Entre las MODALIDADES ofertadas podemos destacar: a) Apoyo y asesoramiento: Por parte de los Equipos de Orientación, las Asesorías de los CEP y la Inspección de Educación, dinamizando el trabajo de equipo en los centros y apoyando a los Equipos Docentes en el proceso de organización de los centros educativos y de planificación y desarrollo del currículo. b) Proyectos de formación en centros: Favorecen la concreción del currículo en cada centro educativo, garantizando la adaptación de sus elementos a un alumnado diverso y a una realidad social y educativa también diversa. Apoyan el trabajo del equipo docente y responden a su contexto específico y a las necesidades educativas que presentan. Modalidad cada vez más demandada. c) Grupos de trabajo: Constituyen ámbitos de reflexión, comprensión y desarrollo del currículo vinculados a la realidad concreta en la que el profesorado desarrolla su tarea docente. Modalidad que necesita ser potenciada. d) Actividades puntuales de apoyo (en auge): Facilitan la intervención puntual de expertos en temas específicos para dar respuesta, en el propio centro educativo, a necesidades de formación o de asesoramiento muy concretas. e) Cursos de formación (los más): Cursos de Especialización, que posibilitan el ejercicio de la práctica docente en las diferentes especialidades y etapas. Cursos coorganizados con los CEPs, que pretenden hacer confluir las necesidades de formación mayoritariamente sentidas por el profesorado con las necesidades surgidas durante la implantación del nuevo Sistema Educativo. Cursos ofertados por los CEPs, que den respuesta a las iniciativas de formación del profesorado de su ámbito, teniendo en cuenta las necesidades y recursos de la zona. Cursos ofertados por Sindicatos, Asociaciones y MRP, que responden a diferentes inquietudes y campos de trabajo, con el objetivo de atender a las necesidades de formación demandadas por colectivos específicos de profesorado. Hasta ahora los diseños con más tradición y reconocimiento son los Cursos de Formación, basados en la presencia de un profesor considerado experto en un ámbito del conocimiento. Con respecto a estos cursos, Bell (1991) ha planteado algunos inconvenientes: • Pueden ser demasiado teóricos. • Opciones determinadas por los organizadores. • Pueden que no reflejen las necesidades de la escuela. • Pueden no tener aplicación práctica en clase. • Pueden requerir compromisos a largo plazo. En el estudio e informe publicado por el Instituto Nacional de Calidad y Educación “Sistema estatal de indicadores de la educación 2000”, se exponen algunos resultados interesantes a mencionar con respecto a la realidad participativa en este tipo de actividades (cuadro 17): Participación en Actividades de Formación PROFESORADO DE PRIMARIA (Datos de 1995) MODALIDAD El 60% de profesores en los últimos 5 años había participado frecuentemente en cursos de formación y la mitad de ellos en cinco cursos o más. El resto lo hizo en un número inferior. El 70% participó en actividades de formación en seminarios, grupos de investigación e innovación. El 59% “alguna vez” y el 13% frecuentemente. ACTIVIDADES El 40% había participado en grupos de formación en centros, seguidos de seminarios permanentes, grupos de investigación e innovación y un 2% con comunicaciones y ponencias en congresos. El 75% había recibido formación en elaboración de proyectos curriculares. El 35% y 57% sobre metodología propia del ciclo, evaluación de aprendizajes, trabajo en equipo, transversales, tutoría y atención a la diversidad. Un 25% sobre evaluación de la práctica docente. TEMÁTICA PROFESORADO DE SECUNDARIA OBLIGATORIA (Datos de 1997) MODALIDAD ACTIVIDAD TEMÁTICA El 91% había participado en los últimos 3 años en cursos de formación de menos de 50 horas. El 67% en cursos de más de 50 horas. En cursos a distancia, el 34%. El 70% había participado en grupos de formación en centros, proyectos de innovación y asistencia a jornadas y congresos. Entre el 80% y 90% había recibido formación en selección y organización de contenidos, selección y diseño de actividades para el desarrollo de capacidades, procedimientos de evaluación, tutoría y orientación y atención a la diversidad. El 68% sobre ejes transversales, técnicas de trabajo en grupo y métodos de investigación. Cuadro 17. Instituto Nacional de Calidad y Educación (2000). Elaboración propia. Como se puede observar, existe una baja participación del profesorado en la formación permanente en todas las modalidades que se preguntaron, excepto en cursos de menos de 50 horas. En cuanto las actividades más valoradas destacar la autoformación en centros. Pero, no podemos olvidar un elemento fundamental en el desarrollo y potenciación de las diferentes propuestas formativas: los Coordinadores de Formación. Constituyen una figura que puede servir de vehículo idóneo para catalizar las relaciones CEPs-Centros y que actuarían en la dinamización, diseño y racionalización de la formación. Así pues, por su interés recogemos sus funciones: • Promover, coordinar y dinamizar el Plan de Formación en el Centro. • Ejercer la mediación entre el CEP y el Centro, transmitiendo información desde el CEP a su Centro y canalizando las demandas de este hacia aquél. • Detectar necesidades de formación en su Centro. • Dinamizar actividades de formación en su Centro (cursos, jornadas, grupos de trabajo, etc.). • Favorecer el intercambio de experiencias entre centros, al menos de su zona y nivel. • Pero, Integrarse en la vida del CEP en los años que llevamos trabajando en la Formación del Profesorado y colaborando con los CEPs en diversas actividades, nos hemos visto en la necesidad de potenciar la “Formación de los Coordinadores de Formación” para ayudarles a clarificar sus funciones y facilitarles el desarrollo de estrategias de trabajo. Consideramos que representan un elemento mediador fundamental para un buen análisis y diseño de la oferta y la demanda de dichas actividades formativas. En virtud de dicha experiencia nos hemos encontrado con la siguiente realidad: • Son propuestos en muchos casos para cubrir horas. • Porque son nuevos en el centro. • Algunos son voluntarios. • Otros son elegidos por el claustro. También, consideramos necesario señalar las dificultades que manifiestan encontrarse a la hora de llevar a cabo sus funciones y que pueden expresarse como de la siguiente manera: • Apatía y desinterés del profesorado hacia esa figura. • Falta de concreción en algunas de las funciones que deben efectuar. • No reconocimiento en los centros de la figura y del lugar que ocupa en su organización. • Mínimo descuento de horas lectivas y/o complementarias para las funciones que debe cumplir. • Poca colaboración, participación y motivación del profesorado en el análisis y debate sobre las necesidades formativas • No se dignifica su figura por parte del Equipo Directivo. • No tienen en la mayoría de los casos, espacios ni tiempos concretos para informar en las reuniones de la Comisión de Coordinación Pedagógica, en los Departamentos o Seminarios, en las reuniones de Ciclo ni en los Claustros. • Funcionan como “recaderos” de la información que proviene de los CEPs, pero tienen un “tablón de anuncios” (del que desaparece dicha información). • Sus propuestas y sugerencias funcionan por el “corre – ve – y – dile”. • En definitiva, se sienten desmotivados. Sería fácil concluir diciendo que la formación permanente no es toda lo buena que desearíamos, pero no sólo por los Agentes, las Modalidades ni los Contenidos que en esas actividades se imparten, aunque estos últimos habría que revisarlos debido a las necesidades cambiantes de la educación. En el contexto actual, también, encontramos problemas en el diseño y puesta en marcha de los programas de perfeccionamiento desde los diferentes organismos responsables, pues no resulta fácil habilitar los medios económicos suficientes, no es sencillo buscar los formadores que reúnan la cualificación precisa y la experiencia necesaria, cómo integrar el perfeccionamiento en el horario escolar, etc.