen especial, durante los pocos años en los que ha estado vigente, ha tropezado sin embargo con algunas dificultades. Por añadidura, los propios resultados prácticos del régimen permiten discutir su misma razón de ser. Comenzando por los problemas de aplicación, éstos han sido esencialmente dos. El primero y más sencillo es el de las consecuencias que la opción por el régimen tiene en el terreno de la aplicación de un Convenio de Doble Imposición. De acuerdo con el artículo 4 del Modelo de Convenio de la OCDE, a estos efectos no se considera residente a quien esta sometido a tributación en su Estado de residencia únicamente por las rentas que obtiene o por el patrimonio que posee en ese Estado. Este sería el caso de los contribuyentes acogidos en España al régimen especial que estamos analizando. Por lo tanto, una consecuencia de la opción por el régimen especial sería que el contribuyente perdería la protección de cualquier red de convenios, pues no sería ya residente en su país de procedencia, pero tampoco lo sería, a los efectos de un convenio, en España. Sobre este punto, la Administración española ha preferido mantener una posición ambigua. La Ley del impuesto proclama que el desplazado mantiene su condición de contribuyente por el IRPF, aunque la cuota de este impuesto se calcule conforme a las normas del IRNR; y el Reglamento, que dedica a este régimen sus artículos 113 a 120, afirma en su artículo 120 que estos contribuyentes pueden pedir el certificado de residencia fiscal en España, pero añade que sólo a condición 366 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes de reciprocidad, podrá el Ministro de Economía y Hacienda señalar los supuestos en los que se emitirán certificados de residencia fiscal, a los efectos ya de un convenio de doble imposición, a los contribuyentes que hayan optado por la aplicación de este régimen especial. El segundo problema surgido es el relativo a la interpretación del trabajo realizado en el extranjero, el cual, superando el umbral del 15 o del 30 por 100, según proceda, puede expulsar del régimen. Aparte la crítica que el propio requisito pueda merecer, su exigencia tropieza con la incertidumbre que rodea la propia noción de lugar de realización de un trabajo, tanto a los efectos de este régimen especial como a los relativos a determinar si la renta derivada de ese trabajo es de fuente local o de fuente extranjera, para aplicar la Ley del IRNR o un CDI. Dicho con otras palabras, dista de estar claro si cualquier desplazamiento, desde un único centro de trabajo, supone un desplazamiento equivalente del lugar de realización de ese trabajo y de la fuente de obtención consiguiente de la renta, aunque el desplazamiento obedezca a la necesidad de atender a un cliente o proveedor extranjero, sin que suponga vinculación laboral alguna con un determinado lugar. La Administración española se ha ocupado de este tema en dos recientes consultas. En una primera de 16 de mayo de 2007 (V0961-07), la Administración ha debido resolver el problema que representaba la situación del personal de vuelo de una aerolínea, personal desplazado a España para realizar desde España vuelos internacionales. Tras apelar al espíritu de la norma y la finalidad de este régimen especial, la DGT afirma lo siguiente: n En consecuencia, a efectos de determinar si se incumple el límite porcentual previsto en el párrafo c) del artículo 111 únicamente deberán tomarse en consideración aquellos trabajos realizados en el extranjero que no redunden en beneficio de una empresa o entidad residente en España o de un establecimiento permanente situado en España de una entidad no residente en territorio español, así como los rendimientos 367 Analistas Económicos de Andalucía derivados de trabajos realizados en el extranjero que no se consideren rentas obtenidas en territorio español de acuerdo con lo previsto en el artículo 13.1.c) del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de No Residentes, aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2004, de 5 de marzo (BOE del 12; en adelante TRLIRNR). n En el supuesto planteado, trabajos realizados a bordo de una aeronave en tráfico internacional, la totalidad de los trabajos redundan en beneficio de una entidad residente en España, la entidad consultante, y se consideran rentas obtenidas en territorio español. En consecuencia, no es exigible que la suma de las retribuciones correspondientes a los trabajos realizados a bordo de una aeronave en tráfico internacional no exceda del 15 por ciento de todas las contraprestaciones del trabajo percibidas en cada año natural. Ciertamente, la contestación salva la posible inconsistencia que hubiera resultado de excluir del régimen a personal desplazado a España, por el hecho de trabajar en un centro de trabajo como una aeronave dedicada a la navegación internacional, desde España. Pero los argumentos dejan puntos oscuros, como pone de manifiesto que un enfoque como este se olvide luego por la Administración en la segunda de las consultas mencionadas. En efecto, en una contestación de 27 de julio de 2007 (V1642-07), la DGT da respuesta a la situación del directivo de una empresa de consultoría, para España y Portugal, quien debe trasladarse con frecuencia para asistir a comités de la firma y atiende a clientes fuera de España. La DGT no alude ahora a quien sea el beneficiario de los trabajos desarrollados o donde se entiende obtenida la renta a efectos del IRNR, sino a la mera circunstancia del desplazamiento exigiendo en definitiva, ante la inviabilidad de otra fórmula de cálculo, que el número de días naturales de desplazamiento no exceda de los límites hoy previstos en el artículo 93 de la Ley del impuesto. 368 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes En suma, nos hallamos ante una norma que comparte con el artículo 7, p) de la misma Ley del impuesto ciertos problemas de concepción y de aplicación. Porque, por añadidura, no está clara la propia eficacia de la norma para atraer personal cualificado a España, más allá del supuesto que ha resultado más llamativo de los deportistas profesionales. Una norma de este tipo corre el riesgo de ser demasiado general, reduciendo la carga fiscal de un trabajador desplazado cuya labor podría haber sido realizada por un trabajador ya residente. La norma puede hacer simplemente más atractiva la contratación de un trabajador extranjero por razones puramente fiscales. Y los requisitos exigidos responden también a una concepción estrecha de lo que actualmente es el trabajo en cualquier compañía internacionalizada, donde los meros desplazamientos desde un único centro de trabajo no deberían perjudicar la aplicación de un régimen como el estudiado. Finalmente, debemos recordar que este régimen es opcional, debiendo tener en cuenta el contribuyente las normas recogidas en los artículos 116 a 119 del Reglamento del impuesto, acerca del ejercicio de esa opción ante la Administración y de las comunicaciones a dirigir a la Administración tributaria y al empleador. 6. Una referencia final al IRNR La reforma del IRPF, a través de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, ha supuesto, por coherencia, algunas novedades en la regulación del IRNR. Además, esta reforma ha coincidido en el tiempo con la promulgación de una serie de medidas denominadas para la prevención del fraude fiscal y recogidas en la Ley 36/2006, de 29 de noviembre. Entre las novedades incorporadas a esta Ley algunas, importantes, afectan a la imposición sobre la renta, en el ámbito internacional, en concreto al IRNR. Sin pretender un examen detallado de estas modificaciones en el IRNR y sólo para completar estas líneas, conviene pues hacer referencia a cuáles han sido las reformas habidas en dicho tributo. 369 Analistas Económicos de Andalucía En primer lugar, la disposición final tercera de la Ley 35/2006 modifica el TRIRNR con el propósito de homogeneizar el tratamiento de las rentas del ahorro en este impuesto en relación con el que reciben en el IRPF. En suma, el principio de sujeción de estas rentas a un tipo proporcional del 18 por 100 se traslada al IRNR, para dividendos, intereses y ganancias patrimoniales. Asimismo, el deseo de eliminar cualquier discriminación entre residentes y no residentes, lleva a extender a estos últimos la exención a favor de los dividendos, hasta 1.500 euros, prevista en el artículo 7, y) de la Ley del IRPF, si bien esta equiparación se hace sólo a favor de las personas no residentes que sea residentes en un Estado miembro de la Unión Europea o en un país con el que exista efectivo intercambio de información tributaria. Por último, hay que resaltar que la aplicación del tipo del 18 por 100, propio de la renta de ahorro, supone una importante reducción de la tributación sobre las ganancias patrimoniales de no residentes a las que antes de la reforma se les aplicaba un tipo impositivo del 35 por 100. Ciertamente, esta diferencia de tipo impositivo entre las ganancias obtenidas por un residente, sujetas entonces al 15 por 100 como regla general, y las realizadas por un no residente, era probablemente contraria el Derecho comunitario. De ahí que el legislador español haya optado por equiparar los tipos impositivos aplicables. En segundo lugar, como novedad especialmente notable, la Ley 36/2006, a través de su disposición adicional primera, reestructura el régimen aplicable a los paraísos fiscales, en términos generales, distinguiendo tres clases de territorios a estos efectos: los paraísos fiscales, los territorios de nula tributación y los territorios sin un efectivo intercambio de información tributaria. La finalidad de la norma sería adaptar el ordenamiento español a los trabajos de la OCDE, puesto que esta última ha ido reduciendo los países y territorios incluidos en la lista de paraísos y abriendo el camino para una tipología más amplia de regímenes y países. Sin embargo, la norma española consigue posiblemente un resultado distinto más próximo a una ampliación de la norma general contra los paraísos fiscales. Recordemos que la disposición adicional primera, pendiente en estos 370 El nuevo modelo de IRPF tras la reforma de la Ley 35/2006 Capítulo XIX. Tratamiento de las rentas obtenidas en el extranjero, y tributación de los no residentes momentos de un desarrollo reglamentario propio, constituye una pura norma marco sin efectos inmediatos, pues se limita a clasificar y definir estos territorios, siendo las normas propias de cada tributo las llamadas a determinar los efectos que esas categorías han de tener. En tercer lugar, la Ley 36/2006 ha tratado también de reformar las atribuciones de la Administración tributaria en el terreno del gravamen de las rentas inmobiliarias obtenidas por no residentes. Con este fin, el artículo 10.1 de la Ley del IRNR pasa a exigir la designación de un representante de las personas o entidades residentes en países o territorios con los que no exista un efectivo intercambio de información tributaria, en los términos de la ya citada disposición adicional primera de la misma Ley 36/2006, cuando aquellas sea titulares de bienes situados o de derechos que se cumplan o ejerciten en territorio español, excluidos los valores negociados en mercados secundarios oficiales. Sin duda, esta obligación apunta principalmente a los propietarios de bienes inmuebles en España, lo mismo que sucede con la norma incorporada al artículo 11.2 de la Ley del IRNR, para facilitar la práctica de las notificaciones dirigidas a contribuyentes del IRNR, llegando a permitir la notificación en el inmueble, a falta de un representante designado por quien estaba obligado a ello. Finalmente, la reforma alcanza también al artículo 24.4 de la Ley del IRNR, para facilitar el cálculo de la base imponible del impuesto en el caso de las ganancias patrimoniales a las que se refiere a su vez el artículo 13.1.i).3. Este último precepto se refiere a las ganancias patrimoniales derivadas de la transmisión de participaciones en sociedades, residentes o no residentes, cuyo activo consista principalmente de forma directa o indirecta, en bienes inmuebles situados en territorio español. El artículo 24.4, cuando la ganancia patrimonial proceda de la enajenación de participaciones en una entidad residente en un país o territorio con el que no exista efectivo intercambio de información tributaria, permite que el valor de transmisión se determine atendiendo al valor de mercado de los bienes inmuebles o derechos de disfrute sobre los mismos. 371 Analistas Económicos de Andalucía Por último, recordemos que más allá de estas reformas legales, la fiscalidad internacional y, más concretamente, la imposición sobre la renta de no residentes se está viendo afectada por la evolución del Derecho comunitario. Dicha evolución está siendo marcada, más que por directivas, por la posición de las autoridades comunitarias acerca del concepto de ayudas de estado de carácter fiscal y por la doctrina del TJCE sobre la incompatibilidad con las libertades fundamentales recogidas en los Tratados de ciertas normas fiscales nacionales discriminatorias o contrarias a la existencia de un verdadero mercado interior en la Unión Europea. Pues bien, los años 2006 y 2007 están siendo decisivos en esta evolución del ordenamiento comunitario, sobre todo por una jurisprudencia extensa y trascendente del TJCE, cuyo estudio excedería ya con mucho el objetivo de estas líneas. 372