“Diferencias entre los TLCs y el Tratado de Comercio de los

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Estimad@s amig@s:
Les adjuntamos una entrevista muy interesante a Pablo Solón de la Fundación Solón de Bolivia sobre las
diferencias entre los TLCs y el Tratado de Comercio de los Pueblos -TCP.
Esperamos puedan difundirlo
Un abrazo
Ximena Montaño
--------------------------------------------------ENTREVISTA
Pablo Solón, especialista en temas comerciales y de integración, identifica al menos cuatro diferencias
entre el TLC y el TCP
El TCP compromete la compra de productos bolivianos y liberaliza las compras estatales de Venezuela
A fines de abril de 2006 se hizo carne el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) propuesto por el
gobierno boliviano luego de que los Presidentes Evo Morales, Hugo Chávez y Fidel Castro firmaran un
acuerdo para comenzar a construir la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
(ALBA). A diferencia de los tratados de libre comercio (TLCs) promovidos por las potencias del Norte,
los TCPs en marcha con Venezuela y Cuba aseguran mercado para todos los productos bolivianos que
pudieran ser perjudicados por los Tratados de Libre Comercio y fortalecen el papel del Estado como actor
protagónico del comercio promoviendo la complementación productiva de las naciones participantes en
esta nueva experiencia que trasciende el plano comercial para convertirse en un germen para un nuevo
tipo de integración latinoamericana.
Pablo Solón, integrante del Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración Solidaria de los
Pueblos, identifica al menos cuatro cualidades del TCP que no se mencionan ni por si acaso en los TLCs
eminentemente mercantilistas promovidos por Estados Unidos y la Unión Europea: el aseguramiento de
mercados para los productos bolivianos; el reconocimiento del Estado como normador y articulador
principal del comercio; la complementariedad productiva de las naciones participantes y la búsqueda de
beneficios para los pequeños productores.
Pregunta (P). ¿Cuál es la diferencia entre el TLC y el TCP?
Pablo Solón (PS). Lo único que buscan los TLCs es disminuir y/o eliminar los aranceles, pero sin
asegurar que estas preferencias garantizarán el mercado porque luego fomentan la competencia entre
productores diametralmente distintos en capacidad productiva. Se trata de preferencias para que las
sardinas (las empresas pequeñas) compitan entre ellas y enfrenten a los tiburones (las grandes
corporaciones). En el TCP no solo hay preferencias arancelarias, sino un compromiso de compra. En este
caso, Venezuela se compromete no solo a bajar aranceles para todas las partidas arancelarias, sino
también a comprar 200 mil toneladas de soya y otros productos que se vieran perjudicados por los TLC
con Estados Unidos y la Unión Europea.
El artículo 1 del acuerdo suscrito con Venezuela es el típico de los acuerdos comerciales: Los gobiernos
de ambos países eliminan los aranceles y cualquier barrera comercial. La diferencia es que en el formato
TLC ningún país elimina los aranceles para todos los productos. Por ejemplo, Estados Unidos solo
propone anular aranceles para 6 mil y pico productos, aunque existen más de 11 mil productos en las
partidas arancelarias.
Pero esta no es la cuestión central; lo importante es el compromiso de compra de productos agrícolas e
industriales, quinua, aves, madera, textiles y oleaginosas, entre otros productos. Entonces el TCP no solo
abre mercados sino que los asegura para los países en desarrollo.
P. ¿Qué significa complementariedad productiva entre los países suscriptores de un TCP?
PS. Los países suscriptores de un TCP bilateral no solo reducen sus aranceles sino que se proponen
elaborar un plan estratégico para la complementariedad productiva pensando en las necesidades de
ambos. Es decir que planifican el comercio pensando en nuestros mercados, en las compras estatales y las
capacidades de crédito. La idea es crear operaciones, proyectos y/o empresas binacionales en los dos
países.
Esta articulación productiva no existe en el TLC porque su lógica es otra; los TLCs solo allanan el
camino para la competencia entre empresas. El TCP promueve la participación activa de los Estados en el
comercio, mientras que los TLC persiguen una participación cada vez menor de los Estados. El conjunto
del TCP habla de la intermediación del Estado, del acopio y comercialización, esto porque no puede
existir complementación productiva si no se recupera el rol protagónico del Estado en el comercio
internacional.
P. ¿Eso significa que el TCP reconoce la autonomía del Estado en temas sensibles, por ejemplo en la
definición de normas de propiedad intelectual o agricultura?
PS. El TCP es reducido en extensión porque omite todos los tópicos que el TLC intenta normar como son
las reglas de propiedad intelectual, servicios, políticas de competencia, etc. En ese sentido el TCP es un
tratado comercial de complementación productiva que deja a los Estados la potestad de regular los otros
temas sin que existan condicionamientos. El TCP reconoce que la responsabilidad en estos temas es
potestad soberana de los países y que temas como la salud, la educación, los servicios financieros o de
agua potable no pueden ni deben ser normados por un Tratado Comercial que los obligue a liberalizar y
por tanto a privatizar.
P. En todo este esquema, ¿dónde entra el componente de cooperación en el TCP?
El TCP articula el comercio y la complementariedad productiva con cooperación sin condicionamientos.
En principio, Venezuela crea un fondo de 100 millones de dólares para actividades productivas y de
infraestructura, y además dona 30 millones de dólares a Bolivia. Venezuela compromete además
colaboración entre sectores energéticos y mineros. Este componente de cooperación va acompañado de
programas sociales que van desde 5 mil becas para estudiantes bolivianos, la carnetización, y el Plan
Milagro, que consiste en la atención oftalmológica con especialistas cubanos.
P.¿Por qué se dice que el TCP favorece más al pequeño productor?
PS. Un TLC trata de normas comerciales para que en teoría puedan ser aprovechadas "por todos" pero
qué en la realidad son aprovechadas sólo por las empresas transnacionales. En cambio en el TCP se crean
normas específicas para beneficiar a los sectores productivos más pequeños. Por ejemplo, en el caso de
las oleaginosas el Estado compra su producción a los pequeños productores de soya y luego la
comercializa en Venezuela.
P. En el fondo, parece que el TCP es un acuerdo político más que económicoŠ
PS. No, porque en el TCP el país grande concede privilegios a la nación más chica. En este caso
Venezuela abre sus compras estatales a proveedores bolivianos mientras Bolivia no lo hace; Venezuela
baja sus aranceles a cero, pero nosotros no. Si realmente hablamos de acuerdos comerciales para eliminar
la pobreza como actualmente se pregona, este es un trato asimétrico de verdad. En la OMC el trato
especial y diferenciado para las economías más pequeñas consiste solamente en plazos un poco más
largos para la implementación de las mismas medidas que aplican las economías más grandes. Al cabo de
5, 10 o 15 años todos deben competir bajo las mismas reglas. Eso en el fondo no es un verdadero trato
asimétrico.
P. ¿Cómo se articula el TCP y el ALBA?
PS. Ambos tienen los mismos principios, son propuestas de relacionamiento y de integración, pero el
TCP está pensando como instrumento de las relaciones bilaterales. Se puede firmar un TCP con India,
China o con los países europeos, en cambio el ALBA es para los pueblos de América. Tanto el ALBA
como el TCP están en construcción, pero el ALBA tendrá un carácter más amplio. Bolivia quisiera TCPs
con todos los países incluidos Estados Unidos y Europa. Si estos países llegarían a comprender que no es
suficiente bajar aranceles, que hay que asegurar mercados, que no se debe incluir temas de servicios y
propiedad intelectual dentro de los acuerdos comerciales, que el Estado debe recuperar un rol protagónico
en el comercio y que este debe estar acompañado de una cooperación sin condicionamientos, entonces se
podría hablar realmente de acuerdos comerciales que promueven la reducción de la pobreza.
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