Patrimonio reservado adquisición de inmueble con bienes

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Corte Suprema, 01/06/2011, 7427-2009
Tipo: Recurso de Casación en el Fondo Resultado: Rechazado
Doctrina
La institución de los bienes reservados de la mujer casada, que son los que ella adquiere
con el producto de su trabajo separado del marido, constituye un régimen que opera de
pleno derecho, esto es, que tiene lugar por la sola circunstancia que marido y mujer se
casen bajo el régimen de sociedad conyugal y, por lo mismo, no hay necesidad de
acordar su procedencia ni pactar su regulación. Se trata de una figura de orden público,
de manera que no admite modificación o derogación alguna, lo que corrobora el artículo
150 inciso 2º del Código Civil. Por consiguiente, no puede pactarse en las capitulaciones
matrimoniales una estipulación por la cual la mujer no se mirare como separada de bienes
respecto del producto de su trabajo. Si la institución no tuviera este carácter, se frustraría
el objetivo de proteger los intereses de la mujer –no del marido– y perdería toda su
utilidad práctica
En consecuencia, si la mujer concurrió a formar una sociedad de responsabilidad
limitada, declarando que intervenía en el acto en el carácter de agricultora, para estipular
en el pacto social un aporte correspondiente al 60% del capital de la compañía, ha de
entenderse que ha participado en el contrato actuando en razón de ejercer una actividad
separada del marido y, por lo mismo, habrá de considerarse que los derechos que la
mujer tuvo en la sociedad se incorporaron a su peculio reservado, por reunir las
condiciones que el artículo 150 del Código Civil estatuye para su consagración. Ahora
bien, si la mujer después permuta los derechos que tiene en la sociedad para adquirir con
esos derechos un inmueble, no obstante que es una adquisición a título oneroso y que
conforme al artículo 1725 Nº 5 del Código Civil el bien raíz debía entrar al haber de la
sociedad conyugal, el inmueble pertenece en el activo del patrimonio reservado por la
sola disposición de la ley. No desvirtúa el destino de estos bienes la escritura de
aclaración en la que se declara que ellos fueron adquiridos para la sociedad conyugal,
porque ello representaría sustraerlos del patrimonio reservado para incorporarlos al haber
social en desmedro de lo dispuesto en el artículo 150 inciso 2º, que establece que
ingresan al patrimonio reservado por la sola disposición de la ley el producto del ejercicio
del empleo, oficio, profesión o industria y todo lo demás que con ello obtenga, como son
los bienes que con el producto del trabajo ella adquiera, así como los frutos derivados de
estos bienes y los que se devenguen del trabajo. Lo anterior no es sino una aplicación
legal del efecto que es propio a la subrogación real (considerando 9º)
Entonces, al perseguir el banco demandado la ejecución del crédito en el acervo
reservado de la mujer casada, en cuyos bienes figuraba el inmueble que había adquirido y
que había gravado con hipoteca para garantizar la deuda personal que a la sazón había
contraído con el banco, no puede reputarse que el cumplimiento de la obligación hubiese
recaído sobre los bienes de la sociedad conyugal y tampoco que al otorgarse la escritura
pública de adjudicación el banco hubiese adquirido en pública subasta, por la venta
forzada, otros bienes que no fuesen los comprendidos en el patrimonio reservado de la
ejecutada y que fueron los que posteriormente se vendieron al otro demandado. No
resulta aplicable el artículo 1739 inciso 2º del Código Civil, en orden a que ni la
declaración de uno de lo cónyuges que afirme ser suya o debérsele una cosa, ni la
confesión del otro, ni ambas juntas se estimarán suficiente prueba para quitarle a uno o
más bienes el carácter de social, como quiera que este precepto está destinado a evitar
una suerte de colusión entre ambos cónyuges para sustraer uno o más bienes del
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derecho de prenda general en perjuicio de los acreedores, en circunstancias que en la
especie lo que ocurre es que el marido pretende disputarle al tercero el derecho que tiene
de cobrar su crédito en otros bienes respecto de los cuales alega que son de la sociedad
conyugal (considerando 10º)
Texto Sentencia Corte Suprema:
Santiago, uno de junio de dos mil once.
Vistos:
En estos autos Rol Nº 48.136–2006, seguidos ante el Juzgado Civil de Parral,
procedimiento ordinario, acción reivindicatoria, caratulado "J.R. con C.J. y Banco del
Desarrollo" el juez titular por sentencia de doce de septiembre de dos mil ocho, escrita a
fojas 409, rechazó íntegramente la demanda.
Apelada por la parte perdidosa, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Talca,
por resolución de treinta y uno de agosto de dos mil nueve, que se lee a fojas 492, la
confirmó, con costas del recurso.
En su contra la parte ya individualizada ha deducido recursos de casación en la forma y
en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONSIDERANDO:
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.
PRIMERO: Que el recurrente sustenta sus alegaciones de vicios de nulidad formal de la
sentencia impugnada en dos causales del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.
La primera correspondiente a la del Nº 4 y la segunda a la prevista en el Nº 5, en relación
con el artículo 170 Nº 4 del mismo cuerpo legal, según se pasa a explicar:
a) Señala que la primera causal invocada se configura en términos claros e inequívocos
según lo razonado por los sentenciadores en las motivaciones 23º y 24º, de las cuales
infiere que el fallo extendió su competencia a puntos no sometidos a su decisión.
En efecto, se expresa en el considerando vigésimo tercero que el demandado Sr. C.J. se
encuentra en la situación de ser un poseedor inscrito, por lo que para que cese su
posesión, es necesario que su inscripción se cancele, sea por voluntad de las partes, por
una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiera su dominio a otro, o por
decreto judicial, ninguna de cuyas hipótesis ha operado en autos. Por su parte, en el
considerando vigésimo cuarto se establece que habiéndose concluido que procede
rechazar la demanda de reivindicación y consecuencialmente, confirmar el fallo de primer
grado, en razón de carecer el actor de legitimación activa para impetrar la acción de
dominio respecto de los bienes que persigue, resulta inoficioso hacerse cargo de la
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petición subsidiaria del demandado Sr. C.J., relativa a la alegación de la prescripción
adquisitiva como medio de adquirir el inmueble y derechos de agua cuya reivindicación se
pretende.
Sin embargo –añade el recurrente– como la competencia de la Corte de Apelaciones
quedó delimitada por el recurso de apelación interpuesto por la demandante, toda vez que
los demandados no dedujeron recurso alguno, quiere esto decir que el escrito de
apelación presentado por la defensa del actor acotó el negocio que le correspondía
conocer al tribunal del alzada y a pesar de ello, la sentencia recurrida ha intentado
modificar la de primera instancia en beneficio del apelado señor C.J., quien se conformó
con la decisión.
b) Respecto del segundo defecto, explica que éste se configura con el razonamiento
vigésimo de la sentencia censurada, que tiene el carácter de decisorio litis y que carece
de todo fundamento de hecho y de derecho que lo sustente, vulnerando así la exigencia
que impone el artículo 170 Nº 4 del cuerpo legal citado. Explica que en el aludido
considerando se dispuso: "Que sin perjuicio de lo dicho en el motivo que antecede, no
resulta inoficioso dejar sentado que la acción reivindicatoria en estudio, tampoco, resulta
procedente dirigirla en contra del Banco del Desarrollo, por cuanto éste no es el actual
poseedor de los bienes al que dicha acción real se refiere; y si se pretendió ejercerla en
relación con el derecho de hipoteca del Banco señalado respecto de los bienes en
referencia, éste se extinguió conjuntamente con la obligación principal contraída por la
señora María Izquierdo Berisso que garantizaba, al habérselos adjudicado el dicho Banco,
con cargo a su crédito, en los aludidos autos ejecutivos".
Arguye que la falta de motivación en esta parte de la sentencia es absoluta, con lo que
hay una falta de rigurosidad de la Corte al analizar el mérito de autos, de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil. Aduce que no se demandó
la reivindicación del derecho de hipoteca que alguna vez tuvo el Banco respecto de los
bienes que pertenecían a la sociedad conyugal, sino que demandó al Banco en su calidad
de actual acreedor hipotecario de los bienes reivindicados producto de la hipoteca y
prohibición vigente, constituidas por el otro demandado de autos, el Sr. C.J. Esta es la
única acción reivindicatoria deducida y sobre la cual se debatió y resolvió en primera
instancia, de modo que al fallar los sentenciadores no sólo alteraron la acción deducida y
el mérito del proceso, sino que además dictaron un sentencia que, en esta parte, carece
de la motivación necesaria para resolver en la forma que lo hizo, aparte de resultar
ininteligible y contradictoria con lo resuelto en la sentencia que confirmó.
SEGUNDO: Atendidos estos antecedentes, ha de considerarse que en lo que concierne
a la causal del Nº 4 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, relativa al vicio de
ultra petita que se le imputa a la sentencia recurrida de casación en la forma, ha de
tenerse presente que el respectivo precepto estatuye lo siguiente:
"El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes":
"Nº 4 En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes,
o extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la
facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley".
Queda de relieve que el vicio del cual se trata se configura si el juez en la sentencia
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otorgase más de lo pedido por las partes o bien, que extendiese el fallo a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal. O sea, en la primera parte de la norma transcrita se
ha previsto la hipótesis de la denominada "ultra petita" propiamente tal, esto es dar más
de lo pedido a alguno de los litigantes y en la segunda parte se ha considerado el caso de
lo que se podría llamar "extra petita", que se refiere a extender la decisión a puntos ajenos
a la controversia.
Pues bien, del contenido y alcance que fluye de la disposición, no resulta dable que
pueda atribuírsele a lo resuelto por el fallo que se haya podido incurrir en una clase de
vicios como son los que sanciona la norma citada, por establecerse en la sentencia
recurrida, según el motivo 24º que, por haberse rechazado la demanda de reivindicación y
por ende, confirmado el fallo de primer grado, como consecuencia de carecer el actor de
legitimación activa para ejercer la acción de dominio, resultaba inoficioso hacerse cargo
de la petición subsidiaria del demandado que alegó la prescripción como modo de adquirir
el dominio del inmueble, como quiera que no se divisa que se de la situación prevista en
el precepto que hace procedente la causal del vicio de forma que se ha invocado, toda
vez que al no darse lugar a la acción que interpuso el actor y por lo mismo que no era
preciso ocuparse de la excepción del demandado, ocurre que no es del caso que lo
decidido tenga el significado que se haya dado más de lo pedido sino que al revés, dado
que simplemente resulta que no se dio lugar a lo pedido y con ello quiere decir que era
innecesario atender a otras razones que pudo haber alegado el demandado para que los
sentenciadores resolvieran en definitiva el rechazo de la demanda.
TERCERO: Que en lo que incide con la causal del Nº 5 del artículo 768, en relación con
el Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, ha de advertirse que en estas
normas se dispone lo siguiente:
El artículo 768 dice que: "El recurso de casación en la forma ha de fundarse
precisamente en alguna de las causas siguientes:
"N 5º En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos
enumerados en el artículo 170".
Ahora bien, el artículo 170 señala que: "Las sentencias definitivas de primera o de única
instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de otros
tribunales, contendrán:
Nº 4 Las consideraciones de hecho y de derecho que sirven de fundamento a la
sentencia";
El vicio que se invoca ha de concurrir cuando la sentencia definitiva no contenga
consideraciones que han de revestir el carácter de fundamento de la decisión que se
adopte, o sea, que no se expliquen las razones que en buenas cuentas determinan el
fallo, más no cuando tales consideraciones fuesen aseveraciones erradas, deficientes o
bien equivocadas, lo que representa una suerte de garantía de seriedad y rectitud de todo
juicio, por lo que las sentencias deben establecer las cuestiones de derecho o hecho
sobre que recaen.
La recurrente alega que el vicio se habría producido en el razonamiento que se contiene
en el considerando vigésimo primero del fallo, al sostener los sentenciadores en lo que
interesa: "Que sin perjuicio de lo dicho en el motivo que antecede, no resulta inoficioso
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dejar sentado que la acción reivindicatoria en estudio, tampoco resulta procedente dirigirla
en contra del Banco del Desarrollo, por cuanto éste no es el actual poseedor de los bienes
al que dicha acción real se refiere…".
Al referir el fallo que lo resuelto en sin perjuicio de lo dicho en el motivo que antecede,
alude sencillamente a la falta de concurrencia de los requisitos para que sea procedente
el ejercicio de la acción reivindicatoria, materia que viene ya analizada a lo largo de
diversos considerandos anteriores, toda vez que la sentencia concluye que el
reivindicante no se encuentra legitimado para actuar, por no ser titular del derecho de
dominio que lo habilitaría para interponer la acción, requisito que tampoco se reuniría al
dirigirse esta acción contra el Banco del Desarrollo, porque no tendría dicha institución el
carácter de ser la actual poseedora inscrita para que hubiese sido posible ejercer en su
contra la referida acción, de cuyo respecto se infiere que no se han omitido las
consideraciones que han debido contenerse en el fallo para fundar la decisión adoptada
por el tribunal de la instancia.
Al agregar el fallo que: "Si se pretendió ejercerla –la acción– en relación con el derecho
de hipoteca del Banco señalado respecto de los bienes en referencia, éste se extinguió
conjuntamente con la obligación principal contraída" y que garantizaba el crédito, lo que
en concepto del recurrente es ininteligible, Al respecto, ha de tenerse presente que si bien
es cierto que es reivindicable el derecho real de hipoteca de acuerdo al artículo 891 del
Código Civil, no es menos efectivo que en la especie quien pudo hacer valer la acción ha
debido ser el titular del derecho, carácter que revestía el Banco del Desarrollo, pero como
el actor alega que con un bien de la sociedad conyugal se habría pagado una deuda
contraída por uno de los cónyuges, para dilucidar el alcance del fallo ha de considerarse
que la sentencia se puso en el caso que se habría producido una eventual transmisión de
los derechos del acreedor al tercero que le paga y con ello, se le habrían traspasado al
nuevo acreedor todos los derechos y acciones y entre ellos, la hipoteca del antiguo, por la
vía de la subrogación, la que no habría operado por haberse extinguido la caución
conjuntamente con la obligación principal por confusión, al adjudicarse el Banco con cargo
a su crédito el bien afecto al respectivo gravamen.
Que por ende, la alegación formulada por la recurrente no importa la ocurrencia del vicio
que contempla el Nº 5 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, ni tampoco
resulta ininteligible porque las consideraciones que se han dado son suficientes
fundamentos respecto de las decisiones que se han adoptado, aunque la recurrente
discrepe de ellas o las repute confusas o incomprensibles.
CUARTO: Que por todo lo expuesto cabe concluir que la nulidad formal intentaba debe
ser desestimada en todos sus extremos.
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO:
QUINTO: Que el recurrente, fundamentando su recurso de nulidad sustantiva, le atribuye
a la sentencia cuya invalidación persigue diversos errores de derecho, expresados en
infracciones a lo dispuesto en los artículos 700, 724, 728, y 924; 150, 1725 Nº 5, en
relación con los artículos 1733 y 1739; 47, 1689, 1689, 1700, 1712 y 1713 del Código Civil
y 314, 341, 399 y 428 del Código de Procedimiento Civil, según se pasa a exponer:
a) Asevera, en un primer capítulo, la vulneración de los artículos 700, 724, 728 y 924 del
Código Civil. Explica que las disposiciones citadas constituyen el régimen que se ha
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dispuesto por el legislador para regular la posesión inscrita de los bienes raíces en
nuestro ordenamiento civil, con arreglo al cual la doctrina en forma unánime destaca que
la inscripción conservatoria es el requisito de adquisición, prueba y garantía de
conservación de la posesión de los inmuebles inscritos.
Conforme a las normas citadas, señala que en el caso concreto de la sociedad conyugal
formada por el Sr. J.R. y la Sra. María Izquierdo Berisso se inscribió a su nombre el
inmueble y los derechos de agua materia del juicio y por tanto al no existir otra persona
con inscripción conservatoria que justificara derechos de dominio sobre los bienes, debía
reputarse dueña de ellos a la sociedad conyugal, porque estaba amparada con las
presunciones legales de dominio de los artículos 700 y 724 del Código Civil, y además,
por tener posesión inscrita a su nombre durante siete años se encontraba favorecida con
la presunción de derecho del artículo 924 del mismo cuerpo legal. Sin embargo, de
manera inexplicable, en la ejecución seguida por el Banco del Desarrollo contra al Sra.
Izquierdo, se desatendió la inscripción de dominio y se procedió a enajenar forzosamente
dichos bienes, como si en realidad hubiesen pertenecido a la Sra. Izquierdo y no a la
sociedad conyugal.
Al cancelarse las inscripciones de dominio en favor de la sociedad conyugal, no se
cumplió con los requisitos del artículo 728, porque los jueces recurridos sostuvieron que
los bienes eran de propiedad de la Sra. Izquierdo y no de la sociedad conyugal, por ser
titular de un patrimonio reservado, conforme el artículo 150 del Código Civil.
b) Alega infracción de un segundo grupo de normas, constituidas por los artículos 150 y
1725 Nº 5 del Código Civil, en relación con los artículos 1733 y 1739 inciso primero del
mismo cuerpo legal. En efecto, a juicio de quien recurre, la correcta aplicación de las
disposiciones citadas debió concluir por revocar la sentencia de primer grado, por cuanto
ésta debió de manera imperativa reconocer que el patrimonio reservado constituye un
régimen de excepción al general de la sociedad conyugal, por lo que según los artículos
1725 Nº 5 y 1739, los bienes que son objeto de la acción reivindicatoria de autos se
encuentran amparados por la presunción de pertenencia a la sociedad conyugal y están
resguardados además con la presunción en su favor que le otorgan al poseedor los
artículos 700 y 924.
Asevera que en la sentencia de la Corte de Apelaciones se ha producido una errada
aplicación del artículo 1733 del Código Civil, por cuanto para contrariar las presunciones
legales que favorecía el dominio y posesión de los bienes reivindicados a favor de la
sociedad conyugal, al menos debió comprobar si en el título de posesión del inmueble y
derechos de agua se había producido una subrogación, dado que el título que habilitó la
adquisición por la sociedad conyugal del inmueble y sus aguas fue el contrato de permuta
entre la señora Izquierdo y el señor Rincón de 7 de abril de 1995 ante el Notario de
Santiago don Arturo Carvajal, en el que no se expresa ni manifiesta de modo alguno al
referido ánimo de subrogar.
c) En un tercer acápite, alega yerro de las normas sobre limitación de la prueba estatuida
en el artículo 150 inciso 4º, en relación con el 1739 inciso 2º del Código Civil. Sostiene
que las disposiciones referidas no fueron aplicadas por los sentenciadores, puesto que
ellas les imponían la obligación de apreciar el carácter social de los bienes reivindicados
en la forma que esos preceptos lo establecen. En efecto, los terceros que contraten con la
mujer que goza de un patrimonio reservado se encuentran eximidos de todo reclamo del
marido o de la propia mujer, si es que al momento de contratar se haya acreditado por
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instrumentos públicos o privados, a lo que debe hacerse referencia en el instrumento que
se otorgue al efecto, que la mujer ejerce o ha ejercido un empleo, oficio, profesión o
industria separados de los de su marido. A pesar de esta disposición, la sentencia
recurrida sin ningún análisis omite examinar si en los documentos que permitieron la
adquisición de la posesión y dominio del bien que se disputa se cumplió o no con los
requisitos indicados, para que de este modo se entendiera liberado tanto el Banco del
Desarrollo como el Sr. C.J. de la acción reivindicatoria deducida.
En este contexto, agrega, correspondía a los demandados acreditar que los bienes
pertenecían al patrimonio reservado de la mujer, pero sometiéndose a las limitaciones
correspondientes tanto al aportar la prueba como a su apreciación, de acuerdo a lo
previsto en el inciso segundo del artículo 1739, del Código Civil, que imperativamente
dispone: "Ni la declaración de uno de los cónyuges que afirme ser suya o deberse una
cosa, ni la confesión del otro, ni ambas juntas, se estimarán suficiente prueba, aunque se
hagan bajo juramento".
El tribunal decidió no aplicar la limitación de la prueba y, por el contrario, analizó diversos
documentos acompañados por el Banco, en los que aparece que la Sra. Izquierdo había
ejercido la actividad de agricultora; sin embargo, estas declaraciones hechas por
cualquiera de los cónyuges, o por ambos, incluso bajo juramento, no pudieron estimarse
como prueba suficiente.
d) En un cuarto capítulo el recurso invoca la vulneración de los artículos 47, 1698, 1700,
1712, y 1713 del Código Civil; 341, 399 y 428 del Código de Procedimiento Civil; y de los
artículos 150 inciso 4º y 1739 del Código Civil, relativos a las normas que regulan el valor
probatorio de los documentos acompañados a los autos, su admisibilidad y su apreciación
comparativa. Dice que la sentencia recurrida transgredió las prescripciones que regulan la
prueba, toda vez que la pretensión reivindicatoria del demandante encontraba amparo en
múltiples presunciones legales y de derecho, tal como lo establecen los artículos 700,
924, 1725 y 1739 Código Civil, y además, por la prueba completa rendida en autos. Sin
embargo, los jueces del fondo desatendieron el valor de las presunciones y los
documentos públicos acompañados, admitiendo como suficiente prueba para rechazar la
demanda simples presunciones que, a juicio de los sentenciadores, reunían las
exigencias de gravedad, precisión y concordancia para darles el mérito de plena prueba y
que los llevó a dar por acreditado que los bienes a los que se refiere la acción
reivindicatoria, a la época del otorgamiento de la escritura pública de 11 de abril de 2002,
ante la Notaria de Santiago Laura Galecio Pesse, relativa a la adjudicación de esos
bienes en remate, eran del dominio de doña María Izquierdo Berisso y no de la sociedad
conyugal de ella con el demandante.
Aduce el recurrente, que los sentenciadores sustentan su decisión en la declaración de
la señora Izquierdo y de su marido en la escritura pública de constitución de la sociedad
Agrícola, Ganadera y Forestal San José De Los Barros Limitada, otorgada ante el Notario
de Santiago Gustavo Bopp Blu el 30 de octubre de 1981, en la cual indica que ella es
agricultora y que ejercía una profesión separada de la de su marido, también agricultor e
ingeniero agrónomo, declaración que se complementa con la contenida en escritura
pública de permuta de 7 de abril de 1995, otorgada ante el Notario de Santiago, don
Arturo Carvajal Escobar, a la que se agrega la escritura pública de constitución de
hipoteca de 15 de diciembre de 1995, ante el Notario de Santiago don Raúl Undurraga L.,
otorgada a favor del Banco el Desarrollo, a pesar que en dicho instrumento el
constituyente del gravamen es la sociedad conyugal. También se alude a las
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declaraciones de la señora Izquierdo sobre su actividad de agricultora en otros
documentos presentados al Banco. Sin embargo, advierte, todos estos antecedentes son
inadmisibles como medios de prueba, atendido lo dispuesto en el citado artículo 1739
inciso segundo del Código Civil.
De ahí que los jueces de la instancia, explica, también conculcan el artículo 1698 que
establece el peso de la prueba y señala los medios de prueba. En este mismo sentido
considera que el artículo 1713, relativo a la confesión que sirvió de base a la presunción
de dominio establecido en la sentencia resulta improcedente, puesto que este medio de
prueba no puede jamás ser estimado como plena prueba cuando la ley lo exceptúa, como
lo estatuye el artículo 1739 inciso segundo.
Dando aplicación al análisis que antecede, resulta evidente que de haberse aplicado las
presunciones judiciales no se habría rechazado la acción, ni confirmado el fallo de primer
grado.
Alega que una mención especial requiere la escritura pública de permuta, de fecha 7 de
abril de 1995, otorgada ante el Notario de Santiago don Arturo Carvajal Escobar, por la
cual la señora María Izquierdo adquirió los inmuebles para la sociedad conyugal, así
como la escritura de "Aclaración, Complementación y Ratificación" del contrato de
permuta, de 1º de diciembre de 1995 que, entre otras declaraciones, insiste en el destino
de los bienes al haber social, y que fue subinscrita al margen de las inscripciones de
dominio por el Banco del Desarrollo demandado de reivindicación. En la escritura pública
de hipoteca ante el Notario de Santiago don Raúl Undurraga L., de 15 de diciembre de
1995, agrega, consta que la sociedad conyugal era titular de los bienes reivindicados,
reconocimiento que hace el demandado Banco del Desarrollo. Esta última escritura hizo
aplicable la norma contenida en el artículo 1700 del Código Civil, según la cual las
declaraciones contenidas en ella tienen el valor de constituir plena prueba respecto de sus
otorgantes y de sus sucesores, en este caso, el Banco del Desarrollo y el demandado
C.J., sucesor en el dominio de aquél.
Por último, aduce infracción de los artículos 1698 del Código Civil y 314 del Código de
Procedimiento Civil, ambos en relación con el artículo 924 del primero.
Indica que sin perjuicio de lo dicho, la sentencia también vulnera las normas reguladoras
de la prueba, por cuanto constituye un hecho no discutido que las inscripciones
practicadas en el Conservador de Bienes Raíces se mantuvieron vigentes hasta que el
Banco del Desarrollo adquirió los mismos bienes en pública subasta, cuyo título fue el que
habilitó que se practicaran las inscripciones en su favor el año 2003. En estas
circunstancias, la posesión inscrita por la sociedad conyugal se mantuvo por siete años y
con ello no se admite otra prueba de la posesión con que se pretenda discutirla, según se
establece en el artículo 924 del Código Civil. Sin embargo, el tribunal al admitir prueba
contra la presunción de derecho que ampara a la sociedad conyugal en el dominio y
posesión de los bienes, violentó las normas reguladoras de la prueba de los artículos
1698 del Código Civil y 341 del Código Procedimiento Civil, aceptando una sentencia
cuyo único fundamento es el desconocimiento de la existencia de una presunción de
derecho que hacía inadmisible cualquier otra prueba en contrario que pretendiera
destruirla.
SEXTO: Que, para los efectos de fijar la debida inteligencia respecto de las dificultades
que se han planteado en el recurso, es menester reseñar algunos de los antecedentes de
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mayor relevancia que surgen del proceso en el cual se pronunció la sentencia que se
impugna:
a) Ha comparecido a estos autos el Sr. don J.R. interponiendo una demanda en juicio
ordinario por la que ejerce una acción reivindicatoria contra el Sr. don C.J. y el Banco del
Desarrollo, solicitando: a) Que se le reconozca su calidad de dueño del inmueble
denominado Fundo Santa Fresia de Pencagua, así como de los derechos de agua
constituidos en su beneficio y se condene al demandado C.J. a restituir y restablecer la
posesión de dichos inmuebles; b) Que se cancelen y se dejen sin efecto las inscripciones
de dominio distintas a las practicadas a su nombre, así como los gravámenes y
prohibiciones que afectan a los inmuebles; c) Que para los efectos de las prestaciones
mutuas, los demandados deberán ser considerados como poseedores de mala fe,
reservándose el derecho a discutir sobre tales prestaciones en la etapa de ejecución del
fallo o en otro juicio diverso, y d) Que los demandados sean condenadas solidariamente al
pago de las costas de la causa, y un subsidio, en forma simplemente conjunta, o en la
proporción que se establezca en la sentencia.
Señala el actor que se encuentra casado con doña María Izquierdo Berisso, con quien
contrajo matrimonio el 27 mayo de 1957 bajo el régimen de sociedad conyugal, cuya
vigencia se mantuvo hasta el pacto de separación de bienes, celebrado mediante
escritura pública otorgada ante el Notario de Santiago don José Musalen Saffe el 13 de
octubre de 2003, subinscrita al margen de la inscripción matrimonial al día siguiente.
Agrega que posteriormente a esta convención, también por instrumento público ante el
mismo notario citado, con fecha 16 de marzo de 2006 su cónyuge renunció a los
gananciales.
Añade que durante la vigencia de la sociedad habida con su mujer adquirió, entre otros
bienes, los que se inscribieron en el registro de propiedad a nombre de su cónyuge María
Izquierdo Berisso, correspondiente al Fundo Santa Fresia de Pencagua, ubicado en la
comuna de Parral, provincia de Linares, con una superficie aproximada de 328 hectáreas
y los derechos de aprovechamiento de agua destinados al cultivo del fundo. Dichos
inmuebles fueron adquiridos a nombre de su cónyuge por permuta que ella pactó con don
Francisco Rincón García, mediante escritura pública de 7 de abril de 1995 otorgada en
Santiago ante el notario público don Arturo Carvajal Escobar, la que fue debidamente
inscrita. Según consta de dicha escritura, la permuta al tradente respecto del fundo y los
derechos de agua correspondientes se pagaron por la cónyuge mediante la cesión de los
derechos que como socia le pertenecían en la Sociedad Agrícola, Ganadera y Forestal
San José De Los Barros Limitada. Esta sociedad se había constituido por escritura
pública el 30 de octubre de 1981 ante el Notario de Santiago don Gustavo Bopp Blu, y se
disolvió el 30 de octubre de 1986, por haberse cumplido el plazo de su vigencia, y a la
fecha de la mencionada permuta no había sido liquidada.
Explica que al margen de las aludidas inscripciones de dominio y para no dejar duda
alguna del patrimonio al que ingresaron los respectivos inmuebles se otorgó una escritura
pública de: "Aclaración, Complementación y Ratificación", con fecha 1º de diciembre de
1995, ante el Notario Público de Santiago don Arturo Carvajal Escobar, a la que
comparece el demandante, su cónyuge y el Sr. Francisco Rincón García, quienes
declararon, entre otros puntos, que doña María Izquierdo Berisso adquirió los bienes
materia de este juicio para la sociedad conyugal habida con su cónyuge.
Expresa que a pesar que las inscripciones de dominio acreditan que los bienes
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pertenecen al haber social, el Banco del Desarrollo persiguió estos bienes mediante un
juicio ejecutivo directamente contra la cónyuge, ante el Noveno Juzgado Civil de Santiago,
Rol 5.602–1998, caratulado "Banco del Desarrollo con Izquierdo Berisso María",
adjudicándose el Banco ejecutante los bienes, con cargo al crédito perseguido. Sin
embargo, de acuerdo al mérito de los antecedentes, agrega, esta ejecución no le es
oponible.
A su vez, los bienes que se reivindican fueron vendidos por el Banco del Desarrollo al Sr.
don C.J., mediante la ya citada escritura pública otorgada el 30 diciembre del año 2002.
Sostiene el actor que no le empece ni le son oponibles los actos celebrados sobre los
inmuebles referidos, encontrándose por lo tanto habilitado para demandar su restitución,
toda vez que no le pertenecían a su cónyuge, doña María Izquierdo Berisso, y que
atendida la renuncia a los gananciales efectuada por esta última, se encuentran radicados
y confundidos con su propio patrimonio.
Señala que la situación de los bienes que pretende reivindicar es la prevista en el Nº 5
del artículo 1725 del Código Civil, ya que al encontrarse casado bajo régimen de sociedad
conyugal con su mujer, ésta adquirió a título oneroso los bienes individualizados,
ingresando los mismos, en consecuencia, al patrimonio de la social, por lo que el Banco
en su ejecución forzada, nunca debió perseguir el crédito en bienes que no le pertenecían
a la ejecutada.
De ahí que según los artículos 682 y 1815 Código Civil la compraventa y la tradición de
cosa ajena son válidas, sin perjuicio de los derechos del dueño mientras no se extingan
por el lapso del tiempo. Entonces, los actos jurídicos del tradente son inoponibles al
patrimonio de la sociedad conyugal y por ende, el juez del Noveno Juzgado Civil de
Santiago no pudo actuar en la representación legal de la cónyuge que no era dueña de
los inmuebles adjudicados al Banco, ni la entidad bancaria como eventual sucesora del
dominio, podía transferir al adquiriente Sr. C.J. los derechos en el bien raíz que no tenía.
b) Contesta la demanda el Banco del Desarrollo y ha solicitado su rechazo. En primer
término señala que de ser efectivos los hechos en que se funda el libelo, la sanción
genérica que corresponde aplicar es la nulidad relativa y no la inoponibilidad, toda vez que
no se trata de una venta de cosa ajena, sino que de una venta con la omisión de un
requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos
en consideración al estado y calidad de las personas que los ejecutan o acuerdan, y por
consiguiente, acarrean la nulidad relativa, según el artículo 1682. Existe para el caso
disposición expresa en el Código Civil, toda vez que el artículo 1749 le impone al marido
en la administración de los bienes sociales ciertas limitaciones que la misma disposición
señala y que en lo referido a los bienes raíces importa cumplir con la exigencia prevista en
el inciso tercero del artículo mencionado, en cuanto a que para su enajenación han de
actuar en conjunto los cónyuges. De forma tal que de ser efectivo que la enajenación
debió haberse realizado por ambos cónyuges, se habría omitido un requisito en
consideración a la calidad o estado de las personas, sancionado expresamente con la
nulidad relativa de conformidad con el artículo 1682 del Código Civil. Pero además se
estaría infringiendo la norma expresa contemplada en el artículo 1757, que prevé que los
actos ejecutados sin cumplir con los requisitos del artículo 1749, adolecen de nulidad
relativa. Ahora bien, si sólo compareció la señora María Izquierdo Berisso representada
por el juez que conoció del juicio ejecutivo, no podría sino impetrar la nulidad por la
omisión del requisito requerido aquél de los incapaces en cuyo beneficio está establecida
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la exigencia, esto es, la señora Izquierdo, como lo establece la norma genérica del
artículo 1684 y la específica del artículo 1757, ambos del Código Civil.
En cuanto a los hechos sobre los cuales versa el juicio, aclara que la cónyuge del
demandante concurrió con fecha 30 de octubre de 1981, según la escritura referida, a
constituir junta a otros socios, la Sociedad Agrícola, Ganadera y Forestal San José De
Los Barros Limitada. Al formarla, la señora Izquierdo expresamente declaró ser agricultora
y que comparecía y actuaba dentro de su peculio reservado. A esta escritura compareció
también el demandante, señalando que, sin perjuicio de la profesión separada que ejerce
su mujer, ha prestado y presta la más amplia autorización para que ejerza su industria y
comercio y pueda celebrar toda clase de actos y contratos, civiles, comerciales y de
cualquier naturaleza que sea, como por ejemplo, comprar, vender y permutar toda clase
de bienes muebles e inmuebles, celebrar contratos de garantía, etc. La sociedad
mencionada terminó el 30 octubre 1986.
Añade que mediante la consabida escritura pública de fecha 7 de abril de 1995, los
derechos sociales de la señora Izquierdo fueron permutados por el inmueble y derechos
de agua que pretende la contraria reivindicar, pertenecientes a don Francisco Rincón
García, practicándose las inscripciones de rigor. Compareció nuevamente el demandante
a las escrituras públicas autorizando a su cónyuge a celebrar el contrato referido. El 1º de
diciembre del mismo año, el demandante en su calidad de jefe de la sociedad conyugal y
administrador de los bienes que la conforman y don Francisco Rincón García, hicieron
una "Aclaración, Complementación y Ratificación" al contrato de permuta referido
precedentemente, indicando que el inmueble y los derechos de agua habrían sido
adquiridos por la señora Izquierdo para la sociedad conyugal existente con su cónyuge.
Esta escritura de complementación pretendió alterar fictamente la naturaleza jurídica de
los bienes, transformándolos por la sola voluntad de los cónyuges en bienes sociales, en
circunstancia que ellos eran bienes pertenecientes al patrimonio reservado de la mujer,
quien ejerció una industria separada, como expresamente se indicó al momento de
constituir la Sociedad Agrícola ya indicada.
Agrega que con fecha 12 diciembre de 1995, según la escritura ya citada, se gravó en
favor del Banco con hipoteca el Fundo Santa Fresia de Pencagua y los derechos de
aprovechamiento de aguas, a cuya escritura compareció el actor y doña María Izquierdo
Berisso, autorizando al demandante para celebrar el contrato, en conformidad a lo
dispuesto en los artículos 1749 y 1754 del Código Civil; en ella se indica expresamente
que la señora María Izquierdo Berisso es única y exclusiva dueña del bien denominado
Fundo Santa Fresia de Pencagua. A mayor abundamiento, el actor en su calidad de jefe
de la sociedad conyugal constituye hipoteca de primer grado con cláusula de garantía
general para proteger los derechos del Banco del Desarrollo sobre los inmuebles objeto
de la demanda.
Explica que con fecha 6 de febrero de 1998 y como consecuencia de la relación
comercial habida con el Banco la señora María Izquierdo Berisso suscribió dos pagarés y
tanto la solicitud de crédito como su otorgamiento lo fueron en el entendido que la señora
Izquierdo actuaba dentro de su peculio reservado y la operación se cursó encima con
pleno conocimiento del demandante Sr. J.R.. Dado que la deudora incumplió las
obligaciones contraídas con la institución Bancaria, el Banco procedió a iniciar en el mes
de diciembre de 1998 un juicio ejecutivo, que culminó con el remate del Fundo Santa
Fresia de Pencagua y sus derechos de aguas, adjudicándose dichos bienes el ejecutante.
El remate se llevó a cabo el 28 de diciembre de 2001, extendiéndose la respectiva
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escritura pública que posteriormente se inscribió en el Conservador de Bienes Raíces.
Se indica que el reconocimiento de los hechos por el demandante queda en evidencia,
con la objeción en el aludido juicio ejecutivo de la liquidación del crédito practicada por el
tribunal. Asimismo, con fecha 27 de diciembre de 2001, el señor J.R. y el Banco
suscribieron una escritura pública de opción preferente de compra, en la que el actor
reconoce que los respectivos inmuebles son de propiedad de su mujer, y no de la
sociedad, como ahora pretende.
Con posterioridad –prosigue– los inmuebles fueron vendidos por el Banco al Sr. C.J.,
mediante escritura pública de fecha 30 de diciembre de 2002, constituyéndose en favor
del Banco una hipoteca de primer grado.
Conforme a lo expuesto, los bienes subastados ante el Noveno Juzgado Civil de
Santiago no formaban parte de la sociedad conyugal sino que eran del peculio reservado
de la Sr. Izquierdo, según lo previsto en el artículo 150 del Código Civil. La existencia del
patrimonio reservado es señalado categóricamente en la escritura de constitución de la
Sociedad Agrícola, Ganadera y Forestal San José De Los Barros Limitada, a cuyo
respecto y a mayor abundamiento, su marido, hoy demandante, además la autoriza en
dicha época para ejercer su industria y comercio y celebrar toda clase de actos y
contratos. La Sra. Izquierdo, con dineros provenientes de su trabajo separado, hizo
aportes para constituir la sociedad antes señalada; luego permutó sus derechos, para
adquirir el dominio del inmueble y los derechos de agua con que aquel se beneficia.
Resulta evidente que la Sra. Izquierdo al permutar sus derechos sociales con bienes de
su patrimonio reservado adquirió el inmueble que mantuvo su carácter en poder de la
mujer.
Aparte de lo señalado, arguye que existen otros antecedentes que permiten concluir que
los bienes que se pretenden reivindicar ingresaron al patrimonio reservado de la Sra.
Izquierdo: a) Al constituirse la hipoteca a favor del Banco, el señor J.R. compareció como
jefe de la sociedad conyugal y administrador de los bienes que la conforman. En dicha
oportunidad reconoció expresamente que doña María Eugenia Izquierdo Berisso es la
titular del dominio del inmueble y derechos de aguas, reiterando que le pertenecen como
única dueña y exclusiva propietaria. En el mismo instrumento reconoce que su cónyuge
podía tener a futuro obligaciones, que son independientes de las que él pudiera contraer.
A mayor abundamiento a la escritura de hipoteca compareció doña María Izquierdo
Berisso autorizando a su cónyuge para celebrar el contrato, lo que confirma que los
bienes dados en garantía eran de propiedad de la señora Izquierdo; b) En diversos
documentos la Sra. Izquierdo se individualiza como agricultora, esto es, reconociendo el
ejercicio de una industria u oficio separado del marido; c) El hijo de la Sra. Izquierdo,
dedujo una demanda contra ella como empleadora, invocando un contrato de trabajo. El
marido compareció a dicho juicio en representación de su cónyuge suscribiendo un
avenimiento, reconociendo de esta manera que desarrollaba una actividad separada de la
suya; d) La Sra. izquierdo mantenía con el Banco cuenta corriente, de crédito y operaba
una tarjeta de crédito, moviendo fondos y girando cheques; e) La Sra. izquierdo efectuaba
declaraciones de IVA y renta a su sólo nombre, como contribuyente; f) La Sra. Izquierdo
constituyó con fecha 28 de noviembre de 1995 prenda sin desplazamiento sobre dos
vehículos de su propiedad; g) El demandante y el Banco suscribieron escritura de opción
de compra del inmueble y sus derechos de agua y en ella el actor declara y reconoce que
los bienes que ahora persigue son de propiedad de su mujer y no de la sociedad
conyugal; h) El demandante compareció invocando un mandato general de fecha 20 de
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diciembre de 1996, y no concurre al mismo en su calidad de jefe de la sociedad conyugal,
y por último i) El señor J.R. dedujo querella criminal por los delitos de abuso de firma en
blanco, expresando nuevamente que los bienes pertenecían en dominio a su mujer.
Los antecedentes reseñados –dice este demandado– son suficientes para acreditar que
la señora Izquierdo Berisso ha desarrollado una industria separada de su marido y que los
bienes que pretende reivindicar fueron adquiridos con el producto de dicha industria, y por
ende, podían ser vendidos por ella, como en la especie ocurrió con la subasta pública
realizada ante el Noveno Juzgado Civil. Entonces, el Banco del Desarrollo adquirió por
tradición el dominio de dichos bienes, y como consecuencia de ello, los transfirió después
al señor C.J., no siendo efectivo que el demandante sea o haya sido alguna vez dueño de
los mismos.
Además, en otro orden de ideas, alega la falta de legitimación activa del demandante
para demandar la acción reivindicatoria, puesto que no es dueño del bien que pretende
reivindicar. En la especie, su cónyuge tiene la calidad de poseedora inscrita desde el año
1995, por lo que de acuerdo a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 700 del
Código Civil, su posesión hace pr esumir legalmente el dominio. El actor jamás ha sido
dueño de los bienes que reivindica para sí, como tampoco lo fue la sociedad conyugal
habida con su mujer, la que no ha tenido nunca la posesión de dichos bienes. Asimismo,
alega la falta de legitimación pasiva del Banco, ya que no es actual poseedor de los
bienes, porque se los transfirió al señor C.J., quien es el actual poseedor inscrito. En
subsidio, este último adquirió el dominio por prescripción adquisitiva y, en consecuencia,
no es reivindicable este derecho.
Ahora bien, en el evento que se considere que la señora Izquierdo no es la dueña de los
bienes, debe tenerse presente que el demandante no ha impugnado la validez de los
títulos y las tradiciones efectuadas por la señora Izquierdo al Banco del Desarrollo, y éste
al señor C.J., por lo que tanto las respectivas compraventas como las tradiciones son
válidas y no pueden, en consecuencia, desconocerse sus efectos.
Con todo, arguye que en el evento de considerar que los bienes pertenecían a la
sociedad conyugal, ha existido ratificación del marido de todo lo obrado en el juicio
ejecutivo, según se deriva de la comparecencia del actor al juicio ejecutivo seguido contra
su mujer, sin reclamar de la notificación ni del emplazamiento, convalidando cualquier
vicio que pudiera existir, lo que confirma mediante su intervención en la escritura pública
de 27 diciembre 2001, en la cual el actor y el Banco acordaron la opción preferente de
compra ya enunciada.
c) A su vez, el demandado Sr. C.J., al contestar la demanda ha solicitado su rechazo,
reiterando en lo sustancial las alegaciones vertidas por el Banco del Desarrollo. Insiste
que la señora María Izquierdo Berisso ha ejercido una actividad agrícola, separada de su
marido y que tal situación ha determinado la existencia de un patrimonio reservado. Que
esta situación ha quedado en evidencia con el reconocimiento que el actor hace en su
demanda en cuanto a que las deudas que la cónyuge contrajo con el Banco eran de
carácter personal, derivadas de la administración de su patrimonio reservado, lo que ha
corroborado con la renuncia a los gananciales, lo que sólo pudo explicarse para preservar
la existencia de su patrimonio reservado.
También resulta ser un hecho no controvertido los derechos sociales que tenía la señora
Izquierdo en la Sociedad Agrícola, Ganadera y Forestal De Los Barros Limitada y que
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luego permutó por los inmuebles objeto este juicio, los que pertenecían a su patrimonio
reservado. Así se declaró expresamente en la escritura de la sociedad, dejándose
expresa constancia que la señora Izquierdo era, a la sazón, agricultora, ejerciendo ésta
actividad separada de su marido, acto al que éste compareció, quien declaró a mayor
abundamiento que prestaba la más amplia autorización para explotar su industria y
comercio, de lo que se sigue que aquello que permutó, ingresó asimismo al patrimonio
reservado, toda vez que fueron adquiridos con bienes de su peculio. La inscripción del
inmueble y la de los derechos de agua a nombre de la señora Izquierdo son una prueba
más que tales bienes pertenecían a su patrimonio reservado. En tal calidad fueron por eso
embargados por el Banco del Desarrollo como acreedor y en esa instancia no se alegó
por el demandante, ni su cónyuge que los bienes fueron de la sociedad conyugal, no
obstante encontrarse el actor en pleno conocimiento del estado del proceso, pudiendo
haber impugnado a la sazón el embargo en aquel juicio, mediante el ejercicio de una
tercería de dominio, lo que no hizo.
Agrega que aquélla declaración efectuada por los cónyuges en la escritura de aclaración
y complementación de fecha 1º de diciembre de 1995, anotada al margen de la inscripción
de los inmuebles, no le resultan oponibles puesto que no ha podido desvirtuar la
naturaleza jurídica del bien conforme a lo previsto en el artículo 150 inciso segundo del
Código Civil, en relación con el artículo 1739 del mismo cuerpo legal.
Alega la improcedencia de la acción reivindicatoria, para lo cual invoca la falta de
legitimación del actor para deducirla por aplicación de la doctrina de los actos propios y en
subsidio, alega la prescripción como modo de adquirir el dominio del inmueble y derechos
de agua cuya reivindicación se pretende, todo ello para el evento en que no haya podido
adquirir el dominio de los bienes mediante tradición.
d) El tribunal de primer grado rechazó íntegramente la demanda por haberse acreditado
que el demandado don C.J. es poseedor inscrito del inmueble y derechos de aguas
reivindicados, de manera que al tenor del artículo 700 del Código Civil, debe reputarse
que e s dueño de tales bienes mientras otra persona no justifique serlo, lo que el actor no
acreditó.
e) Apelada dicha decisión por la demandante, la Corte de Apelaciones de Talca la
confirmó con más fundamentos.
SÉPTIMO: Que los sentenciadores dejaron establecidos en el fallo que se impugna, los
siguientes hechos:
a) Que con fecha 30 octubre 1981, doña María Izquierdo, cónyuge del demandante,
actuando dentro de su peculio reservado, constituyó, como socia, mediante escritura
pública otorgada ante el Notario de Santiago don Gustavo Bopp Blu la Sociedad Agrícola,
Ganadera y Forestal San José De Los Barros Limitada.
b) Que con fecha 7 abril 1995 mediante escritura pública otorgada ante el notario de
Santiago don Arturo Carvajal Escobar doña María Izquierdo y el Sr. Francisco Javier
Rincón García celebraron un contrato de permuta, a través del cual la primera de las
mencionadas permutó los derechos sociales que tenía en la Sociedad Agrícola, Ganadera
y Forestal San José De Los Barros Limitada, por el fundo Santa Fresia, de Pencagua,
comuna de Parral, y los derechos de aprovechamiento de aguas destinadas al cultivo del
predio, ambos de propiedad de este último.
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c) Que con fecha 28 diciembre 2001 se adjudicó los bienes individualizados el
demandado Banco del Desarrollo, según da cuenta el acta de remate en la causa Rol Nº
5.602–1998, caratulada "Banco del Desarrollo con Izquierdo Berisso, María", seguido ante
el Noveno Juzgado Civil de Santiago.
d) El 30 diciembre 2002 el Banco el Desarrollo, mediante la ya citada escritura pública de
compraventa vendió, cedió y transfirió los bienes al Sr. C.J., siendo inscrito el dominio de
estos bienes a nombre de este último.
OCTAVO: Que los sentenciadores para rechazar la demanda, sostuvieron que en la
especie no se acreditaron los supuestos que hacían procedente el ejercicio de la acción
deducida, toda vez que el actor no comprobó que al tiempo de la adjudicación de los
bienes que ahora pretende reivindicar al Banco del Desarrollo tuviera la calidad de ser
dueño.
Al efecto, razonan sobre la base que los bienes forman parte del patrimonio reservado de
la mujer casada que opera de pleno derecho y cuyos requisitos de existencia son que los
cónyuges se hayan casado bajo el régimen de sociedad conyugal, que la mujer ejerza un
trabajo, que debe ser remunerado y separado de su marido, el cual ha de ser prestado
durante la vigencia de la sociedad conyugal, los cuales concurren en la especie. El inciso
cuarto del artículo 150 del Código Civil al establecer como medio de prueba que los
terceros que contraten con la mujer titular de un patrimonio reservado, quedarán a salvo
de toda reclamación que pudieren interponer ella o el marido, sus herederos o
cesionarios, fundada en la circunstancia de haber obrado la mujer fuera de los términos
de dicho artículo, siempre que, no tratándose de bienes comprendidos en los artículos
1754 y 1755 del Código, se haya acreditado por la mujer, mediante instrumentos públicos
o privados, a los que se hará referencia en el instrumento que se otorgue al efecto, que
ejerce o ha ejercido un empleo, oficio, profesión o industria separados de los de su
marido, constituye un resguardo en favor de los terceros que contraten con la mujer, lo
que no significa que el Banco del Desarrollo y que el Sr. C.J., puedan valerse de otros
medios probatorios para acreditar que los bienes eran del patrimonio reservado de la
ejecutada, a la época del otorgamiento de la escritura pública de adjudicación en remate,
esto es, al 11 de abril de 2002, en cumplimiento a lo actuado en los autos ejecutivos Rol
Nº 5.602–1998, caratulados "Banco del Desarrollo con Izquierdo Berisso, María, juicio
ventilado ante el Noveno Juzgado Civil de Santiago".
Después de analizar las diversas pruebas producidas en el juicio, concluyeron que
existen suficientes motivos jurídicos para afirmar que los bienes que adquirió la señora
María Izquierdo Berisso en virtud del consabido contrato de permuta, lo fueron con el
producto de su patrimonio reservado, a cuyo acervo ingresaron los bienes. No obsta a tal
conclusión la aclaración contenida en las tantas veces referida escritura pública ante el
notario de Santiago don Arturo Carvajal Escobar otorgada el 1 de diciembre de 1995, en
orden a que la señora María Izquierdo Berisso aceptó y adquirió los bienes precitados
para la sociedad conyugal existente con el actor, por cuanto el patrimonio reservado es
una institución de orden público y no admite deformaciones, ni supresiones. De este
modo, las normas que regulan el patrimonio reservado son indisponibles por las partes, lo
que guarda relación con lo establecido por el legislador en el inciso segundo del reiterado
artículo 150 del Código Civil, en cuanto tras estatuir su existencia y definir el régimen
jurídico que lo particulariza, señala el precepto legal que ello es así, no obstante
cualquiera estipulación en contrario.
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En consecuencia, la aclaración en referencia no ha tenido la virtud de incorporar a la
aludida sociedad conyugal el fundo Santa Fresia de Pencagua y los derechos de
aprovechamiento de aguas con que se beneficia.
Asimismo, sostienen los sentenciadores que las pruebas analizadas, en su conjunto,
constituyen presunciones que, atendido su contenido, reúnen las exigencias de gravedad,
precisión y concordancia exigidas por el legislador y que en consecuencia, acreditan, con
el carácter de ser una prueba completa, que los bienes sublite pertenecían al patrimonio
reservado de la mujer a la época del otorgamiento de la consabida escritura pública de 11
de abril de 2002 y por ende, dando cumplimiento a lo ordenado en los autos ejecutivos
Rol Nº 5.602–1998 del Noveno Juzgado Civil de Santiago, su Juez titular, en
representación de la ejecutada vendedora, doña María Izquierdo Berisso, adjudicó y
transfirió al Banco del Desarrollo tales bienes. Por lo demás, se encuentra reconocido por
el actor en la escritura de constitución de la sociedad antes aludida y en la querella
presentada por éste que los bienes pertenecían al patrimonio reservado de su mujer, lo
que importa una confesión extrajudicial, constitutiva de base de una presunción judicial y
que de conformidad al mérito del proceso, corresponde atribuirles el carácter de plena
prueba.
Por lo expuesto, admiten los sentenciadores, forzoso resulta concluir que los bienes de
que se trata, a la sazón eran del patrimonio reservado de la ejecutada.
En consecuencia, no siendo ni habiendo sido a la época de la adjudicación en pública
subasta los bienes tantas veces citados del dominio de la sociedad conyugal formada por
el actor y su cónyuge doña María Izquierdo Berisso, quiere decir que el actor no se
encuentra legitimado activamente para impetrar la acción reivindicatoria contenida en lo
principal de su demanda y tampoco resulta procedente dirigir la acción deducida contra el
Banco del Desarrollo, por cuanto éste ya n o era el poseedor de los bienes que a través
de esa acción se perseguían. Que tampoco puede prosperar la acción contra el
demandado Sr. C.J., porque se encuentra en la situación de ser el actual poseedor y no
ha cesado su posesión inscrita.
NOVENO: Pues bien, ha de considerarse que la institución de los bienes reservados de
la mujer casada que en síntesis son los que ella adquiere con el producto de su trabajo
separado del marido, constituye un régimen que opera de pleno derecho, esto es, que
tiene lugar por la sola circunstancia que marido y mujer se casen bajo el régimen de
sociedad conyugal y por lo mismo, no hay necesidad de acordar su procedencia, ni pactar
su regulación.
Su figura es de orden público y por lo mismo, no admite modificación o derogación
alguna; así lo deja entrever el inciso 2º del artículo 150, al decir que la mujer casada se
considerará separada de bienes respecto del ejercicio de la actividad que desempeñe y
con ello administrará libremente los bienes reservados: "No obstante cualquiera
estipulación en contrario". Por lo mismo, no podría pactarse en las capitulaciones
matrimoniales una estipulación por la cual la mujer no se mirare como separada de bienes
respecto del producto de su trabajo, porque iría contra las leyes y estaría en detrimento de
los derechos y obligaciones que las leyes les señalan a cada cónyuge respecto del otro,
como lo resguarda el artículo 1717 del Código Civil. Si la institución no tuviera este
carácter, se frustraría el objetivo de proteger los intereses de la mujer –no los del marido–
y perdería toda su utilidad práctica.
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En consecuencia, si la mujer concurrió a formar una sociedad de responsabilidad
limitada, declarando que intervenía en el acto en el carácter de agricultora, para estipular
en el pacto social un aporte correspondiente al 60% del capital de la compañía, ha de
entenderse que ha participado en el contrato actuando en razón de ejercer una actividad
separada del marido y por lo mismo, habrá de considerarse que los derechos que la mujer
tuvo en la sociedad se incorporaron a su peculio reservado, por reunir las condiciones que
el artículo 150 del Código Civil estatuye para su consagración.
Ahora bien, si ocurre que después viene y permuta los derechos que tiene ella en la
sociedad para adquirir con esos derechos un inmueble, consistente en el Fundo Santa
Fresia de Pencagua, no obstante que es una adquisición a título oneroso y que conforme
al Nº 5 del artículo 1725 del Código Civil el bien raíz debía entrar a haber de la sociedad,
el inmueble permanece en el activo del patrimonio reservado por la sola disposición de la
ley. No pudo desvirtuar el destino de estos bienes la referida escritura de aclaración,
porque ello habría representado sustraerlos del patrimonio reservado para incorporarlos al
haber social en desmedro de lo dispuesto en el inciso 2º del artículo 150 del Código Civil,
que define su significado no obstante cualquiera estipulación en contrario.
Esto es así porque, según el inciso 2º del artículo 150 del Código Civil, ingresan al
patrimonio reservado por la sola disposición de la ley el producto del ejercicio del empleo,
oficio, profesión o industria y todo lo demás que con ello obtenga, como son los bienes
que con el producto del trabajo ella adquiera, así como los frutos derivados de estos
bienes y los que se devenguen del trabajo.
En lo dicho no hay sino una aplicación legal del efecto que es propio a la subrogación
real, porque el bien raíz adquirido entra a reemplazar los derechos que antes tenía la
mujer en la sociedad y que a su vez ella había adquirido como consecuencia del ejercicio
de su actividad de agricultora. Solo así se explica que adquirido el bien a título oneroso no
ingrese al haber de la sociedad conyugal sino que permanezca entre los bienes
reservados, porque de allí provenían los recursos con los que adquirió el respectivo bien
raíz. A su vez, se justifica que los frutos de estos bienes ingresen al haber del patrimonio
reservado, como consecuencia del principio según el cual lo accesorio sigue la suerte de
lo principal.
DÉCIMO: Entonces, al perseguir el Banco del Desarrollo la ejecución del crédito en el
acervo reservado de la mujer casada, en cuyos bienes figuraba el Fundo Santa Fresia de
Pencagua y los derechos de agua que la propia mujer había gravado con hipoteca para
garantizar la deuda personal que a la sazón había contraído con el Banco, no puede
reputarse que el cumplimiento de la obligación hubiese recaído sobre los bienes de la
sociedad conyugal habida por doña María Izquierdo Berisso con su marido y tampoco que
al otorgarse la escritura pública de adjudicación el Banco hubiese adquirido en pública
subasta, por la venta forzada decretada por el Noveno Juzgado Civil de Santiago, otros
bienes que no fuesen los comprendidos en el patrimonio reservado de la ejecutada y que
fueron los que posteriormente se le vendieron al Sr. C.J.
Desde luego, para desvanecer la presunción de dominio que establece el artículo 1739
del Código Civil a favor de la sociedad conyugal es admisible cualquier medio probatorio
reconocido por la ley, como lo resolvieron por lo demás los sentenciadores de la instancia,
ya que el alcance del inciso primero del precepto citado, en cuanto se vale de la
expresión: "A menos que aparezca o se pruebe lo contrario" no está contraído a ninguna
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especie de prueba en particular.
Tampoco resulta aplicable el inciso segundo del mismo artículo 1739 del Código Civil, en
orden a que: "Ni la declaración de uno de lo cónyuges que afirme ser suya o debérsele
una cosa, ni la confesión del otro, ni ambas juntas se estimarán suficiente prueba…"
–para quitarle a uno o más bienes el carácter de social–, como quiera que este precepto
está destinado a evitar una suerte de colusión entre ambos cónyuges para sustraer uno o
más bienes del derecho de prenda general en perjuicio de los acreedores, en
circunstancias que en la especie lo que ocurre es que el marido pretende disputarle al
tercero el derecho que tiene de cobrar su crédito en otros bienes respecto de los cuales
alega que son de la sociedad conyugal.
Por último, no cabe aplicar la presunción del artículo 1739 para reputar que son de la
sociedad conyugal los bienes sobre los cuales recae la controversia, por cuanto como ha
quedado dicho la demanda se dirigió contra el Banco del Desarrollo y el Sr. C.J. que son
terceros, dado que ni el marido ni la mujer se encuentran actualmente en posesión de los
bienes y por consiguiente, ha de considerarse de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 700
del Código Civil que este último que es el actual poseedor, es quien ha de reputarse
dueño mientras otro no justifique serlo. Por lo mismo, teniendo además inscrito su
derecho respecto del Fundo Santa Fresia de Pencagua, la posesión de tal derecho de
conformidad con el artículo 928 del Código Civil se prueba por la inscripción y mientras
ésta subsista y con tal que haya durado un año completo, no es admisible ninguna otra
prueba de posesión con que se pretenda impugnarla, como lo sería aplicar al caso la
presunción del artículo 1739 del Código Civil para desconocerle al Sr. C.J. la adquisición
de la posesión inscrita respecto de los bienes a que se refiere este juicio.
Que por todo lo señalado cabe concluir que el recurso de casación en el fondo intentado
por el demandante debe ser rechazado.
De conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764, 767 y 768 del Código de
Procedimiento Civil, se rechazan, los recursos de casación en la forma y en el fondo
interpuestos por el abogado Felipe Silva Zaldívar en representación del demandante, en
lo principal y primer otrosí de fojas 504, contra la sentencia de la Corte de Apelaciones de
Talca, de fecha treinta y uno de agosto de dos mil nueve, que se lee a fojas 492 y
siguientes.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción del Abogado Integrante señor Rafael Gómez Balmaceda.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sr. Margarita
Herreros M., Sres. Guillermo Silva G., Roberto Jacob Ch. y Abogados Integrantes Jorge
Medina C. y Rafael Gómez B. No firman los Ministros Sres. Silva y Jacob, no obstante
haber concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar en comisión de
servicios el primero y con feriado legal el segundo.
Autorizado por la Ministra de fe de la Corte Suprema.
Rol Nº 7.427–2009.
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