Modificaciones en el Procedimiento de Recaudación de la LGT 1. Aplazamiento y fraccionamiento del pago Mediante la modificación del art. 65.2 LGT, se establece un nuevo supuesto de deudas inaplazables: las que resulten de la ejecución de decisiones de recuperación de ayudas de Estado. Además, se aclara que en todos los casos de inaplazabilidad (efectos timbrados, retenciones e ingreso a cuenta, créditos contra la masa y decisiones de recuperación) la solicitud deberá ser inadmitida. Hasta ahora ello se infería (no sin dudas) pero no estaba dicho expresamente, salvo a nivel de instrucciones. 2. Garantías de la deuda tributaria Se modifica el art. 81, destinado a la regulación de las medidas cautelares, en los términos que a continuación se indican: El apartado a) del art. 81.6 es objeto de modificación para adecuarse a la realidad de las medidas cautelares judiciales con eficacia penal configurada por la Ley 7/2012. Desde la entrada en vigor de esta ley se distingue entre las medidas del art. 81.8 (administrativas para el proceso judicial) y las propiamente judiciales (adoptadas directamente por el juez del proceso). En definitiva, hasta ahora se decía que la conversión de las medidas cautelares podía ser en “medidas cautelares judiciales” y ahora se dice que “en medidas del apartado 8 de este artículo o en medidas cautelares judiciales”. También se corrige un error técnico del texto precedente en lo relativo al reembolso del coste de las garantías aportadas en sustitución de la medida cautelar, para provocar el levantamiento de ésta. Hasta ahora se decía que si el obligado al pago abonaba la deuda en periodo voluntario, sin mediar suspensión del ingreso, procedía devolver los gastos del aval aportado en garantía sustitutiva de la medida cautelar. Ello es lógico, pues en tal caso el riesgo de impago que justificaba la adopción de la medida –y, por tanto, también la propia garantía sustitutiva– deja sobrevenida mente de existir. Pero la garantía sustitutiva, como el propio precepto indicaba, no sólo puede ser un aval sino, en general, cualquier otra suficiente. Por tanto, el reembolso de gastos no cabe circunscribirlo a los de la específica garantía consistente en aval; al contrario, debe predicarse de cualquier garantía que haya sido aportada y aceptada, consista o no en aval. Se añade, por otra parte, un nuevo apartado e) al art. 81.6, relativo a las medidas cautelares para garantizar el buen fin de la liquidación administrativa que se practique en caso delito fiscal, por la parte no remitida a delito. La posibilidad de regularizar en vía administrativa en estos casos es también una novedad de la reforma (arts. 250 y ss.). A través de dicho apartado se establece un plazo específico de vigencia de estas medidas, cifrado en veinticuatro (24) meses si se adoptan durante la tramitación del procedimiento tendente a la liquidación o tras su conclusión. El plazo es ampliable, por un máximo de dieciocho (18) meses si se hubieran adoptado antes del inicio, una vez dictada la liquidación. La 1/4 vigencia máxima de estas medidas es, pues, de cuarenta y dos (42) meses. También cabrá su conversión habitual, esto es, en el transcurso del procedimiento de apremio. En cualquier caso, si tras su adopción se solicita al órgano judicial penal competente la suspensión contemplada en el art. 305.5 del Código Penal, los efectos se mantendrán hasta que dicho órgano judicial adopte la decisión procedente sobre su conservación o levantamiento. En cuanto al art. 81.8, se introduce una aclaración técnica. Dado que, conforme se ha dicho ya, con la reforma es posible que se dé una liquidación administrativa en caso de delito fiscal, las medidas del precepto se aclara que sólo proceden si tal liquidación no se practica, pues en otro caso estaríamos en el supuesto del apartado e) del art. 81.6. Así, donde antes el precepto comenzaba diciendo “Cuando con motivo de un procedimiento de comprobación e investigación inspectora se haya formalizado denuncia o querella por delito contra la Hacienda Pública ..." ahora se dice “Cuando con motivo de un procedimiento de comprobación e investigación inspectora se haya formalizado denuncia o querella por delito contra la Hacienda Pública o se haya dirigido proceso judicial por dicho delito sin que se haya dictado la liquidación a que se refiere el artículo 250.2 de esta Ley, podrán adoptarse las medidas cautelares ”. Se modifica, por último, el art. 82.1, para que su párrafo 3º haga referencia al apartado 6 del art. 81 y no al 5. Desde la Ley 7/2012, el art. 81.5 había sido renumerado al 81.6, sin que ello hubiera provocado, no obstante, la correlativa adaptación del art. 82.1. 3. Procedimiento de apremio La nueva concepción del delito fiscal comentada se residencia en la LGT mediante un nuevo Título, el VI, comprensivo de los arts. 250 a 259. Los arts. 255 y 256 están destinados al cobro de la liquidación relativa a la parte del delito regularizada en vía administrativa. El primero de ellos (art. 255) señala (a través de su párrafo 3º) cuándo nace su periodo voluntario de pago o, en términos precisos, a partir de cuándo es posible notificar la liquidación, puesto que el periodo voluntario se rige también aquí por el art. 62.2: una vez que conste admitida la denuncia o querella. El precepto, en el párrafo 1º, señala que la existencia del procedimiento penal por delito no paraliza las actuaciones administrativas dirigidas al cobro de la liquidación, salvo que el juez acuerde la suspensión de las actuaciones de ejecución. Se indica, por último (párrafo 2º), que el cobro se regirá, salvo las especialidades del mencionado Título VI, por las normas generales del Capítulo V del Título III de la Ley General Tributaria. El nuevo art. 256 dispone que contra los actos recaudatorios llevados a cabo para el cobro de la citada liquidación sólo cabrán los motivos habituales de oposición en este ámbito: art. 167.3 LGT (motivos tasados de oposición al apremio), el art. 170.3 LGT (motivos tasados de oposición al embargo) y el art. 172.1 (motivos tasados de oposición al acuerdo de enajenación de bienes embargados). La revisión se regirá, por su parte, por lo dispuesto en el Título V de la Ley General Tributaria. 2/4 4. Procedimiento frente a responsables Para garantizar el cobro de la liquidación administrativa por delito fiscal se crea un nuevo supuesto de responsabilidad tributaria de carácter solidario (art. 258). La condición de responsable recae en quienes hayan sido causantes o hayan colaborado activamente en la realización de los actos causantes de la liquidación practicada al deudor principal, siempre que se encuentren imputados en el proceso penal o hayan sido condenados como consecuencia del mismo. Las principales notas de esta responsabilidad son las siguientes: a) Es compatible con la del art. 42.2 LGT. b) Su impugnación se limita al alcance global de la responsabilidad. c) La competencia para declarar la responsabilidad corresponde a los órganos de recaudación. d) El plazo de resolución del procedimiento quedará suspendido durante el tiempo que transcurra desde la presentación de la denuncia o querella hasta la imputación formal de los encausados. e) Las medidas cautelares del nuevo art. 81.6.e) resultarán aplicables en esta responsabilidad. El plazo máximo de resolución del procedimiento declarativo de la responsabilidad (6 meses, como cualquier otro) quedará además suspendido por el tiempo que transcurra desde la presentación de la denuncia o querella correspondiente hasta la imputación formal de los encausados. Se enuncia también (apartado 4) algo obvio. La responsabilidad depende de las vicisitudes del procedimiento penal. En lógica consecuencia, si se acuerda el sobreseimiento o la absolución del responsable, la responsabilidad a su cargo será anulada, con las consiguientes repercusiones, en materia de ingresos indebidos y reembolso de coste de garantías. Se trata de una responsabilidad aplicable con carácter retroactivo, pues de conformidad con la DT Única, apartado 9, afecta también a quienes hayan incurrido en el presupuesto mencionado con anterioridad a la entrada en vigor de la reforma. Ello, por cuanto que hasta ese momento no habrán podido ser declarados responsables, en la medida en que no era factible substanciar un procedimiento administrativo, al ser éste incompatible con la tramitación penal y, en consecuencia, no existir deudor principal de quien responder en sustitución. 5. Recuperación de ayudas que afecten al ámbito tributario La decisión de recuperación parte de la Unión Europea, que concluye que determinada ayuda concedida por el Estado es, bien ilegal, bien incompatible con otras previas. En tales casos, el Estado afectado debe ejecutar la decisión "sin dilación y con arreglo a los procedimientos de derecho interno", puede leerse en la Exposición de Motivos de la Ley 34/2015, de 21 de septiembre. Es propiamente recaudatorio sólo el segundo procedimiento de recuperación, al que la ley se refiere en el art. 261.1.b) ("Procedimiento de recuperación en otros supuestos"). Se trata, pues, de un mecanismo residual, que 3/4 complementa el habitual de regularización de la ayuda a través de los órganos de inspección, que serán quienes actúen cuando resulten afectados por la decisión de recuperación los elementos de la obligación tributaria. Los aspectos específicos del procedimiento de recuperación de ayudas propiamente recaudatorio quedan regulados en el Capítulo III del Título VI (arts. 269 a 271). Son los siguientes: a) El órgano que lleva a cabo la recuperación podrá ejercitar las facultades reconocidas a la Administración tributaria en el art. 162 de la Ley General Tributaria. b) Es un procedimiento que se acuerda siempre de oficio. Se tramita, además, por el procedimiento abreviado. Quiere decir esto que la notificación de su inicio incorpora también la propuesta de su resolución, concediéndose un plazo de diez días para alegaciones. c) El procedimiento debe terminar siempre mediante resolución expresa. d) El plazo máximo del procedimiento es el que fije la decisión de recuperación y, en su defecto, de cuatro meses. Se cuenta desde la notificación al obligado tributario del inicio. La superación del plazo máximo no determina la caducidad del procedimiento, que debe continuar hasta su terminación. La caducidad sólo priva de eficacia interruptora del derecho a exigir el pago de la ayuda a aquellas actuaciones que tengan lugar durante dicho plazo rebasado, pero no a las que tengan lugar una vez superado. e) El acuerdo de resolución modificará la resolución administrativa previa, en el sentido de la decisión de recuperación, o manifestara expresamente que no procede ninguna modificación con motivo de dicha decisión. En el primer caso, incorporará la pertinente liquidación. f) Si en las actuaciones administrativas, una resolución judicial aprecia defectos formales y ordena su retroacción, los trámites pendientes deberán ser concluidos en el plazo que reste o si éste hubiera ya concluido, en el de dos meses. El plazo cuenta desde la recepción del expediente por el órgano competente para la reanudación el procedimiento. 4/4