MONUMENTO VOTIVO A LAS ALMAS – RAFELBUÑOL (VALENCIA)

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MONUMENTO VOTIVO A LAS ALMAS – RAFELBUÑOL
(VALENCIA)
TRADICIÓN Y RELIGIOSIDAD POPULAR
Atendiendo a la tipología dentro de la cual se reflejaría el monumento que ocupa este
trabajo, se podría insertar dentro de la tradición española de la construcción de peirones. El
peirón solía construirse en los cruces de caminos o bien en las salidas de los pueblos,
delimitando los términos municipales, y siempre con un carácter religioso, se solía rezar ante
ellos, antes del inicio de las tareas del campo.
Aunque dentro del vasto mundo de la cerámica arquitectónica valenciana, se puede
considerar también este pequeño monumento votivo o altar devocional, dentro de la tradición
de los altares callejeros que se remonta en nuestras tierras al siglo XVIII, que fue cuando,
además de las diferentes y extendidas tipologías de usos a los que se dedicaba la azulejería,
como pavimentos, escaleras, zócalos, balcones y retablos de tipo religioso, se popularizó la
construcción de altares callejeros y pequeños retablos en los exteriores de las casas, a partir de
la iniciativa de los vecinos del barrio, que corrían con los gastos. Suelen estar dedicados a la
Virgen, bajo diferentes advocaciones, y a lo santos más populares, y estilísticamente, suelen
estar inspirados, en pinturas, estampas o grabados del barroco valenciano.
Las escenas devocionales en el monumento que nos ocupa, vienen también
acompañadas por escritura, en verso, que hace referencia a la Virgen o al santo bajo el cual se
encuantra dicha inscripción. El hecho de encontrarse, originariamente, al borde de un camino
rural, entre los campos, le confiere a su función devocional, un cierto carácter de “parada en el
camino” o de alto en los duros trabajos del campo, para pedir el auxilio de los santos en las
tareas del agricultor y el buen fin de las cosechas.
Se desconoce, o no se ha encontrado todavía, documentación alguna sobre la
persona que promovió esta pequeña construcción, quien al parecer tenía la intención de que su
identidad quedara para siempre en la sombra, tal y como reza un azulejo en la parte inferior de
una de las caras, donde además se indica la fecha de construción:
20 FEBRERO 1930
A EXPENSAS DE
UN AMIGO DE LAS
ALMAS.
MEDIO Y CONTEXTO HISTÓRICO EN EL QUE SE INSERTA EL
MONUMENTO
El monumento votivo al cual hace referencia este trabajo está situado en la localidad
valenciana de Rafelbuñol. La historia de esta población, situada en la comarca de L´Horta
Nord de la provincia de Valencia, hasta donde se tienen noticias, se inicia en la primera mitad
del II milenio a.C., de la que proceden restos de un primer nucleo poblacional, junto a una
pequeña formación montañosa próxima al mar, llamada hoy “Els Germanells”. También se
han encontrado restos de una pequeña villa, ya en época romana, situada en el llano, de lo que
hoy se conoce como zona del “Blanc de Columbro”.
Pero el orígen del actual nucleo de población, debemos buscarlo en la época
musulmana, más concretamente, en una casa de campo (“rahal”) situada en las proximidades
de una corriente fluvial (“bonyol”), de las que lógicamente deriva el nombre actual de la
localidad. De dicha corriente fluvial deriva lo que hoy se conoce como acequia de Moncada,
la cual divide la geografía urbana en dos partes, dejando a su derecha las huertas y a su
izquierda, el secano, que hoy en día se ha transformado en zona de regadío mediante bombas
mecánicas.
Volviendo a la construcción original de época musulmana, a la misma se fueron
añadiendo otras, hasta formar una alquería que, hacia el año 1250 contaba con unos cincuenta
habitantes. Tras la conquista del reino musulmán de Valencia por Jaime I, Rafelbuñol pasó a
los dominios directos de la Corona de Aragón hasta que, en 1.279 Pedro II, hijo del rey
conquistador, donó la villa a D. Raimundo Escorna, escribano real, convirtiéndose así en el
primer señor territorial de Rafelbunyol. Ante el crecimiento del pueblo, y a petición de los
vecinos cristianos que poblaron el municipio con la reconquista y que convivían con los
musulmanes, en 1.289 Raimundo Escorna da las órdenes oportunas para que comience a
levantarse la primera capilla del municipio, bajo la advocación de San Antonio Abad. Ésta se
adscribe a la parroquia de Massamagrell hasta que en 1.491, siendo Sr. de Rafelbunyol D.
Pedro Eixarch, es declarada independiente por bula de Su Santidad el Papa Inocencio VIII.
Durante todos estos años, los musulmanes vivieron según su costumbre, compartiendo
su existencia con los cristianos venidos durante la Reconquista. La población fue creciendo en
número y volumen. Los musulmanes se agruparon en una zona del pueblo, en la actual calle
de San Antonio, donde floreció su cultura y su economía.
La expulsión de los moriscos supuso un fuerte declive de la economía española y
especialmente de la valenciana. Pero la situación en todos aquellos Señoríos poblados
principalmente por cristianos viejos, como es el caso de Rafelbuñol, no sufre grandes
cambios, a excepción de una ligera disminución demográfica.
Reunidos los principales habitantes, acuerdan mediante unas normas, la forma de
gobernarse. El documento que recogía dichas leyes se denomina Carta Puebla. Rafelbuñol
suscribió la suya en 1698, siendo señor del lugar Don Manuel Exarch de Bellvis Melo de
Ferreyra, Marqués de Benavites. Estuvo bajo el dominio de los distintos marqueses de
Benavites hasta que, mediante matrimonio, pasó a manos del Marqués de Bélgida y estuvo en
poder de sus descendientes hasta la abolición de los señoríos en el Decreto del 1 de julio de
1811.
Durante el señorío de los Marqueses de Benavites, Rafelbunyol era un municipio
pequeño, de apenas 200 habitantes en 1646, con un núcleo compuesto por sólo dos o tres
calles, las cuales conforman el actual centro urbano.
En el siglo XVII, durante los años 1750-56, la iglesia es derribada y reconstruida en
el edificio actualmente existente. Durante este siglo el pueblo continúa creciendo lentamente y
comienza a desarrollarse el barrio de "El Pla", alrededor de la "Calle de la Costura", así
denominada porque en ella se ubicó la primera escuela del municipio. Actualmente esta calle
se conoce como de Santa Teresa. La trama urbana de calles estrechas y de trazado ortogonal
característica de este barrio se inicia con las calles de San Vicente, o "Carrer Garroferal", San
Juan y San Francisco, o "Carrer Morera", hasta la intersección con la calle La Font.
En 1895 se inician las obras del actual cementerio parroquial que sustituye al entonces
existente, situado en el actual Calvario, con el fin de alejarlo del casco urbano, que va
creciendo y acabando de configurar el barrio de "El Plà".
Durante la posguerra española, y con la finalidad de facilitar el acceso a la vivienda a
una población muy afectada económicamente a causa de la Guerra Civil, se construye una
barriada de casas unifamiliares en planta baja, en la zona oeste del casco urbano. A esta
apertura de nuevas calles le siguen otra que sirven para enlazar este núcleo de viviendas con la
ya existente calle del Calvario.
Pero el verdadero empuje urbanístico, que coincide con un aumento demográfico, se
alcanza con el movimiento migratorio que se produce en España a fines de la década de los 50
y principios de los 60, con la marcha de gran número de personas de comarcas del interior y
de otras provincias como Cuenca, Jaén y Albacete, que se desplazan a las provincias costeras
mediterráneas o al centro de España, donde se está produciendo un fuerte despegue
económico e industrial que necesita la mano de obra procedente del campo. La llegada de
estos inmigrantes es el eje que mueve la construcción del "Barrio de San Pedro", junto a la
estación del ferrocarril. Se trata de una zona constreñida por la vía del tren y por la Acequia de
Moncada, en la que se construyen edificios de viviendas de cinco alturas, con el fin de buscar
el máximo aprovechamiento al suelo.
El municipio permanece con esta fisonomía urbana de los años 60 sin grandes
cambios reseñables. Durante los años 70 se formaron los núcleos urbanos de segunda
residencia situados al norte del término municipal. Y es a mediados de los 80 cuando surge la
necesidad de abrir nuevas zonas urbanas, ante la escasez de terreno y viviendas para adquirir.
El núcleo urbano se extiende en el llano denominado "Pla de Sant Antoni"
comprendido entre las ramblas que nacen, una a la altura de la partida de "Alguixòs", y la otra
de la actualmente denominada "La Rambleta". Estas dos ramblas, a su paso por el municipio,
se convirtieron, la primera en la calle Calvario y la segunda en la calle Vicente Soriano, calle
que acoge actualmente al monumento objeto de este trabajo (frente al nº 96), tras la extensión
en longitud de dicha calle, dentro de la zona II del plan de ordenación urbana del año 1993; ya
que, hasta esa fecha, el monumento se encontraba en plena huerta de explotación agrícola, al
borde de un camino rural entre las plantaciones de naranjos que, hasta hace pocos años,
constituían el principal sustento económico de la localidad.
DESCRIPCIÓN ICONOGRÁFICA DE LA DECORACIÓN PRESENTE
EN LA AZULEJERÍA
En cuanto a los motivos religiosos presentes en la decoración de los azulejos de cada
una de las cuatro caras, se puede destacar lo siguiente:
1. Virgen del Carmen: esta es una de las muchas advocaciones dadas a la Virgen María, en
este caso, el nombre procede de Israel, concretamente del Monte Carmelo, donde la
tradición cuenta que tuvo lugar la conversión de muchos fieles al catolicismo, tras una
aparición de la Virgen en aquel lugar, lo que llevó a la fundación de la congregación de los
Hermanos de Santa María del Monte Carmelo y de un templo que allí se construyó;
devoción que en el siglo XIII pasó a Europa. Según la tradición, la Virgen del Carmen es la
abogada de las almas del purgatorio, de las que es intercesora para aquellos fieles que
hubieran llevado su escapulario en vida, motivo por el cual se la suele representar con el
escapulario, sobre una nube y, bajo ella, las almas de los devotos en el purgatorio en actitud
de rogar por su intercesión, tal y como se muestra en la imagen del monumento que nos
ocupa.
2. San Antonio Abad: es uno de los patronos de la localidad de Rafelbuñol. San Antonio
nació a mediados del siglo III, en el Alto Egipto, retirándose muy pronto al desierto, donde
fue tentado por el diablo (tema que se ha repetido mucho en las representaciones artísticas
del santo). La iconografía de san Antonio el Ermitaño es muy abundante; se le representa
por regla general como un anciano, vestido con el hábito de la orden de san Antonio (túnica
de sayal con capuchón) y con un bastón que a veces lleva una campanilla (como en este
caso). También con en este monumento, a menudo va acompañado por un lechón, su
atributo privilegiado, y por el llamado Fuego de san Antonio. En la imágen le vemos
también acompañado por otros animales domésticos, pues en nuestras tierras, como en
tantos otros pueblos de nuestra geografía, san Antonio es el patrón protector de los
animales domésticos y de labranza.
3. Santos Abdón y Senén: son los otros patronos de Rafelbuñol. Se les conoce popularmente
como “els Sants de la Pedra”. De orígen persa, fueron martirizados en el siglo III, siendo
emperador Decio. Su devoción en tierras valencianas como protectores frente al granizo,
llegó en el siglo XIII con los primeros repobladores cristianos que vinieron con el rey
Jaime I. Se les representa, como vemos aquí, llevando en sus manos trigo o arroz y uva, y
vestidos con capa, cetro y corona real.
4. San Isidro Labrador: nació hacia el año 1080 y fue criado en la religión cristiana,
trabajando desde muy joven como labrador. Se le acusaba de entregarse a las prácticas
piadosas en lugar de al trabajo del campo. Su último amo, Juan de Vargas, quiso
comprobar este extremo y le sorprendió en oración, mientras dos ángeles empujaban en su
lugar el arado. Se le representa, como vemos también aquí, con la indumentaria de un
labrador del siglo XVII (fue canonizado en 1622), de pie y junto a él un arado con bueyes
empujado por ángeles. Aquí además, se añade un elemento iconográfico nuevo, pues en la
mano lleva una pala que clava en el suelo, de donde brota agua, tan importante para los
cultivos de nuestras tierras.
Estilísticamente, las representaciones de este monumento siguen los modelos de la
tradición del barroco valenciano en las decoraciones cerámicas, de los siglos XVII y XVIII.
CONSIDERACIÓN A LO LARGO DEL TIEMPO
Pese a no constar documentación, con toda probabilidad, el monumento fue diseñado por un
maestro de obras local (no por un “artista”, en el sentido que hoy damos al término), aunque
no por ello está exento de la búsqueda de cierta expresió de belleza, dado que ello era lo que
se pretendía, por ser lo pertinente a las representaciones artísticas de la Virgen María y de los
Santos que iba a albergar.
Tenía mucho sentido también el entorno original del monumento, al pie de un camino rural,
entre huertos y frutales, puesto que ello constituía la riqueza local del municipio, como
labrador sería con toda probabilidad la persona que lo encargó (ese “amigo de las almas” antes
mencionado). Según tertimonios orales, la gente que pasaba junto al monumento, rara vez
quedaba indiferente, o bien pasaba persignándose, o bien se detenía en las tareas campestres
para rezar, o bien dejaba flores silvestres.
En el plano sociológico actual, tratándose de una población eminentemente agrícola, la
devoción por los santos Abdón y Senén, no ha decaído, es más, una vez al año el monumento
sigue realizando la función de “altar devocional” o también de exvoto, con la que se creó,
pues durante la festividad de dichos santos, los ciudadanos depositan flores y velas alrededor
del mismo, hoy como antaño hicieran, en honor sus dos patronos. Carácter éste que no ha
perdido, a pesar del patente desinterés en cuestiones devocionales que en los últimos años
viene siendo creciente.
En los planes urbanísticos del Ayuntamiento para esta zona, éste decidió que merecía la pena
la conservación del monumento, como una de las señas de identidad de la población, y resulta
curiosa la imágen del mismo hoy en día, pues de encontrarse al pie de un camino, tras su
inclusión en la zona urbanizada, ha quedado sobre la acera, al pie de la vía pavimentada; Así,
de esta manera no ha perdido del todo su carácter, en cuanto a la localización que le
corresponde, aunque sí ha quedado desvirtuado el medio que le rodea, pues fue creado para
estar rodeado de la huerta, y en cambio, ahora lo rodean viviendas.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
–
Inocencio V. Pérez Guillén: Cerámica arquitectónica: azulejos valencianos de serie: el
siglo XIX: del clasicismo academicista de finales del siglo XVIII al eclecticismo
historicista. Castellón. Diputación de Castellón, Institut de Promoció Ceràmica, 2000.
–
Francisco G. Seijo Alonso: Cerámica popular en la región valenciana.Alicante, Villa,
1977.
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G. Duchet-Suchaux y M. Pastoureau: Guía iconográfica de la Biblia y los santos. Madrid,
Alianza, 1996.
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VV.AA.: Historia documentada de la devoción a Ntra. Sra. del Remedio de Utiel y de los
trabajos de restauración de la azulejería de su santuario. Valencia, Consellería de Cultura
y Educación, 1999.
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José Ramón Paniagua: Vocabulario básico de arquitectura. Madrid, Cátedra, 2005.
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Concejalía de Urbanismo de Rafelbuñol.
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www. rafelbuñol.es
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www.meteored.com
–
Reportaje de Éncar F. Mompó, publicado en el diario Levante-EMV el día 07/05/2000.
–
Javier Hernández Gràcia. Licenciado en BB.AA.
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