Asia. África. Europa. Oceanía. América

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ASIA.
El más extenso y populoso de los continentes, parte del Viejo Mundo, con 44.178.785 km2 −casi un tercio de
las tierras emergidas−, 2.785.299.000 h −más de la mitad de la población del planeta− y 63 h/km2. Está
situada dentro del hemisferio boreal,salvo la mayor parte de Indonesia, que queda al S del ecuador. Mide un
máximo de unos 9600 km de E a O, por alrededor de 8000 de N a S. La separación de Europa es
convencional: los montes Urales y del Cáucaso, ambos en la ex URSS; con África el límite es el istmo egipcio
de Suez, cortado hoy por el canal de este nombre; de América la aísla el estrecho de Bering. Por el N, Asia
está bañada por el océano Glacial Ártico, por el E por el Pacífico y por el S por el Índico.
Geografía física.
De los continentes habitados, Asia es el de mayor altitud media: 960 m. Ello en buena parte debido a las
elevadas mesetas centrales, que se extienden desde el Pamir hacia el E y que en el gigantesco Himalaya
alcanza el techo del mundo, con varios picos de más de 8000 m (el Everest, el más alto de la Tierra, con 8848
m). Desde esta cordillera, hacia el N, se ubica el desolado, altísimo Tíbet chino. Otro grupo de tierras altas es
el de las mesetas occidentales, principalmente la Irania (Irán,Afganistán, parte de Pakistán) y la de Anatolia o
Asia Menor (Turquía): la primera llega a rebasar los 7700 m en el reborde nordoriental del Hindu Kush,
mientras que la segunda pasa de 5000 en el E (monte Ararat). Las mesetas meridionales incluyen a la
península Arábiga, desértica y prolongada por el N hasta caer en la depresión del mar Muerto −el punto más
bajo de la superficie terrestre: 395 m bajo el nivel del mar−.
La península Indostánica o del Decán, húmeda y muy populosa, está enmarcada por los montes Ghates
(Occidentales y Orientales). Por su parte, las tierras bajas septentrionales (parte de Siberia) y las orientales
(costas chinas), están integradas por las cuencas bajas de caudalosos ríos como el Obi, Yenisei, Kolyma,
Amur, Huang He, Chang Jiang y Xi. Importantes y populosos archipiélagos flanquean el E del continente
(Japón) y el SE (Filipinas, Indonesia). En el interior de él, abundan en cambio vastas áreas desérticas, como el
Rub al−Khali y otros de Arabia, el Thar en India y Pakistán, y el Gobi en China y Mongolia.
Los ríos asiáticos, largos y caudalosos, fluyen en general en forma radial desde el centro del continente hacia
los océanos. Al Ártico vierten los ríos siberianos Obi, Yenisei, Lena, Khatanga, Olenek, Yana, Indigirka y
Kolyma. Al Pacífico, el Amur, Huang He, Chang Jiang, Xi y Mekong. Al Índico, el Indo,
Ganges−Brahmaputra, Irrawaddy y Chao Phraya (o Menam); también el Tigris−Éufrates, a través del golfo
Pérsico o Arábigo. El mar Caspio (en parte europeo) y el de Aral son, en realidad, gigantescos lagos en el O
del continente; el segundo recibe el aporte de los ríos Amu Daria y Sir Daria. De los restantes lagos
−Balkhash, Issyk Kul, Van, Urmia, etc.−, sobresale por su profundidad el Baikal ruso, que encierra
aproximadamente la décima parte del agua dulce del mundo.
En Asia, atravesada por el círculo Polar Ártico, el trópico de Cáncer y (en Indonesia) el ecuador, se escalonan
todos los tipos de clima. Rigurosamente continental en el N (Siberia) y en la mayor parte del centro (Tíbet), se
convierte en subtropical, tropical y aun ecuatorial en el S−SE. Muy árido en los desiertos occidentales, es en
cambio extremadamente lluvioso en zonas monzónicas del E−SE.
Geografía humana.
La población de Asia representa el 55 % del total de la Humanidad; en un solo país, China, viven más de 1100
millones de personas, y en otro, India,alrededor de los 850. En cambio, la mitad septentrional y central
(Siberia, Tíbet chino, Mongolia) está muy escasamente habitada, lo mismo que los desiertos arábigos. La muy
irregular distribución espacial de la población es, en efecto, un factor demográfico de primer orden. Otro es el
rápido ritmo de crecimiento vegetativo, que ha llevado a muchos programas de control de la natalidad. La
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urbanización se ha acelerado de modo espectacular en la segunda mitad del presente siglo. Hay cinco
megalópolis de más de 10 millones de habitantes: Shanghai, Pekín (chinas), Calcutta, Bombay (indias) y
Tokio−Yokohama (japonesa). Numerosísimas son ya las ciudades millonarias.
Étnicamente, el continente es muy complejo, con predominio de los pueblos caucasianos al O y los
mongoloides al E y SE, si bien las mezclas son extremadamente frecuentes y variadas. Paralela complejidad
se da en el terreno lingüístico, con centenares de formas idiomáticas, desde el chino −la lengua con más
hablantes en el mundo− hasta muchas que apenas cuentan con unos pocos miles de ellos; el hindi (India)
posee varios cientos de millones, y son también muy importantes el japonés, árabe, bahasa−indonesia,
bengalí, etc. Dos lenguas europeas tienen gran implantación: el ruso,en el cuarto septentrional del continente
que forma parte de Rusia, y el inglés, en las ex colonias británicas (India, Pakistán, Bangla Desh,
Birmania,Malasia, etc.) y ex estadounidenses (Filipinas). Las religiones son también muy diversas −Asia es el
continente donde han nacido el hinduismo, judaísmo, budismo, cristianismo e islamismo−. Según los países,
una o varias de estas creencias predominan.
Geografía económica.
Con inmensas riquezas de todo orden, muchas apenas explotadas, Asia sigue siendo hoy un universo
preferentemente agrario. El trigo, en el O y N, y el arroz, en el resto −o sea, en las áreas más populosas− son
los sustentos básicos de su población. Implantación similar al arroz tiene la caña de azúcar. El té es un
estimulante casi en exclusiva asiático. El algodón en todo el S, y el yute (Bangla Desh, India) son dos plantas
textiles destacadas. El tabaco es también relevante. La ganadería, extremadamente rica en efectivos, tiene un
aprovechamiento escaso en muchas áreas: en la India, el vacuno adolece del tabú religioso del hinduismo, y
en el mundo islámico ocurre lo mismo con el porcino. La pesca, comparativamente, es más aprovechada,
sobre todo en los países del Pacífico. La cubierta forestal,inmensa en el N, E y S−SE, se enfrenta a la
insuficiencia de la infraestructura de transportes para la evacuación de la madera.
China es un gran país carbonífero, como también Rusia asiática, India y otros. Pero es el petróleo el
combustible en el que Asia representa mayor porcentaje de la producción y las reservas mundiales, en Arabia
Saudita, Rusia, Kuwait, Irán,Irak, Emiratos Árabes Unidos, China, etc. El hierro está muy extendido por
Rusia, China, India, etc. Son numerosísimos los demás minerales presentes en el continente; sobresale el peso
comparativo del estaño, gracias al mayor productor del mundo, Malasia. De los metales preciosos, aunque la
información es insuficiente, se sabe que Rusia es un gran productor de oro en Siberia.
La industria ha hecho grandes progresos en las últimas décadas. Japón es actualmente una indiscutible gran
potencia en este sentido, por delante de los EE.UU. en cada vez más sectores de la producción fabril. En la
parte asiática de Rusia radica ya una proporción apreciable de su parque industrial −durante la II Guerra
Mundial, huyendo de la invasión alemana, se desplazaron al E de los Urales miles de fábricas, movimiento
que luego se ha acelerado−. Los llamados países de reciente industrialización son básicamente asiáticos
(Corea del Sur, Formosa, Hong Kong y Singapur). India, a pesar de sus contrastes, es sectorialmente un país
industrial de un peso no desdeñable. En China la industria alcanza también un notable nivel. En otros países
hay igualmente, casi siempre, polos industriales más o menos importantes, más o menos aislados.
Historia.
Una de las primeras expediciones a Asia de los tiempos históricos fue la de Alejandro Magno, que llegó hasta
lo que es hoy la India en el s. IV a.C. Persas, griegos y romanos comerciaron con Asia, incluso con China,
famosa por sus sedas y porcelanas. Las Cruzadas despertaron un gran interés por el mundo asiático y
provocaron una serie de expediciones posteriores, como las de Giovanni de Piano Carpini en 1254, Nicolò y
Maffeo Polo y, sobre todo, el célebre Marco Polo,que hicieron largos viajes por este continente. En el s. XVIII
los rusos acometieron la conquista del Asia septentrional. Son dignos de mención por los viajes al interior del
continente: el príncipe Piotr Kropotkin y Piotr Semenov, rusos; el sueco Sven Hedin; los británicos Francis
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Younghusband, Aurel Stain, John Gregory y Percy Sykes; el norteamericano Chapman Andrews y otros
muchos.
Es destacable la conquista que se hizo en la década de 1950 del Annapurna, el Everest, el Godwin Austen y
otras cumbres situadas por encima de los 8000 m de altura.
En la I Guerra Mundial se produjeron numerosos cambios políticos, pues el Imperio otomano fue destruido, y
de las ruinas surgieron nuevas naciones árabes independientes. La II Guerra Mundial aceleró esa
transformación. China consiguió la reincorporación de Manchuria; Mongolia obtuvo su independencia, lo que
también consiguieron India, Pakistán y Ceilán entre 1947 y 1948, lo mismo que Birmania e Israel; Indonesia
surgió de las ruinas del imperio colonial holandés, Corea se libró del dominio japonés, Indochina del francés
(con la creación de una serie de estados) y Filipinas del estadounidense. Como consecuencia de todos los
acontecimientos políticos y militares subsiguientes a la II Guerra Mundial, el mapa político de Asia ha
cambiado radicalmente.
Pero queda todavía una Asia australiana formada por las islas de Cocos o Keeling; una Asia británica
integrada por el sultanato de Brunei y la colonia de Hong Kong en territorio chino; y Macao, que tiene un
estatuto político de «territorio especial», con un gobernador portugués reconocido en 1979 por el gobierno
chino.
Consolidadas las independencias, el populoso continente encara ahora un proceso político nuevo,presidido por
la lucha contra el subdesarrollo, salvo en Japón y algunos emiratos árabes, y contra los numerosos conflictos
bélicos que asolan el continente: las tensiones entre la India y Pakistán, que prácticamente terminaron en 1971
con la victoria de la primera en una fulgurante guerra relámpago, de la que surgió Bangla Desh; las
sangrientas Guerras de Indochina, saldadas finalmente en 1975 con la victoria de los regímenes comunista de
Laos, Camboya y Vietnam; la larga querella de la familia semita: guerras Árabe−Israelí y del Golfo, entre Irán
e Irak,el conflicto libanés, etc.
EUROPA.
El segundo continente más pequeño −tras Oceanía−, pero de enorme importancia política, económica y
cultural en la historia de la humanidad,con una extensión de 10.522.176 km2, 709.978.000 h y una densidad
de 67,4 h/km2. Ocupa el extremo NO del llamado Viejo Mundo: el mar Mediterráneo la separa de África
−apenas 14 km en el estrecho de Gibraltar−, mientras que de Asia la aíslan los límites −convencionales− del
río Ural y de los montes Urales y Cáucaso. Además del Mediterráneo, la bañan el océano Glacial Ártico,el
Atlántico y los mares Negro y Caspio. Dejando aparte las islas adyacentes, esto es, considerando solo el
territorio propiamente continental, Europa se extiende en casi 4000 km de N a S, entre el cabo Norte, en
Noruega, y la punta de Tarifa, en España; y en más de 5300 km de E a O, entre las fuentes del río Kara, en los
Urales (Rusia), y el cabo de la Roca, en Portugal.
Geografía física.
Es el europeo el continente de costas más recortadas: con más de 32.000 km de litoral, que aumentan a más de
80.000 si se incluyen los accidentes del mismo. Esto es así especialmente Noruega, Escocia (R. Unido),
Bretaña (Fr.), Galicia (Esp.), Dalmacia (Croacia) y Grecia, zonas muy abundantes en penínsulas e islas.
Europa oriental, sin embargo, es una masa mucho más maciza −más continental, en suma−. Por otro lado,hay
diversas masas de agua de condición exclusivamente europea; tales, por ejemplo, los mares Báltico o del
Norte, además de ciertas secciones del Mediterráneo (Adriático, Tirreno, Jónico). Las islas que flanquean el
continente son numerosas: Gran Bretaña, Islandia, Irlanda, Svalbard, Sicilia, Cerdeña, Córcega, archipiélago
danés (Selandia, Fionia, etc.), Creta, Baleares, Gotland, Öland, Åland, Azores, islas griegas del Egeo y del
Jónico, Faroe, islas rusas del Ártico e islas bálticas, etc.
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Orografía. La altitud media de Europa (340 m) es la más baja del mundo; su cumbre máxima, el Elbrus
ruso(5642 m), se halla en el límite con Asia en el Cáucaso, por lo que suele citarse en su lugar al Mont−Blanc
alpino (4810 m). Pero existen también depresiones: la del Caspio, entre el Cáucaso y los Urales, en Rusia,
desciende 28 m por debajo del nivel del mar. El N, presenta en los Alpes Escandinavos, en Noruega y Suecia,
las regiones más altas y abruptas (2580 m en el Galdhøpiggen noruego); la isla de Gran Bretaña es más
montañosa en Escocia (1344 m en el Ben Nevis). Más al S, y en paralelo al golfo de Vizcaya,mar del Norte y
mar Báltico, se extiende la gran llanura europea: una planicie virtualmente ininterrumpida entre el río Bidasoa
y los montes Urales e, incluso, a menor altitud que el mar en zonas de los Países Bajos.
Los Alpes forman la cordillera más extensa, a través de Francia, Italia, Suiza, Liechtenstein, Alemania
Federal, Austria y Eslovenia; culminan en el citado Mont−Blanc. Son montañas jóvenes, lo mismo que los
Pirineos, que separan a la península Ibérica de Francia (con Andorra en el medio) y que culminan a 3404 m en
el Aneto español.
En la península Ibérica, la Meseta se yergue en el centro a unos 650/700 m de alt. media, flanqueada por la
cordillera Cantábrica y los sistemas Ibérico y Bético y, en su interior, el divisorio sistema Central;
independiente de ella, en el extremo S de España, la península alcanza su mayor elevación en la sierra Nevada
(Mulhacén, 3478 m). Los montes Apeninos forman una especie de espina dorsal de la península Itálica (Gran
Sasso d'Italia, 2914 m). Los Alpes Dináricos, en el territorio de la antigua Yugoslavia (Durmitor, 2528 m),
enlazan con el macizo de los Balcanes, en Bulgaria, y con los montes de Albania y Grecia (Smólikas, en el
macizo del Pindo, 2574 m). Al otro lado del Danubio se eleva el arco de los Cárpatos, en Polonia, Eslovaquia
y Rumania, en esta última bajo el nombre de Alpes de Transilvania. El Cáucaso (Elbrus, 5642 m) y los Urales
(Narodnaya, 1894 m), rusos en su totalidad ambos,se ubican ya en la periferia de Europa, en tanto que límites
convencionales con Asia.
Hidrografía. Abundan los ríos de importancia económica y para la navegación, con un régimen en general
regular y con caudal también abundante (salvo en el S, más irregulares). El Volga es el principal de los que
desembocan en el mar Caspio. El Don (Rusia), el Dnieper (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) y el Dniéster
(Ucrania y Moldavia) lo hacen en el mar Negro, aunque el más importante de los ríos que vierten en este mar
es el Danubio, que riega un buen número de países del continente −incluidas cuatro capitales nacionales−. En
el Mediterráneo propiamente dicho desaguan el Maritsa balcánico, el Po italiano, el Ródano franco−suizo y el
Ebro español.
De esta última nacionalidad es el Guadalquivir, ya de la vertiente atlántica, al igual que los ríos
hispano−portugueses Guadiana, Tajo, Duero y Miño. Garona, Loira y Sena son los tres grandes ríos atlánticos
franceses (aunque el primero nace en España). En el mar del Norte desembocan el Escalda
(franco−belga−neerlandés); el Rin, el río de la industria europea, que, nacido en Suiza y con desagüe por los
Países Bajos, baña además Liechtenstein, Austria, Alemania y Francia; el Weser, de Alemania; y el Elba,
checo en su origen y germano luego. En el mar Báltico vierten el Oder,polaco y alemán; el Vístula, río
nacional de Polonia; el Dvina Occidental (ruso, bielorruso y letón), y el Neva, ruso y desagüe del lado
Ladoga; y casi todos los ríos finlandeses y suecos, ninguno de ellos de longitud comparable a la mayoría de
los citados; en el Ártico desembocan los ríos rusos Dvina Septentrional y Pechora. El principal río británico es
el Támesis, y el de Irlanda, el Shannon.
Son numerosos los lagos europeos: Ladoga, Onega,Peipus, Vänern, Vättern, Mälaren, Saimaa, Ilmen,
Paijänne, Inari, todos ellos en el territorio de la antigua URSS, Suecia o Finlandia. En la Europa
centro−meridional destacan el Balatón (húngaro) y los de Ginebra o Léman (suizo y francés),de Constanza o
Bodensee (alemán, suizo y austriaco) y los lagos alpinos italo−helvéticos.
Clima. Es muy variable, sobre todo en función de la latitud: entre la gélida Laponia o el Ártico ruso, en el
extremo boreal, y las soleadas riberas del turístico Mediterráneo, en el S, cabe toda una gama de gradaciones
térmicas e higrométricas. Con todo, Europa se beneficia de estar ubicada en su mayor parte dentro de la zona
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templada boreal del planeta, atenuados un tanto los rigores nórdicos por la proximidad del mar y la influencia
de la corriente del Golfo (Gulf Stream). Los montes meridionales (Alpes, Pirineos) protegen a las regiones
mediterráneas en invierno, posibilitando sus suaves temperaturas de esa estación. La Europa oriental, más
continental y maciza, es también más extremada en su climatología: veranos calurosos e inviernos severos.
En general, llueve más en verano que en invierno −globalmente− y la nubosidad aumenta con la latitud;
Dalmacia (Croacia) y algunas zonas de las islas Británicas reciben más de 2500 mm de precipitación anual,
mientras que el SE de España −abocado a la desertización−, la depresión caspiana y el interior de algunas
mesetas, apenas reciben un décimo de esa cifra.
Geografía humana.
Aunque no el más populoso, Europa sí es el continente más densamente poblado −si bien a finales del s. XX
habrá sido ya superada por Asia−. Hoy, su crecimiento vegetativo es, comparativamente, mínimo: dos o tres
estados europeos pierden ya población. El aporte inmigratorio extracontinental, básicamente del Tercer
Mundo, resulta ya significativo dentro del crecimiento demográfico −lo que supone una ruptura histórica con
el largo pasado de Europa como foco de emigración hacia otras tierras.
La distribución espacial de la población es desigual,aunque sin los contrastes de otros continentes: no hay los
grandes vacíos demográficos de un N de Siberia o de Canadá, de un Sahara o una Amazonia o un interior de
Australia, pero tampoco existen tan vastas concentraciones humanas como en una llanura del Ganges o en un
litoral chino. Las áreas menos densas son las situadas al N del círculo polar ártico en Rusia, Finlandia, Suecia
y Noruega, junto con la semiártica Islandia. La región más populosa es la de agricultura intensiva, gran
industria y activo comercio que comprende casi toda Inglaterra (R. Unido), los Países Bajos, Bélgica, O de
Alemania y N de Francia; además: el N de Italia, las islas danesas, algunas áreas de Europa central y de
España (País Vasco septentrional, zonas de Barcelona y Madrid).
Casi todos los europeos son caucasianos (blancos),si bien después de la II Guerra Mundial se han radicado en
el continente unos cuantos millones de negros (africanos o antillanos), indostánicos, norteafricanos y del
Extremo Oriente (chinos, indochinos, indonesios, etc.). En el N, y a pesar de las migraciones y mezclas,
predomina el tipo nórdico: dolicocéfalo, rubio y de gran estatura; en el extremo S, el tipo mediterráneo:
moreno, dolicocéfalo y de estatura mediana o más bien baja.
Lenguas y religiones. La gran mayoría de los europeos hablan idiomas pertenecientes a la familia lingüística
indoeuropea (originaria de Asia centro−occidental), dividida −en este continente− en los grupos eslavo,
germánico y latino. Son idiomas eslavos el ruso, ucraniano, polaco, bielorruso, serbocroata (también escrito
servocroata), checo, búlgaro, eslovaco, macedonio,esloveno y lusaciano; son germánicos el inglés, alemán,
holandés, sueco, danés, noruego, islandés,faroés y frisón; son latinos el castellano, francés, italiano, portugués,
rumano (con el moldavo), catalán, gallego y reto−romanche. Pero se hablan también otras lenguas
indoeuropeas fuera de estos tres grupos, como el griego, albanés, gaélico, letón,lituano y caló (o gitano), entre
otras. Las demás familias lingüísticas cuentan con muchos menos hablantes.
Así, la familia uraliana, con los idiomas húngaro, finés, estoniano, etc.; la altaica (turco), la camito−semítica
(maltés), la caucásica (lenguas de varios pueblos de la Ciscaucasia). El idioma vasco,en el N de España y SO
de Francia, carece de parentesco probado con cualquiera de las familias lingüísticas del mundo.
La inmensa mayoría de los europeos adeptos a algún credo religioso son cristianos. De modo orientativo,
puede afirmarse que el tercio N−NO de Europa es protestante, el tercio E−SE ortodoxo y el tercio S−SO
católico. De tradición musulmana son la Turquia europea y Albania, aunque existen importantes comunidades
de esta creencia en otros países del E de Europa (Bulgaria y Bosnia y Herzegovina, fundamentalmente),
herencia de la ocupación otomana en el pasado. La religión judía cuenta con pequeñas minorías en Rusia,
Francia y el Reino Unido, así como alguna representación en casi todos los demás estados; pero las grandes
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comunidades judías de anteguerra en Alemania, Polonia y las repúblicas bálticas, desaparecieron bajo el
holocausto nazi entre 1941 y 1945. Dentro de los recientes inmigrantes extraeuropeos hay significativas
comunidades musulmana e hindú.
Geografía económica.
Europa ha sido durante largos siglos el epicentro económico del planeta. Hoy ve erosionada esa preeminencia
por nuevos grandes centros de poderío económico−financiero −Estados Unidos, Japón, ciertos países
petroleros−. La Comunidad Europea, una organización supranacional en el O de Europa, trata de mantener la
competitividad mediante una liberalización del comercio entre los países miembros. Su correlato económico
en los antiguos estados comunistas, el COMECON, fue disuelto en 1991.
Riqueza agropecuaria. Aunque hoy lo esencial de su Producto Interior Bruto se genere en la industria y los
servicios, la agricultura de Europa es también de notable importancia cuantitativa por lo racional e intensivo
de la mayor parte de los cultivos. Los cereales tienen la primera posición, de modo particular el trigo: salvo en
los países nórdicos y en Irlanda, puede decirse que en toda Europa el trigo es un cultivo destacadísimo.
Además en todo el continente se obtiene más o menos un 40 % de la cebada mundial; la avena es asimismo un
cereal primariamente europeo, y también el centeno (en el septentrión continental). Las feraces tierras negras
de Ucrania constituyen uno de los mayores graneros de la Tierra −también notables en remolacha azucarera,
cultivo en el que Europa ostenta igualmente la primacía−. La patata es un componente importante en la dieta
de la antigua Unión Soviética, Polonia, Alemania e Irlanda, aunque también se cultiva en muchas otras áreas.
El olivar es asi un monopolio europeo (España, Italia, Grecia, Portugal). La hortofruticultura es pujante y
variada, con especial peso económico en la región mediterránea. En esta se hallan asimismo tres de los
mayores países vitivinícolas del mundo: Italia, Francia y España.
Los bosques de coníferas ocupan una extensión enorme en la península Escandinava, Finlandia y N deRusia.
Además, los arcos alpino y carpático integran otras apreciables regiones forestales. Las tierras de pasto
abundan en la fachada atlántica y al N de los 53° de lat. La ganadería está, pues, muy desarrollada; como
además, y en general, se halla altamente racionalizada en su explotación, Europa encara actualmente grandes
excedentes de productos pecuarios −lácteos y cárnicos, sobre todo−. Vacuno y porcino son, en casi todas
partes,las especies de mayor relevancia económica, además de una omnipresente avicultura en granjas grandes
y muy tecnificadas. Dada la gran longitud del recortado litoral y la tradicional orientación al mar de muchos
de los pueblos protagonistas de la historia de Europa, sus habitantes son comúnmente grandes consumidores
de pescado. Rusia, Noruega, Islandia, Reino Unido, España y Dinamarca son los países para los que la pesca
tiene mayor significación.
Minería. Salvo en Rusia, Europa es energéticamente deficitaria, sobre todo por lo que toca al petróleo. Incluso
ese país obtiene el grueso de su oro negro en su parte asiática. Hoy, el mar del Norte es un productor
apreciable en los sectores británico y noruego. También se extrae allí gas natural, aunque en menor cantidad
que en el yacimiento holandés de Groninga, lo mismo que varias zonas rusas. El carbón es mucho más
abundante, en especial en la cuenca del Donets (Ucrania), Polonia, Reino Unido y Alemania. El mayor
extractor mundial de lignito es Alemania, aunque también ocupan un lugar destacado en la producción
mundial de este mineral Ucrania, Polonia, la República Checa y Bosnia y Herzegovina.
En la minería no energética destaca el hierro ucraniano (Krivoi Rog), ruso (Urales), francés (Lorena), sueco
(Laponia) y de algunos otros países. Es variada la situación en metales como el plomo, cinc, cobre, estaño,
bauxita, manganeso, etc., con yacimientos de diversa importancia dispersos por el continente; la mayor
concentración se da, sin duda, en lo que era la URSS europea −que ocupaba más o menos la mitad del
territorio continental−. Destaquemos únicamente el caso del mercurio, la mitad del cual es europeo (España
−Almadén−, Italia y Eslovenia).
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Industria. Europa es, por encima de todo, un continente industrial. No hay ninguna actividad fabril que no esté
presente de modo relevante. Microestados excluidos, prácticamente todos los países alcanzan un grado
apreciable de desarrollo manufacturero. La cuenca del Ruhr (Al.), las Midlands británicas, la Región
Parisiense (Fr.), Moscú, y su hinterland inmediato, junto con la ucraniana cuenca del Donets, el N de Italia o
el Randstad holandés son grandes regiones industriales.
Historia.
Desde el final del pleistoceno (hace 20.000 años) hasta unos 3000 años a.C., el hombre europeo procuró
adaptarse al ambiente climático y ecológico posglacial, si bien no superó la fase de la mera recolección. La
economía basada en la agricultura y la ganadería penetró en Europa por dos rutas: el valle del Danubio y el
Mediterráneo. La historia de Europa comienza fundamentalmente con el establecimiento indoeuropeo en el
continente.
Grecia y Roma. Hasta los ss. VI y V a.C. Europa no comenzó a tener su propia historia. Los griegos,en los
cien años siguientes a su victoria sobre los invasores persas en las Guerras Médicas (479 a.C.), desarrollaron
una civilización muy superior a la de cualquier otro pueblo primitivo. Pero la rivalidad entre sus unidades
políticas, las ciudades−estados o polis, impidieron que llegasen a formar una auténtica nación. Atenas
consiguió la hegemonía del mundo heleno hasta que la perdió a manos de Esparta en la Guerra del Peloponeso
(431−404 a.C.). La dominación espartana fue truncada por los triunfos de la Tebas de Epaminondas (371−362
a.C.). Estas disensiones propiciaron que Grecia quedara sometida a la sujeción de Macedonia, estado
semigriego dirigido por Alejandro Magno. A fines del s. IV a.C. Roma había ya impuesto su supremacía sobre
los latinos,samnitas, etruscos y otros pueblos de la Italia central.
Posteriormente engrandeció su territorio hasta dominar gran parte del mundo conocido. En el 323 de nuestra
era, el emperador Constantino, atraído por la cultura griega, que no había podido superar Roma, trasladó su
residencia a la ciudad griega de Bizancio, que tomó de él su nombre de Constantinopla (la actual Estambul, en
la Turquía europea). En el s. IV la frontera romana saltó en pedazos ante el avance germánico y Roma fue
tomada y saqueada por el godo Alarico (410 d.C.). Los conquistadores germánicos se hicieron dueños de la
Europa occidental y se repartieron el Imperio romano.
Edad Media. Tras el cisma entre la Europa occidental y la oriental, la ausencia de un monarca permitió al
obispo de Roma expresar la concepción romana de la unidad y dominio ecuménico en el aspecto espiritual, y
en el año 800, el papa León III invistió a Carlomagno, príncipe occidental, aunque germano, con la corona
imperial. El cisma secular y eclesiástico hizo permanente la división entre Oriente y Occidente, fundamental
en la historia europea. En el 711 los árabes invadieron arrolladoramente España y las Galias, pero fueron
detenidos por los francos en Poitiers (732). Durante los ss. IX−XIII la Europa occidental estuvo sometida al
doble poder de papas y emperadores, si bien estos delegaban el poder temporal en los señores feudales.
La unidad de la cristiandad latina quedó particularmente de manifiesto en las Cruzadas (1096−1291),
expediciones militares que, destinadas a rescatar Palestina y el Santo Sepulcro de las manos musulmanas,
pusieron en contacto la Europa occidental con el Imperio de Oriente.
Surgimiento de las nacionalidades. Tras el surgimiento de las nacionalidades, que dieron lugar a la aparición
de numerosos reinos y a las luchas entre ellos en toda Europa, la creación en el s. XV de las naciones−estados
en manos de poderosos monarcas desembocó en la segunda mitad del s. XVIII en un absolutismo tal, que
constituyó un serio obstáculo al desarrollo ulterior de los estados nacionales. El incremento del nacionalismo,
las revoluciones comercial e industrial y la creciente preponderancia del tercer estado, culminaron en la
Revolución Francesa (1789) y las posteriores guerras napoleónicas. La tendencia nacionalista iniciada por esa
revolución tuvo importantes consecuencias. Los estados en expansión imperialista chocaron con frecuencia
por la posesión de colonias y territorios en Ultramar.
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Guerras Mundiales. A principios del s. XX el equilibrio de poderes, sin embargo, parecía asegurado con la
formación de la Triple Alianza (Alemania, Austria−Hungría e Italia), por un lado, y la Triple Entente
(Francia, Rusia e Inglaterra), por otro. Pero las alianzas entre las potencias, la existencia de ingentes
armamentos, el creciente nacionalismo y el afán imperialista motivaron la I Guerra Mundial (1914−18),
aunque la causa inmediata fuera el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, heredero del
trono austro−húngaro. Tras la guerra, Austria−Hungría desapareció como gran potencia, Rusia (que lugo
formaría la Unión Soviética) y Alemania dejaron de serlo temporalmente e Italia quedó muy quebrantada. La
guerra fortaleció a dos potencias extraeuropeas: Estados Unidos y Japón.
En los años que mediaron entre una y otra guerras mundiales, la constante de la política europea estuvo
determinada por tres factores fundamentales: la cuestión económica; el rearme y los esfuerzos por reducirlo; y
la proliferación de regímenes reaccionarios por todo el continente. Italia se convirtió en 1922 en el primer país
fascista, de la mano de Mussolini, y en 1933 el nacionalsocialista Adolfo Hitler accedió al puesto de canciller
de Alemania.
La agresiva política alemana llevó al mundo inevitablemente a la II Guerra Mundial, después de que
Alemania se anexionase militarmente Austria, exigiera Checoslovaquia y la ocupara y atacara a Polonia el 1
de septiembre de 1939, lo que inició la II Guerra Mundial. Terminada esta en 1945 con la derrota del Eje
Roma−Berlín−Tokio, comenzó la reconstrucción de Europa, el camino hacia su unidad y una política de
convivencia. Las reformas iniciadas en la Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov (1985−91) culminarían en un
desmoronamiento de todos los regímenes comunistas en Europa y su subsistitución por nuevas democracias
formales a partir de 1989. Cobraban ahora, de repente, renovado auge los movimientos nacionalistas. En junio
de 1991 estallaba en Yugoslavia la primera guerra en Europa después de más de 45 años de paz
ininterrumpida. La URSS se disolvía a finales de 1991. El 1 de enero de 1993 Checoslovaquia se partía,
aunque en este caso sin derramamiento de sangre.
ÁFRICA.
Continente, parte del Viejo Mundo, con 30.281.812 km2, más de 600.000.000 h en 1990 y 20 h/km2, se
extiende en forma de pera invertida en unos 8000 km de N a S por unos 7500 de E a O. Los mares
Mediterráneo y Rojo la separan de Europa y Asia, respectivamente, si bien a esta última está unida por el
istmo de Suez. El océano Atlántico la baña por el O y el Índico por el E y S.
Geografía física.
Una meseta septentrional, de unos 300 m de alt. media, culmina al NO en los montes Atlas (Toubkal, 4165 m)
y alza también los macizos de Ahaggar y Tibesti; el desierto del Sahara integra buena parte de ella. Por el
E−NE se alza la meseta oriental, avenada por el río Nilo, con grandes conos volcánicos (Kilimanjaro: el punto
culminante del continente con sus 5963 m) y profundos dislocamientos, como el Valle de la Gran Depresión
(Great Rift Valley), en parte rellenado con inmensos lagos (Victoria, Tanganica, Nyasa). El valle del Congo o
Zaire, en pleno centro ecuatorial, se halla recubierto por espesa selva, sin eminencias orográficas
significativas. Al S de él se yergue la meseta meridional, de unos 900 m de alt.,realzada al extremo S por los
montes Drakensberg (Mont aux Sources, 3276 m); al SO se integran en ella los desiertos de Kalahari y
Namib.
Las llanuras son estrechas y las islas, escasas; la mayor de estas, Madagascar (al SE), en el Índico, lo mismo
que los archipiélagos de Comores, Seychelles y Mascareñas (Mauricio, Reunión). En el NO emergen los
archipiélagos atlánticos de Madeira, Canarias y Cabo Verde; en el golfo de Guinea, Bioko y Santo Tomé y
Príncipe. Los ríos incluyen el Nilo −el más largo del mundo−, el Congo o Zaire, Níger, Senegal, Gambia,
Zambeze,Orange, Limpopo, etc. En general, son poco navegables y se hallan cortados por rápidos o grandes
cataratas (Victoria, en el Zambeze). De los lagos, aparte los ya citados, destacan el Chad, Turkana, Tana,
Mobutu Sese Seko, Eduardo y Kivu. Atravesada al centro por el ecuador y cortada por ambos trópicos, África
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tiene en casi todas partes altas temperaturas medias, salvo en las áreas de mayor altitud. Las precipitaciones
son más intensas en el centro ecuatorial; disminuyen, al igual que las temperaturas, conforme se avanza hacia
los extremos N y S.
La aridez es máxima en el Sahara norteño y en el Kalahari−Namib sureño.
Geografía humana.
Una población que ronda los 500 millones no es tan baja ya como pudiera parecer, sobre todo si se descuentan
los vastos territorios desérticos. Los 468 millones de habitantes dan una densidad de 15 h/km2, mucho más
alta en bastantes lugares (unos 1000 h/km2 en el delta egipcio del Nilo), aunque casi nula en el Sahara. La
urbanización, reciente pero creciente, ha formado ya grandes aglomeraciones, como las de El Cairo,
Alejandría, Johannesburgo, Lagos, Kinshasa, Casablanca, Argel, Addis Abeba, Nairobi, etc. El N y NE del
continente están poblados por árabes, más o menos mezclados a etnias preexistentes (beréberes,nubios,
coptos). En Sudáfrica hay una minoría europea dominante política y económicamente; aparte, exiguas
colonias blancas en casi todos los países. Indostánicos (indios, paquistaníes, bengalíes) forman minorías
comerciales en Sudáfrica y países del E−SE. Los malgaches (Madagascar) son de origen malayo.
El resto de la población, es decir, la gran mayoría, está constituido por aborígenes negros, si bien cabe
distinguir una considerable variedad de grupos y subgrupos étnico−tribales, con diferencias en el grado de
pigmentación de la piel, en la estatura, etc., según el grado de mezcla con las sucesivas oleadas de invasores
llegados al continente en diversas épocas prehistóricas e históricas. Las lenguas autóctonas son
numerosísimas, de acuerdo con la compartimentación etno−tribal. El árabe se habla en el N y NE, el amárico
en Etiopía, el somalí en Somalia, el swahili en Tanzania, el malgache en Madagascar y el afrikaans en
Sudáfrica. Inglés, francés, portugués y español se hablan en las respectivas antiguas áreas de influencia
colonial británica, francesa, portuguesa y española, a menudo como únicos idiomas oficiales.
Geografía económica.
El último continente en ser explorado, África mantiene todavía en claro subdesarrollo la mayor parte de sus
grandes recursos económicos −minerales, energéticos, forestales, pesqueros, agrarios−. La agricultura es aún
predominantemente de subsistencia, salvo en ciertas áreas o países, con métodos de cultivo primitivos. De los
cereales, destacan el trigo en Egipto, Sudáfrica y Mogreb, sobre todo, y el mijo y sorgo en el centro y los
trópicos, áreas estas donde también prosperan las oleaginosas −cacahuete, aceites de palma y de coco−. Los
países del golfo de Guinea obtienen buena parte del cacao mundial; en la misma área, más Angola y la meseta
oriental, se recolecta el café africano. La caña de azúcar prospera en Sudáfrica, Egipto y las Mascareñas. El
algodón encuentra hábitat propicio en Egipto, Sudán y el E−SE del continente, aunque también se cultiva en
el O.
Por su parte, el ingente patrimonio forestal del África ecuatorial, con especies madereras muy solicitadas, ve
frenado su aprovechamiento económico por la extrema carencia de adecuadas vías de comunicación que
permitan su transporte. Las praderas y sabanas, especialmente abundantes en el E y S, son el hogar de la
riqueza pecuaria principal; la mosca tse−tsé y diversas epizootias endémicas diezman la cabaña en muchos
países, impidiendo su desarrollo. El potencial ictiológico es considerable en las aguas atlánticas, sobre todo
del SO y del NO; flotas pesqueras extracontinentales obtienen el grueso de las capturas.
El petróleo es cada vez más importante en África, con Nigeria y Libia como mayores productores, pero
también Argelia, Egipto, Angola, Gabón y otros. El carbón es abundantísimo en Sudáfrica; menos, en
Zimbabwe. El hierro se exporta en Liberia, Sierra Leona, Mauritania y Argelia; el cobre, en Shaba (Zaire) y
Zambia; la bauxita, en Guinea; los fosfatos, en Marruecos, Túnez, Senegal y Togo. Casi todos los minerales,
exceptuados los hidrocarburos, se extraen en cantidades más que notables en la Rep. Sudafricana, gran
productor mundial de oro y (con Namibia) diamantes. La industria moderna solo es verdaderamente relevante
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en Sudáfrica. Egipto (con la textil−algodonera) y Argelia (con la petroquímica) tienen también sectores
fabriles significativos. Pero, en general, el continente africano no ha franqueado aún el umbral de la auténtica
industrialización.
Historia.
El valle del Nilo fue uno de los antiguos focos de civilización, pues existieron colonias griegas y romanas en
África del Norte desde el s. VI a.C. Pero fueron los marinos portugueses, en el s. XV, los que iniciaron una
serie de arriesgados viajes a lo largo de las costas occidentales para hallar la ruta a la India. En 1433 doblaron
el cabo Bojador, en 1445 llegaron a Cabo Verde, en 1482 fue descubierta la desembocadura del Congo, en
1488 Bartolomé Días rodeó el cabo de Buena Esperanza y en 1497−99 Vasco de Gama llegó hasta la India
por el S de África. En el s. XIX comenzó la penetración europea en el interior del continente, pero antes se
realizaron los viajes del escocés James Bruce por el alto Nilo y Etiopía en 1768−73,seguido por otro escocés,
Mungo Park, que visitó en 1795−96 el África occidental y Níger.
El gran viajero del interior africano fue, sin embargo, el misionero escocés David Livingstone, que realizó su
primer viaje en 1849 y propugnó la abolición de la esclavitud. Murió en 1873 a orillas del lago Bangüeolo,
después de haber sido localizado en 1871 por el galés Henry M. Stanley, con quien exploró el N de
Tanganica. Las potencias coloniales europeas se interesaron por el dominio de África y en 1900 casi todo el
territorio quedaba bajo dominio colonial. Antes de 1880 las naciones europeas solo ejercían dominio político
sobre una pequeña parte de África. Inglaterra dominaba algunas áreas del O y S; Francia poseía territorios en
el N y O; Portugal detentaba algunas zonas de Angola y Mozambique.
Pero se inició la colonización a gran escala, y en 1911 solo Liberia (desde 1847) y Etiopía eran
independientes, quedando el resto del continente bajo el dominio de Inglaterra, Francia, Portugal, Bélgica,
Alemania, España e Italia; los dominios ingleses eran superiores a los 10.000.000 de km2 y casi similares eran
los de Francia.
Descolonización. Liberia era independiente desde 1847. En 1922 accedió a la independencia Egipto, aunque
Inglaterra mantuviese derechos sobre el canal de Suez. Etiopía y Libia, un tiempo dominadas por Italia,
consiguieron su soberanía en 1941 y 1951, respectivamente. El egipcio Nasser puso en marcha un movimiento
nacionalista de independencia que se extendió rápidamente por África, por lo que en pocos años −de 1956 a
1960− alcanzaron la independencia la mayor parte de los países africanos. Guinea−Bissau la alcanzó en 1974,
Angola en 1975, Djibouti en 1977 y el último país continental, Zimbabwe (ex Rhodesia), en 1980, existiendo
en esa fecha 52 países soberanos.
Perspectivas actuales. Consumado prácticamente el proceso de las independencias, el continente africano
encara ahora el de la consolidación de los jóvenes estados. Estos se enfrentan a problemas económicos
−derivados de la crisis económica, la sequía o la masiva y desordenada emigración a las ciudades capitalinas−
y políticos, ya que la práctica democrática es la excepción, existen contenciosos territoriales y conflictos
armados, discriminación racial, etc. Frente a este rosario de problemas, la Organización de la Unidad
Africana, creada en 1963, intenta arbitrar un instrumento eficaz de negociación pacífica, así como de
promover la solidaridad entre los estados y la cooperación internacional.
AMÉRICA.
Continente, coextensivo con el llamado Nuevo Mundo, con 42.032.205 km2, 721,1 millones de habitantes y
657 h/km2, alargado de N a S en unos 14.000 km. En realidad, aparece integrado por dos subcontinentes bien
diferenciados: América del Norte y América del Sur, unidos por el largo istmo centroamericano (perteneciente
al primero). El océano Atlántico lo baña por el E y el Pacífico por el O, mientras que el océano Glacial Ártico
lo hace por el N; en el S, las gélidas aguas antárticas separan América de la Antártida.
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Geografía física.
Tan alargado en el sentido de los meridianos, el continente americano resulta atravesado por cuatro de los
cinco principales paralelos: Ecuador, trópicos de Cáncer y Capricornio y círculo Polar Ártico. Por tanto, toda
clase de climas están presentes en su territorio, lo mismo que la más amplia variedad orográfica e
hidrográfica. En el relieve americano sobresale la imponente espina dorsal, paralela y próxima al Pacífico,
formada −de N a S− por las montañas Rocosas, las sierras Madres mexicanas, las cordilleras centroamericanas
y los majestuosos Andes de Sudamérica. Este formidable conjunto orográfico, prácticamente sin solución de
continuidad, presenta como puntos culminantes el alasqueño monte MacKinley (6187 m), en América del
Norte, y el sudamericano Aconcagua, andino, que marca el techo del continente con sus 6959 m.
Con diferentes nombres, puede decirse que se sucede la unidad orográfica desde las islas Aleutianas (en el
extremo NO, en Alaska) hasta la Tierra del Fuego chileno−argentina (en el extremo S). Más arriba de las
Rocosas cabe hablar de la cordillera de Alaska y de la cadena Costera. El anchuroso valle del río Misisipí, en
EE.UU., separa las occidentales Rocosas de los orientales Apalaches y los canadienses Laurentinos, unos y
otros ajenos ya y mucho menos elevados que el gran sistema de cordilleras vecinas del océano Pacífico. En
América del Sur, en comparación con la majestuosidad de los Andes, apenas si destacan las formaciones
montañosas ajenas a ellos, como las sierras brasileñas y el macizo de las Guayanas, ambos cercanos al
Atlántico; al Caribe se aproxima la colombiana sierra Nevada de Santa Marta, pequeña pero alta,
independiente de los Andes a pesar de estar muy próxima a ellos.
En América del Norte el río más largo y de más vasta cuenca es el Misisipí, que vierte al atlántico golfo de
México −donde también lo hace el Bravo del Norte o río Grande−. De la vertiente del Pacífico sobresalen el
Colorado y Columbia. El Yukon desagua en el mar de Bering (entre Alaska y Asia) y el canadiense
Mackenzie en el océano Glacial Ártico. El río San Lorenzo desemboca en el Atlántico, acarreando el aporte
hídrico de los Grandes Lagos ubicados entre EE.UU. y Canadá (Superior, Michigan, Hurón, Erie y Ontario).
En América del Sur se halla el Amazonas, el río más caudaloso del mundo. Desagua en el Atlántico, lo mismo
que el Paraná (con su gran tributario el Paraguay), que tributa conjuntamente con el Uruguay en el vasto
estuario llamado río de la Plata. El Orinoco, básicamente venezolano, es también un río atlántico, lo mismo
que el brasileño São Francisco. El colombiano Magdalena (con su afluente el Cauca) vierte en el mar Caribe.
Los ríos de la vertiente del Pacífico son todos cortos, como consecuencia de la inmediatez al océano de la
cordillera andina.
Las llanuras son también importantes. La principal,la sudamericana Amazonia, integrada por la inmensa
cuenca del río que le da nombre. En América del Norte, la Gran Llanura, en Canadá y EE.UU., extendida
entre las Rocosas al O y la bahía de Hudson y el Misisipí al E; en el primero de esos países forma la rica
región cerealista de la Pradera.
El clima, dado el alargamiento en latitud, es de una variedad extrema, desde los caracteres árticos de la isla
danesa de Groenlandia, el N de Canadá y Alaska, hasta los tórridos de las tierras bajas en la región
intertropical. Sin embargo, las mayores concentraciones demográficas y los mayores niveles de desarrollo se
dan en las extensas regiones templadas, sobre todo en América del Norte (EE.UU.) y en la cuenca del Plata.
Es de notar que en las altas tierras montañosas del O del continente, la elevada altitud atenúa sensiblemente
las características tropicales y ecuatoriales de México, América Central y países del O de Sudamérica.
Geografía humana.
Una población que rebasa los 700 millones, con una densidad media de apenas 16 h/km2, se halla
geográficamente muy mal distribuida. En efecto, frente a esa débil densidad como promedio, se encuentran
vastos territorios casi vacíos −como Groenlandia, la mitad N de Canadá, la Amazonia−,pero también regiones
ya relativamente extensas en las que el poblamiento rebasa con creces los 100 y hasta los 200 h/km2. Así, hoy
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son ya áreas populosas: la muy urbanizada de Boston−Nueva York−Washington y la del O−SO de California,
ambas en EE.UU.; el valle de México; El Salvador; el Gran Buenos Aires argentino; en Brasil, el eje São
Paulo−Rio de Janeiro; y, en general, las áreas de influencia inmediata de las capitales de Colombia,
Venezuela, Perú y Chile.
El crecimiento demográfico es moderado −y, en buena medida, fruto de la inmigración− en EE.UU. y Canadá,
con tasas apenas por encima de las de la envejecida Europa; situación similar, en Argentina y Uruguay, y cada
vez más en Cuba. América Latina, salvo los países citados de ella, es en cambio un mundo de demografía
galopante, con altísimos índices de crecimiento vegetativo. La urbanización se ha acelerado en virtualmente
todos los países; en bastantes de ellos, la respectiva capital alberga −con su aglomeración− una quinta y hasta
una cuarta parte de la población nacional −en Uruguay y Argentina, un tercio−. Se ha producido con
frecuencia de modo incontrolado y sin la menor planificación, creando difíciles condiciones de vida en
inmensos suburbios que crecen de un día para otro. En EE.UU. y Canadá, aunque también la población urbana
es ampliamente mayoritaria, el proceso de crecimiento de las ciudades es más antiguo, ha resultado más lento
y con consecuencias menos traumáticas.
Los dos grandes idiomas de América, hoy, son el inglés y el castellano (español), así como (en Brasil) el
portugués. El primero es la lengua de EE.UU. y de un 70 % de los canadienses, así como de numerosas islas
antillanas y de Guyana. Un 30 % de la población de Canadá habla francés,lengua que es también la oficial en
Haití y en las posesiones francesas de Guadalupe, Guayana Francesa y Martinica. El holandés se habla en
Surinam y las Antillas Holandesas. En Groenlandia son oficiales danés y esquimal (inuit). En todo el resto de
América se habla castellano, el cual es cooficial con el guaraní en Paraguay y con el quechua en Perú.
América es un continente cristiano, con dominio del catolicismo en América Latina, predominio del
protestantismo en EE.UU. y equilibrio de ambos en Canadá. Hay minorías hinduistas y musulmanas en
Trinidad, Guyana y Surinam.
Desde el punto de vista étnico, los blancos dominan en casi todo el continente, salvo en las Pequeñas Antillas,
Haití, Jamaica, Bahamas, Bermudas, donde hay amplia mayoría negra, y en Trinidad, Guyana y Surinam,
países en los que hay negros y asiáticos más o menos por mitad. Los amerindios, mezclados o no a los criollos
blancos, son mayoritarios o importantes en México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador,
Perú, Bolivia y Paraguay.
Geografía económica.
Todos los sectores productivos sumados, América es hoy el continente más rico del mundo. Su agricultura,
ganadería, silvicultura, subsuelo e industria representan, ciertamente, la mayor concentración económica −de
modo destacadísimo,gracias a los EE.UU. y Canadá−. Estos dos países,en el N, y los del Plata (Argentina, en
especial), en el S, integran los dos polos cerealistas del continente: maíz, trigo, sorgo, avena, cebada, centeno.
La patata se localiza en Angloamérica (EE.UU. y Canadá), los países andinos y Brasil; en este último, notable
también la mandioca. El azúcar se obtiene en ingentes cantidades a partir de la remolacha en EE.UU., Canadá
y Chile, y de la caña en virtualmente todo el continente (salvo Canadá), siendo el monocultivo de Cuba y
otros países antillanos.
El café es un estimulante americano, gracias a Brasil y Colombia, aunque varios estados centroamericanos y
antillanos dependen también de su producción −que igualmente se obtiene en Ecuador, Perú y otras zonas−.
Similar ámbito geográfico tiene el cacao, importante en Ecuador. La vid solo sobresale en EE.UU., Argentina
y Chile. La soja tiene unas cosechas muy voluminosas en EE.UU. y Brasil; el tabaco, en ambos, Cuba y otros
países. El algodón se cosecha en EE.UU., Brasil, México, Argentina, Perú, Nicaragua y Colombia,
principalmente.
El patrimonio forestal de este continente resulta impresionante, tanto en Angloamérica como en la franja
intertropical −a destacar en esta la vasta Amazonia y la Orinoquia venezolana−. La riqueza ictiológica es muy
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importante en prácticamente todo el Pacífico americano; en el Atlántico las aguas más pesqueras son las de
Canadá y la Patagonia argentina. Argentina (con Uruguay) y EE.UU. (con Canadá) integran dos de las más
nutridas cabañas ganaderas de la Tierra: los cuatro países citados, en vacunos, y los dos sudamericanos
también en ovinos; además, Brasil, México, Colombia y Venezuela poseen cabañas vacunas dignas de
mención. La riqueza minera casi no tiene parangón. EE.UU., por ejemplo, encierra dentro de su territorio
prácticamente todos los minerales de importancia salvo el estaño (que está presente en grandes cantidades en
Bolivia).
El petróleo y el gas natural son abundantísimos en Angloamérica, México y Venezuela, y en cantidades
apreciables en Argentina, Perú, Ecuador y otros lugares.
El hierro se extrae principalmente en EE.UU., Brasil, Venezuela y Canadá; el primero es, además,un gran país
carbonífero. En cobre sobresalen estadounidenses y chilenos; en bauxita, Jamaica, Surinam y Guyana; en
plomo, Estados Unidos, México, Perú y Canadá. También son cuantiosas las reservas de amianto, níquel,
manganeso, volframio, magnesita, vanadio, etc. A destacar asimismo los fosfatos naturales (EE.UU.) y los
nitratos también naturales (Chile). En metales preciosos, resulta significativa la producción aurífera de
Canadá, EE.UU., México, Colombia y Brasil, así como la de la plata −metal americano− en EE.UU., México,
Canadá y Perú.
El gran desarrollo industrial iniciado en el siglo pasado en EE.UU. ha hecho de este país, en el actual, la
mayor potencia fabril del orbe. La economía canadiense está igualmente muy desarrollada, también con
tecnologías muy modernas. Ambos países cuentan con parques industriales que abarcan virtualmente todas las
ramas de la producción manufacturera. América Latina, en cambio presenta un nivel de desarrollo mucho
menor, si bien actualmente Brasil, Argentina y México poseen ya concentraciones industriales regionalmente
significativas (São Paulo,Gran Buenos Aires, conurbación de México, D.F.). Pero el contraste es extremado
entre la América anglófona, de un lado, y las hispanófona y lusófona, de otro: la primera, con industrias
diversificadas y alimentadas por tecnologías y financiación propias, y las segundas con desarrollo relevante
solo en sectores muy concretos, dependientes de tecnologías foráneas y atenazadas por la deuda generada por
una financiación también exterior en gran medida.
Historia.
Aunque parece ser que navegantes escandinavos llegaron a las costas del Labrador, país que denominaron
Vinlandia, el conocimiento de dichos viajes se perdió en las brumas de la historia y solo siglos después,
realizados ya los viajes descubridores de Colón, llegó a conocimiento de los otros pueblos europeos esta
antigua singladura. Los relatos maravillosos de Marco Polo en su recorrido por tierras asiáticas, y los
descubrimientos portugueses a lo largo de las costas africanas durante el s. XV, que culminaron con el
descubrimiento en 1487 del cabo de Buena Esperanza, prepararon el terreno a las expediciones marítimas de
Cristóbal Colón en busca de la India por el camino de Occidente.
España y Portugal −adelantadas del Atlántico−, sobre todo España, que, conseguida la unidad nacional
durante el reinado de los Reyes Católicos se había erigido en una de las principales naciones europeas,
hicieron posibles los cuatro famosos viajes de Colón de 1492 a 1502 y el descubrimiento de las tierras
americanas. Los españoles, desde Florida al estrecho de Magallanes,los portugueses en Brasil y los británicos
y franceses en las proximidades del golfo de San Lorenzo, dan comienzo a una de las épocas más gloriosas de
la historia de los descubrimientos y conquistas. A lo largo de todo el s. XVI se realizó el reconocimiento de la
mayor parte de América Central y Meridional, así como de las regiones oriental y sudoccidental de América
del Norte, en la que tuvieron una destacada participación Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Diego de
Almagro.
El perfeccionamiento de la obra colonizadora se acentúa en el s. XVIII con el deseo de los pueblos
americanos de autonomía e independencia, que cristaliza en EE.UU. a finales de ese siglo y en toda la
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América Latina durante el primer cuarto del s. XIX, que tuvo en los generales Bolívar y San Martín los más
destacados luchadores por la libertad. La doctrina de Monroe («América para los americanos»), la decadencia
de España, el ejemplo de la Revolución Francesa, y otras muchas causas, provocaron la desaparición de los
imperios coloniales de Europa en América, que hoy solo subsisten, como recuerdo, en algunas de las
Pequeñas Antillas, en la Guayana Francesa, San Pedro y Miquelón, y en Groenlandia, además de la
dependencia de Puerto Rico, de EE.UU. desde 1898. Un siglo para el descubrimiento y exploración, dos para
la colonización y cuarenta años para el logro de la independencia son las síntesis de la historia americana.
Después, en otro siglo y medio, se consuma la organización política de los estados y la conversión de América
en una gran potencia humana, política y económica, que contempla su porvenir con moderado optimismo, no
exento de inquietudes, por las extremas desigualdades en su influencia política y desarrollo económico entre
los países del N y los latinoamericanos.
OCEANÍA.
El más pequeño de los continentes, en cuanto a tierra emergida se refiere, con 8.945.724 km2 y una población
de solo 29.128.000 h. Situada aproximadamente entre los meridianos 130° E y O de Greenwich, incluye la
mayor isla de la Tierra, Australia, varias otras islas importantes y millares de otras islas, islotes y atolones.
Convencionalmente, suele agruparse a los conjuntos insulares en Australasia, Micronesia, Melanesia y
Polinesia. Australia es el gigante oceánico: 86 % del territorio del continente y 60 % de la población; siguen
Papúa Nueva Guinea (5 % y 12 %, respectivamente) y Nueva Zelanda (3 % y 12 %). Los otros ests.
independientes, todos ya mucho menores, son: Salomón, Fiji, Vanuatu, Samoa Occidental, Kiribati, Tonga,
Tuvalu y Nauru.
Son dependencias australianas las islas de Norfolk y Macquarie; neozelandesas las de Cook, Niue y Tokelau;
británica, Pitcairn; francesas, Nueva Caledonia, Wallis y Futuna, Polinesia Francesa y Clipperton;
estadounidenses, Guam, Hawai, Midway, Samoa Americana, Wake, Marianas Septentrionales, Estados
Federados de Micronesia,Palau (Belau) y Marshall; Indonesia, Irian Occidental (o Nueva Guinea Indonesia);
y chilenas,Pascua y Sala y Gómez.
No incluimos aquí la descripción geográfica del continente, porque hacerlo sería repetir en buena medida la
geografía de Australia: un 86 % de Oceanía, como queda dicho. Nótese, empero, que la mayoría de las otras
islas constituyen elevaciones de las plataformas continentales de la propia Australia, América o Asia, con
cuyas respectivas masas continentales presentan íntima conexión geológica, topográfica y etnológica; tan es
así que las islas de la plataforma americana no suelen considerarse como oceánicas. Consignemos,en todo
caso, los puntos más alto y más bajo de las tierras de Oceanía, respectivamente el pico Jaya (5030 m), en el
Irian Occidental indonesio, y el lago Eyre (−12 m), australiano. La altitud media continental es baja, como en
Europa: 340 m. En el océano Pacífico, la verdadera terra oceanica, se desciende a la máxima profundidad
terrestre: 11.022 m (fosa Vitjaz). El único gran río continental es el australiano Murray.
Historia.
La exploración de Oceanía fue iniciada por Magallanes, navegante portugués al servicio de España, que visitó
las Marianas en su épica vuelta al mundo, y continuó con los españoles Álvaro de Saavedra (Carolinas y
Nueva Guinea), Villalobos y Gaetano (Hawai, 1542), Álvaro de Mendaña (Tuvalu, Salomón, 1568;
Marquesas, 1593) y Pedro Quirós (Tahití, 1605). En el s. XVII navegantes holandeses visitaron Nueva
Guinea, y Tasman descubrió Fiji, Nueva Bretaña y Tonga. Roggeveen exploró el Pacífico (1721−30) y
descubrió la isla de Pascua; Wallis alcanzó Tahití (1767) y Bougainville atravesó el Pacífico Sur. Pero el gran
explorador de Oceanía fue el británico James Cook que, en sus tres viajes, dio noticia de las islas
comprendidas entre las Hawai y las de Sociedad y llegó hasta el paralelo 71° S.
Posteriormente D'Entrecasteaux e Ingraham (s. XVIII) hicieron importantes descubrimientos en el Pacífico,
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en tanto que en el s. XIX las tareas exploradoras corrieron a cargo del norteamericano Charles Wilkes.
Continente helado, ubicado en la región polar austral del planeta, con 14.100.000 km2 y carente de población
estable permanente. Alrededor del 99 % de su territorio se halla al S del círculo polar antártico. En la
península Antártica se da la mayor proximidad a otro continente (la Tierra del Fuego sudamericana).
Prácticamente inexplorada hasta mediados de este siglo, las bases científicas que han instalado algunos países
−atendidas por personas que se van rotando en medio de un clima hostil− y el Año Geofísico Internacional
(1957−58),han permitido progresos muy notables en el conocimiento de la Antártida. Se trata del continente
de mayor altitud media, del orden de los 1800 m, con una elevadísima meseta central de unos 3200.
Virtualmente la totalidad de la superficie antártica se encuentra recubierta por una gruesa capa de hielos
perpetuos, relacionada con las temperaturas extremadamente bajas. El punto más alto es el monte Vinson
(5140 m). No hay ríos.
Al carecer de población (salvo los científicos de las bases de investigación), no existen estados ni entidades
políticas de ningún tipo. Numerosos países, empero, mantienen reivindicaciones territoriales sobre partes más
o menos amplias de territorio antártico −en todos los casos, a partir del Polo Sur−; varias de esas
reivindicaciones se superponen entre sí. Pero el Tratado Antártico −suscrito en Washington en 1959 y
ratificado al año siguiente− congeló todas las reclamaciones de soberanía en el continente,
internacionalizándolo de hecho al permitir la libre investigación científica por todos los países.
Exploración.
Aunque ya se conocía la existencia de tierras australes desde la antigüedad, ya que Parménides de Grecia,
Herodoto y Pomponio Mela hablaron de ellas, solo en el s. XIX comenzaron los cazadores de focas de Nueva
Inglaterra a frecuentar las aguas antárticas, si bien guardaron el secreto de su teatro de operaciones. En esa
época abundaron las expediciones norteamericanas, británicas y rusas. Benjamin Morrell, en 1822−23,
desembarcó en la isla de Bouvet y penetró en el mar de Weddel hasta los 70° 15' lat. S. El primero en
reconocer que la Antártida era un continente fue el estadounidense Charles Wilkes en 1838−42. E. James
Clarke Ross, al mando de los navíos británicos Erebus y Terror (1839−43) se abrió paso a través del hielo y
descubrió el mar libre de Ross, la Tierra Victoria, la isla de Ross, con sus volcanes activos, y la Barrera de
Ross.
En la segunda mitad del siglo pasado, las expediciones científicas y las de cazadores fueron patrocinadas por
Gran Bretaña, Alemania, EE.UU.,Francia y Noruega. Destacó la expedición del Challenger, que dio la vuelta
al mundo en 1872−76. Robert F. Scott, entre 1901 y 1904, con los buques Discovery, Morning y Terra Nova,
estableció una base invernal en el estuario de McMurdo. La del noruego R. Amundsen en 1910 a bordo del
Fram, que estableció una base en la bahía de las Ballenas y, con ayuda de trineos tirados por perros, llegó el
16 de diciembre de 1911 al Polo Sur con pocas semanas de ventaja sobre el capitán Scott.
Pero una de las más importantes expediciones fue la dirigida por E. H. Shackleton entre 1914−16, que
descubrió la costa de Caird. Al ser su buque Endurance aplastado por los hielos, la tripulación se salvó y se
puso en camino hacia la isla de Elefante; Shackleton y tres compañeros atravesaron en un pequeño bote
ballenero 1300 km de mar y llegaron a la isla Georgia del Sur, y más tarde rescataron al resto de la
tripulación. En 1929 se inician las exploraciones aéreas; la primera fue la de H. Wilkins con base en el buque
Hektoria, la de R. Byrd, que en 1929 voló sobre el Polo Sur, etc.; todas ellas permitieron conocer mejor la
Antártida. Entre las expediciones científicas merecen destacar la noruego−británico−sueca (1949−52),
dirigida por J. Giaver, que realizó importantes estudios meteorológicos y geológicos y las llevadas a cabo
simultáneamente por varias naciones, con bases previamente establecidas, durante el Año Geofísico
Internacional (1957−58).
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