MURIÓ A LOS 79 AÑOS, EN OCTUBRE DE 1791, DESPUÉS DE VER CUMPLIDO SU SUEÑO DE CONSTRUIR UN NUEVO HOSPITAL EN LA CIUDAD DESDE MUY NIÑA, TERESA HERRERA SE HIZO CARGO DE SU MADRE Y AYUDÓ A CUIDAR Y A SACAR ADELANTE A SUS NUEVE HERMANOS mercial con las Américas -tras una orden dada por el monarca ilustrado Carlos III- lo cierto es que la desnutrición, falta de higiene, contagios y epidemias, hacían mella en los coruñeses de entonces. Surgió así el “Hospitalillo de San Andrés”, un alpendre en el que ella misma atendía a una decena de ancianos y enfermos. Este el origen de una institución benéfica de renombre en la ciudad: el Hospital de Dolores. La primera piedra se colocó el 14 de junio de 1791 y se cuenta que la propia Teresa Herrera presenció de rodillas y apoyada sobre su bastón, el momento con el que tanto había soñado. Tenía 79 años. Teresa Herrera muere sólo cuatro meses después, el 22 de octubre con la alegría de saber que la obra a la que había dedicado su vida, se había puesto en pié. Sus restos reposan bajo el amparo de la Virgen de los Dolores en la Iglesia de San Nicolás. El Hospital de Dolores no se terminó hasta tres años después, cuando en el verano de 1795 cerca de cincuenta enfermos se trasladaron al edificio ya concluido. Al servicio religioso que siguió a la inauguración, acudieron todas las autoridades políticas y religiosas del momento. Desde entonces, Teresa Herrera quedó para siempre en el recuerdo de todos los coruñeses.