TRES FUTURAS FÍSICAS: ¿NUEVAS REALIDADES VS VIEJAS PAUTAS PARA EL GÉNERO? Célica Esther Cánovas Marmo1 Resumen ¿Qué vivencias tienen tres estudiantes de Física sobre sus roles y funciones como mujeres con un proyecto profesional, en el ámbito de las ciencias exactas? Para contestar esta interrogante se recupera, analiza e interpreta el diálogo entre cuatro mujeres académicas (tres jóvenes estudiantes de una universidad de provincia mexicana y la investigadora); mismo que, pautado por preguntas, pretende que el yo personal de las jóvenes se transforme en el yo social, a través de dimensiones simbólicas y relacionales (Garay, 1997); con la expectativa de que sean diferentes de las que se imponen culturalmente. La epistemología crítica (Zemelman, 2000) permite articular dichas dimensiones, entre sí, así como con las dimensiones del imaginario social (Castoriadis, 1998) que definen (y hacen que se perciba) el desempeño profesional de hombres y mujeres en el ámbito de conocimiento de la Física; el género como categoría ordenadora explica, “…un tipo de desigualdad específica” (Barquet, 2002:1). Palabras claves: Universidad, estudiantes de Física, vivencias, género. Abstract What are the life experiences that three physics students have had on their role models and responsibilities as women, within their professional projects in the area of the hard sciences? To answer this question, the dialogue among four women is recovered; expecting that these dimensions are different to those imposed culturally. Personal interviews are analyzed and interpreted so that the “personal” subject of these young women will be transformed into the “social” subject, through symbolic and relational dimensions (Garay, 1997). The critical epistemology (Zemelman, 2000) allows the articulation of these dimensions, as well as with the social imaginary (Castoriadis, 1998) which define the professional development of men and women in the area of physics; the genders as a structuring category is explained as “…a type of specific inequality” (Barquet, 2004:1). 1 Dirección Electrónica: [email protected] Grados académicos: Licenciada en Educación. Licenciada en Historia. Maestría en Educación. Maestría en Humanidades con la especialidad en Letras Universales. Doctorado en Ciencias Sociales Key words: University, physics students, life experiences, gender. Introducción El tema de esta ponencia lo constituyen las representaciones y significados que le dan a su condición ser mujeres, tres estudiantes de un Instituto de Física de la Universidad de Guanajuato, ubicado en una ciudad del centro de México que no es la capital del estado guanajuatense. La pregunta detonadora de este estudio de caso es: ¿Cómo son las vivencias de tres estudiantes de Física sobre sus roles y funciones como mujeres con un proyecto profesional en el ámbito de las ciencias exactas? El objetivo principal del estudio era incursionar en las nuevas generaciones, recuperando sus miradas desde la subjetividad y el intelecto sus perspectivas sobre el ser y el quehacer del género en ámbitos del conocimiento que siguen considerándose “propios” de ejercicio masculino. A través del diálogo de cuatro mujeres académicas (tres jóvenes -estudiantes del Instituto de Física, de una universidad de provincia mexicana del centro del país- y la investigadora), pautado por preguntas aparentemente ocasionales de la última, permitió que el yo personal de las primeras se transformara en yo social, al darle un significado cultural construyendo dimensiones simbólicas y relacionales (Garay, 1997) en un área tradicionalmente concebida para los hombres. Para encontrar respuestas y cumplir con el objetivo propuesto, mediante el paradigma metodológico cualitativo se implementó un proceso conversacional-dialógico basado en preguntas detonadoras que fijaron los siguientes observables: Ámbito familiar nuclear (relaciones con sus progenitores, hermanos, otros; tareas extra-académicas). En la Facultad de Física (Tales como: experiencias de estudios, la manera de relacionarse con los profesores, compañeros, compañeras). Visualización de sus futuros ejercicios profesionales en la confluencia de sus funciones naturales de mujeres (tener compañero, ser madre). Dichos observables son las categorías analíticas que permiten, además organizar el contenido de esta presentación. A manera de conclusión el entretejido de las observaciones realizadas en los aportes vivenciales de las estudiantes con lo que se recupera desde la teoría nos permite reflexionar sobre la manera que cada una tiene de entender el género que les es propio. Referentes conceptuales Los aportes teóricos identificados como descripción articulada (Zemelman, 1992), permitieron asumir las dimensiones conferidas a la realidad por cada una de las entrevistadas orientadas por sus proyectos profesionales y articuladas entre sí, así como con las realidades de sus mayores (padres y profesores), así como con el imaginario social (Castoriadis, 1998) que define y hace percibir el desempeño profesional en el ámbito de la Física como un ámbito de y para hombres. Cabe señalar que en dicho imaginario social también se tuvo presente el concepto de representaciones sociales desde la perspectiva de Jodelet, para quien éstas “constituyen modalidades de pensamiento práctico orientado hacia la comunicación, comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal”(Citado por Moscovici, 1986:474); en este contexto, el género como categoría ordenadora delimita un plano social de estructuras sociales, “explicativa de un tipo de desigualdad específica” (Barquet, 2004:1), por lo tanto se asume que el género como categoría de análisis, por un lado es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos; por el otro, como una forma primaria de las relaciones de poder; como tal, “nos permite aproximaciones al estudio social entre hombres y mujeres de una organización social específica” (Cruz y Ravelo, 2004, p. 15). La inquietud de recuperar la palabras de estas jóvenes se basó en la concepción personal de la investigadora, quien sostiene que ciertas mujeres buscan elevarse sobre los valores y atributos asignados al género por la cultura de la época y el lugar donde se desenvuelven, mediante un proceso de autoconstrucción, siendo activas como sujetos al sentirse capaces de elegir, asumir y concretar acciones que las definan, para lograr ser personas que, como lo sugiere la etimología de la palabra, elijan y adopten la máscara con la que son y actúan en el escenario social –reservado para el hombre por la tradición cultural-, como mujeres capaces de ser ellas mismas, por sí mismas. Pensar de esta manera conlleva la necesidad de seguir trabajando en la categoría significativa, que se constituye en un eje rector de nuestra propuesta teórica, la de sujeto-persona-mujer, (Cánovas, 2004-2011); constituyéndose en un claro ejemplo de mujeres universitarias que rompen el techo de cristal (Bustos, 2007) impuesto por el sexismo moderno (Benokraitis y Feaging, 1995, citado por Bustos, 2077: 4) Por lo tanto, desde el paradigma inductivo se construye el objeto de estudio del caso en cuestión orientado por el problema ya mencionado (¿Qué vivencias tienen tres estudiantes de Física sobre sus roles y funciones como mujeres con un proyecto profesional, en el ámbito de las ciencias exactas?), pregunta principal que nos mueve a plantear otras interrogantes: ¿Es posible establecer semejanzas en los significados que ellas, como representantes de una generación, otorgan a la condición de mujer en el ámbito de las ciencias exactas? Así como ¿qué diferencias y/o similitudes establecen en dicha condición del género a los significados culturales del imaginario social de los contextos académicos y familiares en que se desenvuelven? Metodología Dado que ya se definió como inductivo el paradigma general del estudio de caso que nos ocupa, cabe señalar que para construir el objeto de estudio se eligió la conversación con la finalidad de llevar a cabo una entrevista grupal con las tres estudiantes, ello permitió recabar el material para luego transcribir, analizarlo e interpretarlo como texto escrito, desde una perspectiva crítica del discurso. Dicha perspectiva se basa en la visión de Wodak (1996 a, b, citado por Wodak y Meyer, 2003: 26) de lo que particulariza como “las relaciones complejas y polifacéticas entre lenguaje y la sociedad”, lo cual para la autora mencionada demanda de una postura investigativa multidisciplinarias, donde la lingüística crítica y el materialismo histórico juegan un rol importante; ello permite y motiva un ejercicio interpretativo importante en la construcción epistemológica en el momento de imaginar las dimensiones de análisis como una coyuntura del especio y tiempo que determina el estudio de caso. Previo a dicho encuentro de conversación se acordó realizar un desayuno en la casa de la entrevistadora. El evento se gravó con la autorización de las participantes, y tuvo una duración de casi cuatro horas de plática, donde las estudiantes y la entrevistadora dialogaron de temas diversos aunque focalizados en los observables antes mencionados (familia, contexto escolar, relaciones entre hombres y mujeres y la respectiva autovisualización como profesionistas de la Física ante sí mismas y en dichos contextos). Los sujetos seleccionados son tres jóvenes de clase media, estudiantes de la misma generación de la institución ya mencionada y que se reconocen mutuamente como amigas. Ellas fueron foco de interés de conocimiento porque un día se tuvo la oportunidad de hablar con una de ellas y despertó la atención su manera madura de abordar temas propias del género que dejaron entrever una postura sólida sobre temas como el noviazgo, el matrimonio y los hijos, de ahí surgió la idea de recabar sus vivencias y las de sus amigas sobre estos y otros tópicos que permitieran comprender cómo ellas entendían las funciones y los papeles de las mujeres en la academia científica. El primer acercamiento permitió formase una general idea sobre sus contextos familiares, ya que hizo posible saber que una de ellas es hija de un empresario de la industria del calzado, su mamá se dedica a las labores del hogar y ella es la hermana mayor de tres hijos, es una familia tipo constituida de la ciudad donde estudia, la identificaremos en este trabajo como D. Otra de las estudiantes viene de la capital de un estado aledaño a Guanajuato, su padre es profesionista, su madre se dedica a las labores del hogar, madre y padre están separados, lo cual hace que el padre viva con su hija cuando las labores profesionales de éste así lo demandan; en el trabajo la identificamos como A. La tercera entrevistada vive con su familia nuclear en la ciudad donde estudia, padre y madre son profesionales en ejercicio, tiene una hermana que también estudia; la identificamos como G. Marco institucional El Instituto de Física de la Universidad de Guanajuato (IFUG), donde estudian las entrevistadas, inició sus actividades el 1o. de marzo de 1986, con base a un acuerdo del entonces Rector en ejercicio, con el objeto de “desarrollar la investigación básica y aplicada en el campo de la Física y la formación de recursos humanos de alto nivel académico en la misma área”, con tales fines hubo un convenio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde la Universidad de Guanajuato se comprometió a la creación de dicha institución para desarrollar actividades de investigación, proveer la infraestructura necesaria y establecer programas de posgrado con especialidades en Óptica, Altas Energías y Aceleradores; a cambio la UNAM se comprometió a trasladar a la Universidad de Guanajuato su programa de Física Experimental de Altas Energías y Aceleradores; así se funda el IFUG. El 10 de mayo de 1991 fallece el Rector fundador y son candidatos a ocupar el cargo dos académicos, uno recomendado por instituciones de la capital del país y otro de la universidad local, ambos llegaron a ser directores del IFUG. Durante sus direcciones se contrataron más físicos como investigadores y profesores de planta, abriéndose las líneas de investigación de Gravitación y Mecánica Estadística, y se fortaleció considerablemente la de Altas Energías. Posteriormente se abrieron líneas de investigación en Física Aplicada, Astronomía, Física Médica y Mecánica Cuántica. En 1998 se crearon las carreras de Licenciatura en Física e Ingeniería en Física, donde nuestras entrevistadas ingresan en 2006 a un escenario educativo donde estas ciencias exactas se caracterizan por una baja matrícula, casi nula presencia femenina y una falta total de políticas de equidad de género como lo atestiguan los datos que a continuación se exponen. Acercamiento al ámbito académico universitario de las ciencias exactas, desde otras investigaciones Si bien el derecho de las mujeres a ser educadas académicamente se sustenta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en la que el rubro Educación la igualdad se justifica en aspectos tales como que todos los educandos –mujeres y hombrestienen el derecho de recibir de manera igualitaria una educación de calidad; debido a que por un lado, el derecho a la educación es igual para todos, y por otro, a que todos los educandos son iguales en dignidad y son sujetos activos de iguales derechos y libertades. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la educación comprende todas las actividades deliberadas y sistemáticas diseñadas para satisfacer necesidades de aprendizaje e implica la comunicación, en cuanto involucra la relación y transferencia de información entre dos o más personas, que puede ser o no verbal, directa o indirecta; además, es organizada en el sentido de que es planeada en un modelo con objetivos explícitos o implícitos. Históricamente la educación se ha constituido en el medio por excelencia para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; ya que es un catalizador del desarrollo del individuo y elemento que genera una transformación de la sociedad que se traduce en referente para el progreso de nuestro país. Asimismo, es una variable en el diseño e implementación de cursos de acción de carácter social como el combate a la pobreza y la marginación, así como atemperar las diferencias en cuanto a la distribución del ingreso. A su vez, es posible que el nivel educativo en mujeres y hombres tenga consecuencias directas en sus posibilidades de acceder a un empleo bien remunerado y a mejores condiciones de vida2. No obstante en las instituciones de educación formal y no formal se pueden observar situaciones donde priman la asignación de roles que favorecen al enraizamiento de acciones discriminatorias hacia la mujer ya que son ámbitos tradicionalmente identificados como masculinos, lo que se constituye en un factor determinante de lo que pasa en la prácticas cotidianas institucionales en cuanto a la existencias de acciones que incluyan de manera plena a las mujeres en dichos contextos, aun existiendo estatutos oficiales que así lo establecen, y que pretenden hacerse eco de la demanda de nuevas conductas en las relaciones de mujeres y hombres, motivados por el tránsito de cambios extremos, durante la 2 Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Mujeres y Hombres en México 2009. Decimo tercera edición. México, 2009. p 191-193. primera década del siglo XXI, de los cuales se destacan la globalización económica, los avances tecnológicos y los trastoques culturales. Estos cambios conllevan al establecimiento de un nuevo orden, donde los que “antes” eran contrarios, “ahora” pueden ser considerados complementarios. No obstante resta mucho por hacer, como lo demuestran muchos testimonios al respecto. Así, en marzo de 2007, en el marco del II Ciclo de Conferencias Mujer Ciencia UNAM, la Secretaria de Desarrollo Institucional, Rosaura Ruiz Gutiérrez, sostuvo como punto prioritario la necesidad de implementar políticas educativas y laborales con perspectiva de género; ya “al mismo tiempo que se busca atacar y abolir los estereotipos que obstaculizan el desarrollo de las mujeres en las ciencias exactas y la tecnología, es urgente tomar medidas de frente al futuro, a través de la concepción y la puesta en marcha de estrategias para atraer al sector femenino a estos campos del conocimiento”, la mencionada participante enfatizó que son múltiples los factores que inciden en esta situación, en los que se destaca el desequilibrio en el acceso a la educación científica y tecnológica, la participación femenina minoritaria en puestos de gestión y de decisión en el nivel superior, las barreras culturales e institucionales que impiden el desarrollo de las mujeres en el ámbito académico”; a dichos señalamientos -señaló la expositora-, se agregan la falta de empleo públicos y privados que concilien la vida personal, familiar, profesional y laboral de las mujeres para lograr la igualdad entre ambos sexos. A pesar de esta situación, la presencia de las mujeres en los ámbitos académicos universitarios mexicanos ha ido en aumento, como lo demuestran ciertos datos estadísticos ya que en 1984 en el Sistema Nacional de Investigadores había solo 283 mujeres, en 2005 se registraban 3 mil 322 científicas y, según Olga Bustos –investigadora de la UNAM- en las instituciones de educación superior había en 1969 el 17 por ciento de mujeres y en el ciclo 1999-2000 llagaba casi al 50 por ciento. Dichos progresos numéricos no se dan por igual en las diferentes áreas del conocimiento ya que en las ciencias exactas la presencia de las mujeres es minoritaria. Por ejemplo, las Estadísticas de Educación Superior reportadas por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) informan que en la entidad federativa guanajuatense, en las instituciones que imparten clases a nivel de licenciatura en Ciencias Naturales y Exactas hubo, en el periodo 2004-2005, un ingreso de 53 hombres y 20 mujeres. En el año 2006, en el que comienzan nuestras entrevistadas, según sus propias vivencias, al Instituto de Física ingresan en la Licenciatura en Física y en Ingeniería en Física 60 alumnos (30 por carrera), de los cuales en la Licenciatura menos de la mitad son mujeres; en el tercer semestre quedan 18 y terminan la carrera 12, de los cuales 6 son mujeres. Decisión de cursar la Licenciatura en Física Las tres entrevistadas explican por qué estudian Física. En D influye en su toma de decisión el ejemplo de una maestra que tuvo en la preparatoria: Yo siempre digo que mi deseo de estudiar hacerme física fue el ejemplo de mi maestra V. Ella nos daba Física en secundaria, y luego en la preparatoria. Todo se hacía tan fácil cuando ella lo explicaba; además era tan simpática y nada se le atoraba. Con el tiempo supimos que para estudiar había tenido que batallar mucho porque en su casa no la habían apoyado para que lo hiciera; ella nos contaba y se reía. De sus hermanos y hermanas, ella era la única que había estudiado, lo cual era poco esperado en esa época. La mamá le insistía que esa manía de estudiar era para ricos y para hombres. Bueno… a mí me pasa algo parecido en mi casa. Cuando habla G sobre su decisión de estudiar Física no precisa qué la determinó a tomar esa determinación: No sé… siempre me gustó esa materia, pero no encuentro algo que me determinara a estudiar. Lo que sí te aseguro que me siguen viendo como una cosa rara cuando digo que estoy estudiando en el Instituto de Física. La verdad es que el venirme a estudiar a aquí, me ha dado mucha libertad y eso creo que también influye a que cada vez me guste más hacer lo que hago. Para A el gusto por la Física comienza desde los años de secundaria, cuando ve la materia por primera vez. Desde que estaba en la secundaria y luego más en preparatoria me gustó Física. En mi casa mi padre y mi madre son profesionales, muy estudiosos, pero uno es administrador de empresas y mi mamá es antropóloga; mi hermana estudia Biología. En el grupo, muchos de nuestros primeros compañeros han desertado, éramos treinta cuando comenzamos, ahora quedamos doce en este último semestre; ahora somos la mitad mujeres –cuando ingresamos éramos menos mujeres que hombres-. Cuando nos encontramos con algunos de los que dejaron de estudiar, nos dicen que no pudieron con las exigencias de la carrera, casi transformada en ciencia pura; a mí es precisamente lo que me apasiona, aunque me interesa también la aplicación del conocimiento –de hecho quiero hacer estudios sobre el calentamiento global-; el quehacer abstracto, me fascina. Estas tres jóvenes permiten reconocer la polifonía en que se desenvuelven cotidianamente en relación con la condición de ser mujeres en el proceso de decisión de estudiar una ciencia exacta. Sus relatos vivenciales reproducen tres escenarios distintos en que se operan los cambios en los atributos culturales del género. D decide estudiar Física por la influencia de una maestra que ella admira por la forma en que enseña la materia (Lo que nos hace preguntar si debemos de entender sus vivencias como lo aprendido culturalmente: ¿el enseñar como función adjudicada al género femenino durante los primeros años de hijos e hijas?) y, a la vez, porque debió de enfrentar una situación de oposición de la madre, como D dice que la vive con su madre. En el caso de G no hay un motivo preciso de por qué se decidió estudiar Física, sin embargo ello parece transformarse en un factor de liberación para ella, de una situación que se muestra renuente a ahondar. Para A el contexto familiar le da poder de decisión ya que lo vive como un contexto de seguridad que le facilita la toma de decisión de asumir su carrera como un proyecto profesional donde la investigación se constituye en el centro de interés y cuyo tema es algo que incide en toda la población mundial. En el seno familiar La situación de D, en cuanto a su relación con la familia en el momento de elegir la carrera, llama la atención la centralidad que ocupa la figura materna de la que se expresa con un claro respeto como autoridad, no sin dejar entrever un tono beligerante respecto a la misma: Mamá es el centro de la casa, la que siempre está al pendiente de nosotros. Cuando decidí ingresar a la universidad para estudiar Física, fue la que más insistió para que eligiera hacer otra cosa. Su razonamiento era que si finalmente me iba a dedicar a la docencia, por qué no me metía a la Normal del Colegio América; según ella las monjitas -Mínimas de María- eran buenas y me enseñarían los valores que de seguro en el Instituto nunca iba a aprender. G se refiere a su familia de manera fugaz, es un tema que, de manera inteligente, soslaya parece que no quiere profundizar; sin embargo, los comentarios que hace dejan la sensación de ser como puntas de un iceberg: Cuando dije que vendría a hacer la prueba de admisión en mi casa había otros temas de interés, mis padres se estaban separando. Cuando la aprobé, me dijeron que dónde viviría y mi Papá me buscó casa; para él no dejó de ser una solución, ya que con el pretexto de que me viene a ver y que atiende asuntos de su trabajo, se pasa mucho tiempo acá. Esto no quiere decir que hayan estado de acuerdo con lo que decidí estudiar porque cada vez que pueden me hacen comentarios sobre la manera en que me ganaré la vida y que si ha de ser dando clases, que podría haber elegido algo más fácil o comentarios por el estilo. Los comentarios de A denotan una familia estructurada con bases en el compañerismo, la comprensión y el respeto por el otro: Mis padres son solidarios, respetuosos de lo que decidamos hacer. Como ya dije, los dos son profesionales en campos muy diferentes a los que hemos elegido mi hermana y yo, pero están al pendiente de nuestras inquietudes. Conversamos mucho y ellos nos atienden; nos preguntan sobre lo que vamos haciendo. Sin embargo, son bien papás, cuando tienen que decirnos algo para que pensemos si estamos o no haciendo lo que está bien, lo hacen y no dejan el tema hasta que hemos analizado todo; más de una vez, de esas conversaciones tanto me hermana como yo, cambiamos nuestras decisiones. Se identifican con mayor precisión los escenarios esbozados en el momento que decidieron ingresar al Instituto de Física. La situación de D no permite formarnos una idea de un hogar constituido a la usanza tradicional, donde el padre es el proveedor y la madre se encarga de la crianza de los hijos y actúa como administradora y censora del destino de la hija, para quien ve la conveniencia de que estudie en lugar que le inculquen valores y que sea específico en el desarrollo y madurez de su hija, según los cánones impuestos por los valores culturales asignados a las mujeres. En cambio G evidencia una familia disfuncional, donde sus padres estaban en proceso de divorcio y el padre busca solucionar la estancia de su hija en otra ciudad, lo que a su vez le permitirá tener un domicilio que le permita transitar con cierta comodidad a una nueva realidad, y para G implica una manera de poner tierra por medio de una situación que le duele pero que no le corresponde solucionar. Para A el seno familiar es un escenario donde prima la práctica de los valores de la convivencia (afecto, respeto, diálogo, comprensión entre los integrantes de la familia, sin implicar esto la carencia de las figuras de autoridad del padre y de la madre). Sobre hombres y mujeres en el contexto institucional En el ámbito escolar, ellas no denotan posibles antagonismos entre hombres y mujeres, no entre compañeros, ni entre los profesores; sin embargo hacen algunos comentarios que penen a hombres y a mujeres en distintos planos. Así, según D: En el grupo nos llevamos bien con todos, aunque amigas somos nostras tres y cuando tenemos que estudiar y hacer cosas en grupo, siempre nos organizamos entre nosotras. Lo que sí me doy cuenta, es que los varones son más flojos no solo para hacer cosas en la clase hasta cuando organizamos alguna fiesta, ellos están más atenidos a lo que las mujeres llevamos. G se refiere a sus compañeros varones en estos términos: En general no se saben administrar, sus padres le dan dinero para la semana y ellos se los gastan en los primeros días, van a los antros, al cine, invitan a otros y los últimos días la pasan muy mal; peor si el dinero se lo dan por quincena o por mes. En cuanto al estudio, pienso lo mismo que D son más atenidos. Pero así los enseñan en las casas, a los hombres hay que estar haciéndoles las cosas, ellos exigen o esperan, pero no se las hacen. En cuanto a A, sus comentarios sobre la relación con los compañeros son: Sí, lo que dicen D y G pero pienso que esto debe de cambiar y está en nosotras no seguir los mismos juegos. Soy de la idea de que hay que decirles y si no entienden, no hay que hacer por ellos, las cosas que les corresponden hacer. Respecto a sus profesoras y profesores, evidencian el bajo número de mujeres que están en el Instituto y cómo llevan a cabo el ejercicio profesional. Para A, el desempeño institucional depende de la edad: Sólo son dos profesoras las que ejercen en el Instituto. Una se dedica a lo administrativo, tiene hijos chicos y pienso que atenderlos le impide otro tipo de movilidad laboral –como hacer investigación e ir a congresos-; la otra sí lo hace es mayor y se ve que tiene más tiempo para desenvolverse profesionalmente. Ambas fueron muy buenas maestras, cuando nos dieron clases. De los profesores que tenemos, todos han sido buenos; se dedican por entero al trabajo, son investigadores, difunden sus trabajos y se desempeñan como docentes. G y D afirman con movimientos afirmativos de sus cabezas lo que dice A. No agregan comentarios. El análisis crítico del discurso permite entender que las jóvenes entrevistadas manifiestan su percepción del género como una categoría ordenadora, cuyo orden debe de cambiar; sin embargo, como el género también se asume como un campo de categorías que forman el corpus teórico de la perspectiva de género, tal como lo expresa Barquet (2004), y quien explica que ello “da lugar a una ambigüedad de una metanarrativa que tiene como sujeto y objeto central a la mujer y su condición de subordinación” (p. 1) debido a que sus funciones sexuales que establecen diferencias naturales en su físico, incidiendo a la actuación y desenvolvimiento de las mujeres en el plano profesional y laboral, lo cual es aceptado por las jóvenes, pero en sus intervenciones se puede entrever que entienden que ello es necesario que se modifique. Esta manera de entender sus vivencias sobre la actuación de los hombres y de las mujeres en los contextos sociales .profesionales y laborales-, si bien no demuestran una actitud beligerante contra un imaginario social que determina el área de las ciencias exactas como un área masculina, sí se percibe en lo que ellas dicen algo identificable como una conciencia de la necesidad de que haya cambios; lo que no se logra predecir si es una actitud clara y firme en al menos dos de las entrevistadas (D y G). Actitud que entendemos como necesaria en el esquema de una sociedad capitalista donde se incrementa la propiedad privada y la fuerza laboral cada vez es más tecnologizada, lo que hace que el mercado laboral sea cada vez más reñido para acceder al mismo, lo que acentúa la falta de igualdad de posibilidades y de equidad en las mismas, haciéndose cada vez más adversas para el trabajo de los sectores mayoritarios de la población mundial, entre los que se encuentran las mujeres. Sus ideas sobre las relaciones de pareja A D y a G les resulta difícil encontrar una relación de noviazgo. D dice al respecto: Los muchachos de nuestra edad son inmaduros y cuando no lo son totalmente tienen muy metido la idea de que las mujeres somos para la cama y para acompañarlos mientras que así lo quieran. Además, con eso que dice mi Mamá de que mi manía de estudiar lo que me gusta me hace una rara, se me hace difícil tener novio. Para G la situación no es muy diferente: A mí me gustaría encontrar un novio que fuera un compañero especial. Poder hablar con él de temas interesantes. Compartir intereses que aunque no sean los mismos, le den unidad y sentido a la relación. Si no existe esto, la pareja truena y truena mal. Como tengo muy metidas esas ideas, se me hace difícil poder relacionarme con los muchachos que se me acercan con cierto interés de ser otra cosa más que simples amigos. A expresa sobre el tema: Yo sí tengo novio. Estudia en el mismo Instituto. Nosotros hemos basado nuestra relación en un trato de comunicación y por ahora nos ha funcionado. Creo que en la pareja todo se puede lograr si hay acuerdos previos sobre la complementariedad de que hablaba G, cada vez es más necesario que exista ésta, porque la mujer que estudia y trabaja –si bien soy consciente que ve su situación recargada por su naturaleza-, no tiene que dejar de ser ella para ser novia, y luego esposa y mamá. Sí, considero que para lograr este tipo de relación, la comunicación honesta es la base. Ser alguien que toma sus propias decisiones (como sujeto) y que actúa en consecuencia (como persona), redimensionando el género (mujer), implica ser más o menos consciente de tener que enfrentar otros desafíos (Cánovas 2004a y 2011b). En el grado de claridad en cada una de las entrevistadas respecto a esta construcción de sí mismas parece que juega un importante papel el contexto familiar del que provienen. Así D piensa en consecuencia a lo que dice el tradicional enfoque de lo que debe de ser una mujer en que se ha criado; ello implica una relación de pareja basada en cómo la ven los muchachos y, paralelamente, ella los considera inmaduros o tendientes a ver a la mujer como un objeto de deseo sexual. G busca un compañero con el que se pueda hablar, ya que en su caso esto es lo que parece haber faltado en su casa paterna, pero no nos dice cómo puede lograrse. Diferente al caso de A que, estando de acuerdo con G, tiene elementos para plantear cómo lograr la complementariedad a través de la comunicación, noción que proviene de su contexto familiar, como ya se vio. Algunas reflexiones más Los aportes conceptuales de lo que Zemelman (1992) denomina la descripción articulada nos sirve para comprender que las dimensiones conferidas a la realidad por cada una de las entrevistadas, se ven orientadas por sus proyectos de cursar una carrera que, paralelamente, ellas asumen como un proyecto profesional que les demanda un proyecto de vida. Dichas dimensiones se articulan entre sí, así como con las realidades de sus mayores (padres y profesores) y con el imaginario social (Castoriadis, 1998) que ve al desempeño profesional de la Física como un área masculina (como lo demuestra la historia de la ciencia, donde las mujeres pocas son las que destacan). La recuperación que hacen estas tres jóvenes de cómo viven y comunican la realidad, les permite a cada una redimensionar el ser mujeres a través de una concepción del género donde la red formada por las creencias, los rasgos y las personalidades de ellas, van adquiriendo otros matices mediante un proceso de construcción basado en la toma de decisiones que operan cambios en sus actitudes, sentimientos y valores. Esto les permite bosquejar un proyecto de vida, que al estar basado en el ejercicio de una profesión, demanda otro tipo de asunción de las actividades, diferentes a las culturalmente asignadas para hombres y para mujeres. En el transcurso de esa elaboración como sujeto-persona-mujer (Cánovas, 2004a–2011b) las representaciones sociales se “constituyen modalidades de pensamiento práctico orientado hacia la comunicación, comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal” (Jodolet 1983 citado por Moscovici, 1986:474). Consecuente con esta idea es de interés destacar que ninguna expresa sentirse diferente por estar estudiando Física; ello puede entenderse como la construcción de marcos simbólicos les da un dominio sobre el entorno socio-cultural, lo cual implica la posibilidad de generar cambios en la cotidianidad de cada una de ellas respecto a los roles y las funciones del género. Y esto nos hace preguntar si estamos en presencia de un avance de las jóvenes mujeres en el campo social (o sea de una ruptura efectiva del “techo de cristal” (Bustos, 2007) con que se detiene el avance de las mujeres en el mundo). Bibliografía ASOCIACION NACIONAL DE UNIVERSIDADES E INSTITUCIONES DE EDUCCAION SUPERIOR (ANUIES). Estadísticas por entidades federativas. 2005-2005. BARQUET, Mercedes (2003). “Teoría de género. Breve actualización”, Contexturas, año 5. Núm. 13. Diciembre 2003- Marzo 2004. Separata. Revista de la Universidad Iberoamericana León, pp. 1-33. BENOKRAITIS, N. y FEAGIN, J. (1995). 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