“Cruza el Jordán

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CONGRESO MUNDIAL DE LA ASOCIACIÓN GENERAL
JULIO 2015
“Cruza el Jordán...
no retrocedas”
Transcripción del sermón del presidente Ted N. C. Wilson en el Congreso de la Asociación General de San Antonio, Texas, el sábado 11 de julio de 2015
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• Revista Adventista • Agosto 2015
“Cruza el Jordán...
no retrocedas”
¡B
uenos días, hermanos y hermanas en Jesucristo! Dios nos ha
bendecido grandemente con el
privilegio de adorar juntos en San
Antonio en este último sábado de
mañana del 60° Congreso de la Asociación General.
Venimos de todas partes del globo: personas llenas
del Espíritu Santo y preparadas para proclamar
los mensajes de los tres ángeles con mayor poder
al aprender de Jesús cada día lo que significa ser
sus seguidores, unidos esta mañana como el gran
movimiento adventista de Dios y familia espiritual. Agradecemos al Señor por las formas en que
ha guiado este Congreso de la Asociación General
durante los últimos diez días, y le damos toda la
gloria por la unidad y la singularidad de propósito
en cumplir su misión para esta Tierra moribunda.
Tal como lo dije hace cinco años, la Iglesia Adventista del Séptimo Día es el movimiento remanente de
Dios compuesto por aquellos que, según Apocalipsis
12:17, guardan los mandamientos de Dios y tienen el
testimonio de Jesucristo, y nos encontramos en un
viaje rumbo al cielo. Debemos avanzar, no retroceder, ¡porque ya estamos casi en el hogar! Estoy más
convencido que nunca de que el retorno de Jesús está
cerca, ¡incluso a las puertas! Nuestro himno lema del
Congreso, que nos ha servido bien por tantos años,
“Una esperanza”, proclama la gran expectativa de
los adventistas del séptimo día en todo el mundo:
¡Jesús viene pronto!
[Wilson repite esta frase en diez idiomas más:
español, francés, portugués, swahili, ruso, coreano,
árabe, chino, hindi y tagalog.]
Y en tantos otros idiomas del mundo compartimos
esas palabras de ánimo y esperanza. Es el gran lema
de este Congreso de la Asociación General de 2015:
“¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene!”
Anhelamos el regreso de Jesús. Pero ¿por qué estamos todavía aquí? [...] Jesús ha anhelado regresar.
Ya no tenemos más profecías de tiempo. Terminaron
en 1844 con el comienzo del Juicio Investigador. En
este mismo momento, Cristo está ministrando en
nuestro favor en el Lugar Santísimo del verdadero
Santuario, en el cielo. Él desea derramar la lluvia tardía
del Espíritu Santo sobre su pueblo para terminar su
obra en esta Tierra. Desea que nos humillemos ante
él y que nos apoyemos completamente en sus brazos
eternos. Desea que compartamos sus buenas nuevas
de salvación de que somos salvos por gracia, y no por
nosotros, para que nadie se gloríe, pues es don de Dios,
tal como leemos en Efesios 2:8 y 9; al compartir su
justicia de justificación y santificación, que obra en
nosotros “así el querer como el hacer, por su buena
voluntad”, como nos dice Filipenses 2:13. Al compartir
que la obra que él ha comenzado “la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo”, como lo declara Filipenses
1:6. Pero nosotros somos laodicenses, y necesitamos
humillarnos ante el Señor y comprar de él, tal como
instruye Apocalipsis 3:18, “oro refinado en fuego,
para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte,
y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y
unge tus ojos con colirio, para que veas”.
Sí, Señor. Tómanos, moldéanos, haznos y llénanos.
Reavívanos y refórmanos por medio de tu poder santificador diario al leer tu santa Palabra y tu Espíritu
de Profecía, y al orar fervientemente por el Espíritu
Santo en nuestra vida. Sí, reavivamiento y reforma
para este nuevo quinquenio y hasta el fin del tiempo
de gracia. “Reavivamiento y reforma: Tú, tu familia,
tu iglesia, tu comunidad”. Deseamos esta experiencia
por medio de la sangre y la gracia de Jesucristo, y un
caminar diario con él. ¡Deseamos ir a casa!
Conocemos las señales de Mateo 24 y sabemos
que los cambios políticos están ahora más allá del
control de la mayoría de los Gobiernos actuales;
que las condiciones económicas son frágiles y poco
fiables; que los desastres están aumentando en
intensidad y destrucción; que los cambios sociales
están desafiando a la misma Palabra de Dios; y que
el ecumenismo está creciendo rápidamente en su
influencia falsa, no bíblica y neutralizadora sobre la
sociedad; y, sin embargo, aún estamos aquí. Pero Dios
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dice: “¡Levántate! ¡Resplandece!” Nos está diciendo
que seamos testimonios poderosos del maravilloso
mensaje de Cristo a este mundo caótico, indicando
que el Gran Conflicto está a punto de finalizar, y ¡Jesús regresará por su pueblo! Tres veces en el último
capítulo del último libro de la Biblia, Apocalipsis 22:7,
12 y 20, Jesús mismo dice: “Yo vengo pronto”. Señor,
¡queremos ir a casa! Queremos cruzar el río Jordán,
a la Tierra Prometida. Abre el camino delante de
nosotros. Llévanos a través de las aguas. Colocamos
nuestra confianza completamente en ti. Guíanos
a través del Jordán embravecido a nuestro hogar
eterno y no permitas que retrocedamos. Ayúdanos
a depender enteramente de ti para cada necesidad,
a pesar de la tentación de retroceder. Tú eres nuestra
Roca y nuestra Salvación. ¡Ayúdanos a cruzar el
Jordán y a no retroceder!
V
ayan conmigo a Deuteronomio 34:1 al 5.
“Subió Moisés de los campos de Moab al
monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que
está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la
tierra de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, y la tierra
de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta
el mar occidental; el Neguev, y la llanura, la vega
de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. Y le
dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham,
a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la
daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no
pasarás allá. Y murió allí Moisés siervo de Jehová,
en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová”.
Moisés estaba tan cerca y, sin embargo, tan lejos. La
Biblia indica que, cuando Moisés murió, Dios mismo
lo enterró. Sabemos que Dios resucitó a Moisés y lo
llevó con él al cielo como un ejemplo de aquellos que
morirán en Cristo y serán resucitados por medio
de su poder vivificador, al son de la trompeta, en su
segunda venida.
Hace aproximadamente un año, tuve el privilegio de estar en la cima del monte Nebo y mirar
las planicies y los valles, al norte, hacia el mar de
Galilea, cruzando el río Jordán hacia Jericó, al sur
al Mar Muerto. Fue una experiencia emocionante
el darme cuenta de que Dios habló con Moisés allí y
le permitió ver la historia futura de los altibajos de
Israel, su compromiso reavivado hacia Dios, y sus
caídas una vez más en prácticas idólatras centradas
en sí mismos. Vio su sujeción a poderes extranjeros.
Vio a Jesús venir como un bebé, y su maravillosa
y perfecta vida y ministerio. Vio la agonía en el
Getsemaní, la traición, los azotes y la crucifixión.
Patriarcas y profetas, página 452, dice: “El corazón
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se le llenó de angustia, y su identificación con el
pesar del Hijo de Dios hizo caer amargas lágrimas
de sus ojos. [...] El dolor, la indignación y el horror
embargaron el corazón de Moisés cuando vio la
hipocresía y el odio satánico que la nación judía
manifestaba contra su Redentor, el poderoso Ángel
que había ido delante de sus mayores. Oyó el grito
agonizante de Jesús: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has desamparado?’ Lo vio cuando yacía en la
tumba nueva de José de Arimatea. Las tinieblas de
la desesperación parecían envolver el mundo, pero
miró otra vez, y lo vio salir vencedor de la tumba y
ascender a los cielos escoltado por los ángeles que lo
adoraban, y encabezando una multitud de cautivos.
Vio las relucientes puertas abrirse para recibirlo, y
la hueste celestial dar en canciones de triunfo la
bienvenida a su Jefe supremo. Y allí se le reveló que
él mismo sería uno de los que servirían al Salvador
y le abriría las puertas eternas”.
Dios reveló a Moisés la historia de la iglesia cristiana, la predicación del evangelio por parte de los
discípulos, cómo todos aquellos que aceptaron el
mensaje de Cristo se volverían, por fe, parte de la
simiente de Abraham, al “comunicar al mundo la
Ley de Dios y el evangelio de su Hijo” (PP 453). Vio al
mundo cristiano profesar aceptar a Cristo pero negar
la Ley de Dios. Vio que el séptimo día sábado sería
ignorado y rechazado por la mayoría pero respetado
por un remanente fiel. Patriarcas y profetas, página
453, dice: “Se le mostró la última gran lucha de las
potencias terrenales para destruir a los que guardan
la Ley de Dios. [...] Escuchó el pacto de paz que Dios
hará con los que hayan guardado su Ley [...]. Vio la
segunda venida de Cristo en gloria”. Entonces, vio
la Tierra Nueva, la Tierra Prometida, más hermosa
que cualquier otra cosa desplegada ante su vista.
Patriarcas y profetas, páginas 453 y 454, lo describe
de esta manera: “Con gozo indecible, Moisés mira la
escena, el cumplimiento de una liberación aun más
gloriosa que cuanto hayan imaginado sus esperanzas
más halagüeñas. Habiendo terminado para siempre
su peregrinación, el Israel de Dios entró por fin en
la buena tierra”.
Vayamos por unos momentos al monte Nebo,
donde Moisés vio esta visión profética del futuro.
[Se le muestra al público un corto video de Wilson
en el monte Nebo.]
Qué privilegio tuvo Moisés al ver lo que Dios estaba
por hacer por su pueblo a lo largo de la historia hasta
hoy. Pronto cruzaremos el Jordán simbólico, hacia la
Tierra Prometida, donde nos darán la bienvenida el
Padre, Cristo, el Espíritu Santo, Moisés, Elías, Enoc
y los ángeles.
Pero, volviendo a los israelitas, todavía estaban del lado oriental del río Jordán
después de sus cuarenta años en el desierto. Aún no habían cruzado el Jordán.
Dedicaron treinta días de luto luego de la muerte de Moisés. No fue sino hasta
que él se había ido que entendieron plenamente el papel paternal que tuvo, en
su vida, su sabiduría y sus consejos. Sin embargo, no estaban solos. La columna
de nube de día y la de fuego de noche sobre el Santuario eran recordatorios
constantes de que el Dios todopoderoso estaba a su lado. Hermanos y hermanas, el Dios todopoderoso está con nosotros hoy en este domo y alrededor del
mundo al prepararnos para cruzar el Jordán. ¡No retrocedamos!
Como ayudante de Moisés, Josué se convirtió en el líder reconocido de Israel.
Era valeroso, tranquilo, firme, afectuoso, leal, y tenía completa fe en Dios. Fue
a Josué a quien Dios eligió para guiar al pueblo de Israel a la Tierra Prometida
gracias al poder completo y sobrenatural de Dios.
Nuestra lectura bíblica en Josue 1:2 nos dice que Dios habló directamente
a Josué diciendo: “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa
este Jordán”. ¡Pasa este Jordán! ¡No retrocedas! ¡Cruza el Jordán! “Tú y todo este
pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel [...] todo lugar que pisare la
planta de vuestro pie”. Josué y el pueblo de Israel no habían de desanimarse ni
retroceder. Dios continúa, en los versículos 6 y 7, con palabras para nosotros
hoy en San Antonio: “Esfuérzate y sé valiente. Solamente esfuérzate y sé muy
valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te
mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado
en todas las cosas que emprendas”.
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Creyentes adventistas del séptimo día, tengan ánimo en el Señor, pídanle
que nos ayude a mantener su Ley moral y hacer de la santa Palabra de Dios el
centro de todo lo que hacemos. No se queden atascados de un lado o del otro
del camino. Manténganse en medio de la voluntad de Dios, ¡crucen el Jordán,
no retrocedan!
La santa Palabra de Dios; ¡qué libro precioso es! Su Ley, sus profecías, sus
instrucciones, su evangelio, sus cartas de amor para nosotros. ¡Pueden contar
con la Palabra de Dios!
Tengo tres Biblias conmigo y son preciosas. Dos de ellas pertenecieron a
ministros ordenados del evangelio que han muerto en Jesús. Esta primera
Biblia fue de mi abuelo, N. C. Wilson. El primer N. C.
Mi abuelo era un estudioso maravilloso de la Palabra. Me escribía cartas de
ánimo cuando era un joven pastor. Yo amaba a mi abuela y a mi abuelo Wilson.
Ambos amaban la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía.
Esta segunda Biblia era de mi querido padre, Neal C. Wilson; el segundo N. C.
Papá me enseñó a reverenciar y creer en la santa Palabra de Dios. Papá amaba
predicar de la Palabra, una fuente inagotable de instrucción de Dios. Tanto mi
preciosa madre como mi querido padre amaban la Santa Biblia y el Espíritu de
Profecía. Ambos me legaron una confianza completa y amor por una lectura
simple de la Palabra de Dios y una gran apreciación por el Espíritu de Profecía.
Nunca oí un solo comentario desdeñoso de mis padres acerca de la Biblia o del
Espíritu de Profecía; solamente gran respeto y aceptación.
Les ruego que tengan ese mismo amor y respeto por este Libro y por el Espíritu de Profecía. Si no has leído mucho de ninguno de los dos por un tiempo,
toma tu Biblia y léela. Toma El camino a Cristo, El Deseado de todas las gentes, El
ministerio de curación, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas, los Testimonios
o cualquier otro libro del Espíritu de Profecía y léelo. Ve lo que Dios hará por
tu corazón y tu vida. Participa con los miembros de iglesia en todo el mundo,
al comenzar este quinquenio, leyendo diariamente un capítulo de la Biblia y
aproximadamente dos páginas de la serie del Gran Conflicto. El quinquenio
pasado fue una alegría leer la Biblia completa, y este quinquenio será igual.
Por supuesto, si ya estás realizando tu propio plan de lectura, por favor sigue
adelante, pero experimentemos la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía en
nuestra vida cada día.
Dios dice: “¡Levántate! ¡Resplandece!”
Como adventistas del séptimo día, aceptamos plenamente la Biblia como
la Palabra inspirada de Dios. Entendemos que el Espíritu de Profecía es la luz
menor, inspirada por esa misma inspiración celestial que nos guía a la luz
mayor, la Biblia. En el último congreso de la Asociación General al que asistió
Elena de White, presentó su mensaje y se bajó de la plataforma. Se detuvo y
regresó, tomando la gran Biblia del púlpito en sus manos y proclamando: “Les
recomiendo este Libro”. Hermanos y hermanas, si deseamos cruzar el Jordán,
leamos con seriedad la Palabra de Dios, permitiendo que sus instrucciones, a
través de la dirección del Espíritu Santo, cambien nuestra vida. David dijo, en
el Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra
ti”. ¡Puedes confiar en la Palabra de Dios y su Espíritu de Profecía!
Y aquí está mi Biblia. La he tenido durante cinco años, desde aquella vez en
que perdí otra Biblia preciosa en un avión. Compré esta y la he atesorado. Sin
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embargo, desde aquella vez, he perdido ESTA Biblia
dos veces, pero las dos veces el Señor me la devolvió
milagrosamente. Es preciosa no solamente porque
es mi Biblia de estudio y de predicación, ¡sino porque
es la Palabra de Dios! La persona que encontró esta
Biblia la última vez que la perdí me dio una conexión
especial para que no la vuelva a perder. ¡Es la “correa de
la Biblia de Ted”! Amigos míos, puede ser que vuelva a
perder esta Biblia actual, ¡pero nunca perderé la santa
Palabra de Dios, porque nunca puede ser perdida! La
Palabra de Dios es segura y fundacional. Es eterna
y puedes creer en esta Palabra, ¡tal como lo dice!
Este Libro precioso, la Biblia, es fiel y confiable.
Puedes leerlo en el lenguaje sencillo de tu elección
¡y resuena con fidelidad!
Sí, Dios de verdad creó este mundo recientemente
en seis días literales consecutivos y descansó en
el séptimo día sábado, y nos pide que hagamos lo
mismo como una señal eterna de nuestra lealtad
a él. Los israelitas de verdad cruzaron milagrosamente el Mar Rojo. Dios sí proveyó el maná. ¡Los
Diez Mandamientos fueron escritos por el propio
dedo de Dios! El servicio del Santuario realmente
muestra la salvación y el ministerio de Cristo en la
Tierra y en el cielo. Jesús sí vino como un bebé, vivió
una vida perfecta, murió por nosotros, resucitó por
nosotros, ascendió al cielo ¡y regresará del mismo
modo! Cristo está ministrando por nosotros como
nuestro Sumo Sacerdote y entró en el Lugar Santísimo en 1844 para completar su Juicio Investigador.
¡Jesús verdaderamente vendrá otra vez! La Palabra
de Dios es fiel y verdadera, y puede ser entendida
tal-como-se-lee.
Josué 1:8 y 9 dice: “Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que
te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas
ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas”.
Esta fue la señal de Dios para que los israelitas
cruzaran el Jordán. Josué mandó que se realizaran
los preparativos para cruzar.
Josué 3:1 dice que Josué se levantó temprano y
todo el pueblo de Israel fue hasta la orilla del río. La
prueba había llegado. Una vez más, ¡era el momento
para ver los grandes milagros de Dios! El versículo 3
dice: “Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro
Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros
saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de
ella”. El versículo 5 instruyó: “Santificaos, porque
Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”.
Al humillarnos ante el Señor y ante los
demás, al suplicar a Dios por la lluvia tardía
del Espíritu Santo, al permitir que el poder
santificador del Espíritu Santo nos haga más
y más como Cristo, ¡veremos “maravillas”
entre nosotros, al esparcirse el mensaje del
advenimiento como reguero de pólvora!
En el versículo 9, Josué dijo al pueblo:
“Escuchad las palabras de Jehová vuestro
Dios”. Dios prometió echar a los habitantes
de la Tierra Prometida.
¡Los siguientes acontecimientos son fascinantes! Josué 3:14 al 16 registra: “Y aconteció
cuando partió el pueblo de sus tiendas para
pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del
pueblo llevando el arca del pacto, cuando los
que llevaban el arca entraron en el Jordán, y
los pies de los sacerdotes que llevaban el arca
fueron mojados a la orilla del agua (porque
el Jordán suele desbordarse por todas sus
orillas todo el tiempo de la siega), las aguas
que venían de arriba se detuvieron como
en un montón bien lejos”.
Era la época de primavera y el nivel del
agua estaba elevado. Patriarcas y profetas,
páginas 459 y 460, dice: “El ejército descendió a la orilla del Jordán. Todos sabían, sin
embargo, que sin la ayuda divina no podían
esperar cruzar el río. Durante esa época del
año, la primavera, las nieves derretidas de
las montañas habían hecho crecer tanto el
Jordán que el río se había desbordado, y era
imposible cruzarlo en los vados acostumbrados. Dios quería que el cruce del Jordán
por Israel fuera milagroso”.
Muchas veces Dios nos lleva a situaciones
difíciles o imposibles en las que le damos
la gloria a él cuando vemos la manera en
que propicia nuestro progreso en medio
de esa dificultad. Hermanos y hermanas,
crucemos el Jordán, ¡no retrocedamos!
¿Reaccionamos dándole la gloria a Dios
cuando abre el camino para nosotros? Por
eso Dios desea que recordemos sus intervenciones en nuestra vida y que dejemos
hitos recordatorios para nunca olvidar que
debemos “cruzar el Jordán y no retroceder”.
El versículo 17 dice que los sacerdotes
que llevaron el Arca al medio del Jordán
permanecieron allí hasta que el pueblo hubo
cruzado el río. Antes de que se retiraran los
sacerdotes, Josué solicitó que un representante de cada una de las doce tribus tomara
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“¡Puedes confiar en la
Palabra de Dios y su
Espíritu de Profecía!”
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una gran piedra del fondo del río, para representar a
su tribu al construir un monumento recordatorio.
Josué 4:6 y 7 dice: “Para que esto sea señal entre
vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a
sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas
piedras? Les responderéis: Que las aguas del Jordán
fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová;
cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se
dividieron; y estas piedras servirán de monumento
conmemorativo a los hijos de Israel para siempre”.
Siempre ha habido una necesidad de recordar, establecer algo que nos haga recordar constantemente.
Ese fue el propósito del monumento recordatorio
del cruce de los israelitas, para recordar lo que Dios
había hecho. Ese es justamente el motivo por el que
desea que recordemos lo que está sucediendo aquí en
San Antonio, lo que el Espíritu Santo está haciendo
en nuestra vida, que nuestra misión es proclamar:
“¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene pronto!”
Ustedes son los “hitos”. Dios tiene un propósito especial para cada uno de nosotros, quienes formamos
su iglesia remanente; que recordemos cómo nos ha
guiado en el pasado.
En Notas biográficas, página 216, leemos: “Como
he participado en todo paso de avance hasta nuestra
condición presente, al repasar la historia pasada
puedo decir: ‘¡Alabado sea Dios!’ Al ver lo que el Señor
ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en
Cristo como director. No tenemos nada que temer
del futuro, a menos que olvidemos la manera en que
el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado
en nuestra historia pasada”.
¡Qué privilegio testificar del poder de Dios al guiar
su movimiento adventista y lo que él hará durante los
días finales de la historia de la Tierra! Por supuesto,
Dios no solamente desea que recordemos, desea que
participemos activamente en la misión real de su
iglesia, la razón por la que tú y yo somos miembros
de esta preciosa Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Exhorto a todos los miembros de iglesia locales, en
todo lugar, a participar en un poderoso reavivamiento
y reforma: ¡Tú, tu familia, tu iglesia, tu comunidad!
Miembros laicos, los desafío a involucrarse en la
misión diaria de la iglesia mucho más de lo que
lo han hecho antes. ¡Contamos con ustedes! ¡Dios
cuenta con ustedes! Ustedes son un “hito”, un memorial y testimonio viviente de la verdad de Dios.
Involúcrense lo más posible en el evangelismo y la
misión. Tomen tiempo para leer y orar por el plan
estratégico mundial de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día, “Alcanzar el mundo”. Es tu plan. Es
nuestro plan. Es el plan de Dios. El evangelismo
es el motor de la iglesia. Todos nosotros debemos
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involucrarnos en el evangelismo; ya sea por medio de
la testificación personal, el evangelismo en Grupos
pequeños o el evangelismo público en sus variadas
formas. Cada vez que predico una serie completa
de evangelismo, como lo hice en mayo en Harare,
Zimbabue, me vuelvo a energizar espiritualmente
y me cimento más en la comprensión bíblica maravillosa que Dios nos ha dado como adventistas del
séptimo día. Me entusiasmo tanto con el mensaje
adventista lógico, sólido y precioso de Dios. Exhorto a todos nuestros administradores, pastores
y miembros laicos en todo lugar: involúcrense en
el evangelismo personal y, especialmente, público,
aun cuando piensen que no funcionará allí donde
viven. Adapten sus métodos, pero testifiquen. Cada
esfuerzo que hagan, bajo la dirección de Dios, por
alcanzar los corazones de las personas, dará fruto.
¡El evangelismo no está muerto! ¡Está más vivo que
nunca! ¡Dios está presente en el evangelismo! Es el
plan de Dios. ¡Él lo bendecirá!
Estamos juntos en esto, bajo la mano omnipotente
de Dios, líderes y miembros de iglesia trabajando de la
mano por la misión. Observen a Dios trabajar mientras
aprendemos a confiar completamente en su poder.
Testimonios para la iglesia, tomo 9, página 95, dice:
“La obra de Dios en este mundo no podrá terminarse
hasta que los hombres y las mujeres que componen
la feligresía de nuestra iglesia se interesen en la obra
y unan sus esfuerzos con los de los ministros y los
dirigentes de la iglesia”. Dios desea que nos unamos
en el esfuerzo misionero más completo que el mundo
ha visto alguna vez. La lluvia tardía del Espíritu Santo
descenderá, y la obra será terminada.
Miembros de iglesia, permitan que el Espíritu
Santo revolucione su forma de pensar. Tomen la
misión de la iglesia en sus manos diariamente,
trabajando de cerca con los líderes de iglesia y los
pastores. Fomenten una participación total. No se
involucren solamente en la mecánica de la iglesia.
Sí, deben involucrarse en el trabajo interno de la
iglesia para mantenerla avanzando, pero aún más:
necesitamos una potenciación total de miembros
laicos para llevar la carga de los programas evangelizadores y misioneros de la iglesia, junto con
los pastores y los obreros de la iglesia. ¡Cuéntale a
otra persona acerca de tu relación con Cristo! ¡Es
hora de ir a casa! “¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús
viene pronto!” Acepten el mandato de Dios: “Cruza
el Jordán, no retrocedas”.
Jóvenes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
esta es su iglesia. Este es su movimiento adventista.
Esta es su misión. Cristo es su Maestro. ¡Aprovechen
toda oportunidad de servicio por otros en el nombre
de Jesús! Acepten el mandato de Dios: “Cruza el
Jordán, no retrocedas”.
Pastores, profesionales del área de la salud y docentes: ustedes están haciendo una tarea maravillosa
para el Señor. Permanezcan fuertes en la Palabra de
Dios. Permanezcan cimentados en los pilares del
movimiento adventista de Dios. Acepten el mandato
de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.
Esposos, esposas y familias, no permitan que
nada se infiltre en sus hogares que los distraiga
de los planes de Dios para ustedes y para sus hijos.
Eliminen cualquier influencia de la televisión, los
medios sociales, la música, los libros y otras que los
distraerán de Jesús y de su verdad bíblica. Acepten
el mandato de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.
Exhorto a todos los que conformamos la iglesia
a dejar de lado cualquier diferencia de opinión, a
humillarnos ante Dios. Ahora es el momento de
unirnos bajo Cristo, nuestra Justicia.
Obreros evangélicos, página 499, nos dice: “Con
amante simpatía y confianza, han de unirse los
obreros de Dios. El que dice o hace cualquier cosa
que tienda a separar los miembros de la iglesia de
Cristo está contrarrestando el propósito del Señor. Las
luchas y las disensiones en la iglesia, el estimular las
sospechas y la incredulidad, son cosas que deshonran
a Cristo”. Dios habló a través de Elena de White con
una súplica conmovedora para cada uno de nosotros
en Testimonios, tomo 9, página 175: “Oro para que él
suavice y subyugue todo corazón. [...] Que no haya
exaltación de sí mismo. Si los obreros humillan sus
corazones delante de Dios, vendrá la bendición”.
Al unirnos bajo la dirección de Dios, él está guiando
a sus hijos hacia el Jordán de muchas maneras alrededor del mundo, pues el Cielo toca sus vidas y las de
aquellos con quienes entran en contacto. Pienso en
Tihomir Min, un joven búlgaro-vietnamita, que conocí
el año pasado en Hanoi, que compartió su testimonio
personal y su viaje continuo hacia la verdad de Dios.
Tihomir se preguntaba acerca de Dios y de sus raíces
mientras crecía en Bulgaria con una madre búlgara y
un padre vietnamita. Cuando tenía alrededor de diez
años, sus padres se divorciaron. Tihomir enfrentó
desafíos en su búsqueda de Dios, incluyendo ataques
de espíritus malignos cuando intentaba encontrar
paz. Oró diciendo que si había un Dios, por favor lo
ayudara. Repentinamente, comenzó a encontrar
alivio y ánimo. Finalmente encontró un sitio web
cristiano que le ofreció ánimo, algunos CD y el libro El
conflicto de los siglos. Descubrió que el administrador
del sitio era un adventista del séptimo día. Al leer El
conflicto de los siglos, Tihomir sintió la necesidad de
leer la Biblia, lo cual lo entusiasmó grandemente y
“Al unirnos bajo la
dirección de Dios, él está
guiando a sus hijos hacia el
Jordán de muchas maneras
alrededor del mundo”.
cambió su vida. Dijo: “Mi vida cambió cuando abrí
mis ojos para Dios”.
Tihomir se sintió compelido a viajar a Vietnam.
Encontró a parte de su familia allí, pero descubrió
una familia mucho mayor y más grande, la familia
de Dios. Mientras se encontraba en Vietnam, Tihomir
experimentó algunos desafíos y buscó una iglesia.
Intentó encontrar una iglesia adventista del séptimo
día, pero la iglesia no posee un solo edificio propio y
hay solamente un pequeño grupo de creyentes en la
ciudad donde él se encontraba. La División Sudasiática
del Pacífico, la Unión del Sudeste de Asia, la Misión
Vietnamita, la Asociación General y otros tienen planes de ver la obra de Dios establecida de una manera
más fuerte en esa ciudad capital de Vietnam. Si hay
alguien a quien le gustaría ayudar de alguna manera,
por favor contáctese con la División Sudasiática del
Pacífico o con nuestra oficina [Asociación General].
Tihomir buscó en Internet para encontrar la Iglesia
Adventista del Séptimo Día en Hanoi. Finalmente,
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encontró información y dijo que no sabía en realidad qué creíamos, pero quería visitar la iglesia
para descubrirlo. Comenzó a reunirse con nuestro
pequeño grupo de guardadores del sábado, compuesto
principalmente por trabajadores de ADRA-Vietnam.
Tihomir continuó asistiendo porque encontró a tantas
personas felices y animadoras. Con el tiempo, llegó
a conocer mucho más a Cristo y nuestras doctrinas
bíblicas. Se regocijó al descubrir por fin la paz. Tihomir
fue bautizado y se unió a la pequeña iglesia adventista del séptimo día en Hanoi. Aún tiene desafíos
personales y dificultades en su caminar cristiano,
pero está testificando a muchas personas en altos
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niveles de la sociedad, y está aprendiendo más y más
acerca de caminar con Dios a cada paso del camino.
A pesar de los problemas que aún enfrenta, dice que
encontrar a Dios fue lo mejor que le ha sucedido en
la vida. Oren por Tihomir en su caminar diario con
el Señor, mientras Dios lo dirige hacia el cruce del
Jordán y la Tierra Prometida.
Pienso en Dolores Slikkers, una miembro de iglesia
amante y generosa que, junto con su devoto esposo,
Leon, ayudó a tantos alumnos a encontrarle verdadero
sentido a la vida, glorificando a Dios a través de sus
profesiones. En marzo de este año, en la reunión de
la junta directiva de la Universidad Andrews, había
una silla vacía enfrente de la placa con el nombre
de Diolores, y algunas flores hermosas colocadas
allí por Niels-Erik Andreasen, el presidente de la
Universidad Andrews, como muestra de respeto y
esperanza. Es que Diolores falleció en diciembre del
año pasado en un accidente automovilístico, pero
espera al Rey venidero que la guiará para cruzar el
Jordán a la Tierra Prometida junto con centenares
de alumnos a los cuales ella ayudó.
Pienso en Ricky, un joven sordomudo de Riveralta,
Bolivia, cuyas oraciones fueron respondidas luego
de comenzar a estudiar la Biblia por su cuenta.
Según Winston Sarzuri, director de Ministerios
Personales y evangelismo de la Misión Boliviana
Oriental, y Robert Costa, secretario ministerial
asociado de la Asociación General, Ricky entró en
contacto con la iglesia y sus enseñanzas bíblicas
a través de Internet. En la escuela pública donde
estudiaba Ricky hay varios otros jóvenes alumnos
sordos. Entre los jóvenes sin esa dificultad, había
una fiel muchacha adventista del séptimo día que
estaba pidiendo a Dios que le mostrara la manera
de compartir con sus compañeros el amor de Jesús,
su poder salvador y la gozosa esperanza que trae.
Cuando se percató de que Ricky realmente estaba
interesado en estudiar la Biblia, se apresuró a apren-
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der en tiempo récord el lenguaje para sordomudos a
fin de testificar por Cristo. Gracias a esta joven, que
compartió de Jesús con Ricky a través del lenguaje
para sordomudos, él aceptó a Cristo y todas nuestras
creencias fundamentales. Llegó a ser un discípulo
fuerte y un instructor bíblico que enseñó el mensaje
adventista a otros ocho alumnos sordos. En abril de
este año, todos los alumnos sordos de esa escuela
asistieron a una serie de evangelismo en Bolivia
dirigida por John Bradshaw, de It Is Written [Escrito
está]. La líder gubernamental local a cargo de los
sordos asistió a las reuniones, a fin de traducir en
lenguaje para sordomudos, y quedó impresionada
al ver el interés de nuestra iglesia por el grupo de
sordos, ¡y ahora ella está interesada en las creencias
adventistas del séptimo día! Ella y su esposo, que
es sordo, están en contacto con nuestros pastores
locales, con el fin de obtener materiales adventistas
para los sordos. Mostremos siempre interés en grupos con necesidades especiales. Tomemos tiempo
para aquellos que están en situaciones especiales,
con quienes podemos compartir a Cristo y este
precioso mensaje adventista. Como resultado, una
nueva congregación está en el horizonte con muchos
potenciales miembros sordomudos en Santa Cruz,
la ciudad más grande de Bolivia. En abril, Ricky fue
bautizado. Salió del agua con gestos de alegría en
lenguaje sordomudo, contándole al mundo cuán
feliz estaba de entregar su vida a Jesús.
C
ompañeros miembros de iglesia presentes
en este domo, y aquellos que observan desde
todo el mundo, no se desanimen al marchar
rumbo al cruce del Jordán. ¡Estamos acercándonos
a casa! ¡Ya casi estamos allí! No se distraigan ni se
desanimen. Avancen con confianza completa en el
Creador, Redentor, Cordero y Sumo Sacerdote que
nos dice en Hebreos 4:15: “Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Ese tiempo de necesidad puede estar sobre ti ahora
y ciertamente vendrá en el futuro cercano según las
profecías bíblicas, cuando nuestra única esperanza
y salvación será apoyarnos totalmente en Cristo,
la Roca. Él es lo que necesitamos ahora mismo en
nuestra tarea mundial de proclamar el mensaje de
los tres ángeles que el Cielo nos ha confiado.
Jesús, con su gracia, su fuerza, su amor incomparable y su justicia, es el centro del mensaje de
los tres ángeles y es la única respuesta para lograr
el cruce del Jordán. Clamemos por las promesas
maravillosamente consoladoras y animadoras del
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Salmo 37:5 al 7: “Encomienda a Jehová tu camino,
y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la
luz, y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio
ante Jehová, y espera en él”.
¡Dios te está llamando hoy a unirte a la proclamación final de la salvación de Cristo, sus buenas
nuevas y su pronta venida!
Creamos en la Palabra de Dios, creamos en los
libros proféticos de Daniel y Apocalipsis, creamos
en el Espíritu de Profecía. ¡Jesús viene pronto! ¡Qué
día será aquel! Crucemos el Jordán, no retrocedamos
a la incredulidad y el cinismo.
Somos salvos gracias al poder justificador y santificador de Jesucristo, y en él solamente; salvos por
su justicia. El servicio del Santuario de Dios señala a
Cristo y a su justicia, y debería ser estudiado a fondo
y compartido. Caven hondo en su comprensión de
nuestro Salvador, Jesucristo. Manténganse alejados
de la superficialidad y la sugerencia de solamente
decir “Jesús” e ignorar las verdades doctrinales de
Cristo. Mis hermanos y hermanas, todas nuestras
creencias bíblicas fundamentales y doctrinas fundamentales tienen a Cristo en el centro de cada una.
Qué privilegio compartir este mensaje profético, y
pedirle humildemente a Dios por reavivamiento y
reforma por medio del poder del Espíritu Santo. Cruza
el Jordán, no retrocedas al legalismo, el misticismo,
la superficialidad o el sentimentalismo sin sentido.
El mensaje de los tres ángeles ha de ser proclamado con el poder del Espíritu Santo por cada uno de
nosotros. Vivamos la verdad gracias a la presencia
del Espíritu Santo en nuestra vida, y nuestro diligente estudio de la Biblia y del Espíritu de Profecía.
¡Crucemos el Jordán, no retrocedamos hacia las
ideas mundanas o no bíblicas acerca de la teología
o hacia el descuido de una vida cristiana práctica!
Aceptemos y promovamos el mensaje de salud
completo de Dios, que puede ser una bendición, física,
mental, social y espiritualmente. Utilicemos este
brazo derecho de ministerio de salud integral para
alcanzar a las personas en la misión a las grandes
ciudades y en las áreas rurales. Es emocionante ver
cómo las personas están aceptando el énfasis en la
salud con un compromiso pleno de permitir que
Dios controle su vida y su estilo de vida. ¡Crucemos
el Jordán, no retrocedamos al escepticismo, al criticismo, el fanatismo ni el formalismo!
Uno de estos días, muy pronto, alzaremos la vista
y veremos una pequeña nube negra del tamaño de
la palma de una mano. Se hará más y más grande
y brillante. Todo el cielo participará en este evento
culminante con millones de ángeles conformando
esa maravillosa nube con un reluciente arcoíris
por arriba y relámpagos debajo. Justo en el centro
de esa increíble nube estará aquel a quien hemos
esperado, el que es nuestro amante Salvador y Señor,
Jesucristo, viniendo como el Rey de reyes y Señor de
señores. Alzaremos los ojos y diremos: “Este es el
Dios a quien hemos esperado”; y Cristo nos mirará
y dirá: “Bien hecho, siervos buenos y fieles, entren
en el gozo de su Señor”. Por fin estaremos con él y
recibiremos la recompensa de los justos que han
dependido completamente de Jesús. Cruzaremos
figuradamente el Jordán para comenzar el viaje final
por el espacio e ingresar en la Tierra Prometida en
el cielo. Estaremos con él en un lugar perfecto, para
nunca más separarnos, como cumplimiento de sus
promesas expresadas en Apocalipsis 22, el último
libro de la Biblia. En los versículos 3 al 7 leemos que
“no habrá más maldición; y el trono de Dios y del
Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y
verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de
luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor
los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y
el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha
enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo
pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras
de la profecía de este libro”.
Esas son las promesas de Dios para ti, para mí
y para esta iglesia remanente, el movimiento adventista de Dios. Esa maravillosa Tierra Prometida
revelada en Apocalipsis es donde iremos cuando
seamos elevados para encontrarnos con él en el aire.
Cruzaremos el Jordán e iremos al cielo para estar
con él para siempre. ¡Qué día será ese! ¡Por la gracia
y la justicia de Jesucristo, quiero estar allí ese día!
Si ese es tu deseo, al someterte en humildad a
Cristo y compartir su amor y sus mensajes proféticos
con el mundo, ¿quieres colocarte en pie conmigo en
este momento?
Al encomendarnos en las manos de Jesús, nuestro Capitán todopoderoso, ¡él nos guiará a través
del Jordán y a la Tierra Prometida! ¡Alcancemos el
mundo con las extraordinarias buenas nuevas de
victoria final por medio de la sangre y la gracia de
nuestro Creador, Redentor, Sumo Sacerdote, Rey
venidero y mejor Amigo, Jesucristo! ¡“Levántate!
¡Resplandece! ¡Jesús viene pronto!”
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