El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro* JUAN FRANCISCO REDONDO SÁNCHEZ BEATRIZ GLORIA VIANA MIGUEL Agencia Estatal de Administración Tributaria SUMARIO 1. INTRODUCCIÓN.—2. EL PROCEDIMIENTO AMISTOSO EN LOS TRATADOS Y CONVENIOS INTERNACIONALES.—3. EL PRO­ CEDIMIENTO AMISTOSO COMO PROCEDIMIENTO ESPECIAL.—4. CUESTIONES A DESARROLLAR EN LA NORMATIVA INTERNA.— 5. AUTORIDAD COMPETENTE.—6. PROCEDIMIENTO. 6.1. Inicio. 6.1.1. Sujetos legitimados para instar el procedimiento. 6.1.2. Presupuesto de hecho. 6.1.3. Medidas que habilitan para instar el procedimiento.. 6.1.4. Plazo. 6.1.5. Deci­ sión de inicio. 6.2. Desarrollo del procedimiento. 6.3. Finalización del procedimiento.—7. COMPATIBILIDAD CON LOS RECURSOS INTERNOS.—8. ANÁLISIS DE LA RESERVA ESPAÑOLA EN MATERIA DE PRESCRIPCIÓN.—9. LA APLICACIÓN DEL ACUERDO.—10. RECURSOS CONTRA EL ACUERDO.—11. SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN. 11.1. Requisitos. 11.2. Aspec­ tos procedimentales. 11.3. Garantías y alcance de la suspensión. 11.4. Efectos de la suspensión.—12. EL DEVEN­ GO DE INTERESES DE DEMORA.—13. CONCLUSIÓN.—BIBLIOGRAFÍA. Palabras clave: Fiscalidad Internacional, convenios para evitar la doble imposición, procedimientos amistosos. 1. INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene por objeto reflexionar sobre las perspectivas que se abrirán en la aplica­ ción de los procedimientos amistosos previstos en los Tratados y Convenios Internacionales, una vez que el Proyecto de Ley de Medidas de Prevención del Fraude Fiscal sea definitivamente aprobado. En efecto, el Proyecto, aprobado por el Consejo de Ministros el 10 de marzo de 2006 y remitido a las Cortes para su tramitación parlamentaria, incluye en su artículo Segundo. Nueve, por primera vez en nuestra normativa interna, una regulación de los “Procedimientos amistosos”. El citado artículo añade una nueva disposición adicional al Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de No Residentes, aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2004, de marzo, en la que, como señala la Exposición de Motivos, “se fomentan los mecanismos de colaboración de los contribuyentes con la Administración Tributaria... introduciendo una regulación legal específica de los procedimien­ tos amistosos que permita un futuro desarrollo reglamentario de los mismos”. En el momento actual el Proyecto ha finalizado su tramitación en el Congreso (Dictamen de la Comisión publicado en el Boletín Oficial de las Cor­ tes Generales, Congreso de los Diputados, el 28 de junio de 2006) y ha sido remitido al Senado, sin que en el mismo se hayan introducido modificaciones sustanciales en esta materia, lo que hace prever que el texto definitivo se mantendrá aproximada­ mente en los términos actuales. También en el ámbito internacional se han veni­ do, en los últimos tiempos, adoptando iniciativas tendentes a potenciar la utilización de este meca­ nismo de resolución de conflictos, tanto en el ámbito de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (en adelante OCDE), que desde el año 2003 está trabajando para perfeccio­ nar el procedimiento amistoso, como en el ámbito de la Unión Europea (en adelante UE) que ha desa­ rrollado iniciativas en este sentido, principalmente vinculadas a los precios de transferencia. * Trabajo presentado al VI Curso de Alta Especialización en Fiscalidad Internacional celebrado en la Escuela de la Hacienda Pública del Instituto de Estudios Fiscales en el primer semestre de 2006. 187 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 2. EL dencia de los recursos previstos por el Derecho interno de esos Estados, podrá someter su caso a la autoridad competente del Estado contratante del que sea residentes o, si fuera aplicable el apar­ tado 1 del artículo 24, a la del Estado contratante del que sea nacional. El caso deberá ser planteado dentro de los tres años siguientes a la primera noti­ ficación de la medida que implique una imposición no conforme a las disposiciones del Convenio. PROCEDIMIENTO AMISTOSO EN LOS TRATADOS Y CONVENIOS INTERNACIONALES El procedimiento amistoso como mecanismo para evitar la doble imposición internacional a tra­ vés del acuerdo entre Administraciones fiscales se contempla en el artículo 25 del Modelo de Conve­ nio de la Organización para la Cooperación y Des­ arrollo Económico (en adelante MC OCDE) y los correspondientes artículos de los Convenios bila­ terales, en el artículo 25 del Modelo de Convenio de Naciones Unidas y de los Estados Unidos de Norteamérica y en el Convenio Europeo de Arbi­ traje de 23 de julio de 1990 (Convenio 90/436/CEE, relativo a la supresión de la doble imposición en caso de corrección de los beneficios de empresas asociadas). Dicho procedimiento constituye una suerte de último recurso contemplado en los Convenios, de aplicación cuando la distribución de potestades tri­ butarias que los distintos artículos prevén, conduce a un resultado contrario a lo previsto en los mis­ mos. En estos supuestos de conflicto, bien deriven de controversias específicas en la aplicación de los Convenios o dudas interpretativas, podrá recurrir­ se al procedimiento amistoso, con independencia de la posibilidad de utilizar cualquier vía de recurso prevista en las legislaciones internas. El artículo 25 del MC OCDE prevé la posibili­ dad de recurrir al procedimiento amistoso en dos supuestos distintos: — Cuando una persona considere que las medidas adoptadas por uno o por ambos Estados contratantes implican o pueden implicar una imposición no conforme con las disposiciones del Convenio. — Para resolver dudas que plantee la inter­ pretación de los Convenios o para eliminar la doble imposición en los casos no previs­ tos en el Convenio. Por su parte, el Convenio europeo relativo a la supresión de la doble imposición en caso de corrección de beneficios de empresas asociadas, contempla la posibilidad de recurrir al acuerdo entre Administraciones en este caso. En concreto, el artículo 25 del MC OCDE, dis­ pone: 2. La autoridad competente, si la reclamación le parece fundada y si no puede por sí misma encontrar una solución satisfactoria, hará lo posible por resolver la cuestión mediante un acuerdo amis­ toso con la autoridad competente del otro Estado contratante, a fin de evitar una imposición que no se ajuste a este Convenio. El acuerdo será aplicable independientemente de los plazos previstos por el Derecho interno de los Estados contratantes. 3. Las autoridades competentes de los Esta­ dos contratantes harán lo posible por resolver las dificultades o las dudas que plantee la interpreta­ ción o aplicación del Convenio mediante un acuer­ do amistoso. También podrán ponerse de acuerdo para tratar de eliminar la doble imposición en los casos no previstos en el Convenio. 4. A fin de llegar a un acuerdo en el sentido de los apartados anteriores, las autoridades com­ petentes de los Estados contratantes podrán comunicarse directamente, incluso en el seno de una comisión mixta integrada por ellas mismas o sus representantes.” La normativa mencionada se complementa con los Comentarios al Modelo de Convenio y con el Código de Conducta para la aplicación efectiva del Convenio de Arbitraje pero, en el ámbito interno, no existe hasta la fecha regulación alguna de esta materia, lo que ha planteado no pocas dificultades en la resolución de las cuestiones procedimentales suscitadas en los procedimientos amistosos que hasta el momento se han tramitado. La importan­ cia creciente de los mismos, tanto por el número como por la complejidad de los casos abordados, en gran parte vinculada a las controversias en materia de precios de transferencia, da idea de la relevancia de la nueva normativa. Como antecedente cabe señalar que el Antepro­ yecto de Ley General Tributaria incluía una disposi­ ción adicional que, bajo el título “Procedimientos en aplicación de un Convenio internacional”, disponía: “Artículo 25. Procedimientos amistosos 1. Cuando una persona considere que las medidas adoptadas por uno o por ambos Estados contratantes implican o pueden implicar para ella una imposición que no esté conforme con las dis­ posiciones del presente Convenio, con indepen­ 188 “Los procedimientos previstos en los conve­ nios para evitar la doble imposición suscritos por España, así como en el Convenio relativo a la supresión de la doble imposición en caso de corrección de los beneficios de empresas asocia­ das de 23 de julio de 1990, publicado en el Boletín Oficial del Estado de 21 de diciembre de 1994, se regirán por sus propias normas de procedimiento. El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL Las resoluciones que pongan fin a estos procedi­ mientos no podrán ser objeto de recurso alguno”. El Consejo de Estado formuló una observación no esencial en el Dictamen preceptivo emitido con carácter previo a la aprobación del Proyecto por el Consejo de Ministros, indicando que no es correc­ to introducir una cláusula general que cierre cual­ quier vía de recurso y que, en todo caso, habrá que estar a lo que dispongan los respectivos convenios. En el Proyecto se mantuvo la disposición adicional que fue posteriormente suprimida en el curso de la tramitación parlamentaria. Esta ausencia de regulación en el ámbito inter­ no ha sido criticada por algún sector de la doctrina, que ha reclamado alguna previsión al respecto. Así, SERRANO ANTÓN (2005) se ha pronunciado al res­ pecto en los siguientes términos: “Lamentable­ mente, España no tiene hasta el momento una regulación concreta sobre procedimiento amisto­ so. Teniendo en cuenta la utilidad de este tipo de normas, en cuanto que contribuye de forma nota­ ble a la seguridad jurídica, y siempre que se delimi­ te un marco claro en el que fluya el acuerdo entre los dos estados contratantes de un CDI, no queda más que recomendar vivamente la adopción por parte de la Administración de vehículos normativos similares (a los adoptados en otros países) tenden­ tes a regular el desarrollo del procedimiento amis­ toso previstos en el artículo 25 de los CDIs”. En el mismo sentido, CALDERÓN CARRERO (2004), afirma “...resultaría deseable que en un futuro próximo las autoridades españolas tomaran conciencia de la relevancia que posee la articula­ ción de una regulación específica del procedimien­ to amistoso, así como de otras cuestiones pendientes relacionadas con la aplicación efectiva de los CDls, a la vista de la importancia que ello posee para reforzar la protección de los derechos de los contribuyentes en el marco de estos conve­ nios internacionales. No puede dejar de señalarse que la política de fomento de la internacionaliza­ ción de la economía y la empresa española que las autoridades españolas han adoptado en los últimos tiempos requiere también de la articulación de mecanismos que contribuyan a generar una mayor seguridad jurídica y doten de una mayor protec­ ción a los contribuyentes inmersos en el complejo entramado fiscal propio de las operaciones e inver­ siones transnacionales”. Los Comentarios al artículo 25 del Modelo de Convenio señalan en su párrafo 13, “...El Convenio no establece reglas particulares en cuanto a la forma de las reclamaciones. Las autoridades com­ petentes pueden prescribir los procedimientos particulares que juzguen apropiados”. También el Comité de Asuntos Fiscales de la OCDE en las Directrices aplicables en materia de precios de transferencia1 recomienda a las Autorida­ des competentes establecer y hacer públicas sus propias reglas o procedimientos internos sobre la utilización del procedimiento amistoso, tanto para una mejor información del contribuyente como en beneficio de las propias Administraciones tributa­ rias (Directriz 4.61). En este contexto, debe valorarse positivamente la oportunidad de la nueva regulación que el Pro­ yecto de Ley de Medidas de Prevención del Frau­ de Fiscal contiene, que deberá ser necesariamente completada con el desarrollo reglamentario al que el propio Proyecto remite. 3. EL PROCEDIMIENTO AMISTOSO COMO PROCEDIMIENTO ESPECIAL Como paso previo al análisis de las distintas cuestiones procedimentales y de índole práctica que los procedimientos amistosos plantean, y que serán objeto de comentario a lo largo de las siguien­ tes páginas, conviene comenzar analizando si nos encontramos ante procedimientos administrativos a los que sean aplicables las disposiciones generales del ordenamiento administrativo y tributario o si, por el contrario, este tipo de procedimientos pre­ sentan características especiales que hagan de imposible o difícil aplicación las normas aplicables a los procedimientos tributarios, en todo o en parte. A diferencia de los procedimientos para la apli­ cación de los tributos contemplados en la Ley General Tributaria, los procedimientos amistosos derivan de los Convenios para evitar la doble imposición (en adelante CDI), que son Tratados Internacionales sujetos al régimen jurídico estable­ cido en el artículo 96 de la Constitución. A diferen­ cia de los procedimientos tributarios que finalizan por resolución de un órgano administrativo (con independencia de que puedan finalizar por silencio, renuncia o desestimiento), los procedimientos amistosos terminan por “acuerdo” entre las Admi­ nistraciones implicadas, incluso pudiera ocurrir que tal acuerdo no llegara a alcanzarse. Por otra parte, es requisito imprescindible y pre­ vio que se vulneren las disposiciones del Convenio sin que la infracción de las normas tributarias inter­ nas constituya presupuesto habilitante para su apli­ 1 Véase OCDE (2003) Directrices aplicables en materia de pre­ cios de transferencia a empresas multinacionales y Administracio­ nes tributarias. Versión en castellano (2003), OCDE, Secretaría de Hacienda y Gasto Público. Servicio de Administración Tribu­ taria, México e Instituto de Estudios Fiscales. 189 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 cación. De ahí que los propios comentarios de la OCDE califiquen al procedimiento amistoso como “extraordinario respecto al derecho interno”. Auto­ res, como BUSTOS BUIZA y DEL CAMPO AZPIAZU (2002) los califican como procedimientos sui géneris. En este sentido, la Sentencia de la Audiencia Nacional de 14 de junio de 1999 señala que para determinar la procedencia o no de iniciar un pro­ cedimiento amistoso debe responderse, como cuestión previa, “si la controversia suscitada tiene su origen en la aplicación del Tratado o más bien se trata de una cuestión de Derecho interno, ya que en el primer caso procederá estimar la demanda, y lo contrario en el segundo”. La calificación del procedimiento amistoso como procedimiento especial determina que no son aplicables de forma directa las previsiones de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributa­ ria ni las de la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. Y esta especialidad deriva del hecho de venir contemplados en un Tratado Internacional de aplicación preferente al derecho interno. A este respecto resulta ilustrativa la posi­ ción del Tribunal Supremo en Sentencia de 18 de mayo de 2005, de la Sala de lo Contencioso-Admi­ nistrativo (Rec. núm. 754/2000) que, en relación con la problemática que suscitan los Convenios Internacionales para evitar la doble imposición, señala en su Fundamento de Derecho Tercero: “(...) conviene fijar la naturaleza, alcance y efec­ tos de estos Instrumentos Jurídicos: A) En cuanto a su objetivo: Se pretende con ellos eliminar la doble imposición, y, de modo sub­ ordinado, prevenir la evasión fiscal, y procurando evitar la discriminación por razón de nacionalidad. B) Atendiendo a su naturaleza jurídica son Tratados Internacionales, a menudo bilaterales y de carácter contractual, sujetos al régimen jurídico establecido en el artículo 96 de la Constitución, con rango de ley y que regulan un sector específi­ co del ordenamiento. C) En cuanto a su eficacia son completos, es decir, no pueden ser interpretados mediante nor­ mas internas. Pero en modo alguno constituyen una «opción» a la que pueda acogerse o renunciar el interesado. D) En punto a interpretación ha de estarse a su texto y a la intención de las partes, ofreciendo a tal fin gran ayuda los comentarios que acompa­ ñan a los modelos. Además, la interpretación ha de ser preferentemente dinámica, autónoma para cada Convenio. E) Son de naturaleza omnicomprensiva.” En todo caso, como señala PALACÍN SOTILLOS (2004), “La caracterización de este tipo de procedi­ mientos como sui géneris o especiales se refiere específicamente al propio procedimiento amistoso, no a su objeto. Este, el objeto, es la determinación de la suma debida por un contribuyente en España por un concepto y periodo impositivo determina­ dos. De este modo aunque el procedimiento sea extraordinario su objeto es la obligación tributaria ordinaria. La relación jurídica tributaria entre contri­ buyente y Administración española sufre un parén­ tesis con el desarrollo del procedimiento amistoso, pero en modo alguno cabe suponer que éste altera la naturaleza jurídica de la obligación de contribuir”. Por ello, la normativa interna resulta aplicable en cuanto a la determinación de la obligación tribu­ taria. El propio desarrollo del procedimiento, esto es, la iniciación, plazos, sujetos legitimados o forma de resolución, entre otros, se regirán por lo dis­ puesto en el Convenio. En cuanto a la naturaleza jurídica del procedi­ miento amistoso, algunos autores han encontrado similitudes con el arbitraje, llegándose a hablar de la naturaleza “para-arbitral” del procedimiento amistoso. Sin embargo, entendemos que falta en estos procedimientos un elemento esencial del procedimiento arbitral, cual es la existencia de un tercero independiente de las partes a quien se atri­ buye la resolución del asunto. Son las propias admi­ nistraciones implicadas, incluso en el caso de que se cree una comisión ad hoc cuando el convenio aplicable así lo prevea, las competentes para llevar a cabo las actuaciones necesarias para alcanzar un acuerdo que resuelva el conflicto. En este sentido se manifiesta SERRANO ANTÓN (2005). Se trata de un procedimiento de carácter nego­ cial, en el que no necesariamente debe alcanzarse un acuerdo y en el que las administraciones fiscales no renuncian a su soberanía. 4. CUESTIONES A DESARROLLAR EN LA NORMATIVA INTERNA Sentado que los procedimientos amistosos se rigen por lo dispuesto en los propios Convenios que los contemplan, existen determinadas cuestio­ nes conexas que derivan del propio Convenio que, por no poder ser resueltas con arreglo a la norma­ tiva administrativa general o tributaria en particular, resulta aconsejable, como recomienda la OCDE y un sector de la doctrina, que sean objeto de des­ arrollo expreso. Y éste es el loable propósito del Proyecto de Ley de Medidas de Prevención del Fraude Fiscal. Vaya por delante que la delimitación de las cuestiones a las que es aplicable la normativa tribu­ 190 El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL taria general o la específica derivada de los Conve­ nios, no es en absoluto, tarea fácil, como ponen de manifiesto las divergencias al respecto manifesta­ das por la doctrina. La lectura de la nueva disposición que se añade a la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residen­ tes, aún en fase de tramitación parlamentaria, da la pauta de las cuestiones que tanto el Gobierno que elaboró el Proyecto como el Congreso de los Diputados que lo ha confirmado hasta la fecha en sus mismos términos, consideran necesario regu­ lar. Así, el artículo segundo. Nueve, establece: a) Depósito de dinero o valores públicos. b) Aval o fianza de carácter solidario de enti­ dad de crédito o sociedad de garantía recíproca o certificado de seguro de caución. 3.o Si los procedimientos amistosos no se refieren a la totalidad de la deuda, la suspensión prevista en este apartado se limitará al importe afectado por los procedimientos amistosos.” En consecuencia, el Proyecto remite al poste­ rior desarrollo reglamentario, con mayor o menor amplitud, las siguientes materias: — La aplicación temporal del acuerdo alcan­ zado entre las Administraciones. “Artículo segundo. Modificación del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes, aprobado por Real Decreto Legislativo 5/2004, de 5 de marzo. — El procedimiento para la resolución del procedimiento amistoso y para la aplica­ ción del acuerdo alcanzado. Nueve: Se añade una nueva disposición adicio­ nal primera, con el siguiente contenido: — La imposibilidad de recurrir el acuerdo. Disposición adicional única. Procedimientos amistosos. — La suspensión de la deuda mientras de tra­ mita el procedimiento. 1. Los conflictos que pudieran surgir con Administraciones de otros Estados en la aplicación de los convenios y tratados internacionales se resol­ verán de acuerdo con los procedimientos amistosos previstos en los propios convenios o tratados, sin perjuicio del derecho a interponer los recursos o reclamaciones que pudieran resultar procedentes. — Las garantías admisibles para que la deuda quede suspendida. 2. La aplicación del acuerdo alcanzado entre ambas Administraciones en el ámbito de un proce­ dimiento amistoso se realizará en el momento o período en que el acuerdo adquiera firmeza, en los términos que reglamentariamente se establezcan. 3. A estos efectos, reglamentariamente se establecerá el procedimiento para la resolución de estos procedimientos amistosos, así como para la aplicación del acuerdo resultante. 4. No podrá interponerse recurso alguno contra los citados acuerdos, sin perjuicio de los recursos previstos contra el acto o actos adminis­ trativos que se dicten en aplicación de dichos acuerdos. 5. 1.o En los procedimientos amistosos, el ingreso de la deuda tributaria quedará suspendido automáticamente a instancias del interesado cuan­ do se garantice su importe, los intereses de demo­ ra que genere la suspensión y los recargos que pudieran proceder en el momento de la solicitud de la suspensión, en los términos que reglamenta­ riamente se establezcan. No se podrá suspender el ingreso de la deuda tributaria de acuerdo con lo previsto en el párrafo anterior, mientras se pueda solicitar la suspensión en vía administrativa o jurisdiccional. 2.o Las garantías admisibles para obtener la suspensión automática a la que se refiere el núme­ ro anterior serán exclusivamente las siguientes: Siguiendo las pautas que aporta el Proyecto de Ley, analizaremos algunas de las cuestiones contro­ vertidas hasta la fecha que deberán ser objeto del posterior desarrollo reglamentario. 5. AUTORIDAD COMPETENTE La primera cuestión a dilucidar es la autoridad competente para tramitar y resolver los procedi­ mientos amistosos en el ámbito interno. El MC OCDE contiene una definición de auto­ ridad competente que, de acuerdo con la distribu­ ción competencial existente en cada país, permite a los Estados designar las autoridades competen­ tes, una o más. Habitualmente España designa al “Ministro de Hacienda o su representante autorizado” en los Convenios bilaterales suscritos. La misma referen­ cia se incluye en el Convenio relativo a la supresión de la doble imposición en caso de corrección de los beneficios de empresas asociadas. El Real Decreto 1552/2004, de 25 de junio, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Economía y Hacienda, incluye en su artículo 4.1.d), entre las competencias de la Dirección General de Tributos, “La negociación y aplicación de los convenios para evitar la doble imposición, los concernientes a la normativa tribu­ taria contenida en los Tratados Internacionales y los trabajos relativos a la OCDE y a la Unión Europea en el ámbito tributario”. 191 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 Dentro de la Dirección General de Tributos, la Subdirección General de Tributación de no Resi­ dentes ejercerá las funciones contenidas en el apartado 1.d), en virtud de lo dispuesto en el mismo artículo 4 apartado 2.i) del Real Decreto citado. Siendo, en consecuencia, competente la Direc­ ción General de Tributos para la aplicación de los Convenios y siendo los procedimientos amistosos un mecanismo de resolución de controversias pre­ visto en los mismos, cabe plantearse si la compe­ tencia atribuida a este Centro Directivo lo es en exclusiva o se trata de una competencia comparti­ da con las Administraciones tributarias que tienen encomendada la aplicación del sistema tributario, esto es, en el ámbito estatal, la Agencia Tributaria. Parece obvio que la Dirección General de Tribu­ tos, cuyas funciones son básicamente normativas e interpretativas, carece en la actualidad de la estruc­ tura y atribuciones necesarias para tramitar en su integridad un procedimiento amistoso, en el que normalmente deberán realizarse un elevado núme­ ro de actuaciones de naturaleza gestora (análisis de datos, pruebas, informaciones internas y externas, práctica de liquidaciones o requerimientos, etc.), para los que la Dirección General de Tributos care­ ce de competencias. A modo de ejemplo, es el Equipo Central de Información de la Oficina Nacio­ nal de Investigación del Fraude, encuadrado en la Agencia Tributaria, el competente para requerir o suministrar información a terceros Estados. No hay duda, por tanto, de que la Agencia Tributaria debe jugar un papel imprescindible en la tramitación de los procedimientos amistosos. Hasta la fecha, y teniendo en cuenta que no existe norma expresa al respecto a parte del cita­ do Real Decreto 1552/2004, de 15 de junio, la pre­ ponderancia la ostenta la Dirección General de Tributos y la Agencia Tributaria interviene emitien­ do los informes que se le solicitan que no tienen carácter vinculante. El nuevo desarrollo reglamentario deberá pro­ nunciarse expresamente al respecto, bien consa­ grando la situación actual o modificándola. Existen al respecto numerosas posibilidades: desde atribuir a la Dirección General de Tributos el papel de mero interlocutor en las relaciones con el otro Estado (a semejanza de lo que hoy ocurre con las propuestas de valoración previa en materia de operaciones vinculadas), hasta atribuir a este Cen­ tro Directivo la competencia para resolver cuestio­ nes interpretativas de los Convenios, o distribuir entre ambos las competencias en función de la materia afectada, de modo que, por ejemplo, la AEAT resolviera los procedimientos relativos a valoraciones y precios de transferencia. 6. PROCEDIMIENTO Como señalan los Comentarios al MC OCDE el artículo 25 establece únicamente “reglas generales referentes al procedimiento amistoso”. Por eso, según reza el párrafo quinto de los comentarios al citado artículo, éstos “...tratan de precisar el obje­ to de estas reglas y de completarlas si es necesario, refiriéndose principalmente a las reglas seguidas en el ámbito internacional para la puesta en marcha del procedimiento amistoso o en la esfera interna, para el desarrollo de los procedimientos vigentes en la mayoría de los países miembros de la OCDE con objeto de regular los litigios fiscales”. Si una característica debe ser destacada de antemano es, precisamente, la ausencia de formalismos. A lo largo de las siguientes páginas nos referi­ mos a los procedimientos previstos en los aparta­ dos 1 y 2 del artículo 25 del MC OCDE, esto es a los procedimientos dirigidos a resolver controver­ sias ya planteadas y que afectan a los contribuyen­ tes, dejando al margen los procedimientos a que se refieren los apartados 3 y 4 del mismo precepto, esto es, los dirigidos a solventar problemas inter­ pretativos o de aplicación de los Convenios que se plantean y se resuelven entre las Autoridades com­ petentes de los Estados sin afectar a un contribu­ yente, en concreto. El procedimiento se desarrolla en dos fases: una primera en el Estado de la residencia del contribu­ yente afectado, (o excepcionalmente en el de la nacionalidad) y una segunda de carácter bilateral dirigida a resolver el litigio por acuerdo entre las autoridades competentes. 6.1. Inicio El artículo 25.1 del Modelo de Convenio esta­ blece: 192 “1. Cuando una persona considere que las medidas adoptadas por uno o por ambos Estados contratantes implican o pueden implicar para ella una imposición que no esté conforme con las dis­ posiciones del presente Convenio, con indepen­ dencia de los recursos previstos por el Derecho interno de esos Estados, podrá someter su caso a la autoridad competente del Estado contratante del que sea residentes o, si fuera aplicable el apar­ tado 1 del artículo 24, a la del Estado contratante del que sea nacional. El caso deberá ser planteado dentro de los tres años siguientes a la primera noti­ ficación de la medida que implique una imposición no conforme a las disposiciones del Convenio”. El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL 6.1.1. Sujetos legitimados para instar el procedimiento Cualquier persona física o jurídica, podrá instar el inicio del procedimiento ante la autoridad com­ petente del Estado de su residencia. También podrá instarlo en el país de su nacionalidad en los supues­ tos de discriminación a que se refiere el artículo 24 del Convenio. El concepto de residencia deberá aplicarse de acuerdo con las disposiciones del propio Convenio y plantea, como primera cuestión, la necesidad de acreditarla cuando se insta el inicio del procedi­ miento amistoso. El procedimiento se instará en el Estado de la residencia con independencia de si la pretendida vulneración del Convenio procede de la Administra­ ción tributaria de ese Estado o del otro. En el caso de que el procedimiento se inste en aplicación del Convenio relativo a la supresión de la doble imposi­ ción en caso de corrección de los beneficios de empresas asociadas, la empresa podrá dirigirse no sólo a la autoridad competente del Estado residen­ te sino también, a su elección, a la del Estado en que se hallare situado su establecimiento permanente. En estos casos de empresas asociadas, en los que están implicados dos o más sujetos, el proce­ dimiento podrá instarse en el Estado de la residen­ cia de cualquiera de ellas. 6.1.2. Presupuesto de hecho La medida adoptada por la Administración tri­ butaria debe entrañar una doble imposición o bien conculcar directamente una regla del Convenio. Los párrafos 8, 9 y 10 de los Comentarios al artícu­ lo 25 enumeran algunos supuestos en los que puede producirse doble imposición: — Las cuestiones referentes a la atribución a un establecimiento permanente de una parte proporcional de los gastos de direc­ ción y generales de administración de la empresa, en aplicación del apartado 3 del artículo 7. — La imposición en el Estado del deudor, en el caso de relaciones especiales entre el deudor y el beneficiario efectivo, de la parte excesiva de intereses y cánones en aplicación de las disposiciones del artículo 9, del apartado 6 del artículo 11 ó del apar­ tado 4 del artículo 12. — Los casos de aplicación de una legislación referente a la subcapitalización cuando el Estado de la sociedad deudora ha conside­ rado los intereses como dividendos, en la medida en que este régimen esté basado en cláusulas de un Convenio que se correspondan, por ejemplo, al artículo 9 o al apartado 6 del artículo 11. — Los casos en que la ignorancia de la situa­ ción de hecho del contribuyente determi­ na una aplicación inexacta del Convenio, especialmente en lo que se refiere a la determinación de la residencia (apartado 2 del art. 4), a si existe un establecimiento permanente (art. 5) o al carácter temporal de los servicios prestados por un asalaria­ do (apartado 2 del art. 15). Por su parte, los párrafos 9 y 10 de estos mis­ mos Comentarios declaran aplicable el procedi­ miento amistoso, para resolver problemas de doble imposición jurídica y económica en materia de precios de transferencia, para determinar tanto la procedencia como la cuantía de los ajustes bila­ terales a efectuar. En el ámbito de la Unión Europea, el Convenio 90/436/CEE, relativo a la supresión de la doble imposición en caso de corrección de los beneficios de las empresas asociadas, prevé la posibilidad de recurrir al procedimiento amistoso, y si con éste no se consigue un acuerdo al procedimiento arbitral, para eliminar la doble imposición cuando una empresa considere que no se han respetado los prin­ cipios de corrección de beneficios y de atribución de los beneficios a un establecimiento permanente, que el propio Convenio prevé en su artículo 4. En cuanto a los supuestos que, sin implicar doble imposición determinan un gravamen que conculca directamente una regla del Convenio, el párrafo 11 de los Comentarios al MC OCDE citan dos supuestos a título de ejemplo. El primero, el de un Estado que grave una determinada renta en relación con la cual el Convenio atribuye al otro Estado un derecho exclusivo aún cuando éste no pudiera ejercerlo por causa de una laguna en su legislación interna. Y, el segundo, el caso de que un Estado someta a ciudadanos de otro Estado pero residentes en él a un trato fiscal discriminatorio. 6.1.3. Medidas que habilitan para instar el procedimiento De acuerdo con el apartado 1 del artículo 25 del Modelo de Convenio, la pretendida imposición no conforme con las disposiciones del Convenio debe derivar de “medidas adoptadas por uno o por ambos Estados contratantes” y no se requiere que estas medidas ocasionen automáticamente la imposición contraria al Convenio sino que la impli­ quen o puedan implicarla. 193 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 Los Comentarios al artículo 25 del MC OCDE, en su párrafo 12, precisan que el procedimiento amistoso puede iniciarlo el contribuyente sin espe­ rar a que la imposición no conforme al Convenio le haya sido liquidada o notificada. Es suficiente con que considere que las medidas tomadas por uno o por ambos Estados entrañan una imposición que implica un riesgo no sólo posible sino probable. Continúa este mismo párrafo indicando: “Estas medidas alcanzan a todos los actos o decisiones de índole legislativos o reglamentarios, de carácter general o particular...”. No obstante, el propio artículo 25 precisa que el caso deberá ser planteado dentro de los tres años siguientes a la primera notificación de la medi­ da y que el procedimiento amistoso es compatible con los recursos previstos por el Derecho interno de los Estados. Lo anterior obliga a precisar qué actos de la Administración otorgan al contribuyente el dere­ cho a instar el procedimiento. BUSTOS BUIZA y DEL CAMPO AZPIAZU (2002) entienden que, “en el caso español, serán admitidos los procedimientos basa­ dos en actos que, según el derecho interno, son recurribles, que son los actos definitivos y los de trámite que deciden sobre el asunto”. No obstan­ te, estos mismos autores reconocen que cabrían excepciones y, en particular, admiten dos: las actas, ya que son propuestas de liquidación en las que existe un pronunciamiento firme de la Administra­ ción, y los actos de determinación de valor normal de mercado en operaciones vinculadas. Por su parte, CALDERÓN CARRERO (2004) entien­ de que pueden existir otro tipo de medidas o actuaciones administrativas que sin ser actos defini­ tivos de la Administración tributaria pueden entra­ ñar un riesgo de imposición contraria al Convenio y, por tanto, justificar el inicio del procedimiento. Cita, en concreto, un supuesto admitido por el Tri­ bunal Supremo en Sentencia de 15 de abril de 2003 en que se aceptó que una Carta de la AEAT refe­ rente al tratamiento fiscal de los bonos austriacos constituía una medida de la que podría resultar un imposición contraria al Convenio. También para este autor, una resolución a una consulta vinculan­ te de la Dirección General de Tributos podría dar lugar al inicio del procedimiento si, a juicio del con­ tribuyente, llegara a una interpretación contraria al Convenio. Una interpretación más restrictiva es la conte­ nida en la Sentencia de la Audiencia Nacional de 14 de junio de 1999 en la que se denegó la pretensión de los recurrentes, entre otras razones, por enten­ der que las actuaciones inspectoras a las que se oponían todavía no habían provocado ningún acto definitivo. Sensu contrario, parece deducirse que la Audiencia Nacional en este pronunciamiento con­ sideró que la solicitud del procedimiento debía efectuarse una vez dictadas las liquidaciones tribu­ tarias resultantes de las actuaciones inspectoras previas. A la vista de las diferentes interpretaciones exis­ tentes al respecto entendemos que el desarrollo reglamentario del procedimiento amistoso deberá pronunciarse expresamente sobre esta cuestión. 6.1.4. Plazo Según dispone el artículo 25 del MC OCDE, el plazo para solicitar el inicio del procedimiento es de tres años desde la primera notificación de la medida que implique una imposición no conforme a las disposiciones del Convenio. Según el párrafo 17 de los Comentarios, este plazo debe considerarse como mínimo, de suerte que los Estados contratantes pueden concertar bilateralmente plazos más largos a favor de los con­ tribuyentes, a la vista de los plazos previstos en las reglamentaciones internas en materia de convenios fiscales. Este mismo apartado pone de manifiesto que el plazo de tres años trata de proteger a las Administraciones de reclamaciones tardías. A pesar del carácter de mínimos predicado del plazo de tres años para plantear el procedimiento en el MC OCDE, España en la mayoría de los Con­ venios en los que ha pactado un plazo distinto ha establecido uno inferior, de dos años. Posiblemente la explicación, como señala SERRANO ANTÓN (2005), se encuentre en que se trata de Convenios suscritos con anterioridad a 1977, año en el que se introdujo en el Modelo de Convenio el límite de los tres años para la iniciación del procedimiento amistoso. Como excepción, tan sólo el Convenio con EE UU prevé un plazo superior de 5 años. En cuanto al momento de inicio del cómputo del plazo, el día de la primera notificación de la medida, los Comentarios señalan que debe interpretarse de la manera más favorable al contribuyente. En el caso de que la imposición no conforme al Convenio derive de una decisión o medida administrativa de alcance general, el cómputo del plazo se inicia a partir de la medida individual que determina el gra­ vamen concreto. Si el impuesto ha sido retenido en la fuente, el plazo comienza a partir del pago de la renta, salvo que el contribuyente pruebe que tuvo conocimiento de esa retención en fecha posterior. El Código de Conducta para la aplicación efec­ tiva del Convenio de Arbitraje, aprobado por Deci­ 194 El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL sión del Consejo de la Unión Europea de 31 de marzo de 2005, considera que la fecha de inicio del periodo de tres años es la fecha de la “primera notificación del acto de liquidación o equivalente que ocasiona o pueda ocasionar una doble imposi­ ción..., por ejemplo debido a un ajuste en materia de precios de transferencia”. 6.1.5. Decisión de inicio A la vista de la solicitud presentada la autoridad competente podrá decidir iniciar o no el procedi­ miento. Las razones para denegar el inicio se des­ prenden de lo hasta aquí expuesto: — Si el acto contra el que la solicitud se dirige no implica una vulneración del convenio. — Si no se presenta en el Estado de la resi­ dencia (o de la nacionalidad en los supues­ tos expresamente previstos). — Si la medida en cuestión no es susceptible de iniciar el procedimiento. — Si se presenta fuera de plazo. El apartado 2 del artículo 25 tan sólo aclara que es la Autoridad competente la que debe decidir, si la solicitud le parece fundada, de donde se des­ prende que no existe un derecho del contribuyen­ te a que el procedimiento se tramite sino tan sólo a someter el caso a la autoridad competente para que ésta decida. Aún cuando se trata de una potestad atribuida a las Administraciones tributarias, con tintes de dis­ crecionalidad, en España los tribunales (Sentencias de la Audiencia Nacional de 14 de junio de 1999 y del Tribunal Supremo de 30 de junio de 2000 y de 15 de abril de 2003), han admitido la posibilidad de recurrir la negativa e iniciar el procedimiento amis­ toso. Esta “judicialización” del inicio de los procedi­ mientos amistosos ha sido positivamente valorada por autores como CALDERÓN CARRERO (2004) y PALACÍN SOTILLOS (2004). Entendemos que, habida cuenta de la exigencia en nuestro derecho interno de motivar las decisio­ nes administrativas, resulta aconsejable que el futu­ ro reglamento prevea los supuestos en que puede denegarse el inicio del procedimiento, con indepen­ dencia de que dicha decisión no pueda recurrirse. 6.2. Desarrollo del procedimiento Una vez que la autoridad competente ha esti­ mado fundada la reclamación debe, en primer tér­ mino, intentar por sí misma encontrar una solución satisfactoria a las pretensiones del contribuyente. En esta primera fase, los Comentarios al Convenio entienden que “puede estimarse de utilidad un intercambio de puntos de vista e informaciones con las autoridades competentes del otro Estado contratante para confirmar, por ejemplo, determi­ nada interpretación del Convenio”. Si la autoridad competente del Estado de la residencia (o de la nacionalidad) no consigue resol­ ver el asunto, “hará lo posible por resolver la cues­ tión por medio de un acuerdo amistoso con la autoridad competente del otro Estado contratan­ te”, según establece el artículo 25.2 del MC OCDE. En esta segunda fase el procedimiento se sitúa en el plano de las relaciones entre los Estados, de modo que el contribuyente no es parte en el procedimiento aunque tiene el derecho a ser infor­ mado de su desarrollo. En cuanto a las modalidades de consulta entre las Administraciones implicadas, el artículo 25.4 del MC OCDE, dispone: “A fin de llegar a un acuer­ do..., las autoridades competentes de los Estados contratantes podrán comunicarse directamente, incluso en el seno de una Comisión mixta integra­ da por ellos mismos o por sus representantes”. Como precisan los Comentarios, no es por tanto necesario acudir a la vía diplomática. Las autoridades pueden comunicarse por carta, fax, teléfono, reuniones personales o por cualquier otro medio que estimen conveniente. Pueden tam­ bién, constituir una Comisión mixta a este fin. El desarrollo reglamentario 1 al que el Proyec­ to de Ley de Prevención del Fraude remite, debe­ rá precisar las actuaciones a desarrollar en esta fase, los órganos competentes, los plazos para lle­ varlas a cabo, así como los derechos que se otor­ gan al contribuyente pese a que éste, como se ha dicho, no es parte en el procedimiento. En esta fase es donde mayor importancia cobra la actuación de la Agencia Estatal de Administra­ ción Tributaria, que es quien puede realizar las comprobaciones necesarias y las propuestas de acuerdo, en su caso, especialmente en determina­ das materias como valoraciones o ajustes por pre­ cios de transferencia. Entendemos que el futuro Reglamento podría constituir el cauce adecuado para perfilar las funciones que se otorgan a cada uno de los órganos de nuestra Administración tri­ butaria (en especial a la Dirección General de Tri­ butos y a la AEAT). 6.3. Finalización del procedimiento El objeto del procedimiento es alcanzar un “acuerdo amistoso” entre las Administraciones implicadas. Ahora bien, no existe una obligación de alcanzar dicho acuerdo. Como establece el párrafo 26 de los Comentarios al artículo 25 del MC 195 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 OCDE, el párrafo 2 de dicho artículo comporta la obligación de negociar, pero las autoridades com­ petentes tienen pura y simplemente la obligación de diligencia (de hacer “lo posible”) pero no de conseguir un resultado al tratarse de un procedi­ miento amistoso. Cabe, por tanto, la posibilidad de que la doble imposición no llegue a evitarse, a pesar de ser esto contrario al propósito de los Convenios y ello dependerá, en gran parte, como indican los Comen­ tarios, de la facultad de transigir concedida a las autoridades competentes por su derecho interno. En un último intento por resolver esta cuestión, que no es enteramente satisfactoria desde el punto de vista del contribuyente, los Comentarios aclaran que es posible introducir en las negociaciones bila­ terales de los Convenios una cláusula que obligue a alcanzar un acuerdo. Se señala, asimismo, como otra solución posible, la del arbitraje. Esta solución es la que han adopta­ do los países miembros de la Unión Europea, a tra­ vés del Convenio 90/436/CEE, relativo a la supresión de la doble imposición en caso de correc­ ción de los beneficios de empresas asociadas. Este Convenio, que entró en vigor el 1 de enero de 1995, en principio por un periodo de 5 años que ha sido posteriormente prorrogado, se aplica en supuestos de precios de transferencia. Cuando se aplica el Convenio de Arbitraje las autoridades competentes de ambos países dispo­ nen de un plazo de 2 años desde que se inició el procedimiento amistoso para alcanzar un acuerdo. Transcurridos estos 2 años, si el acuerdo no se ha alcanzado debe constituirse una Comisión con­ sultiva que, necesariamente, deberá resolver la cuestión en el plazo de 3 años. La principal nove­ dad consiste, por tanto, en que existe obligación de resolver. Existe, no obstante, una excepción a esta obligación, cuando en un procedimiento judicial o administrativo se determine que una de las empre­ sas pueda ser objeto de sanción grave (se entiende por tal tanto la sanción administrativa por infrac­ ción grave como la sanción penal en caso de delito contra la Hacienda Pública). Otra limitación importante es que no existe obligación de acudir a la Comisión consultiva cuan­ do se ha recurrido en alguno de los Estados, hasta pasados 2 años desde que la resolución sea firme. Reconociendo la necesidad de que tanto los Esta­ dos miembros como los contribuyentes dispongan de normas más detalladas para aplicar eficazmente el Convenio mencionado y teniendo en cuenta la comunicación de la Comisión de 23 de abril de 2004 relativa a las actividades del Foro conjunto de la UE sobre los precios de transferencia en el ámbito del Impuesto sobre Sociedades y a una propuesta de Código de Conducta, se ha elaborado el Código de Conducta para la aplicación efectiva del Convenio de Arbitraje, aprobado por Decisión del Consejo de la Unión Europea de 31 de marzo de 2005. El Consejo y los representantes de los Gobier­ nos de los Estados Miembros subrayan que el Código de Conducta es un compromiso político y no afecta a los derechos ni a las obligaciones de los Estados Miembros ni a los respectivos ámbitos de competencia de los Estados Miembros y de la Comunidad resultantes del Tratado, y reconocen que la aplicación del Código no debe ser un impe­ dimento para la búsqueda de soluciones a nivel más global. En él se recomienda que las normas sobre pro­ cedimientos amistosos se apliquen a aquellos pro­ cedimientos sobre casos relativos a precios de transferencia, que se hayan iniciado de conformi­ dad con el artículo 25.1 del Modelo de Convenio de la OCDE, previsto en los Convenios suscritos entre los Estados Miembros. 7. COMPATIBILIDAD CON LOS RECURSOS INTERNOS De acuerdo con la disposición incluida en el Pro­ yecto de Ley de Prevención del Fraude Fiscal los procedimientos amistosos previstos en los Conve­ nios o Tratados se resolverán sin perjuicio del dere­ cho a interponer los recursos o reclamaciones que pudieran resultar procedentes. Queda de este modo reafirmada la plena compatibilidad entre los procedimientos amistosos y los recursos internos. Efectivamente, esta previsión legal no implica novedad alguna con relación a lo que señala el artícu­ lo 25 del MC OCDE a este respecto cuando reco­ noce la posibilidad de acudir a estos procedimientos “con independencia de los recursos previstos por el derecho interno”. Previsión que, por otro lado, se ha incluido en la mayoría de los Convenios suscritos por España. Ahora bien, a pesar de lo que sobre esta cuestión señalan el MC y los propios Comentarios reconociendo la facultad de instar el procedimiento al margen de que se haya instado “demanda o recur­ so contencioso”, existen una serie de problemas prácticos que conviene poner de manifiesto. Cabe plantear, así, los problemas de interacción o compatibilidad en las diferentes fases temporales de los distintos procedimientos. En primer lugar, con relación a la iniciación del procedimiento amis­ toso hemos visto cómo la solicitud de inicio es una facultad del interesado independiente de los recur­ 196 El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL sos internos y, por tanto, no condicionada por la concurrencia o no de éstos últimos. De esta mane­ ra no podría considerarse como motivo válido para denegar el inicio del procedimiento amistoso la cir­ cunstancia de que esté pendiente de resolver algún recurso de carácter interno contra el mismo acto o actuación que va a ser objeto del procedimiento amistoso. En este sentido, el CDI con Italia constituye una excepción al establecerse el carácter no alternativo del procedimiento amistoso respecto de los recur­ sos internos a los que debe acudirse previamente. No obstante lo anterior, MARTÍN JIMÉNEZ (2004) suscita la duda respecto a esta compatibilidad ab initio en el caso del Convenio Europeo de Arbitra­ je 90/436 CEE dado que si bien es cierto que se afirma esta independencia de ambos procedimien­ tos, el artículo 7.1 del citado Convenio prevé que el plazo de dos años para llegar a un acuerdo se cuente a partir de la fecha en que sea dictada reso­ lución en el marco de los recursos internos lo que podría interpretarse que el inicio de esta fase se condicione a la previa existencia de una resolución del derecho interno. Si nos situamos en la terminación de los proce­ dimientos, cabe distinguir las siguientes situaciones. En primer lugar, que el procedimiento amistoso concluya con anterioridad a la resolución de los recursos internos. En estos casos, parece claro que debe condicionarse la conclusión del procedimien­ to amistoso a la aceptación por el contribuyente de su resultado y al desestimiento en sus reclamacio­ nes o recursos de carácter interno. En este sentido, el párrafo 31 de los Comenta­ rios al MC OCDE señala que la preocupación de la autoridad competente por evitar toda divergencia o contradicción entre la decisión judicial y el acuer­ do amistoso, con las dificultades o riegos que ello supone, permiten considerar como normal que se subordine la ejecución del acuerdo a su aceptación por el contribuyente y al desestimiento por éste en su reclamación. En cualquier caso, podría suceder que el interesado no estuviere conforme con el resultado del procedimiento amistoso en cuyo caso, si su conclusión está condicionada al devenir de los recursos, la cuestión se sustanciará ante los tribunales. La solución para este caso, en opinión de BUSTOS BUIZA y DEL CAMPO AZPIAZU (2002), podría ser la de dar por concluido el procedimien­ to amistoso señalando que no ha sido posible llegar a un acuerdo evitando condicionar al órgano inter­ no de que se trate. En segundo lugar, se plantea el supuesto de que la resolución del procedimiento amistoso sea pos­ terior a la de los recursos internos. Al margen de las diferentes situaciones que en el caso español pueden producirse en el ámbito de las reclamacio­ nes económico-administrativas (atendiendo a su doble instancia) y en vía jurisdiccional, la cuestión planteada debe resolverse atendiendo a las espe­ cialidades de cada ordenamiento jurídico. En efec­ to, el párrafo 24 de los Comentarios al MC OCDE señalan:”Si la petición ha sido resuelta definitiva­ mente por un tribunal del Estado de residencia del contribuyente, éste último puede, no obstante, presentar o proseguir su reclamación en el marco del procedimiento amistoso. En algunos Estados la autoridad competente puede aportar una solución satisfactoria distinta de la decisión judicial. En otros estados, la autoridad competente está vinculada por tal decisión, pero puede someter el caso a la autoridad competente del otro estado contratante solicitando que éste adopte las medidas necesarias para evitar la doble imposición”. En este sentido, parte de la doctrina2 se ha manifestado por considerar que el acuerdo amisto­ so carece de la fuerza de tratado por lo que difícil­ mente puede imponerse sobre las decisiones –sobre todo– de los tribunales, máxime cuando éstas tiene el valor de cosa juzgada. Otros autores entienden, sin embargo, que el procedimiento amistoso se impone sobre las resoluciones de los tribunales internos. No obstante, existen posiciones intermedias3 que abogan por considerar que la solución del procedimiento amistoso posterior e, incluso en abierta contradicción con los actos o resoluciones económico-administrativas, podría imponerse a dichos actos o resoluciones en virtud de la fuerza del Convenio ya que, de lo contrario, éste perdería su valor. No puede, en opinión de estos autores, mantenerse la misma opinión en relación con las resoluciones jurisdiccionales en la medida que un acto de la Administración no debe­ ría desvirtuar la sentencia de un juez sin perjuicio de su consideración como elemento de prueba en un posible recurso de revisión en la vía jurisdiccional. 8. ANÁLISIS DE LA RESERVA ESPAÑOLA EN MATERIA DE PRESCRIPCIÓN Al margen de estas consideraciones, en el fondo la cuestión antes planteada guarda una enor­ me similitud con el problema en torno a la relación entre la ejecución de los acuerdos amistosos y las liquidaciones firmes y con el análisis de la reserva 2 Véase el análisis de MARTÍN JIMÉNEZ, A. (2004). 3 Véase BUSTOS BUIZA, J. A., y DEL CAMPO AZPIAZU, C. (2002). 197 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 española a los Comentarios del MC OCDE en materia de prescripción. Desde luego, es posible que el interesado acuda al procedimiento amistoso cuando las vías internas de recurso ya le estén vedadas dada la premura de los plazos internos de reclamación frente a la amplitud del plazo de tres años previstos en los procedimientos amistosos suscitándose en su intensidad el problema de la ejecución del procedimiento amistoso frente a actos firmes. Situación, de facto, idéntica a la que se produce si se pretende la ejecución del procedi­ miento amistoso y la deuda ya está prescrita. Veamos cómo se abordan ambas cuestiones en el MC OCDE. El último inciso del artículo 25.2 del Modelo señala que el acuerdo será aplicable inde­ pendientemente de los plazos previstos por el derecho interno de los Estados contratantes. Por su parte, el Comentario 28 del MC OCDE centra el objetivo de este inciso en permitir a los países aplicar el acuerdo a pesar de los plazos internos en materia de rectificaciones y devoluciones. Señala el comentario que nada impide a los estados, por razones constitucionales o de otra índole, estable­ cer en el propio procedimiento amistoso plazos en armonía con su legislación interna sobre pres­ cripción. España tiene formulada una reserva a esta frase del 25.2 al considerar que la ejecución material de desgravaciones o devoluciones impositivas en vir­ tud de un acuerdo amistoso debe estar relaciona­ da con el plazo previsto en su respectiva legislación interna. Cuando se haga uso de esta reserva, los procedimientos amistosos están totalmente deter­ minados por los plazos internos de prescripción establecidos, en este caso, por la LGT. La formula­ ción de esta reserva ha suscitado el rechazo de parte de la doctrina4 al considerar que no hay impedimento constitucional a que el régimen de la prescripción quede modificado por un Convenio de Doble Imposición. En todo caso, en la práctica convencional española hay Convenios con reserva en la aplicación de la normativa interna y convenios que no contiene dicha reserva. De esta manera y de acuerdo con lo que mayoritariamente señala la doctrina, en los Convenios en los que no se inclu­ ya el último inciso del artículo 25.2 España no eje­ cutará el acuerdo que se alcance en el procedimiento amistoso si la deuda está prescrita aplicándose la legislación interna y, por tanto, el plazo de prescripción nacional en el CDI. En consecuencia, las devoluciones tributarias que resulten de procedimientos en el marco de los CDI con reserva están sujetas al plazo de los cua­ tro años, por lo que resultan aplicables las causas de interrupción internas. Tratándose de devolucio­ nes tributarias la LGT exige para la interrupción un acto fehaciente del sujeto pasivo que pretenda la devolución. Con carácter general, parece claro que el inicio del procedimiento amistoso se acompaña­ rá de una solicitud formal de devolución respecto de la que no existe duda que constituye un acto fehaciente dirigido a obtenerla. Tampoco parecería razonable entender que no existe un acto fehacien­ te válido a estos efectos cuando la solicitud del acuerdo amistoso se haya formulado en otro Esta­ do en la medida que el procedimiento es único y, además debe iniciarse obligadamente, como hemos visto, en el Estado de residencia. Examinada la reserva española en materia de prescripción, volvamos a la ejecución de un acuer­ do amistoso frente a un acto de liquidación firme. En efecto, en el mismo comentario antes reseñado del MC OCDE indica: “independientemente de dichos plazo, la aplicación de un acuerdo puede tropezar con otros obstáculos, tales como las deci­ siones judiciales firmes. Los estados contratantes pueden convenir las disposiciones oportunas para la remoción de estos obstáculos”. Cabe señalar que el CDI con los EE UU prevé expresamente que el acuerdo amistoso se aplicará con indepen­ dencia no sólo de los plazos de prescripción sino de también de otras limitaciones procedimentales. Por ello, la doctrina5 viene a señalar que, a excepción de este Convenio, en el resto de los casos la existencia de una liquidación firme será un obstáculo para la ejecución del acuerdo amistoso, máxime cuando la LGT solo permite la revisión de los actos firmes por los procedimientos especiales de revisión. De esta manera, sólo si se abren dichos procedimientos especiales será posible la ejecución del acuerdo frente a un acto firme. No obstante, parece que esta concepción lleva a una situación de imposible resolución por la necesidad de encajar las diferentes causas que habilitan a la revisión de actos para que ésta pudiera adoptarse. BUSTOS BUIZA y DEL CAMPO AZPIAZU (2002) entien­ den, sin embargo, que la postura anterior conduce a la pérdida de eficacia y valor del Convenio por lo que el acuerdo de las administraciones se impon­ dría sin más incluso sobre las liquidaciones firmes. Pese a las similitudes que hemos apuntado exis­ te, sin embargo, existe una cierta diferencia en el tratamiento dado a ambas cuestiones ya que res­ pecto a las liquidaciones firmes no existe reserva alguna formulada por España. Es claro que cuando se establezca expresamente en el Convenio este 4 5 Véase MARTÍN JIMÉNEZ, A. (2004). 198 Véase el análisis de MARTÍN JIMÉNEZ (2004). El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL obstáculo –la liquidación firme– se removerá por­ que así lo prevea el propio Convenio. Pero incluso cuando no exista tal previsión, no debería existir dificultad alguna en que la ejecución del acuerdo amistoso se imponga frente a una liquidación firme dado que la reserva se circunscribe a la materia de la prescripción pues, de otro modo, se eludirá la aplicación del propio Convenio. En este contexto, no podemos compartir la afirmación de algún autor6 en torno a que debería preverse la revocación de oficio a que se refiere el artículo 219 de la LGT ya que, además de resultar superflua tal previsión (en la medida que si hay pre­ visión específica del convenio no existiría problema y, si no la hay, hemos visto antes como puede sol­ ventarse atendiendo al valor del Convenio), resulta forzada. Efectivamente, es difícil encajar esta circunstan­ cia en los motivos que posibilitan la revocación. No parece que pudiera considerarse como un supuesto de infracción manifiesta de ley, de dudosa aplicación incluso en los supuestos de trasposición al ordena­ miento interno de las directivas comunitarias, ni tampoco puede considerarse como un caso de con­ currencia de circunstancias sobrevenidas que afec­ ten a una situación jurídica particular que pudiera poner de manifiesto la improcedencia al tratarse de un acto, causa o motivo de revocación que parece referida a circunstancias fácticas y no de derecho. En todo caso, los problemas descritos ponen de manifiesto la utilidad de mantener abiertos los pro­ cedimientos internos cuando se pretende la aper­ tura de un acuerdo amistoso. Además de las cuestiones ya puestas de mani­ fiesto en relación con la aplicación del acuerdo, el desarrollo reglamentario debe abordar, entre otras, materias como la ejecutividad y ejecutorie­ dad de los acuerdos, la imposibilidad de recurrir el acuerdo, la suspensión de la deuda o el devengo de intereses de demora. 9. LA APLICACIÓN DEL ACUERDO En primer lugar, cabe afirmar que el carácter ejecutivo del acuerdo amistoso, característica de los actos administrativos que permite el nacimien­ to del derecho o una obligación sin necesidad de acudir a los tribunales, es una consecuencia lógica del propio procedimiento amistoso que, en caso contrario, quedaría vacío de contenido. Otra característica de los actos administrativos es la eje­ cutoriedad, en virtud de la cual la Administración 6 Véase GARCÍA NOVOA, C. (2006). puede, por sí misma, imponer y ejecutar lo acorda­ do. De acuerdo con estas dos características, el acuerdo que se adopte se considerará directamen­ te ejecutivo y, en consecuencia, aplicable siempre y cuando cumpla con todas las formalidades necesa­ rias para su adopción. Cuestión diferente a la anterior es la de la obli­ gatoriedad del acuerdo en el sentido de vincular al contribuyente, dado que esta vinculación es previa a la existencia misma del acuerdo. El párrafo 32 de los Comentarios indica que la ejecución de un acuerdo amistoso se condicionará a la aceptación por el interesado y al desestimiento por éste de los recursos internos. No obstante lo anterior, la doc­ trina llama la atención sobre lo paradójico que resulta que el contribuyente se vea abocado a aceptar un acuerdo en un procedimiento sobre cuya resolución no puede reaccionar. En cualquier caso, una vez cumplidas estas condiciones entraría en juego el carácter directamente ejecutivo del acuerdo de suerte que deba procederse a su ejecu­ ción sin necesidad de sujetarlo a procedimiento interno posterior, normalmente el de devolución de ingresos indebidos, dando lugar a una especie de título ejecutivo. De una manera indirecta, el apartado 2 del ar­ tículo proyectado en la Ley de prevención del frau­ de parece referirse a esta cuestión cuando señala que la aplicación del acuerdo alcanzado entre ambas administraciones se realizará en el momen­ to o período en que el acuerdo adquiera firmeza. Asimismo, en el apartado 3 del mismo texto se remite a la regulación reglamentaria el procedi­ miento para la “aplicación del acuerdo resultante”. Ambos preceptos nos conducen, en primer lugar, a analizar qué se entiende por firmeza del acuerdo. Prima facie parece que el artículo proyec­ tado relacionaría la firmeza del acuerdo con que se haya cumplido con todas las formalidades para su conclusión. Pero además de las formalidades debe­ mos recordar el contenido de los comentarios al MC OCDE de manera que el desarrollo reglamen­ tario deberá abordar también la cuestión relativa a la aceptación del acuerdo y del desestimiento de los recursos internos como requisitos de eficacia del mismo y como requisitos que aseguran su eje­ cutividad. Esta solución adoptada, por otros países, es congruente con los Comentarios del MC OCDE como hemos expuesto y además, es coherente con la irrecurribilidad del acuerdo amistoso también prevista en la Ley de Prevención del Fraude como luego veremos. Por otra parte, y en segundo lugar, de la lectura de precepto trascrito se infiere una especie de limi­ tación de índole temporal en cuanto que determi­ 199 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 na la aplicación del acuerdo firme sólo en el momento o período en que adquiera firmeza. Se plantea aquí la cuestión relativa a la extensión del acuerdo a períodos posteriores que el Proyecto de Ley citado parece limitar al ejercicio o período al que el acuerdo adquiera firmeza cerrando el paso a que pudiera afectar a períodos posteriores o prescritos. Parece lógica la previsión legal ya que el acuerdo se refiere a una concreta obligación tribu­ taria sin que sin más pueda extenderse las conse­ cuencia del mismo a períodos o conceptos distintos a los debatidos. No obstante, nos remiti­ mos en este punto a las consideraciones formuladas en relación con la prescripción y las liquidaciones firmes, directamente relacionadas con ésta. En definitiva, entre otras materias, a la vista de la norma proyectada el futuro reglamento deberá contemplar, entre otros, los siguientes aspectos: — Los requisitos de formalización del acuerdo. — La notificación al interesado. — La aceptación expresa por el interesado y el desestimiento de los recursos internos. — El plazo para la ejecución. — El órgano competente para la ejecución. 10. RECURSOS CONTRA EL ACUERDO Las consideraciones anteriores conducen inevi­ tablemente a abordar la recurribilidad del acuerdo. De instrumentarse los acuerdos y su firmeza en el sentido propuesto anteriormente, parece claro que si el interesado está conforme con el acuerdo, no lo pueda recurrir. Si está en desacuerdo simple­ mente puede rechazarlo de suerte que éste con­ cluiría con el acuerdo de que no hay acuerdo. En efecto, si conforme a lo expuesto, el acuer­ do se condiciona a la aceptación del contribuyente y es necesario el desestimiento de los recursos internos, si se aceptara un recurso sobre el fondo del acuerdo se reabrirían, en contra del principio de seguridad jurídica, las mismas cuestiones de fondo ya resueltas por éste. Además, la posibilidad del recurso provocaría efectos contrarios a los deseados en la medida que la resolución quedase pendiente de la decisión, favorable o no al acuerdo, de los órganos de uno de los estados intervinientes. El Proyecto de Ley del Prevención del Fraude opta de una manera indubitada por esta solución al establecer en el apartado 4 de la norma que no podrá interponerse recurso alguno contra los acuerdos sin perjuicio de los recursos previstos contra el acto o actos administrativos que se dicten en aplicación de dichos acuerdos. Por coherencia con lo anterior, entendemos que el reglamento deberá contener las reglas relativas a la aceptación del acuerdo y al desestimiento de los recursos como requisitos que aseguren la firmeza y la apli­ cación del acuerdo adoptado. No obstante, cabe indicar que hasta que no entre en vigor la citada norma cabe plantearse la posibilidad de recurrir los acuerdos amistosos en la medida que no existen en nuestro ordenamiento limitaciones a las posibilidades de recurso, si bien es cierto que, en la práctica, los acuerdos se condi­ cionan a su aceptación. Conviene recordar, en este sentido, que la disposición adicional décima incor­ porada al anteproyecto de ley general tributaria –que decayó en la tramitación parlamentaria– ya anticipaba esta imposibilidad de recurso. Ahora bien, el dictamen del Consejo de Estado sobre dicho anteproyecto observó, como hemos visto, que no es correcto introducir una cláusula general que cierra cualquier vía de recurso sin precisar si quiera si se trata de recursos administrativos o también contencioso-administrativo, lo que ha conducido a considerar a PALACÍN SOTILLOS (2004) a que esta observación está influida por el principio de tutela judicial efectiva consagrado en nuestra Constitución y, en consecuencia, a considerar que, de acuerdo con la normativa vigente no hay incon­ veniente alguno a la posibilidad de recurrir. En todo caso, existen dificultades para compartir esta opi­ nión. Así, cabría preguntarse ante qué tribunal plantear el litigio, indeterminación que conduce a buscar soluciones alternativas como las contempla­ das en el Convenio Austria-Alemania que lleva tales litigios ante el Tribunal de las Comunidades. En cualquier caso, la disposición prevista en el Proyecto de Ley citado es clara excluyendo la posi­ bilidad de recurso. En este mismo sentido, es tam­ bién clara la previsión legal admitiendo la posibilidad de recurrir los concretos actos de apli­ cación del acuerdo dado que éstos serían actos internos de la Administración que deba llevar a efecto el acuerdo alcanzado –normalmente la devolución de las cantidades ingresadas–. Esta posi­ bilidad de recurso entendemos que debe sustentar­ se en la falta de adecuación de la ejecución del acto al acuerdo adoptado quedando restringida, en con­ secuencia, a los errores materiales por falta de coincidencia de la cantidad devuelta con la que se reconozca en el acuerdo y sin que pueda referirse al acto de devolución en sí mismo que procede de un acuerdo no recurrible por mandato legal. Frente a esta previsión legal se han alzado algu­ nas voces en la doctrina7 que consideran que la 7 200 Véase GARCÍA NOVOA, C. (2006). El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL exclusión radical de la impugnación ni siquiera se justifica por el hecho de que la solicitud del contri­ buyente de que se activen los procedimientos amistosos puede simultanearse con las vías internas de impugnación. 11. SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN Como se ha señalado, es posible que el inicio del procedimiento amistoso se produzca con ante­ rioridad a la práctica o la notificación de las liquida­ ciones o actos que determinen una medida de imposición no conforme con el Convenio. Asimis­ mo, puede iniciarse una vez dictado el acto de liquidación. En uno y en otro caso, el inicio del pro­ cedimiento amistoso no suspende por sí mismo la ejecución que vaya a producirse del acto de impo­ sición dado el carácter extraordinario de ésta que sólo es posible en los supuestos que así se dispon­ ga por ley. En este contexto, el Código de conducta para la aplicación efectiva del Convenio de Arbitraje reco­ mienda a los estados miembros que adopten todas las medidas necesarias para garantizar que las empresas que tiene en trámite procedimientos transfronterizos de resolución de conflictos en apli­ cación del Convenio de Arbitraje, puedan obtener respecto del importe objeto de litigio la suspensión del ingreso durante dicho procedimiento, en las mismas condiciones que las empresas que presen­ tan reclamaciones o recursos domésticos. Además, el Código de conducta, extiende esta recomendación en el caso de los procedimientos transfonterizos de resolución de conflictos deriva­ dos de la aplicación de los CDI. Por su parte, MAR­ TÍN JIMÉNEZ (2004) propugna la extensión de las previsiones del Convenio con los EE UU que prevé que cuando se haya abierto el período de pago voluntario y la autoridad competente aún no haya decidido sobre el caso, o cuando la duda se plantee cuando el procedimiento inspector aún no ha con­ cluido, se suspendiera la ejecución sin garantía hasta el momento en que resuelva la autoridad competente. Respondiendo a estas recomendacio­ nes el apartado 5 de la disposición incluida en la Ley de Prevención del Fraude reconoce esta posi­ bilidad de suspensión –hasta ahora no prevista– si bien se restringe a la suspensión automática con garantías tasadas. De la lectura del precepto propuesto podemos distinguir los siguiente elementos que habrán de ser objeto de un desarrollo reglamentario. — Requisitos. — Procedimiento. — — 11.1. Garantías admisibles. Efectos. Requisitos Se acordará la suspensión del ingreso de la deuda en estos procedimientos amistosos siempre que se cumplan con los siguientes requisitos: a) Que se solicite por el interesado. b) Que no se pueda solicitar la suspensión en vía administrativa o en vía contenciosaadministrativa. c) Que se aporten las garantías previstas en el apartado 5.2.o de la reiterada disposición de la Ley de prevención en los términos que más adelante detallaremos. En cuanto al primero de los requisitos, aún cuando la norma prevista no lo determine clara­ mente, parece lógico que deba coincidir la solicitud del interesado –o sea posterior– con la solicitud del inicio del procedimiento pues de otro modo no conseguiría el efecto pretendido. El segundo de los requisitos antes señalados, es decir, que no pueda solicitarse la suspensión en los recursos internos, viene determinado por la com­ patibilidad de los procedimientos amistosos con éstos últimos en los términos que hay hemos ana­ lizado, de manera que cuando se hubiera instado la vía interna y sea posible la suspensión, resulta superflua la suspensión en el marco del procedi­ miento amistoso. Por ello, entendemos que cuando se pueda soli­ citar y se haya obtenido la suspensión en vía admi­ nistrativa, bien en el recurso de reposición bien en la reclamación económico-administrativa, o la con­ tenciosa-administrativa, puedan aportarse las garantías al procedimiento amistoso siempre y cuando fueran coincidentes con las exigidas a éste, de suerte que se produzca una especie de aplica­ ción de la suspensión de un procedimiento a otro. Finalmente, el Proyecto de ley prevé exclusiva­ mente como garantías las siguientes: El depósito de dinero o valores públicos, aval o fianza de carácter solidario de entidad de crédito o sociedad de garan­ tía recíproca o certificado de seguro de caución. La participación de diferentes órganos adminis­ trativos en la tramitación y resolución de los proce­ dimientos amistosos que hemos detallado en el análisis de la autoridad competente para llevarlos a cabo se repetirá en el momento de entrada en vigor de las previsiones de la Ley de prevención del fraude cuyo desarrollo reglamentario deberá esta­ blecer la competencia para acordar la suspensión que, normalmente y dado que se trata de créditos 201 Cuadernos de Formación. Colaboración 13/07. Volumen 3/2007 tributarios de la AEAT, corresponderá al órgano de recaudación de la Agencia que se determine según sus normas de organización específica. En todo caso, y dada la materia objeto de análisis, es más que plausible que en el desarrollo reglamen­ tario de esta materia se prevea el carácter supletorio del Reglamento general de desarrollo de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, en materia de revisión en vía administrativa, aprobado por Real Decreto 520/2005, de 13 de mayo. Asimismo, en la posterior aplicación de esta materia deberá abordarse la adopción de medidas de coordinación entre órganos, en este caso, la Dirección General de Tributos y los órganos de recaudación, de un modo similar a las previstas con los tribunales económico administrativos en la Resolución de la Secretaría de Estado de Hacienda de 21 de diciembre de 2005, por la que se dictan criterios de actuación en materia de suspensión de la ejecución de los actos impugnados mediante recursos o reclamaciones y de relación entre los TEA y la AEAT, de la que podemos extraer una serie de consideraciones que, en principio, resultan aplicables en la materia objeto de este estudio. En efecto, la configuración de estos supuestos como de suspensión automática con aportación de determinadas garantías conduce a considerar que en el desarrollo reglamentario al que remite el Pro­ yecto de ley se reiteren los criterios y las reglas que ya prevé nuestro ordenamiento jurídico en este materia, en especial, en la interposición en las reclamaciones económico administrativas. 11.2. Aspectos procedimentales No resulta aventurado pensar que se disponga que la presentación de la solicitud de suspensión en los procedimientos amistoso pueda realizarse desde la solicitud de inicio de éstos y que aquellas solicitudes de suspensión que no estén vinculadas a los procedimientos amistosos carecerán de eficacia, sin necesidad de un acuerdo expreso de inadmisión. Asimismo, cabe prever al archivo de la solicitud en el caso de que el contribuyente al tiempo de solicitar la suspensión prevista pueda todavía solici­ tar la suspensión en vía administrativa o en vía con­ tencioso-administrativa dado que éste es un requisito legal para acordar la suspensión de mane­ ra que se tenga por no presentada y no tenga efec­ to suspensivo alguno. En cuanto a las solicitudes de suspensión, a la vista de la normativa vigente y , en particular, lo dis­ puesto en la Resolución de 21 de diciembre de 2005, al menos deberá contener, entre otros, los siguientes elementos: a) Nombre y apellidos o razón social o deno­ minación completa, número de identifica­ ción fiscal y domicilio del interesado. b) Órgano ante el que se solicita la suspensión. c) Documento en que se formalice la garantía aportada. d) Acto administrativo, liquidación o actua­ ción que ha dado lugar a la imposición no acorde con el CDI. Al margen de los elementos que deba tener la solicitud formulada, en el desarrollo reglamentario de esta materia deberá abordarse también la cues­ tión relativa a la falta de ofrecimiento por el intere­ sado de las garantías a que se refiere el proyecto de ley citado, y a los efectos de esta falta de ofreci­ miento. Con carácter general, la solicitud de suspensión se tiene por no presentada si con ella no se aporta el documento mediante el que se formalice la garan­ tía al tratarse, en este caso, de una suspensión de carácter automático. En este sentido, la suspensión prevista en los procedimientos amistosos tiene este mismo carácter, de manera que cuando en éstos la solicitud de suspensión no se acompañe del docu­ mento en que se formalice la garantía aportada o no se acredite que no puede solicitar la suspensión en vía administrativa o contenciosa-administrativa, debe considerarse que la simple solicitud no surta efectos suspensivos de suerte que se tenga por no presentada. En este supuesto se procederá al archi­ vo de la solicitud y a su notificación al interesado. En materia de los defectos subsanables en la solicitud y en cuanto a la formulación de los corres­ pondientes requerimientos, entendemos que para el caso de los procedimientos amistosos, son igual­ mente aplicables las previsiones vigentes en mate­ ria de reclamaciones económico-administrativas. 11.3. Garantías y alcance de la suspensión Las garantías para obtener la suspensión auto­ mática serán exclusivamente las previstas en el proyecto de Ley que, por otra parte, deberán cubrir el importe de la deuda, los intereses de demora que genere la suspensión y los recargos que pudieran proceder en el momento de la solici­ tud de suspensión. La garantía, por tanto, podrá consistir en depósito de dinero o valores públicos, aval o fianza solidaria de entidad de crédito o socie­ dad de garantía recíproca o certificado de seguro de caución. En todo caso, y por lo que respecta la suficiencia de las garantías previstas, todo parece indicar que se seguirán los criterios y requisitos vigentes tanto para los avales, el certificado de seguro de caución, etc. 202 El procedimiento amistoso. Perspectivas de futuro J UA N F RANCISCO R EDONDO S ÁNCHEZ y B EATRIZ G LORIA V IANA M IGUEL Una de las cuestiones que deberá abordar el des­ arrollo reglamentario de esta materia es el importe de los intereses de demora generados por la suspen­ sión y que, por lo tanto, debe ser cubierto por las garantías antes descritas. Se trata de un aspecto, a nuestro entender, excesivamente abierto en el Pro­ yecto de ley en la medida que no hay un plazo para la duración máxima del procedimiento ni en la nor­ mativa convenida ni en la normativa interna. toso que se produzcan en período ejecutivo, entendemos que la propia naturaleza del procedi­ miento ejecutivo, impone su continuación sin per­ juicio de la anulación de los actos dictados desde la solicitud de la suspensión hasta el momento en que se acuerde el inicio del procedimiento amistoso. 11.4. El texto de la disposición proyectada para la Ley de prevención del fraude nos pone de manifiesto que el legislador español dispondrá el devengo de intereses de demora originados por la suspensión de la ejecución del acto con ocasión del procedi­ miento amistoso al señalar que el importe a garan­ tizar deberá incluir los citados intereses. En efecto, de acuerdo con el artículo 26 de la LGT y teniendo en cuenta su naturaleza resarcitoria, cualquier retraso en el pago de la deuda, más allá del plazo establecido reglamentariamente, genera los correspondientes intereses de demora, de tal manera que su devengo se impone necesariamen­ te ya sea en los supuestos de ingreso o en sus supuestos de devolución. En cualquier caso, la doc­ trina señala que esta cuestión debe resolverse en los CDI o en la normativa interna al objeto de garantizar y dar seguridad jurídica a esta materia. Efectos de la suspensión El carácter automático de la suspensión previs­ ta en la norma conduce a considerar que cuando se haya admitido el inicio de los procedimientos amis­ tosos, la solicitud de suspensión que cumpla los requisitos previstos suspenda la recaudación de la deuda entendiéndose acordada desde la fecha de la solicitud. Además, esta suspensión deberá mante­ nerse durante la tramitación del procedimiento debiendo notificarse al interesado. La configuración específica de los procedimien­ tos amistosos en los que existe una fase previa de admisión o no del mismo, obligará a que el des­ arrollo reglamentario se pronuncie bien por la sus­ pensión directa desde la mera solicitud o, por el contrario, se regule una especie de suspensión cau­ telar durante esta fase previa. Ya hemos anticipado que el proyecto de ley no lo señala claramente, pero entendemos que es requisito para la suspen­ sión automática que se haya acordado el inicio del procedimiento amistoso. Por ello, y de un modo similar al que se prevé en la normativa vigente en materia de suspensión con otras garantía distintas a las exigidas para la suspensión automática –en las que también existe una fase previa de admisión–, nos inclinamos por que, tratándose de solicitudes en período de pago voluntario, durante la sustan­ ciación de la fase previa –de admisión o no del cita­ do procedimiento– se suspenda cautelarmente la ejecución retrotrayendo sus efectos al momento de la solicitud. Tratándose de solicitudes de suspensión ante­ riores al acuerdo de inicio del procedimiento amis­ 12. 13. EL DEVENGO DE INTERESES DE DEMORA CONCLUSIÓN La regulación de los procedimientos amistosos va a ser objeto en el futuro próximo de importan­ tes novedades, tanto en el ámbito interno, fruto de la aprobación de Ley de Medidas de Prevención del Fraude Fiscal y su posterior desarrollo reglamenta­ rio, como en el ámbito internacional, consecuencia de los trabajos de la OCDE y del Foro Europeo de Precios de Transferencia. Todos estos cambios contribuirán, sin duda, a incrementar la seguridad jurídica y la transparencia de los procedimientos amistosos, en beneficio tanto de los contribuyentes como de las Adminis­ traciones implicadas. BIBLIOGRAFÍA BUSTOS BUIZA, J. A., y DEL CAMPO AZPIAZU, C. (2002): “Análisis de los sistemas de eliminación de la doble imposición mediante acuerdos entre administraciones”, Tribuna Fiscal, núm. 145. CALDERÓN CARRERO, J. M. 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