DOCUMENTO: Informe interno escrito por

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Deliberaciones desde las catacumbas
Para garantizar el futuro de la Revolución Bolivariana
Preocupados por el futuro de la Revolución Bolivariana, un grupo de militantes del
chavismo, conformado por trabajadores, sindicalistas, profesionales, militares,
estudiantes y docentes, hemos decidido dar a conocer un resumen de nuestras
deliberaciones internas, para contribuir de esta manera a garantizar el futuro la gesta
heroica iniciada por el Comandante Chávez, y que actualmente se encuentra en grave
peligro.
Nos sentimos obligados a expresar nuestras críticas constructivas porque ya no es
posible esconder el descontento que existe dentro de nuestras filas, que va de la mano
con el deterioro de todos los índices sociales y económicos; deterioro cuya culpa
recae, en parte, en la guerra económica que ejecuta insensiblemente la derecha
fascista, pero que también recae en la inacción gubernamental y en políticas
macroeconómicas erradas.
Las quejas dentro del partido son tan generalizadas que ya no se exteriorizan en
privado, sino también en medios populares tradicionalmente alineados con la
Revolución, como por ejemplo Aporrea, donde se leen todos los días frases como
ésta: “Las colas arrecian en bodegas, supermercados, farmacias y panaderías. El
precario bolsillo de los venezolanos ya no soporta los niveles hiperinflacionarios. La
inseguridad social se incrementa. La salud del pueblo se desbasta. La juventud que
se forma en las universidades públicas sale despavorida allende los mares. Y el
socialismo, visto por el gobierno más como una forma de subsistencia cupular, que
una de darle bienestar al pueblo”.
La Dirección Nacional del PSUV es en gran medida responsable del descontento de
las bases, porque, a pesar de los señalamientos que se les ha hecho, sigue sin
escuchar el clamor de los militantes. Persiste, sin duda, la vieja costumbre de la
dedocracia, que tanto criticamos a la Cuarta República. Autoritarismo, sectarismo,
corrupción y falta de liderazgo, prevalecen muchas veces.
Desde Caracas se pretende imponer liderazgos regionales, con criterios poco claros,
irrespetando la voluntad de las organizaciones populares locales. De esta forma se
castra el liderazgo natural, que viene surgiendo a pulso, a punta de esfuerzo,
compromiso con el pueblo y lealtad verdadera con la Revolución. El compañero
Aristóbulo Istúriz dio un gran ejemplo al poner su cargo a la orden luego de la derrota
del 6D, lo mismo deben hacer los demás integrantes de la Dirección Nacional.
La prematura muerte del Comandante Chávez ocasionó un gran vacío, imposible de
llenar. Hay quienes quieren actuar como si estuviese vivo, pero chocan con una
realidad inmensa, porque su liderazgo no es sustituible. Desde su desaparición física,
paulatinamente el proceso revolucionario se ha ido desvirtuando. Por ello se hace
necesario e impostergable el combate a las desviaciones dentro del proyecto
bolivariano, para la rectificación y el nuevo renacer de una ética insurgente que
colme de esperanza, sobre todo a los sectores populares.
Debemos escuchar las recomendaciones que nos hacen nuestros aliados
internacionales, que perciben desde afuera más claramente el deterioro de nuestro
proceso. Como por ejemplo los consejos de Matías Bosh, profesor e investigador de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la hermana República
Dominicana, quien participó como invitado en el reciente Foro de Intelectuales y
Artistas en Defensa de la Humanidad, “Venezuela en la Encrucijada”, donde se
desarrolló el tema de la “guerra económica y organización popular”.
Bosh destacó la necesidad que tenemos de reconstruir la mayoría política más allá
de los partidos. Ciertamente, el gobierno del compañero presidente Nicolás Maduro
es el producto del apoyo popular y de unas Fuerzas Armadas patriotas, pero la
consigna que debe manejarse para la construcción de una mayoría política es
“Venezuela ahora es de todos”, y no de los burócratas o de las élites económicas que
se han beneficiado con el control de cambios.
En este sentido, debemos sentarnos todos los sectores a dialogar sobre los temas que
más afectan a los venezolanos, en particular economía y seguridad ciudadana. Es
lógico que se cuestione el diálogo, luego de años de conspiración por parte de la
derecha; conspiración amplia y continuada, que va desde el paro petrolero hasta las
guarimbas de 2014, pasando por el golpe del 11 de abril y el decreto de Obama. Pero
igual hay que pasar la página y sentarse, porque hay un fin supremo que así lo exige:
el bienestar del pueblo venezolano.
Si Estados Unidos y Cuba pueden dialogar; y si Santos y las FARC también lo hacen,
¿Por qué nosotros no? La oposición está compuesta siete millones de venezolanos,
prácticamente la mitad del país, que no va a desaparecer. Pretender imponerles por
la fuerza nuestro modelo revolucionario no es un esquema realista, sino el resultado
de un pensamiento socialista decimonónico, que nada tiene que ver con las
circunstancias actuales. Chávez perdonó a sus detractores, y sobre el perdón avanzó
con el proyecto, llegando al extremo de promulgar una ley de amnistía, que benefició
a muchos de manera injusta, pero forzoso era hacerlo.
Respecto a los temas económicos más apremiantes, como la escasez y la inflación,
grandes depredadores del bolsillo de los más pobres, imprescindible es perseguir a
los especuladores y acaparadores, como se ha venido haciendo parcialmente; pero la
solución también pasa por el reconocimiento de los errores cometidos en el ámbito
económico, que no ha podido engranar la lucha unificada y colectiva que exponga
la necesidad de un mundo más humano.
Seguramente el error económico más grande ha sido mantener de forma indefinida
un control de cambios que debió haber sido temporal, mientras se ajustaban ciertos
desequilibrios. En ningún país del mundo existen tres y cuatro valores distintos para
las divisas extranjeras. Ha llegado el momento de la unificación cambiaria, aunque
eso signifique enfrentar a algunas elites económicas que se han enriquecido a costa
del sufrimiento del pueblo, llamadas boli-burguesía porque cuentan con cómplices
pertenecientes a la derecha endógena incrustada dentro del PSUV. Estos son los
verdaderos traidores a la Revolución, y no los compañeros que, como Jorge Giordani
y Héctor Navarro, han dado un paso al frente para denunciar las empresas de maletín.
Otro tanto puede decirse del control de precios, que también debió haber sido una
medida temporal, destinada únicamente a ciertos productos de primera necesidad. El
inmenso diferencial entre lo que cuesta el producto regulado dentro del país y lo que
vale en el mercado internacional, solo ha servido para acentuar la escasez y para
enriquecer a las mafias del contrabando, que usan uniforme pero que hace mucho
que dejaron de ser militares patriotas. Los subsidios y controles son indispensables,
pero solo para beneficiar a los sectores populares.
Hace falta un ejercicio de desgarradora franqueza. Decirle la verdad al pueblo. Nada
se gana diciéndole que la Revolución seguirá adelante pase lo que pase, aunque el
Guri se seque, o que el precio del petróleo baje a cero. Estamos seguros de que el
pueblo nos seguirá acompañando, a condición de que se le hable con la verdad y se
hagan las rectificaciones esenciales.
El otro tema apremiante es el de la seguridad ciudadana, porque las morgues siguen
llenándose de muertos todos los fines de semana, producto de la violencia
incontrolable. Cierto que el modelo capitalista es el principal culpable, al impulsar
una cultura del consumismo y de la muerte; también es cierto que existen grupos
paramilitares controlados por la derecha; pero eso no excusa la responsabilidad del
Estado en asegurar la paz y la tranquilidad ciudadana.
El camarada Freddy Bernal hizo una propuesta audaz, pero necesaria, analizada a la
luz de los recientes acontecimientos, que incluyen la matanza indiscriminada de
funcionarios policiales. “Hay que tomar policial y militarmente los corredores de la
muerte de Caracas. Es necesario ejercer toda la fuerza y autoridad del Estado ante la
ola criminal que no discrimina entre civiles, policías o postura política. O ejercemos
el peso de la autoridad legítima del Estado o el mismo se diluye ante la violencia
criminal desatada en Venezuela”, dijo.
Una encuesta dentro de los cuarteles demostraría que, en los actuales momentos,
nuestros militares preferirán que el presupuesto de las Fuerzas Armadas se dedicara
a mejorar las condiciones socio económicas del personal y al equipamiento para
contrarrestar el avance de la criminalidad y de las bandas paramilitares, y no en
costoso armamento de guerra.
También es impostergable depurar a los cuerpos policiales, darle mejores
condiciones y formación al personal, perfeccionar el sistema judicial, y enfrentar el
problema de las cárceles, que se han convertido en centros del crimen organizado,
debido a las redes de corrupción que allí existen. Uno de los pasos fundamentales es
construir nuevos penales para combatir el hacinamiento.
Referente a los retos políticos que tenemos por delante, dos son los más importantes:
reajustar la maquinaria para enfrentar las próximas contiendas electorales, que son
un posible revocatorio y elecciones de gobernadores; y una evaluación sincera de la
gestión del compañero presidente Nicolás Maduro Moros.
Las pasadas elecciones parlamentarias demostraron que el chavismo está
disminuido. Al menos dos millones de chavistas no votaron por el PSUV, por un
motivo u otro. De allí la urgencia de refundar el PSUV, proporcionándole a los
liderazgos naturales de cada región la oportunidad que merecen. Son las bases, y no
la Dirección Nacional, quienes deben escoger a sus líderes, aplicando los principios
originarios de la democracia protagónica y participativa dentro del propio partido.
El escenario internacional es mucho más desfavorable que hace algunos años. En
Argentina perdimos un importante aliado, luego de la muerte de Néstor Kirchner y
la derrota electoral a manos Mauricio Macri, un representante nato del
neoliberalismo internacional. El compañero Lula se encuentra bajo ataque de las
fuerzas del capitalismo, y la presidencia de Dilma está en peligro, producto de una
conspiración del Congreso, similar a la que existe en Venezuela. Los medios
internacionales controlados por el imperialismo fabrican escándalos contra Evo
Morales. Y el gobierno de Rafael Correa sufre los mismos embates que nosotros
como resultado de la caída de los precios del petróleo.
Inmerso dentro de todas estas circunstancias negativas, justo es reconocer que el
presidente Maduro no ha tenido éxito en enfrentar los difíciles retos de la realidad
nacional e internacional, en parte por el saboteo continuo de la derecha y del imperio
norteamericano, pero también se debe a las propias limitaciones de su liderazgo, las
cuales él ha tenido el valor de admitir públicamente. Además, hay un tema
sobrevenido que podría afectar gravemente su presidencia, y es el de su presunta
nacionalidad colombiana, adquirida por vía materna, lo cual no ha sido desmentido
con pruebas por el propio Presidente.
De comprobarse que el compañero Maduro no es “venezolano por nacimiento y sin
otra nacionalidad”, como exige nuestra Constitución para poder ejercer el cargo,
podría ser destituido de manera humillante, y junto con él se hundirían otros poderes
públicos, así como el prestigio del PSUV. El liderazgo del partido, en defensa de los
intereses supremos de la Revolución Bolivariana, no puede permitir que los
acontecimientos lleguen hasta ese punto.
Debe considerarse seriamente la posibilidad de que sean nuestros propios camaradas
quienes le planteen en privado al Presidente que dé un paso al costado,
argumentando públicamente cualquier otro motivo, para que así asuma el
Vicepresidente, y concurrir a elecciones presidenciales con cierta posibilidad de
éxito. Ser removido por tener doble nacionalidad tendría consecuencias devastadoras
para el chavismo, siendo la más inmediata que la transición sería manejada por la
oposición y no por nosotros.
Aunque este resumen de nuestras deliberaciones tenga un acentuado sabor crítico,
nos sentimos optimistas respecto al futuro del chavismo, siempre y cuando se tomen
en cuenta nuestras observaciones, que no son otras que el sentir de las bases. No
siempre seremos gobierno, pero sin duda continuaremos siendo la principal y más
poderosa fuerza política de nuestra nación. Pero si no se acogen las recomendaciones
de las bases, entonces el PSUV será barrido ineludiblemente por la historia,
desperdiciando así el enorme legado que dejó el comandante Chávez.
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