Para un análisis del uso del cuerpo desnudo como performance y

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Para un análisis
del uso del
cuerpo desnudo
como
performance
y política.
la desnudez
en la calle.
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Foto: Diogo D’ávila
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Lara Matos
E
n primer lugar, es importante decir que
este artículo trata sobre un tema cuya ejecución está prohibida por ley en Brasil1 y en
muchos países. En Brasil, la desnudez pública se
encuadra jurídicamente como “acto obsceno” y
su practicante puede ser detenido por hasta un
año. Sin embargo, podemos ver en los periódicos
cómo la desnudez en la calle viene siendo usada
cada vez más en protestas por todos los rincones
del mundo, en el escenario artístico brasileño e,
inclusive, en el florianopolitano.2
En las protestas, esta desnudez estampada,
algunas veces, es solo un estandarte, un cuerpo
parado. Otras veces grita, corre o va en bicicleta,
De Florianópolis, ciudad de Santa Catarina, Brasil (N. del T.).
Cf. Florence Dee Boodakian: “Despindo os códigos: gênero, relativismo cultural e o corpo un”, Wilton García
(Org.): Corpo e subjetividade - estudos contemporáneos,
Factasch Editora, São Paulo, 2006, p. 143.
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Foto: Rachel Schein
pero en la mayoría de los casos es una salida a la
indignación causada por algunas prácticas sociales.
Frecuentemente esta desnudez, sea en la protesta o en el performance artístico, se disputa en
los brazos de un policía que pone cara de asco,
se divierte o se aprovecha. La desnudez muchas
veces es callada antes de ocurrir, la desnudez
anunciada es reprimida por la policía incluso antes
de ser mostrada. Cuando esto sucede, se instala
un malestar entre las personas que piensan al
cuerpo desnudo como un medio de reacción a las
circunstancias sociales y a determinadas causas,
y resuenan gritos por todos los medios de expresión: periódicos, revistas, redes sociales.
En este tiempo-espacio histórico, la desnudez
se muestra como una conexión entre la protesta
y el performance artístico. Pero, ¿cómo se dan los
procesos de uso de la desnudez tanto por parte de
artistas como por activistas? Y ¿dónde, el pensamiento de la desnudez, conecta arte y política, y
amplía la mirada sobre la expresión en la calle a
través del cuerpo?
El performance se instaura a partir de las reacciones populares a través de la desnudez como
medio que busca obtener atención social para
determinada causa. Sin embargo, esta nueva percepción del uso del performance preserva mucha
de sus estructuras básicas, como la relación espacial histórico-temporal y la reacción al poder
público directo, intensificándolas. Al mismo
tiempo, propone nuevas bases para su realización
como, por ejemplo, el anonimato como elemento
fundamental, el ciudadano y sus derechos como
agente, y la utilización intensa de redes virtuales
como mecanismos de organización y de divulgación posterior. Estos datos permiten pensar el
performance artístico expandido y la transformación del lugar del performer.
La proximidad entre el performance artístico y
el performance social, mediada por la desnudez,
muestra que el artista y el ciudadano común buscan, hoy, expresar sus opiniones políticas volviendo
a un estado básico e irrevocable del ser humano:
el cuerpo desnudo. Esto los coloca en una misma
línea de pensamiento, que torna lo artístico una
parte recurrente del pensamiento popular, y
lo político, en parte fundamental de un pensamiento performático.
Estas conexiones están cambiando el compromiso performático y la presencia del artista de
performance en el ambiente social. En este sentido,
el artista de performance pierde un lugar de destaque e incomprensión, y es incorporado al medio, a
los ciudadanos que ahora “practican” este arte sin
necesariamente ser identificados como artistas.
La hipótesis es que el performance que utiliza la
desnudez perdió su lugar de expresión como lenguaje y adquirió un estatus de mecanismo político.
Fue pensando el cuerpo de la mujer que me
aproximé a las discusiones sobre la fuerza de la
imagen de la desnudez, y a cómo la desnudez
se transforma de acuerdo a los espacios y con la
acción que esta realiza o que se realiza sobre ella.
La mirada cultural es más que un simple lente,
pues ella posee ese aspecto de auto-censura/
observación que implica el control del cuerpo desnudo por razones determinadas culturalmente.
[…] En vista de que la identidad es fluida y gana
disfrute a partir de discursos y performances, el
cuerpo desnudo se torna identificable solamente
después de ser sometido a la mirada cultural.3
Esta mirada cultural me ha acompañado en
diferentes experiencias con la desnudez. Desde el
punto de vista de quien actúa a través de ella, he
percibido la fuerza que tiene la mirada de quien
observa esta acción.
Actúo en un espectáculo en el que represento un cuerpo muerto que es lavado por una
empleada de una morgue. Desde hace más de
cinco años hago y rehago el espectáculo Women’s,
conjuntamente con Ana Fortes y André Carreira.
Mi tesis de graduación trata sobre la desnudez en
este espectáculo y, en ese análisis, concluí que
el gran elemento castrador de la desnudez es la
mirada del otro.
Es a partir de estas percepciones personales y
prácticas con el cuerpo desnudo, incluso de sus
divergencias, que en mi trayectoria como artista e
investigadora comencé a percibir los actos de desnudez en la calle a través de mecanismos mediáticos llegando a textos y teorías de la performance.
El cuerpo político de la performance es citado
por Carlson cuando retorna a la historia de la performance y establece la clasificación de la performance política:
La obra de performance, basada en primer
lugar en material autobiográfico y frecuentemente dedicada a dar voz a los individuos o
grupos previamente silenciados, se tornó, a inicios de 1970 y permaneciendo hasta los años de
Marvin A. Carlson: Performance: uma introdução crítica,
Traducción de Thaïs Flores Nogueira Dinis, Maria Antonieta
Pereira, Editora UFMG, Belo Horizonte, 2009, p. 115.
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1990, la mayor parte del performance social y
políticamente comprometida. Pero otro performance también comprometido se desarrolló de
formas diferentes y, en general, más claramente
resistentes. Aquí, como en el performance de
la identidad, el camino fue tomado, tanto en la
teoría como en la práctica, por mujeres, a pesar
de que más recientemente hombres gays y
minorías étnicas continúen desarrollando esas
estrategias canalizándolas para sus propias
preocupaciones.4
En mi contacto con mujeres que desde hace
algunos años vienen mostrando los senos en marchas por los derechos femeninos (la “Marcha de
las Putas”, principalmente), inclusive en Florianópolis, pude percibir este performance político –pero
poéticamente artístico–, visualmente cargado de
significación. Sin embargo, esta manifestación aún
estaba en el territorio de lo comprensible, pues
eran cubiertas de razones políticas que yo conocía
profundamente. Entonces comenzaron a aparecer
otras manifestaciones en diferentes países a partir de ópticas muy diversas: el derecho de los animales, el derecho de andar en bicicleta de forma
segura, la preservación de los derechos sociales, la
indignación con el desequilibrio social, entre otras.
Continuamente se puede ver un post de Facebook que se ha compartido innumerables veces y
que se tornó un mantra virtual: “La Iglesia dice:
el cuerpo es una culpa. La Ciencia dice: el cuerpo
es una máquina. La Publicidad dice: el cuerpo es
un negocio. Y el cuerpo dice: yo soy una fiesta.
(Eduardo Galeano). Este texto aparece compartido en el Time Line innumerables veces, siempre
acompañado por una imagen antigua, tal vez una
fotografía de los años 50 en la que dos personas,
un hombre y una mujer, bailan desnudas en el
campo, o en otras imágenes con diferentes enfoques, siempre sobre la base de la desnudez del
cuerpo. A pesar de que muchos de los que me
conectan por la red social son personas involucradas con el arte, es común ver que este post es
compartido también por personas que no tienen
un vínculo directo con el hacer artístico.
Lo desnudo aparece ahora también vinculado al ciudadano común, a pesar de que aún
en el mundo virtual. La poética del cuerpo desnudo relacionado con la libertad y la simplicidad,
Zygmund Bauman: “Sociedade do consumo e do crédito
não funciona mais”, entrevista concedida al periodista Sílio
Boccanera, Programa Milênio, Globo News, 2012. Publicada
en Consultor Jurídico, http://www.conjur.com.br/2012-jan-27/
ideias-milenio-zygmunt-bauman-sociologo-polones
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Foto: Roberto Costa
la imagen básica del ser humano, ya está en el
dominio público que no tiene, aparentemente, un
contacto directo y frecuente con arte.
En este post virtual sobre el cuerpo es visible,
primeramente, la constatación de la condición del
cuerpo desde diferentes puntos de vista, divididos
en “cajas”, para la religión, para la ciencia y para
el mercado. Más adelante hay la constatación
que, aparentemente, intenta ser positiva y, a la
vez, conflictiva con las afirmaciones anteriores: el
cuerpo es una fiesta. El efecto es la manifestación
de aceptación del cuerpo desnudo. En este post, el
cuerpo no es pesado, como antes. El cuerpo está
en fase de liberación.
En Florianópolis tuvimos tres eventos que
muestran exactamente lo contrario a lo que se
publica en la red virtual: el posicionamiento del
gobierno y de la policía (y la sociedad en su conjunto) sobre el acto de desnudarse, sea cual fuere
el fin, en la calle. Como ya fue dicho, la desnudez
en la calle se encuadra jurídicamente como “acto
obsceno”, que puede costar a quien la practica
hasta un año de prisión. La acción de desnudarse
en la calle no posee licencia para ser realizada.
En el 2012 y en el 2013 en la ciudad de Curitiba,
el Erro Grupo, importante por su trayectoria de
once años en la investigación escénica en la calle,
presentó el espectáculo Hasard, en cuyo cierre,
durante un juego de azar, contemplaba como una
de las posibilidades la desnudez total de algunos
de los actores. La policía estuvo alerta en los días
de las presentaciones y reprendió a los actores.
En el 2010, el performer Betinho Chaves fue
detenido en el campus de la Universidad Federal
de Santa Catarina por presentar el performance
Na brasa de Pindorama, en el cual estaba totalmente desnudo. Irónicamente, el performance
formaba parte de la Semana Ousada das Artes
(Semana Osada de las Artes), promovida por la
institución en la que estaba siendo realizada y la
Universidad del Estado de Santa Catarina. Algunos alumnos llamaron a la seguridad del campus
quienes se llevaron al performer a la comisaría
donde, después de presentar su testimonio, fue
liberado.
En una conversación con un participante de la
“Pedalada”, una protesta que es realizada en diferentes ciudades del país (parte del “World Naked
Bike Ride”), en la que los participantes andan en
bicicleta por las calles de la ciudad desnudos o
semidesnudos. Uno de estos participantes cuestionaba la eficacia del acto. Para él, la mirada del
público pasante se desviaba del tema que importaba: las condiciones de seguridad de quien anda
en bicicleta en las calles.
La calle ha sido tomada por manifestaciones,
protestas y acciones aisladas o vinculadas a una
causa. La coyuntura social mundial ha mostrado
una fuerza popular sin igual en lo que respecta
a la articulación popular. La divulgación en los
medios, principalmente los no oficiales como las
redes sociales, nos muestra la preocupación de
camadas sociales por las decisiones políticas o
causas en general. La protesta ha llevado a las personas a las calles, ha tornado presente el cuerpo
de aquellos que se encuentran o se organizan por
el medio virtual.
La acción de cuerpos desnudos se ha vuelto
presente en diferentes protestas por diferentes
causas, y esta acción no está desvinculada de un
pensamiento crítico, político y, principalmente,
estético y poético. La desnudez en estos lugares
es un símbolo de un pensamiento que coquetea con el pensamiento artístico. ¿Por qué nos
desnudamos? ¿Qué nos mueve? ¿Será la necesidad de mostrar que frente a la policía, al poder, al
gobierno, no tenemos nada –y que tenemos conciencia de eso? ¿Ni armas, ni armaduras, ni ropas,
ni símbolos o marcas que nos identifiquen? ¿O
estamos mostrando que la esencia del cuerpo, la
desnudez, la fragilidad de la piel nos torna iguales
Para Bauman, esa situación es muy parecida
con la que vivimos actualmente. Vivimos en un
momento de cambios simultáneos, lo que nos
deja sin tiempo para procesarlos. Es posible que
generaciones futuras estén adaptadas para vivir
en este remolino, pero nuestra época es la línea
que separa el pasado del futuro, los cambios se
encuentran exactamente en el punto donde vivimos y podemos tocar el futuro y el pasado.
Esta puede ser una pista para comprender las
motivaciones que llevan a las personas a regresar
a su cuerpo y verlo como material expresivo, pero
las implicancias de este acto y todo lo que proviene de él, merecen estudios profundos.
Cuando pensamos en la desnudez, el cuerpo
se resume a la imagen y al contexto, activados
por la acción. Es posible decir que la desnudez
como tema, alejada de la materialidad y del objeto
cuerpo, está intrínsecamente relacionada a una
acción, por eso aislada del cuerpo en su totalidad.
Desde esta perspectiva, informaciones sobre este
cuerpo, sus subjetividades, identidades, su salud,
etc., no son tan relevantes como la imagen, como
el acto de desnudarse y el contexto social y espacial en que se inserta.
El pensamiento artístico tomó estos ambientes y responde, como en muchos otros momentos
históricos, por la condensación de pensamiento,
crítica, imagen y acción. El pensamiento artístico
se propagó y se volvió constante en las acciones
sociales. El ciudadano hace arte porque le sirve
de mecanismo, de medio y método; porque el
arte es parte de la composición social de la cual él
también es parte, y por la cual él es hecho. No se
puede parar o encajonar la expresión humana, y
por eso el performance toca la calle y se traduce
en protesta artística sin que, necesariamente,
apele a esta clasificación.
La desnudez en las protestas es el símbolo de
una revolución de pensamiento tanto para aquellos que están conectados al pensamiento del
performance, como para el arte del performance,
que hoy habita otros espacios, naturalmente.
Es fundamental mostrar las conexiones visibles entre el performance artístico y la protesta.
Revelar estas conexiones, expandiendo el concepto, ampliando la mirada sobre la manifestación pública, conectando artistas y sus acciones,
y ciudadanos y las causas que los llevan a pensar
performáticamente. m
Traducción al español Rodrigo Benza Guerra
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Foto: Roberto Costa
y simplemente humanos? ¿O solamente queremos llamar la atención y sabemos que la desnudez aún es una acción desconcertante? ¿Será la
reivindicación de una humanidad perdida? ¿Será
una identificación animal con la naturaleza?
La crisis que se apodera de los pensamientos,
que se desprende del capitalismo, del consumo; la
constante apelación a causas ambientales, ecológicas y de estructura urbana, sumadas, resultan
cuestionamientos profundos sobre la sociedad
actual. La constante insatisfacción con el sistema vigente, los modelos que se desmoronan
–el europeo y el estadunidense, principalmente–,
y la constante e insistente búsqueda por ellos; el
desdoblamiento de creencias religiosas y espirituales, las nuevas percepciones sobre el cuerpo y
sobre el ser humano, aparentemente se derivan
en acciones públicas que se mezclan con lo artístico y que reivindican el performance.
Para una revisión política sobre la contemporaneidad es necesario visitar la obra de Zygmunt
Bauman, principalmente O mal estar da pósmodernidade (El malestar de la posmodernidad), así
como entrevistas y artículos publicados en los últimos tiempos, son valiosos para pensar la coyuntura de nuestra sociedad. Observaciones actuales
como “la situación de interregno” momento de
contradicciones y dudas que colocan a los ciudadanos en un ambiente caótico y con pocos, o casi
ningún lugar para depositar sus certezas, inclusive tratándose de valores, nos dan una noción
poética y profunda sobre la sociedad actual.
Recientemente, comencé a llamar a la presente situación de “situación de interregno.
El interregno es un concepto bien antiguo, de la
época de Tito Livio, un historiador de la Roma
Antigua, que escribió la historia de Roma en
“Ab Urbe Condita”, “desde la fundación de la
ciudad”. El primer interregno ocurrió cuando
el primer rey de la Roma Antigua, Rómulo,
después de 38 años de reinado, murió. No está
muy claro, pues algunos dicen que fue directamente al paraíso, que no murió. Pero desapareció después de 38 años. La expectativa
de vida en esa época era de 38 años, lo que
significa que, en el momento en el que murió,
no había prácticamente nadie que se acordara
de cómo era la vida antes de Rómulo. En todas
partes, todas las prescripciones y proscripciones venían de una sola fuente: Rómulo. Y,
de repente, él desaparece. Imagínese en esa
situación. ¿Qué hacer? No se sabe qué hacer,
de verdad.�
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