Crisis económica y demanda agregada en Colombia

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Crisis económica y demanda agregada en
Colombia: hechos estilizados
Marzo 17 de 2016
Introducción
Las crisis económicas no han sido ajenas a Latinoamérica en el último medio
siglo: la crisis de la deuda en los años 80, el coletazo de la crisis financiera de
2008 y 2009 y la reciente recesión en la región por cuenta de los resultados
negativos en Brasil y Venezuela son algunos de los episodios más significativos.
Sin embargo, la historia en Colombia, si bien no ha sido diametralmente opuesta a
la latinoamericana, sí revela episodios menos fuertes de recesión y de
desaceleración.
Gráfico 1
Fuente: DANE – EMM y The World Bank; cálculos Davivienda – Dirección Ejecutiva de Estudios Económicos.
El punto en común de todos los episodios de crisis es el mismo: caídas profundas
en la demanda agregada por cuenta de contracciones en el consumo y la
inversión. A nivel nacional, estos hechos se han acompañado con fuertes
1
devaluaciones del peso, lo cual genera retrocesos importantes en las
importaciones. Es claro que en presencia de devaluación la inversión, sobre todo
en maquinaria y equipo, tiende a reducirse y de ahí la caída en las importaciones.
Sin embargo, en términos de lo que consumimos los colombianos, ¿existe algún
patrón de demanda en la crisis de 1998-1999 y las desaceleraciones de 20082009 y la actual? A continuación analizamos los patrones macroeconómicos y
sectoriales en los tres más recientes referentes de crisis y desaceleración, incluido
el episodio actual, y compaginamos nuestros hallazgos con lo que se espera del
consumo por tipo de bien y por sector para el presente año.
Períodos de crisis y desaceleración de la economía colombiana
Gráfico 2
En 1999, la economía colombiana se contrajo -4,6% como resultado de
contracciones de -3,8% y -38,6% en el consumo y la inversión, respectivamente,
situación a la que se sumó una inflación de 16,7% en 1998 que se redujo
significativamente a 9,2% en 1999 después de una década marcada por
inflaciones de dos dígitos; adicionalmente, la devaluación que llevó el precio
promedio del dólar de $1.426 en 1998 a más de $2.000 en 1999 fue una de las
2
características de este período. Las importaciones llegaron a decrecer -24,2%
entre estos dos años. Ante este panorama, se evidenció un deterioro profundo en
las ventas del comercio en 1999, el cual se sintió con mayor fuerza en los bienes
durables y semidurables, posiblemente a causa de la alta participación de bienes
importados en estos segmentos (ver Gráfico 2).
Gráfico 3
Una década después durante la crisis financiera internacional, Colombia registró
un crecimiento del PIB de 1,7% en 2009 desde un 3,5% en 2008, producto de una
desaceleración del consumo (1,6%), una caída en la inversión de -4,1% y una
reducción de -9,1% en las importaciones. Sin embargo, la inflación se redujo en
2009 a niveles de 2,0% y la devaluación existió pero no fue significativa ($2.153
por dólar en 2009 frente a $1.947 en 2008). Es un episodio diferente al sucedido
en 1998-1999 por varias causas: en primer lugar, la demanda medida por las
ventas del comercio se recuperó de manera importante en 2009 (creció 28% en
promedio frente a -4,4% registrado en 2008) lo cual contribuyó a contrarrestar
parcialmente el choque externo; en segundo lugar, la devaluación que no superó
el 10% entre los dos años no ejerció una presión fuerte en la baja de las
importaciones y no se alcanzaron las cifras de finales de los años 90. Por último,
la baja inflación en 2009 estimuló aún más el consumo final aunque, como parte
3
de la política contracíclica del gobierno, el motor de éste fue el gasto público más
que el consumo de los hogares (5,9% versus 0,6% en 2009).
Ahora bien, ¿qué pasó en 2015 y que se espera de 2016 con respecto a los
antecedentes descritos? Pues bien, el momento actual tiene varios puntos en
común con estos dos períodos: la tasa de devaluación ha aumentado
significativamente como a finales de los años 90. Además, las importaciones han
venido cayendo como producto de la devaluación aunque no al ritmo de los
anteriores períodos de desaceleración y crisis. Tal vez el punto en común más
claramente definido es la caída en las ventas de automóviles en todos los
episodios de crisis, situación que se evidenció de manera importante en 2015
como lo muestra el gráfico 4. A pesar de que se evidenció en 2015 una
desaceleración del comercio minorista, ni siquiera el fuerte impacto del alto precio
del dólar causó retrocesos en otros bienes durables como los electrodomésticos,
los muebles, la tecnología y los utensilios de uso doméstico (todos mayormente
importados) que, aunque bajas, mantuvieron sus tasas de crecimiento en positivo
durante 2015.
Gráfico 4
4
Por otra parte, existen dos claras diferencias entre la situación actual y lo ocurrido
en los períodos descritos: por un lado la inflación aumentó considerablemente
hasta 6,8% en 2015, situación diferente a las de finales de los años 90 y 2000. Por
otro lado, el consumo final no se ha resentido de manera significativa entre 2014 y
2015 a pesar de los innegables choques externos sobre los precios relativos como
el bajo precio internacional de los commodities y la ocurrencia del fenómeno de El
Niño más intenso en los últimos 60 años.
Sin embargo, las cifras macroeconómicas resultan lejanas a las de los
antecedentes descritos pues a pesar de la desaceleración de la demanda
agregada de 2015 frente a 2014, no se evidencia un impacto de tal fortaleza en el
corto plazo dado que el consumo final en 2015 creció 3,9%, la inversión 2,4% y las
importaciones aumentaron 3,9% a pesar de la fuerte devaluación.
Por lo pronto, con un tasa de cambio estable en niveles similares a los
evidenciados a finales de 2015 y con una inflación que se espera comience a
ceder en los próximos meses, 2016 no parece traer impactos negativos tan
significativos en la demanda agregada aunque sí se proyecta una caída
importante en la inversión y una leve desaceleración en el consumo del gobierno.
¿Qué sucederá con el consumo privado a partir de los sectores en 2016?
La tabla 1 evidencia que en época de crisis o desaceleración de la economía la
demanda de bienes durables es la más afectada debido a que es más elástica. En
promedio, por cada punto porcentual a la baja en el crecimiento del PIB la
demanda de bienes durables se reduce -3,5% real, siendo más fuerte este efecto
para los electrodomésticos y la tecnología para el hogar así como para los
vehículos, por lo cual se augura una caída moderada en la demanda de este
conjunto de bienes. Adicional a esto, para los bienes durables viene una época
difícil con el alza progresiva en las tasas de interés activas que encarecería el
crédito, dado que constituyen un fuerte componente dentro del crédito de
consumo. El aumento de los impuestos al consumo en 2017 también representa
un riesgo que se extiende a otros tipos de bienes.
Por su parte, la demanda de bienes semidurables se mantendría relativamente
estable y a la par con la dinámica del PIB dada su elasticidad ingreso unitaria. En
este segmento, sectores como el de autopartes enfrentarían una caída más que
proporcional a la del PIB mientras que las confecciones, los combustibles y los
libros y productos de papelería se desacelerarán a una tasa menos que
proporcional a la del ingreso nacional. Este efecto ingreso sería contrarrestado
parcialmente por la sustitución del consumo de importados por bienes producidos
5
domésticamente, más aún en este momento que la industria nacional muestra un
notable repunte, algo no visto desde principios de 2014.
Tabla 1. Elasticidades ingreso de la demanda por sector, 2003-2015
Categoría
Durable
Variación de la demanda por un
incremento del 1% en el PIB total
(%)1
Sector
Electrodomésticos, muebles e informática para el hogar
3.69
Vehículos automotores y motocicletas
3.57
Artículos y utensilios de uso doméstico
2.44
Artículos de ferretería, vidrios y pinturas
2.24
Repuestos, partes, accesorios y lubricantes para vehículo
Semidurable Calzado, artículos de cuero y sucedáneos del cuero
Prendas de vestir y textiles
No durable
3.54
1.26
1.10 *
0.95
0.71
Combustibles
0.63
Libros, papelería, periódicos, revistas y útiles escolares
0.14
Productos de aseo personal, cosméticos y perfumería
Elasticidad
promedio
ponderado por
categoría (%)
1.51
Productos para el aseo del hogar
0.97 *
Productos farmacéuticos y medicinales
0.50 **
Licores, cigarros, cigarrillos y productos del tabaco
0.48
Alimentos y bebidas no alcohólicas
0.42
0.63
Fuente: Dane - EMCM y Cuentas Nacionales Dane; cálculos Davivienda - Dirección Ejecutiva de Estudios Económicos.
1
Todas las elasticidades son significativas al 5% de confianza con excepción de la correspondiente al sector calzado y cuero, la cual resultó
significativa al 10%.
* El test de Wald demostró que las elasticidades ingreso de la demanda de calzado y de los productos para el aseo del hogar son
estadísticamente iguales a 1.
** La demanda de productos farmacéuticos presenta un quiebre estructural. El resultado presentado sólo aplica en muestras cortas pues en
muestras largas la demanda revela ser estadísticamente igual a cero (demanda perfectamente inelástica al ingreso).
Finalmente, la demanda de bienes no durables es inelástica al ingreso y, por ende,
sufrirá menos presión a la baja con la desaceleración del producto. Los
cosméticos y la perfumería caerían más que proporcionalmente al PIB por su alta
incidencia de productos importados al tiempo que productos como los
farmacéuticos probablemente no sufran un impacto sobre su demanda. Los
alimentos y bebidas evidenciarán una reducción moderada en su demanda, en
línea con su baja elasticidad ingreso que surge de su carácter de bienes
necesarios.
En conclusión, las ventas de bienes durables parecen haber absorbido el cambio
en precios relativos y si bien retrocedieron en 2015 comenzaron 2016 con un
crecimiento en enero; en el caso de los automóviles las ventas han mermado su
caída y aunque continúan en negativo, su retroceso comenzaría a mostrar una
dinámica más pausada este año. Los bienes durables y semidurables continuarán
con un discreto desempeño pero relativamente superior al observado en los
durables. En términos macroeconómicos, a causa del déficit en la balanza
comercial y en la cuenta corriente, el consumo total debería continuar
reduciéndose dado que la política monetaria y el aumento en el IVA a partir de
2017 generarán presiones para que esto ocurra.
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*Informe elaborado por la Dirección Ejecutiva de Estudios Económicos del Grupo Bolívar.
Director:
Andrés Langebaek.
Especialista: Nelson Fabián Villarreal.
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