Las 4 Bestias, El León con alas de Águila

Anuncio
Adventista en Dios
Copyright © 2006
All right reserved to:
www.adventistaendios.com.pe
[email protected]
El león con alas de Águila
Parte III
Lucharon por rechazar la amonestación y reprensión, al hacerlo se fueron en contra del Espíritu Santo. Muchos hasta hoy, no
logran comprender, que el rechazo a una amonestación, debidamente establecida en la Palabra de Dios, es un rechazo al
Espíritu Santo; es un rechazo, a aquel, quien busca en nosotros, que alcancemos convicción. No olvidemos que la reprensión
de Dios, se nos brinda por medio de su Palabra:
Proverbios 1: 23
“Vuelvan a mi reprensión; he aquí yo os derramaré de mi Espíritu Santo haciéndoles conocer mis
Palabras.”
Vemos que rechazaron, a aquel, quien intercede por nosotros:
Romanos 8: 26
“Y asimismo también el Espíritu ayuda a nuestra debilidad; porque que hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Esa intercesión, que es por la Palabra, tiene el propósito de buscar nuestra convicción. Por tanto, esa forma de proceder, es
presentada por la Palabra de Dios, como el pecado contra el Espíritu Santo. Si aquel, que busca nuestra convicción, es
rechazado, ¿entonces quién nos convencerá? De acuerdo con la Escritura, fuera del Espíritu Santo, no existe quien nos pueda
convencer de pecado de justicia y de juicio:
Juan 16: 7, 8
“Pero yo os digo la verdad: ‘Os es necesario que yo me vaya, porque si no me fuese, el Consolador no
vendría a vosotros; pero si yo fuere, os le enviaré. Y cuando el viniere redargüirá al mundo de pecado
de justicia y de juicio’.”
Es el Espíritu Santo, el “Consolador”, aquel que nos guía en la “enseñanza”. Esto lo hace el Espíritu Santo, por medio de la
Sagrada Escritura, que es de su inspiración. Para ser exactos, cuando tenemos que impartir a otros la verdad de la Escritura,
que hemos conocido, Él Espíritu Santo, Él “Consolador”, solamente nos la “recuerda”. Por tanto, para Él Espíritu Santo es
imposible, que pueda recordarnos, lo que nunca hemos conocido; sino, solo lo que Él nos ha enseñado, mediante el estudio que
hemos hecho de la Palabra de Dios:
Juan 14: 26
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo al cual el Padre enviará en mi nombre, el os enseñará todas las
cosas y os recordará todas las cosas que os dicho.”
La situación del pueblo de Israel, era muy triste. Atrajeron la maldición, hasta que ella se estaba convirtiendo en una realidad.
Sus enemigos estaban a las puertas, y el remedio se agotaba. Estas últimas oportunidades de invitación, eran menospreciadas:
Jeremías 11: 8
“Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su mente
malvada; por tanto traeré sobre ellos todas las Palabras del Pacto, el cual mandé que lo cumpliesen y
no lo cumplieron.”
Lo que su “mente había ideado y creía”, en eso se cimentaron. Lo que habían “ideado” y se habían forjado, en eso se
establecieron. Todo lo que a ellos les “parecía”, era de su mayor consideración. Hicieron a un lado las Palabras de Dios; pero
esas Palabras, les iban a ser por condenación, tal cual lo dijo Cristo:
Juan 12: 48
“El que me desecha y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado ella le
juzgará en el día final.”
Se agotó el tiempo, y junto con ello, también se agotaron las invitaciones de misericordia. El ultimátum se daría, la
condenación se haría tangible. Había llegado el momento de enfrentar la realidad en relación a su proceder. Dios, por tanto,
extendería ahora en esta oportunidad su juicio, juicio que estaba esperando por ellos, por mucho tiempo, pero que siempre, fue
postergado por la misericordia divina, dándoles oportunidad tras oportunidad. El profeta Jeremías, al citar las Palabras de Dios,
nos dice:
Jeremías 25: 4- 6
“Y envío Jehová a vosotros todos sus siervos los profetas, madrugando y enviándolos; pero no oísteis ni
inclinasteis vuestro oído para escuchar, cuando decían: ‘Volveos ahora de vuestro mal camino y de la
maldad de vuestras obras y morad en la tierra que os dio Jehová a vosotros y vuestros padres para
siempre. Y no vayáis en pos de dioses extraños, sirviéndoles y arrodillándoos ante ellos, ni me
provoquéis a ira con la obra de vuestras manos y no os haré mal.”
Su perfidia demostró, lo que se puede lograr, cuando se rechaza continuamente su Palabra; lo rechazaron, hasta agotar el
último atisbo de misericordia divina. Ahora verían, lo que tanto buscaron y en ello se empecinaron:
Jeremías 25: 7
“Pero no me habéis oído dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal
vuestro. Por tanto así ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Por cuanto no habéis oído mis palabras, he
aquí enviaré yo y tomaré todos los linajes del Norte dice Jehová…’. ”
El cumplimiento de la Palabra de Dios, estaba dándose en forma perfecta y exacta. Aquella profecía, que presentaba a este
enemigo de Israel, como “León”, decía que vendría del “norte” o “aquilón”, ya que son lo mismo; sino, volvamos a ver los
textos:
Jeremías 4: 6, 7
“Alzad bandera en Sión, juntaos no os detengáis; porque yo hago venir mal del Norte y
quebrantamiento grande. El león sube de su guarida y el destruidor de gentes ha partido ha salido de
su asiento para poner tu tierra en soledad; tus ciudades serán asoladas y sin morador.”
Pero, terminemos de leer el texto; veamos, ¿quién vendría del Norte, para dejar a Israel en soledad?
Jeremías 25: 7
“Pero no me habéis oído dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal
vuestro. Por tanto así ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Por cuanto no habéis oído mis palabras, he
aquí enviaré yo y tomaré todos los linajes del Norte dice Jehová y a Nabucodonosor rey de Babilonia,
mi siervo y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores y contra todas estas naciones en
derredor y los destruiré y los pondré por escarnio y por silbo y en soledades perpetuas. Y haré que
perezca de entre ellos voz de gozo y voz de alegría, voz de desposado y voz de desposada, ruido de
muelas y luz de lámpara’. ”
¡Increíble! La palabra de Dios, a través del tiempo, nos iba presentando en forma simbólica, a los enemigos de Israel, como la
“... gente que vuela como Águila...” y como el “León”, puesto que aun no existían. Pero en la medida, que los israelitas iban
agotando el vaso de la misericordia divina, era en la medida, que hacían tangible su realidad de destrucción. Ese enemigo
profetizado, que vendría del “norte”, es presentado, ya no en forma simbólica, sino como una realidad.
Primeramente, tenemos lo siguiente:
Simbología:
Gente que vuela como Águila = Babilonia
Y añadido a esto, como hemos visto, tenemos además:
Simbología:
León = Babilonia
Por tanto, uniendo ambos símbolos, tenemos que ese “León con alas de Águila”, no es otro, que Nabucodonosor y su reino de
Babilonia.
Simbología:
León con alas de Águila = Babilonia
Tanto el símbolo del “Águila y sus alas”, como el del “León”, ambos representan a Babilonia.
3. Alas arrancadas:
Mediante el estudio, que hemos realizado hasta aquí, sabemos, que tener alas es tener “capacidad de conquista y destrucción”.
Pero, la Sagrada Escritura, al hablar del León con alas de Águila, nos dice:
Daniel 7: 4
“La primera bestia era como león con alas de águila. Yo estuve mirando hasta que le fueron
arrancadas las alas...”
El “arrancar las alas” es opuesto, a toda lo que hemos conocido, con respecto a poseer alas. Al ser las “alas arrancadas”,
entonces, quedaría inutilizada la capacidad de conquista. Por tanto, tendríamos que:
Simbología:
Arrancar alas = Eliminar capacidad de conquista
4. Un Corazón de Hombre:
Para el estudio de esta última parte, consideremos el texto siguiente:
Daniel 7: 4 (Versión Nacar-Colunga, BAC)
“La primera bestia era como león con alas de águila. Yo estuve mirando hasta que le fueron
arrancadas las alas y fue levantada de la tierra poniéndose sobre los pies a modo de hombre y le fue
dado corazón de hombre.”
Esta característica, de que “fue levantada de la tierra”, es una acción contraria, a la forma de proceder de las “bestias”:
Génesis 7: 21
“Y a toda bestia de la tierra y a todas las aves de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra en
que hay vida toda hierba verde les será para comer, y fue así.”
Las “bestias”, están consideradas, como aquellas que se “arrastran sobre la tierra”. El ponerse “enhiesta sobre sus pies a
manera de hombre”, es una característica excepcional en una bestia. Esta característica, le confiere a esta primera bestia de
Daniel 7, como a ninguna de las otras que veremos, la calidad y condición humana. No solo tiene la característica de estar en
pie, a modo de hombre, sino que también nos dice:
Daniel 7: 4 (Versión Nacar-Colunga, BAC)
“… y le fue dado corazón de hombre.”
Para poder comprender, esta parte profética, necesitamos entender, que significa el “corazón”. Veamos el siguiente texto:
Daniel 2: 30
“Y a mi me ha sido revelado este misterio, no por sabiduría que en mi haya más que en todos los
vivientes sino para que yo notifique al rey la interpretación y que entendieses los pensamientos de tu
corazón.”
Mediante el texto presentado, podemos ver que “corazón” se le llama a la “mente”. No solo tenemos este texto, que explica
esta comparación, veamos otro texto:
Proverbios 6: 18
“El corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal.”
Además, también nuestro Señor Jesucristo, llamó “corazón” a la “mente”:
Lucas 5: 22
“Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué pensáis en
vuestros corazones?.”
Por tanto tenemos:
Simbología:
Corazón = Mente
Si la Palabra de Dios en Daniel nos presenta:
Daniel 7: 4 Versión Nacar-Colunga BAC
“… y le fue dado corazón de hombre.”
Entonces, podemos entender, que lo que se le dio a esta primera bestia de Daniel 7, fue “mente de hombre”. ¿Qué
particularidad tiene el hecho, de haberle dado “corazón de hombre”? La particularidad, es que se esta haciendo un cambio en
este corazón. El cambio de corazón es una tarea inherente a Dios, el dice:
Ezequiel 36: 27
“Y os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestro cuerpo el
corazón de piedra y os daré corazón de carne.”
Esta característica, de tener un “corazón de carne”, determina la condición de un verdadero hombre. Si se nos dice, que se le
colocó a esta primera bestia de Daniel 7 un “corazón de hombre”, vemos que este, se caracteriza a su vez, por ser un
“corazón” dispuesto a obrar un cambio, en favor de los requerimientos divinos. Veamos:
Jeremías 18: 31
“Echad de vosotros todas vuestras iniquidades con que habéis prevaricado y haceos corazón nuevo y
espíritu nuevo, ¿y por qué moriréis, casa de Israel.”
Esto se cumplió exactamente, en el caso del reino de Nabucodonosor, quien fue el único rey, que obró absolutamente en su
reino, en favor de los requerimientos divinos del Dios de Daniel; además aceptó a Dios, como el Dios verdadero, con el
propósito de hacer cambios en su vida. Esto se puede encontrar, que sucedió en varias oportunidades. Veamos la primera, en
ocasión del sueño de la Gran Imagen:
Daniel 2: 47
“Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro y se humilló ante Daniel y mandó que le
sacrificasen presentes y perfumes. El rey habló a Daniel y dijo: ‘Ciertamente que el Dios vuestro es
Dios de dioses y el Señor de los reyes y el descubridor de los misterios, pues pudiste revelarme este
sueño’.”
La segunda oportunidad, fue en ocasión de su destronamiento y locura por siete años, la que se le mostró, en forma de una
visión de un Gran Árbol, Daniel 4. En esta ocasión, aconteció que con Nabucodonosor, se hizo lo opuesto de lo que se realizó
con la primera bestia de Daniel 7. Se hizo lo opuesto a lo que se le hizo al León con alas de Águila de la visión. En la condena
se dijo:
Daniel 4: 16, 17
“Su corazón sea cambiado de corazón de hombre y séale dado corazón de bestia, y pasen sobre el siete
tiempos. La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la demanda; para que
conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres y que a quien el quiere lo
da y constituye sobre este reino al más bajo de los hombres.”
La historia bíblica nos cuenta lo siguiente:
Daniel 4: 29- 34
“Al cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia. Habló el rey y
dijo: ‘¿No es esta la Grande Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder y
para gloria de mi grandeza?’ Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo:
‘A ti dicen, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti. Y de entre los hombres te echan y con las
bestias del campo será tu morada y como a los bueyes te apacentarán y siete tiempos pasarán sobre ti,
hasta que conozcas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres y a quien el quisiere lo da’.
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres y
comía hierba como los bueyes y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció
como de águila y sus uñas como de aves. ‘Pero al fin del tiempo yo Nabucodonosor alce mis ojos al
cielo y mi mente me fue devuelta y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre;
porque su señorío es sempiterno y su reino por todas las edades’.”
Considérese, que a Nabucodonosor se le dio, “mente o corazón de bestia”, por espacio de siete tiempos. Pero al fin de este
periodo de siete tiempos, el mismo Nabucodonosor, reconoce que se le devuelve su “mente o corazón de hombre”, ya que el
mismo dice, “… mi mente me fue devuelta…”. Nótese, que esta “mente o corazón de hombre”, se caracteriza, por una
absoluta sumisión a los requerimientos divinos, y el reconocimiento, de que es Dios, el único quien gobierna sobre el reino de
los hombres.
Simbología:
Corazón de hombre = Mente lista a sujetarse a Dios
5. Forma muy resumida para una explicación profética:
La Palabra de Dios, también nos permite, una forma muy resumida de explicación, acerca de esta profecía:
Ezequiel 17: 1- 3
“Y fue a mi palabra de Jehová diciendo: ‘Hijo del hombre, propón una figura y compón una parábola
a la casa de Israel. Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una grande Águila, de grandes alas y de
largos miembros llena de plumas de diversos colores vino al Líbano y tomó el cogollo del cedro.
Simbología:
Águila de grandes alas = Babilonia
El mismo profeta Ezequiel, recibe de Dios, la interpretación de este símbolo:
Ezequiel 17: 11, 12
“Y fue a mi palabra de Jehová diciendo: ‘Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido que
significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén y tomó tu rey y lo llevó
cautivo a Babilonia’.”
El mismo profeta Jeremías, nos presenta el símbolo del “León”, aplicado directamente al reino de “Babilonia”:
Jeremías 50: 17
“Ganado descarriado es Israel; leones lo amontonaron; el rey de Asiria lo devoró primero y
Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó al final.”
Simbología:
León = Babilonia
Así, de esta manera, hemos podido comprobar bíblicamente, que la primera de las bestias de Daniel siete, el “León con alas de
Águila” es “Babilonia”. Este significado coincide exactamente con lo presentado por el capítulo dos de Daniel. Finalmente,
tenemos lo siguiente en nuestro cuadro.
Cabeza de Oro
1º
Babilonia
Pecho y Brazos de Plata
2º
Media-Persia
Vientre y Muslos de Bronce
3º
Grecia
Piernas de Hierro
4º
Roma
León con alas de Águila
1º
Babilonia
Oso con tres costillas
2º
Media-Persia
Leopardo con cuatro cabezas y alas
3º
Grecia
Bestia terrible y espantosa
4º
Roma
Daniel 2
Esta parte se termina por dividir en 10
Daniel 7
Adventista en Dios
Esta parte se termina por dividir en 10
Copyright © 2007
Nota: Todo lo que está en color morado, es lo que hemos confirmado, y es todo lo que es semejante entre los capítulos 2 y 7 de
Daniel.
Podemos resumir el cuadro de la siguiente manera:
•
•
•
Primero: al ver la primera bestia de Daniel siete y descubrir que es Babilonia, esta coincide con la primera parte
de la Gran Imagen. El “León con alas de Águila” es la misma “Cabeza de Oro”.
Segundo, ambas profecías presentan cuatro partes bien diferenciadas.
Tercero, la cuarta parte en ambas profecías termina por dividirse en diez
Todo esto no deja lugar a dudas, para creer que tan solo pueda ser casualidad. Por tanto, nuestro cuadro presentado al inicio,
nos va confirmando que Daniel 2 y Daniel 7, nos hablan de un mismo orden de reinos. Sólo nos falta probar, que los reinos
intermedios, son los mismos de Daniel 2. Para esto, nos ayudarán las características, que tienen cada una de estas partes, las
cuales las veremos, en el siguiente tema.
Quiera el Señor, que todo lo estudiado, pueda servirle de ayuda en su vida espiritual, y a la vez, poder confirmarle que en
verdad Dios es real y que su Palabra es verdadera.
Números 6: 24, 25
“Jehová te bendiga y te guarde. Haga resplandecer Jehová su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia.
Jehová alce a ti su rostro y ponga en ti paz. ”
Descargar