10478173 03/07/2005 11:12 p.m. Page 4 4C |EL SIGLO DE DURANGO | MARTES 8 DE MARZO DE 2005 | ESPECIAL DECESO I SENSIBLE FALLECIMIENTO DEL PADRE ANTONIO PÍO G. SARAVIA “Yo iré en ese barco al África” Misionero del Espiritu Santo, fue un hombre sencillo de mente ilustrada, espíritu universal y horizontes amplios POR NADIA BRACHO EL SIGLO DE DURANGO “El Señor escuchará su deseo”, fueron las palabras del Padre Pío cuando en un viaje de la señora Marina de Saravia a Roma, Toño, el hijo de nueve años, se acercó a su cama y le dijo: “mamá, si ve al Padre Pío dígale que yo quiero ser sacerdote”, el mismo Padre Pío que años antes señaló a Karol Wojtyla como futuro Papa cuando aún era sacerdote. Su deseo fue escuchado: años más tarde el pequeño Toño se convirtió en Misionero del Espíritu Santo, viviendo luminosamente su identidad sacerdotal, con el afán vehemente de hacer llegar a los demás el Evangelio y construir un mundo que estuviera de acuerdo con el Reino de Jesús. Misionero, evangelizador, hombre alegre y sacerdote; sacerdote y hombre, la identidad de su diario vivir, así era el Padre Archi, como lo llamaban todos cariñosamente en el grupo de las Obras de la Cruz. NACE UNA VOCACIÓN Antonio Pío González Saravia nació el 20 de junio de 1955 en Durango. Fue hijo de Buenaventura G. Saravia Herrera y Marina G.S. de Saravia. Antonio Pío se educó en el seno de una familia llena de amor, con profundos cimientos religiosos y morales. Sus primeras letras se las enseñó su mamá en el Rancho La Punta y después cursó sus estudios, a partir de tercer año de primaria, con la maestra Lucita Martínez en el Colegio Miguel Hidalgo. A los 12 años ingresó a la Escuela Apostólica con los Misioneros del Espíritu Santo en la ciudad de Guadalajara. El 24 de agosto de 1985 fue ordenado sacerdote Antonio Pío G. Saravia. 3 DE NOVIEMBRE DE 2004 “Hay también el contacto con la pobreza, muchas carencias, problemas y sufrimiento, que vemos y oímos en rostros e historias de gente que llega o nos encontramos. Cada vez lo compartimos con más intensidad, hemos ido encontrando la forma de ayudar en algo, dando seguimiento y apoyo a casos junto con las comunidades de base que los conocen. Hay mucho que hacer... mucho en que pensar”. EL LLAMADO Desde muy chico, entre los cuatro y los cinco años de edad, el pequeño Antonio vivía en un rancho en Tamaulipas, donde sus papás organizaron una misión que duró varios meses. Durante aquella época pasaron las transparencias de una película llamada “Bambo”, que trata de un misionero que llega al África y hace amistad con un niño llamado Bambo, a quien explica la doctrina y con ella el infante se convierte. La película termina cuando Bambo se ordena sacerdote. A Toño le hizo mucha impresión. Su hermano Buenaventura mencionó que cuando él fuera grande iba a mandar un barco lleno de misioneros al África. Entonces Toño dijo: “yo me voy en ese barco”. Desde entonces esa inquietud de llevar la Palabra de Dios no se desvió de su vida. “A los nueve años ya quería ser Misionero del Espíritu “Debemos ver el pasado con gratitud, el futuro con esperanza y el presente con pasión”, eran las palabras de Juan Pablo II que con más frecuencia utilizaba el padre Toño en sus homilías, quien era un hombre emprendedor y leal servidor de Cristo, su espíritu era universal teniendo un trato abierto con sus semejantes. FRAGMENTO DE LA CARTA DEL PADRE ARCHI, QUE MANDÓ A SU FAMILIA DESDE ÁFRICA Santo, inspirado porque al llegar a Durango frecuentaba mucho el Templo del Sagrado Corazón de Jesús y era monaguillo”, comenta su mamá, la señora Marina. LA CONGREGACIÓN Desde sus inicios en la Congregación, donde fue formado y educado, se destacó por su inteligencia, su preparación, alegría y entrega. Recibió la medalla como el mejor alumno de la secundaria y preparatoria del Instituto de Humanidades y Ciencias en Guadalajara. Realizó dos años de Noviciado en la Ciudad de México; estudió tres años de Antonio Pío G. Saravia acompañado de su mamá Marina de Saravia. Filosofía en el Instituto de Filosofía de los Misioneros del Espíritu Santo. En Roma egresó de la Universidad Gregoriana Teológica; estudió la licenciatura en Teología Patrística en el Instituto Patrístico Agustiniano y era tal su búsqueda por saber que en el Instituto de Humanidades y Ciencias, donde fue Director, se formó una biblioteca que, a raíz de su fallecimiento, lleva su nombre. A lo largo de todos estos años y con la riqueza formativa de la Congregación, el padre Toño se llenó de los atributos y riquezas necesarias para ejercer su sacerdocio. “Era una persona que so- bresalía, muy emprendedor y buscaba proyectos que sirvieran a la gente. Un hombre sabio que combinaba la sencillez y el trato abierto con los cimientos de una cultura muy sólida”, afirma el padre Marcos Alba, MSPS, su amigo desde el 3 de septiembre de 1967. Por vía telefónica desde la ciudad de Guadalajara, el Padre Marcos compartió la memoración de su hermano y amigo con unas reflexiones. “Era una mente ilustrada y un deseo de hacer por Dios todo con alegría y mucha esperanza. Cuando él veía que a veces las cosas no caminaban por falta de entusiasmo se indignaba, pero no se desalentaba y seguía adelante; era magnánimo y trabajador”, manifiesta el también misionero. IDEALES Vivió muy claramente su identidad sacerdotal, su vida siempre estuvo centrada en Cristo y de acuerdo con sus enseñanzas. Su mayor afán era hacer llegar el Evangelio a los demás y construir un mundo que estuviera de acuerdo con el Reino de Jesús. Vivir y hacer vivir la espiritualidad fue su mayor ideal. La cruz en que se entregó el Salvador no era una cruz dolorida y sombría, sino iluminada y alegre, así era como vibraba. El amor de Dios expresado hasta la muerte de Jesús en la Cruz fue su vivencia diaria. “Debemos ver el pasado con gratitud, el futuro con esperanza y el presente con pasión”, eran las palabras de Juan Pablo II que con más frecuencia utilizaba el padre Toño en sus homilías. LA MISIÓN En el 2004 se organizó una misión al África para llevar el Evangelio, eso llenó de entusiasmo al Padre Toño, que de inmediato comenzó a hacer planes: “yo me voy a quedar allá, hay mucho por hacer. Siento que debo estar allá”, fueron algunos de los comentarios que expresó el Misionero a su familia, que compartía su entusiasmo. “Nunca lo habíamos visto tan contento, su alegría contagiaba a todos, incluso lo fuimos a despedir con mucho cariño al aeropuerto sus hermanos y yo para hacernos solidarios con ese entusiasmo”, comentó la señora Marina. Era su segundo viaje al continente africano y llevaba la férrea idea de quedarse allá y fundar una casa porque había algunos muchachos que querían entrar a la Congregación, eran ocho y para no reubicarlos y sacarlos de su entorno y desarraigarlos la Congregación viajó hacia ellos, a un continente con sed de una espiritualidad más profunda. El Padre Toño era parte de esta misión, pero la Providencia tenía un destino más alto para él. El 28 de octubre toca tierra lleno de proyectos y el 19 de diciembre, a las ocho de la mañana, muere en Kisantú, República Democrática del Congo, víctima de una malaria fulminante. La Congregación llevó sus restos mortales a la ciudad de Guadalajara, Jal., donde fue velado por sus hermanos de la Cruz y su familia, que llegó desde esta ciudad de Durango. Sus honras se llevaron a cabo en el templo de Cristo Sacerdote, donde participaron llenos de amor todos aquellos que conocieron y amaron al Padre Toño, al amado Archi. Todos los que lo quisieron elevaron sus oraciones al Creador, con la fe que inspiran los bienaventurados de que, luego del tránsito que es la muerte, llega la contemplación del rostro amado del Padre. La Eucaristía fue presidida por el presbítero Marcos Alba y el obispo de Chicago, Gustavo García. La mitad de sus cenizas descansa en la Iglesia Cristo Sacerdote, donde fue ordenado el 24 de agosto de 1985 en el seno de la Congregación que lo formó como misionero... La otra mitad descansa en La Punta, donde las raíces cristianas del pequeño Antonio Pío se templaron con el devenir de la vida cotidiana; donde cada mañana se forjaba su espíritu de lucha, mientras observaba la salida del sol; donde el corazón quedó agradecido por el amor de su madre, quien le permitió seguir su camino. Descanse en paz, Padre Toño. Hermanos de la Cruz y familiares despidieron los restos mortales del padre Toño en una emotiva ceremonia religiosa. Familia Antonio Pío González Saravia fue el segundo heredero del matrimonio formado por Buenaventura G. Saravia Herrera y María G.S. de Saravia. ■ Buenaventura ■ Antonio Pío ■ Marina ■ Juan Pablo ■ Tere ■ Javier ■ María de los Ángeles ■ Chema ■ David ■ Daniel FUENTE: Marina G.S. de Saravia. Toño acompañado por su mamá Marina de Saravia y sus hermanos: Javier, Chema, Juan Pablo, Ventura, David, Ángeles, Daniel, Marina y Tere. La iglesia de Cristo Sacerdote en la ciudad de Guadalajara, Jalisco; fue el lugar de la misa de cuerpo presente del padre Toño se llevó a cabo.