ARQUITECTURA Y MEMORIA - Espacio, lugar y

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ARQUITECTURA Y MEMORIA
ESPACIO, LUGAR Y MONUMENTO
por Eduardo Maestripieri
Fuente: summa+ 81
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Hace unos años, Rosalind Krauss, en un artículo llamado “La escultura en el campo expandido”, refiriéndose al
sentido y emplazamiento del monumento señaló que “es una representación conmemorativa. Se asienta en un lugar
concreto y habla con el lenguaje simbólico acerca del significado o uso del lugar”.[1] Al ser capaz de dotar de
significado, dignidad y nombre al lugar convirtiéndolo en un hito, no parece coherente construir un monumento en un
sitio que no guarde ninguna relación simbólica o directa con la persona o acontecimiento para el que está destinado.
La superación de este desarraigo o desencuentro entre sitio y monumento se ha orientado en los últimos años hacia
una vuelta al lugar como elemento ineludible en la producción de las esculturas urbanas y monumentos modernos.
Algunos monumentos contemporáneos han fracasado porque perdieron las cualidades que los definían y
caracterizaban en el pasado, como es la capacidad de significar y dar sentido al lugar en el que estaban emplazados.
Los intentos modernos de asegurar una existencia autónoma a los nuevos monumentos, sin las mediaciones de la
cultura, los transformó en objetos autistas, ensimismados, subsistiendo de modo negativo, como paradoja de aquello
que antes los integraba.
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Creyendo liberarse de las anacrónicas exigencias de carácter representativo del pasado reciente, propusieron su
coherencia interna solo desde la lógica inmanente de sus relaciones formales. El monumento, al afirmar su
improbable autonomía, provocó indiferencia social y perdió relación con el lugar, con lo que lo completa y le da
sentido.
El intento de superación de la crisis contemporánea del concepto de monumento se ha orientado en dos grandes
direcciones. Por un lado están los que proponen una revisión y recuperación del concepto, estableciendo una
reflexión entre monumento y ciudad. Dentro de esta orientación algunos intentaron recuperar la escala monumental,
aceptando a la ciudad como portadora de una cultura urbana monumental pero manteniendo la obra en un plano de
abstracción, sin una significación explícita o determinada, como fueron las exploraciones de Terragni en los estudios
para el Monumento ai caduti (1931-33), el Monumento a Roberto Sarfatti (1935) o en el Danteum, traducción
abstracta de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Otros exploraron el concepto convencional de monumento
revisando y criticando los contenidos que dan sentido y coherencia a la obra.
Entre los primeros ejemplos modernos, es ineludible mencionar el Monumento a la Revolución (1926), mausoleo
proyectado por Mies van der Rohe a la memoria de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Mies mantuvo la escala
monumental tradicional; en contraste se apartó de las formas alegóricas convencionales asociando arquitectura y
sociedad como construcción social. La relación entre abstracción y figuración fue resuelta por la conversión del
monumento en soporte abstracto y silencioso de otros símbolos, como la estrella con la hoz y el martillo, el mástil con
la bandera roja y una inscripción que invocando la violencia que dio origen al monumento proclamaba: “A pesar de
todo”.
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El mausoleo del Che Guevara (1995), inaugurado hace pocos años en Villa Clara, a unos 300 kilómetros de La
Habana, obra del escultor José Delarra, reproduce parcialmente esta lógica de sentido. El monumento emplazado en
un enclave histórico y paisajístico, recupera la tradición monumental de exaltación del héroe nacional.
Procedimientos y recursos arcaicos como el podio, la estela y el pedestal reaparecen en este monumento a través de
la composición y disposición de abstractos bloques macizos que interactúan con la escultura en bronce del Che.
Estos soportes reciben un conjunto de bajorrelieves y leyendas que aluden a sucesos históricos y pasajes ejemplares
de su misión al frente de la columna que bajó de la Sierra Maestra, desplazándose desde la inmediatez de la
memoria figurativa a la abstracción de la memoria ejemplar. La Tomba Monumentale Brion (1969-1978), en el
cementerio de San Vito d’Altivole, cerca de Treviso, realizada por Carlo Scarpa, explora el concepto de monumento
recuperando invariantes y permanencias de la arquitectura y transforma el sitio en un singular complejo monumental
que dialoga con la ciudad y el paisaje. Scarpa, como Mies, se apartó de cualquier forma evocadora de significados
convencionales evitando la inmediatez de la memoria figurativa, proponiendo desde cierta autonomía del lenguaje,
una traducción de símbolos y mensajes trascendentes expuestos en el proyecto con una rigurosa elaboración formal.
En la otra dirección están los que proponen una superación y dispersión del concepto tradicional de monumento
orientando su transformación y conversión en nuevas manifestaciones o acciones urbanas. El Vietnam Veterans
Memorial (1982) realizado por Maya Lin, transformó el monumento en paisaje, desplazando la atención del objeto
monumental al sujeto existencial. Lin redujo la intervención a una manifestación en el territorio, una marca en el
lugar. Un muro hundido, quebrado y recortado en el paisaje, con las inscripciones de los caídos y desaparecidos
ordenados temporalmente, invita a recorrerlo en el espacio y el tiempo. La obra resultó un ejercicio anti-monumental
y ejerció una significativa influencia en otros memoriales, como el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de
Estado emplazado en el Parque de la Memoria.
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Otros monumentos que han renunciado explícitamente a la forma y significado tradicional han sido The Louis Kahn
Lecture Room (1982) de Siah Armajani y el recientemente inaugurado Memorial del Holocausto en Berlín, de Peter
Eisenman. Armajani “construyó” un aula y una sala de exposiciones para exaltar la condición educadora de Kahn y
para exhibir objetos y dibujos del arquitecto. Armajani realiza este homenaje a Kahn recurriendo a la materialidad y
constructividad de la arquitectura al recrear un ámbito arquitectónico y recurre solo a una antigua tradición
monumental: incorporar frases o lemas que celebren y completen el sentido del monumento. Dos frases o leyendas
escritas en el suelo y sobre los pupitres, una de Kahn, que alude a la institución enseñanza, y la otra del poeta Walt
Whitman sobre la arquitectura, hacen explícita la inmediatez de la voluntad figurativa y escénica del monumento.
Eisenman impuso en un significativo lugar de Berlín un paisaje abstracto y desolador. Miles de bloques de hormigón
yacen próximos a la Puerta de Brandenburgo. Los imperativos éticos y estéticos desplazaron al propósito y finalidad
de los espacios públicos, en el corazón de la ciudad. Un fragmento urbano se transformó en monumento, agobiante
repetición de sí mismo. Su lógica de sentido se oculta en el interior del laberinto como un centro de interpretación
bajo la explanada monumental, desplazando símbolos y alegorías, emblemas y leyendas convencionales.
MEMORIA, HOMENAJE Y ARQUITECTURA
El Parque de Homenaje es parte de un Plan General de recuperación patrimonial, revitalización y puesta en valor de
la Quinta 17 de Octubre como enclave paisajístico y arquitectónico. El Plan General desarrollado en el año 1992
propuso la recuperación de las instalaciones y edificios existentes y la incorporación
de nuevos usos como el Museo Histórico y el Parque de Homenaje, destinados a completar el programa museológico
de la Quinta. Los primeros pasos hacia la construcción del Parque datan de comienzos de 2003, cuando fue
presentada la iniciativa de construir un mausoleo destinado a Juan Perón y Eva Duarte. La Legislatura provincial
aprobó una ley en mayo de 2003, que creó la Comisión Pro Monumento y eligió como emplazamiento del mismo los
terrenos del Museo Histórico Quinta 17 de Octubre, ubicado en San Vicente. Esta comisión fue la que propuso ese
mismo año la convocatoria a un concurso de ideas.
El objetivo del concurso no fue solo proyectar un mausoleo para Juan Perón y Eva Duarte, sino revisar y recuperar
los conceptos de sitio y monumento, lugar
y memoria. Desde 1945, la Quinta 17 de Octubre estuvo relacionada con la vida de Perón.
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El lugar elegido para el mausoleo está íntimamente ligado tanto a su existencia y vivencias junto a Eva como a
diferentes acontecimientos y encrucijadas de la cultura argentina. El programa del concurso propuso ciertas
adecuaciones al paisaje cultural y sugirió completar el significado del lugar, estableciendo una relación entre espacio,
representación y sitio. Los trabajos seleccionados fueron aquellos que, revisando el concepto de monumento,
crearon un puente entre el paisaje cultural de la Quinta y los diferentes espacios o lugares significativos de la cultura
urbana y política del justicialismo. La calle, la plaza y el monumento en el tejido urbano surgen como materiales
históricos y espacios representativos del mito originario del 17 de Octubre. El espacio, en la ciudad, en la
arquitectura, en el paisaje natural o cultural es relacional. La memoria, como ausencia o presencia, desencadena un
nuevo juego de relaciones simbólicas y alegóricas en un paisaje transformado. El Parque de Homenaje integrado al
Museo Histórico Quinta 17 de Octubre es una interacción entre el olvido y la protección del pasado en su totalidad.
En un cuento de Borges, “Funes, el memorioso”, el escritor imaginó un personaje que retiene en la memoria la
totalidad de lo que ha vivido: es una experiencia pavorosa. La memoria, de acuerdo a un sistema de valores que le
es propio, selecciona en el pasado lo que considera importante para la persona o para la comunidad; lo organiza y lo
completa como homenaje de sentido y presencia. La propuesta definitiva del proyecto, como lo señalan sus autores,
es articular memoria, homenaje y arquitectura en el horizonte de los imperativos éticos y estéticos.
PROCTER - RIHL
CHRISTOPHER PROCTER, FERNANDO RIHL, ARQS.
CASA LONJA
COMITENTE: Comisión de Homenaje ley nacional 13062.
Dirección Nacional de Arquitectura: Ana Perrin, Javier De Molla,
arqs.
Dirección Provincial de Arquitectura: Jorge Manuel, Carlos Bello,
arqs.
COLABORADORES: Lilian Timisky arq.,
Ciro Spiteri, Lucas Bianchi, Matías Tozzini,
Elías García, Sol Rodríguez, Roberto Dufrechou,
Josefina Fernández Frelier
CÁLCULO ESTRUCTURAL: Daniel Isola, ing.
INSTALACIÓN ELÉCTRICA: G.F. S.A. ing.,
consultores, Norberto Brandeburgo, ing.
INSTALACIÓN SANITARIA, GAS E INCENDIO:
Jorge Labonia, arq. y asoc.
AIRE ACONDICIONADO: Alphil system SRL.,
Marcelo Mangudo, ing.
ILUMINACIÓN: Tecnoilar / Artemide
MURAL: Lilian Lucía Luciano
UBICACIÓN: Museo Quinta 17 de Octubre,
San Vicente, provincia de Buenos Aires
SUPERFICIE CUBIERTA: 400 m2
El proyecto surgió de un Concurso nacional de ideas por invitación. El jurado consideró oportuno destacar tres de las
propuestas por entenderlas portadoras de sendos valores que el proyecto definitivo debía expresar. En aquellos
trabajos originales estaban presentes, como elaboraciones y citas, la plaza como espacio del mito originario del 17
de Octubre, como escenario de diálogo entre el pueblo y sus líderes; el recorrido como construcción histórica
permanente, como camino jalonado de avances y retrocesos; el panteón como recinto de protección, como ámbito de
homenaje. Fue así que los tres estudios cuyos proyectos fueron seleccionados constituyeron un único equipo de
trabajo, que bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Homenaje, encaró el proyecto definitivo.
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Este trabajo conjunto, por su indudable trascendencia, ha significado un doble compromiso. En primer término, el
político, el militante, la tarea de concretar la última casa de los constructores del estado de justicia social en la
Argentina moderna. Unido a este desafío, la necesidad de establecer un compromiso profesional, la tarea de
interpretar valores y significados que hoy ya no son patrimonio exclusivo de un movimiento político sino del conjunto
de la sociedad, y además hacerlo dando testimonio de este tiempo, proyectando un monumento contemporáneo.
En esta tarea los profesionales no somos meros depositarios de un saber técnico para la materialización de una
obra, somos ante todo constructores de significados. Se trata entonces de participar en la construcción de nuestra
memoria histórica, de rendir homenaje a nuestros históricos líderes populares, y de entender a la propia arquitectura
como concreción de un contexto capaz de enmarcar y propiciar estas prácticas.
Estos han sido nuestros principios en la tarea de intentar articular memoria, homenaje y arquitectura.
Los principios
Memoria: La memoria es evocación de sentidos pasados, pero es también posibilidad de continuidades presentes y
proyecciones futuras. El homenaje no es entonces un ejercicio de nostalgia por un tiempo perdido, es por el contrario
reafirmación de compromisos, recreación de valores compartidos que aún son un desafío presente y futuro.
Las dos vidas que recordamos son el símbolo de la lucha por la justicia social, de la tarea revolucionaria del siglo XX,
con evidentes proyecciones continuadas y recreadas en este nuestro tiempo.
Homenaje: La conmemoración tiene dos modalidades necesariamente complementarias y disímiles, la masividad y la
introspección. Conjugar la requerida presencia e importancia de la obra, posible marco de conmemoraciones
masivas, con escalas más pequeñas y apropiables, propicias para el encuentro personal y la emoción singular, ha
sido también una premisa.
El peronismo se ha propuesto como sinónimo de inclusión. La plaza, el sitio de su origen, escenario del protagonismo
popular es un espacio abierto, incluyente y referencial.
Arquitectura: Las formas tradicionales del monumento son objetuales, excluyentes, impuestas por escala y distancia
a un territorio al que subordinan. La arquitectura que proponemos aspira en cambio a incluir, abarcar, insertarse.
Como el movimiento que la inspira, no es un dogma a priori, es un constante construir desde las propias
circunstancias. Solo podrá ser de ese sitio, comprenderse en ese paisaje: en ello radica su originalidad.
Su lenguaje no podrá ser otro que el de la modernidad. Fue el primer peronismo el que introdujo la arquitectura
moderna como lenguaje de la obra pública estatal, a través de innumerables y calificadas obras en todo el país.
Viviendas populares, hospitales, centros educacionales, oficinas de correo, sedes de empresas públicas,
aeropuertos, etc., son ejemplos concretos de ello.
Los lenguajes son portadores de significado. Frente a una estética monumental clásica, la del orden del siglo XIX
cuyos valores el peronismo vino a suplantar, la obra se propondrá como contemporánea, constructora de nuevos
sentidos. No intentará copiar estéticas ajenas sino acercar las propias. Austeras, contemporáneas, incluyentes.
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La Quinta
El proyecto se encuentra emplazado en el Museo Quinta 17 de Octubre, en la ciudad de San Vicente, provincia de
Buenos Aires. El conjunto, circunscripto por un muro bajo de bloques policromados surgido de la inspiración de
Benito Quinquela Martín, presenta dos áreas netamente diferenciadas.
La primera, que podemos denominar patrimonial, constituye el núcleo original de la quinta, organizado con una traza
orgánica y ajardinada, propia de las construcciones pintoresquistas suburbanas destinadas a segunda residencia en
la década del ‘40. Es posible reconocer en la casa principal, anterior al peronismo, el imaginario que Evita llevará
adelante como modelo de vivienda para los trabajadores: el chalet del matrimonio presidencial no distaba en
configuración ni en calidad constructiva de las soluciones que, desde el gobierno, se propondrían como vivienda
social de baja densidad. Además de este chalet principal, se encuentran también en este sector la piscina, la torre
mirador y un conjunto de construcciones de servicio. La otra área, que denominamos de interpretación o temática,
constituye un espacio incorporado de forma relativamente reciente al uso público a partir de la construcción del
museo, con sus salas de exposición y auditorio, la recuperación y exhibición del tren presidencial y, cercana al
acceso, la implantación de las esculturas rescatadas, originalmente pensadas para el monumento al descamisado.
Estas representan uno de los momentos más emotivos del recorrido, y en las mismas piezas de mármol puede
apreciarse la conmemoración que el peronismo pretendía hacer de los derechos sociales y la reacción destructiva de
que fueron
objeto durante la dictadura del ‘55. La mayor superficie de esta segunda área está ocupada por un frondoso bosque
en el que canalizaciones pluviales generan un pequeño arroyo y espejo de agua, conformando un espacio de alto
valor paisajístico.
Lindante al museo y con el telón de fondo del bosque se encuentra el emplazamiento elegido para el Parque de
Homenaje, precedido por una hilera de fresnos y dos importantes montes de eucaliptos.
El Parque de Homenaje
En función de aquellos lineamientos y reconociendo estas preexistencias como entorno de actuación, hemos
redefinido el programa como un Parque de Homenaje. El mausoleo, tradicionalmente entendido, es un monumento
funerario grandilocuente, que impone distancia y subordinación al observador. La propuesta, por el contrario, se
materializa en un gran espacio público, recorrible, apropiable, en el cual el visitante es sujeto activo, parte
indispensable de la ceremonia. La arquitectura propiciará entonces la procesión hacia el encuentro con los líderes,
generando diversas instancias de aproximación sucesiva, donde cada elemento, cada clima generado, irá
permitiendo el paulatino pasaje desde el exterior masivo hacia el interior introspectivo. El pueblo no es aquí
convocado como espectador de un monumento sino como protagonista de una plaza.
La geometría del nuevo parque es de un trazado regular, una nueva impronta sumada al territorio. Se inserta
reorganizando el área de interpretación, donde la nueva presencia pasa a ser eje de la composición, ordenando
definitivamente el predio.
Desde el ingreso, tras atravesar la hilera de fresnos y los montes de eucaliptos, se accede a la Plaza central y a la
Plaza del pueblo, en la que suelo, minerales y plantaciones característicos de cada una de las provincias simbolizan
la presencia federal.
En contigüidad se suceden diversos escenarios: el memorial, la línea de la vida, la Plaza del encuentro, el panteón
propiamente dicho, y el regreso hacia el bosque y el lago o la reincorporación al circuito de interpretación en el
museo y el tren.
Acceso y Plaza central
La primer instancia de este camino jalonado hacia el encuentro, es el recorrido entre los fresnos y el enmarque de los
montes de eucaliptos.
Una plaza primera se convierte en nuevo foco, nodo del área de interpretación, combinando en su tratamiento un
piso regulado con un césped enmarcado. La primera visión distante, entre los fresnos y a través de los eucaliptos,
marca una fuerte horizontal, que subraya y contiene el fondo del bosque. El diálogo entre naturaleza vertical y artificio
horizontal se vislumbra sutilmente entre los árboles y la construcción.
La arquitectura aparece como un mero plano de convocatoria. Traspasados los árboles logra divisarse otra vertical,
la del panteón que con su altura genera la monumentalidad requerida.
La visión nocturna lo transforma en un faro convocante. La arquitectura es entonces relectura abstracta del paisaje.
Planos verticales y horizontales interpretan, con un lenguaje sobrio y despojado, la planicie y el bosque.
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La Plaza del abrazo
El segundo hito del recorrido, la Plaza del abrazo, recibe al visitante como explanada pensada para el homenaje
externo y masivo. En su lateral, recortando la perspectiva del museo colindante, se dispone un podio para la fijación
de las placas conmemorativas. Éste está sostenido dramáticamente por dos columnas-mástiles con las banderas de
la Argentina y del Justicialismo.
En el muro-fachada, en el ingreso a la procesión rumbo al encuentro, aparece grabada la única imagen figurativa de
todo el parque, el abrazo de Perón y Evita en el balcón de la Casa Rosada, el 17 de octubre de 1951. La elección de
esta imagen dentro de la abundante iconografía del peronismo, viene a subrayar esa conjunción entre amor y
política. Nos recuerda que además de ser la pareja política que construyó un nuevo poder popular en la Argentina,
fue también una pareja amorosa, dos vidas complementadas.
Bajo la imagen, se inicia un curso de agua, que acompañará el recorrido en el interior y hacia el encuentro.
La línea de la vida
El homenaje introspectivo requiere de un esfuerzo, del recorrido de un camino. Entre el borde del bosque y el murofachada se enmarca un sendero, reforzado por el curso de agua. El curso de agua, metáfora evidente de la vida,
acompaña al interior del muro diversas fechas biográficas de los líderes: sus nacimientos, su primer encuentro, el
octubre de los orígenes, las muertes. Se construye así un nuevo espacio más íntimo, a escala del visitante, donde la
abundante
vegetación esconde la perspectiva del panteón, solo divisable a la distancia y desde el exterior.
La Plaza del encuentro
A medida que se acerca el final del recorrido, la perspectiva se focaliza, accediendo a una última plaza. Traspasando
un ajustado pórtico se ingresa, mediante un abrupto cambio de escala, en un espacio monumental. De las ramas del
bosque que conformaba un túnel permitiendo ajustadamente el paso, se accede a una nave de hormigón de
proporciones monumentales. Al final del recorrido la mirada reconoce la frase testamento:“Mi único heredero es el
pueblo”. Se construye así un nuevo sitio, el lugar para asumir y renovar el compromiso. Se dispone un lugar para la
guardia de honor, mientras un tratamiento sutil del muro y el permanente paso del agua conforman el espacio de las
ofrendas florales. El material predominante elegido, un hormigón especial pigmentado con los colores de la tierra,
deja paso a la presencia armónica de nuevos materiales, el vidrio que permitirá la visión de los cuerpos y el mármol
traslúcido que, a su vez, permitirá imponentes efectos de luminosidad indirecta. La línea de la vida transmuta en un
muro en cuyas operaciones de plegado se esconden los
programas accesorios, el resguardo de las instalaciones y el espacio del tanatorio.
El panteón
La Plaza del encuentro está cubierta en su área central por una nave de grandes proporciones, determinando la
perspectiva del panteón y asumiendo la escala vertical, ahora en visión interna. Este espacio resulta el de mayor
calificación del conjunto, el definitivamente conformado. En él cambian las visuales, la luz, las texturas, los reflejos. El
tímpano orientado hacia el parque, de mármol traslúcido, permite de día tamizar los haces de luz natural y de noche
reflejar hacia el exterior su condición de faro. El orientado hacia el bosque es transparente. Un gran prisma vidriado
es el contenedor de la caja de los cuerpos y el foco de la perspectiva principal. En su fondo se recorta un gran
eucalipto, el árbol de mayor altura del bosque. Así, la muerte tiene como fondo la continuidad de la vida.
Nada compite con la presencia de los cuerpos. La sobriedad del entorno solo es alterada por el trabajo de la cubierta
de su caja. En ella, íntegramente trabajada en bronce, una composición nuevamente despojada y abstracta conjuga
los valores del peronismo como palabras verbalizadas, junto a íconos de sus realizaciones. La emoción de la
presencia de los cuerpos no requiere aditamento alguno.
El frente traslúcido provoca yuxtaposiciones y reflejos entre el observador y lo expuesto. El pueblo y sus líderes están
unidos en nueva comunión.
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