Poder Judicial de la Nación

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Poder Judicial de la Nación
ARRESTO DOMICILIARIO. PRISIÓN DOMICILIARIA. PERSONA MAYOR DE 70 AÑOS DE EDAD.
POTESTAD DEL JUEZ DE CONCEDER EL BENEFICIO.
El artículo 33 de la ley 24.660 “... concede al magistrado interviniente la potestad de decidir si va a disponer el
otorgamiento del beneficio. El actual texto reza “El juez de ejecución o juez competente podrá disponer el
cumplimiento de la pena impuesta en detención domiciliaria”, pues conforme el alcance asignado al término por
la Diputada Romero “…la comisión resolvió poner “podrá” porque seguimos pensando que es una facultad de
los jueces y no una obligación” (conf. parágrafo 107, pág. 44 Antecedentes Parlamentarios ley 26.472,
“Ejecución de la pena privativa de la libertad - Septiembre- 2009, La Ley). Idéntica línea argumental fue
sostenida por la diputada M.V. Rodríguez –parágrafo 93, pág.41-”.
“En este contexto y más allá que dos de los aquí firmantes, antes de la reforma, se hayan pronunciado en el
sentido de admitir que la superación de la barrera etaria de los setenta años resultaba un supuesto independiente
del otro previsto para la adopción del arresto domiciliario (conf. esta Sala con el voto de los Dres. Martín Irurzun
y Eduardo Farah en causa n° 26.574 “Girling, Eduardo”, reg. 28.438; causa n° 26.576 “Palet, Mario P.”
reg.28.439 y causa n° 26.590 “Estevez, José” reg.28.440, todas resueltas el 19/5/08), lo cierto es que una correcta
hermenéutica lleva a sostener que aún cuando pueda admitirse que haber alcanzado la edad basta para la
concesión del beneficio, dicha decisión de todos modos resulta potestativa y no imperativa para el magistrado,
USO OFICIAL
dando por tierra la aseveración defensista en torno a la aplicación automática del instituto solicitado (voto del Dr.
Horacio Cattani en causa n° 27.317 “Videla, Jorge Rafael”, reg.29.329 del 15/12/08; y CNCP Sala IV “Saint
Jean. Ibérico Manuel s/casación” reg. 11.999.4 del 3/7/09)”.
“Le corresponde entonces al juez competente efectuar una valoración apriorística respecto de si tal modalidad de
cumplimiento puede conspirar contra los fines del proceso, sea incrementando el riesgo de fuga o el
entorpecimiento de la investigación”.
“Son las especiales condiciones de implementación en que el beneficio impetrado está previsto legislativamente
(“El juez, cuando lo estime conveniente, podrá disponer la supervisión de la medida a cargo de un patronato de
liberados o de un servicio social calificado, de no existir aquél. En ningún caso, la persona estará a cargo de
organismos policiales o de seguridad” –art.33 3° párrafo t.o.ley 26.472) las que exigen sopesar esos riesgos, pues
de lo contrario, el acceso al arresto domiciliario sin tomar esos recaudos podría tornar ilusorio todo aquello que se
pretende resguardar al dictar la cautelar”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
21.1.2010
“Zanola”
Causa 28.800
Reg. 30.984
PRUEBA.
RECONOCIMIENTO
FOTOGRÁFICO.
J. 5 - S. 9
REQUISITOS
FORMALES.
NULIDAD.
PROCEDENCIA.
“…el preventor procedió al reconocimiento de (…), tras que le fuera mostrada sólo una fotografía (la fotografía
obrante a fs. 287 de las actuaciones principales) y se le haya requerido que dijera si lo reconocía como el
masculino de contextura robusta gruesa, de cabellos largos oscuros. Bajo tales circunstancias el reconocimiento
practicado no puede tenerse como válidamente efectuado y contraviene los preceptos del Código Procesal Penal
de la Nación que establece que el reconocimiento de un individuo debe practicarse poniendo a la vista de quien
haya de verificar, la fotografía de la persona que deba ser identificada junto a la de otras dos o más personas (v.
art. 274 del CPPN). En este sentido, la finalidad del reconocimiento no es sugerir una respuesta, por el contrario,
lo que la ley exige es que el testigo, mediante el procedimiento psíquico basado en la percepción y en la memoria,
por una operación lógica deduzca lo que no puede saber a través de lo que ve (Daray, R y Navarro, G., Código
Procesal Penal de la Nación, Ed. Hammurabi, Bs. As., p.664). Por lo tanto, el reconocimiento practicado en
autos al soslayar los requisitos formales prescriptos no puede ser valorado en contra del imputado para concluir
en una decisión judicial que lo perjudique (cfr. Maier, J., Derecho Procesal Penal, T. I, Ed. Del puerto, Bs. As.,
1999, p. 700) y debe ser anulado (cfr. arts. 174, 166 y ccdtes. Del CPPN)”.
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C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
14.1.2010
“Chehin Alvarado”
Causa 43.939
Reg. 19
J. 9 - S. 18
ALLANAMIENTO. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. INVIOLABILIDAD DE DOMICILIO.
ALCANCES. CRITERIO AMPLIO. NULIDAD. PROCEDENCIA. REGLA DE EXCLUSIÓN. DERECHO A
LA INTIMIDAD.
“…debemos recordar que la garantía de la inviolabilidad del domicilio consagrada en el artículo 18 de la
Constitución Nacional exige el dictado de una ley que determine en qué casos y con qué justificativos podrá
procederse a su allanamiento y ocupación. Es por ello que nuestro Código Procesal exige en el artículo 224 que
cuando sea necesario ingresar en el domicilio de un particular, los funcionarios policiales deberán estar munidos
de la correspondiente orden de allanamiento emanada del juez y también establece las excepciones
correspondientes en el artículo 227”.
“De este modo, si a la autoridad policial, fuera de los casos de excepción, se le exige la correspondiente orden de
allanamiento para ingresar en un domicilio particular, tanto más debe decirse de un particular, cuyo ingreso en
una vivienda en contra de la voluntad expresa o presunta de su ocupante, torna absolutamente ilícito a ese acto”.
“En base a ello, podemos concluir que la regla de exclusión inutiliza las consecuencias probatorias originadas en
el acto irrito, pues, en el interés de la seguridad jurídica y social, declara inadmisible el resultado de un
procedimiento ilegal o de una pesquisa contraria a derecho, aún cuando se haya efectuado con el objetivo de
descubrir y perseguir un delito”
“… este Tribunal ya ha sostenido una interpretación amplia de los ámbitos privados a los que se refiere el artículo
18 de la Constitución Nacional a fin de salvaguardar debidamente las garantías de los imputados (conf. c. n°
42115 "FARÍAS", Reg. n° 360 del 28/4/09), y no caben dudas de que la oficina subalquilada por De Felice se
encuentra dentro del concepto de domicilio, habida cuenta de que en ella se realizarían actividades educativas
(ver cláusulas 3 y 4 y declaración de fs. 41vta.)”.
“En este orden de ideas, la protección constitucional del domicilio debe entenderse de acuerdo al sentido dado a
este ámbito por el Código Penal, ya que la garantía se patentiza en el derecho a la intimidad”.
“Así, en el caso, no parece apropiado excluir de la protección el lugar en donde se encontró la documentación
apócrifa, solamente por el hecho de que allí no transcurra la vida familiar o privada de De Felice o por que fuera
un lugar en el que accedían un número indeterminado de personas, …”
“De tal forma, debido a la amplitud del concepto penal de domicilio, más allá de analizar si la oficina entra en el
concepto de morada o casa de negocio, lo sustancial de la discusión radica en la voluntad de exclusión de la
víctima”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.2.2010
“De Felice”
Causa 43.097
Reg. 47
J. 3 - S. 6
ARMAS. PORTACIÓN. REQUISITOS TÍPICOS
“Adviértase que “portar un arma de fuego consiste en llevarla en condiciones inmediatas de uso en lugares
públicos (resolución 17/1991 del Registro Nacional de Armas -RENAR-). Es decir que porta un arma de fuego
quien la mantiene corporalmente en su poder, en lugares públicos y en condiciones inmediatas de uso”, extremos
que no se presentan en el caso (C.N.C.P., sala I, “Aguirre, Horacio”, rta. 26/2/03).”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.2.2010
“Cottone”
Causa 43.991
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Reg. 38
J. 1 - S. 2
Poder Judicial de la Nación
ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD. ART. 239 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“Respecto del delito de resistencia a la autoridad por el que fue procesado y que ha cuestionado la defensa, se ha
sostenido que consiste en el empleo de intimidación o fuerza contra la persona del funcionario o la que le prestare
asistencia a su requerimiento o en virtud de un deber legal para impedir o trabar la ejecución de un acto propio
del legítimo ejercicio de sus funciones (Conf. Andrés D´Alessio “Código Penal Comentado y Anotado. Parte
Especial”, La Ley, Buenos Aires, 2.004, pags. 768 a 771. C.N.C.C., Sala I, causa n° 15.289 “Rodríguez”, del
10/04/01; Sala V, causa n° 16.734 “Olivares”, del 6/09/01 y causa n° 26.425 “Ocampo”, del 29/04/05; Sala VI,
causa n° 29.557 “Suen” a contrario sensu, del 2/06/06)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
18.2.2010
“Yonadi”
Causa 28.475
Reg. 31.061
J. 9 - S. 17
ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD. ART. 239 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“… la Sala ha dicho que: “en referencia a esta figura, Soler expresaba, mediante una argumentación aplicable a la
nueva, contemplada en el art. 239 del C.P., que el primer presupuesto que debe evaluarse es “... el hecho de que
la actividad administrativa de la autoridad haya llegado al punto en que se concreta en una disposición
USO OFICIAL
ejecutable contra alguien...”, pues recién a partir de allí es posible “resistirse” a una orden. De hecho, su
existencia es la que permite distinguir un caso de resistencia de un supuesto de atentado a la autoridad”.
“La acción típica prevista por el art. 239 C.P. importa una oposición activa al desarrollo actual del acto funcional
por parte del agente. Ahora bien, la formulación genérica del verbo típico con el término “resistir” permite referir
los medios de la acción con relativa mayor amplitud que la descripción de la ley derogada y no reducirlos
estrictamente, en consecuencia, a los de fuerza e intimidación (cfr. Creus, Carlos, “Derecho Penal, parte
especial”, Ed. Astrea, 5º edición actualizada, Buenos Aires, 1995, p. 226). En esta dirección, se han admitido
como medios comisivos la amenaza, intimidación, o cualquier acción que provoque razonablemente sensación de
peligro en el sujeto pasivo (cfr. cnº 43.024, “Ibáñez”, rta. el 25/6/09, Reg. nº 620)”.
“En el precedente citado hemos dicho que: “…aún cuando se sostuviera que existió un “forcejeo” que requirió
sólo de una fuerza mínima para poder ejecutar la orden y que previamente el imputado había “tomado del brazo”
al agente preventor, tampoco es posible significar normativamente dicha actividad, teniendo en cuenta su
contexto, como una oposición activa a la orden en los términos del art. 239 C.P.- En efecto, no corresponde
olvidar que ello tuvo lugar en el marco de una detención, ante la cual el arrojar el objeto buscado al piso y el
eventual `tomar del brazo´ al preventor –acción que habría generado una fuerza mínima para repelerlo y
asegurar al imputado- se revelan, más que como actos destinados a trabar el cumplimiento de una orden, como
reacciones espontáneas producto de una tensión inherente a una detención .- En este sentido, Soler enseña…que:
“la mera resistencia pasiva no se computa como tal, si el sujeto no está jurídicamente obligado. Un sujeto no está
jurídicamente obligado a dejarse conducir detenido, puesto que su autoeximición es impune…por lo tanto, no
será resistencia el hecho de que se tome de un árbol o se ate a él o se haga arrastrar…”.
“Así, también se dijo que: “...no configura el delito de resistencia a la autoridad la oposición activa por parte del
imputado, consistente en no acatar la orden de alto impartida por funcionarios policiales y darse a la fuga, toda
vez que no incluyó el despliegue de medios violentos para lograr sus fines...” (CCC, Sala VI, “Suen, Federico G.
y otros”, rta. el 2/6/06)…” (ver causa citada)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
23.2.2010
“Almirante Rueda”
Causa 43.745
Reg. 105
J. 1 - S. 1
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. CONDUCTA DESPLEGADA POR EL IMPUTADO. TRABAJO
REGULAR Y HABITUAL QUE NO ENTRAÑA RIESGO ESPECIAL. OBSERVANCIA DEL ROL QUE LE
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FUERA ASIGNADO. AUSENCIA DEL DOLO REQUERIDO POR LA FIGURA PENAL APLICABLE AL
CASO. IMPUTACIÓN OBJETIVA.
La conducta desplegada por la imputada “.. no habría respondido sino a la realización de una tarea meramente
formal, común, cotidiana. Trascribir en una planilla los datos aportados por sus jefes y acercarla a sus
compañeros para que la firmen se habría constituido, así, en la única actividad que ha quedado acreditada y, a la
vez, demostrativa de una más de las tantas tareas administrativas que pueden existir en cualquier oficina, sea
tanto pública como privada”.
“Es cierto que si dicho proceder es examinado al interior de las maniobras develadas a lo largo de la integral
investigación desarrollada la inocuidad es una característica que le ha sido extraña. Efectivamente, la confección
de las planillas y la posterior recolección de las firmas se impusieron en labores eficaces para la acabada
comisión del delito reprochado a sus jefes. Pero tal imbricación causal lejos está de ser suficiente para
responsabilizar a los imputados como cómplices de dicho proceder espurio”.
“En la medida en que ese trabajo no haya constituido sino un obrar habitual, regular, normal en todas sus
acepciones, no puede ser objeto de una condena criminal. El cumplimiento de una tarea semejante, que ningún
riesgo especial entraña, jamás puede imponerse en el antecedente de una sanción; la observancia del rol es
irreprochable”.
“Y cuando ello es así, cuando de lo que se ha tratado en el caso es del fiel seguimiento de las expectativas
depositadas en el agente, ni siquiera la más patente comprensión acerca del modo en que su conducta habrá de
gravitar en un futuro hecho lesivo puede variar su naturaleza de un actuar neutral. De ahí que ese dolo que se
infiere como lógico reflejo del conocimiento manifestado por los testigos sobre el verdadero destino del dinero
asignado a la División Despacho, ningún efecto pueda ejercer sobre una conclusión que declara cuán ajenos han
resultado los imputados respecto de los sucesos investigados: “A un rol general corresponden tan sólo
conocimientos generales, no especiales”. Para una tarea que exigía saber cómo procesar una planilla, cómo
realizarla, de qué modo perfeccionarla, y nada más que ello, poco importa qué otros factores conocían quienes
desempeñaron esa labor que así se resumía (cfr. JAKOBS, Günther, “Imputación Objetiva, especialmente en el
ámbito de las instituciones jurídico-penales ‘riesgo permitido’, la ‘prohibición de regreso’ y el principio de
confianza”, en Estudios de Derecho penal, UAM-Civitas, Madrid, 1997, p. 214)”.
“De tal forma, en la medida en que lo realizado por los jefes haya constituido, como se ha tenido por acreditado,
una decisión que de manera unilateral y arbitraria enlazó la conducta de los imputados con la propia, valiéndose
de su eficacia en propio provecho, en cuanto lo hecho por ellos no haya tenido como meta acceder al ilícito de sus
superiores, no hay cabida para el reproche punitivo”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.1.2010
“Marino”
Causa 43.578
Reg. 50
J. 1 - S. 1
CONCUSIÓN. EXACCIONES ILEGALES. REQUISITOS TÍPICOS.
El art. 266 del C.P. “… reprime la conducta del funcionario público que, abusando de su cargo, solicitare,
exigiere o hiciere pagar o entregar indebidamente, por sí o por interpuesta persona, un derecho o una dádiva, o
cobrase mayores derechos que los que le corresponden. Según el magistrado, cuando lo exigido indebidamente es
una dádiva –por lo cual el sujeto activo actúa desde el inicio en su exclusivo beneficio e invocando su propio
nombre-, se configura el tipo autónomo de concusión”.
“Sin perjuicio de la discusión relativa a la distinción entre las exacciones ilegales con la concusión y a la
previsión de esta última por el art. 266 o 268 del C.P. –en esta dirección, parte de la doctrina considera que la
segunda figura exige necesariamente una previa exacción, para la posterior conversión de lo percibido en
provecho propio-, lo cierto es que en una u otra hipótesis existe un obstáculo común para aplicar cualquiera de las
disposiciones”.
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Poder Judicial de la Nación
“En efecto, sea que el funcionario exija una dádiva, una contribución o un derecho, sea que lo haga invocando el
nombre de la administración o en beneficio propio, lo cierto es que debe hacerlo “abusando de sus funciones”. En
este sentido, la doctrina sostiene que el funcionario debe plantear sus exigencias, actuando en el carácter que
inviste dentro de la administración pública, es decir, que debe poner en juego el ejercicio de su cargo, hacer valer
su potestad –aun cuando, atendiendo al propio carácter arbitrario de la exigencia, no se encuentre autorizado a
efectuar el reclamo-. De hecho, suelen distinguirse estos supuestos –que aparejan un perjuicio a la administración
pública- de los de usurpación de autoridad y de defraudaciones, cuando alguien simula o usurpa la autoridad de la
que carece para realizar tales exigencias (vid. Creus, Carlos, “Derecho Penal, Parte especial, Ed. Astrea, 6°
edición actualizada y ampliada, Buenos Aires, 1999, T. 2, ps. 305/306. En el mismo sentido, ver Soler, Sebastián,
Derecho Penal Argentino, Ed. Tea, 4° Edición, Buenos Aires, 1987, T. V, ps. 255/256)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
15.1.2010
“Torres”
Causa 42.318
Reg. 72
J. 2 - S. 3
DEFENSA EN JUICIO. DEBIDO PROCESO. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. SENTENCIA.
REQUISITO DE FUNDAMENTACIÓN. ART. 123 CPPN. NULIDAD.
USO OFICIAL
“La referencia genérica efectuada por el juez de grado, sin especificar concretamente el fundamento de su
decisión, la convierte en deficitaria y merece sanción de ineficacia ya que constituye una defensa de orden
general procedente ante la afectación de las garantías de defensa en juicio y del debido proceso. Ello, en tanto no
se ha satisfecho aquella exigencia de que las resoluciones judiciales deben ser una derivación razonable del
derecho vigente, con particular referencia a las circunstancias comprobadas en la causa (conf. en sentido similar
en esta misma causa el incidente que tramitó en esta Sala I con el número 42.870 “Pallavicino” del 24/09/2009,
reg. nro. 1050)”.
“La garantía de la defensa en juicio y el consecuente principio del debido proceso legal obligan a los jueces a
fundar o motivar no sólo sus sentencias finales, sino también todas aquellas decisiones anteriores que restrinjan o
constituyan injerencias en un derecho fundamental”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
25.2.2010
“Rua”
Causa 43.861
Reg. 125
J. 12 - S. 23
DOCUMENTOS. COPIA SIMPLE DEL INSTRUMENTO. CONDUCTA ATÍPICA. FALSO TESTIMONIO.
REQUISITOS TÍPICOS
“… debe recordarse que “la copia simple de los documentos públicos, es decir aquella a la que no se le han
agregado signos de autenticidad legalmente requeridos, no puede ser objeto material del delito” de falsificación
de documentos (conf. de esta Sala causa n° 13.213 “Bianchi, Hilda E. s/procesamiento”, reg. n° 14.287 del
10/6/97, con cita Carlos Creus, “Falsificación de documentos en general”, Astrea, pág. 40 y 41 y Sebastián Soler,
“Derecho Penal Argentino”, t. V, pág. 424, ed. Tea.)”.
“Cabe recordar que el delito previsto en el art. 275 del Código Penal requiere “deponer, informar, traducir o
interpretar falsamente, apartándose de la verdad –afirmando algo falso o negando lo verdadero-. Se trata de un
delito doloso en el cual el autor tiene que tener conciencia de que está negando, ocultando o afirmando una
falsedad en contra de lo que él cree que es verdad” (Conf. Derecho Penal Parte Especial. Tomo III. Edgardo
Alberto Donna. Rubinzal Culzoni Editores, pág. 445 y sigs.)”.
“Así “no comete falso testimonio el testigo o el perito sólo por afirmar algo objetivamente falso o callar algo
verdadero, sino cuando sabe que lo que dice es falso y cuando oculta algo que sabe. Por eso el dolo requiere
conocimiento, conciencia y voluntad de afirmar lo falso o negar lo verdadero. Quien miente creyendo que dice la
verdad, no comete falso testimonio, porque subjetivamente no miente” (C.N.C.P., Sala III, Reg. n° 49.97.3
“Kowalewicz, Jorge s/recurso de casación” del 28/02/1997)”.
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C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
11.2.2010
“Bazzani”
Causa 28.035
Reg. 31.033
J. 6 - S. 12
DOCUMENTOS. INTRUMENTO PÚBLICO. FALSEDAD IDEOLÓGICA. DELEGADO O AUTORIDAD
CERTIFICADORA DE UN PARTIDO POLÍTICO.
“… resulta de aplicación al caso lo reiteradamente sostenido por esta Sala en cuanto a que “…incurren en el
delito de falsedad ideológica de instrumento público los delegados o autoridades certificadores de un partido
político que verifican falsamente en las fichas de afiliación que los ciudadanos han suscripto ante ellos el
instrumento, en tanto son responsables de la inserción de datos falsos que el documento debe probar de modo
que cause perjuicio…” (causa n° 25.659 “Roncal”, rta. el 11/12/07, reg. n° 27.817; causa n° 23.322 “Ongay”, rta.
el 7/2/06, reg. n° 24.775; causa n° 22.808 “Podestá”, rta. el 8/9/05, reg. n° 24.149, entre otras), por lo que su
procesamiento en orden al delito previsto por el art. 293 del Código Penal debe ser aquí confirmado”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
25.2.2010
“Bartolo”
Causa 28.093
Reg. 31.098
J. 5 - S. 10
HONORARIOS. PERITOS. PAUTAS PARA ESTABLECER SU MONTO.
“… los criterios de evaluación que en forma orientativa deben ser considerados para determinar el monto que se
regulará a los peritos -decreto ley 16.638/57 y sus modificatorios sobre los aranceles para los profesionales de
ciencias económicas- aluden a distintas pautas como ser “ a) El mérito e importancia de los trabajos
presentados; b) La complejidad y carácter de la cuestión planteada; c) La trascendencia moral y económica que
para las partes reviste la cuestión en debate; así también debe tenerse en cuenta el tiempo que le insumió la tarea
y la utilidad que tuvo para el proceso en el que se requirieron sus conocimientos, entre otros, extremos que deben
ser valorados a tal fin por el a quo (ver de esta Sala, causa n° 27.631, reg. n° 30.052 del 18/6/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
8.2.2010
“Abulafia”
Causa 28.312
Reg. 31.017
J. 8 - S. 15
JUEZ. CAMBIO DE RADICACIÓN DE CAUSAS ENTRE JUZGADOS DE UN MISMO FUERO.
INEXISTENCIA DE GRAVAMEN.
“la decisión mediante la cual se dispone la producción o no de cambios de radicación de causas entre juzgados de
un mismo fuero, además de resultar ajena a la sanción aquí pretendida, en principio, no causa gravamen a las
partes (conf. C.N° 11.330 “Dr. Juan C. Ortiz Almonacid” del 12/3/96, reg. 12.918; C.28.110)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
2.2.2010
“Loiacono”
Causa 28.809
Reg. 30.994
J. 5 - S. 9
MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. PARTICIPACIÓN DEL AGENTE FISCAL EN EL PROCESO PENAL.
ART.
346
CPPN.
INTERVENCIÓN
INELUDIBLE.
PLAZOS
PROCESALES.
CARÁCTER
ORDENATORIOS.
“… si bien en los últimos tiempos se ha avanzado hacia una mayor independencia del querellante, ello de ningún
modo implica que el representante del Ministerio Público Fiscal se encuentre en un pie de igualdad a todos los
efectos, pues no puede perderse de vista que, aún cuando este último se manifieste en sentido contrario a la
continuidad de la acción, su intervención en todos los actos trascendentes del proceso sigue siendo ineludible”.
“Ello es así pues “...la esencia de la etapa instructoria reside justamente en la finalidad de recolectar los
elementos que, eventualmente, den base a la acusación o requerimiento para la apertura del juicio público o, en
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Poder Judicial de la Nación
caso contrario, determinen la clausura de la persecución penal (Maier, Julio “Derecho Procesal Penal – I.
Fundamentos”, 2da. Edición, Editores del Puerto SRL, pág. 452, Buenos Aires 1999); y que, por esa
circunstancia, el procedimiento preliminar tiene un carácter meramente preparatorio que por su propia
naturaleza supone una cierta prevalecencia de los órganos estatales de persecución penal por sobre el imputado
(del Fallo “Quiroga” de la CSJN, Q. 162 XXXVIII, rta. el 23/12/04)...” (conf. esta Sala en causa n° .28.612
“Miceli”, rta. el 15/12/09, reg.n° 30.827)”.
“Bajo tales lineamientos, no caben dudas en cuanto a que la intervención que se le confiere al fiscal a la luz de las
disposiciones contenidas en el artículo 346 del Código Procesal Penal de la Nación es de las consideradas
ineludibles, pues a consecuencia de ella se habrá de establecer el curso de la investigación, dictaminando si
considera o no completa la pesquisa, si entiende que restan medidas que practicar o, en su caso, si corresponde
sobreseer o avanzar hacia la etapa de juicio”.
“De allí que el plazo fijado en el ordenamiento procesal en torno a la cuestión aquí en trato resulte ordenatorio
para esa parte (conf. en similar sentido, Sala I de esta Alzada en causa nro. 43.549 “División de Fotografía P.F.A
s/defraudación”, rta. el 24/11/09, reg. 1351; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, Sala
I en causa n° 34.842 “Simón”, rta. el 15/10/08; y Sala VI en causa n° 16.911 “Gey”, rta. el 18/12/01, y en causa
n° 36.863 “Messi”, rta. el 26/3/09)”.
USO OFICIAL
“Ello, claro está, en la medida en que su actividad tardía no derive en un exceso incompatible con la marcha del
proceso y los derechos del imputado…”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
11.2.2010
“Botana”
Causa 28.460
Reg. 31.045
J. 8 - S. 16
PLAZOS PROCESALES. PLAZO RAZONABLE. DERECHO A SER JUZGADO SIN DILACIONES.
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. LEY 25.990. TAXATIVIDAD DE LAS CAUSALES DE
SUSPENSIÓN E INTERRUPCIÓN DEL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN.
“Aunque reiteradamente se sostenga que el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas no puede traducirse en
un determinado número de días, meses o años, cuando lo que se debate es la aplicación de una garantía que
reposa sobre una cuestión temporal, la apelación a plazos y fechas se impone en una obligada referencia. A este
fin, pues, ha sido llamado el instituto aquí discutido” (del voto del Dr. Ballestero).
“No resulta en una conclusión novedosa el reconocer el estrecho vínculo que liga el mecanismo jurídico de la
prescripción de la acción penal con el derecho a una razonable duración del proceso, al punto de que entre ellos
existe una genuina relación instrumental, donde uno no es sino el cauce de expresión del otro (cfr. causa nro.
42.713 “Recio, José Antonio s/ prescripción de la acción penal”, reg. Nro. 1009, rta. el 17/9/09)” (del voto del Dr.
Ballestero).
“Desde antiguos precedentes la Corte Suprema claramente reveló esta conexión al destacar que el derecho del
imputado a que se ponga fin a la situación de indefinición que supone el enjuiciamiento penal puede encontrar
tutela en la prescripción de la acción (CSJN, entre otros, Fallos 312:2075, 322:360, disidencia de los Dres.
Petracchi y Boggiano, 327:327, 330:3640)” (del voto del Dr. Ballestero).
“Aventando toda incertidumbre sobre cuáles eran los actos con entidad suficiente como para detener el avance
del tiempo destinado a arrebatar el Estado su poder coercitivo, la ley 25.990 estableció de modo taxativo los
únicos momentos procesales capaces de lograrlo” (del voto del Dr. Ballestero).
“Centrado el tema a decidir, entiendo correcta la distinción que sugiere la defensa entre el instituto de la
prescripción y el derecho constitucional a ser juzgado en un plazo razonable. Que el primero constituya el
instrumento jurídico adecuado para salvaguardar el mencionado derecho (Fallos 331:600) no puede conducir a la
equiparación a no ser como consecuencia de un razonamiento falaz que confunda la forma y la sustancia. La
recordada disidencia en el precedente “Kipperband” –citado por el distinguido colega preopinante-, entre otras
cosas, reparó en que “la duración razonable de un proceso depende en gran medida de diversas circunstancias
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propias de cada caso” y que “el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas, no puede traducirse en un número
de días, meses o años” (del voto del Dr. Farah).
“La prescripción, como se sabe, va más allá del interés de quien se beneficia por su aplicación y compromete, por
sobre el de él, el de la sociedad. Por esta razón, no es disponible, es de orden público y opera de pleno derecho,
pues “es la continuación innecesaria e injustificada de un juicio lo que conmueve el orden público y lo que
autoriza a que la extinción de la acción sea declarada con la simple comprobación de que ella se ha producido”
(cfr. voto de Enrique Santiago Petracchi en c. 459. XXXVIII “Caballero, Jorge Alberto y otros …”, rta. 8/11/05)”
(del voto del Dr. Farah).
“En consecuencia, la declaración de prescripción, en tanto vía de canalización del derecho aludido, puede tener
lugar con anterioridad al vencimiento de los plazos previstos por el código de fondo –art. 67 C.P.- si es que se
demuestra la violación del derecho a ser juzgado en un plazo razonable (CSJN I. 159. XLIV “Ibañez”, rta.
11/08/09 y, B. 2277. XLI “Bobadilla”, rta. 24/11/09, entre otros)” (del voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.1.2010
“Alitisz”
Causa 43.457
Reg. 49
J. 6 - S. 11
PRESCRIPCIÓN. SUSPENSIÓN DE SU CURSO. CUESTIONES PREVIAS O PREJUDICIALES.
ALCANCES. EXTRADICIÓN.
“El proceso de extradición no puede ser considerado una “cuestión previa” en los términos del artículo 67, primer
párrafo del Código Penal”.
“Las cuestiones previas o prejudiciales a las que hace referencia el artículo mencionado son aquellas que
“…constituyen circunstancias impeditivas de la persecución penal, que no pueden ser situaciones de hecho, sino
cuestiones de índole jurídica –constitucional, administrativa, civil, penal, etcétera—, cuya decisión concreta
depende de un juez extraño al del proceso por el delito de que se trata y cuya materia no integra un elemento de
dicho delito…” (David Baigún, Eugenio Raúl Zaffaroni, Código Penal, Tomo 2 B, Ed. Hammurabi, segunda
edición, 2007, Buenos Aires, página 226)”.
“Históricamente se interpretó que estas cuestiones eran aquellas que debían ventilarse en otros procesos, entre las
que se mencionaban la relativa a la nulidad o validez del matrimonio, en los términos del artículo 1104, inciso 1°,
del Código Civil de la Nación, el divorcio por causa de adulterio, el desafuero o antejuicio y la prelación
jurisdiccional federal reglada por los artículos 19 y 20 del Código Procesal Penal (voto del Dr. Freiler en causa
N° 37.854, “Nicosia”, reg. 449, del 23/5/06)”.
“Ahora bien, las cuestiones previas deben distinguirse de las prejudiciales porque, aunque ambas acarrean el
mismo efecto jurídico (la suspensión del cómputo del plazo de la prescripción), son conceptualmente distintas.
Tal como dijéramos en el apartado anterior, el juez de primera instancia sostuvo que debe incluirse al proceso de
extradición dentro del concepto de “cuestión previa”, de modo que a ese concepto nos avocaremos”.
“Las cuestiones previas deben ser decididas antes del proceso penal, pero no hacen cosa juzgada; pueden operar
impidiendo la iniciación del proceso penal –juicio político o jurado de enjuiciamiento de magistrados y
funcionarios judiciales— o deteniendo su curso (prelación jurisdiccional reglada por los arts. 19 y 20 del Cód.
Proc. Penal de la Nación)” (Baigún, Zaffaroni, op. cit., página 226). Las cuestiones previas, entonces, impiden el
inicio del proceso penal o su consecución”.
“A poco que se repara en el proceso de extradición se advierte que no puede ser considerado una “cuestión
previa”. No existe ninguna normativa en nuestro derecho que impida que el proceso penal se inicie, o continúe,
cuando medie un proceso de extradición en curso. Ambos procesos pueden transitar paralelamente, no
afectándose mutuamente en absoluto. Por esto no puede decirse que el proceso de extradición sea una “cuestión
previa”, cuya definición depende, como dijéramos párrafos atrás, de que constituya un impedimento para la
iniciación o continuación del proceso penal”.
C.C.C. Fed. Sala I
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Ballestero – Freiler - Farah
Poder Judicial de la Nación
23.2.2010
Causa 43.595
“Kristiaan”
Reg. 99
J. 3 - S. 5
PRUEBA. ACTA DE SECUESTRO. TESTIGOS. PRESENCIA DE LOS TESTIGOS LUEGO DE LA
DETENCIÓN EL IMPUTADO. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“… los testigos del procedimiento al declarar en sede judicial manifestaron que se hicieron presentes en el lugar
cuando ya se encontraba detenido el imputado y que del interior de la mochila se incautó, además de los
elementos ut supra detallados, un talonario de recibos con inscripciones de cifras y una bombacha, efectos que no
fueran asentados en el acta de secuestro de f. 8, agraviándose de todo ello la defensa”.
“Al respecto, cabe tener presente que la circunstancia que los testigos del procedimiento no estuvieran presentes
en el preciso instante en que se detuvo al imputado y se le secuestrara la referida mochila, no es, en principio, un
motivo que invalide el acta sino en todo caso una circunstancia que hace a la entidad probatoria que se le
USO OFICIAL
reconozca (ver de esta Sala, causa n° 28.076 “Chamba”, reg. n° 30.350 del 11/9/09 y sus citas, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
25.2.2010
“Núñez”
Causa 28.820
Reg. 31.096
J. 1 - S. 1
RECURSO DE APELACIÓN. SIMPLES DECRETOS. INAPELABILIDAD
“Este Tribunal viene sosteniendo hace tiempo -y es ciertamente una opinión conteste en la jurisprudencia- que
para los simples decretos la regla es la inapelabilidad (ver de esta Sala causa n° 14.472 “Seligman”, reg. n°
15.615 del 14/7/98; causa n° 15.572 “Dappaen”, reg. n° 16.495 del 3/6/99; causa n° 17.551 “Alsogaray”, reg. n°
18.524 del 29/3/01; causa n° 27.184 “Delogu”, reg. n° 29.233 del 27/11/08 y sus citas, entre otras; de la Sala I de
esta Cámara, causa n° 27.550 “Finazzi”, reg. n° 327 del 25/4/96; de la Sala I de la CNCC, causa n° 8406
“Yacobucci”, rta. el 6/2/98 y causa n° 7401 “Martín”, rta. el 27/8/97)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
10.2.2010
“Moreno”
Causa 28.789
Reg. 31.032
J. 9 - S. 17
RECURSO DE CASACIÓN. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. RESOLUCIONES QUE GENERAN
LA OBLIGACIÓN DE CONTINUAR SOMETIDO AL PROCESO PENAL. IMPROCEDENCIA.
“En tal sentido, el auto atacado no ha importado la conclusión del proceso sino su subsistencia y ha implicado su
continuación”.
“En este aspecto, amén de la claridad de la citada norma, cabe mencionar la tradicional jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que ha negado tal carácter a aquellas resoluciones que generan la obligación de
continuar sometido a un proceso criminal (Fallos 295:504; 298:408; 308:1667; 310:195; 311:1781; 312:573;
312:575; 312:577; 320:212, entre muchos otros)”.
“Así también lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal desde el comienzo de la aplicación de la
normatividad ritual (conf. Sala I, c. n° 1571 “Rodríguez Vázquez, A. s/rec. de queja”, rta. el 13 de octubre de
1997; Sala II, c. n° 2691 “Culturaro Gallo”, rta. el 4 de agosto de 2000, reg. n° 3432; Sala III, c. n° 2058
“Gianotti, Maximiliano s/rec. de casación”, rta. el 7 de diciembre de 1999, entre otras)”.
“En igual sentido se ha expedido este Tribunal en reiteradas oportunidades, al rechazar la procedencia del recurso
de casación contra resoluciones que no truncan el desarrollo del proceso, como la que deniega un sobreseimiento,
la prescripción de la acción penal, etc. (ver c. 25.127 “Obra Social del Personal de la Industria del Caucho s/ rec.
de casación”, reg. nº 824bis, rta. el 26/11/93 y sus citas; c. 28.843 “Cichelo, Carlos s/ rec. de casación”, rta. el
4/9/97, reg. nº 708; causa N° 36.801 “Daneri, G.V. s/ rec. de casación”, rta, el 14 de diciembre de 2004, reg. n°
1341, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
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23.2.2010
Causa 42.161
“Corchuelo Blasco”
Reg. 96
J. 11 - S. 22
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. PROCEDENCIA. COMISIÓN DE NUEVO DELITO. ART. 76
TER PÁRRAFO SEXTO DEL CP. ALCANCES.
“Para que opere el impedimento que prevé esa disposición [el artículo 76 ter, sexto párrafo, del Código Penal] es
necesario que el hecho que motivó la formación del proceso haya sido cometido dentro del plazo que dura la
suspensión del juicio a prueba que ya fue otorgado, o dentro de los 8 años posteriores a que éste haya expirado,
pero en ningún caso puede tornarse operativo sólo porque el imputado ya fue beneficiado en otra causa con este
instituto”.
“En efecto, ese es el sentido que corresponde asignar al impedimento que establece el sexto párrafo del artículo
76 ter, en función de una interpretación sistemática de la ley que concilie el concepto “nuevo delito” con el
alcance que tiene en otras disposiciones del Código Penal (por ej.: para impedir una segunda condenación de
carácter condicional, o para que se revoque una libertad condicional, conf. arts. 27, segundo párrafo, y 15 del
Código Penal)”.
“Se ha sostenido que se puede aplicar una condena de ejecución condicional en el supuesto en que deba dictarse
sentencia respecto de un delito cometido antes de la primer condena de esa misma modalidad, supuesto en el que
procederá disponer -de conformidad a lo establecido en el art. 58 del Código Penal- la unificación de ambas
condenas (conf. D´Alessio, Andrés, “Código Penal. Comentado y anotado”, Parte general, págs. 162 y 166/7, La
Ley, Buenos Aires, 2.005, y sus citas)”.
“Ese criterio fue sostenido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación -con remisión a los fundamentos del
Procurador General de la Nación- resaltando que “si la ley penal permite una primera condena condicional y,
después de cierto lapso, una segunda, con mayor razón debe admitirse también igual posibilidad en este caso …
en que los hechos de ambas causas fueron contemporáneos … De lo contrario, significaría que está en mejor
posición aquél que delinque, no obstante la advertencia de la primer condena, y aunque haya pasado cierto lapso,
que aquél que … no cometió ningún delito posterior, sino anterior al de la primer condena” (CSJN: Fallos:
327:3816, “Gasol, Silvia Irene”)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
18.2.2010
“Juárez”
Causa 28.168
Reg. 31.059
J. 4 - S. 7
ACCIÓN PENAL. PRESCRIPCIÓN. CAUSALES DE SUSPENSIÓN E INTERRUPCIÓN. COMISIÓN DE
OTRO DELITO. LEY PENAL. LEY PENAL MÁS BENIGNA.
“La discusión relevante para resolver la cuestión que ha planteado la defensa pasa por determinar la entidad que
tienen los procesos en trámite que registra el imputado, en virtud de la previsión del art. 67 del Cód. Penal que
establece que el plazo de prescripción también se interrumpe por la comisión de un nuevo delito”.
“Al respecto, si bien en varios casos esta Sala ha sostenido la improcedencia de declarar la extinción de la acción
penal ante la eventualidad de una condena que podría incidir en el curso de la prescripción por aplicación de la
norma citada (ver causa n° 14.840 “Oneto Torres” reg. n° 16.176 del 9/2/99, causa n° 19.058 “Alí” reg. n° 20.445
del 12/12/02, entre otras), recientemente ha realizado un nuevo examen de la cuestión ajustando su criterio al
estado actual de la jurisprudencia (ver causa n° 26.851 “Ubieta” reg. n° 28.962 del 23/8/08, conf. voto de los
Dres. Cattani e Irurzun, y voto del Dr. Farah remitiendo a su criterio concordante con esa postura suscripto en la
causa “Pérez” de la Sala I que se cita infra)”.
“En efecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que los hechos criminales Aentre sí no tienen
carácter interruptivo, de no mediar una sentencia judicial firme que declare su realización y atribuya
responsabilidad al mismo encausado (Fallos 312: 1351 y 323: 717)”.
10
Poder Judicial de la Nación
“Tal criterio ha sido receptado por cada una de las Salas de la Cámara Nacional de Casación Penal, donde se
añadió que “la creación pretoriana de una causal de interrupción o de suspensión resulta contraria a la garantía
del debido proceso legal establecida en el artículo 18 de la Constitución Nacional” (Sala IV, causa n° 3.202
“Barlett”, reg. n° 4627 del 16/9/02; Sala III, causa n° 2.316 “Grosso”, reg. n° 692 del 7/11/00 y causa n° 5.992
“Antón”, reg. n° 811 del 4/10/05; Sala II, causa n° 1.076 “Reyes”, reg. n° 1.592 del 27/08/97, causa n° 5.200
“Robledo”, reg. n° 6.938 del 20/9/04; Sala I, causa n° 4.094 “Marchant”, reg. n° 5.095 del 10/06/02)”.
“Por su parte, la Sala I de esta Cámara se expidió en el mismo sentido, al afirmar que Ano dictar el sobreseimiento
de un imputado por extinción de la acción penal por prescripción con fundamento en la posibilidad de que
recaiga condena respecto de un hecho que se está investigando implica introducir por vía judicial una causal no
legislada de suspensión del curso de dicho instituto en violación al principio de legalidad formal@ (causa n°
41.184 “Pérez”, reg. n° 539 del 19/05/08, causa n° 38.941 “Herrero”, reg. n° 1.320 del 28/11/06)”.
“… corresponde recordar que esta Sala ya ha resuelto que la reforma que sufrió el art. 67 del Cód. Penal alcanza
a los hechos que fueron cometidos con anterioridad a la sanción de la ley 25.990 (BO 11/01/2005), si la
modificación de las causales de interrupción de la prescripción de la acción penal coloca al imputado -en el caso
concreto- en una situación más ventajosa respecto del régimen de la secuela de juicio que resultó derogado (conf.
causa n° 22.599 “Miranda” reg. n° 24.562 del 01/12/05)”.
USO OFICIAL
“Esto, en virtud que la Corte Suprema de Justicia de la Nación hace tiempo estableció que el instituto de la
prescripción cabe sin duda alguna en el concepto de ley penal del art. 18 de la Const. Nac. (CSJN: Fallos:
287:76), y que entonces una ley penal es más benigna no sólo si desincrimina un hecho o si establece una pena
menor, sino también si contempla otra circunstancia más ventajosa como un menor término de prescripción
(Zaffaroni, Eugenio R. - Alagia, Alejandro - Slokar, Alejandro, “Derecho Penal. Parte General”, pág. 115, Ediar,
Buenos Aires, 2000)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
31.3.2010
“Yoma”
Causa 27.986
Reg. 31.226
J. 2 - S. 4
ACCIÓN PENAL. PRESCRIPCIÓN. CAUSALES DE SUSPENSIÓN Y DE INTERRUPCIÓN. LEY 21.338.
LEY 23.077. DESEMPEÑO DE CARGO PÚBLICO.
“... la cuestión que se debate en el caso debe ser analizada de acuerdo a las previsiones legales vigentes al
momento de los hechos investigados en el sumario, esto es, según ley 21.338, ratificada por ley 23.077” (Del
voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Que esta Alzada tuvo ocasión de sostener que en el anterior régimen de prescripción -aplicable al caso en
estudio por resultar más benigno (conf. causa n° 22.599 “Miranda”, rta. el 1/13/05, reg. 24.562)-, existía “…una
tensión, resuelta en el texto vigente, entre el párrafo segundo -de acuerdo con el cual la prescripción se suspende
en los casos de los delitos previstos en los capítulos 6, 7, 8, 9, 9 bis y 10 del Título XI, Libro 2° del Código
Penal, mientras cualquiera de los que haya participado se encuentre desempeñando un cargo público- y el
párrafo quinto del artículo 67 del código de fondo que establece que la prescripción corre, se interrumpe, o se
suspende separadamente para cada uno de los partícipes del delito. La referencia a la suspensión “mientras
cualquiera de los que haya participado se encuentre desempeñando un cargo público” parecería contradecir el
principio sentado por el párrafo quinto de la norma…En tales condiciones, producido el cese en la función
pública no se advierten razones que autoricen a apartarse del principio general establecido en el párrafo quinto
del artículo 67 del Código Penal…” (ver causa n° 21.930 “Bramer Markovic”, rta. el 17/5/05, reg. n° 23.677)”
(Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“El hecho investigado ha sido calificado provisoriamente como constitutivo del delito previsto por el artículo 265
del código sustantivo, de suerte que la acción penal allí emergente respecto de los funcionarios públicos
involucrados está sujeta a la suspensión que prevé el segundo párrafo del art. 67 (“…mientras cualquiera de
11
ellos se encuentre desempeñando un cargo público…), con los alcances interpretativos que a aquél precepto legal
cabe adjudicar (conf. mi postura en causa n° 27.098 “Recio” reg. n° 29.011 del 2/10/2008, entre otras, con base
en precedentes de la C.N.C.P., Sala II, causa n° 8108 “Alasino”, reg. 10.928, del 16/11/07 y causa n° 7785
“Aguirre”, reg. n° 10.410 del 22/8/07)” (Del voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
11.3.2010
“Maharbiz”
Causa 28.149
Reg. 31.148
J. 3 - S. 5
ACCIÓN PENAL. PRESCRIPCIÓN. LEY. 25.990. ACTOS INTERRUPTIVOS DE LA PRESCRIPCIÓN.
SECUELA DE JUICIO.
“Los acontecimientos investigados en autos tuvieron lugar en el año 2000, previo a la reforma introducida por la
ley 25.990 que expresamente codificó los actos interruptivos de la prescripción. Sin perjuicio de la
indeterminación normativa que significaba sujetar el curso de la extinción de la acción penal a la ausencia de
actos procesales que constituyeran “secuela de juicio” (pues la norma no contenía una descripción de cuáles, en
particular, se trataba) pretorianamente se
delimitaron dichos extremos asociando el efecto interruptivo a
determinados actos, algunos de los cuales, sobre todo luego de que fueron reconocidos expresamente y
codificados, no presentan dudas en cuanto a su efecto interruptivo de la prescripción”.
“Sin perjuicio de ello, en este contexto, la jurisprudencia dominante ha otorgado al vocablo “juicio” -contenido
en la expresión “secuela de juicio”- una interpretación amplia y extensiva, comprensiva de todas las etapas del
proceso penal, y no sólo de la etapa del contradictorio (v. CNCP, Sala II, “Andrada, Nicolás”, 9/03/95 y Sala IV,
“Ciruli”, 1/03/99, entre otros). De esta manera, la interpretación de la defensa, que limita los actos interruptivos a
aquellos producidos durante el juicio propiamente dicho, sólo es representativa de una posición minoritaria (vrg.
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Sala Penal, 18/12/89, sent. 21, “Luque, David”, “Semanario Jurídico”,
199-A—J-212, ver también, Pastor, D., Prescripción de la persecución y Código Procesal Penal”, Ed. del
Puerto, Bs. As., 1993, pp. 84, 102 y ss.) que no ha tenido acogida favorable por este tribunal”.
“Por el contrario, ha sido casi pacífica la jurisprudencia de ambas salas de este Tribunal y de la Cámara Nacional
de Casación Penal que ha asignado al llamado a prestar declaración, dentro de la etapa del sumario, la condición
de primer acto procesal que integra el concepto de secuela de juicio. En este sentido, ver: de la CCCFed, Sala I:
“Tell, Alberto Máximo s/ prescripción”, reg. 1030, rta. el 10/09/08; “Fernández, Gerardo”, reg. 908, rta. el
24/10/97; “Fernández, Roque”, reg. 190, rta. el 23/03/00;”Leutier, José R.”, reg. 874, rta. el 26/08/01; Sala II:
“Ostrowiecki, Aron s/querella” del 29/5/84 y de CNCP, Sala I: “Percunte, Mario D.”, rta. el 7/3/95, reg. 422; Sala
II: “Andrada, Nicolás y otro”, rta. el 9/3/95, reg. 402; Sala III: “Rodríguez, Enrique”, rta. el 19/04/04, reg.
195.04.3; Sala IV: “Pimentel, Marcial” , rta. el 17/05/02, reg. 4048.4)”.
“En cuanto a la eficacia de la citación cursada para operar válidamente como acto interruptivo o, dado el presente
caso, como secuela de juicio, lo determinante es que el acto de que se trate materialice la voluntad punitiva del
Estado, de manera que, ningún efecto tiene sobre la vigencia de la acción, si el imputado, tras el decreto que
ordena su citación, se notificó o no”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
16.3.2010
“Cabrera”
Causa 43.751
Reg. 190
J. 3 - S. 6
ASOCIACIÓN ILÍCITA. ART. 210 C.P. REQUISITOS TÍPICOS. DOCUMENTOS. TENENCIA
ILEGÍTIMA DE D.N.I. AJENO. LEY 20.974. REQUISITOS TÍPICOS. EMBARGO.
ART. 518 CPPN.
PAUTAS PARA FIJAR SU MONTO. NULIDAD.
“... el carácter mediato o complementario que supone la figura contemplada en el art. 210 del Código Penal
reprime, no la mera participación en la realización de un delito determinado, sino, y en concreto, el integrar una
organización destinada a cometerlos”.
12
Poder Judicial de la Nación
“Es el peligro que como aparato organizado contiene la asociación, y no el daño generado en un principio de
ejecución de un delito frente al cual permanece autónomo, lo que dentro del ordenamiento legal determina la
sanción de un acto preparatorio de otra forma inabarcado por el sistema punitivo”.
“Al interior de la figura reprimida por el art. 210 del CPN, ello significa que la responsabilidad de los integrantes
no deriva de la ejecución de un delito concreto –en todo caso punible por concurso al autor- sino tan sólo del
hecho de colaborar con una agrupación que, dadas sus especiales características típicas –en especial la
permanencia e indeterminación de los planes delictivos-, conlleva la imposibilidad de controlar el alcance de su
aporte (cfr. ZIFFER, Patricia, El delito de asociación ilícita, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005)”.
“Básicamente, entonces, el enlace punitivo a cada integrante de la asociación se conforma por la arrogación del
riesgo generado en la misma organización en cuyo seno pierden el control de las consecuencias de sus conductas.
En otros términos, la organización conforma una sociedad en virtud de la cual cada partícipe habrá de responder
siempre porque el peligro es, a causa del reparto de trabajo vinculante que debiera contener la dinámica de grupo,
también el suyo propio”.
“Así entonces, la determinación de un patrón de conducta en cuyo seno pueda establecerse objetivamente la
existencia de una organización con las especiales características que la ley prevé requiere, para el caso, la
descripción del aporte causal que cada uno de los miembros ha efectuado a su consecución”.
USO OFICIAL
“Al delito de asociación ilícita sólo importa la punición del peligro generado en la configuración misma de una
organización cuyos planes delictivos, por cierto, lucen indeterminados a lo largo de toda su vida. Y en este
sentido, respecto de sus integrantes, no es entonces el simple aporte que cada uno de ellos pueda hacer a la
comisión de un delito determinado lo que funda su punibilidad sino el riesgo que, generado en ese ente colectivo,
lo sobrevive”.
“En concreto, lo que define la figura de asociación ilícita es el elemento de permanencia que ella requiere como
derivación propia del acuerdo que sus integrantes poseen para la comisión de delitos inciertos en su calidad y
extensión. Y así, lo que se sanciona no deriva de la producción de determinado resultado lesivo sino, y
específicamente, de la intranquilidad social que se origina en el riesgo propio de advertir, el común la sociedad, la
existencia de un grupo de personas organizado con el propósito de delinquir”.
“De ahí, entonces, el hecho de que la punibilidad de la figura derive, no del tangible daño de un bien jurídico
determinado, sino del riesgo generado en una estructura criminal que se desarrolla sin solución de continuidad.
Por ello, determinada la existencia de una asociación ilícita; la exteriorización de un curso lesivo desde ella
resulta punible sin consideración a la pluralidad de planes que, para la figura del art. 210 del Código Penal, es
elemento constitutivo”.
“En todo caso, y como ha sostenido la doctrina, la comisión de un delito desde la organización “bien puede
constituir [aquí] la prueba de la preexistencia de la asociación, cuya penalidad deberá concurrir materialmente
con las que correspondan a los hechos ya consumados (…) Con respecto a estos, sin embargo, rigen siempre los
principios comunes de la participación: no todo miembro de la asociación responde necesariamente de los delitos
efectivamente consumados por algunos de sus miembros” (SOLER, Sebastián, Derecho Penal Argentino, Tomo
4, Ed. Tea, Bs. As., 2000, p. 717)”.
“Se ha sostenido que la sola tenencia, portación o simple posibilidad de acceso a algunos de los documentos
nacionales de identidad descriptos en el inciso c), del artículo 33 de la ley 20.974 resulta suficiente, y ningún otro
elemento se requiere, para tener por configurado el delito. Sin embargo es cierto, como sostiene la defensa, que el
modo en que esa conservación se lleva a cabo debe revestirse de un carácter especial. Sólo ingresa en el ámbito
regulado por la norma una tenencia que resulte ilegítima”.
“... la mera alusión a los conceptos que ese instituto busca tutelar, sin indicación del caso específico, no logra
exhibir la debida motivación de la que debe gozar toda decisión judicial para ser válida y que, por tanto, conduce
a declarar la nulidad de la resolución adoptada en tal sentido (...)(Cfr. Sala I, causa nro. 43.205, “Iliev Tihomir
Ianakiev s/procesamiento con prisión preventiva”, Reg. N650, rta. el 3/7/09, causa N° 42.734, “Armesto, Pablo
13
Héctor y otro s/procesamiento y embargo”, reg. Nro. 969, rta. el 10/09/09, causa nro. 42.055, “Mercado Cardozo,
Julio César s/ procesamiento”, reg. Nro. 142, rta. el 2/3/10, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero- Freiler - Farah
25.3.2010
“Perla”
Causa 44.001
Reg. 211
J. 11 - S. 21
ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD. ART. 239 C.P. AMENAZAS. ART. 149 BIS
C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“… en lo atinente a la aplicabilidad del supuesto contenido en el artículo 239 del Código Penal, los extremos
relatados por el personal policial, valorados conjuntamente con los objetos habidos en poder del imputado y el
lugar en que los guardaba, permiten concluir, con el grado de probabilidad requerido a esta altura, que el
encausado empleó medios violentos contra el funcionario con la finalidad de impedir la ejecución de un acto
propio del legítimo ejercicio de sus funciones (conf. de esta Sala, causa n° 28.475 “Yonadi”, reg. n° 31.061 del
18/02/10 y sus citas)”.
“Por otra parte, este Tribunal ya ha sostenido que “no deben analizarse las expresiones amenazantes en
abstracto, sino que la gravedad del mal anunciado y su adecuación para intimidar tiene que relacionarse con la
persona del amenazado, del amenazante y con las circunstancias que lo rodean” (ver causa n° 21.946
“Alzogaray”, reg. n° 23.597 del 22/04/05 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
15.3.2010
“Tolosa”
Causa 28.697
Reg. 31.163
COMPETENCIA.
SECUESTRO.
SECUESTRO
J. 6 - S. 11
EXTORSIVO.
PRIVACIÓN
ILEGAL
DE
LA
LIBERTAD. REFORMA LEGISLATIVA. LEY 25.742. COMPETENCIA FEDERAL. IMPROCEDENCIA.
“Los suscriptos han tenido oportunidad de señalar que las recientes reformas legislativas referidas a los delitos
tipificados en los artículos 142 bis y 170 del Código Penal no conducen a un abandono del criterio de atribución
de competencia en razón de la materia para hechos de esta especie, conforme al cual si bien las causas en las que
se investiga la comisión de alguno de los delitos previstos en el artículo 3, inciso 5, de la ley 48 deben tramitarse
ante la justicia de excepción, la competencia ordinaria surge si lo actuado revela inequívoca y fehacientemente
que los hechos tienen estricta motivación particular y que, además, no existe posibilidad de que resulte afectada,
directa o indirectamente, la seguridad del Estado Nacional o de alguna de sus instituciones (causa n° 27.706
“Norry”, rta. el 16/4/09, reg. n° 29.744, y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
2.3.2010
“NN S/Competencia”
Causa 28.855
Reg. 31.108
J. 6 - S. 12
DEFENSA EN JUICIO. ALCANCES. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. ART. 204 CPPN. ART. 73
CPPN. DERECHO DEL IMPUTADO.
“El fondo del asunto gravita en torno al alcance que el magistrado de la anterior instancia confiere al art. 204 del
Código Procesal Penal de la Nación, y a las consecuencias de su interpretación –esto es, no permitir que las
partes tomen vista ni, por tanto obtengan fotocopias del expediente antes de prestar declaración en los términos
del artículo 294 CPPN”.
“Es jurisprudencia pacífica de este Tribunal que sostener una interpretación como la relatada en el párrafo que
antecede importaría tornar en letra muerta lo normado por el art. 73 del C.P.P.N., ya que de no poder contar con
aquellos elementos que hacen a la imputación que se le dirige –y siempre que no se haya decretado, mediante
resolución fundada del juez, el secreto del sumario-, mal puede alguien presentarse a aclarar los hechos e indicar
14
Poder Judicial de la Nación
aquellas pruebas que a su juicio pueden resultar útiles (ver de esta Sala lo resuelto en causas “Lobo, Carlos
s/queja”, reg. 15.093 del 10/02/1998 y “Band, Edgardo s/queja”, reg. 23.755 del 7/06/2005, entre muchas otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
23.3.2010
“Bounine”
Causa 28.924
Reg. 31.205
DELITO DE ACCIÓN
J. 11 - S. 22
PRIVADA. LÍMITE DE LA INTERVENCIÓN DE LA CÁMARA DE
APELACIONES.
“… este Tribunal ha señalado que “...en los juicios por delitos de acción privada, el límite de la intervención de
esta Alzada sólo puede extenderse hasta la citación prevista en el artículo 428 del código de rito. En
consecuencia, superada esa etapa, la vía impugnativa se ciñe a la casacional pues sólo recursos de carácter
extraordinario son procesalmente compatibles con la previsión del artículo 405 del C.P.P.N…” (ver de esta Sala,
causa n° 16.504 “Moreno Ocampo”, reg. n° 17.869 del 22/8/00, causa n° 17.368 “Rosenfeld”, reg. n° 18.341 del
29/12/00, causa n° 26.492 “Castellano”, reg. n° 28.468 del 23/5/08, y de la Cámara Nacional de Casación Penal,
Sala I, causa n° 2.423 “Vázquez”, reg. n° 2.907 del 15/7/99, Sala IV, causas n° 2.749 “Rosenfeld”, reg. n° 3433.4
USO OFICIAL
del 11/6/01, y n° 9.501 “Castellano”, reg. n° 12939.4 del 16/2/10 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
18.3.2010
“Perea Amadeo”
Causa 28.781
Reg. 31.194
DENUNCIA.
REQUISITOS FORMALES.
J. 7 - S. 13
EXPOSICIÓN CLARA DEL HECHO
DENUNCIADO.
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA.
“La exposición clara del hecho en la denuncia resulta ser -en razón del principio de congruencia- el requisito
esencial para establecer los límites a los que debe ceñirse la instrucción y posibilitar de ese modo la legal
iniciación de la investigación ante la imposibilidad del órgano jurisdiccional de actuar oficiosamente (arts. 176 y
188, inciso 2° del tercer párrafo, del código adjetivo. Jorge Clariá Olmedo “La denuncia”, JA, Doctrina,
1971 - 375. Guillermo Navarro - Roberto Daray “Código Procesal Penal de la Nación. Análisis doctrinal y
jurisprudencial”, tomo I, págs. 440 y 480/2, ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2.004. Francisco D´Albora “Código
Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, págs. 284/5 y 322/4, ed. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 2.009)”.
“Es por ello que esta Sala ha sostenido que el acontecimiento que se da a conocer mediante la denuncia, para dar
paso al ejercicio de la acción penal, debe ser concreto. De otro modo, el fiscal se encuentra impedido de formular
un requerimiento de instrucción con las exigencias que prevé el art. 188 último párrafo inciso 2° del Cód. Proc.
Penal de la Nación (conf. causa n° 27.866 “Sarwer”, reg. n° 30.469 del 3/10/09), o si la instrucción es delegada
en los términos del art. 196 se puede provocar el inicio de una investigación sin contorno o límite preciso, como
ha sucedido en este caso”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
11.3.2010
“Pinto”
Causa 28.859
Reg. 31.160
J. 5 - S. 10
DESOBEDIENCIA. ART. 239 C.P. REQUISITOS TÍPICOS. DOCUMENTOS. DOCUMENTO PÚBLICO
FALSO. REQUISITOS TÍPICOS. POSIBILIDAD DE PERJUICIO.
Respecto del delito previsto en el art. 239 del C.P., “La materialidad del ilícito aludido requiere la existencia de
una orden clara y concretamente dirigida a persona o personas determinadas, requisito que constituye a los
destinatarios en sujetos posibles del delito (cf. FONTÁN BALESTRA, Carlos, Tratado de Derecho Penal, T. VIIParte Especial, Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1990, p.189)”.
15
“Al respecto, Sebastián Soler sostiene que “Para no acordar extensión desmedida a la figura de la
desobediencia, es preciso ser muy exigentes acerca de la concreción de la orden con respecto a cada
destinatario, la clara conminación de ella y la existencia de un deber positivo de acatamiento” (Derecho Penal
Argentino, T. V, Editorial tea, Buenos Aires, 1992, p. 147; sin subrayado en el original)”.
“... se trata de un delito doloso que exige el conocimiento de la existencia de la orden y de que se es el
destinatario de ella, de lo contrario, no podría afirmarse que el autor tiene conciencia de estar desobedeciendo”.
“Al respecto, esta Sala tiene dicho que: “…el elemento subjetivo reside en el conocimiento y la voluntad de no
responder con la conducta exigida por el requerimiento de la autoridad…” (“Valdecantos, Jorge O.
s/procesamiento”, reg. N° 505, rta.: 23/05/02)”.
“... la configuración del delito tipificado en el artículo 292 del Código Penal no se satisface únicamente con la
mera realización -parcial o total- de un documento falso o la adulteración de uno verdadero, sino que, a su vez, la
figura bajo análisis exige taxativamente que se origine la posibilidad de perjuicio”.
“En ese sentido, la doctrina ha dicho que: “…normalmente la misma falsedad-sobre todo cuando recae sobre
documentos públicos-puede señalarse ya como un menoscabo de la fe pública en cuanto se ha deformado el
documento que la lleva; pero ese efecto no es típicamente suficiente; la ley exige que a esa eventual lesión
‘abstracta’ se sume la concreta de la posibilidad de perjuicio de otros bienes jurídicos (distintos de la fe
pública), que pueden ser de variada naturaleza: patrimonial, moral, política, y deben pertenecer a un tercero, es
decir, tienen que ser de titularidad de alguien que no sea el agente de la falsificación” (BUOMPADRE, Jorge
Eduardo-CREUS, Carlos; Falsificación de documentos en general, Editorial Astrea, Buenos Aires, 4° edición
actualizada y ampliada, 2004, p. 75; en el mismo sentido, ver SOLER, Sebastián; ob. cit., p. 462 y ss.; FONTÁN
BALESTRA, Carlos; ob. cit., p. 579 y ss.)”.
C.C.C. Fed. Sala I
11.3.2010
Causa 43.879
Ballestero- Freiler - Farah
“Zenocratti”
Reg. 185
J. 11 - S. 22
DISCRIMINACIÓN. LEY 23.592. REQUISITOS TÍPICOS
“…cabe recordar lo sostenido en di stintas oportunidades en cuanto a que el artículo 1° de la ley 23.592 no prevé
una figura penal autónoma (ver en tal sentido de esta Sala II causa n° 13.682 “Bonavota”, reg. 15.121, rta. el
19/02/98 ; causa n° 28.042 “Reale”, reg. n° 30.687, rta. el 23/11/09; de la Sala I causa 30.533 “Alderete”, reg. n°
397, rta. el 27/05/99 y Pablo Slonimsqui “La Ley antidiscriminatoria”, editor Di plácido, pág. 144)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
30.3.2010
“Ministerio de Salud”
Causa 28.902
Reg. 31.221
J. 6 - S. 11
DOCUMENTOS. CERTIFICADOS MÉDICOS FALSOS. CONCURSO DE DELITOS. FALSIFICACIÓN.
USO DE DOCUMENTO FALSO. ESTAFA.
“... habiendo determinado este Tribunal en causas similares que “La presentación, efectuada por el imputado, de
certificados médicos falsos para justificar sus inasistencias en una repartición oficial, percibiendo la totalidad
de sus haberes, constituye el delito de fraude contra la administración pública, previsto por el artículo 174 inciso
5° del C. P.…” (conf. causa n° 18.575, “Correa, Carlos s/procesamiento”, reg. n° 19.595 del 27/3/02) y que
“Cuando el autor o partícipe de la falsificación, a la vez usa el documento, no caben dudas de que el artículo
292 desplaza al 296 por aplicación de las reglas del concurso aparente (alternatividad)…” (causa n° 16.250 “De
Antoni, Néstor”, reg. n° 17.295 del 2/3/00)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“... ha expresado Creus “La apariencia de lo verdadero, configuradora del documento falso por el proceso de
imitación, no necesita ser perfecta. El grado de idoneidad de la imitación no se mide con un criterio puramente
material (por ej., requerir la imitación copiativa de la letra de aquel a quien se atribuye el tenor), sino en los
términos de la apariencia de genuinidad, es suficiente que los rasgos objetivos del documento falso y la
16
Poder Judicial de la Nación
coherencia de su contenido lo hagan parecer como genuino…”. “Estaremos al margen del tipo cuando lo burdo
de su exterioridad o la incoherencia de su contenido, resten a la pretendida imitación toda posibilidad engañosa
para cualquier sujeto” (Conf. Derecho Penal, Parte Especial, Tomo II, Ed. Astrea, pág. 425, 1996)” (Del voto de
los Dres. Cattani e Irurzun).
“Si bien comparto la solución dada al presente caso por mis colegas preopinantes he de señalar mi postura ya
sostenida en intervenciones anteriores en el sentido que en la hipótesis delictiva en la que la persona que hizo uso
del documento falso habría participado en su confección, existe –entre la falsificación del documento y su uso- un
concurso aparente por subsidiariedad tácita, en virtud del cual, el uso, como hecho lesivo relevante, subsume en
sí, en caso de efectuarse, todos aquellos actos que hayan significado su preparación, como es la falsificación (ver
de esta Sala II causa n° 27.835 “Reynoso, Rafael s/procesam. con prisión preventiva y embargo”, reg. n° 29.893,
del 21/5/09 y de Sala I causa n° 40.450 “N.N. s/competencia” del 15/11/07, reg. n° 1372 y causa n° 36.606
“Banco Río s/incompetencia” del 21/12/04, reg. n° 1421)” (Del voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
11.3.2010
“Codazzi”
Causa 28.537
Reg. 31.154
J. 8 - S. 15
USO OFICIAL
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS PÚBLICOS. CARACTERÍSTICAS. FOTOCOPIA SIMPLE. CONDUCTA
ATÍPICA. INEXISTENCIA DE PERJUICIO.
“… cabe decir que “…es documento todo el que, con significación de constancia atinente a una relación
jurídica, observa las formas requeridas por el orden jurídico como presupuestos para asignar valor de
acreditación del hecho o acto que le da vida, modifica o extingue…” (Carlos Creus, Derecho Penal, Parte
Especial, Tomo 2, 5ª edición actualizada, Ed. Astrea, pág. 406). Más adelante, en la página 419, el mismo autor
sostiene que: “[l]as copias y testimonios de los documentos públicos, en cuanto presenten las características de
autenticidad legalmente requeridas, se consideran documentos públicos… Pero la copia simple de los
documentos públicos, es decir, aquella a la que no se le han agregado los signos de autenticidad legalmente
requeridos, no es objeto material del delito” (ob. citada)”.
“Es que para que el bien jurídico tutelado “fe pública” haya sufrido el vértigo de su vulneración, es necesario que
el documento público adulterado sea capaz de imprimir en la relación sujeto-bien jurídico un perjuicio, al menos,
potencial”.
“En el caso de autos, [se](…) habría presentado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación una fotocopia
simple de la cédula de notificación cuestionada. Es por eso que, a partir de las reflexiones doctrinarias
transcriptas, estamos en condiciones de aseverar que ese documento no reviste la calidad de documento público
en los términos del artículo 292 del C.P. (o en su caso del 293), pues como tal, no contiene las formas requeridas
por el orden jurídico como presupuestos para asignar valor de acreditación del acto que le dio vida”.
“Al respecto, David Baigún y Carlos Tozzini dicen que “…la posibilidad, o lo que denominamos
convencionalmente etapa potencial, es un componente objetivo de la relación ‘perjuicio posible-perjuicio
efectivo’… se revelan dos aspectos: la situación como ‘cosa en sí’ y la situación como ‘cosa para algo’. La
primera abarca el conjunto de datos visibles en el mundo exterior… con capacidad suficientes para ser
identificados… la segunda es, en verdad , el signo potencial en sentido propio, es decir, la idoneidad que registra
dicho ‘estado’ para conectarse con el perjuicio efectivo. Ambos aspectos van juntos, pero con esa condición
dialéctica que les permite transformarse en la etapa superior, en perjuicio efectivo. Sin esa posibilidad de
transformación, la etapa ‘potencial’ deja de ser tal y escapa a las exigencias del tipo…” (La falsedad
documental en la jurisprudencia, 2ª Edición, Ed. Depalma, Buenos Aires 1992, pág. 261/2)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
2.3.2010
“Warzawski”
Causa 43.717
Reg. 150
J. 3 - S. 6
17
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS PÚBLICOS FALSOS. PRUEBA. CUERPO DEL DELITO. FALTA DE
SECUESTRO DEL DOCUMENTO APÓCRIFO. IRRELEVANCIA
“... la falta de secuestro del documento nacional de identidad no impide la debida acreditación del cuerpo del
delito, si es que puede probarse fehacientemente su existencia por otros medios (causa n° 35.764, “Ambesi”, reg.
1.033, del 20/11/03; causa n° 42.101, “Liñan Godoy”, reg. 1398, del 18/11/08; Sala II, causa n° 20.700,
“Ciappa”, reg. 22.204, del 23/03/04)”.
“En la presente causa, sólo se encuentra agregada (en los expedientes administrativos) una fotocopia del D.N.I.
presuntamente adulterado (...) y no se pudo tener acceso al original”.
“Sin embargo, (...) el escribano Titular del Registro N° 1528 certificó que la fotocopia del D.N.I agregada (...) es
“copia fiel de su original, que tengo a la vista”. Por ende, puede tenerse por acreditado, con el grado de
conocimiento requerido por esta etapa procesal, que R. C. presentó el original del cartular falsificado ante el
Registro, aunque sólo se haya agregado su fotocopia en el expediente”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero- Freiler - Farah
25.3.2010
“Rosell Cinalli”
Causa 43.679
DOCUMENTOS.
Reg. 219
DOCUMENTOS
PÚBLICOS
J. 8 - S. 16
FALSOS.
LIBRO
DE
REQUERIMIENTO
DE
ESCRIBANOS. FORMULARIO 08.
“... conforme se ha pronunciado este Tribunal “El libro de requerimiento de escribanos, es documento público
genéricamente incluido en la figura básica del art. 292 del Código Penal. El formulario 08 conforma un contrato
y no un formulario que acredite dominio sobre él. En consecuencia, se encuentra excluido de la enumeración del
art. 292 segundo párrafo del Código Penal” (de esta Sala, causa 40.379 “Rodríguez, Graciela M.” del 23/10/07,
reg. 1243)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero- Freiler - Farah
10.3.2010
“Luca”
Causa 43.537
Reg. 167
J. 5 - S. 10
ELEVACIÓN A JUICIO. ACUSACIÓN FISCAL. ART. 347 CPPN. REQUISITOS FORMALES. NULIDAD.
IMPROCEDENCIA.
“... la nulidad a la que alude la norma del artículo 347 del Código Procesal Penal de la Nación no se refiere al
grado de acreditación de los hechos investigados -lo que será materia de análisis en el debate oral- sino a un
relato efectivo de los mismos -necesario para no violentar el principio de congruencia y el derecho de defensa en
juicio-. La acusación debe tener la afirmación clara, precisa y circunstanciada de un hecho concreto y “[e]llo
significa describir un acontecimiento -que se supone real- con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar
que lo ubiquen en el mundo de los hechos (temporal y espacialmente) y le proporcionan su materialidad
concreta” (Julio B.J. Maier, Derecho Procesal Penal - I. Fundamentos-, Editores del Puerto S.R.L., Buenos
Aires, 1999, 2º edición, pág 553)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
23.3.2010
“Díaz”
Causa 28.643
Reg. 31.203
J. 5 - S. 10
EXHORTO. DECLARACIÓN INDAGATORIA. PROCEDENCIA DE LA MEDIDA. JUEZ. AFECTACIÓN
A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL. IMPROCEDENCIA.
“… este Tribunal ha dicho, con respecto a la recepción de la declaración indagatoria en distinta jurisdicción a la
de la investigación, que: “resulta válido el modo de recepción como el acaecido en el caso bajo estudio –vía
exhorto- siempre que se respeten las formalidades y recaudos exigidos por la norma procesal, como así también
18
Poder Judicial de la Nación
que se ponderen los derechos que asisten al imputado” (c. nº 41.791 “Fernández, Juan s/ nulidad y
procesamiento, reg. nº 843, de fecha 22 de julio de 2.008)”.
“Por su lado, la jurisprudencia emanada de la C.S.J.N. indica que: “El juez que entiende en un proceso puede
solicitar a un magistrado de distinta jurisdicción la recepción de una declaración indagatoria correspondiente a
dicho juicio” (fallos 298:615 y 308:1679)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
18.3.2010
“Carro”
Causa 44.109
Reg. 203
J. 2 - S. 4
MARCAS Y DESIGNACIONES. REQUISITOS TÍPICOS. EXIGENCIA DE ENGAÑO AL PÚBLICO
CONSUMIDOR. LEY 22.362.
“... este Tribunal ha afirmado -desde antaño- que no existe afectación o amenaza hacia el bien jurídico tutelado
por la ley 22.362 en los casos en que la baja calidad y ciertas circunstancias en que son incautados los productos,
tornan inidónea a la comercialización cuestionada para causar confusión en el público consumidor acerca de su
originalidad (conf. causa n° 5.831 “Cuena Textil”, reg. n° 6619 bis, del 22/08/89; causa n° 20.298 “Añaños”, reg.
n° 21.502 del 2/09/03; causa n° 20.475 “Misci”, reg. n° 21.759 del 13/11/03; causa n° 20.728 “Balmaceda”, reg.
USO OFICIAL
n° 22.009, rta. el 3/2/04; causa n° 22.326 “Méndez”, reg. n° 23.485 del 15/03/05; causa n° 22.001 “Sánchez
Negreiros”, reg. n° 23.486 del 15/03/05; causa n° 23.046 “Corrado”, reg. n° 24.326 del 18/10/05; causa n° 28.559
“Nwaneri”, reg. n° 30.839, del 17/12/09; entre otras)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“También hemos tenido oportunidad de sostener que para evaluar la concurrencia de tales exigencias debe
atenderse a las particularidades y al marco en que se desarrollan los hechos (causa n° 21.763 “Flores de la Cruz”,
reg. n° 23.214 del 10/12/04; causa n° 27.783 “Pepsi Drugstore”, reg. n° 29.936 del 28/05/09)” (Del voto de los
Dres. Cattani e Irurzun).
“... en torno al tipo penal del artículo 31, inciso “d”, de la ley 22.362 he sostenido que en los supuestos
“…iniciados por prevención policial y donde no existe querellante, la afectación o potencial afectación al bien
jurídico protegido por la norma (...) debe traducirse en la posibilidad concreta de engaño al público consumidor.
Si este fuese desechado, la conducta perseguida debe reunir una serie de características que hagan presumir un
perjuicio hacia el titular de la marca -aún frente a su pasividad- vale decir, dimensiones considerables, giro
comercial importante y efectos negativos apreciables. Solo bajo estas circunstancias se supera el umbral
constitucional que resulta del principio de lesividad (...) y la persecución penal se hace viable, pues aparece el
´fin´ que justifica y da sentido a la injerencia penal en la libertad de acción del individuo ( conf. Sala I de esta
Cámara, causa n° 41.065 “Berardi”, reg. n° 101, del 14/02/08 y de la Sala II, mi voto en la citada causa “Sosa”)”
(Del voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
9.3.2010
“Gamberg”
Causa 28.444
Reg. 31.138
J. 7 - S. 14
MARCAS Y DESIGNACIONES. REQUISITOS TÍPICOS. EXIGENCIA DE ENGAÑO AL PÚBLICO
CONSUMIDOR. LEY 22.362. LEY 11.723 REQUISITOS TÍPICOS
“... frente a los supuestos como el de autos, iniciados por prevención policial y donde no existe querellante, la
afectación o potencial afectación al bien jurídico protegido por la norma, entonces, deba traducirse en la
posibilidad concreta de un engaño al público consumidor. Si éste fuese desechado, la conducta perseguida
debería reunir una serie de características que hiciesen presumir un perjuicio hacia el titular de la marca -aún
frente a su pasividad-, vale decir, dimensiones considerables, giro comercial importante y efectos negativos
apreciables (conf. c. 38.775 “Avena, Damián s/sobreseimiento”, reg. 1089 del 5/10/06)”.
19
“... este tribunal ha dicho que la tutela penal de los derechos protegidos por las leyes 22.362 y 11.723 -en este
último caso con la salvedad de lo estipulado en el artículo 5° del convenio antes citado- necesariamente requiere
la previa y efectiva inscripción, motivo por el cual, y no obstante la notoriedad que puedan tener las marcas y las
obras cuestionadas, la acreditación de los registros correspondientes resulta insoslayable para la persecución
penal (causa 43.159 “Pazos Arturo Luis s/procesamiento”, rta. 30/07/09, reg. Nro. 721)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero- Freiler - Farah
11.3.2010
“Castello”
Causa 43.483
Reg. 177
J. 4 - S. 7
NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA. ART. 265
CP. REQUISITOS TÍPICOS. DISIDENCIA.
“... se ha sostenido que “…La figura prevista en el artículo 265 del C.P. –negociaciones incompatibles con el
ejercicio de funciones públicas- protege ‘el fiel y debido desempeño de las funciones de la administración en
sentido amplio, de manera que la actuación de los órganos no sólo sea imparcial, sino que se encuentre a
cubierto de toda sospecha de parcialidad’. ‘El aspecto medular de las características del delito en cuestión,
finca en el desvío de poder que ejerce el funcionario, en desmedro del necesario interés unilateral que debe
animar toda actuación de un órgano estatal, procediendo con tendencia beneficiante, condicionando la voluntad
negocial de la administración por al inserción de un interés particular’…Así, el tipo penal descrito en el artículo
265 del código de fondo, no exige necesariamente el perjuicio para el Estado, ni lucro personal del autor, sino
que resulta suficiente la inclinación de éste demostrada en beneficio de un tercero en una operación negocial,
aunque también salga favorecida la entidad estatal…” (conf. causa N° 12.307, “Tedesco Balut y otros s/proc.”,
del 16/9/1996, Reg. N° 13.497 y su cita referida a la causa N° 12.180, “Testimonios de falta de mérito de Félix A.
Nicolini”, del 29/5/1996, Reg. N° 13.177 –la negrilla no pertenece al texto trascrito-. Ver también causa N°
24.586, “Cavallo, Domingo, F. s/procesamiento”, del 6/11/2007, Reg. N° 27.630; causa N° 22.335, “Tabuada,
Víctor s/procesamiento”, del 21/10/2005, Reg. N° 24.346, entre muchas otras, de las que se desprende la
aplicación de la doctrina a la que se viene haciendo alusión, en tanto de su confronte o de la revisión de los
hechos surge claro que se aplicó la tesis amplia)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“En tanto que en doctrina, con relación al alcance de esta figura con anterioridad a la modificación legislativa
reseñada Carlos Creus ha sostenido que “…Interesarse es, pues, volcar sobre el negocio de que se trate una
pretensión de parte no administrativa; querer que ese negocio asuma una determinada configuración en interés
particular del sujeto, o hacer mediar en él, propugnándolos, intereses particulares de terceros…” (“Derecho
penal”, Parte especial, T° 2, 6° edición actualizada y ampliada, Astrea, 1997, pág. 299)” (Del voto de los Dres.
Cattani e Irurzun).
“Finalmente, es oportuno traer a colación lo expuesto por el Diputado Aramburu durante el Debate Parlamentario
de la Ley 25.188 en punto a que la incorporación de la frase “o de un tercero” al artículo 265 del código de
fondo, ha sido con carácter aclarativo y no constitutivo o fundante de una nueva circunstancia típica y
antijurídica” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Así el citado legislador expresó que “En el tema de las negociaciones incompatibles
con la función pública ha sido menester aclarar algunos aspectos que estaban en tratamiento por parte de la
jurisprudencia y daban lugar a controversias. En primer lugar, la acción de interesarse que realiza el
funcionario no sólo puede ser en beneficio propio sino también en beneficio de un tercero…” (ver Antecedentes
Parlamentarios de la Ley 25.188 parágrafo 16 y de modo concordante la exposición de motivos vertida por el
Senador Yoma registrada en los parágrafos 292 y 544 y lo discurrido por el Senador Villarroel conforme se
desprende del parágrafo 545)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
Respecto de los elementos objetivos del delito previsto en el artículo 265 del Código Penal, “Debo decir, en tal
sentido, que coincido al respecto con la postura que ha sostenido Sebastián Soler en punto a que “…Dentro de
esta incriminación no entra ni el abuso de la función ni el acto corrupto por interés, en el sentido del cohecho
20
Poder Judicial de la Nación
por promesa de retribución, ni forma alguna de fraude. En este caso, la acción consiste pura y simplemente en
un desdoblamiento de la personalidad del funcionario, de manera que a un tiempo resulte intervenir en una
relación (contrato u operación) como interesado y como órgano del Estado…”, agregando que “…El interés
tomado debe ser personal, aunque no es necesario que la operación se efectúe directamente, antes al contrario,
la ley con criterio que responde a lo que más frecuentemente ocurrirá, se refiere al acto simulado y a la persona
interpuesta…” (“Derecho penal argentino”, Ed. Tipográfica Editora Argentina, 1970, T° V, pág. 189/190)” (Del
voto en disidencia del Dr. Farah).
“Tal ha sido la posición que he asumido en la causa N° 42.536, “Varela Sarcos, Aleida y otros s/sobreseimiento”,
del 25/8/2009, Registro N° 856 de la Sala I de esta Cámara, donde, como en el presente caso, no había en el
legajo elemento alguno que permitiera inferir que los incumplimientos legales en los que incurrieron los
imputados hayan respondido al interés al que hace referencia el artículo 265 del Código Penal” (Del voto en
disidencia del Dr. Farah).
“Es que tal interés se refiere “…a la conducta del funcionario público que actúa como parte interesada y a la vez
como representante del Estado, es decir, asumiendo una doble posición que vicia la voluntad negociadora de la
Administración Pública. Lo punible, señala Ricardo Nuñez, es el acto del agente que adopta ‘…un interés ajeno
al que representa en razón de su cargo…’...‘Tratado de Derecho Pena’ Tomo VII, Ed. Lerner, 1992, pág. 128…”
USO OFICIAL
(Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
26.3.2010
“Musumeci”
Causa 28.597
Reg. 31.208
J. 12 - S. 23
PLAZOS PROCESALES. PLAZO RAZONABLE. ALCANCES. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.
“... cabe recordar que la duración razonable de un proceso depende en gran medida de diversas circunstancias
propias de cada caso, por lo que el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas no puede traducirse en número
de días, meses o años, sino que debe contemplar extremos tales como la complejidad del asunto y la manera en
que fue llevado por las autoridades judiciales (CSJN, Fallos 322:360 -votos de los jueces Fayt y Bossert- y
327:327)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
10.3.2010
“Menem”
Causa 28.577
Reg. 31.141
J. 12 - S. 23
PRISIÓN PREVENTIVA. EXCARCELACIÓN. PARÁMETROS PARA EVALUAR SU PROCEDENCIA.
NULIDAD.
“En esta oportunidad el magistrado justificó la medida cautelar en circunstancias tales como la “peligrosidad” de
los imputados, su “vida marginal” o la forma que escogieron “para ganarse la vida”. Tomó como indicio de ello
el hecho de que los imputados hayan tenido condenas penales previas o causas penales en trámite, además de la
presente…”.
“Como señalamos en nuestra anterior intervención al anular la prisión preventiva dictada por el magistrado (v. c.
43.902, reg. 20 del 14 de enero de 2010, fs. 1/6), la decisión que dispone una medida cautelar de tal intensidad
debe tener como presupuesto un análisis de la actitud del imputado frente al procedimiento llevado en su contra.
Esto se traduce, en una evaluación de los riesgos para el proceso que eventualmente podría traer aparejada la
libertad del imputado, esto es, peligro de fuga o entorpecimiento de la investigación. Como se indicó, el recurso a
consideraciones de carácter sustantivo, tales como las empleadas en la resolución aquí cuestionada, no justifican
la medida y resultan ajenas a los presupuestos que válidamente debieran justificarla. Esta situación resulta de
extrema gravedad, si se tiene en cuenta que los argumentos que hacen fracasar la decisión sub examine son
similares a los que justificaron la nulidad de la primera y que fueron expresamente rechazados por esta Sala en
aquella oportunidad”.
21
“Por lo demás, el recurso a parámetros tales como la “peligrosidad” sólo pueden interpretarse como argumentos
expresamente censurados por el Máximo Tribunal, en cuanto sostuvo que: “… la jurisprudencia internacional
también se ha manifestado en contra del ejercicio punitivo del Estado en base a la consideración de la mera
peligrosidad de las personas. Al respecto se ha señalado que `La valoración de la peligrosidad del agente
implica la apreciación del juzgador acerca de las probabilidades de que el imputado cometa hechos delictuosos
en el futuro, es decir, agrega a la imputación por los hecho realizados, la previsión de hechos futuros que
probablemente ocurrirán… Sobra ponderar las implicaciones, que son evidentes, de este retorno al pasado,
absolutamente inaceptable desde la perspectiva de los derechos humanos … ´ (CIDH, Serie C Nº 126, caso
Fermín Ramírez vs. Guatemala, sentencia del 20 de junio de 2005). Este principio también ha sido receptado por
esta Corte en el precedente in re `Gramajo´ (Fallos: 329:3680) quien además agregó que `… En un Estado, que
se proclama de derecho tiene como premisa el principio republicano de gobierno, la Constitución no puede
admitir que el propio estado se arrogue la potestad –sobrehumana- de juzgar la existencia misma de la persona,
su proyecto de vida y la realización del mismo, sin que importe a través de qué mecanismo pretenda hacerlo, sea
por la vía del reproche de la culpabilidad o de la neutralización de la peligrosidad, o si se prefiere mediante la
pena o a través de una medida de seguridad …´(ver en sentido coincidente `Maldonado´ Fallos: 328:4343…”
(CSJN, “Arriola, Sebastián y otros s/ causa nº 9080”, A.891.XLIV. Recurso de Hecho)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
17.3.2010
“Rivero”
Causa 44.071
Reg. 194
J. 11 - S. 22
PROCESO PENAL. ELEVACIÓN A JUICIO. CLAUSURA DE LA INSTRUCCIÓN. DECISIÓN
JURISDICCIONAL. PRUEBA. PRUEBA PENDIENTE. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“… el estimar completa la instrucción y disponer en consecuencia el traslado al Sr. Fiscal y a la querella en los
términos del art. 346 del Código adjetivo simplemente presupone que el juez considera a los elementos reunidos
suficientes como para evaluar, sobre esa base, la procedencia o no de elevar el sumario a juicio (conf. Navarro,
Guillermo R.; Daray, Roberto, “Código Procesal Penal de la Nación”. Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2004,
Tomo II, pág. 942/3)”.
“La fijación de este límite a la etapa preparatoria no implica el cierre definitivo de la causa a la incorporación de
diligencias útiles. Interpretarlo de ese modo no sólo choca abiertamente con la facultad expresamente conferida al
juez por el artículo 348, primer párrafo del código ritual sino, fundamentalmente, con la finalidad específica
asignada a cada uno de los estadios que componen nuestro esquema procesal (conf. Maier, Julio B. “Derecho
Procesal Penal. Fundamentos”, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, p.577 y ss.)”.
“Así entonces, “no debe perderse de vista que el ordenamiento procesal otorga a las partes la posibilidad de
requerir durante los actos preliminares del juicio la prueba que se haya omitido en la instrucción (artículo 357
del Código Procesal Penal de la Nación), y que es la etapa del debate oral donde la inmediación, oralidad y el
contradictorio aseguran las condiciones del artículo 18 de nuestra Carta Magna” (de esta Sala, causa nº 24.144
“Guido”, rta. el 21/12/2006, reg. nº 26.222)”.
“En este marco, el Tribunal también ha tenido oportunidad de sostener que “…esta etapa preparatoria en
definitiva se halla dirigida a colectar elementos mínimos que permitan llevar fundamentalmente una
investigación a la más profunda y plena etapa de juicio. Prueba de ello es que el Código Procesal Penal de la
Nación prevé una instancia más que oportuna para subsanar cualquier omisión o falencia de la instrucción y
que además resulta acorde con un enfoque que privilegie el principio acusatorio…” (conf. Art. 347 y cc. del
Código de rito y causa nº 18.716, “Magliano”, reg. nº 19.660 del 16/4/2002)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
30.3.2010
“Inc. De Nulidad”
Causa 28.655
Reg. 31.217
22
J. 3 - S. 5
Poder Judicial de la Nación
PROCESO
PENAL.
ELEVACIÓN
A
JUICIO.
REQUISITOS
FORMALES.
NULIDAD.
IMPROCEDENCIA.
“… la nulidad a la que alude la norma del artículo 347 del Código Procesal Penal de la Nación no se refiere al
grado de acreditación de los hechos investigados -lo que será materia de análisis en el debate oral- sino a un
relato efectivo de los mismos -necesario para no violentar el principio de congruencia y el derecho de defensa en
juicio-. La acusación debe tener la afirmación clara, precisa y circunstanciada de un hecho concreto y “[e]llo
significa describir un acontecimiento -que se supone real- con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar
que lo ubiquen en el mundo de los hechos (temporal y espacialmente) y le proporcionan su materialidad
concreta” (Julio B.J. Maier, Derecho Procesal Penal - I. Fundamentos-, Editores del Puerto S.R.L., Buenos
Aires, 1999, 2º edición, pág 553)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
4.3.2010
“Eddi”
Causa 28.671
Reg. 31.121
J. 10 - S. 20
PROCESO PENAL. FALTA DE MÉRITO. CONDICIONES PARA SU PROCEDENCIA.
USO OFICIAL
“… merece recordar lo enseñado por los Dres. Navarro y Daray, al indicar que, la base de la procedencia del
dictado de falta de mérito, es profundizar la investigación, tanto para verificar la realidad del hecho por el que fue
oído el imputado como para probar su participación en él. Es decir que: “...Se trata de resolver un cuadro de
prueba insuficiente, entonces, para procesarlo o sobreseerlo por virtud de prueba pendiente de producción...”
(Guillermo Rafael Navarro y Roberto Raúl Daray, Código Procesal Penal de la Nación -análisis doctrinal y
jurisprudencial- tomo 2, Ed. Hammurabi, ed.2004, pág. 850)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
2.3.2010
“Paiva”
Causa 43.718
Reg. 151
J. 11 - S. 22
PROCESO PENAL. JUEZ. DIRECCIÓN DEL PROCESO. SOLICITUD DE LAS PARTES DE REALIZAR
MEDIDAS DE PRUEBA. PRUEBA. ART. 199 CPPN. RECHAZO. RECURSO DE APELACIÓN.
IMPROCEDENCIA
“… debe recordarse que más allá que las partes puedan proponer pruebas y efectuar presentaciones, es el Juez -en
su carácter de director del proceso- quien tiene la facultad de practicarlas sólo si las considera pertinentes y útiles,
decisión ésta que es irrecurrible. (cfr. esta Sala, c. 18.052 “Recurso de queja por retardo de queja interpuesto por
el Dr. Aguilera”, rta. el 4.9.01, Reg. 18.977; c. 22.200 “Recurso de queja por retardo de justicia interpuesto por
Enrique F. Carranza”, rta. 17.3.05, Reg. N° 23.495, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
4.3.2010
“Silva”
Causa 28.852
Reg. 31.120
J. 8 - S. 16
PRUEBA. ACTA DE SECUESTRO. TESTIGOS. NULIDAD. IMPROCEDENCIA. VALOR PROBATORIO.
“… corresponde recordar que la presencia y actividad de los testigos en el procedimiento no hacen a la validez
del acta que refrendaran sino a su valor probatorio (Ver causa 13.762 “Bracamonte...”, rta. 16/10/1997, reg.
14.751 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
16.3.2010
“Viaggio”
Causa 27.923
Reg. 31.184
J. 6 - S. 11
PRUEBA. TESTIGOS. TESTIGO DE IDENTIDAD RESERVADA. LEGALIDAD.
23
“Los testigos de identidad reservada son amparados por la ley 23.737 en su artículo 34 bis. Si no se encuentra
discutida su legalidad, mal puede discutirse su consideración en la valoración de la prueba, sobre todo dada la
“…provisoriedad imperante en la etapa del proceso correspondiente a la instrucción…” (causa n° 36.977,
“Spitz”, reg. 791, del 4/08/05)”.
“Este Tribunal ha defendido la legalidad de la utilización de declaraciones de testigos de identidad reservada,
“…valorándose particularmente el estadio procesal que se transita, pues la determinación de las personalidades
no resulta esencial para la resolución de la causa o para decidir acerca de su validez, ni compromete a la defensa
o sus eventuales cursos de acción, ni la posibilidad de confrontación e interrogación oportuna de los testigos, sin
perjuicio de lo que corresponda resolver en la etapa eminentemente contradictoria del juicio” (causa n° 30.650,
“Cheol Hyun Nam”, reg. n° 256, del 22/04/99, y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
3.3.2010
“Reyes Zubieta”
Causa 43.985
Reg. 155
J. 12 - S. 24
RECURSO DE CASACIÓN.. DENEGATORIA DE SOLICITUD DE SER TENIDO POR ACTOR CIVIL.
IMPROCEDENCIA.
“… no puede asimilarse este caso a aquella jurisprudencia traída a colación por el presentante, en torno a la
denegatoria de ser parte querellante pues, amen de contar el pretenso actor civil con la posibilidad procesal de
acudir a la justicia civil para reclamar resarcimiento por el eventual daño patrimonial que le hubiere producido el
delito aquí investigado; tampoco puede sostener que aquí se lo ha privado de intentar demostrar la ocurrencia de
la materialidad del hecho y de su atribución a los enjuiciados, dentro de un proceso cuyos pronunciamientos
resultarán vinculantes a los que pudiere instar en aquel fuero –y con ello del derecho de ser oído en defensa de su
interés-, desde que actualmente detenta el rol de querellante (ver causa N° 26.251, “FABRIS, José Luis, s/ser
parte querellante”, Reg. N° 28.219, del 19/3/2008)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
2.3.2010
“Fabris”
Causa 28.453
Reg. 31.105
REDUCCIÓN A LA SERVIDUMBRE
J. 11 - S. 22
ART. 140 C.P. REQUISITOS TÍPICOS. CIRCUNSTANCIAS
FÁCTICAS QUE CORROBORAN LA IMPUTACIÓN.
“… ha sido corroborado que en el taller se encontraban varias personas mayores, nacionales y extranjeros (uno de
estos últimos con residencia ilegal) y un menor de edad y varios elementos vinculados con la actividad textil,
como ser, telas, mesas de trabajo, elementos de corte, etc. A su vez, las características del lugar allanado –tales
como la falta de higiene, falta de condiciones mínimas para el trabajo, espacios destinados al sueño, etc-,
configuran un estado compatible con la situación de servidumbre a la que alude al a quo y que, por tanto,
comparte este Tribunal. Estas circunstancias surgen, no sólo de los allanamientos practicados y de las vistas
fotográficas, sino también de las
respectivas declaraciones testimoniales de las víctimas y de las de los
preventores que estuvieron a cargo del registro.”
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
2.3.2010
“Sabatini”
Causa 43.532
Reg. 143
J. 4 - S. 7
VIOLACIÓN DE SECRETOS Y DE LA PRIVACIDAD. ART. 153 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
COMUNICACIONES.
COMUNICACIONES
TELEFÓNICAS.
INTERVENCIÓN
ILEGÍTIMA
DE
COMUNICACIONES TELEFÓNICAS. ASOCIACIÓN ILÍCITA. ART. 210 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“En su segundo párrafo, el actual artículo 153 del C.P., contempla la interceptación o captación indebida de
comunicaciones, es decir, lo que comunmente se conoce por pinchadura”.
24
Poder Judicial de la Nación
“Pareciera existir un consenso respecto de que esa modalidad es la que caracteriza y mejor representa a los
hechos pesquisados. La pregunta aquí pertinente, sobretodo frente a la ausencia de este segundo párrafo en la
anterior redacción, es si los hechos también pueden leerse jurídicamente bajo alguna de las tradicionales formas
del texto conforme a la ley 23.077. De ser así, en lo que atañe a la hipótesis fáctica estudiada, puede hablarse hoy
de un desplazamiento por especialidad, mas no de la cobertura de un vacío legal, que es la posición de las
defensas cuando sostienen la atipicidad de las conductas cometidas con anterioridad a la ley 26.388”.
“El punto de partida es interpretar las maniobras pesquisadas como un mecanismo para hacerse ilegítimamente de
información no sólo secreta sino protegida legal (cfr. art. 5 de la ley 25.520 –BO 6/12/01-) y constitucionalmente
(arts. 18 y 33 de la CN) y luego darle un determinado destino”.
“Originariamente, la ley optó por tipificar la violación en sí de de los dispositivos existentes para custodiar esa
información –p. ej. la apertura de una carta-, y con mayores alcances el apoderamiento indebido de esa
información. También previo la acción de quien suprimiere o desviare el destino de una correspondencia que no
le esté dirigida. Como se ve, por un lado se persigue el indebido acceso y, por otro, lo que sería su natural
consecuencia: la apropiación de la información secreta. La intervención telefónica, hoy prevista expresamente en
la norma, tan sólo vino a sumar un medio comisivo a los existentes en relación a ese indebido acceso”.
“De acuerdo a lo que fijáramos como punto de partida, aquí las maniobras no se agotan en el acceso indebido,
USO OFICIAL
sino que éste debe ser visto como la antesala de la apropiación de la información”.
“En relación al objeto material del apoderamiento, el artículo no reformado señalaba a las cartas, pliegos,
despachos u otros papeles privados, como dispositivos de almacenamiento o soportes de la información
protegida. El término despacho y el agregado cualquiera sea su naturaleza, que se desprende de la primera parte
del artículo 153 del C.P., apuntaba a una amplia protección del contenido psíquico y abarcaba, según la doctrina,
a objetos tales como una grabación fonográfica o los correos electrónicos (Fontán Balestra, C. “Tratado de
derecho penal. T. V. Parte Especial” –actualizado por Guillermo A.C. Ledesma-, Lexis Nexis -Abeledo Perrot-,
Buenos Aires, 2007, pág. 309)”.
“Ciertamente, el carácter mediato o complementario que supone la figura contemplada en el art. 210 del Código
Penal reprime, no la mera participación en la realización de un delito determinado, sino, y en concreto, el integrar
una organización destinada a cometerlos”.
“Es el peligro que como aparato organizado contiene la asociación, y no el daño generado en un principio de
ejecución de un delito frente al cual permanece autónomo, lo que dentro del ordenamiento legal determina la
sanción de un acto preparatorio de otra forma inabarcado por el sistema punitivo”.
“Al interior de la figura reprimida por el art. 210 del CPN, ello significa que la responsabilidad de los integrantes
no deriva de la ejecución de un delito concreto –en todo caso punible por concurso al autor- sino tan sólo del
hecho de colaborar con una agrupación que, dadas sus especiales características típicas –en especial la
permanencia e indeterminación de los planes delictivos-, conlleva la imposibilidad de controlar el alcance de su
aporte (cfr. ZIFFER, Patricia, El delito de asociación ilícita, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005)”.
“Básicamente, entonces, el enlace punitivo a cada integrante de la asociación se conforma por la arrogación del
riesgo generado en la misma organización en cuyo seno pierden el control de las consecuencias de sus conductas.
En otros términos, la organización conforma una sociedad en virtud de la cual cada partícipe habrá de responder
siempre porque el peligro es, a causa del reparto de trabajo vinculante que debiera contener la dinámica de grupo,
también el suyo propio (cfr. causa Nº 43.445, “Perriconi de Matthaeis, Mario Pablo y otros s/ procesamiento con
prisión preventiva”, reg. Nº 1156, rta. el 22/10/09 y Nº 44.001, “Perla Miguel Angel y otros s/ procesamiento con
prisión preventiva”, reg. Nº 211, rta. el 25/03/10)”.
“Así entonces, la determinación de un patrón de conducta en cuyo seno pueda establecerse objetivamente la
existencia de una organización con las especiales características que la ley prevé requiere, para el caso, la
descripción del aporte causal que cada uno de los miembros ha efectuado a su consecución”.
“Al delito de asociación ilícita sólo importa la punición del peligro generado en la configuración misma de una
organización cuyos planes delictivos, por cierto, lucen indeterminados a lo largo de toda su vida. Y en este
25
sentido, respecto de sus integrantes, no puede ser el simple aporte que cada uno de ellos haga a la comisión de un
ilícito determinado lo que funda su punibilidad sino el riesgo que, generado en ese ente colectivo, lo sobrevive”.
“En concreto, lo que define la figura de asociación ilícita es el elemento de permanencia que ella requiere como
derivación propia del acuerdo que sus integrantes poseen para la comisión de delitos inciertos en su calidad o
extensión. Y así, lo que se sanciona no deriva de la producción de determinado resultado lesivo sino, y
específicamente, de la intranquilidad social que se originado en el riesgo propio de advertir, el común la sociedad,
la existencia de este grupo de personas organizado con el propósito de delinquir”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
31.3.2010
“James”
Causa 43.998
Reg. 259
J. 7 - S. 13
ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE LOS DEBERES DE FUNCIONARIO PÚBLICO.
REQUISITOS TÍPICOS
“… la figura del art. 248 del C.P. contempla el uso incorrecto, arbitrario o improcedente de una facultad jurídica.
En esos casos, el tipo penal se concreta cuando el funcionario hace algo que la ley como principio abstracto le
permite hacer, simulando que se encuentran dadas las condiciones para actuar de tal manera (Soler, Sebastián,
“Derecho Penal Argentino”, Tomo 5, Ed. Tea, Buenos Aires, 1992, p. 183)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
6.4.2010
“Vázquez”
Causa 28.847
Reg. 31.240
J. 9 - S. 17
ADMINISTRACIÓN FRAUDULENTA. ADMINISTRACIÓN INFIEL. ART. 173 INC. 7 CP. REQUISITOS
TÍPICOS
“este Tribunal ha tenido ocasión de mencionar que la figura del artículo 173, inciso 7°, del Código Penal prevé la
creación de obligaciones abusivas como un modo de actuar en perjuicio de los intereses confiados al
administrador, afectando así al titular del patrimonio (Conf. esta Sala II, causa n° 24.583 “Alderete”, reg. n°
28.229 del 25/3/08 y causa n° 19.573 “Alderete”, reg. n° 21.503 del 2/9/03)”.
“En este sentido, la doctrina ha considerado que este es el caso de quien adquiere cosas innecesariamente o que
erige créditos que no estén justificados por no ser útiles ni necesarios para la gestión, como hipótesis de creación
de una obligación abusiva que constituirá el delito de administración infiel (Carlos Creus “Derecho Penal. Parte
Especial”, Tomo I, 2da. edición, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1988, pág. 520; Sebastián Soler, “Derecho Penal
Argentino”, tomo IV, TEA, Buenos Aires, 1978, pág. 391)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
14.4.2010
“Salvatierra”
Causa 28.581
Reg. 31.296
ALLANAMIENTO.
COMUNICACIONES.
COMUNICACIONES
J. 3 - S. 6
TELEFÓNICAS.
ORDEN
QUE
DISPONE TALES MEDIDAS. REQUISITO DE FUNDAMENTACIÓN. ASOCIACIÓN ILÍCITA. ART. 210
C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“… en lo que hace a la validez de la orden de allanamiento o interceptación telefónica, esta Alzada en reiteradas
oportunidades ha sostenido que “...La fundamentación presupone la existencia de elementos previos en la
investigación que le sirvan de apoyatura. Aquella existencia implica la necesidad de valorar éstos, otorgándoles,
al expedir la orden de registro, la entidad suficiente como para justificar la invasión del domicilio ajeno...”
(conf. de esta Sala, causa n° 27.205 “Baldo”, rta. el 18/11/08, reg. n° 29.197 y sus citas)”.
“… tal como se ha sostenido en diversas oportunidades, los elementos específicos del delito de asociación ilícita
son: a) tomar parte en una asociación; b) número mínimo de integrantes; y c) propósito colectivo de delinquir
(ver Soler, “Derecho Penal Argentino” p. 710 y ss. T.2, TEA, 1996; Ricardo Núñez, quien identifica al acuerdo
26
Poder Judicial de la Nación
como rasgo clave para definir la asociación - Derecho Penal Argentino, op. cit. pág. 184-; Carlos Creus,
“Derecho Penal. Parte Especial”, T.2, pág. 107 y ss., ed. Astrea, 1996; y este Tribunal en causa n° 17.795
“Demeyer”, rta. el 10/5/02, reg. n° 19.748)”.
“Lo que se requiere es un mínimo de cohesión entre sus integrantes, unidos por una voluntad dirigida a la
comisión de delitos, actuando conjunta y organizadamente, con división de roles y funciones, logrando así
alcanzar un grado de efectividad que de otra forma resultaría difícil obtener, atendiendo a la complejidad de las
maniobras que muchas veces llevan adelante (Conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional de la Capital, Sala IV, causa “Scalotti, Luis y otros”, rta. el 17/10/98, publicada en Jurisprudencia
Argentina, Tomo 1999-II, pág. 287 y siguientes)”.
“De acuerdo a ello, los presupuestos básicos para la configuración de esta figura requieren sólo el hecho de tomar
parte en una asociación para cometer delitos, excluyendo con ello la necesidad de desplegar una actividad
material. Alcanza con que el sujeto sepa que la integra y que coincida con la intención de los otros miembros
sobre los objetivos delictuosos (ver asimismo causa n° 17.755, “Yoma, Emir Fuad s/procesamiento y prisión
preventiva”, rta. el 24/5/2001, reg. n° 18.691)”.
“Procesalmente -se ha dicho- bastan hechos demostrativos de la existencia del acuerdo con fines delictivos
expresa o tácitamente prestado por tres o más personas, para tener por configurado el tipo en cuestión. El acuerdo
USO OFICIAL
puede estar disimulado mediante la participación en una asociación con fines lícitos y ciertamente, cabe agregar,
podría darse enquistado en el seno de una persona jurídica de cualquier tipo utilizando las prerrogativas que ella
otorga (Ricardo Núñez, “Derecho Penal Argentino”, Parte Especial, Tomo VI, Ed. Lerner, 1971, pág. 185 y
jurisprudencia allí citada)”.
“La “marca” o las “señas” de la o las asociaciones quedarán puestas en evidencia en la medida que se analice su
modo de operar y la dirección hacia la que apuntan sus fines, los cuales, lógicamente persiguen la comisión de
ilícitos determinados, ya que de lo contrario no tendría razón de existir la propia asociación (conf. Cámara
Federal de San Martín, Sala 1, Secretaría 2, causa n° 3061, “Sánchez, Florencio E. y otros s/asociación ilícita”,
reg. n° 2561, rta. el 2/7/1992 y sus citas)”.
“Carlos Creus, al analizar la forma de asir la existencia de una asociación ilícita en los casos en que el pacto
hubiese sido implícito indica, como ejemplos de aquellos extremos que cabría relevar, al número de delitos
realizados por las mismas personas con los mismos medios, a la división de tareas, etc., circunstancias todas ellas
que, como se verá, se encuentra prima facie corroborado en autos”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
14.4.2010
“Lorenzo”
Causa 28.818
Reg. 31.275
J. 5 - S. 9
ARBITRARIEDAD. CONCEPTO. EXIGENCIA DE FUNDAMENTACIÓN DE LAS SENTENCIAS.
NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“… el vicio de la arbitrariedad ha sido definido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación como aquél que
caracteriza a las sentencias que no significan una derivación razonada del derecho vigente, con aplicación a las
circunstancias comprobadas de la causa (CSJN, Fallos 291:382; 292:254; 293: 176, entre muchos otros). Esto es,
fallos que padecen de omisiones y desaciertos de gravedad extrema, que los invalidan como actos judiciales
(CSJN, Fallos 286:278; 294:425; 306:1111), o contaminados de groseros errores jurídicos (CSJN, Fallos
306:1700)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Farah
13.4.2010
“F.R.”
Causa 44.159
Reg. 299
J. 12 - S. 24
ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD. ART. 239 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
27
“… la Sala ha dicho que en referencia a esta figura, Soler expresaba, mediante una argumentación aplicable a la
nueva, contemplada en el art. 239 del C.P., que el primer presupuesto que debe evaluarse es “…el hecho de que
la actividad administrativa de la autoridad haya llegado al punto en que se concreta una disposición ejecutable
contra alguien…”, pues recién a partir allí es posible “resistirse” a una orden. De hecho, su existencia es la que
permite distinguir un caso de resistencia de un supuesto atentado a la autoridad (conf. Cn 43.745 “Almirante
Rueda, Merli”, reg 105, rta 23/2/10)”.
“La acción típica prevista por el art. 239 C.P. importa una oposición activa al desarrollo actual del acto funcional
por parte del agente. Ahora bien, la formulación genérica del verbo típico “resistir” permite referir los medios de
la acción con relativa mayor amplitud de la descripción de la ley derogada y no reducirlos estrictamente, en
consecuencia, a los de fuerza e intimidación (cfr. Creus, Carlos. “Derecho Penal, parte especial”. Ed. Astrea,
5ta edición actualizada, Buenos Aires, 1995, p. 226). En esta dirección, se han admitido como medios comisitos
la amenaza, intimidación o cualquier acción que provoque razonablemente sensación de peligro en el sujeto
pasivo (cfr. c. nro 43.024, “Ibañez” rta. 25/6/09, reg nro 620)”.
“En el precedente citado hemos dicho que “…aún cuando se sostuviera que existió un “forcejeo” que requirió de
una fuerza mínima para poder ejecutar la orden y que previamente los imputados habían comenzado a agredir al
personal policial, tampoco es posible identificar normativamente dicha actividad, teniendo en cuenta dicho
contexto, como una oposición activa a la orden de los términos del art. 239 C.P. En efecto, no corresponde
olvidar que ello tuvo lugar en el marco de una detención, ante la cual el arrojar los objetos buscados al piso y la
eventual agresión a los preventores – acción que habría generado una fuerza mínima para repelerlo y asegurar a
los imputados- se revelan, más que como actos destinados a trabar el cumplimiento de una orden, como
reacciones espontáneas producto de una tensión inherente a una detención. En este sentido, Soler señala que:…la
mera resistencia pasiva no se computa como tal, si el sujeto no está jurídicamente obligado. Un sujeto no está
jurídicamente obligado a dejarse conducir detenido, puesto que su autoeximición es impune…por lo tanto, no
será resistencia el hecho de que se tome del árbol o se ate o se haga arrastrar…” (conf. Soler, Sebastián,
“Derecho Penal Argentino”, Ed. Tea, Buenos Aires, 1992, p. 141)”.
“Así, también se dijo que: “…no configura delito de resistencia a la autoridad la oposición activa por parte del
imputado, consistente en no acatar la orden de alto impartida por funcionarios policiales y darse a la fuga, toda
vez que no incluyó el despliegue de medios violentos para lograr sus fines…” (CCC, Sala IV, “Suen, Federico G.
y otros”, rta. El 2/6/06)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“Chávez”
Causa 43.735
Reg. 366
J. 5 - S. 9
AUTO DE PROCESAMIENTO. PRUEBA. EXIGENCIA PARA SU DICTADO. ESTUPEFACIENTES.
TRANSPORTE DE DROGA. REQUISITOS TÍPICOS.
“... la plena prueba, que elimina toda duda razonable, sólo se requiere para fundar una sentencia de condena,
pero antes de ello, y sin necesidad de certeza apodíctica, el procesamiento requiere sólo elementos de
convicción, aún no definitivos ni confrontados pero que, en la medida que pueden demostrar con suficiencia la
existencia de un hecho delictuoso y la participación responsable de los imputados en él, sirven para orientar el
proceso hacia la acusación” (c.35.961, caratulada “Serrese, Gustavo y otros”, resuelta el 25; y c. 42.259,
caratulada “Scalisi, Alejandro y otro °11/2/2004, registro n s/procesamiento sin prisión preventiva y embargo”,
resuelta el 5/3/2009, 179, ambas de esta Sala Primera, entre °registro n otras)”.
“Este Tribunal ha referido en reiteradas oportunidades que si bien no toda traslación de sustancia prohibida
puede considerase constitutiva del tipo penal de transporte, dicho encuadre aparece ineludible en aquellos casos
en que el sujeto actúa con conocimiento de que se trata de materia prohibida y conciencia de desplazamiento, o
que claramente demuestre el ánimo del transporte, en circunstancias que indiquen la posibilidad de contribuir o
facilitar la comercialización de la droga o su distribución a cualquier título fuera de los supuestos permitidos.
28
Poder Judicial de la Nación
(Conf. Fallo de esta Sala C.N° 27.691, “Maza, Raúl” del 2/4/97, reg. 183, “in re” “Albernaz Vega, J.” del
8/3/94)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
7.4.2010
“Saez”
Causa 44.072
Reg. 271
J. 1 - S. 2
COMPETENCIA. COMPETENCIA ALTERNATIVA. CRITERIO PARA DECIDIR LA RADICACIÓN DE
LAS ACTUACIONES.
“… en casos -como el presente- de competencia alternativa, se ha afirmado que decide el lugar el que promete
mejores resultados para la realización del principio de defensa o para la averiguación de la verdad (conf. Julio B.
J Maier, derecho procesal penal, II Parte General, Sujetos procesales, Ed. Del puerto, página 529/530). Así,
también conforme lo establecido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Fallos 312:233) y lo afirmado
USO OFICIAL
por esta Sala en causa n° 25.862 “Cisneros Fermín y otros”, reg. 27.932, rta. el 21/12/2007”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
20.4.2010
“Li Qiu Yun”
Causa 28.714
Reg. 31.318
J. 7 - S. 13
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. LLAMADO EXTORSIVO DESDE UNA UNIDAD DEL
SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL. INCOMPETENCIA.
“… carece de relevancia en el presente caso, a los efectos de determinar la competencia en razón de la materia, el
hecho de que la supuesta llamada extorsiva hubiese partido de un establecimiento penitenciario federal, toda vez
que no se desprende dato alguno de las actuaciones que permita aseverar que el llamado telefónico efectuado por
un interno haya afectado el normal desenvolvimiento de la institución penitenciaria más allá del compromiso de
intereses individuales. Por otra parte, en casos similares al presente, la Sala ha sostenido un criterio análogo
respecto de la competencia en razón de la materia (ver resolución de esta Sala en la C.N.º 42.220 “Franco, Pablo
s/ averiguación secuestro extorsivo”, rta. el 3 de septiembre de 2008, reg. 999, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
22.4.2010
“Giglio”
Causa 43.466
Reg. 343
J. 1 - S. 1
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. MARCAS Y DESIGNACIONES. LEY 22.362. LEY 11.723.
IMITACIÓN BURDA. CONDUCTA ATÍPICA A LA LUZ DE LA LEY 22.362.
“… la C.S.J.N. ha dicho que: “…Si de las constancias del incidente no surge la posible aplicación al caso de las
disposiciones penales de la ley 22.362, que habilitarían la competencia federal, corresponde a la justicia local
continuar conociendo en la causa por presunta defraudación a los derechos intelectuales en los términos del art.
72 de la ley 11.723…” (fallos 331:62, rta. 05/02/08)”.
“Finalmente, la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de esta ciudad ha
sostenido que: “Si las láminas de los discos compactos secuestrados -que serían reproducciones ilegítimas de
sus originales en infracción a la ley 11.723-, resultan apócrifas, no aparece violada la ley de marcas y
designaciones -ley n 22.362-, si tales láminas resultan imitaciones burdas, manifiestamente reconocibles a
simple vista, insusceptible de reproducir confusión en los consumidores. Así, se debe disponer que continúen las
actuaciones en conocimiento de la justicia de instrucción” (cn 20.603 “Aceval, Eduardo”, rta. 02/12/04)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“Toscano”
Causa 44.236
Reg. 363
J. 11 - S. 21
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. MARCAS Y DESIGNACIONES. LEY 22.362. LEY 11.723.
29
AUSENCIA DE MARCA. CONDUCTA ATÍPICA A LA LUZ DE LA LEY 22.362
“La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha observado la posible existencia de una afectación a la ley 22.362
incluso en aquellos casos en que, frente a carátulas fotocopiadas mediante equipos láser color o impresoras con
chorro a tinta, se había alegado que el carácter burdo de la reproducción impedía sostener que hubiera existido
engaño al público consumidor (conf. Comp. n 2175/01, T XXXVII, rta. el 16/04/02; Comp. 457/03, T
XXXIX, rta. el 8/09/03; Comp. n 713/03, T XXXIX; Comp. n 1083, T XXXIX, ambas resueltas el
17/11/03; Comp. n 23/04, T XL, rta. el 27/05/04; Comp. n 1050/07, T XLIII, rta. el 26/03/08; entre
muchas otras)”.
“Sin embargo, de la observación de los elementos secuestrados en autos y teniendo en cuenta el resultado de los
peritajes de fs.47/vta. y 54/57, se advierte que los productos comercializados en este caso no poseen impresas
ningún tipo de marcas en sus láminas. Así, encontrándose descartada la afectación a la ley 22.362, corresponde
que la investigación respecto a la posible infracción de la ley de propiedad intelectual continúe en el fuero
ordinario”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
27.4.2010
“Tamay”
Causa 29.035
Reg. 31.339
J. 6 - S. 11
COMPETENCIA. DOCUMENTOS. FALSIFICACIÓN Y USO DEL INSTRUMENTO FALSO
“éste Tribunal lleva dicho que “…se debe estar al lugar de presentación a los efectos de atribuir la competencia
cuando no pueda ser posible la identificación del lugar de falsificación…”(cn° 43.912 rta el 15/02/10, reg. 85,
entre otros) y la C.S.J.N. ha sostenido que: “…cuando no existe prueba del lugar donde se confeccionó el
documento falso, corresponde su investigación al juez del lugar donde se comprobó la existencia del delito…”
(Fallos 313:942; 310:479)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
6.4.2010
“Frezer”
Causa 43.663
Reg. 270
COMUNICACIONES. CORRESPONDENCIA. SUPRESIÓN. ART 154 CP.
J. 8 - S. 15
REQUISITOS TÍPICOS.
FUNCIONARIO PÚBLICO. EMPLEADO PÚBLICO. ART. 77 CP. ALCANCES LEGALES.
“…el acusado [en tanto personal contratado para distribuir la correspondencia del Correo Argentino] debe ser
considerado “empleado público”, según los términos establecidos en el artículo 77 del Código Penal de la Nación
pues participaba en ejercicio de funciones públicas (reparto de correspondencia oficial)”.
“Es ilustrativa la opinión de Sebastián Soler quien afirmaba que “con respecto a los particulares, a los cuales se
les autoriza o encarga personalmente para intervenir en el giro de la correspondencia, no hay duda que la
disposición es aplicable, en virtud del art. 77 [del Código Penal de la Nación]” (Soler, Sebastián, Derecho Penal
Argentino, Tomo IV, TEA, 4ta edición, Buenos Aires, 1987, página 128)”.
“la supresión, por lo tanto, puede o no consistir en la destrucción, bastando que la carta sea sacada del curso
del correo, arrojándola, por ejemplo, a un canasto de papeles. La acción de desviarla, en cambio, mantiene la
carta en curso; pero en un curso equivocado” (Soler, Sebastián, ob. cit, página 123. En concordancia, Creus,
Carlos, Derecho Penal, Parte Especial, Tomo I, 6ta edición, Buenos Aires, Astrea 1999, pág. 355)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
20.4.2010
“Sajewicz”
Causa 43.690
Reg. 331
J. 12 - S. 23
DEBIDO PROCESO. ALCANCES. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. MINISTERIO PÚBLICO
FISCAL. FUNCIONES. DEFENSA EN JUICIO. IMPARCIALIDAD.
30
Poder Judicial de la Nación
“… la actividad jurisdiccional desplegada por el Juez de la anterior instancia, en ausencia del necesario impulso
por parte del titular de la vindicta pública, no puede ser admitida como válida, toda vez que se ha traducido en
una grave afectación a la garantía de debido procesal penal y al derecho de defensa en juicio de los imputados”.
“De modo concordante se expidió esta Sala al resolver que “De esta manera, en el marco del debido proceso
legal comprendido en el artículo 18 de nuestra Constitución Nacional, la actividad del Tribunal juzgador deberá
estar precedida en la totalidad de los casos por el impulso de la acción penal por parte del Ministerio Público
Fiscal, viéndose diferenciadas, de esta forma, las funciones de decisión y acusación (art. 120 de la CN, arts. 5 y
65 del CPPN y art. 25 de la ley 24.964, en el mismo sentido, ver c. 39.727 “NN s/ nulidad”, reg. 182, rta. el
15/03/07, de esta Sala, entre muchas otras)” (c. n° 43.559, “Vila, Juan D. s/ nulidad”, rta. 21/12/09, reg. n°
1468)”.
“Al momento de definir el concepto de “objeto procesal”, Maier explica que “se trata, como hecho hipotético de
la vida humana, de un suceso histórico, de una acción que se imputa a alguien como existente o inexistente
(omisión), esto es, como sucedida o no sucedida en el mundo real, y sobre la base de la cual se espera alguna
consecuencia penal” (Maier, Julio, “Derecho Procesal Penal, tomo II, Parte General, sujetos procesales”, ed. Del
Puerto, Buenos Aires, 2004, pág. 23)”.
“Son varias las funciones que se adjudican al mismo: “a) precisa(r)… los límites del conocimiento judicial… en
USO OFICIAL
homenaje a otro principio fundamental, el de asegurar una defensa idónea para el imputado; b) designa(r) el
ámbito de aquello que es justiciable, la litis pendencia…; c) determina(r) la extensión de la cosa juzgada…;
(influir)… en los criterios que fijan los posibles fundamentos de las decisiones sobre la admisibilidad de la
prueba…” (Op. cit., pág. 26). Entre ellas, la aludida en primer lugar le otorga un rol protagónico en el proceso,
pues a través de él se demarcan los límites del conocimiento y decisión del órgano juzgador”.
“Consecuentemente, la determinación del objeto procesal resulta una tarea de esencial importancia, que, de
acuerdo a nuestro modelo constitucional, se encuentra en cabeza del Ministerio Público Fiscal y que éste ejerce,
en un primer momento, a través del requerimiento de instrucción”.
“En relación con ello, se ha explicado que “el requerimiento de instrucción tiene por función primordial afirmar
una hipótesis delictiva frente al juez de instrucción, invistiendo a este del poder jurisdiccional para poder iniciar
y seguir la causa evitando que actúe de oficio. Se trata de la separación de las funciones del Ministerio Público y
del órgano jurisdiccional, y así corresponde a aquel el poder de acción y al juez el poder de jurisdicción”
(Washington Abalos, Raúl, “Código Procesal Penal de la Nación”, tomo II-A, ed. Jurídicas Cuyo, Mendoza,
2006, pág. 249)”.
“Recuérdese que uno de los presupuestos básicos del procedimiento penal respetuoso de la Constitución
Nacional, que se vincula con el derecho de defensa en juicio del imputado y con la garantía de imparcialidad del
juez, esta dado por la separación de las funciones de acusación y de decisión, que recaen sobre dos órganos
diferentes”.
“Al respecto, Ferrajoli enseña que “la separación del juez y acusación es el más importante de todos los
elementos constitutivos del modelo teórico acusatorio, como presupuesto estructural y lógico de todos los demás.
(…)
La garantía de separación… representa, por un parte, una condición esencial de la imparcialidad
(terzietá) del juez respecto a las partes de la causa, que, como se verá, es la primera de las garantías orgánicas
que definen la figura del juez; por otra, un presupuesto de la carga de la imputación y de la prueba, que pesan
sobre la acusación, que son las primeras garantías procesales del juicio” (Ferrajoli, Luigi, “Derecho y razón”,
ed. Trotta, Madrid, 1995, pág. 567)”.
“En la misma línea, Maier sostiene que “(A) pesar de que el Estado conserva todo el poder penal, divide
formalmente su competencia, creando órganos dedicados a la persecución penal (ministerio público - policía) y
otros cuya tarea es decidir (los tribunales de justicia penal); el diferente valor que la ley procesal concede a sus
dictámenes, los unos requirentes, los otros decisorios, completa la escisión.” Continúa precisando que “La
separación formal de estas funciones fue necesaria para garantizar la defensa individual: ella se reputó
imposible sin crear un acusador (contradictor) que circunscribiera la imputación concreta que el imputado
31
estaba facultado a resistir y contestar, con todos los medios legítimos a su alcance, y sin dotar de un grado
aceptable de imparcialidad al juzgador, consistente en evitar que él se comprometa, antes del fallo, con la
hipótesis delictiva, afirmándola desde la iniciación del procedimiento. Consecuentemente, es por ello que, para
expresar esta característica de la persecución penal actual, la doctrina afirme, de todo práctico, el monopolio
acusatorio o persecutorio del ministerio público en materia penal” (Op. cit., págs 826/7)”.
“La imparcialidad del juez depende de que la actividad de juzgar -decidir- y la de acusar no recaigan en cabeza de
un mismo sujeto. “Sólo prohibiendo al Juez todo poder de iniciativa… se puede obtener el de la objetividad que
constituye la virtud suprema del magistrado, y el sello de su imparcialidad” (Washington Abalos, Raúl, op. cit.,
pág. 264)”.
“Como afirma E. Schmidt “De esta manera la posición psicológica-procesal del tribunal queda libre del peligro
de una prevención y del afianzamiento de una impresión determinada. Con esto se ha logrado el más importante
presupuesto: que el tribunal pueda realizar con serenidad objetiva la investigación que le incumbe efectuar en el
procedimiento principal” (Schdmit, Eberhard, “Los fundamentos teóricos y constitucionales del Derecho
Procesal Penal”, ed. Lernes, Córdoba, 2006, pág. 64)”.
“… se explicó que “Aún cuando resultare debidamente circunstanciada la denuncia formulada por un
particular, el alcance de la misma queda supeditado a la receptabilidad que el agente fiscal dé a dicho reclamo”
(Washington Abalos, Raúl, op. cit., pág. 253)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.4.2010
“Adell”
Causa 43.956
Reg. 313
J. 12 - S. 24
DELITO CONTRA LA SEGURIDAD DEL TRÁNSITO Y DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE Y DE
COMUNICACIÓN. ARTS. 191 Y 196 CP. ENTORPECIMIENTO DEL SERVICIO FERROVIARIO.
REQUISITOS TÍPICOS. DELITOS DE PELIGRO. DISVALOR DE ACCIÓN. DISVALOR DE
RESULTADO. DISIDENCIA.
“… pese a que la acción imprudente que la norma del art. 196 C.P. establece sólo adquiere adecuación típica
cuando a través de ella se haya producido un descarrilamiento o cualquier otro accidente en la marcha de un tren,
no es la magnitud de dicho evento lo que determina el fundamento de su punición. El eje central del delito no se
halla en relación con el alcance del evento irrogado por la acción –que es condición objetiva para su aplicación-,
sino en el riesgo que ella ha importado para la seguridad común. Pues ese, concretamente, es el bien jurídico
tutelado por el ilícito en cuestión” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La reacción punitiva que se concentra en la norma no radica en lo disvalioso del daño efectivamente causado a
bienes jurídicos tangibles –que como la vida o el patrimonio ya se encuentran abarcados por otras normas-. Por el
contrario, es en el riesgo de que ello ocurra como consecuencia de una acción susceptible de afectar el estándar
de seguridad exigido para los medios de transporte, donde reposa la razón de su poder sancionador” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“En este sentido, explica la doctrina, “la autonomía de esta familia de delitos se basa en que esta se halla
constituida por un grupo de infracciones que considera específica y exclusivamente la seguridad común como
bien jurídico valioso en sí mismo. Para transformar un hecho de esta clase en una infracción de otro tipo, será
preciso que (…) concurra otro bien jurídico jerárquicamente superior” (SOLER, Sebastián, Derecho Penal
Argentino, Tomo 4, Ed. Tea, Bs. As., 2000, p. 561)” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Tomando como base la generación de un peligro que puede alcanzar bienes jurídicos indeterminados, aquí el
enfrentamiento con la idea de seguridad se establece en el riesgo generado en la imprudente conducta de quien
cruzó un paso a nivel con las barreras bajas, y no ya en la lesión que pudo irrogar la demora de la formación
ferroviaria por el lapso aproximado de 10 minutos. Esto último, en todo caso, constituye únicamente un suceso o
accidente que, por alterar el orden regular de las cosas, supone su condición objetiva de punibilidad” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
32
Poder Judicial de la Nación
“Dicho de otra forma, al efectuar un examen sobre el alcance que la norma adquiriría a partir de la imputación de
una conducta en la que se arraiga la potencial capacidad de causar un estrago, entiendo que no debiera ponerse
mayor énfasis en la magnitud del daño efectivamente causado. Y ello pues, imbuido en un título cuyo esquema
general está constituido por la ilicitud de conductas que importan la posibilidad de una ulterior desgracia, la
causación del resultado que es esencial al tipo culposo del art. 196 del C.P., no puede tener por fin más que
materializar, al menos mínimamente, ese peligro que el autor ha generado en la inobservancia de las normas”
(Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Y ello así pues, después de todo, si bien es cierto que bajo una dogmática causalista se consideró que sólo una
lesión de magnitud importaba el peligro contenido por la ley (cfr. Soler, ob cit, p 631), no es tal parámetro el que
entiendo debiera aplicarse en un esquema que, ya superador de aquél, hoy se satisface con la atribución
imputativa de un daño a una acción generadora de un riesgo que, capaz de producirlo, no es permitido” (Del voto
en disidencia del Dr. Ballestero).
“Por tal motivo, a mi entender el análisis de la norma no puede atender a la magnitud del resultado ocasionado,
sino al desvalor de aquella acción ilícita que se concreta a través de él -cualquiera sea su alcance-. De ahí que el
argumento que la parte esboza como fundamento para criticar la calificación de su conducta aparece
inconducente frente al acreditado entorpecimiento del servicio ferroviario tenido en miras por el tipo del art. 196
USO OFICIAL
C.P.” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“… consideramos que la base de la punición en esta clase de delitos no finca exclusivamente en el disvalor de la
acción, sino que debe atenderse también al resultado, cuya función dentro de la estructura típica culposa no es
otra que definir y caracterizar, con la mayor precisión posible, la materia prohibida (ver ZAFFARONI –
ALAGIA – SLOKAR, “Derecho Penal - Parte General”, 2° ed., EDIAR, Bs. As., 2005, p. 554 y sgtes.)” (Del
voto de los Dres. Freiler y Farah).
“De allí que, a nuestro modo de ver, el análisis de la relevancia típica del caso traído a estudio no acaba con la
mera constatación del obrar imprudente de la imputada; debe comprobarse, por el contrario, que posteriormente
haya acaecido un accidente en los términos de nuestra legislación de fondo…” (Del voto de los Dres. Freiler y
Farah).
“La Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, en un caso cuyas semejanzas con el sub examine resultan
notables, trató la cuestión relativa al alcance del término accidente, tal como se lo emplea en la figura culposa
que nos ocupa. Luego de establecer, mediante diversas citas doctrinarias, que la expresión alude a un evento con
las características de gran magnitud propias de un estrago, se concluyó que “(…) el choque entre el automóvil
conducido por la encausada con la formación ferroviaria, a raíz del cual uno de los vagones sufrió roturas y
estuvo demorado, según la sentencia, quince minutos, resulta atípico pues no se adecua al delito previsto en el
artículo 196 del código de fondo (…)” (ver “Sak de Bulacio, Juana N.”, reg. 1058 del 12/07/1996)” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“Romero”
Causa 43.023
Reg. 380
J. 11 - S. 22
DESOBEDIENCIA. ART. 239 C.P. REQUISITOS TÍPICOS
“… esta Sala tiene dicho que “la desobediencia consistente en el no acatamiento a la orden de detención es
impune en la medida en que lo es la fuga –artículo 280 del Código Penal-, toda vez que para castigar la fuga la
ley exige violencia en las personas o fuerza en las cosas (ver causa n° 17.451 “Regis”, reg. n° 18.530 del
18/01/01 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
13.4.2010
“Pereira”
Causa 28.954
Reg. 31.257
J. 6 - S. 11
33
ELEVACIÓN A JUICIO. ARTS. 347 Y 349 CPPN. INCONSTITUCIONALIDAD. IMPROCEDENCIA.
DEFENSA EN JUICIO. DEBIDO PROCESO. IGUALDAD ANTE LA LEY
“no se advierte que las normas cuestionadas [arts. 347 Y 349 del CPPN) impliquen un menoscabo al derecho de
defensa alegado; así ha dicho esta Sala ante similar planteo que con tal procedimiento no se vería conculcado el
derecho de defensa ni la igualdad ante la ley o el debido proceso, habida cuenta de la posibilidad del defensor de
oponerse al pedido de elevación a juicio argumentando las objeciones pertinentes, tal como lo faculta el artículo
349 del C.P.P.N. y éste es el derecho que se asigna a la defensa sin soslayar que “… el verdadero ámbito del
“juicio” es el debate, en donde la inmediación, la oralidad y el contradictorio aseguran las condiciones del art.
18 de la Constitución Nacional…” (causa n° 25.320 “Pazo, Carlos José s/inconstitucionalidad”, reg. n° 26.998,
rta. el 14/6/07; causa n° 22.571 “Incidente de nulidad de González, María Haydeé, reg. n° 23.883, rta. el 30/6/05
y sus citas; y causa n° 18.716, “Magliano, Lucio s/nulidad e inconstitucionalidad”, rta. el 16/4/02, reg. n°
19.660)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
22.4.2010
“Aliani”
Causa 28.849
Reg. 31.330
J. 12 - S. 24
ENCUBRIMIENTO. REQUISITOS TÍPICOS.
“…esta Alzada tiene dicho que resulta típico en los términos del art. 277 1° inc. “c” el obrar de quien tiene en su
poder moneda falsa con conocimiento de su origen delictivo (ver de esta Sala II causa n° 22.949, “Quintiero y
otros s/procesamiento”, reg. 24.321 del 18/10/2005)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
6.4.2010
“Rubinstein”
Causa 28.082
Reg. 31.239
J. 2 - S. 4
ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO. ART. 268 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“… para acreditar las exigencias subjetivas que contienen las figuras previstas en el artículo 268 (3) del Código
Penal es preciso determinar que han existido motivos para ocultar o sustraer determinados aspectos de la
situación patrimonial del funcionario del contralor de las autoridades pertinentes. En este sentido ambas Salas de
este Tribunal han sostenido que para acreditar las exigencias subjetivas que contienen las figuras previstas en el
artículo bajo estudio, es preciso determinar la existencia de motivos para ocultar o sustraer determinados aspectos
de la situación patrimonial del funcionario. (Ver de esta Sala I causa n° 36.742 “Sadava”, reg. n° 1069, rta. El
22/10/04 y de Sala II causa n° 20695 “Chescotta”, reg. n° 21939, rta el 30/12/03)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
8.4.2010
“Izquierdo”
Causa 44.085
Reg. 278
J. 4 - S. 8
INCONSTITUCIONALIDAD. REQUISITOS PARA DECLARAR INCONSTITUCIONAL UNA NORMA.
“…reiteradamente se ha dicho que: “el interesado en la declaración de inconstitucionalidad de una norma debe
demostrar claramente de qué manera ésta contraría la Constitucional Nacional, qué gravamen le causa, y debe
probar, además, que ello ocurre en el caso concreto para evitar juicios abstractos o meramente académicos…”
(Conf. CSJN Fallos: 256:602; 307:531 y 1656; 310:211; 314:407 y 495; 316:687; 321:221, entre otros)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“NN S/Desestimación”
Causa 44.274
Reg. 349
J. 10 - S. 19
MONEDA. FALSIFICACIÓN DE MONEDA. ART. 282 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“… es correcto el encuadre jurídico del procesamiento apelado en relación al delito de puesta en circulación
34
Poder Judicial de la Nación
siendo que esta Sala tiene dicho en forma reiterada “es introducir la moneda por cualquier medio que no sea
la expedición en el tráfico cambiario. Se da por tanto, cuando no existe una persona que la haya aceptado
como verdadera -por ejemplo depositarla en una alcancía, colocada en la vía pública, emplearla en aparatos
mecánicos-”(causa nº 24.267 “Ramos”, rta el 4/10/05, reg. nº 22.759, causa nº 5.338 “Cantale”, rta el 2/8/88, reg.
nº 6.012 bis)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
27.4.2010
“Zalloecheverría”
Causa 28.896
Reg. 31.337
J. 2 - S. 4
NOTIFICACIÓN. GENERALIDADES. NOTIFICACIÓN POR CÉDULA.
“… si bien es cierto que el letrado compareció ante el Tribunal tres días antes de la interposición de su recurso –
fs. 114-, obteniendo copia del pronunciamiento, no es ésta, sino la diligenciada mediante cédula, la que debe
tenerse por notificación fehaciente. Máxime cuando ella no sólo fue acompañada de la íntegra transcripción del
resolutorio, sino porque además debe recordarse que “la ausencia momentánea del demandado no obsta a que la
notificación cumpla con su objetivo; una interpretación contraria llevaría a que bastase con ocultarse o ausentarse
para impedir el cumplimiento de la notificación” (C.Apel.Civil, Sala 3, causa “Fernández de Souto, Celina…”,
USO OFICIAL
rta. el 16/3/88)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“Heras”
Causa 44.145
PRESCRIPCIÓN.
Reg. 353
CALIFICACIÓN
LEGAL
J. 5 - S. 10
Y
GRADO
DE
PARTICIPACIÓN
QUE
DEBE
CONSIDERARSE.
“… resulta dable recordar que en situaciones semejantes a la que nos ocupa en este legajo, la jurisprudencia de
esta Sala ha sido conteste en sostener que “…a los fines de la prescripción debe considerarse la posible
calificación y el grado de participación más gravoso, como el mayor nivel de desarrollo del iter criminis…”
(cf., entre muchas otras, causa n° 15.337 “Colasordo”, rta. el18/5/99, reg. n° 16.444 y sus citas; causa n° 16.753
“Tarrab”, rta. el 11/7/00, reg. n°17.757 y sus citas y causa n° 23.370 “Grabois”, reg. n° 24.029, rta. el 11/8/05)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
27.4.2010
“Mauri”
Causa 28.881
Reg. 31.335
J. 5 - S. 10
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA. MODIFICACIÓN DE LA IMPUTACIÓN EN LOS DISTINTOS ACTOS
PROCESALES DEL LEGAJO. DESCRIPCIÓN FÁCTICA. CALIFICACIÓN LEGAL. DEFENSA EN
JUICIO.
“… este Tribunal ya ha tenido oportunidad de sostener en un caso similar al presente que mientras no se muten
las condiciones fácticas que determinaron el objeto procesal, el principio de congruencia se mantiene inalterable
y que lo relevante a los fines de un acabado derecho de defensa por parte de los imputados es que se les
impongan detalladamente el hecho que se les imputan y que este sea el mismo en virtud del cual dispone
cualquier medida respecto de ellos (conf. causa n° 24.180 “Hermoso”, reg. n° 26.220 del 21/12/06 en expte. n°
2.182/98)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
22.4.2010
“Tomaghelli”
Causa 28.998
Reg. 31.328
J. 2 - S. 4
35
PRUEBA. PROHIBICIONES PROBATORIAS. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. ALLANAMIENTO.
REGISTROS DOMICILIARIOS. CONDICIONES PARA SU VALIDEZ. NULIDAD. DERECHO A LA
INTIMIDAD.
“… según lo expuesto por esta Sala en la causa N° 42.840 (“N.N. s/ Desestimación”, rta. el 30/6/09, Reg. N° 630,
con cita de otro precedente de la Sala, “Incidente de nulidad de Machuca, Raúl Orlando” -c/nº 41.270, rta. el
27/5/08, reg. Nº 583), todo medio de prueba que persiga incorporarse a un proceso penal debe haber superado el
filtro de legalidad constituido por los medios admitidos por la Constitución y la ley reglamentaria, lo cual
constituye una excepción a la libertad de prueba fijada en el art. 206 del C.P.P.N (análisis vinculado con las
prohibiciones probatorias).
Por otra parte y en forma paralela a este sistema de contralor, rigen las
“prohibiciones de valoración probatoria”, cuya función es doble, pues persiguen, por un lado, prohibir a los
jueces valorar en el proceso elementos ya incorporados pero obtenidos en violación a garantías fundamentales;
por el otro, impedir su utilización, fuera del proceso, como fuente de investigación de medios de pruebas (vid.
García, Luis M., La intervención de las comunicaciones telefónicas y otras telecomunicaciones en el Código
Procesal Penal de la Nación: un cheque en blanco para espiar nuestra vida privada, segunda parte, publicado en
Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal”, Año 3, N° 7, Ed. Ad-Hoc, 1° Edición, Buenos Aires, diciembre
de 1997, ps. 751 y ssgtes.)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“… estas circunstancias son sustancialmente análogas a las analizadas por la C.S.J.N. en el caso “D’Acosta”
(Fallos 310:85) en el cual, tras haberse allanado un domicilio sin orden previa, con el fin de aprehender a una
persona que se había evadido, la misma comisión policial volvió luego para incautar objetos presuntamente
vinculados con un delito. Allí, el Máximo Tribunal sostuvo que “…no se trata en el caso de establecer si
durante un allanamiento realizado con los fines de aprehender al presunto delincuente la policía judicial se
encuentra habilitada para secuestrar elementos que puedan constituir prueba de la comisión de algún delito,
sino de determinarse si puede afirmarse que, concluida la diligencia, el domicilio ha perdido la protección
constitucional como consecuencia de aquélla, y ha quedado sujeto a cualquier nueva pesquisa que pudieran
realizar los agentes de prevención, sin necesidad de requerir una orden judicial. Que la orden de allanamiento
que regula la ley procesal, no constituye un acto por el cual el juez delega su imperium en un funcionario de
policía u otra autoridad, susceptible de ser utilizado discrecionalmente por ésta, sino que por el contrario, es un
mandato singular que se agota con el cumplimiento de la orden, y que no habilita a nuevas entradas. En efecto,
la protección constitucional del domicilio no se puede anular absolutamente, porque esto le estaría vedado aun a
los jueces, y la orden de allanamiento solo tiene por efecto franquear este domicilio al único fin de realizar una
diligencia concreta. (…) En este sentido, no puede sostenerse que la diligencia ha concluido si el juez ha
adoptado las medidas de vigilancia o custodia a las que se refiere el art. 406 del Código de Procedimientos en
Materia Penal, pero si no han sido adoptadas, cesa con la consecución del objeto al que se refería la orden o
con el abandono del domicilio por parte de la autoridad. Así planteada la cuestión, sus términos no pueden
verse alterados por el solo hecho de que la autoridad policial pueda haberse encontrado autorizada a
introducirse en el domicilio sin orden del juez,… porque aunque hubiera mediado orden de allanamiento, la
diligencia se habría cumplido con el logro de su objeto,… de modo que la concurrencia de la excepción legal no
podría acordar a los preventores mayores facultades que las que hubieran tenido en los casos ordinarios,
máxime porque después del primer allanamiento no se dictó providencia judicial alguna que dispusiera la
custodia policial del inmueble.” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“En el mismo orden, y sobre la base de la cita de este fallo, Alejandro D. Carrió destaca que en materia de
allanamientos y registros, en la cual el magistrado se encuentra constreñido a que hubiere motivos para presumir
que en determinado lugar existen cosas pertenecientes a un delito, o que puede efectuarse la detención del
imputado (art. 224 del C.P.P.N.), cuando la policía actúa sin orden judicial, está constreñida, como mínimo, por
los mismos recaudos que demandan la existencia de motivos previos para actuar. Sostiene que si la policía
tuviese un estándar de exigencias menor, es notorio que el principio básico de la preferencia por la intervención
de un magistrado, reconocido pacíficamente desde “Fiorentino” (CSJN, Fallos: 306:1752 del 27/11/84), se vería
36
Poder Judicial de la Nación
notoriamente desdibujado (Aut. Cit., Garantías Constitucionales en el Proceso Penal, Ed. Hammurabi, 5° Edición
actualizada y ampliada, Buenos Aires, 2008, p. 370)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“… se trata de la necesaria jurisdiccionalidad del franqueo excepcional de un domicilio que otorga operatividad a
las limitaciones establecidas por el legislador en la reglamentación del derecho a la intimidad protegido por la
garantía en análisis, y que en el caso, exigía que, al menos, el personal policial solicitara autorización telefónica a
tal fin (conf. esta Sala, Causa n° 43.082, “Incidente de Apelación de Octavio Barva en autos s/infracción ley
23.737”, rta. 24/11/09, Reg. 1348)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“… el precedente aludido [D’Acosta” (Fallos 310:85)] no resulta de aplicación al caso en estudio, por cuanto de
lo relatado en el voto que antecede respecto de las circunstancias de modo tiempo y lugar en que se produjo la
detención y secuestro de efectos -entre los cuales se hallan los documentos cuya ilegítima tenencia aquí se le
imputa a Cabail Abad-, surge que el obrar policial se ajustó a las previsiones del art. 227 inc. 3° del C.P.P.N. (con
los alcances interpretativos que esta Cámara le asignó a análoga disposición del C.P.M.P. en autos n° 19.333,
“Gordon, Anibal s/privación ilegítima de libertad”, reg. 433 del 26/10/1987), y no se vio interrumpido en ningún
momento, siendo que aquello que se asentó en actas formó parte de un mismo evento histórico” (Del voto de los
USO OFICIAL
Dres. Ballestero y Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
15.4.2010
“Cabail Abad”
Causa 43.819
Reg. 310
J. 8 - S. 15
RECUSACIÓN DE MAGISTRADOS. CRITERIOS SOSTENIDOS POR EL JUEZ EN EJERCICIO DE SUS
FUNCIONES. IMPROCEDENCIA. JUEZ. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. IMPARCIALIDAD.
ALCANCES.
“Aunque reiteradamente se ha señalado la importancia de ser juzgado por un juez imparcial, siendo el derecho de
defensa en juicio un pilar fundamental del debido proceso penal (ver CSJN Fallos 322:1941 y de esta Sala causa
n°13.153 “Cavallo”, rta. 7/8/98, reg. n°14.476, causa n°13.195, rta. 23/5/97, reg. n°14.226, causa n°19.332 “Inc.
de recusación de Póleman”, reg. n°20.462, rta. el 14/11/2002 y sus citas -entre muchas-), no se advierte que se
encuentren afectados esos principios con la actuación desarrollada por el doctor Rafecas en el trámite de estas
actuaciones”.
“… no se desprende de la lectura del legajo la enemistad invocada, extremo que como ya tiene dicho esta Sala en principio- no puede ser esgrimido en base a los criterios sostenidos por el juez en ejercicio de sus funciones y
en torno a temas sobre los que fue llamado a decidir, sin que se integre con otros elementos que sugieran la
concurrencia de la causal en cuestión (ver C.SJ.N. Fallos 199:184; 240:123; 300:380 y 301:596 y de esta Sala
causa n°. 4770, reg. n°5411 del 14/5/87; causa n°13.382, rta. el 10/06/97; causa n° 22.605 “Goldfarb”, reg. n°
23.982 del 4/7/05; y Causa n°24.434 , reg. n°28.307, rta. el 15/4/2008 -entre muchas-; y de la Sala I causa
n°30.183 “Anzorregui”, reg. 749, rta. el 10/09/98 -entre otras-)”.
“Finalmente, cabe referir en torno a la denuncia efectuada ante el Consejo de la Magistratura que invoca el
incidentista, que es criterio de ambas Salas de esta Cámara que “la mera interposición de denuncias contra un
juez, que no haya dado lugar a la formación de juicio político, no es suficiente como para que prospere la causal
de recusación prevista en el artículo 55, inciso 8, del código de forma” (de Sala II, causa n° 28.244, reg. n°
30.465 del 6/10/09; causa n° 23.625, reg n° 24.865 del 9/3/06; y de la Sala I, causa n° 24.010, reg. n° 745 del
21/10/92 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Farah
19.4.2010
“Falke SRL”
Causa 28.489
Reg. 31.314
J. 3 - S. 6
RECUSACIÓN DE MAGISTRADOS. RECHAZO UN LIMINE.
37
“…de conformidad con jurisprudencia constante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación las recusaciones
manifiestamente improcedentes deben desestimarse de plano (Fallos: 205:635; 240:123; 244:506; 270:415;
274:86; 280:347; 303:1943; 310:2937; 314:415; 326:1415, entre muchos otros), y que tal carácter revisten las que
se fundan en la intervención de los jueces de la Corte en un procedimiento propio de sus funciones legales
(Fallos: 324:802, entre muchos otros)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
6.4.2010
“Farfán”
Causa 27.646
Reg. 31.237
J. 5 - S. 9
RECUSACIÓN DE MAGISTRADOS. TEMOR DE PARCIALIDAD. ALCANCES. GARANTÍAS
CONSTITUCIONALES. IMPARCIALIDAD. ALCANCES. DISIDENCIA.
“… el análisis debe trasladarse a la abarcativa invocación de temor de parcialidad, que es donde finalmente
parece poner el acento el recusante (v. fs. 69/71). En el citado fallo “Llerena”, la Corte lo asocia a los hechos
objetivos del procedimiento y, por tanto, lo vincula con la labor que el magistrado realizara en el proceso,
diferenciándolo de los reproches individuales o personales contra la persona concreta del juez” (Del voto de los
Dres. Ballestero y Farah).
“Posiblemente por la manera en que ha sido enfocada allí, el recusante al informar ante esta Alzada buscó un
hecho objetivo de este procedimiento que alentase dicho temor. Lo encontró en los términos del informe
elaborado por el magistrado. A su entender, haber recurrido a argumentos “tan endebles” (v. fs. 68vta.) para
rechazar su moción alentaba las sospechas iniciales. Esa fue la única manifestación del juez que el Dr.
Montenegro habría identificado como “acto procesal” susceptible de generarle temor de parcialidad” (Del voto de
los Dres. Ballestero y Farah).
“Es evidente, tanto por la naturaleza del informe del juez y por lo que se dijo párrafos más arriba sobre él –acerca
de la razonabilidad de sus argumentos-, que esa pieza no alcanza a constituirse en un hecho objetivo del
procedimiento que haga temer respecto de la imparcialidad del instructor” (Del voto de los Dres. Ballestero y
Farah).
“Si volvemos al precedente que en parte transcribe el recusante –“Bartolomé Mitre y Julio Saguier”-, afloran las
notorias diferencias con el caso actual, por cuanto allí la Sala expresamente había valorado como indicador de
intranquilidad en el justiciable, el trato ofensivo que el juez había dispensado a su letrado defensor, a través del
cual se había autoposicionado en una situación adversarial impropia para el ejercicio de su magisterio” (Del voto
de los Dres. Ballestero y Farah).
“… a diferencia de lo que sucedía en los precedentes “Llerena” y “Bartolomé Mitre y Julio Saguier”, en el caso
bajo examen estamos ante un pedido de apartamiento de un juez instructor. De allí se deriva, en primer lugar, que
no se da la convergencia de las funciones de investigar y probar, y posteriormente juzgar, en una misma persona
como se trataba en el primer caso. Y tampoco se trata de un procedimiento por delito de acción privada donde el
mismo juez ante el cual se presenta la querella es quien hace el juicio y dicta sentencia (cfr. arts. 415 y sstes.
C.P.P.N.)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Farah).
“Muy por el contrario, la tarea del Dr. Oyarbide se vincula con la función de investigar y probar, es decir,
cumplir con la finalidad establecida en el artículo 193 del C.P.P.N., extremo que matiza fuertemente su perfil con
la actividad pesquisitiva. De tal suerte, es el papel que está llamado a jugar en la etapa instructoria, y no una
supuesta animadversión hacia el imputado, lo que motiva su actuar” (Del voto de los Dres. Ballestero y Farah).
El inciso 8 del artículo 55 del Código Procesal Penal de la Nación “… tiende a resguardar la garantía de
imparcialidad de los jueces, que es uno de los pilares fundamentales sobre los que se apoya el sistema de corte
acusatorio, otorgando al justiciable la facultad de solicitar la recusación de un magistrado, en caso de que se
configure alguna de las causales expresamente previstas en la legislación procesal. Se trata, esencialmente, de
asegurar que quien tiene a su cargo la potestad jurisdiccional carezca de todo interés en el asunto en el cual debe
38
Poder Judicial de la Nación
intervenir, y de toda relación con aquellos que resultan ser partes en el proceso” (Del voto en disidencia del Dr.
Freiler).
“De acuerdo a la inveterada doctrina de esta Sala, el eje de la cuestión traída a nuestro conocimiento se halla, en
realidad, en el justiciable, que es el titular de la garantía cuya afectación se encuentra en juego. El análisis de
aquella no descansa sobre la investidura y real ecuanimidad del juez recusado, sino tan sólo pretende asegurar
con amplitud la garantía constitucional de las partes de ser oídas por un Tribunal imparcial (en este sentido, c. n°
28.100, “Moreno Ocampo, L s/recusación”, rta. el 22/11/96, reg. n° 1050)” (Del voto en disidencia del Dr.
Freiler).
“Resulta esencial tener en consideración que, “el temor de parcialidad se concibe como algo independiente de la
honorabilidad, honestidad o desempeño concreto de los jueces” (v. c. n° 38.429, “Rosatti”, rta. el 27/10/05, reg.
1223)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Es decir que el examen aquí efectuado no recae sobre la posible parcialidad en la que podría incurrir -o haber
incurrido- el Dr. Oyarbide -ni sobre ningún otro aspecto vinculado a su actuación como Magistrado en este
sumario-, sino que, contrariamente, tiende a merituar la razonabilidad de la pretensión introducida por el
incidentista, a la luz de las circunstancias objetivas constatadas en el caso. En las palabras de Claus Roxin, “… no
se exige que él realmente sea parcial, antes bien, alcanza con que pueda introducirse la sospecha de ello según
USO OFICIAL
una valoración razonable” (cf. aut. cit., “Derecho Procesal Penal”, Ed. Del Puerto, Buenos Aires, 2000, págs.
42/3)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Así, señalamos que “No debe perderse de vista que, tal como señalara Bauman, ‘…no se trata de que el juez sea
parcial; es suficiente que existan motivos que justifiquen la desconfianza sobre la imparcialidad del juez. Las
razones no deben llevar concretamente a esta desconfianza, siendo suficiente que sean idóneas para insinuar
esta conclusión’ (Bauman, Jüergen, Derecho Procesal Penal, traducción: Conrado A. Finzi, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1986, p. 157)” (v. c. n° 43.089, “Incidente de recusación planteado por la defensa de Bartolomé
Mitre y Julio Saguier”, rta. el 30/11/09, reg. n° 702)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“El juez “…si bien no debe gozar del consenso de la mayoría, debe contar, sin embargo, con la confianza de los
sujetos que juzga, de modo que éstos no sólo no tengan, sino ni siquiera alberguen, el menor temor de llegar a
tener un juez enemigo o de cualquier modo no imparcial…” (cf. c. n° 33.473bis, “Incidente de recusación
promovido por Juan M. Fináis”, rta. el 07/02/02, reg. n° 17 y c. n° 33.950, “Incidente de recusación promovido
por Marcelo Iglesias”, rta. el 09/05/02, reg. n° 426 y sus citas)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Al resolver el incidente n° 35.176, “Di Lernia, Néstor s/recusación” (rta. el 22/04/03, reg. n° 292), esta Sala
distinguió las dos caras de esta garantía, la sustantiva y la objetiva, y definió la primera como la que trata de
averiguar la convicción personal de un juez determinado en un caso concreto, y la segunda como aquella referida
a establecer si el juez ofrecía las garantías suficientes para excluir cualquier duda sobre su imparcialidad,
llegando a afirmar que todo juez en relación con el cual puede haber razones legítimas para dudar de su
imparcialidad debe abstenerse de conocer en el caso, temperamento que luego se mantuvo en la causa n° 35.051,
“Gauna, Fernando s/reacusación", rta. el 06/05/03, reg 331” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Existe consenso, a partir del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación “Llerena”, que debe adoptarse
una pauta de interpretación amplia. “En este sentido, el fallo “Llerena” lo hace explícito al apoyarse en Ferrajoli
cuando explica que mientras ‘si para la acusación esta recusabilidad tiene que estar vinculada a motivos
previstos por la ley, debe ser tan libre como sea posible para el imputado’” (cf. causa “Rosatti”, ya citado)” (Del
voto en disidencia del Dr. Freiler).
“En función de los parámetros allí indicados, “…en caso de duda jamás debe interpretarse en contra de aquél
cuya garantía puede verse comprometida…” (cf. c. n° 29.365, “Cavallo, Domingo F. s/recusación”, rta. el
10/05/99, reg. n° 318)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
22.4.2010
“Montenegro”
Causa 44.242
Reg. 337
J. 7 - S. 13
39
REDUCCIÓN A LA SERVIDUMBRE. ART. 140 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“… la reducción a servidumbre no implica necesariamente la privación de la libertad física de la víctima. Se
sostiene que el mentado tipo penal “no resguarda la incolumidad de la libertad de desplazamiento de la persona,
sino que el ámbito de tutela proporcionado por esta norma alcanza la condición de dignidad y libertad inherente
a la persona…en este punto, el consentimiento de la víctima carece de todo efecto jurídico que permita legitimar
este tipo de relaciones serviles” (Aboso, Gustavo, “Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial”, Baigún, David y Zaffaroni, Eugenio, directores, ed. Hammurabi, Bs. As., 2008, tomo V,
págs.183/5, con cita de Ricardo Núñez)”.
“Del mismo modo se ha expedido la jurisprudencia al considerar que “no excluye la configuración del delito de
reducción a servidumbre el hecho de la permisión de la salida los fines de semana, dado que este delito no
consiste en una privación de la libertad personal,…sino que defiende su derecho a que sus servicios o su persona
no sean materialmente sometidos al dominio absoluto de otro” (C.N. Crim y Corr, Sala I , causa n° 27.080, rta el
23/11/05 y en el mismo sentido, ver de esta Cámara, Sala I, causa n° 40.641, rta el 30/11/07, reg. n° 1452)”.
“Es decir, la idea que subyace en el concepto de servidumbre, abarca la anulación de la voluntad del sujeto
pasivo, por eso su permanencia en esta situación, no significa una aceptación de dicha relación servil. Desde esta
óptica, la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban las víctimas era aprovechada por los imputados
para “obligarlas” a aceptar el tácito contrato, pues carecían de opciones dignas de trabajo debido a que la única
alternativa era regresar a su país de origen, donde no tenían posibilidad laboral alguna”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
13.4.2010
“Coronel Montes”
Causa 28.641
Reg. 31.263
J. 7 - S. 13
SECRETO PROFESIONAL. DEBER DE CONFIDENCIALIDAD. DERECHO A LA SALUD. DERECHO
A LA INTIMIDAD. ALCANCES. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DEBIDO PROCESO. PRUEBA.
PRUEBA ILÍCITA. EXCLUSIÓN. NULIDAD. PROCEDENCIA.
“… el deber de confidencialidad que tienen los médicos respecto de lo que le comuniquen sus pacientes
encuentra sustento constitucional en el derecho a la salud y a la intimidad del que gozan los ciudadanos (arts. 19
y 33 de la Constitución Nacional), como correctamente lo ha señalado el juez de la anterior instancia”.
“En relación con el primero de estos principios, difícilmente podría existir una adecuada atención médica si la
persona no confía en que su médico guardará secreto de todo aquello de lo que se entere o comunique de forma
confidencial en el marco del tratamiento de su padecimiento. Es en virtud de ello que la institución del secreto
médico desde antiguo se encuentra prevista en los códigos de ética o leyes de ejercicio de cualquier profesión
vinculada al arte de curar”.
“A partir de allí puede afirmarse que existe una razonable expectativa de intimidad en esa relación con el médico
y toda la información que en ese ámbito surja, y, por lo tanto, quedará exenta del conocimiento generalizado por
parte de los demás y no será objeto de intromisiones arbitrarias (en este sentido, Nino, Carlos S., Fundamentos de
derecho constitucional, Ed. Astrea, Bs. As., 2000, pág. 327; y C.S.J.N. Fallos: 306:1892 “Ponzetti de Balbín”).
Este derecho, que se desprende del artículo 19 de nuestra Ley Fundamental, también lo encontramos reconocido
ampliamente en los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional (art. 12 de la
D.U.D.H.; art. 11 de la C.A.D.H.; art. 17 del P.I.D.C.P.; y arts. 5, 9 y 10 de la D.A.D.D.H.)”.
“Es decir, que el valor que cobra la intimidad encuentra sustento en el hecho de que terceros no adquieran un
poder indebido sobre actos propios”.
“Precisamente, por tratarse de un aspecto de la vida cotidiana tan trascendental por los intereses superiores que se
encuentran en juego, como la salud y la intimidad, ha sido fuertemente reglamentado el deber de guardar secreto
médico. En particular, encontramos que el artículo 11 de la ley 17.132 –régimen legal del ejercicio de la
medicina– establece que: “Todo aquello que llegare a conocimiento de las personas cuya actividad se reglamenta
40
Poder Judicial de la Nación
en la presente ley, con motivo o en razón de su ejercicio, no podrá darse a conocer, salvo los casos que otras leyes
así lo determinen o cuando se trate de evitar un mal mayor, y sin perjuicio de lo previsto en el Código Penal, sino
a instituciones, sociedades, revistas o publicaciones científicas, prohibiéndose facilitarlo o utilizarlo con fines de
propaganda, publicidad, lucro o beneficio personal”. El Código de Ética de la Confederación Médica de la
República Argentina (del 17/04/1955) contiene prescripciones similares”.
“De un modo más genérico, también desde el derecho civil, a través del artículo 1071 bis del Código Civil, se
prohíben las intromisiones arbitrarias en la intimidad de las personas, lo que atrapa a esa relación del paciente con
el médico. Y, en el ámbito del derecho penal, ese secreto lo encontramos protegido por el artículo 156 del Código
Penal que sanciona al que teniendo noticias, por razón de su...profesión o arte, de un secreto cuya divulgación
pueda causar daño, lo relevare sin justa causa”.
“En primer lugar, debe descartarse que los médicos hayan estado obligados a comunicar a la autoridad los hechos
de los que tomaron conocimiento de parte de Cocca pues no se trataba de un delito de los mencionados en el
artículo 177, segundo párrafo, del Código Procesal Penal de la Nación, ya que no era contra la vida y la
integridad física y, por otro lado, los conocieron en el marco del secreto profesional, por lo que tenían vedado,
como señala ese artículo, divulgarlos”.
“Si a ello sumamos el deber de abstención que tienen los médicos de declarar sobre los secretos que tomaron
USO OFICIAL
conocimiento en ejercicio de su profesión que surge del artículo 244 del mismo código, se destierra toda
posibilidad de interpretar que estos profesionales podrían igualmente denunciar a sus pacientes en atención a la
facultatividad de ese acto (artículo 174 del C.P.P.N.) o que la denuncia penal sea siempre justa causa en los
términos del artículo 156 del Código Penal. Es que una exégesis de este tipo –como pretende el fiscal– desconoce
que, estando en juego un aspecto de la intimidad de las personas, “...sólo por ley podrá justificarse la intromisión,
siempre que medie un interés superior en resguardo de la libertad de los otros, la defensa de la sociedad, las
buenas costumbres o la persecución del crimen" (C.S.J.N. Fallos: 306:1892 “Ponzetti de Balbín”), y en nuestro
sistema es la misma ley procesal penal que excluye esa posibilidad”.
“Podrá haber en algunos casos justa causa para levantar el secreto profesional y denunciar penalmente al
paciente, pero para ello será necesario, por ejemplo, que exista una amenaza de un mal futuro que pueda evitarse
para el mismo enfermo, el facultativo o terceros, pero no por el sólo interés en el castigo de los delitos. Ello se
debe a que, para poder limitar los derechos fundamentales de los ciudadanos, como es el derecho que ampara al
imputado, no alcanza con la mera invocación de que se trata de una investigación penal de un delito grave ni
tampoco con señalar que todos los derechos son relativos, sino que se requiere la necesidad de preservar otros
derechos (en este sentido, de esta sala, causa n 38.513 “Prieto” reg. n 1243, del 14/11/2006, con cita de la
C.S.J.N. Fallos: 312:496 y de Nino, Carlos S., Fundamentos de derecho constitucional, ed. Astrea, Buenos Aires,
2002, pág. 481)”.
“Como principio, en nuestro sistema de garantías la regla es el secreto profesional y la excepción el deber de
revelarlo por justa causa, la que nunca podrá ser la sola finalidad de exponer al necesitado a un proceso penal (en
este sentido, Soler, Sebastián, Derecho Penal Argentino, T IV, ed. Tea, Bs. As. 2000, pág. 148; Núñez,
Ricardo, Derecho Penal Argentino, Ed. Bibliográfica Omega, año 1967, Tomo V, págs. 131/132). Esta ha sido,
por otro lado, la doctrina desde antiguo por parte de este Tribunal (de esta sala, causa n 25.883 “Zambrana
Daza”, reg. 64, del 14/02/1995; de la sala II, causa n 13.778 "Zambrana Daza” reg. 15431, rta. 15/05/1998;
causa n 30.744 “Tenca”, reg. 518, rta. 08/07/1999; y causa n 17.181 “Morelli”, reg. n 18.507, del
23/03/2001)”.
“En este punto, resulta trascendente poner de resalto el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en donde en un caso análogo al presente se resolvió absolver al imputado (c.n° 4733 “Baldivieso, César
Alejandro s/ recurso de hecho”, de fecha 20/04/2010) dejando de lado el criterio del máximo tribunal del
precedente “Zambrana Daza” invocado por el fiscal en su recurso. En este mismo sentido se expidió la Dra.
Angela Ester Ledesma en su voto en disidencia en la causa n° 11.136 “Muñoz Alcalá, Paulino”, rta. el 22/02/10,
reg. n° 137/10 de la Sala III de la C.N.C.P.”.
41
“Es por este motivo que, más allá del interés público que reclama la determinación de la verdad en el juicio,
resulta decisivo para la solución de este caso tener en cuenta que aquí no se encontraban en juego otros intereses
que permitieran justificar el proceder de los médicos, pues el transporte del estupefaciente ya se había frustrado, y
nada indicaba que este sujeto estuviese en condiciones de seguir su plan. El imputado, a diferencia de lo que
sugiere el recurrente, no le estaba pidiendo a los médicos que se transformasen en cómplices o encubridores de su
delito, sino sólo que le salvasen la vida”.
“Por otro lado, entendemos que no corresponde realizar una distinción entre el carácter público o privado del
establecimiento en el que se desarrollaron los hechos y, de ese modo, distinguir entre profesionales-funcionarios
y profesionales-particulares, toda vez que aquella circunstancia en nada debe inferir respecto a los deberes y
obligaciones que aquellos guardan”.
“En este sentido, explica Soler que “…la admisión del principio contrario importa sancionar directamente un
privilegio de clase altamente inmoral, pues las pobres gentes que concurren a la Asistencia Pública o a los
hospitales de caridad se pondrían automáticamente en manos de la justicia. En cambio, al mismo médico, después
de atender su servicio hospitalario gratuito, sería posible, en su consultorio, comprarle, junto con la tarjeta, el
silencio profesional considerado por todos, en ese caso, como obligatorio. La obligatoriedad del secreto no
depende en absoluto de la forma gratuita o remunerada con que fue prestado, sino de la naturaleza misma del
socorro, de su carácter necesario, y esta condición la tiene tanto el socorro del médico particular como el del
médico empleado, y aún es más frecuente que la intervención de los servicios públicos tenga lugar en situaciones
extremas” (Soler, Sebastián, ob.cit., pág. 150/1)”.
“Es decir, que el carácter de funcionario que tienen aquellos médicos que integran los servicios de salud estatales
no los releva de la obligación de conservar el secreto profesional, pues la ley no realiza distinción alguna en este
aspecto y, de admitir lo contrario, se estaría dando privilegios a quienes por su poder económico tienen la
posibilidad de concurrir a centros de atención privada”.
“Así las cosas, aclarada dicha cuestión, coincidimos con el a quo en cuanto a que no puede iniciarse proceso en
virtud de la denuncia de un médico pues ello implicaría desconocer que su conocimiento llegó a las autoridades
policiales en virtud de la violación del derecho a la salud e intimidad del imputado, lo cual no puede nunca ser
sustento de la actividad de investigación del Estado”.
“Finalmente, mal puede sostenerse que un criterio como éste aliente este tipo de prácticas ilícitas cuando la
experiencia indica que es la pobreza y la desesperación lo que, en la mayoría de los casos, arroja a estas personas
a arriesgar seriamente sus vidas. El Estado cuenta con suficientes herramientas para tomar conocimiento de los
delitos sin necesidad de recurrir a los médicos para que delaten a sus pacientes en violación al secreto
profesional, pues ello significaría privarle a una porción de la población, que por lo general suele ser la más
vulnerable y necesitada –como lo son las personas utilizadas como mulas en el tráfico de droga– de gozar del
derecho esencial a la vida y a la salud”.
“Lo expuesto en el punto anterior lleva a coincidir con el a quo en cuanto a que el acto que motivó el inicio de
estas actuaciones resultó nulo por ser violatorio de garantías constitucionales, por lo que resulta inadmisible que
el Estado se beneficie con ella para facilitar la investigación de un delito, debiendo excluirse como medio
probatorio ese acto y sus consecuencias (C.S.J.N. Fallos: 303:1938 “Montenegro”; 308:733 “Rayford”, 306:1752
“Fiorentino”; 317:1985 “Daray”; y, más recientemente, P. 1666. XLI.“Peralta Cano” del 03/05/2007, entre otros
precedentes)”.
“En estas condiciones, y toda vez que la denuncia prohibida fue la que originó el proceso y que no existe una
fuente independiente que habilite la continuación del proceso contra Cocca (C.S.J.N. “Rayford” y “Daray”, antes
citados), debe confirmarse su sobreseimiento (art. 336 inc. 2, del Código Procesal Penal de la Nación)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.4.2010
“Cocca”
Causa 43.081
42
Reg. 377
J. 8 - S. 15
Poder Judicial de la Nación
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. ART. 76 CP. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA.
REPARACIÓN DEL DAÑO CAUSADO. ALCANCES. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. OPINIÓN DEL
AGENTE FISCAL. ALCANCES. CARÁCTER.
“… este Tribunal con distinta integración, ha sostenido que “…el texto del art. 76, tercer párrafo, no establece
obstáculos insalvables, privilegiando la aplicación del instituto por sobre el concepto de reparación integral del
daño emergente del ilícito, al decir ‘en la medida de lo posible’, dejando librado al juez el juzgamiento de la
razonabilidad del ofrecimiento, por lo cual, una pretensión resarsitoria distinta a la ofrecida no puede obstar a
la concesión del derecho solicitado, por cuanto éste no se halla subordinado, sino a las previsiones de la norma
citada, todo ello sin perjuicio de los derechos que la parte damnificada pudiera hacer valer en el fuero
correspondiente…” (cf. c. n° 41.031, “Maciel, Alejandro s/suspensión de juicio”, rta. el 06/12/07, reg. n° 1571,
el subrayado nos pertenece)”.
“Dadas las circunstancias relatadas en los párrafos anteriores, la solución adoptada por el a quo deviene acertada
teniendo en cuenta que el dictamen fiscal relativo a la procedencia o no del instituto debe limitarse al análisis de
los puntos de la suspensión del juicio a prueba atinentes al ejercicio de la acción penal pública y no sobre la
razonabilidad de la reparación ofrecida, tema correspondiente a la acción civil y ajena al ámbito de su actuación
material (artículo 76bis, 4° párrafo, del Código Penal)”.
USO OFICIAL
“Ha sostenido el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba que “…el dictamen del Sr. Representante del
Ministerio Público relativo a la solicitud de la probation…deberá versar sobre todos los aspectos de la
suspensión del juicio a prueba atinentes al ejercicio de la acción penal pública, cuya titularidad le ha sido
confiada por nuestro Ordenamiento legal…, mas no deberá pronunciarse acerca de la razonabilidad de la oferta
de reparación efectuada por el imputado, por ser ésta una cuestión relativa a la acción civil, ajena al ámbito de
su actuación material…” (Trib. cit., Sala Penal, “Lescano, Jorge Antonio”, rta. el 26/02/02)”.
“Sólo la parte damnificada se encuentra habilitada para aceptar o no los términos de la propuesta efectuada,
opinión no vinculante para el Magistrado a cargo de las actuaciones, en cuya cabeza descansa el pronunciamiento
jurisdiccional en torno a la razonabilidad de la oferta de reparación del daño, a cuyos fines debe ponderar el
ofrecimiento en relación con la existencia y extensión del supuesto daño, las pretensiones de la víctima y las
reales posibilidades de pago del imputado (3° párrafo de la norma citada)”.
“En este punto debe recordarse que “…en el caso en que el imputado se encuentre imposibilitado de prestar
alguna reparación, tal ofrecimiento dejará de ser condición de admisibilidad del instituto, pues un presupuesto
de legitimidad de la exigencia de recaudos será siempre la posibilidad de su cumplimiento…” (conf. Vitale, G.,
Suspensión del proceso penal a prueba, p. 126, Ed. Editores del Puerto S.R.L., 1996, Bs. A.)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
27.4.2010
“Trinchero”
Causa 43.520
Reg. 372
J. 2 - S. 3
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. SUSPENSIÓN. ALCANCES. DELITO CONTINUADO.
CONCEPTO. DISIDENCIA.
“se ha hecho notar que la mayor rigurosidad de la ley vigente en el momento en que culminó la comisión del
delito respecto de la que tenía vigencia cuando comenzó su ejecución, no configura un supuesto de aplicación de
una ley penal más gravosa para los imputados prohibida por el art. 18 de la Const. Nacional, porque el art. 2 del
Cód. Penal no indica que debe ser aplicada la ley más benigna cuando dos o más leyes rijan sucesivamente
durante el tiempo que dure la “comisión del hecho”, sino que obliga a aplicar la ley más benigna de las que rijan
en el tiempo intermedio entre la comisión y la extinción de los efectos de la condena (conf. causa n° 23.849
“Hermoso” reg. n° 26.211, causa n° 24.156 “Monti” reg. n° 26.217, causa n° 24.154 “Hermoso” reg. n° 26.210,
causa n° 24.153 “Ruiz” reg. n° 26.216, causa n° 24.148 “Guido” reg. n° 26.213, causa n° 24.172 “González” reg.
n° 26.208, causa n° 24.174 “Rasero” reg. n° 26.209, causa n° 24.201 “Cantenys” reg. n° 26.214, causa n° 24.470
“Silvetti” reg. n° 26.212, causa n° 24.157 “Díaz” reg. n° 26.218, causa n° 24.158 “Tremonti” reg. n° 26.215,
43
todas ellas resueltas el 21/12/06; causa n° 24.821 “Azzariti” reg. n° 26.802, causa n° 24.822 “Morini” reg. n°
26.803, resueltas el 15/5/07; causa n° 26.698 “Luaces” reg. n° 29.208, causa n° 27.230 “Pallete Pueyrredón” reg.
n° 29.209, causa n° 26.697 “Panceira” reg. n° 29.210, causa n° 27.233 “Pallete Pueyrredón” reg. n° 29.211, causa
n° 27.216 “Carballo” reg. n° 27.212, resueltas el 20/11/08; causa n° 27.243 “Dapero” reg. n° 29.409 del
30/12/08; y causa n° 28.112 “Santander” reg. n° 30.319, causa n° 28.113 “Maina de González” reg. n° 30.321;
causa n° 28.117 “Polemann” reg. n° 30.320, del 03/09/09. Conf. también Fierro, Guillermo J., “La ley penal y el
derecho transitorio”, Ediciones Depalma, 1978, pág. 220/6, y en similar sentido CSJN, Fallos: 327:3279, párr. IV
ap. 3 del dictamen del Procurador General de la Nación, y Fallos: 330:2434, último párr. del punto IV del del
dictamen del Procurador General de la Nación, a cuyos fundamentos en ambos casos remitió la Corte)” (Del voto
del Dr. Cattani).
“Recordé que “… la suspensión de la prescripción alcanza a los partícipes del delito que continúan en el
desempeño del cargo público en cuyo ejercicio cometieron el delito, ya que la norma tiende a evitar que el
término de prescripción se integre o se agote mientras las facultades o influencias funcionales puedan
obstaculizar o impedir el ejercicio de la acción penal’ (Nuñez, Ricardo C., ‘Las disposiciones generales del
Código Penal’, pág. 298, M. Lerner Editora Córdoba, 1988). Análogamente se ha dicho que ‘la causal atiende a
los obstáculos de hecho que el funcionario, en relación a los delitos cometidos en la relación funcional, puede
oponer a la ‘noticia criminis’ ... (De la Rúa, Jorge, ‘Código Penal Argentino’, Parte General, pág. 823, Lerner
Editores, Bs. As., 1972); o que la ‘disposición tiene el propósito de evitar que corra el término mientras la
influencia política del sujeto pueda perturbar el ejercicio de la acción’ (Zaffaroni, Eugenio Raúl, ‘Derecho
Penal’, Parte General, p. 864, Ediar, Bs. As., 2000) …” (conf. el criterio que suscribí en Sala I, causa n° 42.071
“Alonso, Joaquín Antonio María s/prescripción de la acción penal”, reg. n° 867 del 24/7/08, con cita de CNCP,
Sala I, resolución del 13/5/02, reg. n° 5029)” (Del voto del Dr. Farah).
“En función de ello consideré determinante que aquellos imputados continuaron desempeñándose en el mismo
organismo administrativo en el que se cometieron los hechos investigados. Aunque se trató de una gestión con
autoridades distintas, entiendo que esa situación responde razonablemente a la finalidad que persigue el segundo
párrafo del art. 67, en tanto la persistencia del funcionario público imputado en el mismo ámbito funcional en el
que se cometió el delito puede dar lugar a que utilice desde allí su influencia para obstaculizar la marcha de las
investigaciones” (Del voto del Dr. Farah).
“… el delito continuado es una unificación dogmática de “hechos que cumplen con todos los presupuestos de
hechos punibles individuales que se deberían sancionar según las reglas del concurso real” (Bacigalupo, Enrique,
“Derecho penal. Parte general”, 2da. edición, pág. 585, Hammurabi, Buenos Aires, 1999)” (Del voto del Dr.
Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Farah – Garrigós de Rébori
11.5.2010
“Riveiro”
Causa 28.574
Reg. 31.407
J. 2 - S. 4
AUTOINCRIMINACIÓN. PROHIBICIÓN. NEMO TENETUR SE IPSUM ACCUSARE. ALCANCES.
PRUEBA. NULIDAD. IMPROCEDENCIA. DOCUMENTOS. FALSIFICACIÓN. USO DE DOCUMENTO
FALSO. CONCURSO DE DELITOS.
“… con relación a la alegada violación a la garantía nemo tenetur se ipsum accusare, corresponde señalar que esa
regla ampara al imputado del ejercicio de coacción sobre él con el objeto de utilizarlo como órgano de prueba, es
decir, para que él brinde información sobre lo que conoce”.
“Por consiguiente, lo prohibido por la regla de garantía es obligar a una persona imputada a aportar activamente
al procedimiento datos o circunstancias que podrían ser utilizados como prueba en su contra”.
“Distinto es el caso del empleo del imputado como mero objeto pasivo de prueba, esto es, como quien resulta ser
el objeto investigado, y esto sucede, por ejemplo, cuando se le extrae una muestra de sangre o de piel o se lo
somete a un reconocimiento en rueda de personas. En tales supuestos, el imputado no se encuentra amparado por
44
Poder Judicial de la Nación
la garantía invocada, en la medida en que no se trata de forzarlo a que brinde información que sólo debe provenir
de su libre voluntad, sino simplemente de emplear su presencia física, lo cual incluso puede realizarse sin su
consentimiento (MAIER, Julio B. J.; Derecho Procesal Penal. Tomo I. Fundamentos, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1996, p. 675)”.
“En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha establecido desde antiguo, que “lo prohibido por la
Ley Fundamental es compeler física o moralmente a una persona con el fin de obtener comunicaciones o
expresiones que debieran provenir de su libre voluntad; pero ello no incluye los casos en que cabe prescindir de
esa voluntad, entre los cuales se encuentran los supuestos…(…)…en que la evidencia es de índole material”.
(Fallos 255:18 y 318:2518, entre otros)”.
“En consecuencia, es evidente que la toma de las fotografías de la imputada, aun en el caso de haberse practicado
contra su voluntad, no puso en juego la garantía contenida en el artículo 18 de la Constitución Nacional”.
“Por otra parte, en el caso tampoco podría alegarse que en oportunidad de tomar esa fotografías se hayan
comprometido los límites de respeto al empleo del imputado como objeto pasivo de prueba, en tanto demás está
decir que un acto de esa naturaleza ni siquiera representa una injerencia indebida en su cuerpo o en su salud”.
“… es oportuno recordar el criterio sostenido por esta Sala en otros precedentes en cuanto a que “…entre la
falsificación del documento y el uso existe un concurso aparente por subsidiariedad tácita; por lo tanto, como
USO OFICIAL
hecho lesivo relevante, el uso subsume en sí (en caso de efectuarse) todos aquellos actos que hayan significado
su preparación, como lo es la primera conducta. De esta forma, el uso de un documento adulterado concentra la
anterior falsificación…” (ver causa N° 43.966, “Burgos, Darío y Ruíz, Rodolfo s/procesamiento y prisión
preventiva”, reg. N° 25, rta.: 14/1/2010; causa N° 39.398, “Catelani, Alicia Ramona y otro s/sobreseimiento”,
reg. N° 1194, rta.: 02/11/06; causa N° 41.111, “Nicoletti, Mario s/ procesamiento”, reg. N° 105, rta.: 14/03/08 y
de la CSJN, Comp. N° 565, “Branca” del 30/08/05; en similar sentido, Comp. N° 1495, “Nápoli” del 6/07/04 y
Comp. N° 1634, “Sica” del 19/08/04)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
18.5.2010
Causa 43.760
“Troncozo”
Reg. 473
J. 1 - S. 2
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. RELACIONES, CIRCUNSTANCIAS Y CALIDADES PERSONALES.
ART. 48 CP
“… habrá de disentirse con la aplicación de la agravante del artículo 11, inciso “d” de la ley 23.737 por la
intervención en los hechos de un funcionario policial, que el juez a quo fundó en la “transmisibilidad de las
circunstancias personales” consagrada por el artículo 48 in fine del Código Penal”.
“Es que acerca del mencionado precepto, el cual establece que “Tampoco tendrán influencia aquellas cuyo efecto
sea agravar la penalidad, salvo el caso en que fueren conocidas por el partícipe”, la doctrina ha afirmado que
esta última locución debe entenderse en el sentido estricto de cómplice o instigador y no en el de participante
“puesto que de esta forma comprendería también a los autores incurriéndose en la contradicción sistemática de
que influyan recíprocamente en cada autor no solo los aportes individuales a la ejecución del hecho sino las
condiciones personales de los demás coautores que agraven la penalidad cuando sean conocidas” (conf.
Romero Villanueva, Horacio J., “Código Penal y Legislación Complementaria. Anotados con Jurisprudencia, Ed.
Abeledo Perrot, 3era ed., Buenos Aires, 2008, págs. 191/2; y en similar sentido, Zaffaroni, Alagia y Slokar,
“Derecho Penal Parte General”, Editorial Ediar, 2da ed., Buenos Aires, 2002, pág. 801)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
4.5.2010
“Gerlo”
Causa 28.740
Reg. 31.364
J. 7 - S. 14
CAUCIÓN. CAUCIÓN PERSONAL. PAUTAS PARA SU IMPOSICIÓN.
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“…no puede olvidarse que se trata de una fianza de carácter personal, con sentido económico que como tal
afecta una suma dineraria como garantía de comparecencia al juicio y cuyo importe sólo es fijado, en tanto su
efectivo depósito es intimado a los fiadores únicamente en el caso de incumplimiento de sus obligaciones por
parte del encausado”.
“Así, y tal como ha sostenido esta Sala al expedirse en los autos n° 27.886 “Clements, Miguel E. s/ monto de
caución”, rta.20.5.09, reg. n° 29.887, “...las argumentaciones de la defensa en punto a la situación económica del
imputado, y a la imposibilidad de satisfacer la caución personal fijada, son inhábiles para obtener la revisión de
lo decidido, pues, por definición, la caución personal no consiste en el depósito anticipado de una suma de
dinero como condición de la soltura, sino en la presentación de uno o más fiadores de solvencia suficiente que se
comprometen a presentar al excarcelado cada vez que sea llamado, bajo admonición de que deberán depositar
una suma de dinero, o serán ejecutados hasta satisfacer el monto fijado, si fallaran en la obligación de fianza
asumida (arts. 322, 323 y 330 C.P.P.N.)...” (cfr. voto del Dr. Luis García en la causa n° 9645 “Díaz, José
Antonio s/rec. de casación”, rta. 6.10.08, reg. 13291.2)”.
“Es que, “...más allá de la eventual integración del importe establecido por el magistrado, ninguna otra
obligación pesa en cabeza del fiador, una vez constituido como tal. Esta modalidad de caución resulta de
ejecución subsidiaria dado que se encuentra supeditada a que el imputado deje de cumplir con las obligaciones
impuestas en el auto de soltura, supuesto en el que caduca la fianza y debe procederse a su inmediata
efectivización. De allí la diferencia sustancial que ostenta con la caución real puesto que en el caso de esta
última el imputado no recupera la libertad hasta tanto la garantía sea integrada, mientras que en la personal el
proceso de ejecución presupone el incumplimiento del compromiso asumido por el excarcelado y es recién allí
que se integrará la caución en el marco del proceso de ejecución (conf. Marcelo A. Solimine, “Tratado sobre las
causales de excarcelación y prisión preventiva en el Código Procesal Penal de la Nación”, Buenos Aires, 2003,
pág. 478)” - cfr. Sala I C.N.C.P., c. n° 9348 “Alfaro Cruz, Maura s/rec. de casación”, rta. 7.7.08, reg. 12.237-”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
4.5.2010
“González”
Causa 29.026
Reg. 31.362
J. 12 - S. 23
COSTAS. CRITERIOS PARA SU IMPOSICIÓN. PRESCRIPCIÓN. DELITO DE ACCIÓN PRIVADA.
DELITOS CONTRA EL HONOR. CALUMNIAS E INJURIAS. DISIDENCIA
“Al no poder considerarse a la querella como parte vencida, toda vez que el juicio concluyó por prescripción de la
acción y al no haber motivos que hagan presumir que la querella fue promovida con temeridad o malicia,
corresponde la imposición de costas en el orden causado…” (Conf.. C.C.C.F., Sala I, C. N° 28.510 “Vago”, Reg.
N° 359 del 29/5/97, entre otras)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Ya tuve oportunidad de expedirme en un caso similar donde expuse mi disidencia respecto del punto planteado
(Conf. Sala II, C. N°
23.427 “Vázquez, Enrique s/prescripción de la acción penal”, Reg. N° 29.647 del
19/3/2009)” (del voto en disidencia del Dr. Farah).
“Y es que entiendo que le asiste razón al recurrente en punto a que corresponde que se impongan las costas a la
parte querellante por ser la vencida” (del voto en disidencia del Dr. Farah).
“Ello en tanto estamos en presencia de un proceso de acción privada -arts. 71 inc. 2, 73 inc.1 y 110 del Código
Penal- cuyo avance depende fundamentalmente de la actividad del accionante y en el cual no se ha verificado la
procedencia de ninguna excepción que habilite a alejarse del principio objetivo de la derrota -art. 531 primera
parte del Código Procesal Penal de la Nación-” (del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
4.5.2010
“Saguier”
Causa 43.813
46
Reg. 399
J. 12 - S. 23
Poder Judicial de la Nación
DEBIDO PROCESO. PERSECUCION PENAL OFICIOSA. IMPROCEDENCIA. NE PROCEDAT IUDEX
EX OFFICIO. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. FACULTADES. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
TENTATIVA. DELITO IMPOSIBLE
“El principio ne procedat iudex ex officio, que constituye el trasfondo de la nulidad planteada por la defensa, se
erige como reflejo de aquella relación funcional entre los protagonistas del proceso y determina el impedimento
del órgano judicial de actuar de manera oficiosa cuando el Ministerio Público Fiscal, exclusivo titular de la
acción penal pública no hubiese instado o promovido la maquinaria jurisdiccional”.
“De esta manera, en el marco del debido proceso legal comprendido en el artículo 18 de nuestra Constitución
Nacional, la actividad del Tribunal juzgador deberá estar precedida en la totalidad de los casos por el impulso de
la acción penal por parte del Ministerio Público Fiscal, viéndose diferenciadas, de esta forma, las funciones de
decisión y acusación (art. 120 de la CN, arts. 5 y 65 del CPPN y art. 25 de la ley 24.946)”.
“En situaciones como esta en que el hecho se ha visto frustrado por razones ajenas al agente, resulta fundamental
distinguir los “...casos de tentativa propia de los supuestos de tentativa de delito imposible y en ellos, habrá que
atender a la capacidad o aptitud de las maniobras para inducir a error en conjunción con las particulares
circunstancias del hecho, dentro de las cuales están incluidas, por supuesto, la calidad y demás circunstancias
personales del sujeto pasivo” (cfr. ADerecho Penal, parte especial@, tomo I, Carlos Creus, Ed. Astrea, año 1997,
USO OFICIAL
pag. 467, citado por la Sala I de la C.C.C en los autos n°16.279 AOliva Leonardo s/defraudación@, rta. el
22/8/01)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
13.5.2010
“Varde”
Causa 28.836
Reg. 31.410
J. 7 - S. 14
DELITOS CONTRA EL HONOR. LEY 26.551. CALUMNIAS E INJURIAS. ARTS. 109 Y 110 DEL CP.
REQUISITOS TÍPICOS. LIBERTAD DE EXPRESIÓN. ALCANCES. EXCEPCIONES. PROCEDENCIA.
“Ha de recordarse, para empezar, la trascendencia que históricamente esta Sala le ha asignado a la libertad de
expresión (ver causa nº 9373 “Menem, Eduardo”, reg. nº 10.318 del 8/11/93, causa nº 12.439 “Ordóñez”, reg. nº
13.999 del 4/3/97, causa nº 17.771 “Bonelli”, reg. nº 18.835 del 17/7/01, causa nº 19.480 “Thomas Catan”, reg. nº
20.377 del 28/10/02, entre otras)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Así este Tribunal ha sostenido que “…el derecho a la libre expresión e información goza de una protección
constitucional amplia, puesto que su ejercicio hace a la esencia del régimen republicano…habiéndose afirmado
la prevalencia de este derecho frente al del honor individual, cuando la cuestión esté vinculada con un asunto de
interés público, y sólo en la medida de ese interés…” (ver causa nº 12.439 “Ordoñez”, rta. el 4/3/97, reg. nº
13.999, y sus citas)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Asimismo, en clara vinculación con lo expuesto, y aún en el marco de la legislación anterior en la materia, se ha
considerado que la relación entre los delitos al honor y la libertad de expresión habrá de variar en su contenido
según que la víctima de la presunta ofensa se trate de un particular, o de un funcionario o persona de actuación
pública y la ofensa resulte de una crítica a la función o actos que de alguna manera se relacionan con su actividad,
y que se suponen expuestos a la valoración pública (del voto del Doctor Cattani en c.nº 9373, “Menem”, rta. el
8/11/93)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Ahora bien, el 2 de mayo de 2008 en consonancia con aquellos criterios se pronunció la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el fallo Kimel vs. Argentina donde estimó pertinente ordenar al Estado que adecue en un
plazo razonable su derecho interno, en los delitos de calumnias e injurias, a la Convención Americana, de tal
forma que las imprecisiones reconocidas por el Estado Nacional se corrijan para satisfacer los requerimientos de
seguridad jurídica y, consecuentemente, no afecten el ejercicio de la libertad de expresión (ver considerando 128
y sus remisiones a los puntos 18 y 66). Tal fallo finalmente condujo a la reforma legislativa en la materia que
ahora nos rige” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
47
“Como se ha apuntado al inicio de la presente, el 26 de noviembre de 2009 se han modificado los supuestos
abarcados por los artículos 109 y 110 del Código Penal, que si bien no estaban vigentes al momento de los
hechos denunciados deben serles aplicados retroactivamente toda vez que así lo impone el artículo 2 de ese
cuerpo normativo” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“A partir de ello, y con el tipo penal así concebido -y a diferencia de lo que ocurría con su anterior redacción- se
abren mayores posibilidades de evaluar en cada caso la concurrencia o no de ilícito en el marco propio de la
excepción planteada, por cuanto a fin de resolver esta cuestión deberá contrastarse si el calificativo empleado por
la querellada, que el demandante reputa como lesivo a su honor guarda relación con un asunto de interés de
público, puesto que, tal como señala la recurrente, la figura penal no impone otro requisito distinto del enunciado
a fin de excluir la configuración del delito de injurias” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el
Dr. Farah).
“Tanto desde un punto de vista gramatical como histórico, resulta factible interpretar que la norma ha introducido
-en lo que aquí interesa- una causal de atipicidad de eventuales expresiones que intencionalmente deshonraren o
desacreditaren a una persona física determinada, cuando ellas hubiesen guardado relación con un asunto de
interés público” (Del voto del Dr. Farah).
“Ello significa que más allá del contenido de las expresiones vertidas, si se refieren a materias de aquella especie,
no resultarán antinormativas desde el punto de vista jurídico-penal. En esta dirección, el enfoque que se
desprende del razonamiento de la decisión apelada revela, a mi juicio, otro posicionamiento frente a las
proyecciones de la reforma” (Del voto del Dr. Farah).
“En efecto, según se ha visto, la Sra. Juez evaluó si, concretamente, las expresiones cuestionadas habían
enriquecido o no el debate público mediante el aporte de información a la ciudadanía acerca de la actuación de
funcionarios públicos” (Del voto del Dr. Farah).
“Puede inferirse como premisa de dicho razonamiento el hecho de que sólo excepcionalmente, al tratarse de
asuntos de interés público, puede ceder un eventual compromiso al honor. Y ello es así pues la aprehensión de
dicha circunstancia como una especie de excepción, conduce invariablemente a evaluar el contenido de la
expresión a los efectos de determinar si, en concreto, enriqueció o no el debate público” (Del voto del Dr. Farah).
“Esta óptica no es compatible, a mi entender, con el sentido de la reforma. Si ésta tuvo como objetivo adecuar el
derecho interno a los estándares internacionales -en especial, a la luz de la interpretación de los órganos
encargados de leer y aplicar los tratados de Derechos Humanos- y, en esta dirección, privilegiar, en
determinados asuntos -por cierto, bajo parámetros de proporcionalidad-, la libre expresión frente a eventuales
afrentas al honor, destacando que aún la exigencia de responsabilidad posterior podía aparejar efectos disuasorios
respecto de esa libre expresión, el tratamiento de la cuestión como excepcional y la consecuente evaluación del
contenido de las manifestaciones no cumple con aquellos objetivos” (Del voto del Dr. Farah).
“En esta dirección, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido in re: “Patitó” (rta. el 24/6/08) que:
“…Uno de los principios fundamentales es el de la libertad de expresión y el control de los funcionarios públicos,
así como el debate sobre sus decisiones. Los debates ardorosos y las críticas penetrantes no deben causar temor,
ya que son el principal instrumento para fortalecer una democracia deliberativa, que es principal reaseguro contra
las decisiones arbitrarias y poco transparentes…” (Del voto del Dr. Farah).
“Frente a este cuadro, para evaluar la concurrencia de la causal de atipicidad, no corresponde estudiar si las
manifestaciones en cuestión pudieron o no interesar al público o enriquecer el debate -cuestión cuyo escrutinio ha
de quedar en manos de la ciudadanía-, sino si se refieren o guardan relación con asuntos de interés público” (Del
voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
6.5.2010
“Carrió”
Causa 28.920
Reg. 31.386
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS PÚBLICOS. CARACTERES.
48
J. 1 - S. 2
Poder Judicial de la Nación
“… este Tribunal ha sostenido que a los efectos de considerar a un documento como público “[b]asta que el papel
tenga el carácter de documento, que por sí mismo traiga los signos de autenticidad oficial, que haya sido
expedido de conformidad con preceptos que regulen su otorgamiento y, finalmente, que lo extienda el
funcionario competente dentro de la esfera de sus facultades” (Sebastián Soler, Derecho Penal Argentino, Tea,
Buenos Aires, 1992, p. 424, quien explica que es razonable leer el artículo 979 en su segundo inciso de esta
manera, aunque el autor no circunscribe su interpretación del concepto de documento público a la ley civil) (conf.
causa n° 43.422 "Funes", Reg. n° 1284 del 17/11/09)”.
“Esto lleva a la conclusión de que los instrumentos públicos, en virtud de esa autenticidad que les da el
funcionario y las formas, hacen fe de sí y de su contenido, esto es, gozan de la fe pública o confianza general;
corporizan y acreditan la existencia del hecho, erga omnes y en todo el país…” (Baigún y Tozzini, op. cit., p. 72.
En un sentido similar ver Carlos Creus, Derecho Penal –Parte Especial-, Tomo 2, 5° edición, Astrea, Buenos
Aires, 1995, p. 418] (causa n° 43.422 ya citada)”.
“Son, entonces, condiciones necesarias y suficientes para denominar a un documento como público el hecho de
que: “a) que sea autorizado por funcionario competente; b) que éste obre en el ejercicio de sus funciones; y c) que
se otorgue con las formalidades legales” (David Baigún y Carlos A. Tozzini, op. cit., p. 75-76) (causa n° 43.422
ya citada)”.
USO OFICIAL
“Entre los signos de autenticidad referidos, resulta fundamental el de la firma del funcionario que lo extiende o lo
legaliza”.
“Al respecto, dice Soler que “debe computarse como documento aquello que lleva en sí mismo esa forma
autentificadora independiente, de manera que el documento en sí, además de su tenor, encierre autenticidad. Por
este motivo, no es documento una copia no firmada, una mera reproducción gráfica de algo que originariamente
es un documento” (aut. y op. cit., pág. 419) (ver causa n° 40766 "Frau", Reg. n° 1373 del 15/11/07)”.
“Y también, Creus sostiene idéntica solución, al decir que “la copia simple de los documentos públicos, es decir,
aquella a la que no se le han agregado los signos de autenticidad legalmente requeridos, no es objeto material del
delito” (aut. y op. cit. pág. 459) (causa 40766 ya citada)”.
“Así también lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal, al expresar que “...una simple reproducción
fotostática sin ninguno de aquellos signos, no carga sobre sí con el bien jurídico tutelado, y por ende no es
materia de tutela en el ámbito represivo penal” (voto de la Dra. Berraz de Vidal -en mayoría- Sala IV, causa n°
2601 “Ruíz, Silvia”, Reg. n° 3499.4 del 05/07/01) (causa 40766 ya citada)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
11.5.2010
AGrillo@@
Causa 43.741
Reg. 430
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS QUE ACREDITAN
J. 12 - S. 23
LA IDENTIDAD
DE LAS PERSONAS.
ENUMERACIÓN TAXATIVA. DOCUMENTO PÚBLICO. CARACTERÍSTICAS. REQUISITOS PARA SU
CONFIGURACIÓN.
“… debe dilucidarse si la falsedad ideológica de la Carta de Ciudadanía Nº 933 se corresponde con la conducta
descripta literalmente en el párrafo segundo del artículo 293 del Código Penal, en función de los párrafos
segundo y tercero de su artículo 292 (según Leyes 20.642 y 21.766, respectivamente)” (Del voto del Dr. Irurzun,
al que adhirieron los Dres. Cattani y Farah).
“En esa dirección debe señalarse que el último párrafo del artículo 292 enumera una serie de documentos que si
bien no están destinados a acreditar la identidad –en los términos del artículo 13 de la Ley 17.671 que sólo admite
al D.N.I.- han sido equiparados a ellos a los fines de la graduación de la pena con la que se conmina su
falsificación total o parcial o su adulteración y entre ellos, esta norma a la fecha del suceso aquí examinado, no
incluía la Carta de Ciudadanía (ver Ley 21.766)” (Del voto del Dr. Irurzun, al que adhirieron los Dres. Cattani y
Farah).
49
“Va de suyo que este último documento tampoco es de aquellos previstos en el segundo párrafo del artículo 292
del libro sustantivo” (Del voto del Dr. Irurzun, al que adhirieron los Dres. Cattani y Farah).
“Así, ha expresado la doctrina al referirse a la sanción reglada en el segundo párrafo del artículo 292 del código
de fondo que “Jurídicamente, la identidad de las personas físicas se prueba, o sea, se acredita por medio de los
mencionados documentos y, por consiguiente, éstos y nada más que éstos se comprenden en la tutela penal
agravada de la Ley 20.642” (confr. Laje Anaya, Comentarios al Código Penal, Parte Especial, Vol. IV, Ed.
Depalma, 1982, págs. 248/249 y Edgardo Alberto Donna, Derecho penal, Parte especial, Tº IV, Ed. RubinzalCulzoni, 2004, págs. 172 y ss.)” (Del voto del Dr. Irurzun, al que adhirieron los Dres. Cattani y Farah).
“En este punto, David Baigún y Carlos Tozzini, a diferencia de lo sostenido por la defensa, refieren que “…son
instrumentos públicos, conforme a la doctrina civil, aquellos que, ‘con las debidas formalidades, autorizan los
oficiales públicos o quienes sin serlo, se hallan legitimados por el Derecho vigente para actuar por tales’. Con
ello se deriva la cualidad de autenticidad, que lleva a la idea básica de que los instrumentos públicos, debido a
la autenticidad, gozan de la llamada fe pública o confianza general. Por ende, son depositarios per se de la fe
pública…” (La falsedad documental en la jurisprudencia, [elementos comunes a todos los tipos], Ed. Depalma,
1992, págs. 71/72)” (Del voto del Dr. Irurzun, al que adhirieron los Dres. Cattani y Farah).
“Por su parte, Edgardo Alberto Donna, con el fin de poner límites a la presente categorización documental indica
que debe reunir las siguientes condiciones: 1) que sea autorizado por funcionario competente; 2) que éste obre en
ejercicio de sus funciones, y 3) que se otorgue con las formalidades legales (Derecho penal, op. cit., pág. 143)”
(Del voto del Dr. Irurzun, al que adhirieron los Dres. Cattani y Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
18.5.2010
“Al Kassar”
Causa 28.575
Reg. 31.439
J. 2 - S. 4
ENCUBRIMIENTO. REQUISITOS TÍPICOS. LEY PENAL. VALIDEZ TEMPORAL DE LAS LEYES.
ALCANCES.
“…ha sostenido el superior que con la reforma introducida “...la obligación de denunciar (o de individualizar al
autor o partícipe del delito antecedente) no existe para cualquiera sino sólo para aquellos que están obligados a
hacerlo, y lo están... por tener a su cargo la tarea de promover la persecución penal de los delitos, los integrantes
del Ministerio Público Fiscal, los de las fuerzas de seguridad y policía cuando ejecuten las funciones de
prevención y, en su caso, los jueces...” (cfr. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III, causa n° 3142
“Alderete, Víctor A. s/rec. de casación”, rta. 27.11.01, reg. n° 722; de la misma Sala, causa n° 8074 “López,
Fernando Jesús y otros s/recurso de casación”, rta. 2.10.07, reg. n° 1286.07.3, y de la Sala I de la C.C.C., causa n°
30.008 “N.N.”, rta. 28.11.06)”.
“No debe olvidarse que “...la validez temporal de las leyes se vincula al concepto que habría de asignarse a la
misma, entendiéndose que a la ley penal no sólo pertenece la sanción, sino también el tipo, es decir, el conjunto
de elementos que constituyen el presupuesto típico...” (v. C.C.C.Fed. Sala I, causa n° 20.518 “Calzada, Oscar H.
y otros”, y sus citas, en Boletín de Jurisprudencia, año 1988, n° 2, pág. 49), que fuera reformulado a través de la
modificación aludida y cuya repercusión en el caso -como ya se ha indicado- no fuera motivo de tratamiento en la
instancia anterior, tornando determinante la cuestión introducida por la Defensa al desconocerse los fundamentos
que llevaran a la conclusión en cuestión”.
“Sobre ello, la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal con cita de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación estableció que cuando “...la ley penal sancionada con posterioridad al hecho incriminado depare, en
definitiva, un tratamiento mas favorable al imputado, ella debe ser aplicada íntegramente, incluyendo aquellos
aspectos que, individualmente considerados, resulten desventajosos con relación a la ley anterior (Fallos:
310:267)...” (cfr. causa n° 9873 “Orue, Julio César s/recurso de casación”, rta. 21.9.09, reg. n° 15173, tercer
párrafo del considerando IV. del voto del Dr. Yacobucci)”.
C.C.C. Fed. Sala II
50
Irurzun - Farah
Poder Judicial de la Nación
17.5.2010
“Alemann”
Causa 28.840
Reg. 31.420
J. 12 - S. 23
ESTAFA. REQUISITOS TÍPICOS. PATRIMONIO. CONCEPTO. ALCANCES.
“Cabe citar sobre este asunto lo expresado por Edgardo Alberto Donna, en punto a que se incluyen en la noción
de patrimonio “…1) Las cosas, bienes y créditos con valor económico. 2) Los derechos reales, personales e
intelectuales. 3) La posesión, aunque…debe quedar al margen cuando fue obtenida ilícitamente. 4) Las
expectativas (ganancias futuras), aunque en general se exige que tengan una base jurídica preexistente y cierto
grado de certeza sobre la probabilidad de su verificación…” (“Derecho Penal, Parte Especial”, T° II-B, segunda
edición actualizada, Rubinzal – Culzoni, 2008, págs. 331/332; en la misma dirección Gladys Nancy Romero,
“Delito de Estafa”, Ed. Hammurabi, 1998, págs. 273/274. La negrilla no pertenece al texto original)”.
“Asimismo, trayendo a colación doctrina extranjera, se ha expresado que “…El derecho de usar y gozar en forma
exclusiva y excluyente de una determinada parcela del dominio público confiere a su titular un derecho subjetivo
de carácter público (a través, mayormente, de una concesión de dominio público), el que para la mayoría de la
doctrina tiene ‘una indiscutible naturaleza real’, al extremo que se afirma, con razón, que la concesión hace
surgir en el concesionario un auténtico derecho real administrativo…” (conf. en orden a ello la obra “Las
USO OFICIAL
Relaciones Reales Administrativas” de Roberto Boqué publicada en el trabajo titulado “Dominio Público,
naturaleza y régimen de los bienes públicos” coordinado por Gabriel De Reina Tartiére, Ed. Heliasta, 2009, págs.
275/301 y 294)”.
“Debe tenerse presente que conforme la concepción mixta de patrimonio “…se deben incluir en él a todas las
cosas, bienes y derechos con valor económico que sean reconocidos por el Derecho…” desde que “…el
contenido que se le asigne al bien jurídico no puede estar en pugna con los valores fundamentales emanados de
la Constitución y del orden jurídico general, lo que evidentemente ocurriría de reconocerse la protección –a
través del tipo de estafa- a las cosas obtenidas ilícitamente…” (ver Edgardo Alberto Donna, “Derecho Penal,
Parte Especial”, T° II-B, segunda edición actualizada, Rubinzal – Culzoni, 2007, pág. 396, con cita de Bustos
Ramírez, quien alude a una solución coincidente de aplicarse al caso el concepto personal de patrimonio
considerado por Romero)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
28.5.2010
“Baumwollspinner”
Causa 29.003
Reg. 31.485
J. 3 - S. 6
EXCARCELACIÓN. PAUTAS PARA SU PROCEDENCIA. NULIDAD. AUTO DE MÉRITO. REQUISITOS
DE FUNDAMENTACIÓN. ART. 123 CPPN. IMPROCEDENCIA
“A juicio de los suscriptos, el auto impugnado satisface las exigencias de fundamentación que establece el
artículo 123 del Código Procesal de la Nación, extremo suficiente para rechazar el planteo de nulidad que ha
efectuado el apelante contra esa pieza”.
“A su vez, de su lectura se desprende que el Señor Juez a quo ha valorado correctamente las pautas que rigen la
aplicación de la restricción de la libertad del imputado y por ende será homologada (arts. 317 inciso 1°, en
función del 316 a contrario sensu y 319 del C.P.P.N.)”.
“En tal sentido, en el marco de análisis de la cuestión aquí traída a estudio y de acuerdo al régimen que establece
el ordenamiento ritual para la excarcelación, deben verificarse si los elementos particulares del caso permiten o
no fundar razonablemente la existencia de riesgos procesales que determinen que la solicitud liberatoria efectuada
deba ser aceptada o rechazada”.
“Y al respecto cabe resaltar que la importante amenaza de pena que se vincula con los delitos que se le imputan a
Rojas Vázquez -de 6 a 20 años de prisión o reclusión-, resulta un dato de sustancial relevancia a la hora de
evaluar la posibilidad de que se fugue o entorpezca la investigación (ver causa n° 27.501 “Lerch”, reg. n° 29.376
51
del 29/12/08, causa n° 27.594 “Larrosa Chiazzaro”, reg. n° 29.654 del 23/3/09 y causa n° 27.740 “Cullari”, reg.
n° 29.705 del 1/4/09, entre otras)”.
“Apoyan dicha afirmación, las características de las conductas que se le enrostran, su modus operandi y la
utilización de distintos teléfonos, tanto celulares como de línea (conf. de esta Sala causa n° 28.358 “Fernández
Aráuz”, reg. n° 30.526 del 20/10/09 y causa n° 28.671 “Blanco”, reg. n° 30.936 del 29/12/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
20.5.2010
“Rojas Vázquez”
Causa 29.054
Reg. 31.447
J. 7 - S. 14
EXCARCELACIÓN. PAUTAS PARA SU PROCEDENCIA. NULIDAD. AUTO DE MÉRITO. REQUISITOS
DE FUNDAMENTACIÓN. ART. 123 CPPN. PROCEDENCIA.
“Tal como hemos recordado en varios precedentes en materia de libertades, la Constitución Nacional consagra
categóricamente el derecho a la libertad física y ambulatoria, e impone el deber de considerar y tratar a todo
individuo como inocente hasta que en un juicio respetuoso del debido proceso se demuestre lo contrario
mediante una sentencia firme -art. 14 y 18 de la C.N.- (v. c. n° 37.956, “Mendoza”, rta el 14/07/05, reg. 719, c.
n° 41.976, “Soliz”, rta. el 17/08/08, reg. 812, c. n° 37.964, “Renduelles, Fabiana Andrea s/ excarcelación”, rta. el
8/09/05, reg. 703 y c. n° 42.709, “Nicho Wong, Luis Percy s/ excarcelación”, rta. el 7/01/09, reg. 3, entre muchas
otras)”.
“Estas libertades pueden verse relativizadas si se comprueba la existencia de causas objetivas que hicieren
presumir al juez que la persona sometida a proceso criminal intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer
el curso de la investigación”.
“En este sentido, esta Sala lleva dicho que “sólo los elementos particulares de cada caso pueden dar cuenta de la
existencia de riesgos procesales y, en consecuencia, fundar válidamente el encarcelamiento preventivo del
imputado” (c. n° 37.788, ya referida, c. n° 37.486, “Olivera Róvere, Jorge Luis s/ excarcelación”, reg. 353, rta. el
3/05/05 y c. n° 40.081 “Robaina, Christian D. s/ eximición de prisión”, reg. 79, rta. el 15/02/07, entre muchas
otras, y C.N.C.P. Acuerdo 1/08 - Plenario Nº 13 “Diaz Bessone, Ramón Genaro s/ recurso de inaplicabilidad de
la ley”)”.
“A la luz de lo expuesto, de la lectura de la resolución se advierte que el Magistrado se aparta de los criterios
señalados pues ha basado su decisión en consideraciones genéricas respecto de la asociación ilícita que integraría
el imputado, sin aclarar cuáles serían los medios exhibidos en la causa que demostrarían que podría sustraerse de
la acción de la justicia, como así tampoco especifica cuáles serían las medidas que deben producirse”.
“Por otra parte, no realiza un análisis personal de la situación específica del imputado cuando tal valoración
resulta imprescindible a los efectos de evaluar la existencia o no de riesgos procesales para el caso particular del
incidentista”.
“Por lo tanto, y dado que la resolución impugnada no ha alcanzado el grado de fundamentación exigido por el
artículo 123 del Código Procesal Penal de la Nación, habida cuenta de que por estar ante la presencia de
nulidades de carácter absoluto su declaración procede incluso de oficio, habrá de declararse la nulidad, debiendo
el Señor juez a quo emitir un nuevo pronunciamiento conforme a derecho”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
21.5.2010
“Moreno”
Causa 44.315
Reg. 483
J. 11 - S. 21
FALSIFICACIÓN DE SELLOS, TIMBRES Y MARCAS. FALSIFICACIÓN DE CHAPA PATENTE. ART.
289 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“… en lo que atañe a la colocación de las chapas patentes, cabe indicar que, contrariamente a lo sostenido por el
apelante, la creación fraudulenta de la numeración de un objeto que no fue registrado anteriormente se encuentra
52
Poder Judicial de la Nación
subsumida en la figura de falsificación prevista en el inciso 3°, del artículo 289 del ordenamiento sustantivo
(Confr. Andrés José D´Alessio “Código Penal de la Nación Comentado y Anotado”, tomo II, parte especial, pág.
1475, ed. La Ley, Buenos Aires, 2.009)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
4.5.2010
“Schmid”
Causa 28.684
Reg. 31.369
J. 11 - S. 22
INMUNIDADES. JUEZ. JUEZ PROVINCIAL. ALCANCES.
“En lo que a las inmunidades concierne, puntualmente la de los jueces provinciales, es preciso aclarar que no se
tratan de privilegios personales, como parece interpretarse del fallo cuestionado, sino de prerrogativas pensadas
para proteger el desarrollo normal de la función (Joaquín V. González, “Manual de la Constitución Argentina”,
Ed. Estrada, Buenos Aires, 1959, pag. 366). De allí que este resguardo institucional se vincule directamente con
el sistema representativo republicano de donde se sigue que las inmunidades consagradas por las provincias
deban ser respetadas por los jueces nacionales (Bidart Campos, Germán, “Tratado Elemental de Derecho
Constitucional Argentino”, Tomo II –A-, Ediar, 2002, págs. 560 y sstes.)”.
“Este enfoque constitucional refleja la delicadísima situación que constituye el juzgamiento penal de un juez, ya
USO OFICIAL
sea nacional o provincial, y conduce a asumir una conducta prudente y cuidadosa, ya no sólo en función del
individuo que es sometido al proceso sino en función de la institución constitucional en sí”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
13.5.2010
ARey@@
Causa 44.336
Reg. 441
J. 7 - S. 13
LEY 25.891. ARTS. 12 Y 13 DE LA LEY. REQUISITOS TÍPICOS.
Respecto de las conductas previstas por el artículo 12 de la ley 25.891, “… en la jurisprudencia de esta Sala, que
en otras oportunidades ha sostenido que: “…la ausencia de los comprobantes que acrediten el origen de los
teléfonos secuestrados, como así también las denuncias de robo que poseen, refuerzan la teoría de su
procedencia ilegítima …” (c. 43.075, “Cabral, Eduardo s/ procesamiento”, rta. 15/09/09, reg. 982) y que el
imputado “… era el titular de la tienda y también quien se encargaba de la atención al público, por lo que el
manejo de terminales celulares supone en él un mayor conocimiento sobre aquella tecnología. Asimismo, ante la
modificación de la numeración de serie electrónico de los teléfonos celulares se deduce luego, que la utilización
de los mismos conlleva la premisa del reconocimiento de su origen espúreo”.
Con relación las conductas previstas por el artículo 13 de la ley 25.891, “… esta Sala ha sostenido que: “… en lo
que a las figuras legales se refiere, los hechos endilgados a Martini operaron bajo la órbita del agravante del
artículo 13, inciso a) de la ley en análisis. En este sentido, habida cuenta las circunstancias en que dicha
conducta fue comprendida cabe tener aquella finalidad lucrativa por acreditada. Como ya ha sostenido esta
Sala, tratándose de un comercio, el agravante previsto por la norma está satisfecho (c. n° 41.916 “Figueredo,
Jorge Antonio s/ procesamiento” del 14/10/2008, reg. n° 1207)” (c. 42.707, “Martín, Carlos Alberto s/ inf. ley
25.891”, rta. 3/07/09, reg. 648)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
6.5.2010
“Martínez Vázquez”
Causa 43.068
Reg. 414
J. 12 - S. 24
MEDIDAS CAUTELARES. CARÁCTER EXCEPCIONAL. PAUTAS PARA SU IMPOSICIÓN. RÉGIMEN
PENAL JUVENIL.
“… lleva dicho este Tribunal que cualquier intervención coactiva que se aplique antes de la sentencia definitiva,
ya sea que se trate de una persona mayor o de un menor, debe estar fundada estrictamente en cuestiones de
carácter procesal debidamente probadas y debe cubrir una serie de exigencias, como ser mérito sustantivo,
53
excepcionalidad, proporcionalidad y provisionalidad como límite temporal (c/n° 43.640 “Giménez, Luis Alberto
y otro s/procesamiento con prisión preventiva”, rta. 04/11/09, reg. 1226)”.
“Ello va en consonancia con la interpretación que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha realizado
respecto de la Convención sobre los Derechos del Niño y los demás instrumentos internacionales vinculados a la
materia, en el sentido de considerar que “(…) cualquier medida que se adopte durante el proceso respecto de un
joven imputado de la comisión de un hecho sancionado por el Código Penal como delito –incluida la
internación— sólo puede justificarse por motivos cautelares (…)”, es decir, como instrumento para garantizar el
éxito de la investigación y asegurar la ejecución penal (CCC, Sala I, c/n° 22.909 “Famoso, Elizabeth y otro
s/procesamiento e internación”, rta. 17/03/04, Interloc. Men. 5/15)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
6.5.2010
“F.A., K.”
Causa 44.254
Reg. 415
J. 12 - S. 24
NULIDAD. AUTO DE MÉRITO. ART. 123 CPPN. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. FUNCIONES.
PROCESO PENAL. DELEGACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN. ART. 196 CPPN. ALCANCES.
“La desvinculación existente entre los elementos de prueba acopiados en el marco de este expediente y el análisis
que de ellos ha efectuado el a quo impiden reconocerle validez al pronunciamiento y, en consecuencia, conducen
a fulminar ese decisorio mediante la declaración de su nulidad, pues un resolutorio que como el examinado no
consigna fundamentos que satisfagan los requisitos exigidos por el artículo 123 del Código Procesal Penal de la
Nación, se aleja de los estándares que exige que las resoluciones judiciales constituyan una derivación razonada
del derecho vigente, con particular referencia a las circunstancias comprobadas en la causa (conf. Fallos 238:550;
244:521 y 523; 249:275; 250:152; 256:101; 261:263; 268:263; 269:343 y 348; 285:279; 296:765; 302:1405;
304:638, entre otros) (ver de esta Sala, causas nro. 37.818, “BLANCO, Juan A.”, reg. nro. 246, rta. el 29/03/06 y
42.409 “Malena, Ricardo”, reg. nro. 374, rta. el 30/4/09)”.
“Con relación al planteo formulado por el representante del Ministerio Público Fiscal en torno a la decisión del
magistrado de la instancia anterior relativa a que la dirección de la investigación fuera reasumida por el Sr. Fiscal,
corresponde señalar que los argumentos expuestos por el Dr. Delgado resultan acertados, en la medida en que,
luego de concretar una serie de medidas de prueba destinadas a dilucidar el suceso objeto de pesquisa, formuló
sus conclusiones y solicitó, por un lado, el procesamiento de los Sres. Aguiar y Winograd y, por el otro, la
intimación de los Sres. Carlos Antonio Fernández Prida, Amadeo Ramón Vázquez y Vázquez, Alberto Yamandu
Messano y Mauricio Wior, con el objeto de recibirles declaración en los términos del artículo 294 del C.P.P.N.
En definitiva, el Sr. Fiscal formuló los requerimientos aludidos pues consideró que la pesquisa se encontraba
agotada y que no restaban medidas probatorias por realizar”.
“En consecuencia, el “desacuerdo” del a quo en punto a la petición del representante del Ministerio Público
Fiscal, en modo alguno puede desembocar en una suerte de subordinación de ese órgano a la voluntad
jurisdiccional, sino que, por el contrario, corresponde a ese magistrado adoptar una decisión conforme al cuadro
probatorio colectado y agregado a estas actuaciones”.
“En ese sentido, no puede soslayarse que el artículo 120 de la Constitución Nacional establece la independencia
del Ministerio Público, quien por ello dispone de autonomía funcional y autarquía financiera para promover la
defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades del
país”.
“Por todo ello, corresponde también declarar la nulidad de la delegación ordenada por el a quo en los términos
del artículo 196 del código adjetivo, en razón de que la independencia expresamente reconocida al Ministerio
Público en nuestra Carta Magna implica un límite expreso -corolario del principio de legalidad objetiva- a la
facultad de instruir a los fiscales acerca de la concreta actuación que deben asumir en las respectivas causas”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
6.5.2010
“Aguiar”
54
Poder Judicial de la Nación
Causa 43.771
NULIDAD.
Reg. 409
AUTO
DE
MÉRITO.
J. 5 - S. 9
REQUISITOS
DE
FUNDAMENTACIÓN.
ART.
123
CPPN.
PROCEDENCIA.
“… al no verse satisfechos los requisitos exigidos por el artículo 123 del Código Procesal Penal de la Nación, es
que habrá de declararse la nulidad del pronunciamiento de la anterior instancia por cuanto éste se aleja de los
estándares que deben imperar en el particular y que exigen que las resoluciones judiciales constituyan una
derivación razonada del derecho vigente, con particular referencia a las circunstancias comprobadas en la causa
(conf. Fallos 238:550; 244:521 y 523; 249:275; 250:152; 256:101; 261:263; 268:263; 269:343 y 348; 285:279;
296:765; 302:1405; 304:638, entre otros) (ver de esta Sala, causas nro. 37.818, “BLANCO, Juan A.”, reg. nro.
246, rta. el 29/03/06 y 42.409 “Malena, Ricardo”, reg. nro. 374, rta. el 30/4/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
18.5.2010
“Malenchini”
Causa 43.791
Reg. 458
J. 12 - S. 24
PRESCRIPCIÓN. CAUSALES DE SUSPENSIÓN E INTERRUPCIÓN. SECUELA DE JUICIO.
USO OFICIAL
ALCANCES. LEY 25.990
“Ya se ha resuelto que la reforma que sufrió el art. 67 alcanza a los hechos que fueron cometidos con anterioridad
a la sanción de esa ley 25.990 (B.O. 11/1/2005), si la modificación de las causales de interrupción de la
prescripción de la acción penal coloca al imputado –en el caso concreto- en una situación más ventajosa respecto
del régimen de la secuela de juicio que resultó derogado (conf. causa n° 22.599 “Miranda” reg. n° 24.562 del
01/12/05)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun
20.5.2010
“Meroy”
Causa 28.919
Reg. 31.446
J. 5 - S. 9
PRISIÓN PREVENTIVA. PLAZO LEGAL. LEY 24.390. PAUTAS PARA FIJAR SU PRÓRROGA.
“De acuerdo con el artículo 1 de la ley 24.390, la prisión preventiva no podrá ser superior a los dos años, sin que
se haya dictado sentencia. A su vez, y como excepción, se estipula que el encierro podrá extenderse por un año
cuando la cantidad de delitos imputados o la evidente complejidad de la causa hayan impedido el dictado de una
sentencia en el plazo de dos años. Esos plazos no son de aplicación automática sino que deben someterse a un
control de razonabilidad que se resume en verificar la subsistencia de riesgos procesales”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
4.5.2010
“Vergez”
Causa 44.170
Reg. 392
J. 5 - S. 10
PROCESO PENAL. DEBIDO PROCESO. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. FACULTADES.
REQUERIMIENTO
DE
INSTRUCCIÓN.
NE
PROCEDAT
IUDEX
EX
OFFICIO.
NULIDAD.
IMPROCEDENCIA. JUEZ. IMPARCIALIDAD. PRISIÓN PREVENTIVA. DISIDENCIA.
“Nuestro ordenamiento procesal pone en cabeza del fiscal la titularidad exclusiva de la acción penal (art. 5º
CPPN) y establece la necesidad del requerimiento como acto impulsor del sumario (art. 180 CPPN), pues
“corresponde a los fiscales permitir a los jueces de instrucción iniciar una investigación y es su misión
delimitarles los hechos sobre los que deben realizarla …” (Bruzzone, G., Fiscales y Política Criminal, en
AA.VV., El ministerio Público en el Proceso Penal, Ed. Ad Hoc, Bs. As., 1993, p. 156). De acuerdo con el
artículo 188 del CPPN, la intervención del fiscal, en esta oportunidad, debe incluir “la relación circunstanciada
del hecho con indicación, si fuere posible, del lugar, tiempo y modo de ejecución”. Este elemento central del
requerimiento precisamente es el que señala los límites a que debe ceñirse la investigación, es decir, circunscribe
55
el objeto procesal y limita la actividad jurisdiccional (cfr. D´ Albora, Francisco, Código Procesal Penal de la
Nación, Tomo I, Ed. Lexis Nexis, Bs. As., 2005, p. 395)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Al explicar el concepto de objeto procesal Maier señala que “se trata, como hecho hipotético de la vida humana,
de un suceso histórico, de una acción que se imputa a alguien como existente o inexistente (omisión), esto es,
como sucedida o no sucedida en el mundo real, y sobre la base de la cual se espera alguna consecuencia penal”
(Derecho Procesal Penal, T. II, Ed. Del Puerto, Bs. As., 1996, p. 23)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“… la descripción efectuada mal puede ser considerada como el relato de un suceso histórico susceptible
de constituirse en objeto procesal. La alusión a preocupaciones sociales en forma genérica y abstracta sin
la indicación de un comportamiento humano determinado o individualizable (aun cuando se pretendan
delimitadas espacialmente) no satisface los requisitos de una “relación circunstanciada del hecho”, pues
precisamente de lo que carece es de la indicación de cuál es ese hecho. En otras palabras, no existe una
hipótesis fáctica, entendida como se dijo anteriormente, para investigar. La ausencia de tales requisitos
impide tener al requerimiento como un acto procesal válido y habla de la inexistencia de un caso en los
términos exigidos por el artículo 188 del CPPN” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“… la cuestión aquí tratada no se reduce a un análisis meramente formal, si por ello entendemos un
examen que repare exclusivamente en lo externo. Es estrictamente formal en clave de garantía, es decir,
partiendo de la imposición de que la función estatal se cumpla en el ámbito de la administración de
justicia penal a través de la forma procesal (Cfr. Schmidt, Eberhard, Los fundamentos teóricos
constitucionales del derecho procesal penal, Ed. Lerner, Córdoba, 2006, pp. 22/3). Dicho de otra manera,
la exigencia ritual del artículo 188 CPPN tiende a garantizar derechos constitucionales que no pueden ser
trasvasados bajo el pretexto de motivos de eficiencia. En efecto, no puede dejar de advertirse que por
detrás de todas las garantías constitucionales atrincheradas por la Constitución y reglamentadas por las
formas procesales se encuentra la seguridad individual, o en otras palabras, la libertad” (Del voto en
disidencia del Dr. Freiler).
“Así, en función de ella, se exige para que pueda iniciarse un proceso penal contra una persona -que
indudablemente apareja la restricción de sus derechos fundamentales- que exista un hecho y que éste deba
ser investigado en orden a una acusación fiscal por parte del juez natural de la causa cuya imparcialidad se
encuentre asegurada” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“El compromiso aludido pone, además, en serio riesgo la garantía de la imparcialidad del juzgador, el
cual, movilizado por un requerimiento de instrucción que no cumple con las finalidades constitucionales
para las que ha sido instituido por el legislador, buscará –sin competencia constitucional para ello (art. 116
CN)- si se ha producido un “caso” y lo perseguirá así de oficio –en violación al principio ne procedat
iudex ex officio” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Nuestra C.S.J.N ha sido categórica al señalar que “…la actividad legislativa enfrenta permanentemente
el desafío de lograr un adecuado equilibrio entre un proceso penal `eficiente´ y uno que le dé al imputado
la oportunidad de defenderse en un marco de verdadera imparcialidad. En este sentido, no es nueva la
concepción de que la separación funcional entre juzgador y acusador apunta a lograr esa finalidad” (ver
Fallos: Q. 162. XXXVIII. Recurso de hecho, “Quiroga, Edgardo Oscar s/ causa N° 4302”; sobre las
consecuencias para la defensa de un objeto procesal que fracasa en delimitar los límites el conocimiento
judicial, ver también Maier, op. cit., T. II, p. 26)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
“En este sentido, nuestra Sala sostuvo en el caso “García, Iglesia José”, con invocación de este precedente
de la CSJN, que: “… aun cuando persistan en nuestro proceso fuertes elementos inquisitivos, lo cierto es
que las funciones en pugna han sido puestas en cabeza de órganos estatales diversos –de allí su carácter
mixto-, de modo de preservar, cuanto menos, uno de los aspectos de la imparcialidad objetiva. Por ello de
acuerdo con los parámetros de interpretación expuestos [ver supra in re: “Quiroga”], cualquier duda
acerca de la confusión de ambas funciones, ha de ser resuelta a favor de los derechos” (c.40.340, rta. el
27/08/07, reg. 934)” (Del voto en disidencia del Dr. Freiler).
56
Poder Judicial de la Nación
“Recientemente hemos señalado: “…la actividad jurisdiccional desplegada … en ausencia del necesario
impulso por parte del titular de la vindicta pública, no puede ser admitida como válida, toda vez que se ha
traducido en una grave afectación a la garantía del debido proceso penal y al derecho de defensa en juicio
de los imputados” (c. 43.956, “Adell, Nancy s/ nulidad e incompetencia”, rta. el 15/04/10, reg. 313)” (Del
voto en disidencia del Dr. Freiler).
“Sucede que la actividad jurisdiccional no está dirigida a la satisfacción de intereses preconstituidos, sino
a la averiguación de la verdad de cada hecho que conocen, mientras que la discrecionalidad y sujeción a
directrices superiores es propia de la actividad administrativa (cfr. Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón, Ed.
Trotta, Madrid, 2006, p. 579). La proyección de que un delito pueda tener lugar es una preocupación
legítima, pero que como tal sólo representa un interés prejurídico, ajeno al conocimiento judicial y los
principios que lo informan. La prevención, en este contexto, es una función que pertenece a otros órganos
y sólo cuando estos canales son evadidos o fracasan, es decir, de una u otra forma el delito se produce,
corresponde, recién ahí, dar intervención a la instancia jurisdiccional, ya no para prevenir, sino para
sancionar. Sólo esta conclusión permite proteger la seguridad individual, entendida a la luz de la libertad,
y así adecuar la figura del juez en función de las garantías de independencia e imparcialidad” (Del voto en
disidencia del Dr. Freiler).
USO OFICIAL
“Sin perjuicio de que la cuestión relativa a la nulidad del requerimiento de instrucción glosado a fs. 2 de
los autos principales no ha sido articulada por la defensa de Celestino Gómez, corresponde expedirse al
respecto, en atención a las consideraciones vertidas por nuestro distinguido colega preopinante en el voto
que antecede” (Del voto de los Dres. Ballestero y Farah).
“En ese sentido, si bien compartimos la apreciación relativa a las imprecisiones de las que adolece lo expresado
por el titular de la acción en el citado dictamen, lo cierto es que no es posible soslayar que el requerimiento se ha
formulado en términos análogos a los de la denuncia que diera inicio a estos actuados, cuyas características e
intrínseca naturaleza han sido, además de admitidas, legalmente impuestas (art. 34 bis de la ley 23.737). Y ello,
sin perder de vista, por otra parte, que las diligencias solicitadas por el fiscal –enmarcadas, además, dentro de la
gama de tareas que la policía puede desplegar sin necesidad de habilitación jurisdiccional alguna (art. 183
C.P.P.N.)- apuntaron precisamente a despejar el vago panorama plasmado en la denuncia” (Del voto de los Dres.
Ballestero y Farah).
“Ahora bien, al procurar ingresar en los motivos sobre los que se edificó la resolución del juez no fue
posible hallar un argumento sólido en el cual descubrir la certeza del criterio adoptado o bien de su
opuesta objeción. Y ello en tanto, pese a que se reconoce que las escalas penales, aunque trascendentes
para la estimación que el instituto en examen reclama, carecen de la autonomía necesaria para decidir la
cuestión, no se adicionó ningún otro elemento para sostener, riesgo mediante, el desfavorable pronóstico
que motivó el encarcelamiento de Gómez” (Del voto de los Dres. Ballestero y Farah).
“El destacar que aún quedan medidas probatorias pendientes, cuyo éxito podría quedar comprometido con
la libertad del imputado, encierra una formulación dogmática que lejos está de satisfacer las exigencias
que deben revestir un auto como el atacado. Máxime cuando, además, se invoca en sustento el desarrollo
de tareas de investigación que, a la fecha del decisorio, habían perdido su vigencia –fs. 66/68-, tornándose
por ello en un recurso vacío que, por tal, carece de la entidad que pretendió conferírsele como razón del
pronunciamiento. De ahí, entonces, que corresponda declarar la nulidad de este aspecto de la resolución, a
fin de que se dicte un nuevo decisorio en el que las pautas conferidas desde antaño por este Tribunal
tracen la senda del razonamiento que corresponde efectuar (cfr. causa n°37.956 “Mendoza”, rta el 14/7/05,
reg n°719; causa n°41.976 “Soliz”, rta. el 17/7/08, reg n°812 y causa 37.964 “Renduelles, Fabiana Andrea
s/ excarcelación”, rta. el 8/9/05, reg. n° 703, entre otras)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
7.5.2010
“Gómez”
Causa 44.185
Reg. 425
J. 12 - S. 24
57
PROCESO PENAL. DEBIDO PROCESO. PARTES. SUJETOS PROCESALES. NULIDAD. NE
PROCEDAT IUDEX EX OFFICIO. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. IMPULSO DE LA ACCIÓN
PENAL.
“Este Tribunal, con diferente integración, ha tenido oportunidad de expedirse con especial profundidad en punto
al papel que nuestra Constitución Nacional le ha otorgado a los distintos sujetos procesales que intervienen en el
proceso criminal (ver Causa N1 38.122 “Palacios, M. J. s/nulidad”, reg: 1392, rta: 30/11/05)”.
“Se sostuvo en aquel precedente que acusador, defensor y juez conformaban una relación triádica en la cual los
dos primeros se hallaban confrontados procesalmente en una situación de paridad, mientras que el tercero,
encargado de juzgar, era quien debía preservar desde una postura imparcial aquel equilibrio entre partes”.
“El principio ne procedat iudex ex officio, enarbolado por los recurrentes en el intento nulificante, se erige como
el reflejo de aquella relación funcional entre los protagonistas, y determina el impedimento del órgano judicial de
actuar de manera oficiosa cuando el Ministerio Público Fiscal, exclusivo titular de la acción penal pública, no
hubiese instado o promovido la maquinaria jursidiccional”.
“De esta manera, en el marco del debido proceso legal instaurado en nuestra Constitución Nacional -18 CN- la
actividad del tribunal juzgador deberá estar precedida en la totalidad de los casos por el impulso de la acción
penal por parte del Ministerio Público Fiscal, viéndose diferenciadas de esta manera las funciones de decisión y
acusación. (art. 120 CN, arts. 5 y 65 del CPPN y art. 25 de la Ley 24.946 -B.O. 23/03/98. Ver en tal sentido, de
esta misma Sala, c/n°39.727 “NN s/nulidad”, reg: 182-, rta: 15/03/07, entre muchos otros precedentes)”.
“Sostiene Maier al respecto: “(Y)La separación formal de estas funciones fue necesaria para garantizar la
defensa individual: ella se reputó imposible sin crear un acusador (contradictor) que circunscribiera la
imputación concreta que el imputado estaba facultado a resistir y contestar, con todos los medios legítimos a su
alcance, y sin dotar de un grado aceptable de imparcialidad al juzgador, consistente en evitar que él se
comprometa, antes del fallo, con la hipótesis delictiva, afirmándola desde la iniciación del procedimiento.
Consecuentemente, es por ello que, para expresar esta característica de la persecución penal actual, la doctrina
afirme, de modo pràctico, el monopolio acusatorio o persecutorio del ministerio público en materia penal (Y)”
(Maier, Julio B. J., “Derecho Procesal Penal -I. Fundamentos”, Editores del Puerto, Buenos Aires, Año 1999,
2da. Edición, 1° reimpresión, pag. 826/7)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
6.5.2010
“Montiel”
Causa 43.820
Reg. 412
J. 8 - S. 15
PROCESO PENAL. DELEGACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN A MANOS DEL FISCAL. ART. 196 CPPN.
FACULTAD DEL JUEZ DE INSTRUCCIÓN. DESICIÓN INAPELABLE. MINISTERIO PÚBLICO
FISCAL. FUNCIONES.
“… en materia de delegación el Tribunal ha sostenido “…que el ejercicio de la facultad a la que alude el
artículo 196 del C.P.P.N, confiriendo dirección al fiscal, …no hace más que asignarle uno de los cometidos
esenciales inherentes a su razón de ser, ajustando su rol a la potestad que ejercita… Una exégesis razonable de
la ley procesal impide sujetar a un plazo mínimo la innovación introducida por el artículo 196, que aunque
tímida y mediatamente, permite al Ministerio Público protagonizar la investigación preliminar desdoblando las
funciones de requerir y decidir, a la luz de las legislaciones más modernas y de los principios republicanos, y en
vistas de una mayor agilidad y eficacia en la persecución”(cfr. de esta Sala, causa n° 28.425 “Desirée Aidar, J.”,
reg. 30.699 del 24/11/09 y sus citas)”.
“Es que no debe olvidarse que “el instituto de la delegación es eminentemente discrecional para el juez,
pudiendo éste disponer de su utilización durante toda la instrucción, con el único límite de la conveniencia para
el desarrollo de la investigación…” (en este aspecto, v. causa n° 17.121 “Inc. de apelación en autos Valdez, B.
s/defraudación”, rta. 16.11.00, reg. 18.176; c. n° 17.248 “Norberto y otros s/nulidad art. 196 C.P.P.”, rta. 5.12.00,
58
Poder Judicial de la Nación
reg. 18.254 y sus citas; c. n° 19.098 “Massholder, Juan s/nulidad delegación fiscal”, rta. 22.8.02, reg. 20.079,
entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
10.5.2010
“Fiscalía Federal N° 5”
Causa 29.030
Reg. 31.389
J. 3 - S. 5
PROCESO PENAL. JUEZ. DIRECCIÓN DEL PROCESO. FACULTADES DISCRECIONALES. ART. 199
CPPN. DECISIONES IRRECURRIBLES. RECURSO DE QUEJA. INADMISIBILIDAD
“… se ha señalado que “la actividad del juez es técnicamente discrecional, queriéndose significar con ello que, a
diferencia de lo que ocurre durante el plenario –el juicio oral-, está concentrada sólo en las disposiciones del
instructor” (ODERIGO, Mario, Derecho procesal penal, p. 430, citado por D’ALBORA, Francisco, Código
Procesal Penal de la Nación, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, p. 357). Un criterio que la misma Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido al afirmar que “la pertinencia de la prueba, calificándola como
necesaria a los fines de la investigación, incumbe sólo al juez” (CSJN, Fallos 247:214)”.
“De esta manera, la decisión acerca de la procedencia de una prueba durante los albores del proceso resulta
consagrada bajo exclusivo resorte del juez, en tanto sobre su magistratura reposa la misión de trazar la adecuada
USO OFICIAL
senda de una investigación. Y ello por cuanto es en él sobre quien ha de recaer, en última instancia, la
responsabilidad derivada de una deficiente labor en el ejercicio de sus funciones, tal como ha señalado el Máximo
Tribunal al destacar que “…son los órganos estatales quienes tienen a su cargo el deber de asegurar que el
proceso se desarrolle normalmente, y sin dilaciones indebidas” (Fallos 327:5668)”.
“De ahí entonces que la ley, pese a conceder a los demás actores del proceso la facultad de colaborar con el juez
en esa tarea, les ha vedado la posibilidad de acceder a las vías recursivas para impugnar una decisión que, en este
singular aspecto, no logre satisfacer sus pretensiones (art. 199 del C.P.P.N.)”.
“En consecuencia, y no advirtiéndose en el caso circunstancia alguna que permita alejarse de estas pautas que
desde antiguo han guiado la tesitura de este Tribunal sobre la materia, al prescribirlas como ajenas al contralor
jurisdiccional de esta Alzada, es que el recurso intentado no puede prosperar (cfr. causa nro. 25.181, “Soria, H.”,
reg. N° 748 del 4/11/93, causa nro. 40.070 “Díaz Bessone, Ramón G. s/ recurso de queja”, reg. N° 269 del
10/4/07, causa nro. 41.681, “González, Roberto s/ recurso de queja”, reg. N° 1111 del 24/9/08)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
4.5.2010
“Comparatore”
Causa 44.171
Reg. 400
J. 3 - S. 6
PROCESO PENAL. JUEZ. DIRECCIÓN DEL PROCESO. FACULTADES DISCRECIONALES. ART. 199
CPPN. DECISIONES IRRECURRIBLES. RECURSO DE QUEJA. INADMISIBILIDAD
“El art. 199 del C.P.P.N. establece que la decisión discrecional del juez -en su carácter de director del proceso- de
practicar sólo las medidas que considere pertinentes y útiles, es irrecurrible, principio que la doctrina de esta Sala
ha aplicado en forma pacífica (ver causa n° 18.052 “Aguilera”, reg. n° 18.977 del 4/9/01; causa n° 22.200
“Carranza”, reg. n° 23.495 del 17/3/05, y sus citas, entre otras)”.
“Los argumentos de la fiscalía no alcanzan a demostrar que concurra un gravamen de tipo irreparable que
autorice a realizar una excepción a esa regla (conf. de esta Sala, causa n° 27.184 “Delogu”, reg. n° 29.233 del
27/11/08). Basta con decir, al respecto, que el curso de acción propuesto ni siquiera fue denegado sino que se lo
tuvo en cuenta para un posterior análisis, lo cual, dado el cúmulo de documentación secuestrada y de medidas
ordenadas durante la instrucción, no parece, al menos de momento, irrazonable”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
6.5.2009
“Comparatore”
Causa 29.109
Reg. 31.377
J. 5 - S. 9
59
PROCESO PENAL. PLAZOS PROCESALES. PERENTORIEDAD DE LOS PLAZOS. MINISTERIO
PÚBLICO FISCAL. ÓRGANO OFICIAL DE PERSECUCIÓN PENAL. IMPROCEDENCIA
“… la doctrina ha dicho que: “... Para el Ministerio Público Fiscal, el término será siempre ordenatorio pues no
puede prescindirse su opinión. De allí la eficacia de la requisitoria presentada fuera de término...” (Navarro,
Guillermo Rafael – Daray, Roberto Raúl, Código Procesal Penal de la Nación, Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Editorial Hammurabi, Bs As. 2004, Tomo 2, pág 944)”.
“En esta dirección, la Sala ha sostenido recientemente en las causas 43.549 “División de fotografía s/
defraudación, rta. 24/11/09, reg. N° 1351 y CN° 43.420 “División de fotografía s/ defraudación”, rta. 24/11/09,
reg. N° 1353, que el Código Procesal Penal de la Nación estipula como regla general que los ámbitos temporales
por él regulados son perentorios. Sin embargo, existen situaciones particulares que, por la naturaleza y entidad
que encierran, deben gozar de un tratamiento que refleje esas singularidades. Entre ellas está, justamente, el
estadio reservado al Ministerio Fiscal para la formulación de la acusación destinada a inaugurar el debate. La
jerarquía reconocida a ese funcionario dentro del sistema punitivo y la importancia del acto cuya formulación se
le encomienda impide que la tardanza en su cumplimiento genere la sanción que la defensa reclama”.
“De tal modo, la perentoriedad del plazo puede ser invocada cuando lo que se trata es de enfrentar una acusación
particular. De ahí, pues, el acierto en recordar el precedente “Del’Olio” (Fallos 329:2596). Mas, cuando se trata
de cuestionar la tarea de los órganos oficiales de persecución penal, la respuesta es muy diversa. Para ellos, los
términos son sólo ordenatorios en la medida en que “…la actividad que debe llevarse a cabo para el desarrollo del
proceso penal es ineludible y en que, consecuentemente, por virtud de los intereses públicos en juego, no es
admisible que caduque o pierda validez por su producción tardía” (NAVARRO, Guillermo Rafael, DARAY,
Roberto Raúl, Código Procesal Penal de la Nación, Tomo 1, Hammurabi, Buenos Aires, 2004, p. 414. En igual
sentido ver, DONNA, Edgardo y MAIZA, María Cecilia, Código Procesal Penal, Depalma, Buenos Aires, 1994,
pp. 169 y s. y 394)”.
“Lo contrario, supondría admitir que “…por la vía de la negligencia del funcionario se [pueda afectar] seriamente
el afianzamiento de la justicia y los valores implicados en la resolución de los conflictos penales que el derecho
procesal debe concretar” (C.C.C., Sala I, causa nro. 34.842, “Simón, Héctor s/ nulidad”, rta. el 15/10/08. Ver
también, Sala VI, causa nro. 36.863, “M., M.O. s/ nulidad…”, rta. el 26/3/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
6.5.2010
“Tenorio Illianes”
Causa 44.028
Reg. 421
J. 4 - S. 7
SUSPENSIÓN DEL PROCESO A PRUEBA. PAUTAS PARA EVALUAR SU PROCEDENCIA.
MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. DICTÁMEN FISCAL. CARÁCTER VINCULANTE. EXIGENCIA DE
REPARACIÓN DEL DAÑO.
“…esta Sala ha afirmado –reiteradamente- que sólo la apreciación del Fiscal respecto a la imposibilidad de que la
eventual condena fuera de cumplimiento en suspenso -en la medida en que no resulte manifiestamente arbitraria-,
vincula al órgano jurisdiccional y no puede ser cuestionada, cuando se trata de analizar si corresponde suspender
el proceso a prueba en la situación regulada en el artículo 76 bis, cuarto párrafo del Código Penal (conf. causa n°
13.014 “Lazo”, reg. n° 14.006 del 6/03/97; causa n° 17.328 “Guzmán”, reg. n° 18.563 del 10/4/01; causa n°
24.647 “Ramírez Zapata”, reg. n° 27.879 del 18/12/07; entre otras)”.
“También se sostuvo que incluso cuando el dictamen del Fiscal deviene vinculante, debe reconocerse a la defensa
la posibilidad de exponer argumentos sobre el examen de legalidad que corresponde que haga el Tribunal
respecto de la oposición formulada, en particular sobre los requisitos exigidos para aplicar en el caso una condena
de ejecución condicional (ver causa n° 28.014 “Mahomed”, reg. n° 30.224 del 11/08/09 y sus citas)”.
“… si bien en el sub examine el imputado se ha ofrecido a reparar el daño causado por el delito, ya se ha dicho
que la imposibilidad de solventarlo o su insuficiencia no impiden la concesión del beneficio, teniendo en cuenta
que el artículo 76 bis C.P. faculta a la parte damnificada a aceptar o rechazar la oferta, pudiendo el juez -en caso
60
Poder Judicial de la Nación
de que no suceda lo primero- suspender el proceso de todos modos conforme a lo normado por el art. 76 quater
del ordenamiento sustantivo (conf. de esta Sala, causa n° 27.881 “Farola Chacón”, reg. n° 30.230 del 11/08/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
17.5.2010
“Marinaro”
Causa 28.956
Reg. 31.425
J. 8 - S. 15
SUSPENSIÓN DEL PROCESO A PRUEBA. PAUTAS PARA EVALUAR SU PROCEDENCIA.
MOMENTO PROCESAL EN QUE PUEDE SOLICITARSE. TESIS AMPLIA.
“A través de varios precedentes esta Sala precisó, en comunión con la doctrina sentada por el fallo “Acosta”
(Fallos 331:858), la lectura y la aplicación que debe concederse al instituto de la suspensión del juicio a prueba.
Sin embargo, su invocación aquí sólo trasuntaría en un mero ejercicio recordatorio respecto de las pautas que
deben observarse en supuestos como los del particular. La ausencia absoluta de las razones que cimentaron su
decisión –al menos en lo que refiere a la arista sustancial del tema- impide concluir, si no es bajo el riesgo de
practicar especulaciones, que ellas hayan respondido, en su silencio, a la adopción de la clásica y ya añeja tesis
restrictiva en lo que refiere a la procedencia del planteo”.
“De ahí, pues, que el único motivo que permite a esta Cámara ejercer su poder de instancia revisora se concentre,
USO OFICIAL
con exclusividad, en aquel rechazo afincado en el incorrecto momento procesal en el que la solicitud habría sido
deducida”.
“Y en este punto son los antecedentes registrados ante este Tribunal aquellos que han de traer consigo la
solución. Así, se ha dicho que la referencia de la suspensión del juicio a prueba debe ser interpretada como
suspensión del proceso a prueba. Tal significación es la que mejor se adecua al alcance que se da a tal vocablo en
el art. 18 de la Constitución Nacional, por lo que “juicio” debe ser entendido como comprensivo de todos los
pasos de un
proceso (conf. BAIGÚN, David, ZAFFARONI, Eugenio, Código Penal y normas
complementarias..., Tomo II, Hammurabi, Buenos Aires, 2002, p. 835). En este sentido, y siendo que la ley no
regula expresamente el momento a partir del cual puede solicitarse la vigencia del instituto, el alcance señalado es
el que resulta más compatible con los fines que lo han inspirado en tanto que la falta de limitación expresa de la
ley debe ser interpretada a favor del imputado. La aplicación primera del principio pro homine; una vez más, e
innegablemente, la presencia de la imagen definida por “Acosta” (cfr. causa n° 41.031, “Maciel, Alejandro s/
suspensión del juicio a prueba”, reg. Nro. 1517, rta. el 6/12/07. En igual sentido ver BOVINO, Alberto, La
suspensión del procedimiento penal a prueba en el Código Penal argentino, del Puerto, Buenos Aires, 2001, pp.
107 y s. y C.N.C.P., Sala IV, causa nro. 10.624 “Valentini, María Isabel y otro s/ recurso de casación”, reg. Nro.
11.832, rta. el 27/5/09)”.
“De tal modo, y al interior del ámbito delimitado por el recurso que estimuló nuestra actuación, se advierten
presentes todas las circunstancias necesarias para inaugurar ese espacio estipulado por el art. 293 del código
ritual, cuyo tránsito, lejos de limitarse a la instancia de debate, resulta aquí obligado a efectos de decidir sobre el
mérito de la solicitud formulada (cfr. de esta Sala causa n° 43.858 “Lisboa, María Cristina s/rechazo suspensión
juicio a prueba”, rta. 11/03/10, reg. 180 y causa n° 44.172, “Mayer, Carlos s/ no hacer lugar suspensión del juicio
a prueba”, reg. N° 382, rta. el 29/4/10)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
27.5.2010
“López”
Causa 44.202
Reg. 494
J. 11 - S. 22
ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE LOS DEBERES DE FUNCIONARIO PÚBLICO. ART.
248 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“Para llevar a cabo una correcta interpretación de la norma contenida en el artículo aludido [248 CP] es
conveniente determinar cuál es el alcance o el sentido otorgado a la palabra “abuso”.
61
“Al respecto, cabe recordar las palabras de Carrara, para quien ese término contempla en sí mismo dos
significados diversos sumamente diferentes, denominándose a uno de ellos “sentido ontológico” y al otro
“sentido jurídico”.
“En sentido ontológico se abusa de una cosa siempre que se emplea para un servicio diverso de su destino
natural. En sentido jurídico se abusa de una cosa aunque se la emplee según su destino, si esto se hace de modo
ilícito o por fines ilícitos” (Carrara, Francesco; Programa de Derecho Criminal-Parte Especial, volumen V,
Temis-Depalma, 1977, &2514, p. 58- la negrita con cursiva en el original)”.
“Y agregaba: “…puede abusarse de la autoridad en sentido ontológico cuando se usa de un poder público
traspasando los límites que el cargo concede, y a pesar de esto puede no cometerse delito, es decir, no haberse
abusado en sentido jurídico, por no ser criminosos ni el fin ni los medios… .En cambio, puede no haber abuso en
sentido ontológico porque la autoridad concedida se ejerce dentro de los límites del poder respectivo, y sin
embargo hay abuso de autoridad en sentido jurídico por la maldad del fin o de los medios” (ob. cit., pp. 58/59)”.
“A idéntica conclusión arriba Sebastián Soler, cuando señala que “…es preciso señalar el límite mínimo, lo que
separa el abuso de autoridad de la simple irregularidad funcional que determina a veces la revocación de la
medida y a veces una corrección disciplinaria. Este límite mínimo está señalado por esa maliciosa suposición,
por ese modo de obrar in fraudem legis. Solamente discerniendo que el presupuesto del abuso es una falsedad
se comprende el delito en todos sus aspectos, porque no existe falsedad inconsciente: lo inexacto se transforma
en falso sólo cuando a él se agrega el conocimiento, de la inexactitud” (Derecho penal argentino, t. V, tea,
Buenos Aires, 1978, p. 139- la negrita con cursiva en el original)”.
“Por su parte, Creus sostiene que no es exacto exigir para su configuración una determinada forma de malicia, sin
embargo afirma que este tipo penal sólo se configura con dolo directo, en virtud de que además de requerirse el
conocimiento por parte del autor de la oposición a la ley, la resolución o la orden; en su aspecto volitivo el agente
debe querer oponerse a la ley, desconociéndola, pues quedan descartados aquellos supuestos de aplicación
incorrecta de la ley por una interpretación errónea (cfr. Creus, Carlos; Derecho penal- Parte especial, Tomo 2,
Astrea, 5° edición actualizada, 1° reimpresión, Buenos Aires, 1996, p. 260)”.
“En el mismo sentido, Donna refiere que uno de los requisitos esenciales que debe contener este tipo penal es la
existencia de dolo directo, pues para su configuración resulta indispensable la existencia del propósito de
violentar la ley de modo tal de menoscabarla mediante el empleo abusivo de la autoridad. En otros términos “…el
autor debe conocer la ilegalidad de las resoluciones u órdenes que se dictan, transmiten o ejecutan y debe tener
la voluntad de dictarlas, ejecutarlas o abstenerse de cumplirlas, según los supuestos de que se trate” (Donna,
Edgardo Alberto; Delitos contra la administración pública, Colección Autores de Derecho Penal, Rubinzal
Culzoni, 2° edición actualizada, 2008, p. 190)”.
“Por consiguiente, el interés se concentra en los supuestos en que el suceso consiste realmente en un abuso, esto
es, “en el uso incorrecto, arbitrario e improcedente de una facultad jurídica” (Soler, Sebastián; ob. cit., p. 138)”.
“Es decir, la expresión “acto arbitrario” puede interpretarse correctamente sólo si se toman en consideración su
sentido objetivo y subjetivo, pues sólo podrá afirmarse que hay “abuso” o “arbitrariedad” allí donde el
funcionario de que se trate disponga de poderes discrecionales y los emplee maliciosamente con un fin diverso a
aquél perseguido por la ley”.
“Resulta absolutamente irrelevante cuál sea la suerte que corra una resolución cuyo origen ha sido subjetivamente
honesto, pues no adquiere el carácter de arbitrario por el mero hecho de que con posterioridad sea declarada su
ilegalidad objetiva. A su vez, el funcionario que incurre en un error de derecho no comete abuso, en tanto aun
cuando pueda afirmarse la existencia de ese error, no podrá decirse que hay falsedad, mentira y, en consecuencia,
malicia”.
“En palabras de Soler, “…en ningún caso se castigará la buena fe” (ob. cit., p. 140)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
29.6.2010
“Greco”
Causa 44.143
62
Reg. 614
J. 12 - S. 24
Poder Judicial de la Nación
AMENAZAS. ART. 149 CP. REQUISITOS TÍPICOS. ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA
AUTORIDAD. ART. 237 CP. REQUISITOS TÍPICOS. AGRAVANTE. ACCIÓN PENAL. VIGENCIA.
PRESCRIPCIÓN. SECUELA DE JUICIO. LLAMADO A PRESTAR DECLARACIÓN INDAGATORIA.
“Tal como lo tiene dicho la jurisprudencia:“La diferencia entre las figuras que prevén los artículos 149 ter,
inciso 2°, apartado a) y 237 del Código Penal, no es sólo literal o semántica. El primero se refiere a ‘medida o
concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos’, mientras el segundo menciona a ‘un
funcionario público para imponerle la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones’” (CCC, Sala V,
“Meira, Margarita y otros”, rta.: 16/9/04)”.
“Por lo demás, Sebastián Soler refiere, en torno al tipo penal previsto en el artículo 237 del Código Penal que
“…el atentado es una forma de usurpación de autoridad, en la cual el sujeto se sirve del órgano del Estado, sin
suplantarlo, tratando de hacerle ejecutar, mediante coacción, como acto de autoridad legítima lo que, en
realidad, es una resolución personal y privada. No es solamente coacción (intimidación o fuerza) sino coacción
para que una resolución privada alcance las formas externas de acto de autoridad”, y luego afirma que “La
acción consiste en el empleo de intimidación o fuerza con una finalidad específica, que constituye un elemento
subjetivo de la figura, es decir, que esos procedimientos deben ser empleados como medios para lograr que la
USO OFICIAL
resolución privada sea coactivamente aceptada por el funcionario. Este delito se dirige contra la libertad de
determinación de la voluntad del funcionario..(…)..Por eso suele decirse también que el atentado va dirigido a
una determinación futura, cuyo contenido será, en realidad, la pretensión de un particular asumida por el
órgano del Estado” (Conf. Derecho Penal Argentino, Tomo V, Tea, Buenos Aires, 4° edición, 1988, p. 126 y ss.;
la negrita con cursiva en el original)”.
“En otras palabras, el atentado a la autoridad consiste en imponer al funcionario que haga o se abstenga de hacer
algo propio de su función que no había sido dispuesto voluntariamente ni comenzado por él, es decir, “…se
quiere hacer de autoridad, pero no por mano propia… (…)… la voluntad de hacer o no hacer es la del autor,
que la impone al funcionario” (Conf. FONTÁN BALESTRA, Carlos; Tratado de Derecho Penal. Parte especial,
Tomo VII, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2° edición actualizada, 1990, p. 170)”.
“En idéntico sentido Carlos Creus refiere que “…el autor debe emplear la intimidación o la fuerza para exigir al
funcionario público la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones” (Conf. Derecho penal. Parte
especial, Tomo 2, Ed. Astrea, Ciudad de Buenos Aires, 6° edición actualizada y ampliada- 2° reimpresión, 1999,
p. 218)”.
“En suma, este mecanismo permite aclarar cuál es la interpretación que debe otorgarse al empleo de “fuerza”
aludido por la norma bajo análisis, pues es evidente que no corresponde formular distinciones en torno a la
dirección material de la fuerza (si ella recae sobre personas y/o cosas), en razón de que lo importante es la
dirección moral de aquella, es decir, su poder coactivo sobre la voluntad del funcionario. En definitiva, si las vías
de hecho o las amenazas no tuvieran esa dirección subjetiva, entonces no podría afirmarse que existe un atentado,
en virtud de que mediante esa coacción se tiende a lograr que el funcionario de que se trate ejecute u omita un
acto propio de su función. Lo esencial es, entonces, que los medios típicos sean empleados y tengan idoneidad
para imponer la voluntad del autor a la del funcionario (al respecto, conf. FONTÁN BALESTRA, Carlos; ob. cit.,
p. 172 y ss.)”.
“Cabe destacar, por otra parte, que la exigencia realizada a los funcionarios policiales que tomaron intervención
en el hecho fue formulada por un grupo de más de tres personas, circunstancia que determina la concurrencia de
la agravante prevista en el artículo 238, inciso 2° del Código Penal”.
“Con relación a ella, Sebastián Soler refiere que su fundamento radica en el puro poder intimidante derivado del
número de individuos que dirigen su alzamiento contra un funcionario determinado respecto del cual intentan
ejercer coacción del modo en que lo requiere la figura básica”.
“La agravante funciona cuando el hecho es cometido por una reunión. No basta que el atentado se verifique
durante una reunión o mientras tres personas a lo menos se encuentran juntas con el funcionario coacto” y
63
agrega que “No se requiere el concierto previo: el acuerdo puede nacer en el lugar; pero es necesario que para
cada uno de los alzados su acción aparezca subjetiva y objetivamente vinculada con la de los demás” (Conf.
Derecho Penal Argentino, Tomo V cit., pp. 143 y 144; la negrita con cursiva en el original; en igual sentido,
FONTÁN BALESTRA, Carlos; ob. cit., p. 185).”
“Según la jurisprudencia mayoritaria anterior al criterio legislativo recogido en nuestra ley de fondo y, en lo que
aquí interesa, sólo la primera convocatoria a prestar declaración indagatoria podía constituir “secuela de juicio” y
no, en cambio, eventuales llamados posteriores. Sin perjuicio de ello, la reforma despejó las dudas existentes en
ese sentido al positivizar el acto interruptivo aludido”.
“Asimismo, el estudio del texto legislativo permitió afirmar que ese llamado debía representar la convocatoria a
declarar en calidad de imputado en sentido estricto, es decir, cuando existan motivos suficientes para sospechar
que alguien habría participado en el delito investigado, pues de ese modo se exterioriza la primera aceptación
judicial de la viabilidad de la imputación inicial plasmada en la denuncia, en la prevención policial o en el
requerimiento de instrucción, según el procedimiento penal que rija el caso”.
“Por otro lado, se evaluó que la jurisprudencia mayoritaria del país asignaba efectos interruptivos al acto en
cuestión (vid. el informe del dictamen de la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados, en los
antecedentes parlamentarios de la ley 25.990, publicado en “Antecedentes Parlamentarios”, LL-2005-A, p.225 y
ss.)”.
“En efecto, la jurisprudencia anterior, más allá de sus vaivenes en lo referente a la virtualidad de otros actos,
coincidía, en general, en que sólo el primer llamado a prestar declaración indagatoria y no otros posteriores,
constituía “secuela de juicio” (v. CCCFed., Sala I, c. N° 32.241, “Rodríguez, Osvaldo”, rta.: 14/12/00; N° 26.602,
“Carballo, Carlos”, rta.: 14/3/96; N° 27.765, “Cobo, Juan Esteban s/archivo”, rta.: 4/7/96; Sala II, c. N° 18.073,
“Cartasegna, Rubén”, rta.: 15/11/01, entre otras). Sin perjuicio de ello, un segundo llamado podía interrumpir la
prescripción sólo cuando versara sobre hechos distintos a aquellos por los cuales se había cursado la primera (v.
CCC, Sala I, c. N° 15.942, “Ferronato, Roberto”, rta.: 12/10/01; N° 29.078, “Sánchez, Carlos A.”, rta.: 29/6/06;
CCCFed., Sala I, c. N° 29.036, “Huertas, Héctor”, rta.: 16/4/98; 33.205, “Leutier, José R.”, rta.: 16/8/01)”.
“Tales precedentes no difieren con los motivos más arriba reseñados y que el legislador estimó para establecer
taxativamente, como uno de los actos que interrumpen el curso de la prescripción, el primer llamado a prestar
declaración indagatoria. Por otro lado, la doctrina anterior atinente a que, una nueva convocatoria en orden a
hechos distintos conservaba efectos interruptivos tampoco se opone con la reforma, según la cual “…la
prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada delito…”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
29.6.2010
“D´ Elía”
Causa 44.083
Reg. 613
J. 12 - S. 24
AUTO DE PROCESAMIENTO. REQUISITOS DE FUNDAMENTACIÓN PARA SU DICTADO. ART. 123
CPPN. NULIDAD. PROCEDENCIA.
“… no se manifiestan en el auto en crisis las premisas del silogismo que conduce a la decisión del magistrado de
procesar a los imputados, lo que impide una comprobación lógica para controlar a la luz de la razón el acierto de
tal conclusión (ver Navarro, Guillermo y Daray, Roberto, “Código Procesal Penal de la Nación”, ed. Hammurabi,
Bs.As., 2004, tomo I, pág. 361, con cita de Calamandrei). De este modo el deber de motivar no se ve satisfecho
en el resolutorio apelado por cuanto no están claramente expuestos los elementos de juicio en los que debe
sustentarse el reproche penal, no reuniéndose los extremos exigidos por los arts. 123 y 308 del Código Adjetivo”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
16.6.2010
“Céspedes”
Causa 28.933
Reg. 31.537
64
J. 5 - S. 9
Poder Judicial de la Nación
COMPETENCIA.
COMPETENCIA
FEDERAL.
COMPETENCIA
DEL
JUEZ
ELECTORAL.
DOCUMENTOS. FALSIFICACIÓN DE FIRMAS EN FICHAS DE AFILIACIÓN PARTIDARIA.
“La presunta falsificación de firmas en las fichas de afiliación partidaria, no se trata, por tanto de un delito que
deba ser instruido por el Juez Electoral de acuerdo con lo que prevé el artículo 146 del texto legal citado, que le
confiere una jurisdicción excepcional, cuyo alcance debe ser interpretado restrictivamente (cfr. cn.º 15.555, reg.
nº 16.558 del 29/6/99; cn.º 15.616, reg. nº 16.559 del 29/6/99; cn.º 15.554, reg. nº 16.560, del 29/6/99; cn.º
27.379, reg. nº 29.642 del 17/3/09; cn.º 28.720, reg. nº 31.225 del 30/3/10).
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
8.6.2010
“García Tuñon”
Causa 29.135
Reg. 31.514
J. 3 - S. 5
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. FUNCIONARIOS DEL BANCO CENTRAL DE LA
REPÚBLICA ARGENTINA.
“… la supuesta conducta ilícita que se les reprocha a los nombrados habría sido desplegada en el marco del
sumario financiero de la citada Superintendencia que se habría sustanciado en la sede del Banco Central sita en
esta Ciudad y que los imputados resultan ser funcionario de carácter federal -ver arts. 1 y 2 de la ley 24.144-
USO OFICIAL
(conf. arts. 33, 37 y ccdtes. del C.P.P.N.)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler
15.6.2010
“NN s/inhibitoria”
Causa 44.298
COMPETENCIA.
Reg. 561
DECLARACIÓN
DE
INCOMPETENCIA.
J. 12 - S. 23
RECURSOS
PENDIENTES
DE
RESOLUCIÓN. DISIDENCIA.
“… conforme doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, si se encuentra pendiente de resolución la
apelación interpuesta, corresponde, con carácter previo a determinar la competencia, que se resuelva el recurso
deducido (Fallos: 301:514, 305:1575, 312:1624, 323:3341 y 327:3899)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Esa regla es aplicable al asunto, toda vez que no se trata aquí de un caso de falta de jurisdicción material frente
al cual -por la posibilidad de que se invalide lo actuado- correspondería realizar una excepción a la jurisprudencia
mencionada (conf. artículo 36 del C.P.P.N. y de esta Sala, causa n° 26.566 “L.A.P.A.”, reg. n° 29.133 del
4/11/08), sino de una declinatoria en razón del territorio” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
22.6.2010
“Zaffore”
Causa 29.283
Reg. 31.560
J. 1 - S. 2
COMPETENCIA. DELITOS RELACIONADOS ENTRE SÍ. CONCURSO DE DELITOS.
“… si en la causa originaria –n° 1705/05- se acreditó suficientemente la existencia de una asociación ilícita que
mediante la creación de personas jurídicas de existencia meramente formal desplegaba maniobras delictivas
indeterminadas y dirigidas a defraudar al Fisco Nacional, la falsificación de la documentación de dichas
sociedades espurias no puede considerarse un hecho distinto e independiente de los ventilados en aquél
expediente, ya que resulta evidente que el único objetivo de ese accionar fue el de simular el normal
funcionamiento de las empresas ficticias para lograr la consecución de tales fines” (Del voto de los Dres. Cattani
e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Así lo ha entendido también la Cámara Nacional de Casación Penal al dirimir un conflicto de competencia
suscitado entre el Juzgado en lo Penal Tributario n° 1 y el Juzgado Federal n° 2 a raíz de la declaración de
incompetencia dictada por la ya mencionada Sala “B” de la Cámara en lo Penal Económico para intervenir en la
investigación de la presunta infracción al artículo 293 del Código Penal en que habría incurrido la Escribana
65
Silvina Calot al certificar que se habría constituido en un domicilio inexistente de la empresa “Caliban S.A.” (Del
voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Allí se afirmó que “la relación que existe entre el delito principal sobre el que se giraron las conductas
presuntamente delictivas y el ilícito aquí investigado es manifiesta, esto es, existe una correlación innegable
entre delito de medio -falsedad ideológica- y delito fin que diera origen a las presentes actuaciones -asociación
ilícita-. En consecuencia, si se pretendiera mantener a esta altura de las investigaciones procesos separados y
paralelos en distintas sedes judiciales, se conspiraría contra una ágil y eficaz administración de justicia,
afectando seriamente el derecho de defensa de las partes” (del dictamen del Sr. Fiscal General ante la CNCP, al
que se remitió la Sala II de ese Tribunal, causa n° 8.642 “Calot”, reg. n° 10.745 del 18/10/07. Ver en igual
sentido, causa n° 10.935 “G y L Group”, reg. n° 620/09 del 20/05/09)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al
que adhirió el Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
1.6.2010
“López”
Causa 29.145
Reg. 31.498
J. 4 - S. 8
DELITOS CONTRA EL HONOR. CALUMNIAS E INJURIAS. ART. 110 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
El artículo 110 del Código Penal “… actualmente expresa: “ (…) En ningún caso configurarán delito de injurias
las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no sean asertivas. Tampoco configurarán delito
de injurias las calificaciones lesivas del honor cuando guardasen relación con un asunto de interés público”. De
allí que toda aquella expresión referida a asuntos de interés público haya quedado fuera del plano de la
antinormatividad penal y deba ser considerada atípica (cfr. De Luca, Javier “Delitos contra el honor y medios.
Comentario a la ley 26551, modificatoria del Código Penal”, pág. 445…). Se ha dicho que, de este modo, la ley
ha ido más allá de la teoría de la “real malicia” (De Luca, Javier, ob. Cit., pág. 445)” (Del voto del Dr. Farah, al
cual adhirieron los Dres. Ballestero y Freiler).
“La fórmula “interés público” existía anteriormente pero referida tan solo a la exceptio veritatis. Soler decía sobre
ella: “Cuando entran en conflicto el respeto que normalmente se debe a la persona con el interés del Estado en
aquello que puede afectar una función pública, prevalece exclusivamente la verdad.- Esta manera de resolver el
conflicto es característica de un Estado democráticamente organizado sobre la base de la responsabilidad de los
funcionarios y la libre crítica de los particulares sobre el desempeño de los encargados de la función pública”
(Soler, Sebastián “Derecho Penal Argentino”, T. III, TEA, Buenos Aires, 1992, pág. 247). En palabras de Fontán
Balestra: “Por interés público ha de entenderse el que se refiere al interés general de la organización políticosocial. Con este concepto se quiere señalar que no se trata de un interés que afecta más o menos indirectamente al
bien público, sino que pertenezca directamente a él como interesando a todos los componentes del grupo
organizado” (Fontán Balestra, Carlos “Tratado de Derecho Penal”, T. IV, Lexis Nexis Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 2007, pág. 344). Y en relación a los funcionarios públicos, aclaraba: “Las injurias contra éstos están
comprendidas, sin duda, en la previsión legal, pero no solamente en cuanto hayan actuado dentro de sus
funciones, sino también cuando las imputaciones se refieran a su vida privada, en la medida en que de ellas pueda
trascender el interés público” (Ob. cit, pág. 345)” (Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres. Ballestero
y Freiler).
“Según De Luca, el concepto no se limitaba “a funcionarios públicos y, por otra parte, también comprende
aquellos aspectos de la vida privada de éstos en la medida que puedan trascender al interés público. Nada impide
incluir a un particular, como por ejemplo, cuando ha actuado como intermediario o gestor en un negociado” (De
Luca, Javier A. “Libertad de prensa y delitos contra el honor. Delitos contra el honor cometidos a través de la
prensa”, Ad Hoc, Buenos Aires, 2006, pag. 150)” (Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres. Ballestero
y Freiler).
“Su vinculación con la excepción que preveía el artículo 111 del C.P. obligaba a que se probase la verdad de la
imputación, pues la exención de la pena era concebida como una suerte de premio para aquel que había ofendido
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Poder Judicial de la Nación
en defensa o para garantizar un interés público actual” (Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres.
Ballestero y Freiler).
“La novel redacción de este artículo suprime el viejo primer inciso, pues al convertir en atípicas las injurias sobre
un asunto de interés público, ya no es necesaria la prueba de su verdad, ni tampoco la motivación especial –“en
defensa” o “para garantizar” un interés público actual-”(Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres.
Ballestero y Freiler).
“La comprensión de la expresión “asuntos de interés público”, conforme se ve hoy en la norma, nos remite al
mensaje del Poder Ejecutivo Nacional que eleva el proyecto de ley modificatoria. Allí se hace referencia a la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, particularmente, a los precedentes “Patitó”
(24/6/08), “Bruno” (23/8/01) y “Granada” (26/10/93)” (Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres.
Ballestero y Freiler).
“El mensaje del Poder Ejecutivo Nacional también alude a los lineamentos dados por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, particularmente en el caso “Kimel” (2/5/08). Allí se dijo “Respecto al derecho a la honra, las
expresiones concernientes a la idoneidad de una persona para el desempeño de un cargo público o a los actos
realizados por funcionarios públicos en el desempeño de sus labores gozan de mayor protección, de manera tal
que se propicie el debate democrático. La Corte ha señalado que en una sociedad democrática los funcionarios
USO OFICIAL
públicos están más expuestos al escrutinio y la crítica del público. Este diferente umbral de protección se explica
porque se han expuesto voluntariamente a un escrutinio más exigente. Sus actividades salen del dominio de la
esfera privada para insertarse en la esfera del debate público. Este umbral no se asienta en la calidad del sujeto,
sino en el interés público de las actividades que realiza, como sucede cuando un juez investiga una masacre en el
contexto de una dictadura militar, como ocurrió en el presente caso.(…) 88.En la arena del debate sobre temas
de alto interés público, no sólo se protege la emisión de expresiones inofensivas o bien recibidas por la opinión
pública, sino también la de aquellas que chocan, irritan o inquietan a los funcionarios públicos o a un sector
cualquiera de la población.” (Del voto del Dr. Farah, al cual adhirieron los Dres. Ballestero y Freiler).
“En suma, por “expresiones referidas a asuntos de interés público”, término utilizado en el actual artículo 110 del
Código Penal, han de entenderse todas las relativas tanto al desempeño de los encargados de la función pública
como a aquellos temas que hacen al interés general de la organización político-social” (Del voto del Dr. Farah, al
cual adhirieron los Dres. Ballestero y Freiler).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler – Farah
30.6.2010
“Veiga”
Causa 43.736
Reg. 617
J. 9 - S. 18
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD DEL TRÁNSITO Y DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE Y DE
COMUNICACIÓN. ART. 196 C.P. REQUISITOS TÍPICOS. DEBER DE CUIDADO. ALCANCES.
DISIDENCIA. DELITOS IMPRUDENTES. DELITOS CULPOSOS. IMPUTACIÓN OBJETIVA. RIESGO
JURÍDICAMENTE DESAPROBADO. RIESGO PERMITIDO. DELITOS DOLOSOS. ART. 191 CP.
“…resulta trascendente el video incorporado al legajo, que muestra –desde la cabina del tren-, el momento en el
que el camión conducido por el encartado traspone las vías, oportunidad en la que claramente puede observarse la
barrera baja, para luego ser inmediatamente embestido por la formación ferroviaria, ocasionándose el referido
accidente y la consecuente interrupción del servicio. Además, al tratarse de un cruce de “doble mano”, cobra gran
relevancia probatoria que en dicho video se observa cómo el camión tripulado por el encartado cruza por el
costado de la barrera baja cuando, por su tamaño no existe ninguna posibilidad de que haya podido hacerlo por el
carril que le correspondía” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En consecuencia, lo hasta aquí señalado nos lleva a concluir que Bizzotto incumplió el deber objetivo de
cuidado que se imponía observar en la situación en la que se encontraba, cruzando el paso a nivel con la barrera
baja y en contramano, no habiendo adoptado así las mínimas medidas de seguridad que pudieron evitar el
resultado” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
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“… el delito previsto por el artículo 196, último párrafo del Código Penal, reprime a quien, por imprudencia,
causare un descarrilamiento, recordando que no se tipifica solamente por la detención ó entorpecimiento de la
marcha de un tren, sino que necesita además que dicha circunstancia haya ocasionado la efectiva producción de
un accidente, con las características de magnitud propia de los demás incidentes previstos en el capítulo del
cual forma parte (cf. CNCP, Sala I, causa 867, "Sak de Bulacio, Juana s/recurso de casación", Registro n° 1058,
resuelta el 12/07/96), circunstancia que, por las particularidades del hecho, se observa perfectamente en autos”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Encontrándose las barreras del paso a nivel bajas y las señales lumínicas y sonoras correctamente funcionando,
concuerdo en que el intento que el imputado hiciera por cruzar las vías férreas con el camión que conducía
supuso ya la generación de un riesgo que, fuera de los comunes peligros que hacen al tránsito automotor, lo
constituye en responsable del accidente que ha ocasionado. Sin embargo, y más allá de lo que en definitiva ha
permitido fundar su responsabilidad por la causación de un resultado que nace como producto de una infracción
al deber de cuidado, discrepo con el grado de réplica que, al interior de esta esfera punitiva, se ha atribuido a
dicho comportamiento” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Es cierto que en materia de comunicaciones, y fundamentalmente en lo que refiere a los accidentes ocurridos
con los medios de transporte, la primera aproximación jurídica que se hace a la indolencia de una conducta que
ha desatado tal o cual curso lesivo nos suele proyectar hacia los dominios propios de los delitos imprudentes.
Concretamente, hacia una tipología delictiva donde el autor, si bien desarrolla un proceder en el que se arraiga un
peligro jurídicamente desaprobado, no advierte en él la potencialidad del curso lesivo que a dicho peligro sigue o,
cuando lo hace, no ve en ello más que una posibilidad remota” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Ahora bien, no es ni en esa automática inferencia, ni en la representación del autor, donde radica la explicación
dogmática de los sucesos. Lo que es o no delito, los motivos de tal asignación, sus rasgos característicos, son
elementos que encuentran su origen en el mismo ordenamiento que los constituye como tales. En esa misma
clasificación que, según sea el peligro en ellos comprendido, emplazará el elemento capaz de diferenciar las
figuras culposas de las dolosas” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“En otros términos, y desde una faz objetiva, podría decirse que la imputación de un obrar típico como doloso o
culposo dependerá de dos aristas: una que determinará el umbral a partir del cual se constituye la noción misma
de riesgo jurídicamente desaprobado –base del delito culposo-; otra que al mismo tiempo, y en un movimiento
inescindible, fijará en la intensidad del peligro que atrapa en su configuración –en su mayor alejamiento o
cercanía con el resultado lesivo que se procura evitar- el carácter de un hacer culposo o doloso” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“Desde su nacimiento, y sea cual sea su naturaleza, los medios de transporte encerraron en sí el peligro que
supuso que el hombre, en su afán de progreso, traspusiera los límites que su propia biología le había impuesto.
No obstante, y dado que resulta imposible concebir una vida sin estos servicios, y por lo tanto sin los riesgos que
ellos engendran, tales actividades fueron admitidas. Esos peligros entonces se aunaron, y aún hoy lo hacen, bajo
la categoría de riesgos permitidos” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“En tal sentido, “puesto que una sociedad sin riesgos no es posible, y nadie se plantea seriamente renunciar a la
sociedad, una garantía normativa que entrañe total ausencia de riesgos no es factible; por el contrario, el riesgo
inherente a la configuración social ha de ser irremediablemente tolerado como riesgo permitido” (JAKOBS,
Günther, La imputación objetiva en Derecho Pena, Ed. Ad-Hoc,Buenos Aires, 1997, p. 44)” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“Sin embargo, para ser reputado como permitido, el riesgo deberá transitar bajo los límites que las normas y
reglamentos le imponen a fin de contenerlo. En definitiva, ese camino que, delimitado por el vallado legal,
pretende encauzarlo como única forma para su aceptación” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Más, pese al vigor que procura asignársele a esos límites, siempre ha de estar latente un margen de acciones
capaces de franquearlas. Conductas que, ya extrañas a las regladas, ya torciendo el equilibrio en que se debaten
los costos y beneficios de una actividad peligrosa, hará que el riesgo trasponga las fronteras que lo contienen y se
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Poder Judicial de la Nación
instituya en una potencia que la norma deja de tolerar. Así pues, quién conduce un vehículo a una velocidad
mayor de la estipulada, quién lo hace en un automotor que no reúne las condiciones de funcionalidad mínimas, o
quién, en definitiva, omite observar cualquiera sea la disposición bajo la cual se hayan pretendido limitar los
peligros propios de esa actividad vital para la sociedad, excede el riesgo permitido y genera una clara situación de
peligro que no puede ser consentida” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La mayor parte de los delitos imprudentes que ocurren con motivo del tránsito automotor conllevan la existencia
de un resultado que no es sino producto de un riesgo que, aunque efectivamente elevado por fuera de los
parámetros que la sociedad fija como límite a su tolerancia, no dejaba por ello de ser incierto. Sin embargo, no es
esa particular situación la que, a mi entender, caracteriza este caso. Cuando más allá de esa primera elevación del
riesgo se dan un conjunto de circunstancias que a los ojos del común observador permiten advertir su inminente
proximidad con la producción de un daño, no es posible hablar ya de meras conductas negligentes” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“En la exacta medida en que un riesgo trasunte un estadio potencial de lesión, abandonará los dominios del delito
imprudente para dar paso a uno pura y eminentemente doloso. Después de todo, “…allí donde uno identifique un
peligro concreto a partir del cual la acción esta prohibida, habrá dolo ya por el sólo hecho de la representación”
(SANCINETTI, ob. cit., p. 200)” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
USO OFICIAL
“Ninguna duda cabe respecto a que el hecho de cruzar un paso a nivel con las barreras bajas siempre importa un
peligro para la debida marcha de la formación ferroviaria que se aproxima. No obstante, también es cierto que
mientras una motocicleta o automóvil suponen la existencia de un escollo cuya magnitud generalmente puede ser
afrontada por el ferrocarril sin mayores consecuencias, la presencia de un camión, por el contrario, se instituirá en
un obstáculo de mayor gravitación; en el germen de un más que probable y severo accidente” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“Sobre esta base, son entonces los particulares contextos de actuación los que develan, ante a una misma
conducta antinormativa, el mayor o menor grado de compromiso que ella posee en relación con el resultado
lesivo que la legislación busca evitar y, de allí, su definición bajo el titulo de dolo o culpa” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“Todo conductor conoce las normas de tránsito y por ello, como regla general, puede decirse que su infracción
representa ya la conciencia de que se está generando una situación de peligro no tolerada por el ordenamiento. A
partir de aquí, será la mayor intensidad con que ese riesgo pueda representársele donde aquél superará su mera
potencialidad para constituirse en algo más concreto y en constante aproximación. El recorrido de esa senda que,
dejando atrás el horizonte de la culpa, se define, a partir de allí, en el ámbito del dolo” (Del voto en disidencia del
Dr. Ballestero).
“Ante el tenor del riesgo generado por un camión con semi-remolque que ha intentado trasponer las vías del
ferrocarril con las barreras bajas y todas las señales que alertaban sobre la proximidad del tren en funcionamiento,
y frente al conocimiento que debe tener sobre dicho peligro quien especialmente ha sido habilitado para su
conducción, ya no hay lugar para hablar aquí de un proceder culposo. A partir de aquí, es la esfera conquistada
por la categoría de los delitos dolosos el único sitio donde puede disputarse la polémica” (Del voto en disidencia
del Dr. Ballestero).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
8.6.2010
“Bizzotto”
Causa 43.586
Reg. 532
J. 10 - S. 19
DENUNCIA. REQUISITOS FORMALES PARA SU VALIDEZ. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. LEY
ORGÁNICA N° 24.946. FACULTADES. ALCANCES.
“… se ha dicho: “La simple suposición de un delito no autoriza a formular denuncia, pues la ley requiere
que el denunciante haya presenciado dicha comisión o tenga conocimiento de su perpetración por otro medio,
ofreciendo así las necesarias garantías de seguridad y seriedad como para disponer la instrucción del
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sumario en base a suponer verosímiles los hechos contenidos en la denuncia. Sería sumamente peligroso
instruir sumarios en base a denuncias fundadas en hechos puramente imaginarios o simplemente supuestos,
porque con ello, además del perjuicio injustamente producido a las personas implicadas, podría darse
lugar a que la denuncia se transformara en medio eficaz de persecución para satisfacer bajos sentimientos
de
venganza o lucro como consecuencia de la intolerancia que tanto ofusca y perturba a los espíritus.”
(conf. esta Sala I C.N° 30.041 “Confitería Bailable Cocodrilo s/archivo”, reg. n° 701, rta. el 27/08/98 y sus citas
“Abalos, R. W. “Derecho Procesal Penal”, t. III, Ed. Jurídicas Cuyo, Mendoza, 1993, págs. 201/202). En dicho
precedente se citó el fallo 1:40 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el que se estableció que la
denuncia no debe ser general y vaga sino contraída a los hechos denominados y especiales con expresión de las
circunstancias que puedan guiar al juez en su investigación”.
“De igual modo, Jorge A. Clariá Olmedo, con cita en el referido fallo de la C.S.J.N., se pronunció señalando que
el Superior Tribunal, sostiene la inadmisibilidad de las llamadas denuncias genéricas por no contraerse a hechos
específicos y determinados (conf. “Derecho Procesal Penal”, t. II, Rubinzal – Culzoni Editores, Buenos Aires,
2004, pág. 429)”.
“Por último, no puede dejar de señalarse que, mientras no se trate de medidas estrictamente jurisdiccionales, nada
impediría que el recurrente hiciera uso de las facultades otorgadas a los representantes del Ministerio Público
Fiscal por el artículo 26 de la Ley 24.946, a partir de las cuales podría canalizar diligencias como la propuesta a
fs. 8 (conf. en sentido similar esta Sala, C.N° 38.806 ARecurso de queja por apelación denegada interpuesto por
el Sr. Fiscal Miguel A. Osorio en autos: Pefaur, Héctor y otros s/falsificación de documentos públicos” reg. nro.
139 del 02/03/06, entre otros)”.
C.C.C. Fed. Sala I
14.6.2010
Causa 44.273
Ballestero – Freiler - Farah
“DGA”
Reg. 554
J. 1 - S. 2
DOCUMENTOS. FALSIFICACIÓN. REQUSITOS TÍPICOS. CONDUCTA DOLOSA.
“… debemos recordar que la conducta típica del artículo 292 solo requiere dolo directo. En las falsedades
documentales el agente procede conociendo la existencia de la falsedad y actuando con la expresa voluntad de
hacerlo, por lo que dicha conducta no se configura con simples violaciones del deber de cuidado que no permiten
vislumbrar la presencia del elemento subjetivo del tipo”.
“Esa falta de conocimiento a la que nos referimos, consecuentemente trae aparejado el error, el cual termina
afectando el dolo y excluyendo la tipicidad. De esta manera, al no haberse podido acreditar tal circunstancia,
habremos de descartar la figura legal aplicada”.
“En ese sentido, basta con traer a colación lo dicho por esta Sala respecto de este tipo de conductas, en cuanto a
que el delito de falsificación de documento requiere en el aspecto subjetivo por parte del imputado, el
conocimiento y voluntad de que se está adulterando un documento público verdadero, de modo que causa
perjuicio (Causa n° 35.287, caratulada “Soave, Mirta s/ procesamiento y embargo”, resuelta el 14/8/03, registro
n° 687). Así, la figura bajo análisis requiere el dolo, no hay falsificación por culpa…”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
17.6.2010
“Santarcieri”
Causa 44.198
Reg. 572
J. 8 - S. 15
DOCUMENTOS. USO DE DOCUMENTO FALSO. FALSIFICACIÓN. ACTOS PREPARATORIOS.
CONCURSO DE DELITOS. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DOBLE JUZGAMIENTO. NE BIS IN
IDEM. REQUISITOS PARA SU OPERATIVIDAD.
“… esta Sala ha sostenido en numerosos precedentes que el uso de un documento falso absorbe todos los actos
preparatorios que llevaron a su concreción, pues “...entre la falsificación del documento y el uso existe un
70
Poder Judicial de la Nación
concurso aparente por subsidiariedad tácita; por lo tanto, como hecho lesivo relevante, el uso subsume en sí (en
caso de efectuarse) todos aquellos actos que hayan significado su preparación, como lo es la primera conducta”.
“De esta forma, el uso de un documento adulterado concentra la anterior falsificación...” (Conf. c. 39.398,
“Catelani, Alicia Ramona y otro s/sobreseimiento”, resuelta el 2/11/06, registro n° 1194 de esta Sala Primera)”.
“… resulta oportuno recordar que la garantía constitucional ne bis in idem, sobre la que reposa el planteo
introducido por la asistencia técnica de Javier Romero Flores, exige para su operatividad la determinación de una
triple identidad entre los procesos cotejados, a saber: identidad de sujeto (eadem persona), de objeto (eadem res)
y de causa de persecución (eadem causa petendi). Los tres requisitos enunciados, sobre los que existe consenso
tanto en el ámbito doctrinario como jurisdiccional, ya han sido desarrollados por este Tribunal en anteriores
pronunciamientos (c. 39.801, caratulada “Sozzo, Héctor G. s/delito de acción pública”, reg. n° 241, rta. el
4/4/2007 y c. 42.325, caratulada “Garialde, Julio Alberto s/rechazo de excepción de falta de acción”, reg. n° 227,
rta. el 25/3/2009, entre otros)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
1.6.2010
“Romero Flores”
Causa 43.898
Reg. 509
J. 9 - S. 18
USO OFICIAL
DOCUMENTOS. VIOLACIÓN DE SELLOS Y DOCUMENTOS. ART. 255 CP. SUSTRACCIÓN U
OCULTAMIENTO DE OBJETOS DESTINADOS A SERVIR DE PRUEBA ANTE AUTORIDAD
COMPETENTE. REQUISITOS TÍPICOS.
ART. 294 CP. SUSTRACCIÓN O DESTRUCCIÓN DE
DOCUMENTOS. REQUISITOS TÍPICOS.
“… se ha enmarcado el hecho bajo análisis como constitutivo de las infracciones a las previsiones de los arts. 255
y 294 del Código Penal”.
“El primero de ellos requiere que el funcionario público sustraiga u oculte objetos -cuya custodia le fuera
confiada- destinados a servir de prueba ante la autoridad competente”.
“Para ello, debe “quitar la cosa de la esfera de custodia en que se halla” o “esconder o hacer desaparecer el
objeto, de modo que no pueda ser encontrado o tenido a disposición en el momento en que debe ser utilizado”
(cfr. Eduardo Donna “Derecho Penal, Parte Especial”, Tomo III, p. 203, Rubinzal-Culzoni Editores, 2000)”.
“Asimismo, la supresión o destrucción de un documento -en todo o en parte- que sanciona el artículo 294 del
Código Penal se verifica en los casos en que la falta del documento motive una apreciación equivocada del
cuadro de situación del hecho que el documento deba probar (v. Donna, op. cit., Tomo IV, p. 245 y sus citas)”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
16.6.2010
“Grosvald”
Causa 29.111
Reg. 31.532
J. 7 - S. 14
ESTAFA. REQUISITOS TÍPICOS. ART. 173 INC. 7 CP. CREACIÓN DE OBLIGACIONES ABUSIVAS.
“Esta Sala ha sostenido que la figura del artículo 173, inciso 7°, del Código Penal prevé la creación de
obligaciones abusivas como un modo de actuar en perjuicio de los intereses confiados al administrador, afectando
así al titular del patrimonio (Conf. causa n° 24.583 “Alderete”, reg. n° 28.229 del 25/3/08 y causa n° 19.573
“Alderete”, reg. n° 21.503 del 2/9/03)”.
“En este sentido, la doctrina ha considerado que este es el caso de quien adquiere cosas innecesariamente o que
erige créditos que no estén justificados por no ser útiles ni necesarios para la gestión, como hipótesis de creación
de una obligación abusiva que constituirá el delito de administración infiel (Carlos Creus “Derecho Penal. Parte
Especial”, Tomo I, 2da. edición, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1988, pág. 520; Sebastián Soler, “Derecho Penal
Argentino”, tomo IV, TEA, Buenos Aires, 1978, pág. 391)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
16.6.2010
“Nordio”
Causa 28.515
Reg. 31.539
J. 3 - S. 6
71
ESTAFA. REQUISITOS TÍPICOS. ERROR. ENGAÑO. IMPUTACIÓN OBJETIVA. ALCANCES.
COMPETENCIA DE LA VÍCTIMA.
“Tiene dicho este Tribunal con respecto a este tópico que en los supuestos de estafa, para proteger jurídicamente
al sujeto pasivo, es clave que el error no sea producto de su propia torpeza, sino que tiene que haberse producido
como consecuencia de un engaño suficientemente idóneo llevado a cabo por el sujeto activo, ya que de no ser así,
sería imposible establecer una relación de causalidad entre el engaño y el error, cuando este provenga de un
actuar negligente por parte de la víctima (c/n° 43.375 “Loto, Carlos A.”, rta. 21/12/09, reg. 1475)”.
“En otras palabras, cuando el perjudicado hubiese podido descubrir el ardid intentado con sólo emplear el debido
cuidado, la estafa tiene que ser excluida”.
“En el marco de la teoría de la imputación objetiva este tipo de supuestos, caracterizados por un marcado
quebrantamiento del deber de autoprotección por parte del sujeto pasivo, resultan enmarcados dentro del instituto
de competencia de la víctima, y viene al caso recordar la opinión que sobre esta temática ha dado Jakobs, al
sostener que “Al igual que el autor no puede comportarse de modo arriesgado distanciándose, simultáneamente,
de manera válida de las consecuencias de su comportamiento, tampoco la víctima puede asumir un contacto
social arriesgado sin aceptar como fruto de su comportamiento las consecuencias que conforme a un pronóstico
objetivo son previsibles” (Jakobs, Günther; “La imputación objetiva en derecho penal”, Editorial Ad-Hoc,
Buenos Aires, Año 1997, página 36)”.
“En esta línea exegética, no es posible reconocer efecto jurídico al error de quien se dejó engañar, pues en ese
caso, lo determinante del error no es el ardid o engaño, sino la conducta negligente del sujeto pasivo (de esta
Sala, causa “Loto” ya referenciada, con cita de Nuñez, Ricardo, “Iniusta Petitio …”, L.L. T.63, pág. 718 y
ssgtes.), y menos aún cuando el destinatario de la maniobra es el Estado, quien contando con la información que
daba cuenta de los antecedentes laborales del imputado, a través de un actuar coordinado de sus distintas
reparticiones podría haber evitado incurrir en los pagos incorrectos con sólo efectuar un entrecruzamiento de las
bases de datos respectivas”.
“En este escenario, y sin profundizar en la discusión dogmática vinculada con la posibilidad de que exista un
ardid por omisión, se ve desvirtuada la idoneidad del engaño que ha sido atribuido a Julio Osvaldo Riobó frente
al carácter calificado del sujeto pasivo, en la medida que “(…) El criterio para juzgar la existencia e idoneidad
del ardid (…)no puede prescindir de tomar en cuenta la calidad del engañado, para estimar si, de acuerdo con la
condición de éste, puede hablarse de un error (…)” (Soler, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, Editorial
TEA, Buenos Aires, Año 2000, pag. 354)”.
“Así lo ha entendido esta Sala en un precedente cercano, al expresar que “cuanto mayores sean las posibilidades
de defensa de la víctima, mayor será la idoneidad que se exija al ardid para admitir su eficacia. Así, una misma
conducta puede ser considerada en un caso ardidosa y en otro carente de idoneidad engañosa, al ser distintos
los sujetos pasivos del error (…)” (de esta Sala, c/n° 42.455 “Rojo, Carlos Alberto s/procesamiento”, rta.
12/02/09, reg. 76)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
24.6.2010
“Riobó”
Causa 43.947
Reg. 596
J. 10 - S. 19
EXCARCELACIÓN. PAUTAS PARA EVALUAR SU PROCEDENCIA.
“… en materia de libertades este Tribunal ha recordado, a través de varios precedentes, que la Constitución
Nacional consagra categóricamente el derecho a la libertad física y ambulatoria, atributo fundamental de todos
los hombres. Asimismo, ella impone el deber de considerar y tratar a todo individuo como inocente hasta que en
un juicio respetuoso del debido proceso se demuestre lo contrario mediante una sentencia firme -art. 14 y 18 CN(de esta Sala, causa n°37.956 “Mendoza”, rta el 14/7/05, reg n°719 ; causa n°41.976 “Soliz”, rta. el 17/7/08, reg
n°812 y causa 37.964 “Renduelles, Fabiana Andrea s/ excarcelación”, rta. el 8/9/05, reg. n° 703, entre otras)”.
72
Poder Judicial de la Nación
“Sin embargo, y así como no existen derechos absolutos, también estas libertades pueden verse relativizadas si se
comprueba la existencia de causas objetivas que hicieren presumir al juez que la persona sometida a proceso
criminal intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer el curso de las investigaciones judiciales”.
“Precisamente ese fue el criterio adoptado por el legislador en el artículo 280 del CPPN, mediante el cual
estableció los principios generales que deben observar todas las medidas de coerción, y en particular la
restricción a la libertad personal, la cual sólo podrá ser coartada “en los límites absolutamente indispensables
para asegurar el descubrimiento de la verdad y la aplicación de la ley”.
“En razón de lo expuesto es que entendemos que el encierro preventivo de una persona sólo puede estar
justificado cuando su libertad implique un peligro cierto que impida la realización del proceso o la aplicación de
la ley sustantiva, y en tanto ello se sustente en elementos que permitan acreditar esos riesgos (ver de esta Sala,
causa nro. 37.788, “Páez”, reg. nro. 345, rta. el 29/4/05)”.
“Teniendo en cuenta los conceptos expuestos, las prescripciones legales de los artículos 316 y 317 del CPPN no
pueden representar más que un parámetro relevante (o si se quiere una presunción iuris tantum) para evaluar la
existencia de riesgos procesales. Y no obstante su configuración, pueden existir circunstancias que permitan
descartar esos riesgos aun frente a una elevada amenaza de pena. Esto es así porque sólo los elementos de cada
caso concreto pueden fundar válidamente- en tanto permitan presumir de modo razonable la existencia de esos
USO OFICIAL
peligros procesales- el encarcelamiento preventivo de una persona”.
“Es por tal motivo, entonces, que no resulta posible admitir el primero de los argumentos invocados por el juez
de grado para denegar el pleno ejercicio de la libertad ambulatoria a la imputada en tanto este se funda, con
exclusividad, en las escalas penales previstas para los delitos cuya comisión se atribuye a la nombrada. Este
criterio, si bien netamente objetivo y neutral, por cuanto apela a cifras que vienen impuestas en abstracto por el
legislador, es incapaz de evidenciar, en el caso a decidir, la existencia de un riesgo que, aún cuando hipotético,
siempre debe encontrar su sustento en motivos que sí han de ser reales y concretos”.
“Al respecto, y más allá de innumerables precedentes que la temática registra, entre los cuales se destaca la
decisión plenaria N° 13 dictada por la Cámara Nacional de Casación Penal en la causa “Díaz Bessone”, no puede
soslayarse aquello que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostuviera al entender en el caso
“Peirano Basso”, donde señaló que “...el riesgo procesal de fuga o de frustración de la investigación debe estar
fundado en circunstancias objetivas. La mera alegación sin consideración del caso concreto no satisface este
requisito. Por ello, las legislaciones sólo pueden establecer presunciones iuris tantum sobre este peligro, basadas
en circunstancias de hecho que, de ser comprobadas en el caso concreto, podrán ser tomadas en consideración por
el juzgador para determinar si se dan en el caso las condiciones de excepción que permitan fundamentar la prisión
preventiva. De lo contrario, perdería sentido el peligro procesal como fundamento de la prisión preventiva”
(Informe n°35/07, del 14 de mayo de 2007, párr. 85)”.
“Es por ello entonces que, al menos examinada desde esta arista estrictamente objetiva, no se advierten razones
que permitan mantener el temperamento recurrido, si no lo es bajo el riesgo de quebrantar los principios que
deben guiar la actuación de los tribunales argentinos, por lo cual deviene ineludible atender al segundo de los
motivos invocados en la resolución apelada”.
“Ha quedado afirmado que sólo cuando sea razonable presumir que el imputado, si se encuentra en libertad
durante la sustanciación de la causa, adoptará conductas concretas cuyo fin sea obstaculizar los cauces del
proceso o eludir los alcances de la ley penal, es que aquellas elementales garantías que la Ley Fundamental
consagra deberán ceder frente a otras de las aspiraciones que ella misma se encarga de amparar (ver de esta Sala,
causa nro. 42.412, “Escobar Sanabria”, reg. nro. 1298, rta. el 31/10/08)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
24.6.2010
“Pereira de Gutiérrez”
Causa 44.424
Reg. 605
J. 9 - S. 18
FUNCIONARIO PÚBLICO. CONCEPTO. ALCANCES.
73
“… reiteradamente se ha sostenido que “...lo que da la idea de lo que es un funcionario o empleado público, es la
participación en el ejercicio de funciones públicas mediante la facultad delegada de manera permanente o
accidental de formar o ejecutar la voluntad estatal para realizar un fin público... Se trata pues, de un concepto
funcional que le es propio al derecho penal, que se relaciona con la participación de la persona en la función
pública de acuerdo al propio artículo 77 del Código Penal, del cual se ha señalado que ´...la incorporación
formal a la administración pública no es la única y exclusiva razón que legitima la imputación de delitos
formales, sino también, y por encima de las consideraciones administrativas, la simple participación en el
ejercicio de funciones públicas…´...” (conf. esta Sala en causa n° 26.839 “Del Valle Rivas”, rta. el 4/12/08,
reg.n° 29.271 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
24.6.2010
“Cascardo”
Causa 29.159
Reg. 31.565
J. 5 - S. 9
INCONSTITUCIONALIDAD. ART. 286 CPCCN. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. IGUALDAD
ANTE LA LEY. DEBIDO PROCESO. DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA. DEFENSA EN
JUICIO. ALCANCES. BENEFICIO DE LITIGAR SIN GASTOS. CAUSAS PENALES. ALCANCES.
DOBLE INSTANCIA. ALCANCES. DOBLE CONFORME. DISCRIMINACIÓN. ALCANCES. RECURSO
EXTRAORDINARIO. ALCANCES. DISIDENCIA.
“… la restricción en cuestión [prevista por el art. 286 CPCCN] –sea exigida como condición de admisibilidad,
sea que se postergue su exigencia, como ha ocurrido en el caso de Paulucci, hasta el tratamiento y desestimación
de la queja- se revela como una regulación irrazonable de los derechos implicados y que compromete seriamente,
además, la garantía de aquellos derechos, es decir, el acceso efectivo a la justicia según la extensión que le ha
asignado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como la Corte Europea de Derechos Humanos –y,
según veremos, también nuestra Corte Suprema de Justicia-, de acuerdo con la cual, ella se encuentra
íntimamente vinculada con la existencia de un Estado democrático de derecho y dota de sentido, en consecuencia,
a las demás garantías procesales –por lo cual, no basta con la existencia formal de un recurso ante la justicia, sino
que éste debe ser efectivo –cfr. CIDH, “Hilaire; Comunidad Mayagna” y “Caso del Tribunal Constitucional”;
TEDH, “Keenan v. the UK, 3/4/01”; “Golder v. The UK”, entre muchos otros.-” (Del voto de los Dres. Freiler y
Farah).
“Sin perjuicio de ello, se abrirá el interrogante consistente en si, por sus efectos, la restricción no se transforma en
un engranaje discriminatorio basado en la posición económica de las personas, asunto que, por involucrar una
categoría sospechosa, exigirá un escrutinio aún más estricto, a la hora de la adjudicación constitucional, que el
test de razonabilidad anunciado, lo cual nos conducirá a la conclusión de que el obstáculo compromete también el
derecho a la igualdad, desde una perspectiva sustancial” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En cuanto a la exención basada en el beneficio de litigar sin gastos, más allá de la reiterada jurisprudencia del
Tribunal en el sentido de que aun cuando se solicite la aplicación del instituto específicamente para la queja,
deberá tramitarse ante el Juez de la causa y seguir los pasos procesales pertinentes, ha aceptado la interposición
de la queja sin la integración contemporánea del depósito a resultas del beneficio de litigar sin gastos, con la
carga de informar periódicamente al Tribunal acerca de su tramitación. Sin perjuicio de ello, ha exigido que la
solicitud del beneficio se efectúe antes del vencimiento del plazo para la interposición de la queja o en forma
contemporánea (cfr. Fallos: 323:41)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En algunos de estos supuestos, la Corte suspendió la tramitación del recurso a resultas del incidente, mientras
que en otros que consideró urgentes, decidió estudiar la queja con beneficios de carácter provisional (vgr. Fallos:
328:3354; 313:1181; 321:1754; 326:2906, entre otros), como por ejemplo, en el caso de Paulucci, ocasión en la
que recién tras desestimar la queja, lo intimó para que acredite la concesión del beneficio o, en su defecto, para
que integre el depósito bajo apercibimiento de ejecución” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
74
Poder Judicial de la Nación
“En su fórmula más abreviada, la Corte Suprema de Justicia ha dicho que el depósito previo no contraría
garantías constitucionales (Fallos: 292:309, 296:511, 307:671, 314:659 y 316:361), o que la exigencia no se
enfrenta con el derecho de defensa en juicio ni con la igualdad ante la ley” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Estas fórmulas remiten a distintos precedentes que, a su vez, se remontan a otros más antiguos hasta confluir en
una raíz común. Así, salvo ciertas variaciones, el punto de partida de esta cadena son sentencias anteriores a la
sanción de la ley 17.116 referidas a supuestos diversos de los de la exigencia del art. 286 C.P.C.C.N. y que, según
se verá, involucraban otros asuntos respecto de los cuales la Corte, según el caso, ha ido variando su
jurisprudencia. Sin embargo, según lo anunciado, el Tribunal no ha extendido su doctrina hasta el asunto que nos
ocupa y, cuando se introdujeron objeciones a la restricción recursiva fundadas específicamente en el derecho de
acceso a la justicia o en el art. 25 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, la Corte sostuvo –con
excepción de las disidencias de un ministro- que la parte no había demostrado en términos claros y precisos de
qué manera dicho principio se oponía al establecimiento del depósito en los recursos de hecho por denegación del
recurso extraordinario, máxime cuando la ley contempla que están exentos del recaudo aquellos que demuestren
oportunamente carecer de recursos para solventarlo (Fallos 318:435, 28/3/95, “Emilio Veleiro v. Armando
Gustavo Desplats y otro”; y 331:1655, 15/7/08, “Romed S.A. s/ concurso preventivo”)” (Del voto de los Dres.
Freiler y Farah).
USO OFICIAL
“Ahora bien, dentro de esta cadena de precedentes relativa a la adjudicación constitucional del art. 286 del
C.P.C.C.N., corresponde destacar tres circunstancias que, a diferencia de las variaciones detalladas previamente,
podrían representar fisuras y, eventualmente, permitir la filtración de los nuevos criterios acuñados por la Corte
respecto de las garantías comprometidas en el análisis que aún no han sido extendidos al tema que nos ocupa”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En primer lugar y sin perjuicio de la nueva amplitud que la Corte le ha asignado al derecho de defensa en juicio
y al doble conforme –asunto que se tratará luego-, el Tribunal ya había sostenido, con independencia de la
materia involucrada en el pleito, que: “…Si bien el acceso del apelante a la segunda instancia no es requerido por
la Constitución, integra la garantía de defensa cuando la ley lo ha instituido…” (Fallos: 305:1929, “José Héctor
Loza y otro”, entre otros). En un sentido similar, la Suprema Corte de los E.E.U.U. –para quien tampoco
integraba el debido proceso legal el derecho de apelar condenas criminales o sentencias civiles (pues ni la
Constitución ni el “Bill of Rigths” lo mencionaban)- sostuvo que cuando las apelaciones estaban previstas por la
ley, el gobierno no podía discriminar o crear barreras que limitaran la posibilidad de los indigentes para ejercitar
el derecho. Específicamente, la Corte consideró el deber del Estado de proveer transcripciones de los juicios,
asistencia jurídica y eximir de tasas de justicia a los indigentes en apelación (vid. Erwin Chemerinsky,
“Constitucional Law, Principles and Policies”, 3th. edition, Aspen Publishers, 2006, Ch. 10.9, con cita de
“Griffin v. Illinois”, 351 U.S. 12 -1956-)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Estas ideas permiten quebrar la conexión negativa trazada entre la garantía de la doble instancia con el derecho
de defensa como compacto dirigido a neutralizar una ofensa del segundo cuando el recurso no esté previsto en
forma autónoma como derecho constitucional” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Esto es especialmente relevante para nuestro análisis puesto que sin perjuicio del vuelco garantizador que ha
registrado la jurisprudencia del máximo Tribunal respecto de la garantía del doble conforme –especialmente a
partir de “Giroldi” y “Casal” (Fallos: 318:514 y 328:3399 respectivamente-, nos enfrentamos a un supuesto en
que se discute el acceso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es decir, a una instancia extraordinaria
destinada, no a revisar ampliamente una sentencia definitiva, sino a solucionar cuestiones constitucionales” (Del
voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Si el recurso extraordinario está previsto por la ley, formará, en consecuencia, parte del derecho de defensa en
juicio –que, por cierto, no podrá ser nominal, según el expreso refuerzo que la Corte ha asignado a ese derecho
in re: “Noriega” (Fallos: 330:3526, del 7/8/07)-“ (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La segunda circunstancia que erosiona la cadena jurisprudencial descripta, se relaciona con un primer desarrollo
del derecho de acceso a la justicia en un caso similar al que nos ocupa (sin perjuicio, por cierto, de la posterior
75
extensión garantizadora de la interpretación de la garantía, aunque en otro tipo de supuestos)” (Del voto de los
Dres. Freiler y Farah).
“En Fallos 324:1111, del 3/4/01 (“Liliana Esther Plenkovich v. Mercedes Salvia y otros”) la Corte revisó un fallo
de un tribunal inferior que había concedido una excepción de arraigo interpuesta por los demandados. Entendió
que se trataba de una sentencia equiparable a definitiva por hallarse en juego la garantía de acceso a la
jurisdicción. Sostuvo así: “…Que la garantía de los derechos no puede ser efectiva si no se asegura un acceso real
a la justicia…” y que en esa línea se adscribía la tendencia internacional de suprimir obstáculos, como la cautio
iudicatum solvi” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sin embargo, toda vez que fuera del ámbito convencional la caución seguía siendo exigible (art. 348 CPCCN),
estimó que su interpretación no debía sujetarse a un rígido formalismo –hermenéutica que se opondría a un
adecuado servicio de justicia-, según su naturaleza de medida cautelar y la finalidad perseguida. Entonces,
aunque se dirigiera a proteger al demandado de los riesgos y dificultades con que pudiera encontrarse al pretender
cobrar en el extranjero las eventuales costas judiciales que pudieran ser impuestas en su favor a cargo de la
contraparte, sostuvo que su aplicación debía respetar un prudente equilibrio entre su fundamento racional y su
carácter discriminatorio” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Teniendo en cuenta, entonces, que el instituto constituía un obstáculo al normal acceso a la justicia, los jueces
ponderaron las circunstancias concretas del litigio, a la luz de las cuales concluyeron que la caución violentaba la
garantía de acceso a la jurisdicción” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sin embargo, el panorama descripto y el perfilamiento todavía tímido de una tendencia expansiva en cuanto al
reconocimiento del acceso a la justicia y de la igualdad sustancial, ha adquirido otra perspectiva a partir de la
reforma constitucional del año 1994 y de la inclusión, con esa jerarquía, de los Pactos Internacionales de
Derechos Humanos (art. 75, inc. 22 C.N.) “en las condiciones de su vigencia”, es decir, teniendo en cuenta las
recomendaciones y decisiones de los órganos de interpretación y aplicación de los instrumentos internacionales,
en el marco de sus competencias” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Desde el punto de vista histórico, se ha dicho que el concepto actual de acceso a la justicia, nació como limitado
a la asistencia legal ligada a razones caritativas. Con el advenimiento de la revolución francesa y norteamericana,
cambió la perspectiva de protección y se consideró a la asistencia legal como un derecho político asociado con la
igualdad ante la ley y la justicia. Luego, fue evolucionando con la idea de bienestar social, la distribución de
ingresos y de servicios disponibles (cfr. Birgin, H. y Kohen, B., “El acceso a la justicia como derecho”, en
“Acceso a la justicia como garantía de igualdad; instituciones, actores y experiencias comparadas”, Biblos, 1°
edición, Buenos Aires. 2006, p. 15)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Antes de la reforma constitucional, si bien no encontraba previsión expresa, el derecho de acceso a la justicia
podía inferirse de los arts. 14 –derecho de peticionar a las autoridades-; 18 –derecho de defensa en juicio-; del
art. 33 –garantías no enumeradas- e incluso del Preámbulo en cuanto establece como propósito “afianzar
justicia” (cfr. Fernández Valle, M., “El acceso a la justicia de los sectores en desventaja económica y social”, en
“Acceso a la justicia…”, op. cit., p. 40)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Con posterioridad, las Declaraciones y Convenciones mencionadas en el art. 75, inc. 22 C.N. introdujeron su
formulación expresa. Así, el art. 25 del Pacto de San José de Costa Rica… ” (Del voto de los Dres. Freiler y
Farah).
“Asimismo, el art. 8.1 establece el derecho a ser oído entre otras garantías. Cabe mencionar también los arts. 26 y
28 de la Declaración Interamericana de Derechos Humanos, los arts. 8 y 10 de la Declaración Universal y los
arts. 2, 3 y 14 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Por otra parte, cabe tener en cuenta que la reforma constitucional también vino a refundar, en la línea iniciada a
partir de 1983, el ideal igualitario, al incluir ciertas disposiciones que permiten distanciarse de su entendimiento
clásico y adoptar una perspectiva sustancial. Así, por un lado, incorporó expresamente la igualdad de
oportunidades como valor constitucional y habilitó las acciones afirmativas como medidas legítimas para
neutralizar y rectificar situaciones, prácticas o patrones de desigualdad que sin justificación alguna privaran a
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Poder Judicial de la Nación
ciertos grupos de iguales oportunidades que el resto (arts. 37 y 75, inc. 23 C.N.). Por el otro, consagró
expresamente la protección antidiscriminatoria en el núcleo constitucional como resultado de la asignación de
jerarquía constitucional a aquellos tratados, que incluyen esos principios como uno de los más fundamentales y
junto con ello, cabe computar la recepción expresa de la acción de amparo colectivo como vía procesal específica
de protección antidiscriminatoria tanto individual como colectiva (cfr. Maurino, Gustavo, “Pobreza y
discriminación…”, op. cit., ps. 315/316)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Ahora bien, en relación con la interpretación que los organismos internacionales correspondientes han realizado
respecto de los derechos consagrados expresamente en los pactos y comprometidos en nuestro análisis, cabe
mencionar primero la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en “Cantos v. Argentina”
(sentencia del 28 de noviembre de 2002) por su íntima vinculación con el problema constitucional aquí
estudiado” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En primer lugar, el Tribunal destacó que dentro de las obligaciones generales de los Estados de respetar y
garantizar los derechos reconocidos en la Convención (art. 1.1), se encuentra un deber positivo de garantía, lo
cual supone tomar todas las medidas necesarias para remover los obstáculos que puedan existir para que aquéllos
puedan disfrutar de los derechos que la Convención reconoce. Así, la tolerancia del Estado a circunstancias o
condiciones que impidan a los individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger sus derechos,
USO OFICIAL
constituye una violación al artículo 1.1. (Caso Hilaire, Constantine y otros, 21/6/02 y OC-11/90, del 10/8/90)”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En cuanto al art. 8.1, estableció que consagra el derecho de acceso a la justicia, del cual se desprende que los
Estados no deben interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en busca de que sus
derechos sean determinados o protegidos. Cualquier norma o medida del orden interno que imponga costos o
dificulte de cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que no esté justificada por las
razonables necesidades de la propia administración de justicia, debe entenderse contraria a aquel artículo” (Del
voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Entendió que el art. 25 también consagra ese derecho y que establece la obligación positiva del Estado de
conceder a todas las personas bajo su jurisdicción un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus
derechos fundamentales, lo cual abarca no sólo los reconocidos por la Convención, sino también aquéllos que
estén reconocidos por la Constitución o por la ley” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La Corte recordó su doctrina en el sentido de que la garantía de un recurso efectivo, constituye uno de los pilares
básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en
el sentido de la Convención y que para que el Estado cumpla con el art. 25, no basta con la existencia formal del
recurso, sino que éste debe ser efectivo, es decir, debe brindar a la persona la posibilidad real de interponer un
recurso que sea sencillo y rápido. Cualquier norma o medida que impida o dificulte hacer uso del recurso de que
se trata constituye una violación del derecho de acceso a la justicia” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Consideró –a nuestro entender como criterio central-, que si bien el derecho de acceso a la justicia no era
absoluto y que, en consecuencia, podía quedar sujeto a algunas limitaciones discrecionales del Estado, éstas
debían guardar correspondencia entre el medio empleado y el fin perseguido y, en definitiva, no podían suponer
la negación misma del derecho –según la cita del precedente Osman v. UK de la Corte Europea de Derechos
Humanos, 28/10/98-“ (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Enfatizó que para satisfacer el derecho de acceso a la justicia no bastaba que en el proceso se produjera una
decisión judicial definitiva, sino que era necesario también que quienes participasen en un proceso pudieran
hacerlo sin verse obligados a pagar sumas desproporcionadas o excesivas a causa de haber recurrido a los
tribunales. Agregó que esta última situación se agravaba en la medida en que para forzar el pago, las autoridades
argentinas procedían a embargar los bienes del deudor o a quitarle la posibilidad de ejercer el comercio.
Por otra parte, algunos años antes, a través de la Opinión Consultiva 11/90, la Corte interpretó las excepciones
del art. 46.2 al recaudo del agotamiento de los recursos de jurisdicción interna del art. 46.1.a para acceder a la
Comisión Interamericana, en relación con supuestos de indigencia” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
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“Sostuvo que el art. 46.2 debía ser leído a la luz de las disposiciones de los arts. 1.1, 24 y 8 y que, aun cuando la
indigencia no estuviese prevista expresamente como excepción, lo cierto era que si los servicios jurídicos eran
necesarios por razones legales, o de hecho, para que un derecho garantizado por la Convención fuese reconocido
y alguien, en razón de su indigencia, no podía obtenerlos, se encontraría exento del recaudo; y que lo mismo era
aplicable para cuando se exigiera el pago de una suma de dinero para realizar los trámites necesarios” (Del voto
de los Dres. Freiler y Farah).
“Por su parte, la Corte Europea de Derechos Humanos, más allá de reconocer que el derecho de acceso a la
jurisdicción no se encontraba contemplado expresamente en el art. 6.1 de la Convención Europea de Derechos
Humanos, estimó que constituía un elemento inherente al derecho establecido en ese parágrafo, lo cual se
desprendía de la lectura de la norma en su contexto y a la luz del propósito de la Convención y de los principios
generales del derecho” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sería inconcebible, a su entender, que ese artículo describiera detalladamente las garantías procesales asignadas
a las partes en un conflicto pendiente, mas no asegurara primero aquello que hace posible beneficiarse de tales
garantías, es decir, el acceso a un Tribunal. Un juicio justo, expedito y público no tendría ningún valor si no
existe un procedimiento judicial” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sostuvo que el art. 6.1 asegura a toda persona el derecho de presentar sus reclamos relativos a derechos y
obligaciones civiles ante la justicia. Así, el artículo comprende el “derecho a un Tribunal”, respecto del cual el
derecho de acceso –es decir, el de instituir procedimientos civiles ante los Tribunales-, constituye sólo un
aspecto. A esto, se agregan las garantías establecidas en el art. 6.1. vinculadas con la organización y composición
de los tribunales y con el procedimiento. En suma, todo este conjunto delinea el derecho a una audiencia justa”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sin perjuicio de ello, admitió que ese derecho no es absoluto y que admite limitaciones, desde que la propia
naturaleza del derecho de acceso reclama la regulación del Estado. Sin embargo, dichas limitaciones no deben
restringir o reducir el acceso de un individuo de una manera que menoscabe la propia esencia del derecho.
Consideró que no sería admisible una restricción que no persiguiera un fin legítimo y que no revelara una
razonable relación de proporcionalidad entre los medios empleados y el fin perseguido. Ahora bien, a la hora de
evaluar esta razonabilidad, la Corte evaluó las circunstancias particulares de cada caso, sin establecer reglas
generales (vid. “Golder v. The UK”, 21/2/75 y “Osman v. The UK”, 28/10/98, entre otros)” (Del voto de los
Dres. Freiler y Farah).
“Cabe señalar, por último, que en el ámbito internacional tras el amplio reconocimiento del derecho de acceso a
la justicia –que, según hemos visto, se ha conectado con el propio sustento de un Estado democrático de
Derecho- se ha ido centrando la atención en las dificultades que enfrentan las personas en condición de
vulnerabilidad para gozar efectivamente de esa garantía. Esta preocupación refleja, según entendemos, el
reconocimiento implícito de que los respectivos aparatos estatales fueron conformados según una visión no
inclusiva de la jurisdicción, reservada sólo para un puñado de aventajados que contaban con las oportunidades de
hacer actuar sus derechos –con la consecuente heteronomía de quienes no podían hacer oír sus voces-. Sin
embargo, según veremos en el punto III, una idea sustancial del régimen democrático y, en especial, de un Estado
democrático no sólo ubica a la judicatura en un rol vital para su propia configuración, sino que también le exige
una tarea decisiva en materia de defensa de las minorías y, en consecuencia, de inclusión social” (Del voto de los
Dres. Freiler y Farah).
“Es que el reconocimiento del acceso a la jurisdicción como derecho subjetivo conlleva la necesaria revisión de
estructuras construidas sobre la base de una mirada restrictiva y aristocrática del rol de la judicatura” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
“En otras palabras, así como la temprana construcción jurídica de un agente portador de derechos civiles, anterior
a la institucionalización de la apuesta democrática, conllevaba ciertos corolarios explosivos que condujeron
necesariamente a la expansión de los derechos subjetivos, incluido el del sufragio, hasta alcanzar su inclusividad
actual –con el consecuente replanteo de las “opciones” reales de las que goza un agente-(cfr. O´Donell,
78
Poder Judicial de la Nación
Guillermo, “Teoría Democrática y Política Comparada”, publicado en “Desarrollo Económico, Revista de
Ciencias Sociales”, IDES, Nº 156, vol. 39, enero-marzo 2000, ps. 519/570), el reconocimiento del acceso a la
jurisdicción como un derecho subjetivo lleva consigo la promesa de una justicia inclusiva y la consecuente
democratización de su función” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En el caso “Brusa” (del 11/12/03), se analizó a la luz del art. 25 de la CADH la limitación establecida por el art.
115 de la C.N., en cuanto prevé que el fallo del Jurado de Enjuiciamiento de los jueces de los tribunales inferiores
del país será irrecurrible” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La Corte leyó el derecho de acceso a la justicia en la clave que se desprende de la OC-9/87 y estimó que aquél
viene a incorporar el principio de la efectividad de los instrumentos o medios procesales destinados a garantizar
los derechos humanos, obligando a los Estados Partes a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de
violaciones de derechos humanos, los que deben ser sustanciados conforme las reglas del debido proceso legal,
dentro de la obligación general del art. 1.1 de la Convención” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Asimismo, como en los casos relatados en el punto II.3, se sostuvo que para que tal recurso exista, no basta que
esté previsto por la Constitución o por la ley o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea
idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación a la Convención y para proveer lo necesario para
remediarla. Se dijo que un recurso podría, por ejemplo, ser ilusorio, si el Poder Judicial carece de la
USO OFICIAL
independencia necesaria para decidir con imparcialidad o de los medios para ejecutar sus decisiones, o si por
cualquier causa, no se permite al presunto lesionado el acceso al recurso judicial” (Del voto de los Dres. Freiler y
Farah).
“Se recalcó que la garantía del art. 25.1 se aplica no sólo respecto de los derechos contenidos en la Convención,
sino también en la Constitución o en la ley y que, de los antecedentes del Pacto, se desprende la preocupación de
hacer efectiva la protección judicial de los derechos consagrados” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“El interrogante que se abre es si existe alguna razón que permita, desde una perspectiva constitucional, mantener
la fórmula de aquella cadena de precedentes -o, cuanto menos, su sentido aunque a la luz de otros argumentos- o
si, en cambio, corresponde acudir a la última –por su delicadeza institucional- herramienta del ordenamiento
jurídico, es decir, a una declaración de inconstitucionalidad” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Nos inclinaremos, según lo anunciado, hacia esta última solución, pues la restricción de acceso a la Corte
Suprema en función del pago de una suma de dinero –sea que se exija en forma previa a la decisión del pleito,
sea que se posponga hasta su solución- representa una irrazonable reglamentación del servicio de justicia y
apareja, por sus efectos, un trato discriminatorio para quienes se encuentran en una posición desaventajada desde
una perspectiva socio-económica” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La reforma constitucional del año 1994 y el desarrollo posterior, tanto en el ámbito internacional como nacional
del derecho de acceso a la justicia, ha revelado el compromiso igualitario en materia de administración de justicia
y puesto de manifiesto, en consecuencia, las limitaciones sustanciales y no tan sólo formales de las facultades
reglamentarias en ese campo” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Dicho de otro modo, más allá de que el reconocimiento de derechos subjetivos encierra un compromiso
igualitario, en el sentido de que si el Estado decide reconocer un derecho, debe hacerlo de manera equitativa (cfr.
Gullco, Hernán Víctor, “El uso de las categorías sospechosas en el derecho argentino”, publicado en “El
Derecho a la Igualdad…”, op. cit., p. 263, quien, en función de la jurisprudencia del TEDH encuentra que ese es
el verdadero sentido de las cláusulas igualitarias, mas no el de imponer necesariamente al Estado la obligación
de reconocer un determinado derecho subjetivo), el reconocimiento expreso del derecho de acceso a la justicia en
los pactos internacionales de derechos humanos dotados de jerarquía constitucional, ha venido a poner de
manifiesto aquel compromiso y a expandir, en un sentido inusitadamente garantizador, el ámbito de juego en
materia de definición de los alcances y límites de derechos y garantías, en cuanto competa a la magistratura” (Del
voto de los Dres. Freiler y Farah).
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“Así, no sólo las partes de un proceso tendrán derecho a defenderse y de disputar, en condiciones de igualdad,
dónde poner el límite entre sus respectivas autonomías individuales, sino que todas las personas podrán acceder a
esa audiencia justa o juego limpio de discusión” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La OC-16/99 de la CIDH resume estas ideas al sostener que para que exista un debido proceso legal, es preciso
que el justiciable pueda hacer valer sus derechos y defender sus intereses en forma efectiva y en condiciones de
igualdad procesal con otros justiciables y que, por ello, el proceso debe reconocer y resolver los factores de
desigualdad real de quienes son llevados a la justicia para atender al principio de igualdad ante la ley y los
tribunales y a la correlativa prohibición de discriminación. Si no existieran medios de compensación que
contribuyeran a reducir o eliminar los obstáculos implicados por una desigualdad real, difícilmente podría decirse
que quienes se encuentren en condiciones de desventaja, puedan disfrutar de un verdadero acceso a la justicia y
beneficiarse de un debido proceso legal en condiciones de igualdad con quienes no afronten esas desventajas”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Esta dimensión sustancial que viene a abrir el derecho de acceso a la justicia, convirtiéndose en el soporte
igualitario –y por ello inclusivo- de los derechos subjetivos vinculados con el proceso que ya habían sido objeto
de expreso reconocimiento, es la que se encuentra en la base de la expresión del Dr. Vázquez consistente en que
el acceso adquiere un sentido de petición de igualdad, no sólo formal, sino real y efectiva de igualdad de
posibilidades de desarrollo de la persona e igual dignidad del hombre” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Según hemos visto, esta cláusula igualitaria se proyecta también en el diseño político e institucional y promete
una justicia inclusiva y democrática. Este compromiso conduce, a su vez, a rever la configuración del aparato
estatal y específicamente, las reglas procesales y de organización pensadas, probablemente, para un acceso
limitado” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sin embargo, esto no significa que, en uso de su facultad reglamentaria, el legislador no pueda establecer ciertas
restricciones, pues como hemos visto, los tribunales internacionales, así como nuestra Corte Suprema, han
admitido que el derecho no es absoluto y que puede quedar sujeto a algunas limitaciones discrecionales del
Estado. Significa, en cambio, que ahora la finalidad de las eventuales restricciones tiene un contenido sustancial
señalado por la Constitución, al establecer expresamente el derecho de acceso efectivo a la justicia” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
“Entendemos, en consecuencia, que la obligación de depositar una suma de dinero como recaudo de
admisibilidad de la queja por recurso extraordinario denegado ante la Corte, constituye un medio prohibido a la
luz del valor igualitario del derecho de acceso a la justicia, entrañando, en los hechos, un acto discriminatorio
sustentado en la posición económica de los ciudadanos que quieran litigar” (Del voto de los Dres. Freiler y
Farah).
“Por cierto que esta afirmación requerirá ulteriores precisiones, pero cabe adelantar que la igualación prometida
por el sentido del acceso a la jurisdicción no implica, a nuestro entender, una “igualación hacia abajo”, en el
sentido de que al materializar una justicia inclusiva todos estarán en peores condiciones por la eventualidad de
que el trabajo del tribunal se vea colapsado por recursos de queja manifiestamente improcedentes” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
“Ello es así por cuanto, más allá de que es factible aprehender la inclusión de todos los litigantes como un
mejoramiento de la calidad del trabajo del tribunal según se argumentará luego, lo cierto es que bajo el pretexto
de aquel temor no puede convalidarse un acto discriminatorio que, por lo demás, tiene el efecto de desplazar la
evaluación de cualquier otra herramienta de reglamentación que sin ese tinte inconstitucional se dirija a evitar el
temido colapso” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“… si bien el certiorari negativo implica un recorte, éste persigue asegurar una justicia inclusiva. En cambio, la
exigencia de un depósito previo para acceder a la máxima instancia jurisdiccional mira únicamente a cribar los
asuntos de tratamiento del tribunal, pero sin una ulterior mira democrática. Esta aparente neutralidad, empero, se
asemeja a aquella que permitió institucionalizar originalmente la apuesta democrática aunque sobre la base
oligárquica de un sufragio no incluyente (vid., en esta dirección, O´ Donell, op. cit., p. 547). Por ello nos
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Poder Judicial de la Nación
referíamos con antelación a una justicia aristocrática, de acuerdo con la cual, si bien formalmente todos pueden
acceder a sus estrados, quienes encuentran obstáculos en función de su posición económica según el expreso
criterio establecido en la ley, verán que sólo otros serán los que discutan los límites de sus propios derechos, sin
que sus voces sean oídas” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sin embargo, como decíamos antes, el reconocimiento expreso en la Constitución del acceso a la justicia como
derecho subjetivo, viene a coartar esta posibilidad y a prometer, en cambio, una justicia inclusiva” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
“Si bien inicialmente nuestra Corte, en concordancia con la jurisprudencia de la Suprema Corte de los Estados
Unidos –doctrina de la cual se apartaban las cortes estaduales- exigía, en los casos “neutrales en su apariencia”,
la demostración de la existencia de una intención de discriminar por parte de la ley, no cabe perder de vista que, a
diferencia de aquel país, la reforma constitucional del año 1994 incorporó, entre otras cosas, cambios
significativos en materia de igualdad. Según se ha apuntado con anterioridad, se consagró un principio de
igualdad superador del entendimiento clásico (igualdad de oportunidades), un marco normativo concreto para su
funcionamiento (habilitación de medidas positivas e incorporación de las cláusulas de no discriminación) y
hasta se reconoció un mecanismo de protección judicial específico, tanto para afectaciones individuales como
colectivas (acción de amparo antidiscriminatorio). Por lo demás, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
USO OFICIAL
ha reconstruido la protección antidiscriminatoria sobre la base de una serie de parámetros, entre los que cabe
computar aquel según el cual dicha protección, funciona tanto frente a regulaciones jurídicas como prácticas de
hecho, por lo cual, el principio de no discriminación protege tanto frente a discriminaciones de iure como de
facto (cfr. Nino, Ezequiel, “Efecto o intención: cuál debería ser el requisito en los casos de discriminación”,
publicado en “El Derecho a la igualdad, aportes para un constitucionalismo igualitario”, Marcelo Alegre y
Roberto Gargarella –Compiladores-, LexisNexis, 1ra. Edición, Buenos Aires, 2007, ps. 227/251 y Maurino,
Gustavo, “Pobreza y discriminación…”, op. cit., ps. 316/318)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Respecto de la segunda eventual objeción, relacionada con la neutralización de un eventual efecto
discriminatorio en función de la previsión legal del beneficio de litigar sin gastos, cabe contestar desde dos
perspectivas” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Sostenemos que en los hechos la restricción implica una discriminación arbitraria en materia de acceso a la
jurisdicción pues, aun cuando la propia ley prevea un mecanismo para atemperar ese efecto, éste no resulta
adecuado para asegurar que todos puedan acceder en condiciones de igualdad a la Corte Suprema de Justicia de la
Nación” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En primer lugar, no puede perderse de vista que no existe un acuerdo sobre las condiciones bajo las cuales puede
litigarse sin tener que soportar los gastos del juicio. Según puede apreciarse de la lectura de la línea
jurisprudencial, la Corte Suprema se refirió originalmente, a partir de “Tagliabue de Tovillas”, a una “carta de
pobreza” –de lo cual podría inferirse un criterio absoluto, exponiendo al peticionante al acto heroico de
demostrar su pobreza, aunque sin especificación alguna acerca de qué debe entenderse por ser pobre-”(Del voto
de los Dres. Freiler y Farah).
“Luego, la Corte fue mudando aquel tipo de consideración por una de tipo más relativa –según las variaciones no
esenciales de su jurisprudencia ya analizadas- a la luz de las cuales basta para lograr la exención, carecer de los
recursos necesarios para enfrentar el depósito previo o de la posibilidad de procurar estos últimos. Sin embargo,
la jurisprudencia tampoco ha sido unánime ni constante acerca de cuándo se verifica aquella carencia o
imposibilidad” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Esto es particularmente relevante si se tiene en cuenta que el problema del acceso no es sólo de los sectores
marginales, sino de todos los que tienen recursos limitados (como ocurre actualmente con gran parte de la clase
media), así como el fenómeno social denominado: “pobreza con empleo”, que tiende a agravarse con la inflación
y que se suma a la pobreza con desempleo (cfr. Birgin y Kohen, op. cit., ps. 22/23)” (Del voto de los Dres. Freiler
y Farah).
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“Por ello, podrá decirse que en los casos en los que no se admite el beneficio sobre la base de un criterio
restrictivo, el justiciable habrá visto vulnerado su acceso a la jurisdicción por cuanto, en función de desventajas
económicas, no podrá lograr siquiera que la Corte estudie su caso” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En este sentido, cabe tener en cuenta que, conforme la reglamentación actual de la exigencia y sus exenciones,
el beneficio de litigar sin gastos deberá ser presentado ante el Juez de la causa y eventualmente, pasar por todas
las instancias hasta llegar hasta la Corte Suprema, aun cuando hubiese sido generado tan sólo para la exención del
depósito exigido para la interposición de la queja ante la Corte. Ello insumirá una serie de recursos de los que no
será privado quien, de acuerdo con su posición económica, puede pagar sin renuncias vitales la suma del
depósito. En otras palabras, el desaventajado quizás logre acceder a la Corte Suprema, pero lo hará mucho
después de lo que podría haberlo realizado quien no se encuentre en tal posición desventajosa. Cabe recordar que
el derecho de acceso implica también, al exigir la efectividad del recurso, que éste sea lo suficientemente
expedito para lograr la protección del derecho vulnerado y que, en función del compromiso igualitario, el tiempo
de su tramitación no se base en diferencias entre los litigantes” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Así, la exigencia del depósito junto con los gastos, tiempo e incertidumbre implicados por el instituto del
beneficio de litigar sin gastos, funcionará como una especie de disuasorio para los justiciables a quienes los
cinco mil pesos les cuesten mucho más –en términos vitales- que a aquéllos para quienes dicha suma represente
tan solo la satisfacción de “gustos caros” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Si a este disuasorio se suma la atribución de los arts. 280 y 285 del C.P.C.C.N., la exclusión habrá tenido un
refuerzo, en lugar de haber sido reemplazada por mecanismos no reñidos con la protección antidiscriminatoria.
En efecto, si más allá de las probabilidades de perder el caso y de ser sometido a la obligación de acreditar la
concesión del beneficio o, en su defecto, de integrar el depósito –en el supuesto de posposición de la obligación a
la decisión del pleito- se suma la eventualidad de que el caso se pierda, más allá de su razón, por la facultad
discrecional de la Corte, el disuasorio para intentarlo será doble. Sin embargo, según hemos visto, la Corte no ha
virado la exigencia en casos de desestimación de la queja en función de los arts. 280 y 285 C.P.C.C.N” (Del voto
de los Dres. Freiler y Farah).
“Según hemos apuntado, aun los autores que sostienen la constitucionalidad de la restricción, entienden injusta la
pérdida del depósito o la obligación de integrarlo luego de la decisión del pleito, en supuestos de desestimaciones
sustentadas en dichas normas (vid., entre ellos, Sagüés, op.cit.)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Entendemos haber demostrado así que más allá de la existencia formal del beneficio de litigar sin gastos, la
restricción del art. 286 del C.P.C.C.N. precave a los litigantes desaventajados económicamente de acceder a la
Corte Suprema de Justicia. Ello, por cierto, en condiciones de desigualdad con aquellos para quienes la exigencia
no representa disyuntivas vitales” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“…la regla de la igualdad ante la ley se ha reforzado, en materia de administración de justicia, mediante la
previsión específica del derecho de acceso efectivo a la justicia. A partir de este reconocimiento expreso y de la
jurisprudencia de los órganos internacionales encargados de interpretar y aplicar ese derecho, no es posible
limitar la igualdad ante la ley y el derecho de defensa en juicio a una perspectiva formal, reducida a las
herramientas existentes en la ley respecto de un proceso concreto, sino que el derecho universal al acceso a la
justicia requiere que no sólo nominalmente, sino también sustancialmente, las voces de los litigantes en el marco
de un proceso valgan lo mismo” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“…si la ley concede una instancia de revisión en determinado tipo de proceso –más allá de lo dicho en relación
con el derecho al doble conforme en materia penal tras la reforma constitucional-, deberá hacerlo respecto de
todos los litigantes que se encuentren en igualdad de circunstancias. Esta igualdad, según lo apuntado, no sólo
repele discriminaciones arbitrarias en el texto de la ley, sino también exclusiones de hecho basadas en
desventajas preexistentes que impiden, de hecho, hacer uso de la herramienta prevista. Este es el cierre igualitario
que asigna el derecho de acceso a la jurisdicción al derecho de defensa en juicio y a la igualdad ante la ley” (Del
voto de los Dres. Freiler y Farah).
82
Poder Judicial de la Nación
“Así, quien más allá del reconocimiento formal del recurso, no pueda hacer uso de él por determinada
circunstancia –por ejemplo, en función del costo que acarrea- se encontrará, desde la perspectiva del derecho de
defensa en juicio, en una posición desventajosa respecto de su contraparte quien podrá unilateralmente utilizar la
herramienta y hacer actuar sus derechos sin consideración de la voz de quien puede verse afectado por esa
decisión” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Esto es especialmente relevante a la luz del rol asignado por la Constitución Nacional a la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, es decir, la custodia de la supremacía constitucional. Si, en última instancia, puede
aprehenderse a la previsión constitucional de los derechos subjetivos como una salvaguarda especialmente
dirigida a las minorías frente a decisiones mayoritarias, y sostenerse que la protección del igual peso de todas las
voces tiende a proteger aquello que da valor a la regla de la mayoría –es decir, aquellos presupuestos
sustanciales de la democracia que aseguran la posibilidad de elecciones limpias, reconocidos incluso por
quienes dicen sostener visiones meramente procesalistas en materia de teoría democrática (cfr. O´Donell, op.
cit)- lo cierto es que la audiencia unilateral de las voces que cuenten con la posibilidad económica de acceder a
aquella instancia de interpretación de derechos constitucionales, apareja la eventualidad del establecimiento de un
alcance de tales pautas sin consideración de los intereses de los más desfavorecidos” (Del voto de los Dres.
Freiler y Farah).
USO OFICIAL
“Dicho de otro modo, el soporte legal de la brecha económica entre los litigantes podría conducir a que el
derecho se transformase en una herramienta de dominación de un grupo hegemónico por sobre aquellos
desaventajados” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Contra esta eventualidad es que viene a reconocerse explícitamente el acceso efectivo a la justicia como un
derecho subjetivo –con la promesa igualitaria de una justicia inclusiva- y, según lo expuesto con antelación, éste
a su vez indica un norte constitucional (o un contenido sustancial) al “buen funcionamiento del Tribunal”. Por
ello decíamos también que la incorporación de los excluídos a través de la restricción, mejora el funcionamiento
del Tribunal leído en esa clave.
Ahora bien, según lo adelantado, a partir de “Tagliabue de Tovillas”, la Corte Suprema vino a complementar los
argumentos relativos al derecho de defensa en juicio y a la igualdad ante la ley, con aquel consistente en que,
desde el momento en que la ley preveía una excepción al recaudo de admisibilidad de la queja para quienes
carecieran de recursos para integrar el depósito, no se verificaba compromiso alguno de aquellos derechos
respecto de estos litigantes” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Esto nos conduce a discutir el instituto del beneficio de litigar sin gastos desde la segunda perspectiva
anunciada, es decir, a la luz de principios. Hemos ya fundamentado que el instituto es insuficiente, desde el plano
fáctico, para garantizar el igual acceso efectivo a los tribunales; sin embargo queda por contestar al interrogante
de si es factible sostener que su previsión legislativa neutraliza toda crítica a la restricción en sí misma desde el
punto de vista de aquellos principios constitucionales” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La respuesta es negativa, pues en primer lugar, el recurso a este tipo de argumento reconoce, en sí mismo, la
insuficiencia de los otros para repeler las objeciones basadas en el derecho de defensa en juicio y la igualdad ante
la ley. En otras palabras, se admite implícitamente que la exigencia del recaudo coarta la defensa en juicio y la
igualdad ante la ley de quienes se encuentran desaventajados económicamente para enfrentarla…” (Del voto de
los Dres. Freiler y Farah).
“En esta dirección, la refundación del principio igualitario a partir de la reforma constitucional y de la expresa
previsión del derecho efectivo de acceso de justicia exige que el Estado no sólo se abstenga de dictar leyes que se
dirijan a establecer arbitrarias discriminaciones, sino que deba asegurar la igualdad de oportunidades para acceder
al goce efectivo de los derechos reconocidos por los pactos internaciones con jerarquía constitucional y por la ley
doméstica. En este sentido, el compromiso asumido a la luz del art. 1.1 de la CADH implica el deber de organizar
todo el aparato gubernamental y las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público,
de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos (vid.
“Cantos” y OC-11/90)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
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“Por otra parte, no puede perderse de vista que por detrás de la cláusula igualitaria –que, como hemos dicho, es
aquella que da valor a la regla de la mayoría- se encuentra la idea de agencia –según la terminología de
O´Donell-, es decir, el reconocimiento de la potencialidad del individuo (sostenida por el sistema legal) para
tomar decisiones racionales sobre la base de un menú de opciones asequible y, en esta dirección, para incidir en
las decisiones colectivas. Ella implica, en consecuencia, la asignación de igual valor a las decisiones individuales,
así como a las respectivas voces en el ámbito de la cosa pública. La agencia supone, en consecuencia, el
reconocimiento legal de la autonomía individual la cual conecta directamente con la dignidad de las personas”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Así se ha dicho que continúan vigentes algunas medidas que ocasionan diferentes tipos de estigmatización y la
pérdida correlativa del status de ciudadanía, aspecto ya señalado por T. H. Marshall hace más de cincuenta años.
Entonces, si para acceder a un derecho un individuo debe acreditar una pobreza auténtica, se corre el riesgo
severo de provocar o acentuar más la sensación de estigmatización. “…Las prioridades se encuentran invertidas:
frente a la necesidad de satisfacer el acceso a la justicia de toda la población, el mayor valor que se ha dado a la
necesidad de evitar free riders (personas que pretenden la gratuidad cuando puedan costearlo) provocó, en la
práctica, las consecuencias adversas previamente reseñadas…”. Así, las medidas a favor de personas sin recursos
económicos suficientes son denominados como “beneficios de pobreza”; sin embargo, no puede hablarse de
beneficios cuando se trata de derechos ni estigmatizarse como pobre a quien accede al derecho (cfr. Fernández
Valle, op. cit., ps. 47/48)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Es que como se sostuvo previamente, la posibilidad del desaventajado económicamente de acceder a la justicia
no debe provenir de la mano asistencial del Estado, sino que éste cuenta con un deber –correlato del derecho
subjetivo del acceso efectivo a la jurisdicción- de garantizar, a todos por igual, su efectivo goce” (Del voto de los
Dres. Freiler y Farah).
“Corresponde concluir, en consecuencia, que la reglamentación del acceso a la Corte Suprema de Justicia de la
Nación a través de la queja por recurso extraordinario denegado, en función de la carga económica de depositar
una suma de dinero como condición de admisibilidad –más allá de que se posponga su integración a la decisión
del pleito y de que eventualmente, de admitirse el caso, se disponga la devolución de la suma comprometidaresulta irrazonable por haber echado mano a un medio prohibido –por sus efectos discriminatorios- a la luz del
derecho de acceso efectivo a la justicia y haber comprometido, en consecuencia, el derecho de defensa en juicio y
la igualdad ante la ley, en función del sentido del derecho de acceso a la jurisdicción (arts. 14, 16, 18, 28., 75,
inc. 23 C.N., 1.1, 8.1, 24 y 25, CADH)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“… si ha de instituirse a la Corte Suprema en una instancia más, en donde habrá de buscarse el contenido
sustancial inherente al acceso a la justicia, su actuación deberá inscribirse con el signo propio de un recurso
ordinario, resignando, al unísono, su esencia política. Pero si lo que se desea es conservar el mismo escenario
jurídico, mantener a la Corte en el papel que se le ha conferido, continuar nombrado con el título de
extraordinario el recurso que funda su labor necesariamente habrá de trastocarse o declinarse aquella idea de
justicia y de los elementos que en ella reposan. Pues un recurso ceñido a tal carácter, especial, reducido, que
elimina de sus premisas todo examen sobre hechos y sobre pruebas quedará muy lejos de aquella revisión integral
que nos es exigida (ver CorteIDH, caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica”, rta. el 2 de julio de 2004)” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“Es necesario, entonces, mantener en su propio espacio y según su propia dinámica aspectos que, de acercarse, se
presentan irreconciliables. De una parte, esa estructura judicial que, sin impedimento alguno, habilita por medio
de sus varias instancias –a veces hasta tres incluso- el acceso a aquellos carriles a través de los cuales la justicia
se administra, se realiza y se obtiene. Por la otra, un recurso extraordinario de eminente giro político que “…no
abarca la revisión del procedimiento… [que] no permite la revisión legal por un tribunal superior del fallo y de
todos los autos procesales importantes, incluso de la idoneidad y legalidad de la prueba, ni permite examinar la
validez de la sentencia recurrida con relativa sencillez” (CIDH, Informe N° 55/97, caso nro. 11.137 “Juan Carlos
Abella”, del 18 de noviembre de 1997, párr. 269)” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
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Poder Judicial de la Nación
“Posicionar entonces al Máximo Tribunal y al recurso que se da ante ella como el último bastión a donde las
personas encontrarán la postrera respuesta a sus reclamos nos conduce, una vez más, hacia el fenecimiento de la
idea de una revisión amplia que constituya, ella también, la matriz del acceso a la justicia. Y en esta clave es que
debe comprenderse la doctrina que emana del precedente “Itzcovich” (Fallos 328:566) cuando la Corte Suprema
alerta sobre los peligros de transformarla en una instancia ordinaria; un camino en el cual han de perderse,
irremediablemente, garantías elementales que se han prometido respetar. En la generalización de un mecanismo
inspirado en ciertas metas perecerán otros objetivos, llámese doble instancia, llámese plazo razonable, en
definitiva, otros modos de designar la justicia” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La apertura indiscriminada, libre, absoluta que supone el abolir para todos por igual los requisitos impuestos
para franquear su acceso a la Corte Suprema –cuando no forzado, pues se trata de un medio que el último tribunal
de la causa estimó inadmisible- lleva en sí, latente, aquel peligro. O quizá aquel otro en el cual se desnaturalice el
sentido que, al menos en este tiempo y en este espacio, posee la instancia extraordinaria” (Del voto en disidencia
del Dr. Ballestero).
“No habrá ya obstáculo para arrogarse la capacidad de poner en funcionamiento resortes institucionales en suma
delicados ni tampoco ninguna respuesta cuando esa sensible actividad haya sido estimulada fútilmente” (Del voto
en disidencia del Dr. Ballestero).
USO OFICIAL
“De ahí que se advierta razonable el motivo que ha inspirado la institución en análisis y en cuya marcha ningún
tinte segregacionista puede apreciarse. Por el contrario, si toda desigualdad fáctica debe paliarse a través de
medidas positivas de acción –como aquellas que en el caso vienen del beneficio en debate, y cuyos efectos,
además, exceden de las consecuencias de esta específica materia- la solución que se postula tras el rasero de la
igualdad jurídica, llevaría, en los hechos, a una nueva disparidad” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La respuesta, por ende, no puede pasar por una abolición general y rotunda de toda exigencia pecuniaria, pues la
extrapolación de los mismos argumentos también resonaría en una abrogación de las tasas de justicia, de las
costas, de las cauciones; instrumentos cuya presencia y naturaleza ni siquiera fue desafiada por la Corte
Interamericana en el caso “Cantos”, a no ser por la profunda, desproporcionada o excesiva influencia que en el
particular supuesto aquellos detentaban (ver CorteIDH, “Cantos vs. Argentina”, del 28 de noviembre de 2002,
párr. 55 y 62)” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La solución se halla, así, en otro lugar. En ese terreno que se desplegará de la mano de una flexibilización de los
rigores con los que se evalúa y se concede, a quien no puede, el poder de litigar sin gastos” (Del voto en
disidencia del Dr. Ballestero).
“En nuestro sistema, puede asegurarse más allá de algunas críticas posibles, se encuentran garantizados cada uno
de los derechos que exigen ser reconocidos. El debido proceso, la doble instancia, el derecho de defensa, en
suma, la justicia en un pie de igualdad son, a diferencia de muchas otras legislaciones y prácticas, moneda
corriente aquí. Sin frenos, sin obstáculos cada uno puede acudir ante los estrados a fin de hacer valer sus
derechos” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Mientras tanto, en otro sitio, la instancia extraordinaria estará allí; expectante, quieta, paciente, aguardando ser
llamada cuando motivos sustanciales y trascendentes la designen. Y así decidirá el derecho, con la fuerza que le
da la ley, pero también pronunciará la sanción cuando en vano haya sido invocada. Los canales están, sólo hay
que saber cuáles y en qué momento hacer uso de ellos” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
9.6.2010
“Paulucci”
Causa 42.087
Reg. 543
J. 12 - S. 23
INTIMIDACIÓN PÚBLICA. ART. 211 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“La enunciación de los medios comisivos en la ley [art. 211 CP] es meramente ejemplificativa, de modo que lo
relevante a los fines de la significación jurídica de la conducta imputada es la idoneidad del medio empleado para
producir los efectos por ella previstos”.
85
“Véase que a continuación de aquella enunciación, la ley menciona la punibilidad del empleo de otros medios
materiales normalmente idóneos para producir tales efectos, entre los que sin lugar a dudas cabe considerar la
manifestación atribuida al imputado, que al ocasionar un gran despliegue de personal de Policía de Seguridad
Aeroportuaria, del Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (G.E.D.Ex), bomberos con móvil de dotación,
y médicos del Sector de Sanidad de ese aeropuerto a bordo de una ambulancia del Sistema de Emergencia
Médica, tuvo la aptitud de infundir temor acerca de un mal de alcance general, no sólo en dicho personal sino en
el de tripulación y en el público en general presente en dicho aeropuerto dispuesto a abordar otros vuelos”.
“… es coincidente la doctrina al sostener que el medio empleado resulta idóneo en el sentido de la ley cuando a la
posibilidad de trascender públicamente, se una la aptitud de infundir temor público o suscitar tumultos o
desórdenes”.
“Carlos Creus señala que “…la unión de esas dos características indica…, que si bien el delito no necesita para
consumarse el logro de los resultados propuestos, sí es necesario que la acción haya ‘creado la posibilidad de
alarma, de tumulto o de desorden’, como ‘peligro que haya existido realmente’ (Soler)” (conf. aut. cit, Derecho
Penal. Parte Especial, T.II, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1996, pág. 122)”.
“Por tal motivo, el delito “…se consuma con la idónea utilización de los medios tendientes a lograr las
finalidades típicas aun cuando ellas no se concreten; la consumación se da igualmente aunque el público no se
atemorice o no se produzcan los tumultos o los desórdenes que se había propuesto suscitar el autor.” (aut. cit., ob.
cit., pág. 123)”.
“Del mismo modo sostiene Soler que “…la figura no es propiamente provocar tumultos o desórdenes, sino
intimidar para que resulten porque el hombre alarmado se comporta de maneras insensatas y peligrosas, y la
insensatez y el peligro se multiplican por la multitud (…) En este sentido, tampoco es punible la intimidación
pública en sí misma, sino en la medida en que pueda ser fuente de tumultos o desórdenes.” (conf. Sebastián Soler,
Derecho Penal Argentino, T. IV, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1992, pág. 722/3)”.
“En este sentido, este Tribunal ha dicho que “…la figura típica en la cual se ha subsumido la conducta juzgada
requiere una intención dirigida a la perturbación del orden, que se asienta no tanto en el resultado obtenido por
los agentes sino más bien en el elemento subjetivo consistente en el designio de intimidar para que resulte
afectada la tranquilidad pública…” (conf. esta Sala, causa nro. 34.412 “Lombardo, Héctor J. s/sobreseimiento”,
rta. el 1ro. de octubre de 2002, Reg. nro. 1024, y causa nro. 26.457 “Gruben, Guillermo H. y otros s/auto de
procesamiento”, rta. el 30 de agosto de 1995, Reg. nro. 615)”.
“Pues con esta figura “…no se trata de defender la seguridad social misma, sino más bien la opinión de esa
seguridad, que, a su vez, en realidad, constituye un factor más de refuerzo de aquélla. ‘No se trata de la
protección directa de bienes jurídicos primarios, como la seguridad sino de formas de protección mediata de
aquéllos, pues una de las condiciones favorables para la comisión de graves daños es el desorden y la
perturbación social…’ …En consonancia con esas ideas las conductas castigables contenidas bajo este epígrafe
tienden a definir situaciones de peligro (no de daño efectivo); son tipos penales de peligro. Juzg. de Control nro. 2
de Córdoba, 29-7-2009, ‘Álvarez, Pablo Federico y otros p. ss. aa. intimidación pública, etc.’, c. ‘A’ 037/2008,
juez: Gustavo Reinaldi, www.cij.gov.ar” (conf. Edgardo Alberto Donna, El Código Penal y su interpretación en
la jurisprudencia. Actualización al 31 de diciembre de 2009, Tomo II, Arts. 162 a 302, Rubinzal-Culzoni
Editores, Buenos Aires, 2010, pág. 318/9)”.
“El hecho de que el llamado fuera efectuado horas antes del despegue y que los pasajeros aún no se encontraran
embarcados, no resta relevancia penal a la conducta, pues como se explicara, la revisión del aeronave y maletas a
la que dio lugar, con un gran despliegue de fuerzas de seguridad, bomberos con móvil de dotación y personal
médico en ambulancia, con el fin de resguardar la seguridad de sus pasajeros y tripulación, implicó de por sí la
incidencia en el ánimo de dichas personas y las demás reunidas en el aerpuerto, además de la que pudo generar en
el personal policial y judicial que tomó conocimiento de lo sucedido”.
“Como puede apreciarse, el acto intimidatorio adquirió objetivamente ese sentido por las circunstancias del caso
concreto, con lo que su esencia no vino dada por la naturaleza del medio empleado sino por su aptitud para
86
Poder Judicial de la Nación
conseguir las finalidades típicas, ya sea en sí mismo o por el modo en que fue utilizado por el autor (conf. Carlos
Creus, ob. cit., pág. 121)”.
“Del mismo modo, las circunstancias del caso (anteriores, concomitantes y posteriores), son las que permiten
predicar la configuración del aspecto subjetivo de la conducta atribuida conforme lo exige el tipo penal analizado.
En efecto, en el caso, el aspecto subjetivo del delito es la contracara de la idoneidad de los medios empleados por
el autor”.
“Carlos Creus explica que se trata “…de una figura dominada por el aspecto subjetivo, ya que las acciones
previstas son típicas en cuanto fueren realizadas para conseguir alguno de los objetivos enunciados. Aquéllas
acciones, pues, no son más que medios para lograr estas finalidades; por eso, el tipo agrega el requisito de la
idoneidad de ellas con respecto a este logro.” (conf. aut. cit, Derecho Penal. Parte Especial, T.II, Editorial Astrea,
Buenos Aires, 1996, pág. 120)”.
“Exige, por tanto, un elemento subjetivo distinto del dolo, es decir, además del conocimiento y la realización de
los elementos que integran el tipo objetivo, debe existir en el autor la ultraintención de infundir un temor público,
o suscitar tumultos o desórdenes que se presentan como intenciones que exceden de querer realizar el tipo
objetivo y constituyen lo que la doctrina denomina un ‘cortado delito de resultado’, es decir que el sujeto realiza
la conducta para que se produzca un resultado ulterior ya sin su intervención.” (Código Penal de la Nación.
USO OFICIAL
Comentado y anotado. Andrés José D’Alessio, Director. Mauro A. Divito, Coordinador. Segunda Edición
Actualizada y ampliada. Tomo II. Parte Especial. Arts. 79 a 306. La Ley. Buenos Aires, 2009, pág. 1057)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler
10.6010
“Villaroel”
Causa 44.115
Reg. 552
J. 11 - S. 22
MARCAS Y DESIGNACIONES. LEY 22.362. REQUISITOS TÍPICOS. LEY 11.723. OBRAS
EXTRANJERAS.
“… se advierte que la afirmación que se realiza en el auto apelado acerca de que se trata de “obras extranjeras”
que están exentas de acreditar en el país el cumplimiento de las formalidades del registro, es insuficiente por sí
sóla para considerar que este caso encuadra en alguna de las situaciones que reprime la ley 11.723. En efecto,
para brindar protección penal a una obra extranjera se exige haber dado cumplimiento a lo dispuesto por la
Convención Universal sobre Derechos de Autor, que requiere como única formalidad que la obra intelectual lleve
consignada en sus ejemplares la reserva del derecho (copyright, ©) (conf. Emery, Miguel Ángel, “Propiedad
intelectual. Ley 11.723. Comentada, anotada y concordada con los tratados internacionales”, 3ra. reimpresión,
Ed. Astrea, págs. 126/7 y 284, Buenos Aires, 2005, con cita de CSJN: Fallos: 252:262. “Editorial Noguer”, y
Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, en pleno, “Ferrari de Gnisi”, 30/11/81)”.
“Por lo demás, se observa que en las condiciones en que eran exhibidos para su comercialización los discos
incautados (ver declaración testimonial de fs. 2/3), la conducta no sería típica de alguna disposición prevista en la
ley 22.362 (conf. de esta Sala causa n° 27.246 “Sosa” reg. n° 29.917 del 26/5/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
16.6.2010
“Flores”
Causa 29.028
Reg. 31.541
J. 4 - S. 7
MEDIDAS CAUTELARES. EMBARGO. ENTREAYUDA INTERNACIONAL. REQUISITOS PARA SU
PROCEDENCIA. DERECHO APLICABLE.
“… en el caso de medidas cautelares el artículo 13 de la Convención Interamericana Sobre Asistencia Mutua en
Materia Penal (Ley 26.139) establece que el Estado requerido cumplirá con la solicitud si la autoridad
competente determina que ella contiene la información que la justifique y que “…se someterá a la ley procesal y
sustantiva del Estado requerido…”, a lo que debe agregarse que el artículo 15 de ese cuerpo normativo aclara
que si bien las partes se prestarán asistencia mutua, lo harán en la medida permitida por sus leyes. En la misma
87
dirección, el artículo 73 la ley 24.767 de Cooperación Internacional en Materia Penal establece que “la
legislación argentina regirá las condiciones y formas en que se llevara a cabo las medidas requeridas”.
“Estos lineamientos permiten sostener que el principio de entreayuda internacional en punto a las medidas
cautelares no sólo se circunscribirá a verificar la información que la avale, reduciendo así su actividad a una
cuestión de procedencia formal, sino que además desde el momento en que el embargo implica un compromiso
de derechos individuales, deberá evaluarse la cuestión a la luz de la normativa interna en la materia”.
“En este marco, debe destacarse que una de las características de las medidas cautelares es su provisionalidad,
toda vez que subsisten mientras duren las circunstancias que las determinaron (artículo 202 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
22.6.2010
“Garlan”
Causa 29.176
Reg. 31.562
J. 2 - S. 4
NULIDAD. DICTAMEN FISCAL. FALTA DE MOTIVACIÓN. ART. 69 CPPN. MINISTERIO PÚBLICO
FISCAL. INDEPENDENCIA. AUTONOMÍA. DECISIÓN JUDICIAL SUSTENTADA EN UN DICTAMEN
FISCAL NULO. DISIDENCIA.
“Dada la trascendencia que reviste la opinión del representante del Ministerio Público Fiscal en materia de
libertades y la que el propio juez le asigna al decidir sobre el pedido excarcelatorio, los sucriptos no pueden dejar
de merituar el dictamen obrante fs. 36”. (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Allí, si bien el Fiscal Di Lello se remonta a su primer intervención en el incidente de exención de prisión,
exhorta al juez, en su calidad de director del proceso penal, a que valore nuevamente la posibilidad de
entorpecimiento. Explica que la relación de inmediatez entre el Dr. Oyarbide y el expediente –“muy complejo y
voluminoso y en el que constantemente se agrega evidencia documental, testimonial, informativa y pericial”- le
permite efectuar “un análisis más profundo de la cuestión que el que pudiese efectuar …(esa) Fiscalía”. Así
concluye que “si Palacios puede o no entorpecer la investigación es una circunstancia que sólo V.S. en su íntima
convicción puede valorar de manera fehaciente y es por ello que…(ese) Ministerio Público acompañará la
decisión que se adopte” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Conforme se observa de las partes transcriptas, por más de que el juez afirme valerse de la opinión concordante
del Fiscal, no existió tal opinión sino que, por el contrario, el acusador público se desentendió de la suerte de la
incidencia y comprometió de antemano su acompañamiento a la decisión que se adoptase, cualquiera fuera ésta”
(Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Con la seriedad que impone referirse a un acto de un órgano con independencia y autonomía funcional
reconocida constitucionalmente –cfr. art. 120 C.N.-, no podemos dejar de advertir que la pieza obrante a fs. 36 no
cumple con la exigencia legal de un actuar motivado que se baste a sí mismo –cfr. art. 69 CPPN-.
Particularmente, estos defectos no pueden ser ignorados cuando, como en el presente caso, su intervención es
obligatoria al punto que prescindir de ella acarrea la nulidad del acto jurisdiccional –cfr. arts. 331 y 167, inc. 2,
CPPN-. Ergo, el examen de razonabilidad y legalidad sobre dicha pieza conduce a declarar su nulidad” (Del voto
de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Un dictamen de esa especie resiente indudablemente la validez de la decisión del juez, sobre todo, cuando éste
lo utiliza como piedra basal de la denegación de la libertad al imputado. Pero, paralelamente, el auto obrante a fs.
37/40 posee vicios propios que de igual forma lo invalidan como acto jurisdiccional” (Del voto de los Dres.
Ballestero y Freiler).
“Es equivocado sostener, del modo en el que luce en el resolutorio, que el fundamento de esta Sala para
confirmar la prisión preventiva de Palacios haya sido la complejidad y voluminosidad de la causa. En forma
aislada dichas notas caracteristicas no son fundamento hábil para ninguna restricción de derechos, menos para
privar de la libertad a una persona antes de que recaiga sobre ella una sentencia de condena” (Del voto de los
Dres. Ballestero y Freiler).
88
Poder Judicial de la Nación
“Si alguna duda resta a la hora de interpretar la doctrina de este Tribunal una buena guía es su línea
jurisprudencial (en especial a partir de la causa nro. 37.788 “Incidente de eximición de prisión de Páez, Gustavo
E.”, rta. 29/04/05, reg. 345)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“En línea con esa doctrina, hace escasos días el Tribunal volvió a llamar la atención sobre la necesidad de que a
la hora de invocar un peligro de entorpecicmiento los magistrados especifiquen en forma concreta las medidas
que restarían llevarse a cabo en lugar de mencionar genéricamente eventuales cauces de investigación (c. 44.445
“Elena, Lucas A. s/ excarcelación”, reg. 587, rta. 24/6/2010)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“No coincido con la tacha de invalidez que proponen los distinguidos magistrados preopinantes. Ninguna de las
piezas, ni el dictamen fiscal ni el resolutorio del Dr. Oyarbide, fueron impugnadas en cuanto a su validez por la
esforzada defensa de Jorge Alberto Palacios. Tampoco encuentro yo, más allá de la disconformidad de la parte
con su contenido, un alejamiento de las exigencias normativas (cfr. art. 123, 317, 318, 319 y 331 del C.P.P.)”
(Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“A mi entender, tanto el dictamen del Dr. Di Lello como el decisorio apelado confieren la fuerza que se merece al
mantenimiento de las circunstancias que otrora justificaran el encierro preventivo” (Del voto en disidencia del Dr.
Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
USO OFICIAL
30.6.2010
Causa 44.495
Ballestero - Freiler - Farah
“Palacios”
Reg. 618
J. 7 - S. 13
PERITAJE. FUNCIÓN. ALCANCES. PRUEBA. VALORACIÓN. AUTO DE PROCESAMIENTO. JUICIO
DE PROBABILIDAD.
“La peritación cumple una doble función, tal como lo señala Devis Echandía; por un lado verifica hechos que
requieren conocimientos especiales de un orden determinado y, por el otro, suministra reglas técnicas o
científicas de la experiencia de los peritos, para formar la convicción del juez sobre los hechos e ilustrarla con la
finalidad de que pueda apreciarlos correctamente (conf. “Teoría General de la prueba judicial”, t.II, Pág. 291, en
“Valoración de los medios probatorios”, Casimiro A. Varela, Ed. Astrea, Bs. As. 1990) (esta Sala, causa n°
36.456 “Liporaci”, Reg. n° 270 del 06/04/06)”.
“Como dice Ferrajoli: “...varias pruebas y/o varios indicios concordantes se refuerzan entre ellos aumentando su
probabilidad” (confr. Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón, Ed. Trotta, Madrid, 2004, p. 131). En esa dirección, y
atento los planteos efectuados por la defensa, debe recordarse, tal como sostiene la doctrina que, el auto de
procesamiento contiene un juicio de probabilidad acerca de la existencia del hecho delictuoso
y de la
responsabilidad que, como autor, partícipe o instigador, le corresponde al imputado. Se trata de la valoración de
elementos probatorios suficientes para producir probabilidad, aún no definitivos ni confrontados, pero que sirven
para orientar el proceso hacia la acusación, vale decir hacia la base del juicio (confr. Clariá Olmedo, Jorge A.,
Derecho Procesal Penal, Lerner Córdoba, 1984, T. II, p. 612)”.
“Tal criterio ha sido, por otra parte, sostenido por este Tribunal en reiteradas oportunidades (confr. Sala I, C. N°
27.050 “Dajer Espinoza”, Reg. N° 1075 del 28/11/95; C. 28.208 “Cataldi”, Reg. N° 1161 del 27/12/96; C. N°
28.945 “Cooper”, Reg. N° 804 del 25/9/97; C. N° 31.082 “Garbellano”, Reg. N° 1203 del 28/12/99; Sala II, C.
N° 10.270 “Barragán”, Reg. N° 11.024 del 6/7/94, entre otras)”.
“Para el auto de mérito de que se trata basta entonces con la mera convalidación de la sospecha, máxime cuando
la elevación a juicio presupone una nueva reflexión del juez acerca del mérito de la instrucción (confr. Carnelutti,
F., Auto de procesamiento, Revista de derecho procesal, año VI, Ediar, Bs. As., 1948, p. 216)”.
“Tal como señala Ávalos, no deben confundirse los elementos de convicción suficientes con una investigación
completa y totalmente agotada, que permita un juicio sobre la absolución o la condena, pues se trata de distintas
etapas del proceso. En el procesamiento basta que sean suficientes y se encuentren acreditados para llevar al
ánimo del juez el grado de probabilidad afirmativa respecto de la autoría y la culpabilidad (Derecho Procesal
Penal, Ed. Jurídicas Cuyo, 1993, T. III, p. 24)”.
89
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
8.6.2010
“Antonini Rosetti”
Causa 44.282
Reg. 538
J. 4 - S. 7
PRISIÓN PREVENTIVA. PAUTAS PARA FIJAR EL LUGAR DE ALOJAMIENTO. DECISIÓN DEL JUEZ
DE LA CAUSA.
“Este Tribunal ya ha reconocido que decisiones como la aquí atacada [solicitud de cambio del lugar de
alojamiento del imputado en cumplimiento de prisión preventiva] deben atender a cuestiones familiares pasibles
de ser favorablemente acogidas (conf. causas n° 26.376 “Capdevilla”, reg. n° 28.114 del 3/03/08 y n° 26.096
“Capdevilla”, reg. n° 27.738 del 22/11/07), tales como la que aquí ha sido acreditada a raíz de las constancias
aportadas por la defensa del encausado (fs. 12/3, 15/23, todas del incidente)”.
“Sin embargo, como se resaltó en los precedentes citados, es el Juez a quo quien cuenta con la postestad para fijar
el sitio de alojamiento, “siempre que sea bajo la órbita y con personal del Servicio Penitenciario Federal” (ver
también, de esta Sala, causa n° 23.307 “Yanzón”, reg. n° 24.666 del 27/12/05, causa n° 26.887 “Acosta”, reg. n°
28.721 del 22/07/08 y causa n° 26.760 “Damario”, reg. n° 28.547 del 9/06/08), y en tales condiciones el asunto
no resulta susceptible de ser revisado en esta instancia”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
24.6.2010
“Díaz Smith”
Causa 28.949
Reg. 31.576
J. 2 - S. 3
PRISIÓN PREVENTIVA. PLAZOS DE LA PRISIÓN PREVENTIVA. LEY 24.390. DELITOS DE LESA
HUMANIDAD. EXCARCELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
“En cuanto a la inteligencia asignada a las disposiciones de la ley 24.390, cabe mencionar que hace tiempo ya
que este Tribunal dejó sentada su opinión en punto a la cuestión, criterio que además fue recordado en varias
intervenciones en el legajo (ver causa n° 22.929 “Guerrieri, Pascual O. y otros s/ prórroga de la p.p.”, reg. n°
24.725 del 4/10/05 y sus citas, entre muchas otras), mientras que los recursos extraordinarios deducidos por las
defensas fueron declarados improcedentes por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (ver G. 206. XLII
“Guerrieri”, rta. el 11/12/07, entre otras)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“En el citado precedente, el Supremo Tribunal ratificó su postura según la cual la validez del artículo 1° de la ley
24.390 se halla supeditada a la circunstancia de que los plazos fijados en aquella norma no resulten de aplicación
automática por el mero transcurso del término que establece, ya que su razonabilidad debe ser valorada de
conformidad con las pautas que rigen la excarcelación en el proceso penal (ver Fallos 319: 1840 y 321: 1328.
También, más recientemente, causa “Putallaz”, rta. el 23/3/10, publicada en “La Ley. Suplemento Mensual del
Repertorio General-Abril”)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
“Así, se ha afirmado que “A mayor abundamiento, resulta ilustrativo mencionar que la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, al producir el Informe N° 2/97, en la sesión N° 1341 del 11 de marzo de 1997, consideró
que el plazo razonable para la prisión preventiva no puede ser establecido en abstracto y por lo tanto el período
de dos años establecido por el artículo 379.6 del Código de Procedimientos y en la ley 24.390 no corresponde en
forma literal a la garantía del artículo 7.5 de la Convención. La duración de la prisión preventiva no puede ser
considerada razonable en sí misma solamente porque así lo establezca la ley. La Comisión coincide con la
posición del Gobierno Argentino en el sentido de que la razonablidad debe estar fundada en la prudente
apreciación judicial” (Conf. Fallos 321:1328 antes citado)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que
adhirió el Dr. Farah).
“También se sostuvo que, en determinados y especiales supuestos, no puede desatenderse la gravedad de la
infracción a los efectos de establecer si el plazo de detención ha dejado de ser razonable, agregando además que
la ley 24.390 no derogó las normas que rigen el instituto de la excarcelación, razón por la cual sus disposiciones
deben ser interpretadas a la luz de la regulación que en esa materia establecen los Códigos de Procedimientos en
90
Poder Judicial de la Nación
Materia Penal y Procesal Penal de la Nación. Será entonces en base a dichas pautas que corresponderá evaluar la
procedencia de una medida como la revisada (ver de esta Sala, causa n° 18.808 “Gallo”, reg. n° 19.770 del
16/5/02, causa n° 20.738 “Del Cerro”, reg. n° 21.921 del 23/12/03, entre muchas otras)” (Del voto de los Dres.
Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
3.6.2010
“Simón”
Causa 29.114
Reg. 31.501
J. 4 - S. 8
PROCESO PENAL. ACCESO DE LAS PARTES AL EXPEDIENTE. DEFENSA EN JUICIO. ALCANCES.
ART. 204 C.P.P.N.
“Este Tribunal ha sostenido en reiteradas oportunidades que si se interpretara aisladamente el artículo 204 del
código procesal con preeminencia sobre otras normas pertinentes (ver, por ejemplo, art. 106 del cuerpo
invocado), surgiría de allí una reserva de las actuaciones para la asistencia técnica del encausado aún más estricta
que el propio secreto sumarial. Esto es así, pues aún en tal ocasión, corresponde compatibilizar la medida con el
derecho de defensa, debiendo facilitarse a la parte aquellas piezas para ejercer su ministerio sin perjudicar la
reserva dispuesta (ver causa n° 14.101 “Lobo”, reg. n° 15.093 del 10/2/98)”.
USO OFICIAL
“Asimismo, se advirtió que si se impidiera la consulta de los actuados previa a la declaración indagatoria sin que
se hubiera decretado por medio de una resolución fundada del juez el secreto de las actuaciones, se tornaría en
letra muerta lo normado en el art. 73 del C.P.P.N. Es que, de no poder contarse con aquellos elementos que hacen
a la imputación que se le dirige, mal puede alguien presentarse a aclarar los hechos e indicar aquellas pruebas que
a su juicio puedan resultar útiles (ver causa n° 19.196 “De la Rúa”, reg. n° 20.548 del 3/12/02 y causa n° 28.924
“Bounine”, reg. n° 31.205 del 23/3/10 -citada por la defensa en su memorial-)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
30.6.2010
“Espinosa”
Causa 29.287
Reg. 31.590
J. 11 - S. 21
PROCESO PENAL. DELEGACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN A MANOS DEL FISCAL. ART. 196 CPPN.
FACULTAD DEL JUEZ DE INSTRUCCIÓN. DESICIÓN INAPELABLE. MINISTERIO PÚBLICO
FISCAL. FUNCIONES.
“Este Tribunal ha sostenido “…que el ejercicio de la facultad a la que alude el artículo 196 del C.P.P.,
confiriendo la dirección al fiscal, …no hace más que asignarle uno de los cometidos esenciales inherentes a su
razón de ser, ajustando su rol a la potestad que ejercita…Una exégesis razonable de la ley procesal impide
sujetar a un plazo mínimo la innovación introducida por el art. 196, que aunque tímida y mediatamente, permite
al Ministerio Público protagonizar la investigación preliminar desdoblando las funciones de requerir y decidir, a
la luz de las legislaciones más modernas y de los principios republicanos, y en vistas de una mayor agilidad y
eficacia en la persecución” (cfr. de esta Sala, causa nº 13.749 “Inc. de nulidad del M.P. Fiscal –deleg. Instrucc-”,
reg. nº 14.948, rta. el 1/12/97 y sus citas)”.
“Es que no debe pasarse por alto que “el instituto de la delegación es eminentemente discrecional para el juez,
pudiendo éste disponer de su utilización durante toda la instrucción, con el único límite de la conveniencia para
el desarrollo de la investigación” (en este sentido, ver causa nº 17.121 “Inc. de apelación s/art. 196 del C.P.P. en
autos Vales, Beatriz s/defraudación, reg. nº 18.176, rta. el 16/11/00; c.n.º 17.248 “Schor, Norberto s/nulidad art.
196”, reg. nº 18.254, rta. el 5/12/00; c.n.º 19.098 “Massholder, Juan s/nulidad delg. Fiscal”, reg. nº 20.079, rta. el
22/8/02; c.n.º28.425, “Desireé Aidar, J. s/delegación de instrucción”, reg. nº 30.699, rta. el 24/11/09; c.nº 29.030
“Fiscalía Federal nº 5 s/queja por apelación denegada”, reg. nº 31.389, rta. el 10/05/10)”.
“En este sentido, la delegación dispuesta no hace más que poner en cabeza del Representante del Ministerio
Público Fiscal la dirección de la investigación prácticamente desde un comienzo, toda vez que si bien la causa se
inició hace un par de años lo cierto es aún no se ha finalizado de reunir la totalidad de la prueba que el propio
91
recurrente solicitó a fs. 183, deviniendo oportuno resaltar que el magistrado instructor no se ha apartado de aquel
requerimiento a la hora de ordenar medidas”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
30.6.2010
“INTI”
Causa 29.072
Reg. 31.587
J. 5 - S. 9
PRUEBA. DECLARACIÓN DEL COIMPUTADO. VALOR PROBATORIO.
“… entienden los suscriptos que la intervención del procesado en la maniobra delictiva aquí cuestionada no ha
sido suficientemente acreditada, pues no puede otorgarse un valor probatorio exclusivo a la versión del hecho
brindada por otro imputado que de ese modo intenta descargar su propia responsabilidad (ver a contrario sensu
de la Sala I, causa n° 22.966 “Sidicaro”, reg. n° 365, rta. el 12/06/92 y de esta Sala II, causa n° 10.304, reg. n°
11.027, rta. el 7/07/94)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
8.6.2010
“Lipka”
Causa 28.713
Reg. 31.513
J. 8 - S. 16
QUERELLA. LEGITIMACIÓN ACTIVA. REQUISITOS. ORGANIZACIÓN NO GUBERNAMENTAL. ART.
82 BIS DEL CPPN. DELITOS DE LESA HUMANIDAD.
“…ha de señalarse que el debate sobre las distintas concepciones de legitimación procesal activa ha quedado
superado a partir de la jurisprudencia unívoca de esta Alzada, que se ha volcado por un amplio reconocimiento
del particular damnificado, excluyendo al bien jurídico tutelado por la norma penal como única pauta de
determinación del perjuicio y el sujeto agraviado, no existiendo óbice para que el afectado se incorpore al proceso
como querellante si pudo derivarse algún perjuicio directo y real para él, entendiéndose por tal la afectación
inmediata de un interés o derecho suyo (cfr. Sala I: causa no. 27.886 “Zapletal, Lidia s/denuncia”, rta. el 28/8/96,
reg. 741; causa no. 28.054 “Pluspetrol Energy S.A. s/ser tenido como querellante”, rta. el 26/11/96, reg. 1052;
causa no. 35.540 “Spicacci Citarella, Aldo Andrés s/sobreseimiento”, rta. el 14/8/03, reg. 692; y de la Sala II:
causa no. 13.836 “Incidente de Apelación de Cuneo Libarona s/parte querellante”, rta. el 21/11/97, reg. 14.919;
“D.A.I.A. s/apelación para ser tenido por parte querellante”, rta. el 19/11/1996, reg. no. 13.731; “Incidente de
excepción de falta de acción de la Asociación de Víctimas Aéreas”, rta. el 25/9/03, reg. no. 21.573; entre otras)”.
“Este criterio incluye la posibilidad de que organizaciones no gubernamentales puedan constituirse como partes
querellantes cuando en la causa se investiguen hechos ilícitos que, por sus características, se relacionen con la
actividad de la asociación. En este caso, el carácter de lesa humanidad de los crímenes que se analizan otorga una
especial amplitud al espectro de afectación de los bienes jurídicos en juego y compromete a toda la sociedad
civil. Ese es el motivo por el cual determinadas organizaciones pueden ocupar un legítimo lugar en términos de
representatividad en la causa”.
“En este sentido, ambas Salas de esta Cámara han fijado el criterio para evaluar la posibilidad que una
organización no gubernamental participe del proceso como parte querellante, señalando que debían tener una
reconocida trayectoria en defensa de los derechos que pretende representar y que el objeto procesal de la causa
debía versar sobre cuestiones de interés para dicha asociación (ver, entre otros, de la Sala I, causa no. 36.260
“Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos”, rta. el del 1/10/2002, reg. 999; y de la Sala II, causa no.
25.766 “Acosta”, rta. el del 2/11/2007, reg. 27.626, y causa no. 26.221, “Shulman, José (Partido Comunista) s/
ser tenido por parte querellante”, rta. el 12/03/2008, reg. 28.184)”.
“La vigencia del estándar así estatuido por este Tribunal, ha quedado definitivamente cristalizado en nuestro
ordenamiento legal en los términos del art. 82 bis del C.P.P.N. -incorporado por el art. 1° de la Ley N° 26.550-,
que reconoce expresamente la facultad para constituirse en parte querellante a asociaciones o fundaciones que
representen intereses colectivos, en procesos en los que se investiguen crímenes de lesa humanidad o graves
violaciones a los derechos humanos”.
92
Poder Judicial de la Nación
“De tal forma, una correcta hermenéutica de la normativa de forma examinada no puede soslayar que la vigencia
del art. 82 bis del C.P.P.N. representa en realidad la consagración del estándar estatuido por este Tribunal de
Alzada, en cuanto desplaza la atención del particular damnificado como criterio rector en materia de acceso a la
condición de querellante, ampliando la legitimación activa hacia aquellas personas de existencia ideal que
representen intereses colectivos”.
“Tal es así que, al tiempo de someter a consideración del Honorable Congreso de la Nación el proyecto de
incorporación del art. 82 bis al Código Adjetivo, el propio Poder Ejecutivo Nacional valoró, entre sus
considerandos, aquellos antecedentes jurisprudenciales ut supra citados de este Tribunal de Alzada”.
“Sentada esta perspectiva, difícilmente pueda sostenerse con éxito que personas de existencia ideal a las que ya
les ha sido asignada legitimación procesal activa para intervenir en la causa -es este el caso de las asociaciones y
fundaciones aquí cuestionadas por el oponente-, se encuentren próximas a perder esa condición frente a la
incorporación del art. 82 bis al Código Adjetivo”.
“En ese sentido, si bien es cierto que el Legislador ha establecido fronteras a través del art. 82 bis del C.P.P.N.,
fijando como pauta la vinculación directa entre el objeto estatutario -de la asociación o fundación de que se tratey la defensa de los derechos que se consideren lesionados, aquella circunstancia en modo alguno pretende erigirse
en un obstáculo meramente ritualista a la legitimación procesal activa, cuando una asociación o fundación no
USO OFICIAL
describa en su carta orgánica cada uno de los medios para llevar a cabo sus objetivos”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
1.6.2010
“Feito”
Causa 44.231
Reg. 505
J. 3 - S. 6
RECURSO DE APELACIÓN. DESISTIMIENTO. PRINCIPIO DISPOSITIVO.
“Que en esta Alzada la Dra. Eugenia Anzorreguy de Silva, Fiscal General Adjunto, en su escrito de fs. 56/59
desistió fundadamente la apelación deducida en la anterior instancia, y en virtud del principio dispositivo que
gobierna la materia recursiva, dicha actitud ha quitado jurisdicción al Tribunal para el conocimiento de la
cuestión que había sido traída a estudio, resultando imperativo legal tener por desistido el recurso interpuesto
(conf. causa n° 16.051 “Svatetz de Menéndez Matilde y otra s/ sobreseimiento”, reg. 17.269 del 29 de febrero de
2009 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
30.6.2010
“Culshaw”
Causa 29.122
Reg. 31.588
J. 4 - S. 8
RECUSACIÓN DE MAGISTRADOS. CAUSALES. IMPROCEDENCIA.
“… se ha señalado en reiteradas oportunidades que “no constituyen motivos de apartamiento las diferencias de
criterio que se exponen respecto del trámite y decisiones adoptadas en esta causa por el magistrado recusado
pues dichos planteos deben ser canalizados a través de las vías procesales idóneas en los procesos en que las
decisiones criticadas fueron adoptadas, sin que quepa admitir la separación del juez de la causa en base a
cuestionamientos atinentes al contenido de sus resoluciones o a los eventuales defectos formales de que éstas
adolezcan” (v. causa N° 42.704, “Melgarejo, Catalina”, reg. N° 724, rta.: 30/07/09 y sus citas)” (Del voto de los
Dres. Ballestero y Freiler, al cual adhirió el Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
22.6.2010
“Piceda”
Causa 44.280
Reg. 582
J. 9 - S. 18
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRICIÓN. CÓMPUTO. SIGNIFICACIÓN JURÍDICA QUE DEBE
SER CONSIDERADA.
93
“…reiteradamente hemos señalado que a los fines de resolver planteos vinculados con la vigencia de la acción
penal debe estarse a la posible calificación o el grado de participación más gravosa”.
“Debe tenerse en cuenta entonces que “...si la acción imputada puede configurar prima facie un delito u otro
debe estarse al de mayor gravedad en el incidente de prescripción, sin perjuicio que al tiempo del
pronunciamiento definitivo se concluya en una significación jurídica más benigna, declarándose entonces, y
recién allí, la prescripción de la acción luego del debate en donde las partes hayan tenido oportunidad de probar
y alegar sobre las características del suceso para darle uno u otro encasillamiento legal...” (ver en tal sentido, de
la Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II, causa 994 “D´Ortona”, rta. el 10/7/97, reg. n° 1515; causa n°
1230 “Imexar”, rta. el 9/10/97, reg n° 1640; Sala III, causa n° 2277 “Weinstein”, rta. el 10/4/00, reg. n° 175;
causa n° 3309, “Saksida”, rta. el 21/5/01, reg. n° 305, entre otras; y de esta Cámara, Sala II, causa n° 24.239
“Lifschitz”, rta. el 21/3/09, reg. n° 29.897)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun
16.7.2010
“Kalfaian”
Causa 29.082
Reg. 31.686
J. 4 - S. 8
ALLANAMIENTO. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. HORARIO NOCTURNO. ORDEN
JURISDICCIONAL. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“A través de varios precedentes, este Tribunal recordó, como una verdad incontrastable, que a todo ciudadano se
le acuerda el derecho de gozar de un ámbito exclusivo para desarrollar sus planes de vida. En este sentido, no
sólo el domicilio, sino también otras facetas de ese ejercicio resultan alcanzadas por esa esfera de protección. Sin
embargo, también se destacó que ninguno de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución
Nacional es absoluto en su esencia, sino que todos se hallan sometidos a ciertas restricciones. La cuestión no
reside, pues, en la pregunta acerca de si está permitido invadir las áreas privadas de los individuos sino en si ello
se ha hecho de conformidad con las directrices que así lo habilitan”.
“Y en este punto ingresa ese presupuesto ineludible para cualquier acción oficial que procure intervenir en esos
espacios. Su validez ha de depender de la previa existencia de un auto fundado. Precisamente en tal dirección es
que se emplaza el cuestionamiento que funda nuestra intervención. La nulidad del allanamiento realizado en
autos habría derivado de una orden carente de justificación”.
“Sin embargo, esa crítica no se enfrentó a la resolución misma de llevar a cabo ese registro –de habitual
invocación en estos casos-, sino a las particulares condiciones en las que aquí ella fue dispuesta. Lo que se
cuestiona no es la ausencia de razones para disponer la medida sino que tal cualidad afectara la decisión de que
ésta fuera realizada durante la noche”.
“No obstante, así como una polémica acerca de un allanamiento infundado encontraría un ámbito de debate aquí,
el planteo deducido no podrá hallarlo. Todas las limitaciones, exigencias y cuidados que las leyes fundamentales
exigen para allanar un domicilio responden a la necesidad de brindar las razones por las cuales elementales
garantías deben momentáneamente ceder su espacio en aras de otros intereses. Pero nada reclama que esos
mismos motivos requieran ser otorgados a la hora de establecer, no ya en qué casos, sino en qué momento ello
debe acontencer. Una diferencia que sólo se manifiesta de comparar los textos exhibidos por los arts. 224 y 225
del C.P.P.N. y en advertir que mientras el primero alude al tantas veces evocado auto fundado, el segundo omite
hacerlo”.
“Por eso, esta Sala ya ha señalado que en la medida en que se exprese la habilitación de día y horas, y ninguna
objeción haya sido deslizada al respecto por los moradores del lugar, no hay argumento capaz de conmover su
plena vigencia (Cfr. causa nro. 31.613, “Santos Caballero”, reg. Nro. 537, rta. el 13/6/00)”.
“Justamente en este supuesto ambos extremos resultaron satisfechos. Uno, porque el mismo magistrado instructor
precisó esa manifiesta autorización de un tiempo inhábil. El otro, porque ninguna de las constancias que dan
cuenta del registro domiciliario revela que quienes allí vivían hubiesen manifestado su oposición al desarrollo de
la medida…”.
94
Poder Judicial de la Nación
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
15.7.2010
“Vázquez”
Causa 44.036
Reg. 701
J. 11 - S. 21
COMPETENCIA. EVASIÓN DE TRIBUTOS NACIONALES. INCOMPETENCIA DEL FUERO FEDERAL.
“… los hechos que constituyen el objeto procesal resultan ajenos a la competencia de esta justicia de excepción.
Ello así, toda vez que surge que la maniobra investigada tuvo como finalidad el no pago de los tributos nacionales
-en este caso, el del cheque, el IVA y ganancias, entre otros-, pesquisa que excede el ámbito de actuación de la
justicia criminal y correccional federal de esta ciudad y que se encuentra tipificada en la ley penal tributaria,
debiendo intervenir, en consecuencia, aquel fuero –conf. arts. 1, 2 inc. a) y 22 del la ley 24.769- (ver de esta Sala
causa n° 22.655 “Regueira”, rta. el 4/8/2005, reg. n° 24.002 , causa n° 27.504 “N.N. s/competencia”, rta. el
23/4/2009 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
8.7.2010
“NN s/Competencia”
Causa 29.119
Reg. 31.634
J. 5 - S. 9
USO OFICIAL
COMPETENCIA. FONDOS DE LAS OBRAS SOCIALES. INCOMPETENCIA.
“… este Tribunal ya ha tenido la oportunidad de manifestar que no corresponde la intervención de este fuero de
excepción cuando los hechos investigados se vinculan con el manejo irregular de los fondos con que cuentan las
obras sociales (conf. causa nº 18.804 “Majdalani” reg. nº 20.329 del 17/10/02, causa nº 19.951 “Obra Social del
Personal de Seguridad Comercial, Industrial e Investigaciones Privadas y otros” reg. nº 21.415 del 7/08/03)”.
“En efecto, de acuerdo a lo establecido en la ley 23.660, las obras sociales son patrimonio de los trabajadores
que las componen, y poseen individualidad
jurídica, financiera y administrativa aunque actúen bajo
la
supervisión del Ministerio de Salud de la Nación. En consecuencia, si es su patrimonio el afectado
directamente por las maniobras consideradas pasibles de investigación criminal, no se justifica legalmente la
intervención del fuero de excepción (conf. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala IV, cnº 3.519 “Rodríguez”,
reg. nº 4.379 del 28/10/02 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
7.7.2010
“NN S/Competencia”
Causa 29.306
Reg. 31.622
J. 3 - S. 6
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA. ENVENENAMIENTO O ADULTERACIÓN DE AGUAS
POTABLES O ALIMENTOS O MEDICINAS. ART. 200 C.P. REQUISITOS TÍPICOS. VENTA, ENTREGA O
DISTRIBUCIÓN DE MEDICAMENTOS O MERCADERÍAS PELIGROSAS PARA LA SALUD. ART. 201
C.P. REQUISITOS TÍPICOS. DISIDENCIA.
“… cuando como en el supuesto de autos fabrican las sustancias medicinales sin la correspondiente receta que los
prescriba y bajo un procedimiento no autorizado por organismo sanitario alguno, para luego venderlos como
productos “magistrales” o “genéricos”, resulta indiscutible que incurren en una conducta ilícita, cuyo accionar
debe reputarse cometido -en este caso- de un modo doloso” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Respecto a lo argumentado por los apelantes en cuanto a que no se da el supuesto previsto por el artículo 200 del
Código Penal por considerar que no existe en este caso “adulteración”, corresponde señalar, que contrariamente a
lo pretendido, los suscriptos ya han tenido oportunidad de advertir, en un planteo similar al presente, que ese
término comprende “el hacer” el medicamento falso, porque de lo contrario existiría “…una contradicción que
no puede pensarse querida por ley, según la cual solo se castigaría a aquél que estira un poco el medicamento
haciéndole perder un porcentaje de su valor curativo y se absolvería por atipicidad a quien lo falsificó por
completo sin ningún tipo de elemento activo…” (conf. de esta Sala, causas n° 27.935 “Royo”, reg. n° 30.542 del
22/10/2009 y n° 19.167 “Cotela”, reg. n° 22.480 del 21/5/04, donde se citó a la Cámara Nacional de Casación
95
Penal, Sala II, causa “Solís”, publicado en “La Ley” del día 18 de mayo de 2004)” (Del voto de los Dres. Cattani
e Irurzun).
“Por otra parte, en relación al “peligro para la salud” requerido para el tipo, esta Sala ya ha sostenido en el
referido precedente “Cotela” que el sólo hecho de que una sustancia medicinal no cumpla con los efectos
terapéuticos esperados es suficiente para conformar aquél “peligro” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“En el sentido indicado, Ricardo Núñez ha entendido: “…La salud no tiene aquí el alcance restringido que se le
debe atribuir en el artículo 89 del Código Penal…, sino que comprende el bienestar corporal y fisiológico de las
personas en general. El envenenamiento, la contaminación o la adulteración se realizan de un modo peligroso
para la salud así entendida, no sólo si pueden producir agravar o prolongar enfermedades…, sino también si
pueden causar otros deterioros corporales o fisiológicos que no son susceptibles de encuadrar en ese concepto.
Esa posibilidad debe apreciarse en relación a las personas y circunstancias…Se trata de un peligro abstracto,
derivado del grado de envenenamiento, contaminación o adulteración. Por consiguiente, la consumación del
delito…no demanda daño efectivo para la salud general, ni un peligro concreto de que éste se produzca; y ni
siquiera requiere que, en la situación concreta, personas determinadas o alguna persona hayan usado el agua o
consumido las sustancias alimenticias o medicinales” (ver Núñez, Ricardo; Tratado de Derecho Penal, Tomo V,
Vol. I, Pág. 117, Marcos Lernes Editora, Córdoba, abril de 1992)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“… a criterio del suscripto otra es la calificación que corresponde adoptar en el caso de autos, desde que las
pericias practicadas sobre los medicamentos secuestrados en las farmacias, no dan cuenta de que las drogas que
contenían hayan sido objeto de adulteración en los términos del artículo 200 del Código Penal, pues la acción de
“adulterar” allí mencionada está referida a la que se ejercita sobre un objeto auténtico o genuino y que tiene como
consecuencia la modificación del objeto por la mera alteración de sus condiciones, por la sustitución o supresión
de alguno de sus componentes o agregación de otra sustancia (conf. Núñez, Tratado de Derecho Penal, Tomo VI,
Vol. 1, p. 115 y siguientes, Lerner, Bs. As., 1975 y causa n° 27.935 “Royo”, reg. n° 30.452 del 22/10/2009 según
mi voto)” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“No obstante lo anterior, debo señalar que la hipótesis delictiva ya detallada permite, a mi juicio, situar la
conducta de los imputados en las previsiones contenidas en el artículo 201 del Código Penal, en cuanto reprime al
que “…vendiere, pusiere en venta, entregare o distribuyere medicamentos o mercaderías peligrosas para la
salud, disimulando su carácter nocivo” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“Es sabido que los medicamentos son un instrumento de suma importancia para prevenir y curar enfermedades y
que si no se utilizan adecuadamente pueden perder parte de su efectividad e incluso ocasionar perjuicio para la
salud al no cumplir con el efecto terapéutico buscado” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“Así, comparto lo sostenido por la Cámara Nacional de Casación Penal en un caso similar al presente, en cuanto
afirmó que “Si, por definición, la salud es el estado en que el ser orgánico ejerce todas sus funciones, la
enfermedad altera ese estado de normalidad, y en procura de devolverlo es que los facultativos indican y
administran los medicamentos…Con este alcance…la supresión, disminución, deterioro o degradación …de la
potencialidad terapéutica del medicamento que se provee en lugar de aquél que contiene la fórmula auténtica y
las dosis necesarias, aun cuando, en alguna medida sus elementos componentes coincidan, significa grave peligro
para la salud de las personas que padecen enfermedades…Es que si nocivo significa tanto como dañoso,
pernicioso o perjudicial, las medicinas que, por falta de principios activos, carecen de efectos terapéuticos; o
aquellas otras que, por hallarse vencidas, implican el riesgo de que pierdan sus principios activos…evidentemente
resultan peligrosas para la salud de las personas, así sea para prevenir la enfermedad, para procurar la remisión de
la ya producida, o para eliminar o atenuar el padecimiento que provoca…”. En dicho caso la mencionada cámara
consideró que el suceso investigado debía encuadrar en la figura penal prevista en el artículo 201 del Código
Penal (ver CNCP, Sala I, causa n° 3065 “García”, reg. n° 3928 del 14/11/00)” (Del voto en disidencia del Dr.
Farah).
96
Poder Judicial de la Nación
“Por su parte, en punto a la “disimulación” del carácter nocivo de los medicamentos, tal extremo también se da
en autos, desde que como ya se dijo, contenían una cantidad de droga distinta a la indicada en los frascos que los
contenían y, en un sólo caso, no se halló droga” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
7.7.2010
“Jaimovich”
Causa 28.947
Reg. 31.620
J. 12 - S. 23
DELITOS MIGRATORIOS. LEY 25.871 ART. 117. PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE PERMANENCIA
ILEGAL DE EXTRANJEROS EN EL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA CON EL FIN DE OBTENER
BENEFICIO. REQUISITOS TÍPICOS.
“Esta Sala ha tenido oportunidad de sentar pautas interpretativas respecto del tipo penal transcripto y en tal
sentido se sostuvo que “…facilita la permanencia ilegal de extranjeros el que la hace posible o más sencilla,
allanando las condiciones de la estadía o ayudando a salvar los obstáculos. No obstante, la simple actividad de
facilitación desvinculada e independiente de la ilegalidad puede no ser ilícita o constituir una infracción
administrativa (por ejemplo dar trabajo individual a un ilegal). Sin embargo, si la contribución a la permanencia
ha consistido en el aprovechamiento laboral diagramado, ya no aisladamente, sino como “política de empresa”,
USO OFICIAL
ello sí será constitutivo del delito penal, porque en ese supuesto la ilegalidad del inmigrante será parte
inseparable de la conformación comercial (ver Hairabedián, Maximiliano, “Delitos Migratorios”, La Ley,
Suplemento de Derecho Penal y Procesal Penal, 25/6/07, pags. 27/32)” (ver causa n° 27.703, “Hyun Sonn Lee”,
del 16/6/09, reg. n° 30.024)”.
“Ahora bien,
no surge de la prueba colectada en autos que haya habido, por parte de los imputados, un
aprovechamiento de la situación migratoria irregular de las personas que trabajan en el taller. En este sentido,
debe destacarse que nada indica, por el momento, que el establecimiento comercial allanado haya funcionado
merced a algún “mecanismo ilegal de captación de inmigrantes” (ver causa citada y en igual sentido, también de
esta Sala, causa n° 26.083, “Guarachi Mamani”, del 20/11/07, reg. n°27.707)”.
“Asimismo, para que la actividad que aquí es motivo de reproche penal pueda considerarse constitutiva de la
figura prevista en el mentado art. 117 de la ley 25.871, es necesario comprobar la circunstancia adicional que
establece esta norma en el plano subjetivo, descripta como finalidad de obtener directa o indirectamente un
beneficio (ver causas citadas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun
16.7.2010
“Chejo Bernabé”
Causa 29.174
Reg. 31.691
J. 11 - S. 22
ERROR. ERROR SOBRE LOS ASPECTOS NORMATIVOS DEL TIPO PENAL. ERROR INVENCIBLE.
ALCANCES.
“… autorizada doctrina ha sostenido que los errores que giran en torno a aspectos normativos del tipo penal, sin
posibilidad –como en el caso- de ser despejados, resultan ser invencibles y, por tanto, impiden al sujeto actuante
comprender el significado del elemento correspondiente y así ajustar su conducta conforme a derecho (Edgardo
Alberto Donna, “Derecho penal, Parte general”, T° IV, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2009, pág. 236, ss. y cc.; Edgardo
Alberto Donna, “Teoría del delito y de la pena”, T° 2, primera reimpresión, Ed. Astrea, 2001, págs. 114/115,
117; Reinhart Maurach y Heinz Zipf, “Derecho penal, Parte general”, T° I, Ed. Astrea, 1994, pág. 397 y ss;
Enrique Bacigalupo, “Tipo y error”, 2da. edición, Ed. Hammurabi, 1988, págs. 146/151, entre otros)” (Del voto
del Dr. Irurzun).
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
6.7.2010
“Kammerath”
Causa 29.061
Reg. 31.614
J. 11 - S. 21
97
ESTAFA. REQUISITOS TÍPICOS. ARDID IDÓNEO. ALCANCES.
“…en la estafa es necesario que el autor del delito, mediante la introducción de un ardid idóneo, haga incurrir a
otro en error, quien, de ese modo, efectúa una disposición patrimonial que le ocasiona un perjuicio también de
contenido patrimonial. Es ineludible la presencia de estos cuatro elementos típicos para su configuración, a saber:
engaño o ardid inicial, error en el sujeto pasivo, disposición patrimonial y perjuicio patrimonial -y su ineludible
concatenación casual-”.
“En lo que aquí interesa, el ardid es el astuto despliegue de medios engañosos. En palabras de Sebastián Soler:
“…para constituir ardid se requiere el despliegue intencional de alguna actividad, cuyo efecto sea el de hacer
aparecer, a los ojos de otro sujeto, una situación falsa como verdadera y determinante” (Derecho Penal
Argentino, TEA, Buenos Aires, 1996, pág. 348)”.
“A fin de que el elemento típico del delito de estafa sea configurado, el ardid debe ser idóneo. El análisis de la
idoneidad del ardid no puede prescindir de tomar en cuenta la calidad de sujeto engañado o, en su caso, de la
víctima del delito (que podría haber prevenido el error). Una misma conducta desplegada por un agente puede ser
considerada en un caso ardidosa y en otro caso carente de idoneidad engañosa, al ser distintos los sujetos pasivos
del error”.
“Enseña Soler que, a fin de analizar la idoneidad del ardid, debe tomarse en cuenta “…la situación concreta,
comprendiendo dentro de la totalidad del ardid las condiciones mentales y culturales del destinatario
expresamente buscado” (op. cit., pág. 369)”.
“Esta Cámara ha dicho que “…habrá que evaluarse en cada caso la especial relación que se da entre la víctima
y el victimario, midiéndose las características de la conducta del primero, en relación a la capacidad del
segundo” (Sala I, causa no. 39.189 “Lucchini, María M s/procesamiento”, rta. el 03/10/06, reg. 1076; causa no.
39.694 “Marra, Rodolfo Benjamín s/procesamiento”, rta. el 17/02/07, reg. 110)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
15.7.2010
“Páramo”
Causa 43.596
Reg. 686
J. 7 - S. 13
INTIMIDACIÓN PÚBLICA. ART. 211 CP. REQUISITOS TÍPICOS
“…cabe descartar que la colocación de la granada en la puerta de ingreso al local del denunciante pueda
calificarse como constitutiva del delito de intimidación pública prevista en el artículo 211 del Código Penal, en
grado de tentativa, pues lo que cuenta en este delito es el estruendo, el ruido y no el peligro que la explosión crea,
porque en este último supuesto -crear un peligro común- las disposiciones penales que entran en juego son otras
ya que el bien jurídico afectado deja de ser la tranquilidad pública para pasar a ser la seguridad pública (Código
Penal de la Nación. Comentado y Anotado. Andrés José D´Alessio. 2da. Edición: 2.009. Tomo II, pág. 1.055)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani – Irurzun - Farah
13.7.2010
“NN S/Incompetencia”
Causa 29.185
Reg. 31.646
J. 7 - S. 13
MARCAS Y DESIGNACIONES. LEY 22.362. CARACTER BURDO DE LA FALSIFICACIÓN.
POTENCIALIDAD DE ENGAÑO AL PÚBLICO CONSUMIDOR. COMPETENCIA. FUERO FEDERAL.
“La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha observado la posible existencia de una afectación a la ley 22.362
incluso en aquellos casos en que, frente a carátulas fotocopiadas mediante equipos láser color o impresoras con
chorro a tinta, se había alegado que el carácter burdo de la reproducción impedía sostener que hubiera existido
engaño al público consumidor (conf. Comp. n° 2175/01, T° XXXVII, rta. el 16/04/02; Comp. 457/03, T°
XXXIX, rta. el 8/09/03; Comp. n° 713/03, T° XXXIX; Comp. n° 1083, T° XXXIX, ambas resueltas el 17/11/03;
Comp. n° 23/04, T° XL, rta. el 27/05/04; Comp. n° 1050/07, T° XLIII, rta. el 26/03/08; entre muchas otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
6.7.2010
98
Irurzun - Farah
“Oliveros”
Poder Judicial de la Nación
Causa 29.301
Reg. 31.609
J. 6 - S. 12
PREVARICATO. ART. 269 CP. REQUISITOS TÍPICOS. ASOCIACIÓN ILÍCITA. INTEGRANTES.
ALCANCES.
“… ambos jueces tuvieron dominio del hecho: sabían que los informes eran falsos y que las órdenes judiciales
fundadas en ellos estaban dirigidas a intervenir comunicaciones de personas ajenas a los expedientes judiciales
que estaban a su cargo”.
“Por lo que se dijo más arriba, a esta altura ha de tenerse por probado que dicha forma de proceder fue dolosa, es
decir, involucró conocimiento y voluntad”.
“… lleva la razón el Dr. Goldstraj cuando plantea que no hay falsedad ideológica en la decisión judicial, por
cuanto su finalidad no es probatoria sino que se trata de una orden que simplemente debe ser cumplida, en este
caso, por la Secretaría de Inteligencia (conforme doctrina de Fallos 324:3952)”.
“Esa afirmación, de todos modos, no desemboca en la atipicidad sino que reconduce la mirada hacia la figura
especial del prevaricato, que contempla la conducta del juez que dictare resoluciones en las que citare, para
fundarlas, hechos falsos (cfr. art. 269 C.P.). Traducido a los términos de las acciones enfocadas en autos, esa
figura abarca las conductas dolosas de los jueces Gallardo y Rey en tanto dispusieron órdenes de intervención
USO OFICIAL
telefónica basadas en informes ideológicamente falsos”.
“De acuerdo a lo demostrado hasta aquí es posible sostener que existió una decisión por parte del Jefe de
Gobierno que consistió en designar al ex Comisario Jorge A. Palacios al frente del proyecto de seguridad que iba
a ser instrumentado a través de la creación de una policía metropolitana y que esa decisión estuvo acompañada de
la facilitación de los medios materiales que fuesen necesarios. El nombramiento de James se perfila a esta altura
como uno de esos aportes, que posibilitaba que este integrante del equipo de quien iba a estar al frente de la
Policía percibiese una remuneración a cambio de prestar sus servicios como cuadro de inteligencia. De esa
manera los agentes públicos fueron montando en la estructura del Gobierno de la Ciudad un incipiente aparato de
inteligencia prohibido por ley”.
“La conclusión provisoria, en base a lo antecedentes relevados, es que el funcionamiento de este aparato, su
actuación y procedimientos de acción, fue tolerado y consentido por el Jefe de Gobierno. Habría habido
aquiescencia de parte Mauricio Macri respecto del proceder de Jorge A. Palacios, lo que lleva a ratificar que
ocupó un rol en la asociación ilícita: asegurar, como máxima autoridad del Estado de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, que la matriz del aparato clandestino de inteligencia se instale en su gobierno, se nutra de sus
recursos y, de tal suerte, pueda funcionar”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
15.7.2010
“Inc. de apelación”
Causa 44.450
Reg. 689
J. 7 - S. 13
PROCESO PENAL. DELEGACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN A MANOS DEL FISCAL. ART. 196 CPPN.
OPORTUNIDAD PROCESAL EN QUE PROCEDE LA DELEGACIÓN. FACULTAD DEL JUEZ DE
INSTRUCCIÓN. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. FUNCIONES.
“… como ha dicho esta Sala en numerosos precedentes, en este tipo de casos debe recordarse que el artículo 196
del Código Procesal Penal de la Nación concibe la transferencia de la dirección de la investigación por parte del
Juez Instructor como una facultad eminentemente discrecional, sin que quepa restringir la latitud de esa
atribución en base a plazos distintos de aquellos que enmarcan la etapa instructoria (de esta Sala, c. n°. 29.581,
caratulada “Sr. Fiscal s/nulidad”, resuelta el 16/04/1998, registro n° 224; c. n° 39.340, caratulada “Santoni,
Ricardo s/recurso de queja”, resuelta el 24/08/2006, registro n° 876; c. n° 41.635, caratulada “Otero N. s/deleg.”,
resuelta el 11/3/2008, registro n° 222 y c. n° 44.286, caratulada “Señor Fiscal s/mal concedido”, resuelta el
27/4/2010, registro n° 348, entre otros; y en similar sentido, CCC, Sala VI, c. n° 21.207, caratulada “Cuñarro,
Mónica”, resuelta el 20/05/2003)”.
99
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
7.7.2010
“De Ok Sun Cha”
Causa 44.427
Reg. 651
J. 2 - S. 4
PROCESO PENAL. DELEGACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN A MANOS DEL FISCAL. ART. 196 CPPN.
OPORTUNIDAD PROCESAL EN QUE PROCEDE LA DELEGACIÓN. FACULTAD DEL JUEZ DE
INSTRUCCIÓN. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. FUNCIONES.
“… lleva dicho el Tribunal en diversos precedentes que, en materia de delegación de la instrucción, si bien el
artículo 196 de la ley de rito concibe la transferencia de la dirección de la investigación por parte del Juez
instructor como una facultad eminentemente discrecional, cuya utilización no puede ser sujetada razonablemente
-de la exégesis de la ley- a un plazo mínimo, tal criterio no significa otorgarle a los jueces absoluto señorío para
disponer antojadizamente sobre la aplicación del instituto, sino que su ejercicio debe estar signado por una línea
directriz: asegurar la mayor agilidad y eficacia en la persecución”.
“Así, si bien este Tribunal consideró que no hay término cuyo vencimiento ocasione la pérdida de la facultad que
le acuerda al Juez el artículo 196 del Código de forma, la que podrá ser ejercida en el momento que crea
conveniente, parece obvio que dicha facultad no puede disponerse sin atender a los efectos que tan delicada
decisión pueda tener sobre la marcha del proceso (conf. causa n° 66 “Prórroga -art.207 del C.P.P.- en causa n°
431”, rta. el 18/9/95, reg. n° 12.284; causa n° 13.749 “Incidente de nulidad del Ministerio Público Fiscal delegación de instrucción-”, rta. el 1/12/97, reg. n° 14.948; causa n° 14.098 “N.N. s/ defraudación y estafa nulidad-”, rta. el 12/2/98, reg. n° 15.103; causa n° 17.121 “Incidente de apelación s/ art. 196 del C.P.P….”, rta. el
16/11/00, reg. n° 18.176; causa n° 17.248 “Schor, Norberto y otros s/ nulidad planteada por el Fiscal -art. 196 del
C.P.P.”, rta. el 5/12/00, reg. n° 18.254; y causa n° 18.279 “Incidente de nulidad en autos: Shmidt, Guillermo
Martín y otro s/ administración fraudulenta”, rta. el 12/3/02, reg. n° 19.547)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
7.7.2010
“Comparatore”
Causa 29.137
Reg. 31.619
J. 5 - S. 9
RECURSO DE APELACIÓN. ALCANCES. VALORACIÓN QUE DEBE REALIZAR EL JUEZ AL
PONDERAR SU PROCEDENCIA.
“…frente a la crítica esgrimidas por alguno de los actores del proceso, al juez “...le está vedado pronunciarse
sobre el fondo del asunto que constituye el objeto del recurso; la actividad del tribunal en el procedimiento de
admisión no puede exceder la mera comprobación acerca de si, en el caso concreto, se verifican o no las
condiciones formarles para la procedencia del recurso y no debe inmiscuirse en la valoración de la exactitud del
motivo aducido. Por tanto, a través de este examen previo y formal sólo se trata de impedir el progreso del
trámite cuando la inadmisibilidad del recurso es clara, pero no de convertir al a quo en juez de sus propias
sentencias” (CÓRDOBA, Gabriela, “Recurso de queja en el Código Procesal Penal de la Nación”, en AA.VV.,
Los recursos en el procedimiento penal, Del Puerto, 2° edición, Buenos Aires, 2004, pp. 53 y s.)”.
“De tal forma, cuando los caminos que intentaron ser habilitados mediante el recurso de apelación no han sido
franqueados bajo la idea de que el resolutorio, por su adecuada construcción, no podía ser sometido a
impugnación, el juez se constituyó en fiscalizador de sus decisiones. Y así llevó a cabo una labor que no sólo le
es impropia sino que, más aún, es la que precisamente se le ha encomendado a esta Cámara”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
13.7.2010
“Larosa”
Causa 44.509
SUSPENSIÓN
PROCEDENCIA.
100
Reg. 677
DEL
JUICIO
A
PRUEBA.
J. 11 - S. 21
DENEGATORIA.
RECURSO
DE
APELACIÓN.
Poder Judicial de la Nación
“… el rechazo de la suspensión de juicio a prueba solicitada por la defensa de Jaquet Vera puede generar un
perjuicio de imposible o tardía reparación, precisamente porque su denegatoria implicaría el sometimiento a un
juicio que se pretende evitar con dicha petición (conf. c.n° 25.936 “Dr.Hermida, Juan Martín s/queja”, reg. n°
27.457, rta. el 11/10/07, de esta Sala y sus citas)”.
“De acuerdo a ello, la denegatoria basada en un eventual replanteo en la etapa oral no es un argumento válido,
debiendo señalarse además que, conforme ya lo sostuviera esta Alzada en anteriores intervenciones, “…teniendo
en cuenta que la ley no regula expresamente el momento a partir del cual puede solicitarse este instituto y los
fines de política criminal que la inspiran (…) es claro que este estadio procesal no resulta óbice para su
procedencia…” -conf. c,n° 27.141 “Morante Mendoza, rta. el 4/11/08, reg. n° 29.127-”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
7.7.2010
“Hermida”
Causa 29.215
Reg. 31.627
J. 11 - S. 21
ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE LOS DEBERES DE FUNCIONARIO PÚBLICO. ART.
248 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“…en el ilícito reprochado “…el autor debe conocer la ilegalidad de las resoluciones u órdenes que se dictan,
USO OFICIAL
trasmiten o ejecutan y debe tener la voluntad de dictarlas, ejecutarlas o abstenerse de cumplirlas, según los
supuestos de que se trate. En el aspecto volitivo, el sujeto debe tener la voluntad de oponerse a la ley, de
desconocerla, aunque no se alcance la mala aplicación o interpretación de ella” (Edgardo Donna, Derecho Penal
Parte Especial, Tomo III, 2da. Ed., Delitos Contra La Administración Pública, pág. 190)”.
“También, esta Sala ha dicho que la figura del artículo 248 del código penal “…no está destinada a sancionar el
mero incumplimiento de funciones administrativas sino el dictado, por parte de funcionarios de relevancia, de
resoluciones u órdenes contrarias a las constituciones o leyes nacionales o provinciales o la inejecución de las
leyes cuyo cumplimiento le incumbiere…” (causa nº 4123, “Zambianchi”, rta. el 11/02/86, reg. nº 4744)”.
“Asimismo, se ha sostenido que es necesario para poder afirmar la tipicidad de la citada figura penal “…que el
encuadre objetivo se complete con la presencia del dolo, esto es, que el funcionario público haya tenido
conocimiento y voluntad de realizar todos y cada uno de los elementos del tipo objetivo…el abuso -entendido
como el uso incorrecto, arbitrario e improcedente de una facultad jurídica- no radica en la simple extralimitación
objetiva sino en el conocimiento y voluntad de esa extralimitación lo que configura el mentado aspecto subjetivo,
que es precisamente el límite demarcatorio que separa el abuso de autoridad de la simple irregularidad funcional”
(causa nº 4583, “Etchebarne”, rta. el 10/07/87, reg. 5493)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Farah
19.8.2010
“Serritella”
Causa 28.946
Reg. 31.803
J. 11 - S. 22
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. EXTINCIÓN. PRESCRIPCIÓN. CUESTIÓN DE ORDEN PÚBLICO.
DECLARACIÓN DE OFICIO.
“… la extinción de la acción penal es de orden público y se produce de pleno derecho por el transcurso del plazo
pertinente por lo que debe ser declarada de oficio, por cualquier tribunal, en cualquier estado de la causa y en
forma previa a cualquier decisión sobre el fondo. “Si la acción penal se extinguió cesó el poder punitivo como
contenido del proceso, y el objeto de éste no fue ya el tema inicial a decidir sino el referente a la causal de
extinción” (C.S.J.N. Fallos 311:2205; 313:1224; 321:2002; 322:300; 323:982; 327:2273, entre otros)”.
“… uno de los roles accesorios de la prescripción de la persecución penal es ser “…el instrumento procesal
realizador del derecho fundamental de toda persona perseguida penalmente a que su proceso se defina dentro de
un plazo razonable” (conf. Pastor, Daniel R. “Prescripción de la persecución y Código Procesal Penal”, Ed. Del
Puerto, 1993, p. 52)”.
101
“Debe recordarse que sobre estos puntos ha hecho referencia en una causa conexa con la presente, con numerosas
citas jurisprudenciales, la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, al sostener que la misma estaría
pescripta (conf. C. 9150 “Lestelle”, reg. n° 1714/08)”.
“En esta dirección, se ha dicho que “La resolución que declara la prescripción de la acción penal y sobresee en
consecuencia al imputado, no destruye la presunción de inocencia, por lo que resulta sobreabundante la
declaración de salvaguarda del buen nombre y honor del enjuiciado…” (C.N.C.P., Sala III, C n° 6895 “Erhart del
Campo”, reg. n° 1551.06.03 del 20/12/06)”.
“Tal criterio es el que acertadamente sostiene el juez al decir que, “…la declaración que impone la última parte
del art. 336 del C.P.P.N. respecto de los incisos de esa norma distintos del primero, no constituye el estado de
inocencia de quien resulta una declaración sobreabundante, ya que no viene a imponer al sobreseído un nuevo
estado del que antes carecía” (Conf. C.C.C., Sala IV, C n° 1605/09 y n° 26.393 del 21/6/05)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
20.8.2010
“Alonso de Armiño”
Causa 44.213
Reg. 791
J. 2 - S. 3
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. CAUSALES DE SUSPENSIÓN. EJERCICIO DE LA
FUNCIÓN PÚBLICA.
“Como primera consideración, ha de partirse de la largamente consagrada jurisprudencia de la Cámara Nacional
de Casación Penal, que en el caso de calificaciones diversas tiene dicho que “…para establecer si se produjo la
prescripción de la acción penal debe estarse a la pena del delito más severamente reprimido y a la calificación
más gravosa que pueda corresponderle…”. Al desarrollar esta doctrina, el Excmo. Tribunal de Casación ha
señalado, a contrario sensu, que “…esta posición no podrá ser tenida en cuenta a los fines de la prescripción de
la acción penal en los siguientes casos: a) cuando recién fuese esgrimida en el incidente de prescripción al solo
fin de evitarla; b) cuando la pretendida calificación careciera en absoluto de base fáctica que la sustente…” (cfr.
Sala III, causa no. 11.647, “Rojo, Carlos Alberto s/recurso de casación”, rta. el 12/03/10, reg. 242/10; causa no.
7165 “Ucci, Carlos Eduardo s/rec. de casación”, rta. el 4/06/07, reg. no. 662/07; causa No. 7769 “Rojas, Horacio
Omar s/rec. de casación”, rta. el 13/6/07, reg. no.744/07; no. 7645 “Elizondo, Carlos s/rec. de casación”, rta. el
4/2/2008, reg. no. 23/08; causa no. 4069 “Galarza, Marcelo M. s/recurso de casación”, rta. el 6/2/03, reg. 2; n°
6461 caratulada “Ramírez, Rolando s/recurso de casación”, rta. el 19/4/06, reg. 245; causa no. 2185 “Ferrando,
Ricardo s/recurso de casación”, rta. el 19/04/00, reg. 205)”.
“En relación al primer supuesto que excepciona la aplicación de la calificación más gravosa -calificación
esgrimida en el incidente de prescripción por vez primera-, señala Alfredo A. Elosu Larumbe que “… a través de
esta importante regla se ha instaurado una presunción: si la nueva calificación que «impide la prescripción»
nunca antes fue sostenida por el tribunal, el fiscal o la querella, se presume que se esgrime al sólo efecto de
evitar la extinción de la acción penal…” (cfr. “Prescripción de la Acción en el Código Penal Argentino, Ediar,
2006, pp. 66/7)”.
“En conjunto, habiéndose descartado que la calificación prescripta por el artículo 261 del C.P. haya sido
introducida por primera vez en el marco del presente incidente -tratándose de una hipótesis incriminatoria que,
lejos de resultar sorpresiva, ha sido contemplada por este Tribunal previamente a que el a quo adoptara una
postura en la presente incidencia-, se mantiene incólume la doctrina delineada por el Excmo. Tribunal de
Casación, en orden a la cual, frente a calificaciones diversas, para examinar la procedencia de la prescripción, ha
de estarse a la que sea más gravosa”.
“Adviértase que según señalan Baigún y Zaffaroni, mediante la causal suspensiva aquí examinada “…se pretende
evitar que, en los delitos de cohecho, malversación de caudales, peculado de bienes y servicios, negociaciones
incompatibles con el ejercicio de la función pública, exacciones ilegales, enriquecimiento ilícito de funcionarios
y empleados públicos y prevaricato, las facultades o las influencias emergentes del ejercicio de una función
pública por parte de cualquiera de los partícipes en tales delitos pusiera obstáculos de hecho a las
102
Poder Judicial de la Nación
investigaciones, haciendo que el plazo de prescripción de la respectiva acción penal fenezca durante el tiempo
de desempeño funcional” (cfr. Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial,
Hammurabi, segunda edición, Buenos Aires, 2002, pp. 663)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
3.8.2010
“Guidotti”
Causa 44.354
Reg. 720
J. 10 - S. 19
ADMINISTRACIÓN FRAUDULENTA. MULTIPLICIDAD DE ACTOS INFIELES. ADMINISTRACIÓN
ÚNICA. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DOBLE JUZGAMIENTO. NE BIS IN IDEM.
“… los distintos actos infieles acaecidos en el contexto de una misma administración deben ser considerados
jurisdiccionalmente como constitutivos de un mismo hecho, y no de manera independiente, supuesto vedado por
la garantía constitucional de ne bis in idem (CSJN, precedente “Pompas” –Fallos 325:3255—, y en similar
sentido, de esta Sala, causa n° 41.756 “Elizondo”, reg. n° 1165, del 03/10/2008; “Fiorito”, reg. N° 673, del
13/07/10; y de la Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III, causa “Alderete”, reg. n° 190.06.3, del
USO OFICIAL
21/03/2006…”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
13.8.2010
“Consolidar AFJP”
Causa 43.712
Reg. 768
J. 11 - S. 22
ARRESTO DIMICILIARIO. PRISIÓN PREVENTIVA. PAUTAS PARA EVALUAR SU PROCEDENCIA.
“… una correcta hermenéutica lleva a sostener que la concesión del beneficio, de todas formas, resulta potestativa
para el magistrado en la medida en que es él quien debe efectuar una valoración apriorística respecto de si tal
modalidad de cumplimiento puede conspirar contra los fines del proceso”.
“No obstante ello, y aunque la norma en cuestión no importa la automática concesión del beneficio sino en los
casos en que el magistrado considere que sus condiciones de implementación no conspiran contra los fines que el
instituto de la prisión preventiva posee -sea incrementando el riesgo de fuga o el entorpecimiento de la
investigación-, también es cierto que la misma ley prevé algunos mecanismos para neutralizar tal peligro”.
“En ese orden de ideas, y tal como da cuenta el párrafo 3º del artículo 33 de la norma ya citada, cuando el juez
“lo estime conveniente, podrá disponer la supervisión de la medida a cargo de un patronato de liberados o de un
servicio social calificado” a fin de de impedir que se torne ilusorio todo aquello que se pretende resguardar con el
dictado de la medida cautelar privativa de la libertad. Ello pues “…la prisión domiciliaria no es una medida
diferente al encierro que se decide en el momento de la imposición de una condena o de un encierro preventivo,
sino una alternativa que se decide como una modificación en la forma de ejecución de penas o de una medida
cautelar ya impuestas” (cf. “Pensamiento Penal y Criminológico”, Año II, n° 2, 2001, pág 307; citado en causa
N° 29.225 ‘Martínez de Hoz, José Alfredo”, reg. 31.680, rta. el 15/7/2010 -voto del Dr. Freiler-)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
5.8.2010
“Perla”
Causa 44.618
Reg. 729
J. 11 - S. 21
ASOCIACIÓN ILÍCITA. ART. 210 CP. REQUISITOS TÍPICOS. MONEDA. FALSIFICACIÓN DE
MONEDA. ART. 282 CP. REQUISITOS TÍPICOS. FALSIFICACIÓN DE SELLOS, TIMBRES Y
MARCAS. ART. 289 INC. “3” CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“…cabe considerar que “...la configuración de una asociación ilícita debe reunir distintos requisitos, que ...son
señalados por Carlos Creus, como ‘la de tomar parte en la asociación...’ indicando que esa es la acción típica
que la constituye, exigiéndose además ‘estar intelectualmente en el concierto delictivo que se forma o unirse al
ya formado...para ello basta el acuerdo, sin que sea imprescindible...ninguna forma corporal de expresión
voluntaria; no es necesario el trato directo entre los asociados, ni siquiera que se conozcan entre sí...’ (Conf.
103
autor citado, Derecho Penal -parte especial-, Tomo 2, pág. 111, edit. Astrea, 6ta. edición actualizada y ampliada)”
(ver de esta Sala, causa n° 38.850 “Maidana”, del 20/06/2006, reg. n° 585)”.
“Asimismo, también esta Sala ha señalado (causa n° 28.208 “Cataldi”, rta. el 27/12/96, reg. n° 1161 y causa n°
36.441 “Canavessi” del 27/12/2005, reg. n° 1573), que los requisitos exigidos por el tipo penal de asociación
ilícita eran el acuerdo permanente de voluntades, el número mínimo exigido por la norma y la indeterminación de
planes delictivos”.
“A partir del fallo “Stancanelli” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Fallos 324:3952) se precisaron los
alcances del requisito de la indeterminación delictiva. Concretamente, la dificultad en torno a este punto radica en
si ese elemento se refiere al tipo de delitos o a los planes para ejecutarlos”.
“En el fallo citado, la Corte señaló que “... la asociación ilícita requiere pluralidad de planes delictivos y no
meramente pluralidad de delitos...’, pues al tratarse de un acuerdo permanente de voluntades, sus integrantes
deben estar dispuestos a realizar –durante el lapso que se encuentre vigente– una cantidad indeterminada de
delitos, lo que diferencia esta figura del acuerdo criminal”.
“Por otro lado, esta Sala ha sostenido que ‘... para cumplir con ese requisito, en una asociación ilícita debería
estar indeterminado el tipo de delitos a cometer (esto es, que no podría estar constituida sólo para realizar
únicamente delitos que atentaran contra un bien jurídico determinado), no sería compatible con la naturaleza
de la figura. Es que a través de ella se busca proteger el orden público; y el riesgo que implica, para toda la
sociedad, que un grupo de personas, organizado y durante un espacio temporal, pueda cometer varios delitos, no
nace únicamente cuando esa asociación está constituida para la comisión de hechos que puedan afectar a varios
bienes jurídicos, sino que está latente aún cuando se trate de un único tipo de delitos. Lo que se exige, entonces,
es que sus miembros puedan elaborar diferentes planes delictivos que lleven a diversos resultados y que pueden
o no afectar a diferentes bienes jurídicos. En otras palabras, en cuanto a los hechos que una organización puede
llegar a llevar a cabo, la norma exige que no estén cuantitativamente determinados antes de su formación
(cualquiera sea la diversidad de los tipos de delitos involucrados), pero no que se ejecuten diversos tipos de
delitos....” (ver causa n° 38.247 “Fraile, Alejandro y otros s/ procesamiento”, reg. n° 1298, del 09/11/2005 y
Perla, Miguel Angel y otros s/procesamiento”, rta. 25/3/10, reg. 211 de esta Sala y sus citas)”.
“Además, se exige que los planes delictivos se vayan generando dentro del lapso de duración de la organización,
sin importar, para la tipicidad, que éstos lleguen o no a materializarse (en este sentido, confr. Ziffer, Patricia S.,
Lineamientos básicos del delito de asociación ilícita, LL 2002-A, 1210)”.
“El tipo penal en cuestión, normado en el artículo 282 del Código Penal, reprime a quien: “…falsificare moneda
que tenga curso legal en la República y el que la introdujere, expendiere o pusiere en circulación”.
“La doctrina enseña, en punto a las acciones punibles, que “en el caso de falsificación de papeles, el delincuente
crea totalmente de la nada, podría decirse la apariencia de un valor…””El hecho queda consumado tan pronto
como está completa y en condiciones de expendibilidad una pieza de moneda o papel” …”La ley coloca al mismo
nivel de la acción de falsificar las de introducir, expender o poner en circulación. La totalidad del artículo
constituye una ley compleja alternativa…” “Introducir moneda es hacerla penetrar efectivamente en el territorio
del Estado… Expender se refiere al acto de hacer aceptar como moneda buena las piezas falsificadas” “...poner
en circulación…envuelve un concepto mucho más amplio, ya que hay maneras de hacer salir la moneda de poder
del falsificador sin emplearla en actos específicos de pago, con la expresa y personal aceptación de alguien, y
cumpliendo con el poder cancelatorio” –por ejemplo: introducir moneda en una alcancía pública- (Sebastián
Soler, Derecho Penal Argentino, T° 5, pág. 388 y ss, ED. Tea, ed. 1987)”.
“En lo que hace a este evento típico, la conducta analizada de los procesados habría consistido en haber
intervenido en el proceso de imitación de la moneda auténtica, sea desde la compra de los elementos necesarios
para lograr la confección de los billetes falsos en cuestión como hasta el corte de las plantillas ya impresas,
pasando por el scaneo de los billetes, pintura de estos mismos, inserción de las medidas e hilo de seguridad y de
las transparencias, y demás actos relacionados; y, por otro lado, la recepción de paquetes de billetes falsos a
104
Poder Judicial de la Nación
sabiendas de su falsedad para ser distribuida entre otros colocadores –otros conductores de taxis- y/o llevarla a
manos de terceros…”.
“Respecto de este delito, normado en el artículo 289, inc. 3, del Código Penal, cabe recordar que se trata de un
delito de mera actividad por lo cual se consuma con la realización de la acción típica, en este caso, la de
“alterar””.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
26.8.2010
“Barraganes”
Causa 44.490
Reg. 816
J. 11 - S. 21
COMPETENCIA. DELITO PREVISTO POR EL ART. 3 LEY 24.769. COMPETENCIA FEDERAL
“La ley penal tributaria diferencia los beneficios fiscales indirectos que implican que el contribuyente no efectúa
el pago del impuesto (art. 2 inc. “c” de la ley 24.769, utilización fraudulenta de exenciones, desgravaciones,
diferimientos, liberaciones, reducciones o cualquier otro tipo de beneficios fiscales) y los beneficios fiscales
directos que consisten en que el Estado restituye el tributo que ha pagado el contribuyente (art. 3 de la ley 24.769,
aprovechamiento indebido de reintegros, recuperos, devoluciones o cualquier otro subsidio nacional directo de
naturaleza tributaria)”.
USO OFICIAL
“Los beneficios fiscales que mencionan estas dos figuras penales son fomentos de naturaleza tributaria. “Los
beneficios fiscales indirectos son circunstancias que neutralizan los efectos normales de la configuración del
hecho imponible, de modo que aunque éste ocurra, no nace la obligación tributaria, o nace por un importe
menor. Son beneficios fiscales directos los mecanismo legales dirigidos a restituir el pago de impuestos ya
efectuados” (Orce, Guillermo – Trovato, Fabián Gustavo, “Delitos Tributarios. Estudio analítico del régimen
penal de la Ley 24.769”, págs. 107/9, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2.008)”.
“Ahora bien, la Secretaría de Transporte informó que el beneficio correspondiente al precio diferencial de
combustible no significa el cobro de ninguna suma de dinero por parte de la empresa beneficiaria. En cambio, sí
representa el cobro mensual de dinero por parte de la empresa el régimen de compensaciones tarifarias del
SISTAU y el RCC (f. 338/42). No obstante, en ninguno de los dos casos han quedado involucrados beneficios
fiscales de naturaleza tributaria”.
“Esto último se aprecia claramente en el cupo de combustible a precio diferencial con el que fueron beneficiadas
las empresas de transporte automotor a raíz del Convenio de Estabilidad de Suministro del Gasoil ratificados por
el decreto 652/2.002, que no implicó ningún tipo de exención o reducción de lo que correspondía abonar por la
tasa que grava la transferencia de ese combustible. Tampoco podría considerarse un supuesto de reintegro o
devolución de lo abonado en ese concepto, pues en la normativa que regula ese beneficio no se hace referencia a
que el régimen sería solventado con fondos provenientes de esa fuente de ingresos públicos”.
“Por otro lado, y si bien es cierto que el régimen de compensaciones tarifarias -en el caso del SISTAU- era
solventado con recursos obtenidos con la percepción de la tasa al gasoil, de allí no se deriva necesariamente que
el flujo de dinero que mensualmente recibían las empresas beneficiadas se trate de un reintegro, recupero,
devolución u otro tipo de subsidio directo de lo que éstas abonaban en concepto de esa carga fiscal al adquirir el
combustible”.
“En efecto, según se aprecia de la normas que implementaron este sistema de compensación tarifaria (decreto
652/2.002 y resolución 337/2.004), el dinero que -a través del fondo fiduciario ya mencionado- recibían estas
empresas se calculaba en función de un coeficiente establecido por la Secretaría de Transporte, lo cual no
consiste en la implementación del “régimen de reintegro” que el decreto 976/2.001 que creó la tasa al gasoil,
autorizó a establecer al Poder Ejecutivo Nacional para devolver la tasa a quienes les hubiere sido liquidada y
facturada, facultando a la AFIP a instituir los requisitos y procedimientos aplicables (art. 7)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
10.8.2010
“Labougle”
Causa 29.207
Reg. 31.762
J. 10 - S. 20
105
COMPETENCIA. EVASIÓN DE IMPUESTOS NACIONALES. COMPETENCIA DEL FUERO PENAL
TRIBUTARIO. EXCEPCIÓN.
“Que si bien esta Sala se ha expedido en torno a que la presentación de documentos falsos con la finalidad evadir
un impuesto nacional mediante ardid o engaño, resulta materia ajena al conocimiento de este fuero de excepción
(ver causa nº 22.655 “Regueira” reg. nº 24.002 del 4/8/05; causa nº 17.548 “Editorial Astrea S.R.L.” reg. nº
18.553 del 10/4/01; causa nº 18.409 “Inc. de incompetencia” reg. nº 19.298 del 6/12/01), el hecho denunciado no
configura un supuesto -tentado- de evasión tributaria previsto en la ley 24.769”.
“En efecto, la acción de evadir del artículo 1º de esa ley ha sido definida como “la acción u omisión deliberada
del contribuyente obligado, quien a través de determinados medios ardidosos o engañosos procura ocultar su
real capacidad contributiva con el objeto preciso de evitar el pago íntegro de los tributos nacionales que le
corresponde efectivizar por ley en calidad de responsable a título propio o por deuda ajena” (Código Penal de la
Nación comentado y anotado, Andres José D´Alessio, 2º edición actualizada y ampliada, Tomo III Leyes
especiales comentadas, pág. 1403, Editorial La Ley)”.
“Por el contrario, en este caso no se ha pretendido engañar al fisco sobre la real dimensión de la obligación
impositiva, pues como afirma el Juez en lo penal tributario, la deuda ya estaba fijada cuando se cometió al
hecho…”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
5.8.2010
“NN S/Competencia”
Causa 29.356
Reg. 31.746
J. 4 - S. 8
DECLARACIÓN INDAGATORIA. SOLICITUD. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. RECHAZO.
RECURSO DE APELACIÓN. IMPROCEDENCIA. ART. 204 C.P.P.N.
“En principio, la negativa del Juez de la causa a ordenar la recepción de la declaración indagatoria ante el pedido
del Ministerio Público se trata de una decisión insusceptible de ser cuestionada mediante la vía de apelación salvo
que, conforme dispone el artículo 449 in fine del ordenamiento ritual, de ello resulte un agravio imposible o de
insuficiente reparación ulterior, presupuesto que de concurrir determina que la impugnación sea admisible”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
31.8.2010
“Godoy Salvatierra”
Causa 29.451
Reg. 31.847
J. 12 - S. 24
DEFENSA EN JUICIO. FACULTAD DE LAS PARTES DE TOMAR VISTA DE LAS ACTUACIONES.
DECLARACIÓN INDAGATORIA. ACCESO PREVIO A LA CAUSA.
“Este Tribunal ha sostenido en reiteradas oportunidades que si se interpretara aisladamente el artículo 204 del
código procesal con preeminencia sobre otras normas pertinentes (ver, por ejemplo, art. 106 del cuerpo
invocado), surgiría de allí una reserva de las actuaciones para la asistencia técnica del encausado aún más estricta
que el propio secreto sumarial. Esto es así, pues aún en tal ocasión, corresponde compatibilizar la medida con el
derecho de defensa, debiendo facilitarse a la parte aquellas piezas para ejercer su ministerio sin perjudicar la
reserva dispuesta (ver causa n° 14.101 “Lobo”, reg. n° 15.093 del 10/2/98)”.
“Asimismo, se advirtió que si se impidiera la consulta de los actuados previa a la declaración indagatoria sin que
se hubiera decretado por medio de una resolución fundada del juez el secreto de las actuaciones, se tornaría en
letra muerta lo normado en el art. 73 del C.P.P.N. Es que, de no poder contarse con aquellos elementos que hacen
a la imputación que se le dirige, mal puede alguien presentarse a aclarar los hechos e indicar aquellas pruebas que
a su juicio puedan resultar útiles (ver causa n° 19.196 “De la Rúa”, reg. n° 20.548 del 3/12/02 y causa n° 28.924
“Bounine”, reg. n° 31.205 del 23/3/10)”.
C.C.C. Fed. Sala II
31.8.2010
106
Cattani- Irurzun - Farah
“Juez”
Poder Judicial de la Nación
Causa 29.407
Reg. 31.848
J. 11 - S. 21
DELITOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO. ART. 213 BIS CP. REQUISITOS TÍPICOS.
El art. 213 bis del Código Penal “… sanciona la organización permanente o transitoria de agrupaciones cuyo
objeto principal o accesorio sea el de imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor. Como se
ve, la norma exige la concurrencia de dos requisitos: el primero es objetivo y se revela ante la existencia de una
organización con las características enunciadas; el segundo -subjetivo-, se vincula a la finalidad de imponer ideas,
sea por fuerza o temor (ver de esta Sala, causa n° 21.890 “Reynoso”, reg. n° 23.195 del 2/12/04)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
12.8.2010
“Pereira”
Causa 29.245
Reg. 31.774
J. 11 - S. 22
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA. VENTA DE SUSTANCIAS MEDICINALES SIN OBSERVAR
LA LEGISLACIÓN CORRESPONDIENTE. ART. 204 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“Repárese que la conducta típica endilgada reprime a aquél que “estando autorizado para la venta de sustancias
medicinales, las suministrare…sin la presentación y archivo de la receta de aquellos productos que según las
USO OFICIAL
reglamentaciones vigentes no pueden ser comercializados sin ese requisito”.
“La conducta endilgada requiere dolo, esto es que quien realiza la actividad no sólo debe tener conocimiento de la
actividad que desarrolla sino que también el tipo penal exige que posea intención de llevarla a cabo. A esta altura
vale recordar que aparte de conocer, quién actúa dolosamente debe querer la realización de todos los elementos
típicos”.
“En el suministro irregular la responsabilidad típica se conforma con el conocimiento del deber de requerir la
receta para suministrar la sustancia o de archivar (conservar) la misma y la voluntad de omitir el cumplimiento de
tales deberes”.
“Sobre el tópico, Carlos Creus señala que se reprime al que “estando autorizado para la venta de sustancias
medicinales, las suministrare…sin la presentación y archivo de la receta de aquellos productos que según las
reglamentaciones vigentes no pueden ser comercializados sin ese requisito” (conf. Derecho Penal, parte especial,
tomo 2, edit. Astrea, Buenos Aires 1995, pág. 80).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Farah
17.8.2010
“Di Leo”
Causa 28.901
Reg. 31.789
J. 12 - S. 23
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS PÚBLICOS FALSOS. REQUISITOS TÍPICOS. POTENCIALIDAD DE
ENGAÑO.
“…la potencialidad de perjuicio se encuentra presente cuando existe la posibilidad de que mediante el empleo del
documento de que se trate, se pueda lesionar la fe pública y también vulnerar algún otro bien, aunque éste carezca
de contenido patrimonial, bastando con que se pueda causar un perjuicio cualquiera, derivado de la falsedad
misma y del empleo del documento espurio (c. 30.471, caratulada “Spina, M. s/consulta”, resuelta el 28/4/99,
Registro n° 365 y c.38.329, caratulada “Bussi, Luis José s/procesamiento por falsificación documento público”,
resuelta el 29/3/06, Reg. n° 251, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
24.8.2010
“Chambón Sandomingo”
Causa 44.287
Reg. 802
J. 5 - S. 10
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS PÚBLICOS FALSOS. USO. ESTAFA. UNIDAD DE ACCIÓN
DELICTIVA. PLAN COMÚN. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DOBLE JUZGAMIENTO. NE BIS IN
IDEM.
107
“… si bien se ha afirmado que la confección de un instrumento público falso debe ser perseguido de manera
independiente del delito que posteriormente se cometiera con éste, como excepción a tal principio se encuentran
aquellos casos en que “…las características de los documentos falsificados ponen en evidencia que la
adulteración y su posterior uso constituyen una única acción delictiva, por ejemplo en la documentación
necesaria para concretar una operación de compraventa de automotor (título de automotor, cédula de
identificación, certificado de verificación y demás formularios) en la que se concretará una estafa valiéndose de
tales documentos falsos como ardid. En ese caso, se advierte la existencia de una pluralidad de movimientos
voluntarios que responden a un plan común y que conforman una única conducta insusceptible de ser
escindida, cuyo juzgamiento por separado -en razón de las distintas tipicidades- implicaría violar la prohibición
de la doble persecución penal” (C.S.J.N. Fallos 327:3219; y esta Sala en causa nº 24.065 “Mamani Rojas”, reg.
nº 25.738, rta. el 26/9/06)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
10.8.2010
“Mateo”
Causa 29.182
Reg. 31.767
J. 8 - S. 16
DOCUMENTOS. FALSIFICACIÓN. USO. ESTAFA. CONCURSO DE DELITOS. DISIDENCIA.
“… si bien nos hallamos frente a un concurso aparente de leyes entre su participación en la falsificación y el uso
del instrumento público en examen y el uso de éste, será el delito previsto por el artículo 292, primer párrafo, del
código sustantivo aquel que desplace el pautado en el artículo 296 del mismo libro, pues las razones que llevarán
a ello encuentran adecuada receptación en la consunción existente entre ambos mas no en la alegada
subsidiaridad habida entre ellos” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“En otras palabras, resulta más acorde el encuadre de la relación habida entre la falsificación de un documento
público y el posterior uso que de él hace quien intervino en su confección falsaria, en el concurso aparente de
normas por consunción, pues ella trae aparejada la subsunción del accionar en el artículo 292, primer párrafo, del
Código Penal y la exclusión del tipo penal previsto por el artículo 296 de este cuerpo normativo, desde que el uso
del documento falso no se trata de otra cosa que de un acto posterior al de imitación del documento –documento
falso- que tiende al aprovechamiento de éste (Conf. cnº 16.490, “Facio, Horacio s/ por uso de documento falso”,
reg. nº 17.550 rta. 16/5/00; cnº 15.128 “Paz Torres”, reg nº 16.400 rta. el 4/5/99; entre otras)” (Del voto de los
Dres. Cattani e Irurzun).
“Debe tenerse presente sobre este punto que en esta conjugación de preceptos penales, no nos encontramos frente
a “proposiciones jurídico penales” que “protegen al mismo bien jurídico en diferentes fases de ataque” como en
los supuestos de “tentativa-consumación” o “preparación-tentativa”, y “puesta en peligro-lesión” (V.Gr.:
tentativa de homicidio y homicidio consumado; tenencia de materia o instrumentos conocidamente destinados a
cometer falsificaciones y la falsificación en sí; y abuso de arma y lesión u homicidio consumado,
respectivamente), con la consiguiente fijación de una “pena más grave” para la hipótesis de un mayor grado de
afectación de bienes jurídicos (ver en este sentido Hans-Heinrich Jescheck, “Tratado de Derecho Penal”, Parte
General, Cuarta Edición completamente corregida y ampliada, Traducción de José Luis Manzanares Samaniego,
Ed. Comares – Granada, 1993, págs. 672/673; Hans Welzel, “Derecho Penal Alemán”, Parta General, 12
Edición, 3° edición castellana, Traducción de Juan Bustos Ramírez y Sergio Yánez Pérez, Editorial Jurídica de
Chile, 1987, págs. 320/323 y Rodríguez Devesa, pág. 322; Enrique Bacigalupo, “Manual de Derecho Penal”,
Parte general, Ed. Temis- Ilanud, 1984, págs. 240/243 y Reinhart Maurach, Kart Heinz Gössel y Heinz Zipf,
“Derecho Penal”, Parte General, T° II, traducción de la 7° edición alemana por Jorge Bofill Genzsch, Ed. Astrea,
1995, págs. 554/556); desde que los dos preceptos penales –la falsificación y el uso de lo falsificado- sancionan
con idéntica escala penal una misma puesta en peligro del correspondiente bien jurídico, independientemente del
desarrollo del iter criminis en cada caso” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Que comparto la solución adoptada, sin perjuicio de lo cual habré de indicar que estimo correcta la subsunción
jurídica del hecho por el que Gustavo Adrián Cloud fue cautelado por el Sr. Juez a quo, a partir de lo expresado
108
Poder Judicial de la Nación
en causa nº 40.450 “N.N. s/competencia, reg nº 1372 del 15/11/07 y de esta Sala cnº 28.190 “Scholinik, s/
preocesamiento”, reg. 30.556, rta. 29/10/09, a cuyos fundamentos me remito en razón de brevedad” (Del voto del
Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
12.8.2010
“Cloud”
Causa 29.297
Reg. 31.778
J. 10 - S. 19
ELEVACIÓN A JUICIO. CLAUSURA DE LA INSTRUCCIÓN. RECURSOS PENDIENTES DE
RESOLUCIÓN. PROCEDENCIA. EXCEPCIONES. INTERPOSICIÓN. EFECTOS. CONTINUACIÓN DE
LA INSTRUCCIÓN.
“…el artículo 353 del código adjetivo es claro al expresar que las cuestiones que se vinculen con medidas
cautelares “…en ningún caso impedirán la prosecución de las actuaciones hasta la sentencia definitiva…”, en
tanto que la eventual existencia de recursos pendientes de resolución ante la Cámara Federal de Casación Penal o
la Corte Suprema de Justicia de la Nación “…en ningún caso impedirá la elevación a juicio de las actuaciones, y
sólo podrá obstar a la fijación de la audiencia prevista por el artículo 359…”; por lo cual resultó correcta la
continuación del trámite llevado a cabo en autos no obstante la introducción de recursos extraordinarios en
USO OFICIAL
derredor de los referidos procesamientos”.
“Amén de lo expuesto y aún antes de la reforma legislativa de la presente norma procesal, ha sido criterio de este
Tribunal “que una vez que la situación procesal del imputado y la restricción preventiva de su libertad personal
han sido evaluadas por el juez instructor y por la cámara de apelaciones, es factible sustanciar la etapa de
crítica instructoria en la forma establecida en el artículo 346 del Código Procesal Penal de la Nación y elevar
las actuaciones a juicio, si así se resuelve como resultado de la discusión entablada en el marco de esa fase del
procedimiento.”.
“En tanto que “No obsta a que la instrucción quede clausurada de ese modo que subsista alguna vía de
impugnación extraordinaria interpuesta por el imputado. La actividad de contralor jurisdiccional que hasta
entonces se ha efectuado en la causa, con pronunciamientos concordantes en las dos instancias mencionadas,
merece que se asigne verosimilitud suficiente a la imputación formulada para permitir el avance progresivo del
proceso hacia su destino principal: el debate oral y contradictorio.” (ver causa N° 22.225, “Oliverio, Orlando J.
y otros s/nulidad -expediente N° 22.082/2001", Reg. N° 23.633, del 5/5/2005 y en igual sentido causa N° 22.468,
“Inc. de nulidad de vista del 346 del C.P.P.N.”, Reg. N° 23.972, del 28/7/2005)”.
“En orden al segundo de tales argumentos –ítem “b”-, resulta correcta la respuesta vertida por el Sr. Juez de
grado, pues la norma ritual, aplicable al caso, justamente prevé la resolución de las excepciones de previo
pronunciamiento “…por incidente separado, sin perjuicio de continuarse la instrucción…” no habiéndose
establecido salvedad alguna para el caso de articulaciones perentorias (artículo 340 del Código Procesal Penal de
la Nación)”.
“Sobre este particular el Tribunal también ha dicho que “…la instrucción recién se considera finalizada con el
dictado de auto de sobreseimiento o del decreto o auto de elevación a juicio, según expresamente menciona el
art. 353. Así, el inicio de la forma que señala el art. 346 de lo que se ha denominado ‘fase intermedia’ o ‘crítica
instructoria’ no constituye la apertura de una etapa diferente, sino precisamente el momento definitorio de esta
etapa preliminar…”.
“…Con lo cual, si el art. 340 del cód. procesal establece que la interposición de una excepción no impide que
continúe la instrucción, no existe fundamento normativo que sostenga la pretensión de que el juez debe paralizar
el proceso hasta que se resuelva una excepción planteada con anterioridad a la instancia que refiere el art. 349.
Por esa razón, el Tribunal no comparte la opinión doctrinaria que cita la defensa en apoyo de su interpretación
de que en ese caso corresponde diferir la vista del art. 346. Por el contrario, el carácter de previo y especial
pronunciamiento que contiene esas excepciones sólo exigirá su resolución antes de que el juez clausure la
109
instrucción en los términos del art. 353 citado…” (confr. causa N° 24.155, “Alderete, Víctor A. s/nulidad”, Reg.
N° 26.221, del 21/12/06)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
26.8.2010
“Cuello”
Causa 29.326
Reg. 31.820
J. 12 - S. 23
EMBARGO. ALCANCES. DECOMISO. CONCEPTO. NATURALEZA JURÍDICA. ALCANCES. CAUSAS
EN QUE SE INVESTIGAN HECHOS DE PRESUNTA CORRUPCIÓN. PROCEDENCIA.
“Es un principio reconocido en todas las tradiciones jurídicas la noción de que nadie debe beneficiarse de sus
acciones ilícitas y de que el delito comprobado no rinda beneficios (cfr. Jorge, Guillermo, “El decomiso del
producto del delito”, en “Recuperación de activos de la corrupción” del mismo autor, 1° Edición, Del Puerto,
Buenos Aires, 2008, cap. 3, ps. 67/106; CNCP, Sala IV, “Alsogaray, María Julia”, 9/6/05; en especial, voto del
Dr. Hornos y del Dr. David; CFed, Sala I, en composición anterior, c/nº 33.477, “Glavina, Bruno s/ denegación
de medida cautelar solicitada”, rta. el 6/11/01, Reg. Nº 1062; estos principios, por lo demás, fueron tenidos en
cuenta por nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación en numerosos precedentes en que se estudiaron los
fundamentos de la regla de exclusión de la prueba obtenida ilegalmente)”.
“Sin embargo, la modernidad desconfió de la herramienta del decomiso para materializar tales principios de
justicia, en razón del uso distorsionado que había hecho la monarquía para acrecentar las rentas fiscales; por ello
protegió la propiedad privada del decomiso como sanción penal y restringió las transferencias de propiedad de los
particulares al Estado a los supuestos de expropiación basada en ley que declarara su utilidad pública, con la
eventual revisión judicial de la compensación que se estableciera. Así, el art. 17 de la C.N. dispone que la
confiscación queda borrada para siempre del Código Penal argentino (cfr. Jorge, Guillermo, op. cit.)”.
“De ese modo, el decomiso como sanción penal quedó limitado, en primer lugar, a los instrumentos del delito –
entendidos en razón de su vinculación física con el perjuicio ocasionado- y el fundamento de su privación radicó
en la necesidad de que no volviesen a ser utilizados en forma perjudicial para la sociedad. Así, fue considerado
una medida de carácter punitivo que dependía de la condena del acusado y que, en consecuencia, sólo podía
recaer sobre bienes de su propiedad, mas no de terceros (vgr., CNCP, Sala IV, “Jerez”, del 8/9/04; Sala III,
“Bedoya”, 12/8/08 y CNPE, Sala B, “Naquiche Valladolid”, del 20/10/09, entre muchos otros –en los dos
primeros se trataba de elementos de propiedad de terceros utilizados para la comisión de un delito mientras que
en el último, el imputado, quien estaba en poder del bien al momento del secuestro, había fallecido con
antelación a la condena-)”.
“En segundo lugar, también se limitó a los “efectos” del delito, término que fue interpretado restrictivamente –
con algunas salvedades (como Zaffaroni-Alagia-Slokar en “Derecho Penal, Parte General”, Ediar, 2da.
Edición, Buenos Aires, 2005, p. 988)- y que se circunscribió, en general, al objeto del delito (por ejemplo, a la
moneda falsa confeccionada). Así, por ejemplo, Soler indica que en estos casos, el decomiso no alcanza al
producto total del delito, a los objetos robados –que pertenecen a su propietario- o a lo que el condenado se
procuró mediante los producta sceleris, como ser lo comprado con moneda falsa (cfr. Soler, Sebastián, “Derecho
Penal Argentino”, Tea, 5ta. edición, Buenos Aires, 1987, 11° reimpresión total, 1999/2000, Tomo 2, p. 460). En
estos supuestos, los objetos normalmente son destruidos con independencia de la culpabilidad o inocencia de su
titular, o derechos de terceros, lo cual revela una naturaleza preventiva (cfr. Jorge, Guillermo, op. cit.; en sentido
similar, Zaffaroni-Alagia-Slokar –“Derecho Penal, Parte General”, Ediar, 2da. Edición, Buenos Aires, 2005, p.
987, para quienes el decomiso debe ser distinguido de ciertas medidas de coacción administrativa directa de
carácter policial preventivo)”.
“En función de esta perspectiva –que informó el instituto en cuestión en la redacción originaria del C.P., hasta
su modificación por la Ley de Ética Pública-, el decomiso se revela como una medida “in personam”, es decir,
como una pena accesoria a una sentencia de condena que, por ello, no puede ser aplicada en caso de fallecimiento
110
Poder Judicial de la Nación
o rebeldía del acusado y que sólo puede alcanzar los bienes de su propiedad que utilizó como instrumento del
delito o que fueron su producto –directo-”.
“Sin embargo, a partir de la década de los ´80 nació –sin perjuicio de la ya existente- una nueva forma de
decomiso dirigido a reducir ciertos mercados ilícitos vinculados con la criminalidad organizada”.
“Así, entre muchos ejemplos, la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Psicotrópicas, introdujo el decomiso del producto del delito como herramienta para reducir el
narcotráfico y, por esa vía, se introdujo en la mayoría de las legislaciones (cfr. Jorge, Guillermo, op. cit)”.
“En esta nueva forma del decomiso pueden inscribirse los arts. 30 y 39 de la ley 23.737 –en cuanto disponen que,
además de los instrumentos utilizados para la comisión del delito (salvo que pertenecieran a una persona ajena
al hecho y las circunstancias del caso o elementos objetivos acreditaren que no podía conocer tal empleo ilícito),
se procederá a la incautación del beneficio económico obtenido por el delito y que la sentencia de condena
decidirá definitivamente respecto de los bienes decomisados- y el art. 278, inc. 4, según ley 25.246 –referido al
decomiso del producto de maniobras de lavado de dinero-”.
“En la misma línea se inscribía también el viejo art. 25 de la ley 23.737, derogado por la Ley de Lavado de
Dinero, el cual admitía, en su último párrafo, que se dispusieran las medidas procesales para asegurar las
ganancias o bienes presumiblemente derivados de los hechos descriptos en la ley de estupefacientes y que el
USO OFICIAL
interesado, durante el proceso, pudiera probar su legítimo origen –en cuyo caso, el tribunal ordenaría su
devolución o, eventualmente, su indemnización-”.
“Los hechos de corrupción –como los casos de criminalidad organizada a los que nos hemos referido- tampoco
generan una víctima concreta pero, en general y según se predica, afectan a la sociedad toda por el
empobrecimiento material que generan y reproducen –más allá del institucional-”.
“Así, por ejemplo, la CNCP, en el precedente “Alsogaray” ya invocado, sostuvo que: “…respecto del delito de
corrupción, puede considerarse que el decomiso cumple una función reparatoria del daño social causado, por lo
que resulta importante otorgarle un sentido de restauración de la justicia y restablecimiento del equilibrio perdido,
destinado a recuperar para la comunidad los activos obtenidos o utilizados en la comisión de los delitos
socialmente dañosos…” (del voto del Dr. Hornos)”.
“La preocupación que subyace a esta nueva tendencia fue la que guió, entre otros asuntos, la sanción de la
Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (ratificada por nuestro país, Ley N° 26.097, del
9/6/06). El artículo I establece como una de sus finalidades, promover, facilitar y apoyar la cooperación
internacional y la asistencia técnica en la prevención y la lucha contra la corrupción, incluida la recuperación de
activos”.
“… la reforma introducida por la Ley de Ética Pública N° 25.188 fue aquella que introdujo, en el contexto del
Código Penal – más allá de las disposiciones ya existentes en leyes especiales- aquella nueva forma de decomiso,
sin perjuicio de mantenerse su modalidad tradicional”.
“Por una parte, previó específicamente que la medida podía alcanzar, más allá de los instrumentos y objetos del
delito, “el producto o provecho” derivado de éste (cfr. art. 23 del C.P.). Por la otra, se introdujo en forma
contemporánea un nuevo supuesto al art. 29 del C.P., relativo a los asuntos que puede abarcar la sentencia de
condena, la cual podrá ordenar -además de la indemnización del daño y el pago de las costas-, “la reposición al
estado anterior a la comisión del delito, en cuanto sea posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás
medidas necesarias”. El art. 30 del C.P., también reformado, prescribe a su vez un orden de prioridad para cubrir
“todas las responsabilidades pecuniarias”, cuando los bienes del condenado no fuesen suficientes, entre las que
incluye, en el inciso 3, el decomiso del producto o el provecho del delito”.
“En consonancia con la nueva finalidad de recuperar los activos provenientes de hechos de corrupción, la Ley
comentada introdujo además otra modificación al art. 23 del C.P. concerniente a las personas que pueden ser
alcanzadas por el decomiso. Así, su redacción actual, en el párrafo tercero dispone que: “…Cuando el autor o los
partícipes han actuado como mandatarios de alguien o como órganos, miembros, o administradores de una
persona de existencia ideal, y el producto o el provecho del delito ha beneficiado al mandante o a la persona de
111
existencia ideal, el comiso se pronunciará contra estos…”; mientras que el cuarto párrafo, indica que podrá
pronunciarse también contra un tercero, cuando éste se hubiese visto beneficiado a título gratuito del provecho o
producto del delito”.
“Estas modificaciones del art. 23 del C.P., atinentes al alcance objetivo y subjetivo de la medida, y del art. 29 del
C.P., resultan coincidentes, a nuestro entender, con los propósitos y tendencias señalados en la Convención de las
Naciones Unidas contra la Corrupción”.
“Si se toman en cuenta los principios de justicia a los que ha aludido la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
en el sentido de que la razón de justicia exige que el delito comprobado no rinda beneficios; que el Código Penal,
a través de la reforma de la Ley de Ética Pública ha positivizado, como uno de los fines de la actuación de la ley
material en forma paralela a los perseguidos por la aplicación de una pena, la “reposición al estado anterior a la
comisión del delito, en cuanto sea posible” –disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias-;
que la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción refleja la preocupación internacional por
recuperar los activos provenientes de los hechos de corrupción tipificados en el instrumento y convierte este
punto en uno de sus objetivos en orden al cual los Estados asumen una serie de compromisos, entre los cuales se
cuenta el de decomisar el producto de aquellos delitos y, en su caso, adoptar las medidas tendientes a eliminar las
consecuencias de los actos de corrupción, sin perjuicio de la protección de los terceros adquirentes de buena fe; la
nueva redacción del art. 23 del C.P., en cuanto admite el decomiso del provecho del delito que hubiese
beneficiado a una persona jurídica, cuando los autores o partícipes hubiesen actuado como sus representantes,
órganos o mandantes, no se revela violatoria del derecho de propiedad y, en esta dirección, como una
confiscación prohibida por la Constitución Nacional (art. 17, C.N.)”.
“Es que subyace a esta modificación la misma premisa sobre la que se apoyaba la redacción original del art. 23
del Código Penal y que consiste en que la adquisición del derecho de propiedad sólo puede responder a un justo
título, mas no a un hecho ilícito (ver, en este sentido, el precedente de la Sala citado “Nitemax S.A.). Esta
concepción –que deja a resguardo los derechos adquiridos por el tercero de buena fe- no sólo se deriva de los
principios generales del derecho y de las disposiciones del Código Civil –vgr., art. 2610 del CC- sino que
también se ha positivizado en el ámbito internacional y respecto del asunto que nos interesa, en el artículo 34 de
la Convención citado, que compromete a los Estados parte a eliminar las consecuencias de los actos de
corrupción”.
“Por cierto que el decomiso, como apuntan los apelantes, debe estar precedido de un debido proceso y ello, más
allá de la finalidad con que se active en el caso concreto. En este sentido, la Sala se ha expedido in re:
“Escudero”, al sostener que tanto la imposición de una multa como el comiso exigen un juicio previo que, entre
otras garantías, requiere el cumplimiento del derecho a ser oído (cfr. Causa N° 43.416, “Escudero, Federico
David s/ exhorto”, rta. el 6/10/09, reg. N° 1099)”.
“Cabe señalar que si bien otras legislaciones regularon el decomiso del producto del delito bajo un régimen de
acción in rem, que opera exclusivamente en relación con el origen de los bienes en forma independiente a la
acción penal (por lo cual su eventual aplicación no está sujeta a la condena de los imputados y se rige por
estándares probatorios de los procedimientos civiles o administrativos), nuestro sistema actual, según la reforma
de la ley 25.188, no ha abandonado del todo un régimen “in personam” pero, a la vez, ha introducido ciertos
elementos “in rem” que transforman al decomiso en una medida híbrida”.
“El régimen actual conserva la necesidad de que recaiga la condena de los autores o partícipes del delito pero,
como contrapartida, reconoce la posibilidad de que el decomiso alcance a personas no legitimadas pasivamente
en el proceso penal –personas de existencia ideal o terceros, en los supuestos previstos por los párrafos 3° y 4°
del art. 23 del C.P.-”.
“Dicho régimen no compromete, en principio, el debido proceso legal pues, según lo que se desprende de los
considerandos precedentes, existe una relación sustancial que, en el marco del procedimiento penal, da lugar a la
acusación, defensa, prueba y sentencia, más allá de que la persona jurídica no se encuentre imputada por la
comisión del delito investigado”.
112
Poder Judicial de la Nación
“Ese vínculo, teniendo en cuenta los fines establecidos por el art. 29 del C.P., está representado por el hecho de
que no es posible adquirir legalmente la propiedad de un bien cuando éste represente el producto de un delito, por
lo cual, en virtud de lo establecido por el art. 34 de la Convención contra la Corrupción, es factible tomar las
medidas necesarias para evitar las consecuencias de hechos de esa especie”.
“Ello no implica un supuesto de responsabilidad objetiva, sino que el art. 23 del C.P. exige que los órganos,
miembros o administradores de la persona jurídica hayan sido condenados por el delito y, por otra parte, que
aquélla se haya beneficiado de su producto o provecho”.
“En suma, el “societas delinquere non potest” no interfiere, a priori, en el derecho de defensa de la persona
sobre la cual recaerá oportunamente la medida, quien podrá ser oída, en consecuencia, sobre todas aquellas
circunstancias requeridas por el art. 23 del C.P. para que el decomiso alcance eventualmente su patrimonio”.
“Si el proceso penal persigue hacer actuar la ley material y ésta impone, como uno de sus propósitos, la
reposición al estado anterior del delito, en cuanto sea posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás
medidas necesarias (art. 29, inc. 1 C.P., según ley 25.188) y así la recuperación de activos provenientes de
hechos de corrupción y la eliminación de sus consecuencias (Convención de las Naciones Unidas contra la
Corrupción), nada obsta a que se dicten, durante su sustanciación, medidas cautelares para asegurar esa finalidad
(cfr., mutatis mutandi, art. 280 del C.P.P.N.), siempre que se configuren ciertos presupuestos”.
USO OFICIAL
“… más allá de lo que se desprende de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción en lo atinente
a las medidas cautelares dirigidas a asegurar el eventual recupero de los activos de delitos de corrupción, lo cierto
es que la reforma reconoce expresamente que las medidas cautelares a las que se alude, hacen referencia a las ya
existentes en los Códigos de Procedimiento, las cuales, en consecuencia, pueden aplicarse para asegurar, en
forma provisoria, el decomiso que tenga lugar en caso de recaer condena”.
“De hecho, aun cuando la reforma establece que tales medidas podrán ser aplicadas desde el inicio del
procedimiento, en el debate se aclara que dicha mención se introdujo con el fin de destacar que pueden
disponerse aún antes del auto de procesamiento, pero siempre y cuando exista la verosimilitud del derecho y el
peligro en la demora”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
31.8.2010
“Vago”
Causa 43.214
Reg. 819
J. 7 - S. 13
EMBARGO. EMBARGO PREVENTIVO. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA.
“Es cierto que el ordenamiento ritual, más allá del regular supuesto allí contemplado, permite que los bienes de
una persona puedan verse afectados con anterioridad a ese momento procesal al que expresamente alude: el auto
de procesamiento. No obstante, para que tal situación se habilite, es necesario que en el caso se reúnan dos
requisitos ineludibles, destinados a reemplazar y concentrar esa presunción que, por ley, lleva insita aquel
decisorio de mérito (art. 518 del Código Procesal Penal de la Nación)”.
“Uno de ellos, la existencia de elementos de convicción suficientes que justifiquen la medida, habitualmente se
identifica y fundamenta con aquellos que brindan razón a la convocatoria del imputado a prestar declaración
indagatoria (causa 39.339, “Telleldín, Carlos y otro s/ apela embargo preventivo”, reg. Nro. 736, rta. el 20/7/06,
entre otras). El otro, el peligro en la demora, también requisito típico de toda medida cautelar, reclama su análisis
singular en cada caso, no pudiendo suplantarse por la simple referencia a las palabras de la ley (causa nro.
41.344, “Varna, Eduardo s/ apela embargo preventivo”, reg. Nro. 1068, rta. el 17/9/08)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
31.8.2010
“Latorraga”
Causa 44.584
Reg. 825
J. 11 - S. 21
ESTELIONATO. REQUISITOS TÍPICOS. ESTAFA. DIFERENCIAS ENTRE AMBAS FIGURAS
DELICTIVAS. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. AUTOR MEDIATO. CONCEPTO.
113
“En cuanto al segundo de los delitos imputados cabe recordar que “el estelionato es una defraudación por fraude:
el adquirente, el que obtiene la seguridad constituida por el bien o el uso de él, lo hace engañado sobre la calidad
jurídica, inducido a ello por el silencio o la ocultación del autor” (Conf. Carlos Creus, Derecho Penal, Parte
Especial, Tomo I. Ed. Astrea, págs. 495 y sigs. Año 1997)”.
“Asimismo “el estelionato se particulariza frente a la figura genérica de estafa en razón de que el engañado sólo
puede ser el comprador…” (ver de Sala I causa n° 41.728 “Jaquet, Carlos E. y otros s/procesamiento y
sobreseimiento”, rta. el 24/2/09)”.
“De otra parte, la figura legal en estudio tiene como objeto cosas muebles o inmuebles que sean litigiosas o estén
embargadas o gravadas o sean ajenas, siendo las acciones típicas las de vender, gravar o arrendar”.
“En este sentido “la ley reprime únicamente la venta, el gravamen o el arrendamiento del bien. Por consiguiente
todo otro tipo de negocio jurídico o contrato está excluido (por ej. comodato, mutuo, depósito, permuta, dación en
pago, donación etc.); (conf. Código Penal Parte Especial T° 7 David Baigún-Eugenio Raúl Zaffaroni, Ed.
Hammurabi, págs. 242 y sigs.)”.
“… tiene dicho el Tribunal que “autor mediato es quien dominando el hecho y poseyendo las demás
características especiales de la autoría se sirve de una persona que actúa atípica o justificadamente para la
ejecución de la acción delictiva, pues él
no realiza personalmente la acción ejecutiva sino que es la
subordinación de la voluntad de ese instrumento lo que caracteriza el dominio de la decisión” (ver de esta Sala
causa n° 27.306 “Barbieri, Claudio Héctor s/procesamiento con prisión preventiva”, reg. n° 29.220, rta. el
25/11/08)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
5.8.2010
“Cheng I Tsau”
Causa 28.724
Reg. 31.748
J. 11 - S. 21
ESTUPEFACIENTES. ALMACENAMIENTO DE DROGA. ART. 5 INC. “C” LEY 23.737. REQUISITOS
TÍPICOS. AGRAVANTES. INTERVENCIÓN DE 3 O MÁS PERSONAS EN LA COMISIÓN DE LOS
DELITOS PREVISTOS POR LA LEY. ART. 11 INC. “C”. REQUISITOS TÍPICOS.
“… sostiene Andrés D’Alessio que “…se define la acción de almacenar en función de un criterio cuantitativo
que exige la existencia de una cantidad importante de objetos…esta conducta hace referencia a lo que es
abundante, numeroso y excede lo ordinario…” (conf. aut. cit., “Código Penal de la Nación Comentado y
Anotado”, Tomo III “Leyes Especiales Comentadas”, 2° edición, ed. La Ley, Buenos Aires, año 2010, pág.
1041)”.
“… ha sostenido esta Sala que “La agravante prevista por el artículo 11 inc. “c” de la ley 23.737 no se exige la
acreditación de una estructura delictiva con características de permanencia y organicidad, sino que basta la
demostración de una reunión de individuos con una actuación coordinada, que respondan a un plan común…”
(v. c. n° 42.357, “Carrizo, Pablo Hernán y otros s/procesamiento”, reg. n° 1408, rta. el 20/11/08)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
15.8.2010
“Heredia”
Causa 44.531
Reg. 772
J. 3 - S. 5
ESTUPEFACIENTES. CONTRABANDO. TENTATIVA. ARTS. 864, 866 Y 871 DEL CÓDIGO
ADUANERO. REQUISITOS TÍPICOS.
“Las condiciones en las que se desarrolló el suceso y la forma de acondicionamiento de la droga secuestrada
torna elocuente la finalidad de los alcaloides hallados y, en directa derivación, la calificación que el magistrado
acordó a este hecho, como constitutivo del delito de contrabando agravado por la materia transportada. Mas, se
trató de una pretensión que, cabe destacar, ha permanecido en grado de tentativa en tanto Gómez no logró superar
los controles previos y necesarios para embarcarse con destino a España, como era lo planeado. Sin embargo, el
frustrado estadio del desarrollo de su acción en nada perturba su perfecta comprensión como un obrar ilícito, toda
114
Poder Judicial de la Nación
vez que también la tentativa de este delito resulta alcanzada por el derecho penal y, más aún, con igual fuerza
coactiva que su perfecta consumación al equiparar, por fuera de las reglas genéricas de los art. 42 y ss. del
Código Penal, la pena aplicable a la del hecho agotado –art. 872 del Código Aduanero- (Cfr. CNCP, Sala I, causa
“Gil, Angélica”, rta. el 5/3/08)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
26.8.2010
“Montero de la Cruz”
Causa 44.641
Reg. 808
J. 12 - S. 24
EXTRADICIÓN. EXTRADICIÓN PASIVA. COMPETENCIA. COMPETENCIA DEL FUERO FEDERAL.
“…el Tribunal advierte que la claridad de la regla de competencia prevista en el artículo 111 de la ley 24.767, y
la doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente que se publica en Fallos
310:1885, que con remisión a los fundamentos del Sr. Fiscal General de la Nación establece que la extradición
pasiva es de competencia de los jueces federales, evidencian que el criterio que propone el a quo es desacertado
(cfr. de esta Sala, causa nº 23.746, “Machado”, resuelta el 13/7/06, reg. nº 25.402)”.
USO OFICIAL
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
24.8.2010
“Massaro”
Causa 29.511
Reg. 31.812
J. 7 - S. 14
EXTRADICIÓN. PROCESO DE EXTRADICIÓN. RECURSOS. RECURSO DE APELACIÓN. RECURSO
DE CASACIÓN. OPORTUNUDAD PROCESAL PARA INTERPONER CADA REMEDIO PROCESAL.
TRIBUNAL DE ALZADA COMPETENTE SEGÚN EL ESTADÍO DEL TRÁMITE EXTRADITORIO.
“, habiéndose superado la etapa prevista por el artículo 30, segundo párrafo, de la ley 24.767 (conf. surge de f.
665 de las fotocopias certificadas del principal), que señala que el juicio de extradición se llevará a cabo
conforme las reglas que para el juicio correccional establece el Código Procesal Penal de la Nación, no resulta
éste el Tribunal competente para resolver la cuestión traída a su conocimiento, pues, en virtud de lo expuesto, el
límite de la intervención de esta Alzada sólo puede extenderse hasta la citación a juicio prevista por los artículos
405 y 406, en función del 354, del Código Procesal Penal de la Nación. En consecuencia, la vía correspondiente
para la tramitación de la cuestión se ciñe a la casacional (ver al respecto de la Sala I de este Tribunal, causa n°
32.865 “Miceiro Méndez”, reg. n° 261 del 19/4/2001; en similar sentido, ver de esta Sala causa n° 17.522
“Amadeo”, reg. 18.574 del 17/4/2001 y sus citas, entre muchas otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
6.8.2010
“Braga”
Causa 29.465
Reg. 31.750
J. 5 - S. 10
LEY 25.891. ART. 10 LEY 25.891. MODIFICACIÓN DEL NÚMERO DE IMEI DE UN TELÉFONO
CELULAR. TENTATIVA. DISIDENCIA.
“… la maniobra de adulteración que -según se indica en las certificaciones actuariales aportadas por la querellael imputado habría realizado con el teléfono celular que le entregó “Nextel” en el encuentro concertado a tal
efecto, a juicio de los suscriptos podría resultar constitutiva del delito previsto en el art. 10 de la ley 25.891,
aunque en grado de tentativa” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“En efecto, en casos desarrollados bajo el control encubierto de funcionarios policiales, en los que no ha mediado
una provocación para que el imputado cometa el delito que invalide la investigación, se ha sostenido que la
intervención de esos agentes si bien descarta la consumación del delito porque controló y neutralizó de antemano
el peligro inherente a la actividad delictiva que sería realizada, coloca al hecho dentro de la regulación de la
tentativa prevista en el art. 44 último párrafo del Cód. Penal (conf. de esta Sala, causa n° 23.844 “Pezo, Adjanaku
115
Baku”, reg. n° 25.997 del 9/11/2.006. En este sentido, ver Zaffaroni-Alagia-Slokar “Derecho Penal. Parte
General”, Ediar, págs. 797/8, Buenos Aires, 2.000)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“La figura descripta en el art. 10 de la ley 25.891 no está excluida de la aplicación de ese criterio, porque al exigir
que el hecho sea cometido “de modo que pueda ocasionar perjuicio al titular o usuario del terminal celular o a
terceros” requiere la configuración de un estado de peligro de daño a terceros. En tales condiciones y como
sucede con cualquier otro delito, el hecho no resultaría impune y encuadraría en la modalidad de tentativa
mencionada, si la maniobra de adulteración del teléfono celular ex ante resultaba idónea pero la verificación ex
post de que el peligro fue previamente neutralizado determinó la imposibilidad absoluta de consumación (conf.
Zaffaroni-Alagia-Slokar, op. cit., pág. 802)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“De acuerdo al criterio que sostuve al intervenir como vocal de la Sala I de esta Cámara de Apelaciones en causas
de similar tenor a la presente, entiendo que la actuación encubierta del personal de “Nextel” sólo sirve como una
mera indicación de que una hipótesis delictiva como la prevista en el art. 10 de la ley 25.891 podría haberse
realizado o se estaría realizando, mas no como un método válido para configurar una conducta delictual y en todo
caso debe ser valorada como elemento de cargo para probar una conducta ilícita alternativa a la simulada (conf.
de Sala I, causa n° 40.758 “Balagna” reg. n° 1574 del 18/12/2.007 y causa n° 41.008 “Morales” reg. n° 1622 del
21/12/2.007)” (Del voto del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
12.8.2010
“Morales”
Causa 28.766
Reg. 31.777
J. 7 - S. 13
NULIDAD. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA.
“Cabe recordar que la declaración de nulidad de un acto procesal presupone, de acuerdo con la interpretación
restrictiva que rige en la materia y con los alcances de los principios de conservación y trascendencia, la
acreditación de un perjuicio real y concreto respecto del orden del proceso y de las garantías que son su causa”.
“En este sentido lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal al considerar viable su declaración
cuando “se verifique un perjuicio real y concreto, esto es, que se haya producido una efectiva limitación de un
derecho. Y esto así, más allá de que se trate de una nulidad relativa o absoluta. En efecto, la garantía de defensa
en juicio tiene carácter sustancial y por ello exige la acreditación del concreto perjuicio que pudo inferir el
presunto vicio de procedimiento y la solución distinta que pudo alcanzarse en el fallo de no haber existido éste”
(CNCP, Sala III “C.3561: “Alincastro, Jorge R” del 9/4/02, reg. 137/02; C.4859: “Alais, Julio Alberto” del
23/4/04, reg.199.04.3, entre otras)”.
“Por su parte la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que “su procedencia exige, como
presupuesto, que el acto impugnado tenga trascendencia sobre las garantías esenciales de la defensa en juicio o
se traduzca en la restricción de algún otro derecho. De otro modo, la sanción aparecería respondiendo a un
formalismo vacío, que va en desmedro de la idea de justicia y de la pronta solución de las causas, en lo que
también está interesado el orden público” (CSJN : C.N°:A-63 XXXIV “Acosta, Leonardo y otro” del 4/5/00.
Fallos 323:929)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
31.8.2010
“Delamano”
Causa 29.381
Reg. 31.841
J. 5 - S. 9
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA. CONCEPTO. ALCANCES.
“… la imputación, sólo podrá referirse a algunas de las circunstancias abarcadas por el hecho histórico
comprendido en el objeto procesal, sin perjuicio de que la sentencia haga cosa juzgada sobre todas ellas. En
consecuencia, el recorte realizado por la imputación, lo será en función de una norma, la cual, a su vez, debe
reflejarse en la base fáctica delimitada. De allí también el sentido de la regla que impone a la acusación el deber
de calificar jurídicamente el hecho imputado -la cual cumple, sin duda, el papel de orientar la actividad
116
Poder Judicial de la Nación
defensiva (cfr. Maier, Julio B. J., Derecho Procesal Penal, Tomo I, “Fundamentos”, Editores Del Puerto, 2°
Edición, Buenos Aires, 1999 p. 569)-vid. c/n° 40.355, “Incidente de nulidad del requerimiento de elevación de
Tell, Alberto Máximo y otros”, del 17/8/07, reg. N° 903-”.
“Cabe señalar, por otra parte, que uno de los sentidos del principio de congruencia puede expresarse del siguiente
modo: “…La sentencia sólo se debe expedir sobre el hecho y las circunstancias que contiene la acusación, que
han sido intimadas al acusado y, por consiguiente, sobre aquellos elementos de la imputación acerca de los cuales
él ha tenido la oportunidad de ser oído; ello implica vedar que el fallo se extienda sobre hechos o circunstancias
no contenidos en el proceso que garantiza el derecho de audiencia (ne est iudex ultra petita). La regla se expresa
como el principio de correlación entre la acusación y la sentencia…” (cfr. Maier, op. cit., tomo I, p. 568).
Empero, existen casos difíciles en los cuales habrá de primar la máxima de la inviolabilidad de la defensa.
“…Todo aquello que en la sentencia signifique una sorpresa para quien se defiende, en el sentido de un dato con
trascendencia en ella, sobre el cual el imputado y su defensor no se pudieron expedir –esto es, enfrentarlo y
cuestionarlo probatoriamente-, lesiona el principio estudiado…” (ibidem)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
10.8.2010
“Muller”
USO OFICIAL
Causa 44.077
Reg. 743
J. 1 - S. 1
REBELDÍA. ART. 288 CPPN. DECLARACIÓN. FACULTAD JURISDICCIONAL. RECURSO DE
APELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
“…ha de señalarse que esta última es una decisión propia del juez de la causa dictada de conformidad con las
disposiciones contenidas en los artículos 288 y concordantes del Código Procesal Penal de la Nación y respecto
de la cual no se encuentra prevista expresamente su recurribilidad, sin que se advierta en el caso la existencia de
gravamen irreparable alguno tal como lo exige el artículo 449 del citado ordenamiento -conf. esta Sala en causa
n° 27.689 “Harrison”, rta. el 16/4/09, reg.n° 29.743-”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
24.8.2010
“Mühlemenn”
Causa 29.373
Reg. 31.817
J. 1 - S. 2
RECURSO DE CASACIÓN. IMPROCEDENCIA. RESOLUCIÓN QUE GENERA LA OBLIGACIÓN DE
CONTINUAR SOMETIDO A UN PROCESO CRIMINAL.
“…cabe mencionar la tradicional jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ha negado tal
carácter a aquellas resoluciones que generan la obligación de continuar sometido a un proceso criminal (Fallos
295:504, 298:408; 308:1667; 310:195; 311:1781; 312:573; 312:575; 320:212, entre muchos otros)”.
“Así también lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal al afirmar que la decisión que confirma un
auto de procesamiento sin prisión preventiva “no constituye ninguna de las resoluciones enumeradas en el
artículo 457 del Código Procesal Penal de la Nación. En ese orden de ideas, no se trata de una sentencia
definitiva que con su dictado dirima la controversia poniendo fin al pleito o haciendo imposible su continuación,
ni ninguna de aquellas que el propio art. 457 del citado código instrumental ha equiparado, taxativamente, a
sentencia definitiva por sus efectos…”.
“Sobre este particular, nuestro más Alto Tribunal lleva dicho que no suple la ausencia de definitividad de la
decisión impugnada la invocación de garantías constitucionales supuestamente vulneradas o de la arbitrariedad
del pronunciamiento (Fallos: 307:2348, entre muchos otros)” –ver causa 10.085, “Bendini, Roberto s/recurso de
queja”, rta. 18/02/09, reg. 13.885, Sala II-“.
“En igual sentido se ha expedido este Tribunal en reiteradas oportunidades al rechazar la procedencia del recurso
de casación contra resoluciones que no truncan el desarrollo del proceso (vgr. c. nro. 40.335 “Genou, De
Santibáñez…”, rta. 21/11/07, reg. 1385; convalidada por la C.N.C.P. –Sala I- en c. nro. 9432 “Genou, José
s/recurso de queja”, rta. 27/02/08, reg. 11.640)”.
117
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
24.8.2010
“Brugorello”
Causa 43.903
Reg. 797
J. 2 - S. 3
RECURSO DE CASACIÓN. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. AUTO DE PROCESAMIENTO.
IMPROCEDENCIA. DOBLE INSTANCIA. GRAVEDAD INSTITUCIONAL. EXIGENCIA DE SU
DEMOSTRACIÓN.
“… el auto recurrido no integra el elenco de aquellos que enumera el artículo 457 del Código Procesal Penal de la
Nación entre los susceptibles de ser conmovidos por el citado medio impugnativo, que sólo lo admite respecto de
las sentencias definitivas y los autos que pongan fin a la acción o a la pena, o hagan imposible que continúen las
actuaciones o denieguen la extinción, conmutación o suspensión de la pena (conforme al principio sentado en el
artículo 432 del citado ordenamiento)”.
“El intento de ubicar el fallo dentro de una excepción que habilite la vía se enfrenta a la jurisprudencia de la
Cámara Nacional de Casación Penal y, puntualmente, de los integrantes de su Sala III, quienes han intervenido en
este proceso en lo que concierne a las medidas restrictivas de la libertad siguiendo la doctrina del fallo “Di
Nunzio” (D. 199. XXXIX, del 3 de mayo de 2005)”.
“En este sentido, se ha sostenido “que el procesamiento no puede ser impugnado por vía del recurso de casación
en razón de que el ordenamiento procesal establece una limitación objetiva que, en lo sustancial, exige que, por
vía de principio, se trate de hipótesis que revistan la calidad de setencia definitiva o equivalente, al menos, en este
estadío procesal (vid. Sala III ´in re´ ´Martínez, Rosa s/ rec. de queja´, reg. Nro. 40, rta. el 13/10/93; ´Cerboni,
Alejandro D. Fullaondo, Carlos A. s/ rec. de queja´, reg. Nro. 52, rta. el 19/11/1993, entre muchas otras)” y que
“la teoría de la arbitrariedad no tiene por objeto corregir sentencias equivocadas o que el recurrente estime tales
según su criterio divergente, sino que atiende sólo a supuestos en los que se verifica un apartamiento palmario de
la solución prevista por la ley o una absoluta carencia de fundamentación (Fallos 293:344; 274:462; 308:914;
313:62; 315:575)” (v.CNCP, Sala III, c. 12.532 “Palacios”, reg. 1080/10, rta. 2/8/10)”.
“Ante el doble conforme, la moción de la defensa sólo pretende ofrecer a tres nuevos jueces su lectura divergente
de los hechos sin plataforma legal que lo contemple”.
“Tampoco la mera invocación de una situación de gravedad institucional, tal cual luce introducida en el escrito de
los abogados, es motivo suficiente para la procedencia del recurso”.
“Sobre el punto, la Cámara Nacional de Casación Penal ha hecho suya la doctrina de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación que exige una correcta fundamentación que evidencie que la causal se ha producido (Fallos
308:1230; 303:1624; 303:1988; 305:1582; 305: 1745; 305:953; 306:1074; 307:919; 307: 770; 307:973, entre
otros). Se recordó que “La causal de gravedad institucional no puede prosperar si no fue objeto de un serio y
concreto razonamiento que demuestre de manera indudable su configuración, ni se advierte que la intervención
del tribunal en la causa tenga otro alcance que el de remediar eventualmente los intereses de la parte” (Fallos 329:
1787) y también que “No basta con la invocación genérica de gravedad institucional sino que es preciso, además,
demostrar qué perjuicios concretos por su magnitud o entidad trascienden el interés de la parte y afectan de modo
directo a la comunidad” (Fallos 328:3061) –v. CNCP, Sala III, c. 8384 “Bonavota”, reg. 1860, 21/12/07; c.
11.156 “Nuñez”, reg. 1721, 25/11/09 (voto de los Dres. Eduardo R. Riggi y Liliana E. Catucci); entre muchos
otros-”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
31.8.2010
“Macri”
Causa 44.450
Reg. 821
J. 7 - S. 13
SOBRESEIMIENTO. CONSECUENCIAS. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“El sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con relación al imputado –cfr. art. 335 CPPN-;
por ello, reclama la existencia de certeza acerca de la ausencia de responsabilidad (D´Albora, Francisco “Código
118
Poder Judicial de la Nación
Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, Octava edición corregida, ampliada y
actualizada por Nicolás F. D´Albora, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 587)”.
“La duda sólo puede conducir a esa solución cuando resulte fácticamente imposible avanzar probatoriamente en
la instrucción del sumario (op. cit., pág. 588)”.
“En similares términos, esta Sala ha dicho que para proceder a cerrar definitiva e irremediablemente el proceso
respecto de un individuo tiene que haberse acreditado, indefectiblemente, su total ajenidad en los hechos
investigados (c. 35.877 “Mendoza Castro”, reg. 37, rta. 16/02/04; c. 30.845 “Rivero”, reg. 1139, rta. 9/12/99)”.
“Así las cosas, al subsistir vías de conocimiento aún no exploradas, la crítica acerca del carácter sorpresivo del
sobreseimiento es atendible, sobre todo, cuando la parte acusadora propone medidas de prueba para demostrar su
pretensión y justamente revertir la lectura desincriminante …”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
17.8.2010
“Zbar”
Causa 44.373
Reg. 774
J. 4 - S. 8
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. MINISTERIO
PÚBLICO FISCAL. OPINIÓN. CARÁCTER. ALCANCES.
USO OFICIAL
“La necesaria conformidad del Fiscal, consecuencia de la naturaleza del rol que desempeña dentro del proceso
penal, opera respecto de la concesión o denegatoria del beneficio y no puede ser cuestionada en la medida en que
no resulte manifiestamente arbitraria y se encuentre debidamente fundada en ley (conf. causa n° 13.014 “Lazo”,
reg. n° 14.006 del 6.3.07; c. n° 17.328 “Guzmán”, rta. 10.4.01, re. n° 18.563; c. n° 24.647 “Ramírez Zapata”, rta.
18.12.07, reg. n° 27.879; c. n° 28.014 “Mahomed”, rta. 11.8.09, reg. n° 30.224)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
31.8.2010
“Fernández Leyton”
Causa 29.453
Reg. 31.843
J. 3 - S. 6
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. OFRECIMIENTO DE
REPARACIÓN DEL DAÑO OCASIONADO. OPORTUNIDAD PROCESAL PARA HACERLO.
“…si bien en el escrito oportunamente presentado por el letrado de la imputada Michanie solicitando la concesión
del instituto mencionado no se hace referencia alguna al modo en que se propone reparar el daño ocasionado, lo
cierto es que ello no lleva a la solución adoptada, toda vez que la ocasión propicia para que el sujeto pasivo de la
acción penal manifieste su voluntad de someterse a las reglas que se le impongan y ofrezca reparar el perjuicio
producido es la audiencia prevista por el artículo 293 del Código Procesal Penal de la Nación, actividad que no ha
sido cumplimentada en este sumario (ver en similar sentido, de esta Sala, causa n° 28.956 “Marinaro, Hugo A. s/
suspensión del proceso a prueba”, rta. el 17/5/10, reg. n° 31.425)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
24.8.2010
“Michanie”
Causa 29.219
Reg. 31.816
ACCIÓN
PENAL.
VIGENCIA.
PRESCRIPCIÓN.
J. 6 - S. 11
CALIFICACIÓN
LEGAL
QUE
DEBE
SER
CONSIDERADA AL EVALUAR LA VIGENCIA DE LA ACCIÓN.
“…si bien reiteradamente se ha sostenido que a lo fines de la prescripción ha de estarse a la posible calificación
más gravosa o mayor desarrollo del iter críminis, ello es así en la medida que tal encuadre jurídico resulte
razonable, circunstancia que no se da en los presentes actuados”.
“Por un lado, porque se advierte que la postura adoptada por el acusador público en el marco de este incidente no
encuentra correlato con la descripción que efectuara durante el trámite de la pesquisa, desde que al formular el
requerimiento de instrucción glosado a fs. 215/6, expresamente encuadró el suceso en la hipótesis de
119
defraudación en perjuicio de la administración pública, habiendo seguido idéntico criterio en ocasión de reiterar a
fs. 350 el pedido para que se recibiera declaración indagatoria a los imputados”.
“Por otro, porque no puede perderse de vista que fue recién al contestar la vista que se le corriera a consecuencia
del planteo de prescripción que introdujo la hipótesis más gravosa contenida en el artículo 261 del Código Penal,
y si bien ello es viable, necesariamente exige que se expongan los motivos de tal modificación (Conf. esta Sala en
causa n° 27.564 “Roisman”, rta. el 2/6/09, reg.n° 29.954)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
14.9.2010
“Riccillo”
Causa 29.190
Reg. 31.899
J. 5 - S. 9
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. CÓMPUTO. TESIS DEL PARALELISMO. CONCEPTO.
ALCANCES.
“En lo relativo al argumento expuesto por ambos querellantes en el sentido de que los hechos investigados
también se encuentran calificados como asociación ilícita, cuyo plazo de prescripción es de diez años,
corresponde aclarar que en el presente incidente sólo se analiza la prescripción de la acción penal respecto del
delito de defraudación en perjuicio de la administración pública (y nada se dice acerca del delito de asociación
ilícita). Corresponde aplicar al caso la llamada “tesis del paralelismo” sostenida en forma reiterada por ambas
Salas de esta Cámara, por la cual se afirma que la acción que nace de cada delito prescribe independientemente y
su efecto, en los casos de concurso real de delitos, es el de tomar como término máximo de persecución penal el
de la pena prevista para cada uno de ellos en particular y no su acumulación”.
“En este sentido se han pronunciado ambas Salas del Tribunal en numerosos precedentes (Sala I: “Sosa”, reg.
534 del 6/7/95; “Lamas, Darío”, Reg. 834; “Marteleti”, reg. 835 y “Marutian”, reg. 836, todas ellas del 1/10/98;
“Galantería”, reg. 890 del 15/10/98; “Lombardo”, reg. 782, del 11/08/09 y Sala II: “Isachi” del 16/12/86, reg.
5227; “Griffa” del 15/7/92, reg. 8952 y “Miara”, del 19/12/95, reg. 12.661, entre otras), a cuyos fundamentos,
por razones de brevedad, hacemos remisión. Por estos motivos, el presente incidente se refiere sólo al delito de
defraudación y, por eso, el agravio no guarda relación con la resolución apelada por lo que habrá de descartarse”.
“En lo que respecta al agravio relativo a la gravedad de los hechos investigados, entendemos que esta
circunstancia –aunque cierta y preocupante- no puede fundar la creación jurisprudencial de una causal de
interrupción del cómputo del plazo de prescripción de la acción penal. Explica Zaffaroni, Alagia y Slokar que
“Desde el punto de vista formal la legalidad significa que la única fuente productora de ley penal en el sistema
argentino son los órganos constitucionalmente habilitados y la única ley penal es la formal de ellos emanada,
conforme al procedimiento que establece la propia Constitución. La CN no admite que la doctrina, la
jurisprudencia ni la costumbre puedan habilitar poder punitivo” (Eugenio Raúl Zaffaroni, Alejandro Alagia y
Alejandro Slokar, Derecho Penal -Parte General-, Ediar, Buenos Aires, 2000, página 106 –el resaltado en el
original–)”.
“No dictar el sobreseimiento de un imputado por extinción de la acción penal por prescripción con fundamento
en la gravedad de los hechos que le son imputados implica introducir por vía judicial una causal no legislada de
suspensión del curso de dicho instituto en violación al principio de legalidad formal”.
C.C.C. Fed. Sala I
Farah - Cattani
13.9.2010
“Sánchez Galarce”
Causa 43.778
Reg. 885
J. 2 - S. 4
COMPETENCIA. CUESTIONES DE COMPETENCIA. ALCANCES. PROCESO PENAL. JUEZ.
ALCANCES. NULIDAD. IMPROCEDENCIA. LESIONES. ART. 95 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
DISCRIMINACIÓN. LEY 23.592. AGRAVANTE. ALCANCES. REFORMATIO IN PEJUS. ALCANCES.
“… nuestro Máximo Tribunal ha sostenido como doctrina que “las cuestiones de competencia tienden a proteger
a los litigantes a fin de asegurar la mayor eficiencia y celeridad de las decisiones judiciales, y si para ello es
120
Poder Judicial de la Nación
indispensable remover los obstáculos que puedan encontrar los jueces para desempeñar eficazmente sus
funciones, no caben interpretaciones que sólo conducen a atribuir más importancia a los medios que se
instrumentan para alcanzar dicha finalidad, que a ésta en sí misma” (Fallos 324:3612)” (Del voto del Dr.
Ballestero).
“Por otra parte, ha de recordarse, la garantía del debido proceso en la que se integra la del juez natural se halla
imbuida, principalmente, por la celeridad y eficacia con la que debe conducirse un proceso que siempre ha de
causar angustia al imputado. Y es por ello que, también partiendo de la base de que toda persona posee el derecho
a un proceso judicial gobernado por el principio de celeridad, el único impedimento derivado de la no aplicación
de una agravante de raigambre federal no surgiría como un elemento capaz de invalidar la decisión que aquí se
recurre. Lo contrario, entiendo, implicaría destruir en la sola literalidad de lo que la competencia externamente
representa, el diseño de un instituto que, al fijar los esquemas propios de la organización judicial de nuestro país,
tuvo en vista que los hombres superen de la forma más pronta y apta posible, la incertidumbre que conlleva el
sometimiento a todo proceso judicial” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Aunque tradicionalmente se ha entendido que la norma del art. 95 del C.P. tendría la cuestionable función de
prever una sanción general en supuestos en los que el carácter tumultuoso de una agresión no permite identificar
cual es el sujeto que ha provocado el resultado disvalioso, entiendo que dicha tesitura no debe ser ya sostenida”
USO OFICIAL
(Del voto del Dr. Ballestero).
“En este sentido, y al analizar la constitucionalidad del tipo penal que aquí se cuestiona, nuestro Máximo
Tribunal sostuvo que “la referencia de la norma a la falta de constancia de quién causó el resultado [no podría]
ser interpretada como un elemento de la tipicidad (carácter tumultuario de la riña), que desaparece cuando sí se
pueden determinar los actos particulares, pues ello signifi[caría] extender la punibilidad, si bien en menor grado,
como consecuencia de lo que, en definitiva, se quiso pero no se pudo probar”. Todo lo contrario, y como lo
terminó de definir con cita en los debates parlamentarios,“cuando el caso tenga la configuración de que varios
agredieron a la víctima de maneras diversas y uno de ellos diera un golpe mortal no asumido dolosamente por los
demás (…), el hecho [debiera considerarse como] un [delito] preterintencional de características particulares:
cada uno sabe que está interviniendo en un episodio con ‘dinámica de grupo’, y nadie sabe como terminará; [y]
esto encierra al menos una imprudencia respecto de la integridad corporal o aún la vida de la víctima, además del
acto violento doloso que cada uno haya cometido” (Fallos 329:236)” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Así pues, y siguiendo los lineamientos del citado fallo, poco importa entonces que el evento tenga o no ese
carácter tumultuoso que el letrado advierte ausente. Alcanza, como presupuesto para la punición, que el
comportamiento que el autor dirige contra la víctima de lesiones u homicidio, más allá de no producir ese
resultado, haya contribuido no obstante a conformar un riesgo compatible con su acaecimiento” (Del voto del Dr.
Ballestero).
“Por otra parte, también la defensa apreció que no podía examinarse aquí una posible lesión en riña desde el
momento en que, lejos de la bilateralidad que la caracteriza, en este caso no se producen agresiones desde ambas
partes sino sólo contra Foppoli. Sin embargo, en tal razonamiento ha olvidado el recurrente que, más allá del
nombre con que habitualmente se reconoce al tipo en análisis, la figura del art. 95 C.P. además de la riña sanciona
también las meras agresiones a condición de que el sujeto actúe sin acuerdo con los demás atacantes” (Del voto
del Dr. Ballestero).
“Es a partir de este último aspecto donde entiendo radica la imposibilidad de tener por configurado el delito en
examen. Ninguna cabida tener el hecho en la figura del art. 95 del Código Penal. La acreditación de un acuerdo
previo entre los agresores es la que se ha encargado de clausurar todo análisis que a tal calificación pueda
exigirse” (Del voto del Dr. Ballestero).
“… a consideración de un evento que luce coordinado en su desarrollo, y del que además se infiere que todos los
imputados conocen cual será su resultado final, las lesiones no puedan entenderse sino como el producto de una
acción plural y asociativa” (Del voto del Dr. Ballestero).
121
“Por ello, y como ya se ha adelantado, no resulta el delito contemplado por el art. 95 del Código Penal aquel que
refleja la real entidad de los hechos sino ese otro que, previsto en el art. 90 del mismo cuerpo normativo, requiere
que su conducta, aún frente a las objeciones que sobre el particular deslizó la defensa, sea recalificada como una
coautoría de lesiones graves
(cfr. dictamen del Cuerpo Médico Forense obrante a fs. 219 de los autos
principales)” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Y en este punto, he de aclarar que la mayor gravedad punitiva que reviste la nueva asignación acordada a los
hechos motivo de encuesta en modo alguno importa una afrenta a las garantías del imputado –reformatio in
pejus- pues, manteniéndose incólume el sustrato fáctico de la imputación, resulta tarea del Tribunal subsumirlo
bajo el concepto jurídico correspondiente –iura novit curia-.
se ha sostenido que “… a efectos de la agravante no es preciso una investigación motivacional sino la
comprobación de que el autor conocía las circunstancias y el contexto en el que llevaba a cabo la conducta
delictiva y era consciente por tanto de que su actuar iba a ser comprendido, tanto por el colectivo especialmente
vulnerable, como por la sociedad en su conjunto, como un comportamiento expresivo, esto es, que se proyecta en
su realización mas allá de la víctima concreta inmediata y despliega una expectativa amenazante sobre todos los
sujetos que presentan el mismo elemento en comun que determinó en términos subjetivos la selección de la
víctima” (LANDA GOROSTIZA, Jon-Mirena, La políticacontra la xenofobia y las tendencias expansionistas del
derecho penal, p. 190, citado en SLONIMSQUI, Pablo, Derecho penal atidiscriminatorio, Di Plácido Editor,
Buernos Aires 2002)” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Y ello es lo que aquí ha acontecido. Cada uno de estos factores fue tenido en cuenta al momento de los hechos
para servir como ámbito de manifestación de una conducta de persecusión que proyecta, antes que un odio a la
propia víctima, el desprecio que los encartados sientesn hacía los grupos “raciales, religiosos o nacionales” con
que aquél se solidariza. Un aspecto, este último, que queda en evidencia si además, se tiene en cuenta que los tres
imputados actuaron en el suceso, no ya movidos por un enfrentamiento personal con Foppoli –quién al momento
del hecho era al menos desconocido por dos de sus agresores-, sino en función de las proclamas del grupo
“skinhead” al que pertenecían” (Del voto del Dr. Ballestero).
“De ello, precisamente, da cuenta no sólo el que Foppoli fuera advertido por Curia acerca de que “él vivía en un
barrio de nazis y que se tenía que cuidar de estar con los Sharp o ser uno de ellos” (cfr. declaración obrante a fs.
90 vta. de los autos principales) sino también el que, en el momento del evento, las unicas palabras que le fueran
proferidas refirieran a su pertenencia a un grupo con una ideología contraria a la discriminación (cfr. fs. 1/3)”
(Del voto del Dr. Ballestero).
“En este contexto, poco importa el hecho de que Foppoli no integrara un grupo nacional, racial o religioso que la
agrupación “skinhead” pretenda perseguir. Pues si la agravante encuentra su ámbito de aplicación sobre “todo
delito (…) cometido por [una] persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad”, sin el cual no podría
proyectarse el caso que nos ocupa, no puede dudarse que el fundamento que ella encuentra como represión de
una manifestación de intolerancia que afecta a la sociedad se haya cumplido” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Por tal motivo, tal situación no sólo exige que la previsión legal encuentre aplicación aquí, afectando el grado de
reproche que se dirige a los procesados, sino que también ha de repercutir sobre la magistratura encargada de su
juzgamiento, determinando la competencia de este fuero de excepción e imponiendo, con ello, la necesidad de
revocar el punto V del resolutorio venido en revisión” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Compartimos el prolijo relato de los hechos que realiza nuestro distinguido colega preopinante y también la
consistencia de su apreciación jurídica. Sin embargo, la prohibición de reformatio in pejus –cfr. art. 445 in fine
CPPN-, comprendida en la garantía del debido proceso (CNCP, Sala IV, c. 9679 “Granillo Ocampo, Raúl E. s/
recurso de queja”, reg. 11843, rta. 29/5/09), nos conduce a mantener la calificación escogida por el juez a quo en
aquella parte no alcanzada por el recurso de la querella. En lo restante, acompañamos el voto que antecede, por
coincidir en la sustancia de sus fundamentos” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
23.9.2010
“Curia”
122
Poder Judicial de la Nación
Causa 43.658
Reg. 949
J. 6 - S. 11
DEBIDO PROCESO. ALCANCES. OBLIGACIÓN DE INVESTIGAR LA NOTICIA CRIMINAL.
COMPETENCIA.
INTERESES
COMPETENCIA FEDERAL.
PLURALES.
INCOMPETENCIA.
ESTAFA. DEFRAUDACIÓN.
QUIEBRA
FRAUDULENTA.
AFECTACIÓN DE
AFECTACIÓN
AL
PATRIMONIO DE LA AFIP. INCOMPETENCIA.
“…al tiempo de circunscribir el objeto procesal de las presentes actuaciones, corresponde centrar la atención en
el decálogo de delitos con los que el acusador particular ha pretendido calificar las conductas denunciadas”.
“En este punto los suscriptos habrán de recordar la vigencia del adagio latino da mihi facta, dabo tibi ius (dame
los hechos, yo te doy el derecho), que alerta a las partes del proceso del peligro de fundar una imputación en la
mera atribución de calificaciones legales escogidas de un repertorio sustantivo existente”.
“La tarea de subsumir el hecho en una figura penal es el resultado de una investigación exhaustiva, en donde se
han dilucidado las condiciones de modo, tiempo y lugar en que habría acontecido la presunta actividad delictiva
previa, aproximando la verdad a un estándar de certeza”.
“De tal forma, las figuras penales aludidas en las diversas presentaciones mencionadas -que abarcan entre otros
los delitos de administración fraudulenta, quiebra fraudulenta reiterada, asociación ilícita, estafa procesal y
USO OFICIAL
desbaratamiento de derechos acordados- no resultan ab initio vinculantes para el director de la investigación,
quedando supeditadas a la eventual calificación legal emergente de aquellos hechos probados en el legajo”.
“Sin embargo, y en contraste con esta progresión (noticia criminal, investigación, prueba, calificación jurídica), el
a quo optó por seleccionar algunas de las figuras delictivas aludidas en las piezas promotoras de este legajo y las
sujetó a un examen estrictamente jurídico -en abstracto-, para concluir que no se encontraban verificadas en el
legajo. De tal forma, ha obviado el cumplimiento de aquellas medidas probatorias elementales tendientes a
verificar la maniobra investigada, extremo que obsta el avance hacia el examen jurídico que trasluce el decisorio
puesto en crisis”.
“… habrá de descartarse la intervención de este fuero en punto a la defraudación en perjuicio de intereses
estrictamente plurales -léase, de los empleados y proveedores de insumos de los sanatorios-. Al respecto, cabe
señalar la naturaleza restrictiva y de excepción que enerva la asignación de competencia a los tribunales
federales, limitada a los casos prescriptos en los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional, y sus leyes
complementarias (Fallos: 310-1930, 312-1220, 316-2436, 319-2857, 324-286, entre otros), que encuentra arraigo
en el respeto a las autonomías provinciales (Fallos: 306-1217)”.
“Aquella restrictiva atribución de competencias, ha llevado a nuestro Alto Tribunal de Justicia a sostener que
“...para que corresponda [la investigación] del fuero federal es preciso que se hayan afectado intereses no
meramente plurales de los ciudadanos sino aquellos que alcanzan a la Nación misma...”, toda vez que “...la
intervención de la justicia de excepción está condicionada a la existencia de hechos que puedan perjudicar
directa y efectivamente a la Nación” (Fallos: 300-1252, 302-1209, entre otros)”.
“La amplitud de esta directiva constitucional ha sido sostenida “... incluso en aquellos casos en los que la
intervención de los tribunales federales está expresamente establecida, puede no colegirse necesariamente que
deban ser éstos quienes resulten competentes [...] la competencia ordinaria surge en aquellos casos en que lo
actuado revela inequívoca y fehacientemente que los hechos tienen estricta motivación particular” (Fallos: 290362, 293-483, 300-940, 1191, 306-1391, 313-631, entre otros)”.
“Así las cosas, de acuerdo a los precedentes traídos a estudio, los suscriptos concluyen que la presunta comisión
de la administración infiel en perjuicio de los empleados de los sanatorios, como así también de sus proveedores
debe ser investigada por la Justicia Ordinaria, toda vez que dichas conductas no encuadran en las previsiones del
artículo 33 del C.P.P.N., que determina la competencia del fuero federal; la que, “...no puede ejercerse más allá
de las disposiciones fijadas por la Constitución Nacional y explicitadas en las leyes reglamentarias, y que no
pueden extenderse los supuestos legales que fijan su intervención (D´Albora, Francisco J., La justicia Federal,
Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, año 1968, página 371). Ello así, porque “...la justicia Federal debe
123
entender sólo y exclusivamente en los delitos que revisten carácter excepcional... en tanto a la justicia de
instrucción le corresponde la investigación de los delitos de índole común...” (Fallos: 308-2522)”.
“En cuanto a la proyección de la maniobra defraudatoria sobre los procesos concursales de las sucesivas firmas
comerciales, y más allá de los esfuerzos argumentales tendientes a constituír a la AFIP como víctima del delito al haber verificado créditos en su favor-, lo cierto es que la figura delictiva prevista en el artículo 176 del C.P.N.
lesiona a la masa de acreedores del patrimonio del fallido y no a cada uno de ellos considerados individualmente,
resultando competente la Justicia Ordinaria y no Federal para considerar a su respecto. Ha sido éste un criterio
sostenido inalteradamente por los superiores tribunales de justicia del país (cfr. CSJN, Fallos: 304-1265 y 3081848; y, en términos coincidentes, CNCP, Sala IV, causa no. 6.284 “Rc Cueros SA”, rta. el 12/05/2006, reg. no.
7.455), incluso por los precedentes de la Excma. Cámara del Crimen de esta Ciudad (cfr. Sala VII, causa no.
31.265 “Vieytes SACIFI”, rta. el 24/05/07; Sala V, causa no. 28.470 “Stefani SA”, rta. el 6/12/05)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
30.9.2010
“Moure”
Causa 43.296
Reg. 974
J. 2 - S. 4
DEFENSA EN JUICIO. DERECHO DE ASISTENCIA. ARTS. 200 Y 202 CPPN. ALCANCES. DEBIDO
PROCESO. NULIDAD. IMPROCEDENCIA. DISIDENCIA.
“… teniendo en cuenta que el Juez fundamentó su decisión de denegar la solicitud de la defensa en las
prescripciones de los artículos 200 y 202 del Código Procesal Penal de la Nación, en función de los cuales el
instructor debe priorizar la celeridad y regularidad de la investigación cuando se trate de actos reproducibles y no
definitivos, considero que la respuesta a la petición de la parte se encuentra suficientemente motivada, no
advirtiéndose menoscabo a derecho constitucional alguno” (Del voto del Dr. Freiler).
“Cabe recordar que, como ya lo he sostenido anteriormente, “la etapa del proceso que aún se transita se
caracteriza por un contradictorio limitado con sesgo inquisitivo -sistema mixto- (…) La discrecionalidad con la
que en la etapa preliminar, puede el instructor conceder o no la oportunidad a la defensa de asistir a los actos
de la instrucción, encuentra justificación en que ‘los elementos que allí se reúnan no sirven para fundar una
condena, que sólo puede ser fundada en los actos del debate posterior’ (Maier, Julio E., “Derecho Procesal
Penal. I. Fundamentos, Editores del Puerto SRL, Buenos Aires, 2002, pág. 452)” (de mi voto en la causa n°
42.441, “Menéndez, Marcos Antonio s/ rechazo de nulidad”, reg. n° 493, rta. 26/5/09)” (Del voto del Dr. Freiler).
“Tal circunstancia se tuvo en cuenta cuando en oportunidad de resolver un planteo de similares características en
la causa n° 40.776, caratulada “Fulvio Madaro s/ queja por apelación denegada”, esta Sala dijo que “…La tesis
contraria yerra al convertir el estadio instructorio en el verdadero juicio desnaturalizando el proceso y
alejándolo, paradójicamente, del paradigma constitucional del debido proceso. (…) Obviamente, esto último no
es cuanto aspira el Máximo Tribunal al dictar el fallo ‘Benítez’, donde insiste en el carácter insustituible de la
prueba del debate para fundar la condena. Sostener, inversamente, que lo que está diciendo la Corte es que, ante
el riesgo de que la prueba de instrucción se torne irreproducible, el debate deba adelantarse a dicha etapa no
sólo es un razonamiento falaz sino que, además, exhibe la inconsistencia de pretender asegurar el derecho de
interrogar a los testigos a costa de sacrificar el procedimiento principal donde ‘el acusador y el acusado se
enfrentan, a la manera del proceso de partes, en presencia de un equilibrio procesal manifiesto’ y donde
precisamente el debate oral y público encuentra su razón principal en el control de la prueba (Maier, op. cit.,
págs. 579, 585 y sstes)” (rta. 17/6/07, reg. n° 773)” (Del voto del Dr. Freiler).
“Que la cuestión aquí debatida fue materia de análisis en diversas oportunidades, resultando adecuado traer a
colación cuanto expresara en los autos n° 44.381, “Recurso de queja por apelación denegada en autos Larosa,
Roberto s/hurto agravado”, rta. el 10/08/2010, y en n° 40.344, “De la Rua, Fernando”, rta. el 16/05/2007, en
relación a que los alcances de la norma contenida en el artículo 200 del CPPN no pueden establecerse en base a
su sola literalidad, sino atendiendo a una interpretación sistemática del ordenamiento jurídico que excluya la
posibilidad de limitar el control de la prueba por parte de la defensa en el sumario solo a las medidas o diligencias
124
Poder Judicial de la Nación
definitivas e irreproducibles. Proceder del modo contrario importa, conforme lo manifesté en el precedente
citado, cercenar el derecho de control de la prueba de cargo o de descargo que puede servir de fundamento para la
adopción de decisiones que, como el procesamiento, la prisión preventiva o el sobreseimiento, entre otras, no por
ser materializadas durante la instrucción dejan de producir consecuencias respecto del imputado, algunas de ellas
de tardía reparación en el proceso” (Del voto del Dr. Farah).
“Frente al panorama narrado por el recurrente, y ante el escenario jurídico sobre el que reposa su planteo (fs. 674
y 689vta./90 de los autos principales), advierto que la cuestión sometida a decisión de este Tribunal guarda
estrecha vinculación con la postura que oportunamente sentara al emitir mi opinión en las causas N° 42.441 y
43.267 (reg. N° 493, rta. el 26/5/09 y reg. Nro. 842, rta. 20/8/09, respectivamente. En igual sentido, ver causa N°
44.381, Reg. Nro. 751, rta. 10/8/10)” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“Es por ello que, en razón de las consideraciones brindadas al expedirme en las evocadas actuaciones, entiendo
que en el caso se ha registrado un injustificado alejamiento de las disposiciones legales pertinentes que, al
importar una verdadera afrenta al derecho de defensa en juicio y, con ello, a la existencia del debido proceso,
exige privar de validez lo así actuado” (Del voto en disidencia del Dr. Ballestero).
“La sanción de nulidad, corolario de un proceder que omitió verse ahincado en la observancia de la ley y en el
respeto de principios elementales para la vida institucional de un Estado de derecho, se advierte como la única
USO OFICIAL
senda capaz de ser transitada pues, en su recorrido, habrán de renovarse las instancias superadas permitiendo que
esta vez aquéllas se desarrollen en consonancia con los estándares enunciados” (Del voto en disidencia del Dr.
Ballestero).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
23.9.2010
“Salvia”
Causa 44.645
Reg. 947
J. 11 - S. 22
DELITO EXPERIMENTAL. CONCEPTO. ALCANCES. CONSECUENCIAS.
“…este Tribunal ha sostenido, a partir del fallo “Saidán”, que la simulación de compra realizada por la querella
“…resulta ser lo que en la doctrina se denomina “delito experimental”, dado que la actuación dolosa del
imputado fue bajo influencia de ésta. En este sentido, el conocimiento previo del comprador (quien de ese modo
se coloca en esa posición virtual) neutraliza de antemano la eventual lesividad de la decisión de acción contraria
al bien jurídico…” (cn° 41.292 “Saidán, Alejandro s/procesamiento”, rta. 14/12/07 reg. 1525). En el mismo
sentido, esta Sala se ha expedido in re “Balagna” (cf. cn° 40.758 “Balagna, Isaías Leonel s/procesamientoembargo”, rta. 18/12/07, reg. 1574) de la cual se desprende que si bien los elementos así obtenidos pueden, según
el caso, ser valorados como indicios de una conducta presuntamente delictiva no consiguen, en cambio, constituir
en sí mismos el objeto de una imputación, precisamente por constituir el producto de un suceso que, por haber
sido controlado de antemano por la supuesta víctima, no puede ser considerado como lesivo”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
9.9.2010
“Rock Dulzura”
Causa 44.153
Reg. 877
J. 2 - S. 3
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA. ART. 201 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
Mediante la figura contenida en el artículo 201 del código sustantivo “Se tipifica la conducta de quien, de
acuerdo a alguna de las modalidades indicadas en el texto legal, pone al alcance de un número indeterminado de
personas las mercaderías peligrosas para la salud”.
“Se exige, además, como un elemento subjetivo específico, la disimulación del carácter nocivo del producto, lo
que presupone el conocimiento del autor de la característica dañosa del elemento, y demanda una actividad
exterior tendiente a ocultarla, que debe haber conseguido provocar, en el tercero adquirente, un error referido a
tales particularidades”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
125
14.9.2010
Causa 44.548
“Picardo”
Reg. 896
J. 6 - S. 12
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA. ART. 201 CP. REQUISITIOS TÍPICOS.
En las previsiones contenidas en el artículo 201 del Código Penal “Se tipifica la conducta de quien, de acuerdo a
alguna de las modalidades indicadas en el texto legal, pone al alcance de un número indeterminado de personas
las mercaderías peligrosas para la salud”.
“Se exige, además, la disimulación del carácter nocivo del producto, lo que presupone el conocimiento del autor
de la característica dañosa del elemento, y demanda una actividad exterior tendiente a ocultarla, que debe haber
conseguido provocar, en el tercero adquiriente, un error referido a tales particularidades”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
28.9.2010
“Torres”
Causa 29.336
Reg. 31.962
J. 1 - S. 1
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA. VENTA DE SUSTANCIAS MEDICINALES SIN OBSERVAR
LA LEGISLACIÓN CORRESPONDIENTE. ART. 204 CP. REQUISITOS TÍPICOS. DECLARACIÓN
INDAGATORIA. EVACUACIÓN DE CITAS. ART. 304 CPPN. DEBER DEL JUEZ DE LA CAUSA.
“En el artículo 204 del Código Penal de la Nación se sanciona a quien “estando autorizado para la venta de
sustancias medicinales, las suministrare… sin la presentación y archivo de la receta de aquellos productos que,
según las reglamentaciones vigentes, no pueden ser comercializados sin ese requisito”.
“Al respecto, se ha explicado que se trata de “suministrar sin receta, esto es entregar el medicamento sin la
presentación u archivo de la receta de aquellos productos que según las reglamentaciones no pueden ser
comercializados sin ese requisito. Es un suministro irregular que abarca el incumplimiento de la obligación
impuesta reglamentariamente como es el archivo de la receta” (D’Alessio, Andrés José, “Código Penal de la
Nación comentado y anotado”, editorial La Ley, Buenos Aires, 2009, tomo II, pág.990)”.
“La acción típica, entonces, consiste en suministrar, es decir, vender, expender o entregar, en las condiciones
establecidas -incumpliendo la norma que exige la recepción y, en algunos casos, el archivo de la prescripción
médica correspondiente-, una sustancia medicinal auténtica -que no haya sido objeto de adulteración o
envenenamiento, ni resulte peligrosa para la salud-”.
“Cabe recordar que “…en tanto prima facie resulten conducentes a la investigación, las citas referidas por el
imputado en su indagatoria deben ser evacuadas por el órgano (Cámara Nacional de Casación Penal, Sala A,
15/5/98, ‘Siciliano, S.P.’)” (Navarro, Guillermo Rafael y Daray, Roberto Raúl, “Código Procesal Penal de la
Nación”, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, tomo II, pág.838)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
7.9.2010
“Ragazzon”
Causa 44.197
Reg. 854
J. 11 - S. 21
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD DEL TRÁNSITO Y DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE Y DE
COMUNICACIÓN. ART. 196 CP. REQUISITOS TÍPICOS. DELITOS DE PELIGRO. DISVALOR DE
ACCIÓN. DISVALOR DE RESULTADO. DELITOS CULPOSOS.
“… la base de la punición en esta clase de delitos no finca exclusivamente en el disvalor de la acción, sino que
debe atenderse también al resultado, cuya función dentro de la estructura típica culposa no es otra que definir y
caracterizar, con la mayor precisión posible, la materia prohibida (Zaffaroni, Alagia y Slokar, “Derecho Penal Parte General”, 2° ed., EDIAR, Bs. As., 2002, p. 554 y sgtes.)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“… Zaffaroni, Alagia y Slokar, sostienen que: “...El resultado constituye una limitación dentro de la tipicidad
culposa...” “...Desde el punto de vista de la conflictividad social, no pueden equiparse las situaciones de quien
viola el deber de cuidado sin producir ningún resultado y de quien lo hace como producción de múltiples
126
Poder Judicial de la Nación
muertes...” Asimismo, “...Con la afirmación de la causalidad y de la violación del deber de cuidado, no se está
aún en condiciones de afirmar la tipicidad culposa de la acción, porque restaría averiguar si el resultado está
determinado por la violación normativa, o sea, si media una conexión o nexo determinación entre la
antinormatividad y el resultado...” (op. citada, pág. 554/5)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Entonces, del párrafo anterior podemos apreciar que para completar el aspecto objetivo del tipo culposo se
requiere la producción del resultado así como su conexión normativa con la infracción del deber objetivo de
cuidado” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En el caso, coincidimos con la defensa en cuanto a que no se ha producido el resultado requerido por el tipo.
Pues de la causa no surge que la conducta investigada haya ocasionado un descarrilamiento o un accidente de los
previstos en el capítulo correspondiente a la figura penal analizada” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“… la suspensión del servicio se debió a la necesidad de asistir a Aloy y dar intervención a la policía, mas no al
hecho de que su conducta hubiese provocado un descarrilamiento o accidente en los términos típicos, es decir,
con compromiso de la seguridad común” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En este sentido, Soler entiende respecto de la figura en cuestión: “...que el hecho culposo, para ser punible
requiere no ya un daño cualquiera, sino la efectiva producción de un verdadero accidente con las características
de gran magnitud propias de los estragos...” (Soler, Sebastián, “Derecho Penal Argentino, Parte Especial”,
USO OFICIAL
Tomo IV, Editorial, Tea)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Asimismo, la doctrina agrega que: “...la norma del artículo 196 se encuentra dirigida a sancionar aquellos
comportamientos culposos que afecten o puedan afectar la seguridad de las personas o bienes indeterminados,
pero lo que debe resaltarse es que los escogidos por la prohibición son los que mayor afectación ocasionen o
puedan ocasionar al bien jurídico, tales como los descriptos en los tipos de los artículo 190, párrafo 2° y 191
inciso 2°...” (Baigún, D. y Zaffaroni, E., “Código Penal y normas complementarias, Análisis doctrinal y
jurisprudencia”, Tomo VIII, Editorial Hammurabi, 2009, pág. 761/2)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Cabe agregar que, en un caso semejante, la Cámara de Casación Penal dijo que, “...La figura culposa del
artículo 196 del Código Penal está relacionada con el peligro concreto de que se produzca un descarrilamiento,
naufragio, u otro accidente previsto en el capitulo 2° del título 7° del libro 2° del Código Penal, el tipo doloso
del artículo 194 del Código Penal atañe a una situación de peligro abstracto, de donde se deduce en principio
que ambas figuras no pueden relacionarse. Asimismo, para que se configure el accidente culposo del artículo
196 del Código de fondo, es menester el acaecimiento de un accidente, de la magnitud necesaria para crear
peligro común...” (CNCP, Sala I “Sak de Bulacio, Juana s/ recurso de casación”, Reg. 1058)” (Del voto de los
Dres. Freiler y Farah).
“En el caso citado en el párrafo anterior la Cámara Nacional de Casación Penal, trató la cuestión relativa al
alcance del término accidente, tal como se lo emplea en la figura culposa que nos ocupa. Luego de establecer,
mediante diversas citas doctrinarias, que la expresión alude a un evento con las características de gran magnitud
propias de un estrago, se concluyó que “(…) el choque entre el automóvil conducido por la encausada con la
formación ferroviaria, a raíz del cual uno de los vagones sufrió roturas y estuvo demorado, según la sentencia,
quince minutos, resulta atípico pues no se adecua al delito previsto en el artículo 196 del código de fondo
(…)”(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En sentido similar se expidió recientemente esta Sala (CN° 43.023 “Romero, Natalia s/ interrupción de las
comunicaciones”, Reg N° 380, Rta 27/4/10) en donde se sostuvo que la conducta que se investigaba era atípica
debido a que el único resultado que había ocasionado era la interrupción de la marcha del tren durante
aproximadamente diez minutos, y que ello no podía considerarse accidente en los términos del artículo 196 del
CP” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Si bien coincido con mis colegas preopinantes en cuanto a la solución que corresponde dar al caso traído a
nuestro conocimiento, he arribado a ella a través de una línea argumentativa diferente” (Del voto del Dr.
Ballestero).
127
“La detención de una formación ferroviaria, a consecuencia de haber atropellado a quien se disponía a cruzar las
vías del tren por un lugar no habilitado constituye un hecho que, entiendo, no puede ser catalogado dentro de las
previsiones del art. 196 del Código Penal. Pero es esa una imposibilidad que, a diferencia de los votos que me
anteceden, no entiendo que surja de la entidad del resultado producido sino del riesgo que dicha actividad
conlleva” (Del voto del Dr. Ballestero).
“En primer término, y tal como he referido en anteriores pronunciamientos, pese a que la acción imprudente que
el art. 196 C.P. establece sólo adquiera adecuación típica cuando con ella se ha producido un descarrilamiento o
cualquier otro accidente en la marcha de un tren, considero que el eje central del delito no debe hallarse en el
alcance de ese evento –que es condición objetiva para su aplicación-, sino en el riesgo que la conducta ha
importado para la seguridad de todos. Justamente, he aquí el bien que procura ser tutelado por la figura en
cuestión” (Del voto del Dr. Ballestero).
“En este sentido, si la base punitiva de la norma radica en la generación de un peligro capaz de alcanzar bienes
indeterminados, su adecuación en el presente caso debe de establecerse en la entidad del riesgo generado por
quien pretendió cruzar las vías férreas fuera del lugar permitido para ello y no en la lesión que pueda irrogar la
detención de un tren por escasos minutos” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Así, aunque bajo una dogmática causalista se consideró que sólo una lesión de magnitud importaba el peligro
contenido por la ley, no es tal parámetro el que debiera aplicarse en un esquema que, ya superador de aquél, se
satisface hoy con la atribución imputativa de un daño a una acción generadora de un riesgo que, capaz de
producirlo, no es permitido (cfr. mi voto en causa Nº 43.023, “Romero Natalia s/interrupción de las
comunicaciones”, Reg. Nº 380, y sus citas)” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Ahora bien, y pese a que Ramón Aloy infringió una norma de cuidado al intentar cruzar las vías del tren por un
sitio no habilitado a tal fin, antes de que dicha conducta pueda entenderse en los términos del art. 196 del Código
Penal, debe considerarse también si la prohibición de esa actividad halla fundamento en el peligro que ésta crea
respecto del resultado que la norma busca evitar. Y ello en tanto, como se ha sostenido, “la determinación de la
‘imputación objetiva’, (…) no [puede] depender (sólo) de un determinado porcentaje de riesgo, por encima del
riesgo [permitido], sino a la clase de actividad riesgosa” (SANCINETTI, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de
acción, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1991, p. 206)” (Del voto del Dr. Ballestero).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
14.9.2010
“Aloy”
Causa 44.144
DERECHOS
Reg. 897
DEL
NIÑO.
GARANTÍAS
J. 11 - S. 21
CONSTITUCIONALES.
ALCANCES.
DENUNCIA.
PROHIBICIÓN DE DENUNCIA. ARTS. 178 Y 242 CPPN. ALCANCES.
“… la Convención sobre los Derechos del Niño consagra su derecho a la identidad (arts. 7 y 8) e impone el deber
de protegerlo contra toda forma de abuso físico o mental (art. 19). Por otra parte, obliga a los Estados Parte a dar
efectividad a todos los derechos reconocidos por el tratado (art. 4); y más específicamente, a los tribunales a
atender el interés superior del niño en todas las medidas que los conciernan (art. 3.1), ofreciéndole la
oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial que lo afecte (art. 12.2)”.
“Estas reglas particulares para las víctimas menores de edad realizan el principio de protección especial a la niñez
establecido por el amplio corpus juris de protección de derechos humanos de la niñez integrado por la propia
Convención de Derechos del Niño y otras normas de derechos humanos universales y regionales construido a
partir de la idea de que los niños son considerados en todo el mundo como las personas más vulnerables de sufrir
violaciones a sus derechos humanos, razón que justifica una protección específica y más intensa de esos derechos
(en ese sentido, ver de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Villagrán Morales”, sentencia del
19/11/99; y OC n° 17 “Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño”, del 28/8/02; ambas citadas en Res.
PGN n° 8/09 del 24/2/09). Al respecto, cabe recordar que los tribunales locales tienen el deber de adoptar las
medidas necesarias para evitar que el Estado incurra en responsabilidad internacional por incumplimiento de un
128
Poder Judicial de la Nación
tratado (ver de esta Sala, causa n° 22.821 “L.;Y.A.”, reg. n° 24.676 del 28/12/05, con cita de CSJN, Fallos
318:514 y causa E.224.XXXIX. “Espósito”, 23/12/04, voto del Dr. Antonio Boggiano)”.
“El legislador nacional ha hecho eco de estas reglas. Ello puede extraerse con facilidad de la letra de la ley
26.061, cuya finalidad es la protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes”.
“Esas disposiciones aportan claras pautas hermenéuticas, dirimente para definir este debate. Cabe entonces
concluir, en base a aquellas, que las previsiones de los artículos 178 y 242 del Código Procesal Penal de la
Nación -que tienden a proteger valores sin dudas legítimos como la integridad y cohesión de los vínculos
familiares (ver de esta Sala, causa n° 12.120 “Lavaysse”, reg. n° 13.074 del 30/4/96)-, ceden frente al supuesto
del caso, donde debe darse preeminencia al interés superior del niño y a su derecho a ser oído, en consonancia
con lo exigido por normas con jerarquía constitucional y de rango inferior sancionadas por el legislador
nacional”.
“Ello es así, pues no puede observarse inconsecuencia entre las regulaciones en juego, toda vez que las leyes
deben interpretarse en forma conjunta y teniendo en cuenta la totalidad del ordenamiento jurídico, siempre
evitando otorgarles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones destruyendo las unas por las otras, y
adoptando como verdadero el sentido que las concilie y deje a todas con valor y efecto (CSJN, Fallos: 301:461;
315:38, entre muchos otros)”.
USO OFICIAL
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
2.9.2010
“L.R.”
Causa 29.269
Reg. 31.862
J. 8 - S. 15
DESOBEDIENCIA. ART. 239 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“…no todo incumplimiento de una orden judicial trae aparejada la comisión del delito de desobediencia, pues
“…el concepto de orden incluida en la figura del artículo 239… no comprende aquellas referidas a intereses
personales de partes, es decir que resultan ajenas a tal significación las obligaciones de carácter personal con
repercusiones de estricto derecho civil…” (ver causa n° 19.779 “Partamian”, reg. n° 20.914 del 18/3/03 y sus
citas)”.
“En ese mismo sentido se señaló que, “no incurre en… este delito…quien incumple órdenes relativas a intereses
personales de índole patrimonial, puesto que el acatamiento que la ley penal impone es el de las normas dadas
por la autoridad en función de tales, pero con repercusiones administrativas, no el de las que constituyan
obligaciones de carácter personal con repercusiones de estricto derecho civil. Además, se ha sostenido que el
incumplimiento de esos intereses personales debe perseguirse por los medios específicamente previstos por la ley
al efecto, dado que de otro modo vendría a sancionarse penalmente el mero incumplimiento de un pago”
(Código Penal de la Nación, Comentado y Anotado, D´Alessio, 2° Edición, Tomo II, pág. 1185; y de la CSJN,
Fallos 306:1570; 313:824; 315:1693)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
9.9.2010
“Bernstein”
Causa 28.352
Reg. 31.887
J. 11 - S. 21
DETENCIÓN. REQUISA. PROCEDIMIENTO POLICIAL. REQUISA PERSONAL. REQUISITOS PARA
SU PROCEDENCIA. ARTS. 230 Y 184 CPPN. NULIDAD. PROCEDENCIA.
“… lleva dicho este Tribunal que no existiendo determinadas y concretas circunstancias alegadas por los
preventores para justificar su proceder, o siendo ellas manifestaciones inconducentes, resulta esta la etapa
oportuna para decidir cuestiones de la naturaleza de la planteada (ver causa nº 12.842 “Donda”, reg. nº 13.856 del
26/12/96 y sus citas)”.
“A juicio de los suscriptos, el relato obrante a fs. 1/2 que documenta el accionar policial que culminó con la
detención Báez Rodríguez demuestra que no existió acción externa alguna por parte del imputado de la que se
desprenda que el personal policial interviniente haya tenido motivo alguno para proceder a requisarlo en virtud de
129
la existencia de una sospecha válida de que ocultaba en su cuerpo cosas relacionadas con un delito, por lo cual la
situación carece de encuadre dentro de la ley procesal vigente (artículos 230 y 184 inciso 5° del Código Procesal
Penal de la Nación)”.
“En tal sentido el Tribunal ha sostenido que, teniendo en cuenta la importancia y jerarquía de las libertades
individuales en juego, resulta contundente que la decisión de detener y requisar a una persona no queda sujeta a la
absoluta discrecionalidad policial, sino que deben mediar ciertas circunstancias que habiliten tal proceder (ver
causa nº 17.929 “Bliksy”, reg. nº 18.904 del 21/08/01 y sus citas)”.
“La situación así planteada impone que se declare la nulidad de lo actuado desde fs. 1/2, alcanzando a todos los
actos posteriores que fueron su consecuencia necesaria, tales como el estudio pericial de fs. 34/38, la declaración
de indagatoria de fs. 148/149 y el auto de procesamiento de fs. 157/160, todas del ppal”.
“Ello, así por cuanto, tal como ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la regla es la exclusión de
cualquier medio probatorio obtenido por vías ilegítimas (Fallos 308:733), y que si -como sucede en el presenteen el proceso existe un sólo cauce de investigación y este estuvo viciado de ilegalidad, tal circunstancia
contamina de nulidad a todas las pruebas que se hubieran originado a partir de aquél (Fallos 317:1985)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
16.9.2010
“Báez Rodríguez”
Causa 29.349
Reg. 31.908
J. 10 - S. 19
ELEVACIÓN A JUICIO. AUTO QUE LO DISPONE. RECURSO DE APELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
DEFENSA EN JUICIO. AUSENCIA DE VULNERACIÓN. DOBLE INSTANCIA. DOBLE CONFORME.
ALCANCES.
“…conforme lo establecido por el artículo 352 primera parte del Código Procesal Penal de la Nación, la
apelación se encuentra explícitamente excluida respecto del auto de elevación a juicio, aún cuando medie
oposición de la defensa formulada en los términos del art. 349 del mismo cuerpo legal”.
“… la inapelabilidad del auto de elevación a juicio no afecta derechos de la defensa, que no sólo han sido
ejercidos durante la instrucción (ver causa n° 28.474 “Olivera s/excarcelación”, rta. 26.11.09, reg. n° 30.720; de
la Sala II de la C.N.C.P. causa n° 12.017 “Olivera, Víctor Roberto s/recurso de casación”, rta. 17.3.10, reg. nro.
16.111; de esta Alzada causa n° 28.474 “Olivera V. R. s/ excarcelación -nuevo pronunciamiento-”, rta. 15.4.10,
registro n° 31.302 y 28.474 “Olivera s/excarcelación -casación-“, rta. 11.5.10, reg. n° 31.398), sino que podrán
realizarse con mayor amplitud en la etapa de debate”.
“Así y en relación a la alegada vulneración de su derecho de defensa en juicio amparado por el art. 18 de la Carta
Magna, corresponde señalar que según ha precisado la Corte Suprema de Justicia de la Nación, debe entenderse
por procedimiento judicial, a los efectos que esa norma exige, la observancia de las formas sustanciales del juicio
relativas a acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces naturales (Fallos: 125:10; 127:36;
189:34; 308:15577, entre otros)”.
“En este sentido, se puede concluir que esos extremos no han sido conculcados en el marco de este proceso dado
que el imputado conoce los hechos que se le atribuyen y ha podido defenderse de ellos al momento de prestar su
declaración, como así también su asistencia letrada cuestionarlos a través de la contestación de los requerimientos
de elevación a juicio (en este sentido, ver fs. 64.396/64.442 de los autos principales), oportunidad en la que se
discutió el mérito de sus acusaciones por medio de las excepciones y pedido de sobreseimiento allí formulados
(en similar línea, v. c. n° 27.156 “Rolón y otro s/inconstitucionalidad art. 352”, rta. 10.11.08, reg. n° 29.148)”.
“Más aún; debe recordarse que este Tribunal ha expresado que si bien la garantía del doble conforme tiene como
finalidad garantizar la doble instancia para los supuestos de sentencias definitivas conforme los tratados de
derechos humanos incorporados a la ley fundamental, lo cierto es que se ha admitido la extensión de esta revisión
a los supuestos de sentencias equiparables a definitivas cuando pueda alegarse un perjuicio irreparable en cabeza
del recurrente (v. causa n° 26.238, rta. 3.3.08, reg. n° 28.120), puesto que este extremo encuentra sustento en que
130
Poder Judicial de la Nación
determinados actos procesales revisten una naturaleza tal que los equipara con aquéllas sentencias ante la
irreversible afectación que pueden causar”.
“Sin embargo, tal situación no se verifica en el caso bajo examen en el que se trata de una decisión que establece
que una causa pase a la siguiente etapa procesal. Así lo ha entendido la C.S.J.N. al negar tal equiparación a
aquéllas disposiciones que sólo implican la obligación de seguir sometido a proceso criminal, pues no le ponen
fin ni impiden su continuación, ni ocasionan un agravio de imposible o insuficiente reparación ulterior (v. Fallos
274:440; 295:405; 311:1781; 312:575; 320:212 y 2531; 310:1486), aserto al que también arribara la Sala II de la
C.N.C.P. (v. c. n° 9641, rta. 14.8.08, reg. n° 13.088), la Sala IV de la C.C.C. (c. n° 34.242 “Rodríguez Justo,
Reinaldo s/casación”, rta. 19.5.08) y este Tribunal al pronunciarse en las causas n° 26.238 y 27.156 ya citadas”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
8.9.2010
“Olivera”
Causa 29.404
Reg. 31.879
J. 12 - S. 23
ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO. ART. 268 CP. REQUISITOS TÍPICOS. NULIDAD. ART. 123 CPPN.
EXIGENCIA DE FUNDAMENTACIÓN DE LAS RESOLUCIONES.
“…el requerimiento de justificación ‘no constituye en realidad un elemento típico sino un requisito indispensable
USO OFICIAL
para la progresividad de la acción jurisdiccional…la reacción penal no es consecuencia de la falta de
justificación del incremento patrimonial luego de producido el requerimiento, pues este último sólo funciona
como requisito previo a la imposición de la sanción, dándole posibilidad al imputado de acredite el origen del
incremento evidenciado” (conf. causa 25.105 “Pou, Pedro s/ queja”, rta. el 12 de abril de 2007, reg. nº 26.647; y
en igual sentido de esta Sala II: causa 20.428 “Coletti”, rta. el 4/5/04, reg. nº 22.385 y causa 23.251 “Baeza
González”, rta. el 4/5/06, reg. nº 25.055)”.
“…el auto recurrido contiene una fundamentación tan sólo aparente, que contraría lo dispuesto en los artículos
308 y 123 del Código Procesal Penal de la Nación, cuyo vicio no puede ser salvado en esta instancia por lo que
habrá de decretarse su nulidad”.
“Este Tribunal ha sostenido en reiteradas oportunidades que: “La declaración de nulidad de algún acto puede ser
decretada de oficio, en cualquier instancia, cuando se comprueban omisiones, violaciones o defectos que
comprometan el orden público” (conf. Sala II, causa n°12.454, caratulada “Núñez González”, resuelta el 11 de
octubre de 2006, reg. n°13.602)”.
“En esa dirección cabe señalar que, conforme se desprende de los considerandos de la resolución apelada, los
fundamentos desarrollados por el señor Juez de Grado no se tradujeron en una “clara, precisa y circunstanciada”
determinación de los hechos en función de la prueba recogida, en consonancia con las exigencias de la normativa
procesal. Por lo cual la decisión atacada no resulta una derivación razonada del derecho vigente que permita
considerarlo como un acto jurisdiccional válido”.
“…del análisis del resolutorio no puede reconstruirse racional y legalmente el pensamiento del iudicante, y si de
ello resulta que no se puede recrear el juicio de valor que implica una resolución de mérito, el que
imperativamente debe canalizarse por los estándares legales que rigen la cuestión, la consecuencia de ello es la
declaración de nulidad del decisorio”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Farah
14.9.2010
“Pou”
Causa 29.047
Reg. 31.895
J. 5 - S. 10
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA CON FINES DE COMERCIALIZACIÓN. REQUISITOS TÍPICOS.
“…la cantidad de droga cuya tenencia se les enrostra al procesado, evaluada de manera conjunta con la forma en
que estaba acondicionada, la cantidad de dinero incautado y el contenido de las escuchas conforman el cuadro de
certeza que conlleva a afirmar, con el grado de probabilidad positiva requerido en esta etapa del proceso, la
131
concurrencia de la “ultraintención” de comercializar la sustancia estupefaciente exigida por el tipo penal en
cuestión (art. 5 inc. “c” de la ley 23.737)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
7.9.2010
“Sayegh”
Causa 29.452
Reg. 31.873
J. 1 - S. 2
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA CON FINES DE COMERCIALIZACIÓN. REQUISITOS TÍPICOS.
“… si bien la cantidad de droga secuestrada, como dato cuantitativo, no puede ser considerado excluyente y
revelador de la intención de comercialización por parte del tenedor (CNCP, Sala IV, causa “Betanzo, Ricardo
Gabriel s/recurso de casación”, Reg. 7280.4), lo cierto es que en el sub lite la droga secuestrada, por su cantidad
y pureza, se erige como un parámetro valorativo de suma relevancia al momento de evaluar la ultraintención de
quien detentó su tenencia (ver constancias de fs. 436/7 y 560/6 del principal)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
7.9.2010
“Corbalán”
Causa 44.624
Reg. 851
J. 12 - S. 24
IMPUTADO. MOMENTO PROCESAL EN QUE UNA PERSONA PUEDE CONVERTIRSE EN IMPUTADO
EN UNA CAUSA PENAL. DEFENSA EN JUICIO.
“… la condición de imputado de una persona, y con ello la adquisición de los derechos como tal, “ (…) puede
anticiparse al resultar señalado como partícipe de un hecho delictuoso a través de cualquiera de los actos
procesales cumplidos durante la etapa instructoria (…)” (D’Albora, Francisco J. “Código Procesal Penal de la
Nación”, comentario al art. 72, editorial Abeledo-Perrot, 4ta. Edición, Buenos Aires, año 1999, pág. 163)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
28.9.2010
“Hazarabedián”
Causa 44.462
Reg. 957
J. 1 - S. 2
JUEZ. DIRECCIÓN DEL PROCESO. NEGATIVA DE REALIZAR MEDIDAS DE PRUEBA PROPUESTAS
POR LAS PARTES. ART. 199 CPPN. RECURSO DE APELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
“…es importante recordar que si bien el Código Procesal Penal de la Nación reconoce a las partes distintas
oportunidades para proponer diligencias probatorias, en definitiva es al juez al que confía la decisión acerca de su
efectiva producción en la medida en que resulten conducentes. Este es criterio que la misma Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha sostenido al afirmar que “la pertinencia de la prueba, calificándola como necesaria a los
fines de la investigación, incumbe sólo al juez” (CSJN, Fallos 247:214) (conf. causa n° 44171 “Comparatore, L.
s/recurso de queja”, reg. n° 400 del 4/05/10)”.
“Este Tribunal y la Corte Suprema de Justicia de la Nación han dicho en reiteradas oportunidades que todo lo
relativo a diligencias probatorias queda incluido dentro de las facultades discrecionales del juez, en virtud de lo
normado por el ordenamiento ritual (conf. causa n° 25.181, “Soria, H”, reg. n° 748 del 4/11/93, entre otros, y
Fallos: 247:214, respectivamente). Ello se reafirma en el caso, sobre todo frente a la inexistencia de un perjuicio
concreto y actual en atención a que el órgano acusador cuenta con facultades pesquisitivas propias para practicar
las averiguaciones que reclama (conf. art. 26 de la ley 24946)”.
“En esta dirección, debe señalarse que al interés que la parte que recurre debe tener para que se revise la decisión
con la que discrepa, debe agregarse, la existencia de un perjuicio efectivo (ver “Régimen general de los recursos
en el Código Procesal Penal de la Nación” de Fabricio Guariglia en “Los recurso en el procedimiento penal”,
compiladores Julio Maier, Alberto Bovino y Fernando Díaz Canton; pág. 3, Ed. Editores del Puerto, Bs. As., año
2004). De este modo, se puede afirmar que el agravio se encuentra compuesto por el interés y el perjuicio (ver
“Reposición y Apelación” de Adrián Berdichevsky en ob. cit. , pág. 124), y este último es justamente el que en el
caso no se vislumbra”.
132
Poder Judicial de la Nación
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
7.9.2010
“Miceli”
Causa 44.420
Reg. 864
J. 3 - S. 6
LEY. 25.891. ART. 12. ADULTERACIÓN DEL NÚMERO DE IMEI. REQUISITOS TÍPICOS.
“Esta Sala ha dicho que: “...el hecho de que una persona posea un teléfono celular bajo condiciones irregulares,
no configura ´per se´ el tipo penal en cuestión. Por el contrario, su estructura contiene otros elementos, sin cuya
acreditación, la norma permanece estática...” (vid causa n° 43.764 “González, Pablo”, reg. 370/10, rta. 27/4/10).
En el caso de autos sólo se ha comprobado la tenencia de dos celulares adulterados por parte de la endilgada y el
hecho de que, cuanto menos eventualmente, los habría utilizado. No obstante, estos datos nada dicen acerca de su
procedencia ni del conocimiento por parte de la imputada de que aquélla fuese ilegítima.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
21.9.2010
“Segura de Loyola”
Causa 44.534
Reg. 931
J. 9 - S. 18
NULIDAD. ART. 123 CPPN. EXIGENCIA DE FUNDAMENTACIÓN DE LAS RESOLUCIONES.
USO OFICIAL
“… no se manifiestan en el auto en crisis las premisas del silogismo que conducen al magistrado a adoptar la
decisión de procesar a Sozzo, lo que impide una comprobación lógica para controlar a la luz de la razón el acierto
de tal conclusión (ver Navarro, Guillermo y Daray, Roberto, “Código Procesal Penal de la Nación”, ed.
Hammurabi, Bs.As., 2004, tomo I, pág. 361)”.
“En virtud de ello, nos encontramos ante una resolución en la cual se hizo referencia a los hechos imputados y al
carácter falsario de los documentos presentados, sin un razonamiento fundado que vincule detalladamente los
elementos incorporados con las conclusiones a las que arriba, acercándose más al sistema probatorio de las
íntimas convicciones que al régimen de la sana crítica racional, contemplado en nuestro ordenamiento procesal”.
“El análisis efectuado impide reconocerle validez al pronunciamiento y, en consecuencia, conduce a fulminar ese
decisorio mediante la declaración de su nulidad, pues un resolutorio que como el examinado no consigna
fundamentos que satisfagan los requisitos exigidos por el artículo 123 del Código Procesal Penal de la Nación, se
aleja de los estándares que exige que las resoluciones judiciales constituyan una derivación razonada del derecho
vigente, con particular referencia a las circunstancias comprobadas en la causa (conf. CSJN, Fallos 238:550;
244:521 y 523; 249:275; 250:152; 256:101; 261:263; 268:263; 269:343 y 348; 285:279; 296:765; 302:1405;
304:638, entre otros) (ver de esta Sala, causas n° 37.818, “Blanco, Juan A.”, reg. n° 246, rta. el 29/03/06 y
42.409 “Malena, Ricardo”, reg. n° 374, rta. el 30/4/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
16.9.2010
“Sozzo”
Causa 43.738
Reg. 918
J. 11 - S. 22
NULIDAD. FALTA DE FUNDAMENTACIÓN. ART. 123 CPPN. PROCEDENCIA. VÍCTIMA. VÍCTIMA
DEL DELITO. DERECHOS. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. QUERELLA. DERECHO DE
ACCESO A LA JUSTICIA.
“El decisorio recurrido reposa en una fundamentación tan solo aparente que determina su invalidez como acto
jurisdiccional (CSJN Fallos 320:2937 y 325:2044, entre otros), ello así por cuanto la intervención en autos de los
pretensos querellantes descarta que el juez esté actuando de oficio ante la falta de impulso de la acción penal por
parte del Ministerio Público (ver de esta Sala causa n° 23.602, “Aerolíneas Argentinas s/ desestimación de
denuncia”, rta. el 19/04/06, reg. n° 24.992 y sus citas).
En este sentido, cabe destacar que obran en el
expediente pedidos de ser tenido como parte querellante, previos a la fecha de la resolución impugnada y que
fueron resueltos, accediendo a la solicitud, con posterioridad al citado decisorio (ver fs.78/82 vta. y fs.147)”.
133
“Lejos de encontrarnos ante una mera cuestión procesal, se vinculan directamente a ella derechos y garantías
personales que tienen su protección en la Constitución Nacional ante el Poder Judicial, de los que no pueden ser
privados los lesionados por el delito mediante la atribución exclusiva al Ministerio Público del derecho de acusar,
pues esto implicaría cercenar una garantía sin ningún motivo jurídico ni político que lo justifique (Cafferatta
Nores, “La protección penal de la víctima del delito en la normativa supranacional de Derechos Humanos”, en
“Derechos Humanos, legalidad y jurisdicción supranacional”, Juan Carlos Vega director, ed. Mediterránea,
Córdoba, 2006, págs. 95/108, con cita de Rafael Bielsa)”.
“Esta postura, que ostenta máxima entidad cuando se trata de crímenes de lesa humanidad, encuentra su
fundamento en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos con jerarquía constitucional que consagran el
derecho a la tutela judicial efectiva (ver art. 25, inciso 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
de jerarquía constitucional según lo normado en el art.75, inciso 22 de la Constitución Nacional) y en las
opiniones relativas a este tema de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyos pronunciamientos
constituyen una guía en la interpretación de las normas de los referidos pactos (conforme CSJN, “Ekmekdjian”,
Fallos 315:1492, “Giroldi”, Fallos 318:314 y “Bramajo”, Fallos 319:1840). Estos informes señalan la obligación
del Estado de “…adoptar las medidas necesarias para facilitar el acceso de las víctimas a recursos adecuados y
efectivos tanto para denunciar la comisión de estos crímenes como para lograr la reparación del daño sufrido”
(ver CIDH, informe 34/96, caso 11.228 e informe 5/96, caso 10.970)”.
“… la doctrina señala que el acceso a la justicia existe respecto del querellante desde el momento que tiene a su
disposición los órganos estatales encargados de la persecución penal y puede ante ellos exponer su pretensión
formulando la denuncia o querella y obtener una respuesta razonada (ver Palacios, Juan Carlos, “Es la querella
un medio legítimo de inicio por un delito de acción pública? A propósito de dos decisiones contradictorias”,
Revista de Derecho Procesal Penal, dirección Edgardo Donna, “La actividad procesal del Ministerio Público
Fiscal- I”, ed. Rubinzal –Culzoni, Santa Fe, 2007, págs. 523/84)”.
“En efecto, la tutela judicial efectiva tiene como contenido básico el de obtener de los órganos judiciales una
respuesta seria, plena, y cabalmente motivada a las pretensiones, y no manifiestamente arbitraria ni irrazonable
(ver Solimine, Marcelo, obra citada, con cita de Augusto Morello)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
3.9.2010
“NN S/Desestimación”
Causa 29.275
Reg. 31.866
NULIDAD.
IMPROCEDENCIA.
DEBIDO
PROCESO.
J. 1 - S. 1
PERSECUCIÓN PENAL OFICIOSA.
NE
PROCEDAT IUDEX EX OFFICIO. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. IMPULSO DEL PROCESO PENAL.
“En primer lugar, debe hacerse notar que el fiscal del caso presentó su requerimiento de instrucción en la
oportunidad prevista por los arts. 180 y 188 del C.P.P.N., identificando suficientemente -de conformidad con el
precario grado de conocimiento que caracteriza a ese momento inicial del proceso- tanto a los hechos objeto del
legajo como al imputado por su supuesta comisión (fs. 46/7 del ppal.)”.
“Desde entonces, el acusador público fue sucesivamente notificado del curso que se otorgó a la pesquisa -que el a
quo mantuvo bajo su dirección-. En tales momentos tomó conocimiento de las medidas ordenadas, incluso de
aquellas mencionadas por el impugnante en su planteo (ver fs. 162, 169, 240, 462/3, 597/601, 691/vta., 693/5,
701/3, 707/vta., 748/9, 931, 1042/44, 1100/1, 1103/4, 1198/9, 1330, 1358 y 1445 del ppal., entre otras)”.
“Las constancias de la causa revelan que, en dichas ocasiones, el fiscal avaló la orientación otorgada a la
instrucción -enfocada en ciertas derivaciones de los eventos inicialmente señalados en su requerimiento-, sin
objetar ninguna de las diligencias y actos producidos. Eso es suficiente para descartar el agravio de la defensa
sobre el punto, pues se advierte una actividad persecutoria por parte de la fiscalía, siendo que ésta ha tenido
noticias de lo actuado desde su inicio, contando con la posibilidad de manifestar su oposición al progreso
causídico, o de convalidarlo expresa o tácitamente. No hay, en este contexto, infracción al principio ne procedat
iudex ex officio (conf. de esta Sala, causa n° 26.154 “Patti”, reg. n° 28.264 del 7/4/08; causa n° 25.079 “Lucero”,
134
Poder Judicial de la Nación
reg. n° 26.848 del 24/5/07; causa n° 24.753 “Paesa Sánchez”, reg. n° 26.487 del 6/3/07; causa n° 24.545
“Magallanes”, reg. n° 25.987 del 9/11/06; causa n° 22.470 “Herrera”, reg. n° 23.856 del 28/6/05; causa n° 21.754
“Turek”, reg. n° 24.962 del 7/10/04 y causa n° 13.958 “Agostino”, reg. n° 15.686 del 13/8/98, entre otras)”.
“Queda claro entonces: a) que el fiscal presentó su requerimiento de instrucción en el momento oportuno,
impulsando la acción; b) que -como expresamente menciona a fs. 8 del incidente- tomó conocimiento de todas las
medidas y actos ordenados por el director del proceso a consecuencia de ello; y c) que avaló la dirección que
tomó la pesquisa, avanzando -en base a las pruebas que se fueron colectando- sobre determinados aspectos de los
sucesos por los que esa parte instó el inicio de la etapa preparatoria”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
6.9.2010
“Moyano”
Causa 29.354
Reg. 31.870
J. 11 - S. 21
NULIDAD. INVÁLIDA INTEGRACIÓN DEL TRIBUNAL DE ALZADA POR ESTA COMPUESTO SÓLO
POR DOS MAGISTRADOS. IMPROCEDENCIA.
“Debe descartarse el planteo invalidante vinculado con la integración de este Tribunal, sobre la base de que el
artículo aludido por el Fiscal General [109 del reglamento para la Justicia Nacional] prevé como alternativa, ante
USO OFICIAL
supuestos de carácter excepcional frente a lo dispuesto por el artículo 20 de la ley 24.050, que una resolución
pueda ser dictada válidamente con el voto concordante de aquellos miembros que constituyan la mayoría absoluta
de la sala, verbigracia dos magistrados (en este sentido, ver causa n° 32.861 “López Fader, Rafael s/nulidad y
rec. extraordinario”, rta. el 16/06/05, reg. n° 611 y c. n° 41.665, “De la Rúa, Fernando s/ reposición”, rta.
19/5/08, reg. n° 533)”.
“Lo expuesto resulta acorde con lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto a que “La
circunstancia… de no haberse dispuesto la integración del tribunal con un tercer magistrado, que en el
hipotético caso de que como producto de la deliberación de los miembros de la Sala surgieran opiniones
encontradas definiría el asunto en el debate, resulta hoy… un agravio meramente conjetural y carente de
proyección…” (Fallos 273:63; 307:673, 1691)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler
30.9.2010
“Montanaro”
Causa 44.345
Reg. 982
J. 1 - S. 2
NULIDAD. REQUERIMIENTO DE ELEVACIÓN A JUICIO. PRESENTACIÓN FUERA DEL TÉRMINO
LEGAL. IMPROCEDENCIA. PLAZOS PROCESALES. PLAZO RAZONABLE. CARÁCTER. ALCANCES.
MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. ACTUACIÓN IMPRESCINDIBLE DENTRO DEL PROCESO PENAL.
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. SECUELA DE JUICIO. ALCANCES. DISIDENCIA.
“… en lo que respecta al término estipulado por el ordenamiento procesal, este Tribunal comparte lo sostenido
por la doctrina, en cuanto a que: “…Para el Ministerio Público Fiscal, el término será siempre ordenatorio pues
no puede prescindirse su opinión. De allí la eficacia de la requisitoria presentada fuera de término…”.
(Navarro, Guillermo Rafael – Daray, Roberto Raúl, Código Procesal Penal de la Nación, Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Editorial Hammurabi, Bs. As. 2004, Tomo 2, pág. 944). En esta dirección, se advierte que la
importancia del acto cuya formulación se le encomienda impide que la tardanza en su cumplimiento genere la
sanción que la defensa reclama (conf. de la Sala I de este Tribunal causa n° 43.951 “Portes Jiménez” reg. n° 55
del 15/2/2010, causa n° 44.028 “Tenorio” reg. n° 421 del 6/5/2010 y sus citas)” (Del voto de los Dres. Cattani e
Irurzun).
“… tanto en la actual redacción del artículo 67 del Código Penal, como en la anterior a la sanción de la ley
25.990, el llamado a prestar declaración indagatoria y el requerimiento de elevación a juicio revestían -y revistenel carácter interruptivo que la parte recurrente pretende negarle” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
135
“En efecto, en lo que respecta a la ley 23.077, esta Alzada ha sostenido reiteradamente que el término secuela de
juicio comprende sólo aquellos actos de mayor trascendencia que los normales del proceso, que permitan apreciar
un avance cuantitativo en la adquisición del conocimiento de los hechos y que además demuestren de manera
inequívoca la voluntad persecutoria estatal, habiéndose asignado dicha calidad al llamado a indagatoria, a la
orden de captura, al auto de procesamiento y al requerimiento de elevación a juicio (Conf. causa n° 15.689
“Figueroa”, reg. n° 16.790, rta. el 2/09/99; causa n° 15.648 “Navarro”, reg. n° 17.148, rta. el 23/12/99; causa n°
18.323 “Viaña”, reg. n° 19.419, rta. el 8/02/02)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido oportunidad de pronunciarse acerca de la cuestión de que
se trata (Fallos: 332:360, votos de los jueces Fayt y Bossert, 327:327 y más recientemente en S. 1205. XLII.
“Santander” del 28/10/2008), ocasión en la que sostuvo que la propia naturaleza de la garantía de ser juzgado en
un plazo razonable impide determinar con precisión a partir de qué momento o bajo qué circunstancias
comenzaría a lesionarse, pues la duración razonable de un proceso depende en gran medida de diversas
circunstancias propias de cada caso, por lo que el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas no puede
traducirse en un número de días, meses o años. No obstante, la Corte identificó entonces, de acuerdo con la
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, algunos criterios con que debe ser apreciada la
duración del proceso: la complejidad del caso, la conducta del imputado y la manera en que el asunto fue llevado
por las autoridades administrativas y judiciales (sentencias en el caso “König” del 28 de junio de 1978 y del caso
“Neumeister” del 27 de junio de 1968, publicadas en “Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Jurisprudencia
1950-1983”, B.J.C., Madrid, págs. 450/466, párrafo 99, y 68/87, párrafo 20, respectivamente; en el mismo
sentido, más recientemente “Calleja v. Malta”, del 7 de abril de 2005, párrafo 123)” (Del voto de los Dres.
Cattani e Irurzun).
“Para decidir sobre la cuestión traída a estudio y atento a los agravios esgrimidos por el apelante, es menester
efectuar una distinción entre el instituto de la prescripción y el derecho constitucional a ser juzgado en un plazo
razonable” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“La prescripción, como se sabe, va más allá del interés de quien se beneficia por su aplicación y compromete, por
sobre el de él, al de la sociedad. Por esta razón, no es disponible, es de orden público y opera de pleno derecho,
pues “es la continuación innecesaria e injustificada de un juicio lo que conmueve el orden público y lo que
autoriza a que la extinción de la acción sea declarada con la simple comprobación de que ella se ha producido”
(cfr. voto de Enrique Santiago Petracchi en c. 459. XXXVIII “Caballero, Jorge Alberto y otros…”, rta. 8/11/05)”
(Del voto en disidencia del Dr. Farah).
Por su parte, la garantía a ser juzgado en un plazo razonable, es decir, a obtener un pronunciamiento judicial sin
dilaciones indebidas, ha sido incorporada a nuestra Carta Magna a partir de la reforma del año 1994, en virtud de
lo establecido en su artículo 75, inciso 22, donde se otorgó rango constitucional a los tratados internacionales Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 8.1; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
artículo 14, inciso 3 c)-, y ha sido aplicada tanto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Genie
Lacayo 29/1/97, Suárez Rosero 12/11/97, López Álvarez v.Honduras 1/2/06) como por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (Motta 19/2/91 y Ruiz Mateos 23/6/93), entre otros tribunales internacionales” (Del voto en
disidencia del Dr. Farah).
“Tal como lo he sostenido en la causa n° 43.457 “Alitisz”, resuelta el 15 de febrero de 2010, reg. n° 49 de la Sala
I -según mi voto-, “…la declaración de prescripción, en tanto vía de canalización del derecho aludido, puede
tener lugar con anterioridad al vencimiento de los plazos previstos por el código de fondo -art. 67 C.P.- si es que
se demuestra la violación del derecho a ser juzgado en un plazo razonable…” (CSJN I.159 XLIV “Ibáñez”, rta.
11/08/09, y B. 2277. XIL “Bobadilla”, rta. 24/11/09, entre otros)” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
15.9.2010
“Pozo de Oroza”
Causa 29.264
Reg. 31.904
136
J. 3 - S. 5
Poder Judicial de la Nación
PECULADO. ART. 261 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“…los suscriptos entienden que la maniobra que aquí se investiga se ajusta a un manejo fraudulento de los fondos
públicos destinados a la concreción de los citados proyectos, no encuadrándose el caso en la hipótesis de
“sustracción” que requiere la figura de peculado” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr.
Farah).
“En este sentido, el Tribunal ha sostenido que no se configura el tipo penal previsto en el art. 261 del C.P si “los
fondos no salieron de la esfera de custodia de los funcionarios públicos sino que fueron arbitrariamente
utilizados, supuesto que queda enmarcado en la administración fraudulenta” (causa nº 20.577 “Alsogaray” reg.
21.838 del 4/12/2003 y causa nº 24.759 “Giacomino” reg. 27.740, rta. 26/11/2007)” (Del voto de los Dres.
Cattani e Irurzun, al que adhirió el Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
21.9.2010
“Furlong”
Causa 29.120
Reg. 31.935
J. 3 - S. 6
PRUEBA. MEDIOS DE PRUEBA. SISTEMA PROBATORIO. NO TAXATIVIDAD. GRABACIONES
EFECTUADAS POR PARTICULARES. NULIDAD. NULIDAD PROBATORIA. IMPROCEDENCIA.
USO OFICIAL
DERECHO A LA INTIMIDAD. ALCANCES.
“…este Tribunal ha sostenido que “...es principio inconmovible del sistema probatorio vigente en el
ordenamiento procesal, el criterio de no taxatividad de los medios de pruebas, de modo que ‘el considerar
abierta a la enumeración que la ley hace de ellos implica que la presencia de algún medio probatorio que no
tenga regulación específica no obsta a su admisión si resulta pertinente para comprobar el objeto de prueba’...”
(conf. esta Sala en causa n° 13.928 “Cingolani”, rta. el 19/12/97, reg.n° 15.010; causa n° 15.106 “Pache”, rta. el
30/3/99, reg. n° 16.138, y causa n° 26.416 “Lynch”, rta. el 11/7/08, reg. n° 28.666, y sus citas)”.
“Por otra parte, ambas Salas de esta Cámara han compartido el criterio de que la grabación de una comunicación
por parte de uno de los interlocutores, para el caso de particulares, se trata “sencillamente” de la documentación
de un hecho acaecido que no invade la esfera de prohibiciones probatorias (conf. Sala I en causa n° 30.468
“Raña”, rta. el 20/4/99, reg.n° 255; y esta Sala en causa n° 13.928 “Cingolani”, ya citada)”.
“Así, la cuestión radica en que “...este modo de entender el alcance de la protección constitucional de la
intimidad reposa en la premisa de que el riesgo tomado a cargo por un individuo que voluntariamente propone a
otro la comisión de un delito o que voluntariamente permite a otro tomar conocimiento de tal propuesta o hechos
que son relevantes para la prueba de un delito ya cometido, incluye el riesgo de que la oferta o los hechos
puedan ser reproducidos ante los tribunales por quien de esta forma, tomó conocimiento de ellos” (conf. esta
Sala en causa n° 26.700 “Bark”, rta. el 24/10/08, reg.n° 29.103 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
8.9.2010
“Brito”
Causa 29.374
Reg. 31.881
J. 5 - S. 9
QUERELLA. LEGITIMACIÍON ACTIVA. REQUISITOS. CRITERIO AMPLIO.
“…desde hace tiempo esta Sala viene sosteniendo un criterio amplio en materia de legitimación para asumir el
rol de querellante (ver causa n° 13.836, “Incidente de apelación de Cúneo Libarona”, del 21/11/1997, reg. n°
14.919; causa n° 17.768, “Simón s/ procesamiento”, del 19/11/2001, reg. n° 19.193; causa n° 17.889, “Incidente
de apelación de Simón” del 9/11/2001, reg. n° 19.192; causa n° 18.377, “Del Cerro” del 27/2/2002, reg. n°
19.492; causa n° 22.776, “Rei, Víctor Enrique” del 3/8/2005, reg. n° 23985, causa n° 25.766 “Incidente de
excepción de falta de acción de Acosta, Jorge Eduardo”, del 2/11/07, reg. n° 27.626 -entre muchas otras-)”.
“Conforme a una exégesis integral de la norma y no aislada del párrafo tercero, cabe interpretar que inicialmente
-en el primer apartado- se sienta como principio general el derecho de la persona “particularmente ofendida” a
querellar y luego, en el tercer párrafo, se establece una disposición particular cuando se produce la muerte de la
137
víctima. Este último precepto hace alusión a personas que sin ser sujetos pasivos del delito, -y estando unidos a
éste por una relación familiar o representativa- indudablemente resultan dañadas en forma grave por el hecho”.
“… ha sostenido la doctrina que “La fórmula “ofendido por el delito” no vedará el acceso al procedimiento
penal de aquellas personas o asociaciones que, sin poder verificar exactamente que son portadoras individuales
y únicas del interés o bien jurídico protegido por la norma supuestamente lesionada, puedan, según el objeto de
la asociación o según la naturaleza del bien jurídico concretamente vulnerado o puesto en peligro, demostrar, en
el caso concreto, que ellos sufren una disminución de sus derechos a raíz del delito investigado o les alcanza el
daño o el peligro ocasionado hipotéticamente por él” (Maier, Julio, “Derecho Procesal Penal” ed. del Puerto, Bs.
As., 2003, tomo II, pág.668/9)”.
“Cabe interpretar ampliamente aquellos textos legales que conceden una facultad o un derecho en el
procedimiento, entre ellos la facultad de querellar, conforme a criterios político-criminales actuales, con arreglo a
las nuevas concepciones ampliatorias del contenido primitivo de sus conceptos (Maier, Julio, obra y págs.
citadas). Por el contrario, una interpretación restrictiva -y no integrada- de la norma del art 82 del C.P.P.N., como
la que subyace en el auto apelado, conlleva el riesgo de no recepcionar las profundas reformas introducidas en la
Carta Magna en 1994 y a la vez, consolidar una visión desarticulada del sentido y alcance actual, pues el
legislador las ha dictado en otro contexto constitucional y en otra realidad sociológica (ver Solari, Néstor, “El
conviviente como querellante particular”, La Ley, tomo 2008-E, pag. 394/7)”.
“Al influjo de la reforma constitucional de 1994, que en su art 43 consagró la legitimación procesal de entidades
intermedias, y sobre todo la integración al mismo nivel que la Ley Fundamental, de diversos instrumentos
internacionales que contemplan los derechos de la víctima (art. 75, inc. 22), se fue abriendo paso una corriente
que tiende a ampliar las situaciones de legitimación activa, con fundamento en disposiciones constitucionales
(Figuerero, José María, “El concubino y su legitimación en el derecho penal”, La Ley 2005-E, 91 -suplemento
penal (junio), 26).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
3.9.2010
“García Holgado”
Causa 29.331
Reg. 31.867
J. 1 - S. 1
QUERELLA. REQUISITOS PARA SU CONSTITUCIÓN. VÍCTIMA. ALCANCES. DERECHO DE
ACCESO A LA JUSTICIA. ALCANCES. DISIDENCIA.
“La pretensión de Víctor J. Coccoz de actuar como querellante en este proceso, dada su calidad de hermano de
Javier Ramón, encuentra respaldo en su derecho fundamental de acceso a la jurisdicción (arts. 33 y 75 inc. 22 de
la CN, art. 8.1 CADH, art. 14 PIDCP)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Frente a ese derecho la oposición de la defensa sobre la base de una lectura restrictiva de la norma prevista en el
código de forma –art. 82 del CPPN- contradice, de inicio, la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación según la cual la falta de reglamentación legislativa no obsta a la vigencia de ciertos derechos que por su
índole, pueden ser invocados, ejercidos y amparados sin el complemento de disposición legislativa alguna (Fallos
315:1492) y dado que las garantías individuales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar
consagradas en la Constitución, e independientemente de las leyes reglamentarias (Fallos 239:459)” (Del voto de
los Dres. Ballestero y Freiler).
“Justamente, en el caso Urteaga (Fallos 321:2767) la Corte aplica esa doctrina para reconocer al hermano de una
persona desaparecida durante la última dictadura militar el derecho de accionar para obtener información sobre su
fallecimiento y, en su caso, la localización de sus restos. Más allá de los aspectos relativos a la instrumentación
de ese derecho, allí se dijo: que el actor era titular del derecho de esclarecer las circunstancias en que se había
producido la muerte de su hermano con quien lo unía un vínculo parental sancionado legalmente, que integra su
estado de familia y constituye un atributo de su personalidad cuya tutela se desprende del art. 33 de la
Constitución Nacional (voto de los ministros Augusto C. Belluscio y Guillermo A. F. López); que proteger el
derecho a conocer todo lo relativo a la muerte de un familiar cercano ocurrida en las circunstancias referidas
138
Poder Judicial de la Nación
significa, en última instancia, reconocer el derecho a la identidad y reconstruir la propia historia, los cuales se
encuentran estrechamente ligados a la dignidad del hombre (voto del ministro Enrique S. Petracchi); y que los
vínculos familiares, que determinan el estado de familia, integran la identidad de la persona (voto del ministro
Gustavo A. Bossert)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“En lo que al hecho respecta, en este mismo proceso se ha dicho que “para experiencias como las aquí analizadas
es útil reparar, a su vez, en que el Grupo de Trabajo de la Comisión de Derechos Humanos sobre Desapariciones
Forzadas e Involuntarias reconoció en su tercer informe a la Comisión de las Naciones Unidas que la
desaparición forzada podría en sí constituir ipso facto tortura y otros malos tratos prohibidos, conclusión
compartida por el Comité de Derechos Humanos, teniendo principalmente en cuenta su larga duración. Así lo
recuerda uno de los sucesores de Kooijmans, el relator especial Sir Nigel Rodley, quien reafirmó que “las
desapariciones forzadas son ilícitas con arreglo al derecho internacional y causan mucha angustia sea cual sea su
duración, y al mismo tiempo está convencido de que hacer desaparecer a alguien es una forma de tortura o malos
tratos prohibidos, claramente en lo que respecta a los familiares de la persona desaparecida y cabe argüir que
también en lo que respecta a la propia persona desaparecida…” –las negrillas son un agregado- (v. c. 39.746
“Vergez, Héctor Pedro s/ procesamiento”, reg. 574, rta. 15/6/07 –del voto de Eduardo R. Freiler-)”(Del voto de
los Dres. Ballestero y Freiler).
USO OFICIAL
“En cuanto a la actuación de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos de la Nación, ella es consecuente con el criterio amplio sostenido por esta Cámara en materia de
legitimación para asumir el rol de querellante, particularmente cuando se investigan hechos pasibles de ser
caracterizados como delitos de lesa humanidad (v., entre otras, c. 36.260 “Movimiento Ecuménico por los
Derechos Humanos”, reg. 44, del 13/5/2004, y, de Sala II, c. 26.739 “Azic, Juan Antonio s/ excepciones previas”,
reg. 28615, rta. 27/6/08)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“De hecho, los precedentes de ambas Salas de este Tribunal han sido expresamente tenidos en cuenta en el
proyecto de modificación del Código Procesal Penal de la Nación que dio a luz actual artículo 82 bis de ese
cuerpo normativo (v. mensaje del PEN nro. 1244 de fecha 10/9/2009). Entre otras consideraciones, allí se destacó
que en virtud de los instrumentos internacionales suscriptos por nuestro país, “el Estado tiene el deber de
investigar, perseguir, juzgar y sancionar a los responsables de graves violaciones a los derechos humanos, y el
incumplimiento de cualquiera de estas obligaciones compromete su responsabilidad internacional” (Del voto de
los Dres. Ballestero y Freiler).
“Los únicos límites se fijaron en torno al objeto social de la organización que, según el texto de la ley, debe
vincularse “directamente con la defensa de los derechos que se consideren lesionados” (cfr. art. 82 bis CPP)”
(Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“La interpretación restrictiva que postula la defensa, aferrada a la noción de particular damnificado, es contraria
a tal inteligencia (v. c. 44231 “Feito, Alfredo Omar s/excepción de falta de acción”, reg. 505, del 1/6/2010)” (Del
voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Puntualmente, en lo que concierne a la Secretaría de Derechos Humanos, esta Sala Primera ha contestado las
críticas referidas a su actuación como querellante in re “Rolón, Oscar Augusto s/ rechazo de excepción de falta
de acción y nulidad” –c. 41.445, reg. 390, rta. 18/4/2008-. De un modo similar, lo ha hecho la Sala Segunda in re
“Acosta” –c.25.766, reg. 27.626, rta. 2/11/2007-. A dichos precedentes cabe remitirse” (Del voto de los Dres.
Ballestero y Freiler).
“… disiento con mis colegas preopinantes en cuanto a la posibilidad de extender la doctrina que emana del fallo
“Urteaga” (Fallos: 321-2767) a la materia debatida en la presente incidencia. Ello así, en tanto en aquél
precedente estaba en juego la presunta legitimidad del hermano de una persona desaparecida durante la última
dictadura militar para deducir acción de hábeas data, mientras que en las presentes actuaciones se discute su
facultad de participar en el ejercicio de la persecución penal” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
“Sobre la materia, este Tribunal se ha volcado en el tiempo por un amplio reconocimiento del particular
damnificado como actor procesal, excluyendo al bien jurídico protegido por la norma como única pauta de
139
determinación. Sin embargo, en esa misma línea ha fijado, como condición de acceso al ejercicio de la
persecución penal particular, la necesidad de acreditar un plus en su legítimo interés que exceda aquél que
resguarda el Ministerio Público Fiscal, que se revela ante la existencia de un especial, concreto y directo
perjuicio para quien pretende constituirse en parte (cfr. Sala I: causa no. 27.886 “Zapletal, Lidia s/denuncia”, rta.
el 28/8/96, reg. 741; causa no. 28.054 “Pluspetrol Energy S.A. s/ser tenido como querellante”, rta. el 26/11/96,
reg. 1052; causa no. 35.540 “Spicacci Citarella, Aldo Andrés s/sobreseimiento”, rta. el 14/8/03, reg. 692; causa
no. 44.231 “Feito, Alfredo Omar s/excepción de falta de acción”, rta. el 1/06/10, reg. 505, entre otras), no
advirtiendo la procedencia de un perjuicio así valorado en la persona de Víctor Julián Coccoz como consecuencia
de los hechos que damnificaran a su hermano” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
9.9.2010
“Vergez”
Causa 44.619
Reg. 870
J. 5 - S. 10
RECURSO DE APELACIÓN. REQUISITOS DE MOTIVACIÓN PARA SU PROCEDENCIA. ART. 438
CPPN.
“En virtud del principio dispositivo que impera en el régimen recursivo, son los mismos actores del proceso
quienes, frente a una decisión que ha resultado adversa a sus pretensiones, deben encargarse de estimular la
intervención de los órganos de revisión, los que sólo actuarán en los precisos límites trazados por la convocatoria
que los ha tenido por destinatarios”.
“Es por ello que la deducción de todo recurso no se satisfaga con la mera invocación de una discrepancia con el
temperamento cuestionado, sino que resulte necesario que se señale por qué razón tal temperamento genera un
gravamen a su posición”.
“En la instauración de los recursos a los que se alude en el artículo 438 del Código Procesal Penal de la Nación,
esto se traduce en la exigencia de la específica indicación de los motivos en los que se sustenta la impugnación,
lo que encuentra su ratificación en el artículo 445 de ese cuerpo normativo, según el cual los motivos del agravio
posibilitan a la Alzada delimitar el marco de su conocimiento y coetáneamente determinar los puntos de la
resolución que se cuestionan (conf. Código Procesal de la Nación -Ley 23.984- comentado y concordado”,
Levene, R. (H), Casanovas, J., Levene y Hortel, E., págs. 387 y ss.). De ahí, pues, la previsión contemplada en el
artículo 450 del Código Procesal Penal de la Nación”.
“En suma, el objetivo de la ley de rito, al demandar la individualización concreta del vicio invocado, es evitar
apelaciones genéricas e indiscriminadas”.
“Así, debe indicarse cuáles son los motivos de agravio que la resolución genera. Conforme enseña Clariá
Olmedo, la motivación es “la expresión de censura que exhibe el o los vicios atribuidos a la resolución, vale decir
las razones que la hacen injusta o ilegal” (Derecho Procesal Penal, T. II, Ed. Marcos Lerner, Córdoba, 1984, pág.
355)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
7.9.2010
“Mourelle”
Causa 44.755
Reg. 860
J. 2 - S. 3
RECURSO DE CASACIÓN. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. AUTO DE PROCESAMIENTO.
IMPROCEDENCIA.
“… la decisión contra la que se dirige la vía casatoria no integra el elenco de aquellas que enumera el artículo
457 del Código Procesal Penal de la Nación entre las susceptibles de ser conmovidas por el citado medio
impugnativo, que sólo lo admite respecto de las sentencias definitivas y los autos que pongan fin a la acción o a la
pena, o hagan imposible que continúen las actuaciones o denieguen la extinción, conmutación o suspensión de la
pena (conforme al principio sentado en el artículo 432 del citado ordenamiento)”.
140
Poder Judicial de la Nación
“Sobre este aspecto, amén de la claridad de la citada norma, cabe mencionar la tradicional jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación que ha negado tal carácter a aquellas resoluciones que generan la
obligación de continuar sometido a un proceso criminal (Fallos 295:504, 298:408, 308:1667, 310:195, 311:1781,
312:573, 312:575, 312:577, entre muchos otros)”.
“Así también lo ha entendido la Cámara Nacional de Casación Penal desde el comienzo de la aplicación de la
normativa ritual vigente (conf. Sala I, c. nº 1571 “Rodríguez Vázquez, A. s/ rec. de queja”, rta. el 13 de octubre
de 1997; Sala II c. nº 2691 “Cultraro Gallo”, rta. el 2 de agosto de 2000, reg. nº 3432; Sala III, c. nº 2058
“Gianotti, Maximiliano s/ rec. de casación”, rta. el 7 de diciembre de 1999, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
1.9.2010
“Ardissone”
Causa 29.210
Reg. 31.859
J. 5 - S. 9
RECURSO DE CASACIÓN. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. NULIDAD. AUTO DE
PROCESAMIENTO. DECISIONES CONTRA LAS CUALES NO PROCEDE EL RECURSO DE
CASACIÓN.
“En punto a la confirmación –parcial- del procesamiento impugnado, y el rechazo de las nulidades articuladas por
USO OFICIAL
la defensa, no siendo esas decisiones de aquellas mencionadas en los artículos 457, 459 y subsiguientes del
Código Procesal Penal de la Nación, no resulta del caso determinar para la procedencia del recurso casatorio si se
dan o no los supuestos taxativamente contemplados en el artículo 456 de aquél cuerpo legal, pues para abrir la
mencionada vía extraordinaria tales requisitos deben reunirse concomitantemente (conf. de esta Sala causa nº
16.278 “Fargosi s/nulidad”, reg. nº 17.821 del 3/8/00, causa nº 17.844 “Del Cerro, Juan Antonio s/nulidad”, reg.
nº 19.356 del 20/12/01, causa nº 20.581 “Inc. de nulidad de Alderete, Víctor Adrián”, reg. nº 22.028 del 10/2/04,
causa nº 20.949 “Acosta, Jorge E. y otros s/nulidad”, reg. nº 22.293 del 12/4/04, causa nº 21.737 “Alderete,
Víctor y otro s/nulidad”, reg. º 23.377 del 9/2/05, causa nº 22.571 “Inc. de nulidad de González, M.”, reg. nº
24.594 del 13/12/05, causa nº 16.013 “Caballero, Alfonso C. s/nulidad”, reg. nº 17.141 del 23/12/99; de la Sala I
de este Tribunal causa nº 40.355, reg. nº 1385 del 20/11/07 y sus respectivas citas, y de esta Sala c.nº 23.212
“Pazo”, rta. el 20/7/06, reg. nº 25.465 y sus citas)”.
“En igual sentido sostuvo la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal que “...la resolución impugnada -en
cuanto rechaza una nulidad procesal- no es, por su naturaleza ni por sus efectos, sentencia definitiva ni a ella
equiparable, en los términos del art. 457 del Código Procesal Penal de la Nación y según jurisprudencia de esta
Sala, ya que no impide la continuación de las actuaciones...” (conf. causa nº 2744 “Caballero, Alfonso C.
s/recurso de queja”, reg. nº 3312 del 15/2/00, ver también C.S.J.N. Fallos 321:3679), sin que los argumentos del
recurso demuestren la concurrencia de un supuesto excepcional que habilite apartarse de la regla enunciada”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
28.9.2010
“Galián”
Causa 29.226
Reg. 31.950
J. 12 - S. 23
SOBRESEIMIENTO. ALCANCES. CONSECUENCIAS. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“…el sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con relación al imputado –cfr. art. 335
CPPN-; por ello, reclama la existencia de certeza acerca de la ausencia de responsabilidad (D´Albora, Francisco
“Código Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, Octava edición corregida, ampliada y
actualizada por Nicolás F. D´Albora, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 587)”.
“En similares términos, esta Sala ha dicho que para proceder a cerrar definitiva e irremediablemente el proceso
respecto de un individuo tiene que haberse acreditado, indefectiblemente, su total ajenidad en los hechos
investigados (c. 35.877 “Mendoza Castro”, reg. 37, rta. 16/02/04; c. 30.845 “Rivero”, reg. 1139, rta. 9/12/99)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
21.9.2010
“Calderón”
141
Causa 43.694
Reg. 928
J. 5 - S. 10
ABOGADO. EJERCICIO DE SU PROFESIÓN. PAUTAS RECTORAS.
“…esta Alzada habrá de recomendar a la letrada que, en lo sucesivo, ajuste su proceder a la ley que informa el
ejercicio de su profesión.”
“El abogado es un profesional universitario. Como tal posee cultura, hábito profesional y serenidad, en
contraste con la inexperiencia y las reacciones impulsivas de quienes se ven emplazados a estar a derecho. Su
función es compleja, toda vez que abarca desde la tarea extrajudicial de asesoramiento mediante consultas y
dictámenes, y su intermediación como conciliador a fin de evitar o al menos simplificar los litigios, hasta el
ejercicio del ius postulandi ante la jurisdicción.” (Fenochietto, Carlos E – Arazi, Roland, “Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación comentado y concordado”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1987, pág. 224)”.
“Tal recomendación se efectúa bajo los lineamientos trazados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el
fallo del 23 de diciembre de 2004 “E. 224. XXXIX. Espósito, Miguel Ángel s/ incidente de prescripción de la
acción penal promovido por su defensa”. Allí, el Superior Tribunal se hizo eco de lo expresado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos el 18 de septiembre de 2003 en el caso “Bulacio vs. Argentina": "esta
manera de ejercer los medios que la ley pone al servicio de la defensa, ha sido tolerada y permitida por los
órganos judiciales intervinientes, con olvido de que su función no se agota en posibilitar un debido proceso que
garantice la defensa en juicio, sino que debe además asegurar en tiempo razonable, el derecho de la víctima o
sus familiares a saber la verdad de lo sucedido y que se sancione a los eventuales responsables. El derecho a la
tutela judicial efectiva exige entonces a los jueces que dirijan el proceso de modo de evitar que dilaciones y
entorpecimientos indebidos conduzcan a la impunidad, frustrando así la debida protección judicial de los
derechos humanos" ('' 114 y sgtes.) (considerando 8°)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
6.10.2010
“Salguero”
Causa 43.891
Reg. 1000
J. 7 - S. 13
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. CAUSALES DE SUSPENSIÓN E INTERRUPCIÓN.
IGUALDAD ANTE LA LEY. ALCANCES.
“Con anterioridad a la reforma de la ley 25188, la regla que establecía que la prescripción corría, se suspendía o
interrumpía separadamente para cada uno de los partícipes de los delitos se imponía, para un sector de la
jurisprudencia, frente al párrafo segundo del artículo 67 del Código Penal (v. c. 38.784 “Basso de Bernardotti”,
reg. 1083, del 3/10/06; c. 39.461 “Alasino, Carlos”, reg. 1508, del 28/12/06; Sala II, c. 21.930 “Bramer
Markovic”, reg. 23677, rta. 17/5/05)”.
“La nueva norma introdujo la excepción a esa regla de manera ya incontrovertible. A partir de allí se ha dicho
que “no hay duda de que también los extraneus quedan alcanzados por la suspensión de la prescripción, mientras
uno cualquiera de los que hubieren participado en el delito cometido en ejercicio de la función pública continúe
desempeñando su cargo público” (Carlos J. Lascano (h), “Código Penal y normas complementarias. Análisis
doctrinal y jurisprudencial” dirigido por David Baigún y Eugenio Raúl Zaffaroni, Hammurabi, Buenos Aires,
2007, pág. 228)”.
“El actual legislador ha querido “evitar que, en los delitos de cohecho, malversación de caudales, peculado de
bienes y servicios, negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, exacciones ilegales,
enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados públicos y prevaricato, las facultades o las influencias
emergentes del ejercicio de una función pública por parte de cualquiera de los partícipes en tales delitos
pusiera obstáculos de hecho a las investigaciones, haciendo que el plazo de prescripción de la respectiva acción
penal fenezca durante el tiempo de desempeño funcional”
-las negrillas son nuestras- (cfr. Baigún, D. y
Zaffaroni, E., “Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Hammurabi,
142
Poder Judicial de la Nación
Buenos Aires, 2002, pág. 663, citado en c. 44.354 “Incidente de prescripción de la ación penal de Guidotti, Pablo
Emilio”, reg. 720, rta. 3/8/2010)”.
“Se ha dicho que “´…en esta tarea de equiparación de situaciones iguales y de diferenciación de situaciones
distintas, no es imprescindible que la ley guarde una simetría perfecta ni una perfección matemática impracticable
(Fallos 312:851). Basta que la norma en cuestión imponga distinciones valederas (Fallos 312:1148), que
respondan a un ´discreto criterio valorativo´ (Fallos 300:984), aunque su fundamento sea opinable (Fallos
308:857 y 311:970), incluso con directivas desacertadas desde el punto de vista de políticas legislativas (Fallos
300:1087 y 310:1080). Sólo entre fórmulas legales ostensibles e injustificadamente arbitrarias cabe
descalificarlas y aplicar con estrictez el principio constitucional de igualdad (Fallos 312:851)…´ (Sagües, Pedro
Néstor,“Elementos de Derecho Constitucional”, t. II, Astrea, Buenos Aires, págs. 185/186)” (CNCP, Sala III, c.
10.192 “Chovancek”, reg. 1193, rta. 27/8/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
5.10.2010
“Schorr”
Causa 43.925
Reg. 988
J. 4 - S. 7
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. MOMENTO EN QUE COMIENZA EL CÓMPUTO.
USO OFICIAL
TENTATIVA. ESTAFA. ESTAFA PROCESAL. REQUISITOS TÍPICOS.
“El artículo 63 del Código Penal dispone que la prescripción de la acción penal comienza a correr desde la
medianoche del día en que se cometió el delito, es decir, desde el momento de su consumación. En el caso de la
tentativa, a los fines del cómputo inicial del término de prescripción de la acción penal, se produce en el
momento en que tiene lugar el último acto ejecutivo de la intención delictiva (cfr. Lascano, Carlos (h), Artículos
62/63, en Baigún, D., Zaffaroni, E., Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, T. 2B, ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2007, p. 223)”.
“Tal como ya hemos sostenido, la estafa procesal requiere para su configuración los cuatro elementos básicos del
tipo de estafa, a saber: la acción de engañar, la producción de error en la víctima, la disposición patrimonial
motivada por el error y el daño patrimonial como consecuencia de la disposición. Para resultar víctima de esta
conducta es necesario que una resolución judicial, emitida en el marco de un proceso basado en prueba
fraudulenta, obligue a un acto dispositivo que perjudique el patrimonio de la víctima (ver, c. 42.352, “NN s/
archivo”, rta. el 31 de julio de 2009, reg. 729)”.
“Puede resumirse entonces que la estafa procesal comienza con la actuación tendiente a la conducta judicial
fraudulenta, esto es, mediante la presentación de la prueba falsa, ya sea junto con la demanda (al ofrecer la
prueba) o en un momento posterior del proceso (al producir la prueba) y se consuma cuando se produce el
resultado de la acción, es decir, el perjuicio patrimonial. En este sentido, la sola presentación del documento que
tiende a engañar al juez configura ya la tentativa de estafa procesal”.
“Sin embargo, el delito en cuestión presenta ciertas características particulares, como por ejemplo, la posibilidad
de que entre la ejecución y la consumación el autor realice otros actos (diferentes de la presentación del
documento que produce el engaño) tendientes también a lograr el perjuicio patrimonial del demandado. Estos
casos, en los que la tentativa se prolonga en el tiempo antes de llegar a la consumación, se denominan en la
doctrina casos de tentativa permanente y se sostiene que en ellos el delito tentado “deja de cometerse con el
último acto de prosecución de la conducta delictiva” (ver Lascano, op. cit., p. 223 y Núñez, Ricardo C., Las
disposiciones generales del Código Penal, ed. Marcos Lerner, Córdoba, 1988, p. 286)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
19.10.2010
“Laudani”
Causa 44.383
Reg. 1054
J. 11 - S. 21
143
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. OBSTRUCCIÓN DEL SERVICIO DE EMPLEADOS
NACIONALES.
FUNCIONARIOS
DE
LA
COMISIÓN
NACIONAL
DE
REGULACIÓN
DEL
TRANSPORTE.
“…esta Sala ya se ha pronunciado en un asunto similar sosteniendo que: “…corresponde a la justicia de
excepción entender en supuestos de delitos comunes cometidos por o contra empleados nacionales, siempre que
obstruyan o corrompan el servicio de éstos (art. 3° de la ley 48 y 33, inc. “c” del C.P.P.N.) o bien cuando sus
funciones son incuestionablemente federales (Fallos 237:346; 254:100, entre otros)…”(c. 41.469, “Ojeda”, rta.
el 2/10/08, reg. 1153)”.
“La causa citada incluso tenía como víctimas a funcionarios de la CNRT, respecto de lo cual puntualmente esta
Sala refirió “[n]o cabe duda sobre el carácter nacional de la Comisión Nacional de Transportes y la calidad de
funcionarios federales que detentaría el personal del Área de Fiscalización de la Comisión Nacional de
Regulación del Transporte…” (c.41.469, ya citada)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
19.10.2010
“Inc. de Incompetencia”
Causa 44.698
Reg. 1053
J. 9 - S. 17
COMPETENCIA. COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN. CARÁCTER. ALCANCES.
“La facultad de expedirse sobre la relevancia penal del hecho se mantenía en el ámbito de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en tanto por expresa mención en el art. 117 de la Constitución Nacional entiende originaria
y exclusivamente en este tipo de asuntos, lo que “quiere decir que las causas le incumben a la Corte en instancia
única, con exclusión de cualquier otro tribunal (federal o provincial) …” (Bidart Campos, Germán J., “Manual
de la Constitución Reformada”, Tomo III, p. 504, Ediar, Buenos Aires, 2001)”.
“La actuación que se había delegado al magistrado de la instancia anterior estaba limitada a “garantizar un
amplio ejercicio del derecho de defensa (art. 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos) y una
pesquisa eficaz … con el fin de que practique las diligencias de prueba pertinentes …” (CSJN: Fallos:
329:1019)”.
“Cuando “la Corte Suprema de Justicia de la Nación ejerce la jurisdicción en examen lo hace en forma exclusiva
y excluyente de la autoridad de cualquier otro tribunal del país; extremo que impide que otros jueces, que están
constreñidos a cumplir con una requisitoria del Tribunal, tomen decisiones que generen consecuencias y efectos
sometidos al exclusivo conocimiento de aquélla (arg. Fallos: 306:1537)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
5.10.2010
“Rollin”
Causa 29.538
Reg. 31.979
J. 3 - S. 6
DÁDIVAS. ADMISIÓN Y DACIÓN DE DÁDIVAS. ART. 259 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“En dicha normativa [art. 259 CP] se penaliza por un lado al “funcionario público que admitiere dádivas, que
fueran entregadas en consideración a su oficio, mientras permanezca en ejercicio del cargo” y por otro, al “que
presentare u ofreciere la dádiva”.
“Cabe aclarar que no se trata de una figura bilateral en el sentido propiamente dicho, ya que en un mismo artículo
se reprimen dos delitos distintos: la admisión y el ofrecimiento simple de dádivas. A diferencia del resto de las
figuras reprimidas en el Capítulo VI del Título XI del Código Penal, en lo que comúnmente se denomina
“cohecho impropio” no se busca la ejecución de ningún acto determinado por parte del funcionario. Se trata de un
delito doloso, en que el funcionario debe admitir la dádiva sabiendo que se la entregan “en consideración a su
oficio”, por lo que hará falta, además, que el que la entrega lo haga con esa motivación, es decir, que sea
presentada u ofrecida en consideración al oficio del funcionario que se encuentra en ejercicio del cargo (conf. al
respecto D’Alessio, Andrés José, Director, y Divito, Mauro A., Coordinador, en Código Penal de la Nación,
144
Poder Judicial de la Nación
Comentado y Anotado, 2° Edición Actualizada y Ampliada, Tomo II, Parte Especial, Ed. La Ley, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires, 2009, págs.1289/1292 vta.)”.
“El bien jurídico protegido corresponde en este caso al interés del Estado en la irreprochabilidad e
insospechabilidad de los funcionarios, la cual sufriría por el sólo hecho de la aceptación de presentes ofrecidos
en consideración a la calidad investida. [L]a dádiva tiene que estar desvinculada del cumplimiento de un
determinado acto o de determinada serie homogénea de actos. “Esa desvinculación debe ser ante todo subjetiva,
y difícilmente será admisible que exista, si se trata de una dádiva de consideración hecha por un interesado con
anterioridad a la gestión en que interviene (conf. Soler, Sebastián, Derecho Penal Argentino, TEA, Buenos
Aires, 1996, págs.220/221)”.
“Para el caso, además de las consideraciones realizadas al inicio con relación al tipo penal en estudio, cabe
rememorar una vez más al citado Sebastián Soler, quien al considerar la configuración del delito que se trata con
relación a las dádivas estimó importante realizar el análisis objetivo del valor dado. Al referirse específicamente
al carácter de la dádiva señaló que “…debe consistir en algo dotado de valor económico, sea directamente dinero
o cosas de valor, sea porque constituya la liberación de una carga o una mejora patrimonial del sujeto. En
cambio, deben considerarse eliminadas las cuestiones referentes al monto” (op cit. págs. 220 y 212)”.
“Andrés D’Alessio también se ha referido al tema señalando que: “La doctrina tradicional siempre se ha visto
USO OFICIAL
preocupada por aclarar que lo relevante, en lo que hace a la interpretación de este tipo, es el valor económico
de la dádiva, llegando a sostener que sería aconsejable establecer alguna regulación específica. [] Esta cuestión
fue clarificada por la ley de ética y su decreto reglamentario, toda vez que en ella se establece, como regla
general, la prohibición de recibir regalos y obsequios, delegando en la autoridad de aplicación la
reglamentación de excepciones. En definitiva, está prohibido que los funcionarios reciban dádivas en
consideración o por motivo del desempeño de su cargo, pero ello no implica que el pequeño obsequio, si bien
debería evitarse, sea delito”(op. cit. pág. 1291 y en sentido similar ver Donna, E. op cit., pág 253)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
5.10.2010
“Jaime”
Causa 44.429
Reg. 991
J. 11 - S. 21
DEBIDO PROCESO. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. ACTUACIONES DELEGADAS EN EL
AGENTE FISCAL. ART. 196 CPPN. ELEVACIÓN A JUICIO. TRÁMITE
“…encontrándose las actuaciones delegadas en el Sr. Fiscal (artículo 196 del código de forma), corresponde a
éste dar traslado a la parte querellante en los términos previstos por el artículo 215 del Código Procesal Penal y
luego formular, en su caso, el requerimiento de elevación a juicio”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
28.10.2010
“Bark”
Causa 29.665
Reg. 32.096
J. 6 - S. 11
DEBIDO PROCESO. OBJETO PROCESAL. DETERMINACIÓN.
“Recuérdese que “el hecho no es fijado estáticamente por la acusación en su identidad, sino que es susceptible
de modificaciones”, en virtud de que el estadio embrionario en que se confecciona el requerimiento de
instrucción puede implicar un cierto de grado de indeterminación respecto de algunos elementos de la
imputación, los que sólo se irán evidenciando con el transcurso de la correspondiente investigación (Roxin,
Claus, “Derecho Procesal Penal”, ed. Del Puerto, Buenos Aires, 2000, pág. 161). De ese modo, el objeto procesal
se va construyendo durante la etapa instructoria, pudiendo incluso modificarse o transformarse de acuerdo a los
nuevos elementos probatorios que se van incorporando al proceso, y se definirá más rígidamente a través del
requerimiento fiscal de elevación a juicio de las actuaciones”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
5.10.2010
“Reyss”
145
Causa 44.771
Reg. 994
J. 7 - S. 14
DEFENSA EN JUICIO. DEBIDO PROCESO. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DERECHO A SER
OÍDO. DECLARACIÓN INDAGATORIA. REQUISITOS FORMALES. NULIDAD. PROCEDENCIA.
“… otorgar al imputado la posibilidad de pronunciarse en el proceso sólo cobra sentido si se cumplen los
presupuestos que la convierten en un acto de defensa. Esto es, no podrá afirmarse que “escuchar al imputado”
garantiza su derecho de defensa si no existe, entre otras circunstancias, algo de qué defenderse (imputación) y el
conocimiento de esa imputación correctamente deducida (intimación)”.
“Este último extremo lo reglamenta el art. 298 del Código Procesal Penal de la Nación al establecer la obligación
del juez de informar “detalladamente al imputado el hecho que se le atribuye”. En efecto, afirma Maier que
“Como se trata de hacer conocer la imputación, el acto por el cual se la intima debe reunir las mismas calidades
que advirtiéramos para aquélla; debe consistir, así, en la noticia íntegra, clara, precisa, y circunstanciada del
hecho concreto que se atribuye al imputado. No se cumple esta condición de validez si sólo se advierte sobre la
ley penal supuestamente infringida, o se da noticia del nomen iuris del hecho punible imputado, o se recurre,
para cumplir la condición, a conceptos o abstracciones que no describen concretamente la acción u omisión
atribuida, con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar que la definen como un comportamiento singular
de la vida del imputado...” (Cfr. Maier, Julio B. J., “Derecho Procesal Penal argentino”, Del Puerto, Buenos
Aires, 1996, T. 1, p. 560)”.
“Así, tal como lo ha sostenido reiteradamente esta Cámara, el conocimiento acabado de la imputación es un
requisito necesario para ejercer una adecuada defensa en juicio (conf. c.n° 28.103, “Caviasca, G. M. y otros
s/procesamiento”, reg. n° 1095, rta. el 11/12/96, , c.n° 34.059, “Santos, Rubén J. y otros s/procesamiento”, reg. n°
748, rta. el 26/07/02, c.n° 36.252, “Constantino y otros s/ procesamiento”, reg. n° 1307, rta. el 09/12/04, c.n°
36.223, “Simón s/ procesamiento”, reg. n° 1308, rta. el 09/12/04, c.n° 40.564, “Humacata y otros s/
procesamiento, reg. n° 604, rta. el 29/05/08 y c.n° 41.422 “Laforgia s/ procesamiento”, reg. n° 338, rta. el
22/04/08, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Farah
21.10.2010
“Sandoval Rojas”
Causa 44.842
Reg. 1061
J. 7 - S. 14
DELITOS MIGRATORIOS. LEY 25.871 ART. 117. PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE PERMANENCIA
ILEGAL DE EXTRANJEROS EN EL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA CON EL FIN DE OBTENER
BENEFICIO. REQUISITOS TÍPICOS.
“… ha señalado la doctrina que la ilegalidad requerida por aquellas figuras criminales no solamente quedará
configurada ante las infracciones a las normas en materia de ingreso y salida del territorio nacional, sino también
a aquellas reglas que regulan la estadía de extranjeros en tránsito. De tal forma, la ilegalidad persistirá incluso
cuando, habiéndose ingresado en forma legal, se desnaturalicen las razones que autorizaron la permanencia del
extranjero en el territorio nacional (cfr. Hairabedián, Maximiliano “Delitos Migratorios”, La Ley, Suplemento de
Derecho Penal y Procesal Penal, 25/06/07)”.
“En consecuencia, no alcanza para sustentar un temperamento liberatorio la circunstancia de que las personas que
eran empleadas en el taller de costura hayan ingresado al país por pasos fronterizos controlados por la Dirección
Nacional de Migraciones. En el caso, la ilegalidad exigida por las figuras criminales examinadas queda
configurada ya que aquellas personas ingresaron al país bajo la categoría de “residentes transitorios” -turistas- y,
posteriormente, cumplieron tareas remuneradas, contraviniendo las prescripciones del artículo 52 de la ley
migratoria …”.
“Por lo demás, los suscriptos ya han tenido oportunidad de formular una exégesis de la norma penal contenida en
el art. 117, fijando como elemento objetivo del tipo penal el especial aprovechamiento de la irregularidad
migratoria de los trabajadores por parte del autor, no aisladamente, sino como “política de empresa”, elemento
146
Poder Judicial de la Nación
que debe estar acompañado por la existencia de un mecanismo ilegal de captación de inmigrantes y por actos
dirigidos al aseguramiento o protección de la permanencia de estas personas en nuestro territorio. A su vez, en el
aspecto subjetivo, el tipo penal exige una ultraintención en el autor, cual es obtener un beneficio de naturaleza
económica que tenga como principal herramienta el aprovechamiento de la permanencia irregular del inmigrante
en el país (cfr. Sala I, causa no. 42.542 “Min Soo Kim s/procesamiento”, reg. no. 642, rta. el 30/06/09; causa no.
42.149 “Valdez, Gabriel H. s/procesamiento”, reg. 741, rta. el 4/08/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
14.10.2010
“Choque Cerezo”
Causa 43.867
DOCUMENTOS.
Reg. 1041
CHAPA
PATENTE.
POSIBLES
J. 6 - S. 11
IRREGULARIDADES.
AUTORIDAD
DE
FISCALIZACIÓN DEL TRANSPORTE AUTOMOTOR. COMISIÓN NACIONAL DE REGULACIÓN DEL
TRANSPORTE. POLICÍA FEDERAL ARGENTINA. AUTORIDAD COMPETENTE.
“En el presente expediente ha sido acreditado que es competencia de la Comisión Nacional de Regulación del
Transporte ejercer el poder de policía en materia de transporte, a partir de la fiscalización del cumplimiento
efectivo de la normativa vigente y de la actividad realizada por los operadores de transporte. Para ello los
USO OFICIAL
suscriptos valoraron no sólo el contenido de la legislación en juego (cfr. decretos 1388/96 y 253/95, éste último
reglamentario de la ley 21.488), sino también el informe emitido por la Auditoría General de la Nación (cfr. fojas
397/399), el propio reconocimiento efectuado por la CNRT en punto al deber de control que sobre ella recae con
relación a las chapas patentes de los micros de línea, extremo éste que, a su vez, fue corroborado mediante las
actas labradas y acompañadas por ese organismo y, por último, las presentaciones de los representantes de la PFA
a través de las cuales informaron sobre controles conjuntos llevados a cabo por esa institución y la CNRT.”.
“En cuanto a ello corresponde destacar que, conforme ya fuera también analizado por esta Sala, la documentación
aportada por las fuerzas de seguridad de la PFA indican que sólo la CNRT debe llevar a cabo los controles…”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
19.10.2010
“Crisci”
Causa 43.950
Reg. 1051
J. 5 - S. 10
DOCUMENTOS. DOCUMENTOS FALSOS. FALSIFICACIÓN. USO. ESTAFA. CONCURSO DE
DELITOS.
“… aún si se dudase de la participación del imputado en la falsificación del documento, la prueba acumulada ha
permitido corroborar que el imputado ha efectuado un uso de aquél y permite presumir su conocimiento acerca de
su carácter falso y de su capacidad para llevar a error al notario interviniente en la operación de compraventa, de
modo tal que ha constituido el ardid de la estafa que se le atribuye”.
“Esta es la interpretación dogmática correcta conforme con el criterio jurisprudencial de esta Sala. En efecto,
hemos sostenido reiteradamente que cuando la persona que hizo uso del documento falso participó en su
confección aportando datos, otro documento, su fotografía, etcétera, entre la falsificación del documento y su uso
existe un concurso aparente por subsidiariedad tácita en virtud del cual, el uso, como hecho lesivo relevante,
subsume en sí, en caso de efectuarse, todos aquellos actos que hayan significado su preparación, como es la
falsificación (conf. de esta Sala, causa nro. 36.606, caratulada “Banco Río S.A. s/incompetencia”, resuelta el
21/12/04, Reg. nro. 1421,)”.
“Pero al mismo tiempo, la relación concursal entre el uso del documento público falso y la estafa llevada a cabo
mediante la presentación de ese documento es de carácter ideal, ya que mediante una única conducta se lesionan
varios tipos penales que se pueden excluir lógicamente entre sí. Aquí, el engaño desplegado se habría
materializado a través de la utilización del poder amplio de administración y disposición, conducta que se
encuentra absorbida por la maniobra defraudatoria (conf. precedente citado)”.
147
“A la misma solución ha arribado la Corte Suprema de Justicia de la Nación en un caso en el que también la
falsificación y el uso del instrumento espurio habría sido el ardid utilizado para inducir el error para la estafa. Al
respecto, el Máximo Tribunal dijo que “...se trataría de un caso de pluralidad de movimientos voluntarios que
responden a un plan común y que conforman una única conducta en los términos del art. 54 del Código Penal
insusceptible de ser escindida, en la que la adulteración de documentos concurre idealmente con la estafa
posterior con los documentos adulterados puesto que este segundo tipo se cumple como una forma de
agotamiento del primero” (Comp. nro. 565 “Branca” del 30/08/2005; en similar sentido, Comp. nro. 1495
“Nápoli” del 06/07/2004, y Comp. nro. 1634 “Sica” del 19/08/2004)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Farah
6.10.2010
“Vinjoy”
Causa 44.366
Reg. 1014
J. 4 - S. 7
ELEVACIÓN A JUICIO. REQUERIMIENTO. REQUISITOS FORMALES. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“…el Dr. Gerardo Di Masi ha hecho una introduccción general a modo de contextualización para luego
identificar concretamente los actos reprochados a la Ingeniera María Julia Alsogaray. Luego ha enumerado la
prueba de cargo y, finalmente, ha encuadrado las conductas bajo una calificación legal. En otras palabras, ha
hecho “una adecuada descripción del modo en que acontecieron los sucesos investigados, su calificación
jurídica, como así también un correcto señalamiento de las circunstancias relativas a la intervención por la cual
se responsabiliza penalmente al autor” (c. 41732 “Incidente de nulidad del auto de elevación a juicio de Miguel
Angel Brun”, reg. 1114, rta. 25/9/08)”.
“Es pertinente señalar que “La ley no pretende bajo sanción de nulidad que la acusación sea un medio hábil para
quebrantar la defensa sino que exprese una imputación que pueda ser contestada por ella en ejercicio de su
derecho a ser oída. Es la razón por la cual debe ser clara y precisa la relación de los hechos y respetarse el
principio de correlación (…) Refiriéndose al artículo 347 in fine del Código Procesal Penal de la Nación, el
Tribunal ya ha dicho: ´la norma ofrece pautas claras. En primer lugar, se exige un detalle de las condiciones
personales del sujeto a quien se atribuye la conducta disvaliosa, para evitar cualquier tipo de confusión (ha de
ser la misma persona que se indagó y luego procesó). En segundo término, deberá identificarse qué se atribuye,
mediante la descripción del sustrato fáctico que hallará encuadre en la calificación jurídica. Por último, la
atribución habrá de reposar en un por qué, traducido en las razones que a esa altura justifican el reproche y el
mérito para inaugurar la siguiente etapa´ (c. 37.717 “Cavallo, Domingo F. s/ rechazo planteo de nulidad”, rta.
26/8/05, Reg. 899)” (c. 40.042 “Incidente de Teller, Valentín”, reg. 745, rta. 11/07/07)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Freiler - Farah
28.10.2010
“Alsogaray”
Causa 44.012
Reg. 1088
J. 4 - S. 7
ENCUBRIMIENTO. ART. 277 CP. MONEDA. FALSIFICACIÓN DE MONEDA. ART. 282 Y 285 CP.
TENENCIA DE MONEDA FALSA. ADECUACIÓN TÍPICA.
“Por un lado, se hizo referencia a una supuesta analogía in malam partem por cuanto la figura de tenencia de
billetes apócrifos no está legislada. Para dar respuesta a este punto, junto con los argumentos vertidos al momento
de contestar una de las nulidades interpuestas, en el apartado “c)” del acápite anterior, corresponde señalar que un
análisis de las características de la figura escogida por el a quo nos llevan a coincidir plenamente con el encuadre
típico. En efecto, por un lado la falsificación de moneda, sea nacional o extranjera, está penada en nuestro
ordenamiento legal (arts. 282 y 285 del Código Penal, respectivamente). Pero por otro, la tenencia de los efectos
provenientes de dicho delito (que no son otros que los mismos billetes falsos), resulta típica, entonces, a la luz de
la figura escogida, en cuanto reprime con prisión de seis meses a tres años al que “adquiriere, recibiere u
ocultare (…) efectos provenientes de un delito” (art. 277 inc. 1° “C” del Código Penal). Este silogismo
constituye, por sí solo, respuesta suficiente al agravio”.
148
Poder Judicial de la Nación
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
7.10.2010
“Cruz”
Causa 29.222
Reg. 32.003
J. 9 - S. 18
ESTUPEFACIENTES. COMERCIALIZACIÓN. AGRAVANTES. ART. 11 INCS. A Y C LEY 23.737.
REQUISITOS TÍPICOS.
“…esta Sala ha afirmado que dados los diferentes roles que pueden llegar a cumplir los involucrados en casos
como el que nos ocupa, a efectos de responsabilizarlos por sus respectivas participaciones no es indispensable
que se los individualice ejecutando personalmente un acto de comercio o incluso con droga en su poder -extremo
que sí sucedió en el presente- pues ellos pueden ejercer diversas actividades, todas ellas fundamentales para la
concreción de las operaciones (ver causa n° 27.589 “Huayta Quispe”, reg. n° 29.656 del 25/3/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
7.10.2010
“Antola”
Causa 29.444
Reg. 32.002
J. 12 - S. 24
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA DE DROGA PARA CONSUMO PERSONAL. FALLO “ARRIOLA”
USO OFICIAL
CSJN. ALCANCES.
“… afirmar que la doctrina sentada por la mayoría en “Arriola” implicó una declaración genérica de que el art.
14, párrafo segundo, de la ley 23.737 resulta incompatible con el artículo 19 de la Constitución Nacional en todos
los supuestos posibles que puede abarcar el tipo penal, significa desnaturalizar los propios términos del fallo, que
limitó expresamente sus pautas y consecuencias al caso concreto, como surge con claridad de la parte dispositiva
cuando -remitiéndose al último considerando- hace alusión a “…la tenencia de estupefacientes para uso personal
que se haga en condiciones tales que no traigan aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de
terceros, como ha ocurrido en autos…”.
“Eventualmente, pueden extenderse esos principios sólo a hechos con circunstancias análogas (en igual sentido,
ver Gullco, Hernán V. “Diálogo sobre el caso Arriola”, publicado en “Revista de Derecho Penal y Procesal
Penal”, Ed. Abeledo Perrot, Marzo de 2010, n° 3, págs.439 y sgtes.)”.
“… según dijo la mayoría en la citada sentencia, se requiere que los jueces examinen las circunstancias del caso
de que se trate a fin de determinar si la tenencia de estupefacientes para uso personal que constituye el objeto del
proceso se realizó en circunstancias o condiciones tales que no aparejaban peligro concreto o daño a derechos o
bienes de terceros. Cabe destacar que la Sala II de la C.N.C.P. ha hecho eco de esta manda (causa n° 9517
“Taboada”, reg. n° 16.019 del 4/3/10 - ver voto del Dr. Luis García, al que remitieron los restantes jueces de ese
tribunal-) y lo propio realizaron otras Salas de esa Alzada (ver Sala III, causa n° 10.949 “Páez”, rta. el 27/11/09 y
de la Sala IV, causa n° 9013 “Wild”, reg. n° 12.589.4 del 12/11/09)”.
“… la propia Corte ha fijado pautas para delimitar cuando se genera un riesgo para derechos o bienes de terceros
en este tipo de casos y, por ende, se mantiene en pie la tipicidad objetiva. Entre aquellas, se enumeró como
relevantes: al comportamiento que está relacionado con la existencia de actos de exhibición en el consumo; a la
acción descubierta no por la tenencia de la droga en sí sino por un hecho ajeno a esa conducta; y a la cantidad de
sustancia estupefaciente encontrada (ver más arriba)”.
“… todos estos parámetros son análogos a los que venía utilizando esta Sala desde su pronunciamiento en el
precedente “Thomas” (causa n° 23.552, reg. n° 25.071 del 9/5/06)”.
“La descripción del hecho imputado a Ponce (ver Considerando II) demuestra con claridad que se trató de un
comportamiento relacionado con la existencia de actos de exhibición en el consumo. Se trata, como ya se dijo, de
uno de los supuestos que, según la Corte, genera un riesgo para derechos o bienes de terceros y que habilita a
mantener en pie la tipicidad objetiva de acuerdo a lo previsto en el art. 14, segundo párrafo, de la ley 23.737”.
C.C.C. Fed. Sala II
7.10.2010
Cattani- Irurzun
“Ponce”
149
Causa 29.212
Reg. 32.005
J. 11 - S. 21
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA SIMPLE DE MATERIAL ESTUPEFACIENTE. ART. 14 PRIMERA
PARTE LEY 23.737. REQUISITOS TÍPICOS.
“…la valoración conjunta de las circunstancias objetivas del hecho, reconstruidas a partir de los dichos del
personal preventor y de los testigos, sumada a la cantidad de estupefaciente secuestrado, la forma en que se
encontraba y los demás elementos mencionados supra permiten, de momento, convalidar la calificación asignada,
sin perjuicio de la que en definitiva corresponda ante un eventual avance de la actividad pesquisativa y un posible
debate oral (conf. c. n° 28.208, “Cataldi”, rta. 27/12/96, reg N° 1161 y c. n° 36.238, “Navarrete Delgado”, rta.
23/06/04, reg N° 597 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
28.10.2010
“Ayarde”
Causa 44.772
Reg. 1083
J. 5 - S. 10
ESTUPEFACIENTES. VENTA DE ESTUPEFACIENTES SIN RECETA MÉDICA. ART. 8 LEY 23.737.
REQUISITOS TÍPICOS.
“No puede perderse de vista que los medicamentos de que se tratan contienen en su fórmula la droga
Hidrocodona (dihidrocodeinona), sustancia que al integrar el catálogo previsto en el Anexo del decreto 722/91 actualmente decreto 299/10-, posibilita encuadrar el accionar reprochado a los encartados en el tipo penal del
artículo 8° de la ley 23.737 (según arts. 40 de la referida normativa y art. 77 del C.P.), que resulta más específico
y por lo tanto desplaza la aplicación de la figura prevista en el artículo 204 del Código Penal que reprime la venta
sin receta de otros medicamentos que requieren ese requisito para ser comercializados”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
21.10.2010
“Romasanta”
Causa 29.456
Reg. 32.069
J. 9 - S. 17
EXTRADICIÓN. PROCESO DE EXTRADICIÓN. TRÁMITE. RECURSO DE APELACIÓN. TRIBUNAL
DE ALZADA COMPETENTE SEGÚN EL ESTADÍO PROCESAL EN QUE SE ENCUENTRA EL
SUMARIO.
“Habiéndose superado la etapa prevista por el artículo 30, segundo párrafo, de la ley 24.767 (conf. surge de la
certificación obrante a fs. 141 del incidente), que señala que el juicio de extradición se llevará a cabo conforme
las reglas que para el juicio correccional establece el Código Procesal Penal de la Nación, no resulta éste el
Tribunal competente para resolver la cuestión traída a su conocimiento, pues, en virtud de lo expuesto, el límite
de la intervención de esta Alzada sólo puede extenderse hasta la citación a juicio prevista por los artículos 405 y
406 -en función del 354- del Código Procesal Penal de la Nación”.
“En consecuencia, la vía pertinente para la tramitación de la cuestión es la casacional (ver al respecto de esta Sala
causa n° 29.465 “Braga”, reg. n° 31.750 del 6/08/10 y sus citas, entre muchas otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
20.10.2010
“Defrancesco”
Causa 29.760
Reg. 32.065
J. 5 - S. 10
FUNCIONARIO PÚBLICO. CONCEPTO. ALCANCES. ACCIÓN PENAL. PRESCRIPCIÓN. CAUSALES
DE SUSPENSIÓN.
“…debe tenerse presente que desempeñar un cargo público no es otra cosa que ejercer la función pública, es
decir, desarrollar un rol dentro de la Administración Pública participando en ella de modo accidental o
permanente “…sea por elección popular o por nombramiento de autoridad competente…”, no efectuando la ley
distinción alguna en torno a esta última circunstancia al momento de definir el significado de “funcionario
150
Poder Judicial de la Nación
público” y de “empleado público”, que a los efectos normativos previstos por nuestro codificador tienen idéntica
relevancia (confr. artículo 77 del libro de fondo y también los fundamentos brindados por esta Sala en el mismo
sentido en la causa N° 23.269, “Inc. de prescrip. de acción de Timar Musumeci”, del 2/2/2006, Reg. N° 24.770,
causa N° 26.839, “Del Valle Rivas, Olijela y otros s/procesamiento y embargo”, del 4/12/08, Reg. N° 29.271 y
causa N° 28.643, “Incidente de nulidad de Díaz E., Saglimbeni M. y Lannes F.”, del 23/3/10, Reg. N° 31.203 y
de Sala I, en causa N° 21.335, “Matus, Enrique s/incid. de prescripción de la acción penal”, del 14/9/90, Reg. N°
571)”.
“En cuanto al sentido de la causal de suspensión en estudio, es acertada la respuesta brindada por el Juzgador,
pues -conforme ha sostenido esta Sala en igual sentido, en causa n° 24.080, “CAVALLO, Domingo Felipe
s/prescripción”, del 30/11/06, Reg. N° 26.102 y causa N° 24.380, “GÓMEZ MEDINA, Daniel E.
s/procesamiento”, del 10/5/07, Reg. N° 26.781, entre otras-, el alcance asignado por el legislador en la
disposición del segundo párrafo del art. 67 del código sustantivo, relativo a la causal de suspensión allí
establecida, radica en evitar que todo aquél que esté incorporado formalmente a la administración pública o que,
simplemente participe en el ejercicio de funciones públicas, obstaculice o impida el ejercicio de la acción penal,
sin distinción de la influencia que pudiere ejercer a tales fines”.
“Es que, como adecuadamente ha expresado la Sala Cuarta de la Cámara Nacional de Casación Penal con cita de
USO OFICIAL
Nuñez “…su institución tiene como fin evitar la obstaculización o el impedimento de la acción penal, atendiendo
a la influencia del funcionario público imputado (autor citado, ‘Las disposiciones Generales del Código Penal’,
Marcos Lerner Editora, Córdoba, 1988, pág. 298)…” (confr. causa N° 6.744, “BARO, Rolando Oscar y otro
s/recurso de casación”, del 20/3/2009, Reg. N° 11.498.4)”.
“A lo que agregó que “…la influencia del funcionario público, tiene un sustento objetivo, esto es que el
esclarecimiento del delito pudiera frustrarse en razón de los obstáculos de hecho que genera para la
investigación la presencia de un funcionario público. Es decir, la razón de ser de la causal de suspensión
trasciende la atribución personal disvaliosa, y se funda en las características propias del acto de corrupción, lo
que se busca evitar es que el funcionario por el sólo hecho de ostentar el cargo obstaculice el accionar de las
investigaciones logrando impunidad, para el y para todos los partícipes del hecho…”.
“En función de ello el citado Tribunal finalmente concluyó que “…La paralización del curso de la prescripción
obedece a una decisión normativa de carácter fáctica, de no ser así, para hacer operar la causal, se debería
exigir la comprobación de maniobras tendientes a dificultar o entorpecer la investigación atribuibles al
funcionario, tal como se exige, por ejemplo para interrumpir la prescripción por la comisión de un nuevo delito.
Es que lo que la norma pretende no es oponer una conducta posterior al hecho reprochable al funcionario
público imputado, susceptible de agravar su situación en la causa, sino simplemente prevenir un posible contexto
objetivo de impunidad que pudiera afectar la investigación, aún sin ser reprochable al funcionario…”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
14.10.2010
“Viana”
Causa 29.488
Reg. 32.029
J. 12 - S. 23
FUNCIONARIO PÚBLICO. CONCEPTO. ALCANCES. PECULADO. ART. 261 CP. REQUISITOS
TÍPICOS
“Esta Sala ha sostenido que “…(…) se ha reputado “funcionario público” a la persona que, aunque no posea
dicho status, participe del ejercicio de las “funciones públicas”, considerando a éstas como actividad temporal o
permanente, remunerada u honoraria, realizada por una persona natural en nombre del Estado o al servicio del
Estado, o de sus entidades en cualquiera de sus niveles jerárquicos…” (cfr. c. 42.288, caratulada “Oporto, Rubén
s/procesamiento”, rta. el 5/3/09, reg. n° 173; con cita del fallo de la CNCP, “Tassano Eckart, C. …”, rta. el
1/11/01, reg. n° 1022, y c. n° 5539, caratulada “Vila, Julio …”, reg. 6988, rta. el 6/9/04). La opinión coincide con
la definición escogida por el Código Penal de la Nación Argentina (art. 77), por la Ley de Ética Pública 25.188
(art. 1) y por la Convención Interamericana contra la Corrupción (Anexo I, art. 1°)”.
151
“A ello cabe agregar lo dicho por este Tribunal en un caso que comparte aristas similares, en cuanto a que las
exigencias para revestir la calidad de funcionario público, en el ámbito del derecho penal, difieren de las que se
requieren en derecho administrativo. Fernández actuó como funcionaria pública, más allá de su condición de
contratada, toda vez que participó del ejercicio de funciones públicas (conf. c.32.486, caratulada “Rosemberg,
Aldo y otros s/infracción arts. 173, inc. 7mo, 174 inc. 5to. y 256 del C.P.”, resuelta el 5/3/2001, reg. n° 104)”.
“Así, en consonancia con lo expuesto y siguiendo los argumentos de Ricardo Nuñez, se ha dicho que “en lo que
al derecho penal atañe, lo que da la idea de lo que es un funcionario público o empleado público…es la
participación en el ejercicio de funciones públicas…” –a diferencia del derecho administrativo en el cual el
empleado público no participa en la función pública-, mediante la facultad delegada de manera permanente o
accidental de “…formar o ejecutar la voluntad estatal para realizar un fin público…” (cfr. c. 29.140, “Conforti”,
reg. n° 959, resuelta el 13/11/97; c. 31.288, “Luna”, reg. n° 1033, resuelta el 11/11/99; c. 32.314, “Genazzini”,
reg. n° 922, resuelta el 28/9/2000; c. 31.982, “Masón”, reg. n° 689, resuelta el 14/8/2000; Nuñez, Ricardo, “El
significado del concepto “funcionario público” en el Código Penal”, J.A., 1970, pág. 544/6)”.
“A lo que se agregó “…a los fines del artículo 77 del Código Penal de la Nación, los términos “funcionario
público” y “empleado público” resultan equiparables, siendo el único requisito exigido por dicha norma el de
participar del ejercicio de la función pública, ya sea por nombramiento de autoridad competente o elección
popular. No atiende a que se invista a la persona de una calidad jurídica determinada, sino que se atribuye el
mencionado “status” al sujeto que de algún modo participa del ejercicio de la función pública. De hecho se le
aplica tal calificativo a quien por cargo no lo tiene –mero empleado- cuando participa de tal función…” (cfr.
además Sala II, c. 8.345, “Roldán”, reg. n° 9163, resuelta el 30/6/1992; c. 7.943, “Molinas”, reg. n° 8370 bis,
resuelta el 24/4/1992)”.
“Esta Sala ha sostenido que “sustraer significa extraer o quitar los bienes de la tenencia -efectiva o simbólicacon que en el ámbito administrativo han sido colocados por leyes, reglamentos u órdenes, lo cual, se entiende, no
exige la apropiación”(c. n° 41.828, caratulada “Kammerath, Germán s/sobreseimiento”, rta. 4/8/09, reg. n°
743)”.
“Al respecto, Soler enseña que “…la substracción a que se refiere el art. 261 consiste en el acto de poner los
bienes fuera del alcance de la custodia bajo la cual las leyes, los reglamentos o, en general, las disposiciones las
colocan (...) Basta, pues, comprometer el dinero, porque ello basta para hacerle perder al dinero del Estado la
condición de ser una clase de fondos que solamente se mueven por actos de autoridad…” (Aut. Cit., “Derecho
Penal Argentino”, tomo V, “TEA” Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1996, pág. 237/238)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
14.10.2010
“Fernández”
Causa 43.854
Reg. 1037
J. 5 - S. 9
LEY 25.891. ART. 10, 11 Y 12. ADQUISICIÓN O UTILIZACIÓN DE TELÉFONOS CELULARES O
TARJETAS DE TELEFONÍA CELULAR DE ORIGEN ILEGAL. REQUISITOS TÍPICOS.
“…esta Sala ha dicho que: “…el artículo 12 de la ley 25.891 pretende englobar aquellos comportamientos que no
se encuentran descriptos en los artículos 10 y 11 pero que de algún modo se relacionan con aquellas maniobras,
es decir que intenta incriminar la conducta de las personas que adquieren o utilizan teléfonos celulares o tarjetas
de telefonía de origen ilegal, conociendo esta circunstancia. Queda comprendido en la descripción quien de
cualquier forma se valga de estos materiales que hayan sido hurtados, robados, perdidos u obtenidos mediante
fraude (ver los fundamentos de proyecto de ley de los Senadores Guillermo Jenefes, Miguel A. Pichetto y Jorge
M. Capitanich, pág. 1095, Antecedentes Parlamentarios, tomo 2004-b, La Ley)…” (causa n° 41.916 “Figueredo,
Jorge Antonio s/ procesamiento” Reg. n° 1207 del 14/10/08)”.
“Por otra parte y ante un caso similar al estudiado en esta causa, la Sala ha dicho que: “…conformado entonces
que fuera el elemento objetivo del tipo penal endilgado, el hecho de que se trate de la actividad que los incusos
152
Poder Judicial de la Nación
desplegaban en forma habitual, permite interpretar que el carácter ilícito de la maniobra desplegada no podía
escapar a su conocimiento, por lo que tampoco es posible descartar el dolo en el accionar de los encartados, tal
como solicitara el recurrente…” (causa n° 43.075 “Cabral, Eduardo Alberto y otra s/procesamiento sin prisión
preventiva” Reg. n° 982 del 15/09/10)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
26.10.2010
“Albornoz”
Causa 42.854
Reg. 1073
J. 12 - S. 23
LEY PENAL. LEY PENAL MÁS BENIGNA. APLICACIÓN.
“… debe tenerse en cuenta que destacada doctrina ha sostenido que el artículo 2º del Código Penal, no obliga a
aplicar la ley más benigna cuando dos o más leyes rijan sucesivamente durante el tiempo que dure la “comisión
del hecho”, sino que obliga a aplicar la ley más benigna de las que rijan en el tiempo intermedio entre la comisión
y el de extinción de los efectos de la condena. A ello se agrega que si el accionar se sigue cometiendo en vigencia
de la nueva ley, ésta es aplicable, con lo que no se viola la irretroactividad de la ley penal ni rige el principio del
artículo 2º del código de fondo, porque la primera ley a tomar en cuenta para hacer jugar la regla de la
retroactividad de la ley más benigna es la del tiempo en que se desarrolla la última parte de la conducta (conf.
USO OFICIAL
Fierro, Guillermo J., “La ley penal y el derecho transitorio”, Ediciones Desalma, 1978, pág 220/6)”.
“En ese marco se ha señalado que debe tomarse como referencia para la aplicación de la norma en cuestión el
tiempo del último acto de la conducta o el momento de la conclusión de la acción, lo que no afecta al principio de
legalidad porque la conducta siguió realizándose durante la vigencia de la nueva ley (conf. Creus, Carlos,
“Derecho Penal. Parte General”, pág 95/6, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2004)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
14.10.2010
“Díaz”
Causa 29.368
Reg. 32.026
J. 5 - S. 10
MARCAS Y DESIGNACIONES. LEY 22.362. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO. FALSIFICACIÓN DE
MARCAS.
REQUISITOS
TÍPICOS.
COMERCIALIZACIÓN
DE
PRODUCTOS
CON
MARCA
FALSIFICADA.
“De esta forma, se encuentra acreditado en autos que en el taller de costura propiedad del imputado, se
secuestraron gran cantidad de prendas de vestir y de etiquetas de marcas registradas -tal como fuera
posteriormente acreditado con los informes del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (fs. 35/43 y
363/368)- no contando con aprobación para su uso conforme surge de los testimonios mencionados ut supra, de
los que específicamente se desprende que no autorizaron al encartado ni contrataron ningún servicio con el taller
textil de la calle Juana Azurduy referido”.
“Esta circunstancia
se erige
como un elemento fundamental a tener en cuenta en lo que respecta a la
falsificación de las mencionadas marcas, en tanto y en referencia al delito que nos ocupa, tiene dicho la doctrina
que “Nadie tiene por qué tener marcas que le pertenecen a un tercero, salvo que el titular de las mismas le haya
encargado su fabricación o su depósito. Toda otra tenencia no justificada constituye prueba irrefutable del
delito.” (conf. Otamendi, Jorge, Derecho de marcas, Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires 1999, pág. 271)”.
“En esta dirección, es dable recordar que, con relación al tipo penal en que encuadra la conducta que se le endilga
“No es necesario sorprender
al supuesto autor “fabricando”o imprimiendo la marca. El solo hecho de
encontrar en su poder etiquetas sueltas o envases sirve como prueba irrefutable de su carácter de autor.” (conf.
misma cita, pág. 270). Tampoco se han hallado elementos que permitan tener por acreditada la buena fe de
Najdorf en la tenencia de las etiquetas y determinar su procedencia e individualizar a persona alguna que las
hubiera transmitido”.
“Asimismo, en relación al delito de comercialización de los productos con marca falsificada que también se le
imputa, cabe referir que “el inciso d del art. 31 se refiere al último paso en la cadena de los delitos marcarios, el
153
ofrecimiento al público y la comercialización de productos…Los conceptos de puesta en venta y
comercialización son de una gran amplitud y comprenden todos los actos de exhibición y oferta, y los de
intercambio, alquiler o cualquier otra forma mediante la cual alguien adquiera algún derecho sobre el
producto…Quien tiene mercadería es para venderla… La puesta en venta no se limita a los caso de mercadería
encontrada en el local de ventas o depósito del comerciante. Todos los actos preparatorios para la venta o
comercialización quedan comprendidos…” (libro citado, sexta edición, Buenos Aires 2.006, pág. 276/277)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
5.10.2010
“Najdorf”
Causa 29.218
Reg. 31.975
J. 3 - S. 5
NULIDAD. FALTA DE FUNDAMENTACIÓN DE LA SENTENCIA. ART. 123 CPPN. IMPROCEDENCIA.
MEDIDAS CAUTELARES. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA.
“Nuestro máximo Tribunal ha establecido en reiteradas ocasiones la exigencia de que “las sentencias sean
fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho vigente con aplicación de las circunstancias
comprobadas de la causa” (Fallos 331:1090, entre muchos otros)”.
“En lo concerniente a ese requisito, se ha precisado que “La motivación ‘constituye el signo más importante y
típico de la racionalización de la función jurisdiccional, se establece como uno de los requisitos esenciales de la
sentencia… es la enunciación de las premisas del silogismo que concluye en los puntos resolutivos… una
comprobación lógica para controlar a la luz de la razón, la bondad de una decisión surgida del sentimiento; es la
racionalización del sentido de justicia…’ (Calamandrei, Proceso y Democracia, p. 115 y ss)” (Navarro, Guillermo
Rafael y Daray, Roberto Raúl, “Código Procesal Penal de la Nación”, ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2004, tomo
I, pág. 361)”.
“En otras palabras, “Las apreciaciones allí realizadas deben respetar los principios de coherencia y derivación,
entendido el primero como una motivación congruente, no contradictoria e inequívoca, y el segundo referido a la
necesidad de que las inferencias razonables sean deducidas de la prueba y de la sucesión de conclusiones que se
vayan determinando en el desenvolvimiento del pensamiento conforme a los principios de la psicología y la
experiencia común” (Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, S. I Penal, “ASSI, I.”, rta. 21/5/01)”.
“En el caso sub examine, el a quo ha explicitado suficientemente cuáles son los motivos que lo llevaron a afirmar
la existencia de los presupuestos necesarios para el dictado de cada una de las medidas cautelares impugnadas”.
“Al definir el instituto bajo estudio, Leguisamón sostiene que “las medidas cautelares o precautorias son
aquellas que tienden a asegurar el resultado de la sentencia que recaerá en un proceso determinado, para que la
justicia no sea burlada haciendo imposible su cumplimiento” (Leguisamón, Héctor E., “Derecho Procesal Civil”,
Rubinzal Culzoni Editores, Buenos Aires, 2009, tomo II, pág. 541)”.
“En el mismo sentido, se ha dicho que “Se establecen por la ley resoluciones preventivas o cautelares para
asegurar los bienes y las personas involucradas en la litis, y para ello el mantenimiento o, en algunos casos, la
alteración de los estados de hecho y de derecho vigente…” (Kielmanovich, Jorge L., Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, comentado y anotado”, ed. Lexis Nexis, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, tomo I, pág.
264)”.
“De lo expuesto se desprende, entonces, que “la finalidad de las medidas cautelares es evitar que el tiempo que
insume el proceso frustre el derecho… se asegura así el eventual cumplimiento de la condena…” (Arazi, Roland,
“Medidas Cautelares”, ed. Astrea, Buenos Aires, 1999, pág. 4/5)”.
“Cuando son dictadas en el marco de un proceso penal, las medidas de carácter real tienden a asegurar,
específicamente, la ejecución de una eventual pena pecuniaria, la indemnización civil derivada del delito y las
costas del proceso; mientras que aquellas de carácter personal se dirigen a asegurar la sujeción al proceso de una
o varias personas”.
“En un precedente reciente en el cual analizamos en profundidad la legitimidad de las medidas cautelares
impuestas durante la etapa de instrucción, hemos dicho que “Si el proceso penal persigue hacer actuar la ley
154
Poder Judicial de la Nación
material y ésta impone, como uno de sus propósitos, la reposición al estado anterior del delito, en cuanto sea
posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias (art. 29, inc. 1 C.P., según ley
25.188) y así la recuperación de activos provenientes de hechos de corrupción y la eliminación de sus
consecuencias (Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción), nada obsta a que se dicten, durante
su sustanciación, medidas cautelares para asegurar esa finalidad (cfr., mutatis mutandi, art. 280 del C.P.P.N.),
siempre que se configuren ciertos presupuestos” (c. n° 43.214, “Vago, Gustavo (Skanska S.A.) s/ embargo
preventivo”, rta. 31 de agosto de 2010, reg. n° 819)”.
“Son dos los presupuestos fundamentales que deben encontrarse presentes para justificar su adopción: la
verosimilitud del derecho -fumus bonis iuris- y el peligro en la demora -periculum in mora-”.
“En primer lugar, se exige que el derecho invocado -o, en realidad, los hechos en los que se funda el derecho en
cuestión- goce de un cierto grado de verosimilitud. No se requiere una acreditación plena, un conocimiento
exhaustivo y profundo de la materia controvertida -en el caso de un proceso penal, de la ocurrencia del suceso
pesquisado y de la participación en él del encausado-, sino que se exige uno encaminado a obtener un
pronunciamiento de mera probabilidad acerca de la existencia del derecho discutido, es decir, la apariencia de su
configuración”.
“Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho que “como resulta de la naturaleza de las
USO OFICIAL
medidas cautelares, ellas no exigen de los magistrados el examen de certeza sobre la existencia del derecho
pretendido, sino sólo de su verosimilitud, desde que el juicio de verdad en esta materia se encuentra en oposición
a la finalidad del instituto cautelar, que no es otra cosa que atender a aquello que no exceda el marco de lo
hipotético…” (Fallos 306:2060)”.
“En segundo lugar, debe existir un temor grave y fundado de que durante la sustanciación del proceso, con
motivo del transcurso del tiempo que éste insumirá, pueda frustrarse el cumplimiento de la sentencia. El peligro
debe ser objetivo y derivar de circunstancias fácticas comprobadas en el sumario”.
“Requiere una apreciación atenta de la realidad comprometida, con el objeto de establecer cabalmente si las
secuelas que llegue a producir el hecho que se pretende evitar pueden restar eficacia al reconocimiento del
derecho en juego, operado por una posterior sentencia (C.S.J.N., “Albornoz c/ M.T.S.S. s/ medida de no
innovar”, rta. 20/12/84)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
5.10.2010
“Jaime”
Causa 44.244
Reg. 992
J. 7 - S. 14
PRUEBA. ACTA DE SECUESTRO. AUSENCIA DE DETALLE DE LOS ELEMENTOS SECUESTRADOS.
NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“Este Tribunal lleva dicho que “habiéndose cumplimentado los requisitos formales impuestos por el
ordenamiento procesal relativos a la concurrencia de testigos instrumentales que firmaron las actas, de
conformidad con lo exigido por el artículo 138 del C.P.P., los cuestionamientos realizados (…) deben
desplazarse al ámbito relativo al valor de la prueba colectada y su convicción” (conf. causa nº 28.209 “Pepsi
Drugstore”, reg. nº 30.429 del 29/09/09 y sus citas)”.
“Asimismo, se ha afirmado que “aunque no se encuentren minuciosamente detallados los elementos incautados
en el acta de secuestro, la deficiencia que exista al respecto puede ser subsanada por otras vías, tales como una
comparación de los objetos que se encuentren reservados en la causa y los inventarios realizados por el personal
policial que indiquen el nombre del intérprete, el título de los discos compactos y la marca del disco regrabable
que fue utilizado” (ver causa nº 26.690 “Yupanqui”, reg. nº 26.436 del 21/02/07, causa nº 27.236 “Sajami
Tuesta”, reg. nº 29.282 del 5/12/08, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
14.10.2010
“Molero Rayme”
Causa 29.605
Reg. 32.024
J. 4 - S. 7
155
RECURSO
DE
APELACIÓN.
REQUISITOS
PARA
SU
PROCEDENCIA.
CUESTIONES
NO
SUSCEPTIBLES DE APELACIÓN. LUGAR DE ALOJAMIENTO DE DETENIDOS.
“…tal como reiteradamente se ha sostenido, el lugar de alojamiento de los detenidos, siempre que sea bajo la
órbita y con personal del Servicio Penitenciario Federal, no es materia recurrible por tratarse de una potestad
propia del Juez de la causa (conf. esta Sala en causa n° 26.342 “Dra. Blanco”, rta. el 7/3/08, reg.n° 28.166; causa
n° 26.887 “Acosta”, rta. el 22/7/08, reg.n° 28.721; y causa n° 28.949 “Diaz Smith”, rta. el 24/6/10, reg.n° 31.576,
entre otras)…”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
21.10.2010
“Zanola”
Causa 29.762
Reg. 32.070
J. 5 - S. 9
RECURSO DE CASACIÓN. IMPROCEDENCIA. COMPETENCIA. CUESTIONES DE DERECHO
PROCESAL.
“Que la resolución impugnada no constituye sentencia definitiva ni equiparable a tal pues, tal como
reiteradamente ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por regla las decisiones que declaran la
improcedencia de recursos deducidos ante los tribunales de alzada, en la medida en que se refieren a los límites
de la competencia asignados a éstos, comprometen sólo cuestiones de derecho procesal, ajenas a las instancias
extraordinarias (Fallos 315:2757, 315:1629, 315:761, 312:426, 311:509, 311:148, 307:474, 302:1430, 300:436 y
299:268, entre muchos otros; y de esta Sala, causa n° 11.211 “Dr. Fallon”, rta. el 16/11/95, reg. n° 12.523 y causa
n° 24.909 “Cavallo”, rta. el 4/4/07, reg. n° 26.627)”.
“La excepción al principio enunciado exige la verificación de un apartamiento de las constancias del juicio o
cuando el examen de los requisitos se efectúa con injustificado rigor formal que afecta la garantía de la defensa
en juicio …”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
5.10.2010
“Mühlemann”
Causa 29.373
Reg. 31.982
J. 1 - S. 2
RECURSO DE CASACIÓN. SENTENCIA DEFINITIVA. CONCEPTO. ALCANCES.
“… tiene dicho la Cámara Nacional de Casación Penal que ASon sentencias definitivas aquellas ´que dirimen la
controversia poniendo fin al pleito o haciendo imposible su continuación´ (conf. Imaz y Rey, ´El recurso
extraordinario´, págs. 199, 3da. Edición actualizada, Bs. As., 2000) y se equiparan a ellas, por sus efectos, los
autos que ponen fin a la acción, a la pena o hacen imposible que continúen las actuaciones o denieguen la
extinción, conmutación o suspensión de la pena” (CNCP, Sala III, c. 6352 “Salvia, Angel s/ queja”, rta. 20/10/05,
reg. 882/05)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler
12.10.2010
“Vergez”
Causa 44.619
Reg. 1015
J. 5 - S. 10
REQUISA. REQUISA PERSONAL. DETENCIÓN. REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA. ARTS. 230
BIS Y 284 CPPN. PROCEDIMIENTO POLICIAL. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“…este Tribunal ha sostenido reiteradamente que existiendo determinadas circunstancias alegadas por los
preventores y no siendo éstas manifiestamente inconducentes para proceder en consecuencia, no resulta la
presente la etapa procesal oportuna para decidir de modo definitivo cuestiones como la aquí ventilada, sino el
eventual debate a realizarse en autos de acuerdo al panorama más completo que allí se colecte (de esta Sala, causa
n° 27.873 “Maidana”, reg. n° 30.084 del 25/06/09; causa n° 28.109 “Badaracco”, reg. n° 30.300 del 1/9/09, causa
n° 28.235 “Ledesma” del 16/11/09, entre otras)”.
156
Poder Judicial de la Nación
“En tal dirección, cabe resaltar que de la lectura de los artículos 230 bis y 284 del C.P.P.N puede establecerse de
modo preciso, bajo qué circunstancias los funcionarios policiales pueden detener a una persona y requisarla
prescindiendo de orden judicial previa”.
“La ley requiere (en el caso de requisa), la “concurrencia de circunstancias previas o concomitantes que
permitan justificar dichas medidas” siempre que haya motivos suficientes para presumir que la persona prevenida
oculta cosas en su cuerpo relacionadas con un delito; mientras que los funcionarios deben detener aún sin orden
cuando existan “indicios vehementes de culpabilidad y peligro inminente de fuga”, como “a quien sea
sorprendido en flagrancia en la comisión de un delito”.
“Así entonces, en este caso, las referencias del personal policial en cuanto observó un intercambio de elementos
entre dos sujetos como así también las demás circunstancias que relató, satisfacen la exigencia mínima de
fundamentación requerida por la normativa que habilita a la fuerza de seguridad a proceder a la detención de un
ciudadano prescindiendo de orden judicial”.
“En consecuencia, a la luz de los parámetros legales apuntados, resulta evidente que tanto en la detención, como
en la requisa practicada sobre el imputado y en la realizada en el automóvil que conducía, mediaron razones de
urgencia que objetiva y razonablemente justificaron tal proceder, por lo que la invalidez que se pretende no
tendrá acogida favorable”.
USO OFICIAL
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
25.10.2010
“Wilchepol”
Causa 29.582
Reg. 32.076
REQUISA.
REQUISA
PERSONAL.
REQUISA
J. 1 - S. 1
DE
AUTOMOTOR.
REQUISITOS
PARA
SU
PROCEDENCIA. DETENCIÓN. PROCEDIMIENTO POLICIAL. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“Con respecto a la nulidad planteada por la defensa resulta de gran importancia resaltar que aun no se ha obtenido
la declaración judicial de los dos oficiales que llevaron a cabo el procedimiento, cuyo testimonio resulta
ineludible al momento de decidir sobre esta cuestión. Máxime, teniendo en cuenta que la declaración de nulidad
de un acto del proceso es un remedio de naturaleza extrema y de interpretación restrictiva, por lo cual debe
preservarse ante cuestiones que no impliquen una probada afectación de las reglas del debido proceso. En este
mismo punto advierten los suscriptos que las circunstancias expuestas por los funcionarios policiales en el acta
que da pie a estos obrados, en particular respecto de la actitud del encartado ante la presencia policial, indican, en
principio, que se ha actuado dentro del marco de facultades que le otorgan los artículos 184 inc. 5 y 230 bis del
Código Procesal Penal de la Nación (ver, en este sentido, causa n° 28.755, “Fernández, Oscar Alejandro
s/procesamiento”, reg. 31.124 del 4/03/2010, entre muchas otras)”.
“Por otra parte la doctrina del Fallo “Daray” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Fallos, 318:1985),
invocada por el recurrente no resulta aplicable para el caso, en cuanto en el mencionado precedente se imputaba
la ilegitimidad de una detención so pretexto de realizar "una mayor verificación de la documentación del
vehículo", mientras que aquí se requisó el automóvil y se detuvo al imputado a partir de sus propias
manifestaciones, aspecto sobre el cual resulta de aplicación la jurisprudencia según la cual “la mera
comunicación de un dato del imputado al personal policial, en la medida que no sea producto de coacción, no es
indicio que deba desecharse de la investigación criminal” (cfr. CSJN “Cabral” LL, 1993-B-257; “Schettini” LL,
1995-B-33, “García D’Auro” LL, 1996-B-384, “Minaglia, Mauro Omar y otra” M.3710. XXXVIII, del 4/9/07 y
esta Sala in re: C.29.449 “Price Figueroa” del 31/8/10, reg.31.851)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun
13.10.2010
“Lanni”
Causa 29.529
Reg. 32.020
J. 11 - S. 22
ACCIÓN CIVIL. CARÁCTER ACCESORIO DE LA ACCIÓN PENAL.
157
“Que este Tribunal en ejercicio del control de admisibilidad de los recursos que nos compete, entiende que
conforme se desprende del art. 16 del Código de forma, la acción civil posee un carácter accesorio y que, si la
acción penal no prosigue, aquella tampoco podrá continuar ante los tribunales penales, sino que debe ejercerse el
derecho de que el recurrente se considera acreedor en la sede civil correspondiente (“Código Procesal Penal,
Comentado, anotado y Concordado” Donna-Maiza, Editorial Astrea Bs.As. 1994)…”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
16.11.2010
“Feltrin”
Causa 45.002
Reg. 1150
J. 1 - S. 1
ACCIÓN CIVIL. PLAZO PARA CONSTITUIRSE EN ACTOR CIVIL EN EL PROCESO PENAL.
EMBARGO. PAUTAS PARA FIJAR SU MONTO.
“…habrá de indicarse que la constitución de actor civil en el proceso penal puede realizarse hasta la instancia
prevista en el artículo 90 del código adjetivo, con lo cual es factible proceder en este momento a la traba de un
embargo en pos de un eventual resarcimiento en caso de recaer condena y siendo que la responsabilidad en torno
a este aspecto es solidaria entre todos aquellos que hubieren intervenido en el delito, la fijación de su monto se
estima adecuado, por lo que también corresponde su confirmación (artículos 518, primer párrafo, y 533, inciso
1°, del Código Procesal Penal y 29, inciso 3° y 31 del Código Penal)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
16.11.2010
“Minetti”
Causa 29.405
Reg. 32.178
J. 4 - S. 8
ACCION PENAL. DELITO DE ACCIÓN PRIVADA. EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN. DESISTIMIENTO.
DESISTIMIENTO TÁCITO.
ART. 422 CPPN. INCONSTITUCIONALIDAD. IMPROCEDENCIA.
DISIDENCIA.
“…la cuestión relativa al carácter sustantivo de la norma ha quedado zanjada desde hace tiempo por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación pues, si bien impulsada desde otros ordenamientos rituales como aquellos
concebidos para las provincias de Entre Ríos, Córdoba, La Rioja, Tucumán y Chaco (conf. Fallos 178:31;
219:400; 267:468; 276:376 y 308:2140, respectivamente), sus conclusiones inciden directamente en la materia
que aquí se plantea” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Comparto la posición que considera que al sancionar esa norma –si bien de claro carácter sustantivo- el
Congreso Nacional ha actuado como legislatura equivalente a la provincial que no puede pretender validez
nacional, por lo que admitir su aplicación generaría intolerables desigualdades” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Al respecto, se ha dicho que “pese a que las modalidades de detalle las instituciones de derecho común pueden
no ser iguales en todo el país, sí debe serlo su régimen general, razón por la cual no es posible que el ejercicio de
las acciones penales tenga consecuencias disímiles en las distintas localidades en que el país se divide
políticamente, según el caso sea de competencia ordinaria o federal; se llega a la conclusión de que los arts. 422,
inc. 1° y 423 del C.P.P.N. son inconstitucionales” (C.N.C.P., Sala I, causa nro. 1435, reg. nro. 1831.1, rta.
15/10/97. En igual sentido, ver de la misma Sala, causa nro. 4397, reg. nro. 5567.1, rta. 13/12/02)” (Del voto del
Dr. Ballestero).
“En esa misma tesitura, con claridad se ha reconocido que esa discriminación a la que se ha hecho referencia se
torna sumamente notoria cuando en una misma provincia los delitos de naturaleza federal sean destinatarios de un
tratamiento especial. En esos casos se concedería una ampliación de las causales de extinción de la acción,
taxativamente enumeradas en nuestro Código Penal, que no habrá de alcanzar a aquellos sujetos imputados por
delitos –incluso los mismos que hoy son sustento de este proceso- que no gocen de esa cualidad excepcional”
(Del voto del Dr. Ballestero).
“En efecto, esto conduciría a que “en el mismo territorio nacional coexistieran distintas formas de extinción de la
acción, y por ende a una reforma parcial de la ley sustantiva, hecho por vía de la reforma procesal, lo que llevaría,
158
Poder Judicial de la Nación
sin lugar a dudas, a una desigualdad legal que ataca principios básicos de la Constitución Nacional (arts. 16 y 18
C.N.)…es decir, la norma debe ser imperativa y tener el fin de legislar sobre el fondo y para todos los habitantes,
como parte integrante del Código Penal. Cuando el Congreso dicta la ley procesal para la Nación y el fuero
federal, actúa como legislatura equivalente a la provincial, que no puede pretender validez nacional. De lo
contrario, la República Argentina tendría dos códigos penales regulando este punto. Situación ésta que repugna,
tanto desde lo legal como desde lo lógico” (C.C.C., Sala I, causa nro. 19.660, “Pizarro, Jorge”, rta. 14/02/03, ver
asimismo, C.C.C., Sala IV, causa nro. 23.595, rta. 24/06/04)” (Del voto del Dr. Ballestero).
“Por eso es que sólo puede conservarse inalterable el régimen general que el Código Penal ha estipulado al tratar
las causales de extinción de la acción (art. 59 y ss. C.P.), y, en consecuencia, la declaración de
inconstitucionalidad de la disposición se torna ineludible a fin de reforzar en el caso, el único y exclusivo imperio
de aquellas regulaciones de alcance en todo el territorio nacional. Así lo voto” (Del voto del Dr. Ballestero).
“la cuestión que centra esta controversia ya ha sido resuelta por los suscriptos en ocasión de intervenir en la causa
nro. 40.133, caratulada “Vázquez, Adolfo R. s/extinción de la acción penal” (Reg. nro. 1055, resuelta el 13 de
septiembre de 2007)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En este sentido, corresponde mantener nuestra postura relativa a la regularidad constitucional de la norma
contenida en el inciso 1ro. del artículo 422 del Código Procesal Penal de la Nación, pues como sostuviéramos en
USO OFICIAL
la oportunidad citada, consideramos que atendiendo la materia que regula y el carácter nacional del órgano que la
sancionó, más allá del libro de leyes en el que se encuentra codificada, debía concluirse en su carácter sustantivo
y en tanto reglamentaria del inciso 4to. del artículo 59 del Código Penal, extensiva a todo el territorio nacional”
(Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“En efecto, pues concluimos que el Máximo Tribunal al declarar la inconstitucionalidad de las normas procesales
de los códigos de procedimiento penal de las provincias de Entre Ríos (Fallos 178:31), Córdoba (Fallos 219:400),
La Rioja (Fallos 267:468), Tucumán (Fallos 276:376), y Chaco (Fallos 308:3140), antes de considerar que las
normas procesales del tipo de la enmarcada en el inciso 1ro. del artículo 422 del C.P.P.N. reglamentaban el inciso
4to. del artículo 59 del C.P., entendió que se trata de supuestos en que las legislaturas provinciales se arrogaron
facultades conferidas exclusivamente al Congreso Nacional según lo previsto por el artículo 75 inciso 12 de la
C.N” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“… toda vez que el Congreso Nacional es el órgano legislativo al que la Constitución le otorga las más amplias
facultades legislativas –en tanto dicta leyes federales, leyes de fondo y leyes locales-, no se vislumbran motivos
razonables para suponer que el artículo 422 inciso 1ro. del C.P.P.N. ha sido dictado por el Congreso Nacional en
su calidad de legislatura local de la Capital Federal (artículo 75 inciso 30 de la C.N.)” (Del voto de los Dres.
Freiler y Farah).
“Consecuentemente, antes de supeditar al arbitrio del intérprete el carácter de las normas sancionadas por el
parlamento nacional y en pos de una interpretación y aplicación in bonam partem de la ley penal, habrá que
concluir que la norma cuestionada amplía la normativa que regula –desde el Código Penal- la extinción de la
acción penal privada por renuncia del agraviado” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“Es que el único supuesto en que podría plantearse una invasión legislativa por parte de la legislatura nacional, es
justamente, el inverso al tratado por la Corte Suprema en los precedentes indicados. Se daría en el caso en que,
con pretensiones de vigencia en toda la República, el Congreso Nacional legislara una regla claramente procesal.
Aún en tales supuestos, el caso no se resolvería “…por la invalidación total de la regla, sino, antes bien, por la
reducción de su vigencia al ámbito territorial o de asuntos penales para el cual el Congreso nacional conserva
competencia.” (Julio B. Maier, “La renuncia de la acción penal privada y el abandono de la querella”, Nueva
Doctrina Penal, año 1997 “B”, Pág. 753/4, nota nro. 16)” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
“La postura argumentada, por lo demás, se encuentra acorde a la reiterada advertencia efectuada por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación acerca de la gravedad institucional que acarrea la declaración de
inconstitucionalidad que se justifica sólo como última ratio del orden jurídico (Fallos 311:1399; 311:394; 312:72;
312:122; 314:407, entre otros), y resulta compatible con el deber del Estado de no dilatar injustificadamente el
159
sometimiento a proceso de las personas (art. 7, punto 5 de la C.A.D.H.), circunstancia, entonces, que también
avala la regularidad constitucional de la disposición” (Del voto de los Dres. Freiler y Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
8.11.2010
“Robledo”
Causa 44.268
Reg. 1118
J. 12 - S. 24
ADMINISTRACIÓN FRAUDULENTA. REQUISITOS TÍPICOS. SUJETO PASIVO. BIENES DEL
ESTADO NACIONAL. BANCO DE LA NACIÓN ARGENTINA. COMPETENCIA. COMPETENCIA
FEDERAL.
“El primero de los agravios se relaciona con el carácter público de los fondos que el B.N.A. atesora en torno a la
finalidad a la que se apliquen esos fondos. Entendemos que este cuestionamiento debe ser rechazado, ya que
“toda actividad en la cual tenga participación el Estado, como así también los bienes que la misma involucra,
merece una especial protección por parte de la ley penal justificada en el carácter público de aquellos, sean dichos
negocios de naturaleza comercial o financiera. ‘La tesis de la pertenencia, en materia de delitos contra la
administración pública, indica el carácter público cualquiera sea la función a la que los bienes estén afectados,
desde que los bienes públicos se caracterizan por el hecho de que el Estado puede disponer de ellos para
afectarlos a servicios o fines públicos’” (C.N.C.P., sala I, “Barreiro” del 16/07/97; y de su sala II, causa n° 3804
“Galván” del 24/05/2002, reg. 4944 y de esta Sala, causa n° 42.104 “Del Gener”, reg. n° 241 del 25/03/2009)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
30.11.2010
“Maruhak”
Causa 44.297
Reg. 1216
J. 9 - S. 18
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. DELITOS CULPOSOS. DELITOS CULPOSOS POR OMISIÓN. DEBER
DE CUIDADO. CONCEPTO. ALCANCES. PRINCIPIO DE CONFIANZA. POSICIÓN DE GARANTE.
CONCEPTO. DISIDENCIA.
“El artículo 99 inciso 1° de la Constitución Nacional establece que el presidente es el responsable político de la
administración general del país. Sin embargo, su ejercicio corresponde, en primer lugar, al jefe de gabinete y,
luego, al resto de los ministros, secretarios y funcionarios del Poder Ejecutivo (ver art. 100 de la CN y Gelli,
María A. “Constitución de la Nación Argentina. Comentada y Concordada.”, cuarta edición ampliada y
actualizada, Tomo II, Arts. 44 a 129, Ed. La Ley, pág. 359)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“De ahí se desprende que, si bien todo el aparato coactivo del Estado se encontraba jerárquica y estructuralmente
bajo la dependencia final de Fernando de la Rúa, quien poseía, en última instancia, el mando sobre las fuerzas de
seguridad; ello no significaba que existiera en su cabeza la obligación de ejercer funciones operativas en el marco
de la política de seguridad, pues esas tareas estaban delegadas en funcionarios menores (conf. de la Sala I, causa
35.853 “de la Rúa”, reg. n° 498 del 2/6/04 -con intervención del Dr. Irurzun-)” (Del voto de los Dres. Irurzun y
Farah).
“En definitiva, aunque se entendiera que en esa materia el ex Presidente tenía un deber de control sobre la
actuación de los funcionarios competentes, lo cierto es que dicho papel de supervisión, por regla, le imponía
como máximo obrar con la debida diligencia propia de sus específicas funciones constitucionales (vgr, remoción
del jefe de gabinete y ministros y asunción de competencias administrativas previamente delegadas)” (Del voto
de los Dres. Irurzun y Farah).
“Sin embargo, para que lo anterior trajera aparejada esta última obligación adicional -la de reasumir la toma de
decisiones administrativas delegadas- era necesario corroborar, por medios objetivos y concretos, determinadas
circunstancias especiales: a) que existieron evidencias de un manifiesto desvío de poder por parte de todos
aquellos integrantes del Poder Ejecutivo por debajo suyo en la cadena de responsabilidades; b) que la
información al respecto estuvo a su alcance; c) que recibió esos datos en las condiciones –de tiempo y modosuficientes para imponer un curso de acción diferente” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
160
Poder Judicial de la Nación
“En base a todas esas disposiciones legales, es claro que, al tiempo de los hechos, eran Enrique Mathov
(Subsecretario de Seguridad) y Ramón Mestre (Ministro del Interior, quien falleció antes de que se concretara
su declaración indagatoria sobre estas imputaciones en el proceso), y no de la Rúa -quien, por otra parte, tenía
por debajo suyo al jefe de gabinete con el deber de ejercer la administración general del país- los funcionarios
políticos a cargo del área de seguridad que, por su especial posición, tenían la obligación de intervenir ante los
excesos de la fuerza policial jerárquicamente bajo su responsabilidad, y poseían información instantánea, directa
y pormenorizada de lo que ocurría, con capacidad de generar en lo inmediato un curso de acción diferente (conf.
lo señalado en Sala II, causa n° 26.115 “de la Rúa”, reg. n° 28.368 del 29/4/08 y causa n° 27.900 “de la Rúa”,
reg. n° 30.328 del 7/9/09)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“Desde la óptica de la imputación penal que aquí se formula -que, como se dijo más arriba, para ser corroborada
requiere probar que el encausado omitió actuar del modo exigido-, debe considerarse que el contexto legal y
fáctico en que se fijó la medida es, sin dudas, relevante. Es que aquél demuestra que, frente a una realidad de
innegable convulsión social y de expresas solicitudes formuladas por autoridades provinciales, de la Rúa obró
dentro de sus específicas facultades y deberes constitucionales, procurando hacer cesar con ello una situación
lesiva para derechos de personas” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“No es posible, en este marco, atribuirle una falta de diligencia debida, sino que, por el contrario, todo indica que
USO OFICIAL
efectuó el control que su posición le encomendaba” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“En conclusión: si la decisión fue políticamente correcta o no es un debate que excede a este proceso. Lo único
esencial, a estos efectos, es que la imposición de aquella medida se encuentra prevista en la Carta Magna como
de exclusivo resorte del Presidente (arts. 23 y 99 inciso 16); y que tuvo la finalidad de hacer cesar hechos
violentos que, según se consideró, configuraban un cuadro de conmoción interior, sin que se haya alegado ni
menos aún probado que obedeciera en realidad a un propósito disímil” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“… toda participación en el delito culposo por omisión significa básicamente autoría, no siendo indiferente que el
peligro al que se refiere el deber de cuidado provenga de meros sucesos naturales o del comportamiento de otra
persona. En el caso de sucesos regidos por las leyes naturales, todo riesgo debe ser evitado si es previsible. En
cambio, con respecto a comportamientos riesgosos que provienen de otras personas, regirá la regla opuesta: en
general, no es necesario que se tome en cuenta si el riesgo es previsible, pues las otras personas son también seres
responsables. Si se comportan descuidadamente, ello sólo afectará ante todo su propia responsabilidad. Dicho con
otras palabras: por regla general, no se responde por la falta de cuidado ajeno, sino que el derecho autoriza a
confiar en que los otros cumplirán sus deberes de cuidado (cf. Stratenwerth, Günther, “Derecho Penal, Parte
General, I, El Hecho Punible”, Edersa, Madrid, 1982, traducción de la segunda edición alemana de Gladys
Romero, págs. 338/9, n° 1154)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“Así, el principio de confianza significa que, a pesar de la experiencia de que otras personas cometen errores, se
autoriza a confiar en su comportamiento correcto, entendiéndolo no como suceso psíquico, sino como estar
permitido confiar (Jakobs, Günther “Derecho Penal, Parte General, Fundamentos y teoría de la imputación”,
Marcial Pons, Madrid, 1995, traducción de Joaquín Cuello Contreras y José Luis Serrano González de Murillo,
pág. 253, n° 51)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“Sin embargo, la regla general tiene determinadas excepciones. El principio no es aplicable cuando el peligro ya
ha surgido -de modo evidente- como consecuencia del comportamiento descuidado ajeno, ni tampoco cuando
circunstancias especiales hacen probable, en el caso concreto, la lesión del deber de cuidado por parte del otro.
Por otro lado, no podrá invocar el principio de confianza el que obra descuidadamente, porque la elevación del
peligro de la producción del resultado fundamenta la responsabilidad cuando el riesgo que genera sobre el bien
jurídico, cualquiera sean las razones, se convierte en resultado (ver Stratenwerth, obra cit., págs. 339 y 340, nros.
1156 y 1160)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“Y aquí es menester señalar que la doctrina es conteste al decir que “…la recognoscibilidad individual [es decir:
la posibilidad del autor de conocer una situación de riesgo] debe referirse a la falta de atención y respeto de las
reglas de cuidado, así como a la causalidad de la evitabilidad entre la acción descuidada y la realización
161
típica…” y que “…Ello tiene especial importancia cuando es la conducta adicional de un tercero la que conduce
a la realización del tipo: si la posibilidad de una conducta semejante es lejana, la previsibilidad de ella (en
especial la previsibilidad general y el tipo objetivo…debe ser descartada…” (Maurach, Gössel y Zipf “Derecho
Penal, Parte General”, T° 2, “Formas de aparición del delito y las consecuencias jurídicas del hecho”, Ed.
Astrea, Bs. As. 1995, traducción de la 7° edición alemana de Jorge Bofill Genzsch, pág. 187 –lo volcado entre
corchetes no pertenece al texto trascripto-)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“A ello agregaron dichos juristas que “…La previsibilidad no solamente decae en aquellos casos en que la
posibilidad de la conducta del tercero es lejana. En todas aquellas situaciones en las cuales necesariamente
varias personas entran en contacto social, es posible que la previsibilidad individual de perjuicios de bienes
jurídicos no pueda ser enjuiciada sin la conducta de estas otras personas. De ahí que en general, y
correctamente, se acepte que no sea necesario que la persona que se comporta adecuadamente y con respeto a
las normas sociales deba contar con la posibilidad de una conducta descuidada de aquellos otros sujetos que
actúan en el mismo ámbito social…” con lo cual “…debe regir en forma general…como un ‘principio de
confianza’: solo son individualmente previsibles ‘aquellas faltas de reflexión, con las cuales debe contarse de
acuerdo con una consideración sensata de todas las circunstancias del caso…”; por lo que “…puede sostenerse
que la conducta propia es individualmente previsible en cuanto a la provocación del daño de bienes jurídicos en
virtud de la participación de terceros, cuando es el propio autor quien se ha comportado de manera
inadecuada…y, a su vez, ‘provoca’ acciones inadecuadas de terceros…” y “…asimismo cuando sea previsible la
conducta inadecuada de terceros…” (ob. cit. págs. 187 y 188)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“Por otro lado, partiendo de una imputación culposa sentada en la división funcional jerárquica de roles como
estructura generadora del riesgo al bien jurídico, corresponde también tener presente lo sostenido por Edgardo
Alberto Donna en punto a que “…rige el llamado principio de confianza -en general-, que fue tomado por el
Tribunal Supremo español, el cual consiste en suponer que cada uno de los intervinientes en la actividad en
común puede confiar en que los demás se comportarán en el trabajo de acuerdo a sus deberes, salvo y esto es
importante, que las circunstancias concretas lleven razonablemente a pensar lo contrario, en cuyo caso el
principio no rige…”, es decir, sólo cuando “…la distribución de funciones comporta también que los superiores
jerárquicos o profesionales [encomienden] a sus subordinados o ayudantes tareas que excedan de los propios
cometidos de éstos y les corresponda a ellos mismos o que superen a su estado de formación, etcétera…su deber
consistirá en supervisar el correcto cumplimiento de sus órdenes o prescripciones…” (“Derecho Penal, Parte
General”, T° V, “El delito imprudente Autoría y participación criminal”, Rubinzal – Culzoni Editores, Santa Fe,
2009, págs. 259/260 -lo escrito entre corchetes no pertenece al texto original-; y también confr. Claus Roxin,
“Derecho Penal”, Parte General”, T° I, “Fundamentos. La estructura de la teoría del delito”, Ed. Civitas,
Madrid, 2000, traducción de la 2° edición alemana de Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García
Conlledo y Javier de Vicente Remesal, pág. 1.004 y ss.)” (Del voto de los Dres. Irurzun y Farah).
“En este sentido, es dable concluir que más allá de la posición jerárquica que cierta parte de la doctrina
constitucional atribuye al Presidente de la Nación con relación al Jefe de Gabinete y el resto de los Ministros,
inclusive en orden a aquellas atribuciones no delegadas por él sino imputadas por ley -como ocurre en el presente
caso- (confr. Germán J. Bidart Campos, “Tratado elemental de derecho constitucional argentino”, T° II-B, Ediar,
Bs. As. 2005, nueva edición ampliada y actualizada 2002-2004 – 1° ed., pág. 286 y ss. Y María Angélica Gelli,
obra cit., págs. 323/327, 357/362 y 412/422), no le era exigible un control personalizado del desenvolvimiento de
éstos en el rol que les competía y que aquí se ha venido investigando, en virtud de la idoneidad que éstos
evidenciaron poseer, para su desempeño, al momento de sus nombramientos” (Del voto de los Dres. Irurzun y
Farah).
“A mi modo de ver, no es la declaración del estado de sitio en sí misma la que colocó a Fernando de la Rúa en la
posición de garante, sino la forma en que se condujo durante su implementación, ante la evidencia de que las
fuerzas policiales podían cometer excesos en lugar de contener la situación de conmoción interior” (Del voto en
disidencia del Dr. Cattani).
162
Poder Judicial de la Nación
“Las referencias acerca de circunstancias especiales deben vincularse al análisis sobre la aplicabilidad del
principio de confianza al caso. Esa regla, íntimamente relacionada al concepto de posición de garante en
materia penal, rige en ámbitos donde existe una división de funciones y, según aquella, se autoriza a confiar en el
comportamiento correcto de otras personas que tienen a su cargo el cuidado de las fuentes de riegos (ver Jakobs,
Günther, “Derecho Penal, Parte General, Fundamentos y teoría de la imputación”, Marcial Pons, Madrid, 1995,
traducción de Joaquín Cuello Contreras y José Luis Serrano González de Murillo, p. 253, número 51)” (Del voto
en disidencia del Dr. Cattani).
“… se advierte que la posibilidad de confiar queda limitada cuando, desde un primer momento, existe un deber
de prevenir o evitar la conducta incorrecta del tercero. En la división vertical del trabajo, la superior posición que
ostentan algunos sujetos implica un mayor poder de decisión o dirección y puede generar ciertos deberes de
cuidado sobre la actuación de los subordinados. Estos deberes de cuidado suponen una limitación especial de la
posibilidad de confiar porque el sujeto ya no puede esperar a que haya motivos en el caso concreto que hagan
pensar que el tercero se va a comportar incorrectamente. Quien ostenta la posición superior y tiene asignados esos
deberes se encuentra obligado, desde un principio, a prestar atención a determinados aspectos que pueden dar
lugar a la conducta incorrecta del tercero (Mario Maraver Gómez “El principio de confianza en Derecho Penal”,
págs. 138/9, Ed. Civitas, Pamplona, 2009)” (Del voto en disidencia del Dr. Cattani).
USO OFICIAL
“…la versión de que no conocía las muertes y daños ocasionados no puede alterar las conclusiones anteriores,
pues cuando esos hechos se produjeron de la Rúa ya había inobservado el deber de cuidado que exigía su
posición de garante” (Del voto en disidencia del Dr. Cattani).
“Es que pesaban sobre el imputado deberes de vigilancia, control o supervisión que no cumplió. Con estas
obligaciones se limita la posibilidad de confiar porque el sujeto no puede esperar a que se presenten en el caso
concreto circunstancias que hagan pensar que el tercero se va a comportar incorrectamente, sino que ha de
comprobar positivamente que no haya determinados aspectos que pueden dar lugar a la conducta incorrecta del
tercero. En tales condiciones, el sujeto puede confiar en la medida en que haya realizado todos los controles
oportunos. Sólo una vez efectuado el control, el sujeto puede confiar en que el tercero realice correctamente su
tarea (Maraver Gómez, op. cit., págs. 141/2)” (Del voto en disidencia del Dr. Cattani).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
9.11.2010
“de la Rúa”
Causa 29.376
Reg. 32.148
J. 11 - S. 21
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. PARTÍCIPE. ALCANCES. ENCUBRIMIENTO. ART. 277 CP.
REQUISITOS TÍPICOS. SUPUESTOS EN QUE SE EXIME DE RESPONSABILIDAD PENAL. EXCUSA
ABSOLUTORIA. CASOS REGULADOS. INTERPRETACIÓN DE LA LEY. ANALOGÍA IN BONAM
PARTEM.
“La participación en el ilícito de otro supone no sólo conocer el desarrollo de un crimen, sino también la
necesidad de adoptar un comportamiento asociativo con el autor. Es por tal motivo que aunque el partícipe no
configura el hecho como el autor, ni tiene dominio de aquél; resulta de todas forma imputable cuando la causa
común que lleva a cabo con el autor principal torna la ejecución también como obra suya (cfr. JAKOBS,
Günther, Derecho Penal –Parte General, Fundamentos y teoría de la imputación, Ed. Marcial Pons, Madrid,
1997, p. 797)”.
“Este Tribunal no puede obviar el hecho de que el encubrimiento, salvo para los casos en que el sujeto actúe por
precio o en procura de asegurar el producto o provecho del delito, es objeto de una excusa absolutoria mediante la
cual el legislador ha procurado la impunidad de quienes comparten con el delincuente un particular lazo afectivo.
Así pues, tal como lo recepta el art. 277 –última parte- del Código Penal, están exentos de pena aquellos que
hubieran ejecutado el hecho “en favor del cónyuge, de un pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad o de un amigo íntimo o persona a la que se debiese especial gratitud”.
163
“Ahora bien, en el presente caso, y más allá de que en la enumeración que prevé el artículo en danza no se
encuentra incluida la situación de quien ha transitado una relación de concubinato ya concluida –pues en caso de
permanencia se los ha juzgado como un supuesto de amistad íntima (cfr. CCC; Sala 2da., in re “Martinez C.”, rta.
el 7/9/79); entendemos que la excusa también debe alcanzar la situación de María Belén Vázquez”.
“En efecto, aun cuando pudiera suponerse que el vínculo que unía a la nombrada y a Ricardo Díaz concluyó con
la disolución del concubinato, no es menos cierto que, producto de dicha unión, ambos crian un hijo que los liga
en un trato familiar constante. Por ello, y si es la trascendencia de los lazos afectivos aquello que la norma
procura salvaguardar –incluso al punto de posibilitar el encubrimiento de un amigo íntimo-, no puede perderse de
vista que es tal noción la que se pone en juego al imputar a Vázquez una conducta que procuraría evitar la
repercusión que tiene, sobre los intereses de su hijo, la eventual responsabilidad penal de su padre”.
“Así pues, pese al texto de la norma, la excusa absolutoria comentada debiera ser aplicada al presente caso. Y en
este sentido, como ya se sostuviera, “la analogía es también un recurso extensivo para aplicar la ley, mejor dicho,
la solución prevista en la norma, a casos valorativa o fácticamente semejantes a aquél que está previsto (…) que
no está prohibida en general sino, lógicamente, como excepción: por ej. rige la regla general, que admite la
analogía, aún en los casos designados cuando la ley se aplica in bonam partem” (cfr. de esta sala, causa Nº
39.867, “Montinni Roberto Felix s/ sobreseeimiento, reg. 1065, rta. el 18 de septiembre de 2007)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
4.11.2010
“Vázquez”
Causa 44.415
Reg. 1115
J. 11 - S. 21
COMPETENCIA. CONCURSO DE DELITOS. DOCUMENTOS. USO DE CÉDULA DE AUTOMOTOR
ADULTERADA. FALSIFICACIÓN DE CHAPAS PATENTE. UNIDAD DE ACCIÓN CRIMINAL.
“…si bien los hechos que rodearon el hallazgo -y posterior secuestro- del rodado de marras podrían constituir
figuras típicas diferentes -por un lado, el uso de una cédula de automotor adulterada y, por el otro, la falsificación
de las chapas patentes colocadas en el rodado-, no lo es menos que ambos resultan ser componentes del mismo
iter criminis, integrando una única unidad de acción destinada a aparentar la licitud de la tenencia de la unidad y
así ocultar que había sido previamente sustraído (suceso investigado por la UFI N° 10 de San Martín, Provincia
de Buenos Aires, en la I.P.P. no. 531658)”.
“Desde esta perspectiva, no deviene posible descartar por el momento una posible unidad de acción con
repercusión legal en diversos tipos penales (art. 54 C.P.N.). Ha sido esta la postura adoptada en repetidas
oportunidades por esta Sala, al considerar acreditado provisoriamente que, si bien la conducta descripta podría
encuadrar en figuras típicas diferentes, lo cierto es que ellas concurrirían en forma ideal, por subyacer en el caso
un único plan de acción con afectación al mismo bien jurídico, consistente en presentar al automotor registrado
con un dominio distinto del asignado según su chasis y motor (cfr. causa no. 41.825 “Inc. de apelación de Fraga,
Jorge Osvaldo”, rta. el 28/10/08, reg. 1268; causa no. 43.019 “Incidente de incompetencia en autos: Saba David
s/encubrimiento (art. 277)”, rta. el 09/06/09, reg. 534; causa no. 43.049 “Chavino, Pablo Omar Juan
s/competencia”, rta. el 25/08/09, reg. 862; causa no. 43.835 “Zanni, Luis Alberto s/competencia”, rta. el
15/02/10, reg. 87)”.
“Con similar criterio, en punto a la necesidad de una investigación conjunta, nuestro Alto Tribunal de Justicia
entendió que “…como de las constancias de autos no puede descartarse que los hechos del caso constituyan una
única conducta -insusceptible de ser escindida- en los términos del art. 54 del Código Penal, corresponde al fuero
de excepción -que debe conocer en la falsificación de la cédula verde- continuar con la investigación de la causa,
sin perjuicio de lo que resulte del trámite posterior (cfr. competencia no. 2055 XXXIX “Garciarena Elvio Abel
s/delito contra la fe pública”, rta. el 05/10/04)”.
“Frente a ello, resulta claro que la investigación de todas las maniobras que rodearon al hecho habrá de quedar en
manos de un único director, correspondiendo la intervención del Magistrado Federal que previno; ello, no
solamente teniendo en vista que la materia comprendida dentro de la concurrencia de normas corresponde al
164
Poder Judicial de la Nación
fuero de excepción (cfr. CSJN “Ruiz Díaz, G. y otros”, rta. el 30/04/02, LL 2002-E, p. 589), sino también
atendiendo a que una escisión avanzaría en desmedro de la eficacia de la investigación y, en consecuencia,
comprometería la economía procesal, la buena marcha de la administración de justicia y la defensa de los
imputados (Fallos 310:1153)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
9.11.2010
“Road”
Causa 44.530
Reg. 1121
J. 5 - S. 9
COMPETENCIA. JUEZ CON IDÉNTICA COMPETENCIA Y JURISDICCIÓN. RECURSO DE
APELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
“Es criterio de esta Cámara que los autos que deciden la intervención de uno u otro juez con idéntica competencia
y jurisdicción, por regla general, son inapelables (c. 36.496 “Daidone”, reg. 842, rta. 6/9/04; Sala II, c. 20.806
“Torres de Tolosa”, reg. 21.890,
rta. 16/12/03). Las excepciones a esa regla se vinculan con agravios
constitucionales, como por ejemplo: la obstaculización del ejercicio del derecho de defensa (art. 18 CN) o el
avasallamiento de la garantía del juez natural –como consecuencia de la dispersión o sobreacumulación de
hechos, ante varios o un único juez-; o el riesgo de múltiple persecución por un mismo hecho (art. 33 CN y 2
USO OFICIAL
CPPN)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
16.11.2010
“Jaime”
Causa 44.869
Reg. 1140
J. 7 - S. 14
COMPETENCIA. MANEJO IRREGULAR DE FONDOS DE OBRAS SOCIALES. INCOMPETENCIA DEL
FUERO FEDERAL.
“…este Tribunal ya ha tenido oportunidad de manifestar que no corresponde la intervención de este fuero de
excepción cuando los hechos investigados se vinculan con el manejo irregular de los fondos con que cuentan las
obras sociales (conf. causa nº 18.804 “Majdalani” reg. nº 20.329 del 17/10/02, causa nº 19.951 “Obra Social del
Personal de Seguridad Comercial, Industrial e Investigaciones Privadas y otros” reg. nº 21.415 del 7/08/03; causa
nº 29.306 “N. N”, reg. nº 31.622 del 7/07/10)”.
“En efecto, de acuerdo a lo establecido en la ley 23.660, las obras sociales son patrimonio de los trabajadores
que las componen, y poseen individualidad
jurídica, financiera y administrativa aunque actúen bajo
la
supervisión del Ministerio de Salud de la Nación. En consecuencia, si es su patrimonio el afectado
directamente por las maniobras consideradas pasibles de investigación criminal, no se justifica legalmente la
intervención del fuero de federal (conf. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala IV, causa nº 3.519
“Rodríguez”, reg. nº 4.379 del 28/10/02 y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
16.11.2010
“NN S/Competencia”
Causa 29.806
Reg. 32.179
COMUNICACIONES.
COMUNICACIONES
J. 3 - S. 6
TELEFÓNICAS.
INTERVENCIÓN
DE
TELÉFONOS.
DERECHO A LA PRIVACIDAD. DERECHO A LA INTIMIDAD. DEFENSA EN JUICIO.
FUNDAMENTACIÓN
DE
CONSTITUCIONALMENTE
LA
MEDIDA
QUE
DISPONE
RESTRICCIONES
A
DERECHOS
PROTEGIDOS. NULIDAD. IMPROCEDENCIA. ESTUPEFACIENTES.
CONDUCTAS VINCULADAS AL TRÁFICO DE DROGAS. REQUISITOS TÍPICOS. AUTORÍA. ART. 11
INC. “C” LEY 23.737. REQUISITOS TÍPICOS.
“… si bien la interceptación de comunicaciones constituye una manifestación concreta de la coertio estatal, de
carácter real, que como tal exige extrema cautela del órgano facultado para su disposición por la entidad de los
valores constitucionales que se encuentran en juego, lo cierto es que el equilibrio entre la afectación al derecho a
165
la privacidad e intimidad de los ciudadanos en sus comunicaciones, por un lado, y la necesidad de despejar dudas
o sospechas en torno a un supuesto hecho ilícito, por el otro- sin perjuicio de que quedará sujeta a la prudencia de
los magistrados-, necesariamente deberá encontrar sustento en una base objetivamente razonable y proporcional”.
“Y en ese sentido, la denuncia anónima sucedida por averiguaciones de la prevención resultan fundamentos
suficientes para disponer la clase de medida controvertida por el letrado defensor, en tanto “No se requiere
semiplena prueba de culpabilidad para proceder a las escuchas… , pues la medida está destinada a eliminar la
ignorancia del que dispone la intervención” (conf. NAVARRO, Guillermo Rafael-DARAY, Roberto Raúl;
Código Procesal Penal de la Nación. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Tomo 2, Editorial Hammurabi, 4°
edición actualizada y ampliada, Buenos Aires, 2010, p. 285)”.
“Por lo demás, nuestro máximo tribunal se ha expresado en idéntico sentido al señalar que las intervenciones de
las comunicaciones telefónicas deben ser ordenadas por un juez cuando medien elementos objetivos idóneos para
fundar una mínima sospecha razonable, y siempre que la investigación en el que sean dispuestas ya se encuentre
en marcha, revelando de ese modo la existencia de un presupuesto objetivo y previo para llevarlas a cabo (CSJN,
“Quaranta, Carlos José s/ inf. ley 23.737”, causa N° 763, rta.: 31/08/2010)”.
“…esta clase de conductas vinculadas al tráfico de droga se considera típico el acto aun a través de
intermediarios, inclusive si el vendedor no llega a poseer materialmente la droga en ningún momento. Es
indiferente realizar estas acciones en nombre de una tercera persona, ello no modifica el carácter de autoría (cfr.
FALCONE, Roberto A.-CAPPARELLI, Facundo L.; Tráfico de estupefacientes y derecho penal, Editorial Ad
Hoc, Buenos Aires, 2002, p. 145)”.
“Por lo demás, en lo que hace a los agravios introducidos por los Dres. Guzmán, Bagala, Stefanolo y Fox ,
relativos a que en el caso no fue acreditada la existencia de la “organización” de la que formarían parte sus
asistidos, cabe destacar que la agravante prevista en el art. 11, inc. “c” de la Ley 23.737 “requiere que se trate de
tres o más personas organizadas, con un mínimo de estructura asociativa, sin que sea necesaria la constitución
de la sociedad del art. 210, C.P.” (cfr. FALCONE, Roberto A.-CAPPARELLI, Facundo L.; ob. cit., p. 221; sin
resaltado en el original)”.
“Es que la calificante prevista en la norma precedentemente aludida no reúne extremos rigurosos para su
configuración, pues sólo exige de una “intervención organizada”, de un mínimo de estructura asociativa que si
bien se manifiesta mediante un reparto de roles y funciones, no requiere el conocimiento de la estructura
jerárquica ni la función que cada uno de los intervinientes cumple, en tanto este rigorismo sólo es necesario para
el tipo penal previsto en el artículo 7 de la Ley 23.737”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
30.11.2010
“Gatica”
Causa 44.939
Reg. 1201
J. 11 - S. 21
COMUNICACIONES. CORRESPONDENCIA. INVIOLABILIDAD. LIBERTAD Y PRIVACIDAD DE LAS
COMUNICACIONES TELEFÓNICAS. ALCANCES. DERECHO A LA INTIMIDAD. ALCANCES.
DEFENSA EN JUICIO.
“La libertad y privacidad de las comunicaciones telefónicas son parte de la garantía de inviolabilidad de la
correspondencia (art. 18 C.N.). La ley reglamentaria de dicha inviolabilidad protegida constitucionalmente, en lo
que concierne a las telecomunicaciones, prohibe a toda persona que no sea su destinatario usar el contenido de
cualquier comunicación por cable telefónico (arts. 18, 19 y 21 de la ley 19.798). Dos de esos destinatarios –las
escuchas involucran a un sinnumero de otras personas que mantuvieron conversaciones privadas con ellosmanifestaron una cerrada oposición a que dicho contenido fuese conocido, siquiera dentro del marco de la
presente causa, invocando su derecho a la intimidad”.
“Paralelamente se alza el derecho de defensa traducido en la posibilidad de ser oído y contestar la imputación
(cfr. art. 18 C.N.). De él se aferran los peticionantes cuando alegan su intención de refutar la atribución de un
interés a Mauricio Macri en escuchar a Burstein y Leonardo”.
166
Poder Judicial de la Nación
“En relación a esto último no puede pasarse por alto que la estabilización de la imputación a través de la
confirmatoria del procesamiento dictada por esta Sala transitó por argumentos que dejaron a un lado la pregunta
acerca de la existencia de un interés, o no, por parte de M. Macri en tal o cual pinchadura telefónica -como si se
tratase de un cliente de la empresa criminal- y se concentraron en su participación en la puesta en marcha de un
aparato clandestino de inteligencia”.
“Frente a este panorama se desdibuja, si no la razonabilidad, al menos la actualidad del pedido, por cuanto el
contenido de las escuchas que, como dijo el juez a quo, no fue utilizado como prueba de cargo, tampoco podría
imaginarse hoy como prueba de descargo, dada la línea argumental reproducida ut supra”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
4.11.2010
“Macri”
Causa 44.523
Reg. 1117
J. 7 - S. 13
COSTAS. CRITERIOS PARA SU IMPOSICIÓN. SILENCIO SOBRE EL PUNTO.
“En punto a interpretación que la parte ha hecho sobre la omisión del a quo de expedirse sobre las costas, cabe
señalar por un lado, que es para cuestiones que ponen fin al proceso por lo que no resultaría aplicable a esta
incidencia, y por otro que, como se sostuvo en su caso no es la seguida por este Tribunal, habiéndose dicho que:
USO OFICIAL
“…el silencio sobre las costas en una resolución firme que pone fin al proceso -como la que nos ocupa- debe
interpretarse como la eximición de costas al vencido, y no su imposición en el orden causado…” (conf. de esta
Sala, Causa n°23.861 AAmerican Petrol S.A.@, reg. n° 25.468 rta. el 21/7/2006, Causa nº 26.063 “Fernandez,
Roque Benjamín s/costas”, rta el 12/2007, entre otras), de modo que ningún perjuicio le ocasiona la omisión de
expedirse sobre ellas al apelante”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
4.11.2010
“Cimini”
Causa 29.663
Reg. 32.128
J. 12 - S. 24
DECLARACIÓN INDAGATORIA. AUSENCIA DEL DEFENSOR TÉCNICO DEL IMPUTADO. DEBIDO
PROCESO. NULIDAD. IMPROCEDENCIA.
“…para contestar el agravio enunciado por la parte recurrente, debemos comenzar por lo manifestado respecto a
que la asistencia técnica estuvo ausente en el momento de la declaración indagatoria. En cuanto a ello,
coincidimos con lo expresado por el a quo, al rechazar tal supuesto, debido a que se respetaron todas las
formalidades de la ley. La imputada mantuvo entrevista con su defensora antes de efectuar su descargo, como así
también que no manifestó en ningún momento su deseo de que esté presente en el acto”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
2.11.2010
“Chávez”
Causa 44.687
Reg. 1089
J. 1 - S. Electoral
DECLARACIÓN INDAGATORIA. DELEGACIÓN DE LA REALIZACIÓN DEL ACTO EN OTRO JUEZ
DE DISTINTA COMPETENCIA TERRITORIAL. VIABILIDAD.
“….la postura sentada por nuestro máximo Tribunal, al que esta Alzada adhiriera en reiteradas oportunidades, en
cuanto ha sostenido que la declaración indagatoria es delegable por el juez en otro de distinta competencia
territorial (conf. C.S.J.N. en Fallos 237:388; 241:248; 253:454; 276:254, 298:615 y 308:1679; esta Sala en causa
nº 27.700 “Santos Venturo”, rta. el 2/9/09, reg. nº 30.312, y Sala I de esta Alzada en causa nº 44.109 “Carro”, rta.
el 18/03/10, reg. nº 203)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
23.11.2010
“NN s/Exhorto”
Causa 29.784
Reg. 32.208
J. 1 - S. 2
167
DECLARACIÓN
INDAGATORIA.
RECEPCIÓN.
OPORTUNIDAD.
MODO.
RECURSO
DE
APELACIÓN. IMPROCEDENCIA.
“… la decisión vinculada a la oportunidad o el modo en que habrá de recibirse declaración indagatoria al
imputado se encuentra dentro de las facultades discrecionales que posee el juez como director del proceso y, en
dicho marco, resulta irrecurrible”.
“Y si bien cabría hacer excepción a la regla en aquellos casos en que se verifique arbitrariedad, tal supuesto no se
encuentra presente en la especie, desde que en el auto de fs. 27.904 -y en el decreto de fs. 27.938- se han
expuesto las razones que llevaron al rechazo de la pretensión, principalmente a tenor de la falta de justificación
sobre las circunstancias que le impidieron al imputado comparecer ante los reiterados llamados que se le cursaron
previo a solicitar que la audiencia se celebre en su país de residencia”.
“Sólo resta agregar que la complejidad de los hechos y la voluminosidad de los elementos probatorios que se han
colectado en los actuados se presentan como un obstáculo a la realización de la declaración indagatoria en una
jurisdicción ajena al Tribunal, por cuanto cumplir con lo peticionado necesariamente exigiría la remisión de la
totalidad de las constancias que se consideran de cargo, que no se limitan a aquellas que se encuentran agregadas
al principal sino que también abarcan una innumerable cantidad de elementos que obran reservados, lo cual además de operar en desmedro de la correcta marcha de la investigación y del derecho de los restantes imputados
que se han sometido a la jurisdicción-, impediría garantizar debidamente el ejercicio del derecho de defensa del
imputado”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
25.11.2010
“Mühlemann”
Causa 29.730
Reg. 32.225
J. 1 - S. 2
DEFENSA EN JUICIO. ALCANCES. ABOGADO. REQUISITO DE MATRICULACIÓN. NULIDAD.
IMPROCEDENCIA.
“…a criterio de este Tribunal, resultan acertados los motivos expresados por el a quo al momento de rechazar el
planteo de nulidad articulado por la defensa, sobre la base de considerar que la falta de inscripción en el Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal del letrado que intervino en representación de Reynoso no habría
acarreado un menoscabo al ejercicio pleno de su derecho de defensa”.
“En efecto, tal como lo ha apuntado el juzgador, si bien el Dr. Sergio Ranchillo no se encontraba habilitado
administrativamente para litigar ante los Tribunales de esta ciudad, actuó de manera efectiva como abogado
defensor de Reynoso en todos los actos procesales que así lo requerían, sugiriendo medidas de prueba y
articulando las herramientas procesales a su disposición para representar acabadamente los intereses de su
asistido”.
“Por esa razón, más allá de las cuestiones mencionadas de un modo general en el recurso vinculadas con las
funciones de contralor asignadas a la colegiatura de esta ciudad, no ha podido ser demostrado por el impugnante
que el vicio alegado haya provocado una lesión concreta y efectiva al derecho de defensa del implicado,
resultando insuficiente su mera invocación como fundamento excluyente de la sanción procesal pretendida”.
“Cabe recordar que la declaración de nulidad de un acto procesal presupone, de acuerdo con la interpretación
restrictiva que rige en la materia y con los alcances de los principios de conservación y trascendencia, la
acreditación de un perjuicio real y concreto respecto del orden del proceso y de las garantías que son su causa (en
idéntico sentido, Sala I, c/n°44.438 “Insaurralde, Juan C. s/rechazo de nulidad”, reg. 809, rta. 26/08/10, entre
muchas otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
23.11.2010
“Reynoso”
Causa 44.639
Reg. 1172
J. 10 - S. 20
DEFENSA EN JUICIO. DERECHO DE ASISTENCIA. ART. 200 CPPPN. ALCANCES.
168
Poder Judicial de la Nación
“… según doctrina de esta Sala, la negativa del juez a que la defensa asista a una declaración testimonial no
genera un gravamen irreparable a la parte, teniendo en cuenta la naturaleza escasamente contradictoria que
caracteriza a esta etapa preparatoria y que -como aquí sucede- no existe ningún impedimento que torne
presumible la imposibilidad de la testigo de concurrir a un eventual debate -art. 200 del C.P.P.N.- (conf. causa n°
22.848 “Dr. Castejón”, reg. n° 24.090 del 30/8/05, causa n° 23.736 “Romano”, reg. n° 25.305 del 30/6/06 y causa
n° 27.390 “Salvatierra”, reg. n° 29.704 del 1/4/09)” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
4.11.2010
“Moyano”
Causa 29.684
Reg. 32.129
J. 11 - S. 21
DELITO DE ACCIÓN PRIVADA. PROCEDIMIENTO. ACCIÓN PENAL. VIGENCIA DE LA ACCIÓN.
PRESCRIPCIÓN. ACTOS INTERRUPTIVOS.
“Corresponde, en los procesos por delitos de acción privada, considerar como primer acto interruptivo de la
prescripción a la presentación de la querella en los términos del artículo 418 del Código Procesal Penal de la
Nación, ello por cuanto al referirse en el inciso “C)” del art. 67 del Código de fondo al “requerimiento acusatorio
de apertura o elevación a juicio, efectuado en la forma que lo establezca la legislación procesal correspondiente”,
USO OFICIAL
se alude tácitamente a todo tipo de procedimientos, sean los de acción pública o privada. Por lo demás, no quedan
dudas en torno a la equivalencia entre el requerimiento acusatorio y la presentación de la querella, que, en el
trámite impreso a las acciones pública y privada respectivamente, sirven de impulso y marco para la actuación
jurisdiccional”.
“En este sentido se han expedido las salas I, II, III y IV de la Cámara Nacional de Casación Penal (ver causa n°
6130 de la Sala I, registro n° 7830 del 07/07/2005, causa n° 7547 de la Sala II, registro n° 10451 del 28/08/2007,
causa n° 6033 de la Sala III, registro n° 1130 del 14/12/2005, causa n° 6415 de la Sala IV, registro n° 7815 del
11/09/2006, entre muchas otras), como así también la Sala I de esta Alzada (v. causa n° 39.815, registro n° 1452
del 28/12/2006, causa n° 40.426, registro n° 1200 del 10/10/2008, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
29.11.2010
“Rosales”
Causa 29.724
Reg. 32.232
DOCUMENTOS.
DOCUMENTO
PÚBLICO.
CARACTERÍSTICAS
J. 12 - S. 23
QUE
DEBE
REUNIR
EL
INSTRUMENTO.
“Según Creus “…el carácter público del documente viene determinado por la esfera en que se produce y por el
sujeto u órgano del cual emana su formación, sea que éste actúe en función de creador del tenor completo del
documento (ej. una sentencia), sea que lo haga en función de otorgador de autenticidad (como los fedatarios:
escribanos, secretarios judiciales); a ello tiene que unirse -en lo que atañe a la validez del documento para
producir sus efectos- la observancia de las formalidades legalmente prescriptas para que esté dotado de la
autenticidad oficial que los presenta como veraces con una presunción iuris tamtum, que permite oponerlos erga
omnes, mientras la prueba no destruya esa presunción”.
“Asimismo agrega que “en el concepto quedan comprendidos, pues, los instrumentos taxativamente enunciados
por el art. 979 del Cód. Civ. y todos los que otorgan o refrendan funcionarios públicos o quienes desempeñan
[oficios públicos]…dentro de la esfera de sus competencias, cumpliendo con las formalidades legales o
reglamentarias que los indican como auténticos, a los que el orden jurídico otorga aquél efecto” (Carlos Creus y
Jorge Buompadre “Falsificación de documentos en general”, Ed. Astrea. 4ta. Edición actualizada, págs. 41/2)”.
“En esta dirección la Sala ha sostenido que “documentos públicos son aquellos que con las debidas formalidades
legales, autorizan a los oficiales públicos o quienes sin serlo se hallan legitimados por el derecho vigente para
actuar como tales” (C. 16.309 “Zalloco”. rta. el 28/03/00, reg. 16.309)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
169
16.11.2010
“Nastari”
Causa 29.124
Reg. 32.176
J. 11 - S. 22
ESTUPEFACIENTES. AGRAVANTES. ART. 11 INC. “A” LEY 23.737. SERVIRSE DE UN MENOR PARA
COMETER DELITO. REQUISITOS TÍPICOS.
“También habremos de receptar el agravio expresado por la defensa de De Llamas Palacios vinculado con la
imposición de la agravante prevista en el artículo 11 inciso a) de la ley 23.737. Más allá de la cronología de los
sucesos o su extensión temporal, lo cierto es que la intervención del menor, de acuerdo a la plataforma fáctica
que ha quedado corroborada, no proyecta la particular gravedad que la agravante pretende disuadir y que se
configura cuando el autor o partícipe se haya valido de menor para concretar el hecho imputado”.
“El claro sentido tuitivo de la norma explica el aumento del contenido del injusto del delito por la mayor
idoneidad del medio empleado en la medida en que la utilización de menores tiende a la elusión de los controles
prevencionales porque resultan aquéllos menos sospechosos”.
“Negamos su configuración en el caso pues la presencia del menor aparece como aledaña a la del resto de los
imputados mayores de edad junto a la cual se la constató, sin proyectarse como preponderante ni fundamental”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
18.11.2010
“Ávalos Amarilla”
Causa 44.950
Reg. 1170
J. 9 - S. 17
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA SIMPLE DE DROGA. ART. 14 PRIMER PÁRRAFO LEY 23.737.
ENTREGA O SUMINISTRO DE DROGA. ART. 5 INC “E” LEY 23.737. CONCURSO DE DELITOS.
CONCURSO APARENTE POR SUBSIDIARIEDAD TÁCITA. CONCEPTO. ALCANCES.
“…esta Sala, con otra integración, concluyó en un caso que comparte aristas similares que “… entre los tipos
penales contenidos en los arts. 14, párrafo primero, y 5°, último párrafo, de la Ley 23.737, mediaba un concurso
aparente de leyes por subsidiariedad tácita, similar al que se manifestaba entre la falsificación de un documento
y su posterior uso…”. Así, en aquella oportunidad se señaló que “A pesar de que las figuras involucradas
formalmente constituyen delitos que afectan el mismo bien jurídico –salud pública—, en nuestra hipótesis de
estudio deben ser interpretadas como la punibilidad de momentos distintos de un mismo continuo delictivo, de
diferentes pasos dentro de un continuo de acción, cuyo último tramo –el suministro— es el verdaderamente
lesivo. De este modo, el tipo del artículo 14, primer párrafo de la ley 23.737 sólo constituye un ‘acto
preparatorio punible’” (de esta Sala, c/n° 40.573 “Severino, Néstor Patricio s/procesamiento”, rta. 24/08/07, reg.
925)”.
“Al respecto, es opinión de Stratenwerth: “Subsidiariedad significa que una ley penal solamente es aplicable en
forma complementaria, es decir, siempre y cuando el hecho no esté amenazado con otras prescripciones que
establezcan penas más graves. Con frecuencia se establece la punibilidad de un determinado comportamiento
para ampliar o reforzar la protección jurídico-penal, o sea, que se sancionan, como variantes intensivas de una
agresión a un bien jurídico, ciertos estadios previos de la comisión de un delito (…)En principio se debe aceptar
también la subsidiariedad cuando las prescripciones penales que concurren se refieren a diversos niveles de
desarrollo de la misma agresión delictiva (…). Por lo demás, los supuestos de hechos típicos que describen, en
general, la preparación, se superponen ya desde el punto de vista de la unidad natural de la acción (…)Por lo
general, el delito de peligro es desplazado por el correspondiente delito de lesión (…), en tanto la puesta en
peligro no va más alla del concreto resultado de lesión” (Stratenwerth, Günther “Derecho Penal, Parte General.
El hecho punible”, Ed. Edersa, Madrid, Año 1982, pag. 346/7, el subrayado nos pertenece)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
25.11.2010
“Sandoval Rojas”
Causa 45.016
170
Reg. 1187
J. 7 - S. 14
Poder Judicial de la Nación
IMPUTADO. MOMENTO PROCESAL EN QUE UNA PERSONA PUEDE CONVERTIRSE EN IMPUTADO
EN UNA CAUSA PENAL. DEFENSA EN JUICIO.
“Desde que expresa o tácitamente se hubiera ordenado la formación o instrucción del proceso, y por la sola
‘indicación’, la persona adquirirá la calidad de imputada en él y gozará de todos los derechos a esa
condición…calidad que recién desaparecerá con el sobreseimiento o la sentencia (conf. Navarro, G. y Daray, R.
“Código Procesal Penal de la Nación”, Tomo I, Edit. Hammurabi, año 2008, pág. 268)”.
“En esa dirección se observa que el señor agente fiscal en ocasión de formular el requerimiento de instrucción y
de solicitar la recepción de la declaración prevista por el artículo 294 del ordenamiento de formal, se expidió no
sólo respecto de Bitz, sino también en orden a César Chaer -candidato a Concejal por el Municipio de San
Martín, quien en ocasión de llevarse a cabo el allanamiento en el Consejo deliberante presenció el acto como
Presidente del Cuerpo-, Mabel Seller -esposa de Chaer-, Carlos Pajón, Horacio Guerrero -empleado de la
Municipalidad de San Martín- y Leonardo Carambia -Vicepresidente de la Asociación Civil Sentido Solidario-,
lo cual denota una identificación que habilita la consecución de la investigación a sus respecto y amerita que
USO OFICIAL
posteriormente el magistrado se expida sobre sus situaciones particulares”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
16.11.2010
“Bitz”
Causa 29.620
Reg. 32.181
J. 5 - S. 10
INCONSTITUCIONALIDAD. DECLARACIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. REQUISITOS PARA SU
PROCEDENCIA.
“Es sabido que frente a un planteo de inconstitucionalidad de una norma debe imperar un criterio sumamente
restrictivo, toda vez que esa declaración “…es un acto de suma gravedad institucional y debe ser considerada
como una última ratio del orden jurídico” (Fallos 200:180; 247:387; 249:51; 307:531; entre otros). Por ende
“...no basta la aserción de que, en cierto supuesto, la norma legal puede ser inválida. La declaración judicial de
tal invalidez supone necesariamente que se haya afirmado y probado que el supuesto referido se cumple en los
autos...” (Fallos 182:398; 190:142; entre otros)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
8.11.2010
“Gargalione”
Causa 29.633
Reg. 32.140
J. 1 - S. 1
INMUNIDADES. ALCANCES. LEGISLADOR PROVINCIAL.
“… cuando los constituyentes de 1853 acordaron acerca de las inmunidades parlamentarias, establecieron un
sistema de protección republicana que garantizara al Poder Legislativo un normal funcionamiento ajeno a
cualquier atentado a su integridad. En este sentido, nuestro máximo Tribunal siempre ha dispuesto que las
previsiones de estos artículos no tienen por finalidad la protección de un miembro parlamentario para su propio
beneficio, sino que están destinadas a garantizar la independencia funcional y jerarquía de las cámaras
legislativas como órgano, para así habilitar a los representantes del pueblo a cumplir funciones sin temor a
acciones civiles (Fallos 315:1470; 319:3026)”.
“También la Corte ha sostenido que
“Que entre los privilegios parlamentarios la Constitución Nacional
consagra el de exención de arresto y el previo desafuero en el procesamiento penal, en favor de los miembros del
Congreso, sin que se encuentre en ella disposición alguna que autorice a dar a los privilegios con que las
constituciones provinciales invisten a sus miembros de sus legislaturas, la misma eficacia y alcance de aquéllos
en todo el territorio de la República…La forma federal de gobierno a la que se refiere el art. 1 supone la
coexistencia de un poder general y de poderes locales que actúan en su esfera de acción y con imperio en toda la
Nación el primero, y sólo en una provincia determinada el segundo, de manera que es dentro de sus respectivos
límites que las últimas ejercen todo el poder no delegado al Gobierno Federal”(Fallos 119: 291)”.
171
“En este último fallo el alto Tribunal, además de no admitir la extraterritorialidad de las inmunidades, también
afirmó que “si el miembro de una legislatura provincial llevara por todas las demás o a la capital equiparada
con una provincia, la salvaguardia de sus inmunidades locales contra los procedimientos criminales de que se
hiciera pasible en las últimas, se crearía una situación más privilegiada que la de los mismos legisladores del
lugar del proceso”.
“Así entonces, corresponde analizar los privilegios previstos en los arts. 69 “inmunidad de arresto” y 70
“desafuero” de la Constitución Nacional. En relación a tales exenciones, la mayoría de la jurisprudencia en
homogénea doctrina iniciada por los fallos de la C.S.J.N (ver en este sentido fallos 14:223; 135:250;139: 67;
185:360; 190:397; 205:544; 261:33; 308:2091) ha establecido que tales prerrogativas no impiden que se
promuevan acciones criminales que no tengan origen en sus opiniones como legisladores, ni que se les adelanten
los procedimientos de los respectivos juicios, mientras no se afecte su libertad personal, o sea, mientras no se
dicte orden de arresto o prisión, ya sea ésta preventiva o de carácter definitivo”.
“Es decir, para que los amparos parlamentarios en cuestión se lesionen, es requisito esencial la circunstancia de
que en el proceso se produzca algún acto que concretamente coarte la libertad personal del legislador de manera
que obstaculice sus funciones específicas (Conf. CNCP, Sala IV, causa nº115, “Cavallo”, rta. 12/02/99, reg.
1702.4)”.
“Por lo tanto, los citados artículos no se oponen en modo alguno a la iniciación de acciones penales o que se
adelanten los procedimientos del juicio mientras no se afecte su libertad personal a través de alguna medida que
así lo disponga. Nada impide que los jueces competentes instruyan sumario para averiguar la verdad de un
eventual hecho criminal acaecido en su jurisdicción y que se le impute a un miembro del Congreso, mientras que
éste no se vea imposibilitado de realizar su tarea parlamentaria”.
“Así entonces, sin perjuicio de lo expuesto hasta el momento en cuanto a la extraterritorialidad de las
inmunidades, los artículos que establecen las indemnidades de los legisladores en la Constitución de la Provincia
de Tucumán no parecen tener un fin distinto al de nuestra Constitución, ya que los fueros con los que los envisten
no son de índole personal, sino que tienden al normal funcionamiento del parlamento provincial, más allá de que
el Juez instructor debiera comunicar a dicho cuerpo de la formación de la presente causa”.
“Resta señalar que “cuando se lesionan normas federales, debe entenderse que la protección de las
constituciones provinciales se limita a garantizar que los funcionarios no sean detenidos o impedidos
sustancialmente en el ejercicio de sus funciones específicas mientras ejercen su mandato” (Carlos E. Colautti,
“Inmunidades de los Funcionarios”, La Ley, Agosto 2000)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
18.11.2010
“Del Valle”
Causa 29.496
Reg. 32.194
J. 5 - S. 10
LAVADO DE DINERO. LEVANTAMIENTO DEL SECRETO TRIBUTARIO. REQUISITOS PARA SU
PROCEDENCIA.
“Al ingresar en la temática traída a estudio debe recordarse, ante todo, la singularidad de estas actuaciones en las
que no se asiste a los normales canales de un proceso penal destinado a la investigación de un hecho ilícito. Se
trata, simplemente, de una instancia judicial dentro de un procedimiento de carácter administrativo y de
competencia federal cuya finalidad es obtener el levantamiento de secreto tributario por parte de la
Administración Federal de Ingresos Públicos para que la Unidad de Información Financiera pueda continuar
realizando su análisis acerca de la posible existencia –en este caso- de una operación sospechosa de lavado de
dinero (art. 14°, punto 1. in fine, de la ley 25.246)”.
“… a los efectos de analizar la viabilidad del pedido, no debemos olvidar el carácter del organismo solicitante. La
UIF actúa en una doble función de filtro. Por un lado, porque se posiciona como intermediaria entre el sistema
financiero, bancario y de negocios y las agencias judicial y policial. Por el otro, pues descarta aquellas
operaciones que carecen de entidad para ser calificadas de sospechosas”.
172
Poder Judicial de la Nación
“Por lo tanto, se ha dicho que “La UIF cumple una tarea prejudicial, en el desempeño de la cual recibe de los
sujetos obligados previstos en la ley 25.246 información privilegiada para su análisis, tratamiento y eventual
transmisión a los efectos de prevenir e impedir el lavado de activos y la financiación del terrorismo, para en el
caso de considerarlo pertinente, poner los elementos de convicción obtenidos a disposición del Ministerio
Público…” (GENÉ, Gustavo y otros, “LEGITIMACIÓN DE ACTIVOS ILÍCITOS” en Derecho de los Mercados
Financieros – III, AD-HOC, Buenos Aires 2010, p. 65 y ss)”.
“Sentado ello, la participación que le cabe a este tribunal en esta instancia se encuentra ceñida a evaluar si en el
caso se configura la situación excepcional prevista por la norma que habilite el levantamiento del secreto fiscal
solicitado”.
“Se trata, en definitiva y sin más, de verificar los extremos necesarios para avanzar en un recorrido de una
esencia distinta a la que habitualmente domina los procesos ante esta sede. De ahí, pues, que se halla gobernada
por parámetros diferentes de los que rigen los escenarios de naturaleza punitiva como esta Sala ya ha tenido
ocasión de señalar en anteriores decisiones (ver causa 43.697 “N.N. s/encubrimiento, rta. 15/2/10, reg. 52)”.
“Precisamente vinculado a esta cuestión es que se introduce la crítica efectuada por la apelante en torno al
incorrecto trámite dado por el a quo a su inicial pedido. Y en este sentido, frente a los parámetros invocados,
asiste razón en cuanto a que el Juez de grado no se limitó a efectuar la revisión de razonabilidad que le fue
USO OFICIAL
peticionada, sino que mutó el procedimiento administrativo en un proceso penal, distorsionando la naturaleza de
aquél. Consecuentemente, las razones que invocó en la resolución en crisis se corresponden con un estándar
acorde al proceso penal, y exceden el marco del control jurisdiccional previsto por la ley”.
“Nótese que el artículo 14 trascripto anteriormente no exige, para que el Juez habilite el levantamiento del secreto
fiscal, que se haya constatado la existencia de una operación que constituya una maniobra de lavado de dinero,
sino que sólo hace referencia a que la solicitud se emita “en el marco de análisis” de un R.O.S.”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
16.11.2010
“Rec. De apelación”
Causa 44.451
Reg. 1154
J. 2 - S. 3
LEY 25.520. LEY DE INTELIGENCIA NACIONAL. ALCANCES. SUJETOS COMPRENDIDOS.
COMPETENCIA. COMPETENCIA FEDERAL. LESIONES. ART. 89 CP. LESIONES SUFRIDAS POR UN
EFECTIVO DE LA PFA EN CUMPLIMIENTO DE FUNCIONES VINCULADAS CON UN MINISTERIO DE
LA NACIÓN.
“La ley 25.520 tiene como objeto de regulación el funcionamiento del Sistema de Inteligencia Nacional, en cuya
composición no se encuentra mencionada la P.F.A. (ver art. 6 de la ley 25.520). Es más, la ley expresamente
diferencia las tareas realizadas por esta última en el marco de una investigación judicial (regidas por el Código
Procesal Penal, ver por ejemplo, art. 183), de aquéllas que está destinada a regular, es decir, las del Sistema de
Inteligencia Nacional (ver art. 4, ley 25.520)”.
“Por lo tanto, cuando la P.F.A realiza tareas de prospección a requerimiento de un juez penal en el marco de una
investigación judicial, no lo hace dentro del marco de regulación de la ley 25.520, de manera que sus actos en ese
contexto no deben ser analizados a la luz de dicha normativa, sino de las normas del Código Procesal Penal, que
por lo demás en el caso de autos tampoco han sido vulneradas”.
“De acuerdo con el planteo de la defensa el delito investigado en autos, previsto y reprimido en el artículo 89 del
CP, no corresponde a la competencia del fuero federal”.
“La competencia federal en este caso, sin embargo, no se encuentra fundada en la figura penal en que prima facie
encuadrarían los hechos investigados, sino en las características del hecho que, de acuerdo con el artículo 33
inciso “c” del CPPN, indican la competencia federal del asunto (“… obstruyan el buen servicio de sus empleados
[de la Nación]…”)”.
“Por lo tanto, a raíz de que según lo constatado hasta el momento los hechos ocurrieron mientras el Cabo Primero
Cadoppi (sujeto pasivo) cumplía funciones en la División Custodia Personal del Ministro de Justicia, Seguridad y
173
Derechos Humanos de la Nación, corresponde mantener la competencia de este fuero para continuar entendiendo
en la presente investigación”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
4.11.2010
“Inc. de nulidad”
Causa 44.692
Reg. 1111
J. 9 - S. 17
PARADERO. COMPARENDO. CASOS EN QUE PROCEDE. DISIDENCIA.
“Debe recordarse que las medidas de coerción en el marco de un proceso penal son de carácter excepcional, por
lo cual en el presente caso, para lograr la comparecencia de los encausados debe buscarse una medida menos
gravosa que la propuesta por el agente fiscal, que cumpla con esa finalidad, apareciendo conducente en el caso
solicitar informes a la Secretaría Electoral a fin de conocer los domicilios reales de los imputados y publicar sus
citaciones en el Boletín Oficial” (Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
“Que dado que el auto se encuentra debidamente fundado y que la medida adoptada es de carácter discrecional
del magistrado actuante, es de aplicación el criterio que ya he sostenido en cuanto a que: “… la orden de
averiguación de paradero y comparendo constituye una decisión propia del juez que carece de entidad para
generar gravamen irreparable alguno, como así tampoco se encuentra prevista expresamente la posibilidad de
recurrir tal decisión en el ordenamiento ritual. Por esas razones, resulta inapelable y debe estarse a la
inadmisibilidad del recurso dada la taxatividad imperante en la materia –art. 432, primer párrafo, 444, 440 y cc
del CPPN…” (conf., causa n28.043 “Dr. Jorge Felipe Di Lello s/ queja”, de fecha 22/9/2009 Reg. n° 30.393 y
sus citas) (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
2.11.2010
“NN s/Averiguación de paradero”
Causa 29.705
Reg. 32.122
J. 7 - S. 14
PECULADO. ART. 261 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“…cabe recordar que “en el peculado el tipo no requiere a los fines consumativos, que el funcionario realice
actos de disposición de la cosa a título de dueño, ni que dirija la acción en una dirección determinada (disponer
de la cosa pública como si fuera propia)…la “sustracción” como acción típica definida en al art. 261 equivale a
todo acto que importe separar, apartar o quitar los bienes de la esfera de la actividad patrimonial de la
administración pública”, en consecuencia “…habrá sustracción peculadora –señala Carrera- cuando los
funcionarios públicos a quienes competa el desenvolvimiento de esa actividad patrimonial ejecuten, con relación
a los bienes, cualquier acto que importe el quebrantamiento de ella…” (conf. Jorge Eduardo Buonpadre. Tratado
de Derecho Penal Parte Especial. Tomo III. Ed. Astrea. Año 2009, págs. 257 y sigs.)”.
“En el mismo sentido, “sustraer significa extraer o quitar los bienes de la tenencia –efectiva o simbólica que en el
ámbito administrativo han sido colocados por leyes reglamentos u órdenes, lo cual, se entiende, no exige la
apropiación (Creus, Carlos, “Delitos contra la Administración Pública”, Astrea, 1981 págs. 26 y 325). Cabe
señalar al respecto que el Estado no puede disponer de ellos sino que sólo los administra”. “Ahora bien en cuanto
a la relación de los funcionarios públicos, con el bien, la norma en cuestión exige que aquellos, en razón de su
cargo, tengan la administración, percepción o custodia del caudal o efecto sustraído. En cuanto a la
administración, se entiende, en general, que el funcionario que administra es aquel que, con arreglo a los
ordenamientos respectivos, posee facultad de disposición, de afectarlos a un destino determinado…” (Daniel P.
Carrera . Peculado de bienes y servicios públicos. Editorial Mediterránea. Córdoba. 2005, pág. 83). (conf. C.C.C.
Fed. Sala I “Kammerath”, causa n° 41.828, reg. 743 del 4/8/2009)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
17.11.2010
“Medina”
Causa 29.576
Reg. 32.189
174
J. 9 - S. 18
Poder Judicial de la Nación
APARTAMIENTO.
QUERELLA.
PROCEDIMIENTO
DE
SEPARACIÓN
DEL
QUERELLANTE.
DISIDENCIA.
“Explica la doctrina que si se aceptó por error el pedido de una persona para constituirse en parte querellante, su
apartamiento debe procurarse por vía de la excepción de falta de acción pues no corresponde que sea decidido de
oficio (D´Albora, Francisco J. “Código Procesal Penal de la Nación”, 8va. Edición corregida, ampliada y
actualizada por Nicolás D´Albora, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 178 -comentario al art. 84-)” (Del
voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“En esa línea, lleva dicho este Tribunal que “…sólo corresponde la separación del querellante a instancias de las
otras partes y en virtud del progreso de la excepción de falta de acción, según los artículos 339 y concordantes del
Código Procesal Penal de la Nación. Es que, una vez tenido como parte querellante –y cualquiera que fuese el
acierto o error de esa resolución-, queda vedado el apartamiento de ese sujeto en forma oficiosa, excepto en caso
de disponerse su procesamiento” (c. 35.341 “García Hamilton”, reg. 710, rta. 22/8/03; c. 38.124 “Castejón”, reg.
1220, rta. 25/10/05)” (Del voto de los Dres. Ballestero y Freiler).
“Por su parte, es jurisprudencia de la Cámara Nacional de Casación Penal que: “...es improcedente el
apartamiento de oficio de quien fue tenido como parte querellante por auto firme; y que sólo sera admisible que
los jueces tomen una decisión en tal sentido si su jurisdicción se viera excitada por alguna excepción planteada
USO OFICIAL
por la defensa, o si dirigiera acción civil contra quien detenta calidad de querellante…” (CNCP, Sala I, c. 2126,
“Arancibia Clavel”, reg. 2694, rta. 5/4/99; Sala II, c. 2587 “Cohen Arazi”, reg. 3631, rta. 26/10/00; Sala III, c
3774 “Oneto Torres”, reg. 345, 27/6/02; y Sala IV, c. 21494, “Sallen”, 7/5/91)” (Del voto de los Dres. Ballestero
y Freiler).
“…tengo para mí que, ya superada la antigua concepción que relegaba la actuación de la víctima a un plano
secundario dentro del proceso, el estado actual de la doctrina y jurisprudencia, en cuanto reconoce al acusador
privado el pleno derecho a la jurisdicción y le confiere herramientas para actuar en un plano de igualdad con el
imputado, trae aparejada la necesidad de controlar estricta y periódicamente que quien se desenvuelve como
querellante revista las condiciones para serlo en los términos del art. 82 del Código Procesal Penal de la Nación,
puesto que la presencia de un extraño en el proceso alteraría gravemente el equilibrio entre las partes, redundando
en un perjuicio para los imputados. Abona a lo dicho la manifiesta expresión de la voluntad de confirmar el
apartamiento dispuesto respecto de la impugnante, formulado por las defensas de los imputados…” (Del voto en
disidencia del Dr. Farah).
“Así, atento al carácter dinámico que posee la etapa instructoria, no resulta desatinado pensar que, de acuerdo a la
forma en que ha quedado ceñido el objeto procesal de la presente, el Juez deba revisar decisiones tomadas con
anterioridad, a fin de salvaguardar el derecho de defensa que le asiste a quienes aquí se hallan imputados, y como
forma de evitar futuros planteos nulificantes formulados al amparo de las disposiciones contenidas en el inciso 2°
del artículo 167 del Código Procesal de la Nación” (Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
24.11.2010
“Gutierrez”
Causa 44.532
RECURSO
Reg. 1182
DE
CASACIÓN.
REQUISITOS
PARA
J. 7 - S. 13
SU
PROCEDENCIA.
FUNDAMENTACIÓN.
CARÁCTER AUTÓNOMO.
“…es necesario recordar la reiterada jurisprudencia que señala que toda presentación recursiva extraordinaria
debe bastarse a sí misma para sortear el requisito de admisión, habida cuenta del carácter autónomo que posee,
debiendo contener un relato claro y concreto de las cuestiones que se quieren someter como de índole
excepcional (ver de esta Sala, causa n° 23.165 “Legisa”, rta. el 6/6/06, reg. n° 25.219, entre otras, y de la Sala IV
de la C.N.C.P., causa n° 3.552 “Flores”, rta. el 31/10/02, reg. n° 4.397), teniendo además la obligación de citar las
disposiciones que consideran violadas o erróneamente aplicadas, y cual es la aplicación que se pretende,
175
desarrollando los argumentos jurídicos que sustentan los motivos de impugnación (ver de la Sala III de la
C.N.C.P., causa “González Notario”, rta. el 13/7/00, reg. n° 399.00.3, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani- Irurzun - Farah
2.11.2010
“Hoenig”
Causa 29.603
Reg. 32.121
J. 6 - S. 11
SOBRESEIMIENTO. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“Nos encontramos frente a una apelación contra un pronunciamento que cierra definitiva e irrevocablemente el
proceso en relación al imputado a cuyo favor se dicta (cfr. art. 335 CPP). Por producir tal efecto es que reclama
la existencia de certeza acerca de la ausencia de responsabilidad (D´Albora, Francisco “Código Procesal Penal de
la Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, Octava edición corregida, ampliada y actualizada por Nicolás F.
D´Albora, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 587)”.
“Así las cosas, ante la posibilidad de producir prueba pertinente y útil que contribuya a echar luz sobre los hechos
denunciados, corresponde proseguir la investigación. En este sentido, la Sala ha dicho que para proceder a cerrar
definitiva e irremediablemente el proceso respecto de un individuo tiene que haberse acreditado,
indefectiblemente, su total ajenidad en los hechos investigados (c. 35.877 “Mendoza Castro”, reg. 37, rta.
16/02/04; c. 30.845 “Rivero”, reg. 1139, rta. 9/12/99)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
9.11.2010
“Zbar”
Causa 44.373
Reg. 1125
J. 4 - S. 8
SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. REVOCACIÓN. CAUSALES.
“…como lo ha afirmado la doctrina, sólo el incumplimiento reiterado y persistente (además de injustificable y
deliberado) posibilitará la revocación de la suspensión acordada, incumbiendo al Estado la comprobación de la
injustificada, maliciosa e irrevocable voluntad de no cumplir con la regla de conducta impuesta, para lo cual debe
siempre agotar las vías para lograr el cumplimiento de las condiciones a fin de posibilitar el éxito de esta
alternativa a la convencional tramitación del proceso penal y, en definitiva, a la posible condena (conf. Gustavo
Vitale, “Suspensión del proceso penal a prueba”, 2da edición, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2004, pág. 233.
En similar sentido, ver Horacio J. Romero Villanueva, “Código Penal anotado: legislación complementaria”, 3era
edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, pág. 286, apartado 5)”.
“A partir de una análoga inteligencia, los suscriptos se expidieron en un precedente en el que se examinó el
régimen del artículo 18 de la ley 23.737. Se sostuvo que “el requisito de ´colaboración´ [previsto en aquella
norma] no podría ser interpretado en un sentido tal que sea que le corresponde al propio afectado por la medida
tomar la iniciativa de que el tratamiento se lleve a cabo. Cuando se produce alguna falla institucional por la
cual el tratamiento no se realiza, la opción por la aplicación de la pena no podría entrar en consideración sin
más” (ver citas en causa n° 27.505 “Fernández, Maximiliano Lorenzo s/ suspensión del proceso a prueba”, reg.
n° 29.720 del 8/04/09)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Irurzun - Farah
25.11.2010
“González”
Causa 29.676
Reg. 32.228
J. 5 - S. 10
TRATA DE PERSONAS. ART. 145 BIS C.P. LEY 26.364. REQUISITOS TÍPICOS.
“…el artículo 145 bis del Código Penal de la Nación (texto según ley 26.364), que tipifica el delito a la luz del
cual se examinaron los sucesos endilgados a Serebrinsky y Ogando Bido, sanciona a quien “…acogiere o
recibiere personas mayores de dieciocho años de edad, cuando mediare engaño, fraude, violencia, amenaza o
cualquier otro medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad,
176
Poder Judicial de la Nación
concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad
sobre la víctima, con fines de explotación”.
“Como puede advertirse, la norma prevé diversos medios comisivos, todos los cuales se vinculan con la
vulneración, de diferentes modos, de la voluntad de la víctima. Se trata de distintas formas de anular o restringir
el ámbito de autodeterminación del sujeto pasivo”.
“Sólo resta analizar aquella que se refiere al abuso de una situación de vulnerabilidad de la víctima, uno de los
supuestos que demanda un mayor esfuerzo interpretativo para delimitar adecuadamente su alcance”.
“Si bien el a quo no hizo expresa mención a este medio comisivo, la argumentación desarrollada para sustentar la
decisión impugnada parecería partir de tal premisa”.
“Al definirlo, el Procurador General de la Nación sostuvo que “de acuerdo con las Notas Interpretativas de la
Convención (de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional), en su artículo 3,
apartado a, sección 63, el abuso de una posición de vulnerabilidad debe ser entendido en referencia a ‘Toda
situación en que la persona interesada no tiene más opción verdadera ni aceptable que someterse al abuso’…”
(Dictamen de fecha 16/3/10, en S.C. Comp. 611; L. XLV)”.
“Para determinar la “situación de vulnerabilidad” de la víctima puede acudirse a una serie de indicadores tales
como edad, género, etnia, situación migratoria, pobreza, nivel de escolaridad, exclusión social y cultural, entre
USO OFICIAL
muchos otros. Dichos factores deben analizarse de modo integral, y atendiendo a las particulares circunstancias
de cada caso concreto”.
“No obstante, no basta con que se acredite la vulnerabilidad de la víctima, sino que también debe comprobarse
que el autor ha abusado de tal situación, es decir, que ha tomado ventaja de la misma”.
“Son dos, entonces, los aspectos que conforman el concepto examinado, cuya existencia simultánea se exige para
que una conducta se ajuste a la norma analizada”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Freiler - Farah
18.11.2010
“Ogando Bido”
Causa 44.389
Reg. 1171
J. 11 - S. 21
ACCIÓN CIVIL. EJERCICIO DE LA ACCIÓN CIVIL EN REPRESENTACIÓN DEL ESTADO NACIONAL.
SUJETOS LEGITIMADOS.
“Ello de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 1°, inciso a) de la Ley de Representación Judicial del Estado
(17.516), que como regla general, establece: “Salvo los casos en que por ley se autorice un régimen especial, el
Estado nacional y sus entes descentralizados serán representados y patrocinados ante los tribunales judiciales y
organismos jurisdiccionales y administrativos, nacionales o locales: a) En la Capital Federal, por los letrados
dependientes de los servicios jurídicos de los respectivos ministerios, secretarías de Estado, reparticiones o entes
descentralizados”.
“Al mismo tiempo, la Ley Orgánica de Ministerio Público
(24.946), en el artículo 66 en lo pertinente establece:
“A los efectos de dar cumplimiento al artículo 27 -primera parte- de esta ley, salvo los casos en que por ley se
autorice un régimen especial, el Estado nacional y sus entes descentralizados serán representados y atrocinados
ante los tribunales judiciales y organismos jurisdiccionales y administrativos nacionales y locales, por letrados
integrantes del Cuerpo de Abogados del Estado dependientes de los servicios jurídicos de los respectivos
ministerios, secretarías, reparticiones o entes descentralizados”.
“A su vez, el Decreto Nacional 411/80 -reglamentario de la Ley 17.516- dictado tras considerar necesario
simplificar y agilizar prudentemente los trámites de las autorizaciones para habilitar a los letrados de la
Administración Pública Nacional a representar al Estado en juicio, estimó conveniente otorgar la facultad de
conceder aquellas autorizaciones a los Ministros, Secretarios de Estado, Comandantes en Jefe de las Fuerzas
Armadas, Secretarios de la Presidencia de la Nación, al Jefe de la Casa Militar y a los órganos superiores
de los entes descentralizados. Ello a fin de que se evite la tramitación de numerosos decretos de autorización y las
177
consiguientes demoras que se suscitarían en las presentaciones judiciales que deben efectuar los letrados de la
Administración Pública Nacional”.
C.C.C. Fed. Sala I
28.12.2010
Causa 44.307
Ballestero - Farah
“Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de la Nación”
Reg. 1424
J. 12 - S. 23
ACCIÓN PENAL. VIGENCIA. PRESCRIPCIÓN. SECUELA DE JUICIO. CONCEPTO. ALCANCES.
“…la jurisprudencia dominante ha otorgado al vocablo “juicio” -contenido en la expresión “secuela de juicio”una interpretación amplia y extensiva, comprensiva de todas las etapas del proceso penal, y no sólo de la etapa
del contradictorio (ver CNCP, Sala II, “Andrada, Nicolás”, 9/03/95 y Sala IV, “Ciruli”, 1/03/99, entre otros). De
esta manera, la interpretación de la defensa, que limita los actos interruptivos a aquellos producidos durante el
juicio propiamente dicho, sólo es representativa de una posición minoritaria (vrg. Tribunal Superior de Justicia de
Córdoba, Sala Penal, 18/12/89, sent. 21, “Luque, David”, “Semanario Jurídico”, 199-A—J-212, ver también,
Pastor, D., Prescripción de la persecución y Código Procesal Penal”, Ed. del Puerto, Bs. As., 1993, pp. 84, 102 y
ss.) que no ha tenido acogida favorable por este tribunal”.
“Por el contrario, ha sido casi pacífica la jurisprudencia de ambas salas de este Tribunal y de la Cámara Nacional
de Casación Penal que ha asignado al llamado a prestar declaración indagatoria, dentro de la etapa del sumario, la
condición de primer acto procesal que integra el concepto de secuela de juicio. En este sentido, ver: de esta Sala
I: “Tell, Alberto Máximo s/ prescripción”, reg. 1030, rta. el 10/09/08; “Fernández, Gerardo”, reg. 908, rta. el
24/10/97; “Fernández, Roque”, reg. 190, rta. el 23/03/00;”Leutier, José R.”, reg. 874, rta. el 26/08/01; Sala II:
“Ostrowiecki, Aron s/querella” del 29/5/84 y de CNCP, Sala I: “Percunte, Mario D.”, rta. el 7/3/95, reg. 422; Sala
II: “Andrada, Nicolás y otro”, rta. el 9/3/95, reg. 402; Sala III: “Rodríguez, Enrique”, rta. el 19/04/04, reg.
195.04.3; Sala IV: “Pimentel, Marcial” , rta. el 17/05/02, reg. 4048.4)”.
C.C.C. Fed. Sala I
28.12.2010
Causa 44.396
ADMINISTRACIÓN
Ballestero - Farah
“Celentano”
Reg. 1423
FRAUDULENTA.
ADMINISTRACIÓN
J. 11 - S. 22
INFIEL
EN
PERJUICIO
DE
LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. REQUISITOS TÍPICOS.
“El primero de los elementos típicos de la figura mencionada hace referencia al sujeto activo que llevará adelante
la conducta disvaliosa. La norma prescribe que será reprimido aquel que A...por disposición de la ley, de la
autoridad o por un acto jurídico tuviere a su cargo el manejo, la administración o el cuidado de bienes o
intereses pecuniarios ajenos ...@. Ello significa que la persona a la que se le impute el hecho debe haber arribado a
la administración por algunos de estos medios taxativamente enunciados por la norma. En este sentido se ha
expresado ya la doctrina al admitir que AEl sujeto activo está señalando que se trata de un tipo especial, es decir,
define una esfera de autores limitada por la ley@ (Confr.Baigún - Bergel AEl Fraude en la Administración
Societaria@, Ed. Depalma, Bs. As. 1991, pág. 122. Los autores citaron en este punto “Tratado de Derecho Penal”
Maurach, traducción de Córdoba Roda, Ed. Ariel, Barcelona, 1962, pág. 290), por lo que la adecuación al tipo
objetivo del sujeto activo estará reservada solamente a aquellos a quienes voluntariamente -y a través de los
mecanismos establecidos- se otorgó facultad de administrar bienes ajenos. Implica esto que serán sujetos activos
únicamente los administradores naturales, es decir los que nacen por imperio de la ley o de un acto jurídico,
quedando excluidos por ello, aquellos llamados “de hecho”.
“Habida cuenta del carácter “especial propio” de la figura, los autores de los hechos investigados resultan los
funcionarios públicos que eran quienes detentaban la administración de los bienes del Estado, mientras el resto de
los encartados resultan partícipes necesarios de la maniobra”.
“A mayor abundamiento, cabe agregar que la exigencia de perjuicio económico para tener por configurado el
delito de defraudación por administración fraudulenta se ve satisfecha con la violación al deber de respetar un
178
Poder Judicial de la Nación
mecanismo legal determinado, extremo que se comprobó en el caso, dado que de haber existido, se hubiese
podido obtener un resultado más favorable y ventajoso para el Estado Nacional (conf. esta Sala I, C. N° 39.066
“Onofre Lotto”, reg. 25 del 06/02/07 y sus citas).”
C.C.C. Fed. Sala I
27.12.2010
Causa 44.602
Ballestero - Freiler - Farah
“Accolade Pool”
Reg. 1389
J. 12 - S. 23
ASOCIACIÓN ILÍCITA. REQUISITOS TÍPICOS.
“…en autos se encuentran reunidos todos los requisitos que exige el tipo penal bajo estudio: a) tomar parte de una
asociación ilícita o banda, b) un número mínimo de integrantes y c) un propósito colectivo de delinquir (ver
Soler, “Derecho Penal Argentino” p. 170 y ss. T.2, TEA, 1996; Ricardo Núñez, quien identifica al acuerdo como
rasgo clave para definir la asociación - Derecho Penal Argentino, op. cit. pág. 184-; Carlos Creus, “Derecho
Penal. Parte Especial”, T 2, pág. 107 y ss. ed. Astrea, 1996; y este Tribunal en causa n° 17.795 “Demeyer”, rta. el
10/2/02, reg. n° 19.7487)”.
“Lo que se requiere es un mínimo de cohesión entre sus integrantes, unidos por una voluntad dirigida a la
comisión de delitos, actuando conjunta y organizadamente, con división de roles y funciones, logrando así
USO OFICIAL
alcanzar un grado de efectividad que de otra forma resultaría difícil obtener, atendiendo a la complejidad de las
maniobras que muchas veces llevan adelante (Conf. CNCC Sala IV, causa “Scalotti, Luis y otros” rta. el
17/10/98, publicada en Jurisprudencia Argentina , Tomo 1999 – II, pág. 287 y sgtes.)”.
“De acuerdo a ello, los presupuestos básicos para la configuración de esta figura requieren sólo el hecho de tomar
parte en una asociación para cometer delitos, excluyendo con ella la necesidad de desplegar una actividad
material. Alcanza con que el sujeto sepa que la integra y que coincida con la intención de los otros miembros
sobre los objetivos delictuosos (ver asimismo causa ° 17.755 “Yoma, Emir Fuad s/procesamiento y prisión
preventiva”, rta. el 24/5/2001, reg. n° 18.691)”.
“Procesalmente -se ha dicho- bastan hechos demostrativos de la existencia del acuerdo con fines delictivos
expresa o tácitamente prestado por tres o más personas, para tener configurado el tipo en cuestión. El acuerdo
puede estar disimulado mediante la participación en una asociación con fines lícitos y ciertamente, cabe agregar,
podría darse enquistado en el seno de una persona jurídica de cualquier tipo utilizando las prerrogativas que ella
otorga (Ricardo Núñez, “Derecho Penal Argentino”, Parte Especial, Tomo VI, Ed. Lerner, 1971, pág. 185 y
jurisprudencia allí citada)”.
“La “marca” o las “señas” de la o las asociaciones quedarán puestas en evidencia en la medida que se analice su
modo de operar y la dirección hacia la que apuntan sus fines, los cuales, lógicamente persiguen la comisión de
ilícitos determinados, ya que de lo contrario no tendría razón de existir la propia asociación (conf. Cámara
Federal de San Martín, Sala 1, Secretaría 2, causa n° 3061 “Sánchez, Florencio E. y otros s/asociación ilícita”,
reg. n° 2561, rta. el 2/7/1992 y sus citas)”.
“Además, y atento al puntual agravio de la defensa cabe reparar que se exige que los planes delictivos se vayan
generando dentro del lapso de duración de la organización, sin importar, para la tipicidad, que estos lleguen o no
a materializarse”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
29.12.2010
“Carbonaro”
Causa 29.502
Reg. 32.419
J. 5 - S. 9
ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD. ART. 241 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
“Finalmente, debe tenerse presente que el tipo penal previsto por el artículo 241, inciso 2°, del Código Penal no
sanciona aquellos actos que tiendan a impedir el conocimiento por parte de un funcionario público de hechos que
de saberlos pudieren requerir su eventual intervención; sino aquellos que tengan por finalidad obstaculizar o
frustrar el desarrollo de un acto funcional concreto que éste ya haya tenido en miras implementar al momento de
179
la perpetración de la conducta que “impone la omisión” (confr. Sebastián Soler, Derecho Penal Argentino, T° V,
Ed. Tipográfica Editora Argentina, 1988, pág. 153, Carlos Creus, Derecho penal, Parte especial, T° II, Ed.
Astrea, 1997, págs. 230/231; Edgardo Alberto Donna, Derecho Penal, Parte Especial, T° III, Ed. Rubinzal –
Culzoni, págs. 107/109).”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
23.12.2010
“GLR Services Inc.”
Causa 29.682
Reg. 32.379
J. 3 - S. 6
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. TENENCIA DE ELEMENTOS VINCULADOS AL DELITO. DELITOS
DE TENENCIA. ESTUPEFACIENTES. TENENCIA DE DROGA CON FINES DE COMERCIALIZACIÓN.
TRANSPORTE DE ESTUPEFACIENTES. REQUISITOS TÍPICOS.
“…tal como en su oportunidad sostuviera esta Sala, “cuando de lo que se trata es de la investigación de una
organización, cuyas actividades, rutinas y despliegue han sido circunstancias ya evaluadas, el pretender
segmentar la titularidad de los elementos hallados según su inmediato tenedor conduciría a escindir un universo
que debe permanecer aunado” (causa N42.561 “Fernández Peña, Cristina Josefina s/ procesamiento con prisión
preventiva”, Reg. N1539, rta. el 17/12/08)”.
“Así, no puede soslayarse que la tenencia, cuando es analizada en un contexto como el que aquí se ha examinado,
no puede limitarse a la posesión física del estupefaciente, sino a la disponibilidad real sobre esa sustancia,
determinada por el hecho de que se “...sabe dónde se encuentra o porque [se] está en condiciones de decidir su
destino”. Lo mismo ocurre cuando, aun ante la ausencia momentánea de esa particular relación, la sustancia es
poseída por otro de los coautores y al interior de un plan que, en esos términos, fue previamente acordado (Cfr.
FALCONE, Roberto y CAPPARELLI, Facundo, Tráfico de estupefacientes y derecho penal, Ad-Hoc, Buenos
Aires, 2002, p. 147)”.
“Pero además, y sin perjuicio de lo aquí señalado, este argumento decae con sólo recordar que no es la modalidad
de tenencia de estupefacientes para comercialización el eje del reproche que se le dirige a los imputados. Ella
constituye un ingrediente más en el marco de toda una ponderación que, partiendo de las escuchas telefónicas
realizadas, de las tareas investigativas practicadas y del panorama que ellas revelaron, se sustenta en el transporte
y comercio mismo de esa clase de sustancias. De ahí que admitir una lógica que conduzca a la fragmentación de
ese único y complejo hecho no sólo supondría soslayar arbitrariamente las probanzas reunidas, sino desconocer la
verdadera entidad de los episodios investigados y atribuidos a los recurrentes”.
“…si bien no puede dejar de tenerse en cuenta que el legislador posiblemente previó en la punición del transporte
de estupefacientes una forma de contención al narcotráfico, no puede sostenerse que ello derive en la necesidad
de acreditar un dolo directo por parte del cómplice respecto del efectivo conocimiento acerca de que su actuación
se imbrica de modo directo con aquella otra conducta. Antes bien, puede decirse que si el transporte de drogas
requiere la conciencia de su desplazamiento en un contexto que suponga su posible comercialización posterior,
ello no implica que el autor deba conocer y “querer” esa conducta sucedánea sino, simplemente, asumirla como
un riesgo futuro que quizás nunca se concrete”.
“De hecho, tal como se ha expresado, “no incide en la caracterización del transporte si está o no vinculado al
comercio de estupefacientes o es un eslabón en la cadena del tráfico. Estas son razones de política criminal que
pudo haber tenido en cuenta el legislador histórico para punir una acción comprobable en la generalidad de los
casos, pero que no han sido plasmadas en la letra de la ley, ni se derivan de su interpretación sistemática y
teleológica...” (DE LUCA, Javier, “El concepto de transporte en la ley 23.737", CDyJP, Año O, Nº 1, p. 296)”.
C.C.C. Fed. Sala I
28.12.2010
Causa 45.112
180
Ballestero - Farah
“Bonilla”
Reg. 1394
J. 11 - S. 21
Poder Judicial de la Nación
DEBIDO PROCESO. ALCANCES. OPORTUNIDAD DE DEBATE DE ASPECTOS CONTROVERTIDOS
DE LA PESQUISA.
“…el hecho de que aún existan cuestiones a dilucidar no obstaculiza la continuación de la pesquisa sino que es
propio de la etapa procesal que se transita. Estos elementos encontrarán en el debate la oportunidad de ser
ampliamente confrontados al amparo de todas las garantías legales que configuran el debido proceso y de ese
debate emergerán los únicos elementos capaces de fundar la sentencia (cfr. Maier, J., Derecho procesal penal. I.
Fundamentos, ed. Del Puerto, Buenos Aires, 2004, p. 453; en este sentido, ver de esta Sala, c. 39.083, “Bedoya”,
rta. el 20/07/06, reg. 768 y c. 42.877, “Ruffo”, rta. el 25/03/09, reg. 240, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
21.12.2010
“Martínez Vázquez”
Causa 44.822
Reg. 1343
J. 12 - S. 24
DECLARACIÓN INDAGATORIA. REQUISTOS FORMALES. DERECHO A SER OÍDO. ALCANCES.
DEFENSA EN JUICIO.
“Es sabido, por constituir un mandato legal que no es sino la recepción práctica de fundamentales derechos
constitucionales, que no puede existir un auto de procesamiento sin la previa concesión de un espacio para que el
USO OFICIAL
imputado pueda brindar su posición acerca de los acontecimientos históricos que se le atribuyen y de los
elementos en los cuales se asientan (art. 307 C.P.P.N.). Mas, poca gravitación tendría en los hechos tal garantía si
ello no exigiera simultáneamente la obligación de hacer saber al imputado cuáles son esos eventos y esas pruebas
que dan razón a su situación dentro del proceso. La intimación que debe efectuarse en el marco de toda
declaración indagatoria debe “...llenar todas y cada una de las condiciones que sean indispensables para que el
imputado pueda oponer eficazmente sus medios de defensa e impugnar así los medios que la acusación haya
empleado en su contra” (CARRARA, Francesco, Programa de derecho criminal, Tomo II, Ed. Temis, 3° edición,
Colombia, p. 363. En igual sentido ver de esta Sala, y entre otras, causa nro. 40.308, "Laskowski, Patricia y otros
s/procesamiento", rta. el 21/09/07, reg. nro. 1091; causa nro. 42.683, "De Carlo, Silvia y otros s/procesamiento",
rta. el 30/12/08, reg. Nro. 1629, causa nro. 42.177, “Lequepi Condori, Basilio y otra s/ procesamiento”, reg. Nro.
1058, rta. el 29/9/09)”.
“Es por ello que a fin de que esa garantía no se resuma en una ambiciosa proclama carente de contenido es que su
desarrollo debe rodearse de “...ciertos presupuestos y ciertas consecuencias para [su] ejercicio, en miras a su
propia eficacia, con la consecuencia de otorgarle, así, un significado mucho más preciso y valioso... que el mero
hecho de permitirle (facultad) [al imputado] vertir palabras en el procedimiento a través del cual se lo persigue
penalmente” (MAIER, Julio B.J., Derecho procesal penal, I. Fundamentos, Ed. Del Puerto, Buenos Aires, 2°
edición, 1999, p. 552). Y una de esas exigencias es aquella que supone una imputación, una intimación y una
decisión unidas bajo un mismo sustrato histórico y probatorio. El resolver sobre hechos disímiles de aquellos que
se hicieron conocer no hace sino privar de sentido esta arista del derecho de defensa y, con ello, soslayar esas
exigencias legales que reclaman su observancia”.
C.C.C. Fed. Sala I
22.12.2010
Causa 44.665
Ballestero - Freiler - Farah
“Ruckauf”
Reg. 1387
J. 4 - S. 8
DEFENSA EN JUICIO. IURA NOVIT CURIA. CONCEPTO. ALCANCES.
“… si bien en el Derecho argentino encuentra aceptación el aforismo iura novit curia- esto es, que el tribunal
puede subsumir jurídicamente el hecho en la norma que considere aplicable al caso-, lo cierto es que sólo podrá
hacerlo en el marco de las circunstancias fácticas que hayan sido correctamente intimadas al imputado, y
respecto de las cuales éste haya tenido oportunidad de ejercer debidamente su derecho de defensa (cfr. MAIER,
Julio B. J.; Derecho Procesal Penal, T. II, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2003, 1° edición, p. 28)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
181
15.12.2010
“Álvarez Albarracín”
Causa 45.020
Reg. 1305
J. 1 - S. 2
DELITOS DE LESA HUMANIDAD. CONCEPTO. ALCANCES. CONSECUENCIAS. DERECHO DE
GENTES.
IMPLICANCIA.
JURISDICCIÓN
UNIVERSAL.
NE
BIS
IN
IDEM.
ALCANCES.
PERSECUCIÓN MÚLTIPLE EN MÁS DE UN PAÍS. TUTELA DE LA GARANTÍA.
“… corresponde señalar como punto de partida que los suscriptos, respetando la posición jurisprudencial que han
defendido en diversos precedentes, comparten el significado y los alcances que la querella le ha otorgado a la
multiplicidad de eventos que conforman el núcleo de la investigación. Tales acontecimientos, entre los que
pueden destacarse las torturas físicas y psíquicas, las desapariciones forzadas de personas, los homicidios, los
actos de sometimiento a la esclavitud, las vejaciones, la cremación de cadáveres, la mutilación de cuerpos y la
venta de órganos, que habrían sido cometidos de manera sistemática y como política estatal por funcionarios
gubernamentales de la República Popular de China en el marco de un proceso de persecución a los practicantes
de la corriente espiritual denominada “Falun Dafa” o “Falun Gong”, indudablemente poseen la entidad suficiente
para ser considerados contrarios al derecho de gentes (art. 118 CN) y, por ende, pasibles de ser agrupados en su
conjunto dentro de la órbita de los crímenes de lesa humanidad, dada su potencialidad para afectar los valores
fundamentales que la humanidad ha reconocido a todo individuo (ver, de esta Sala, c/n° 40.201 “NN
s/sobreseimiento”, rta. 21/12/07, reg. 1604; c/n° 40.188 “Rovira, Miguel Angel s/prisión preventiva”, reg. 260,
rta. 14/03/08, voto del Dr. Eduardo R. Freiler; c/n° 42.002 “Taddei, Ricardo s/prescripción”, rta. 18/11/08, reg.
1400, votos de los Dres. Eduardo R. Freiler y Jorge L. Ballestero; c/n° 42.247 “Videla”, rta. 30/12/08, reg. 1631,
y sus citas, entre otras; y en idéntico sentido CSJN, Fallos 323:2035; 326:2805; 328:2056 y 330:3248)” (Del voto
de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Y en punto a la importancia de aceptar la mentada significación, cabe consignar que “La consideración de los
hechos como crímenes contra la humanidad acarrea toda una serie de consecuencias (…). En primer término, la
prohibición de esta categoría de crímenes es considerada parte del ius cogens, es decir, son normas imperativas
de derecho internacional general aceptadas y reconocidas por la comunidad internacional de Estados como
normas que no admiten acuerdo en contrario y que sólo pueden ser modificadas por normas ulteriores de
derecho internacional general del mismo carácter (artículo 53 de la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados). Este carácter de ius cogens que posee la prohibición de los crímenes contra la humanidad genera
para los Estados obligaciones erga omnes, entre las cuales se destacan la inderogabilidad de las prohibiciones,
la responsabilidad penal individual frente al derecho internacional por la comisión de dichos crímenes, la
obligatoriedad de su juzgamiento (que se traduce en la fórmula aut dedere aut iudicare), la inaplicabilidad de
reglas de prescripción, la inoponibilidad de inmunidades personales incluyendo las de los jefes de Estado, la
inoponibilidad de la defensa de Obediencia Debida y el principio de jurisdicción universal (ver “Videla”, con
cita de Bassiouni, M. Cheriff, "International Crimes: Jus Cogens and Obligatio Erga Omnes", en “Law and
Contemporary Problems”, Fall 1996, p. 73, el subrayado nos pertenece)” (Del voto de los Dres. Jorge L.
Ballestero y Eduardo Freiler).
“A su vez, dicha conceptualización, lejos de resultar una mera declaración, constituye el motivo principal para
catalogar de limitado o acotado el análisis jurídico que condujo tanto al representante de la vindicta pública como
al instructor a evaluar en el presente caso la operatividad de la jurisdicción de los Tribunales argentinos
exclusivamente sobre la proyección normativa del art. 1 del CPPN, que instituye el llamado principio de
territorialidad para la aplicación de la ley penal de nuestro país, pasando por alto que los delitos investigados
conformarían, como se dijo, los llamados delicta iuris gentium, en cuyo juzgamiento se encuentra interesada la
comunidad internacional en su conjunto (“Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinario y
jurisprudencial.”, Tomo I, David Baigún/Eugenio Zaffaroni, directores, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, Año
1997, pag. 31, comentario al art. 1° del CP por Guillermo J. Fierro)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y
Eduardo Freiler).
182
Poder Judicial de la Nación
“Y es allí donde la denominada “Jurisdicción Universal”, que con el tiempo cobra mayor vigor en el escenario
internacional, adquiere relevancia como herramienta concreta para que los Tribunales locales sean quienes
canalicen aquella perspectiva común de las distintas naciones de perseguir y sancionar esta clase de actos que
comprometen el derecho de gentes, más allá del lugar donde éstos hayan sido perpetrados y prescindiendo de la
nacionalidad de las víctimas e imputados” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Viene al caso traer a colación la opinión que, en el sentido indicado, efectuó en un reciente fallo el Tribunal
Supremo de la Nación refiriéndose a la posición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “(…) la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos habilita a que, frente a un crimen internacional de lesa
humanidad, si el Estado no quisiera o no pudiera cumplir con su obligación de sancionar a los responsables,
resulte plenamente aplicable la jurisdicción universal para que cualquier Estado persiga, procese y sancione a
quienes aparezcan como responsables de esos ilícitos, aun cuando los mismos hubieran sido cometidos fuera de
su jurisdicción territorial o no guardaran relación con la nacionalidad del acusado o de las víctimas, en virtud
de que tales hechos afectan a la humanidad entera y quebrantan el orden público de la comunidad mundial
(Informe n° 133/99 caso 11.725 Carmelo Soria Espinoza, Chile, 19 de noviembre de 1999, pár. 136 a 149 y
punto 2° de las recomendaciones). Por lo cual, si no se ejerce la jurisdicción en función del principio territorial,
entra a operar el principio universal y se pone en juego la soberanía de la República Argentina” (CSJN,
USO OFICIAL
c/G.291.XLIII, “Gualtieri Rugnone de Prieto, Emma Elidia y otros s/sustracción de menores de 10 años”, rta.
11/08/09, considerando 6°, con cita del fallo "Simón", 328:2056, voto de la jueza Highton de Nolasco,
considerando 29)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Así, la gravedad de este tipo de delitos, que hace emerger un deber de actuación de carácter irrenunciable en
cabeza de los Estados, “(…) puede dar fundamento a la jurisdicción universal, como se desprende del art. 118 de
la Constitución Nacional que contempla los delitos contra el derecho de gentes fuera de los límites de la Nación
(…). Ello da por supuesto que tales delitos pueden ser juzgados en la República y, cabe entender, también en
otros Estados extranjeros. Y además, que esos delitos contra el derecho internacional, contra la humanidad y el
derecho de gentes, por su gravedad, lesionan el orden internacional, en modo que no puede verse en tal art. 118
sólo una norma de jurisdicción sino sustancialmente de reconocimiento de la gravedad material de aquellos
delitos (…) y “(…)Que según la teoría de la jurisdicción universal, tales delitos podrían ser juzgados fuera del
país en el que se hubiesen cometido, los delitos contra el derecho internacional pueden fundar la jurisdicción
universal de cualquier Estado según la costumbre internacional por violar una norma de ius cogens en modo
sistemático lesionando el derecho internacional (…)”(CSJN, fallo “Simón”, expte. S.1767.XXXVIII, rta.
14/06/05, con cita del fallo "Nadel", registrada en Fallos: 316:567, disidencia del juez Boggiano; y en idéntico
sentido, Gil Domínguez, Andrés “Derecho de Gentes, crímenes de lesa humanidad e imprescriptibilidad”,
Jurisprudencia Argentina, Año 2005, Tomo I, pag. 1138/43)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y
Eduardo Freiler).
“En suma, esta excepción al principio de territorialidad, motivada por la presencia de delitos cometidos fuera de
los límites de la Nación que afectarían el derecho de gentes (art. 118 CN), es la que en el caso resulta plenamente
operativa, conforme lo ha señalado el impugnante al fundar su posición crítica frente al cierre del sumario” (Del
voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Es posible concluir, entonces, que la justicia española, a través de la intervención de sus distintas instancias, ha
procurado materializar y satisfacer el interés de la comunidad internacional en perseguir y sancionar los
aberrantes delitos que constituyen la razón de ser de estos actuados, garantizando el juzgamiento de las personas
que fueron sindicadas como responsables a través de los canales propios de un Estado de Derecho” (Del voto de
los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“La certeza sobre el desarrollo de tal enjuiciamiento conduce a interrogarse sobre la procedencia del avance
paralelo de esta investigación teniendo en cuenta el imperio de la garantía que prohíbe la múltiple persecución
penal por el mismo hecho, consagrada en nuestra Constitución Nacional y receptada también por distintos
instrumentos internacionales, como la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8, inc. 4) y el Pacto
183
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14, inc. 7), como así también por la mayoría de los tratados
modernos de extradición, como por ejemplo el celebrado entre Argentina y España, aprobado por ley 23.708
(B.O. 20/10/89) (ver al respecto Fierro, Guillermo J. “Extradición y non bis in idem”, Jurisprudencia Argentina,
Año 2005, Tomo I, pag. 1132/7)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Puesta de manifiesto la superposición de los ámbitos de competencia de las justicias española y argentina frente
a idénticos acontecimientos, emerge la obligación de esta jurisdicción de velar por la operatividad de la aludida
garantía, la cual, vale la pena destacarlo, ha sido reconocida como derecho humano por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (caso “Almonacid”, CIDH-Serie C N°154, rta. 26/09/06)” (Del voto de los Dres. Jorge L.
Ballestero y Eduardo Freiler).
“Y ese objetivo es el que deberá ser alcanzado a través de las herramientas legislativas que han sido instauradas
al efecto por el ordenamiento jurídico local, teniendo en cuenta la ausencia de una normativa procedimental
específica de carácter supranacional que permita instrumentar esta protección en beneficio de personas imputadas
en procesos regidos por la novel “Jurisdicción Universal” (El referido vacío legal ha sido objeto de debate, por
ejemplo, en el XVII Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Derecho Penal:
www.cairn.info/revue-internationale de droit pénal 3/2002. Ver, en sentido similar, Eiroa, Pablo D. “La garantía
del ne bis in idem en el marco de la extradición”, publicado en Jura Gentium –Revista de filosofía del derecho
internacional y de la política global—, V 2009-1)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“Ahora bien, es preciso señalar al respecto que nuestro código procesal ha escogido una fórmula amplia de
protección, en virtud de la cual nadie podrá ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho (art. 1
in fine). Su alcance debe interpretarse, en palabras de Maier, como un resguardo frente al “riesgo de una nueva
persecución penal, simultanea o sucesiva, por la misma realidad histórica atribuida, única interpretación
compatible si se quiere garantizar, sin hipocresías, un verdadero Estado de Derecho y si se quiere evitar
sinrazones en la aplicación práctica del principio”(v. Maier, Julio B. J. “Derecho Procesal Penal. I.
Fundamentos”, Ed. Del Puerto, Buenos Aires, 1999, pág. 601/602)” (Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y
Eduardo Freiler).
“De este modo, deberá precisarse si concurren los extremos definidos por los juristas como eadem persona
(identidad de la persona perseguida), eadem res (identidad del objeto de la persecución) y eadem causa petendi
(identidad de la causa de la persecución). Estas tres identidades deben coexistir para que pueda afirmarse la
concurrencia de una identidad total (conf. Clariá Olmedo, J. A., “Derecho Procesal Penal”, t. I, 1960, p. 250)”
(Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“En definitiva, considerando que nuestro Tribunal Supremo ha formulado una serie de reparos con respecto a la
aplicabilidad de la garantía de ne bis in idem en supuestos de delitos de lesa humanidad, detrás de los cuales se
haya la voluntad de impedir, en consonancia con la postura de la CIDH, que la protección sea utilizada para
lograr su impunidad o disolver la posibilidad de reproche (CSJN, fallo “Mazzeo, Julio Lilo y otros s/rec. de
casación e inconstitucionalidad”, M. 2333.XLII, rta. 13/07/07), y que de conformidad con las razones expuestas
hasta aquí tal hipótesis debe ser desechada de plano por existir una investigación en cabeza de la jurisdicción
española que abarca la totalidad de los acontecimientos delictivos que conforman el núcleo de la presente
instrucción , el cierre de estos actuados se impone como la única alternativa para evitar que el conflicto de
litispendencia internacional al que venimos haciendo referencia menoscabe las garantías de las personas
implicadas, razón que conducirá a los suscriptos a inclinarse por la homologación del pronunciamiento apelado.”
(Del voto de los Dres. Jorge L. Ballestero y Eduardo Freiler).
“En consonancia con el criterio esgrimido por mis distinguidos colegas, considero que no podría descartarse, a
priori, que los hechos denunciados, del modo en que han sido presentados por la querella, puedan ser catalogados
como delitos de lesa humanidad, de acuerdo con los parámetros que sobre la categoría he desarrollado en
anteriores precedentes (ver, en este sentido, Sala I, c/n° 40.201 “NN s/sobreseimiento”, reg. 1604, rta. 21/12/07;
c/n° 40.188 “Rovira, Miguel Angel s/prisión preventiva”, reg. 260, rta. 14/03/08, entre otros)” (Del voto del Dr.
Eduardo Farah).
184
Poder Judicial de la Nación
“No obstante ello, entiendo que durante el transcurso del proceso han podido ser comprobadas distintas
circunstancias adicionales que, sumadas al obstáculo central planteado en el voto de la mayoría, conforman un
escenario en el que se erige como la solución más adecuada el cierre de la investigación, incluso ponderando los
alcances del principio de Jurisdicción Universal que han sido enarbolados por el acusador privado.” (Del voto del
Dr. Eduardo Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
21.12.2010
Causa 44.196
“Lou Gan”
Reg. 1353
J. 9 - S. 17
DELITOS DE LESA HUMANIDAD. CONCEPTO. CONSECUENCIAS. ACCIÓN PENAL. VIGENCIA.
PRESCRIPCIÓN. IMPRESCRIPTIBILIDAD.
“…que no hizo lugar a la excepción de prescripción oportunamente opuesta, en orden al carácter de lesa
humanidad del delito atribuido al causante.”
“…ya en varias oportunidades hemos expresado nuestro criterio en torno a los requisitos que deben tenerse en
cuenta a los fines de incluir determinados sucesos delictivos en la categorización mencionada, razón por la que
nada de lo que digamos resultará novedoso y en honor a la brevedad a tales antecedentes nos remitimos (cf. c. n°
USO OFICIAL
40.188,“Rovira, Miguel Angel s/prisión preventiva”, reg. n° 260, rta. el 14/03/08; c. n° 40.201, “N.N.
s/sobreseimiento”, reg. n° 1604, rta. el 21/12/07, votos del Dr. Eduardo Freiler; c. n° 42.247, “Videla”, reg. n°
1631, rta. el 30/12/08, voto del Dr. Jorge L. Ballestero; c. n° 42.002, “Taddei, Ricardo s/prescripción”, reg. n°
1400, rta. el 18/11/08, entre otras)”.
“Sintéticamente, consideramos crímenes contra la humanidad aquellos cometidos en el marco de una acción
masiva o sistemática contra la población civil, dirigida, organizada o tolerada por el poder político de iure o de
facto. Especialmente debe tenerse en cuenta el vínculo existente entre esa conducta y su contexto (ataque
generalizado o sistemático contra una población civil), de modo de determinar cuáles son los casos que forman
parte del ataque con su consecuente carácter de crimen internacional”.
“Teniendo en cuenta las características señaladas precedentemente y el particular contexto político en el que
actuó la asociación ilícita investigada, es decir, dentro del marco de un accionar montado por el aparato de
represión que instauró la última dictadura militar, podemos sostener que los hechos imputados a Eduardo Ruffo
resultan subsumibles en la categoría de crimen de lesa humanidad”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
15.12.2010
“Ruffo”
Causa 43.914
Reg. 1309
J. 5 - S. 10
DELITOS MIGRATORIOS. LEY 25.871 ART. 117. PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE PERMANENCIA
ILEGAL DE EXTRANJEROS EN EL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA CON EL FIN DE OBTENER
BENEFICIO. REQUISITOS TÍPICOS.
“Esta Sala ha tenido oportunidad de sentar pautas interpretativas respecto del tipo penal transcripto y en tal
sentido se sostuvo que “…facilita la permanencia ilegal de extranjeros el que la hace posible o más sencilla,
allanando las condiciones de la estadía o ayudando a salvar los obstáculos. No obstante, la simple actividad de
facilitación desvinculada e independiente de la ilegalidad puede no ser ilícita o constituir una infracción
administrativa (por ejemplo dar trabajo individual a un ilegal). Sin embargo, si la contribución a la permanencia
ha consistido en el aprovechamiento laboral diagramado, ya no aisladamente, sino como “política de empresa”,
ello sí será constitutivo del delito penal, porque en ese supuesto la ilegalidad del inmigrante será parte
inseparable de la conformación comercial (ver Hairabedián, Maximiliano, “Delitos Migratorios”, La Ley,
Suplemento de Derecho Penal y Procesal Penal, 25/6/07, pags. 27/32)” (ver causa n° 27.703, “Hyun Sonn Lee”,
del 16/6/09, reg. n° 30.024)”.
185
“Ahora bien, no surge de la prueba colectada en autos que haya habido, por parte del imputado, un
aprovechamiento de la situación migratoria irregular de las personas que trabajan en el taller. En este sentido,
debe destacarse que nada indica, por el momento, que el establecimiento comercial allanado haya funcionado
merced a algún “mecanismo ilegal de captación de inmigrantes” (ver causa citada y en igual sentido, también de
esta Sala, causa n° 26.083, “Guarachi Mamani”, del 20/11/07, reg. n°27.707)”.
“Asimismo, para que la actividad que aquí es motivo de reproche penal pueda considerarse constitutiva de la
figura prevista en el mentado art. 117 de la ley 25.871, es necesario comprobar la circunstancia adicional que
establece esta norma, descripta como finalidad de obtener directa o indirectamente un beneficio (ver causas
citadas)”.
“Es decir, tal elemento típico no consiste en “la obtención de un beneficio” -sino en una exigencia en el plano
subjetivo-, y no se evidencia en “la circunstancia de que al emplear trabajadores no registrados se disminuyen
los costos por omitir el pago de aportes previsionales, obra social, etc.”, como sostuvo el Juez de grado en el
auto recurrido”.
“Esa situación no representa per se el aprovechamiento proyectado de la condición de extranjeros irregulares,
desvalorado por la norma penal tratada, como especial elemento subjetivo distinto del dolo. Mas bien, podría
concluirse que las circunstancias destacadas por el a quo en su razonamiento y que equipara al “beneficio”
perseguido con la facilitación, no exceden de las consecuencias necesarias de contratar a extranjeros que residen
irregularmente y que, por ende, sólo pueden efectuar trabajos no registrados, conducta que el art. 55 de la ley
pretende evitar y que está abarcada por su ámbito de protección..
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
14.12.2010
“Chipana Aruquipa”
Causa 29.223
Reg. 32.321
J. 11 - S. 21
DENUNCIA. REQUISITOS FORMALES.
“Es que el acontecimiento que se da a conocer mediante la denuncia, para dar paso a una investigación penal,
debe ser concreto. La exposición clara del hecho resulta ser -en razón del principio de congruencia- el requisito
esencial para establecer los límites a los que debe ceñirse la instrucción y posibilitar de ese modo la legal
iniciación de la investigación ante la imposibilidad del órgano jurisdiccional de actuar oficiosamente (arts. 176 y
188, inc. 2° del tercer párrafo, del código adjetivo. Jorge Clariá Olmedo “La denuncia”, JA, Doctrina, 1971 - 375.
Guillermo Navarro - Roberto Daray “Código Procesal Penal de la Nación. Análisis doctrinal y jurisprudencial”,
tomo I, págs. 440 y 480/2, ed. Ammurabi, Buenos Aires, 2.004. Francisco D’Albora “Código Procesal Penal de la
Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, págs. 284/5 y 322/4, ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2.009).”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
28.12.2010
“N.N.”
Causa 29.751
Reg. 32.406
DENUNCIA.
REQUISITOS
FORMALES.
DENUNCIA
J. 9 - S. 18
ANÓNIMA.
ESTUPEFACIENTES.
PROCEDENCIA.
“Primero, que aún cuando existen diversas opiniones acerca de la validez formal de las denuncias anónimas para
la generalidad de los casos penales (ver, en sentidos opuestos, de esta Sala, causa n° 26.873 “Yoma”, reg. n°
28.767 del 11/8/08 -con intervención de los Dres. Cattani e Irurzun- y causa n° 27.077 “Martínez”, reg. n° 30.165
del 28/7/09 -voto del Dr. Farah-), aquel debate no alcanza a los hechos asociados con el narcotráfico, pues hay
coincidencia en que corresponde interpretar ampliamente la previsión expresa del artículo 34 bis de la ley 23.737
a efectos de procurar una investigación eficaz, dadas las características de estos delitos y los compromisos
asumidos por el Estado Argentino (ver de la Sala I, causa n° 42.315 “Sorella”, reg. n° 273 del 7/4/10). Por ende,
aún si se toma al llamado anónimo de fs. 1 del ppal. como el origen real de la causa, no hay en ello una causal de
nulidad”.
186
Poder Judicial de la Nación
“Tampoco la alegada amplitud de lo relatado por la notitia criminis constituye una razón suficiente para
descartarla como tal, cuando refirió -aunque con cierta imprecisión no decisiva para un momento precario de la
pesquisa- algunos extremos de tiempo, modo y lugar que permitían la realización de diligencias mínimas para
corroborar o no lo denunciado”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
30.12.2010
“Estrada”
Causa 29.954
Reg. 32.436
J. 12 - S. 24
DETENCIÓN. REQUISA. REQUISA PERSONAL. REQUISITOS PARA SU VALIDEZ. NULIDAD.
PROCEDENCIA. AUSENCIA DE CIRCUNSTANCIAS OBJETIVAS PREVIAS QUE LEGITIMEN EL
ACCIONAR POLICIAL.
“En virtud de la nulidad planteada por la defensa, este tribunal considera viable la pretensión. Del análisis de las
actuaciones se desprende que no obstante haber comprobado la tenencia de siete celulares en infracción a la ley
25.891, tal situación fue advertida como consecuencia de un procedimiento violatorio de garantías
constitucionales del acusado. Ello es suficiente para declarar la nulidad de la detención y de todo lo actuado en
consecuencia, tal como esta Cámara viene sosteniendo reiteradamente en pronunciamientos análogos (ver de esta
USO OFICIAL
Sala causa “Navarro, Franco Maximiliano” reg. 332 del 3/4/07; causa 39.850 “Amaya, José Norberto” reg. 1386
del 22/11/07 y recientemente las causas 43.412 “Rodríguez Escobar, Daniel y otros” reg. 1091 del 6/10/09,
43.300 “Rojas Seballos, Fredy s/ nulidad” reg. 1405 del 7/12/09 y 43.784 “Ruiz Diaz, Juan” reg. 86 del 15/02/10
entre muchos otros)” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“El artículo 18 de la Constitución Nacional establece bajo qué supuestos un ciudadano puede ser detenido,
exigiendo para ello “orden escrita de autoridad competente”. Dicha restricción a la libertad individual de entrar,
permanecer, transitar y salir del territorio (art. 14 de la C.N.) se ve, pues, reglamentada por leyes que establecen
bajo qué casos el Estado puede arrestar a una persona de la cual se sospecha que ha cometido un delito” (Del voto
del Dr. Eduardo Freiler).
“Si bien de la letra de la Constitución no surge explícitamente quién es la autoridad competente que puede
disponer el arresto de las personas, la interpretación armónica de las otras cláusulas constitucionales, las normas
procesales reglamentarias de aquéllas y ciertos principios sentados por la Corte Suprema delimitaron que, como
principio general, son los jueces quienes están revestidos de autoridad para tomar las decisiones referentes a la
restricción de la libertad individual (ver al respecto el desarrollo realizado por Alejandro Carrió sobre por qué son
los jueces los mejores posicionados para tomar decisiones que restrinjan la libertad individual. Para ello cita a la
Corte Suprema de los Estados Unidos en “Johnson v. United Status” (333-US-10. 1948). Carrió, A. “Garantías
constitucionales en el proceso penal”, Buenos Aires, 2006, Hamurabi, 5ta edición, capítulo V)” (Del voto del Dr.
Eduardo Freiler).
“No obstante, ante especiales situaciones de urgencia por las cuales no sería razonable esperar una autorización
judicial para detener o requisar a una persona sospechada de cometer un delito, las leyes procesales autorizan al
personal policial a tomar medidas restrictivas de la libertad individual” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Las circunstancias en las cuales los funcionarios policiales pueden detener y requisar a una persona, aún sin
contar con una orden judicial, son las siguientes:
1) Requisa sin orden judicial: Art. 230 bis C.P.P.N. “Los funcionarios de la policía y fuerzas de seguridad, sin
orden judicial, podrán requisar a las personas e inspeccionar los efectos personales que lleven consigo, así como
el interior de los vehículos [...], con la finalidad de hallar la existencia de cosas probablemente provenientes o
constitutivas de un delito o de elementos que pudieran ser utilizados para la comisión de un hecho delictivo de
acuerdo a las circunstancias particulares de su hallazgo siempre que sean realizadas: a) con la concurrencia de
circunstancias previas o concomitantes que razonable y objetivamente permitan justificar dichas medidas
respecto de persona o vehículo determinado; y b) en la vía pública o en lugares de acceso público” (Del voto del
Dr. Eduardo Freiler).
187
“2) Detención sin orden judicial. Art 284 C.P.P.N. “Los funcionarios y auxiliares de la policía tienen el deber de
detener, aún sin orden judicial: 1°) Al que intentare un delito de acción pública reprimido con pena privativa de
la libertad, en el momento de disponerse a cometerlo. 2°) Al que fugare, estando legítimamente detenido. 3°)
Excepcionalmente a la persona contra la cual hubiera indicios vehementes de culpabilidad, y exista peligro
inminente de fuga o serio entorpecimiento de la investigación y al solo efecto de conducirlo ante el juez
competente de inmediato para que resuelva su detención, y 4°) A quien sea sorprendido en flagrancia en la
comisión de un delito de acción pública reprimido con la pena privativa de la libertad” (Del voto del Dr.
Eduardo Freiler).
“3) Facultad policial de detener y demorar personas. Ley 23.950, art 1°, inciso 1°. “Fuera de los casos
establecidos en el Código de Procedimientos en Materia Penal, no podrá detenerse a las personas sin orden de
juez competente. Sin embargo, si existiesen circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que
alguien hubiese cometido o pudiese cometer un hecho delictivo o contravencional y no acreditase
fehacientemente su identidad, podrá ser conducido a la dependencia policial que correspondiese, con noticia del
juez competente en lo correccional en turno y demorada por el mínimo necesario para establecer su identidad
[...]”(Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Como podrá observarse, de la lectura de los artículos transcriptos puede establecerse de un modo preciso bajo
qué circunstancias funcionarios policiales pueden detener a una persona y requisarla sin contar con una orden
judicial. La ley requiere “concurrencia de circunstancias previas o concomitantes que razonable y objetivamente
permitan justificar” (art 230 bis CPPN); “indicios vehementes de culpabilidad”; “flagrancia” (art. 284 CPPN) o
“circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir...y no acreditase fehacientemente su identidad” (ley
23.950), las cuales requieren su comprobación ex ante por parte de la autoridad que adoptará la medida restrictiva
de la libertad” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Tras haber analizado cuál fue el justificativo expresado por la autoridad policial para detener al acusado Mario
Adrián Palavecino y requisarle la mochila, claramente se advierte que no se ajusta a ninguno de los criterios
señalados en el párrafo anterior” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“El Subinspector Moreno detuvo a Palavecino porque “se hallaba con una motocicleta sobre la vereda y
observando el interior de un comercio” y en razón de ello le solicitó su identificación y la del motovehículo. Al
no poseer registro de conducir habilitante, el personal policial requirió la presencia de testigos “frente a los cuales
se le solicitó que exhiba sus pertenencias” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Las restricciones a la libertad, como se ha tratado de exponer a lo largo de esta resolución, sólo pueden
realizarse conforme a las circunstancias señaladas por las leyes reglamentarias. Y aquéllas, como establece el art.
28 de la C.N., no pueden alterar “los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos” (Del
voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Que, en orden a la violación de las protecciones del art. 18 C.N. y a las análogas disposiciones que contienen los
pactos internacionales con jerarquía constitucional (art. 75,inc. 22, C.N. Declaración Universal de Derechos
Humanos, art. 12; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 17 inc. 1; Convención Americana de
Derechos Humanos, art 7 inc. 3) que proscriben las intromisiones estatales arbitrarias de los derechos
individuales corresponde declarar la nulidad de la detención de Mario Adrián Palavecino y todo lo actuado en su
consecuencia (art. 168 y 172 del C.P.P.N.), correspondiendo decretar sus sobreseimientos (art. 336, inc. 2 del
C.P.P.N.)” (Del voto del Dr. Eduardo Freiler).
“Que discrepo con la solución propuesta al acuerdo en el voto que antecede por cuanto advierto que el
procedimiento policial que dio pie a la formación del presente legajo no presenta vicio alguno” (Del voto del Dr.
Eduardo Farah).
“En efecto, se desprende de la constancia de fs. 1 de los autos principales que, en el marco de una razonable
solicitud de identificación personal –no equiparable a una detención- cursada por el agente prevencional Cristian
Martín Moreno al Sr. Mario Adrián Palavecino en la calle Rodríguez Peña, entre Sarmiento y Perón, este último,
que se encontraba sobre la vereda, con una motocicleta, y observando atentamente el interior de un local, no
188
Poder Judicial de la Nación
exhibió el registro de conducir habilitante, lo que introdujo un estado objetivo de sospecha que constituyó motivo
suficiente para proceder a la posterior requisa cuyo resultado dio lugar a la formación de esta causa” (Del voto
del Dr. Eduardo Farah).
“Respecto de los alcances de la facultad de solicitud de identificación personal por parte de los efectivos
policiales me he referido en la causa n° 43.300 de esta sala, caratulada “Rojas Seballos, Freddy s/nulidad”,
registro 1405 del 7/12/2009. Allí expresé que: “considero necesario señalar que la mera circunstancia de que un
agente policial realice controles poblacionales no es, de por sí, violatorio de ninguna garantía constitucional, en
tanto ello constituye un medio para llevar adelante las funciones que se le han asignado en el mencionado
decreto/ley 333/58 (entre otras, ´velar por el mantenimiento del orden público´, conf. art. 4 de la mencionada
norma)” (Del voto del Dr. Eduardo Farah).
“Las circunstancias que se rememoran en las actas que dan origen al sumario no reflejan un escenario en el cual
la inicial actuación del personal policial se viera estimulada por un simple arbitrio, capaz de hacer caer sobre sí la
sanción propuesta en el primero de los votos que anteceden. Tales factores, diversos a los que definieron los
episodios ponderados en los precedentes que se citan, impiden trasladar a este primer instante la solución que se
propicia” (Del voto del Dr. Jorge L. Ballestero).
“Sin embargo, avanzando en el itinerario trazado por aquella labor es donde la respuesta ha de variar. En la
USO OFICIAL
reacción que los agentes intervinientes adoptaron tras esos momentos es donde se aprecia el exceso que conduce
a vislumbrar el anunciado vicio procesal. En la ausencia de motivos válidos, actuales y suficientes para proceder
al examen del contenido de la mochila del imputado radican, ciertamente, las razones que llevan a que lo aquí
acontecido se perciba ineficaz para dar vitalidad a una tramitación con aspiraciones punitivas. Máxime cuando, a
la par de estos aspectos y sin olvidar la limitada gravitación que pueden tener en materias como la ahora debatida,
se pondera el íntegro panorama que dio marco a los hechos examinados (cfr. fs. 495/7).” (Del voto del Dr. Jorge
L. Ballestero).
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 44.669
Ballestero - Freiler - Farah
“Palavecino”
Reg. 1346
J. 4 - S. 7
DOCUMENTOS. FALSEDAD IDEOLÓGICA. REQUISITOS TÍPICOS.
“Con relación a la figura de falsedad ideológica contemplada en el artículo 293 del Código Penal, cabe recordar
que se ha sostenido que dicha conducta recae exclusivamente sobre el contenido de representación del
documento, sin que se modifiquen ni imiten para nada los signos de autenticidad, obteniendo así un documento
cuya forma es verdadera pero conteniendo declaraciones falsas sobre hechos a cuya prueba está destinado. Esa
falsedad sólo es concebible cuando el falsario tiene la obligación de decir la verdad sobre la existencia histórica
de un acto o hecho y sus modalidades circunstanciales, en cuanto sean productoras de efectos previstos por el
derecho. El distinto sentido jurídico otorgado por el agente puede consistir en incluir en el documento un hecho
que no ha ocurrido en su presencia, o manifestando un modo que no es aquel con el que pasó, o hasta silenciando
un hecho que ha ocurrido ante él, puesto que el fedatario da fe de la verdad de los hechos pasados en su
presencia, no de la veracidad de las manifestaciones de las partes (Conf. Carlos Creus. Jorge Eduardo Buompadre
“Falsificación de documentos en general”, págs. 131 a 142, Editorial Astrea, Ciudad de Buenos Aires, 2.004).”
“…cabe recordar que la figura contemplada en el artículo 296 del Código Penal queda desplazada por la de
falsificación de documento público prevista en el artículo 292 de ese cuerpo normativo por aplicación de las
reglas del concurso aparente, cuando se ha acreditado que los autores o partícipes de la falsificación a la vez usan
el documento, dado que el uso perfecciona o agota un requerimiento típico de la falsedad -la posibilidad de
perjuicio- (ver en tal sentido de esta Sala II causa n° 24.168 “Casco”, reg. n° 25.777, del 28/09/06; causa n°
27.835 “Reynoso”, reg. n° 29.893, del 21/05/09; entre otras); criterio que también corresponde aplicar cuando el
documento utilizado contiene una falsedad de carácter ideológico contemplada en el artículo 293 del Código
Penal”.
189
“Se ha indicado que aunque el uso del documento público adulterado no constituye un factor necesario de
consumación del delito de adulteración, no queda tampoco excluido de él: el uso no hace más que continuar la
consumación y, por consiguiente, vendría a ser una grosera vulneración del non bis in idem castigar aquel uso
aplicándole dos figuras distintas (conf. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II, causa n° 2.937
“Marchinandiera”, del 19/03/01 y causa n° 4.212 “Martínez”, del 17/02/03, con remisión a Creus, Carlos
“Falsificación de documentos en general”, 2da. ed. actualizada, Astrea, Buenos Aires, 1.993, pág. 210)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun
23.12.2010
“Cristaldo”
Causa 29.396
Reg. 32.385
J. 8 - S. 15
DOCUMENTOS. FALSEDAD IDEOLÓGICA DE UNA ESCRITURA PÚBLICA. REQUISITOS TÍPICOS.
“…la escritura cuestionada no resulta ideológicamente falsa, puesto que lo cuestionado no recae sobre los datos
insertos en aquella que debía probar, sino en el contenido de las manifestaciones efectuadas por las partes. En
efecto, para evaluar la relevancia jurídica de esta conducta debe tenerse en cuenta que “...la falsedad ideológica
no se refiere a cualquier falsedad o mentira introducida en el documento, sino solamente aquellas que recaen
sobre el hecho que el instrumento mismo prueba erga omnes” (conf. Sebastián Soler, Derecho Penal Argentino,
ed. Tea, 1978, Tomo V, pág. 349, citado por esta Sala en causa n° 30.285 “Gargiulo”, rta. el 13/11/98, reg. n°
971; y en la causa n° 35.607 “Allegri”, rta. el 04/09/03, reg. n° 772)”.
“En la misma inteligencia, Laje Anaya indica que “...sólo es punible aquella falsedad que recae sobre un hecho
que el documento debe probar. Va de suyo que si la mentira ha recaído en otros extremos, de manera que el
hecho siga siendo cierto, con idéntica significación jurídica, el tipo quedará desarticulado, en razón de que el
documento seguirá incólume: guardando estricta relación a la que está destinado...”. (Conf. autor citado,
Comentarios al Código Penal, ed. Depalma 1982, pág. 258; en similar sentido conf. Creus, Carlos, Falsificación
de Documentos en General, ed. Astrea 2004, 4° edición, pág. 143)”.
“Por lo tanto, siendo que la falsedad ha recaído sobre extremos distintos de aquellos de los que debía probar la
escritura, la figura del artículo 293 del Código Penal no resulta aplicable”.
C.C.C. Fed. Sala I
28.12.2010
Causa 44.120
Ballestero - Farah
“Vera Tapia”
Reg. 1407
J. 1 - S. 1
DOCUMENTOS. USO DE DOCUMENTO NACIONAL DE IDENTIDAD FALSO. FALTA DE SECUESTRO
DEL DOCUMENTO APÓCRIFO. CUERPO DEL DELITO. PRUEBA.
“…se ha sostenido que no es necesario el cuerpo del delito para tener por acreditada la conducta que se le imputa
(cfr. esta Sala en CNº 35.764 “Ambesi, Ana”, reg. nro. 304, rta. 19/04/05 y CNCP, Sala III “Ambesi, A”, reg.
nro. 854.043, entre otros)”.
“Bajo este entendimiento, si bien es cierto que no se ha incautado el Documento Nacional de Identidad, no resulta
un obstáculo para efectuar un reproche penal (cfr. CN° 44.499 “Sales, Jorge Antonio”, reg. nro. 1197, rta.
25/11/10). Ello es así por cuanto se constata su existencia mediante las distintas pruebas incorporadas a la causa
(ver fs. 1, 16/21, 27/33, 34/5, 39/43, 48, 51/3, 70, 101/3, 126/7, 231/43 del ppal.), como, por ejemplo, la fotocopia
de éste con la foto de Vargas Lozano (ver fs. 28/30 del ppal.)”.
“En este sentido, este Tribunal ya ha señalado en casos que presentan aristas similares, que el documento original
sólo será exigible cuando la ausencia de ese instrumento torne incompleta la prueba, situación que no se verifica
en el caso. En efecto, como ya ha sido mencionado, en el marco de este expediente han sido agregadas las copias
correspondientes al documento de identidad triplicado nro. 22.051.389. Por consiguiente, estas fotocopias
resultan ser elementos de prueba suficientes para demostrar la existencia del cartular perteneciente a la Sra.
Elizabeth Amaro y, por ello, también abastecen los elementos requeridos por el tipo penal previsto en el art. 296
190
Poder Judicial de la Nación
del código de fondo (cfr. CN° 33.991, “Alderete”, rta.: 22/8/02, reg. N° 831 y CN° 33.814, “Robles Arias”, rta.:
18/7/02, reg. N° 735, entre otras)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
28.12.2010
“Vargas Lozano”
Causa 44.452
Reg. 1413
J. 10 - S. 20
EMBARGO. ALCANCES. DECOMISO. CONCEPTO. NATURALEZA JURÍDICA. ALCANCES.
“En primer lugar, cabe tener en cuenta que los artículos 30 y 39 de la ley 23.737 disponen que, además de los
instrumentos utilizados para la comisión del delito (salvo que pertenecieran a una persona ajena al hecho y las
circunstancias del caso o elementos objetivos acreditaren que no podía conocer tal empleo ilícito), se procederá a
la incautación del beneficio económico obtenido por el delito y que la sentencia de condena decidirá
definitivamente respecto de los bienes decomisados (CN° 43.214 “Vago Gustavo (Skanka) s/ embargo
preventivo”, reg. n° 819 rta el 31/8/10)”.
“Desde esta perspectiva, el dinero incautado podría ser decomisable en caso de recaer sentencia de condena”.
“En segundo lugar, el secuestro del dinero, como medida cautelar, resulta un instrumento acertado para asegurar,
en caso de recaer condena, dicho comiso. Sobre este punto, la CNCP, “…al revisar la aplicación de la norma
USO OFICIAL
derogada [art. 25 de la ley 23.737], había admitido la posibilidad de que se trabasen medidas cautelares durante el
procedimiento, con el fin de asegurar el eventual decomiso del producto de los delitos prescriptos en la ley de
estupefacientes o de las maniobras de lavado de dinero vinculadas con el tráfico de estupefacientes, delimitando
este tipo de medidas, eminentemente cautelares, con el comiso que venían a asegurar, el cual, eventualmente,
vendría de la mano de la sentencia de condena (vgr., Sala III, “Dobniewski, Luis”, del 16/3/01, “Torres”, del
25/6/07, entre otras)…” (CN° 43.214 “Vago Gustavo (Skanka) s/ embargo preventivo”, reg. n° 819 rta el
31/8/10)”.
“Por último, en relación con el momento en que procede su aplicación, la Sala ha dicho in re: “Jaime Ricardo y
otros s/ medida cautelar” (c/n° 44244, reg. n° 992 rta el 5/10/10), aunque en relación con el embargo preventivo,
que: “…las finalidades últimas del embargo preventivo son asegurar el eventual cumplimiento del decomiso ‘de
las cosas que han servido para cometer el hecho y de las cosas o ganancias que son el producto o el provecho del
delito’. Para garantizar la virtualidad de dicho precepto, el artículo 23 del código sustantivo establece que “El
juez podrá adoptar desde el inicio de las actuaciones judiciales las medidas cautelares suficientes…”.
“Al respecto, “…aún cuando la reforma establece que tales medidas podrán ser aplicadas desde el inicio del
procedimiento, en el debate se aclara que dicha mención se introdujo con el fin de destacar que pueden
disponerse aún antes del auto de procesamiento, pero siempre y cuando exista la verosimilitud del derecho y el
peligro en la demora” (c. n° 43.214, “Vago, Gustavo (Skanska S.A.) s/ embargo preventivo”, rta. 31/8/10, reg.
n° 819)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
16.12.2010
“Berardi”
Causa 44.900
ENRIQUECIMIENTO
Reg. 1321
ILÍCITO.
REQUISITOS
J. 4 - S. 7
TÍPICOS.
ACCIÓN
PENAL.
VIGENCIA.
PRESCRIPCIÓN. FECHA EN QUE SE INICIA EL CÓMPUTO DE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN
PENAL.
“Corresponde comenzar por señalar que la conducta endilgada en autos reprime al sujeto que debidamente
requerido, no justificare la procedencia del enriquecimiento patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta
para disimularlo, ocurrido con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público, y hasta dos años
después de haber cesado en su desempeño -artículo 268 (2) del Código Penal-”.
“Conforme se desprende de las constancias de la causa Julio César Peremateu dejó la función pública -Subjefe de
la Policía Federal Argentina- el día 26 de mayo de 2003, fecha para la cual la figura penal involucrada ya había
191
sido modificada por la ley 25.188 (B.O. 1/11/99), extendiéndose por dos años el plazo durante el cual el
funcionario que cesa en su cargo o empleo público tiene que justificar la legitimidad de su incremento
patrimonial”.
“La finalidad de esta modificación legislativa fue evitar que pretendan regularizar su situación alegando que la
evolución desmedida de su patrimonio se encuentra justificada porque tuvo lugar inmediatamente después de
desvincularse del cargo”.
“Es por ello que, en el caso de autos, el cómputo de la prescripción de la acción penal debe iniciarse a partir del
día 23 de mayo de 2005, fecha en que se extinguió la sospecha de que el imputado pudo haberse enriquecido
ilegítimamente y, por ende, desde la cual cesa su obligación de justificar un eventual incremento en su
patrimonio, sin que haya transcurrido desde aquella oportunidad y hasta el presente el máximo de seis años de
pena previsto en el artículo 268 (2) Código Penal (conf. de esta Sala, causa n° 28.298 “Rodríguez”, reg. n° 30.503
del 15/10/09 y más recientemente 27.986 “Yoma”, reg. nº 31.226, rta. el 31/3/2010).”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
20.12.2010
“Peremateu”
Causa 29.692
Reg. 32.358
J. 3 - S. 5
ESTAFA. REQUISITOS TÍPICOS. EMBARGO. PAUTAS PARA FIJAR SU MONTO.
“Ello, por cuanto la secuencia causal en la estafa es una actividad engañosa que despliega el agente y que induce
en error a una persona, quien, en virtud de ese error, realiza una prestación que resulta perjudicial para un
patrimonio. El medio para lograr la disposición patrimonial perjudicial es el fraude, que esta integrado por las
acciones tendentes a simular hechos falsos, disimular los verdaderos, o falsear de cualquier modo la verdad,
dirigidas al sujeto a quien se pretende engañar con ellas…este fraude puede estar integrado por ardides o por
engaños, entre los que la ley hace referencia al abuso de confianza, entre otros… (conf. Creus, Carlos, Derecho
Penal -Parte especial-, Tomo I, págs. 511/12 y 518, Ed. Astrea, 2007)”.
“…esta Sala ha sostenido que la naturaleza de la medida cautelar del auto que ordena el embargo tiene como fin
garantizar, en medida suficiente, una eventual pena pecuniaria, las costas del proceso y el aseguramiento de las
responsabilidades civiles emergentes, conforme el artículo 518 del C.P.P.N. (cfr. c.n° 29.804, “Zacharzenia”,
reg. n° 961 del 15/11/03 y c.n° 40.522, “Leal”, reg. n° 1084 del 21/09/07, entre muchas otras)”.
“Si bien el delito endilgado no tiene pena de multa, teniendo en cuenta el perjuicio ocasionado y que el imputado
cuenta con asistencia letrada privada, las eventuales costas del proceso incluirán honorarios profesionales y una
posible reparación civil. En consecuencia, serán homologados”.
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 44.147
Ballestero - Freiler - Farah
“Macias Roig”
Reg. 1362
J. 3 - S. 5
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA DE DROGA. DELITOS DE TENENCIA. TENENCIA COMPARTIDA.
ALCANCES.
“En este sentido, se ha sostenido que “la tenencia compartida se refiere a casos donde dos o mas personas son
sorprendidas en la posesión o en el dominio de hecho; y que el concepto amplio de tenencia permite la
conjunción de dos sujetos sobre un mismo bien, o sobre varios, al modo de una coposesión del derecho privado,
pues no se requiere el constante contacto físico con la cosa cuya tenencia está vedada” (conf. C. n° 42.828 “Sosa
Maylle”, Reg. N° 220 del 19/3/09 y CNCP., Sala II, “Cucchi”, rta. el 27/12/96, voto del Dr. Fégoli)”.
“De modo concordante con lo expuesto se ha explicado que “no se precisa un contacto material constante y
permanente”, pero se exige que la cosa “quede sujeta a la acción de la voluntad del poseedor, manteniendo éste
la posesión en tanto no abandone o ceda la cosa a otro, la destruya o adquiera sobre ella un tercero una nueva
posesión” (Falcone, Roberto y Capparelli, Facundo, “Tráfico de Estupefacientes y Derecho Penal”, ed. Ad Hoc,
Buenos Aires, 2002, pág. 173)”.
192
Poder Judicial de la Nación
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 44.303
Ballestero - Freiler - Farah
“García”
Reg. 1351
J. 11 - S. 21
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA DE DROGA CON FINES DE CONSUMO PERSONAL. CRITERIO
PARA SU VALORACIÓN.
“La valoración de si la droga está destinada al consumo personal no puede ajustarse a parámetros cuantitativos
rígidos, pues idénticas cantidades podrán ser compatibles en un caso, y no en otro, con esa finalidad, dependiendo
del tipo de estupefaciente involucrado y las restantes particularidades que envuelven cada actividad (conf. de esta
Sala, causa n° 24.330 “Madrostomo”, reg. n° 25.727 del 21/09/06).”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
13.12.2010
“Gerez”
Causa 29.701
Reg. 32.315
J. 10 - S. 20
ESTUPEFACIENTES. TENENCIA SIMPLE. SUMINISTRO DE DROGA A TÍTULO ONEROSO.
CONCURSO DE DELITOS. CONCURSO APARENTE DE LEYES POR SUBSIDIARIEDAD TÁCITA.
USO OFICIAL
“…esta Sala, con otra integración, concluyó en un caso que comparte aristas similares pero calificado de forma
diferente que “… entre los tipos penales contenidos en los arts. 14, párrafo primero, y 5°, último párrafo, de la
Ley 23.737, mediaba un concurso aparente de leyes por subsidiariedad tácita, similar al que se manifestaba
entre la falsificación de un documento y su posterior uso…”. Así, en aquella oportunidad se señaló que “A pesar
de que las figuras involucradas formalmente constituyen delitos que afectan el mismo bien jurídico –salud
pública—, en nuestra hipótesis de estudio deben ser interpretadas como la punibilidad de momentos distintos de
un mismo continuo delictivo, de diferentes pasos dentro de un continuo de acción, cuyo último tramo –el
suministro— es el verdaderamente lesivo. De este modo, el tipo del artículo 14, primer párrafo de la ley 23.737
sólo constituye un ‘acto preparatorio punible’” (de esta Sala, c/n° 40.573 “Severino, Néstor Patricio
s/procesamiento”, rta. 24/08/07, reg. 925)”.
“Al respecto, es opinión de Stratenwerth: “Subsidiariedad significa que una ley penal solamente es aplicable en
forma complementaria, es decir, siempre y cuando el hecho no esté amenazado con otras prescripciones que
establezcan penas más graves. Con frecuencia se establece la punibilidad de un determinado comportamiento
para ampliar o reforzar la protección jurídico-penal, o sea, que se sancionan, como variantes intensivas de una
agresión a un bien jurídico, ciertos estadios previos de la comisión de un delito (…)En principio se debe aceptar
también la subsidiariedad cuando las prescripciones penales que concurren se refieren a diversos niveles de
desarrollo de la misma agresión delictiva (…). Por lo demás, los supuestos de hechos típicos que describen, en
general, la preparación, se superponen ya desde el punto de vista de la unidad natural de la acción (…)Por lo
general, el delito de peligro es desplazado por el correspondiente delito de lesión (…), en tanto la puesta en
peligro no va más alla del concreto resultado de lesión” (Stratenwerth, Günther “Derecho Penal, Parte General.
El hecho punible”, Ed. Edersa, Madrid, Año 1982, pag. 346/7, el subrayado nos pertenece).”
C.C.C. Fed. Sala I
28.12.2010
Causa 44.998
Ballestero - Farah
“Leuwers”
Reg. 1408
J. 9 - S. 18
EXCARCELACIÓN. PRISIÓN PREVENTIVA. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“…que la prisión preventiva constituía una seria injerencia sobre la libertad que no podía prolongarse más allá de
lo estrictamente necesario; que la afirmación de la subsitencia de aquel riesgo debía sustentarse sobre variables
objetivas y contrastables -medidas concretas a realizarse, su naturaleza y a partir de allí la eventualidad de ser
entorpecidas-; y que no podía perder de vista que a medida que el tiempo pasaba la exigencia de tal demostración
aumentaba (v. c. 44.574 “Palacios”, rta. 15/7/2010, reg. 690).”
193
“…se ha explicado que “la libertad física es, por así decir, la forma de libertad imprescindible para que la
mayoría de las demás libertades pueda funcionar, su tutela ha sido precaución casi tan antigua como el hombre
(Bidart Campos, Germán, “Derecho Constitucional”, Editorial Ediar, pág. 505). De modo tal que el derecho
constitucional de “permanencia en libertad durante la sustanciación del proceso penal”, emanado de los arts. 14,
18 y 75 inc. 22 de la C.N., solo puede ceder en situaciones excepcionales y cuando los jueces consideren que
existen causas ciertas, concretas y claras, en orden a un alto grado de probabilidad o un estado de probabilidad
prevaleciente de que el imputado eludirá la acción de la justicia” (del voto de la Dra. Ángela E. Ledesma en el
Plenario n° 13 de la C.N.C.P., “Díaz Bessone, Ramón G.s/ recurso de inaplicabilidad de ley”).
“Por eso el encarcelamiento preventivo es de utilización excepcional y debe ser proporcional a la pena en
expectativa y a la duración del proceso (Julio B. J. Maier “Derecho Procesal Penal, Tomo I. Fundamentos”,
Editores del Puerto, 2da. Edición, Bs. As. 1999, págs. 522 y sgtes.). Esa última variable fue destacada en la
advertencia que hicieramos acerca del irremediable paso del tiempo”.
“Tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como la propia Corte Interamericana de Derechos
Humanos han destacado de manera contundente esas notas, en resguardo del principio de inocencia y del derecho
de defensa en juicio (Informe n° 35/07, caso n° 12.553 “Peirano Basso, Jorge José” de fecha 01/05/07 y caso
“Bayarri vs. Argentina” rto. el 30/10/08, respectivamente). La prisión preventiva no es un fin en sí mismo sino
que constituye sólo un medio, una herramienta, para asegurar otros fines, precisamente, los fines de la instrucción
(cfr. art. 193 CPP). No es misión del juez instructor sancionar ni imponer una pena; su tarea se vincula
exclusivamente con el descubrimiento de la verdad y es allí donde debe concentrar todos sus esfuerzos.”
C.C.C. Fed. Sala I
23.12.2010
Causa 45.136
Ballestero - Freiler
“Palacios”
Reg. 1388
J. 7 - S. 13
EXENCIÓN DE PRISIÓN. PEDIDO. PAUTAS A VALORAR.
“…el encierro preventivo de una persona sólo puede estar justificado cuando su libertad implique un peligro
cierto que impida la realización del proceso o la aplicación de la ley sustantiva, y en tanto ello se sustente en
elementos que permitan acreditar esos riesgos (ver de esta Sala, causa nro. 37.788, “Páez”, reg. 345, rta. el
29/4/05, el resaltado corresponde a esta pieza)”.
“Este Tribunal ya ha dicho que la circunstancia de que existan diligencias probatorias pendientes de producción
no puede ser considerado como condición objetiva razonable para denegar el beneficio aquí solicitado (causa no.
43.279 “Akerman, Alberto s/excacelación”, reg. 698; causa no. 43.280 “Rachini, Flavio s/excarcelación”, reg.
699 y causa no. 43281 “López Rita, Tomás s/excarcelación”, reg. 700; todas resueltas el 29/7/09). Esta
perspectiva cobra mayor entidad al advertir que el a quo no ha descripto de qué modo la imputada podría
entorpecer la investigación, o cuáles serían las concretas vías a partir de las cuales aquélla terminaría haciéndolo;
no emergiendo, del examen de la colecta, cuáles serían las medidas probatorias cuya producción se encuentra en
peligro.”
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 45.143
Ballestero - Freiler - Farah
“Guzmán”
Reg. 1359
J. 11 - S. 21
EXTORSIÓN. ART. 168 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
“El magistrado de primera instancia subsumió prima facie la conducta en la figura de extorsión, teniendo en
cuenta que los imputados, junto con otras personas no identificadas, se presentaron ante un grupo de
comerciantes a quienes simulando tener autoridad pública, solicitaron sumas de dinero a cambio de no ser
desalojados de sus respectivos locales comerciales”.
194
Poder Judicial de la Nación
“A la luz de la descripción que antecede la adecuación normativa del magistrado luce acertada, de manera que las
críticas de la defensa respecto a la satisfacción del aspecto objetivo (intimidación) y a la conveniencia de
encuadrar la conducta e la figura de la estafa no resultan convincentes”.
“En este sentido, Carlos Creus al analizar este tipo penal señala que “… la intimidación no tiene por qué alcanzar
una gravedad extraordinaria: basta con que ella esté configurada por el anuncio de un mal suficiente para
colocar al sujeto pasivo ante la opción de salvar el bien amenazado aceptando la exigencia del agente”
(Derecho penal. Parte especial, Tomo 1, ed. Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 473)”.
“En el caso, la amenaza de desalojo frente a la falta de pago de las sumas de dinero exigidas a los comerciantes
configura un mal suficiente para generar en el sujeto pasivo la controversia de intereses. La prueba de esa
amenaza, por otra parte, se encuentra acreditada mediante las declaraciones de los damnificados…”.
“Por ello, si bien en el caso puede hablarse de un engaño (simulación de autoridad pública), el hecho de que aquél
haya sido utilizado como procedimiento intimidatorio es lo que desplaza la adecuación normativa de los hechos
en la figura de la estafa. Porque con la amenaza justamente se pretendió que los damnificados, frente al temor de
ser desalojados, procedieran a pagar las sumas de dinero exigidas”.
“El cuanto al dolo de la conducta, las defensas plantean la discusión en términos de si los imputados se
encontraban en un error de tipo o no respecto de la legitimidad del acta de permiso. Esta circunstancia deviene
USO OFICIAL
irrelevante si se tiene en cuenta que más allá de ello, dicho permiso en ninguna parte contenía una autorización
para exigir una suma de dinero por los locales. De manera que, cuanto menos esta circunstancia configuradora de
la extorsión, resultaba conocida por los imputados”.
“Por otra parte, la circunstancia de que la amenaza surtiera o no efecto (según los argumentos de la defensa de
Alva) ubica el análisis de la conducta en el plano de la idoneidad del procedimiento empleado para alcanzar tal
objetivo, pues si como señala dicha defensa, el fracaso de la intimidación se origina en su inidoneidad estaremos
ante una tentativa de delito imposible (art. 44 CP). De otro modo, esto es, si se comprueba que el fracaso
dependió de otras circunstancias ajenas a la voluntad del agente, siendo el medio idóneo para intimidar,
estaremos ante la figura principal de tentativa (art. 42 CP). Al caso le corresponde esta última opción”.
“Como señala Creus “… el hecho de que la víctima no se haya intimidado efectivamente nada dice contra la
idoneidad del medio intimidatorio utilizado, si es que pudo haber producido ese estado en un individuo
corriente: la gravedad de las amenazas en correlación con los bienes jurídicos que pueden ser atacados por el
delito, asumirá aquí la importancia…” (op. cit., p. 477)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Farah
9.12.2010
“Alva”
Causa 44.678
Reg. 1268
J. 11 - S. 21
FALSO TESTIMONIO. REQUISITOS TÍPICOS. ART. 275 CP.
“Esta circunstancia permite concluir que la conducta en examen no halla encuadre legal en ninguno de los
supuestos de falso testimonio previstos por el artículo 275 del libro de fondo, desde que no tenía capacidad para
producir engaño en el juzgador, requisito éste que debe satisfacer para lograr afectación al bien jurídico protegido
por la norma (conf. causa nº 27513 “Feijóo”, reg nº 29.886 del 11/5/08; causa nº 16.979 “Laura”, reg. nº 18292 el
19/12/00)”.
“Cabe recordar que el delito previsto en el art. 275 del Código Penal requiere “deponer, informar, traducir o
interpretar falsamente, apartándose de la verdad –afirmando algo falso o negando lo verdadero-. Se trata de un
delito doloso en el cual el autor tiene que tener conciencia de que está negando, ocultando o afirmando una
falsedad en contra de lo que él cree que es verdad” (Conf. Derecho Penal Parte Especial. Tomo III. Edgardo
Alberto Donna. Rubinzal Culzoni Editores, pág. 445 y sigs.)”.
“Así “no comete falso testimonio el testigo o el perito sólo por afirmar algo objetivamente falso o callar algo
verdadero, sino cuando sabe que lo que dice es falso y cuando oculta algo que sabe. Por eso el dolo requiere
conocimiento, conciencia y voluntad de afirmar lo falso o negar lo verdadero. Quien miente creyendo que dice la
195
verdad, no comete falso testimonio, porque subjetivamente no miente” (C.N.C.P., Sala III, Reg. n° 49.97.3
“Kowalewicz, Jorge s/recurso de casación” del 28/02/1997; de esta Sala causa nº 28.035 “Bazzani”, reg. nº
31.033 del 11/2/10)”.
“Es que, el Juez de la causa al momento de evaluar esta prueba testifical, a fin de emitir su pronunciamiento,
contaba con la posibilidad de discernir y, por ende, de representarse que la afirmación del imputado era falaz”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
16.12.2010
“Biró”
Causa 29.727
Reg. 32.343
J. 3 - S. 6
JUEZ. DIRECCIÓN DEL PROCESO. NEGATIVA DE REALIZAR MEDIDAS DE PRUEBA PROPUESTAS
POR LAS PARTES. ART. 199 CPPN. DEBIDO PROCESO. ALCANCES. IMPARCIALIDAD.
“La producción de medidas probatorias y en última instancia la dirección de la instrucción son discrecionales (art.
199 CPPN), lo que significa que a la facultad que se le reconoce a las partes de proponer diligencias de prueba
(art. 203 CPPN), se adiciona la del juez de no disponer su producción o incluso rechazarlas cuando no las
considere pertinentes o útiles (cfr. Navarro, G. R., Daray, R. R., Código Procesal Penal de la Nación. Análisis
doctrinal y jurisprudencial, Hammurabi, 2006, Buenos Aires, p. 536)”.
“Sin embargo, podría darse el caso que señala la querella, esto es, que el juez adopte una actitud parcial en
materia probatoria, pretendiendo dar un curso determinado a la investigación y, junto con ello, beneficiar a unos
en desmedro de otros. Esta situación ya no quedaría al amparo de la discrecionalidad conferida por el artículo 199
mencionado, pues afectaría la figura de un juez imparcial (especialmente en cuanto concierne a su imparcialidad
frente al caso) y, por lo tanto, una norma de la Constitución Nacional (art. 8.1 CADH; art. 14.1 PIDCyP)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
21.12.2010
“Lacroz”
Causa 44.985
Reg. 1342
J. 3 - S. 5
MARCAS Y DESIGNACIONES. CONDUCTAS TIPIFICADAS. ALCANCES. VENTA DE PRODUCTOS
APÓCRIFOS EN LOCAL COMERCIAL.
“…los elementos objetivos incorporados a la investigación, esto es, el hecho de que la venta de la mercadería
cuestionada se realizará en un local con vidriera a la calle, y que dichos productos –cuya falsedad fue acreditada a
través del correspondiente examen pericial- se ofrecieran con otros que sí eran originales, conforman un cuadro
que podría producir en los posibles compradores un engaño sobre su autenticidad y, en consecuencia, un perjuicio
sobre el titular de la marca. Es por ello que no se puede descartar la posible infracción a la “Ley de Marcas y
Designaciones” (ley 22.362)”.
“Basta recordar que “la ley de marcas protege las buenas prácticas comerciales y el público consumidor”
(CSJN, Fallos 253:267; 279:150 y 302:67), concediéndosele al titular de la marca registrada el derecho a usarla y
a gozarla en forma exclusiva, mientras que al consumidor le sirve de garantía respecto del origen de los productos
que recibe (CCCF, Sala I, Causa N° 35.221, caratulada “Genovese, Antonio s/procesamiento”, resuelta el
03/06/2003, registro n° 442 y Causa N° 44.559, caratulada “Cuppari, Carmelo s/incompetencia", Reg. N° 1094,
rta. el 2/11/2010)”.
“No debemos olvidar que el derecho del comerciante a la protección de su mercadería mediante la marca,
responde al propósito de evitar confusiones con las de otro productor o comerciante y de facilitar a los eventuales
consumidores la adquisición de mercaderías, evitando engaños respecto de su procedencia”.
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 44.650
196
Ballestero - Freiler - Farah
“Galería Paseo Lavalle”
Reg. 1363
J. 1 - S. 2
Poder Judicial de la Nación
MEDIDAS CAUTELARES. EMBARGO. DECOMISO. SUJETOS CONTRA LOS CUALES SE PUEDE
DECRETAR TALES MEDIDAS.
“Sobre este último aspecto, además de la obligación de reparar el daño invocado por el Juez de grado para
justificar el embargo (art. 32 del Código Penal), debe recordarse que quienes no son responsables directos del
delito pero han sido beneficiados con su producto o provecho están sujetos a decomiso (art. 23 del C.P.), en cuyo
caso la medida es decretada para impedir que se aproveche el producto mediato o las ganancias obtenidas de la
perpetración del hecho -ver “Código Penal de la Nación, Comentado y Anotado”, Andrés D’Alessio, 2da.
Edición Tomo I, parte general, pág. 230, 231, 316, La Ley, 2009-“.
“Asimismo, no puede desconocerse que el Juez de grado cuenta con facultades para ordenar, aún de oficio, una
medida cautelar de esta naturaleza (art. 23 anteúltimo párrafo del C.P. y art. 518 tercer párrafo del C.P.P.),
condicionada a la existencia de elementos de convicción suficientes que la justifiquen y peligro en la demora (v.
de esta Sala, c. n° 27.375 “Baez, José G. s/embargo preventivo”, rta. 19.8.09, reg. n° 30.250; de la Sala I, c. n°
44.584 “Latorraga, Héctor s/rechazo de nulidad”, rta. 31.8.10, reg. n° 825)…”.
USO OFICIAL
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
14.12.2010
“Seoane”
Causa 29.776
Reg. 32.332
J. 4 - S. 8
NOTIFICACIÓN. FORMALIDADES. AUSENCIA DE COPIA DE LA RESOLUCIÓN. NULIDAD.
IMPROCEDENCIA.
“De la observación de la cédula cuestionada a fs. 18, surge que se ha cumplido con los requisitos de forma
establecidos por el art. 149, en función del art. 147, segunda parte, ambos del Código Procesal Penal de la
Nación. Conforme luce en la mencionada cédula, se ha trascripto el encabezado y la parte resolutiva, pues aún
cuando resulte sumamente recomendable para facilitar la labor de la defensa que las notificaciones sean cursadas
adjuntando copia íntegra de la resolución, lo cierto es que su omisión no acarrea la nulidad (en este sentido, de
esta sala causa n° 41.666 “Oporto” del 21/05/08, reg. n° 562; causa n° 43.383 “Rufo” del 25/8/09, reg. n° 869 y
de la sala II causa n° 26.002 “Fagiani” del 28/12/07, reg. n° 27.981)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Farah
16.12.2010
“Pastore”
Causa 44.938
Reg. 1329
J. 6 - S. 11
NULIDAD. PLANTEO CONTRA UNA RESOLUCIÓNM DE LA CÁMARA DE APELACIONES.
IMPROCEDENCIA.
“En este punto, debe recordarse que, como regla, no corresponde la interposición de nulidades contra decisiones
emanadas de la instancia de apelación, estando expresamente previstas vías procesales para que ellas sean
revisadas. Dicho remedio sólo puede ser excepcionalmente admitido en aquellos casos en que se advierten
situaciones serias e inequívocas que demuestren con nitidez manifiesta el error que se pretende subsanar (conf.
causa n° 19.581 “N.N. s/ delito de acción pública -nulidad-”, reg. n° 20.974 del 6/2/03), circunstancia que no
concurre en este caso.”
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
13.12.2010
“Bernstein”
Causa 28.408
Reg. 32.310
J. 11 - S. 21
PROCESO PENAL, ELEVACIÓN DE LAS ACTUACIONES EN CONSULTA A LA CÁMARA DE
APELACIONES. IMPROCEDENCIA. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL. AUTONOMÍA.
“Adentrándonos en el fondo de la cuestión debatida, en primer lugar habrá de recordarse que al momento de
resolver cuestiones similares a la presente, los suscriptos sostuvieron que “una correcta interpretación de las
disposiciones del Código Procesal Penal de la Nación y las posteriores modificaciones introducidas por el
197
artículo 120 de la Constitución Nacional y por el artículo 1º, párrafo cuarto de la ley 24.946, llevaban a concluir
que la elevación en consulta a la Cámara de Apelaciones había quedado tácitamente derogada, correspondiendo
al Fiscal de Cámara evaluar la razonabilidad del criterio desvinculante propiciado por su inferior jerárquico”
(ver en tal sentido causa nro. 21.989 “Alavi Tumiri…”, reg. 23.971 del 28/07/05 y su cita)” (Del voto de los Dres.
Horacio Cattani y Martín Irurzun).
“Ahora bien, más allá del criterio allí plasmado, no puede desconocerse que todas las Salas de la Cámara
Nacional de Casación Penal se han expedido sobre el particular, pronunciándose en forma contraria al
procedimiento adoptado en estos actuados” (Del voto de los Dres. Horacio Cattani y Martín Irurzun).
“Así, se ha afirmado que “el mecanismo de consulta implementado en autos, en tanto no está previsto por la ley
(en sentido formal y material), implica una aplicación analógica in malam partem del supuesto del art. 348 del
C.P.P.N. declarado inconstitucional por la Corte en “Quiroga”. Consecuentemente acarrea la violación de los
principios de legalidad y de reserva legal (C.N. arts. 18 y 19)” (Confr. CNCP, Sala IV, causa nº 8602 “Z., C. D.
s/recurso de casación”, Reg. 12219.4 del 31/08/09 y en similar sentido causas nº 12108 de la Sala I “Pereiro…”,
Reg. 14937.1 del 13/11/09; nº 9515 de la Sala II “Solís…”, Reg. 15606.2 del 20/11/09 y 10947 de la Sala III
“Kaplan…”, Reg. 1167.09.3 del 25/08/09).” (Del voto de los Dres. Horacio Cattani y Martín Irurzun).
“Ponderando que la solución a la que arriban mis colegas preopinantes coincide con la sostenida por el suscripto
en anteriores intervenciones, en las que expresé que “frente a la negativa del acusador a requerir tras la
clausura del sumario, el Juez no tiene otra opción que sobreseer, siempre y cuando el pedido reúna los requisitos
de razonabilidad y legalidad” (ver causa nº 40.132 “Ramos…” de la Sala I de este Tribunal, reg. nº 502 del
5/06/07), adhiero al voto precedente.” (Del voto del Dr. Eduardo Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
30.12.2010
“Barbosa”
Causa 29.146
Reg. 32.450
J. 5 - S. 10
QUERELLA. PÉRDIDA DE TAL CONDICIÓN. IMPUTADO. INCOMPATIBILIDAD ENTRE AMBAS
SITUACIONES.
“Es a partir de ello que el Sr. Magistrado de la instancia anterior dispuso la nulidad en cuestión, decisión ésta que
resulta acertada por cuanto resulta incompatible el rol de querellante otorgado a fs. 50 a quien a la vez ya revestía
en la causa la condición de imputada, aún no habiéndose dispuesto la recepción de su declaración indagatoria, y
sin que ello haya sido desvirtuado por un acto jurisdiccional definitivo (en este sentido, ver C.N.C.P. Sala III
causa n° 2126 “Cura, Eduardo César s/recurso de casación”, rta. 15.11.99, reg. n° 619 y sus citas; causa n° 4606
“López, Domingo y otros s/recurso de casación”, reg. n° 162, rta. 29.3.04 y sus citas; “La querella”, NavarroDaray, Hammurabi, año 2008, 3ª. Edición, págs.55 y 221, y sus citas)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
15.12.2010
“Landriel”
Causa 29.752
Reg. 32.339
J. 5 - S. 10
RECURSO DE CASACIÓN. CUESTIONES QUE HABILITAN LA INSTANCIA DE CASACIÓN.
PRESCRIPCIÓN. IMPROCEDENCIA. DISIDENCIA. PLAZOS PROCESALES. PLAZO RAZONABLE.
“Que reiteradamente se ha sostenido que las decisiones que no hacen lugar a la prescripción de la acción penal no
constituyen, por regla, sentencia definitiva, ni son tampoco aquellas a las que la ley les acuerda el mismo carácter
(artículo 457 del Código Procesal Penal de la Nación; ver en tal sentido de la Cámara Nacional de Casación
Penal, Sala I, causa nº 465, “Cazón Méndez”, reg. nº 464 y Sala II, causa nº 875, “López”, reg. nº 1014; y de esta
Sala causas nº 13.004, “Rosman, David”, rta. el 03/04/1997, reg. nº 14.071, nº 21.764 “Gastaldi”, rta. el 1/3/05,
reg. nº 23.435, y nº 27.230 “Pallette Pueyrredón”, rta. el 19/2/09, reg. nº 29.502, entre otras), sin que se verifique
en la especie la concurrencia de aquellas circunstancias que habilitan hacer excepción al principio enunciado”
(Del voto de los Dres. Cattani e Irurzun).
198
Poder Judicial de la Nación
“Que contrariamente a la solución propuesta por mis colegas considero que la naturaleza del agravio invocado
trasluce la existencia de una cuestión susceptible de habilitar la instancia de casación en la medida en que se ha
planteado el exceso del plazo razonable del proceso, en violación al derecho del imputado a obtener un
pronunciamiento definitivo que ponga fin a la situación de incertidumbre que importa el enjuiciamiento penal”
(Del voto en disidencia del Dr. Farah).
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
9.12.2010
“Natarelli”
Causa 29.494
Reg. 32.284
J. 12 - S. 23
RECUSACIÓN DE MAGISTRADOS. INHIBICIÓN. CAUSALES. TEMOR DE PARCIALIDAD.
PROCEDENCIA.
“Es que, amén de la procedencia (o no) de los motivos primigeniamente esgrimidos por el juez que declinó su
intervención en el sumario, su reiterada insistencia en arribar a esa solución, aunada a las particularidades del
trámite impreso al legajo, constituyen razones que permiten objetivar en forma suficiente un temor de parcialidad
sobre la actuación del magistrado y hacer lugar, por ello, a su propuesta de excusarse, máxime teniendo en cuenta
que, como se ha dicho con anterioridad, el derecho a ser juzgado por un juez imparcial reviste jerarquía
USO OFICIAL
constitucional y ha sido consagrado fundamentalmente en favor de las partes del proceso (ver en este sentido, de
esta Sala causa n° 22.545 “Dra. Servini de Cubría”, reg. n° 23.586 del 20/4/05)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
15.12.2010
“Inc. de inhibición”
Causa 29.936
Reg. 32.340
J. 4 - S. 7
SOBRESEIMIENTO. EFECTOS. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“…debe recordarse que el sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con relación al
imputado –cfr. art. 335 CPPN-; por ello, reclama la existencia de certeza acerca de la ausencia de responsabilidad
(D´Albora, Francisco “Código Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado”, Octava edición
corregida, ampliada y actualizada por Nicolás F. D´Albora, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 587)”.
“La duda sólo puede conducir a esa solución cuando resulte fácticamente imposible avanzar probatoriamente en
la instrucción del sumario (op. cit., pág. 588)”.
“En similares términos, esta Sala ha dicho que para proceder a cerrar definitiva e irremediablemente el proceso
respecto de un individuo tiene que haberse acreditado, indefectiblemente, su total ajenidad en los hechos
investigados (c. 35.877 “Mendoza Castro”, reg. 37, rta. 16/02/04; c. 30.845 “Rivero”, reg. 1139, rta. 9/12/99)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero – Farah
7.12.2010
“Ciccarelli”
Causa 43.788
Reg. 1235
J. 9 - S. 18
SOBRESEIMIENTO. EFECTOS. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“…el dictado de un sobreseimiento “…corresponde cuando, luego de un examen pormenorizado del caudal
probatorio reunido, se ha llegado a una convicción de certeza sobre la falta de responsabilidad penal del
imputado o sobre la inexistencia de una realidad fáctica delictiva, que hace innecesaria la continuación del
procedimiento, o cuando, aun sin tal certeza, se encuentra agotada la investigación y no puede avanzarse en
torno a la imputación formulada...” (ver de esta Sala, causa n° 22.095 “Catalán, Roberto y otros s/
sobreseimiento”, rta. el 15/11/05, reg. n° 24.488)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
7.12.2010
“Canoza”
Causa 29.667
Reg. 32.270
J. 7 - S. 13
199
SOBRESEIMIENTO. REQUISITOS PARA SU DICTADO.
“En efecto, la resolución de sobreseimiento corresponde cuando, luego de un examen pormenorizado del caudal
probatorio reunido, se ha llegado a una convicción de certeza sobre la falta de responsabilidad penal del imputado
o sobre la inexistencia de una realidad fáctica delictiva, que hace innecesaria la continuación del procedimiento
(Torres Bas, Raúl Eduardo “El Sobreseimiento”, Ed. “Plus Ultra”, Bs. As. 1971, pág 43, en igual sentido,
Navarro, Guillermo y Daray, Roberto, “Código Procesal Penal de la Nación”, ed. Hammurabi, Bs.As., 2004,
tomo II, pág. 919) o cuando, aun sin tal certeza, se encuentra agotada la investigación y no puede avanzarse en
torno a la imputación que se formula”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
22.12.2010
“Wagner”
Causa 29.631
Reg. 32.378
J. 5 - S. 10
TRATA DE PERSONAS. REQUISITOS TÍPICOS. DELITOS MIGRATORIOS. LEY 25.871 ART. 117.
PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE PERMANENCIA ILEGAL DE EXTRANJEROS EN EL TERRITORIO
DE LA REPÚBLICA CON EL FIN DE OBTENER BENEFICIO. REQUISITOS TÍPICOS. INFRACCIÓN
ADMINISTRATIVA. DIFERENCIAS
“Al respecto, hemos sostenido que “…si bien es cierto que los dichos de la víctima…no deben evaluarse
aisladamente sino de modo integral, en conjunto con el resto de las probanzas incorporadas al legajo, no puede
negarse que ellos constituyen la base a partir de la cual podrá comenzar a reconstruirse la realidad histórica
que conforma el objeto procesal del sumario, y de la cual surgirá una imputación concreta, en tanto tal
plataforma fáctica se adecue a una figura penal…” (cf. c. n° 44.389, “Ogando Bido, Carmen s/procesamiento”,
rta. el 18/11/10, reg. n° 1171)”.
“Hemos señalado en anteriores oportunidades que el elemento objetivo del tipo penal de promoción o facilitación
de la permanencia de extranjeros en el país se consuma por el aprovechamiento de la irregularidad migratoria
como “política de empresa”, elemento que debe estar acompañado por la existencia de un mecanismo ilegal de
captación de inmigrantes y por actos dirigidos al aseguramiento o protección de la permanencia de estos
individuos en nuestro territorio (v. en este sentido, c. n° 42.542, “Min Soo Kim s/procesamiento”, rta. el
30/06/09, reg. n° 624 y c. n° 44.407, “Victoria Apaza Yapura y otros s/procesamiento”, rta. el 25/11/10, reg. n°
1190)”.
“Con relación al aspecto subjetivo, sostuvimos que el autor debe perseguir un beneficio que debe tener beneficio
económico, es decir, que se exige una ultraintención, la cual se traduce en que este provecho es distinto del que
persigue quien contrata de manera aislada a personas con una residencia irregular en el país, conducta inmersa en
la infracción administrativa del artículo 55 (conforme ley 25.871). Por último hemos dicho que la figura en
cuestión admite solamente el dolo directo, que abarca el pleno conocimiento de la condición de inmigrante
irregular y las consecuencias de su proceder con relación a la permanencia de aquél (v. en sentido similar, c. n°
42.149, “Valdez, Gabriel H. s/procesamiento”, reg. n° 741, rta. el 04/08/09)”.
C.C.C. Fed. Sala I
Ballestero - Freiler - Farah
21.12.2010
“Patiño”
Causa 45.086
Reg. 1344
J. 5 - S. 10
USURPACIÓN DE AUTORIDAD, TÍTULOS U HONORES. ART. 246 CP. REQUISITOS TÍPICOS.
QUERELLA. FACULTADES. POSIBILIDAD DE IMPULSAR DE MANERA AUTÓNOMA LA ACCIÓN
PENAL
A PESAR DEL PEDIDO DE DESESTIMACIÓN DEL FISCAL. VIABILIDAD. NULIDAD.
PROCEDENCIA.
“El delito de usurpación de autoridad tipificado en el inciso 3ro. del artículo 246 del Código Penal encuentra
correlato en la conducta disvaliosa de quien ejerce funciones públicas correspondientes a otro cargo para el cual
no tiene competencia” (Del voto del Dr. Jorge L. Ballestero).
200
Poder Judicial de la Nación
“Exige que ese ejercicio ilegítimo de la función ajena recaiga sobre actos propios de ella, es decir, que se ejerzan
actos que son exclusivos de la esfera de la competencia usurpada. De lo contrario, dicho comportamiento
quedaría atrapado por el delito de abuso de autoridad. Es, pues, requisito que las funciones ejercidas estén legal o
reglamentariamente asignadas a un cargo distinto del que desempeña el agente (conf. Código Penal de la Nación,
Comentado y anotado. Andrés José D’Alessio, Director. Mauro A. Divito, Coordinador. 2da. Edición
Actualizada y Ampliada, Tomo II, Parte Especial, La Ley, Buenos Aires, 2009, Pág. 1218)” (Del voto del Dr.
Jorge L. Ballestero).
“La señora jueza de primera instancia, ante el pedido de desestimación de la denuncia por inexistencia de delito
por parte del fiscal, entendió que se encontraba obligada a tal solución en salvaguarda del principio ne procedat
iudex oficio. En tal inteligencia, soslayó todo análisis sobre el fondo del asunto” (Del voto de los Dres. Eduardo
Freiler y Eduardo Farah),
“Al respecto, los suscriptos hemos sostenido que en los supuestos en los que el agente fiscal ha postulado la
desestimación de la denuncia el proceso puede ser de todos modos impulsado por el acusador particular más allá
de la intervención residual del Ministerio Público Fiscal (ver causa nro. 37.543 “Cirielli, Ricardo…”, rta. 18/7/07,
Reg. nro. 803 y sus citas)” (Del voto de los Dres. Eduardo Freiler y Eduardo Farah).
“De lo expuesto se infiere que en los casos donde el Fiscal ha solicitado la desestimación de la denuncia pero
USO OFICIAL
existe un particular damnificado que pretende impulsar el proceso, el juez debe ingresar a considerar el fondo de
la cuestión” (Del voto de los Dres. Eduardo Freiler y Eduardo Farah).
“En este sentido, en ocasiones como la presente donde existe un accionante particular, la omisión apuntada
importa un vicio que afecta directamente la validez de lo decidido de conformidad con lo normado por el artículo
123 del Código Procesal Penal de la Nación que manda motivar las sentencias y autos bajo pena de nulidad, y
que impone a este Tribunal ejercer el control de legalidad que le es propio.” (Del voto de los Dres. Eduardo
Freiler y Eduardo Farah).
C.C.C. Fed. Sala I
21.12.2010
Causa 44.541
Ballestero - Freiler - Farah
“Medone”
Reg. 1348
J. 1 - S. 1
VIOLACIÓN DE SECRETOS Y DE LA PRIVACIDAD. ART. 153 C.P. REQUISITOS TÍPICOS.
COMUNICACIONES.
COMUNICACIONES
TELEFÓNICAS.
INTERVENCIÓN
ILEGÍTIMA
DE
COMUNICACIONES TELEFÓNICAS. COMPETENCIA.
“Ello así, toda vez que surge de las constancias obrantes en la causa que el encartado fue detenido por personal
policial frente a la caja telefónica A058 ubicada en la calle Tres Arroyos n° 151 interceptando las
comunicaciones de la líneas telefónicas pertenecientes al querellante y su hija Patricia Dubini, ocasión en la que
portaba un bolso de la empresa “Telecom” conteniendo diversos instrumentos a tal fin (ver fs. 1/2, 4/5, 20/22, 27,
50/3, 94/117, 212/6, 243, 264 y 269), a partir de lo cual, y en tanto esa maniobra involucra intereses meramente
particulares (fs. 74/91), deberá continuar investigando en la presente causa el fuero penal común (ver en tal
sentido de esta Sala II, causa n° 26.944, reg. n° 28.983, rta. el 25/09/08)”.
C.C.C. Fed. Sala II
Cattani - Irurzun - Farah
30.12.2010
“González”
Causa 29.643
Reg. 32.456
J. 7 - S. 13
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Descargar