La representación en el índice de precios de consumo (I.P.C.)

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ESTADÍSTICA ESPAÑOI.A
Núms. 112-i i 3, i 986, págs. 59 a 68
La representación en el índice de precios de
consumo (I .P.C.)
por ELOY 1VtATILLA PRlETO
Instituto Nacional de Estadística
RESUMEN
Las limitaciones, las convenciones y las servidumbres que
acompañan tanto la determinación como el seguimiento de la representación rnuestral de la cesta de la compra, son el objeto de
este artículo que por la abundancia de ejemplos cotidianos y por
las referencias a cuestiones de permanente actualidad resultará
ameno e interesante para un gran sector del público cientifico.
f'alabras clave: Indice de Precios de Consumo, Cesta de la compra, Manipulación estadística.
l.
INTR(3DUCCION
E1 importantísimo indicador económico que mide la evolución cronológica de Ios precios al detall en un país se basa en unos presupuestos teóricas
que simplifícan notablemente la variopinta reaiidad. No es nuestro objetivo
criticar el sustento teórico de un Indice de Precios de Consumo según la
fórmula de Laspeyres como es el español y mucho menos dar una alternativa más idónea, sino tan sólo poner de relieve cómo la variada y variante
sociedad de consumo revientá algunas veces los corsés aprioristicos, a bsoletos o simplemente viables que le quieran imponer teóricamente los expertos
desde Konus hasta la actualidad.
ESTAD1STiCA ESPAÑ(JLA
2.
CLASIFIC'AC,ION DE LOS GASTOS
En la última Encuesta de Presupuestos Familiares espariola se clasificaron los gastos de consumo por su naturaleza, en grupos, subgrupos, clases,
subclases y hnalmente en parcelas, con un total de aproximadamente ^00 de
el 1 as.
Estos epigrafes de gasto llamados parcelas de consumo dan el máximo
detalle a que puede llegarse en la descripción del consumo familiar. Unas
son concretas y abarcan un espectro muy reducido de artículos (Butano,
Extracción dentaria, Desodorantes, ...) otras agrupan mercaderías más variadas (1Vlercería, Piezas de recambio para vehículos, Material de camping, ...) o
son incluso francamente heterogéneas («Pequeños artículos para el hogar»
mondadientes, tendederos, bolsas basura, brochas de pintar ,«Otros artículos de esparcimiento duraderos»
barcos, caballos, mesas de juego,
piscinas desmontables, máquinas de escribir, ... ,«Accesorios de amueblamiento» -cuadros, cerámicas, esculturas, antigiiedades, plata y bronce, animales disecados, ... ). No son pocas, ni tienen escaso peso las que acogen 10
que na se puede encuadrar en las anteriores (411.144. «Muebles de cocina
no citados anteriormente»; 411.140. «Gastos no desglosables en mobiliario
de cocina»; 500.000. «Gastos no desglosables en Servicios Médicos y Conservación de la Salud»; 80O.a0U. «G astos no desglosables correspondientes al
grupo 8»; 924.113. «Gastos no clasihcables»).
El peso económico fluctúa naturalmente de unas a otras: 0,1 % y 1.000
millones en zapatillas de niño de estar en casa, 0,4 %, y 3.400 millones en
aparatos lavavajillas, 38,9 %, y casi 35o.o0U millones en gasolina.
3.
LA SELECCION DE LA M U ESTRA
Tomar una muestra representativa de este colectivo de artículos es empresa ardua, y más si se desea dar con un compromiso óptimo entre medios
empleados y eficacia alcanzada. Lo que se ha hecho en España ha sido distribuir plausiblernente las parcelas de baja ponderación, subdividir otras que
la tenían alta -+como ciertas carnes
y llegar finalmente a una clasificación
en 428 parcelas de consumo o de gasto-IPC de cada una de las cuales se
toma en general un artículo testigo o representativa para farmar el colectivo
muestral de artículas o«cesta de la compra muestral».
El precio de cada uno de los «testigos» que canstituyen la muestra representa, pues, al resto de los bienes o servicios de su parcela-IPC (equivalente
casi siempre a más de una de la Encuesta de Presupuestos Familiares). Es
como si todo el consumo de los millones de hogares a los que se refiere el
Indice se concentrara en los 428 artículos muestrales, con un gasto en cada
1_A REPRESENTACIÓN EN EL fl^IDIC'E DE PREC..^IOS DF C.ONSUMC) (I.P_C )
fil
uno de ellos igual al de toda la parcela-I PC que representa. Si la rnarcha de
1os precios de los ítems muestrales corre pareja con la del resto del colectivo
(o universo, o campo del consumo) y en particular la de cada uno con los
de su parcela, la estimación del I PC será acurada. Para conseguirlo, nada
mejor que elegir testigos muestrales cuyo precio se halle fuertemente correlacionado con la mayoría
no cualitativa sino cuantitativa o en pts
de los
articulos representados. De ahí que, cuando ello es posible, se seleccione el
artículo de mayor peso, quedando asegurada así la máxima correlación con
una buena parte de la parcela. Asi, para efectuar el seguimiento del importe
de la 322.211 de la EPF, «Butano», parece natural elegir la conocida bombona doméstica de 13 Kgs de este gas licuado y no los gastos de contratación del suministro con los que se completa la citada parcela, pero cuya
magnitud monetaria no debe ser ni la décima parte de la de aquélla.
E1 naranja barril de butano, por llevar veinticinco años manteniendo su
calidad, presentación y demás características
salvo el precio
es tal vez el
prototipo de precio-parcela de seguimiento fácil y punto menos que exacto.
La unicidad de su precio para casi toda España, regulado por el BOE y no
afecto a descuentos según la estación o la naturaleza del adquiriente, le hacen todavia más bello a los ojos del estadístico o del econornista cuantitativo, quizá por contraste con la inmensa mayoría de las divisiones del gasto
cuya realidad es muy otra.
4.
EL TESTIGO EN RELACION A SLJ PARCELA: LA CORRELAC'ION
Para efectuar el seguimiento de los casi 1.SO0 millones de gasto en Servicio de Correo resulta natural elegir el franqueo de una carta como artículo
testigo. Aunque los poco avezados ya se darían por conformes, quien haya
trabajado en cuestiones estadísticas sabe que una de las piedras angulares
san 1as definiciones y nos preguntaría: «^qué carta? ^certificada? ^urgente?
^para la ciudad, para España o para el éxtranjero`? ^de qué peso? ^de qué
dimensiones?» y le responderíamos que la que suponga rnás gasto dentro de
la parcela, por ejernplo, la ordinaria, dirigida a otra ciudad española, de menos de 20 gramos y tamaño normalizado. Con este servicio-testigo, perfectamente especificado aguardamos seguros, como el soldado en su trinchera, el
primer cambio de tarifas que un buen día se aprueba y consiste en una elevación generalizada del 10 `^o en todos los servicios; nuestro testigo acusa la
subida propia que por ser igual a la del gasto representado (envio de paquetes, tarjetas postales, giros postales, etc.) es exactamente la de la parcela en
su conjunto. Más la siguiente modificación tarifaria no es homogénea: nuestro franqueo-testigo se eleva a un 12 `% mientras otros servicios lo hacen en
porcentajes menores e incluso algunos como el reparto de correspondencia
ESTADiST1CA ESPAÑC)l_A
urbana y los giros postales mantienen sus tasas por la competencia con empresas de mensajería y bancos. N uestra estimación del gasto de «Servicio de
Correo» en tales circunstancias vendrá afectada de un error por^ exceso, tanto menar cuanto rnayor proparción d^ parcela ocupara el testigo-representante.
Las desviaciones entre la marcha de los items de la cesta muestral y de
la global son inevitables por cuídadosamente que se selecciane aquélla. Incluso deflniendo representantes abstractas o polinómicos, en los pocos casos
en los que se cuenta con informaci©n sobre el desglose del gasta en la parcela, se pueden producir tales cambios que cualquiér informacián estadistica
detallada resulte insuficiente. Así, en nuestro ejemplo, imaginemos que la Dirección General de Correos sabe y facilita la recaudación por cada uno de
sus servicios en el período de referencia de la E PF, imaginemos también que
se puede estimar la corresp©ndiente a hagares familiares y de estos, a los
que constituyen el Estrato de Referencia, con cuya información elaboramos
un artículo abstracto cuyo precio en «t» p^ es dado por el polinomio:
P` _ ^ ^^ ' P^ ^
^
con
Go
9^ = ---ó
P^
y
G° _^G° -^asto del E. de R. en Servicios de Correa en e1 aña base.
^
G^ = Gastos del E. de R. en el Servicio de C'orreo «i» en el año base.
p° = Tarifa o precio del Servicio de correo «i» en el año base,
p^ = Tarifa o precia del Servicio de Correo «i» en ei mes «t».
Un artículo flcticio asi construido, que no es sino una minicesta, acusaría
exactamente el impacto de un reajuste de tarifas como el último descrito si
«1» es por ejemplo, el franqueo normal interurbano, «2» el urbano, «3» el de
una carta para Europa, «4» el giro postal, etc.; pero por muy fina que se
haga la clasificacián de los servicios, o, lo que es igual, por muy fragmentatanto como permitan los datos
da en subparcelas que tengamos la parcela
siempre podrá producirse una variacián de precios que por esdisponibles
tablecer diferencias en una subparcela, no se pueda reflejar exactamente. Por
ejemplo, en la siguiente rnodificación de las tasas se mantiene el franqueo
con los países de la CEE y se eleva el de los otros europeos, se rebaja el
primer tramo de peso de la carta ordinaria de 20 a 15 grs y en lugar de
aplicar un único gravamen a la suma girada pastalmente se introducen recargos variables por intervalos de importe remitido. Una sola de las anteriores circunstancias, y más las tres conjuntamente, hace que nuestro elaborado
a.rtículo-testigo no pueda dar una media fiel del cambio de precios, como ya
habíamos anticipado.
LA REPRESENTAC.[ÓN EN EL ( IYDICE DE PRECIOS DE C'ONSUMO (I.P.C.)
fi3
Una sucinta ojeada a la complejidad de las tarifas de otros servicios públicas (teléfona, electricidad, ferrocarril, ...) y, sobre todo, a las cambias cualitativos de sus modos de facturación (introduciendo estacionalidades diarias,
semanales, anuales, ...; distinguiendo según la candición del usuario: jóvenes,
personas mayores, ...) confirmará definitivamente nuestro aserto anterior de
que no se puede ni elegir, ni construir un artículo cuyo precio guarde una
correlación perfecta con los de sus compañeros de parcela de gasto.
5.
LA MANIPULACI(JN +O ÁDULTERAC'ION DE LOS INDICES DE
PRECIOS
Dicen los tratadistas y conflrma el sentido común que los procesos inflacionistas se aceleran cuantos más agentes económicos quieran ponerse a saIvo de sus efectos y cuanto más intensos crean que son estos, llegándose en
casos extremos, como en la Alemania anterior a Hitler, a una hiperinflación
galopante espoleada por la conducta neurótica de tados 1os ciudadanos. Si
los gobiernos temen hacer públicos datos desfavorables sobre ínseguridad
ciudadana, balanza de pagos o desempleo por la crítica a su gestión que
conllevan, más aún temen que la plasmacián numérica de la velocidad con
I. P. C'.
resulte alta, pues además de lo anterior es
que crecen los precios
por sí misma y vía convenios colectivos, alquileres, ... etc., un factor inflacionista de primera magnitud. El público alberga tercamente la sospecha de que
el poder ejecutivo, pretendiendo a la vez edulcorar la censura y quitar leña
del fuego inflacionista, manipula los resultados estadísticos. ^Es esto cierto?.
La introducción desarrollada permite matizar debidamente la respuesta.
Asegurar que ningún esbirro del M inistro, armado de «tippex», retoca las
cifras o adultera los datos registrados en el ordenador sería insuficiente (además de ofensivo para Ios funcionarios responsables), p ^ero decir que las autoridades econámicas toman sus decisiones sin considerar en absoluto la repercusión de las mismas sobre el I. P. C. seria falso. La cuestión está en matizar
hasta qué punto en ciertas medidas de politica económica (impuestos indirectas, aranceles o cuotas de importación, autorizacián de precios, ...) el efecto
sobre el indicador oflcial del coste de la vida no priva sobre otras razones
más «naturales» como puede ser el abaratamiento de los bienes de primera
necesidad. Y en todo caso, la «tele-manipulación» se derivaría del carácter
muestral y por consiguiente representativo del bien o bienes afectados por
las disposiciones oficiales, a diferencia de los otros ocupantes de su parcela
de consumo y representados por aquellos, cuyos precios fluctuarían libremente (lo que equivale a decir que ascenderían más aprisa). De modo que
cuando el Gobierno mantiene o baja el precio de la gasolina está influyendo
en el I. P. C. «lícitamente» puesto que este derivado petrolífero casi sólo se
representa a si misrno (más los aditivos tipo «VNyns», las parcelas añadidas y
ESTADIs^^fIC:A ^.SPANC?LA
las cíe «gastos no desglosables»). En el extremo contrario se hallaria el caso
hipotética de congelar los precios de los medicamentos que entran en la cesta muestral y autorizar alzas en los demás, puesto que aquéllos siempre serán una mínima parte del total (se ha escrito alguna vez que en el Mercado
Españal habia l b.OC^C} especialidades farmacéuticas}.
6.
EL EN^EJEC"IMIENTO Y LA EXTINCION DE LOS TESTIGOS
La falta de correlación entre el representante
testigo
y lo representado
parcela de cansumo
que es de suyo máxima en las parcelas muy heterogéneas y que puede aumentar artihcialmente por rnanejos politicos, es un
escolla menor frente a los que presenta el seguimiento del testigo a lo largo
de el tiempo. ^on los años, son muy poco los artículos que permanecen
inmutables como la cajetilla de «Ducados», el boligrafo «Bic», el corte de
pelo o la citada bombona de butano. Esta clase de productos testigos ideales
(invariables, representativos, ...) del tipo de las camisolas «Lacoste» sólo se
conocen a pasteriori. Lo corriente entre los bienes no alimentarios es que
tengan una existencia efímera, generalmente mucho más breve que los 3/6
años que viene a durar, por ejemplo, un modelo de automóvil antes de recibir el primer lote de mejoras sustanciales. Si en la versión moderna se puede
aun reconacer trazas de la antigua hay métados que basándose en los parárnetros esenciales discriminan el aumento de precifl del aumento de calidad
admitiendo que éste no pone en entredicho la libertad del consumidor (1).
Desgraciadamente en otras muchas ocasiones desaparece limpiamente un
bien sin que el mismo fabricante o la competencia ofrezcan otro sustituto
claro. Tal sucede por ejemplo con los aparatos de luz, las sillas, e1 calzado y,
desde luego, con la ropa.
La Oficina de Estadística que hace un par de años hubiera elegido un
mono para representar la vestimenta femenina se encontraria hoy con los
maxi jerseys sobre los que sobresalen las hiper-camisas que se llevan por
fuera del pantalón-polaina. Dar un índice de precios de una tienda de la ultra-vanguardia, por ejemplo las que comercializan las creaciones «ad-lib» en
Ibiza (Baleares, Spain), es un problema insoluble, pues de un año a atro
cambia todo.
Aún descontando los extremos inferior (bienes usados, con desperfectos,
pasados de moda, ...j y superior de la escala, como prescriben Serrano Sánchez y Garcia España (2), para hjarnos en las mercaderias de tipo medio y
(1) Este aspecto ha sido tratado por el autor en otro artículo aparecido en el n.° 109 de
«Estadística Española» correspondiente a oetubre-diciembre 1y^5.
(2) GARC'ÍA ESPAÑA, SERRANn SANC^}^^;z: «Indices de Precios de C'onsumo». INE. Madrid
19^ l.
LA REPRESENTAC1bN EN EL ^NDICE DE PRECIUS DE CONSUMC:) ([.P_C.)
C^5
uso muy extendido, las dificultades no se desvanecen; tan sólo se atenúan lo
suficiente para que abordemos la medición con la ilusión de que es viable y
además exacta.
«Desearía saber el precio que tiene una americana sport, talla 48, de tres
botones, dibujo "Harris", con tres bolsillos interiores del fabricante F y 80 °io
de lana y 20 % acrílico», dice el agente de toma de datos al encargado de la
tienda de confección donde la temporada anterior se observó esta prenda.
«No la tenemos, ni creo que usted la encuentre porque este año viene todo
distinto». «^Y que es lo más parecido en americana sport?» ^<Bueno, tenemos
estas amplias, de rayas grises oblícuas, ..., aquellas de "cuadros madrás" y
vamos a recibir otras "Pierre C'ardin", pero ninguna tiene el 80 "%; de lana y
las tres tienen precios distintos».
Seleccionar la chaqueta sustituta es difícil, incluso en este ejemplo simplificado, pues no se trata de elección que cada uno puede hacer como consumidor individual, cargado de elementos subjetivos
algunos tan inconmensurables como el gusto , sino de la que haría el comprador estándard del
Estrato de Referencia para aleanzar la misma satisfacción que con la prenda
desaparecída.
Esta operación de reemplazar un bien de Ia muestra por otro es, como
acabamos de ver delicada y, teóricamente, objetable. Pero objetable seria
asimismo mantener en la muestra ciertos bienes cuya demanda se ha contraído tanto que han perdido irnportancia y, lo que es pero aún , por las
leyes de mercado su precio ya no corre parej o con los de sus compañeros de
parcela. Tal seria el caso de los televisores en blanco y negro para representar el epígrafe de televisores en general. Cualquiera que sea el motivo, cambiar de testigo en una parcela es como realizar un cambio de base: se deja
de tomar el precio de una cosa
un bien, toda la cesta muestral
para
empezar a tomar ei precio de otra cosa ---^otro bien, otra cesta
semejante
a la primera. No siendo rigurosamente adrnisible el enlace, éste se realiza en
ambos casos.
7.
LA REPRESENTAC.'ION DE LAS NOVEDADES
Exactamente igual que la vista tarda en ser consciente de los fenómenos
nuevos, para Ios que no se había formado un patrón previo, asi también las
ciencias sociales con la estadística descriptiva como herramienta básica, tardan en percatarse de las novedades. Ya con encuestas, ya can los ojos, uno
se encuentra solamente con lo que espera encantrarse. Tan es asi, que si un
dia la realidad ínvestigada cambiara radicalmente y nos enfrentáramos a este
cambio sólo a través de las cifras -o sea, sin confirmaciones personales di-
^
ESTADfST1CA ESPAIVOLA
rectas
las rechazariamas de plano como debidas a un fallo del ordenador
o a cualquier otra anomalía.
Sólo se designará un epígrafe en la E. P. F, para aquellos artículos o tipos de articulas que hubieran consolidado su presencia en el Mercado antes
de la elaboración de los eódigos y parcelas de clasificación. Los que apareciesen en él a veces largo período que va desde que se termina la clasificación hasta que concluye la encuesta serán asignados a esos cajones de sastre
que se llaman, «otros gastas de...»o a las parcelas más afines. Por último las
novedades surgidas tras el final de la investigación
abril 1981 en el caso
español
no entran en ella y por consig^iiente tampoco en el I. P. C. (3).
8.
LA ADAPTACION DE LA METQDOLaOIA/MUESTRA AL
CAM BIO DE LOS TIEM POS
Concluiremos esta sucinta revista al aspecto de la representación en el
I. P. C. con una rápida comparación con el pasado.
Hay tres notas diferenciales o tres líneas por las que ha avanzado nuestra sociedad, a destacar p©r su relevancia para nuestro análisis: el aumento
del nivel de vida, la progresiva liberalización comercial y la menor transformación de bienes u obtención de servicios dentro de los hogares. La primera
y la última reportan mayor variedad de bienes a disposición de los consumidores, la segunda, mayor variedad de precios; las tres, agudizan las dificultades para la medici+ón del I. P. C.
Desde las economías fuertemente intervenidas durante la guerra y la pasguerra en las que además de los precios estaban controladas Ias cantidades
-cartillas de racionamiento-, se ha pasado en casi todo el Occidente desarrollado a un esquema neoliberal donde se confía en las leyes de Mercado
para la determinación de la mayoría de los precios al por menor. Así la orden del 17-6-83 del Ministerio de Economía y Comercio Español reduce considerablemente la lista de artículos con precio autorizado o comunicado (derivados petrolíferos, transportes, comunicaciones y alimentos de primera necesidad, principalmente) y se espera una reducción aún más drástica en un
futuro inmediato.
En la larga marcha de las naciones capitalistas hacia la Sociedad de
Consumo opulenta se aprecia una progresiva adecuación de Ia realidad a los
esquemas teóricos de la Contabilidad Nacional, pues los hogares tienden a
{3} En nuestro trabajo «Sobre la Cesta de la Compra del I. P. C.» (Estadistica Española,
núrn. 11 1} desarrollarnos más ampliamente la cuestión de la de^ciente representación de todo lo
novedoso en los índices.
LA R.EPR.ESENTACIÓN EN EL tND1CE DE PREC^IOS DE CC)NSUMO ([.P.C'.)
b7
•
convertirse en consumidores puros. Un sector productivo cada día más agresivo combinado con el aumento de la renta disponible hace que se fabriquen
y vendan mercancías más acabadas, más próximas a1 estado flnal en que son
utilizadas, acaparando la industria fases de transformación que antiguamente
tenían lugar en los hogares. Los ejemplos de tal proceso son numerosos en
alimentación: mayonesas, flanes, croquetas, magdalenas, ..., que hasta ayer se
hacían en casa hoy se compran, generalmente. Tampoco faltan casos análogos entre los bienes no alimentarios aunque sean menos evidentes. Sin necesidad de recurrir a la industria farmacéutica y usando ingredientes como sal,
aceite, agua hirviendo u otros igual de elementales se preparaban en casa
multitud de remedios o paliativos de las enfermedades siguiendo fórmulas
terapéuticas ancestrales que se concretaban en lavativas, ponches, gárgaras,
anhidrosis, apósitos, ..., etc. En el ramo textil, el valor añadido por los
miembros femeninos de la familia era decisivo en mantelerías o juegos de
cama y el número de prendas confeccionadas o«pret-a p©rter» -o sea listas
para usar, acabadas
que se adquiría era pequeño.
Las consecuencias que para una precisa estimación del I. P. C. tienen los
anteriores cambios son claras. De una oferta comercial reducida a«cuasi
materias primas» (azúcar, harina, huevos, telas, hilos, ...) se ha pasado a otra
que incluye todas las combinaciones posibles de las mismas (magdalenas, sobaos, «donuts», ropa hecha, ...) realizadas por multitud de fabricantes y presentadas en distintos formatos. La cesta de 1a compra total se ha dilatada
exponencialmente: de la tienda de pueblo al gran almacén, del colmado de la
esquina al grandioso hipermecado, de la tahona a la boutique del pan. Entretanto, la cesta muestral solamente se ha ampliado de 120 a 428 artículos.
De la comparación con las estimaciones de hace unas décadas, la precisión del I.P.C. actual saldría muy rnalparada a no ser que contrarrestásemos
los argumentos expuestos con otras consideraciones como el aumento de la
correlación e interdependencia, al menos dentro de cada estrato-parcela donde se toma un representante para la muestra.
ESTAUISTICA ^,SPAÑUL.A
SU M NiA^ RY
REPRESENTATION IN THE CUNSUMER PRIC'E INDEX
The subject of this paper are the limitations, conventians and
campulsions which characterize both the determinatian and the
following up of the sampling representation of the shopping basket, The great variety of everyday examples and of references to
present day situations wili make the paper of interest for a wide
sector of the scientific audience.
Key words: ^onsurner Price Index, Shopping basket, Statistical manipulation.
AMS 1980 Subject classification: 90 - O1.
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