Formas de expresar prohibición en el idioma español oficial Anna Denisova Universidad de la Amistad de los Pueblos Moscú El objeto del presente estudio son las formas de expresar prohibición en el idioma español oficial, es decir, el que se emplea en los anuncios, carteles, letreros, avisos, instrucciones, etc. Tales unidades léxico-gramaticales con valor de prohibición regulan el comportamiento de las personas en la calle, en el hotel, en el restaurante, en el museo, en la biblioteca, en el cine y otros lugares públicos. El material lingüístico analizado a continuación fue recogido en verano de 1994 durante los viajes de la autora por España (Madrid, Toledo, Barcelona, Málaga, Las Palmas de Gran Canaria, Playa de las Américas de Tenerife). Las formas oficiales de prohibición poseen una especificidad propia, muy importante para los extranjeros cuya lengua materna es el ruso y que visitan por primera vez España. Cualquier letrero mal entendido puede provocarles un "shock cultural”. Al mismo tiempo, los habitantes del país están acostumbrados a estas inscripciones hasta tal punto que casi no se dan cuenta e incluso actúan a despecho de ellas, de la misma manera que los moscovitas bajan corriendo las escaleras mecánicas del metro a pesar de las advertencias de “Prohibido correr por la escalera mecánica” que se ven a cada paso. La "prohibición” es una de las múltiples situaciones comunicativas para las cuales existen determinadas unidades lingüísticas características. Esas situaciones suelen denominarse “situaciones de etiqueta”. La etiqueta en el habla es un conjunto de normas que regularan el comportamiento de los hablantes, es un sistema de fórmulas comunicativas estereotipadas, fijas, acondicionadas por la especificidad nacional, que se adoptan y se prescriben por la sociedad para establecer, mantener e interrumpir contactos verbales en el marco de la tonalidad elegida 1. Las relaciones interpersonales en el proceso de comunicación correspondientes a las normas de la etiqueta se basan en el principio de la cortesía, el criterio predominante de la comunicación. En la lingüística rusa están catalogadas y descritas en el plano de la utilización de las unidades de la etiqueta diversas situaciones tematizadas, tales como “Fórmulas de tratamiento”, “Saludo”, “Presentación”, “Despedida”, “Disculpas”, “Agradecimiento”, “Petición”, “Cumplido”, “Aprobación”, “Felicitación”, “Advertencia”, etc. Todas estas situaciones forman una fila abierta. Son propias de cualquier sociedad civilizada moderna cuyo requisito es la cortesía en la comunicación, es decir, un contacto verbal cortés y respetuoso entre el remitente y el destinatario del enunciado. El repertorio de dichas situaciones es aplicable, por tanto, al idioma español en todas sus variantes nacionales, entre ellas el español de la Península Ibėrica. Cabe subrayar que las situaciones tipizadas de etiqueta son propensas a una reglamentación normativa. Las normas de etiqueta son el medio más importante de la conducta del individuo en la sociedad. Estas normas reflejan todos los procesos de carácter histórico-cultural que tienen lugar en una sociedad. De ahí que todo hablante elija una estrategia comunicativa orientándose al estatuto social del destinatario. 1 Formanovskaya N.I., Russkii rechevoi etiket: Lingvistícheskii i metodícheskii aspekti, Moscú, 1987, pág.9 (La traducción es nuestra, A.D.) La situación estereotípica de “Prohibición” es peculiar, pues en ella se percibe con especial claridad la regulación social de las relaciones entre el remitente, muchas veces anónimo, y el destinatario del enunciado, ideado como individuo generalizado, abstracto. Las unidades y fórmulas de la lengua que abarca dicha situación suelen ser muy diferentes. Según Natalia Firsova, pueden ser interpretadas como ...formas corteses (de etiqueta), usuales en la práctica de hablar dentro de la colectividad nacional dada en la ėpoca dada 2. Procediendo desde el punto de vista expuesto al análisis del material lingüístico, hemos de señalar que la forma más usual y frecuente de expresar prohibición en el español oficial contemporáneo es, sin duda, el denominado imperativo negativo, es decir, el verbo en Presente de Subjuntivo precedido del adverbio negativo “no”. Véanse los letreros junto a la escalera mecánica en unos grandes almacenes: No dejen solos a los niños pequeños en la escalera mecánica En concordancia con las normas gramaticales, el adverbio negativo “no” puede ser sustituido por otros adverbios y expresiones de valor negativo. Por ejemplo, en estas instrucciones de seguridad para los pasajeros de “Iberia”: ( El chaleco salvavidas) Nunca debe inflarse dentro del avión O en esta inscripción en la tarjeta de huésped del hotel “Gala”, en la tinerfeña Playa de las Américas: En ningún caso saque la llave de su habitación fuera del hotel Prestemos atención a que el verbo se emplea, en situaciones similares, en la tercera persona singular y plural, o sea en forma del tratamiento cortés (“usted, ustedes”). En español no es habitual que la prohibición se exprese en segunda persona singular (“tú”), a diferencia del ruso, en el que abundan advertencias o letreros del tipo: ¡Conductor! Si no estás seguro, no adelantes En español las prohibiciones se atenúan a menudo mediante un “por favor” inicial o unas “gracias” al final. Vėase una chapa sobre la portezuela corrediza del autobús: Por favor, no se apoyen en las puertas Un ejemplo más: una inscripción sobre una mesita con refrescos en el restaurante del hotel “Convención” (Madrid): Por favor, no lleven las jarras de zumo a las mesas. Gracias 2 Firsova N.M., Ispánskii rechevoi etiket, Moscú, 1991, pág.10. (La traducción es nuestra. – A.D.) Comparando los ejemplos citados con las normas de la lengua rusa, no podemos dejar de constatar que en ésta última un “por favor” inicial (pozháluista) es también cosa común y corriente, mientras que las “gracias” final (spasibo) son algo casi inaudito. Las prohibiciones se hacen mucho menos categóricas si se emplea el verbo “rogar” ante la forma del imperativo negativo. Véase indicaciones para los pasajeros que proceden al embarque en el aeropuerto madrileño de Barajas: Señores pasajeros, por razones de seguridad aeroportuaria les rogamos no acepten paquetes de personas desconocidas. Muchas gracias Otro ejemplo, una inscripción a la entrada de la piscina del hotel “Barracuda” (Torremolinos, Málaga): Se ruega no utilicen las toallas de las habitaciones para servicio de piscina Cabe mencionar la omisión de la conjunción “que” entre el verbo “rogar” y la oración subordinada de complemento, lo que es muy característico para el estilo de comunicación oficial. Es curioso que el verbo “dejar” con la preposición “de”, seguido de un infinitivo, no tenga sentido de prohibición si se utiliza en forma del imperativo negativo, sino que, al revés, adquiera el valor exhortativo. Véase una inscripción para el público en una sala de lectura (Madrid): No deje de recomendar la adquisición de las obras que eche en falta Nos hemos fijado también en el matiz suave y no categórico de la denominada forma exhortativa, es decir, la de la primera persona plural del Presente de Subjuntivo. Véase una inscripción en una caja de cerillas: No provoquemos ruidos. Por una ciudad más habitable A veces, en construcciones del tipo interior, el núcleo es el verbo modal “deber” en forma negativa. Véase instrucciones contra incendios en el hotel “Imperial Playa” de Las Palmas de Gran Canaria: No debe tocarse la instalación eléctrica para cambiarla, adaptarla sin autorización a la dirección Por regla general, el verbo se utiliza en su forma pronominal, adquiriendo con ello la frase cierto matiz unipersonal. En algunos casos, las formas de prohibición se introducen mediante verbos de sentido negativo, tales como “abstenerse de” o “evitar”. De esa manera, la prohibición se asemeja a un consejo, una petición o una advertencia. Es el modelo adoptado en el vestíbulo del hotel “Barracuda”: Rogamos a los Sres. Clientes se abstengan de usar las zonas propias del hotel… para consumir artículos de comidas y bebidas que no hubieran sido adquiridos en este establecimiento O en un cartelito al lado de la escalera mecánica de “El Corte Inglés” (Barcelona): Evítese rozar con el zapato en el rodapié de la escalera. Gracias Como es de esperar, son muy usuales para expresar prohibiciones toda clase de construcciones con el verbo “prohibir”, dado su carácter performativo. 3 La teoría de los actos del habla permite definir con relativa facilidad en cada lengua los verbos performativos. Esta teoría parte del hecho de que la unidad básica de la comunicación no es la oración ni el enunciado sino el cumplimiento de una acción determinada: afirmación, negación, petición, consejo, presentación, agradecimiento, etc. Están los actos del habla denominados actos elocutivos, opuestos a los perlocutivos, que sobreentienden el efecto que produce el enunciado en el destinatario. No importa que el último haya entendido el enunciado o no. Lo que importa son los cambios en el comportamiento del destinatario del habla4. Son este tipo de cambios los que espera conseguir el hablante empleando el verbo “prohibir”. Éste puede encontrarse en su forma pronominal, teniendo como complemento tanto el nombre sustantivo como el infinitivo. Verbigracia, un letrero en una dependencia privada del museo etnográfico de Las Palmas de Gran Canaria: Se prohíbe la entrada a esta dependencia a las personas ajenas a la misma Se emplea mucho en tales situaciones el participio pasado del verbo antes mencionado. Interviene como parte nominal del predicado con el verbo copulativo “estar” y tiene un complemento, expresado por el infinitivo. Véase un cartelito a la entrada de la piscina del hotel “Barracuda”: Está totalmente prohibido comer y fumar en la piscina y sus playas circundantes El verbo “estar” suele sustituirse por “quedar”. Como en esta advertencia en una sala de lectura: Queda prohibido sacar el libro de la sala Tales construcciones pueden tener un complemento directo, expresado por un sustantivo, con el cual el participio concuerda en género y en número. Es el caso del siguiente anuncio, que la autora oyó en la megafonía del Paseo Marítimo de Las Palmas de Gran Canaria: Está terminantemente prohibida la circulación de bicicletas por el paseo 3 Sobre los verbos performativos véase Austin J. “Slovo kak déistviye”// Novoye v zarubezhnoi lingvistike. V.17, Moscú, Progress, 1986. 4 Buliguina T.V.,“O granitsaj i soderzhanii pragmatiki“ // Izvestiya AN SSSR. Seria literaturi i yazika, Moscú, 1981, t.40, pág. 336. Y también, un cartel fijado a la entrada de una piscina: Queda rigurosamente prohibido el uso de esta piscina a toda persona aquejada de cualquier enfermedad infectocontagiosa o transmisible El verbo-cópula se omite con frecuencia, adquiriendo entonces las prohibiciones forma reducida. En las gasolineras españolas es habitual, por ejemplo, encontrar la siguiente inscripción: Prohibido fumar Otro ejemplo, un anuncio a la entrada de un bar madrileño: Prohibida la entrada a los menores Son prohibiciones caracterizadas por la brevedad propia del género de los anuncios. Más lacónicas y categóricas son las construcciones elípticas formadas con un sustantivo o con un infinitivo precedidos del adverbio negativo “no”. Citamos a continuación algunos ejemplos de la construcción “no + sustantivo”: Un letrero a la entrada de una zona infantil de Madrid: Zona infantil. No perros Disuasión en la pared de la Catedral de Toledo: No carteles Un índice a la entrada en una zona peatonal: No vehículos. Zona peatonal Es significativo el hecho de que prácticamente en todos los ejemplos los sustantivos se encuentren en plural. A veces esta construcción se desarrolla por medio del verbo “admitirse”. Como en este anuncio en la sección de ropa interior de unos grandes almacenes: No se admiten cambios ni devoluciones Más frecuentes son las construcciones “ no + infinitivo”. Por ejemplo, en unas instrucciones sobre el lavado de artículos de punto: No utilizar lejía. No lavar en seco. No planchar. Otro ejemplo, un letrero en un parterre del parque madrileño del Retiro: No pisar césped El carácter categórico de dicha construcción puede ser atenuado mediante un “por favor”. Véase el cartelito quita-y-pon en hoteles: Por favor, no molestar Otro medio atenuador es la introducción de los verbos “rogar”, “recomendar” y “servir” en su forma pronominal. Véase una inscripción en la puerta de un garaje: Garaje privado. Se ruega no aparcar Instrucciones de seguridad en el hotel “Gala” (Tenerife): Atención: por seguridad se recomienda no dejar objetos en coches Un letrero a la entrada de la Catedral de Toledo: Sírvase no hablar alto No podemos dejar de hacer referencia a aquellas formas particulares de prohibición para el entendimiento de las cuales se requiere de información extralingüística previa. Por ejemplo, en las puertas de garajes en España se puede ver con frecuencia una inscripción: Llamámos ( se llama) grúa Avisamos (se avisa) grúa Al principio un rusohablante queda perplejo pensando: si a uno le es necesaria una grúa ¿para qué lo tiene que escribir con letras grandes en la puerta del garaje? Pero la cosa queda clara cuando a uno se le explica que es una forma de prohibir el aparcamiento de coches frente a la salida del garaje o a la entrada en el edificio. Los dueños de la casa pagan un impuesto especial para declarar la superficie adyacente al garaje prohibida para el aparcamiento y para tener el derecho de llamar a la grúa municipal que llevará al coche ajeno a un depósito del cual aquél será recuperado después de pagar su propietario una multa imponente. Una idea semejante es la que transmite la inscripción "Vado permanente”. Los autores de dicho aviso no amenazan con multas sino sólo advierten que necesitan paso libre a las puertas del edificio a toda hora. La inscripción “Privado”, que se puede ver en grandes almacenes, tiendas, museos, restaurantes, etc., es análoga a la tristemente célebre frase rusa “Prohibido el paso a las personas ajenas”5. Una curiosa forma de prohibición indirecta es la línea trazada en el suelo de los bancos frente a las ventanillas, acompañada de la siguiente inscripción: 5 Esta frase tiene una reminiscencia con el título de una comedia infantil muy popular en los años 60-70, que trataba de las vacaciones de los niños soviéticos en un campamento de pioneros en cuya puerta coexistían dos letreros de significados opuestos. Uno saludaba con un “¡Bienvenidos!”,mientras el otro advertía: “¡ Prohibido el paso a las personas ajenas!” Espere su turno. Gracias (Banco Bilbao-Vizcaya, Las Palmas de Gran Canaria) Con el valor de prohibición se emplean también unidades léxicas como el adverbio restrictivo “sólo” y el adjetivo “exclusivo”, lo que podemos observar en las siguientes inscripciones: Sólo papel y cartón (Inscripción sobre un contenedor de basura en una calle de Granada) Sólo monedas de nueva emisión (Chapa en la cabina del teléfono público) Uso exclusivo bomberos (Inscripción en la puerta de una boca del agua. Madrid) A veces uno se encuentra con anuncios donde el carácter categórico es conseguido a través de distintas fórmulas prohibitivas. Véase un letrero a la entrada de una urbanización (Málaga): Propiedad privada. Prohibido el paso. Sólo residentes Para resumir lo expuesto, puede decirse que el español de la Península Ibérica se caracteriza por una considerable variedad de formas de expresar prohibición en la esfera de comunicación oficial. Hemos enumerado y tratado de sistematizar aquellas prohibiciones que nos han parecido más extendidas, llaman la atención en las puertas de las casas, están en las paredes, los anuncios y de las instrucciones. El material lingüístico analizado atestigua un curioso entrelazamiento de dos tendencias opuestas: en primer lugar, la aspiración a la brevedad, al laconismo del enunciado, manifiesta en la omisión de los verbos-cópulas, conjunciones, preposiciones y artículos; en segundo lugar, el deseo de atenuar el carácter categórico de la prohibición mediante el empleo de fórmulas de cortesía, tales como “por favor”, “gracias”, de los verbos “rogar”, “recomendar”, “servirse” y de las formas verbales de la tercera persona singular y plural respecto al destinatario del enunciado.