camente las hembras, y aun éstas sólo cuando tienen crías, se

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REAL S O C I E D A D
ESPAÑOLA
D E HISTORIA
NATURAL
camente las hembras, y aun éstas sólo cuando tienen crías, se alojan
en estas camas blandas, muelles y penosas de construir.
Hasta ahora no se habían conocido gorilas recién nacidos. En
mis cacerías logré capturar uno de pocos días. Daré más adelante
algunos datos sobre este gorila, que prosperó magníficamente al
pecho de una nodriza negra (lám. XXI, fig. 4). Al ver a este pequeño
ser en su desamparo y desnudez, forzosamente había que convencerse de que el pequeñuelo del gorila necesita el mayor cuidado y
protección por parte de la madre. En los nidos blandos y elevados
puede la madre cubrir bien con su pesado cuerpo a la cría pequeña,
necesitada de calor, sin que corra ésta el peligro de ser aplastada.
Mis observaciones sobre el procedimiento seguido por el gorila
al construir sus lechos no coinciden absolutamente en nada con lo que
sobre este particular han referido del territorio del Qabón varios
exploradores, entre ellos hombres como H . v. K O P P E N F E L S , que se
fundan en experiencia propia. K O P P E N F E L S nos refiere del gorila
lo siguiente : «Todas las tardes hace el gorila un nuevo nido, construyéndolo a una altura de 5 a 6 metros, sobre árboles sanos,
esbeltos, de unos 0 , 3 metros de diámetro cuando más. Este nido,
comparable al de las cigüeñas, está formado de ramitas verdes en
las primeras ramificaciones de las ramas principales. Las crías, y
también la madre cuando aquéllas necesitan todavía calor, descansan de noche en esos nidos, mientras el padre pasa la noche acurrucado al pie del tronco, con la espalda apoyada en él, protegiendo a
los suyos contra los ataques de los leopardos.» Estoy muy lejos de
tener estos datos por inexactos y de pensar que pudiera haber en
ellos una confusión con los nidos de los chimpancés, que a veces,
como veremos, están construidos de una manera semejante; creo más
bien que en este respecto el gorila procede de modo distinto en los
territorios del Norte de la selva virgen que en los del Sur. Confirman mi opinión las observaciones que hizo en el Sur de Camarones
un observador digno de toda confianza, J. v. O E R T Z E N , que nos
muestran, en cierto modo, una transición entre las costumbres de los
monos en el Sur y en el Norte. O E R T Z E N encontró una vez en las
cercanías de Akoafim diez y seis nidos-camas juntos, nueve de ellos
en el suelo y siete a una altura de 3 a 5 metros en las ramas de
Musanga
smithi. Finalmente, los nidos que yo señalé como situados a un metro o metro y medio del suelo, y que atribuí a las madres amamantando crías, parecen ser como una transición a los
nidos de los árboles.
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