La esencia del Pensamiento Filosfico de N ietzsche

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TEXTO PARA TRABAJAR LAS TÉCNICAS DE ESTUDIO
La esencia del Pensamiento Filosófico de Nietzsche.
Juan Carlos Pérez González
Aunque lo más conveniente para estudiar y comprender la filosofía de F. Nietzsche es leer
directamente sus obras, aquí trataremos de hacer una síntesis personal de algunas ideas
esenciales que caracterizan su pensamiento, únicamente con el ánimo de ofrecer una
introducción al mismo.
Se puede decir que son tres los puntos clave en la filosofía de Nietche:
La Vida y la Naturaleza:
Ante todo, Nietzsche “ama” la Vida y a la Naturaleza. En su Moral es “bueno” aquello que
respeta a la Naturaleza y es “malo” aquello que no lo hace. Para él, “la Vida” es tan digna de
ser amada, es tan maravillosa en sí misma y son tan enriquecedores tanto sus momentos
agradables como sus momentos más dolorosos, que ya por estar vivos, por tener la
oportunidad de “vivir” deberíamos sentirnos especialmente afortunados y satisfechos.
Quien realmente ama la vida no necesita pensar (o desear) otra más después de la muerte.
La Vida en este mundo, en el mundo de lo tangible y de la Física, es tan “bella” y “plena” que
el hecho de plantearse tan siquiera la posibilidad de que exista algo más allá de ella resulta
una auténtica muestra de ingratitud ante la dicha de estar vivos.
Por ello, Nietzsche considera que pensar en un mundo después de la vida no es más que una
evidencia de ceguera, de incapacidad para ver la perfección y autenticidad de este mundo,
y de debilidad para vivir y para luchar contra las adversidades. El hecho mismo de que la
vida tenga un final, un tiempo finito con la llegada de la muerte, le confiere aún, si cabe,
más valor. Tenemos un tiempo limitado para vivir, y, por ende, para sacar el máximo partido
a nuestra vida. La vida nos da la oportunidad de superarnos, de crecer en múltiples
sentidos. Por ello, el factor tiempo es un elemento motivante. Debemos tener la suficiente
voluntad para vencer las dificultades y lograr las más altas metas, sin detenernos, sin dejar
de avanzar.
La vida, además de hermosa, es dura, y por ello debemos ser fuertes sin decaer en
nuestras ansias de vivir. Debemos esforzarnos en lograr en nuestro paseo por la vida un
complejo de profundas, diversas, intensas y valiosas experiencias tales que hagan a la
misma digna de ser vivida, incluso, una y otra vez, con cada uno de sus momentos. Nuestra
es la responsabilidad de nuestra vida, y nuestra la voluntad de poder construirla y vivirla.
La Tradición Judeo-Cristiana
Nietzsche es uno de los grandes críticos de la cultura occidental, y, especialmente, de su
fuerte tradición Judeo-Cristiana. Junto con Marx y Freud, forma el denominado grupo de
“Los tres Maestros de la Sospecha”.Su avizor pensamiento crítico le hizo dudar,
“sospechar” de lo establecido en la cultura contemporánea de Occidente. Nietzsche se
enfurece contra la Tradición Judeo-Cristiana, especialmente por haber instaurado la
arraigada creencia de que existe un mundo mejor, ideal, un “Más Allá” después de la
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muerte, y de que existe un Dios “padre”, superior ante los hombres y creador de la Moral
que éstos han de seguir.
Creer que existe un mundo después de la muerte, e incluso desear que así sea implica una
cierta insatisfacción con la “vida en la tierra”, un desprecio de lo que es la auténtica vida y
de lo que es la Naturaleza. Nietzsche entiende que esta creencia beneficia a “los débiles”,
pues anhelan un mundo sin dolor, sin necesidad de luchar. Pero perjudica a “los fuertes” de
espíritu. Acusa a la filosofía Socrático-Platónica por haber establecido la división del
mundo en dos, el tangible (Cosmos Oratos o Mundo Terrenal) y el intangible (Cosmos
Noetos o Mundo de las Ideas). Y acusa al Cristianismo por haberse apropiado de esta
cosmovisión y haberla extendido por la faz de la Tierra (Occidente, mayormente). El
Cristianismo ha difundido la idea de que “este mundo” (el mundo real y auténtico, el Mundo
de la Naturaleza) es “imperfecto”, y supone un “tránsito” a otro mundo mejor e ideal (el
Mundo de Dios) que debemos desear y con el que debemos consolarnos ante las vicisitudes
de la vida.
Nietzsche descubre que la existencia de Dios ha sido una de las grandes mentiras de la
historia de la humanidad, ideada para tranquilizar a “los débiles”.Sin embargo, ha llegado el
momento de que esa mentira sea descubierta, y, por tanto, podremos decir que “Dios ha
Muerto”.
La idea de que Dios ha muerto.
El hombre que verdaderamente conoce el valor de la Vida y que es fuerte para vivirla,
luchar y superarse, se siente incómodo con la idea de que existe un ser superior a él que le
impone cómo comportarse y en qué creer. En definitiva, la Tradición Judeo-Cristiana ha
instaurado la concepción de que el hombre es un ser limitado al poder de otro ser superior
llamado Dios. Asimismo, al proponer esto, infravalora el potencial del ser humano para crear
su propio sistema de valores y para ser consciente de sí mismo y afrontar los temores y
dificultades de la vida. Con la “Muerte de Dios” el hombre es libre de nuevo, y puede
comenzar a descubrirse y amarse a sí mismo y a la Vida.
Nietzsche cree que, una vez que se parte del descubrimiento de que Dios no existe y que la
única (y valiosa) vida es la que conocemos antes de la muerte, y se asume un fuerte
compromiso con las potencialidades de creatividad, superación y libertad del ser humano,
será posible que, en un futuro, quizás no muy lejano, vayan surgiendo, cada vez, más
personas con la suficiente fuerza, el suficiente amor a la vida, y la suficiente “Voluntad de
Poder”, como para ir construyendo un mundo y una sociedad que se asienten sobre unos
valores hasta ahora prácticamente desconocidos, pero verdaderamente basados en la
esencia del ser humano.
Ese modelo de ser humano, de pensamiento y corazón libres de dogmas e imposiciones
religiosas, más cerca de lo auténticamente humano, es a lo que Nietzsche denomina
“Superhombre”. El “Superhombre” no es un hombre superior, es un “estado”, un estado de
superación del concepto viejo y desvalido de hombre. El “Superhombre” implica una
fortaleza de espíritu ejemplar. El “Superhombre” será más que un hombre tal como se
entiende ahora. Será un hombre sabedor de lo auténtico, pasional, conocedor y creador
responsable de sí mismo y de su mundo, amante de la Vida y de la Naturaleza
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