Responsabilidad del Estado. Análisis sistematizado. Autora: Melina Inés Grossi Año: 2014 1 Responsabilidad del Estado. Análisis sistematizado. I- Introducción. Para el desarrollo de este trabajo nos hemos propuesto sistematizar esquemáticamente algunos de los fallos más relevantes sobre la responsabilidad del Estado. Para ello, analizaremos brevemente la evolución de la demandabilidad del estado haciendo hincapié en los lineamientos que brindan los precedentes jurisprudenciales, desde la Constitución Nacional de 1853, hasta el dictado de la Ley de Responsabilidad del Estado Nacional N° 26.944, promulgada el siete de agosto del año 2014. II- Evolución de la demandabilidad del Estado. La Constitución Nacional de 1853, cuya fuente es la Constitución de Filadelfia de 1787, consagra en sus distintos artículos 1 el sistema de justicia judicialista. En el año 1859, cuando Buenos Aires aún se encontraba secionada de la Confederación, se dicta la ley 224 2 del año 1859, que reconoce por primera vez la responsabilidad del estado por los perjuicios que ocasionaren sus órganos, sin distinguir si es por actividad lícita o ilícita. Años más tarde, se dictan las leyes reglamentarias y orgánicas del Poder Judicial, leyes 27 del año 1862, y 48 de 1863, que atribuían la materia contencioso-administrativa a ese poder. Sin embargo, la jurisprudencia, basándose en precedentes norteamericanos, aún era reacia a declarar responsable al Estado con fundamento en el dogma de la soberanía del rey. A continuación se detallarán algunos pronunciamientos dictados como consecuencia del principio de inmunidad soberana del que venimos hablando, en los cuales el poder judicial envía la contienda al Congreso para que resuelva el conflicto mediante ley individual, y más tarde a través de la venia legislativa; es decir, se requería la autorización del Congreso para poder ocurrir a los tribunales. Bates Stokes y Cnía c/ Poder Ejecutivo Nacional 1864 En este caso, se debate la responsabilidad por actividad ilícita del gobierno en cuanto a la recaudación de derechos aduaneros. Las mercaderías que eran propiedad de la empresa actora, habían resultado averiadas por el agua mientras se encontraban depositadas en la aduana de Buenos Aires, a consecuencia de un temporal. A pesar de que el gobierno les 1 Artículos 109, al disponer que el poder ejecutivo no puede arrogarse funciones judiciales; 116, al admitir que el Estado sea llevado a juicio; 18, cuando consagra el derecho de defensa y responsabiliza a los jueces en caso de infracción; 23 que prohíbe al poder ejecutivo condenar o aplicar penas aún durante el estado de sitio; 29, al prohibir la suma del poder público; etc. 2 Ley 224 del año 1859: “La Confederación argentina desde la instalación de su gobierno constitucional, no reconoce derecho a indemnización a favor de nacionales o extranjeros, sino por los perjuicios causados por los empleados de las autoridades legítimas del país” 2 reconoce el valor de las averías, los actores reclamaban por la desvalorización monetaria tomando en cuenta el tiempo que había transcurrido, y el valor de cambio de la moneda con que se les pagó. La Corte rechaza el planteo aduciendo que lo ya percibido impedía reclamar los rubros citados, pero no se pronuncia acerca de la demandabilidad del Estado, alegando que debería ocurrir directamente al Congreso. Seste Vicente y Seguich Antonio c/ Gobierno Nacional. 1864. En este caso se rechaza la demanda de los actores que perseguían una indemnización por el mayor tiempo que habían servido al estado. Reclamaban un aumento proporcional del premio que habían recibido como personeros de guardias nacionales, ya que a pesar que ella fue licenciada en diciembre de 1861, ellos sirvieron hasta agosto de 1863. La Corte sienta el principio que el Poder Ejecutivo es soberano en su esfera, y por lo tanto no podría ser llevado a juicio sin su consentimiento. De lo contrario, se daría al Poder Judicial una superioridad inconciliable con la supremacía que se otorga al Jefe de la Nación. Asimismo, se expresa que dentro de las atribuciones que la Constitución otorga en forma exclusiva al Congreso, se encuentra la de arreglar el pago de la deuda pública. Por otra parte, se considera que cuando la Carta Magna habla de los “Asuntos en que la Nación sea parte”3, sólo se refiere a cuando ella sea parte actora. Gómez, José Cándido c/ La Nación. 1865. Continuando con la doctrina precedente, se reiteran los fundamentos expuestos considerando que dentro de las atribuciones del Congreso se encontraba el de arreglar el pago de la deuda pública. También se sostuvo que no se encontraban vulnerados los derechos de los actores de llevar al Estado a juicio, (anterior art. 100 de la Const. Nacional), porque ellos podían ocurrir directamente al Congreso, tal como se establecía en el precedente Story de Estados Unidos citado por los actores En el año 1900 se dictó la Ley N° 39524 de demandas contra la Nación, que elimina el requisito de la venia legislativa sustituyéndolo por el del reclamo administrativo previo. 3 Artículo 100 (actual 116) “Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del Artículo 75: y por los tratados con las naciones extranjeras: de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros: de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación sea parte: de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero.” 4 Ley 3952 del año 1900: Artículo 1° “Los Tribunales federales y los jueces letrados de los territorios nacionales conocerán de acciones civiles que se deduzcan contra la Nación en su carácter de persona jurídica, sin necesidad de autorización previa legislativa, pero no podrán darles curso sin que se acredite haber 3 Lamentablemente, debido a la interpretación restrictiva que le dio la jurisprudencia, se aplica erróneamente la teoría de la doble personalidad del estado, institución proveniente del sistema francés, ajena a nuestro derecho vernáculo. Según esta doctrina, cuando el estado actuara como persona jurídica de derecho privado bastaba con el reclamo administrativo previo, sin necesidad de venia legislativa; pero cuando actuara como poder público era indispensable la autorización previa del congreso. En el año 1932 se dictó la Ley 11.6345, modificatoria de la 3952. A partir de este momento, en cualquier tipo de juicio en el que intervenga el Estado, sea que actuare en su condición de “persona jurídica”, como de “derecho público”, se requería el reclamo administrativo previo, dejándose atrás la necesidad de venia legislativa. III- Responsabilidad del Estado por su actividad ilegítima. La responsabilidad del Estado puede provenir de su accionar legítimo o ilegítimo, y a su vez ella puede ser contractual o extracontractual. En este último caso, puede tratarse de responsabilidad administrativa, legislativa o judicial. En estas líneas nos ocuparemos de la responsabilidad del Estado por su accionar ilegítimo, comenzando con el leading case Devoto que consagra la responsabilidad aquiliana del Estado, hasta la noción de falta de servicio generada por un funcionamiento anormal o irregular del mismo, establecida en el fallo Vadell. Devoto. 1933. Responsabilidad indirecta, subjetiva. Artículos 1109 y 1113. A partir de este fallo se abandona la doctrina pretoriana de la irresponsabilidad del Estado. Se prueba la culpa o negligencia de los empleados nacionales que intervenían en la reparación de una línea telegráfica del Estado por el incendio de un campo, debido a la utilización de un brasero deficiente que usaban en el campamento. La Corte entiende que el siniestro podría haber sido evitado ya que él ocurrió por la falta de atención de los agentes de gobierno, (art. 11096) al ejecutar trabajos bajo su dependencia (art. 11137). Es decir, que la responsabilidad se extendía al Estado, por ser la persona bajo cuya dependencia se encontraban los autores de los daños, estableciendo de ese modo, la responsabilidad del principal por la culpa de sus dependientes. precedido la reclamación de los derechos controvertidos ante el Poder Ejecutivo y su denegación por parte de éste. 5 Los Tribunales federales y los jueces letrados de los territorios nacionales conocerán de las acciones civiles que se deduzcan contra la Nación, sea en su carácter de persona jurídica o de persona de derecho público, sin necesidad de autorización previa legislativa, pero no podrán darles curso sin que se acredite haber precedido la reclamación de los derechos controvertidos ante el Poder Ejecutivo y su denegación por parte de éste. 6 Artículo 1109 Cód Civil: Todo el que ejecuta un hecho, que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la reparación del perjuicio. Esta obligación es regida por las mismas disposiciones relativas a los delitos del derecho civil….” 7 Artículo 1113 Cód Civil: La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirve, o que tiene a su cuidado….” 4 Bielsa, citado por Cassagne, critica este fallo por asimilar la responsabilidad del Estado a la del patrón y por no aplicar el anterior artículo 43 del Cód. Civil “Las Personas jurídicas no responden por daños generados por sus representantes. El Estado responde por los actos privados o de gestión, pero no como persona de derecho público”. El fundamento de la responsabilidad se encuentra en los principios de derecho público. Principalmente en los arts. 16 y 17 de la Constitución Nacional, que consagran la igualdad ante cargas públicas y la garantía de inviolabilidad de la propiedad, conforme la cual el sacrificio patrimonial por causa de utilidad pública, y por ende de interés público, debe indemnizarse. Ferrocarril Oeste. 1938 Responsabilidad indirecta y subjetiva. Arts. 1113 y 1112. En este precedente se determina la responsabilidad por la expedición defectuosa de un certificado del Registro de Propiedad Inmueble, en virtud del cual se realizó una operación de compraventa con daños al adquirente. La Corte, aplicando los artículos 625/6308 del Cód. Civil estableció que “quien contrae la obligación de prestar un servicio es responsable de los perjuicios que ocasionare su incumplimiento o su irregular ejecución” Si bien las relaciones entre el Estado y los particulares se rigen por el derecho público, esta regla basada en principios de equidad y de justicia se aplica, salvo norma en contrario. Es decir, el Cód. Civil se aplica por razones de justicia y equidad analógicamente (Los Lagos), y supletoria o subsidiariamente. En autos hubo conducta culpable del personal, en desempeño de sus funciones y obrando bajo la dependencia del Estado. En el ámbito de la responsabilidad indirecta, artículo 1113, no se concibe la responsabilidad sin culpa. Este fallo es precursor al fundamentar la responsabilidad también en el art. 11129 del Cód. Civil. Dicho artículo, si bien integra el código de fondo, es una disposición de derecho público de naturaleza federal, perteneciente a la ciencia del derecho (responsabilidad de las personas públicas, por el ejercicio irregular de una función pública). Dado que está regulado por el derecho administrativo y éste es de naturaleza eminentemente local, las provincias cuentan con facultades para su legislación. 8 Cód. Civil. Artículo 625:“El obligado a hacer, o a prestar algún servicio, debe ejecutar el hecho en un tiempo propio, y del modo en que fue la intención de las partes que el hecho se ejecutara. Si de otra manera lo hiciere, se tendrá por no hecho, o podrá destruirse lo que fuese mal hecho”. Artículo 630: Si el hecho pudiere ser ejecutado por otro, el acreedor podrá ser autorizado a ejecutarlo por cuenta del deudor, por sí o por un tercero, o solicitar los perjuicios e intereses por la inejecución de la obligación. 9 Artículo 1112: Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos, en ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son comprendidas en las disposiciones de este título” 5 Vadell 1985 Responsabilidad directa y objetiva. Artículo 1112 En este leading case se consideró que la provincia es responsable de los perjuicios derivados del funcionamiento defectuoso e irregular del Registro de Propiedad Inmueble. Se consagra por primera vez la falta de servicio de naturaleza objetiva, fundándola en los principios constitucionales de derecho público, arts. 16 y 17 (igualdad ante las cargas públicas y garantía de la propiedad). No es ya la responsabilidad indirecta del 1113, sino que se aplica la teoría del órgano, en virtud de la cual, la actividad de los órganos realizada para el desenvolvimiento de las entidades de las que dependen se considera propia de estas, y responden de modo principal y directo por sus consecuencias dañosas. Tampoco interesa el autor del daño, ya que no se trata de una responsabilidad subjetiva, sino que basta con acreditar el cumplimiento irregular o defectuoso. A diferencia de lo que sucedía en los precedentes anteriores, la Corte fundamenta la responsabilidad en el nuevo art. 43, que establece que “Las personas jurídicas responden por los daños que causen quienes las dirijan o administren, en ejercicio o con ocasión de sus funciones…” Perrino explica que el “cumplimiento irregular o defectuoso” que enuncia el 1112 se verifica en concreto teniendo en cuenta: la naturaleza de la actividad, los medios de que dispone la Administración, el lazo que une a la víctima con el servicio, y el grado de previsibilidad. En el derecho civil, se mira más al lado de la víctima y se entiende que la responsabilidad por acto legítimo es la excepción. Este principio se encuentra establecido en el artículo 1071 cuando prescribe que “el ejercicio irregular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto”. En Derecho administrativo, por el contrario, la responsabilidad por acto legítimo es la regla. Como explicáramos, ella se fundamenta en los arts. 16 y 17 de la Constitución Nacional. No se pone el foco en la víctima como en el campo civil, sino que se mira a las relaciones entre el individuo que padece el perjuicio y la comunidad. Podemos decir que el fundamento es la igualdad, y el presupuesto el daño. III. 4- Requisitos para que se configure la responsabilidad por actividad ilegítima Para que se configure la responsabilidad del estado por actividad ilegítima es necesario que se verifiquen los siguientes cuatro requisitos: 1-Daño actual y cierto: El daño es la lesión antijurídica a intereses juridicos espirituales y patrimoniales. Es antijurídico porque el que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo 6 (antijuridicidad objetiva), más que por que la conducta sea contraria a derecho. Debe ser: cierto,-aún si es futuro debe ser suficientemente probable que acontezca según el curso natural y ordinario de las cosas- (Fallo Godoy) susceptible de apreciación pecuniaria; subsistente, y propio de quien lo reclama. 2-Imputabilidad material de los daños al E.: que presente un mínimo de reconoscibilidad exterior, en relación con los fines de la Administración, o con los demás órganos de ella (legislativo y judicial). Es decir, que sea posible esperar que el Estado actúe en determinado sentido. Si es falta personal responde directa y exclusivamente el empleado. Tampoco se aplica para concesionarios, contratistas, escribanos en ejercicio de función administrativa, ya que no integran la estructura de la Administración. Son personas jurídicas que actúan per se, a su cuenta y riesgo. Como vimos, en Vadell se rechazó la responsabilidad por considerarse que el notario no expresa la voluntad estatal. 3-Relación de causalidad entre el accionar del Estado y el perjuicio: En Derecho Civil se usa el criterio de causalidad adecuada, según el grado de previsibilidad, conforme a la experiencia y al curso natural y ordinario de las cosas (90610). La jurisprudencia no es uniforme en este punto, a veces ha aplicado el criterio de la causalidad directa e inmediata y en otras, el de la causalidad adecuada. Es importante destacar que el nexo causal no se excluye si el daño fue causado por un tercero, caso fortuito o fuerza mayor, a lo sumo se podrá exonerar parcialmente a la Administración. 4- Falta de servicio: Este factor de atribución, entendido como el fundamento que permite atribuir jurídicamente la obligación de indemnizar el daño causado, se refiere a la omisión antijurídica que se produce en la medida que sea razonable y posible esperar que el estado actúe en determinado sentido, conforme a un mínimo de recognoscibilidad exterior. La noción de falta de servicio la importamos del derecho francés y se produce cuando el servicio no funciona, funciona mal, atrasado o demasiado tarde. Cassagne entiende que esta omisión se genera por el incumplimiento de una obligación legal, expresa o implícita. Perrino enseña que se trata de una falta o culpa objetivada, ya que no hay voluntad psicológica del agente, pero sí hay falta o culpa del sistema administrativo, e incluso ella puede ser anónima o impersonal. Recordemos que la Corte, con respecto a la falta de servicio, en Ferrocarril Oeste se explayó diciendo que “quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, y es responsable de los daños causados por incumplimiento o por su ejecución irregular”. 10 Art. 906: “En ningún caso son imputables las consecuencias remotas, que no tienen con el hecho ilícito nexo adecuado de causalidad”. 7 IV- Responsabilidad del Estado por omisión. La responsabilidad del estado por omisión es el resultado de un comportamiento ilícito y de naturaleza objetiva. A diferencia del derecho civil, donde rige el 1074 “Toda persona que por cualquier omisión hubiese causado un perjuicio a otro, será responsable sólo cuando una disposición de ley le impusiere la obligación de cumplir el hecho omitido”-es decir, sólo si la omisión estuviere prohibida por ley-; en derecho administrativo rige el 1112 (omisiones en las que incurren los funcionarios por el ejercicio irregular de las obligaciones que les están impuestas) Gordillo considera que el art. 1109, que establece que “Todo el que ejecuta un hecho que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro está obligado a la reparación del perjuicio…”, cuando se trata de una omisión, sólo será responsable si tiene una obligación legal que lo impone. Es decir, cuando se trata de omisiones rige el art. 1074, que exige una disposición de ley que lo obligue a actuar. En cambio, el art. 1112 -falta de servicio- es más amplio. Basta con el irregular cumplimiento de las obligaciones legales que sean necesarias para su función y no que esté legalmente obligado, como requiere el 1109. Esto es así debido a que los funcionarios tienen, como principio, la obligación de actuar aunque el reglamento o la ley no lo determinen expresamente, si ello entra dentro del ejercicio regular de sus funciones. De todos modos, Gordillo entiende que si no existiera el art. 1112, igualmente la responsabilidad de los funcionarios públicos se regiría por el art. 1109. Asimismo, este autor explica que el daño del que habla el art. 1109, se relaciona con el que consagra el art. 1068, es decir aquel susceptible de apreciación pecuniaria; mientras que el ejercicio irregular del que habla el art. 1112, no distingue en cuanto al tipo material de daño causado. Con estos lineamientos, se explaya el autor diferenciando entre ejercicio de la función y ejercicio de la competencia, sosteniendo que se imputará directamente al Estado cuando se ejecute por el órgano dentro de sus funciones, sin importar que sea dentro de sus límites legales, es decir en ejercicio de la función, y no de la competencia. A los fines de determinar si ha actuado en el marco de sus funciones se utiliza un criterio objetivo en el cual no basta una mera relación de tiempo y lugar, sino que debe ponderarse la reconoscibilidad externa, la apariencia con que se presenta objetivamente el acto o hecho, que permite dilucidar si es un acto propio de la función de que se trate. Marienhoff lo interpreta de manera distinta, al sostener que en el caso de la responsabilidad por omisión, el deber jurídico debe estar expresa o implícitamente establecido. Debe 8 aparecer sin duda alguna, plenamente fundado en la razón y en el buen sentido. La omisión sólo es relevante si constituye una obligación legal que el sujeto omiso debió cumplir. Ella puede ser ley formal, material, o incluso provenir de la razón, normas morales o principios éticos que los jueces deberán ponderar. El 1074 –proveniente de la doctrina científica francesa, y no del código de napoleón- rige genéricamente para responsabilidad extracontractual del Estado. Para el supuesto específico de los funcionarios públicos rige el 1112. Tendrían especial vigencia en materia de servicios públicos y función pública, pero no para la actividad administrativa en general, que se rige por el 1074. Teniendo en cuenta que las reglas de la falta de servicio (1112), constituyen una excepción a la teoría general de la responsabilidad por omisión, pretender aplicar lo particular a lo general contraría todo orden lógico. La falta de servicio carece de trascendencia teórica como fundamento de la responsabilidad por omisión, en tanto el deber de reparar estatal se sustenta en el 1074. Para Perrino, en el caso de la responsabilidad por omisión deben reunirse tres requisitos: existencia de un deber normativo impuesto de obrar (que sea concreto, y no genérico, ya sea de leyes, reglamentos, principios generales del derecho, etc.), incumplimiento, y que fuera materialmente posible. A continuación analizaremos concisamente algunos precedentes en los que se responsabiliza al Estado por su omisión: Odol SAIC c/ Estado Nacional. 1982. Se demandaba por la demora en dictar una autorización administrativa, lo que se consideró una irregularidad en el ejercicio de la función administrativa. La Corte lo fudamenta en los artículos 1109 y 1112. Se dijo que para responsabilizar al Estado eran exigibles un irregular cumplimiento de las obligaciones legales y la existencia de culpa en el funcionario, y que para determinar si ha existido irregularidad en el cumplimiento de las funciones públicas es necesario considerar si las ha sido realizado en transgresión de las normas que reglamentan tales funciones. El solo vencimiento de plazos sin cumplir aquello que la ley ordena configura una transgresión al deber legalmente impuesto. Claro que esa sola circunstancia, la omisión antijurídica, no acarreará por sí sola la responsabilidad del Estado si no se verifican los demás requisitos de procedencia (v. gr., imputación jurídica, daño y relación de causalidad adecuada). Torres 1989 La Suprema Corte de Mendoza cita al auto italiano Giovanni Duni que nombra los requisitos que deben existir para que el Estado esté obligado a actuar, aún sin norma expresa. Ellos son: 1-Interés jurídicamente relevante, 2-Necesidad material de actuar en 9 protección de dicho interés, 3-proporción que debería existir entre el sacrificio que comportaría la actuación estatal y la utilidad que se obtendría con su accionar. En este fallo se demandó a la provincia por no hacer obras ni haber adoptado los recaudos pertinentes para evitar los daños producidos por los aludes provenientes de la Cordillera de los Andes, que provocaron la destrucción de las defensas aluvionales. Se rechazó la demanda por entender que no existió una omisión antijurídica, y tampoco se violó el principio de igualdad ante las cargas públicas (art. 16 Const. Nac). La Corte, consideró en los hechos que no existía norma alguna que obligara a la provincia a realizar esas obras ni tampoco se reunían los tres requisitos mencionados. De Gandía c/ Provincia Bs. As. 1995. Una abogada que se dirigía a Uruguay fue detenida e incomunicada por la policía, ya que el pedido de secuestro que pesaba sobre su vehículo no había sido levantado ni librada la comunicación respectiva por el juzgado. Se resarce el daño moral, ponderándose su profesión y desprestigio público. Existirá así responsabilidad por omisión cuando quien debía “hacer” no lo hace, infringiendo una obligación jurídica de obrar, no sólo consagrada por norma expresa sino por el ordenamiento jurídico en general o por la naturaleza de la función. La omisión judicial generadora de la obligación de indemnizar estará estrechamente ligada a la noción de falta de servicio Se cita la doctrina de Ferrocaril Oeste que establecía que “quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, y es responsable de los daños causados por incumplimiento o por su ejecución irregular”. Wellcome Argentina Limited c/ Estado Nacional. Cámara Federal de Apelaciones. 1995. A raíz de la crisis del ´89 se entregarían “certificaciones complementarias” para que quienes comercializaran internacionalmente fármacos, pudieran utilizar un farmodolar preferencial. Wellcome recién la obtuvo un mes y medio más tarde de lo pactado, y ya había aumentado. Hace responsable al estado por la demora en el otorgamiento. La cámara lo sustenta en el art. 1112, omisión ilícita, supuesto de falta de servicio. La Cámara dice que debe existir una conducta exigible para reclamar el cumplimiento del acto omitido. Se trata de una ilegitimidad objetiva. IV-1- Particularidades de la responsabilidad de los concesionarios: Responden en forma directa, además son casos en que la autoridad estatal no ha tenido intervención alguna. “Ni la titularidad del servicio, (publicatio) ni el hecho de que el concesionario pueda ejercer algunas funciones públicas por delegación, permiten convertir toda la actividad de la administración en actividad delegada, ni transformar al concesionario en un órgano de la administración. De hecho, también actúa como persona ordinaria de derecho privado. 10 Si se sostiene que el Estado es responsable por haber delegado una actividad en el concesionario, habría que concluir que también lo es por la profesión notarial dañosa. No es dependiente, ni integra la estructura de la administración. Son personas jurídicas distintas, que actúan per se, a su cuenta y riesgo. La traslación de prestaciones importa que sean los concesionarios quienes deban hacerse cargo de las indemnizaciones que antes correspondían al Estado. Colavita c/ Provincia de Bs. As 2000. Los actores demandan a la provincia y a la concesionaria por un accidente en la ruta donde se interpusieron dos caballos, con fundamento en la omisión de tomar medidas de seguridad que eviten la presencia de animales sueltos. La corte entiende, en virtud del 112411, que la responsabilidad es del propietario del animal; que el ejercicio del poder de policía de seguridad no es suficiente para imputar jurídicamente al estado cuando ninguno de sus órganos o dependencias tuvo parte. Mertehikián considera que en virtud del 1074 el concesionario no es responsable, ya que no tenía la obligación legal de hacerlo en el contrato ni en el plexo de disposiciones que lo rigen. Además, por el nemo plus iuris12 no cabe atribuirle al concesionario-delegado- frente al usuario, mayores derechos y deberes que los que posee el Estado –delegante-. Pose, José Daniel c/ Chubut y otro 1992. Un nadador utilizó un trampolín ubicado en las playas de Puerto Madryn, pero un rato después, cuando bajó la marea, se tiró nuevamente y chocó contra la arena con gravísimas lesiones. La Corte, aún luego de la doctrina de Vadell, utilizó los artículos 1109, 1112 y 1113 2° parte 13 , responsabilizando en forma concurrente a la provincia –por ser la propietaria- y al municipio,-por tener a su cargo la vigilancia, como guardián de la cosa-. De esta manera, sólo serían eximentes de responsabilidad la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder ya que rompería el nexo de causalidad. Canosa, citado por Mertheikián, critica este fallo sosteniendo que sólo debió fundarlo en el 1112, por la omisión de la municipalidad de advertir a los bañistas el peligro de tirarse en determinadas horas. 11 Artículo 1124: “El propietario de un animal, doméstico o feroz, es responsable del daño que causare. La misma responsabilidad pesa sobre la persona a la cual se hubiera mandado el animal para servirse de él, salvo su recurso contra el propietario.” 12 Artículo 3270: “Nadie puede transmitir a otro sobre un objeto, un derecho mejor o más extenso que el que gozaba; y recíprocamente, nadie puede adquirir sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que tenía aquel de quien lo adquiere” 13 Artículo 1113 2° parte: ”En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián, para eximirse de responsabilidad deberá demostrar que de su parte no hubo culpa; pero si el daño hubiere sido causado por el vicio o riesgo de la cosa, sólo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder” 11 V- Responsabilidad del Estado por actos legítimos. Antiguamente se creía que, debido a la inmunidad soberana, el Estado era irresponsable extracontractualmente en el ámbito del derecho público. La responsabilidad del Estado por su actividad lícita se sustenta en los principios de justicia y equidad, que implican que quien ha sufrido un daño que no tenía obligación de soportar, debe ser indemnizado. En la actualidad se sostiene que soberanía no es sinónimo de impunidad. El fundamento de la responsabilidad es el del estado de derecho, cuya finalidad es proteger el derecho. Ese plexo de derechos tiende a lograr la seguridad jurídica, y surge de la Constitución Nacional, del preámbulo, los principios generales del derecho (v.gr: no dañar al otro, dar a cada uno lo suyo, etc), derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, derechos adquiridos, Art. 17: inviolabilidad de la propiedad; art. 16: igualdad ante las cargas públicas, afianzamiento de la justicia, art 14, art. 19: garantía de la libertad; art. 18: derecho de defensa en juicio; art. 116: posibilidad de someter al estado a juicio. Los requisitos de procedencia para que se configure la responsabilidad por actividad lícita son: el daño, la imputación jurídica al Estado, el nexo de causalidad, un sacrificio especial en el perjudicado por el accionar legítimo del Estado, junto a la ausencia del deber de soportar el daño. (Estos últimos surgen del fallo Columbia, ya explicado; aunque en los fallos Gratry y Spurr, que desarrollaremos a continuación, se verá una tendencia a referirse a la especialidad en el daño) Una vez aceptada por la doctrina y jurisprudencia este tipo de responsabilidad, la discusión se tornará en el quantum de la indemnización. Para un sector de la doctrina, entre los que se encuentra Marienhoff, debe ceñirse a los principios de la ley de expropiaciones que sólo indemniza el daño emergente aplicable por analogía al derecho público; y para otros, como Bianchi, la reparación debe ser lo más integral posible, y por ende, también debería resarcirse el lucro cesante. Quienes se enrolan en esta última postura sostienen que no es posible la aplicación analógica de normas que restrinjan derechos. A continuación desarrollaremos brevemente algunos precedentes sobre este tipo de responsabilidad: Laplacette. 1943. Primer caso donde se reconoce la actividad del Estado por actos legítimos. Se reclamaban los daños y perjuicios por las inundaciones causadas en el campo de los actores, consecuencia de las obras públicas realizadas por el gobierno provincial. La Corte entendió que la responsabilidad no nacía de un ilícito –ya que la provincia había actuado como poder público en ejercicio de sus atribuciones-, pero sí de la garantía constitucional de inviolabilidad de la propiedad. Arts. 14 y 17 CN. Ante la ausencia de norma expresa se 12 aplica por analogía –art.16 C.Civ- el instituto de la expropiación14 , y repararse el daño emergente, ya que los actores fueron privados del uso y goce de parte de sus propiedades por una causa de utilidad pública. Corporación inversora Los Pinos. 1975. Se reclamaba por los perjuicios derivados de la revocación de habilitación de un hotel alojamiento. (Responsabilidad contractual del Estado). El fin de la indemnización por el obrar lícito de la Administración es tutelar el patrimonio del afectado (art. 17 Const. Nacional) y la igualdad ante las cargas públicas (art. 16 Const. Nacional). Ante la falta de norma expresa, se aplica la ley de expropiaciones. Esto tiene su antecedente en la doctrina de la confianza legítima, y de la seguridad jurídica. Es decir, la creencia de que se respetará el ordenamiento jurídico. Sánchez Granel c/ Vialidad Nacional. 1984. Este es otro caso de responsabilidad contractual del Estado donde se condena a vialidad nacional a resarcir los daños provocados por la revocación unilateral de un contrato de obras públicas, por razones de oportunidad. Se indemniza con el lucro cesante limitado por razones de equidad, sobre la base del principio de integralidad que rige toda indemnización. Ante la falta de normas de derecho público, no corresponde interpretar analógicamente la ley de expropiación, dando alcance extensivo a una norma que restringe derechos, previa intervención del Congreso. Si bien se admite el lucro cesante, se limita por razones de equidad, ya que no experimentó los riesgos inherentes a la ejecución del contrato, dado que pudo aplicar sus esfuerzos a otros trabajos obteniendo el mismo beneficio que si la obra no hubiere sido ejecutada totalmente. Artículos 16 y 17 de la Constitución Nacional. Voto en disidencia de Fayt y Caballero: tratándose de un contrato de obra pública, sin normas expresas sobre este punto, debe recurrirse a instituciones análogas, como es la ley de expropiaciones. Motor Once c/ Municipalidad de Bs. As. 1989. Se reclama la nulidad de los actos de la administración que clausuraron una estación de servicio, con más daños y perjuicios. En segunda instancia, se había dicho que por daños 14 Ley 21499. Artículo 10° – La indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien y los daños que sean una consecuencia directa e inmediata de la expropiación. No se tomarán en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos, ganancias hipotéticas, ni el mayor valor que pueda conferir al bien la obra a ejecutarse. No se pagará lucro cesante. Integrarán la indemnización, el importe que correspondiere por depreciación de la moneda y el de los respectivos intereses 13 provocados por el ejercicio legítimo del poder de policía correspondía lucro cesante. En este precedente la procuradora Reiriz se aparta de la doctrina de Sánchez Granel: El vínculo no es contractual, sino que se produce por el ejercicio legítimo del poder de policía. Por lo demás, al no haber normas expresas sobre este punto, debe recurrirse por analogía a la ley de expropiaciones, que es una institución de derecho público. – Sostiene que “si en la expropiación, a pesar del desapoderamiento, se excluye el lucro cesante, con mayor razón cuando no lo hay, se limita al daño emergente. Juncalán. 1989. En este fallo, el actor no pudo desarrollar la explotación agrícola ganadera en su campo de Trenque Lauquen por falta de obras públicas La corte reitera el principio según el cual “El daño a persona por razones de interés público, no le permite a este descargar completamente los daños por él sufridos en la comunidad. Sin embargo, hay excepciones: Situaciones en las que la exclusión del lucro cesante implicaría violar la garantía de propiedad consagrada en el art. 17 Const. Nacional, despojándolo de su propiedad. Igualmente, el cálculo tampoco debe ser matemático, debiendo compatibilizarse los vitales intereses públicos que motivaron la acción estatal con la necesidad de evitar la destrucción del derecho individual. En conclusión, debe repararse la disminución patrimonial que sufre el bien o derecho por razones de utilidad pública, que puede estar representado tanto por el daño emergente como por el lucro cesante incorporado al patrimonio, convirtiéndose en un valor objetivo indemnizable, (de acuerdo con la evolución normal u ordinaria de los acontecimientos, una valoración ponderada o con ratios de proporcionalidad) La política de “inundar campos para salvar poblaciones” es un obrar legítimo del Estado. Los jueces Petrachi y Belluscio descartan la aplicación analógica de ley de expropiaciones (de lo contrario se aplicaría analógicamente una norma de excepción, sin ley previa del congreso. Jacarandá. 2005. Se revoca una licencia para la explotación de emisora. Si bien la reparación debe ser integral, no se logra probar en el caso el lucro cesante. Se sostiene que los daños deben ser consecuencia directa e inmediata del obrar del estado. En minoría vota Higton De Nolasco: No conviene aplicar analógicamente el Cód.Civil el instituto de la expropiación dice que sólo se indemnizará el daño emergente. Divertimentos acuáticos c/ Municipalidad General Pueyrredón. 1997. Se reconoce el lucro cesante por revocación anticipada del contrato de concesión. Lucro cesante entendido como las ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades 14 objetivas debida y estrictamente comprobadas. Al resarcirse el sacrificio individual no debe perderse de vista que la satisfacción del interés público constituye un mandato imperativo de la comunidad al Estado e importa, indudablemente, un beneficio para cada uno de sus integrantes que, en ese sentido, no pueden pretender eximirse completamente de la carga particular que supone, necesariamente, la realización del bien común VI- Responsabilidad del Estado por su actividad legislativa. Bianchi sostiene que la responsabilidad por actividad legislativa es una subespecie de la responsabilidad por actos lícitos con efectos generales, realizados por razones de bien público o con miras al bienestar general. Antiguamente se creía que el Estado era irresponsable extracontractualmente en el ámbito del derecho público, porque ahí actuaba en ejercicio de su soberanía. Incluso llegó a decirse que le ley que causa el perjuicio es la expresión de la voluntad general, y por lo tanto también de la voluntad de los que sufren el daño. La doctrina del sacrificio especial, o en otras palabras el requisito de la especialidad en el daño, que ha sido receptada por la doctrina y jurisprudencia, es criticada por Marienhoff. Para él si una ley causa un perjuicio general, y no particular o individual, vulnerando una garantía constitucional, debe declararse inconstitucional o admitirse la responsabilidad: La generalidad del agravio no purga la anti juridicidad del comportamiento lesivo. Sostiene este autor, que si la propia ley niega el derecho a resarcimiento, el damnificado debería reclamar la indemnización y la inconstitucionalidad de dicha ley. Establecimientos americanos Gratry. 1938. El ejercicio de un poder legal, -como es el cobro de impuestos- ejercido en forma legítima, aunque vulnere la propiedad privada, no genera derecho a resarcimiento. De lo contrario, el respeto con semejante extensión de las garantías individuales podría detener la actividad gubernativa. Esta afirmación se morigera al sostenerse que no se verifica en el caso la especialidad del daño requerida. Es decir, adopta la doctrina alemana del perjuicio especial. A partir de que el perjuicio afecta de manera desigual y desproporcionada a un individuo entra en juego la equidad, y en virtud del sacrificio especial, debe indemnizarse. Spurr. 1938. La garantía de la propiedad, siempre se ha considerado alude al desapoderamiento directo, y no al consiguiente perjuicio resultante del ejercicio de legítimos poderes. Nunca se ha supuesto que tenga algún efecto sobre o para inhibir leyes que indirectamente produzcan daño o pérdida a los particulares. Este fallo importa un retroceso en la evolución de la responsabilidad del estado en su actividad legislativa. La doctrina considera que si se 15 hubiera aplicado la “especialidad en el daño” expuesta en Gratry, la solución hubiera sido otra. Asociación Escuela Popular Germana Argentina Belgrano. 1959. Se sostuvo que si bien la ley misma no generaba responsabilidad por el hecho de causar un daño, existía de todos modos responsabilidad del Estado si a consecuencia de ella se producía un enriquecimiento sin causa de la administración. Acuña Hnos c/ Stgo del Estero. 1962. Se demandaba a la provincia para que expropiara el ganado vacuno. En virtud de un decreto que prohibía la salida de ganado de la provincia, se veían imposibilitados de comercializarlo y tuvieron que rescindir el contrato. La Corte sostuvo que las normas inconstitucionales pueden acarrear responsabilidad. Se trata de una responsabilidad por el ejercicio ilegitimo de potestades normativas que se produce al desconocerse derechos constitucionales como la libre circulación. Columbia S.A c/ BCRA´92 Este fallo enumera los requisitos de responsabilidad del Estado por su actuación lícita. Ellos son: la existencia del daño, que sea imputable jurídicamente al Estado, que exista un nexo de causalidad entre el accionar del estado y el perjuicio, y, como característico de este tipo de responsabilidad, se exige un sacrificio especial en el perjudicado por el accionar legítimo del Estado, junta a la ausencia del deber de soportar el daño. La Corte sostuvo que en autos no se encuentra el sacrificio especial ni la ausencia del deber jurídico de soportar el daño. Coviello lo critica porque considera que la especialidad en el daño quedó demostrada con el perjuicio ocasionado en el ámbito financiero. Para que fuera responsable era menester que el estado hubiera producido una lesión a una situación jurídicamente protegida, circunstancia que no comprendía a los daños que fueran consecuencias normales y necesarias de la actividad lícita desarrollada, pues tales daños importarían limitaciones de carácter general al ejercicio de todos los derechos individuales singularmente afectados por dicha actividad. En consecuencia, no habiendo probado la actora que la actividad de la demandada hubiera superado los límites de la razonabilidad y que fuera un daño exclusivo, es que la Corte confirmó la sentencia apelada en cuanto había rechazado la demanda. Revestek. 1995. Responsabilidad en ejercicio de las funciones propias del poder de policía o bancario. La Corte entiende, con cita al fallo Cantón, que la facultad del Estado de imponer límites al nacimiento o extinción de los derechos, no lo autoriza a este a prescindir por completo de 16 las relaciones jurídicas concertadas bajo el amparo de la legislación anterior, siempre que se verifique la existencia de: daño actual y cierto; relación de causalidad directa e inmediata, e imputación jurídica. En el caso no había una lesión a un interés jurídicamente protegido, porque nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento de las leyes. Asimismo, y en base al requisito de la exclusividad, se exonera al Estado porque el daño no fue causado sólo por él. VII- Responsabilidad del Estado por su actividad judicial. La responsabilidad judicial del Estado puede suscitarse por su actividad ilícita, ya sea error judicial, o anormal funcionamiento judicial (medidas cautelares en general, prisión preventiva en particular u otras deficiencias); o bien por su actividad lícita. Para que se configure la responsabilidad judicial del Estado por su actividad ilegítima deben estar presentes los siguientes requisitos: Daño cierto, nexo de causalidad, y dolo o culpa en ocasión de sus funciones del titular del órgano jurisdiccional ó falta de servicio (falencia del compromiso que tienen las autoridades de atender al bien común sin dañar a terceros). En este último caso, falla el sistema judicial sin reproche personal a sus miembros, no interesa la actividad volitiva del agente salvo para atribuirles responsabilidad in solidum con el estado. El error judicial, no es la mera revocación o anulación, sino aquel que ha sido provocado de modo irreparable, sus consecuencias no se solucionan con los medios judiciales ordinarios. Para remediar esta situación, en Nación encontramos el recurso de revisión y en Provincia la acción de revisión, aunque ella es excepcional. Actualmente, la responsabilidad que acarrea la actividad judicial se encuentra consagrada en la Constitución Nacional, art. 18, al establecer que se hará responsable al juez que autorice medidas que, so pretexto de precaución, vulneren la garantía de defensa en juicio; como así también en el art. 75 inc. 22 que otorga jerarquía constitucional a los tratados internacionales que responsabilizan al Estado por actuación judicial, sea por privación ilegitima de la libertad, o exceso de la misma. La Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre dispuso que ninguna persona podía ser privada de su libertad sino en los casos y según las formas establecidas por leyes preexistentes, así como que toda persona tiene derecho a un tratamiento humano; el Pacto de San José de Costa Rica consagra que toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley, en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial. El Pacto Internacional de derechos civiles y políticos, a su vez, dispone que toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a obtener reparación. 17 A continuación se detallan algunos fallos que responsabilizan al estado por su actuación judicial: Vignoni c/ Estado Nacional. 1988 El actor fue detenido, condenado a 22 años de prisión, luego indultado y dejado en libertad. Mediante recurso de hábeas corpus se deja sin efecto la sentencia y demanda al Estado por daños y perjuicios por privación ilegítima de libertad “Sólo puede responsabilizarse al Estado por error judicial, en la medida en que el acto jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegitimo y dejado sin efecto, pues hasta ese momento, el carácter de verdad legal que ostenta la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, impide declarar que hay error. Lo contrario importaría un atentado contra el orden social y la seguridad jurídica, pues la acción de daños y perjuicios constituiría un recurso contra un pronunciamiento firme, no previsto ni admitido por ley.” La sentencia revisora importa un elemento esencial del derecho a indemnización, ya que si ella faltara no procedería el reclamo. El cuestionamiento en todas las instancias judiciales se entiende como una carga de tipo formal: Debe haber un nuevo pronunciamiento donde se determinen la naturaleza y gravedad del error. Balda c/ Provincia Bs As. 1995. Detuvieron al actor sin identificación ni orden judicial, y luego lo absolvieron. Se reitera la doctrina que establece la necesidad de una sentencia de revisión. El dictado del sobreseimiento no alcanza para responsabilizar porque se dicta sobre la base de una semi plena prueba. En el caso, se rechaza la responsabilidad por actividad lícita, ya que es un costo de la adecuada administración de justicia. Belluscio y Petrachi incorporan el requisito de la inocencia manifiesta: sólo será responsable cuando la prisión preventiva hubiere sido incuestionablemente infundada o arbitraria. Egües c/ Provincia Bs.As. 1996. Se demanda con fundamento en la falta de servicio, alegando que en una subasta resultó comprador de un inmueble que no sólo no se le entregó, sino que fue condenado a pagar una suma que lo privaba de la propiedad sin indemnización. La pretensión implicaba la revisión de la cosa juzgada, por un procedimiento que no es el adecuado. Se reitera la doctrina de Vignoni, al sostenerse que el acto jurisdiccional que origina el daño debe ser declarado ilegitimo y dejado sin efecto, y se la hace extensiva a las cuestiones de naturaleza civil. (Antes sólo se aceptaba para lo penal). González Bellini. 2009. 18 Este fallo, de la suprema Corte de Río Negro estableció que no alcanza con que se declare la revisión –presupuesto del error judicial-, sino se acredita la inocencia. La sola anulación o revocación de la sentencia condenatoria dictada en una causa penal, a raíz de una instancia apta como lo es el recurso de revisión, es condición necesaria pero no suficiente para responsabilizar civilmente al Estado por un acto dictado en ejercicio de su función jurisdiccional. Ello es así, pues la reparación sólo procede cuando resulta manifiesta la materialidad de la equivocación, lo que presupone un resultado erróneo, no ajustado a la ley. Por lo tanto, resulta evidente que en el sub lite tal recaudo es inexistente ya que no puede calificarse de equivocada a la actividad jurisdiccional que se limitó a aplicar, sobre la base de presupuestos fácticos y jurídicos cuya certeza no ha sido puesta en tela de juicio por el demandante, la legislación vigente al tiempo de dictarse todos y cada uno de los actos integrantes del proceso que culminó, finalmente, con un fallo condenatorio. Rosa c/ Estado Nacional –Ministerio de Justicia-. 1999. Se demanda en base al anormal funcionamiento del servicio de justicia por la indebida prolongación por más de 4 años de una medida cautelar en la que fue posteriormente absuelto, atribuyendo una actitud irregular al agente fiscal que impidió su excarcelación. La Corte consideró que la prolongación por más de dos años configura una deficiente prestación del servicio de justicia. Si bien se repara el daño moral, no guarda necesariamente correlación con el daño material. La Corte dijo que no se sigue de la absolución que le corresponda indemnización, en virtud del juicio sumario de las medidas cautelares. En disidencia se deniega la responsabilidad por actividad licita, -en tanto no importe un error inexcusable o dolo-, ya que no se trata de actividades políticas para el cumplimiento de fines comunitarios, sino de actos que resuelven un conflicto en particular. Hotelera Rio de La Plata s/ Restitución de dólares. 1985. Se la había demandado por indemnización por despido. Hizo el pago para acceder a los recursos extraordinarios y le devuelven los bonos en moneda argentina. La Corte consideró que hubo deficiencia en el sistema de justicia, lo funda en el 1112, que se aplica por vía subsidiaria. Cita la doctrina del fallo Ferrocarril Oeste, al sostener que “quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido y es responsable de los daños causados por incumplimiento o por su ejecución irregular”. Con respecto a la prescripción, se entiende que el plazo que rige es el de 2 años –extracontractual-, pero comienza a correr desde que tuvo conocimiento, o “razonable posibilidad de información”. 19 La responsabilidad judicial por actividad lícita puede provenir de errores in iudicando -en el dictado de la sentencia, al decir el derecho-, o in procedendo, en el desarrollo del trámite judicial. La obligación de resarcir nace cuando alguien ha sido víctima de un perjuicio que no tiene obligación jurídica de soportar, imponiéndosele un sacrificio especial en su patrimonio y en sus afecciones espirituales de manera objetiva, ajena a la idea de dolo o culpa e incluso de la falta de servicio. Se fundamenta principalmente en los artículos 16 y 17 de la Const. Nacional. A modo de ejemplo, podemos citar el caso de que para allanar un inmueble con orden judicial sea necesario tirar la puerta abajo. Quien sufre el perjuicio, a pesar de que no ha sido una irregular prestación del servicio de justicia, debe ser indemnizado. Puede pasar también en el dictado de medidas cautelares, cuando causan un daño, pero no se cuestiona la ilegitimidad de la misma. Sin embargo, y siguiendo la postura de Bidart Campos, resulta al menos dudoso, que la prisión preventiva injusta no se indemnice, y la expropiación sí. VIII- Comentario a la Ley de responsabilidad del Estado Nacional N° 26.944. La nueva ley de responsabilidad del Estado, promulgada el 7 de agosto de 2014, establece algunas particularidades que brevemente mencionaremos. En el artículo primero dispone expresamente que la responsabilidad del Estado es objetiva y directa, dejándose atrás la posibilidad de fundamentarlo en un factor de atribución subjetivo. Asimismo, establece que las disposiciones del Código Civil no se aplicarán a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria. A pesar que nada diga de la aplicación analógica, impide aplicar las disposiciones del derecho civil, como venía haciendo la jurisprudencia ante la falta de ley expresa. Otro de los cambios importantes que trae consigo la ley es que exime de responsabilidad al Estado ante caso fortuito o fuerza mayor, salvo que ella esté determinada expresamente por ley; como así también se exime si el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. Recordemos que hasta el dictado de esta ley la jurisprudencia no exigía la exclusividad en el daño, sino que a lo sumo exoneraba parcialmente de responsabilidad a la Administración. Entre los requisitos por su actividad ilegítima se exige la presencia de daño cierto, imputabilidad material de los daños al estado y relación de causalidad adecuada. En cuanto a la falta de servicio, se establece que la omisión sólo generará responsabilidad ante la inobservancia de un deber normativo expreso y determinado. De esta manera, se pone fin a la discusión acerca de si en el caso de las omisiones, era necesaria una disposición legal expresa o bastaba el incumplimiento irregular en la prestación del servicio. 20 Con respecto a la responsabilidad por actividad legítima, la ley es muy restrictiva al disponer que ella es excepcional y que la reparación sólo se limitará al daño emergente. Con respecto al nexo de causalidad, a diferencia de la responsabilidad por actividad legítima, aquí se exige que la causalidad sea directa, inmediata y exclusiva. Otra de los puntos controvertidos y muy criticados de la ley, es el que dispone que la actividad judicial legítima no generará derecho a indemnización. En este tema se siguió la doctrina que sostiene que la responsabilidad que ocasiona el obrar legítimo de la justicia se encuadra en el costo de la administración de justicia Con respecto al plazo para demandar al Estado, se establece que en la responsabilidad extracontractual es de tres años. Si bien no aclara si es de prescripción o caducidad, la doctrina entiende que es de prescripción, por lo que la falta de interposición de la demanda no hará perder el derecho. Un dato importante a subrayar es que para los agentes o funcionarios públicos, además del incumplimiento irregular o defectuoso, se exige un factor de atribución subjetivo; es decir, que hayan incurrido en dolo o culpa en las obligaciones legales impuestas Otro de los temas a considerar, es que se establece que la responsabilidad contractual de estado se rige por normas específicas, y sólo ante ausencias de regulación se aplicará esta ley en forma supletoria. Sobre este tema la doctrina se pregunta qué se entiende por normas específicas. Se podría entender que el Cód. Civil es una norma específica, y sin embargo en el artículo primero se prohíbe expresamente la aplicación supletoria del código de fondo. Por último, se invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma a adherir a los términos de la ley. 21 Bibliografía Responsabilidad del Estado y del Funcionario Público. Jornadas Organizadas por la Universidad Austral. Facultad de Derecho. Ed. Ciencias de la Administración. División Estudios Administrativos. Año 2.000 Artículos: -Las grandes líneas de la evolución de la responsabilidad patrimonial del Estado en la jurisprudencia de la Corte Suprema. Autor: CASSAGNE, Juan Carlos. – Lineamientos de la responsabilidad del estado por actividad ilícita Autor: USLENGHI, Alejandro Juan. –Los factores de atribución de la responsabilidad extracontractual del estado por su actividad ilícita. Autor: PERRINO, Pablo E. –Responsabilidad del Estado por su actividad jurisdiccional Autor: BOTASSI, Carlos Alfredo Fundamentos constitucionales de la responsabilidad del Estado. REIRIZ, María Graciela. XXIX Jornadas Nacionales de Derecho Administrativo. RAP 309. La responsabilidad pública. Análisis de la doctrina y la jurisprudencia de la Corte Suprema. Autor: MERTHEIKIÁN, Eduardo. Ed. Abaco. Año 2001 La responsabilidad de la administración por su actividad ilícita. Responsabilidad por falta de servicio. Autor: PERRINO, Pablo. E.D. 185-781 Responsabilidad del Estado por su actividad legislativa. Autor: MARIENHOFF, Miguel La Ley 1983-B-910. Responsabilidad extracontractual del Estado por las consecuencias de su actitud “omisiva” en el ámbito del derecho público. Autor: MARIENHOFF, Miguel Ed. Abeledo Perrot .Año 1996 Materia Contencioso Administrativa y responsabilidad del Estado en la Provincia de Buenos Aires. Autora: MILANTA, Claudia. Justicia Administrativa. Esencia del sistema argentino y situación actual en la provincia de Buenos Aires. Autora: MILANTA, Claudia. Tratado Derecho Administrativo Tomo II 2da Ed. Fundación de Derecho Administrativo Año 1998 Autor: GORDILLO, Agustín. 22