La falta de legitimidad en los contratos y el remedio de la ineficacia

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Magister
From the SelectedWorks of Rómulo Martín Morales Hervias
2011
La falta de legitimidad en los contratos y el
remedio de la ineficacia en sentido estricto
Rómulo Morales, Pontificia Universidad Católica del Perú
Available at: http://works.bepress.com/romulo_morales/18/
J URISPRUDENCIA PROCESAL CIVIL
OPINIÓN
LA FALTA DE LEGITIMIDAD EN LOS CONTRATOS Y EL REMEDIO DE LA
INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICTO
Por: Rómulo Morales Hervias(*)
El presente caso demuestra cómo la aplicación del primer párrafo del artículo 315 del Código Civil
(en adelante CC) ha sido defectuosa por parte de los abogados. Esta norma establece que para
disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer sin
regular el efecto jurídico. El problema de esta norma es de integración jurídica, es decir, qué norma
jurídica se puede aplicar por analogía.
La solución jurisdiccional correcta fue señalada en el Fundamento Quinto de la Cas. Nº 111-2006-Lambayeque del 31
de octubre de 2006 donde se expresó que la intervención de ambos cónyuges supone dar cumplimiento a un requisito de
eficacia denominado legitimidad para contratar, el cual implica el “poder de disposición que tiene el sujeto en relación
a una determinada situación jurídica” y que tal supuesto resulta plenamente reconocido en el artículo 161 del CC, a
propósito de los efectos realizados por el denominado falsus procurator. No obstante, la claridad de la integración del
efecto jurídico del artículo 161 al 315 del CC, el Fundamento Décimo de la Cas. Nº 3780-2006-Junín del 24 de setiembre
de 2007 aseveró que el acto ineficaz del artículo 161 del CC es un acto anulable, por cuanto, un acto como tal puede ser
objeto de ratificación por el representado; y al ser un acto anulable, solo tienen legitimidad para impugnarlo las partes
intervinientes del acto. Aquí se confunde la ratificación de un contrato ineficaz en sentido estricto con la confirmación o la
convalidación de un contrato anulable. Además, se confunde el derecho de impugnación del contrato anulable atribuido
solo a las partes que celebraron el contrato con el derecho de ineficacia en sentido estricto atribuido solo al representado.
Asimismo, el Fundamento Sétimo de la Cas. Nº 907-2008-Arequipa del 24 de julio de 2008, afirmó que el artículo 315
del CC también indica que cualquiera de los cónyuges puede disponer de los bienes sociales o gravarlos, si tiene poder
especial del otro; y por ello el conflicto incide en un primer supuesto en la falta de representación, esto es, al carecer el
cónyuge que celebra el acto de la representación de la sociedad conyugal su acto se constituye en uno de representación
sin poder de acuerdo al artículo 161 del CC, acto que de acuerdo a tal artículo resulta ineficaz, siendo siempre pasible
de ser ratificado por el otro cónyuge de acuerdo con su artículo 162. Aquí también se confunde la falta de legitimidad del
cónyuge con la falta de legitimidad en la representación. No hay duda que en ambos casos hay falta de legitimidad pero
en un caso un solo cónyuge o una sola cónyuge no tienen la capacidad de transferir o de gravar los bienes sociales; y en
el otro caso, el representante no tiene capacidad de ejercer la autorización representativa dentro de sus límites en nombre
y por cuenta del representado para producir efectos jurídicos directamente al representado por inexistencia, violación o
exceso en la autorización representativa. La aplicación por integración jurídica del efecto jurídico del artículo 161 del
CC al primer párrafo del artículo 315 del CC se justifica porque existe semejanza y no identidad en sus hechos jurídicos
hipotéticos.
El mismo problema del primer párrafo del artículo 315 del CC lo tiene el numeral 1 del artículo 971 del CC cuando
indica que las decisiones sobre el bien común se adoptarán por unanimidad, para disponer, gravar o arrendar el bien,
darlo en comodato o introducir modificaciones en él. El Fundamento Sétimo de la Cas. Nº 4410-2006-La Libertad del 25
de marzo de 2008 señaló que la falta de unanimidad otorga el derecho a los demás copropietarios que no participaron en
(*)
Abogado por la Universidad de Lima. Magíster por la Universidad di Roma “Tor Vergata”. Diplomado en Derecho Romano; y en Derecho de los
Consumidores y de la Responsabilidad Civil por la Universidad di Roma “La Sapienza”. Doctor en Derecho por la Pontificia Universidad Católica
del Perú. Profesor Ordinario de Derecho Civil en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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[ENTRE CORCHETES]: COMENTARIOS Y ANOTACIONES
los contratos de solicitar la nulidad por imposibilidad jurídica del objeto conforme al numeral 3 del artículo 219 del CC.
Este criterio ha sido corroborado en los Fundamentos Octavo y Noveno de la Cas. Nº 102-2009-Cusco del 25 de agosto
de 2009. El problema de la falta de legitimidad en los contratos no es de nulidad sino de ineficacia en sentido estricto.
Es importante referirnos a las características comunes de la legitimidad en los contratos.
La primera característica común es que quien dispone, transfiere o grava un derecho a un tercero sin asentimiento o sin
autorización del verdadero titular del derecho, carece de legitimidad. Ello comporta que el contrato celebrado no produce
efectos jurídicos en la esfera jurídica del verdadero titular porque una parte no tenía el poder de disponer, de transferir o
de gravar un derecho. En los casos mencionados (el representante sin autorización representativa, el cónyuge sin asentimiento del otro cónyuge y el copropietario sin asentimiento de los otros copropietarios), los sujetos mencionados no tienen
legitimidad porque no son titulares de los derechos correspondientes y, por lo tanto, no pueden transferirlos o gravarlos.
Los contratos celebrados no producirán efectos jurídicos en el verdadero titular del derecho.
Una segunda característica es que el verdadero titular del derecho tiene dos derechos. El primer derecho es de solicitar
la ineficacia en sentido estricto o de formular la excepción de ineficacia en sentido estricto del contrato celebrado entre
el no titular del derecho y un tercero. Este derecho tiene como consecuencia práctica que se declare que el contrato en
mención es ineficaz en sentido estricto para el verdadero titular. En otros términos, su titularidad permanece incólume
e inatacable. El segundo derecho es la ratificación, el cual comporta que el titular del derecho transforme un contrato
ineficaz en sentido estricto en eficaz para él.
Por último, una tercera característica es que la acción de ineficacia en sentido estricto no tiene plazo de prescripción. En
el CC no se regula expresamente el plazo de prescripción para ejercer la acción de ineficacia en sentido estricto. Como
no existe una ley expresa que impida ejercer la acción de ineficacia en sentido estricto dentro de un plazo determinado,
el ordenamiento jurídico debe proteger al verdadero titular de un derecho concediéndole el derecho de pedir que judicial
o arbitralmente se declare la ineficacia en sentido estricto de un contrato celebrado entre un no titular de un derecho y
el otro contratante. De igual modo, tampoco existe un plazo para ratificar un contrato celebrado sin falta de legitimidad.
La casación bajo comentario (Nº 912-2010-Lima del 28 de marzo de 2011) es otro claro ejemplo de retardo injustificado
en la administración de justicia. La Sentencia de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior confirmó la Sentencia del Juzgado, el cual amparó la demanda cuya pretensión fue de nulidad por falta de manifestación de voluntad. Pero la sentencia
confirmatoria fue en términos de ineficacia en sentido estricto. Lo que ha hecho está sentencia es calificar la demanda
extemporáneamente como de ineficacia en sentido estricto en lugar de la nulidad como se planteó en la demanda. La casación bajo comentario dispuso que la Tercera Sala de la Corte Superior expida nueva resolución por vicio de incongruencia
procesal. Otra Cas. Nº 953-2010-Cusco del 14 de octubre de 2010 propuso una solución diferente cuando ordenó al Juez
de Primera Instancia que califique la demanda como de ineficacia en sentido estricto y no como de nulidad. El fundamento
Décimo Tercero de esta última casación dice que el juez conoce el Derecho, y no puede exigírsele a las partes conocer,
indefectiblemente, en cuál categoría jurídica encuadran los hechos, lo cual sin duda pertenece al mundo del Derecho.
De acuerdo a lo narrado, podemos decir que no solo algunos abogados no conocen una parte del Derecho Civil sino
también algunos jueces la desconocen. Si queremos una verdadera administración de justicia, no podemos aceptar pasivamente esta situación. Si quienes deben administrar justicia no conocen el Derecho, para qué sirve formular o contestar
demandas ante personas que no tienen conocimientos jurídicos y que aparentan tenerlos por el solo hecho de ocupar el
cargo de jueces. Es una burla que nuestra administración de justicia esté administrada por algunos jueces ignorantes de
las categorías jurídicas. Dicha situación afecta indudablemente el derecho al debido proceso de los justiciables.
DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 158
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