El mito de la ciudad encantada Redacción Travelview El agua es uno de los elementos que ha configurado el paisaje de Brujas, pues el serpenteante río Zwyn, que la atraviesa, ofrece algunas de las estampas más hermosas de la ciudad, con sus numerosos canales y puentes. Su centro histórico ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, y no es para menos. El paseo, bien a pie o en barco por los canales, permite descubrir joyas monumentales como el Palacio Provincial, la Basílica de la Santa Sangre, la Catedral de San Salvador o la iglesia de Nuestra Señora, con la torre de ladrillo más alta de la ciudad. También hay que acercarse a conocer la Escuela de Encaje, donde se puede admirar a las maestras realizar encajes de bolillos, y el beaterio, barrio medieval en el corazón de Brujas. Entre sus numerosos atractivos no hay que olvidar mencionar su animada vida cultural, impulsada por la creación continua de proyectos novedosos como el nuevo Auditorio, en el que se celebran conciertos y actuaciones de fama internacional. La moderna Brujas es hoy sede del Colegio de Europa, un centro de estudios postuniversitarios donde graduados selectos reciben una formación especializada enfocada a la economía, el derecho y la administración de la Comunidad Europea. Es el más antiguo instituto de estudios europeos. El centro se creó en 1949 a iniciativa, entre otros, del intelectual Salvador de Madariaga. Para Madariaga, Brujas era la ciudad perfecta donde se juntaban el pasado y futuro europeos. Brujas, además, tiene alrededores dignos de una visita como la pequeña localidad de Damme, a tan sólo 30 minutos en barco por los canales.