ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 www.elsevier.es/medicinaclinica Diagnóstico y tratamiento Estrategia diagnóstica y terapéutica en el adenocarcinoma gástrico Diagnosis and treatment approach to gastric adenocarcinoma Luisa Adán Merino a,, Silvia Gomez Senent a y Eduardo Alonso Gamarra b a b Servicio de Aparato Digestivo, Hospital Universitario La Paz, Madrid, España Servicio de Radiodiagnóstico, Hospital Universitario La Paz, Madrid, España Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer gástrico ha sido la primera causa de muerte por cáncer hasta la década de los ochenta, cuando fue superada por el cáncer de pulmón. Hoy ocupa el cuarto lugar en cuanto a la incidencia mundial de cáncer y es la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo (10,4%)1. La incidencia y la mortalidad están disminuyendo, especialmente en la mayorı́a de los paı́ses desarrollados, en parte debido al control de ciertos factores de riesgo dietéticos y la mejor conservación de los alimentos2. El adenocarcinoma gástrico, que constituye más del 90% de todos los tumores malignos del estómago3, presenta una gran variabilidad geográfica. Las mayores tasas se encuentran en Oriente —Japón ocupa el primer lugar en incidencia—, Centroamérica y Europa del Este, mientras que América del Norte, Australia, Europa occidental y África son áreas de baja incidencia1. En España existe un riesgo medio, con mayor prevalencia en las provincias de Burgos y Soria4. La media de edad en el momento del diagnóstico está entre la sexta y la séptima décadas, y la proporción de pacientes menores de 36 años, entre el 2 y el 6%5. No obstante, se está observando en los últimos años un aumento en grupos de menor y mayor edad, ası́ como un descenso menos marcado en mujeres que en varones6. Factores de riesgo Como en la mayor parte de los tumores malignos, tanto lo genético como lo ambiental son importantes en la patogenia del cáncer gástrico. En un estudio realizado en gemelos escandinavos se encontró que el riesgo relativo de cáncer gástrico es de 9,9 para los gemelos monocigotos y 6,6 para los gemelos dicigotos. Antecedentes familiares Los individuos con un familiar de primer grado con cáncer gástrico tienen un riesgo de contraerlo que es 2-3 veces el de la población general y mayor tendencia a la forma difusa y en edades más tempranas. El antecedente familiar se mantiene como factor de Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (L. Adán Merino). riesgo independiente de la infección por Helicobacter pylori (que también presenta asociación familiar). No obstante, los individuos con antecedentes familiares de cáncer gástrico son más propensos a la gastritis atrófica (el 34 frente al 5%) en el marco de una infección por H. pylori7. Asimismo, ciertos sı́ndromes de cáncer familiar también tienen mayor riesgo de cáncer gástrico. La poliposis adenomatosa familiar presenta un riesgo 10 veces el de la población general, los pacientes con cáncer colorrectal hereditario no polipósico tiene un 11% de probabilidad de tener cáncer gástrico y los que presentan poliposis juvenil, un 12–20% de incidencia8. Lesiones gástricas precancerosas Se han descrito múltiples factores de riesgo de cáncer gástrico. Un modelo ampliamente aceptado es el que describe la progresión de gastritis crónica atrófica a displasia y adenocarcinoma, pasando sucesivamente por atrofia gástrica y metaplasia intestinal. La atrofia gástrica se acompaña de una pérdida de células parietales con hipocloridria secundaria y aumento compensador de la gastrina, que es un potente inductor de las células epiteliales gástricas, y se ha descrito un aumento del riesgo de un 5–6% de que se desarrolle adenocarcinoma9. La metaplasia intestinal se ha encontrado en un 20–33% de la población de áreas de alta prevalencia de cáncer gástrico10. La progresión de displasia a cáncer gástrico se ha estimado en el 21, el 33 y el 57% según se trate de displasia leve, moderada y grave, respectivamente11. La prevalencia de este tipo de lesiones es mayor en las áreas de riesgo alto de cáncer gástrico. Infección por Helicobacter pylori Estudios epidemiológicos han demostrado una fuerte correlación entre la infección por H. pylori y el cáncer gástrico. El EUROGAST, un estudio de 17 poblaciones de 13 paı́ses diferentes, encontró un riesgo 6 veces el de la población no infectada12. Se han propuesto varias hipótesis para explicar el papel en la carcinogenia, pero el mecanismo exacto se desconoce. Un mecanismo importante parece ser la inflamación crónica, que conlleva aumento del estrés oxidativo con formación de radicales libres capaces de dañar el ADN e incrementar la producción de citocinas; en concreto, la inducción de respuesta a citocina TH1 0025-7753/$ - see front matter & 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.medcli.2008.07.017 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. L. Adán Merino et al / Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 está fuertemente ligada al aumento de tasas de cáncer gástrico13. Otra hipótesis implica la hipocloridria y la inhibición de secreción de ácido ascórbico producidas en la infección aguda por H. pylori, que conlleva un incremento en la tendencia a que se formen compuestos nitrogenados14. Esto ocurre especialmente en cepas positivas a Cag A, que se han asociado a mayor riesgo de gastritis atrófica y metaplasia intestinal15. El efecto de eliminar H. pylori en el riesgo de cáncer gástrico no está claro. La terapia efectiva se ha asociado a una reducción en la proliferación celular y regresión de la metaplasia intestinal y de la atrofia glandular16. Sin embargo, otros estudios concluyen que, si bien la gastritis superficial puede mejorar con el tratamiento, el grado de metaplasia y de atrofia no varı́a17. En una revisión sistemática de estudios epidemiológicos que intenta evaluar la eficacia de la erradicación de H. pylori en la prevención del cáncer gástrico, se concluye que eliminarlo reducirı́a la incidencia de cáncer gástrico en pacientes sin lesiones precancerosas basales y que el cribado de H. pylori podrı́a ser económicamente factible, pero todavı́a no hay evidencia suficiente para respaldar la creación de un programa de cribado general18. Otros La disminución de las tasas de incidencia de cáncer gástrico se ha relacionado con la introducción de la refrigeración y con el aumento simultáneo de frutas y verduras frescas y la reducción del consumo de alimentos conservados. Grandes estudios epidemiológicos han destacado el papel del tabaco, la sal y los productos ahumados como carcinógenos19,20. Otras conductas implicadas como factores de riesgo son la ingesta de alimentos con alto contenido graso, carnes rojas y aflatoxinas. Por el contrario, el consumo moderado de vino y de ácido ascórbico reduce el riesgo de cáncer gástrico. Por otra parte, el cáncer gástrico proximal se ha asociado con mayor nivel socioeconómico que el distal, más prevalente en clases sociales más bajas21. Diferencias entre los tipos histológicos Todos estos factores influyen de forma diferente dependiendo del tipo histológico. Según la clasificación de Lauren (1965), existen dos tipos histológicos, el difuso y el intestinal, con una frecuencia del 33 y el 53%, respectivamente. Un 14% no estarı́a encuadrado en ninguno de los dos patrones y se considera indiferenciado sin producción de moco. El tipo intestinal o clásico se caracteriza por ser un tumor bien diferenciado que tiende a formar estructuras glandulares y crecer formando nódulos con amplios frentes cohesivos. Suele localizarse en el antro y tiende a ser ulcerado. Presenta mayor asociación con factores dietéticosambientales y se ha relacionado con mayor frecuencia con la infección por H. pylori, en gran parte justificada porque este tipo histológico procede en su mayorı́a de lesiones precancerosas como la atrofia gástrica o la metaplasia intestinal. Es la lesión histológica predominante en las regiones con alta incidencia. El tipo difuso es un tumor menos diferenciado, caracterizado por la ausencia de formación de estructuras glandulares, cuyo patrón de crecimiento es infiltrativo a los fascı́culos y al tejido conjuntivo. Se localiza preferentemente en el fundus gástrico y tiende a producirse en edades más tempranas. Está más asociado a antecedentes familiares y presenta la misma frecuencia en todo el mundo22. La supervivencia a los 5 años en el cáncer de tipo intestinal es del 26%, en comparación con un 16% del tipo difuso. 231 McNeer y Pack23. Desde entonces ha sido objeto de varias revisiones que intentan describir diferencias en las caracterı́sticas clinicopatológicas, ası́ como en el pronóstico en las edades extremas de la vida. Ası́, se ha encontrado que en edades tempranas, especialmente en menores de 30 años, hay mayor proporción de mujeres, incluso algunas series han propuesto factores hormonales y el embarazo como factores de riesgo24. La localización más frecuente es en el tercio distal, donde predomina la forma histológica indiferenciada con crecimiento infiltrativo25–34. El pronóstico de los pacientes jóvenes es muy variable entre los diferentes estudios. Un mal pronóstico se ha atribuido a un retraso en el diagnóstico y a un curso de la enfermedad más agresivo25–29. Sin embargo, en otros estudios tal diferencia no se ha reflejado, y los factores pronósticos dependı́an más del estadio del tumor, ası́ como de la posibilidad de resección quirúrgica30–34. Clı́nica Una de las razones del mal pronóstico del cáncer gástrico es que en el momento en que empieza a dar sı́ntomas se encuentra en estado avanzado. El cáncer gástrico limitado a la mucosasubmucosa (cáncer gástrico temprano [CGT]) es asintomático hasta en el 80% de las ocasiones. El sı́ntoma predominante en el momento del diagnóstico es la pérdida de peso (62%), que se debe más a una ingesta calórica insuficiente —atribuida a anorexia, dolor abdominal, disfagia o saciedad precoz— más que a un aumento del catabolismo. El segundo sı́ntoma en frecuencia es el dolor abdominal (52%), localizado en epigastrio y de tipo difuso. Otros sı́ntomas menos frecuentes son náuseas-vómitos, anorexia, dispepsia y hemorragia digestiva en forma de hematemesis o melenas (20%). Los tumores de antro y cardias pueden aparecer como plenitud posprandial y vómitos o con disfagia, respectivamente. Un sı́ndrome de seudoacalasia puede ocurrir por infiltración local del plexo de Auerbach; por ello el cáncer gástrico debe considerarse en el diagnóstico diferencial de pacientes mayores que presenten acalasia. Como en otros tipos de tumores, pueden observarse sı́ndromes paraneoplásicos. La tromboflebitis (signo de Trousseau), neuropatı́as, sı́ndrome nefrótico o coagulación intravascular diseminada son los más frecuentes. La panarteritis nudosa se ha descrito como manifestación única en el CGT. Los sı́ndromes paraneoplásicos dermatológicos como acantosis nigricans (parcheado hiperpigmentado en las axilas), la aparición brusca de dermatosis seborreica (verrugas seniles) y prurito (signo de Lese Trèlat) son menos frecuentes pero más especı́ficos35. Los signos más frecuentes en la exploración fı́sica son la palidez junto con la caquexia. En ocasiones se puede detectar una masa epigástrica que generalmente implica enfermedad avanzada. A veces se puede sospechar diseminación metastásica por palpación de adenopatı́as (supraclavicular o nódulo de Virchow, nódulo periumbilical o )de la Hermana Maria José*, y axilar izquierdo o nódulo irlandés). La diseminación peritoneal puede poner de manifiesto una masa en el ovario (tumor de Krukenberg) y en el fondo de saco de Douglas (anaquel rectal de Blumer). La ascitis puede ser el primer signo de carcinomatosis peritoneal. La hepatomegalia puede indicar afección metastásica al hı́gado, pero suele ser difusa y acompañarse de prurito e insuficiencia hepática. Los hallazgos en la exploración ponen de manifiesto una vez más lo avanzado de la enfermedad en el momento del diagnóstico. Diagnóstico Diferencias según la edad Estudios de laboratorio El adenocarcinoma gástrico en pacientes jóvenes es una rara entidad que fue descrita por primera vez hace más de 60 años por Los datos analı́ticos más frecuentes, como la anemia o la hipoproteinemia, son inespecı́ficos y se detectan en estadios ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 232 L. Adán Merino et al / Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 avanzados. No existen marcadores serológicos para el diagnóstico de cáncer gástrico. Los marcadores tumorales como el antı́geno carcinoembrionario (CEA), CA19.9 o CA72.4, carecen de suficiente sensibilidad y especificidad para utilizarlos como herramientas diagnósticas. En algunos estudios se ha encontrado que la elevación preoperatoria de dichos marcadores tumorales se asocia de forma independiente a mal pronóstico. No obstante, la National Comprehensive Cancer Network (NCCN) no los incluye en la evaluación preoperatoria. Se ha encontrado bajas concentraciones de pepsinógeno y baja relación pepsinógeno I/pepsinógeno II en individuos con gastritis atrófica y metaplasia intestinal, pero los resultados son confusos para la detección de cáncer gástrico, con baja especificidad. Endoscopia La endoscopia es el método de elección en el diagnóstico de cáncer gástrico. Los objetivos de la endoscopia en la evaluación de los pacientes con sospecha de cáncer gástrico incluyen: 1. Confirmación del diagnóstico tanto por la inspección macroscópica como por la histologı́a. 2. Caracterización histológica del tipo de adenocarcinoma. 3. Localización y extensión superficial del tumor. 4. Valoración de las complicaciones asociadas como la obstrucción al vaciamiento gástrico. La confirmación histológica mediante toma de biopsia es necesaria. Se debe procurar tomar múltiples biopsias, tanto de los bordes como del fondo de la úlcera. Para lesiones infiltrativas se debe realizar varias tomas en el mismo punto, de tal forma que se obtengan muestras más profundas de la pared gástrica. Cuando la biopsia no es concluyente de malignidad y la sospecha clı́nica es alta, se puede repetir la exploración mediante otras técnicas: 1. Citologı́a: especialmente útil en lesiones infiltrativas ulceradas, no ası́ en las no ulceradas. 2. Macrobiopsia, consiste en la resección con un asa de polipectomı́a de una zona engrosada. 3. Colorantes vitales para dirigir las biopsias a las zonas más sospechosas. En el paciente con cáncer gástrico ya diagnosticado, la endoscopia aporta además la posibilidad de tratamiento curativo mediante mucosectomı́a en el CGP o paliativo en el cáncer gástrico avanzado y oprtunidad de valorar la respuesta al tratamiento previo. identificación y biopsias de lesiones submucosas, como linfomas gástrico o carcinomas escirros, que cursan con aumento del grosor de la submucosa y muscular propria y pueden aparecer como simples engrosamientos de los pliegues gástricos en la endoscopia o en estudios baritados. Estudio esofagogastroduodenal con bario Se ha descrito una sensibilidad de un 60–70% y una especificidad del 90% para la detección de cáncer gástrico avanzado. Sin embargo, la sensibilidad para la detección de CGT es muy baja y a veces la distinción entre úlceras de aspecto benigno y las malignas es difı́cil39. Indica malignidad la presencia de un cráter asimétrico, úlcera dentro de una masa, pliegues irregulares, pérdida de distensibilidad o nodularidad. Tomografı́a computarizada El papel de la TC es, principalmente, el estudio de extensión mediante la localización de metástasis a distancia y de complemento de la EE para la evaluación de la afección linfática regional. Posee una sensibilidad de un 65–90% para la detección de cáncer gástrico avanzado (el aumento del grosor de la pared gástrica indica cáncer, dado que más del 90% de la población tiene un grosoro1 cm). Presenta una sensibilidad del 70% para la detección de metástasis peritoneales y del 57% para metástasis hepáticas. Tomografı́a por emisión de positrones (PET)-tomografı́a computarizada En el estudio de extensión puede ser de utilidad para detectar la invasión linfática. Sin embargo, una exploración negativa no es útil, ya que existen tumores de gran tamaño (como los de tipo difuso) con escasa actividad metabólica. El principal beneficio de la PET-TC es que es más sensible para la detección de metástasis a distancia, si bien sólo posee una sensibilidad del 50% para la detección de carcinomatosis peritoneal. La guı́a de la NCCN propone el estudio de extensión con PET-TC integrada40. Resonancia magnética (RM) Tiende a ser levemente mejor para la estadificación de T (un 73–83% frente a un 67–73%), pero que la TC peor que la TC para la estadificación del N (un 55–65% frente a un 67–73%)41. Debido al mayor coste y la disponibilidad de otras pruebas válidas (EE, TC), no hay evidencia para el uso sistemático de la RM en el diagnóstico y la estadificación del cáncer gástrico. Ecografı́a hidrogástrica Estadificación Esta técnica consiste en la distensión del estómago con agua, lo que permite distinguir las capas de la pared gástrica y determinar lesiones que asienten en ella36. Se ha descrito un 42% de exactitud para la estadificación del tumor (T) y del 66% para los ganglios (N). El mayor problema reside en la dificultad para distinguir entre las capas grasas serosa y subserosa37. Un adecuado tratamiento requiere una estadificación correcta, que debe incluir: Exploración fı́sica completa, con especial atención a la posible Ecoendoscopia (EE) Es la mejor técnica para estadificar el tumor, ya que permite determinar la profundidad de la invasión con una tasa de exactitud del 90 al 99% para distinguir un estadio T1 de T2, que es el criterio importante para la determinación de CGT. La tasas detección de ganglios perigástricos es de un 50–80%, similar a la de la tomografı́a computarizada (TC)38. Otra aplicación útil es la palpación de adenopatı́as (especialmente en la región supraclavicular izquierda). TC abdominopelviana y torácica para localizaciones proximales. Ecoendoscopia, que proporciona mayor fiabilidad a la hora de determinar el grado de invasión tumoral (T) y ganglionar (N) que la TC. Laparoscopia exploradora: aunque es un método invasivo, proporciona la ventaja de la visualización directa de la superficie hepática, el peritoneo y los nódulos linfáticos, con ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. L. Adán Merino et al / Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 Tabla 1 Clasificación TNM para el diagnóstico de extensión del adenocarcinoma gástrico T (estadio tumoral) Tx T0 Tis T1 T2 T2a T2b T3 T4 No se puede evaluar tumor primario No hay evidencia de tumor primario Carcinoma in situ: intraepitelial sin invasión de la lámina propia Invasión de la lámina propia o submucosa Invasión de la muscular propia o subserosa invasión de la muscular propia invasión del subserosa Invasión de la serosa (peritoneo visceral) Invasión de estructuras adyacentes (bazo, colon transverso, hı́gado, diafragma, páncreas, pared abdominal, glándulas suprarrenales, riñón, intestino delgado, retroperitoneo)N (estadio ganglionar) No se puede evaluar ganglios linfáticos regionales Sin metástasis en ganglios regionales Metástasis en 1-6 ganglios regionales Metástasis en 7-15 ganglios regionales Metástasis en más de 15 ganglios regionalesM (estadio metastásico) No se puede evaluar metástasis a distancia Sin metástasis a distancia Metástasis a distancia Nx N0 N1 N2 N3 Mx M0 M1 Estadios Estadio 0 Estadio IA Estadio IB Estadio II Estadio IIIA Estadio IIIB Estadio IV Tis N0 M0 T1 N0 M0 T1 N1 M0 T2a/b N0 M0 T1 N2 M0 T2a/b N1 M0 T3 N0 M0 T2a/b N2 M0 T3 N1 M0 T4 N0 M0 T3 N2 M0 T1 3 N3 M0 T4 N1 3 M0 Cualquier T Cualquier N M1 biopsia de las lesiones sospechosas. Se han encontrado metástasis peritoneales en un 20–30% de los pacientes en que la TC no los detectó. El sistema de clasificación propuesto por la sociedad japonesa de investigación sobre el cáncer gástrico (JSRGC) incluye hallazgos preoperatorios, estadio clı́nico, hallazgos clinicopatológicos, concepto de )curabilidad quirúrgica* y clasificación histológica42. Sin embargo, la clasificación más utilizada en Occidente es la TNM de la American Joint Commitee on Cancer (AJCC), aprobada en Seúl en 1997 y con modificaciones posteriores43 (tabla 1). Actitudes terapéuticas: cáncer gástrico resecable Tratamiento quirúrgico El tratamiento del cáncer gástrico en los tumores resecables continúa siendo fundamentalmente quirúrgico. La cirugı́a con intención curativa consiste en la resección del tumor con márgenes de seguridad suficientes (4 cm en el tipo intestinal y 8 cm en el difuso), la disección de los ganglios a los que drena el tumor según su localización y, si es preciso, la extirpación de los órganos vecinos afectos. Ésta deberı́a llevarse a cabo siempre, a menos que se tenga evidencia inequı́voca de enfermedad diseminada, se considere tratamiento neoadyuvante previo o esté contraindicada la cirugı́a. 233 El tipo de cirugı́a depende de la localización del tumor dentro del estómago, el estadio clı́nico o el tipo histológico. En tumores distales (dos tercios inferiores), se acepta la gastrectomı́a subtotal como la opción adecuada, como lo demuestran dos ensayos clı́nicos del grupo italiano y francés en los que no se encontró aumento de la supervivencia en los pacientes sometidos a gastrectomı́a total44,45. Sin embargo, en lesiones mediogástricas de gran tamaño o infiltrativas (como linitis plástica), podrı́a ser necesaria la gastrectomı́a total. En los tumores proximales (tercio proximal) y de la unión esofagogástrica, la gastrectomı́a total es la más indicada, pues las complicaciones funcionales son menores y la supervivencia total a los 5 años es la misma que con la gastrectomı́a subtotal46. En los tumores de la unión gastroesofágica tipo II y III, la gastrectomı́a total o subtotal vı́a toracoabdominal izquierda se acompaña de más morbimortalidad perioperatoria que la esofagectomı́a vı́a transhiatal. Los pacientes con tumores de la unión gastroesofágica tipo I no serı́an candidatos para una vı́a puramente abdominal47. Una de las áreas más controvertidas en el tratamiento del cáncer gástrico es la extensión óptima de la disección linfática. Según esto, se distinguen tres tipos de linfadenectomı́a: a) D1, disección de los ganglios perigástricos; b) D2, linfadenetomı́a de los ganglios situados a nivel de la arteria hepática, gástrica izquierda, tronco celı́aco o esplénica, ası́ como en el hilo esplénico, y c) D3, en el que la disección incluye los ganglios de la porta hepatis y de la región periaórtica. El Medical Reserch Council (MRC)48 y el grupo alemán49 llevaron a cabo dos ensayos aleatorizados en los que evidencian un aumento de la morbimortalidad postoperatoria en el grupo en que se llevó a cabo una linfadenectomı́a ampliada D2, sin mejora de la supervivencia. Sin embargo, el grupo japonés (JCOG) ha publicado resultados superiores con mı́nima morbimortalidad con este tipo de cirugı́a, si bien los pacientes con metástasis peritoneales, afección N3-N4 o tumores difusos no se benefician de la linfadenectomı́a ampliada50. A pesar de los distintos resultados de los ensayos aleatorizados, las guı́as de tratamiento publicadas por la NCCN recomiendan la linfadenectomı́a D2 sobre la D1 y los centros oncológicos llevan a cabo más frecuentemente la linfadenectomı́a ampliada. Tratamiento adyuvante La supervivencia a los 5 años es de un 75% en el cáncer gástrico en estadio precoz con resección curativa, mientras que es inferior al 30% si hay implicación ganglionar. La alta tasa de mortalidad refleja la prevalencia de tumores avanzados en el momento del diagnóstico y la necesidad de buscar tratamiento adyuvante que mejore el pronóstico de la enfermedad. Quimiorradioterapia adyuvante. Pocos estudios han evaluado el papel de la radioterapia como tratamiento adyuvante de forma aislada, ya que la mayorı́a se realizaron con quimioterapia concomitante (leucovorina+5-fluorouracilo modulado) como radiosensibilizante. Dicho planteamiento terapéutico ha sido analizado por un ensayo aleatorizado americano (INT-0116) en el que se incluyó a 603 pacientes; obtuvieron una mejorı́a significativa en la supervivencia total a los 3 años (el 52 frente al 41%) de los enfermos que recibieron terapia adyuvante tras cirugı́a con intención curativa51. Los buenos resultados obtenidos han hecho que en Estados Unidos se adopte esta estrategia como tratamiento de elección. No ha ocurrido ası́ en los demás paı́ses, donde dicho estudio ha sido sometido a multitud de crı́ticas, entre otras, la alta tasa de recidiva en el brazo que recibı́a sólo cirugı́a por no aplicar la linfadenectomı́a indicada. Quimioterapia adyuvante. Más de 30 ensayos aleatorizados han comparado la quimioterapia adyuvante a la cirugı́a sólo en tumores resecables, con resultados muy dispares. Dos metaaná- ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 234 L. Adán Merino et al / Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 lisis respaldan el beneficio de la quimioterapia después de la cirugı́a al obtener una disminución del riesgo de mortalidad de un 17–20%52. Quimioterapia neoadyuvante. La inclusión de la quimioterapia previa a la intervención tiene el respaldo de dos metaanálisis europeos por los buenos resultados obtenidos. El mayor ensayo europeo, el británico MAGIC53, obtuvo una mejorı́a de supervivencia a los 5 años del 23 al 36%, resultados similares a los del realizado en Francia (FNLCC/FFCD)54. El principal inconveniente de esta terapia es la dificultad para la administración de todos los ciclos. Quimiorradioterapia neoadyuvante. Los ensayos que combinan radioterapia y quimioterapia antes de la cirugı́a aún no han llegado a fase III, por lo que no se puede establecer resultados concluyentes. Quimioterapia intraperitoneal (QTIP). Las recidivas más frecuentes de estos tumores ocurren en el lecho gástrico y la superficie peritoneal. Con esta vı́a de administración se lograrı́a una concentración superior y un mayor tiempo de exposición al cistostático de las células tumorales, en comparación con la administración sistémica. Sin embargo, según los resultados de los ensayos en fase III publicados, no se puede recomendar la QTIP adyuvante como tratamiento estándar y, al igual que con la quimioterapia sistémica, se debe incluir a los pacientes en protocolos de investigación55. Por lo tanto, si bien no existe consenso en la aproximación adecuada, la quimioterapia adyuvante es aceptada como tratamiento tras la resección quirúrgica en Japón y algunas partes de Europa, mientras que en Estados Unidos la quimiorradioterapia adyuvante forma parte del tratamiento estándar debido a los buenos resultados obtenidos en el ensayo INT-0116. En otras parte de Europa, la combinación de quimioterapia antes y después de la cirugı́a constituye el régimen de tratamiento más recomendado. Resección endoscópica de mucosa El avance en las técnicas endoscópicas ha permitido tratar lesiones confinadas a la mucosa mediante la mucosectomı́a. En Japón se ha llegado al consenso de considerar la indicación en los casos de cáncer gástrico precoz que cumplan los criterios siguientes56: La lesión está confinada a la mucosa y no hay afección linfática. El tamaño eso2 cm si la lesión es elevada yo1 cm si se Tabla 2 Escala de estado general del Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG) ECOG 0 ECOG 1 ECOG 2 ECOG 3 ECOG 4 ECOG 5 Paciente totalmente asintomático. Trabajo y actividades normales Paciente con sı́ntomas. Trabajo y actividades normales Paciente con sı́ntomas. Necesita ayuda para realizar esfuerzos pesados. Encamado menos del 50% del dı́a Paciente con sı́ntomas. Necesita ayuda para el cuidado personal. Encamado más del 50% del dı́a Encamado todo el dı́a. Incapacidad de realizar actividades de autocuidado Paciente moribundo o que morirá en horas encuentra deprimida, pero no ulcerada. Ausencia de cáncer gástrico múltiple o de otro tipo de tumor abdominal. Histológicamente bien diferenciado. Actitudes terapéuticas: cáncer gástrico irresecable o metastásico La mayorı́a de los pacientes con cáncer gástrico van a requerir tratamiento paliativo en algún momento del curso evolutivo de la Anamnesis, exploración física (biopsia) Adenocarcinoma gástrico Radiografía de tórax, ecografía abdominal T1 T2-T4 No necesita mas pruebas In situ/mucosa Submucosa T2 Nx M0 Resección primaria + linfadenectomia D2 Resección endoscópica de mucosa Resección primaria + linfadenectomia D2 TC abdomino-pelvico Tx N M1 T3-T4 Nx M0 Resecable No resecable ECOG 0-2 ECOG >2 QT Neoady QT Neoady QT Tratamiento paliativo (cirugía, endoscopia) Resección Resección (si responde) Figura 1. Estadificación del adenocarcinoma gástrico y opciones terapéuticas. QT Neoady: quimioterapia neoadyuvante; TC: tomografı́a computarizada. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. L. Adán Merino et al / Med Clin (Barc). 2009;132(6):230–236 enfermedad. La quimioterapia citotóxica mejora la calidad de vida y aumenta la supervivencia en pacientes con cáncer gástrico avanzado, y es la modalidad más efectiva en el tratamiento de la enfermedad metastásica. Sin embargo, no es adecuada para paliar los sı́ntomas locales como disfagia, náuseas, dolor, cuadros obstructivos, perforación o hemorragia, que requieren otras técnicas paliativas locales. En pacientes con mal estado general o performance status (tabla 2), se recomienda tratamiento sintomático. Quimioterapia citotóxica A pesar del gran número de ensayos controlados, no hay consenso sobre el régimen más adecuado. En general, los regı́menes de quimioterapia combinada obtienen mejor tasa de respuesta que los agentes aislados. En los ensayos aleatorizados, el ECF (epirubicina, cisplatino, 5-fluorouracilo) y el DCF (docetaxel, cisplatino, 5-fluorouracilo) han sido considerados como el régimen estándar en primera lı́nea de tratamiento57. No hay una aproximación estándar como segunda lı́nea de tratamiento en los pacientes en que han fracasado los regı́menes de primera lı́nea. En pacientes que presentan un buen estado general, el uso de otros agentes no utilizados en primera lı́nea puede ser una medida razonable. La quimioterapia intraperitoneal es una opción en pacientes que presentan exclusivamente metástasis peritoneal sin evidencia de extensión extraperitoneal. No obstante, no se conoce cuáles son los criterios de selección de estos pacientes ni si es superior a la quimioterapia estándar. Técnicas paliativas locales Las opciones terapéuticas para controlar los sı́ntomas de progresión local de la enfermedad incluyen: Resección quirúrgica paliativa. La gastrectomı́a paliativa aporta alivio sintomático del dolor, hemorragia u obstrucción e incluso aumenta, según algunos estudios, la supervivencia media. No obstante, en la práctica habitual, sólo se lleva a cabo cuando los métodos menos invasivos no han sido eficaces. Prótesis endoscópica. Útil para paliar sı́ntomas obstructivos. Radioterapia. Para el control de la hemorragia se necesitarı́an dosis bajas de radiación, mientras que para sı́ntomas obstructivos serı́an necesarias dosis mayores que se asocian a mayores efectos secundarios; sin embargo, no hay estudios controlados que lo comparen directamente con otras técnicas. Terapia endoscópica láser. Puede ser efectiva en la disfagia por obstrucción en pacientes con tumores esofágicos o de cardias. Una alternativa que está siendo usada es la fotocoagulación con plasma de argón en la hemorragia difusa tumoral. Una aproximación del manejo diagnóstico y terapéutico del adenocarcinoma gástrico se resume en la figura 1. Bibliografı́a 1. Stewart BW, Kleihues P, editores. World cancer report. Lyon: International Agency for Research on Cancer; 2003. 2. La Vecchia C, Negri E, D’Avanzo E, Franceschi S. Electric refrigerator use and gastric cancer risk. Br J Cancer. 1990;62:136–9. 3. Jemal A, Siegel R, Ward E, Hao Y, Xu J, Murray T, et al. Cancer statistics, 2006. CA Cancer J Clin. 2006;56:106–9. 4. Hoel DG, Davis Dl, Miller AB, Sondik EJ, Swerdlow AJ. Trends in cancer mortality in 15 industrialized countries, 1969–1986. JNCL. 1992;84:313–20. 5. Heriberto MF, Martin J, Cortes Gonzalez R. 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