NO ME QUEDA DUDA QUE EL ESTADO TRATA DE TAPAR EL

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NO ME QUEDA DUDA QUE EL ESTADO TRATA DE TAPAR EL SOL CON UN DEDO.
ABRAHAM CRUZ GARCÍA.
21/05/2016
No me queda duda que el Estado trata de tapar el sol con un dedo.
Miente, falsea datos para desprestigiar y menguar la fuerza del
magisterio oaxaqueño, único bastión popular que con estoicismo
sirve de contención contra la embestida de la oligarquía,
representada por Enrique Peña Nieto. Una marcha multitudinaria de
los mentores –el 20 de los corrientes-, en el corazón histórico de la
capital de la entidad, puso de manifiesto que el músculo de la
Sección XXII.
Está intacta, cuenta con suficiente fuerza -unos 50 mil elementos- para
desafiar al sistema que vía gendarmería amenaza con reprimir la
protesta social desatada en Michoacán, Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Lo que está en juego no es propiamente la cuestión educativa, sino la misma autonomía y dignidad
de los pueblos sojuzgados desde la conquista española. Los modernos barones del dinero, herederos de los
conquistadores, buscan por todos los medios catapultar la secular resistencia de los pueblos indígenas que
durante más de 500 años han sobrevivido con sus usos y costumbres. Tal pretensión anima al Estado cuando
trata de domar al sindicato de trabajadores de la educación, para privatizar la escuela, suculento platillo
para el privilegiado grupo que ostenta el poder en México
La inconformidad de los mentores se
circunscribe en este contexto. Representan el sector
más politizado de la sociedad. Hoy a riesgo de perder
el empleo, a sopena de pisar la cárcel, libran una
desigual batalla; actuando dentro del marco legal y
exigiendo legítimos derechos, entre ellos, ser
escuchados, son acorralados y reprimidos, tal como lo
hacían los hacendados en el preludio de la revolución
mexicana, no se olvide que, con el sacrificio de los
mártires de Cananea y Río Blanco, dio pie la revuelta
de 1910.
Los signos de la omnipresente brutalidad oficial, están en todos lados: Ayotzinapa, Atatlaya, son
algunos ejemplos; los incontables secuestros y la criminalidad de la protesta social alcanza tintes
apocalípticos, dejando en claro que en esta desigual batalla el pueblo pone los muertos. Y digo desigual,
porque en los hechos criminosos documentados, se advierte que la sangre salpica al mismo Ejército, con
acciones que gozan de total impunidad.
Víctimas de esa violencia institucional son los maestros. Se les aplica la ley del embudo. Pronta y expedita
la instancia de justicia les inventa delitos; el control de algunos medios permite la desinformación, con ello,
se pretende ocultar la realidad. Situación que pone a temblar a muchos sectores, porque lo que está pasando
en todo el país, nos pone en un grave predicamento, podríamos estar –según me comentan-, en la antesala de
una barbarie si los hombres del poder no reconsideran su soberbia. [email protected].
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