la velocidad de infiltración

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frutales y viñas
TierraAdentro
mayo-junio 2006
Raíz de vid Sultanina afectada por
exceso de humedad, en suelo
compactado.
FRUTALES EN SUELOS ARCILLOSOS
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Siete prácticas para mejorar
la velocidad de infiltración
n suelo de excelentes condiciones físicas debe ser un medio
poroso, suave al tacto y de gran
actividad biológica. Esta situación se
presenta en suelos recién incorporados a
la agricultura a partir de bosques o arbustos nativos, como espinales, los cuales
presentan una muy buena estructura y los
rendimientos son altos durante algunos
años. Sin embargo, la superficie potencial
a cultivar con esas condiciones es escasa.
El principal problema de los suelos
de la zona central y del norte chico es su
escasa permeabilidad y baja velocidad de
infiltración. Ello ha determinado que las
prácticas de riego hayan sido modificadas
en forma sustancial por los técnicos, en
cuanto a frecuencia y volúmenes de agua
aplicada, especialmente en los suelos de
textura fina. En muchos casos se están
aplicado tiempos de riego largos, lo cual
es correcto como principio, sin embargo
U
Carlos Sierra B.
Ingeniero Agrónomo, M.Sc.
[email protected]
INIA Intihuasi
difícil de precisar en cuanto a la frecuencia
requerida para volver a regar, sin mantener
el suelo saturado por muchas horas.
El objetivo más importante del manejo del suelo es modificar la porosidad para
disminuir la compactación, favorecer la
aireación y, en consecuencia, la infiltración
del agua de riego.
En la actualidad en muchos predios
es posible observar huertos con sistemas
radiculares muy escasos de raíces finas,
de color negro exteriormente y de color
rojizo al interior. Se trata de un claro efecto
del exceso de humedad. Toda esta situación determina bajas absorciones de nutrientes y una pobre síntesis de hormonas
como citoquininas, que son producidas
principalmente en las raíces de las plantas.
Lo anterior determina productividades
muy variables de un año a otro, y mala
calidad de la fruta cosechada, en cuanto
a calibre y condición.
En el caso del norte chico en la actualidad se da la paradoja de que los
mejores rendimientos de frutales se están
obteniendo en suelos franco arenosos y
cajas de ríos, es decir en suelos de muy
buen drenaje, a pesar de ser mucho menos
fértiles que los suelos arcillosos, desde
el punto de vista de su disponibilidad de
nutrientes. Esto sugiere claramente que
el principal problema es la falta de aireación y permeabilidad: bajo condiciones
de muy buen drenaje el exceso de agua
aplicada drena fácilmente del perfil del
suelo permitiendo un mejor crecimiento
radicular de los frutales.
A continuación se analizan algunas
prácticas agronómicas que deben considerarse complementarias al manejo del
riego acumulado de baja frecuencia que
se practica en la actualidad para mejorar
condiciones de permeabilidad, en los suelos de textura más fina.
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Alomado del suelo
Su objetivo es incrementar la profundidad efectiva del suelo, pero permite,
además, mejorar la aireación, debido a la
conformación del camellón que sobresale
del nivel natural del suelo. Este efecto es
importante en tierras arcillosas, porque
permite mantener un mayor volumen de
suelo expuesto a la aireación. El alomado
se debe hacer de preferencia antes de la
plantación. En huertos ya establecidos,
no es recomendable su implementación.
Laboreo del suelo
El laboreo permite remover el suelo
y favorecer su aireación. En frutales se
puede hacer con diferentes implementos,
como arado subsolador y arado cincel. Se
debe evitar el uso de rastras de disco,
porque producen pie de arado. Para definir
bien la profundidad de laboreo se recomienda hacer calicatas que permitan verificar muy bien la cantidad de raíces, su
ubicación en cuanto a profundidad y su
distribución lateral, de modo de evitar un
corte excesivo de raíces estructurales.
Las labores de suelo, que deben realizarse en época de receso de los árboles
o viñedos (invierno), tienen la ventaja de
soltar el suelo inmediatamente, promoviendo una buena aireación e infiltración.
Son recomendables cuando los suelos
están muy compactados. Sin embargo
tienen las desventajas de que su efecto
dura poco, no más de dos o tres temporadas, y los laboreos profundos pueden
cortar muchas raíces.
Aplicación de materia
orgánica
En un suelo compactado, lo ideal es
cultivarlo y aplicar materia orgánica de
buena calidad. En frutales hay que hacerlo
en invierno, cerca del pie de la planta o
bajo la copa de los árboles en la zona
mojada por el riego, e incorporarla con
arado de vertedera. La materia orgánica
favorece la agregación del suelo por acción
biológica. Además controla nematodos,
estimula el aumento de la población de
mayo-junio 2006
lombrices y de la biomasa microbiana del
suelo. También ayuda al suelo a retener
más humedad y nutrientes, especialmente
nitrógeno, fósforo, azufre y boro.
El estiércol de rumiantes es más rico
en fibra que en nutrientes minerales,
mientras que los estiércoles de animales
de estómago simple, como aves y cerdos,
son más ricos en nutrientes minerales
que fibra. Este último material es de lenta
descomposición y es muy importante en
el mejoramiento de las condiciones físicas
del suelo. En huertos en producción se
recomienda por lo menos 25 kg de materia
orgánica por árbol.
Aplicación de yeso agrícola
La aplicación de yeso se recomienda
en los siguientes casos:
a) En suelos salinos sódicos, características existentes en muchos suelos del
valle de Copiapó y de la parte baja de
Huasco. En la Región de Coquimbo y también en algunos sectores de la Región
Metropolitana, puede ser recomendable
aplicar yeso en ciertas situaciones específicas, como en suelos de mal drenaje,
Preparación del suelo para aplicación
de estiércol en surcos en parrón de
Sultanina en el Campo Experimental
Vicuña de INIA.
frutales y viñas
los cuales pueden presentar una condición
salino-sódica. Sin embargo esta situación
es de más frecuente ocurrencia en suelos
del valle de Copiapó. Una manera objetiva
de determinar las necesidades de yeso
consiste en evaluar el suelo mediante
análisis de su contenido salino. Cuando
la relación de adsorción de sodio (RAS)
es mayor de 14 se recomienda aplicar
yeso en cantidades importantes: desde 3
a 6 t/ha o más, dependiendo de la textura,
de la profundidad del suelo a lavar y del
valor del RAS. En condiciones de riego
gravitacional y en suelos de escasa pendiente es posible aplicar el yeso en la
superficie, previo apretilado del potrero
para acumular una lámina de agua que
permita lavar el exceso de sodio liberado
por el calcio contenido en el yeso.
b) Además puede ser recomendable
aplicar yeso u otras enmiendas ricas en
calcio soluble, como el nitrato de calcio,
en las siguientes condiciones:
• Suelos franco arcillosos y arcillosos.
• No salino–sódicos.
• Regados con agua de bajo contenido
salino, menor o igual a 0,5 dS/m.
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frutales y viñas
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• Manejados con riego localizado de
bajo volumen.
• En que se aprecie una frecuente acumulación de agua superficial.
En estos casos es recomendable aplicarlo en bajas cantidades a través del
agua de riego (entre 150 y 600 gramos de
yeso por m3 de agua) de manera continua,
es decir en cada riego durante la estación
de crecimiento de las plantas.
• En riego por goteo el yeso se debe
aplicar micronizado a 200 mallas, es
decir muy finamente molido hasta
200 micrones, para que no obstruya
la descarga de los goteros, al agua
de riego si la conductividad eléctrica
(Ce) de ésta es menor a 0,5 dS/m y/o
el RAS del suelo ajustado es 5 a 10
veces mayor que la Ce del agua de
riego. Para lograr este objetivo es
recomendable hacer análisis de salinidad del suelo y del agua de riego.
• Aplicar el yeso directo al suelo inmediatamente después del laboreo y
luego aplicar riego.
Nitrato de calcio
El nitrato de calcio es un fertilizante
que aporta nitrógeno y calcio. Posee la
ventaja de contener calcio muy soluble,
el cual puede ayudar a mejorar la infiltración del agua de riego en suelos arcillosos,
debido a que actúa como floculador o
agregador de las partículas de arcilla.
Las condiciones requeridas para usarlo son las mismas señaladas para el caso
del yeso. Se debe aplicar en bajas dosis
pero de manera continua durante cada
riego por goteo, 150 a 400 g de nitrato de
calcio por m3 de agua de riego durante la
estación de crecimiento de las plantas,
esto permitirá además aportar nitrógeno
a los árboles.
Aplicación de ácido
sulfúrico
El ácido sulfúrico es una enmienda
o mejorador del suelo, útil en suelos
de textura franco arcillosa o arcillosa
y que además presenten carbonatos,
TierraAdentro
Aplicación de estiércol en hoyos al
pie de la planta en parrón de
Sultanina en el Campo Experimental
Vicuña de INIA.
mayo-junio 2006
aun cuando sea un bajo contenido,
menor del 0,5%. Se trata de tipos de
suelos con una gran cantidad de microporos y poros medianos que se obstruyen con la precipitación de los carbonatos. El ácido sulfúrico reacciona con
los carbonatos y producen yeso, lo que
permite “destapar” en parte los poros
y favorecer la infiltración del agua de
riego.
Esta enmienda genera, además,
otro mecanismo que favorece una mayor permeabilidad del suelo. Al liberar
calcio desde el carbonato y hacerlo
soluble, se produce la agregación de
las arcillas, es decir su floculación, y
así promueve una mayor velocidad de
infiltración del agua de riego.
Las aplicaciones de ácido deben
hacerse en la época de receso de los
frutales, o sea en invierno. Las dosis
recomendadas dependerán de la cantidad de carbonato presente en el suelo
y su distribución en el perfil. En suelos
con índice de carbonato de calcio sobre
el 5% en todo el perfil, caso típico del
valle de Copiapó, se puede aplicar más
de 100 litros por hectárea, dosificado
de a 20 litros por riego, aplicado con
venturi.
La dosificación del ácido debe ser
previamente bien definida mediante
análisis del contenido de carbonatos
del suelo, ya que una dosis muy alta
puede producir una liberación excesiva
de manganeso, lo cual genera el riesgo
de provocar toxicidad a las plantas.
Cero labranza
La cero labranza se comenzó a
implementar en la zona centro sur a
principios de los años 80. Consiste en
no mover el suelo y controlar las malezas con herbicida, generalmente
round-up (glifosato).
Para que este sistema sea exitoso,
se debe manejar la superficie del suelo
con una gran cantidad de residuos vegetales. De lo contrario el suelo se
compacta y afecta tanto el enraizamiento de las plantas como la infiltración del agua de riego. Esta técnica se
ha estado implementando durante más
de 15 años en la zona central y norte,
con el resultado de una intensa compactación de los suelos. Es una práctica
que no debe descartarse, pero debe
manejarse como se señaló: con una
gran cantidad de residuos en superficie
para evitar la compactación.
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